Posts written by Inain

  1. .
    tus fics son geniales!!! nunca había pensado en esa pareja XD tuvo un desarrollo tan interesante, todo en una conversación en la iglesia >,< pobre Lisa, bien por Bart -w-
  2. .
    sinceramente no conozco mucho de Kirby, apenas habré visto unos cuantos caps de la serie, pero me pareció tan interesante que entré y me gusto mucho, hasta me puse a buscar imágenes, por supuesto que encontré yaoi y Meta Knight es realmente lindo!! XD ojala escribas más n,n
  3. .
    muy bonito.....pero triste, aunque de alguna forma la historia dio un giro para bien al final u.u
  4. .
    Fue hermoso, no es justo que acabara igual que la peli....te felicito, por hacernos llorar XD haz más fics así!! n,n
  5. .
    este fic es tan lindo!!! muy triste y emotivo; tanta injusticia!! mmm.... Lumpy como un mafioso? yo hubiera esperado que hiciera alguna tontería en vez de calcular todo tan fríamente XD pero porque no me lo esperaba estuvo bueno, no escatimaste con el gore u,u y....pues me resulto bastante amargo saber que Splendid a pesar de que dice ser un héroe tratara tan mal a un par de huérfanos sin entender que robaban porque lo necesitaban....y lo que paso luego con Splendon´t fue.....no sé espero que le den su merecido....

    sigue escribiendo por favor!! bye que te vaya bien n,n
  6. .
    Escribes genial, no sé si decir que me agrado la idea de que Ramona muriera, pero tampoco puedo quejarme porque le dio un buen toque a la historia, no me lo esperaba, me huele a misterio, no sé por qué pienso que fue alguien de su pasado (?) Espero que traigas continuación pronto por favor.
  7. .
    cómo no comentar? están geniales....ammmm el último fic que leí de ti hace un tiempo fue el de Yoohoo and friends n,n me fui por un tiempo y ahora con mucha alegría me encontré con que habías publicado un montón de fics más XD

    Clarence? sí porfa escribe uno!!! yaoizo mucho a Jeff....pero pareja aún no estoy segura de con quien ponerle XP

    uhhhh!!!! también te gusta Steven Universe? yo quisiera ver fanfics yaoi de esta genial serie, pero no hay chicos XD aunque lo emparejo con Leon XD pero aún no encuentro la manera de hacer la historia y que no se lea tan raro XD o de Bajoterra ya aparecieron dos personajes muy lindos (?) o MaxxSteel tampoco sé cómo hacer funcionar esa pareja XD o RandyxNomi también es difícil, pero tu encuentras forma siempre y tienes ideas muy frescas, sigue asi n,n
  8. .
    Estuvo muy divertido!!! me gusto mucho n,n me encanto la aptitud de Finn y....la Princesa Flama nunca me cayo mucho que digamos, así que me gusto como la describiste en ese párrafo -w- lo de los halcones de fuego me pareció muy buena idea y eso del reino agua me recordó a la Princesa Agua!!!! >///< es tan linda ojala la hicieran aparecer en la serie u,u



    qué pena que sólo aparezca en los comics u,u

    trae pronto conti, esperaré con ansias!!! n,nb
  9. .
    Wow!! me encanta!!! tiene una trama genial, ese contexto de "que me fui un tiempo y vean con lo que me encuentro" es super corto y muy divertido n,n en verdad que todos tus fics son muy buenos, me encanto eso de que este trabajando en una película de Billy Stumps fue un muy buen detalle *///* adoro tus fics!!! bye que te vaya bien.
  10. .
    Hola!!! nueva lectora sumándose!!! el fic me ha divertido mucho n,n no me gusta mucho el MarshallxGumball pero sí adoro el MarshallxFinn y sí que faltan fics de esta pareja n,n me encanto el sueño pervertido de Finn, no imagine´que de comienzo ya habrían escenas tórridas y me emocione XDD uhhh!!!! el nombre de la Princesa Flama esta bonito y me intereso la aparición de su hermano, desde que apareció en el cap de Jake Suit no dejo de verle potencial para yaoizarlo XD



    pero luego entendí que fue su alter el Principe Flama y se me paso u,u es que me gustan las ideas raras. XP

    Esta muy entretenido, pero debo serte sincera, algo que para mí no cuadro y te lo digo con mucho respeto porque me gusta tu fic, es que no me convenció eso de que Finn se diera por vencido tan fácilmente cuando el Principe Flama lo atrapo, no le queda el papel de damisela en peligro u,u y eso de que vencieran sin más al PF tampoco. (?)

    Esperaré la conti impaciente, bye te cuidas n,n
  11. .
    Qué buenísimo!!!! XD reí!!! nunca pensé encontrarme con un fic de esta serie -w- y te quedo bien n,n Gretchen es tremenda los descubrió y les arruinó los planes >.> no me cae mucho, pero bueno!!! sigue escribiendo así, hay tantas series por yaoizar y tan poco tiempo (?) XDDD espero leer más de ti n,n
  12. .
    Me mato de la risa, tuvo tanto Mpreg XDDD super loco >///< y esos tres

    me hiciste recordar ese cap XP no soy muy fan del Mpreg pero en tu fic me gusto n,n faltan más fics de esta serie que adoro tanto, sigue así!! haber si en otro puedes poner la versión humana de Computadora XD
  13. .
    Esta interesante, me gusto, el hombre de la luna tuvo un hijo!!! awwww!!!! adoro a ese pj qué lástima que en la peli no le dieran más apariciones XD y hubiera querido más detalles de cómo se fueron enamorando Pitch y Jack XD de todas formas trae conti pronto n,n
  14. .
    Hola, sé que dije que no tardaría, pero no fue así y lo lamento mucho, pero no importa cuanto tarde, aseguro que acabaré este fic u,u

    Ray:Mil gracias, tus comentarios son tan geniales, me dan muchos ánimos para seguir escribiendo XD

    Yessika Delgado:agradezco mucho tu comentario y tu sinceridad, tienes mucha razón y sé muy bien que la gente puede dejar de leerlo si tardo y creo que ya sucedió XP es una muy buena idea poner una fecha para las actualizaciones....pero peor que tardar, me parecería no conseguir actualizar en la fecha prometida, pues no he conseguido desarrollar un ritmo constante a la hora de escribir, lo siento u,u

    y aquí con mucho cariño, por si alguien aún lee esto a pesar de lo mucho que tardo en actualizar XP un nuevo cap -w-




    Capítulo 10

    El ajetreo de huesos perdidos que formaban un misterioso paraje, un presuroso caminar y el batir de unas alas, eran diversas resonancias que coincidían con las inquietudes de ambos varones, ecos cortos que de tanto ser escuchados causan hastío, igual que pensamientos repetitivos que no pueden ser sacados de la cabeza, como la añoranza de Finn por su hogar y las preguntas que acechaban su cabeza al no saber cuántas cosas abrumaban la mente del centinela.

    Un pensamiento conduce a otro, igual que un sonido deviene de una acción y por más pequeña que sea esa acción siempre habrá sonido, incluso si no hay nadie para escucharlo, pero ni Finn o Lei eran la clase de persona que dejara ver su turbación y que de escuchar alguna palabra de la otra persona no se negaría a expresar lo que tanto le enturbiaba la mente, pero ninguno estaba dispuesto a hablar y se limitaban a mostrarse calmados y hacer comentarios referentes al paisaje.

    Pronto llegaron a una zona oscura donde sólo se apreciaba la inmensidad salpicada de nebulosas y pulsares a la distancia, como acuarelas de fluorescentes colores en un lienzo negro.

    No había señal de algún tramo o algo sólido donde se pudiera poner el pie, sólo esa basta y preciosa inmensidad.

    –¿A dónde llegamos?

    –Un lugar donde debimos llegar antes ya que las posibilidades de que vuelvas a tu hogar aumentan dado el orden y ubicación de los portales.

    –¿Qué portales? –murmuro Finn indagando– ¡Ah! ya recuerdo, son de la clase que no se dejan ver.

    –Pusiste atención –suspiro– y yo que quería verte impresionado.

    –¡Ja! Se necesita más que eso para tomarme por sorpresa.

    –En ese caso…

    Hizo una pausa dramática y lanzo a Finn al abismo. Este ni siquiera pudo gritar por lo inesperado del movimiento y chocó contra una superficie dura.

    –¿Eso sí te sorprendió?– dijo con una de sus discretas risas.

    –¡Mi venganza será terrible!– grito agitando sus puños.

    –Claro –sarcasmo– ¿podrías intentar abrir la puerta?

    –No voy a intentarlo, lo haré.

    Toco la superficie con más cuidado y el portal apareció. Era como la puerta de una mansión con adornos labrados en metal, pero una perrilla muy pobre, apenas un alambre que no pudo, forcejear con su espada ni sus mejores golpes.

    –¿Te ayudo?– habló Lei con sorna.

    –No, ¡puedo hacerlo!– respondió claramente fatigado.

    –Pues apresúrate. Faltan muchas.

    Alzo vuelo abarcando un buen espacio y movió su mano izquierda revelando un sinfín de puertas más.

    –Apuesto a que nunca imaginaste que se pudieran ordenar los portales en hileras como si…–pensó un momento– los vi en la televisión de
    Prismo… como si fueran puertas de apartamentos, ¿o si?– afirmo Lei.

    El aventurero quedo con la boca abierta, gesto que el ángel tomó como señal para acercarse y abrir el portal.

    Le tomó unos instantes volar junto a Finn; observándolo acerco lentamente su boca al cerrojo y le dio un suspiro.

    La manera en que realizo la acción hizo que la sangre de Finn se agolpara en sus mejillas y recordó que Prismo dijo que necesitaría a Lei para abrir ciertas puertas, pero no imagino que fuera con un seductor soplo.

    Intentando no recordar los finos labios del centinela, se apresuró a ingresar al portal para observar que todo constaba de líneas imprecisas, apenas se podía distinguir lo que les rodeaba.

    –Finn te ves muy gracioso.

    –¡Tú también!

    Estaban en un mundo donde la cordura no conseguía asociar las formas que le rodearan con nada que conociera, sólo existían líneas y borrones que a cada minuto cambiaban de forma.

    Lei miro sus manos y dio un respingo.

    –No quiero ser un garabato. ¡Vámonos!

    –¡Pero se ve divertido!

    –Es escalofriante, dime que no es Ooo.

    –Claro que no.

    Ambos rieron, olvidando la desagradable sensación que quedo de su disputa respecto al cuentafabulas e intentaron explorar, pero parecía que caminaban en el mismo lugar, sólo se podían mover junto a las extrañas fluctuaciones de garabatos a las que de momento pertenecían.

    –Percibo que algo intenta movernos

    –Yo también. No podemos permitir que nos arrastre.

    –Es como si estuviéramos en un…

    –¡¡Oceano!!

    Finn dio un grito y salto hacía Lei aferrándose a él con demasiada fuerza.

    –Tienes razón hay que irnos.

    –¿Qué sucede?

    –Nada, sólo vámonos.

    –Pero si hasta hace unos momentos estabas entusiasmado por explorar, debe ser algo grave.
    Finn suspiro.

    –¿Confías en mí?

    –Sí… pero te burlaras.

    –No lo haré.

    –¿Conoces el o-océano?

    –Lo he visto por la televisión de Prismo, es una masa azul gigantesca, a veces está quieto y a veces se mueve y parece furioso ¿no te agrada?

    –No.

    Sintieron otra oleada de garabatos y Finn se puso a temblar, unos momentos más y seguramente su miedo se proyectaría en esa latosa forma humosa que con gran esfuerzo hacía tiempo consiguió confinar junto a su baúl mental.

    –Casi pareciera que sientes mied…

    –¡No lo digas! –pronunció sintiendo el resquemor en la barriga que precedía a la presencia corpórea de su miedo– soy un aventurero.

    El aventurero sentíase algo tonto, había dejado atisbar a quien menos deseaba una parte de sí que él no consideraba muy digna. Le había dado a entender su miedo al océano.

    Claramente puedes correr peligro de ahogarte si no sabes nadar, es de temer un encuentro con algún depredador y está la posibilidad de una feroz tormenta e incluso de un maremoto, pero ese nunca fue su caso y él mismo sabía que su miedo era ilógico. Tan sólo por aproximarse a la orilla y mirar las marejadas, en un rincón de su mente algo le pedía a gritos alejarse, su cuerpo empezaba a temblar, sentía una pesadez en el estómago y sin darse cuenta era arrastrado por la sensación y ya era presa del miedo.

    –Todos tenemos miedo a algo– afirmo Lei con una voz que denotaba comprensión.

    El miedo, ese primitivo sentimiento, intenso y recóndito, un tema que por azar tocaban por primera vez, al hacerlo cierta agitación les llego, uno quería saber más del otro y viceversa, ¿qué mejor tema para ello que el miedo? una sensación molesta para el aventurero y un misterio en cuanto al centinela; más ecos intermitentes de dudas y preguntas, que Finn resumió en una sola frase que salió disparada al instante.

    –¿Cuál es tu miedo?– pregunto olvidando la sensación en su estómago.

    –Te lo diré en otro momento.

    Alzo a Finn y dio un gran salto para alcanzar el portal que aún era visible y siguieron explorando las demás puertas.

    Ahora que el ángel supo con sorpresa que existía algo que hacía temblar al muchacho, lo cual creía imposible después de todas sus aventuras, no pudo evitar preguntarse las razones que devinieron en una aversión como aquella y Finn por su parte quedo con un sinsabor en la boca, pues si bien la respuesta dada no fue una negación, era la injusta postergación de una información que consideraba importante, cualquiera que viera al centinela podría atreverse a decir que no parece alguien que ha conocido al miedo, así pues saber la fuente del que podría ser su temor con el simple raciocinio de ¿qué se necesitaría para hacer que alguien como Lei tema? Alimentaba la curiosidad del aventurero de una manera inimaginable, bien podía proponerle que como él ya tenía conocimiento de su miedo al océano, a modo de intercambio, debía revelar cuál era su miedo, pero por más atrayente que fuera la idea, no estaba dispuesto a afirmarle su temor, le bastaba la vergüenza de haberle dejado claras sospechas.

    Así, Finn decidió ser paciente, ya encontraría la forma de saber, de labios del ángel o por cualquier otro medio posible y se dirigió junto al guía a la siguiente portezuela, que no contaba con perrilla, sino con una cerradura muy oscura y bastó un empujón para ingresar.

    –Lei ¿Dónde estás?

    –A tu lado– dijo tomándolo suavemente del hombro.

    Como tener los ojos cerrados sin posibilidad de abrirlos, así se percibía la oscuridad que los rodeaba. No se veía, olía o escuchaba absolutamente nada, apenas el sonido de la respiración de quienes acababan de ingresar en aquella dimensión.

    –No veo nada.

    –Yo tampoco.

    –¿Tal vez es porque no hay nada para ver?

    –Puede que este lugar no cuente con una fuente natural de luz y por ello no se haya desarrollado ninguna clase de entorno, puede que incluso nos rodee la nada.

    –O tal vez sólo estamos encerrados en algún lugar. ¿Tal vez una caja?– comento Finn

    –Entonces es una muy grande– respondió Lei una ocurrencia con otra.

    –No creo que sea Ooo.

    –¿Crees que es mejor irnos?

    –Si tan sólo hubiera alguna forma de ver entre toda esta oscuridad, pero como no es así… –tomo a Lei de la mano y este dudo un momento palpando suavemente su máscara con intención de quitársela, pero prefirió seguir guardando el secreto de lo que esa pieza ocultaba.

    En ese instante percibieron que algo flotaba alrededor de ellos, tenía la textura del algodón y se elevaba hacía arriba, o eso era lo que su tacto les permitía sentir, lo que sea que fueran esas fisionomías u objetos eran fríos y se sentían pesados, pero a pesar de eso flotaban alrededor de ellos como si fueran burbujas.

    –¿Qué dimensión será?

    –¿Estás seguro de que no es Ooo?

    –¿Por qué lo dices?

    –Estos seres me recuerdan a los que viven en el Espacio Grumoso.

    Finn dejo escuchar su risa, tanteando a su alrededor y empujando sin querer a las masas esponjosas que los circundaban, pero sin soltar la mano del centinela.

    –Lo entendiste mal, ellos tienen grumos; estas masas parecen esponjas o algodón y no están demostrando tener consciencia, pero es divertido empujarlas.

    –¿Tan terribles fueron mis conclusiones?– expreso Lei molesto.

    –No quise decirlo así– respondió oprimiendo el agarre de sus manos.

    –Lo siento.

    –Ya no te disculpes.

    –Pensar que también quiero disculparme por eso.

    Finn rio avergonzando a Lei, pero no paso mucho antes de que él también riera.

    Aunque tenían ganas de explorar y buscar alguna aventura, analizaron la inseguridad del medio para dar siquiera un paso y el clima sumamente helado y decidieron retirarse para probar suerte con otra puerta.

    Estas portezuelas eran muy traviesas. Algunas no les permitían girar sus perrillas, pero se abrían cuando los viajeros empezaban a ignorarles dando la impresión de conceder el ingreso, pero cuando los transeúntes intentaban hacer uso de la entrada recibían un portazo en la cara.

    Otras puertas eran más infames; a pesar de que se abrían, tenían alguna clase de campo de fuerza que no permitía el acceso.

    Después de mucho insistirle a una puerta de vigas podridas, esta decidió dejarles entrar sin hacer uso de uno de los provocativos ademanes de Lei. El interior era un conducto de madera mohosa y húmeda, que se hacía cada vez más pequeño, obligando al chico y al ángel a arrastrarse para salir de aquel portal que sólo Glob sabía a dónde se dirigía.

    Al salir aspiraron un aire fétido y sus miradas se fijaron en un panorama desgarrador.

    Selva terriblemente degenerada de grandes arboledas con raíces enfermas por los ríos contaminados que fluían alrededor de sus troncos calcinados, que de conservar ramas, no atesoraban hojas. Vegetación y hojarasca podrida cubriendo el suelo, donde al observar con detenimiento se podían encontrar cuerpecillos en proceso de descomposición y al mirar hacia arriba entre las ramas muertas de los árboles se apreciaba un cielo gris verdoso abundante en nubes oscuras que presagiaban lluvia.

    –Finn, este no puede ser tu hogar, debemos irnos de inmediato.

    –No…

    La suposición de que había ingresado en un portal de tiempo volvió a su mente; si bien no estaba convencido de que su viaje al mundo de Fionna y Cake hubiera sido el caso, esta vez no había duda, la vegetación y los cadáveres de los animales pertenecían a su mundo.

    No hubo sorpresa o miedo en su descubrimiento, pero si una gran tristeza, por todos aquellos inocentes que yacían sin vida en el suelo y suspiro observando ese cielo verdoso que pudo reconocer gracias a su primer enfrentamiento con el Lich y que sólo podía significar una cosa.

    –La guerra de los champiñones… – susurro Finn, corriendo en dirección de la selva.

    Sí. Había vuelto al tiempo en que explotaron las bombas.

    Conociendo el instinto de héroe que habitaba en Finn, pudo intuir parte de lo que él pensaba. Lo siguió y lo tomó del brazo con rudeza intentando hacerlo desistir de la faena.

    –¿Pretendes ayudar?– expreso apretándole el brazo con fuerza, haciendo crujir el metal de sus guanteletes.

    Finn de inmediato se deshizo de ese agarre con la misma violencia con que lo asieron.

    –Así será.

    Lei comenzó a caminar con los brazos extendidos y una extraña sonrisa.

    –Ya es tarde, mira bien, todo está muerto.

    –Te equivocas.

    Desenfundo su espada mirando a Lei con fiereza, quien alzo la ceja de su ojo derecho, impávido y sin ansias de pelear.

    El aventurero ataco directo al rostro y para su asombro el ángel detuvo la estocada a centímetros de su cara con la diestra y en vez de intentar golpearlo con su mano libre, sólo lo empujo.

    –Tienes brío y pasión, pero te falta fuerza y precisión.

    –¡Cállate y déjame pasar!

    Volvió a arremeter varias veces sin conseguir que respondiera sus ataques y lanzo su espada hacía el costado de Lei que al evadirla se distrajo lo suficiente para que Finn le asestara un golpe en el abdomen, a causa de esto se inclinó y el chico le propino otro golpe con el codo en la base de la nuca, dejándolo en el suelo para después saltar sobre él, dando la pelea por terminada.

    –Pensé que peleabas mejor– dijo con un aire desilusionado y a la vez divertido.

    No lo podía negar, excepto en ciertas circunstancias, pelear era una de las cosas que más le entretenía, ¿cómo podía haber pasado por alto la oportunidad de pelear cuerpo a cuerpo con Lei hasta ahora? A pesar de las razones por las cuales había empezado la trifulca, se había divertido ya que sin importar quien fuera o su tamaño, nunca negaba una pelea y podía decir sin modestia que casi siempre ganaba, casi.

    –Y yo planeaba evitar que te adentraras en ese lugar sin lastimarte, pero no me dejas opción– alego el ángel con sosiego.

    En ese instante sujeto a Finn de los tobillos haciéndolo caer de cara al fango maloliente; rápidamente lo despojo de su espada y se situó sobre su espalda torciéndole los brazos hacia atrás.

    El aventurero sintió enseguida los músculos de sus extremidades superiores arder, tensándose de manera excesiva, inflamándose como si estuviesen siendo apresados por las fauces de voraces lobos.

    –Si aplico un poco más de fuerza podría arrancarte ambos brazos. Ríndete y vámonos.

    Finn consiguió volverse un poco hacía a Lei y procuró sonreír.

    –¿Rendirme? Estás loco.

    Lo siguiente que percibió Lei fue un escupitajo en su único ojo bueno y se retrajo con lo cual Finn pudo anular el movimiento que lo tenía apresado propinando una fuerte patada en el pecho del centinela, alejándolo lo suficiente como para incorporarse, pero no antes que el ángel.

    –Eso fue extraño– dijo quitando la saliva de su cara.

    –Es apagar las luces –rio y dijo para si– gracias Guerrero de los sueños.

    –¿Y es todo lo que tienes?– prorrumpió con sorna.

    –Este sólo es el calentamiento.

    –¿En serio? –bufo– vas a obligarme a decir eso.

    –¿Qué es?– pregunto hosco.

    –No me parece una pelea justa, eres… demasiado joven.

    –¡No me subestimes!

    Fue la gota que rebaso el vaso. Finn detestaba esa clase de frases y le asesto un fuerte revés en la mandíbula, consiguiendo arrancarle la máscara. Lei de inmediato llevo las manos al lado descubierto de su rostro y quedo inmóvil, dejando que por la comisura de su boca fluyera un líquido negro-rojizo; conforme pasaba el tiempo el aventurero comenzó a arrepentirse del golpe dado, se apresuró en recoger la máscara e intento devolvérsela, pero él parecía en trance y más segundos pasaron tortuosos.

    –No mires– fue lo único que dijo.

    El muchacho le dio un último vistazo a la máscara, la dejo en el suelo y se dio vuelta recordando sus detalles. Era de metal, algo cóncava con tres correas de cuero, dos del lado izquierdo y una del lado derecho que se cruzaban por detrás en un broche de cobre, mismo broche que escucho chasquear, señal de que podía volver a mirar.

    –Haz lo que quieras.

    –Lei, n-no…

    El centinela, limpió el líquido que fluía por su boca y cabizbajo se volvió hacía el portal dejando al muchacho aparentemente solo.
    Finn sintió un gran hueco en el corazón, entre ellos no dejaba de haber una gran distancia, ¿era la edad? ¿Su percepción del mundo? De pronto cayo en cuenta de que ni siquiera sabía la edad exacta de Lei. Se había propuesto a si mismo aprender lo más que pudiera de él, pero esa pretensión no hacía avances suficientes. La decepción volvió a resonar en su cabeza y acompañado de cavilaciones sin respuesta se adentró en la tenebrosa selva.

    En el aire danzaba el olor de la putrefacción que se combinaba con el silbar de un viento recio y frio que le rasgaba la piel.

    Al transitar por el adusto terreno era inevitable toparse con algún pequeño cadáver, los restos regados por la superficie selvática parecían pertenecer a aves, mamíferos y reptiles, pero ya no había plumas, pelo o escamas, sólo quedaban cuerpos escuetos que semejaban muy poco la morfología que les correspondió en vida, lo cual le era difícil de soportar. Merecían un sepelio, pero no tenía con qué cavar, no había ningún terreno llano donde sepultar a todos y por intuición supo que el estado de aquellos cadáveres podía perjudicar su salud, pero si en verdad estaba en el pasado, ¿eso significaba que su decisión de ayudar y saber lo que sucedió en esa selva no era la correcta e intervenir ahí podría poner el peligro el futuro?

    Se detuvo y como pocas veces en su corta vida dudo, pero dejo de haber tiempo para eso en el momento en que comenzó a escuchar el crujir de ramas y hojas a su alrededor.

    Empuño su espada con valor en dirección al sonido más cercano y lo que vio lo dejo paralizado.

    Se arrastraba en sus patas delanteras, gruñendo de dolor a cada centímetro que avanzaba, dejando en su transitar el poco pelo que quedaba en las regiones de su cuerpo que estaban exentas de quemaduras. Entonces poso sus ojos vacíos en los del extraño que se encontraba en su camino y mostro sus colmillos, en algo que podría definirse como una escalofriante sonrisa.

    –¿Estas b-bien?

    Al ver un sobreviviente volvió a centrarse en su decisión de ayudar al que lo necesitara en ese lugar; afectara al futuro o no, lo haría.
    Turbado soltó su espada y se arrodillo intentando acercarse, pero entonces el jaguar lo alejo de un zarpazo.

    –Vaya, vaya… !quién lo diría! Un maldito humano…

    Sin razón aparente y a pesar del dolor comenzó a reír.

    –¡Oigan todos! ¡Encontré un humano!

    –¿Qué…?

    No tuvo tiempo de alzar su espada, la impresión de lo que vio a continuación no se lo permitió.

    Más animales salieron de entre la espesura, sobrevivientes de mirada sombría, a más de uno le faltaban extremidades, todos igual de desolados y lacerados, sangrantes, gangrenados, vomitando y escurriendo pus verdoso por sus cavidades y heridas, con un sólo objetivo... venganza.

    –Pueden hablar…– susurro Finn desconcertado, ni siquiera en Ooo todos los animales tenían esa capacidad.

    –Muchos siempre pudimos, pero fuimos tan estúpidos como ustedes y no intervinimos, le teníamos temor a sus armas y a su incomprensión ante lo desconocido, por eso todo acabo así– hablo un caimán mutilado.

    Al finalizar esa frase todos los demás animales comenzaron a hablar al mismo tiempo, Finn no conseguía discernir todo lo que pronunciaban, pero casi todas las voces concernían en lo mismo.

    –Los humanos siempre se creyeron dueños de todo.

    –Destruyendo y acaparando los recursos de la naturaleza a su antojo

    –Destruirse a si mismos con sus guerras pudo ser lo mejor que se les ocurrió.

    –¿Pero quién diría que ese proceso también nos afectaría a nosotros?

    –Esas malditas bombas…– escucho decir a un guacamayo de alas rotas.

    –Lo que sea que te hagamos, será muy poco comparado a lo que padecimos, pero será algo.

    –Sé que no nos queda mucho tiempo antes de acabar como el resto, pero al menos podremos vengarnos.

    –Y-yo sólo quiero ayudar– expreso el aventurero retrocediendo unos pasos.

    –¡¿Ayudar?!– grito un mono araña lanzándole una roca con el brazo que no tenía fracturado,

    Dicha roca le dio a Finn en la frente, pero comparado a lo que aquellas criaturas decían, el golpe no dolió.

    –Los humanos eran codiciosos y egoístas.

    –No hicieron más que arruinar el planeta– pronunció un perezoso con muchas llagas en la espalda.

    –¡Eran despreciables!

    –Tú debes ser igual a ellos, por eso acabaremos contigo– sentenció el mismo jaguar.

    –¡Qué pague por lo que los suyos le hicieron a nuestro hogar!

    Finn miraba al suelo, sosteniendo la herida en su frente con angustia mientras los animales le injuriaban acercándose. Sabiendo tan poco de los suyos, no encontraba razonamientos para refutar aquellas circunstancias, ellos aseguraban la crueldad de los humanos, pero no conocían cómo era él y los esfuerzos que hacía para que el bien triunfara sobre el mal, pero estaban sufriendo tanto, desolados, con el corazón y el cuerpo tan maltratados ¿quién era él para negarles su venganza? A pesar de su estado, estaban realmente decididos, como si esa pequeña venganza fuera la solución, pero no lo era, no iba a devolverles a sus seres queridos, ni la salud de sus cuerpos o la paz de su hogar y peor aún, de permitirles aquel acto tan desesperado, nunca podría volver a ver a las personas que tanto amaba, ante eso, sólo había una forma de detenerlos y a pesar de ser consciente de eso no encontraba fuerzas para defenderse.

    Aunque eso significara cambiar el pasado deseaba tanto poder llevarlos a Ooo, Dulce Princesa con seguridad encontraría una cura para su estado y podrían descubrir que a pesar de las terribles catástrofes que asolaron el mundo, luego sobrevino uno nuevo, tampoco perfecto, pero igual de maravilloso e incluso más; pensar en lo imposible sólo lo atormentaba más.

    No hubo manera de hacerlos entrar en razón, el jaguar reunió toda la fuerza que le quedaba y se abalanzo sobre Finn, tumbándolo en el suelo y hundiendo sus fauces en su brazo derecho, mientras el muchacho forcejeaba invadido de un gran dolor, pudo observar cómo un caimán se arrastraba hacía una de sus piernas y la mordía lentamente, entonces la turba de animales se alzó furiosa y una gigantesca anaconda se impuso.

    –¡Esperen su turno! –miro al resto de los animales de forma amenazante– o la pasaran peor que el humano –cambió el tono fulminante de su voz– mejor disfruten el espectáculo.

    La audiencia se calmó en un lúgubre silencio observando expectante.

    Al mismo tiempo que el inesperado silencio, el muchacho apreció la sangre fluir y sus heridas doler, aquellas bestias estaban débiles y aunque lo estaban lesionando, no estaban en condiciones de infringirle un gran daño, podía hacerles frente en el momento en que lo quisiese, pero sentía lástima, ciertamente era incorrecto y ese sentimiento lo estaba paralizando, impidiéndole actuar con decisión lo cual era indigno de un aventurero y aunque no quería causarles más dolor del que ya padecían, no tenía otra opción.

    Dejo de forcejear y jadeante cerro el puño, ignorando las filosas zarpas del jaguar comenzó a golpear el rostro de la fiera, dejándolo aturdido y consiguiendo que quitara los colmillos de su brazo, en ese instante el caimán apretó su mandíbula con más fuerza contra la pierna del muchacho, pero él relajo su pierna y con ambos brazos sujeto la afilada dentadura intentando abrirla. El caimán se resistía agitando su cola y demás fisionomía en tanto los demás animales se alborotaban detrás de la anaconda que exigía calma y miraba con diversión cómo el humano se defendía.

    De pronto alejo de una patada al caimán y trémulo se levantó buscando su espada, mientras la anaconda permanecía controlando a los demás animales.

    –¿Lo ven? puedo vencerlos, pero eso significaría hacerles más daño del que ya les hizo….mi especie y no quiero hacerlo –su voz sonaba entrecortada– déjenme ir…– dijo Finn en cuanto tomó su espada.

    La turba volvió a hablar desordenadamente, distinguiéndose ciertos enunciados.

    –No nos importa.

    –Si quieres detenernos tendrás que matarnos.

    –Tiene que sufrir.

    –¡No lo dejen escapar!

    –No tienes el valor– volvió a hablar el caimán que se incorporaba junto con el jaguar.

    –Que sea una linda matanza– dijo la anaconda desistiendo de su intento de orden, dirigiéndose junto con el resto de la turba hacia el muchacho.

    “Sólo son víctimas, no puedo matarlos…” concluyo Finn desviando la mirada mientras los animales lo atacaban.

    Su visión se volvió borrosa, los bramidos a su alrededor empezaron a escucharse distorsionados y cayó al suelo semiconsciente. Espero más golpes pero no hubo tales, en vez de eso vio aparecer una figura alta, seguido de fuertes gruñidos de terror y odio; poco a poco fueron desapareciendo o desplomándose las formas que según su discernimiento correspondían a sus atacantes.

    Intento recuperarse rápido, cerro sus ojos y desplazo el dolor en su cabeza, volvió a abrir los orbes y se encontró con una escena impactante.

    Los animales más grandes y aquellos que fueron muy tontos como para quedarse a pelear yacían destrozados en el suelo, otros aún se agitaban moribundos; parecían haber sido desgarrados por cuchillas al punto de quedar desmembrados y en medio de los cadáveres estaba el causante, apreciando la escena con complacencia, limpiándose las manos y poniéndose nuevamente los guanteletes de metal, mientras se daba vuelta y miraba al aventurero sin expresión.

    Finn se levantó con cautela negando con la cabeza tanto horror, blandió su espada y atacó a Lei.

    –¡¿Cómo pudiste?!

    Su ataque fue torpe y tan sólo basto un movimiento para quitarle la espada y lanzarla a un lado, no obstante intentó asestarle un puñetazo, pero Lei atrapo su puño y lo apretó con fuerza.

    –No había otra forma de salir de esta –lo atrajo hacía si– ¿te diste cuenta? Tanto sus cuerpos como sus mentes enfermaron, los libere de su sufrimiento y al mismo tiempo te salve.

    –¡¿Y por eso tuviste que…?!– exclamo conmocionado señalando el acto.

    –Si no lo hacía de esa manera iban a despertar otra vez.

    –¿Qué estás diciendo?

    –Recuerdas esos…

    Antes de que acabara la frase los restos se movieron y entre la espesura se comenzaron a advertir seres que caminaban pesadamente, gruñendo hoscamente, eran los mismos cadáveres escuetos que Finn había visto en su camino, sólo que ahora estaban de pie, ahí caminando hacia ellos, escurriendo por sus bocas y cuencas vacías el mismo liquido verdoso que observo en los animales que lo atacaron, Lei se dio vuelta y vio que los animales que antes habían escapado de la pelea, ya habían acabado su transformación y ahora eran iguales a los cuerpos que parecían querer rodearlos.

    –A esto me refería; momentos después de que te fuiste los cuerpos que vi a la entrada de la selva empezaron a moverse.
    Finn comenzó a recordar y rápidamente enlazo una deducción a otra.

    “Sé que no nos queda mucho tiempo antes de acabar como el resto, pero al menos podremos vengarnos” “Esas malditas bombas….”

    –Los animales mencionaron bombas.

    –Puede que la explosión producida liberara alguna clase de mutágeno.
    Fin asintió mientras iba por su espada.

    –¿Podrás pelear?– pregunto mirando sus heridas.

    –Sí.

    –Nunca dejas de asombrarme –sonrió con candidez– y ¿por dónde sugieres ir?

    –Sólo sígueme.

    –Bien.

    Comenzaron a correr entre la jungla, esquivando y golpeando con su espada a los seres deformes que se interponían, notando que el líquido que fluía de ellos era alguna clase de ácido; de no ser porque su espada estaba hecha de sangre de demonio seguramente ya se habría corroído.

    –Sería más sencillo si fuéramos volando– menciono Lei destrozando el cráneo de un mutante con sus guanteletes.

    No recibió respuesta, Finn aún no entendía como Lei cambiaba de aptitud de un momento para otro y por ello no encontró palabras al recordar la sangrienta escena.

    Enfrentándose con fervor a todo lo que se interpuso en su camino consiguieron salir de la jungla y se dirigieron directo al portal, ingresando antes de que cualquiera de esos seres lo advirtiera para evitar intrusos en la Dimensión Central, tan rápido que Finn olvidó que los portales se encontraban dispuestos en ínfimos pedazos de terreno, pero Lei lo tomó de los hombros evitando que cayera.

    –Estuvo cerca.

    –Aléjate– dijo quitando los brazos de Lei rápidamente.

    Resistiendo el dolor que aún arremetía contra su cuerpo, tomó impulso y salto a otra puerta, Lei desconcertado abrió las alas y voló hasta él.

    –¿Sucede algo?

    –¿No te das cuenta?– dijo Finn mirando al vacío.

    –¿Qué?

    –Lo que le hiciste a los animales…

    –Debo decir “te lo dije”, ya era tarde.

    Trago saliva y con gran rabia hablo jadeante.

    –¡Lo sé! ¿Crees que no fui consciente de lo que provoco mi decisión de adentrarme ahi? sólo puedo pensar en lo malos que somos los humanos, mis propios límites y en lo poco que te entiendo, tengo tantas cosas en la cabeza y siento que puedo odiarme por todo eso y me tratas con toda normalidad después de haberlos asesinado diciendo incluso “te lo dije” –empujo a Lei– ¿Estas siendo cínico? Fui el culpable de que murieran de forma tan hostil, ellos….era cierto, ellos ya estaban perdidos, pero no tenían por qué pasar sus últimos momentos de una forma cómo esa…

    Estaba al borde de las lágrimas, contenía el aliento y se frotaba los ojos intentando no llorar.

    –¿Por qué la culpa? Quien los mato fui yo –lo miro directamente a los ojos entrecerrando el suyo– estuviste pensando demasiado.

    –¿Demasiado? Mira quién lo dice.

    –¿Yo?

    Mientras pronunciaba aquello, no percibió que Lei abría la puerta detrás suyo, Finn perdió el equilibrio y cayó de espaldas sobre una superficie que no pudo reconocer al instante, palpo alrededor tomando un puñado de lo que parecía arena, se incorporó y vislumbro con asombro un mundo en el cual sólo existía un pigmento, al ingresar ahí su ropa y su cuerpo habían perdido todo el matiz que no correspondía al que ahí reinaba. El terreno completamente plano estaba cubierto únicamente por sílice, haciendo un gran contraste con el cielo que era negro como un abismo, siendo este el único color.

    –No importa…– continuo Finn

    –Puede que así sea mejor– afirmo Lei.

    Entonces Finn se levantó y comenzó a caminar sin una dirección precisa.

    –¿A dónde vas?

    –Me dieron ganas de dar un paseo.

    –¿Aunque parezca un lugar aburrido y no sea tu mundo?

    –Sí.

    –¿Te molestaría esperar a que revise tus heridas?

    –No lo necesito.

    Lei suspiro hondamente viendo a Finn disimulando la cojera y el resto de las injurias sufridas en la emboscada, creyendo que como en ese mundo todo era monocromo, la sangre que derramaba no llamaba la atención.

    Decidió seguirlo a una distancia prudente donde pudo ver que se aproximaban a un conjunto de lagunas negras y espero.
    Finn llego hasta la laguna más cercana y se quitó toda la ropa para lavarla y darse un baño en el líquido que considero inocuo. Si bien no se notaban las manchas de sangre y suciedad porque habían perdido su color, se notaba sus contornos y en el caso de las heridas, por supuesto que no dejaban de doler.

    Acabado su aseo extendió su ropa sobre el sílice y se sentó a la orilla de la laguna. Tenía una mano en la frente tapando parcialmente sus ojos, intentando atisbar un cuerpo circular en el cielo negro, un intermedio entre una luna y un sol, de aspecto semitransparente, que emanaba una cálida luz que a pesar de ser delicada no podía ser vista directamente.

    Cuando vio el momento indicado Lei se acercó con cautela y sin fijarse en el cuerpo desnudo de Finn se sentó a lado suyo, casi inmediatamente el muchacho flexiono las rodillas escondiendo el rostro.

    “¿Pero qué estoy haciendo? ¡Los dos somos hombres!” A pesar de la reflexión siguió cubriéndose.

    El silencio embebió el ambiente por bastante tiempo hasta que Lei hablo.

    –Nunca había visto una laguna negra ¿y tú?

    Finn se encogió de hombros.

    –Pero a pesar de eso su agua se ve tan pura.

    El aventurero permaneció en silencio.

    –Es curiosa la manera en que el agua refleja como un vivido espejo, este cielo tan negro

    Molesto por el parloteo, al fin hablo.

    –¿Quién te crees para perseguirme?

    –No pude evitarlo. Dejaste un claro rastro de sangre.

    –Nadie te pidió que lo siguieras.

    –Yo…

    –¡¿Por qué no te callas y te vas?!

    Lo asombro un instante esa faceta tan enfurecida, pero rápidamente volvió a demostrar un rostro calmado.

    –No puedo.

    –¿Qué tengo que hacer para que me dejes solo?

    –Permitir que cure tus heridas.

    –¿No tienes nada mejor que hacer?

    –Debo saber por qué me evitas.

    Finn suspiro e intento mirar a Lei mientras se explicaba.

    –Soy alguien de palabra y dije que aceptaba todo de ti pero…

    –¿Cambiaste de opinión?

    –No.

    –¿Dudas?

    –Sólo necesito pensar a solas y como no parece que en verdad te importan mis heridas espero que te vayas ahora.

    –No es así. Sólo intento no parecer patético como siempre. Déjame curarte.

    –¿Tengo otra opción?

    Extendió con resignación el brazo donde se encontraba una honda lesión circular con varias perforaciones que correspondían a colmillos.

    –Empieza por aquí.

    Conocía el procedimiento y a pesar de eso aún no se acostumbraba, primero ese hormigueo en la piel por el aliento del centinela, luego la humedad de su lengua y por último el ardor que le provocaban los roces de su boca sobre las heridas abiertas antes de sanar, pero de alguna forma había aprendido a disfrutarlo, al principio era inconsciente, pero por más extraño que se sintiese admitirlo era cierto y enfadado o no, no podía evitarlo.

    Para Finn estar cerca de Lei siempre se sentía bien, incluso cuando la tristeza se asomaba o peleaban y en momentos como esos, el agrado tomaba otro matiz. Sus labios eran fríos, pero suaves, ¿algún día podría besarlos? Pensando en eso su respiración se entrecortaba, exhalando profundamente cuando menos lo pensaba, sin contar que su rostro se calentaba y sentía escalofríos, momentos en los cuales usaba toda su fuerza de voluntad para evitar gemir, pero él no conocía el término, sólo sabía que su voz sonaba extraña. Su tensión aumento cuando el centinela dirigió su mirada a la parte inferior de su cuerpo. Finn volvió a cubrirse instintivamente negando para si que estaba avergonzado, mientras él lo obligaba a girar el cuerpo hacía su dirección levantando la pierna lastimada hasta la altura de su boca.

    De todas las veces que el ángel curo sus heridas esta fue la más vergonzosa, no sólo porque estaba desnudo, sino por la posición en que se encontraban, sin contar que tenía una vista privilegiada de cómo Lei limpiaba la sangre que escapaba de las heridas, alejándose de la zona afectada, dejando un camino de saliva, llegando a los tobillos y volviendo hacia arriba, mirándolo de reojo como si hubiera algo más de trasfondo, pasando a delinear con su lengua las heridas, deteniéndose a instantes, dejando salir profundos suspiros. Escucharlo era tortuosamente delicioso.

    “¿También le cuesta respirar? ¿Será que siente lo mismo?” pensó intentando distraerse consiguiendo elevar más su inquietud, porque consideraba la cuestión muy dudosa y estúpida además de vergonzosa.

    Dejo esa cuestión de lado al sentir que las manos de Lei no subían más allá de su rodilla, por un instante quiso que subieran un poco más y antes de darse cuenta en qué había pensado Lei se relamió los labios dando por finalizada su labor.
    Ambos se levantaron del suelo al instante y se miraron en silencio, ocasionando un momento incómodo.

    –¿Sigues aquí?

    –Me falto una parte– alego el centinela

    Volvió a acercarse a Finn, retiro algunos mechones de cabello rubio, le lamió varias veces la frente y bostezo.

    –Si me necesitas estaré cerca del portal tomando una siesta.

    Trago saliva conmocionado; se le olvido seguir cubriéndose, peor aún, sentía demasiado calor y en cuanto vio a Lei alejarse lo suficiente se lanzó al agua helada.

    –Procura salir rápido del agua y descansar. Perdiste mucha sangre.

    Finn no pronunció palabra, estaba más molesto y confundido que antes. Sabía que el culpable de ese calor en su bajo abdomen que casi se extendió mucho más abajo, era culpa de Lei.




    Espero les gustara, en verdad lamento tanto haber tardado. Lo siento si en determinada tuvo un poco de gore y que no haya advertido al principio del fic, pero se escribió sólo (?) y si al usar alguna teoría de la serie luego vaya a ser refutada, como los mutantes, zombis, no aseguran en la serie todavía que son XD pero seguro los recuerdan de Simon and Marcy y del episodio de James II y salieron en este cap y como habían de personas, pensé que también habrían de animales XP y que tal vez fueron las bombas y que también debieron afectar a otros lugares u,u

    oh! casi lo olvidaba, el Guerrero de los sueños XD autos baratos!!!!

    y por último, una pista de lo que vendrá en el siguiente episodio....con esto hago un tremendo spoiler, pero qué más da XP


    No saben cuanto agradezco la paciencia para con este fic, bye cuídense n,n.

    Edited by Inain - 25/3/2016, 21:04
  15. .
    Awwww!!! te quedo muy lindo, te lo agradezco mucho n,n aquí te dejo mis regalitos

    amigurumi!!!!


    animales tiernos y gracioso n///n
    www.youtube.com/watch?v=LUlIEhnnFHA

    www.youtube.com/watch?v=eGaeHuK8o2U

    muchas gracias, ya me verás de nuevo volviendo a molestar por aquí (?) XD bye cuídate n,n
983 replies since 27/7/2011
.