Posts written by RavenYoru

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    ¡Hola!

    me encantó! Ojalá subas pronto el próximo capítulo n_n

    Felicidades, ¡sigue así!
  2. .
    ¡Hola!

    Tengo una pequeña duda: Quiero escribir un oneshot, pero es sobre un grupo de música y no estoy segura de que sección es la correcta para subirlo. ¿Podrían ayudarme? ¡Gracias!
  3. .
    Género: Romance



    Advertencias: Lemon



    Personajes: Sora, Yoru



    Autor: Yoru_SxY


    Ya no podía soportarlo más…
    Llegué a mi apartamento y dejé mi abrigo y las llaves del auto sobre el sofá. Subí las escaleras a mi habitación, me quité la ropa y fui rápidamente al baño. Tenía que saciar mis ganas o realmente iba a volverme loco.
    Me metí bajo la ducha y abrí el grifo, dejando que el agua tibia empapara por completo mi cuerpo. Estaba demasiado excitado y mi entrepierna comenzaba a doler, por lo que la tome entre mis manos y lentamente comencé a masajearla, sintiendo un agradable cosquilleo que me erizaba la piel. En mi cabeza solo estaba esa persona, la cual deseaba desde hacía ya bastante tiempo, estaba completamente obsesionado con él, quería hacerlo mío aunque fuera solo una vez.
    Aumenté el ritmo de mis movimientos, sintiendo como aquel cosquilleo se transformaba en una ola de placer que sacudía mi cuerpo. Continué unos minutos más, y finalmente llegué al tan ansiado clímax, manchando mi mano con aquel líquido espeso y blancuzco.

    -Joder…- dije apoyando mi espalda en la fría pared de azulejos.

    Había saciado mis ganas, pero aún así no estaba de todo satisfecho.

    Terminé de ducharme y salí del baño envuelto en una toalla, estaba exhausto, hoy había sido un día bastante largo para mí.
    Después de ponerme el pijama y secar mi cabello, me desplomé en la cama, sintiendo como el sueño rápidamente se apoderaba de mí.

    -Mañana será un día jodidamente largo…- murmuré para mi mismo, entrecerrando mis ojos.

    Mi nombre es Sora, tengo veinticuatro años de edad y soy el jefe de una exitosa cadena de hoteles.
    Mi vida era excelente, la empresa marchaba bien, yo vivía cómodamente y sin preocupaciones. Hasta que él apareció…
    Aquel joven de tan solo veintidós años que tomó el puesto de recepcionista, realmente estaba volviéndome loco. Por más que trataba de evitarlo, su perfecto cuerpo, su piel pálida, y su hermosa y sensual sonrisa no podían borrarse de mi cabeza por más que lo intentara. Lo deseaba, quería tocarlo, sentirlo. Realmente estaba enloqueciendo…Y la única forma de calmar mi calentura después de pasar todo el día con él, era masturbándome. Realmente me sentía un idiota.
    Apreté mis ojos con fuerza, tratando de sacarme aquellos pensamientos de mi cabeza y acomodé mi cabeza en la mullida almohada, quedándome profundamente dormido unos instantes después.

    ~xxx~

    Un nuevo día se asomaba por los amplios ventanales de mi habitación. Los incandescentes rayos del sol se colaban por las delgadas cortinas, chocando directamente contra mi rostro. Estiré mi brazo, tomando el molesto despertador que había comenzado a sonar interrumpiendo mi sueño, y entre abrí los ojos para ver la hora. Eran las siete en punto.
    Pesadamente me levanté, revolviendo mis oscuros cabellos y fui hasta el baño para ducharme. Una vez terminada la ducha, me puse mi traje, y bajé las escaleras para tomar mi abrigo y las llaves del auto. Siempre desayunaba en mi oficina, así que no era necesario prepararme nada.

    Mientras iba en el auto, logré ver a lo lejos una muy conocida silueta para mí. Un joven alto, de cabello castaño y ojos dorados se encontraba corriendo detrás del autobús que al parecer lo había dejado atrás. Me detuve en una esquina, observándolo unos instantes, era simplemente perfecto. Su uniforme estaba algo desalineado y algunos mechones cubrían su rostro húmedo por las gotas de sudor que resbalaban por sus sienes. Él se volteó, lanzando varios juramentos al conductor del autobús, y caminó nuevamente hasta la parada. Sin pensarlo arranqué el auto y me acerqué hasta donde estaba, bajando la ventanilla para verle. El me observó y al instante su cara se volvió blanca como un papel.

    -¡J…jefe! –Tartamudeó, arreglándose la corbata.

    -Parece que llegarás tarde al trabajo hoy.

    -¡N…no! El autobús me dejó atrás… ¡Pensaba tomar un taxi!

    -Sube. – Dije yo, abriendo la puerta del lado del acompañante – Te llevo.

    El se quedó estático unos segundos, y se acercó al auto, entrando en él tímidamente. Yo sonreí de forma un tanto arrogante y arranqué nuevamente. Hoy era realmente un buen día.

    Durante todo el viaje hubo un incomodo silencio entre los dos. Él se mantuvo con la vista baja, viéndome de reojo de vez en cuando. Yo mantuve mi vista al frente todo el tiempo, fingiendo prestarle atención al camino.
    Finalmente llegamos al edificio, y aparqué el auto en el estacionamiento.

    -Llegamos. – dije después de quitarme mis lentes oscuros. – Será mejor que te apresures, ya llevas cinco minutos retrasado.

    -S…sí…-respondió él, tratando de abrir la puerta. – Lo…lo siento mucho…

    Yo sonreí de lado y pasé mi brazo por encima de él para quitarle el seguro a la puerta. Nuestras miradas se cruzaron y durante ese instante logré sentir el delicioso aroma que desprendía su cuerpo. Me alejé rápidamente, volviendo a mi lugar cuando aquel calor comenzó nuevamente a invadirme.

    -Apresúrate. – dije con la voz ronca.

    Él chico bajó rápidamente del auto, con las mejillas teñidas de un leve tono carmín, y corrió hasta el ascensor, después de disculparse repetidas veces.

    Bajé de mi auto unos minutos después, y caminé lentamente al ascensor con las manos en los bolsillos, y una tonta sonrisa dibujada en mi rostro. Más lo veía, más me gustaba, y en mi retorcida cabeza se había formado un plan un tanto macabro para por fin poder saciar mis ganas de tenerlo entre mis brazos y hacerlo mío de una vez por todas.
    Entré al edificio, saludando a todos los empleados con mi típica sonrisa de superioridad, y tomé el ascensor. Al llegar al tercer piso, Yoru estaba ya en su puesto de trabajo. Me miró, haciéndome una leve reverencia y sus mejillas volvieron a teñirse de un color rosado. Yo lo saludé de la misma forma, y fingiendo no prestar atención continué mi camino hasta la oficina.

    Mientras revisaba unos papeles y tomaba mi café, mi cabeza daba vueltas alrededor de aquel chico. Hoy lo haría, buscaría la forma de persuadirlo y hacerlo mío de una buena vez. Me levanté de mi sitio, con la taza de café en las manos y salí de la oficina en dirección a la recepción. Yoru estaba conversando animadamente con una chica que al parecer estaba coqueteando con él, eso me cabreó sobremanera. Me acerqué hasta donde estaba y fulminé a la chica con la mirada.

    -B…buenos días, jefe…-Saludó ella, con una tonta sonrisa.

    -¿No deberías estar en tu puesto? –Respondí yo, sin quitarle los ojos de encima.

    Ella bajó la vista y rápidamente se largó de allí, sin decir una sola palabra.

    -Lo siento mucho…-susurró el con la vista baja.

    -En cinco minutos quiero verte en mi oficina. – Dije sin más, retirándome del lugar.

    Pude notar la expresión de preocupación en su rostro, y mi sonrisa se hizo aún más amplia.

    Llegué a mi oficina y volví a sentarme en mi silla, mirando mi reloj. La jornada estaba a punto de terminar, y cuando todos se fueran, solo quedaríamos él y yo…
    Mis pensamientos fueron borrados cuando sentí unos suaves toques en la puerta.

    -Adelante. – dije desviando mi vista al ventanal.

    -¿Me necesita?-Preguntó el joven acercándose tímidamente al escritorio.

    -¿Quién era esa chica y qué hacías hablando con ella? –Solté de repente, sin poder contenerme más. Realmente me había cabreado la forma en la que esta le sonreía, y la estúpida expresión que tenía en su rostro mientras le decía quién sabe qué cosa.

    -Oh…ella es su secretaria, señor. – respondió él, sorprendiéndome. Realmente no les prestaba ninguna atención a mis empleados. – Estaba preguntándome si no había llegado ningún huésped, ya que hoy debemos hacer los informes. ¿No…lo recuerda? Usted mismo fue quien lo ordenó.

    Lentamente me levanté de mi silla, y me apoyé en el escritorio cruzado de brazos. Él retrocedió y bajó la vista inmediatamente.

    -¿Estás seguro que era solo eso? –Insistí, tratando de encontrar su mirada.

    -Bueno…sí. –respondió él, jugando con los botones de su uniforme. - ¿Hice algo malo?

    -Puede que sí. – continué yo, comenzando a caminar a su alrededor, desnudándolo con la mirada. Podía notar su incomodidad y eso me gustaba mucho.

    Él levantó la vista, con los ojos vidriosos y mi miró con una expresión de cachorro desamparado.

    -¿Va a despedirme? – preguntó con la voz temblorosa, a punto de llorar. – De verdad siento haber llegado tarde hoy…

    Me acerqué lentamente a él, hasta acorralarlo contra la pared, y rosé mis labios en su cuello. Pude notar como se erizaba al sentir mi cálido aliento chocar contra su delicada piel, por lo que sonreí de manera lasciva.

    -No voy a despedirte… -susurré con la voz ronca.

    -J…jefe…-Tartamudeó, poniendo sus manos en mi pecho. -¿Qué está haciendo…?

    -Te deseo…-susurré en su oído, colocando mis manos a los lados de su cabeza – Realmente estás volviéndome loco…

    Sus dorados ojos se abrieron enormemente, y un color rojo intenso tiñó sus mejillas. Antes de que pudiera responderme, me acerqué a su boca y aprisioné sus carnosos y rojizos labios con los míos, recorriendo cada rincón de su cavidad con mi lengua. Él se mantuvo estático en su lugar, y tímidamente comenzó a corresponderme. Sabía perfectamente que estaba muy nervioso y algo asustado, y eso me excitaba todavía más. Deslicé mis manos por su uniforme y comencé a quitárselo con lentitud, mientras mi boca ahora se encontraba recorriendo su delicioso cuello. Aunque lo ocultara sabía que aquello estaba gustándole, ya que no ponía ningún tipo de resistencia.
    Terminé de arrancarle la camisa y volví a besarlo con desesperación, mientras mis manos recorrían ahora su torso desnudo.

    -E…espere…esto no está bien…-susurró entre jadeos. –Usted…es mi jefe…

    -Exacto…- Respondí yo, deslizando una de mis manos debajo de su pantalón – Por eso ahora vas a obedecerme, harás lo que yo quiera…

    Dicho esto comencé a masajear su miembro ya despierto por encima de sus bóxers, él empezó a gemir en voz baja y se aferró a mi cuello, enredando sus finos dedos en mis oscuros cabellos. Lo tomé entre mis brazos y lo cargué hasta el escritorio, sentándolo allí para que estuviéramos más cómodos. Me coloqué entre sus piernas y comencé a lamer unos de sus pezones, arrancándole varios gemidos que ya no se esforzaba por contener. Mi ropa comenzaba a molestar, por lo que me apresuré a quitármela, sin apartarme de él. Bese nuevamente sus labios, sosteniendo sus piernas encima de mis caderas, nuestros sexos se rosaban excitándonos a ambos; él comenzó a morder mi cuello, mientras sus manos recorrían mi torso desnudo, en torpes caricias. Volví a atrapar sus labios en un ardiente beso, mientras sus manos apretaban con fuerza mi trasero. Mis labios se deslizaron por su mentón hasta su cuello, y de allí nuevamente a sus pezones, mientras mis manos comenzaban a estimular su entrepierna. Sus gemidos eran cada vez más fuertes y las gotas de sudor resbalaban por su delicado torso. Continué bajando hasta llegar a su miembro, y comencé a lamer la punta, observando la expresión de placer que reflejaba su hermoso rostro.

    -Basta…por favor…-gimoteaba mientras clavaba sus dedos en mis hombros.

    Continué lamiéndolo un poco más, y subí mi rostro para atrapar nuevamente sus labios en un ardiente beso. Él deslizó sus manos hasta mi entrepierna, comenzando a masturbarme rudamente. Comencé a gemir al tiempo que mordía con fuerza su hombro, sintiendo la ola de placer sacudir nuevamente mi cuerpo.

    -Para… – gruñí, apartando sus manos. Si continuaba con aquello iba a terminar antes de lo esperado, quería disfrutarlo un poco más.

    Acerqué dos de mis dedos a su boca, humedeciéndolos con su saliva y rápidamente los llevé hasta su entrada. Introduje uno, moviéndolo lentamente, él jadeó, aferrándose a mi cuello; coloqué el segundo, su entrada estaba ya bastante preparada, por lo que retiré los dedos y apoyé la punta de mi miembro, presionando suavemente.

    -¡Me duele…! – Gimoteó al sentir como la punta comenzaba a entrar lentamente en él. Hundió su rostro en mi cuello y se aferró a mi espalda. – Es la primera vez…-murmuró, mordiendo suavemente mi hombro.

    -No te haré daño…- susurré comenzando a moverme lentamente, conteniendo las ganas de entrar en él de una sola estocada. Realmente no quería lastimarlo, quería que el lo disfrutara tanto como yo.

    Su dolor fue desapareciendo con el paso de los minutos, las embestidas aumentaron y en cuestión de minutos estaba completamente dentro de él. Su rostro me decía que realmente estaba disfrutándolo, y eso me gustaba. Aceleré el ritmo de mis embestidas mientras lo masturbaba; Él rodeó mis caderas con sus piernas, y siguió gimiendo, mientras sus uñas se clavaban en mi espalda. Minutos después llegué a mi ansiado orgasmo, llenándolo con mi semilla.

    -Yo…todavía no…-dijo entre jadeos, mordiendo mi labio inferior.

    Continué masturbándolo mientras lo embestía con rudeza, hasta que finalmente sentí su semilla empapar mis manos y mi abdomen.

    -Bueh chico…-Dije después de recuperar el aliento.

    El sonrió de manera tímida y me abrazó, escondiendo su rostro en mi cuello.

    -Usted realmente es un pervertido, señor. – comentó sonriendo. - ¿Porqué lo hizo…?

    -Ya te lo dije, te deseo y me encantas…-dije apartándolo de mí para mirarlo a los ojos. – Este será nuestro pequeño secreto… ¿Bien?

    Él asintió y sonrió, dándome un fugaz beso.

    Los dos nos pusimos la ropa y salimos de la oficina, afortunadamente ya era tarde y todos los empleados se habían ido. Fuimos hasta el estacionamiento y subimos al auto, después de dejarlo en su casa fui a mi departamento, me di una rápida ducha y me desplomé en la cama, sonriendo más que satisfecho.
    Seguramente mi madre lloraría una semana entera al enterarse, y mi padre no volvería a dirigirme la palabra jamás. Pero a pesar de eso, finalmente me dí cuenta de porque nunca pude tener una relación normal con una mujer. Todas mis dudas se aclararon después de haber tenido el mejor sexo de mi vida con un hombre. Logré entender cual era la pieza que me faltaba, y ahora puedo admitirlo con toda seguridad: ¡Soy gay!

    FIN~


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    ¡Hola! Uff, este oneshot me costo bastaaante. Espero sea de su agrado T.T Agradezco muy especialmente a Kuu-chan por darme una pequeña ayudidta xD Muchas gracias, Kuu-chan! ¡Realmente espero que te guste!
    Me despido. Gracias a todos por leer. ¡Espero con ansias sus comentarios!

    Annyeong!


    Edited by Yoru_SxY - 14/10/2011, 05:45
  4. .
    Awww, ¡Akari-chan eres genial!

    Amé tu fic, ya te lo había dicho: ¡Escribes genial!

    Espero seguir leyendo cosas tuyas, este fic te quedó exelente! :=uuum:

    Sigue asi :=yeahyie: :=hurrahrr:

    ¡Nos leemos pronto! :=yeahyie:
  5. .
    Ahhh!!!!! Y yo que esperaba un lemon bien hot xDDDD

    Pero bueno, lo dejaste a la imaginación, supongo xD

    Me encantó! Estuvo super genial. El Uchiha tuvo por fin su merecido y de una vez por todas hizo honor a su nombre: SasUKE XDDD

    Felicitaciones ^^
  6. .
    ¡Hola!
    Me gustó mucho, super interesante! aunque pobre Sakura, me dio un poco de pena...
    pero en fin...la verdad me pareció muy bueno ^^
    ¡Saludos!
  7. .
    Hoooola, Amai-san

    ¡Me encantó! ¡Simplemente buenísimo! Amé tu forma de escribir, ¡eres genial! Y eso que no me gusta para nada Hetalia xD
    Pero la verdad...viendolo de la forma en la que tú lo planteaste...me encantó! *w*
    Espero ver más fic's tuyos...Nuevamente felicitaciones!


    Saludos! ~
  8. .
    ¡Hola!

    Terminé de re-subir mis fics, así que vengo a solicitar mi rango de escritor intermedio.

    Aquí están todos mis fics, con sus respectivos links:


    SPOILER (click to view)
    1- Oneshot SoraxYoru - “ Siempre Juntos ” - (7º reto literario) https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=57225509
    2- Drabble SoraxYoru – “ Fighting ” https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=57160652
    3- Drabble SoraxYoru – “una noche antes de navidad” – (5º reto literario) https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=57225356
    4- Fanfic SoraxYoru – “Cosas de otro mundo” – https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=57160679
    5- Oneshot SasuxNaru – “Casanova” – https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=56996745
    6- Oneshot SasuxNaru – “Frío” – https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=56996730
    7- Oneshot SasuxNaru – “ Mi obsesión” – https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=56996654
    8- Oneshot SasuxNaru – “ Un encuentro inesperado” - https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=57111714
    9- Oneshot SasuxNaru – “Un solo paso” – https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=57111947
    10- Oneshot SasuxNaru – “La apuesta” - https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=57112765


    Gracias.
  9. .
    Hoy es un día especial. Mientras observo por la ventana con una taza de café humeante en mis manos, recuerdo lo que en un principio fue un simple juego de niños, pero a medida que pasaba el tiempo fue convirtiéndose en una hermosa amistad y al final, ese cariño fue aumentando hasta que se convirtió en algo mucho más grande.

    21 de setiembre del 2008

    Aquella mañana yo desperté temprano para alistarme. El inicio de clases había comenzado; me encontraba nervioso, ya que ese año había ingresado a la universidad. Mi madre me llamó la noche anterior para desearme suerte, aunque me sentí mucho más aliviado, aún tenía ese nudo en el estómago que me mantuvo despierto toda la noche.
    Terminé de a prontarme, después de verme repetidas veces al espejo salí de mi apartamento.
    Llegando a la universidad, vi a muchos estudiantes que sonreían de manera simpática al verme. Yo devolvía la sonrisa, aún manteniendo aquel cosquilleo en mi estómago. Al ingresar, quedé sorprendido al ver la enormidad del lugar. Caminé por un pasillo y subí las escaleras hacia el segundo piso, donde lo vi por primera vez…

    -Disculpa,¿Sabes donde queda el salón de arte? Acabo de ingresar y no conozco mucho el lugar…

    El joven al que me dirigí se volteó mirándome a los ojos con esa enorme sonrisa en sus labios. Negó con la cabeza, respondiéndome:

    -¡Estoy buscando la misma clase! Yo también ingresé este año, este lugar es enorme. ¿La buscamos juntos?

    Yo asentí, quedándome pasmado mirando aquella intensa mirada ámbar. El muchacho miró la hoja que llevaba en sus manos, señalándome el pasillo que estaba frente a nosotros. Yo aún seguía idiotizado observando cada uno de sus gestos, sin decir ni una sola palabra. Jamás había visto tal belleza en mi vida.
    El joven comenzó a caminar hacia el frente, al notarlo apuré el paso para alcanzarlo. Cuando logré darme cuenta de lo que estaba sintiendo me sentí un idiota, traté en seguida de borrar esos pensamientos de mi cabeza. Pero por más que intentaba, cada vez que el se volteaba a verme, o sonreía, la idea de quitármelo de la cabeza se hacía cada vez más difícil.

    -¡Mira! –Exclamó de repente, haciéndome sobresaltar – ¡Allí esta el salón!

    Antes de que pudiera responder, tomó mi mano y corrió hasta el salón, donde la profesora ya había comenzado con su clase. Después de disculparnos ante esta, nos ubicamos en dos asientos libres que estaban en el fondo. La profesora continuó, y nosotros tratamos de ponernos al corriente con lo que ya había escrito en el pizarrón.
    La clase terminó, los alumnos salieron lentamente del salón. Nosotros dos salimos por último para comenzar nuevamente con la búsqueda, esta vez, del laboratorio de química.

    La jornada finalmente terminó, el atardecer se apoderó de la gran ciudad, yo apenas llegaba a mi apartamento. Estaba exhausto, aunque me sentía feliz. Conocer a aquella persona había cambiado mis expectativas sobre ir a la universidad.
    Entré a mi apartamento y dejé mi mochila en el sofá. Mientras revisaba los mensajes de mi contestadora, fui hasta el refrigerador por algo de comer. Para mi suerte, aún quedaban algunas verduras y un poco de arroz, así que aproveche aquello y me preparé una cena rápida.
    Mientras cenaba mi cabeza no dejaba de dar vueltas en torno a aquella persona que conocí en la universidad. Su mirada intensa y esa sonrisa tan sincera me cautivó por completo, a pesar de ser un chico tenía algo que otros no tenían. Por más que intenté alejarlo de mi mente, sus gestos, su voz, todo de él quedó grabado dentro de mí, de pronto sentía la necesidad de saber más de él. Pero desgraciadamente, aún nisiquiera sabía su nombre.
    Terminé rápidamente de cenar, después de darme una relajante ducha me tumbé en la cama. Mañana sería un largo día, pero a pesar de eso me sentía feliz. Volvería a verlo de nuevo…

    ~xxx~

    Un nuevo día comenzaba, nuevamente me encontraba dirigiéndome a la universidad. Aquel chico aún estaba rondando en mis pensamientos, sentía deseos de verlo una vez más y preguntarle su nombre, quería convertirme en alguien muy cercano para él.
    Llegué a clases un poco temprano, después de echar un rápido vistazo dentro del salón, sonreí satisfecho al encontrar lo que buscaba. Entré dejando mis cosas en su sitio, al mismo tiempo que saludaba de manera muy animada a mi compañero de clases.

    -¡Buenos días! – Dijo él, extendiéndome su mano. – Parece que ya te sabes el camino.

    -Así es. –dije muy seguro. – Ayer me armé un pequeño mapa mental para no olvidarme. –comenté entre risas.

    El muchacho sonrió y al instante mi corazón comenzó a latir con fuerza. Bajé la vista al disimulo para evitar que él notara mi sonrojo y me llevé una mano al pecho para tratar de calmarme. Mis intentos no sirvieron de mucho, ya que él notó mi repentino cambio y puso una mano en mi hombro, mientras me observaba con preocupación.

    -Oye, ¿Estás bien?

    -Yo… ¡Si! Disculpame…

    -¡No te preocupes! Pero… ¿Seguro estás bien? Tu cara de repente se puso roja – Dijo, poniendo su mano en mi frente.

    Al sentir su tacto, automáticamente salté de mi silla; no sabía porque demonios me sentía tan nervioso, era la primera vez que me ponía así al estar cerca de una persona.

    -Tranquilo…-murmuré mientras quitaba su mano de mi frente. – Estoy bien, es que tengo un poco de calor…-mentí.

    -Oh ya veo…-dijo él, bajando la mirada.

    Para mi suerte, los demás compañeros comenzaron a llegar, de alguna manera me sentí un poco más tranquilo. Aún no entendía bien que era lo que estaba pasándome, ese chico era simpático y amigable, cuando notó mi cambio en seguida se preocupó por mí. Pero el solo hecho de tenerlo cerca, provocaba una sensación extraña en mí, era como si él… me gustase. ¡Pero yo estaba seguro de que no era homosexual! Entonces ¿Cómo podría gustarme un chico que apenas conocí ayer? Era algo totalmente absurdo.
    La clase comenzó sin que yo me diera cuenta. Durante toda la hora estuve discutiendo conmigo mismo, sin siquiera prestar atención a lo que decía la profesora. Al final de la clase, cuando todos se fueron, noté que el chico me observaba con una extraña expresión en su rostro. Mi corazón nuevamente se aceleró.

    -Oye…Lo de hoy…lamento haberte incomodado. – Dijo, bajando la mirada.

    Al ver aquella triste expresión, sentí que algo dentro de mí se rompía en mil pedazos. Me desesperé por verlo sonreír otra vez.

    -¡No me incomodaste! – dije en un grito ahogado, haciéndolo saltar de su asiento – Yo…soy un tonto, tu te preocupaste por mí,soy yo el que debe disculparse.

    Mi corazón se alivió al ver esa sonrisa nuevamente dibujada en su rostro. Definitivamente,verlo sonreír me transmitía una extraña felicidad, y un cosquilleo en todo el cuerpo.

    -¡Que bueno!–Exclamó él – Realmente me había preocupado, pensé que te había asustado con la actitud de hace un rato. Por cierto, ¿Cuál es tu nombre?

    -Yo…mi nombre…es Sora…-tartamudeé.

    -¡Mucho gusto! Yo soy Yoru… ¡bonito nombre, Sora!

    Incliné levemente mi cabeza en señal de agradecimiento sonriéndo.
    Pasó un rato después de presentarnos formalmente. El profesor de química debía asistir a la fiesta de bienvenida del nivel superior al nuestro, por eso tendríamos su clase libre. Yoru y yo bajamos las escaleras y fuimos hasta el enorme patio de la universidad. Había varios jóvenes allí, así que optamos por sentarnos en una banca que se encontraba bajo la sombra de un árbol. Estuvimos hablando un buen rato sobre muchas cosas, así logré conocerlo mejor, y el a mí. Nuestra relación fue mejorando, de a poco comenzamos a entrar en confianza.
    Finalmente la jornada terminó. Me despedí de Yoru en la puerta de la universidad, acordando vernos mañana temprano en la biblioteca para hacer un trabajo grupal.
    A medida que lo fui conociendo mejor, me iba interesando más y más por él, eso me preocupada, pero traté de ignorar aquellos sentimientos y seguir adelante. Jamás imagine que aquello iba a ser más profundo.

    ~xxx~

    Pasaron seis meses desde que Yoru y yo nos hicimos buenos amigos. Lo hacíamos todo juntos, desde ir a fiestas hasta estudiar para los exámenes. El cariño que sentía por él fue creciendo cada vez más, hasta que en un momento se salió de control, logrando confundirme. Ahora no estaba nervioso cuando el estaba cerca de mí, en vez de eso sentía deseos de abrazarlo y sentir sus suaves labios rosando los míos. Por más que intenté borrar aquellos absurdos pensamientos de mi cabeza, las cosas se hacían cada vez más difíciles para mí, y tenía miedo de cometer una estupidez que lo alejara de mí para siempre. Yo era la persona más feliz estando junto a él, aunque solo fuéramos buenos amigos.

    -¡Hey, Sora!– Se escuchó su cálida voz a través del teléfono. – Pasado mañana será el examen de matemáticas y…la verdad es que no entiendo mucho… ¿Estás libre más tarde? Necesito que me eches una mano…

    -Claro que sí, no tengo nada que hacer. – Respondí con una sonrisa. – Puedes venir cuando quieras.

    -Bien, me daré una ducha y estaré allí en una hora. ¡Gracias amigo! – Exclamó antes de cortar.

    Mi sonrisa se ensanchó aún más, rápidamente me dispuse a ordenar un poco mi apartamento. Como vivía solo no le prestaba mucha atención al orden. Así que siempre había algo de ropa tirada en el suelo, y unos cuantos libros sobre la mesa.
    Afortunadamente no me tomó más de media hora ordenar todo el lugar, hasta tuve tiempo de ducharme antes de que Yoru llegara.
    Finalmente el timbre sonó. En efecto, era el que llegaba con unos cuantos libros en las manos.

    -Adelante…-le dije haciéndole seña con la mano.

    El solo sonrió amablemente y entró, sentándose en el sofá.

    -Bueno… ¿Cuál es tu problema?

    -Verás…

    Así comenzamos a practicar unos cuantos ejercicios y algún que otro problema de geometría. A mi se me daban bastante bien las matemáticas, pero en el caso de Yoru era lo contrario. Era un experto en…sacarse malas notas.
    La tarde se pasó volando, rápidamente la noche se apoderó de la ciudad. Nosotros aún continuábamos con los ejercicios, afortunadamente Yoru ya estaba comenzando a comprender bien cada uno de ellos.

    -¡Bien! Parece que ya se te es más fácil resolver los problemas. –Exclamé, revolviendo mi oscuro cabello.

    -¡Genial!-gritó el, desplomándose en el sofá. - ¿Qué hora es? Ya debería irme a casa…

    -Van a ser las diez. Es demasiado tarde para que salgas a esta hora. ¿Por qué no te quedasa dormir? Mañana podemos practicar un poco más, así te sentirás más seguro.

    -Si no es molesta esta bien para mí. –Dijo cruzándose de brazos mientras me observaba de manera juguetona. - ¡Tengo hambre! Pidamos pizza.

    -Esta bien…-dije con una amplia sonrisa tomando el teléfono.

    Era la primera vez que pasaría una noche entera con él. No sabía si era del todo una buena idea, pero realmente quería que se quedara conmigo, lo demás tenía poca importancia para mí.

    La pizza llego, dejamos los números y problemas de lado para tomar un descanso y relajarnos un poco.
    Comenzamos a conversar, la madrugada nos tomó por sorpresa a ambos.

    -Ya son las cuatro – comentó Yoru con total tranquilidad, estirándose.

    - Vamos a mi habitación así busco un pijama para que te cambies. –Dije incorporándome.

    Subí las escaleras con Yoru detrás de mí, apoyando sus manos en mis hombros.
    Llegamos a la habitación, revolví mi ropero sacando de él una remera blanca y un pantalón gris.

    -Aquí tienes, pruébatelo-dije entregándole la ropa.

    A pesar detener la misma edad, Yoru era un poco más pequeño que yo. Yo era un poco más ancho y más alto también.
    Comencé a preparar la cama, saqué un sobre de dormir, lanzándolo en el suelo.
    Cuando terminé de prepararla, tomé mi pijama y me volteé para ir al baño. Me sorprendí bastante al ver a Yoru desnudándose frente a mis narices, pero no pude hacer nada más que observarlo como idiota. Ya se había colocado los pantalones, que le quedaban algo grandes, parecía que en cualquier momento iban a caérsele. Estaba todavía luchando con la remera. Sonreí de forma tonta mientras me acercaba a él para ayudarlo. Era un poco torpe, pero esa torpeza era lo que más me gustaba de él.

    -Tonto…las mangas no van en la cabeza…-Dije entre risas mientras acomodaba las mangas y el cuello en sus respectivos lugares. Finalmente logré colocarle la remera, rosando de paso su espalda con el dorso de mi mano. El solo sonreía socarronamente mientras se quejaba de las cosquillas.

    -Estos pantalones van a caerse en cualquier momento – comentó entre risas mientras se veía al espejo.

    -Eres demasiado pequeño. – Dije sonriendo mientras lo observaba desde la puerta. –Así es mejor, así no tendré que prestarte ropa.

    Al oír esto,se volteó bruscamente para sacarme la lengua, al mismo tiempo que se sostenía los pantalones, que ya estaban un poco más debajo de la cadera.

    Después de molestarlo un poco más, fui al baño, me puse el pijama y cepille mis dientes. Antes de salir me moje la cara con agua fría para tratar de calmarme. Me sentía realmente nervioso por estar en el mismo cuarto que él. Tenía miedo de dejarme llevar por mis impulsos y cometer una tontería.
    Cuando salí, Yoru estaba tirado en mi cama con los brazos extendidos y las piernas estiradas. Estaba observándome con una sonrisa pícara en sus labios que logró incomodarme bastante.

    -Te tardaste bastante…-dijo observándome de arriba abajo.

    -Oh, lo siento…-le respondí sonriendo, mientras me acomodaba en el sobre de dormir.

    -Oye, tu cama es de dos plazas, ¿Porqué estas durmiendo en el piso?

    -No lo sé, tú eres mi invitado. Sería descortés dejarte a tu durmiendo en el sobre.

    El me miró con una sonrisa y se corrió hacia el lado izquierdo de la cama.

    -¡Duerme conmigo! – Exclamó.

    Mi corazón se paralizó, me quede estático en mi sitio durante unos segundos, hasta que su mano tocó mi hombro, haciéndome reaccionar. Algo inseguro me levante sentándome en la orilla de la cama. Me sentía incomodo, aunque me encantaba la idea de dormir con él, estaba mejor en el suelo, ya que ahí estaría seguro de que no le haría nada extraño.

    -Oye…No me molesta dormir en el suelo…de verdad…

    -Oye…no te haré nada raro, ¡no tengas miedo!

    -¡No es por eso!-Exclame exaltado, a punto de sufrir un ataque de nervios.

    A pesar de que traté de disimularlo, como siempre el notó mi estado y sonrió de manera divertida mientras me observaba fijamente a los ojos. Yo desvié la mirada al mismo tiempo que empujaba su cabeza hacia atrás, pero el se defendió golpeándome fuertemente con la almohada. Yo me incorporé y rápidamente le devolví el golpe, alborotándole unos cuantos cabellos. Él hizo puchero observándome de reojo, me hizo sentir terriblemente culpable. Me acerqué a él dispuesto a acomodarle el cabello, cuando otro golpe hizo que cayera hacia atrás, golpeándome la cabeza contra el respaldo de la cama.

    -¡Oh! –Exclamó el tapándose la boca.- Sora, ¿Estás bien? ¡Lo siento!

    Pero yo no me moví de mi sitio. Yoru comenzó a sacudirme una y otra vez, con una notable preocupación, pero yo me mantenía quieto, cubriéndome la cara con las dos manos.

    -Eso realmente me dolió – Murmure.

    -Lo siento…no lo hice a propósito… ¿Te lastimaste?

    En lugar de responderle esbocé una sonrisa tomándolo bruscamente de los hombros. Rápidamente el se esquivó y así comenzamos a luchar encima de la cama. Al cabo de unos minutos, los dos estábamos exhaustos, sudados y despeinados.

    -Te aclaro que tú no me ganaste… - dijo él tratando de recuperar el aliento.

    -Sí claro…tu fuiste el que se tumbó primero…

    Él sonrió golpeando suavemente mi estomago. Lo miré de reojo acercandome a él, para así acomodar un mechón castaño que cubría su cara. El me observó sonriendo mientras me agradecía, yo le devolví la sonrisa y me quedé observándolo durante unos momentos. Su cabello alborotado, sus mejillas rosadas y el sudor en su frente le daban un aspecto irresistible, que daban ganas de apretarlo con fuerza. Desvié la mirada a su cuello para tratar de despejar mi mente de aquellos pensamientos, pero cada parte de su cuerpo lograba encenderme y no podía evitarlo. Levante nuevamente mi vista y observé detenidamente sus labios, carnosos y rojos, que parecían pedirme a gritos que los besara. Subí mi vista hasta sus ojos y fue ahí cuando note que el me observaba de la misma manera que yo a él. Fui acercándome despacio, temiendo su mala reacción, pero no se movió. Continué acercándome y nuestros labios se rosaron. Un cosquilleo recorrió mi espalda al sentir su aliento chocar contra mi rostro. Mi respiración se agitó y los latidos de mi corazón comenzaron a aumentar a medida que nuestros cuerpos iban aproximándose.

    -Yoru…-Susurré,tratando de disculparme, pero me detuve al sentir su dedo índice en mis labios.

    -Si vas a hacerlo, solo hazlo…-murmuró sonriendo.

    Lo miré sorprendido, y sin pensarlo me acerqué a su rostro y nuestros labios chocaron en un profundo beso, suave pero al mismo tiempo frenético, que nos dejó a los dos sin aliento.

    -Me gustas mucho…-susurré en su oído mientras besaba suavemente su cuello. Él estiró sus brazos y rodeó mi cuello, alzando su cabeza para darme más espacio.

    En cuestión de minutos la gran parte de nuestra ropa desapareció, yo me encontraba encima de él besando cada rincón de su cuerpo con deseo, mientras él jadeaba y acariciaba mi cuerpo semi desnudo casi con desesperación. Los dos acabamos desnudándonos completamente, y ahora una delgada sábana cubría nuestros cuerpos. Continué besándolo mientras rosaba su entrepierna con mis manos, el jadeaba y se aferraba a mi espalda, mordiéndome con fiereza el cuello.

    -Hazlo…-susurró en mi oído, mordiendo al mismo tiempo el lóbulo de mi oreja.

    Yo asentí mordiéndome el labio inferior y me aparté unos momentos de él para comenzar a masturbarle,el se aferró a las sábanas y comenzó a gemir; cuando noté que estaba lo suficientemente preparado, me posicioné nuevamente encima de él y lentamente comencé a entrar en él. El se mordió el labio y apretó sus ojos con fuerza,clavando sus dedos en mi espalda.

    -¿Te duele? –Pregunté preocupado. Lo menos que quería era hacerle daño.

    -Solo… un poco…-tartamudeo entreabriendo sus ojos.

    -Lo siento… ¿Me detengo?

    El negó con la cabeza y besó mi frente con ternura, indicándome así que siguiera moviéndome.Yo sonreí aún con algo de preocupación y empecé a moverme despacio, notando lentamente como la expresión de dolor iba desapareciendo de su rostro.
    Las embestidas aumentaron y el placer iba creciendo cada vez más. Ahora yo estaba sentado y el encima de mí, aferrándose a mi cuello y besándome con avidez.

    -Sora…hmm…No pares…-rogaba él, clavando sus uñas en mis hombros.

    Continué aumentando mis embestidas, mientras él jadeaba y se aferraba a mí con fuerza; El placer fue aumentando cada vez más hasta que sentí algo húmedo mojar mi abdomen, Yoru estaba teniendo su orgasmo, y yo estaba a punto de terminar dentro de él. Continué con las embestidas hasta que sentí aquel inmenso placer recorrer todo mi cuerpo. A los pocos minutos caí rendido junto a él. Los dos jadeábamos intensamente, tratando de recuperar el aliento.

    -No imaginas lo que deseaba esto…-susurre, besando su frente con delicadeza. –Te quiero,Yoru…Lamento no habértelo dicho antes…

    -Tonto…-dijo sonriendo. – Yo también te quiero…

    Lo abracé con fuerza al escuchar aquellas palabras y comencé a besarlo de manera juguetona, mientras él rodeaba mi cuello con sus brazos. No paso mucho tiempo antes de que los dos nos quedáramos profundamente dormidos.

    A partir de aquel momento, mi vida jamás volvió a ser igual, esa persona fue todo lo que siempre deseé y jamás me importó el hecho de que fuera un chico igual que yo. Y hoy, cuando hace ya tres años que estamos juntos, siento que aún soy la persona más feliz del mundo, todo gracias a ese chico de mirada pura y enorme sonrisa, que cada día me hace verle sentido a esta vida.

    21 de setiembre del 2011

    -¡Sora,estoy en casa! ¡Tengo algo para ti!

    Sonreí al escuchar su voz y me incorporé, dejando la taza de café sobre la mesa.

    -Yo también tengo algo para ti…- dije sonriendo mientras lo abrazaba con fuerza. – Pero muéstrame tú primero.

    Él asintió con una enorme sonrisa y sacó de su mochila un conejo de peluche con un corazón en el centro que tenía bordada la palabra “Tú y yo”. Yo lo tomé entre mis manos y sonreí con ternura.

    -¡Feliz aniversario! – Dijo él, manteniendo su hermosa sonrisa.

    Yo revolví mi bolsillo y de allí saqué una pequeña caja azul, la abrí y dos brillantes anillos dorados resaltaron en su interior, reflejando su brillo dorado en los ojos de Yoru. Levanté su rostro suavemente y lo miré fijamente a los ojos con una sonrisa, mientras el mantenía su expresión de sorpresa.

    -Quiero estar contigo por el resto de mi vida… ¿Aceptas?

    El asintió sin emitir una sola palabra, y me abrazó con fuerza, mientras gruesas lágrimas brotaban de sus orbes doradas. Coloqué el anillo en su dedo, y el en el mío, y un suave beso terminó de sellar nuestro pequeño compromiso.

    -Felíz aniversario, Yoru…

    -Feliz aniversario… ¡Te amo!

    -Y yo a tí…

    FIN.


    Edited by Yoru_SxY - 29/2/2012, 18:44
  10. .
    Un joven frío, oscuro como la misma noche. Así era mi tutor. Un chico de tan solo veintitrés años, que pasó su vida encerrado dentro de su propio mundo.
    Esa noche, los preparativos para noche buena comenzaron. Como siempre, Sora-sama estaba encerrado en su biblioteca leyendo, nunca le dio importancia a la navidad.
    Yo estaba adornando el enorme árbol en la sala. Sabía que estaría solo durante toda la noche, pero no me afligía eso, sabía que, aunque no estuviera presente, Sora-sama….ahí estaba. Así fue siempre, desde que lo conocí, cuando tenía tan solo doce años. A pesar de ser un joven de tan solo quince años, se hizo cargo de mí con total responsabilidad. Ya era bastante maduro.
    Terminé de decorar el árbol y se me senté junto a la chimenea,y justo en ese momento, el teléfono sonó. Atendí sin mucho entusiasmo, y me sorprendí al escuchar lo que aquel hombre comenzaba a decir.

    -Está bien. Feliz Navidad. – Dije, y colgué el teléfono.

    Me incorporé, y rápidamente fui hasta la biblioteca. Entre, sin siquiera golpear la puerta, y Sora-sama levantó la vista del libro para verme.

    -¿Qué sucede? – Preguntó, en un tono de voz apagado.

    -Mi tío paterno llamó, quiere que pase la navidad con él…

    -Bien. – Respondió con frialdad, volviendo la vista a su libro. –Ve si quieres.

    -Sora-sama…-murmuré, con un nudo en el pecho. No quería alejarme de él. Sabía que a él no le importaba, pero mi corazón se hacía
    pedazos al ver tanta frialdad de su parte

    Bajé la mirada, y me retiré en silencio.
    Pasó un buen rato luego de aquello. Ahora me encontraba en mi habitación, armando las valijas. Mi tren partiría mañana.
    Ya estaba acostumbrado a su forma de ser, sus tratos siempre fueron los mismos. Entonces,¿Por qué me dolía tanto? No lograba entenderlo…
    Me senté en la cama para tratar de tranquilizarme, cuando sentí unos suaves golpes en la puerta. –Pase- Dije sin interés. Era Sora-sama.Se quedó parado en la puerta un momento, y observó con detenimiento mis maletas. Yo desvié la mirada y al disimulo limpié mis lagrimas.

    -¿Necesita algo…?

    –No irás a ninguna parte. – Dijo en un tono firme, poniéndose a mi altura.

    -¿Cómo…? Pero usted dijo…

    -No importa lo que dije… - Me interrumpió. – Te quedas aquí…conmigo…

    No atiné a abrir la boca, solo levanté la vista sorprendido, y al instante me encontré con sus ojos grises, que me miraban con una expresión cálida. Mi sorpresa aumentó aún más cuando por primera vez sentí sus brazos rodearme. Sin dudarlo un momento le correspondí, y al instante sentí su suave voz resonar en mi oído.

    -Quiero que te quedes conmigo, Yoru…

    De repente, el tiempo se detuvo. Sora-sama se acercó a mí, hasta rozar sus labios con los míos; mi corazón comenzó a latir con fuerza, y mi respiración se agitó. Cerré mis ojos, y pude sentir sus cálidos labios sobre los míos.
    Minutos después, el reloj sonó. La noche buena por fin, había llegado.
  11. .
    ¡Hola!

    Entré a tu fic porque noté que somos...¿Tocayas? Las dos somos Yoru, y el personaje que creé también se llama Yoru!

    Leí tu fic, y la verdad me gustó muchisimo. Me agrada tu forma de expresarte al escribir ^^

    Te felicito, y espero lo sigas!

    Te invito a leer mis trabajos, a ver que te parecen... La verdad me pareció raro ver a un Yoru diferente al mío, jajaja

    Nos leemos pronto ^^
  12. .
    Continuación

    Pasó un buen rato y los dos muchachos aún seguían dentro de la cripta. En aquel lugar había un solo ataúd. Al costado había una caja con fotos viejas, algunos libros y pertenencias de los fallecidos. No pasó mucho rato para que Yoru lograra calmar sus nervios. Era obvio que no quería estar en aquel lugar, pero ya que no había opción, aprovechó la oportunidad para curiosear.
    Sora se había acomodado en un rincón, y solo sonreía mientras observaba a su nuevo amigo.

    -Eres bastante inquieto, ¿Cierto? – Preguntó el joven de ojos grises.

    -¡Mira todo lo que hay! – Exclamó Yoru, con los ojos brillantes. – Se ve que la familia que estaba aquí era bastante numerosa. ¡Mira esta foto! – Dijo, enseñándole una foto en blanco y negro, en la que habían varias personas, algunos parados,otros sentados. Todos sonriendo muy alegremente y con ropas antiguas. – Esto debe ser de hace mucho tiempo, ¿viste sus ropas? Mira, el chico del medio se parece a ti. – Dijo sonriendo.

    Sora observó la fotoy sonrió con melancolía.

    -Todos ellos…son mi familia. – Dijo en voz baja, pasando sus dedos por la vieja foto. – Toda mi familia murió y fue enterrada aquí. Fue hace bastante tiempo.

    Yoru volvió a mirar la foto y se sorprendió. Si Sora tenía más o menos su edad, ¿Porqué la foto de su familia era tan antigua?

    -Lo siento mucho. –Atinó a decir, dejando todas sus preguntas de lado.

    -Está bien, no te preocupes. – Dijo, recuperando aquella hermosa sonrisa. – Todavía hay muchas cosas que aún no sabes de mí. Supongo que te las iré contando de a poco, me pareces un buen chico.

    -Gracias. –Respondió Yoru sonriendo con timidez. – Lamento haber hurgado entre tus cosas…

    -¡No te preocupes! Esas cosas están allí hace mucho tiempo. Verás, esta es la cripta de mi familia.Todos mis antepasados, al morir estuvieron aquí, por eso aún hay algunas pertenencias.

    -Ya veo…Sabes…Hace algún tiempo, cuando yo era un niño, hubo un gran incendio en mi casa. Ese día mi papá no trabajaba. Estábamos poniendo la mesa para almorzar, cuando escuchamos a mi madre gritar. Mi padre corrió hasta la cocina y cuando llegó estaba envuelta en llamas. Él nos sacó a todos de la casa y volvió a entrar para tratar de apagar el incendio. Pero…no pudo salir. El fuego se extendió por toda la casa y bloqueó las puertas y las ventanas.

    -Vaya…-dijo Sora,bajando la mirada. – Lo lamento mucho. Debió ser muy duro para ti.

    -Lo fue, pero ya lo superé. Después de todo, ya paso bastante tiempo. – dijo con una sonrisa.

    Sora le devolvió la sonrisa y se sintió feliz al ver que Yoru había compartido aquel recuerdo con él. A pesar de que recién se conocían, hubo una extraña conexión entre ellos y parecía que se hubieran conocido hace mucho tiempo atrás.

    -Oye, Yoru. –dijo de repente el moreno.

    -¿Qué sucede? –Preguntó extrañado el muchacho castaño, mirando al otro joven.

    -¿Puedo abrazarte…? –Preguntó el moreno con algo de timidez.

    Yoru se sonrojó y asintió, bajando la mirada. El moreno se acercó a él y lo rodeó con sus brazos,apoyando el mentón en su hombro. Por primera vez, después de tanto tiempo, volvía a sentirse cálido otra vez.

    -Gracias. – Dijo Sora,separándose lentamente de él. – Fue muy agradable.

    -Lo mismo digo… -respondió Yoru, sonriendo tímidamente.

    El moreno le devolvió la sonrisa y observó a su amigo detenidamente.
    Era un muchacho muy bonito, su rostro era delicado, sus mejillas eran rosadas al igual que sus labios, y sus ojos eran grandes, dorados y brillantes. Su cabello, corto hasta la nuca y revuelto, adornaba perfectamente su rostro, y el color castaño contrastaba con sus ojos.

    -Oye…Tienes un color de ojos muy bonito, ¿Te lo habían dicho?

    -Uh…Un par de veces…-respondió Yoru, bajando la mirada apenado. – Tus ojos…también me gustan. A decir verdad nunca había visto unos de ese color.

    -¿De verdad? Oh,gracias. Los heredé de mi madre. Ella tenía el mismo color que yo. Era una mujer muy hermosa.

    -Creo que eso también lo heredaste…-Dijo Yoru, arrepintiéndose al instante de aquellas palabras.

    -¿En serio? –Preguntó el moreno en tono pícaro, tratando de mirarlo a los ojos. -¿Estás diciendo que soy lindo?

    -¡Yo no dije eso! –intervino al instante, sonrojándose violentamente. – Quise decir que…Bueno…

    -Ya, mejor no aclares, lo tomaré como un halago de amigo, ¿Esta bien?

    Yoru asintió, terriblemente apenado. A decir verdad, Sora si era bonito, en realidad era el chico más lindo que había visto. Su piel era delicada y blanca como un copo de nieve; sus labios eran carnosos y rosados, su sonrisa blanca y perfecta, su mirada intensa y atrayente y su cabello oscuro y brillante. Nisiquiera había visto tal belleza en una chica.

    -Tu también eres muy lindo.- comentó Sora, sonriendo.

    -¡No te burles! –dijo Yoru, escondiendo su rostro.

    -¡Es en serio! –Insistió Sora. – La verdad me gustas.

    -¿Cómo podría gustarte? – Preguntó Yoru, comenzando a ponerse nervioso. – Soy un chico…

    -Eso ya lo sé. Aún así ¿No puedes gustarme?

    -Bueno…supongo… ¡No lo sé! Suena…extraño…

    -Tranquilo. No te pediré que salgas conmigo ni nada parecido. Solo fue un comentario. Lamento site hice sentir incómodo.

    -¡No! – exclamó Yoru.– No lo hiciste, tranquilo. La verdad…tú…tú también…me gustas… -murmuró, alzando la cabeza.

    -¡Pero mírate! – dijo Sora divertido. – Estás rojo como un tomate. ¿Así te pones cuando te le declaras a una chica?

    Yoru negó con la cabeza y desvió la mirada. La verdad nunca se le había declarado a nadie, esta era la primera vez que lo hacía, y para colmo, a un chico.

    Sora sonrió ante aquella reacción y lo tomó del mentón, acercándolo hacia él. Yoru mantuvo la vista baja pero no se rehusó; continuaron acercándose hasta que los fríos labios del moreno rozaron los suyos, en un suave e inocente beso. Al cabo de unos instantes los dos se separaron. Se miraron a los ojos, pero ninguno dijo nada; Yoru apoyó su cabeza en el hombro del moreno y lo abrazó con fuerza. Jamás se había sentido tan contenido. En ese momento, la magia fue interrumpida por unos pasos que lograron llamar la atención de los dos muchachos. Una tos ronca se escucho, y el ruido de las llaves golpeando unas contra otras les hizo saber que sin duda era el guardián del cementerio. Sora cubrió la boca de Yoru con sus manos y observó con seriedad la entrada de la cripta. Sabía perfectamenteque el viejo jamás se atrevería a entrar, sin embargo le extrañó bastante que anduviera rondando por ahí. El jamás se atrevía a pasar frente a la tumba de su familia. Los dos se mantuvieron estáticos hasta que sintieron los pasos del hombre perderse en la penumbra. Sora descubrió lentamente la boca de Yoru, y apoyo suavemente un dedo en sus labios.

    -Tranquilo, ya se fue.– Dijo el moreno, tratando de calmar al joven.

    -¡Tú dijiste que…! –Fue detenido por los labios de Sora que rosaban nuevamente los suyos en un fugaz beso.

    -Se lo que dije. Ese tipo pretende jugar conmigo, pero esta será la última vez que intenta probarme su valentía. – Dijo Sora, mirando fijamente a la puerta. – Yoru…debo decirte algo muy importante, pero por favor, necesito que no te alarmes. ¿Me lo prometes?

    Yoru lo miró preocupado y asintió, esperando a que comenzara a hablar.

    -¿Recuerdas que tu dijiste que el chico que esta en la foto se parece a mí?
    El chico castaño asintió nuevamente, observando de reojo la fotografía que se encontraba tirada en el suelo.

    -Ese chico…Soy yo. –Hizo una pequeña pausa, y continuó hablando. – Mi familia murió hace ya bastante tiempo…cien años, exactamente. Como podrás darte cuenta, yo no pertenezco a este mundo. Es decir, no se porqué, los años para mí pasan mucho mas lento. Aparentemente fallecí hace mucho tiempo y fue aquí donde estuve hasta que una noche desperté, cuando lo hice mi familia ya no estaba. Era el único que aún se encontraba dentro de la cripta. Seguramente soy el único que quedo…digamos “vivo”. Y lo peor de todo, es que el guardián del cementerio sabe de mi existencia.

    -¿Eres…eres un fantasma? – Preguntó Yoru, tratando de que su voz no le temblara. – Pero yo..yo te abracé y…tú me…¡Yo realmente lo sentí!

    -Lo sé. Créeme que yo también. Verás: Mi padre era vampiro y al casarse con mi madre, todos sus poderes pasarían a su primer hijo,osea yo. Mi madre, que era una simple mortal, murió a causa de la vejez. Y mi padre murió en manos de su perseguidor…El guardián del cementerio.

    -¿El guardián tampoco es humano? – Preguntó Yoru, comenzando a entender.

    -Así es. Hubo una gran guerra entre mi familia y la suya. El padre del guardián y mi padre pelearon y mi padre ganó. Por eso toda su familia tuvo que irse de aquí, y al salir del cementerio fueron brutalmente asesinados. El guardián fue el único que quedó vivo, y en venganza asesinó a mi padre mientras este dormía, cuando este perdió sus poderes. Ahora, los únicos que quedamos con vida somos el guardián y yo, por eso el quiere acabar conmigo para vengar la muerte de toda su familia.

    -Ya veo… ¡No podemos dejar que ese viejo termine contigo! Además, ¡no fue tu culpa que hayan matado a su familia!

    -Lo sé, pero a decir verdad, ya no me interesa mucho. Desde que mi familia murió, mi vida esta llena de completa Soledad. Casi nunca salgo de aquí porque no sé a donde ir. Ya no tiene mucho sentido que siga en este mundo…

    -¡Ahora yo estoy en tu vida! – Intervino Yoru, tomándolo bruscamente de los hombros. – Escúchame bien,ya no volverás a estar solo. No permitiré que ese tipo se te acerque. Pase lo que pase, ahora yo estoy contigo.

    Sora sonrió y lo abrazó con fuerza. Una extraña sensación recorrió su cuerpo, y realmente sintió la calidez de Yoru. Aquellas palabras resonaron en sus oídos y aún no lo podía creer. Después de tanto tiempo, ya no estaría solo…nunca más.
    Los dos se separaron lentamente y Sora le explicó lo que debían hacer para que Yoru fuera igual a él. Al beber su sangre, Sora le pasaría parte de sus poderes a Yoru, y los dos compartirían un mismo corazón. Si uno moría el otro también. Así que los dos estarían unidos por el resto de sus vidas.
    Yoru lo escuchó atentamente y aceptó. El moreno tenía miedo de que luego se arrepintiera, después de la mordida ya no habría marcha atrás. Sin embargo. El joven de ojos dorados lo convenció de que realmente quería hacerlo. Ya estaba harto de su monótona vida, y muy dentro de él sentía que Sora era la persona que había estado esperando durante tanto tiempo.
    El moreno se colocó frente a él y cerró sus ojos. Entreabrió su boca y de ella comenzaron a salir unos afilados colmillos. Se acercó lentamente a Yoru, y comenzó a rosar su cuello. Yoru se erizó pero no movió ni un músculo. Apretó sus ojos con fuerza y al instante sintió un dolor agudo en su cuello. En ese momento, el líquido carmesí comenzó a salir, Sora lo absorbió, deleitándose con aquel sabor único. Apesar de ser mitad vampiro, era la primera vez que probaba sangre humana. Cuando el rojizo líquido dejó de fluir, Sora se alejó, relamiéndose los labios.
    Yoru estaba algo mareado, aún sentía aquel terrible dolor en el cuello, y todo a su alrededor parecía desvanecerse. El moreno lo tomó entre sus brazos y lo sostuvo durante unos minutos. El joven castaño abrió lentamente sus ojos y observó al muchacho.
    -¿Estás bien? – Preguntó preocupado.

    -Mejor que nunca…-respondió Yoru, pasándose los dedos por el cuello. Podía sentir los dos pequeños orificios húmedos por las pequeñas gotas de sangre que aún continuaban saliendo.

    -Ahora no solo eres como yo, sino que también eres parte de mí. Si tú mueres yo muero. Ya que los dos poseemos un mismo corazón.

    -De acuerdo. ¿Qué debemos hacer para deshacernos del guardián del cementerio?

    -Salir de aquí. –Dijo Sora, incorporándose.
    -De acuerdo...

    Los dos jóvenes se tomaron de la mano y se dedicaron una tierna sonrisa. El sol estaba a punto de bañar el cementerio con sus rayos, así que al guardián le quedaba poco tiempo. No podía salir de su guarida durante el día, de lo contrario, su cuerpo inmediatamente sería reducido a cenizas.

    El sol por fin resplandeció completamente, iluminando cada rincón del cementerio. Sora le echó un último vistazo a la cripta y sonrió, volviendo nuevamente su vista al frente. Sería la última vez que pasaría en aquel triste lugar, lleno de recuerdos vacíos.
    Los dos jóvenes salieron de la cripta, y al instante se encontraron con el guardián, que al ver a Sora, se abalanzó sobre el consumido por la ira y la sed de venganza. Sora retrocedió unos pasos, pero antes de que pudiera hacer algo más, los rayos del incandescente sol tocaron el cuerpo del anciano, convirtiéndolo inmediatamente en cenizas, que fueron rápidamente llevadas lejos por la suave brisa de la mañana.
    Yoru se acercó al moreno y lo abrazó con fuerza, dedicándole al mismo tiempo una cálida sonrisa.

    -Todo acabó...

    El moreno asintió con una gran sonrisa dibujada en su rostro, y rápidamente salieron de aquel lugar. Por primera vez en cien años, Sora volvió a sentir la cálida brisa chocando contra su rostro, y la alegría de estar con una persona que de verdad lo quería y valoraba por lo que realmente era.
    Los chicos se abrazaron con fuerza, y juntaron sus labios en un suave y profundo beso. La gente curiosa los observaba, algunos sonreían, otros solo observaban la situación con perplejidad, pero a ellos nada de eso les importaba. A partir de aquel momento, sus vidas tristes y solitarias habían cambiado para siempre, ahora ninguno de los dos, volvería a estar solo nunca más.

    FIN


    ****************************************************************
    N/A: Quiero aclarar algo! Para todo aquel/a que haya leído este fic, y note una diferencia, le cambié el final. Me dió lástima el pobre guardián, así que lo mate XD Gracias a todos/as por leer ^^
  13. .
    Capítulo 1

    Era una noche fría.
    Las calles de aquella oscura ciudad se encontraban húmedas por la lluvia torrencial que se había desatado hacía mas o menos una hora atrás.
    Un joven de cabello castaño, piel pálida y ojos ámbar, regresaba a casa después de un largo día. Se había demorado más de la cuenta, ya que tuvo que pasar por el supermercado por algunas cosas para la cena. Como vivía solo, él mismo tenía que hacerse cargo de sus necesidades, y gracias aeso había adquirido mucha experiencia.
    Todas las noches, al salir del instituto para llegar a su casa tenía que pasar frente a un cementerio. Odiaba pasar por ahí, ese lugar siempre le dio escalofríos. Era un lugar oscuro, con paredes de concreto enormes y amohosadas, y rejas viejas y oxidadas.
    Al llegar al cementerio, miró hacia adelante y trató de apresurar el paso. Pero en ese instante, sintió una extraña presencia detrás de él. Miró a su alrededor, pero no había nadie más en aquellas oscuras calles. Decidió ignorar el miedo que comenzaba a invadirlo, y se asomó a la entrada de aquel lúgubre lugar. Echó un rápido vistazo y se dispuso a marcharse, al parecer no había nadie allí, seguramente serían puras imaginaciones suyas. Retrocedió unos pasos para seguir su camino, cuando sin querer tropezó con una piedra que había en el camino. Cayó de espaldas al suelo, golpeándose bruscamente la cabeza. Lo último que logró ver antes de desmayarse, fueron las luces incandescentes de lo que al parecer,era un camión que se dirigía justo hacia él. Lo demás fue cubierto por una absoluta oscuridad.

    ---xxx---

    Pasó un buen rato y el muchacho comenzó a abrir lentamente sus ojos. Se encontraba recostado contra una pared, a su alrededor habían árboles enormes y tenebrosos, y algunas lápidas. Se aterró. Al instante se dio cuenta de que se encontraba dentro del cementero; Pero… ¿Qué hacía allí? Intentó levantarse, cuando un fuerte dolor en su cabeza le nubló por completo los sentidos. Revisó su bolsillo y encontró su celular. Sus llaves y la billetera también estaban allí, así que no había sido ningún ratero. Miró la pequeña pantallita, eran las doce en punto. Guardó nuevamente su celular y se incorporó con lentitud. Fue entonces cuando notó una extraña presencia junto a él. Su corazón se detuvo.

    -Oye…Será mejor que tengas más cuidado. No siempre estaré aquí para salvarte la vida.

    El muchacho pegó un salto y cayó nuevamente al suelo. Alzó la vista y se encontró con un joven, aparentemente de su edad, que parecía salido del inframundo: Su piel era pálida, su cabello oscuro, y sus ojos grisese intensos.

    -¿Q…quién eres? – preguntó el muchacho aterrado.

    -Tranquilízate ¿Quieres? No salvé tu vida para que te mueras de un infarto. – Dijo el chico, colocándose en cuclillas frente a él. -¿Qué es lo que hacías en un lugar como este?

    -Yo…-no lograba encontrar una respuesta. Se había perdido en aquel hermoso rostro y en esa impactante mirada gris. – Lo…lo siento. Iba ami casa y…

    -¿Nunca te dijeron que la curiosidad mató al gato? – dijo el muchacho en un tono pícaro, acercándose al temeroso joven. - ¿De dónde eres? Nunca te había visto por aquí.

    -¡Soy de aquí! – Atinó a decir el chico de mirada dorada, comenzando a retroceder. – Tú…Tú si pareces más un forastero. ¿De dónde has salido? –preguntó, observándolo de arriba abajo. Las ropas oscuras que llevaba puesta contrastaban perfectamente con su cabello negro y resaltaban más su pálida piel.

    -Yo no se de dónde vengo, tampoco se a donde voy. –Respondió con una sonrisa. – pero por lo que veo, tu pareces más perdido que yo. ¿Vives cerca de aquí?

    -¡No pienso decirle mi dirección a un extraño! – Exclamó el chico, incorporándose.

    -Vaya. ¡Qué desconfiado eres! – respondió el misterioso muchacho, apoyando su espalda contra la amohosada pared. – Menudo desagradecido,encima que te salvé de ese conductor ebrio…

    El joven lo miró con desconfianza mientras se sacudía los pantalones. Aunque fuera un extraño, debía agradecerle por haberlo salvado.

    -Bueno. Te agradezco el favor. – dijo, recuperando la cordura. – Mi nombre es Yoru. Es un placer conocerte. – Extendió lentamente su mano, esperando una respuesta por parte del oscuro muchacho.

    -Soy Sora. – respondió el otro joven, estrechando la mano del muchacho. – Es todo un placer…

    -El placer es todo mío…-murmuro Yoru, tratando de ignorar el escalofrío que lo recorrió al sentir las gélidas manos de Sora rozar las suyas. - ¿Tienes frío?

    -¿Frío? Nah…mis manos siempre son así. ¿Te sorprende?

    Yoru se sonrojó al instante por aquel comentario. Ese muchacho tenía algo extraño, él podía sentirlo. Simplemente no parecía ser de este mundo. Además… ¿Qué hacía en el cementerio? No era normal que un chico de su edad estuviera vagando por ahí, a menos que estuviera haciendo algún tipo de rito o algo así. El solo pensarlo le ponía la piel de gallina.

    -Oye, será mejor que te vayas ya. – dijo de repente Sora, sacándolo de sus pensamientos.- No es seguro que estés aquí a estas horas.

    -Pero… ¿Tú que harás? ¿Vives cerca de aquí? A esta hora ya no hay autobuses…

    El muchacho sonrió y se acercó a él, despeinándolo juguetonamente. En ese momento Yoru pudo notar la diferencia de alturas. Apenas le llegaba a los hombros.

    -No te preocupes por mí. – le dijo sonriendo. – Mi casa esta bastante cerca.

    -Oh bien…Entonces será mejor que los dos salgamos pronto de aquí. Este lugar no es muy agradable que digamos. –Dijo, dirigiéndose hasta la entrada. En ese momento, se escucharon unos pasos cerca de ellos. Yoru se congeló y Sintió como Sora lo tomaba bruscamente del brazo y lo arrastraba rápidamente hacia unos arbustos.

    -¡El guardián del cementerio! – susurró en el oído deYoru, erizándole la piel.

    En ese momento, Un hombre grande, gordo y con una larga barba blanca se asomó. Miró a su alrededor, pretendiendo encontrar a los “intrusos”y caminó lentamente hasta la entrada, sacando de su bolsillo un enorme aro lleno de llaves.

    -¡No! – Murmuró Yoru, al ver que aquel hombre cerraba los portones con un gran candado. Miró a Sora con preocupación, y este le hizo seña para que se estuviera quieto. El guardián del cementerio era alguien que no estaba del todo en sus cabales, y si los veía allí quien sabe lo que podría ocurrir. Aguardaron en silencio un buen rato, sin mover un solo músculo, hasta que por fin, el hombre se fue a hacer el recorrido. Los dos muchachos salieron de entre los arbustos, e inmediatamente se dirigieron al portón, que ahora se encontraba cerrado por aquel gran candado de hierro.

    -¿Y ahora como demonios saldremos de aquí? – Preguntó Yoru, al borde de un ataque de nervios.

    -Cálmate. – Dijo Sora, observando con detenimiento el candado. – Es obvio que no podremos salir de aquí esta noche. Tendremos que esperar a que el guardián del cementerio abra el portón, y eso no será hastamañana a las ocho. Si armamos mucho alboroto, seguramente nos encontrará. Ese tipo está loco, no será nada agradable si eso sucede.

    Yoru empalideció. ¿Tendría que quedarse toda la noche en el cementerio? De seguro era una broma. Una broma de muy mal gusto, por cierto.

    -Yoru… - llamó su atención el pálido joven, colocando sus manos en los hombros del otro muchacho. – ¡Quita esa cara de susto! No será tan grave. Lo único que tenemos que hacer, es escondernos y esperar a que amanezca. Mientras no nos topemos con el guardián, todo estará bien. Te lo aseguro.

    -¡Yo no puedo quedarme en un cementerio y estar tranquilo! – Exclamó Yoru, en un ataque de histeria. – Tenemos que salir de aquí… ¿¡Y si nos encuentra!?

    -No nos encontrará. – lo interrumpió Sora, muy seguro de sus palabras. – Yo se su recorrido, sé los lugares por donde no pasa, si nos mantenemos allí, estaremos a salvo. Por favor, tranquilízate. Todo estará bien. ¿Confiarás en mí?

    Yoru suspiró y se pasó las manos por el cabello. No era muy divertido estar encerrado en un cementerio con un guardián demente y un chico salido de una película de terror. Pero aparentemente, no tenía más opción que confiar en Sora.

    -Esta bien… -dijo resignado, recuperando lentamente la calma.

    -Bien, vámonos de aquí. – dijo observando su reloj. – No tardará mucho antes de volver a pasar por aquí.

    Sora tomó a Yoru de la mano y los dos se perdieron en aquel oscuro lugar. Caminaron un buen rato por un sendero bastante oscuro, topándose de a ratos con lápidas y estatuas. Hasta que por fin llegaron al lugar por el que el guardián nunca pasaba. Yoru observó a su alrededor y se espantó, pegando un salto.

    -¿¡Una cripta!? – Exclamó, tapándose la cara con las dos manos.

    -¿Prefieres quedarte aquí afuera? No seas miedoso, Hace mucho tiempo ya no hay nadie descansando aquí.

    -¿¡Cómo estás tan seguro de que el guardián no pasará por aquí!? –Pregunto, sacando rápidamente su celular para obtener algo de luz.

    -Hay lugares que están fuera de su alcance. Además, como este lugar está vacío hace mucho tiempo, no se molesta en venir hasta aquí.Anda, entra.

    -Maldición…-Dijo entre dientes el muchacho de ojos ámbar,entrando lentamente a la cripta. Estaba asustado y nervioso. Y se maldecía mil veces por haber ido a curiosear. Pero ahora ya era demasiado tarde para arrepentimientos, solo le restaba seguir los consejos de su extraño compañero, y esperar ansiosamente al amanecer.

    Continuará.


    Edited by Yoru_SxY - 7/8/2011, 05:11
  14. .
    Fighting

    -Insoportable…-Soltó sin más, levantándose del sofá.

    -¡JA! Insoportable, ¿Yo? ¡Mira quién habla! Estúpido cabeza hueca.

    Otra vez habían comenzado.

    -Seré un cabeza hueca, pero al menos no soy un niñito llorón que lo único que hace es gritar…Déjame en paz, no tengo ganas de aguantar tus escenitas de mujer celosa.

    -¿Mujer celosa? Mide tus palabras, imbécil descerebrado…-gruño con los puños apretados, intentando contener su ira.

    El muchacho de cabello oscuro y ojos grises se giró y lo miró con el entrecejo fruncido.Cada palabra que salía de la boca de ese molesto niño hacía que se enfureciera de una forma descomunal.

    -Dije que no quiero escucharte…-masculló, caminando lentamente hacia el otro joven. - ¿Acaso es tan difícil de entender? Ya no te soporto, me tienes harto…

    El chico de cabello castaño y ojos dorados retrocedió, sin quitarle la vista de encima a su oponente.

    -Que… ¿Acaso piensas golpearme? – Preguntó desafiante el chico, siendo detenido por la pared que chocó bruscamente contra su espalda. Él no le tenía miedo en lo absoluto, y jamás habían pasado de tener una fuerte discusión, pero la forma en la que e mayor estaba avanzando había logrado intimidarlo bastante.

    El muchacho continuó avanzando, clavando su mirada gris en los orbes dorados del otro. Cuando llegó hasta él, apoyó sus dos manos contra la pared, acorralándolo con su cuerpo.

    -Te odio…-murmuró con los dientes apretados, dándole un puñetazo a la pared. –Déjame en paz, mocoso.

    -¡Entonces tu deja de comportarte como un imbécil! ¿Crees que siempre estaré cumpliendo tus estúpidos caprichos…?

    Como única respuesta, sintió los labios del moreno aprisionar bruscamente los suyos en un violento beso que logró quitarle el aliento desde el comienzo. La lengua del moreno se abrió paso rápidamente dentro de la boca del menor y comenzó a enredarse con la suya, mezclando también sus salivas. Pasaron unos minutos antes de que los jóvenes se separaran por la falta de aire.
    El castaño jadeo, y el moreno se relamió los labios, mientras lo observaba con una mirada llena de deseo.

    -¿Por qué…? –Preguntó el pequeño, tratando de recuperar el aliento.

    El moreno sonrió de forma arrogante y alzó al menor, apoyando todo el peso de su cuerpo en sus caderas. El castaño se aferró al cuello de este y en cuestión de segundos, sus labios se unieron nuevamente en otro frenético beso, y sus cuerpos comenzaron a rosarse por todas partes.
    El joven de orbes grises liberó la boca del castaño para bajar hasta su cuello, mientras sus manos recorrían su cuerpo en salvajes caricias que comenzaban a excitar al confundido joven.

    Los besos húmedos y las caricias frenéticas continuaron, pronto toda la molesta ropa acabó en el suelo, y los gemidos inundaron completamente la habitación.

    -Hmm…no te detengas…Sora…-gimoteó el menor, mientras se aferraba al cuello de su amante. Este continuó moviendo sus caderas mientras masajeaba rudamente la entrepierna del más joven, arrancándole intensos jadeos.

    -Eres…delicioso…Yoru…-murmuró entre jadeos el mayor, mordiendo al mismo tiempo el lóbulo de su oreja.

    Los gemidos continuaron, los movimientos aumentaron a medida que los minutos pasaban, y los besos eran cada vez más húmedos e intensos. No pasó mucho tiempo antes de que los dos llegaran a su delicioso orgasmo casi al mismo tiempo.

    -Bájame…-ordenó el menor, mientras limpiaba el sudor de su frente.

    -Bésame y te bajo…-Dijo sonriendo el moreno, sintiendo como gruesas gotas de sudor chorreaban por su perfecto pecho.

    -No te besare…

    -Solo uno…-Rogó el mayor, haciendo un puchero.

    -¡Te dije que no!

    -Mocoso egoísta…

    -¡Estúpido engreído!

    Otra vez,todo volvía a ser como antes…El castaño había vuelto a cumplir los caprichos del moreno, pero al parecer esta vez, los dos habían salido beneficiados.

    FIN.
  15. .
    ¡Hola! Amm tengo una duda, que quizás sea algo repetitiva, pero no quiero cometer ningún error y estoy deseando terminar de subir los fic's que escribí y tenía en el foro anterior.

    Tengo unos cuantos fanfics originales, y entre ellos dos que escribí para los retos literarios. Daphiel me dijo que, como ya habían pasado que los colocara en sus correspondientes subtemas pero...¿Con el título de "reto literario" o solo con el título del fanfic? Por favor, si alguien puede ayudarme estaría totalmente agradecida.

    Muchas gracias desde ya, y perdon si esta pregunta ya estaba posteada.

    Saludos.
81 replies since 27/7/2011
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