Posts written by ~Akemi~

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    Primero escuchó la voz tosca de Rhyla, ordenando a sus soldados que se apartasen y luego el llamado de Siùsan. Se levantó del suelo aún con la carta en las manos y la guardó entre las hojas de su libro, cuando lo hizo esperó a que la Caudilla entrara, detrás de ella su hermana parecía molesta, como siempre, por eso le alivió que se quedara del otro lado de la puerta, seguramente teniendo que aguardar junto a sus damas.

    La voz de Siùsan no sonaba mucho mejor de lo que había sonado en la arena y aunque estaba cubierta por completo y se encontraba aseada, su rostro seguía mostrando debilidad junto a algo extraño que se reflejaba en sus gestos, algo que Lyanna no podía describir.

    Correspondió al saludo de la Caudilla con una ligera inclinación de su cabeza y se quedó de pie examinándola. Era diferente de alguna manera; más expuesta a ella.

    —Ya veo — Le parecía banal la información, hechos sin importancia eran los que ocurrirán fuera de esas habitaciones, más importante era el aspecto de Siùsan en esos momentos, entonces vio sus manos, que aún se encontraban con un tono azul pálido en las puntas de sus dedos y recordó porque había hecho que la Caudilla acudiera a sus habitaciones.

    —Ven conmigo Siùsan. — Sujetó sus manos justo como lo había hecho al amanecer y la guio hasta su cama donde la obligó a sentarse. Sin decirle nada se arrodillo frente a ella, apartó la capa y deshizo los cordones que mantenían en su lugar las botas de la Caudilla. —Lamento haberte citado en mis habitaciones, pero la piel de serpiente necesita algunos tratos especiales. — Y al parecer la piel de Siùsan también los necesitaría.

    Lyanna solía trabajar en silencio así que no hizo ningún comentario cuando retiró las botas y la ropa, dejando expuestos los vendajes que mantenían cubiertas las heridas de Siùsan. Retiró las vendas, tratando de no infligirle dolor a la Caudilla, siendo cuidadosa con la sangre seca que se aferraba al lino, aun así, sangre fresca manchó sus dedos. Apartó su cabello y levantó la mirada, analizando las heridas se Siùsan, preguntándose cuales tardarían más en sanar, cómo se habían abierto y cuánta culpa tenía ella.

    —Oh Siùsan — Lyanna contuvo un suspiro pues reconocía las heridas de guerra, y cuando la persona que las portaba sufría por ellas, y se arrepintió por un instante cuando la expresión cansada de la Caudilla se reveló ante ella. Lyanna podría detestar ese lugar, encontrar absurdas las pruebas, las formalidades y toda la tradición del pueblo de Siùsan, pero sobre todo la Caudilla era una soberana, el honor hecho persona para los habitantes de Byyrt y una soldado. Lyanna sabía lo que era eso, su padre no había sido sino un líder toda su vida, al igual que su hermano, sabía que el peso que cargaban en sus espíritus era grande, y a pesar de eso la envió al Santuario. Se sentía culpable y avergonzada por hacerlo.

    Sentía que algo le faltaba y no supo que era hasta que el brillo oscuro se lo reveló. Siùsan aún portaba su dije de obsidiana que se adornaba con su sangre, la herida causada con él probablemente fuera la más peligrosa de todas.

    —La obsidiana suele hacer heridas profundas y propensas a infectarse. — Buscó esa herida y la localizó en la mano de la Caudilla, se veía justo como lo imaginaba; profunda y dolorosa. — ¿Sabías que hay una larga lista de reyes y reinas que usaron este mismo talismán? — Las palabras fluyeron de su boca, en un intento por distraer a Siùsan, actuando más firmes que sus manos cuando quitaron el peso del dije del cuello de Siùsan. — Fue un regalo de bodas para la reina Tamara, la primera reina de Akull. Su boda terminó con un milenio de guerras — Su habitación prácticamente se había convertido en un horno por lo caliente que estaba, y aun así la Caudilla seguía un poco fría —Y desde entonces ha sido el objeto mágico más valioso del reino— Caminó hasta su escritorio donde su libro, cuencos de madera y lino nuevo descansaban. Dejó ahí el corazón de obsidiana y rescató una taza de madera entre el caos que reinaba sobre la superficie. Tendió la taza que había preparado con la piel de serpiente y menta a Siùsan. El agua parecía salpicada de pequeños cristales y tenía el color del cielo despejado por la noche —Debes beber esto, hará que recuperes el calor en un instante.

    El fuego seguía encendido y había una olla que bullía desde hacía tiempo. Se percató de que el agua que había permanecido en el fuego ya había tomado la coloración y la consistencia del oro y la plata líquidos. Por un momento Lyanna se permitió estar orgullosa de su trabajo.

    —Hay una leyenda, que explica por qué está inevitablemente relacionado con la estrella del alba. Cada niño en Akull la sabe. — Se dio cuenta que sus mangas estorbaban. Su hermano había escogido ese vestido por ser el que mejor imitaba el estilo de Byyrt, pero ahora se encontraba sucio y dudaba que las manchas de pasto húmedo y sangre salieran por más que sus doncellas se esforzaran en removerlas. — Cuando la tierra era joven y los dioses vivían entre los hombres, hubo un dios bueno al que todos amaban, lo vestían de pieles y oro, le pedía por el triunfo en la guerra y las cosechas que preparaban a los pueblos para el invierno y también que trajera la primavera con nosotros. En cambio su hermano era al dios que se velaba en la oscuridad, al que se le ofrendaba sangre en invierno y se le pedía por el mal a los enemigos— Buscó entre sus cosas, hasta que encontró el cuchillo que sus doncellas habían olvidado por la mañana — Celoso de su hermano a quien todos veneraban y queriendo dañarlo, el dios sacó su corazón de su pecho, rasgando las pieles y rompiendo las cadenas de oro que rodeaban el cuello de su hermano. Sin embargo, en su mano ensangrentada no encontraron un corazón que palpitaba sino obsidiana, que reflejaba su propio espíritu. — Hizo un corte limpio en las mangas de su vestido y con sus manos terminó por rasgarlas, hasta que ya no se interpusieron en su camino. Con ellas retiró la caldera del fuego — Y se horrorizó con su parte humana, porqué todos y él mismo notaron que no era del todo sincero, que se había dejado corromper por aquellos a los que debía proteger, que no había cumplido del todo su deber como dios —Vació el agua en un balde y comprobó que no estaba tan caliente como se pensaría de una mezcla con esa apariencia tan peculiar. Dejó el balde cerca de Siùsan y volvió a su escritorio tomando los demás cuencos y vendas además del libro que sería su única guía para curar a la Caudilla. —Se dice que el horror hizo que su piel se cayera de sus huesos y luego, estos se convirtieron en polvo que se regó por la tierra, infectándola donde yacían. El dios pasó mucho tiempo viendo su propio reflejo en la obsidiana, no le quedaba más que su espíritu que poco a poco se hundía más en el inframundo, donde se estaba condenado a sufrir. No fue hasta que escuchó a su pueblo clamar por él, hasta que escuchó sus lágrimas y sangre regar la tierra donde él había sido feliz que decidió hacer algo — Volvió a sentarse en el suelo y abrió su libro ante la Caudilla, revelándole las páginas en blanco que contenían los pasos para curarla. Mojó un paño sobre agua fresca y lo pasó por las heridas de Siùsan, limpiando la sangre que le dificultaba ver la profundidad de sus cortes y rasguños —Pero ¿cómo podía hacerlo? había muerto y no tenía un cuerpo con el que empuñar una espada y luchar; el cual sus enemigos pudieran herir para saciar su sed de venganza. Vagó por el mundo buscando su cuerpo, primero su carne y luego sus huesos y cuando estuvo completo renació como la estrella del alba. —Sus paños se habían manchado con la sangre de la Caudilla. El agua cristalina se había vuelto rojiza, y su piel había revelado no solamente las heridas nuevas, sino también las que habían cicatrizado mucho tiempo atrás. —Es por eso que el dije siempre ayuda a los guerreros, a los que son dignos de que se les muestre el camino. Se dice que esta obsidiana es lo único que el dios nunca pudo recuperar.

    Terminó su relato y colocó uno de los cuencos bajo los pies de Siùsan, el otro lo emplearía para regar la mezcla sobre las heridas de la Caudilla. Suspiró, estaba por emplear la piel de serpiente y eso la tenía tan emocionada como nerviosa.

    —No debería doler, pero nunca he trabajado con la piel de la serpiente y no sé con exactitud cómo hacerlo, o qué efectos tendrá en ti. —Se sinceró con la Caudilla pues era cierto, no le quedaba más que tratar de imitar sus ya memorizados métodos de curación y confiar ciegamente en lo que su libro le dictaba. Pocas personas se habían sometido a la piel de serpiente para tratar diversas afecciones, pero parecía que si Siùsan se había herido con algo proveniente del Santuario esa sería la ¿única manera de sanarla casi por completo. —Pero sobre todo necesito que estés tranquila, pase lo que pase en esta habitación. ¿Puedes prometerme eso Siùsan?

    Buscó un último consejo con sus dedos, antes de suspirar y con firmeza aplicar el agua sobre la piel abierta de Siùsan.

    Observó. El oro líquido se transformó en savia oscura y el olor de su infancia fue sustituido por el de la sangre. Más allá de preocuparse Lyanna se maravilló, pues ahí donde pasaba la savia se reconstruida el tejido. Se detuvo una primera vez y en lugar de darse la victoria tan rápidamente esperó a que la Caudilla le diera alguna señal de que podía continuar.

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    Hey
    Estoy tratando de responder mas seguido y esta semana me cancelaron las clases así que pude dedicarme algunos días a este rol. La verdad es que escribí demasiado y tuve que cortarlo, pero escribiré lo que me falta después de tu respuesta.

    ¿Conoces el mito de Quetzalcoatl, Tezcatlipoca y la ciudad de Tula? Básicamente me inspiré en el para mi respuesta, la verdad me parece super mágico y no lo pude extender del todo aquí. Hay un documental de eso por Internet, cuando recuerde el nombre seguro te lo diré.

    Nos leemos.~
  2. .
    Con la vista clavada en el cielo y viendo como cada vez este se volvía de un azul más claro, Lyanna no prestó atención al viento producido por Feyd ni al silencio de pronto fue generado. Únicamente cuando escuchó una voz rota decir su nombre las horas de ensoñación terminaron.

    Frente a ella se encontraba la Caudilla apenas reconocible por las escasas vestimentas que había visto en ella la tarde anterior, pero que tenía un rostro diferente al que Lyanna recordaba, su piel estaba pálida y se encontraba herida por todas partes donde Lyanna posaba sus ojos. La princesa casi retrocedió cuando Siùsan caminó hacia ella, sin embargo, cuando los ojos grises brillaron, mostrando vida al interior de la Caudilla, Lyanna se quedó atada a la tierra esperando por Siùsan.

    Pese al júbilo, apenas la Caudilla estuvo a su alcance, Lyanna se arrodilló frente a ella, en consecuencia, las largas mangas de su vestido se mancharon de tierra y rocío; ella de la sangre y los temblores de Siùsan. La piel de serpiente resbaló de los hombros de Siùsan quedó olvidada en el pasto.

    Lyanna extendió sus brazos envolviendo a la Caudilla tomando la parte posterior de su cabeza, su cabello humedeció los dedos de la princesa y se enredó entre ellos. A tan corta distancia Lyanna sentía la piel de la Caudilla helada y su pulso latir débil.

    No tenía idea de lo que había pasado en el Santuario, pero no pensaba preguntarlo.

    Dejó a la Caudilla descansar su rostro en su hombro, esperanzada en que le transmitirá un poco de su calor y que esa acción liberaría un poco de su pesar por enviarla a un lugar como ese.

    —Lo has hecho bien Siùsan— Fue el mejor consuelo que pudo dar. Se apartó de ella y una capa fue puesta en sus manos, no sabía quién se la había tendido, pero ella la puso sobre los hombros desnudos de la Caudilla. La capa era de mil colores, aparentemente colocados al azar, que creaban un mosaico de puntadas regulares e irregulares, pero únicamente para los ojos más audaces se revelarían el ciervo y el lobo entrelazados, danzando entre tantas formas de diferentes tamaños. Era el recordatorio de una promesa. Su madre había empezado la capa cuando el compromiso de Siùsan y Lyanna quedó sellado, ella lo había seguido en su niñez, pero cuando abandonó el proyecto fueron unas costureras las que lo terminaron. Sin embargo, nadie en Byyrt tenía porque saber esa parte de la historia.

    Acunó los dedos helados de la Caudilla y se levantó del campo invitando a la Caudilla a hacer lo mismo.

    —Estoy muy orgullosa de ti Siùsan, Caudilla de Byyrt. Has demostrado tu valor y cumplido con mi deseo, como estoy segura, nadie habría hecho. —Palabras vacías que satisfacer los oídos de sus nobles y a los jefes de Byyrt, sin embargo, su preocupación por la Caudilla era sincera —No obstante, nada me haría sentir más satisfecha que tu propia recopilación —Fue más un susurro compartido solo para ellas dos.

    Lyanna dirigió su atención a otra persona a parte de la Caudilla, la hermana de más cercana a ellas era Rhyla así que a ella se dirigió.

    —Quiero que la hagas tomar un baño, está helada— Ajustó la capa hasta que ésta cubrió por completo el cuerpo de la Caudilla, después con una voz baja y mientras cepillaba su cabello susurró al oído de Siùsan—Después, irás inmediatamente a mis habitaciones.

    El contacto fue roto. Y la única esperanza de Lyanna se depositaba en que la Caudilla no fuera terca e hiciera lo que ella decía. Dejó a las hermanas de Siùsan acercarse para llevarsela, con los habitantes de Byyrt rodeandolas, con la euforia todavía presente en sus espíritus. Dio un vistazo fugaz a Obscuridad y a Feyd confiando en que ambos cuidarían y vigilarán a la Caudilla, por último, recogió la piel de serpiente del sueño. Era más hermosa de lo que había pensado, tan delgada como un velo, pero brillante como los manantiales por la mañana.

    Le hizo una señal a sus doncellas que habían permanecido al margen, inmediatamente su hermano también se acercó y las personas curiosas que se habían acercado a Lyanna para observar el extraño objeto consideraron que era mejor dispersarse.

    —Iré a mis habitaciones, no quiero que nadie me siga más que mis doncellas. Los guardias y ellas permanecerán en la puerta— Había algo en su voz que ni siquiera Lyanna había notado, hasta que su hermano lo mencionó.

    —Comienzas a tener la voz de una comandante.

    Caminó de regreso al castillo donde sus sirvientes dejaron cuencos con agua fresca y alimentaron el fuego para que la habitación se calentara.

    Una vez sola, Lyanna revolvió los libros y pergaminos que sus sirvientes habían dejado en su habitación, hasta que encontró el códice que buscaba. La tapa de cuero con delicados y trabajados diseños se sintió suave y cálida al contacto de sus manos, casi como si tuviera vida propia. Cuando abrió el libro, dejando sus páginas al descubierto, lo reconoció al instante a pesar de los años. El tomo tenía los folios en blanco, pero cuando Lyanna tocó las hojas pudo sentir las ondulaciones y líneas rectas de runas antiguas; era la lengua muerta de Akull.

    Muchos años atrás había viajado con su padre al norte del Reino, hasta el solar de Lord Kloke, tal vez el último vasallo de su padre que hablaba la lengua muerta de Akull, una lengua que en los labios de Lyanna era una lengua enredada y áspera, como el hielo que se estrella contra las costas de Akull, pero en la boca de él los intrincados sonidos parecían trinos de ave y eran tan suaves como la lluvia que caía en primavera. Ese libro le pertenecía y aquel lenguaje donde el tacto participaba más que la vista era uno que sólo ellos manipulaban.

    Buscó entre los signos desfigurados y confusos, apoyándose más del tacto de sus dedos que de cualquier relieve que pudieran notar sus ojos, hasta que encontró la parte donde se hablaba del Santuario de las estrellas y las increíbles criaturas que moraban ahí. Los relatos mencionaban a la serpiente de la Luna entre muchas criaturas fantásticas que recorrían eternamente el santuario. Entonces leyó con los ojos cerrados lo que tenía que hacer.

    De su baúl secreto extrajo una daga pequeña que puso sobre el fuego, cuando el filo ardió y resplandeció cortó tres partes de la piel de serpiente, cada una tan pequeña que apenas cubrían la uña de su dedo meñique y los disolvió en el agua fresca observando cómo de a poco esta cambiaba de color, tornándose dorada y púrpura. Eso le indicó que iba por buen camino.

    Siguió tocando el libro, sintiendo con los dedos las antiguas escrituras que guiaban sus acciones. Dejó reposar unas hojas de menta sobre el agua multicolor y notó, al mismo tiempo, como la tensión que había estado sobre ella se desvanecía, sus ojos comenzaban a pesar y su apetito volvía. De pronto tenía el sabor de la miel en la boca y sobre sus pestañas sentía la suave nieve de primavera que la hacía sentir adormilada, pero también encontraba la energía para mantener los ojos abiertos mientras esperaba. Era un sentimiento extraño, pero que le parecía familiar. Un sentimiento que no recordaba, llevaba mucho tiempo añorando.

    Buscó un punzón entre su caja llena de frascos de cristal y libros prohibidos y con paciencia trazó su nuevo hallazgo sobre los efectos que la piel de serpiente tenía sobre ella, justo a un lado de la información ya existente.

    Cuando únicamente le quedaba esperar que la Caudilla acudiera a ella guardó apresuradamente las dagas y punzones en su baúl donde una carta sellada que se enterraba entre el hierro y el vidrio llamó su atención. La sostuvo, reconociendo el sobre desgastado, pero nunca abierto. Era la carta que alguna vez Siùsan había escrito para ella. Ahora, después de tantos años podía dar un rostro claro al remitente y una voz reconocible a las palabras esparcidas en la hoja. Nunca, desde que esa carta había estado en sus manos había tenido el deseo de abrirla. Extrañamente tampoco quería abrirla en ese momento.


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    A mí también me alegra volver a escribirte. Han pasado cosas en mi universidad y el tiempo que tengo para escribir este rol lo disfruto muchísimo
  3. .
    Cuando estuvo en medio del clamor que producía el torneo se sintió mareada, colocó una mano sobre Obscuridad para no perder la calma y poder caminar entre tantos olores, sonidos y movimientos de personas extrañas a su alrededor. Únicamente se vio tranquila cuando pudo divisar cada vez más cerca la tienda donde había estado esa tarde.

    —He cumplido con mi deber y la he traído de vuelta al campo— El noble tenía el orgullo en la voz, como si acabara de cometer una gran hazaña; necesitado de una alabanza— Aunque me temo que su hermano no me lo agradecerá como se debe, tal vez me ponga una de sus dagas en la garganta.

    —Tal vez lo haga— Concordó con él. A su lado Obscuridad no desprendía su vista de él, alerta de cada uno de sus movimientos reconociendo un corazón tan oscuro como el color de su propia piel.

    —Y sin embargo me ha nombrado uno de los embajadores que estarán al pendiente de su participación en los retos que acontecerá en los próximos días. Y también compartiré lugar en el consejo para representarla ¿No es increíble? — Lyanna sintió su rostro enrojecer por la furia y apartó la mirada con los labios apretados hasta que Lord Kömet la dejó en su tienda, no sin antes depositar un beso helado sobre sus nudillos. —Si cree necesario que alguien auxilie a la Caudilla no dude en buscarme en mi habitación. La puerta siempre está abierta para usted. — tenía una sonrisa cínica marcada en su cara. Estaba claro que Lyanna no buscaría su ayuda ni aunque las estrellas cayeran del cielo.

    En medio del campo su hermano la abordó rápidamente, y, aunque notaba la inconformidad pintada en sus facciones, tuvo la sutileza de no decirle nada frente a todo el campamento. Enderezó la peineta con el emblema familiar que casi había resbalado de su poco estilizado cabello y la sujetó con suavidad de un brazo.

    —Espero que tengas una buena excusa para ausentarme tanto tiempo —su voz era dura a pesar de que su rostro no mostraba expresión alguna y la acariciaba con delicadeza. —He estado buscándote, las hermanas de la Caudilla nos presentarán a los líderes de los clanes. Necesitamos encontrar a Fódla.

    Su presentación con los líderes le pareció por demás extraña, tal vez porque eran personas extrañas las que conoció. Demasiado diferente fue el trato que recibió de cada uno, pues sus personalidades discordaban unas de otras. Notó entonces que su diplomacia estaba muy oxidada, tenía el trato suficiente para no sonar grosera o aburrida, pero en el fondo sentía que todo era un acto ensayado. Apenas podía retener por momentos los nombres de los líderes y no creía poder reconocerlos por los pasillos si se encontraban con alguno de ellos, sin embargo, si distinguió sus ropas y el acento de cada región marcado en sus voces.

    Así cuando fue colocada de nuevo en su mesa, se encontró con que tenía más información sobre Byyrt. Pudo distinguir con mayor facilidad a las personas provenientes de una región y otra de Byyrt, unas multitudes más ruidosas que otras, mejor en la danza, que no le temían al fuego o con un espíritu tan helado como el de ella.

    Hasta que el sol se vio oculto todo le pareció una ilusión, como si el campo se viera envuelto en una espesa bruma entre el sueño y la realidad. Feyd estaba a su lado al igual que Obscuridad, ambos custodiándola, y su hermano estaba a unos cuantos asientos de distancia, hablando con soldados y nobles que se acercaban pidiendo algún favor. Sin embargo, no se sentía segura.

    Más tarde, cuando las copas de ale, hidromiel y vino especiado se vieron vacías, y todos estaban saciados de comida, baile y juegos fue tiempo de abandonar el campo.

    Obscuridad y Feyd se despidieron, ellos descansarían en el santuario. Mientras tanto, Balder y Lyanna tenían cosas que discutir. Escoltados través de los pasadizos del castillo por sus doncellas y guardias personales y lejos de los oídos de las hermanas de la Caudilla Lyanna enfrento a Balder.

    —Si necesitabas a alguien para representarme pudiste elegir una serpiente, me sentiría mucho más segura que con Lord Kömet. —Balder hizo un mohín, el mismo que hacía cuando uno de sus soldados lo desobedecía, pero Lyanna no era uno de sus soldados, sino su princesa, a quién había jurado defender. Balder era un príncipe sólo de nombre, pero nunca tendría la posibilidad de heredar Akull, pues había dejado el significado de su título a un lado para servir a la corona, lo mismo haría Lyanna al casarse con Siùsan, solo los dioses sabían cuando sería eso.

    — Lord Kömet controla dos de los puertos más importantes de Akull, tiene un hijo a cargo de una parte de Kokërr, y está por demás decir que todos los demás nobles le temen. Sabe demasiado.

    —Es esa la razón por la que no debía estar tan presente en el consejo y menos aún representándome. No sabemos que es lo que el sabe y como puede usarlo en nuestra contra. — Lyanna se acerca más a su hermano, puede sentir la capa de Balder calentando sus brazos desnudos poco antes de llegar a sus habitaciones — Está siendo muy cortes conmigo, busca algo. Tal vez un favor y encontrara una manera de chantajearnos.

    Lyanna deja a su hermano fuera, con las luces de las antorchas y sus guardias como compañía. Sus doncellas fueron las únicas que pudieron acompañarla al interior de su alcoba, justo como la noche anterior, encargándose de realizar su ensayado teatro, quitado de encima las joyas y sedas, aseándola y cepillado su cabello hasta que quedó seco y lustroso. Después, cuando no hubo nada más que hacer Lyanna las despidió con un gesto de su mano y ellas la dejaron sola, abrigada en una amplia bata de piel de conejo.

    La luz de las velas y antorchas la acompañaron hasta entrada la madrugada, cuando la princesa no podía dejar de dar vueltas por toda la habitación, sintiendo que las paredes la veían y con todo su peso, caían sobre ella. Había mucho en que pensar.

    Por una parte, Balder tenía razón, Lord Kömet no podía permanecer demasiado lejos de su vista y al mismo tiempo era peligroso estar cerca de él. Cualquier movimiento en falso podía despertar un rumor, y con él una conspiración. Reflexiono que Lord Kömet parecía ser la encarnación de su emblema. Un cometa hermoso que podía traer fortuna o incendiar todo a su paso. ¿Debía mantenerlo lejos o averiguar lo que quería y mantenerlo contento?

    Cuando ya había dado incontables vueltas a la habitación y el crepitar de las velas la cansó e hizo desesperar, pudo dormir, con sueños dónde formas extrañas estallaba frente a sus ojos y la salpicaban con su sangre tibia y pegajosa. Casi podía olerlo, la sangre mezclada con la miel en la humedad de la lluvia.

    Se despertó con el aliento helado creando nubes de vaho.
    Había olvidado su sueño

    Sus doncellas entraron sigilosas a sus aposentos, ni siquiera hablaron o encendieron las velas, la vistieron en lo oscuridad, a pocas horas de que saliera el sol. La música no había parado, las interminables notas aún bailaban por todo el ancho del campamento hasta disolverse en el viento que parecía arrastrarlas lejos y enmudecerlas, las fogatas no habían dejado de arder en el campo, alejando a los espíritus malignos que osaran viajar por la tierra interrumpiendo las festividades y la alegría de todos los asistentes a la celebración. Los habitantes de Byyrt seguían esperando a su Caudilla leales a su pensamiento que pronto la verían aparecer de entre el espeso bosque, con su misión cumplida.

    El alba se pintaba de arrebol cuando Lyanna salió del castillo, con sus dos damas de compañía pisándole los talones, temblando como hojas movidas por el viento. Las hermanas de la Caudilla la esperaban junto a sus espíritus acompañantes.

    Esperarían junto al resto de Byyrt el regreso de la Caudilla en el campo.

    A Lyanna no le gustaba esperar. Muchos años atrás había esperado en la torre más alta del castillo el regreso de sus padres, anunciado por la música y la calidez que llevaban a su hogar. En otra ocasión esperó en el muelle la llegada de un amante, que reconocía por las velas blancas en el horizonte y el aroma de las especias que llegaban de tierras cálidas y extrañas que ella no conocía.

    Pero sus padres habían muerto en el mar y su amante había huido donde la mano de su hermano no podía alcanzarlo.

    Sin embargo, ahí estaba. Con el cabello suelto y revuelto por el viento. Con el ligero vestido que sus doncellas habían puesto sobre ella, sin joyas o sedas delicadas, con la vista clavada en el cielo notando como una a una las estrellas desaparecían.

    La estrella del alba pareció brillar, burlándose de ella.

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    Holaaa
    Lamento traer mi respuesta tan tarde, tuve un bloqueo mental que duró semanas/meses (la verdad es que en algún punto perdí la noción del tiempo)que además se juntó con mi ingreso a la universidad y no he tenido tiempo de nada.

    También lamento si la respuesta ha quedado algo rara, he escrito partes al azar mientras iba en e transporte y las he tratado de unir lo mejor posible.
  4. .
    ¡Hey!

    Estuve mucho tiempo esperando la continuación y cuando por fin sale no dejo ni un comentario ¿qué me pasa? La verdad es que quise empezar a leerla desde el principio porque no recordaba algunas cosas, es por eso que he tardado un poco (y también porque no quise meterme mucho en la
    sangrienta guerra de quien es o no el uke ╮(─▽─)╭ ).

    Ahora si, los capítulos.

    La verdad es que creo que todos estaríamos terriblemente celosos en el lugar de Akihiko, es decir tu pareja se está enamorando de tu mejor amigo, todos sabemos que eso nunca termina bien ¯\_(ツ)_/¯, para ninguna de las dos partes. Sólo espero que si hay un final en está relación (que por supuesto que la hará) todo termine lo mejor posible entre todos, porque no me puedo imaginar la amistad de Hiroki y Akihiko desmoronándose, es demasiado para mi corazón (´Д`。). Y tal vez estoy fantaseando demasiado pero ya he empezado a imaginar algo entre Nowaki y Akihiko y osea no porque sería prácticamente un intercambio de pareja y me lo imagino en la vida real y no puedo pensar en una situación más incómoda, pero supongo que tendré que esperar para ver como decides desarrollar las cosas.

    Pasando a otra cosa me encanta como está manejando las cosas Misaki, es refrescante verlo tomar las riendas de su vida y decisiones, algo muy diferente que en la serie, aunque tendremos que ver que es lo que decide hacer con ese exceso de confianza que tiene que seguramente lo meterá en problemas.

    Amo también el debate mental que tiene Hiroki, sería muy aburrido que le mandara a la basura toda su relación con Nowaki y se lanzara a los brazos de Misaki, es decir, me gusta que hagas que los personajes piensen es sus sentimientos y en sus decisiones.

    Ya estoy preparada para el drama que seguro traerá tu historia y de verdad que lo estoy esperando.

    Estaré esperando la actualización. Nos leemos~
  5. .

    i n s a n e

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    Caminaban por las calles jugando y riendo.

    Aún no había atardecido y ellos ya se encontraban añorando la noche y toda la diversión que vendría con ella. Sin embargo, en ese momento tenían que esperar, así que decidieron entrar a una pizzería que tenía grandes y llamativos letreros.

    Hiroki y Misaki son los que se acercan a la registradora para que les entreguen sus pedidos. Una pizza grande, cuatro refrescos de durazno y cuatro malteadas de galleta con crema batida. Hiroki le guiña un ojo al cajero cuando ve que este se sonroja al chocar sus manos.

    —¿Siempre tienes que hacer eso? — Le reprende Misaki, aunque no es en serio. Hiroki se encoge de hombros, sonriendo y mostrando una hilera de dientes blancos detrás de sus labios rosados. En la mesa los esperaban Ryu y Shinobu que ya han hecho un desastre con las servilletas de papel.

    —¿Qué les han dicho a sus padres? —Shinobu parece nervioso y es comprensible, es el más joven de esa mesa, además es su primera fiesta, la primera vez que sus amigos lo integran al mundo de adultos.

    También es su cumpleaños.

    —Hiroki dijo que estaría en mi casa y yo dije que iba a la suya— Ryu estaba repartiendo la comida, asegurándose de que a todos le tocara la cantidad de pizza que pidieron y también organizando el dinero que ocuparan esa noche.

    —Yo sólo le dejé una nota a mi hermano, aunque creo que no volverá del trabajo esta noche, así que no hay problema. Espero que hayas inventado una buena excusa Shinobu. — Misaki ya le ha arrebatado la comida a Ryu, peleando por la rebanada con más carne y menos vegetales.

    —La verdad es que sólo me han dado permiso hasta las ocho— Todos ven sus celulares, apenas son las seis y media.

    —No puedes hacernos esto Shinobu, es tu cumpleaños— Misaki ya está sobre él, pero es Hiroki quien lo toma por un hombro y lo tranquiliza,

    —Shinoda está por llegar, seguro que nos ayuda

    Todos miran a Hiroki con la disconformidad pintando en sus lindas caras, sin embargo cuando el castaño no los mira ni hace ningún comentario al respecto saben que es un batalla perdida y se concentran en sus alimentos. Toman lo que será su cena sin quejarse. Revuelven su malteada y beben del refresco que les deja un sabor dulce en la garganta. El local en lugar de llenarse parece estar quedándose más solitario, es en ese momento cuando Ryu toma las sodas a medio tomar de sus amigos saca de su mochila media botella de Vodka y vierte en alcohol hasta que los vasos vuelven a estar llenos de un líquido rosa y burbujeante.

    —¿Dónde la conseguiste? — Hiroki pregunta con la diversión en su boca mientras bebe hasta saciarse.

    —Parece que mi madre las colecciona, no se dará cuenta si falta una botella o dos— Sin embargo, eso no les bastará para toda la noche, y lo saben.

    Como caído del cielo un hombre rubio ingresa al local, tiene el cabello bien recortado y su chaqueta de cuero parece estar hecha a la medida, pues se ajusta perfectamente a sus hombros anchos y varoniles. No obstante, su voz es desagradable.

    —Hola niños— Todos ponen los ojos en blanco por el apodo, pero no pueden decir nada, después de todo ellos sólo tienen diecisiete años y aquel hombre veintitrés, sin embargo, eso no le impide besar a Hiroki y gozar de su labial transparente con olor a fresas —Hola pequeño— Con Hiroki es suave y dulce. Eso hace sonreír al castaño que no sabe nada del amor.

    Shinoda roba la rebanada de pizza de las manos de Hiroki y no se toma el tiempo para sentarse en las cómodas sillas del local.

    —¿Nos vamos?

    Ahora los cuatro estan en el auto de Shinoda. Hiroki en el asiento del copiloto y sus amigos detrás, todos murmurando, riendo de comentarios sin sentido, con la emoción burbujeando en sus vientres.

    —Shinoda —Hiroki usa esa voz cristalina y adorable mientras mira a Shinoda a través de su flequillo, entonces le extiende él celular de Shinobu —¿Podrías…

    Hiroki no acaba su pregunta y no lo necesita pues el mayor ya le está marcando a los padres de Shinobu, fingiendo ser el hermano de Misaki y prometiendo que ambos llevaran a su querido hijo a casa por la mañana. Shinobu habla unos minutos con ellos y luego cuelga con una sonrisa enorme en los labios, una sonrisa que a Hiroki le cuesta un beso apasionado con Shinoda y que este lleve sus manos sobre uno de sus muslos todo el camino hasta el supermercado.

    Shinoda y Hiroki se han perdido por el supermercado por lo que es tarea de Misaki, Shinobu y Ryu el de abastecerse para esa noche. Compran cigarrillos, whisky y zumo de arándanos. Deciden esperar cerca de las cajas mientras ven sus celulares. La fiesta ya ha comenzado y tanto sus compañeros como sus amigos del instituto han comenzado a subir fotografías y vídeos a sus redes sociales, aún parecen sobrios así que asumen que no se han perdido de nada.

    Unos minutos después aparecen Hiroki y Shinoda. Hiroki lleva los labios carmesís e inflamados además tiene los ojos llorosos, pero cuando los ve les sonríe y toma del brazo a Shinoda quién es el que presta su identificación para sacar todas las cosas del local.

    Shinoda los deja en la fiesta. Él por supuesto que no se quedara, no cuando tiene cosas más interesantes que hacer que quedarse a una reunión con niños seis años menores que él.

    La fiesta es en un pequeño salón que sus compañeros han alquilado, alejado de las carreteras, de cualquier adulto que pueda arruinar su diversión, demasiado lejos de las estrellas, donde se escucha la música a todo volumen y la luz es demasiado tenue para distinguir con claridad a las personas.

    Con seguridad se adentran a ese mundo de desconocidos.

    Pasan demasiadas horas sin que ninguno de los cuatro se de cuenta, pues para ellos parecen apenas segundos, con el sabor del vodka y los cigarrillos en los labios, con el calor de manos extrañas sobre sus caderas y cinturas.

    —Hay demasiada gente aquí— Ryu se queja y no es para menos, ya tiene el cabello húmedo en su nuca y muchas personas pasan a su lado medio borrachas, tropezando y maldiciendo. Hiroki nota la incomodidad de su amigo buscando cualquier cosa para apaciguarlo.

    —He visto un ventilador en alguna parte— Hiroki se para sobre las puntas de sus pies y ve el ventilador en una de las esquinas de la gran sala, justo donde muchas personas se juntan para besarse y fumar— Ahí está ¿quieres que vayamos? — Ryu asiente y se despiden momentáneamente de Misaki y de Shinobu a quienes no les queda más remedio que quedarse atrapados en medio de aquel mar de gente.

    Ryu suspira cuando siente el aire fresco en su frente aclarando sus pensamientos, es entonces cuando nota que Hiroki ya está quizá demasiado borracho para pensar con claridad porque lo ve recargándose en la pared y cerrar los ojos. Nunca lo había visto con tanto detenimiento como en ese momento, notando por primera vez las ojeras bajo sus ojos, con el rubor falso de sus mejillas desvaneciéndose y ahí, con el humo de cigarrillos cubriendo su rostro como un velo luce… agotado.

    —¿Estás bien? —Le pregunta en voz baja cuando Hiroki agacha la cabeza y ya no puede ver sus ojos.
    Hiroki se encoge de hombros queriendo restarle importancia a su estado de ánimo, pero al final su voz se rompe y suelta un sollozo —No.

    No sabe exactamente que es lo que lo hace llorar, sólo sabe que no puede detenerse y que por alguna razón su corazón no parece funcionar, tal vez porque ha estado roto desde hace mucho tiempo. Su corazón ya estaba tan acostumbrado a Akihiko, tan melancólico y frío, con los ojos siempre distantes, como si no lo viera frente a él, como si no tuviera interés por nadie, ni siquiera por Hiroki que siempre ha estado ahí para él desde que eran pequeños. Ya estaba tan acostumbrado a su silencio cuando trataba de concentrarse y escribir algo nuevo, de hecho lo amaba, amaba esa frialdad en él, amaba quedarse a su lado viéndolo mientras escribía porque entonces Akihiko no se sentía tan distante.

    Y luego había llegado Nowaki a arruinarlo todo. Nowaki era el presidente del consejo académico, siempre estaba sonriendo a todo el mundo, con los ojos llenos de brillo y energía, siempre dispuesto a ayudar a los demás alegrándoles el día. Él no había caído por Hiroki como lo habían hecho los demás chicos, besándolo a escondidas en el patio trasero de la escuela, o metiendo las manos entre sus ropas, Nowaki lo había perseguido por toda la escuela como un acosador, buscándolo en sus clases y sentándose a su lado cuando coincidían en alguna. Hablaba de sus “hermanos” en el orfanato que eran la razón por la que siempre llevaba caramelos en la mochila, leía poemas antiguos para él y en las clases más aburridas siempre dibujaba en su libreta o enredaba sus dedos en su cabello.

    Y Hiroki ahora mismo se siente tan perdido y confundido porque, aunque el amor que Nowaki le ofrece es tan puro y dulce él cree no merecerlo, una de las razones es que no puede apartarse de Akihiko. Otra, porque ya está acostumbrado al amor a medias que le dan sus amantes.

    Odia a los chicos que ponen sus manos sobre él. Odia a Akihiko por rechazar sus sentimientos. Y odia a Nowaki por confundirlo de esa manera con sus pacíficos ojos.

    —Detesto a esos bastardos— Murmura contra los labios de Ryu rompiendo a llorar, pero Ryu lo calma con besos dulces y que saben zumo de arándanos, hasta que Hiroki lo está tomando desesperado de la cintura, acercando lo a él con sus manos moviéndose por el cabello fino y suave. Mucho antes de que se den cuenta están atacando sus cuellos con besos salvajes y húmedos que los hacen gemir y jadear. Ryu es el primero en reaccionar, tomando el cabello de Hiroki haciendo que los labios maltratados y rojos de su amigo se separen de su piel.

    —Mierda. Ya entiendo por qué tienes a tantos chicos a tus pies. — Es el comentario más estúpido que puede hacer Isaka, sin embargo, hace que Hiroki se olvide de su tristeza y ría a carcajadas, con lágrimas secas sobre sus pestañas.

    —Parece que esos dos se están divirtiendo— Misaki no sabe de lo que habla Shinobu hasta que al voltear un poco su cabeza a la derecha ve a Ryu y a Hiroki riendo, con los labios hinchados y brillantes de saliva —Nosotros también deberíamos divertirnos ¿Por qué no buscamos un guapo chico que quiera besarte? — Shinobu ya arrastra las palabras e intenta llevarlo a través de la marea de personas que se aman y bailan en medio del salón. Misaki lo detiene a tiempo antes de que choquen con alguien.

    —Prefiero quedarme aquí hasta que Ryu y Hiroki regresen— Shinobu lo ve con lo que parece pena en su expresión y mira a su alrededor. Misaki ha sido el único que ha rechazado a cuantos chicos lo han invitado a bailar, a fumar un cigarrillo o beber alcohol de sus labios.

    —¿Esto es por Akihiko? — Misaki quiere decir directamente que no, que simplemente no está de humor para besar a nadie, pero se muerde los labios antes de tomar un trago de la bebida en su vaso.

    —¿Qué te hace pensar eso? — Shinobu luce un rictus enojado que lo hace lucir adorable, sin embargo, atemoriza a Misaki, porque sabe que su amigo sólo le recordará la horrible verdad. Akihito lo ama… y Misaki a él.

    —¿Cuándo le dirás a Hiroki que Akihiko te invito a una cita? —Misaki juega con su vaso lleno de un amargo liquido, sin atreverse a mirar a los ojos a su amigo, porque si lo hace se descubrirá por completo ante él. Porque si lo hace sabe que reflejara que está muriendo de pasión por alguien que no debería atesorar de esa manera.

    —Hiroki lo ama desde que son niños. Además se supone que nosotros somos amigos. No podría herirlo de ese modo.

    —Hiroki no necesita de tu ayuda para herirse a sí mismo— Misaki sabe que Shinobu tiene razón sin embargo cuando Hiroki se acerca, con las mejillas sonrojadas y el cabello alborotado algo le dice que nunca logrará ser como él. Hiroki es una criatura etérea, descarada e indomable que no le teme a nada. No les teme a los chicos mayores que se acercan a coquetearle, ni le teme a la oscuridad cuando está en la habitación de un desconocido, no les teme a los autos a toda velocidad ni a caminar sobre el barandal de un puente con los brazos extendidos, como si fueran alas que pronto lo elevaran a las alturas.

    Se aleja de sus amigos pues de pronto le falta el aire. Va a los baños y trata de refrescar su cara frente al espejo roto del lugar, cuando levanta el rostro se ve ruborizado y parece que está a punto de llorar. Se seca el agua de la cara con movimientos furiosos hasta que oye la puerta abrirse. A través del espejo distingue a la persona que entró, un chico un par de años mayor que solía asistir a su escuela. Tiene la apariencia de un chico peligroso y Misaki quiere ser valiente por primera vez en su vida, así que cuando el chico lo sube a los lavabos y acaricia sus muslos él se deja hacer, deja que bese sus labios y que apriete su piel a través de la entallada ropa, deja que tire de su cabello y bese su garganta hasta que se encuentra a si mismo gimiendo, acercándose con necesidad a ese desconocido.

    Sin embargo, sus labios no saben bien y los succiona con tanta fuerza que Misaki los siente resecos, no le gusta como sus manos se pasean por su cuerpo sin ninguna sutileza, simplemente siendo rudas sobre él. Entonces se arrepiente y pone una mano sobre el pecho fuerte para alejarlo.

    —No— Se le escapa el aliento cuando aquellos labios vuelven a los suyos, esta vez con más fuerza, castigándolo —No— repite hasta que se le va la voz, sintiendo el pánico apoderarse de él, cierra los ojos con la esperanza de que lo que sea que pase acabe pronto.

    —¡Hey! — y cuando abre los ojos ahí está, frente a él, Hiroki tienen los brazos cruzados y mira al desconocido con molestia —Mi amigo te ha dicho que no, así que más te vale soltarlo.

    Hiroki es mucho más bajo que el chico que lo sujeta con fuerza contra los lavabos, sin embargo, la determinación en su voz, así como su postura hacen que el agarre sobre su cuerpo se afloje. El chico suelta maldiciones y palabras molestas que Misaki no escucha hasta que azota la puerta haciendo que el vidrio a su espalda tiemble y los cristales sueltos caigan sobre él como pequeñas gotas de lluvia en una tarde de verano, pero no es viento fresco lo que sopla, no es el sabor a helado de chocolate lo que hay en sus labios, ni agua lo de deja heridas en sus manos y no son lágrimas de felicidad lo que se desliza por sus mejillas

    —¡Oh Misaki!— Hiroki lo tiene entre sus brazos, presionando los cristales contra su piel, pero Misaki no se aparta, sino que se aferra a su delgada playera sintiendo por primera el pulso débil y la sangre corriendo por las venas de Hiroki, a tan corta distancia puede ver el universo que es la piel de Hiroki con pequeñas estrellas repartidas en su piel que dan paso a galaxias de todos los colores, formando arco iris morados y remolinos verdes y rojizos. Cuando Hiroki lo hace apartarse Misaki puede verlo a través de la precaria luz, entonces se da cuenta de la verdad, y es doloroso. ¿Si no hay esperanzas para Hroki que hace pensar a Misaki que las hay para él?—Nunca permitas que te ocurra algo malo ¿de acuerdo?

    Misaki sin razón alguna se encuentra a si mismo recordando su clase de Física, cuando su profesor hablaba de temas que vendráin en su examen final, pero él estaba demasiado ocupado mandando mensajes a Ryu que estaba del otro lado del salón. Hablaba del universo, pero ese día a Misaki le interesaba más saber si su amigo le prestaría dinero para el almuerzo. Contaba como la luz de las estrellas se desplazaba a través del espacio hasta hacerse visible en la Tierra. Esa noche Misaki entendió que incluso las estrellas más brillantes terminan por apagarse.Que lo que vemos en la Tierra son en realidad restos de lo que alguna vez estuvo caliente y vivo y ahora permanecía frío y muerto. Tal vez veían los cadáveres más hermosos de todo el universo.

    Cuando regresan al centro de la fiesta Ryu y Shinobu ya tienen sus chaquetas encima.

    —Es tiempo de nuestra segunda parada —Todos están emocionados cuando Ryu los guía afuera y ya hay un par de chicos esperándolos en un auto. Tienen la música a todo volumen cuando conducen por las carreteras iluminadas y desiertas hasta detenerse en un antiguo motel. Los chicos son primos de Ryu quien les ha pagado para que los dejen ahí, no sin antes advertirles que tienen que regresar al amanecer, para lo cual no falta mucho.

    Cuando los cuatro entran la recepcionista los ve sorprendida, pero rápidamente adopta una actitud formal, aunque sigue dudosa de por que el dueño de ese lugar está ahí, medio alcoholizado y con tres chicos acompañándolo.

    —Ryu sama. No lo esperábamos esta noche ¿Debería llamar a su madre?
    —Si consigues despertarla, adelante— Ryu sabe que su madre está demasiado ahogada en antidepresivos y somníferos para despertar a las cuatro de la mañana, así que recibe de mala gana las llaves de las manos de la chica y rápidamente se escabullen los cuatro a una de las habitaciones..

    Sus amigos y él entran a la diminuta habitación, dejando sus pertenecías regadas en el piso, sacando las botellas medio vacías de alcohol junto a sus cigarrillos a medio fumar. Shinobu y Misaki se recuestan en la cama para compartir un cigarrillo y Hiroki entra al baño para darse una ducha y quitarse la suciedad de esa noche.

    Ryu sale al balcón con la vista de la solitaria carretera por delante. Mira la botella en su mano y la deja en el suelo mientras el sube por el barandal hasta quedar de pie, con el viento casi haciendo que pierda el equilibrio.

    Cierra los ojos, pues las estrellas lo marean y lo hacen pararse en la realidad. Reflexiona que en ese momento preferiría que estuviera nevando, le gustaría sentir los pequeños copos de nieve derretirse sobre su cabello, le gustaría sentir las manos de su madre abrochando su suéter y el tibio aliento de su padre calentar sus manos.

    Pero Ryu sabe que eso no pasara.

    El invierno pasado su padre había muerto cuando perdió el control de su auto que había patinado en el hielo de la carretera. Desde entonces todo el peso ha caído sobre él.

    Tuvo que ser duro cuando sus parientes intentaron robar las empresas en las que su padre tenia acciones invertidas. Tuvo que ser fuerte para su madre que no había abandonado su hogar desde la muerte de su padre, que apenas comía o se levantaba de la cama. Y claro, tenía que ser responsable por sus amigos, que eran tan pequeños e ingenuos, casi inocentes. Y todo eso hace que se esté cayendo a pedazos, que se le oprima el pecho y que apenas pueda respirar. Últimamente ha sentido que se ahoga todo el maldito tiempo.

    —Ryu — Hiroki lo sostiene por su pantalón haciendo que Ryu abra los ojos— Vas a quedarte dormido ahí arriba, y todavía tenemos muchas cosas que hacer — Hiroki tienen el cabello mojado y le sonríe con dulzura, una dulzura que basta para que a Ryu se le hinche el corazón de ternura y recobre el aliento.

    —¿Y qué estamos esperando? — Hiroki le ofrece su apoyo para hacerlo bajar. Cuando entran a la habitación ven a Misaki y a Shinobu pelear con las almohadas de la cama, esparciendo las plumas por toda la habitación. Entonces Ryu le hace una señal a Misaki que es repentinamente derribado por Shinobu.

    —Creo que yo gano, Misaki— Ambos ríen, antes de que se pongan de pie pues han caído al suelo con las sabanas revueltas entre sus cuerpos.

    —Misaki y yo bajaremos. Creo que ya se han tardado bastante con nuestra comida. —Hiroki toma a Misaki del brazo y antes de que Shinobu pueda contestar ambos salen de la habitación.

    —¿No deberíamos ir con ellos?— Propone Shinobu, pues sabe que aunque sea pequeño, el motel tiene demasiados pasillos por los que es fácil perderse.

    —Hiroki sabe llegar a la cocina. Creo que conoce mejor este lugar que yo— Ryu se sienta a su lado, quitando las plumas de su cabello, aunque el viento hace que vuelvan ahí de todos modos— ¿Te gustó la fiesta?

    —Fue fabuloso. Bailé con un par de chicos, incluso con una chica. También conseguí muchos números, aunque no creo que nadie se acuerde de mi mañana.

    —Y será mejor que sea así. Una vez besé a un chico, era tan guapo que fuimos a un baño y luego… bueno— Shinobu notó el rubor furioso en el rostro de Ryu y rió a carcajadas al ver a su amigo tan avergonzado, a Ryu no le quedó más que cubrir su rostro demasiado apenado para verlo— Como sea, el caso es que pensé que no volvería a verlo, pero unos días después lo encontré en mi clase de pintura y al profesor le pareció una idea genial el sentarnos juntos. Ahora sabes porque ya no tomo esa clase.

    Shinobu rió un momento más molestando a Ryu hasta que este finalmente se unió a su risa. Terminaron recostados en la cama, con sus vientres adoloridos. Entonces se quedaron en silencio, notando las manchas en las paredes y la dureza de las sabanas.

    —Ryu— Ryu volteó a verlo, con sus oscuros ojos brillantes y curiosos— ¿Por qué nunca me habían llevado con ustedes? —Ryu se sentó en la cama, esta vez serio y tratando de buscar las mejores palabras para explicárselo. — Siempre les había rogado que me llevaran, pero ustedes decían que no, que no podían pasar por mí, o que me verían otro día. ¿Por qué?

    —Porque no queríamos que nada te hiriera. —Ryu lo ve con sinceridad, y eso remueve algo en el corazón de Shinobu, pero no sabe si lo hace sentir bien o mal — Aún eres un niño Shinobu.

    Shinobu trata de renegar, de mostrarse en total desacuerdo, pero entonces la puerta se abre dejando ver a Hiroki y a Misaki, con algo en sus manos. Es un pastel de chocolate, deforme y con algunas partes quemadas, pero con unas velas grandes y brillantes que marcan el número diecisiete.

    —En nuestra defensa debemos confesarte que Ryu hizo el pastel él sólo, aun cuando Misaki y yo le dijimos que debería pedir nuestra ayuda— Sus amigos discuten entre bromas, pero Shinobu no les presta atención. Sigue reflexionando en las últimas palabras de Ryu que suenas muy parecidas a las de su padre.

    Siempre había sido muy poco para su padre. Había nacido mucho después que su hermana, la cual siempre fue la princesa de la casa, la que sacaba buenas notas en el colegio, la que estaba por empezar su doctorado, elegante y correcta. En cambio, Shinobu siempre había sido el hijo pequeño, el niño enfermizo que nunca ponía atención en la escuela, él que cuando intentaba ayudar en casa siempre terminaba empeorando las cosas.

    Por eso Miyagi siempre habia sido lo más preciado para él.

    Actualmente trabaja en su escuela, repartiendo la clase de Literatura, además es el ex esposo de su hermana. Y lo más importante; le pertenece. Se recuerda a si mismo unos años atrás, sentándose a su lado en las cenas familiares, metiendo su mano por debajo de la mesa, tocando la pierna de Miyagi debajo del mantel y sobre los finos pantalones de sus elegantes trajes. Miyagi siempre había intentado tenerlo, tomando su minúscula mano para apartarla de su piel. Le había dicho en innumerables ocasiones que estaba mal, que él era un adulto y Shinobu solamente un niño, pero entonces y tras muchos fallos Shinobu terminaba besando sus labios, torpe y suavemente.

    Entonces cuando su hermana y Miyagi se divorciaron mientras Risako lloraba en el regazo de su padre, Shinobu visitaba el departamento de Miyagi y sigue haciéndolo después de tantos meses. Por lo general las noches que visitaba a Miyagi este dormía en el sofá, pero últimamente ha dormido a su lado en la misma cama y cuando apagan las luces, quedando totalmente a oscuras, Miyagi ha besado sus labios, sus parpados, sus nudillos y la delgada estructura de su garganta. En esos momentos Shinobu se siente tan emocionado y tan querido que ha terminado llorando como un estúpido niño pequeño frente a él y lo ha asustado.

    Y justo ahora hace lo mismo cuando sus amigos ponen un pastel frente a él y las luces de las velas se vuelven borrosas ante sus ojos.

    —Vamos Shinobu, no nos ha quedado tan mal — Bromea Ryu quien también es el primero en abrazarlo. Después de él siguen Hiroki y Misaki, que lo estrechan entre sus brazos, haciéndolo sentir cálido y seguro.

    —Tienes que apagar las velas Shinobu. — Hiroki limpia sus mejillas y besa su frente, sonriendo.

    —Y pedir un deseo super especial, no todos los días cumples diecisiete. —Misaki parece un niño pequeño animándolo. Entonces cuando siente las parpados cerrarse pide un deseo.

    Deseaba dejar ser un niño, y que el cambio no doliera.

    —¿Qué deseaste? — Todos preguntaron, con sus ojos puestos en él.
    —Aprender a cocinar tan bien como Misaki y que Ryu no vuelva a hornear un pastel en su vida— Todos excepto Ryu rieron.

    —¿Ya vieron que hora es? —Exclama Hiroki. Son las cinco y media, por lo que tienen que darse prisa. Misaki carga con el pastel y los demás con mantas y las almohadas medio rellenas. Salen del cuarto y caminan por los pasillos hasta llegar al pie de una escalera vieja que hace ruido cuando ellos suben hasta el techo del motel. Esperan recostados y con migajas en los labios la salida del sol.

    La luz matutina los baña, borrando sus pecados. Los vuelve limpios y puros haciendo que el peso de sus almas y corazones desaparezca. Se sienten renovados, listos para enfrentar sus problemas, sus miedos, para reparar sus corazones rotos.


    QUOTE
    ¡Hey!

    Espero que les haya gustado mucho esta pequeña historia, la verdad es que he estado trabajando en ella en estas últimas semanas siempre que tenia algún tiempo libre y apenas hoy he conseguido terminarla. Me emociona mucho esta pequeña historia porque combina algunas de mis cosas favoritas del momento.

    No sé si alguien aquí ya vio SKAM (la versión noruega por favor porque, no sé como estén las demás versiones, pero hasta el momento la versión italiana casi hace que se derritan mis ojos de lo horrenda que es) pero definitivamente se ha convertido en una de mis series favoritas entonces yo quise hacer mi pequeña versión de este mundo adolescente. Además últimamente no dejo de escuchar a Lana del Rey así que si pueden escuchar This Is What Makes Us Girls y Carmen les aseguro que disfrutaran muchísimo más la lectura, les dejo una pequeña combinación de ambas cosas por aquí

    Esta vez traté de no hacer a Hiroki mi personaje principal, pero definitivamente creo que no lo logré, es que no sé que tiene ese personaje que siempre tengo que hacer que todo gire en torno a él cuando no debería, estoy trabajando en eso, pero hasta el momento no lo he logrado :c


    Edited by ~Akemi~ - 24/11/2019, 02:10
  6. .

    ORANGE

    large

    What the hell were we?
    Tell me we weren't just friends
    This doesn't make much sense
    But I'm not hurt, I'm tense
    Cos' I'll be fine without you babe



    Fue lo primero que Akihiko vio cuando entró al club.

    Había muchos bailarines con menos prendas que Hiroki, los había más atrevidos, que permitían que los clientes pusieran sus manos sobre sus suaves pieles, aunque fuera solamente por unos efímeros segundos, sin embargo, seguía siendo Hiroki quién más destacaba; como una joya brillando en medio del escenario.

    Siempre había sido así. Hiroki siempre destacaba en cualquier lugar al que iba, era el centro del mundo para Akihiko que eternamente lo observaba a la distancia.

    Durante un momento Akihito ya no se encontraba en el club, rodeado el calor de innumerables cuerpos que se movían a su lado, cubierto por el olor del tabaco, el sudor y las lágrimas, sino que se encontraba sobre el césped recién cortado, rodeado de las flores silvestres que se daban en el pequeño bosque detrás de su casa.

    —❤—



    No podía decir que recordaba el momento en el que conoció a Hiroki, porque él siempre había estado a su alrededor. Toda su vida habían permanecido juntos, incluso antes de que ninguno de los dos pudiera hablar o caminar y sólo se habían separado cuando Akihiko dejó el país.

    La madre de Hiroki había actuado como su niñera desde que Akihiko tenía memoria, cuando su madre lo había rechazado haciendo sus maletas y no volviendo nunca a la mansión y de esa manera Hiroki se había vuelto como su hermano, más cercano incluso que la persona fría y seca que su padre había llevado una helada mañana de invierno, y que su había presentado como el medio hermano de Akihiko.

    Cuando eran pequeños ambos se escapaban de la mansión, atravesando los jardines cercanos y adentrándose en el bosque, pero siempre sabían que, al regresar, en la cocina los esperaría una humeante taza de chocolate caliente en invierno, cuando sus manos se congelaban por haber levantado ciudades de nieve, o un té helado que les quitara la sed después de una larga tarde de travesuras en el verano.

    Hiroki había pasado tanto tiempo a su lado que a Akihiko le parecía imposible decir el momento exacto en el que se había enamorado de él. Tal vez había sucedido a los cinco años, cuando Akihiko le lanzó una bola de nieve en el cabello, y el sol brilló a través de las ramas marchitas de los árboles haciendo que el cabello de Hiroki brillara con tintes dorados, o tal vez sucedió cuando tenían diez años y Akihiko se había vuelto un niño con un halo de melancolía que sólo podía desaparecer cuando Hiroki le sonreía de esa manera tan pura cuando le mostraba sus escritos o sus libros favoritos.

    Quizá en el pasado habían vivido mil vidas juntos y desde siempre se habían amado, cuando solo eran espíritus en el viento, antes de encarnar en carde y huesos de nuevo. Akihiko no lo sabía, sólo sabía que a sus quince años no podía apartar los ojos de Hiroki, no cuando leía a su lado en completo silencio, con los ojos llenos de brillo y los labios curvados en una sonrisa, tampoco podía dejar de verlo cuando les dejaban terribles cuentas matemáticas y Hiroki fruncía el ceño respingando su diminuta nariz, o cuando se acostaban sobre el pasto lleno de flores y los rayos del sol iluminaban las pestañas de Hiroki, como miel sobre sus ojos. Una tarde Akihiko se había inclinado para probarla.

    —¡¿Qué crees que haces estúpido?!— Hiroki se había sonrojado y alejado, pero Akihiko lo mantenía debajo de él. Incluso había tenido la osadía de reírse en su cara, sosteniendo sus mejillas y subiéndose a su torso, y en algún momento entre los rayos del sol, las risas y los gritos furiosos, todo se quedó en silencio, ni siquiera los pájaros siguieron su trino, no cuando sus labios se unieron, en un momento que duró horas.

    El momento seguía fresco en su mente, al principio todo había sucedido deprisa y desordenado, manos nerviosas que se movían sin ninguna dirección previamente trazada, posteriormente sólo fue dulce y pacífico, las manos de Hiroki ascendieron hasta su nuca, desplazándose por sus hombros y después marcando sus costados, Akihiko aún recordaba lo suave que estaba su cabello ese día y lo delicada que le pareció la curva de su espalda contra el césped.

    En algún momento había abierto los ojos, chocando sus pestañas contra las de Hiroki y había visto la intensidad con lo que lo miraba, con sus ojos cafés dilatados. Los minutos se transformaron en horas y ambos seguían rodando sobre el pasto, a veces se apartaban y entonces Akihiko acariciaba el cabello de Hiroki, sus mejillas, sus orejas e incluso la pequeña curva en su cintura, entonces Hiroki volvía a buscarlo con necesidad y todo comenzaba de nuevo.

    En ningún momento hablaron siquiera, no hacía falta.

    Después de eso todo había sido más y más. Se besaban en las esquinas de la mansión, en los momentos en que la madre de Hiroki se encontraba cocinando, o cuando el hermano y el padre de Akihiko se encerraban en el estudio, hablando de números y cifras que a nadie le importaban. Se besaban y acariciaban contra los estantes de libros, sobre el escritorio de Akihiko, a un lado de pinturas y jarrones caros que abundaban en la casa e incluso en el comedor, cuando pensaban que nadie los veía, pero su lugar favorito siempre sería el pequeño bosque que los guardaba en su follaje y los dejaba descansar en paz.

    —❤—



    —¡Akihiko! —Isaka estaba tomándolo por la manga de su camisa y lo llevaba dentro del club, rodeado a las personas que les impedían el paso —He visto a tu bailarín en el centro del escenario —Puede reconocer la burla en la voz de Isaka, pero en ese momento no le importa, no cuando está tan cerca de Hiroki, cuando por fin puede apreciar su rostro con los ojos vidriosos y rotos.

    Lo ve rodeado de hombres que lo comen con la mirada y que aun así no se atreven a tocar su piel hasta que él se los permite. Akihiko no sabe si es una tortura o un deleite verlo de esa manera.

    —¿Y bien? —Ryu lo miraba con una expresión aburrida, esperando el momento en que pudieran salir de ahí —¿Ya podemos irnos? —Isaka conocía a Akihiko pues ambos habían asistido a la universidad juntos y aún después de Usami la había abandonado habían seguido comunicándose, Ryu estaba seguro de que cualquier conocido de Akihiko no podía estar ahí, después de todo Akihiko venía de una de las mejores familias de Japón, incluso con antepasados aristócratas ¿por qué estaría relacionado con un bailarín como ese?

    Sin embragó cuando Isaka vio el rictus preocupado de Akihiko, cuando notó la tristeza en sus ojos y como se le escapó la respiración, lo sujetó de las mejillas, haciendo que Akihiko apartara la mirada del bailarín.

    —¿De verdad lo conoces? Debes de estar jodiendome Usami Akihiko —No lo estaba. El escritor estaba conmocionado, perdido en sus memorias y en el pequeño ángel que brillaba, pecaminoso sobre las baldosas relucientes que lo reflejaban tal y como era; como un ser roto, y vacío que aun así no perdía su brillo entre todo aquel caos y locura.

    —Es la joya de nuestro local. Una vez que miran a Petite ningún cliente puede sacárselo de la cabeza —Era un hombre en un reluciente traje el que les hablaba, con el cabello perfectamente recortado y un acento forzado que se escabullía a través de unos dientes blancos como perlas, con los ojos calculadores y amigables—¿Puedo ofrecerle una función privada, señor Usami?

    Akihiko ignoró por qué ese hombre sabía quién era, así como a su amigo cuando este le dijo que no era una buena idea. Lo único en lo que podía centrarse era en Hiroki que estaba a punto de desaparecer del escenario, lo sabía por el tono de la música elevándose cada vez más, anunciando la partida de Petite.

    —❤—



    Llegó a su camerino tambaleándose, anestesiado por la euforia que permanecía en sus venas.

    Se sentó en la silla de terciopelo rojo frente a su gran espejo, riendo completamente solo. Y ahí, con la luz blanca sobre él levantó la vista tratando de encontrar su reflejo, pero no estaba. Lo único con lo que se encontró fue con un chico de ojos vidriosos y desorientados con las mejillas teñidas de un rojo furioso, los labios hinchados y brillos por toda la cara.

    Sin saber por qué, lágrimas ardientes comenzaron a deslizarse por su cara, empapándola. Lloró hasta que los brillos escurrieron por sus mejillas como cera derretida, ni siquiera fue consiente de en qué momento su jefe había entrado y cuanto tiempo lo había escuchado sollozar. Sólo pudo sentir su pañuelo de algodón limpiar el desastre que era su rostro y su vida.

    —Te necesito listo en quince minutos. Un cliente muy especial ha pagado para verte, te espera en la habitación ocho —Hiroki asintió y le quitó el pañuelo de entre las manos a ese hombre frío y cálido que lo destruía y lo cuidaba.

    —No quiero que sea ese horrible ministro, la última vez no dejaba de tocarme con sus asquerosas manos —Hiroki sabía que sería imposible aún así para él rechazarlo, ese club no se caracterizaba por ser barato, muchas personas importantes de Japón e incluso de otras partes del mundo iban ahí a dejar sus pequeños pecados y secretos, dejando que se ahogaran entre el neón y la música demasiado alta para ser escuchada más que para aquellos bailarines que se sentaban en sus regazos y se acurrucaban sobre sus pechos, tanteando sus corazones y sus armas escondidas entre las finas telas de sus trajes.

    —Ese ministro no volverá a entrar a este establecimiento, además lo detuvimos antes de que intentara algo más ¿no es así? —Su jefe buscaba entre el guardarropa algunas prendas que pudiera usar, mientras Hiroki pasaba una toalla húmeda sobre su piel, quitando del sudor y el maquillaje —Este es un escritor, acaba de llegar a Japón, estuvo aquí la semana pasada, pero nadie supo quién era — Hiroki sintió como sus manos se helaban y se sostuvo del tocador para no caer al suelo. Él sabía perfectamente bien de quién se trataba. — Ganaras bastante esta noche, y después de todo lo necesitas, no has aceptado funciones privadas desde hace semanas.

    Hiroki apenas sintió las manos de su jefe quitando los diamantes y los delgados shorts, ni siquiera se dio cuenta de en que momento habían arreglado su cabello y aplicado de nuevo el iluminador sobre su rostro. Simplemente cuando se dio media vuelta y se observó al espejo estaba vestido con un diminuto short de encaje negro, unos ligueros se aferraban a sus muslos con la única utilidad de hacerlos deseables y una gargantilla con un diminuto diamante al frente. No quedaba ni un rastro de el rostro demacrado que se había reflejado minutos atrás, pero ahí, Hiroki tampoco encontró su rostro, aquel era el rostro de Petit, siempre fresco e incorruptible, deseable, pero no sincero.

    Caminó por el pasillo que llevaba a los cuartos privados aferrándose al albornoz negro que se arrastra por el suelo, alejándose del ruido que eran los vestidores y el escenario principal y sin quererlo crueles memorias llegaron a su mete.

    —❤—



    —¿Por qué no me lo dijiste? —Hiroki había entrado furioso a la habitación de Akihiko, esa que ahora mismo estaba siendo reorganizada pues las repisas que antes estaban llenas de libros ahora estaban vacías y la ropa que antiguamente se guardaba en el closet ahora estaba distribuida en varias maletas sobre el suelo de madera recién pulido.

    Akihiko se encontraba cerca de su ventana, con una expresión melancólica que últimamente no abandonaba su rostro.

    —Antes de entrar de verías de llamar a la puerta Hiroki —Hiroki no le hizo caso, entró a grandes zancadas a la habitación hasta pararse frente a Akihiko, no se encontraba contento y no estaba de humor para uno de los comentarios tontos de Akihiko, este resopló y encaró a Hiroki. —¿Por qué tendría que decírtelo?

    —Porque me habías prometido que iríamos a la misma universidad, porque ahora resulta que te vas a mudar a otro continente, porque se supone que somos…
    —¿Qué somo Hiroki? —La voz tan fría de Akihiko congelo cualquier expresión de rabia que Hiroki hubiera tenido, sus ojos se llenaron de lagrimas sin embargo fue la mejilla de Akihiko la que se tiño de rojo cuando la palma de Hiroki impacto contra la sensible piel, que miles de veces había besado.
    —En ese caso espero que disfrute su estadía en Londres, señor Usami.

    Hiroki bajó las escaleras tropezando algunas veces pues las lagrimas le nublaban la vista, salió de la mansión y corrió hasta que llegó a su pequeño escondite, donde todo era verde y azul pero donde últimamente no podía hallar paz. Desde hacía varios meses su relación con Akihiko no era ni la sombra de lo que había sido, había días en los que ni siquiera se veían, sus besos le sabían mal sobre los labios, pero él los suplicaba aún así, tal vez todo había comenzado desde que le había dicho que no tenía la intención de seguir… con lo que fuera que estaban haciendo.

    Desde siempre había sido así, dos tontos adolescentes que besaban labios extraños. A veces cuando asistían a alguna fiesta juntos y cada uno tomaba a sus amantes de esa noche se veían a través de la habitación y encontraban sus miradas aun cuando tenían sobre sus labios el sabor de una persona desconocida. Pero al final de la noche siempre eran solo ellos dos y aun así siempre se escondía de los demás, siempre se besaban entre las sombras y se murmuraban palabras de amor que sólo en ocasiones especiales eran descifrables.

    Escuchó las ramas romperse a sus espaldas y el pasto doblarse y estirarse, entonces sintió unos brazos cálidos rodeándolo y el aliento helado sobre su rostro.
    —¿Qué nos hemos hecho Hiroki?

    —❤—



    Aún después de tantos años Hiroki no tenía la respuesta, pero eso no importaba ahora, no cuando Hiroki no estaba ahí para sufrir. Abrió la puerta marcada con el número ocho sin mirar realmente adentro.

    —Supongo que ya le informaron las reglas del establecimiento. No se permiten cámaras ni cualquier objeto que pueda dañar a los bailarines— Hiroki le dio la espalda deshaciendo el moño que ataba su albornoz—No se permite la entrada de más de dos personas, ni el uso de drogas mientras se esté con los bailarines— El albornoz de deslizó sobre su hombro hasta que Hiroki finalmente se desprendió de él y lo colocó sobre una percha — No se permite tocar a los bailarines.

    Las luces claras desaparecieron, dando lugar a unas de que tiñeron de rojo la habitación y la música comenzó cuando Hiroki se dio la vuelta, con los ojos fijos en Akihiko —Espero que disfrute de mis servicios, señor Usami.



    QUOTE
    Hola~
    Esta ha sido una semana agitada para mí, pero en cuanto terminé el capítulo anterior ya estaba deseando comenzar con este así que he aprovechado mis tiempos libres y lo he escrito, creo que no quedó tan mal C:

    Ya sé que las dejé con las ganas de una charla como se la merecen estos dos después de no verse en tantos años, pero prometo que el próximo capítulo todo quedará aclarado, es sólo que me gusta mantenerlas en tensión.

    La canción que utilicé como inspiración para este capítulo se llama Friends y es de Chase Atlantic, no se sorprendan si encuentran a este grupo en algún futuro capítulo porque la verdad es que me encantan.

    Otra cosa es que me gustaría sacar algunos capítulos extras para explicar algunos sucesos, como la "amistad" de Hiroki y Kaoru. No sé como voy a desarrollarlas ni como voy a incluirlas en la historia, no sé si hacerlo al final o entre capítulos, pero ya s me ocurrirá algo.

    Muchas gracias por leer y comentar, ya saben que se los agradezco mucho.
    Nos leemos~
  7. .

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    Yeah, she loves when everybody's watching
    She knows the way her body moves
    She loves the way they all crawl back when she says
    That she loves nobody else but you.
    She's on the loose



    Despertó en su nuevo y bonito departamento en el centro de la ciudad, donde los autos eran más ruidosos y las luces no se apagaban nunca, una combinación muy mala tomando en cuenta el dolor de cabeza que no parecía querer irse y las nauseas que lo atacaron cunado intentó ponerse de pie.

    Las paredes blancas y carentes de vida junto a los mueves que olían a cuero nuevo lo rodeaban, además su amigo Isaka estaba ahí en su cocina que aún olía a desinfectante y por las cosas a su alrededor podía adivinar que se encontraba cocinando.

    —Por fin despiertas, pensé que tendría que llamar a emergencias— Isaka le apuntaba con su espátula cubierta de huevo a medio cocer.
    —No es para tanto, y no deberías de estar en mi cocina harás que algo se estropee o me envenenaras con lo que estas haciendo — Akihiko se sentó en la mesa con movimientos torpes y dejó que Ryu dejara el plato medio cocinado frente a él.
    —No seas exagerado Akihiko, además tú no podrías hacerlo mejor—Akihiko tuvo que aceptar que era cierto, aun cuando se encontró varios trozos de cascaron en su desayuno.

    —¿Por qué me trajiste aquí? Mi equipaje todavía se encuentra en la casa de mi padre
    Ryu lo miró mal y Akihiko supo que no tuvo que haber preguntado
    —Lo hice porque ustedes, malditos alcohólicos no podían ni sostenerse ayer por la noche y tuve que conducir por toda la maldita ciudad para dejarlos es sus casas, la casa de tu padre se encuentra al otro lado de la ciudad no iba a conducir hasta allá.

    Después de eso el desayuno siguió en silencio. A Akihiko secretamente le avergonzaba su comportamiento, pero entre recuerdos confusos hubo un pequeño momento de claridad en su mente. Soltó una pequeña sonrisa se lado y miró a Isaka frente a él que no dejaba de hacer pequeñas muecas que delataban que a él tampoco le agradaba del todo el sabor del desayuno que había preparado.
    —Sabes, tuve un sueño bastante extraño—Bebió la taza de café que su amigo había puesto frente a él, por lo menos eso estaba bien; amargo y cálido—Íbamos al barrio rojo y entrabamos a un club nocturno con luces de neón.
    —Y enloquecías de amor por un bailarín exótico ¿cómo se llamaba?

    La gravedad se encargó de que tanto los palillos como la mandíbula de Akihiko cayeran.

    —❤—



    Sus sueños estaban plagados de luces de neón tan resplandecientes que lo cegaba, conversaciones a todo volumen y olores que lo asfixiaban y lo dejaban mareado e indefenso, pero cuando cerraba los ojos el ruido era remplazado por un sonido blanco que lo aterraba y al mismo tiempo lo llenaba de paz, ya no había luces radiantes ni manos tocando su cuerpo. Estaba sólo, y eso lo ponía terriblemente triste.

    El usual pajarito que se encargaba de llamar a su ventana pasado del medio día lo hizo despertar. Estaba demasiado cansado y pensaba seriamente en dormir otro poco, pero ante la insistencia de ese extraño bicho se levantó del diván que utilizaba como cama y abrió la ventana de golpe haciendo que el pajarillo saliera volando.

    Se estiró pese al sueño y al verse en el espejo notó que era más cabello despeinado y ojeras que persona, sonrió ligeramente ante tan tonto pensamiento y salió de su habitación, apenas un cuarto donde cabía su minúsculo diván y un pequeño baúl donde guardaba sus pocas pertenencias. El pasillo estaba sólo cuando se dirigió al baño para lavar su rostro. Al fijarse en el espejo notó que las ojeras que cargaba desde hacía unos días atrás aún no desaparecían y Hiroki sabía por qué. Aquellos ojos violetas y perspicaces no salían de su cabeza por más que quería borrarlos.

    Todavía tenía la imagen de Akihiko fresca en su cabeza. Años atrás siempre había admirado la expresión sobria que tenía a pesar de ser un adolescente y ahora que era un hombre podría haber hecho juego con el traje clásico y elegante que portaba, pero aquella noche tenía el cabello despeinado y sus rasgos faciales eran salvajes; las luces brillantes no hacían más que acentuarlos. Sus labios estaban enrojecidos y Hiroki pensaba que en algún punto de su visita al barrio rojo su corbata tendría que haber desaparecido, su cabello plateado parecía flotar por el aire. Él no pudo quedarse tanto tiempo, apenas sintió las heladas manos de Akihiko poner un billete entre sus medias bajó de su mesa para ocultarse detrás del escenario.

    —¡Hiroki! —La voz lo golpeó como un látigo y lo obligó a dejar de pensar en Akihiko —El agua se está escurriendo, no ganaras los suficiente para cubrir el recibo este mes— Hiroki es bruscamente empujado, no comprende el enojo de Asahina hasta que siente el agua en sus pies descalzos y el sonido de la llave siendo cerrada llega hasta sus oídos.

    —Lo siento, no me di cuenta— Es una disculpa inútil, pero sabía que eso aplacaría a Kaoru. Kaoru suspira y estira su cabello hacía atrás. Hiroki lo ve de pies a cabeza, planteándose que se ve terriblemente apuesto en su uniforme.
    —Como sea, recuerda que hoy viene el cobrador no quiero que nos atrasemos con la renta— Kaoru camina alejándose del baño, tal vez demasiado cansado por la guardia nocturna que acaba de cubrir, además de la suya propia. —Tan solo deja el dinero sobre la mesa. No quiero que ese viejo esté llamando a la puerta a horas inapropiadas…

    Kaoru no continua con el discurso que está teniendo, no cuando Hiroki se aferra a su espalda y desliza sus manos a través de su camisa. Kaoru es cálido, siempre lo ha sido y siempre ha sabido como contener a Hiroki, como evitar que se rompa en miles de pequeñas piezas. Siente el aliento helado de Hiroki en su mejilla y sus mansos cálidas en el borde de su pantalón, se dice a si mismo que no debería sucumbir ante los encantos de Hiroki, ante sus labios suaves o ante las estrellas sobre su piel.

    Pero lo hace.


    —❤—



    Han pasado días desde su visita a Bad Habits y la ansiedad lo está consumiendo. Se pasa horas pensando en que tal vez todo es una mala jugada de su mente, tal vez aquel rostro provocativo y cautivador que contemplo aquella noche detrás del velo del humo de cigarrillos no es el mismo que él recuerda, muchas personas tienen el cabello castaño y ojos grandes y expresivos, muchas personas tienen aquellas curvas y ángulos donde debe haber curvas y ángulos, muchas personas tienen esa piel de terciopelo y esa aura que las invita a no dejar de mirarlas nunca ni por un segundo, ni aunque la vida se les vaya en ello.

    Pero muy dentro de sí, Akihiko sabe que se está engañando, pues la voz dulce y confusa sigue sonando en su cabeza.

    Isaka lo encuentra perdido en sus pensamientos cuando entra a la oficina de su editorial. Aún no han encontrado ningún editor para tan terrible y desorganizado escritor, así que él personalmente se estaba haciendo cargo de la odisea que era que Akihiko escribiera, aunque fuera solo unos cuantos párrafos, pero la mente del escritor parecía estar en blanco; totalmente vacía.

    —¿Qué es lo que pasa contigo? Desde hace varios días estás más idiota de lo acostumbrado—Isaka no se caracterizaba por su paciencia o su tacto y el ver afectado a su amigo no sacaba su mejor lado como persona.

    —Creo que conozco al bailarín de la otra noche —Las palabras saben extrañas en su boca una vez que las dice, en su garganta estaban espesas y livianas como la niebla en una mañana soleada pero una vez fuera parecían reales.

    —¿El de Bad Habits? ¿Estas seguro? —No sabe por qué Isaka parece tan despreocupado cuando él casi se está muriendo por dentro —¿Eso es lo que no te deja pensar? Que tontería.

    —Tengo que volver a verlo y estar seguro de que no es él. Así tal vez estaré más tranquilo— Es mentira; se repite y no deja de hacerlo ni siquiera cuando escucha las risas y los comentarios inapropiados de Isaka, pero al final cuando su amigo accede a llevarlo de nuevo a aquel lugar Akihiko teme por lo que se le pueda revelar

    —❤—



    Había dejado a Kaoru dormido en su cama. Asahina tenía el cuarto más grande de su departamento, donde por lo menos cabía una cama matrimonial, un ropero y algunos muebles pequeños. Kaoru había insistido en que lo compartieran, pero Hiroki se había negado, después de todo la mayor era quién más aportaba a su pequeño y roto hogar.

    Después de sacar un poco de dinero de su escondite secreto —que en realidad no era más que un ladrillo suelto en una de sus paredes— y de dejarlo sobre la mesa en la sala se despidió de Asahina con un beso en la coronilla de su cabeza, donde se hacía un pequeño remolino que a Hiroki le parecía adorable y que sólo podía disfrutar cuando Kaoru dormía escondiendo su rostro en la almohada justo como en ese momento lo hacía.

    Lo único que iluminada las calles era la precaria y amarillenta luz del alumbrado público. Por lo general Hiroki prefería tomar el autobús a su trabajo, pero esa noche quería respirar el contaminado aire de la ciudad y dejarse envolver poco a poco por los anuncios llamativos y la música a todo volumen que empezaba a escaparse de algunos locales vecinos. Para su sorpresa llegó sorprendentemente temprano y se dirigió a su camerino, que compartía con otro de los bailarines, una marcada diferencia con respecto a los novatos que se amontonaban todos frente a un solo espejo y luchaban por las secadoras de cabello y las sombras cromadas del tocador.

    El se desvistió sin prisa y se puso el conjunto que usaría esa noche. Usaba unos shorts demasiado cortos a los que ya se había acostumbrado y por su cabello y alrededor de la única prenda que luciría esa noche caían en cadenas pequeños y refinados diamantes.

    Se aplicó brillos sobre los hombros y el vientre, así como en sus mejillas y en el contorno de su rostro, se aplicó apenas un poco de hidratante sobre los labios y entonces ya estaba listo para ser corrompido esa noche. Ensayó su sonrisa frente al espejo, era la parte más difícil y la que más tiempo le tomaba, tanto que cuando se dio por satisfecho con el resultado de incesantes prácticas e intentos fallidos por parecer provocativo y cautivador sus demás compañeros ya estaban en el club, listos para salir en cualquier momento al escenario.

    Uno a uno fue saliendo y mientras más avanzaba la noche más confianza adquiría Hiroki, en algún punto de la madrugada dejó de ser el pequeño e indefenso niño para convertirse en el rey del lugar. Se dejó envolver por las risas de los chicos en sus diminutos trajes y un aura mítica se dejó caer sobre ellos. Cuando estuvo en el escenario ya no era Hiroki, era Petit por quién todos suplicaban, incluso el mismo Hiroki.

    Se entregó a los deseos de sus amantes, bailando y dejando que la pedrería sobre él brillara en contacto de las luces artificiales, formando iris de todos los colores imaginables e inimaginables.


    QUOTE
    Hola ¿Cómo están? ¿Me extrañaron?

    La verdad es que he me he retrasado en mis proyectos porque este es mi último año escolar y creo que me estoy emocionando demasiado, he tenido tantas cosas que hacer que la verdad mi escritura ha pasado a segundo plano, además creo que no tenía ninguna idea clara para este capítulo pero por fin esta tarde me senté en mi escritorio y no me he movido hasta que lo he tenido listo.

    Otra cosa por la que me he tardado es porque no he encontrado imágenes que me gusten lo suficiente. Verán las letras de las canciones y las imágenes quiero que sean perfectas y que avancen conforme a los capítulos, de hecho no estoy de todo convencida de la imagen que he elegido para este capítulo por eso no se sorprendan si encuentras una diferente en unos días c:

    Veo que a todas les ha gustado mi Hiroki bailarín(? espero que también les guste en este capítulo c; Muchas gracias por sus comentarios hoy los estuve leyendo y me han hecho el día.

    Nos leemos~

    PD: Casi se me pasa mencionarles que espero que compartan el mismo gusto musical que yo para que disfruten su lectura. La canción de la semana pasada fue Bad Decisions de Ariana Grande y la de este es on the loose de Niall Horan


    Edited by ~Akemi~ - 31/3/2018, 01:46
  8. .
    Vio a las chicas que los observaban y pareció sonrojarse al mismo tiempo que ellas así que desvió su mirada, aunque tuvo que sonreír cuando Enrico mencionó lo atractivo de sus ojos, la verdad es que se lo decían seguido, desde Aiko hasta su padre y otras personas que en ese momento no era necesario recordar.

    Cundo Enrico se acercó a él y escuchó un dejo de hostilidad en su voz Alex se tensó. —Claro que no lo hago— Le respondió ignorante de las miradas sobre él en esos momentos.

    Se sorprendió cuando su profesor tomó su mano, pero no hizo nada por soltarse y se dejó llevar por las calles de Tokio de la mano de Enrico, sin siquiera importarle las miradas de las personas cuando pasaban junto a ellos.

    Había escuchado sobre ese restaurant e incluso en algunas ocasiones sus amigos habían querido llevarlo, pero Alex nunca había accedido pues su trabajo y la escuela se lo impedían. Le sonrió con agradecimiento al chico cuando los dejó en su mesa y rápidamente revisó el menú sin decidirse.

    —Sí, es muy bonito —Le respondió paseando su vista por el restaurante, fijándose mejor en las mesas de madera pulida y reluciente, la decoración tan tradicional de Japón y en el agradable aroma que flotaba en el aire—No puedo dejar que usted pague profesor, ya le he caudado bastantes molestias—Lo decía sinceramente, dejando el menú a un lado. Además, no se sentía muy cómodo dejando que su profesor pagara todo por él.

    —Yo tampoco, es mi primera vez aquí. — Alex agachó la mirada cuando su profesor menciono una segunda cita, intentando que su expresión sorprendida no se notara mucho ¿Así que de verdad le interesaba?

    —¿No ha estado mucho tiempo en Tokio, profesor? — Preguntó en un intento de desviar la conversación y en parte por verdadera curiosidad. Cualquiera notaría que Enrico era extranjero y por su apellido Alex había descubierto su nacionalidad. —Tiene un buen acento y habla muy bien el japonés, pensé que tendría más tiempo viviendo aquí.

    El mesero llegó rápidamente y Alex pidió un okonomiyaki, uno de sus platillos favoritos y esperó a que Erico ordenara algo también.

    De acuerdo, aunque al principio estaba nervioso tal vez aceptar la cita de su profesor no había sido malo, estaba conociendo una faceta más relajada de su profesor y eso le gustaba. Por un momento se preguntó si eso le traería consecuencias en un futuro, pero apartó rápidamente esos pensamientos cuando vio a Enrico frente a él, siento él lo único que había en su cabeza.


    SPOILER (click to view)
    Pues supongo que ya somos dos que no sabemos mucho de Japón xD
    Este es el okonomiyaki, y según el Internet es un plato originario de la región de Kansai, y contiene diferentes ingredientes, entre ellos calamar, carne de cerdo, bacon y camarones. Pero los vegetales juegan un papel importante en este plato, ya que también contiene generosas cantidades cebolla de verdeo, brotes de soja y repollo. Esta comida esta cubierta de una salsa color negra llamada “Salsa okonomiyaki” y en muchos casos también se le pone mayonesa.

    Por aquí te dejo su receta que me pareció adorable
  9. .
    Se sintió un poco avergonzado cuando su profesor le recordó sus saltos de comidas, pero su cara se tiñó de un rojo intenso por la vergüenza cuando menciono lo del motel, y aunque podía notar la broma —o quizás no tanto— en su voz, la verdad es que no dejaba de sentiste abochornado.

    —Y-yo… jamás le pediría eso—
    Murmuró aun con el rostro caliente y rojo.

    Salió con la mochila sobre su hombro y mientras caminaban por la calle podía sentir la mirada de Enrico sobre él, pero ahora lejos de incomodarle le preocupaba un poco. El día anterior le había dicho que estaba muy flacucho y Alex sabía que tampoco era muy alto ¿Le molestaría eso a su profesor? Volteó ligeramente hacia arriba cuando Enrico le habló y si bien aún se sentía avergonzado, la voz tranquila de su profesor era un cambio refrescante para Alex. ¿Quién diría que su rudo profesor podía tener una voz tan relajada?

    —¿Qué me gustaría hacer? —
    Murmuró por lo bajo recordando entonces que estaba en una cita con su profesor. Alex no estaba acostumbrado a las citas, o por lo menos no a las planeadas y pensar que estaba teniendo una con Enrico lo ponía terriblemente nervioso —En realidad cualquier cosa estaría bien—Pensaba que no debía crearle muchos problemas a su profesor y sin embargo cuando Enrico mencionó el parque de diversiones a Alex le brillaron los ojos. Le había prometido a Aiko que irían juntos el fin semana, pero podía romper su promesa si se trataba de su profesor ¿o no? — En realidad me parece una buena idea, pero debo llegar temprano a mi casa—Le advirtió, soltándose un poco para su profesor. La verdad es que ahora que hablaba más con él, y que su profesor no tenía esa expresión severa ni su tono de voz gruñona Alex no encontraba razón para estar tan tenso, y aun así sabía que no debía bajar la guardia.

    Mientras más avanzaban y se alejaban de la casa de su profesor Alex notaba como las calles se llenaban de personas que iban de un lado a otro haciendo ruido y arremolinándose en las correderas. En realidad, Tokio nunca le había agradado mucho, había demasiada gente a su alrededor para el gusto de Alex, la ciudad en sí era ruidosa y brillante, llena de anuncios gigantes e imágenes que pasaban frente a él.

    Notó como algunas personas los veían, pero su mirada no estaba sólo en Alex sino en Enrico—Creo que llama mucho la atención— Lo dijo sin pensar viendo a su profesor desde toda su altura. Era increíble que las personas ni siquiera lo ocultaran, aunque él tampoco era muy disimulado en ese aspecto. La verdad es que Alex no los culpaba, Enrico era totalmente diferente a lo que se veía por Tokio y justo ahora no le podía quitar los ojos de encima.

    SPOILER (click to view)
    7//n//7

    Me ha encantado el conjunto de Enrico, me parece súper atractivo~
    Creo que no estaba muy inspirada esos días, pero ahora la verdad es que tenía muchas ideas que no pude plasmar del todo.
  10. .
    Hola~
    ¿Podrían borra este tema por favor?
    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=73452899

    Gracias y que tengan un lindo día
    Nos leemos~
  11. .

    RED

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    Don't you know I ain't fucking with them good boys?
    Know you love me like ain't nobody here, boy
    If you want it, boy, you got it
    Ain’t you ever seen a princess be a bad bitch?


    Akihiko acababa de llegar al país.

    Tanaka ya lo esperaba en el aeropuerto, tan formal como siempre. Sin embargo, cuando lo vio acercarse le sonrió con afecto y Akihiko le devolvió la sonrisa.

    No hablaron mucho en su camino a casa, pero Akihiko lo prefería así. Se concentró más en admirar la ciudad y notar lo mucho que había cambiado a lo largo de esos años. Sonrió con nostalgia cuando se fueron perdiendo los grandes edificios y se adentraron en una de las zonas residenciales más lujosas de Tokio.

    —Su padre estará feliz de verlo después de tantos años. — Akihiko no estaba tan seguro de eso. No había regresado a su casa después de que su padre se enterara que había abandonado la universidad en Londres, para perseguir su sueño de ser escritor, y la única razón por la que lo recibían ahora era porque se había convertido a lo largo de los años en un escritor reconocido y exitoso.

    No se parecía en nada al joven de dieciocho años que había partido hacía cinco años. Aun así, no debatió con Tanaka y asintió a todo lo que decía. Su mayordomo hablaba de como su padre trabajaba arduamente a pesar de su edad y de cómo su medio hermano había estado ayudándolo en la empresa.

    Cundo cruzaron las puertas de la mansión Akihiko notó que algo era diferente. No sólo el color blanco que había remplazado al azul en las paredes, o la alfombra nueva y blanca que adornaba el suelo o el aroma a roble en lugar a lavandas en el aire, era algo más. De pronto lo sintió faltaba alguien entre sus brazos.

    —Tanaka ¿dónde está Hiroki? ¿Sigue trabajando en el jardín? — Tanaka se quedó en su lugar quieto como una piedra y Akihiko al ver que no obtendría una respuesta de su mayordomo se encaminó al lugar donde creía que obtendría respuestas.

    Cruzo la sala principal y la cocina hasta la puerta trasera. De espaldas estaba un joven de cabello castaño regando las rosas que crecían en largas enredaderas por la pared. Akihiko se acercó a través del pasto húmedo y verde, pero cuando estaba por llegar hasta el joven este se dio la vuelta, Akihiko notó entonces que no se trataba de su amigo.

    Retrocedió sobre sus pasos, confundido.

    Cuando regreso al salón sus maletas ya no estaban, en su lugar su padre y su hermano lo esperaban. Compartieron un saludo seco y Akihiko suspiró decepcionado, nada había cambiado en esa casa.

    —¿Te quedaras aquí? —Preguntó su padre, con esa voz tranquila que siempre lo sacaba de quicio.
    —Sólo por hoy, he conseguido un departamento en la ciudad —. La verdad es que no le emocionaba la idea de estar mucho tiempo en lo que alguna vez había sido su hogar, y que ahora por alguna extraña razón se sentía más frío y solo de lo que recordaba.
    —Perfecto. Muchos de nuestros conocidos se han enterado de que regresabas al país— Mencionó su medio hermano. A Akihiko a veces le asustaba lo mucho que se parecía a su padre incluso en el tono de voz —Y nuestro padre ha organizado una fiesta esta noche en la mansión.

    Akihiko casi puso los ojos en blanco como cuando era niño, pero decidió que era mejor no decir nada. No tenía ni una hora en el país y no tenía la intención de iniciar una discusión con su familia tan pronto, así que no tuvo otra opción más que asentir sin objetar por nada. Cuando su padre y su hermano estaban por retirarse Akihiko tomó por una muñeca a Haruhiko.

    —¿Dónde está Hiroki? No lo he visto en la mansión ¿y la señora Kamijou?
    —Ellos ya no trabajan aquí Akihiko ¿no te habías enterado? — Su hermano se desprendió suavemente de su agarre sin darle tiempo de preguntar por qué.

    Se retiró a la habitación que había sido suya cuando era pequeño y notó que nada había cambiado, ni siquiera el cuadro de corcho lleno de fotografías y dibujos. Encontró su foto favorita rota se las esquinas y ligeramente aburrida, eran Hiroki y él cubiertos de pasto y bañados por los rayos del sol.

    Akihiko pocas veces había conocido el arrepentimiento, no lo había sentido cuando abandonó su hogar o su carrera, ahora lo sentía al darse cuenta de que había abandonado a su amigo.

    —❤—


    La fiesta estaba siendo terriblemente aburrida.

    Había personas que lo felicitaban ahora que era un escritor reconocido en Japón, pero que se habían mofado de él cundo dejó su carrera truncada en el extranjero. A Akihiko le asqueaban esas personas.

    Sin embargo, algo bueno debía de salir de todo ese circo. Se encontró con viejos amigos con los que había mantenido en contacto y cuando los invitados de sus padres se habían retirado y él estaba demasiado borracho para pensar con claridad se dejó guiar por aquellos a los que llamaba amigos y se alejó de la mansión.

    Manejó su auto a través de las calles de Tokio, dejando la exclusiva zona de la ciudad donde había vivido para internarse en los barrios más bajos que conocía. Llegaron sin saber a donde dirigirse, guiados por las luces de neón que los cegaban, hasta que dieron con lo que parecía el lugar indicado.

    El letrero de neón con un intenso color rojo indicaba el nombre del lugar; Bad Habits.

    Sus compañeros y el mismo ya están bastante ebrios para quejarse por la música tan alta, o el olor a tabaco y alcohol, al contario los disfrutan y los anima. Se sentaron cerca de lo que parecía un escenario principal, que en esos momentos estaba vacío a excepción del tubo servía para las bailarinas y los bailarines. Pero muy pronto eso cambió. La música se volvió baja y lenta, las luces neón y brillantes se cambiaron por unas luces pasteles y suaves, el escenario era lo único que se veía con claridad, se ilumina, como si un milagro estuviera a punto de pasar en ese lugar.

    Escuchó a los hombres murmurar a su alrededor. Akihiko casi no los entendía, sus voces parecían lejanas y estaban en un idioma que Akihiko no podía identificar, pero una palabra era repetida por todas aquellas bocas, ansiosas de una criatura, una que respondía al nombre de Petit.

    Akihiko centró su atención en el escenario y lo vio aparecer, no era una bailarina, pero era mejor que una. Tenía las piernas largas, envueltas en medias de red unidas a un liguero, con la piel llena de pequeños diamantes y se movía al ritmo de la música.

    Akihiko se encontró a si mismo siguiendo con la mirada las delgadas caderas y la manera en que la delicada espalda se curveaba conforme la música avanzaba. Pero entre más rápido iba la música Akihiko podía reparar en los delicados dedos de los pies que estaban al desnudo sobre el escenario, también admiraba la forma en la que el cabello del bailarín cambiaba de castaño a rojo de acuerdo con la iluminación que lo hacían parecer un ángel rodeado de un aura roja. Un ángel en llamas; se encontró pensando.

    Se perdió en su piel satinada y en sus delicados dedos alrededor del tubo. Pudo notar sus labios, moviéndose de acuerdo a la letra de la canción y curvándose en una sonrisa, sus piernas separándose mientras los hombres a su alrededor suspiraban y gruñían. Todo es tan caliente y delicado que Akihiko no cree que sea real.

    El pequeño ángel desciende de la tarima, acercándose a los hombres que estiran sus billetes a cambio de una caricia y él acude a todos, dándoles un pequeño pedazo de paraíso.

    Akihiko sacó su billetera y extendió un billete, esperando que el pequeño ángel escuche su llamado y acepte su ofrenda. Lo hace.

    Lo ve acercándose, con pasos tortuosamente lentos. Sube a su mesa quedando arrodillado frente a Akihiko, sus piernas cerca de su rostro y Akihiko mete el billete entre las aberturas de red. Cuando el pequeño ángel se inclina Akihiko exhala su aliento contenido y cierra los ojos.

    —Petit—Murmura como muchos hombres han hecho esa noche. Pero la voz que escuchó después lo deja inquiero y lo aleja del Edén para arrastrarlo cruelmente de nuevo a la realidad.
    —Akihiko.


    QUOTE
    Hola~
    Perdón por la demora, pero quería que este capítulo fuera lo más perfecto posible y aun tenía algunos espacios que no sabía muy bien como llenar, creo que está bien, la verdad me gusta mucho y espero que a ustedes también les guste.

    Muchas gracias a Mely y a Anne por sus comentarios, ustedes siempre me están siguiendo en mis locas historias sin importar cuanto tiempo las deje sin actualizar y por eso las amo. Este capítulo lo hice con especial cariño para ustedes, espero que lo disfruten y que crean que la espera ha valido la pena.

    Eso es todo lo que tenía que decir, nos estaremos leyendo en el próximo capítulo.

    PD: Respecto a la historia la verdad es que quiero seguir un poco el color del arcoíris, así que los nombres y la imagen son por eso, algunas veces se repetirán los colores, pero esperó que eso no pase mucho.
  12. .
    Decir que casi se muere del susto cuando sintió el aliento cálido de su profesor en su oreja era decir poco. Sabía que le diría eso, muchas veces sus amantes lo habían llevado a su casa para que no se metieran en problemas por culpa de su uniforme, pero el ir a la casa de Enrico lo ponía terriblemente nervioso.

    Siguió a su profesor sin decir nada. A medida que caminaban sentía como su cuerpo se aflojaba y se sentía cómodo en su presencia, lo miró de reojo, odiando un poco el que fuera tan alto. Casi no respondió a su pregunta cuando la formulo, sin embargo, tuvo el ingenio suficiente para contestar antes de que se notara que se había perdido viéndolo.
    —Casera está bien.

    La casa de su profesor era bonita, no sólo por fuera sino también por dentro. Le recordaba a su casa en Kioto, aunque ahora que la veía comenzaba a recordar por qué amaba su pequeño departamento: no tenía tantas cosas que limpiar.

    Ya comenzaba a aventurarse en la casa cuando Enrico le dio la instrucción de cambiarse. Asintió y se quedó un rato más en el salón principal, distraído con las cosas de su profesor. Hasta que recordó que tenía que cambiar su uniforme, ni siquiera había dejado su mochila así que fue rápidamente a la habitación de su profesor y vio sobre su cama el conjunto de ropa que Enrico había dejado para él. La verdad es que Alex se sentía extraño mientras se desprendía de su uniforme y lo cambiaba por la ropa que su profesor había dispuesto para él. Después de guardar su uniforme en su mochila y verse al espejo notó que el conjunto no le quedaba del todo mal, un poco holgado y para nada su estilo, pero finalmente era bonito y sencillo sólo una camiseta blanca y unos jeans que quedaban bastante bien con sus zapatos escolares.

    Notó que el agua de la ducha dejó de caer y esperó unos momentos en el salón principal hasta que vio aparecer a su profesor aparecer.

    —¿A dónde iremos profesor?


    SPOILER (click to view)
    A Alex no le molestaría ver a un indecente Enrico, y a mí tampoco 7u7r
    Perdón por la respuesta tan corta, la verdad es que no tengo mucha imaginación el día de hoy, pero prometo que la próxima será más larga.


    Edited by ~Akemi~ - 19/2/2018, 05:22
  13. .
    ¿Por qué soy una mamá gallna? xd
    Entonces que sea el último título.

    Me parece una buena forma de iniciar el rol, me gusta bastante la idea.
    Sí, creo que sería una mejor idea que tú lo abrieras, la verdad es que no tengo mucho tiempo ahora., yo te espero.

    Nos leemos~
  14. .
    Yo de nuevo, tu respuesta me agarró en la escuela y no pude contestarte antes. La verdad es que no me molesta para nada compartir ficha, así que no te preocupes.

    Me parece perfecto la combinación que propones. Sí, no sé, creo que Gerard tiene ese instinto protector dentro de él, será un buen guarda espaldas para los hermanitos de Dylan.

    Ahora los títulos, la verdad soy terriblemente mala en ello, pero estaba pensando en:
    —Bad Habits
    —Part of your World
    —Feel Me

    Eso es todo lo que se me ocurre, no sé si te guste alguno o prefieras tú poner el título.

    También está la cuestión de quién va a iniciar el rol, por mí no hay problema en iniciarlo, pero lo haría hasta mañana como a esta hora porque no tengo mucho tiempo.

    Espero tu respuesta ~
  15. .
    Bien, aquí está mi chico.

    La verdad es que no sé si te gusté, lo hice un poco apresurada pero aquí está, si no te gusta no hay problema ya tenemos un rol y con eso me conformo.

    SPOILER (click to view)
    Nombre: Gerard Brown
    Edad: 23 años.
    Rol/Sexualidad: Versátil / Homosexual.
    Ocupación: Barman en un club nocturno.
    Residencia Actual: Dallas, Estados Unidos.
    Nacionalidad: americano.
    Situación Sentimental: Soltero.

    Sobre Gerard:

    Desde pequeño siempre fue muy inquieto. Nunca fue de las personas a las que les gustara la escuela o permanecer mucho tiempo en el mismo sitio, tal vez se debía a que sus padres siempre estaban viajando de un extremo a otro del país, llevándose a sus cuatro hijos con ellos. Gerard es el menor de cuatro hermanos, y según sus hermanos mayores, es el dolor de cabeza de la familia.

    Gerard siempre fue el típico niño que recibía un castigo por lo menos una vez por semana y sus padres siempre tenían que ir a la oficina del director por lo menos una vez al mes, ya sea por alguna lesión de hubiera sufrido Gerard o por alguna pelea entre sus compañeros. A pesar de todas sus travesuras sus padres lo amaban demasiado y él a ellos, y aunque de pequeño le costaba reconocerlo también amaban a sus tontos hermanos mayores que siempre estaban ahí para sacarlo de apuros.

    A sus padres los decepciono un poco cuando dejó la Universidad con sólo tres semestres concluidos, pero es que los estudios no eran para él, desde entonces no ha encontrado nada que lo haga verdaderamente feliz.

    Un tiempo estuvo viajando por todo el país en su motocicleta, tomando trabajos por aquí y por allá, hasta que se asentó en Dallas donde ha estado por un año. Comenzó a trabajar en el club nocturno Dark Paradise gracias a que el dueño es un conocido de su hermano mayor y desde entonces ha estado ahí, sin saber realmente a donde dirigirse.

    Gerard:
    Parece que siempre está de mal humor, pero la verdad es que no, simplemente su cara es un poco... no tan expresiva. A pesar de eso siempre trata de que las personas se sientan a gusto a su lado, es amable con los clientes y rara vez se enoja por más que lo provoquen, sin embargo, si lo provocas puedes conocer su letal lengua y lo descarado y directo que puede llegar a ser. Es muy dedicado a su trabajo y siempre busca la seguridad de las personas que lo rodean.

    Aunque no es muy expresivo cuando confía en ti le puedes sacar una sonrisa o fácilmente. Y conocer a un Gerard bromista y relajado.

    Datos importantes:
    •Aunque considera a las mujeres bonitas, la verdad es que no se puede ver a si mismo en una relación con alguna.
    •Su mayor confidente es su hermano mayor, Adam, que tiene 28 años y su madre.
    •Sabe defensa personal, esto se debe a que sus padres lo enviaron a clases desde muy pequeño en un intento por drenar toda su energía.
    •Le gustan los niños pequeños, siempre soñó con ser maestro.
    •Nunca ha tenido una relación estable, por lo general sólo son relaciones libres que terminan muy rápido.
    •No le agrada especialmente el contacto físico, nunca ha sido de abrazos y casi nunca mantiene una pareja sexual por mucho tiempo.
    •Tiene una motocicleta que ama con su vida.

    Gustos:
    •Los niños pequeños.
    •Los días soleados.
    •Una noche tranquila en su trabajo.
    •La comida picante.
    •Sus chaquetas de cuero.
    •Las largas charlas telefónicas que tiene con su madre.
    •Las plantas, en especial los cactus.
    •Salir de fiesta.

    Disgustos
    •La injusticia
    •Los brabucones.
    •Los perros.
    •Los cigarrillos.
    •Perforaciones

    Apariencia.
    Mide 1.76m siendo el más bajo de sus hermanos, y pesa 65 kg.

    Tiene el cabello castaño y los ojos miel, (ambas cosas heredadas de su madre). El cabello lo usa largo y despeinado, excepto en el trabajo que es cuando se lo amarra en una coleta. Siempre parece desarreglado, pero es parte de su estilo.

    large



    En cuanto a la trama he pensado en dos.
    Puede ser que Gerard y Dylan se conocieran en una de las tantas escuelas a las que asistió Gerard y hasta ahora se encuentren, Dylan pudo ser el primer amor de Gerar pero por obvias razones su pequeño romance no duró mucho, ya que Gerard no permaneció mucho tiempo en esa escuela.

    Puede ser que los hermanitos de Dylan estuvieran en peligro y Gerard los salve y desde ahí se encuentres ( no lo sé, en mi mente la escena se ve muy bien ¯\_(ツ)_/¯).

    La otra trama podría ser que ellos dos se conozcan cuando Gerard va al local que tiene Dylan después de una estresante noche en su trabajo (no creo que trabajar en un club nocturno con personas borrachas a tu alrededor sea muy tranquilizante).

    Eso es todo, la verdad llevo algo de prisa y no he pensado en más cosas, pero creo que lo primero es que me digas si te gusto mi chico.
    En fin, nos leemos~


    Edited by ~Akemi~ - 8/2/2018, 17:34
176 replies since 19/4/2015
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