Posts written by Van Phantomhive

  1. .
    HOLAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA MAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA XDDDD

    y bueno aqui me tienes AGAIN XD si soy una molesta, no me asta toruraete por alla sino que incluso acá XDD gracias por mencionarme en los coments XD

    en fin vamos a los hechos o como decimos los porteños a los bifes XD este cap fue sencillamente genial, siempre adoro tu forma extensa de detallar toda accion. Eso si el final me mató XDD Yuu como osas nombrar a Chiaki ante tu futuro novio ¬¬

    ni modo ahora quiero ver como ese zorro traerá de vuelta a su lobo, y dificil no será XDD
    conti en cuanto puedas

    y suerte con tus parciales =DD

    Adyuu
  2. .
    Bien ni siquiera meresco algun halago por esto y prefiero vivir en mis ausentismos o tiempo sabatico como quieran llamar XDD si lo daba por abandonado pero hoy me digne a darle un final que no sirve de mucho pero necesario en más de un sentido -w- si no me creen pasen y lean hasta la ultima palabra.




    Capitulo 03: El juramento que no será jurado.



    Tras una salida poco convencional de la librería, el vendedor miró de reojo el rostro de su acompañante.

    Aparentemente de la edad de Onodera pero que en realidad era prácticamente la misma que la de él, los ojos de por sí bordos del artista estaban teñidos de un color rojo oscuro o ese rojo que se dan en los ocasos en un día despejado.

    -Ten. –dijo Takafumi tendiéndole un pañuelo a Yuu.

    -G-Gracias. –respondió desanimado y apenado por no saber mantener a raya sus sentimientos.

    Y no es que no supiera hacerlo pero aun le dolía la manera amable en que lo trataba Yoshino, y debemos reconocerlo el mangaka no tiene la culpa de nada, era su forma de ser y así era con todo el mundo a excepción de Hatori que mostraba ciertas expresiones que con Yanase jamás le demostraría, por muy amigos cercanos que fueren.

    Para Yokozawa la situación era algo similar pero la sutil diferencia radicaba en el hecho de que él lidiaba con tales afectos desde hacía 10 años y a sabiendas de que Masamune seguía enamorado perdidamente de Ritsu, él no se rendiría fácilmente y trataría de obtener lo que una vez ambos editores doncella habían rechazado o negado por error. En cambio para el dibujante había sido rechazado directamente por su amigo pero aun así, aunque no deseaba rendirse y por mucho que le doliera lo debía dejar ir, si es que no quería perder la poca amistad que le quedaba.

    Si tenemos en cuenta el carácter del vendedor, podemos añadir que sus facciones no son sencillas de leer a menos que lo que sucediera en ese instante lo afectara de sobremanera.

    -¿Te sientes mejor? –dijo luego de caminar un par de cuadras dirigiéndose a uno de los cafés de la zona.

    -Un poco. –contestó algo cortante pero más tranquilo.

    -Supongo que no eres la clase de persona que cuenta sus problemas al primer desconocido que ve…

    -Usted no es un desconocido. –interrumpió Yuu, notando que se podía mal entender, intentó explicarse. –A lo que me refiero es… que nosotros nos conocimos cara a cara cuando llevé los manuscritos de Yoshikawa-sensei… y además… lo he visto en un par de fiestas que realiza su empresa.

    Procesando las ideas Takafumi sonrió a medias, semejante a una mueca y no es que estuviese enojado ni nada pero la explicación del chico no lo descalificaba como desconocido, aunque se hubiesen visto en las fiestas donde se reunían los mangakas y asistentes de los mismos junto con sus editores y parte del departamento de ventas, dudaba que se hubiera cruzado con el chico alguna vez.

    -Sigo pensando que nos desconocemos uno del otro. –comentó Yokozawa.

    -Yanase Yuu, asistente de dibujo. –espetó el castaño tendiendo la mano y con un semblante más profesional, distinto al de hace unos minutos atrás.

    Eso si que es extraño, cómo un chico que no hace mucho se encontraba llorando podía ahora mostrar una cara dentro de todo presentable para una persona que conoció no hace mucho. Eso significaba que el castaño tenía orgullo, dignidad, educación y probablemente en el fondo una cuota de bipolaridad. Si no fuera por los ojos vidriosos, la postura y el resto de su expresión hubieran sido impecables.

    Demostrando la misma cortesía respondió.

    -Yokozawa Takafumi, vendedor de Marukawa Shoten.

    Después de presentarse de forma oficial, Yokozawa se le ocurrió decir algo no muy común de su persona.

    -Quizás aun te sientas algo incomodo por mi presencia pero… mejor acompáñame, tomaremos el café en otro sitio.

    Yuu miró extrañado al otro por tal acotación, no era que le incomodara ni nada, pero si ya lo vio en tan deplorable estado… lo mínimo que podía hacer era acompañarlo y agradecerle por haber sido comprensivo en ese momento tan difícil para su mente y sobre todo para su roto corazón.

    Ambos caminaban a lo largo de las concurridas calles y alguna que otra mirada posaba sobre ellos, y no es que estuviese mal ni nada por el estilo pero había algo que desentonaba y ese “algo” eran las vestimentas que llevaban. Uno de traje oscuro, camisa blanca y corbata negra, haciendo juego con los zapatos de cuero negro, evidentemente mostraba que Yokozawa era el típico hombre de negocios y su semblante demostraba que sabía claramente lo que hacía y la experiencia de varios años de su joven profesión. En cambio el segundo, camisa beige, con un chaleco marrón encima, unos jeans y unos zapatos marrones hacía dar a entender que el asistente de dibujo no estaba relacionado con el mundo de la publicidad y de las finanzas.

    Tras caminar un rato en silencio, Yokozawa llegó al destino deseado, miró hacia arriba y observó al otro que ya lucía más calmado y sereno.

    -Es aquí.

    -Disculpe, pero esto no es una cafetería. –en realidad el joven tenía razón dentro de esa zona comercial había unos complejos de edificios donde la gente residía normalmente.

    -Eso lo sé, mejor es tomar un café en un lugar tranquilo y que nadie nos interrumpa, y nada mejor que en este sitio, ¿no cree Yanase-san?

    -Mmm… no se… mire por donde lo mire me parece que son un complejo de apartamentos. –observó el muchacho.

    -Ahora podrás observar el refrán de que “la apariencia engaña” o “no juzgues a un libro por su portada”. -dijo el mayor con seriedad y en el fondo un dejo de diversión, crease o no estos chistes de mal gusto suele levantar el animo de la gente y en el caso del asistente eso funcionó.

    Ambos hombres entraron al local que a simple vista parecía la puerta de las edificaciones de la zona, el lugar adornado por una gran alfombra verde que abarcaba el piso de madera entero, escaleras de maderas que conducían a una segunda planta de las mismas características que la presente. Mesas de madera oscura brillante con manteles blancos y cada una de ellas con un florero donde había un lirio blanco, a un costado de la entrada se acomodaba la barra que al igual que las mesas era de madera pulida donde descansaban las miles de copas de cristal, platos y botellas de variados sabores, desde simples jugos hasta los vinos mas añejados que datan del siglo xviii.

    -Parece… algo lujoso. –comentó sorprendido el joven castaño.

    -Como dije “nada es lo que parece”. –hizo notar nuevamente Yokozawa.

    Una ves adentro se acercó una joven vestida de sirvienta, típico de cualquier bar de esas características que posean aquellos clichés de mangas shoujos; Yokozawa se encargó de pedir los cafés y unos bocadillos no muy dulces para cortar lo amargo de la infusión. Tras sentarse en una de las mesas que lindaba con uno de los pocos ventanales del local, el mayor retomó la plática que dejaron tiempo atrás.

    -Sé que no debo entrometerme pero ¿llorabas porque viste a esa persona?

    Yanase no estaba de acuerdo para responder a la primera la pregunta hecha, el solo hecho de que hicieran alusión al mangaka le dolía. Takafumi esperó por unos minutos respuestas de la otra parte pero solo había silencio por lo que probó con otra cosa.

    -Yanase-san… la primera vez que nos vimos me dijo que yo ya conocía al editor en jefe de Emerald… sigo pensando que fue una acertada observación ya que es cierto que él y yo nos conocimos en nuestro tiempo de estudiantes, cursamos la universidad juntos. Lo que me gustaría saber es cómo es eso de las miradas.

    -Sobre eso… digamos que una persona se le nota cuando algo anda bien y cuando no, pero los ojos brillan más si ese sentimiento especial ronda por su entorno, por eso aventuré lo que dije.

    Eso sorprendió al azabache, el chico con su aire casi distendido, sabía dar catedra de que no era solo un asistente de dibujo, quizás el joven hizo algún estudio sobre la psicología o podría ser que era el tipo de persona que le gustaba estudiar al otro para saber como contratacar. Supuso que lo ultimo era lo que más se asemejaba a la realidad, los ojos del chico daba a entender que todo lo que relataba podía ser tan cierto como la luz del día como podía ser tan falso como la oscuridad de la noche. Una persona de cuidado.

    Aprovechando el silencio Yuu realizó su análisis sobre Takafumi. Desde su punto de vista le parecía, aparte de ser un hombre de negocios, un ser de personalidad hostil, quizás un tanto peleador en lo que se refería a su materia, su rostro generaba la impresión de ser serio en todo lo que dice y en lo que hace, pero tras conocer ese último rasgo la percepción que tenía hacia el hombre había cambiado un poco. Ahora pensaba si esa dura fachada que lucía ante todos era solo eso, una máscara que encubría a una persona amable y comprensiva. Si supiera que tan acertado que estaba, pero no faltaba mucho para poder corroborar tal pensamiento.

    -Discúlpeme por no haberle respondido pero a esa persona que le tengo todavía afecto la conocí en mis años de preparatoria, y supongo que me enamoré por su torpeza, amabilidad entre otras virtudes que también son sus defectos. –dijo elocuente.

    -En algo que podemos estar de acuerdo es que las personas amables son las que dejan con más dolor a uno. –comentó Yokozawa tomando de su infusión, Yanase sonrió irónicamente y asintió dándole la razón imitando la acción de su interlocutor.

    Los dos se tomaron su tiempo para beber y comer un poco, luego siguieron charlando sobre alguna que otra trivialidad dando por sentado que los mundos tan distintos de sus profesiones se entrelazaban en mas de un sentido.

    Ciertas cosas en común que compartían ellos eran mantenerse de pie por anhelar lo imposible, desear en el fondo un algo más con ellos (en caso de Yuu fue un fracaso), haberse enamorado en la época estudiantil donde las hormonas estaban a mil por hora y algún que otro hecho familiar marcaron sus vidas para siempre; agarrar carreras para estar cerca de ellos y otros detalles que los buenos lectores pueden apreciar con las historias originales.

    -Por cierto. –abordó Yuu luego de hablar sobre algunos aspectos de los cursos que habían realizado en la juventud. -¿tiene tiempo para la noche?

    -Supongo que sí, creo que hoy salgo temprano si es que logro terminar mis rondas. –respondió meditando la pregunta del castaño. -¿Por qué?

    -Me gustaría mostrarle una cosa por haberme escuchado hoy. –dijo simplemente bajando la vista a la bebida.

    El otro por más que seguía sorprendido decidió aceptar la propuesta.

    Después de terminar el café, Yokozawa decidió remprender sus labores a sabiendas que Yuu ya se encontraba mejor, luego de haber pagado lo consumido, ambos salieron a las calles donde el sol de la tarde los saludaba.

    -Yokozawa-san recuerde que hace hora y en ese lugar lo esperaré. –dijo el asistente en la calle enfrentando al azabache que no era mucho más alto que el otro en estatura.

    -Lo recordaré, ahora volveré a mi rutina para agilizar las cosas. –dijo con la seriedad de su profesionalismo.

    Tras una despedida cordial ambos se fueron cada quien por su lado, horas de dura batallas pasaron, lidiar con mangakas, dibujar millones de paginas, visitar centenares de librerías. Por suerte todo ese tiempo invertido ha valido la pena porque al final cada quien logró desocuparse a la hora acordada.

    Cada quien llegó por los extremos opuestos de la calle en cuestión y se saludaron con cortesía.

    -¿Por qué este lugar? –cuestionó Yokozawa mirando el horizonte del paisaje.

    -Porque es el mejor de admirar. –respondió con sencillez Yanase.

    Y no era mentira, la vista que ambos tenían antes sus ojos eran una de las sencillas de la ciudad de Tokyo: uno de los precipicios que estaba acordonado y dejaba en claro el puente Arcoíris que se camuflaba entre los vahos de las aguas del mar territorial.

    La tarde se iba desapareciendo y daba paso a la dama nocturna con sus fieles acompañantes, las estrellas aparecían una a una en el firmamento que cambiaba de color y a lo lejos se veía como el sol y la luna se saludaban, para dar paso a una y despedir a la otra.

    -Tienes buenos gustos. –comentó Yokozawa por el cambio de los colores cálidos a fríos, la luz y oscuridad son iguales a ellos, un día son así y a la noche son de otra manera.

    -Parece que ya comprendió. –dijo enigmáticamente el joven.

    -No es necesario entender mucho más. –dijo ladeando la mirada hacia el fondo celestial.

    -Mmm… parece que ya se dio cuenta… -susurró inaudiblemente.

    Ambos hombres se miraron, y los dos poseían la misma mirada, ese día no distaba de ser el peor ya que la oscuridad los envolvía.

    -Hagamos una promesa. –propuso el castaño.

    -¿Qué clase promesa? –dijo molesto porque de verdad deseaba salir de ahí y morirse a otro lugar. Todo eso fue notado por el otro.

    -Créame que sé lo que se siente así que por el tiempo que queda, prométame que hará esto. –dijo con determinación el chico para acallar su propia agonía.

    -Adelante.

    -Prométame y también hágame jurar a mí también.

    -Claro que lo haré.

    -Prométame que la próxima vez se enamore de una persona, sea hombre o mujer, júreme que no caerá con facilidad, que no confiara tan fácilmente y que no dejara al descubierto su sentir. Júrelo por la luna que se nos alza en estos cielos, que sea testigo de esta crueldad y martirio mental. –dijo con un dejo de heladez e indiferencia absolutas.

    Esas palabras lo atarían con cadenas pero una parte de él decía que tenía razón el chico, por ser abierto, amable y por querer salvar a una persona, su corazón le jugó una mala pasada y pensó cosas demás que jamás debieron ser emitidas.

    -De acuerdo se lo juro. Y usted prometa que no se someterá a esos sentimientos. –dijo con una frialdad que daba lastima de oír y pensar que los dos son buenos de corazón pero que usaban esa mascara que era difícil de sostener.

    -Lo juro. –selló Yanase aquel pacto oscuro, encadenándose los dos a lo que sería semanas o meses de lagrimas, oscuridad y todo lo que el corazón rechazado no puede soportar.

    Ese noche los dos se quedaron admirando por horas el paisaje nocturno y Yokozawa decidió volver a la ciudad, las nubes amenazaban con echar sus cargas eléctricas y liquidas para mojar a todo transeúnte.

    En cambio Yanase se quedó en aquel sitio porque siempre después de la tormenta viene la calma y deseaba padecer aquel proceso para ver si su alma podía recuperar aquella estabilidad que hace una década perdió.

    La salvación de cada uno llegó de distintas maneras y en tiempos diferentes.

    Uno esa misma noche un ángel caído decidió prestar oídos al azabache que ya por rotas las tiras que manipulaban su gélido órgano. Ese hombre que provenía del mismo lugar de trabajo prestó no solo un oído sino que tomó riendas y como buen carpintero y artista que es gracias a su profesión rearmó lo que sería a futuro una relación que se basa en los juegos de apuestas, o sea quien da más por lo que siente y que tan dispuesto estas a entregar ciertas sensaciones que creyó muertas.

    Para el joven asistente no le fue fácil, ya que no hallaba la manera de volver al mundo de la luz. Aunque ese tiempo de espera solo dependía de otra persona que velaba de lejos por su bienestar, la persona menos pensada de todo el departamento de edición demostraría que el amor no se da como en los mangas, ni el modo de declararlo no iba a ser el usual.

    Ustedes querrán saber como continúan la segunda historia… en el mundo oficial su autora los llamará por su nombre y apellido correspondiente, en el mundo virtual, su servidora los ha decidido apodar con este nombre: Los Enigmáticos.

    ¿Por qué? Eso es un secreto que deben develar cada uno de ustedes, las pocas autoras que se atrevan a escribir sobre ellos, ya saben o intuyen de buen grado la respuesta. Los inicios de los mundos subalternos abren nuevamente sus telones y han de maravillarlas como esta pareja se unirá de la forma más aleatoria e inesperada posible.



    Esta se podría considerar como una mentira de prologo para las miles de opciones que las personas que le gustan escribir decidan aplicar, ahora solo resta que busquen dentro del fanatismo que tan cierta fue la observación.

    Mi revoltosa mente decidió jugarme este nombre por la mirada de esos jóvenes, si me he equivocado no pediré tantas disculpas, solo fue una observación con una compañera de grupo que ha sabido manejar bien las riendas de uno de los Enigmáticos y su pareja de rol, también ha dado por aceptado la denominación.

    El ultimo regalo y me despido por otro rato. Hace un año me metí en las páginas de internet y me sumergí en ese foro. Ahora cumpliendo meses de roleo decido festejar terminando algo que daba por abandonado.



    PD: Lo Enigmáticos por si se dieron cuenta son Mino Kanade y Yanase Yuu, cuyo nombre oficial por su autora sería Mino Kanade no Baai y Yanase Yuu no Baai.



    Una de las iniciadoras de la Enigmatic Pair es la joven roleadora Lini.02 de Mundo Yaoi o Linis02 de Amor Yaoi, en pocas palabras es la misma Lady.

    Dicha historia se titula: ¿Y si me dejaras amarte?

    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=61995879

    o... una segunda posible versión creada por su servidora dentro de un futuro cercano...

    les dejo con las opciones XDDD elijan y diviertanse

    Adyuu
  3. .
    Hola Mely-san y GRACIAS TOTALES por tus coments, por favor no pienses que lo hemos abandonado. de he hecho con Yamuri-sensei estamos escribiendo uno pero por razones que aun desconocemos no podemos terminarlo y porque esos malditos canijos de personajes no sueltan una XDD bueno creo que di mucha información, pero solo quiero que sepas vos y l@s lecotor@s de este fic que este MEGA proyecto sigue su curso, solo que las victimas son muy raras cuando se expresan... no me pregunten el por qué ¬¬

    EN FIN CERRRANDO Y PARA QUE SE ENTEREN TODOS PREPAREN SUS OJOS XDDD PORQUE "ESA" FECHA SERÁ LA MEJOR

    BANZAIII B|

    Adyuu

    Van Phantomhive & Son Yamuri
  4. .
    Buenas tardes XD o dias o noches XD



    Como veran es el fic basado en el umpleaños de nuestro adorado castaño, no esta mas decir que me costó mucho asi que espero que lo disfruten.



    Este fi va dedicado a todas las chicas de Junjou no Baai, a Conni que me dio un estupendo ok y a mi superior (ella ni lo sabe, sabe que esribo y le molesta, que veo anime y todo eso pero bueno las madres son asi)



    Los personajes pertenecen a Shungiku Nakamura.






    ¿Cuál es… tu deseo? Recuerdos eternos





    El sonido de las cigarras y el brillo de la gran estrella eran una de las miles de señales que anunciaban la próxima estación: verano.



    En una de las casas de familia, en el pequeño patio trasero, había un infante de cinco años jugando con unas bolitas de vidrio. Los rayos ultravioletas lo bañaban totalmente pero al parecer para el jugador era un detalle a no tener en cuenta.



    Las canicas rodaban de un lado a otro, una de ellas: una blanca con sendas rojas y verdes, una italiana en términos coleccionistas se salió del campo de visión del menor debido al choque de una venezolana y una francesa.



    -¡Espera! –exclamó el niño al ver que la tana rodaba sin parar por todo el patio, él la siguió gateando, por suerte la persecución se detuvo cuando la canica chocó contra objeto de mayor volumen.



    Feliz fue hasta donde reposaba la bolita de vidrio pero en el momento que iba a recogerla su campo visual se anuló.



    -Te dije que te pusieras el sombrero. –regañó una dulce voz femenina.



    -Pero…



    -Nada de peros, hace mucho calor y no quiero que te insoles. –dijo la mujer, el sol le arrancaba un brillo cobrizo a su cabellera.



    El pequeño no replicó solo se quedó mirándola mientras que ella recogía el diminuto objeto redondo y lo observó durante unos minutos, el menor llevado por su curiosidad preguntó:



    -¿Qué haces?



    -Pido un deseo.



    -¿Deseo? ¿Y eso qué es?



    -Un deseo… -callada, meditó las palabras correctas que usaría en la explicación. –Desear… es como pedir o rezar para que alguien mejore o desear una cosa que no es fácil de conseguir. ¿Entiendes la idea o fue complicado?



    El infante había prestado atención a cada palabra pronunciada y movió afirmativamente la cabeza, dándole a entender que si había comprendido, la mujer sonrió feliz ya que ella no era muy buena con esas explicaciones.



    -Entonces desearé que Nii-chan se mejore y pueda jugar conmigo. –comentó tiernamente el niño.



    -Oh Misaki que lindo. –dijo abrazándolo, el pobre se sintió sofocado y el calor no ayudaba a mejorarlo, con sus pequeñas manos inútilmente intentaba repeler el cariñoso afecto.



    Ahí fue cuando el escenario cambió: la brisa tibia soplaba moviendo las blancas cortinas, el celeste del cielo era ahora beige, todo parecía ser parte de un sueño salvo… la sensación asfixiante que provenía del abrazo y el ser causante no tenía precisamente cabellos castaños, sino una sedosa mata cabellera plateada que nublaba parte de la visión que tenía del techo.



    -Usa… gi-san…



    -Dime.



    -Q… -el menor no podía gesticular bien las palabras con lo cual divirtió al mayor.



    -No entendí. –confesó sonriente.



    El apresado molesto sacó fuerzas de quien sabe donde y gritó al otro.



    -¡Quítate, pesas mucho! –dijo propinándole un coscorrón en la cabeza.



    El mayor pasó la mano por la zona lastimada y miraba al castaño sin manifestar ninguna expresión.



    -¿Qué? –espetó Misaki mirando al otro con recelo.



    -Nada. –respondió levantándose de la cama y retirándose de la recamara, dejando al dueño de la misma a solas.



    -“¿Qué le pasa?” –preguntó molesto Misaki mientras se despojaba del pijama y se ponía una ropa dentro de lo posible formal ya que ese día le tocaba trabajar en la editorial.



    Unos quince minutos más tarde bajó encontrándose a su casero en la cocina, cosa que era muy rara en él ya que hacía estragos con cada cosa que preparaba. Pero hoy había algo distinto y ese algo comenzó con un par de tazas de café preparadas perfectamente y pan tostado, pero no estaban convertidos en carbón sino que estaban en su punto exacto.



    -Buenos días, Misaki.



    -Buenos días, Usagi-san… ¿Qué haces?



    -El desayuno. –respondió indiferente colocando el plato de tostadas en la mesa y sentándose a la espera de su inquilino.



    El castaño quedó extrañado por unos momentos, de todas maneras se sentó enfrente del otro y al lado del inseparable oso del escritor, Suzuki-san.



    -Itadakimasu. –corearon al unísono; y empezaron a comer en el más denso silencio del mundo.



    Misaki estudió las tostadas por unos segundos, verificando que las mismas no tuviesen algo fuera de lo común. Por otro lado, Akihiko lo miraba y con una suave sonrisa comentó:



    -No tienen veneno.



    -E-Eso ya lo sé. Refutó sonrojado y mordiendo una sin dudar.



    Otro intervalo silencioso se interpuso y solo fue roto cuando el estudiante recogía los platos y vasos.



    -Misaki, ¿Hoy hasta que hora trabajas?



    -Mmm… supongo que hasta las seis, ¿por qué?



    -Te paso a recoger, tenemos que ir a buscar algo. –sentenció el novelista mientras se levantaba mirando seriamente a su pareja.



    -¿A buscar qué cosa?



    Por desgracia o por vueltas de la vida, el escritor jamás respondió y solo se acercaba al castaño para sacarle los platos de las manos y llevarlos él mismo a lavarlas; esto extrañó aún más a Misaki pero la voz de Akihiko lo sacó de sus pensamientos:



    -¿No se te hace tarde?



    El chico miró el reloj y se asustó porque estaba retrasado; rápidamente recogió su nueva mochila y salió despidiéndose a las corridas del escritor.



    -¡Nos vemos Usagi-san!



    Una vez que la puerta se cerró, el rostro inexpresivo del dueño de casa cambió y una sonrisa amable y juguetona se asomó en los labios, diciendo a su oso lo siguiente:



    -¿Crees que a Misaki le gustara? –y como si el peluche le hubiese respondido, comentó con toda jovialidad. –Sí, será un mejor regalo del que le di hace unos días… lastima que no lo halla pensado antes.



    Estirándose y observando el cielo celeste sonrió con mucha alegría, una alegría que no se la asociaba al sentimiento de la amabilidad sino que correspondía al sentimiento más sincero de amor incondicional que el ser humano tiene hacia otro semejante.



    Luego agarró al oso y subió las escaleras, rumbo al estudio para terminar el manuscrito, esa tarde la quería para ellos y no habría nada ni nadie que los interrumpiera.



    Dejando de lado las conjeturas de un afamado novelista, el estudiante corría por las calles rumbo a la editorial Marukawa donde hoy asistiría por primera vez al fotomontaje de un storyboard.



    Una vez que pisó el edificio, y estando en la oficina del departamento de manga shonen donde lo esperaba el editor en jefe, Kirishima Zen procedió a escuchar las explicaciones que este le indicaba como cortar prolijamente cada hoja y pegarla en su lugar correspondiente. Para el estudiante fue

    interesante ya que aprendía cosas nuevas y algo que lo emocionaba más era que estaba ayudando en la edición del tomo Za Kan, del talentoso mangaka Ijuuin Kyou.



    -Bien Takahashi-kun, corta otros dos centímetros y lo vas girando sin pasarte de la regla. –guiaba el editor, el otro hacia lo pedido de forma lenta y prolija. –Lo haces bien, una vez que tomes la mano te mostraremos como usamos las computadoras en la composición.



    -Gracias Kirishima-san, lamento haber robado su tiempo para que me enseñara. –agradeció nervioso.



    -No es nada, además soy el que tiene un poco más de tiempo libre porque los demás están ocupados con las entregas. En fin, ahora te dejo porque debo ir a hacer un reclamo en ventas.



    -¿Sucedió algo?



    -Oh no es nada, solo debo darle un recordatorio al jefe de ventas. –dijo con una sonrisa misteriosa y picara, cosa que Misaki no terminaba de comprender.



    Después de eso el impenetrable editor salió de su sector para dirigirse al otro, dejando atrás al joven aprendiz concentrado en el corte.



    Minutos que bien pudieron ser horas de silencio, salvo por el tipeo de los teclados de las portátiles, mientras el joven seguía cortando una figura se le acercaba lentamente y se colocó detrás de él para ver que era lo que hacía y una grata sorpresa se llevó con lo cual le susurró al castaño que recibió un susto de muerte.



    -Takahashi-kun no sabía que podías hacer la composición.



    -¡Ah! ¡Ijuuin-sensei no me asuste de esa forma! –gritó el menor corriendo la silla de golpe y poniendo distancia entre el mangaka y él.



    Los ojos azules oscuros de Kyou lo miraban con la misma devoción y amor que le brindó desde aquel día que el universitario lo había salvado hacía más de cuatro años del abismo de la ruina total. Ambos se observaron y el dibujante comentó afablemente:



    -Takahashi-kun, ¿hoy tiene tiempo?



    -¿Eh?



    -Le pregunto porque me gustaría que ambos tuviésemos una cita hoy ya que ayer no pudimos salir como es debido.



    El menor sorprendido y confundido porque no comprendía, ayer lo había rechazado y claramente se rehusó al “amor” que sensei le profesaba.



    Al parecer se dio cuenta de que el “gustar” de Misaki que profesaba a Kyou por sus trabajos, obras y como persona, era naturalmente confundido por el “amor” que el dibujante le dedicaba al chico por todos aquellas palabras de aliento y amables que alguna vez este dijo. A pesar de todo eso y

    aferrándose a lo recién expuesto es por lo que el dibujante sigue queriendo al castaño, teniendo en cuenta que el muchacho a su torpe manera lo rechazaba.



    -Lo siento… no puedo porque…



    -¿Por qué?



    -P-Porque Usag-… digo Usami-san vendrá a buscarme y… -las mejillas se coloreaban mas intensamente. –Y… me dijo que me llevaría a un lugar que desconozco y recogeríamos algo. –respondió rápidamente nervioso y sonrojado.



    Un breve lapso trascurrió entre la asociación de ideas y la ejecución de respuestas.



    -Oh bueno… lastima, aun así…



    -Sensei tenemos una reunión y Kirishima-san no quiere esperar. –interrumpió la voz del editor de Ijuuin, Ishi Shizuku.



    -Ya voy. –respondió el dibujante, en un rápido movimiento le susurró a Misaki en el oído. –La próxima vez que nos veamos, tengamos nuestra cita, nos vemos.



    Todo eso dejó descolocado al menor, ya no sabía cómo decirle que no a su ídolo, ya habría momento en pensar sobre eso. Cuando se dio media vuelta con la vista al suelo noto que uno de sus dedos se había cortado y con un suspiro se dirigió al baño para limpiarse, no iba seguir ya que podría manchar la hoja y no estaba con humor de rehacer todo ese trabajo nuevamente.



    En el otro lado de la ciudad, el escritor con una cara de humor de perros estaba dando los últimos tecleos a un sinfín largo y tedioso a una de sus futuras novelas bajo la intensa mirada azul eléctrico de su pelirroja editora.



    La pregunta del millón es en qué momento entró Aikawa-san a la residencia, respuesta: pasada la media hora en que Misaki había salido.



    No iba a permitir que nuevamente el escritor se saliera con la suya pero lo que la dejaba sorprendida es que apenas usurpó la casa y revisó las habitaciones de ambos residentes, halló a su objetivo escribiendo en la laptop la mitad de la novela. Al menos por esta vez no tendría que regañarlo por el hecho de asumir una vez su trabajo con toda la seriedad que esta requería.



    -Aikawa, deja de mirarme que ya termino. –escupió el novelista sin mirar a la mujer.



    -Olvídelo Usami-sensei, prefiero vigilarlo hasta el último segundo y que termine de una buena vez ese escrito. –sin mediar respuesta por la otra parte, ella siguió con la conversación. –Sensei… ¿por qué esta cooperativo?



    -Porque si.



    -Esa no es una respuesta.



    -Lo es porque no quiero que nadie me moleste a la tarde.



    -¿Y eso por qué?



    -Ah… no molestes…



    -Sensei… -llamó la editora en tono de reproche.



    -Saldré con Misaki. –fue lo único que respondió.



    -Aww… que lindos, y dígame ¿dónde irán? –preguntó la fujoshi.



    -Eso es un se-cre-to.



    -Sensei… vamos quiero saber, dígalo por favor.



    -No.



    -Por favor. –imploró.



    -No y ten ya esta. –sentenció Akihiko tendiéndole las hojas y los cd correspondientes al archivo.



    A regañadientes la pelirroja lo aceptó y miró con un puchero al más joven.



    -¿No me lo dirá?



    -No y es mi ultima palabra, ahora si puede hacer el favor, retírese que debo prepararme para recoger a Misaki.



    La editora con el ceño fruncido y con un puchero se salió del estudio no sin antes decirle al escritor:



    -Usami-sensei… bueno supongo que no me contará nada pero por lo menos no haga tonterías.



    Y fue así como la editora se retiró del lugar dejando al mencionado con sus preparativos y meditando si realmente había hecho bien en haber creado ese regalo.



    Ahora que lo recordaba… cómo fue que se le ocurrió semejante idea…





    *************************Inicio de Flash Back************************





    Apenas habían vuelto de Kyoto cuando de repente se encontraron con la grata sorpresa de la visita de Takahiro y su familia. El susto que se llevaron los dos fue tal que habían creído que los descubrieron in fraganti, por fortuna no pasó a mayores aunque Misaki seguía nervioso por lo acontecido.



    Los cuatro Takahashi y Akihiko desayunaron, algo que no concordaba dentro del escenario era ver a la pareja romántica cocinando, el más joven estaba haciendo huevos cocidos mientras que el otro hacía café y buscaba los vasos correspondientes.



    En medio de los preparativos, Takahiro acotó tan inusual panorama.



    -Usagi ¿desde cuándo preparas algo?



    -Desde hoy. –respondió con tranquilidad dejando atónitos a todos.



    -Parece que vivir con Misaki-kun ha que logrado que Usami-sensei cambiara en ciertos aspectos. –comentó Manami.



    -Tienes razón, además no se… ha cambiado en varias cosas, desde que lo conocí siempre fue una persona amable pero como el aura varió, algo debió suceder. –aventuró Takahiro mirando a los otros dos hombres.



    Esos comentarios provocaron que Misaki se sonrojara pero intentó disimularlo dándoles las espaldas y buscando unos platos, algo parecido le sucedía a Usami, eran unos elogios muy bien recibidos y deseaba decirles que era todo gracias al castaño pero algo le decía que aún no era el momento y no deseaba estropear el cálido ambiente familiar que surgió.



    Para un hombre que vivió casi toda la vida en la más intensa soledad, sentir ese calor que en su casa jamás recibió por parte de sus progenitores, ese instante era algo que atesoraría toda la vida. Eso también le hizo comprender como ambos hermanos crecieron con esos puros sentimientos sin un ente adulto que los contuviera y que sabiendo que ambos los perdieron siendo tan jóvenes, era digno de querer armar un mejor regalo para al menor de los hermanos.



    La mirada clavada en la mesa donde estaba el matrimonio y que de pronto se sumara el menor colocando los platos en la mesa con una sonrisa complaciente y tierna, hizo que su mente obrara rápidamente y la idea llegó, un regalo más bello surgió en tan bello escenario.



    Con esa idea en mente fue a donde se encontraba la familia del menor y colocó los vasos llenos en la mesa.



    -Espero que sea de su agrado y de paso comentaré que educaste muy bien a tu hermano, Takahiro.



    -G-Gracias Usagi… wow… no esperaba oír eso esto… -acotó el mencionado sonrojado y sorprendido por el pensar del novelista.



    Ambos hermanos tenían las mejillas coloradas, uno por el elogio y el segundo por la sinceridad y comentario fuera de lugar que su casero hizo sobre su persona.



    -Desayuno. –dijo Mahiro, el menor del grupo, y haciendo traer a la realidad a todos los mayores sobre lo que se suponía que iban a hacer.



    Este pasó volando y los comensales disfrutaron poniéndose al día con los eventos que lo separaron por meses. El niño estaba jugando y miraba de reojo al afuera, el tío notando el comportamiento del infante sugirió.



    -¿Les parece bien si salimos y vamos al parque?



    Los demás meditaron y de inmediato secundaron la moción.



    -Por qué no, es un día muy bonito. –comentó Manami.



    -Y de paso podemos tomar aire fresco, estoy cansado de estar adentro de la casa. –dijo Takahiro sonriendo a su mujer y a su hermano.



    De esta manera toda la familia incluyendo al novelista salieron una vez más a las soleadas calles de Tokyo, fueron a una de las plazas más cercanas y tanto Manami como Misaki fueron a jugar con el infante a los juegos. En una de las bancas se hallaban los amigos de secundaria, con una charla de trivialidades y alguna que otra felicitación por parte del moreno a su compañero por la reciente premiación.



    Todo iba muy bien pero Akihiko lo decidió quebrar con unas preguntas para tantear terreno y no herir los sentimientos del joven de ojos azules.



    -Takahiro… sé que no es muy ubicado de mi parte… pero… ¿te importaría contarme como fueron la infancia de ambos cuando sus padres vivían?



    La pregunta evidentemente descolocó al mencionado y sabía de sobra que no iba a esperar respuesta, aun así… debía intentarlo.



    -¿Por qué preguntas?



    -Mmm… porque luego de vivir por cuatro años con tu hermano, jamás mencionó nada sobre su vida antes de que ustedes me conocieran y… sé que no tengo el derecho de pedírtelo a vos o a él… pero es algo que me gustaría conocer…



    La justificación era rara desde el punto de vista de Takahiro pero si tenía en cuenta que mantuvo una amistad por más de diez años y sabiendo que algunos aspectos de la vida del escritor fueron confiados a él… de acuerdo por lo menos le mostraría algo.



    -Usagi, no es un tema sencillo de hablar. –dijo mirando a Misaki y como este jugaba con su hijo.



    -Lo sé pero si no quieres está bien.



    -Entiendo y te lo agradezco pero al menos te mostraré algo que Misaki no creo que valla a recordar.



    Durante unos minutos el azabache hurgó entre sus bolsillos y sacó su billetera, al principio solo había fotos de su mujer e hijo pero apartando las mismas retiró otra foto, una con más años debido al tinte del reverso de la foto.



    -Ellos son… júzgalo por ti mismo. –dijo triste tendiéndole la imagen.



    Akihiko la tomó y la observó unos minutos en silencio, la foto estaba compuesta por tres individuos, un hombre de ojos azules y de cabellos negros en el margen izquierdo, en el derecho una mujer de larga cabellera castaña y de ojos verdes, iguales a Misaki y obviamente el pequeño del medio era el mismo Misaki.



    No se necesitaba ser un genio para deducir que la pareja era los padres de los hermanos.



    Algo que llamó la atención es que la foto estaba tomada desde un punto no muy lejano y ligeramente torcido, con lo cual miró a su compañero y este con una sonrisa triste corroboró tal pensamiento.



    -La persona que tomó la foto fui yo cuando tenia quince años, no era muy diestro con la cámara pero era un lindo recuerdo. -los ojos del azabache estaban sumidos en la nostalgia y sabía que no podía pedirle si podía mandarle una copia de la foto, eso iba a ponerlo peor y sería muy desconsiderado y desalmado de su parte.



    Comprendiendo eso, los dos guardaron silencio pero fue roto por la voz del castaño.



    -¡Nii-chan trae la pelota por favor!



    Un objeto redondo llegaba a sus pies, Takahiro lo recogió y cambiando el semblante le dijo a su hermano:



    -Ya se las llevo. Enseguida regreso.



    El novelista solo se quedó unos momentos estudiando la foto y los demás, la sonrisa de Takahiro había vuelto y parecían que cruzaron una palabras tanto con su mujer y con su hermano menor, mientras acariciaba la cabeza de su hijo.



    A los minutos regresó Takahiro y Akihiko le devolvió la foto.



    -Gracias por enseñármela, y perdóname si fui desubicado y te hiciera recordar cosas que en el fondo son dolorosas. –se disculpó sinceramente.



    -Más bien yo debería decir las gracias por preocuparte por los dos y lamento haberte incomodado.



    Una vez que el morocho la guardó en su lugar, el novelista muy a su pesar se atrevió a preguntar:



    -Takahiro, ¿te puedo hacer una pregunta más?



    -Adelante.



    -Misaki me contó que cuando era niño no sabía jugar con las canicas y que prefería coleccionarlas, luego le contaste sobre los deseos y demás cosas para que las usara… entonces yo me preguntaba

    que hicieron de esas cosas, dudo mucho que un pote de canicas sea algo que moleste o me equivoco. –conjeturó.



    La mirada del otro se ensombreció y respondió tristemente:



    -La verdad las pocas canicas que consiguió mi hermano, las rompió todas a los ocho años.



    -¿Por qué?



    -Porque cuando nuestros padres murieron… y en medio del triste momento que preparábamos nuestro equipaje para salir de la casa donde vivíamos. Él tomó tres canicas… recordó que le había dicho que la tercera era la especial y pidió al imposible… deseó que nuestros padres regresaran y obviamente no se cumplió. Entre llanos y berrinches rompió todas y después se encerró en sí mismo.



    El escritor solo lo mira sin decir palabra, la cruda verdad del pasado de ambos chicos lo dejó sin palabras.



    -Lo que ves ahora es más o menos como solía ser… -siguió Takahiro. –Creo que jamás se perdonará lo que pasó, sabiendo de sobra que no fue su culpa. Por eso se obligó a madurar antes de tiempo, olvidando que debía ser un niño caprichoso o un adolescente rebelde.



    -Perdón, ahora si que me pasé de entrometido. –se disculpó el albino luego de un molesto silencio, donde solo se oía el sonido de la cigarras de la estación.



    -No te preocupes, además… -una suave sonrisa se asomó en el rostro de Takahashi. –mi hermano esta siento más egoísta, caprichoso y abierto, eso es algo que debo estar agradecido.



    En eso el dúo de castaños lo miraban acuchillándolos con la mirada y entre risas el padre de familia se levantó y dijo más para sí mismo que para Akihiko.



    -Ojalá ellos pudieran verlo en este día… -tras un suspiro cambió el semblante y miró al novelista. –Mejor vamos para allá o esos dos nos van a matar.



    Mirando al dúo castaño notó que los ojos denotaban cierto reproche la tardanza de la larga charla, el otro divertido comentó:



    -Ya veras que con un poco de helado esa mirada desaparece.



    Entre risas los adultos se dirigieron al encuentro de los demás dejando por en estado de suspensión la idea de Akihiko. Una idea que conllevaba el siguiente pensamiento.



    “No te preocupes… que ellos lo verán.”





    La mitad del día fue en el parque y teniendo en su poder que la familia debía tener un momento privado, se excusó con la idea de volver a su departamento a realizar unas llamadas y otros detalles que la editora del novelista venia martillándolo desde hace semanas.



    Lejos de toda esa mentira, condujo a alta velocidad a un lugar que no había pisado aproximadamente diez años.



    Tras unos veinte minutos de recorrido, llegó a un edificio de gran envergadura y majestuoso, de ladrillos, con una fuente central y acompañada de complejos de grandes ventanales, la gran universidad de Tokyo abría sus puertas a todo estudiante de gran inteligencia y talento.



    Usami se colocó las gafas y se dirigió a una de las zonas del campus que raramente visitaba, un pequeño letrero en la entrada rezaba: Departamento de Arte de la Universidad de Tokyo.



    Centrado y dispuesto, creyendo que la idea que se fue consolidando en el camino era una buena, se encaminó a una de las aulas, hallando a un par de estudiantes terminado un retrato y a uno de ellos siendo elogiado por los mentores.



    -Disculpen. –llamó Akihiko a la puerta.



    -¿Sí qué se le ofrece? –respondió uno de los educadores.



    -Podría pasar y ver las pinturas de los jóvenes, es que me gusta buscar material nuevo. –sonrió Akihiko retirando los lentes de sol y dejando a la vista sus orbes violetas.



    Los presentes se sorprendieron porque reconocieron al novelista que a su vez fue el mejor estudiante de la clase que se graduó con la máxima nota del establecimiento.



    -Claro pase por favor, Usami-san, que honor recibir a tan ilustre estudiante.



    Algunos alababan la presencia del novelista pero el otro entre sonrisas y respuestas inteligentes, estudió todos los cuadros, hasta hallar uno que le brindaba algo más que una simple pintura al oleo.



    -Disculpa, ¿este cuadro lo creaste vos no?



    -Sí y es muy especial. –respondió el estudiante de cabellos castaños rubios y de ojos caramelo, vestido de overol para no manchar la ropa casual. A su vez este era bien parecido gracias a sus facciones decoradas finamente por unos aretes y su aire distendido ya que escuchaba música con el reproductor.



    -Se nota y por eso te quisiera pedir un favor.



    -¿Un favor?



    -Oh Usami-san ya vio las habilidades de Yukina-kun, la verdad este chico tiene algo muy curioso cuando pinta ciertas cosas. –interrumpió el maestro del joven.



    -Sí, ¿le importaría si me lo presta por unos días, sensei? Claro si el chico lo desea, no lo obligo. –preguntó educadamente a ambos.



    -Yo no tengo problemas, solo que sea dos días y nada más, en la próxima semana estos chicos deben rendir. –respondió el profesor mirando a su pupilo que el veredicto final dependía de él.



    -De acuerdo pero tendrá que ser durante la mañana ya que por la tarde trabajo. –respondió Yukina mirando al mayor.



    -Gracias por tomarte tu tiempo, ahora te paso a comentar la idea… ¿podría ser a solas?, es que es una sorpresa para mis fans. –se defendió al ver que el maestro no se retiraba.



    Una vez que quedaron casi a solas, el joven se levantó y comentó:



    -Vamos al patio, a esta hora no hay gente.



    Siguiendo al menor, ambos salieron al majestuoso patio del campus, dejando que el viento veraniego soplara con calma revoleteando las cabelleras de los hombres.



    -Dígame Usami-san, ¿qué es lo que quería decirme?



    Akihiko le relató el pedido que deseaba y por extraño que parezca Kou lo aceptó.



    -Creo que entendí, sería milagro si la termino en un par de días. –comentó el estudiante.



    -Espero que puedas pero si necesitas un día más, esta bien por mí y no te preocupes que yo te compro los materiales.



    El menor se sorprendió, para él era extraño ver el afán del escritor y con un tono bajo y curioso aventuró:



    -¿Es un regalo para una persona especial?



    -Sí, y lo único que lamento es que no se me halla ocurrido con tiempo, no se por qué no me di cuenta antes pero es mejor tarde que nunca. –respondió con un aire compasivo y amoroso. –Quizás es algo que no te sea muy común…



    -Nada de eso, y entiendo lo que me quiere decir porque yo tengo mi persona especial. –comentó mirando de reojo al salón, específicamente al cuadro recién dibujado.



    El albino miró al mismo sitio y recordó la imagen plasmada, sonriendo se levantó y tendiéndole la mano al estudiante habló amablemente:



    -Gracias por realizar este favor, avísame cuando lo tengas listo y no te preocupes que te pagaré por ello.



    -No es necesario que me pague Usami-san, para mí dibujar es un placer y es más placentero cuando tengo entre mis manos tesoros de personas que desean ser plasmadas por toda la eternidad. –respondió estrechándole la mano tendida y también levantándose del sitio.



    El otro para no discutir con el muchacho y no robar más el tiempo, una realizados los primeros preparativos, ambos volvieron a estrechar las manos y cruzaron miradas. Una vez que se separaron y se alejaban, Yukina agregó una cosa más que dejó en calma al novelista.



    -Lo empiezo desde ahora, y lo tendré en un par de días de ser posible.



    -De verdad gracias y todo lo que uses cárgamelo a mi cuenta, no escatimes en gastos y usa lo que desees y lo que te sienta más cómodo para trabajar.



    -De acuerdo, tendrá noticias en dos días, hasta entonces Usami-san. –se despidió el menor haciendo una reverencia.



    -Hasta pronto Yukina-kun. –saludó cordialmente el escritor.



    Los dos agraciados varones se fueron cada quien por su lado mientras uno se escabullía por las instalaciones universitarias, el artista volvió a su salón y una de las compañeras le preguntó:



    -Yukina-kun ¿de qué hablaron con Usami-sensei?



    -Nada en particular, solo hablamos de algo trivial. –se defendió el menor pasando de largo para salir del aula y comprar un nuevo lienzo.



    -Yukina-san ¿desde cuando conoces a Usami-sensei?



    -Desde hoy. –respondió alegre.



    -¿Le pediste un autógrafo? –encaró otra directamente.



    -No, me parece algo fuera de lugar y además estoy ocupado. –se excusó saliendo del recinto y se perdió entre los pasillos sin que otra joven lo retuviera.



    A la media hora el celular del novelista sonó y al ver quien era respondió automáticamente:



    -Dime Misaki, ¿pasó algo?



    -Usagi-san ya te tardaste mucho, ¿qué estas haciendo?



    -Nada, solo un par de reservaciones en un restaurante.



    -¡Usagi baka deja de gastar dinero y guarda algo para la vejez!



    -Sí, sí ya estoy llegando a casa y los paso a buscar en diez minutos. –dijo cortando la conversación y dejando con la palabra en la boca al menor.



    Llegando una vez a la residencia miró a su oso y le dijo:



    -Suzuki-san espero haber echo lo correcto.



    *****************************Fin del Flash Back**********************************





    Mientras meditaba las horas transcurrieron sin piedad y cuando había vuelto al presente notó que era tiempo de la hora de salida y más aun su celular tenía un mensaje que rezaba lo siguiente:



    “Usami-san el cuadro ya esta listo, cuando quiera puede pasar a recogerlo.



    Yukina Kou.”




    -Que suerte y justo a tiempo porque ya pensaba ir a buscarlo de todas formas. –rectificó el escritor y rápidamente escribió que iría ese mismo día a retirar el cuadro.



    Saliendo con una velocidad inusitada condujo hasta la editorial donde el menor salía por la puerta principal despidiéndose de las recepcionistas. Él se bajó y se recostó por la puerta del deportivo saludando a su inquilino:



    -Hola Misaki.



    -Hola Usagi-san. –saludó Misaki cansado de ver como el otro brillaba y sonreía por todos los poros de la piel.



    -Bien vámonos. –dijo entrando al auto en el asiento del piloto.



    -Espera, ¿dónde vamos? –dijo entrando a las corridas en el asiento del copiloto.



    -A la universidad.



    -¿Universidad?



    El otro no respondió nada y solo se dedicó a conducir, molestando aun más al menor.



    -Usagi-san respóndeme a qué universidad vamos.



    -Ya lo verás.



    Tras media hora de deambular por las calles, llegaron finalmente al imperioso edificio donde el campus universitario elitista brillaba a su máximo esplendor.



    -Usami-sensei-sama… ¿Por qué su señoría me trajo hasta acá? –preguntó el castaño mirando con los ojos abiertos todo la estructura.



    -Como te dije, vinimos a buscar algo, vamos es por acá. –respondió escabulléndose por uno de los patios traseros del complejo siendo seguido a los poco metros por el menor.



    -¿Dónde vamos? –preguntó otra vez.



    -Es acá. –dijo deteniéndose en las puertas del departamento de arte.



    -¿Acá? –mirando extrañado, pensaba que ya que habían venido hasta este lugar irían al departamento de literatura pero el de arte… ¿por qué arte?



    -Espérame unos segundos. –dijo el mayor entrando a la zona en cuestión, Misaki sin poder reprochar se quedó atrás, confundido y sin comprender la razón de todo esto.



    Mientras en el aula donde hace unos días tuvieron encuentro el escritor y el artista, este último esperaba sentado al lado de la pintura que estaba cubierta por una manta blanca que ocultaba la imagen creada.



    -Usami-san que bueno que halla venido. –saludó Yukina con una cordial reverencia.



    -No sabes como te agradezco por haberlo terminado en tan poco tiempo, ¿fue difícil lo que pedí?



    -No tanto, eso sí espero que sea de su gusto. –respondió destapando un poco para que solo Akihiko pudiera apreciar, las orbes violetas se iluminaron y una sonrisa se asomó en los labios. La expresión convenció al joven rubio de que su labor fue bien realizada y volvió a tapar el cuadro, el otro comentó con un dejo tranquilo.



    -La verdad tus maestros tienen razón posees mucho talento, ojalá sigas así en el futuro.



    -Eso espero y bueno es fue todo por mi parte… y no se moleste no quiero nada. –se apresuró el menor al ver que el otro buscaba algo entre sus bolsillos algo.



    -Por favor, solo acepta esto y esto otro déselo a su pareja y dígale que lo abra una semana antes de su cumpleaños. –dijo Akihiko tendiéndole dos sobres delgados, el menor solo aceptó sin rechistar ya que los ojos decididos del mayor imperaban en el ofrecimiento.



    -Muchas gracias Usami-san, y cumpliré con su pedido, aunque dudo que Shouta-san cumpla con lo que halla escrito. –comentó riéndose.



    -Ya veras que lo hará y no escribí nada del otro mundo. –el rubio lo miró curioso y ansioso. –Lo sabrás en su momento, bueno si no es molestia… me llevaré la obra.



    -Por supuesto, es suya desde el principio. –dijo abriéndole paso.



    -Mía no, de Misaki. –dijo tomando el cuadro cubierto. –Ah se me olvidaba, llámame cuando quieras porque la verdad me gustaría ayudarte a futuro.



    -Es muy amable y si el destino nos dice que nos reuniremos más adelante, así será.



    -Fue un placer conocerlo, Yukina-kun. –dijo tendiendo la mano el escritor.



    -El placer fue mío y gracias Usami-san. –correspondió el artista.



    Con una despedida cortes ambos hombres se retiraron, el encuentro fue dentro de todo corto y sumando que era tarde, no había muchos chicos en el campus para que interfirieran en el encuentro.



    Una vez que salió al patio, ojeó en todo el lugar para ver donde estaba el castaño y no tuvo que ir más lejos ya que el chico se encontraba sentado mirando la fuente de agua como si de ella emanara algo que nadie más pudiese ver.



    -Misaki. –llamó por lo bajo.



    -¡Usagi-san ya era hora! –refunfuñó acercándose al mayor. -¡A dónde fuiste! –de pronto se percata de la presencia del objeto rectangular. -¿Y eso?



    -Lo que vine a recoger. –sentenció aferrando el agarre.



    -¿Y para qué lo quieres?



    -Eso no importa.



    -¿Cómo que no importa? Ahora dime ¿para qué un cuadro?



    -Y para que va a ser, para decorar la casa. –la cara del menor se tornó más escéptica y el novelista cambió su expresión mientras le acariciaba el cabello. –Te lo mostraré en casa.



    -¿Y por qué no ahora?



    -Porque solo quiero que lo vez Misaki y nadie más. –respondió dándole un beso casto en los labios para transmitirle su sentir.



    El menor se sonrojó a velocidad del rayo y se separó empujando al escritor despotricando a los cuatro vientos.



    -¡Usagi baka estamos en público! ¡Ahh no tienes una gota de cordura en tu endemoniadamente cabeza!



    -Claro que la tengo pero toda mi cordura te la llevaste vos desde que te conocí hace cuatro años. –dijo dirigiéndose al auto, dejando a su pareja pasmado por tales palabras.



    Notando que el casero ya había acomodado el cuadro en el asiento trasero, Misaki se apresuró a subir en el auto mirando con cierto recelo el cuadro, creyendo que la obra dibujada era una de las otras excentricidades del carismático ganador del premio internacional de literatura.



    Durante el trayecto a casa ambos hombres decidieron entablar una conversación.



    -Misaki, ¿cómo te fue hoy?



    -¿Eh? ¿A qué viene la pregunta?



    -¿No puedo preguntar por las cosas que hace mi amado? –atacó con otra pregunta con el inmediato tinte rojo en el rostro del menor.



    -No es eso… eso solo que es raro, definitivamente raro.



    -Además no respondiste a mi primera pregunta.



    Cinco segundos pasaron para que el menor emitiera una respuesta. –Bien, hoy me enseñaron la composición.



    -¿Es difícil?



    -Más o menos pero después de unas horas le tomas la mano. –dijo riéndose de sí mismo.



    -Tu dedo. –señaló mirando la bandita de uno de ellos.



    -Ah eso fe porque me corté accidentalmente. –respondió un poco nervioso.



    -¿Cómo fue el accidente?



    -Mmm… me asustaron cuando giraba la hoja…



    -¿Quién fue?



    -No te preocupes fue uno de los editores.



    -No mientas.



    -… Ijuuin-sensei.



    -¿Y qué quería esa persona? –preguntó medio molesto al oír ese nombre.



    -Q-Quería invitarme a salir… pero yo lo rechacé porque le dije que hoy… me vendrías a buscar e iríamos a recoger algo. –respondió atropellando las palabras por ver una diminuta aura negra emanando del escritor.



    Sin embargo, tan pronto como había surgido fue como desapareció y eso daba a entender que había en la personalidad del mayor que cambió.



    -Usagi-san…



    -Me alegro que rechaces a los demás y seas tan sincero en exponer nuestras salidas.



    El castaño se sonrojó pero no respondió nada por un lado porque no sabía que decir y por el otro porque habían aparcado en el estacionamiento del edificio.



    Los siguientes minutos fueron de total silencio, una vez que entraron a la casa fue igual y como ya anochecía el menor empezó a preparar la comida mientras que el escritor se perdía en la segunda planta.



    Una vez que el aroma de comida casera perfumaba cada rincón, el menor subió a la segunda planta buscando al mayor y anunciarle que la comida estaba lista.



    Primero lo buscó en la habitación de él y no estaba, luego en el estudio sin hallar nada, husmeó en cada cuarto donde había juguetes, marimos y otros objetos pero tampoco estaba en ninguna de ellas y salir nunca salió porque lo hubiera notado. Finalmente decidió buscarlo en su habitación y allí estaba acomodando la pintura en un caballete ya que no tenía clavos para alzarlo en la pared.



    -¿Qué haces? ¿Y por qué tiene que estar esa pintura en mi cuarto?



    -Primero acomodando y segundo porque es tu regalo de cumpleaños.



    -¡Otro más! ¡Usagi idiota no era necesario que gastaras más en ello! –dijo jaloneando al escritor que en ese instante desenfundaba la manta que la cubría.



    Misaki pensó que conociendo a Akihiko este hubiera pedido que hiciesen una replica de una de las grandes obras de arte de la historia, por ejemplo: Picasso, Monet, Van Gogh, etc.



    La sorpresa fue mayúscula al ver que no era lo que creía y en cambio eran tres personas enfrente de un campo de girasoles que miraban directamente hacia arriba para recibir mejor los rayos del sol que alumbraban a los presentes abstractos.



    Iba a replicar al escritor pero algo lo detuvo y eso fue la cara de los retratados: un hombre entrado en años pero físicamente saludable, se podía apreciar la juventud desbordante que emanaba de los ojos azules oscuros y que eran enmarcados por una tupida cabellera negra con manchas grises.



    En el margen derecho se hallaba una mujer que sonría de igual manera que el hombre, los ojos verdes brillaban de amor y cariño a los dos hombres que la acompañaban, tenía un aire muy maternal y era curioso ver esa sensación proveniente de un cuadro pero era lindo porque le sentaba de maravillas. La larga cabellera castaña caía con gracia y al ver como se aferraba a la persona del medio daba a entender que existía un lazo parental, sino fuera por algunas pequeñas arrugas que coronaban los ojos de la mujer se podría decir que la persona del medio y ella eran hermanos o primos.



    Los ojos de Misaki estaban más que abiertos no solo por las personas descriptas sino por verse a sí mismo, es decir, con la edad actual y retratado entre las dos personas que lo acompañaban a su lado. No podía ser posible, era imposible que eso sucediera porque esas personas… sus padres habían muerto cuando tenía ocho años. No quería creerlo pero la voz suave del novelista desmoronó todo lo que su mente intentaba negar.



    -Misaki… son tus padres y ese cuadro representa como se verían ahora, es la edad que ellos hubieran tenido si hubiesen estado con vida...



    El menor no podía concebir tal idea, ver a sus progenitores abrazándolo a cada lado y con una sonrisa tierna y amorosa en el rostro, fue más de lo que pudo soportar. Sus piernas flaquearon y se sentó en el suelo sin poder dejar de observar el cuadro, los ojos verdes estaban desbordados y las lágrimas fluían, mojando el rostro del menor y parte de la ropa del mismo.



    Akihiko sabía que esa iba a ser la reacción por parte del menor y le dolía, por lo cual se acercó despacio a él y habló con voz suave para no alterarlo.



    -Sé que no era lo que esperabas pero deseaba que ellos te vieran, lo que has crecido y la maravillosa persona que sos y la que más amo en todo el mundo.



    El menor lloraba a mares como si no escuchara las palabras de su casero, susurrando muy bajo y apneas audibles palabras de disculpas. El mayor lo abrazo muy despacio por detrás y susurró:



    -No es tu culpa… y sabes que ellos querían que te perdonaras a ti mismo y les sonrías como siempre. –el sollozo continuaba por el menor con pequeños temblores, por lo cual el mayor lo aferró más a su cuerpo. –Misaki, ellos siempre te querrán y lo sabes, por lo que perdónate a ti mismo y sonríe.



    -N-No puedo… n-no puedo… -negó el menor ocultando su rostro en la camisa del albino.



    -Claro que sí. –dijo sobándole la cabeza. El tiempo pasaba y el llanto disminuía paulatinamente, Akihiko pensó que se había quedado dormido pero no fue así porque el menor se alejó de él, aun temblando se puso de pie y con lágrimas en los ojos habló:



    -No tengo perdón y si aun me perdonasen… yo lo único que podría decir es… muchas gracias, g-gracias por amarnos… gracias…



    Una pequeña reverencia hizo ante la pintura y unas cuantas gotas mojaron el piso, se mantuvo así por largos minutos, el escritor solo lo vio en silencio desde su posición pero sus ojos se quedaron en blanco al ver dos pares de alas cerca del menor. Uno de los progenitores lo abrazaba y el otro lo acariciaba, la mujer lo vio a él y gesticulo un par de palabras; eso hizo sonreír al mayor que asintió con educación a ambos seres celestiales.



    En medio de pensamientos bondadosos, se disponía a irse pensado lo siguiente:



    -“Ellos también están agradecidos de haberte tenido Misaki, y están muy orgullosos de ti”



    Apenas dio un par de pasos, los brazos del menor lo apresó y un susurró nació:



    -Q-Quédate… no me dejes solo.



    El mayor se quedó donde estaba y volvió a abrazar al menor.



    -Nunca te dejaré solo porque sos lo que más amo, Misaki.





    Una persona que siempre se había mostrado indiferente.



    Unas manos frías como el hielo que demuestran la falta de calidez en un ser que siempre a vivido solo.



    Todo eso era mentira porque cómo puede ser que esta persona, que siempre estuvo solo sin recibir una gota de amor por parte de sus padres, admirado por muchos y odiado por otros, pueda ser así de amable… pueda amarlo como lo hace.



    Una amabilidad que lastima, tanto que te hace llorar.



    Palabras de amor que profesaba como si nada... personas así merecían recibir toda la felicidad del mundo.



    Esos pensamientos volaban por la mente de Misaki mientras era arrullado por los brazos de Akihiko en medio del silencioso cuarto y con la presencia alada de los progenitores del menor.



    -Lo diré de nuevo… Feliz Cumpleaños…



    -G-Gracias… Akihiko-san.



    La noche se alzó y solo un infinito sentimiento incondicional era todo lo que decoraba la casa de un niño rico de corazón lleno de amor y de un niño pequeño de puros sentimientos que solo quería recibir amor.



    A la mañana siguiente ambos hombres se quedaron viendo después de un desayuno rápido, y mientras el menor se preparaba para salir, el mayor irrumpió en su habitación.



    -¿Qué haces aquí, no ves que me estoy cambiando?



    -¿Cómo la llamaras?



    -¿Ah?



    -La pintura, ¿Cómo llamaras a la pintura?



    -No se… no soy bueno con los nombres, Usagi-san vos sos mejor para esas cosas.



    -Vamos inténtalo.



    El menor sonrojado y terminando de acomodarse la ropa, miró una vez más la obra y con una sonrisa pequeña dijo por lo bajo.



    -Recuerdos Eternos.



    -Que bonito y le sienta bien, ahora vamos te llevo. –dijo saliéndose del cuarto sin darle posibilidad de replica.



    El menor solo miró una vez más y dijo al cuadro.



    -Me iré a trabajar, vuelvo a la noche. –se despidió sonriendo y saliendo a las corridas donde el mayor lo esperaba.



    -Te tardaste.



    -Cállate y vámonos. –sentenció sonrojado.



    Akihiko sonrió y siguió a su pareja, mirando por ultima vez el cuarto de este, susurrando por lo bajo sin que el otro lo oyera.



    -Lo cuidaré, hasta pronto.



    -¿Dijiste algo?



    -Nada.



    Y así fue como un regalo de cumpleaños se transformó en un recuerdo eterno, eso fue lo que aprendió tanto como Usami Akihiko de 32 años y Takahashi Misaki de 22 años en un verano donde una imagen vale más que mil palabras.













    En fin... espero que les halla gustado, como dije me costó horrores escribirlo, es decir, deje que parte de mi entrara sin querer en esto, asi que sepan disulpar si hice llorar a alguien.



    Algunos se preguntaran sobre los sobres... bueno he aqui que pasó











    EXTRAS









    Casi dos semanas más tarde: 30 de agosto.










    Una pareja iniciada su nuevo día, en especial, el joven artista que cocinaba felizmente para su pareja durmiente.



    -Yukina b-bueenos diaaas… -saludó un adormilado chico de cabellos negros revueltos mientras se tallaba uno de los ojos marrones.



    -Shouta-san ese no es mi nombre. –reprochó el artista con un encantador puchero.



    De inmediato el editor se sonrojó y dijo refutando:



    -Ya te lo dije… tu nombre es muy difícil usarlo de forma casual.



    -Uhh que malo eres, en fin, con el tiempo me llamaras “Kou”. Ah se me olvidaba, esta carta es para ti. –dijo tendiéndole uno de los sobres.



    -¿Para mí? ¿De quién?



    -De parte de Usami Akihiko-san.



    -¡Usami Akihiko! ¡El novelista!



    -Sí, del novelista.



    -… ¿Cómo lo conociste?



    -Él me vio pintando y me encargó que hiciera un retrato. –respondió despreocupadamente.



    -¿De él mismo?



    -No, fue una familiar y lo raro es que no era de él sino de otra persona… supongo que era de su novio.



    El editor escupió parte del café que tomaba sin poder creer que el afamado escritor fuera homosexual.



    -¿Novio? No sabía que tuviera y que esta fuera un hombre.



    -Puede ser que sea su pareja o algún pariente, no sé… de todas maneras me dijo que esa carta era para vos y esta otra era para mí. –señaló la suya. -¿Las abrimos juntos? –preguntó emocionado.



    -Esta bien. –respondió medio sonrojado por el brillo del menor.



    Al mismo tiempo rasgaron los sobres y sacaron su contenido, cada una contenía una hoja de una sola carilla. Los dos leyeron rápidamente y ambos pusieron la misma expresión de confusión, pero uno sabía el por qué mientras que para el otro era incomprensible.



    El primero en reaccionar fue el mayor.



    -¿Qué sucede?



    -La carta dice que Usami-san apadrinará mi carrera y en las obras que exponga a futuro. –dijo sin aliento el rubio.



    -“Eso si que es una sorpresa… y más aun a una semana del cumpleaños de Kou.” –pensó el editor. –“Hablando de cumpleaños… en la próxima semana será eso…” –en eso releyó la misiva y captó el mensaje, ahora el problema era qué le daría a él.



    -Shouta-san ¿qué dice la suya? –preguntó curioso.



    -Nada. –respondió guardando rápidamente el papel.



    -Oh vamos muéstremelo. –forcejeó divertido aprovechando para poder abrazar al otro. –Vamos déjeme ver, Shouta-san. –susurró con un tono sensual.



    Kisa se sonrojó peor y mantuvo su terca postura en no mostrar el contenido.



    -Basta Kou, no te lo mostraré y punto final.



    -Shouta-san me llamaste por mi nombre, estoy tan feliz. –sonrió el rubio, abrazando con fuerza el cuerpo de su novio.



    Una pequeña discusión y juego de palabras que van y vienen hicieron olvidar el motivo por el cual habían comenzado la conversación.



    Lo que Yukina Kou jamás descubrirá son las palabras que el escritor les dedicó a ambos pero Kisa Shouta tendrá que emplear el concepto en una semana.



    “Los Recuerdos Eternos son hermosos porque quedan ahí para siempre, pero más bellos son los Recuerdos del Momento porque se viven solo una vez y más aun si es al lado de la persona que amas.”



    Usami Akihiko










    Con esto doy por terminado mi larguisimo fic (?)



    solo tengo una ultima cosa para decir: OTANJOUBI OMEDETO MISAKI XDDD



    Y FELIZ NO UMPLEAÑOS A TODOS XDD



    Adyuu
  5. .
    se pudrió todo DXXXXXX MI-CHAN ES CARNE MUERTA CONTIIIIIIIIIIIIIIIII PLISSS

    Adyuu
  6. .
    por fa cuando puedas conti XD

    Adyuu
  7. .
    *Apareciendo de las profundidades del agujero negro*

    LARIHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO XDDDDDDDDDDDDDDDDD

    Si se que no tengo perdón de dios y del diablo pero como toda persona tiene sus rachas inspiradoras y otras mas secas que el desierto del Sahara y de Siberia.



    Me esforcé un poco y espero que me halla quedado "decente", bueno para quienes me conocen ya saben por qué XD



    MUCHAS GRACIAS POR SUS COMENTARIOS NO SABEN COMO ME ALIENTAN TT^TT y este gracias es en particular para Anto, Maria, Katherin y Yunohi.



    MUY BIEN LADIES AND GENTLEMEN XDDD

    EL TELON SE ABRE Y DISFRUTEN DE LA FUNCION XD




    Capitulo 14: Alucinando en la Ilusión.





    La noche siempre es dueña de las pasiones y para lo que transcurre muchas parejas manifiestan su sentir bajo todo el amplio espectro de la palabra amor.



    Uno de los profesores de la academia St. Heaven llega cansado a su hogar, Hatori Yoshiyuki ve dentro de la penumbra de esta, la falta de calidez y suspiró dejando su gabardina en el perchero.



    -Estoy en casa. –lamentablemente no había nadie que le respondiera “bienvenido” pero eso no quitaba el hecho de que por fin volvía a su privacidad donde todo los asuntos que relacionara con aquellos jóvenes castaños no lo atormentaría en su mente y en su tiempo de descanso.



    Con un suspiro se auto condujo a la cocina para prepararse una cena rápida y no muy elaborada ya que no había nadie salvo él mismo para satisfacer con sus comidas.



    La casa se llenó de un aroma suave y conocido, después de retirar la cena del fuego se sentó en la mesada que estaba cerca de esta. Nuevamente quería al menos, en esos momentos, existiera alguien con quien pudiera convivir y charlar de trivialidades.



    -Itadakimasu.



    Una costumbre adquirida desde la cuna familiar pero que en la actualidad es solo un mero acto fallido.



    Tras una comida silenciosa, lavó los trastes y luego se dio una ducha tranquila, dentro de la bañera meditó todo lo que había presenciado. Unos flashes de esos dos chicos haciéndose el amor despertaba su hombría y no era para menos, los gemidos, caricias y demás acciones subidas de tonos provocaban en él cierto morbo y deseo por querer poseer a uno de los hermanos Takahashi, en particular al menor de ellos: Chiaki.



    Los ojos azules perdidos, la forma que el sudor bajaba por aquel delgado cuerpo, el sonrojo de las mejillas mientras gemía y decía palabras de las más perversas. Si todo eso lo excitaba, cómo sería el muchacho en condiciones normales sin tener ese problema, apostaría lo que fuera que sería un encanto de persona.



    Entre fantaseos su cuerpo lo había traicionado y debía ahora calmar con el agua fría su condenado problema. Su mano acariciaba todo la extensión de su hombría, acariciando la punta del glande.



    -Mmm… -dijo estremeciéndose por su contacto, el agua fría de a poco no ayudaba, todo su cuerpo ardía y no había manera de bajarla.



    Su mano encerró el órgano e inició un vaivén, en cada roce iba tocando apenas sus testículos, sintiéndose de maravillas. En medio de su masturbación imaginó el rostro del menor, sus labios, la lengua que estimulaba los botones rosados y la punta rosa de su hombría.



    Todo eso lo dejó mas duró pero a su vez la velocidad aumentó, era un vaivén frenético, deseoso… de pronto una correntada eléctrica anunció que ya estaba por acabar y a los pocos segundos todos sus sentidos se nublaron, dejando en el proceso un liquido blanco escabulléndose entre el agua y sus dedos.



    -Ahh… ¿Q-Qué… estoy… haciendo? –se reprochó, su voz resonó en la ducha rebotando en la pared de azulejos blancos.



    Con miles de autocriticas mentales salió del baño envuelto con una toalla que tapaba lo necesario y con el cabello mojado cuyas gotas se deslizaban a lo largo de formado torso y se perdían entre la espalda y las zonas bajas.



    Finalmente se puso su pijama y se recostó mirando el techo azul de su habitación que le recordaba aquellos cautivantes ojos.



    -Por dios… debo dejar de pensar en él… es solo un niño.



    Con ese ultimo reproche se sumió en el mar de la inconsciencia y donde toda fantasía y pensamientos es posible.



    A mitad de la noche, en el silencio de la noche una figura apareció, tenia una contextura delgada, cabello corto y un caminar elegante.



    Despacio y en cuclillas se aproximó al filo de la cama, casi sentándose en el cuerpo que había debajo. Gracias al reflejo de la luna se podía observar que la misteriosa figura portaba una camisa de color crema que apenas tapaba el trasero y no traía pantalones, las piernas estaban al desnudo exhibiendo una tentadora vista pero que lamentablemente la otra persona no la vería.



    Los ojos del visitante reposaban en el cuello y parte del torso, con una sonrisa formada en su estoico rostro fue primero besando y lamiendo suavemente tanto los labios como las mejillas.



    Unos suspiros por la otra persona comenzaban a surgir.



    -Mmm…



    Eso no detuvo las caricias del joven, luego se alejó un poco y desabrochó despacito los botones del pijama cuidando de no molestar al otro.



    Una vez hecho ese pequeño trabajo posó su cara en el pecho del otro y abrazó con delicadeza al inerte. Un espejo de cuerpo entero reflejaba la cama y a las personas en ella, si alguien estuviese ahí podría deleitarse del perfecto trasero semi rosado y parte del miembro que apenas se dejaba ver entre ambas telas. Era una vista magnifica del escenario y de sus actores.



    Al escuchar los latidos del corazón el chico sonrió aun más y empezó a besar los pezones del durmiente que se removía un poco más pero no despertaba ya que el muchacho velaba de ese factor.



    Repartiendo besitos y lamidas el pezón terminó por ponerse duro y erecto, misma labor fue hecha en el otro mientras movía sus caderas en un lento vaivén haciendo rozar su hombría contra la otra que aun estaba enjaulada en el pijama.



    -Mmm… umm... –jadeaba el durmiente.



    A cada toque que realizaba ambas virilidades, los cuerpos iban aumentando gradualmente de temperatura y el provocador comenzaba a excitarse queriendo sentir más del otro.



    -Ahh… Sigamos jugando… -dijo el desconocido.



    Dejando de lado las lascivas acción de este chico, Hatori soñaba con algo muy extraño.



    Era la sala de arte donde impartía su materia, donde había solo un alumno en ella que pintaba sobre un gran lienzo blanco, los azules de la obra y algunos arboles pelados demostraban que el menor recreaba el invierno en su pura expresión.



    Mirando con más detenimiento percató que no solo era la nieve azulada y los arboles, ese algo más era un par de personas que miraban hacia el cielo, sus ojos estaban ocultos por la cabellera de los retratados.



    -D-Disculpa… ¿qué dibujaste? –preguntó Hatori posando su mano en el hombro del chico.



    El alumno no respondió nada y siguió mirando hacia el frente dando pinceladas para crear el efecto de claroscuro correspondiente.



    -Oye no ves que te estoy hablando. –dijo molesto por ser ignorado.



    El muchacho seguía como si nada haciendo lo suyo con una gran concentración, el mayor agarró la mano del pintor, paralizando toda acción y lo hizo girar para que lo mirara a la cara.



    Sorpresa fue lo que su cara demostró, una cabellera castaña, ojos azules petróleos, piel blanca, labios finos y suaves.



    -T-Takahashi… san…



    Chiaki miraba a Yoshiyuki sin emoción alguna, o solo con algo de curiosidad.



    -Hatori-sensei…



    -¿Q-Qué haces acá?



    -Olvidando… -susurró muy bajito Chiaki.



    -Perdona, ¿Qué dijiste?



    -Solo olvídelo. –respondió en tono normal, abrazándolo ocultando su rostro en el pecho del mayor.



    -Dime por favor. –pidió amablemente correspondiendo el afecto y tocando los mechones castaños.



    -No… no es el momento…



    -¿A qué refieres?



    La pregunta quedó flotando en el aire sin respuesta porque los labios del menor lo acallaron, la lengua del menor logró colarse en la cavidad bucal del otro, para tocar la lengua del profesor y jugar con ella. Las manos iban desabotonando la camisa y desanudaba la corbata para tener total acceso a ese fornido torso.



    Cuando el aire faltó dejo los labios de Tori, un hilo de saliva unía sus bocas. El mayor pensó que hasta ahí era la cosa, aunque en el fondo quería seguir tocando y sentir en su ser ese frágil cuerpo.



    Chiaki miró por unos momentos el rostro de su profesor y luego bajo hacia el pecho de este, besando los pezones y lamiéndolos, rápidamente estos se erectaron.



    -T-Takahashi… b-basta. –dijo tartamudeando el mayor por el placer que el pequeño le proporcionaba.



    Inconscientemente llevó su mano en el trasero del menor, incentivándolo a que continuara y Chiaki así lo hizo.



    Después de haber dejado los pezones del mayor rojos y duros continuó bajando dejando un camino de saliva. Se agachó a la cintura y con una sonrisa muy tierna e inocente desabrochó el cierre del pantalón con sus dientes.



    Desde el punto de vista de Yoshiyuki era demasiado… como decirlo tentador, violable, cualquier adjetivo que se les ocurra entra dentro de los cánones de la perversión.



    Luego tomó entre sus manos el miembro del mayor, y con una sonrisa muy inocente preguntó mientras lo colocaba en la mejilla tan sensible órgano.



    -¿Sigo Hatori-sensei?



    La pregunta del millón… ¿era necesario que respondiera? O es que no notaba que estaba más que ansioso y encendido por ver que haría a continuación.



    Una caricia en el pelo era toda la respuesta.



    Chiaki manteniendo aquel gesto, lamió con la punta de su lengua el extremo del órgano provocando un estremecimiento en el dueño. Ese delicado gesto lo repitió varias veces, humedeciendo con la saliva y el líquido pre-seminal la hombría del profesor; luego descendió por la base para besar y mordisquear los testículos del mayor.



    -Ummm… mmnnn…



    El menor se divertía escuchando los jadeos, que más adelante se transformarían en gemidos. Siguiendo con su trabajo introdujo en su boca el miembro y comenzó a embestir con ella, provocando que el mayor temblara y levantara el volumen de su voz y del cuerpo.



    -D-Detente… nght… Takahashi…



    El pequeño aumentó la velocidad, logrando en ciertos momentos chupar los testículos generando que el otro gimiera más alto.



    Por cada embiste que realizaba Chiaki su zona baja se ponía dura y le dolía, una medida que adoptó para aligerar la molestia fue desabrochar sus pantalones y sacar afuera el miembro. Los dedos se paseaban por ella incrementando el placer y la pasión por sentir en su cuerpo aquella sensación de sentirse lleno y completo.



    Yoshiyuki acariciaba el cabello del menor y apremiaba en el lascivo vaivén, dentro de poco tiempo su cuerpo sucumbiría y se lo comunicó al castaño.



    -N-No más… d-deja…



    Omitiendo el reclamo, el menor continuó y continuó, hasta que el cuerpo del mayor que tras al percibir el famoso hormigueo recorriéndolo cada rincón de su ser, llenó la boca del otro con su esencia blanca.



    Para Takahashi era un sabor que no había probado, y degustó lentamente, era algo amargo pero con un dejo dulce. A continuación se limpió los dedos con el mismo procedimiento que empleó para el oral, poniendo al mayor duro por segunda vez; Chiaki divertido se levantó relamiéndose los labios para eliminar los restos que quedaron en él.



    -Sigamos jugando… Hatori-sensei. –pronunció con mucha sensualidad y provocación el menor, rozando su cuerpo contra el otro, el mayor caminaba para atrás debido al empuje y terminó por caer sobre el escritorio.



    El menor caminaba a paso lento y sensual, sus piernas descubiertas y algo humedecidas debido a que el pre-semen escurría por una de ellas. El chico estaba excitado y no se detendría hasta que todo acabara.



    Yoshiyuki no sabía que decir o hacer para que se detuviera, pero era mejor seguir, su intuición o algo en su subconsciente le decía que lo dejara continuar o podría terminar mal.



    Chiaki se sentó en el regazo de Tori, dejando una pierna a cada lado, rozando nuevamente ambos órganos y gimiendo por ello.



    Después de un beso hambriento que fue correspondido, donde ambas lenguas jugaron y batallaron por la dominación de la situación; el menor se deslizaba hacia adelante y tomando por sorpresa al castaño mayor ya que su hombría era apresada por las entrañas del castaño menor.



    No podía creerlo, el chico se había auto-penetrado y con ese acto su ultima gota de raciocinio se esfumó, desatando a sus bajos instintos y a su sed sexual.



    Sin dar tiempo para acostumbrarse ambos hombres empezaron a moverse en un vaivén, el chico miraba a su mentor de una forma tan hambrienta y el veía su propio sus ojos reflejados en ese mar oscuro.



    Sí… había caído en la tentación… el morbo que proporcionaba al hacerlo en la escuela y su libido crecía porque tenía sexo con uno de sus estudiantes… esto era demasiado bueno para ser cierto.



    -Ah… más… ahh… ¡¡MAS FUERTE!! –gritó Chiaki caliente.



    Hatori no desatendió la orden, con sus caderas ayudó a su compañero en la tarea de penetración y para no quedarse atrás agarró el pene del menor y lo masturbaba con la misma intensidad dedicada a las embestidas.



    -¡AHHH… SENSEI…. UHH… MAS! –imploraba Takahashi.



    -Nght… T-Takahashi… -gimió Tori viendo al menor como cabalgaba sobre él aun con la camisa sin desabrochar pero claramente sudado, veía como los pezones erectos del chico y las gotas de sudor mescladas con las lágrimas de placer escurrían por sus mejillas, y de las piernas que estaban en la misma condición pero la diferencia era el líquido pre-seminal con sudor.



    La cara del menor sonrojada por la actividad también goteaba algo de saliva, todo ese panorama logró que el cuerpo del mayor se quebrara por tal imagen. El orgasmo se presentó en ambos con una corriente eléctrica que cruzó toda la columna vertebral y sus extremidades dejando nublados los cinco sentidos de la pareja.



    -¡AHH S-SENSEI! –gimió Chiaki viniéndose entre los dos mojando el torso del ilustre profesor.



    La entrada del estudiante encerró fuertemente la hombría del segundo provocando que descargara adentro del cuerpo del castaño.



    -T-Takahashi… ahh…



    El efecto post orgasmo se presentó y el menor cayó rendido sobre el otro, jadeando fuertemente sobre el pecho de Hatori.



    El mayor lo abrazó por la cintura sintiendo un par de cosquillas en esa zona porque el menor lamía los restos de su esencia, igualmente ambos estaban cansados por lo cual esa acción no afectaba sus cuerpos.



    -Sensei. –llamó el menor.



    -Dime.



    -¿Le gustó? –la respuesta llegó a los pocos segundos.



    -Sí… me gustó mucho.



    -Sensei… ¿Está enamorado de mí?



    Pregunta fácil de hacer pero difícil para responder.



    -No importa… yo esperaré. –respondió el menor acostándose en el pecho.



    -Takahashi.



    -Esta bien, ya oiré su confesión… por ahora descansemos.



    Tras decir esa frase se miraron por unos instantes a los ojos pero había algo que no encajaba, Chiaki no tenía ojos pardos… no entendía que sucedía.



    -Duerme Hatori-sensei. –dijo dándole un beso que le robó sus energías.



    El techo blanco del instituto fue remplazado por el azul oscuro de su cuarto y la persona que estaba durmiendo sobre él tenía una pijama crema, una cabellera castaña clara tirando a rubio y unos ojos de lince.



    -Tú…



    -Duerme. –dijo el chico besándolo una vez más de forma apasionada, robándole el aliento al castaño.



    Lo último que los ojos de Yoshiyuki enfocaron fue el rostro del joven castaño claro.



    -Y… Yanase…



    Con ese susurro el mayor se sumió en el profundo del subconsciente sin poder sentir culpa o remordimiento por lo que había hecho.



    Yuu miraba como el mayor dormía cansado, él también estaba muy cansado por lo que se acomodó en el regazo de este y cayó dormido inmediatamente.









    Si las noches de luna llena eran perfectas para demostrar el amor que se tenían y eso era algo que había aprendido el profesor de una rama donde el arte de pintar era una de las tantas formas expresar y transmitir sentimientos… ya sea puros como el blanco de las palomas u… oscuros como las profundidades del océano y de las noches sin luna.







    Otro día laboral… otra experiencia más… un recuerdo del pasado era lo que venía a la mente de un joven adulto amante de la literatura. Ese día marcó un comienzo pero ese comienzo llegó al final de una larga jornada que será relatada en otra ocasión.





    *momentos de silencio sepulcral*

    Etto... las cartas documentos, mensajes de amenaza y cartas bombas en el coment please xDDD



    MAMA LINI NO ME MATESSSS ME GUSTA HACER ESTAS TRAVESURAS :P



    no tengo mucho para decir... ojala mi mente meta media pila y actualice pronto pero hasta ese entonces me despido XDD



    Adyuu



  8. .
    ACA ME TIENESSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS XDDDDDD

    bien como siempre admiro tu forma de redactar, como siempre rico en detalles. El fic todo un encanto, los enigmaticos se rompieron las neuronas en qué era lo correcto y lo mas conveniente, ahora esperaré ansiosa la conti XD

    Esta historia al igual en el otro mundo es interesante, quiero saber que tanto se puede dar vuelta. Cuentas conmigo como tu fiel seguidora XD

    Adyuu
  9. .
    El novato se quedó boquiabierto. ¡¿ Qué demo....?!

    Por unos segundos Takano olvidó que Ritsu seguía ahí.

    -¿Y... que dices? -preguntó entre besos el escritor.

    - Ve... Vete... al demonio... -jadeaba Takano.

    - M-Malo... sabes que... te gustó. -dijo confiado, volviéndolo a besar con inusitada pasión.

    El editor correspondió el beso, pero todo su cuerpo estaba tenso, preparado por si acaso el escritor quería avanzar.

    - Sen... sensei... Onodera... no hay... que dejarlo... de lado...

    Akihiko detuvo su beso y miró de lado con una sonrisa pervertida al castaño.

    - Quería... enseñarle... que hicimos... acaso ¿te molestó?

    El novelista acarició la cabellera negra del editor y volvió a besarlo con lujuria contenida, rozándole su miembro en una de sus entrepiernas.

    - Quiero mantener… Mi orgullo, sino le molesta... -jadeó Takano

    - Em.... -intervino Ritsu

    - ¿Onodera-san... quiero hacer a Masamune-kun mio... me ayuda? -pidió de forma seductora el escritor al joven editor.

    Ritsu se sonrojó.

    - ¿Ha... Hacer..?

    - Sí… hacer… ayúdame ¿sí? -dijo Akihiko con un claro tono sensual, mientras abrazaba al editor azabache.

    Por primera vez, Takano se sintió algo nervioso. Miró a Ritsu a los ojos.

    - Será divertido... Onodera-san... vamos. -incentivó Akihiko a Ritsu.

    - Am... Yo... Yo... -dijo Ritsu sonrojándose.

    - Mira... quiere que... lo lamas ahí -continuó Akihiko tendiendo al menor el miembro del editor.

    Takano iba a replicar, pero se vio silenciado, para su sorpresa, por Ritsu.

    - Takano-san... Ya no diga nada...

    La mano de Ritsu bajó hacia el miembro de Takano. Este iba a hablar, y el novato miró a Akihiko.

    -Hazlo... él lo desea. -incentivó.

    El menor pareció pensarlo unos segundos y luego habló.

    - Usami-sensei, ¿no tiene algún pedazo de tela? No muy grande...

    -Akihiko le ofreció uno de sus pañuelos. -¿Te sirve?

    - Sí

    Y para sorpresa de Takano, Ritsu le cubrió la boca con el pañuelo.

    - Takano-san, de esta manera ya no molestará...

    Después bajó su cara hacia el abultado miembro de Takano, quien gimió de manera ahogada debido al pañuelo.

    - Bien ahora que esta callado, lo complaceremos -dijo Akihiko comenzando a penetrarlo. El castaño hacía su trabajo mientras él lo penetraba con pasión.

    Takano arqueó su espalda, ahogando un grito. Ritsu comenzó a engullir la hombría de Takano, mirando fijamente su cara. Akihiko incentivado volvió a penetrarlo con profundidad al editor mayor, mientras veía con lascividad al subordinado que le practicaba el oral.

    Takano comenzó a gemir sonoramente, mientras su cara poco a poco se iba tornando roja.

    - Takano... -jadeó Ritsu mientras frotaba el miembro de Takano con su mejilla- ¿se está sonrojando?

    - Sí, se esta sonrojando. -corroboró el escritor por parte del editor.

    Las embestidas iban más despacio para que el menor pudiese juguetear todo lo que quisiera con el miembro de su jefe.

    Ritsu se deleitó ante la visión que tenía enfrente. Nunca había visto a Takano sonrojado, y mucho menos en esa pose tan sublime. Comenzó a mordisquear y a lamer el miembro de su jefe, besándolo de arriba a abajo, moviendo sus manos por todo lo largo y ancho.

    Por el otro lado el plateado entre embistes lentos, estimuló los botones rosados de Masamune. Takano gemía e incluso se retorcía ante ese toque, además las lentas embestidas lo hacían jadear, perder la mente.

    -Es lindo... ¿verdad, Onodera-san? -sonrió Akihiko ante las retorcidas que hacía el cuerpo del sometido.

    -Increíblemente... sí -dijo Ritsu mientras engullía el miembro de su jefe hasta donde su boca alcanzó.

    Ritsu se dio cuenta de que el trabajo que estaba haciendo con Takano, lo hacía con más... ¿cariño?, que con Akihiko.

    - Sabía... que haría un buen… uke.- continuó con los besos por el lóbulo y cuello del editor. El escritor miró con cierto aire de sabiondo al menor, dándole a entender que había comprendido algo que creyó oculto.

    Takano miró con odio a Akihiko, pero luego gimió de manera grave al sentir una mordida en su miembro, y volteó solo para ver a Ritsu mirándolo fijamente.

    - Usami-sensei.... Yo... -jadeó Ritsu- ...yo...

    - ¿Sí? que deseaaah... Ono..dera-san- gimió el aludido embistiendo con más intensidad.

    Ritsu cerró los ojos y se sonrojó, embelesando a los dos mayores.

    - Yo... Quiero... Intentarlo...

    La propuesta descolocó a los presentes, pero Usami divertido y con una sonrisa muy complaciente dijo.

    -Adelante.

    El novelista salió del cuerpo de Masamune y giró el cuerpo de este ofreciendo la entrada del mayor a su joven amante.

    -Entra. -con sus manos abrió la entrada del sometido para que el palpitante y erecto miembro de Ritsu pudiese entrar con facilidad.

    - Ah... Yo... Hmm... No sé... Como... Cómo hacerlo...

    -No es... difícil, acerca la punta ahí... y el resto... es dejarse llevar. -guío el mayor al otro manteniendo abierta la entrada del enojado jefe de Ritsu, con sus frías manos.

    Ritsu cerró los ojos y suspiró. Takano lo miró dulcemente y se acomodó de forma que el menor entrara. Ritsu se acercó y puso la punta de su miembro adentro. Al ver que estaba teniendo problemas, Takano movió su cadera hacia adelante provocando que el menor entrara completamente.

    - Takano-san... no se olvide que estoy aquí. -volteó el rostro del editor hacia él clavándole sus profundas orbes en él.

    Takano levantó su mano un poco temblorosa y se quitó el pañuelo.

    - Entonces.... Hmmm sensei haga algo... Ritsu es mejor que usted... De muchas maneras.... -jadeó.

    - Mmm... sabes... déjalo, tú... tienes que complacerme. -y guío su rostro a su goteante virilidad.

    Para la no alegría de Takano, al principio se rehúso pero el humor irascible del novelista lo forzó a engullirlo. Takano miró a Ritsu una última vez antes de inclinarse y lamer el miembro del mayor. Comenzó a besar y a morder el miembro del mayor, mientras movía su cadera para que Ritsu se comenzara a mover en su interior.

    Ritsu jadeó. Se sentía muy bien, el interior de Takano era muy estrecho. Temblando un poco, comenzó a moverse, haciendo gemir al mayor.

    - Vamos... lámelo... no gimas, Masamune. -ordenó malvadamente el escritor al azabache.

    Takano comenzó a meter el miembro del mayor a su boca, hasta donde llegó. Comenzó a mover su lengua en círculos, succionando y luego se apartó para besarlo. El aliento se le iba muy rápido, pues Ritsu ya se estaba moviendo un poco más rápido.

    -----------------------------

    Son Yamuri: ¿en qué momento llegamos a esto...?

    Van Phantomhive: excelente pregunta...

    ----------------------------


    - Ahh... lámelo... maaass... -gimió Akihiko moviendo la cabeza de Masamune avivando el vaivén de la boca de este.

    El editor comenzó a morder el miembro del mayor y a lamer el glande como si fuera algún helado. Mientras, Ritsu se movía de manera en tanto frenética. Comenzó a sentir ciertas punzadas en su miembro, el cual estaba siendo asfixiado por las entrañas del mayor.

    - Ah... que buen... seme... tiene... Takano-saaaannn... -gimió alentando al novato y por otro lado enrojeciendo las mejillas de ambos presentes.

    - Admito.... Que ammmhh... Tiene... Haaah.... Razón -gimió Takano aun tocando el miembro del mayor.

    Ritsu siguió moviéndose. Demonios, ya estaba llegando al final....

    - Vaamoss... lame másss... quiero.... derramar... mi carga... en ti... -apremió Akihiko para incentivar a Takano para que apurara con las embestidas bucales.

    Takano comenzó a aumentar la velocidad, pues sentía que el miembro del mayor iba goteando. Ritsu notó que Takano no estaba recibiendo la atención merecida, así que comenzó a masturbarlo suavemente, apretando el miembro.

    - Ahmm... así... más... niño. -moviendo la cabellera azabache y arañando su espalda.

    Takano gimió de manera ahogada y aumentó la velocidad de las lamidas y mordidas.

    - Yaahhh.... Hmmmm aaaaahh... Ya.... Casi... Hmm....

    Ritsu comenzó a gemir, él ya estaba sintiendo el final cerca.

    - Ritsu... ahh... ¿lo siente?... siente esa... palpitación... esa calentura... ese es... su uke... -jadeó como pudo el novelista para el menor, moviendo con mas intensidad el cabello negro del otro.

    Takano intentaba mantener el control, pero no podía, ya sentía los espasmos. Y si, Ritsu se concentraba en sentir todo. Sentía como la entrada del mayor, caliente y estrecha, palpitaba en alrededor de su hombría, haciéndolo jadear.

    Al final, Ritsu terminó en el interior de Takano, y vio todo blanco. La electricidad también recorrió toda la vertebras del escritor, su miembro había llegado de nuevo a su punto máximo y dando un gran gemido, vació su contenido en la boca del editor.

    -Ahhh.... mmm.... fue genial....


    Cuando el novato comenzó a reaccionar, vio el semen de Takano en su mano, y al mismo Takano intentando recuperar el aliento, lleno del semen del escritor. Recuperando el aliento, el mayor miró a los otros dos y con una sonrisa malvada manifestó:

    -Rico... si eres un buen chico. -acarició las mejillas del editor, lamiéndole su propia esencia que había esparcido en su rostro.

    Takano bajó la mirada. Estaba completamente sonrojado.

    - Ta... Takano-san... -jadeó Ritsu- estás... ¿estás bien...?

    El escritor siguió limpiando el rostro sonrojado del editor.

    - Qué bonito, estás rojo. Y responde, pobre Ritsu que te adora tanto, mira te mojaste también aquí.

    Bajo su cabeza al miembro del azabache para limpiar los restos del líquido blanco recién eyaculado. Takano soltó un gemido e intentó apartarse, pero chocó con el pecho de Onodera.

    - Ee-stoy bien... Ritsu... -jadeó Takano, provocando que Ritsu se estremeciera y se acercara a darle un beso.

    ------------------------------------------

    Takano: continuamos solo si ahora el Usami es el Uke

    Akihiko: que mal perdedor eres

    Ritsu: lo dice porque fue un total UKE!!! -risas-

    Akihiko: sí, gemía como una perrita faldera -sonrisa-

    Takano: ¿en serio? ¿Quienes fueron los que gimieron como perritas falderas desde el principio?

    Van/Yamuri: ¡¡YA!!

    ----------------------------------------------

    Akihiko terminó de limpiar el pene de Masamune, luego se separó del cuerpo del editor para captar los labios de Onodera y compartir parte de la esencia de su jefe-amante. Ritsu correspondió al beso con morbo, sintiendo la esencia de Takano en su boca. Nunca la había probado realmente.

    Usami profundizó el contacto levantando de la cintura a Ritsu, haciendo rozar nuevamente sus hombrías contra ellas. Su juego de lenguas continuó, olvidándose por el momento la presencia de la tercera persona de tan maravillosa experiencia.

    Ritsu pasó sus brazos por el cuello de Usami, enredando sus lenguas y probando golosamente de ese curioso sabor.

    Y a un lado, Takano miraba sonriendo de forma maligna. Excitándose.

    Esperando.

    El novelista continuo besando, alzando más a Onodera y a su vez este colocara sus piernas a sus costados, mirando de reojo y con malicia miró las orbes avellanas del tercero. Takano solo siguió sonriendo y observando la erótica escena. Ritsu enredó sus piernas en la cadera del escritor, aumentando la pasión del beso. Después se separó levemente, mirando los labios del mayor.

    Entre besos Akihiko motivado y excitado por ser consciente que era observado, metió su dedo en la entrada del editor, pegándole un par de brinquitos para que simulara unas diminutas embestidas y aumentar la temperatura del observador y de ellos. Comenzó a jadear. Saber que eran observados por Takano solo aumentaba su excitación. Movió su cadera al compás de las embestidas de Akihiko.

    El mencionado le impregnaba a cada momento más fervor, y sin contenerse metió su virilidad en la entrada de este para embestirlo con más gusto y profundidad. Poco le importaba la mirada de Takano, quería sentir las entrañas de Onodera y correrse dentro de él.

    - Mmm... te mueves... b-bien nnnhhm. -jadeó ante el rostro del menor.

    - Ahh... Nght... Hmmm yahh

    Ritsu jadeaba, se estaba sintiendo muy bien. Desvió sus ojos a un lado y se topó con la encendida mirada de Takano, que sonreía de manera maligna. El editor ya estaba excitado pero parecía no importarle, solo miraba.

    - "Algo planea" -pensó Ritsu jadeando- "está planeando algo..."

    El novelista compartió pensamiento con el editor pero no le importaba, total la pasaría bien así que dejó por unos momentos los labios de Onodera para atacar su cuello, mordiéndolo para dejarle marcas. Al ver eso, Takano se abalanzó hacia ellos, y antes de que reaccionaran el editor ya estaba penetrando al escritor. Sorprendido Usami gimió sonoramente en el rostro del más joven, frenando por unos instantes sus movimientos. Takano soltó un leve jadeo al sentirse de nuevo en esas entrañas.

    -Ahh... Takano...-sintiendo la hombría adentrando en su cuerpo-… sann...

    Ritsu soltó un jadeo al escuchar ese erótico gemido. Ver a esos dos hombres era sumamente excitante.

    - Ahh ¿qué pasa... Sensei...? Hmm era mi ahh turno.... ¿No lo cree...?

    Ritsu se estremeció y movió su cadera, como queja por haberse detenido. Akihiko como pudo reanudó su vaivén, sintiendo que por cada estocada, él recibía una de parte de Masamune.

    - Mmm... si... pero... muévete un... po..pocooo mmngf...

    Takano se movió un poco más rápido, viendo las caras que Ritsu y Akihiko hacían. Siguió moviéndose, esta vez un poco más rápido. Sentía con cierto gusto el como cada estocada suya era una para Ritsu. De alguna manera sentía que estaba penetrando directamente al novato.

    Akihiko gimió un poco más alto el penetrar y ser penetrado era una experiencia que con todos sus conocimientos literarios no bastaría para describir tan placentero momento.

    - Mmm... ahmm.. fu.. fuerteee...


    Takano siguió moviéndose y poco a poco fue aumentando el ritmo, sintiéndose extasiado ante las caras que tenía frente a él. La cara de Ritsu estaba completamente roja, y ni hablar de la cara de Akihiko.

    Además, la entrada del mayor lo succionaba de manera deliciosa, sus paredes se contraían apresando su duro miembro y haciéndolo jadear. Así como succionaba el miembro de Masamune, el suyo propio le pasaba exactamente lo mismo ya que Ritsu lo retenía de una forma tan tajante... deliciosamente tajante que provocaba que jadeara y gimiera como raras veces lo había hecho en su vida.

    -Ahhhmm.... más... Rit.. tsu... n-no ahhh... apretes tan.. mmm tanto...

    - Ahh sen.... Hmm sensei ahh al final.... ¿qué es amm lo que quiere hmm? -dijo Takano gimiendo.

    - Mmm y-yo... n-no... lo seeee- gimió el mayor, moviéndose lo mejor que podía en aquel tren placentero.

    Ritsu, por su parte estaba disfrutando de lo lindo, pues la mano del Usami era muy diestra, tanto que incluso podría decir que mejor que la de Takano, y lo estaba masturbando de manera lenta, apretando su miembro como si exprimiera suavemente algo.
    Mientras lo penetraba de manera profunda, el editor en jefe tomó la cara de Akihiko y lo volteó un poco para brindarle un apasionado beso.

    Akihiko entre ese mar, comenzaba a no diferenciar lo que era ser uke y seme, dejándose llevar por los otros dos. Sumido en ese estado masajeaba con devoción y suavidad el miembro del menor en el momento de que sus labios danzaban con la boca del editor. Ritsu gimió un poco más fuerte no solo porque el escritor lo penetró un poco más fuerte, sino porque esa imagen de ellos besándose aumentó su excitación.

    Entre esa batalla de lenguas, el novelista apretaba más la punta del miembro de Ritsu y a los segundos siguientes jugueteaba con el glande, provocando que los gemidos del menor se intensificaran en aquella candente sala.

    El morboso tren que formaban los 3 adultos poco a poco comenzaba a moverse de manera un tanto frenética, dando a entender que al menos dos de ellos estaban llegando al final.

    Akihiko sentía como su hombría y la de Masamune latían cada vez más... entre gemidos y jadeos se sentía que de un momento a otro se correría y se lo hizo notar a los jóvenes editores.

    -Ammm... c-creo queee.... yo... me ven...dré. -con las mejillas sonrosadas al máximo y con sudor recorriendo todo su cuerpo.

    - Termine aaahh sensei... rellene a Ritsu.... -le jadeó Takano al oído.

    - Ahhh es es ahhh -gemía Ritsu- espere ahh y-yoo ahh hmmm yaaaa ahhhh....

    - Mmm... entonces... lléneme... Masamune-kun… -gimió Akihiko sintiendo los espasmos propios del orgasmo recorriendo todos los poros de su cuerpo.

    - Lo haré... sensei... hmmm pero no de aaah estaaah forma... -gemía Takano penetrándolo de manera más rápida.

    Con un gemido que lo hizo acallar, mordiendo el cuello de Onodera, se corrió dentro de este y a su vez el menor se vino en su mano, mojándola de aquella esencia viscosa y deleitante para los presentes.

    - Qué lindo -dijo Takano al ver a los otros dos correrse y con sus caras sonrojadas.

    Salió del escritor y se sentó frente a los dos. Su miembro aún estaba duro y palpitaba.

    - Ahh... qué... harás... estás con ganas... ¿no? -preguntó el novelista desde el suelo, recuperando el aliento perdido.

    - ¿Qué haré yo? Más bien... ¿qué harán ustedes...?

    - ¿Disculpa? Nosotros... ya nos corrimos... el hecho de que tú no hayas querido no es mi culpa. -refutó el escritor acomodando su mojada cabellera.

    Takano señaló con una pequeña seña su miembro.

    - Vamos, sean buenos chicos....

    El novelista no se sorprendió ante el pedido pero el menor... miraba a su jefe con una cara de no querer saber nada. Akihiko se acercó y con una mirada igual de pervertida que el otro comenzó a delinear el contorno del miembro de este. Takano siguió mirando a Ritsu de forma penetrante.

    Onodera se sorprendió al ver que el plateado accedía sin rechistar el pedido, pero después de toda esa noche, él también quería ver como acabaría todo, así que muy a su pesar se aproximó a donde se encontraban los otros dos y con un claro sonrojo ayudó a Usami con la masturbación. La diferencia era que él lamía los testículos de su jefe-amante.

    Takano no pudo evitar el jadear al sentir a ambos hombres en su miembro

    A medida que ambos cumplían su trabajo, el novelista tomó la mano del joven editor y la colocó nuevamente en su hombría incentivándolo a que lo masturbara, haciendo lo propio con la del menor por segunda vez. Ritsu jadeaba mientras movía su mano en el miembro del escritor. Takano también jadeaba y gemía al ver esa erótica escena.

    El editor en jefe cerró sus ojos y con sus manos comenzó a acariciar el cabello del escritor y del novato. Ambos incentivados y prendidos aceleraron sus movimientos, y las lamidas se desvivían por recorrer todo el cuerpo de la hombría de este.

    Takano se estremecía y arqueaba un poco su espalda jadeando y sintiendo que ya no soportaría mucho más.

    - Us... Ahh ustede... -jadeaba Takano intentando reprimirse-

    Los otros dos siguieron con su juego sin hacerle caso comprendiendo que sus cuerpos se encendían con más rapidez por todas las veces que se corrieron anteriormente. El miembro de Takano ya estaba goteando y estaba bastante duro, palpitando, no faltaba mucho para que terminara.

    Los otros dos entusiasmados y jadeantes continuaban como podían con su excitante tarea, notando como el cuerpo de Takano empezaba a tensionarse y que la temperatura subía gradualmente.

    - Te... esstas... p-poniendo duro... -dijo entre lamidas y jadeos Akihiko.

    - T-Takano-saaan... -llamó Ritsu con sus ojos bañados en lágrimas y con el rostro sonrojado.-¿T-Te... estás exci... excitando... solo... por esto? -dando un chupón a uno de los testículos de éste.

    Takano comenzó a jadear un poco más fuerte, viendo las caras de los dos. Comenzó a sentir que algo quería salir, e intentó reprimirlo lo más que pudo, pero era casi imposible, estaba excitado y eso sus compañeros lo sabían.

    -Masamune... no aguantaaaaa... -siguió el novelista intensificando las lamidas y masturbaciones.

    - Taaakanoooo-saaaann.... córrase... -gimió el editor, sonrojado por todas las caricias

    - C-calla... -jadeó Takano. Ya no aguantaba... le era imposible...

    Con un gran gemido, Takano terminó por correrse en la boca de Usami y parte de la cara de Ritsu, sintiendo los espasmos y contrayendo su cuerpo. Ambos con un gemido ahogado movieron más sus manos, y temblando ambos se vinieron mojando con su semen la mano del contrario.

    Con el rostro sudado ambos lamieron la mano del otro, y entre ellos se lamieron para limpiar parte de la esencia que Takano les otorgó sonrojando al tercero por la falta de vergüenza que tenían para ese entonces.

    La cabeza de Takano dio vueltas al ver esa erótica escena. Estaba tan cansado pero tenía tantas ganas de seguir...

    Los otros dos se separaron y miraron como si nada al azabache, el mayor recuperando el aliento preguntó:

    - ¿Mejor?... o ¿con ganas... de más?

    Takano entrecerró los ojos, mirándolo fijamente.

    Ritsu entre jadeos y limpiándose preguntó:

    -¿No vas a responder?

    Takano semi sonrió y tomó las barbillas de ambos.

    - Si fuera por mí, seguiría toda la noche. ¿Qué dicen?

    Ambos pensaron, las mentes de los dos daban para mucho pero el cuerpo no...

    - ¡TAKANO-SAN ¿COMO QUE TODA LA NOCHE?! -se quejó el menor.

    -Yo no tengo problemas. -respondió el mayor.

    - Yo tampoco. Entonces sigamos -dijo Takano con una sonrisa sin hacer caso del comentario de Onodera.

    - ¿¡¡Queee!!? -ladró el menor, viendo como los otros se ponían de acuerdo.

    - Dígame sensei, ¿tiene alguna maravillosa idea? Recuerde, ya no es Usami-sensei, sino Akikawa-sensei...

    El mayor lo pensó antes de responder y luego miró a Ritsu con una sonrisa malévola.

    - Qué tal si... vemos la resistencia de... Ritsu -propuso, asustando al menor por la entonación de su nombre.

    - No me parece mala idea, Sensei... ¿qué propone exactamente...?

    Lo que Takano quería hacer era que Akihiko dijera exactamente lo que quería hacerle a Ritsu, para ver sus reacciones.

    - Que pruebes que tanto aguanta con vibradores y sin que se masturbe. -explicó calmadamente, paralizando al otro e incentivando al interlocutor.

    - ¿Vibradores? ¿qué utilizamos? ¿los celulares? No tengo esa clase de juguetes...

    - Eso bastará, con celulares alcanza y sobra. Y te recomiendo que los consigas.

    Takano hablaba naturalmente, pero mientras lo hacía activaba el vibrador de su celular para ver su potencia.

    - Bien -dijo Takano- me aseguraré de conseguirlos... Ritsu, ven acá -dijo mirando al joven y moviendo un dedo indicándole que se acercara.

    - No señor, no voy para nada -se rehusó el menor.

    Akihiko por otro lado ponía a máxima potencia también el vibrador del móvil, dejando a los otros dos discutiendo.

    - Vamos, sé buen chico y obedece, o Usami-sensei irá a por ti -dijo de manera burlona.

    - ¡¡Que no voy!! -ladró.

    - Ven o iré por ti -dijo Takano frunciendo el ceño algo molesto ante la negación del chico- y no te estoy preguntando nada, es una orden.

    Akihiko aburrido de la discusión, alzó el cuerpo del novato como costal de papas y lo lanzó a la cama.

    - Bien ahora, yo lo sujeto mientras usted le mete los teléfonos. -siguió Akihiko sosteniendo los brazos de Onodera para que no se retorciera mas.

    - Bien sensei -dijo el editor sonriendo

    Abrió las piernas del joven sin hacer caso a sus quejas y lentamente comenzó a meter un celular en la dilatada entrada de Ritsu. Como estaba muy mojado, no tuvo muchos problemas.

    - ¡¡T-Takanosaaaannn... ahh!! ¡¡qué hace!! -gimió el menor.

    - Shhh... es un experimento. -susurró el novelista.

    - ¿Qué pasa, Ritsu? ¿Acaso no se siente bien? -dijo juguetonamente mientras comenzaba a meter y sacar el celular de su entrada, dándole vueltas poco a poco.

    - N-No... responderé... -gimió comenzando a sentirse bien por las vibraciones, su cuerpo comenzaba a estremecerse.

    Con una malvada sonrisa, el mayor comenzó a hacer espacio para el otro celular y comenzó a meterlo, sin perderse ningún gesto del novato.

    - Mire sensei, hace unas caras tan lindas, ¿no lo cree? -dijo mirando al Usami.

    - Sí, muy lindas y violables. -respondió aferrando los brazos del novato mientras que el otro metía mas profundo los móviles. -eso sí, no lo toques, quiero ver si el chico tiene resistencia. -objetó con una sonrisa el novelista, escuchando los gemidos del sumiso editor.

    - Por supuesto -sonrió el editor dando vuelta a ambos celulares, ensanchando un poco más esa entrada húmeda y sintiendo las vibraciones. Las caras y gemidos de Ritsu lo excitaban pero... No podía tocarlo, ni tocarse.

    - S-Saquen... loosss... ahhh... -gimió Ritsu, moviendo las caderas para encontrar comodidad y contacto con los objetos, sonrojándose al notar las intensas miradas de los mayores.

    Takano hizo caso omiso a sus pedidos y siguió embistiendo, viendo como el menor seguía su ritmo.

    Usami observaba con devoción tan inédito material, lo usaría para su próximo tomo pero lo que más impactaba era los gemidos y los movimientos del menor que reclamaban su atención de ser devorado por alguno de los dos y no por los vibradores. Pero un experimento lo era, y vería como terminaría.

    Takano se contenía para no tomar el cuerpo de Ritsu. Sentía mucha curiosidad por saber que haría el menor...
    Aunque eso sí, iba a batallar un poco en contenerse...

    -Ahmm… ahhh... b-bastaaaa... -gimió Ritsu.

    Las sensaciones eran demasiadas, forcejeaba como loco, necesitaba tocarse porque le dolía horrores su miembro que ahora se estaba duro y erecto.

    - ¿Qué pasa Onodera? ¿tan poca resistencia tienes? -se burló Takano.

    - C-Callatee... ahh... i-idiotaaaaahhh... -gimió el novato con lágrimas en los ojos y sonrojado de la vergüenza.

    - Creo que sí -rio Takano embistiendo un poco más profundo- Akikawa-sensei, deje que le cuente un pequeño secreto...

    - Haber, escucho. -dijo el mencionado con los oídos atentos y clavando sus ojos en el otro editor.

    Takano se acercó un poco a Akihiko sin dejar de penetrar a Ritsu con los celulares.

    - Ellos se ponen mucho más obedientes y cooperativos cuando toca la próstata suavemente...

    - Entonces tócalo pero con el vibrador, no con tu mano. -sugirió.

    Con una sonrisa extraña, Takano abrió su celular (el cual era de "tapa") y lo metió lo más profundo que puso, dando vueltas y embestidas, asegurándose de alcanzar ese punto especial en Ritsu.

    - ¡Ahhh... ahhh! -gimió el menor retorciéndose de placer, sin poder contenerse más, de su boca salía un hilo de saliva y sus ojos desbordaban deseos de ser penetrado por algunos de los presentes.

    -Takano-san por lo que veo su pareja se prendió al fin. -dijo divertido el novelista.

    Takano no pudo hablar, estaba embobado viendo los gestos de Ritsu.

    - Ahh… AHH... T-Taka... no... -saaannnn... saaquelooosss -gimió el menor con lágrimas en los ojos, la boca ensalivada y retorciéndose como loco por las textura y vibraciones de ambos móviles.

    - ¿Qué pasa, Ritsu? -jadeó Takano- si saco los celulares... ¿qué puedo meter... para llenarte...?

    - Takano-san -llamó Akihiko. -dijimos que esto era un experimento.

    - Mete… looo... solo metalooo ahhh... -gimió el novato mirando a su seme.

    Takano se quedó paralizado. Ya no supo que hacer. Una parte de él quería seguir con el experimento, y su otra parte quería poseer el cuerpo del menor. Miró a ambos hombres alternativamente.

    Akihiko renuente en su posición mantuvo sus ojos clavados en Masamune, era más que obvio que ambos estarían calientes por semejantes gemidos pero él mismo se obligó de ver esto hasta el final aunque su hombría le dolía horrores.

    - Takano-san, soporte un poco más -dijo Akihiko de manera severa.
    -Sem...pai... por favor... meta ahhh looo... -lloriqueó el menor con sus ojos verdes llenos de lujuria hacia el mayor.

    Takano suspiró.

    - Sensei, deme una buena razón para no penetrar salvajemente a este uke que me ruega por mi pene dentro suyo.

    Akihiko con toda su cordura humana respondió.

    - ¿Una buena razón? Por dios Takano-san por lo menos deja que gima todo lo que quiera y veamos que tanto puede rogarte. Y por otro lado dijimos que veríamos como este niño se correría.

    -Sempai...mmm -dijo el menor casi no escuchando la discusión sobre su persona. -Esta ca… caliente... me... vendréééé aummm.... -siguió Ritsu reclamando a Masamune con el rostro rojo de la excitación y vergüenza.

    Takano lo pensó unos momentos y luego reanudó su movimiento con los celulares, sonriendo.

    - Tiene razón sensei, me ha convencido. Ahora quiero ver con mis propios ojos como Ritsu se corre.

    Comenzó a girar los celulares en dirección contraria, viendo embobado y casi babeando los gestos de Ritsu. Se relamía los labios imaginando que lo besaba y lo tocaba, devoraba con sus ojos ese deliciosos cuerpo que se retorcía debajo de el...

    - Ahhh... Ma-... -gimió el menor. -Ma... -siguió Onodera sin terminar la frase por culpa de los choques eléctricos en su cuerpo. Veía borrosamente las figuras de ambos mayores, lo único que deseaba era venirse y terminar con toda esta locura sexual.

    - Veo que el niño es cooperativo de esta manera. -comentó Akihiko satisfecho por el resultado que observaba, aunque notaba a leguas que Takano comía con los ojos al uke.

    - Se lo dije... sensei... -jadeó Takano- una vez que toca ese punto en ellos... se vuelven más cooperativos...

    Takano estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no tocar al uke, se relamía y mordía los labios imaginando que era la piel del menor, sus manos ya querían desviarse hacia ese trasero tan firme...

    - Ahhh no... maaass... ¡AHH ME... VENGOOO!-anunció el castaño, por la repentina oleada eléctrica que recorrió toda su columna vertebral. La esencia salió disparada mojando parte del rostro de Usami.

    La vista de tal acontecimiento dejó sin palabras a los dos adultos y para el menor era más que suficiente, su cuerpo quedó inerte tras el orgasmo, se sentía cansado y no daba para más.

    Takano frunció el ceño y se acercó a la cara del escritor para lamer el semen de Ritsu que había dado a parar a su cara. Mientras sacaba los celulares del interior del editor, comenzó a lamer lentamente el semen como si fuera algún dulce, un poco molesto porque a él no le había tocado nada, a pesar de que hizo todo el "trabajo".

    - Onodera, es una orden: que ni se te ocurra dar por terminado esto -dijo Takano aun lamiendo el rostro del Usami.

    - Pero... -comenzó el editor, sin poder moverse.

    - Takano-san no se enoje con él, de última si tanto lo desea penétrelo de nuevo y verá que no le dolerá -sugirió Akihiko un tanto divertido por el humor del editor.

    - Ja, sé que este chico es tan inútil que no puede soportar mucho... aunque admito que nos dio un espectáculo muy bonito...

    Mientras decía eso, ya estaba masajeando y acariciando las piernas y muslos del joven. Takano comenzó a lamer y morder el vientre de Ritsu de forma lenta, dando vueltas y arañando levemente sus muslos

    - Mmm... Taka... no-san... d-detente... -replicó el menor sin fuerzas para oponerse a las caricias.

    - Calma Ritsu... Tú no tendrás que hacer nada... Más que gemir de esa manera...

    Akihiko veía como ese par de besaban y comenzaba a toquetearse, esa imagen iba encendiendo su libido, para los otros dos quizás no pasaba por desapercibido pero su juego era de por si entretenido.

    -Uhh ahmmm... Takano-san... por… fav-vorrr b-baastaaa mmm... -gimoteó el menor sonrojado y mirando a lado apenado. Al ver como el novelista tenía su mirada clavada en él se apenó aun más y lo peor su hombría se erectó ante los ojos del editor azabache.

    - No me mires así -dijo a los dos, conteniendo sus impulso de atacar al dúo doncella.

    Mientras tocaba a Ritsu, Takano miraba a Akihiko a los ojos, casi invitándolo a que participara en su juego.

    - Mira que lindo... -dijo el mayor lamiéndose sus labios. Bajó su mano y con un dedo recorrió el largo del miembro del ojiverde.

    - Ahh amm... no yo... -seguía jadeando el menor solo que tapó su rostro rojo con una de sus manos, mientras que con la otra intentaba inútilmente zafarse de las cálidas y sutiles caricias de Masamune.

    - Oh, ya veo sensei... -dijo Masamune mientras le quitaba a Ritsu la mano de su cara- entonces prefiere mirar... Pues mire esto...

    El editor bajo su cara hacia el vientre del más joven y comenzó a lamer poco a poco la base del miembro. Su mano jugueteaba con sus testículos y sus dientes mordían el tronco.

    - ¿Q-Qué... h-haces...? -gesticuló a duras penas el menor, siendo presa del pánico por uno y del estudio del otro.

    Sin hacer caso, Takano comenzó a masajear su cadera, haciendo presión en el hueso y sintiendo que el pene se endurecía, su lengua recorrió la orilla del glande pero no lo tocó, solo la repasó y volvió a bajar, mordiendo suavemente y succionando el tronco.

    - ¡¡¡AAHHHMMM... NO TAKANO-SAN!!! B-BASTAAA -gritó el menor por todo el placer que su cuerpo sentía a la vez, era demasiado para él pero el ver unos ojos violetas fijos en los dos. Su cuerpo comenzaba a reaccionar por enésima vez, para ocultar su rostro colorado se abrazó al editor aferrándose a su espalda y gimiéndole en el oído escandalosamente.

    Para el novelista era una vista perfecta, presenciar el calor y los gemidos de los presentes provocaban que su hombría se mojara aunque seguía sin prestarle atención solo para ver como seguía la actuación de los menores.
    El editor no pudo evitar el jadear un poco, pero estaba dispuesto a excitar al menor antes de comenzar a penetrarlo.

    - ¿Qué pasa.... Ritsu? -le jadeó el editor al oído- ¿ya me.... ahh quieres... adentro...?

    - C-CALLATE -espetó el mencionado sin poder contener su excitado ser.

    - ¿Qué dices....? Si hace poco hmm me exigías que entrara en ti...

    - Oye Takano-san... no preguntes lo evidente -hizo notar el mayor ante el juego del editor jefe.

    Takano miró al Usami, comunicándole con la mirada que lo único que quería era que el menor lo necesitara de la misma manera que él, y que lo admitiera.

    - Susúrrale mas cosas. -aconsejó el excitado novelista.

    - Ritsu... -susurró Takano a su oído- ... Estás muy mojado... Admítelo... Me quieres dentro...

    - C-cállate. -gimió el menor con la voz baja y casi suplicante por lo contrario, moviendo sus caderas para invitarlo a que hiciera lo que quisiera con él.

    - Onodera... mire. -dijo Akihiko señalando su propia hombría que delicadamente se masajeaba con sus frías manos, llamando la atención al menor para que el otro pudiese entrar en él.

    Aprovechando que se distrajo, Takano entró de una en el menor, viendo con lujuria como su pene entraba en Ritsu, y la cara que éste puso en esos momentos.

    - Ahhh.... Taka... no-san... -gimió el menor con el rostro de lado, observando con sus ojos al novelista masturbándose, todo eso incrementaba su calor corporal.

    Akihiko se acercó a gatas haca los presentes y colocó la cabeza del menor entre sus piernas con una sonrisa muy dulce y provocativa. Takano sonrió de lado y se relamió. Era demasiado apetecible ver al menor de esa forma. Comenzó con un vaivén intermedio y devoró sus pezones mientras su mano derecha apretaba y acariciaba el miembro del novato.

    - Ahmmm... por fa... -se quedó a medio camino porque su boca fue acallada por el miembro de Usami, su lengua lo iba enredando y se complacía por comerla con gusto.

    - Mucho... mejor... -sentenció Akihiko acariciando la cabellera de Ritsu y observando las acciones de Masamune.

    - Vaya hmmm sensei... parece que... encontró... una manera de callarlo ahhh -gimió Takano al sentirse atrapado y succionado por esas paredes.

    La entrada de Ritsu se iba contrayendo más y más, de tal forma que creyó que lo estaba haciendo a propósito. Estaba MUY caliente dentro del menor, demasiado, cada vez que entraba y salía sentía que se mareaba.

    - Es la mejor forma... aunque a veces hago otras cosas para callar a los ukes. -dijo provocativamente Akihiko, moviendo lentamente la boca del menor para que siguiera lamiendo su virilidad, impidiendo que saliera la voz de Ritsu.

    - Sensei... -se quejó Takano mientras se enterraba aún más en esas entrañas- no sea así.... Hmmm quiero... Quiero ahh... Oír su voz...

    Bajó su cara y comenzó a lamer y a morder el cuello, dejando marcas muy notables.

    - A mi... me gusta que... esté así... -dijo haciendo zampar toda su hombría en la boca del menor mientras que éste gemía ahogadamente con los ojos llenos de lágrimas.

    Takano gemía de forma ahogada, y por alguna razón estaba bastante sensible. Se sintió al límite de forma repentina.

    - Ritsu... -jadeó- no... No me aprietes tanto hmmm... relájate ahh un poco....

    El menor no podía cumplir con la orden, encerraba con sus piernas y sus entrañas la virilidad de Masamune, mientras lamía y se devoraba la otra hombría con placer.

    - Ritsu... b-basta... -gemía Takano. Ya estaba sintiendo unas pequeñas contracciones y espasmos, no faltaba mucho para que terminara y no ayudaba nada el que el menor lo siguiera succionando y apresando de esa forma.

    El menor no podía acatar el pedido, su cuerpo encendido era una llama inapagable, estrechaba aun más sus entrañas a ese sensible órgano mientras gemía y lamía la otra erección. Takano siguió moviéndose de forma un tanto frenética, sintiéndose casi al límite. Akihiko con todo el calor que sentía su ser y con las mejillas leventemente sonrosadas, emitió gemidos alterando los físicos de ambos jóvenes.

    El escritor con los ojos lujuriosos observó a los otros dos, su imperiosa mirada era un detonante de que el momento cumbre había llegado. Takano comenzó a apretar el miembro de Ritsu, sintiéndolo gotear. Los 3 estaban a punto de terminar y eso era obvio.

    Y el clímax fue un efecto cadena, el novelista comenzó a sentir espasmos y con la poca resistencia que poseía se corrió dentro de la boca de Ritsu, quien ante la impresión y sentir aquel cálido líquido, sus ojos verdes se abrieron y tan pronto como los había abierto los cerró porque su cuerpo no pudo soportar más. Terminó corriéndose entre los dos, esta vez manchando el rostro de Masamune y a su vez apresando en sus entrañas a la hombría de este último. Takano jadeó mientras se terminaba de correr en el interior de Ritsu. Se sujetó de la cadera del menor y escondió un poco su rostro en su pecho mientras temblaba levemente.

    - Mmm… Ta...kano... san... -llamó a duras penas Onodera.

    - Dime... Ritsu... -jadeó Takano mientras intentaba recuperar el aliento.

    - N-No... Más... por fa..vor... -siguió con la respiración entrecortada. -No puedo más...

    - Es... está... bien... -jadeó mientras lo besaba suavemente.

    Ritsu miraba al vacío, con esfuerzo lograba enfocar las caras de los dos. Ni siquiera tenía energía para corresponder como era debido al cálido beso de su seme

    -Takano-san... creo que fue mucho... para él. -observó el mayor, al semi desvanecido castaño.

    - Creo que... tiene razón... -dijo mientras sentía que la cabeza le daba vueltas.

    - Coincide que por hoy... ¿tuvimos mucha actividad y yo un gran material? -acotó divertido y cansado el plateado.

    - Creo que sí... sensei... Yo...

    La cabeza de Takano dio muchas vueltas. Sintió que sus ojos se iban cerrando contra su voluntad. Al final su cabeza cayó en los hombros de Ritsu, su cuerpo estaba completamente agotado y estaba bastante débil. Prácticamente se desmayó encima del menor.
    Ritsu se había quedado dormido un par de segundos antes que Masamune.

    - Los jóvenes de ahora.... -con una sonrisa de lado miró a los dos durmientes.

    Los arrastró a ambos a la cama del pelinegro, dejándolos en ella y cubriéndolos como es debido.

    - Duerman, ambos lo necesitan. -susurró sonriente el escritor.

    Luego regresó a la sala, recogió su ropa, regresó al cuarto, se bañó, y se vistió con su traje formal y de etiqueta. En eso suena su celular, (después de limpiarlo) contestó y una voz femenina taladró sus tímpanos, y este medio molesto respondió.

    - Ya cállate Aikawa, además no arruine mi inspiración -comentó con ese tono que ambos comprendían a que se referían- sí, sí... mañana le llevo ese manuscrito pero debemos hablar por la nueva saga BL.

    La editora pegó un grito al cielo, y preguntó cual era el título. Después de pensarlo un par de minutos, los ojos de Akihiko se desviaron hacia el par de editores que yacían prácticamente desmayados en la cama. Al verlos, una dulce sonrisa apareció en sus labios y se sentó al lado de ellos.

    - Sekai Hatsukoi -dijo, aun con esa dulce sonrisa.

    Al otro lado de la línea la voz de la mujer resonaba a todo dar avalando su idea y que para no la perdiese se pusiera escribir apenas llegara a la casa. Ambos adultos saldaron que los detalles los profundizarían al día siguiente.

    - Ah espere Aikawa-san me olvidé mencionarle los nombres de los protagonistas. -el reproche no se hizo esperar y conteniendo sus ganas de reír ya que no deseaba despertar a nadie del recinto susurró:

    - Los nombres de la pareja serán Oda Ritsu y Saga Masamune -comentó mientras acariciaba la cabellera de los editores durmientes- agregaremos a Akihiko de Jun'ai Romántica.

    Aikawa no podía estar más feliz de su escritor, tener una nueva tira de novelas BL fue un sueño hecho realidad, el escritor cortó la llamada mientras que la otra festejaba por lo que el otro escribiría sobre los futuros juegos de "Ritsu" y "Masamune".

    ********************************

    Han pasado un par de días, y aun Ritsu no podía mirar a Takano a la cara. Por su parte, el jefe aun no podía recuperarse lo suficiente. Estaba MUY cansado.
    Y nada mejoró con que cuando llegaron, Kisa y Mino estuvieran discutiendo sobre algo que parecía que Mino no quería mostrarle cierto libro rosado a Kisa.

    - ¿Qué rayos están haciendo? -dijo Takano algo molesto al verlos así

    Ambos editores se pusieron nerviosos ante la presencia del editor en jefe.

    - ¿¡Eh!? Takano-san... nada no h-haciemos nada. -respondió nervioso Kisa.

    - Buenos días Takano-san. -saludó con su sonrisa el enigmático editor.

    Mino intentaba ocultar un libro de lomo rosado y de brillantes letras. Ante los ojos de su malhumorado jefe, estas acciones lo sacaban de quicio.

    - ¿Qué es eso, Mino-san? -dijo Ritsu viendo el libro rosa que traía en la mano.

    - Nada en especial.

    - Vamos muéstremelo.

    - No.

    Ambos editores comenzaron a forcejear para obtener el libro.

    - ¡Suficiente! -dijo Takano quitándoles el libro- ¿qué es esto?

    Vio que era una nueva edición de Akikawa Yayoi. Una nueva saga, por lo visto, y se llamaba "Sekai Hatsukoi".
    Pero... El problema eran los personajes.
    Eran 3, y eran idénticos a Usami, a Onodera, y a él mismo.
    La editora de la sección Zaphiro había hecho presencia en el departamento doncella reclamando con su gélida voz lo siguiente:

    - Oigan ustedes, ¿no han visto una de las muestras de mis libros? -viendo de reojo a los presentes y en particular al editor en feje del sitio, notando a su vez que el susodicho objetivo reposaba en las manos de este. -¡Oe Takano, dame ese libro ahora! -dijo alterada la castaña editora jefa.

    Con una horrible mirada y una sonrisa psicópata, Takano miró a la mujer.

    - ¿Podrías dejármelo un rato...? Te lo devolveré luego de después...

    La mujer al escuchar tan extraña respuesta con el entrecejo fruncido respondió nada amable. -Más te vale que me lo regreses, o te despellejo en la próxima reunión.

    Dicho y hecho la mujer salió de la oficina dejando a los cinco editores de manga shojo a solas.

    - ¿Qué... demonios es... esto...? -dijo Takano mirando el libro.

    Lo abrió y comenzó a hojearlo solo para leer los nombres "Oda Ritsu" "Saga Masamune" y "Akihiko".
    Ritsu curioso se acercó un poco para leer la primera hoja que el otro, al ver su nombre sus ojos se desorbitaron y gritó:

    - ¡QUE DEMONIOS ES ESTO!

    Takano siguió avanzando las páginas solo para leer lo que había ocurrido exactamente aquella noche con el escritor. Además de que había varias escenas comprometedoras de ¡¡ellos mismos!!
    Los demás miraron extrañados la reacción de sus compañeros, por qué les molestaba un libro que casualmente tenia sus nombres de pila.

    -Eh Takano-san... Rit-chan... ¿tiene algo de malo ese libro? -aventuró Shouta tímidamente.

    Los colores de Onodera iba disminuyendo a medida que Takano cambiaba de página. Lo que más lo puso de nervios fueron los explícitos dibujos de ellos tres.
    Takano comenzó a apretar el libro, viendo prácticamente fotos suyas en ese libro.

    - Ese imbécil... -dijo Takano mientras su coraje aumentaba.

    Un pensamiento asesino agolpó en la mente del novato y lo exteriorizó.

    -Lo mataré....

    - Juro que lo destriparé -dijo Takano.

    -Lo enviaré al infierno. -maldijo Ritsu.

    Mino sonrió como siempre.

    - No se conviertan en asesinos, será inútil. Ya se imprimieron más de 50, 000 copias y se están distribuyendo -era obvio que ya sabía la razón por la cual estaban tan enfadados.

    Takano sintió que su ira iba en aumento. ¡Cómo se atrevía! Lo iba a matar eso era seguro...

    -Takano-san me permite ir al departamento de literatura para decirle un par de cosas a Usami-sensei? Como su antiguo editor deseo expresarle mis felicitaciones por su última premiación. -habló calmadamente Onodera pero con una oscura aura recorriendo toda su delgada figura.

    - No se preocupe Onodera, yo también le acompaño, después de todo tengo que presentarle mis respetos -dijo Takano de la misma forma.

    - De acuerdo vámonos Takano-san. -finalizó la charla el menor con una cándida sonrisa aunque sus ojos fríos como el hielo no acompañaban.

    Ambos avanzaron de la misma forma al departamento y encontraron a Akihiko, solo que cuando llegaron había muchas personas felicitándolo.

    -Usami-sensei de verdad es el mejor, me siento feliz por ser su editora aunque lamento que siempre se retrase con el manuscrito. -habló una muchacha pelirroja, al lado del novelista.

    Entre ellos, un chico castaño de ojos verdes era el que parecía muy feliz. Y por lo visto, era muy cercano al escritor.

    -Usagi-san, muchas felicidades debo reconocer que es un excelente libro y me siento feliz que todos te reconozcan. ¿A dónde iremos a celebrar? -dijo el castaño de ojos verdes sin ninguna mala intención.

    Takano y Ritsu se quedaron paralizados ante las palabras del ojiverde. Poniendo más atención, el novelista miraba a ese chico de manera especial...

    - ¿Quién es ese chico...? -dijo Takano extrañado.

    - Misaki, la única opinión y reconocimiento que me interesa es la tuya, ¿que tal si vamos a seguir la "celebración" en casa? -preguntó dando una entonación especial a esa palabra con lo que el pobre castaño se sonrojó de manera automática.

    - Oh Takano, buenos días. -saludó Ryuichirou jovialmente, llegando en el momento cuando el otro manifestaba su pregunta. -Ese niño entró hace nada a Marukawa, trabaja en la división Zappun y por cierto vive con Akihiko, se llama Takahashi Misaki.

    - ¿Vive con él? -dijo Takano extrañado -oh, creo que tengo una idea... -murmuró sonriendo malévolamente.

    -Yo también... -aventuro el novato por lo bajo.

    - Sí vive con él. -respondió feliz Isaka. -Es mas ni te fijes mucho en él porque es el chico especial de Akihiko.

    - ¿El chico....? Oh, comprendo -dijo Takano sonriendo- bien Isaka-san, ¿cree que nosotros podríamos acercarnos a felicitar al sensei?

    -Pues claro, este día es memorable para Marukawa. -resopló orgullosamente el director ejecutivo.

    - Bien -dijo Takano mientras se acercaba al novelista.

    -Oe Akihiko mira quienes han venido a saludarte. -comentó Isaka abriéndose paso entre la multitud.

    - Sensei, felicidades -dijo Takano apenas llegó.

    -Usami-san muchas felicidades. -coreó Ritsu atrás de su jefe.

    -Oh, son ustedes, gracias. -respondió alegre el novelista.

    - Por cierto, acabamos de ver su nueva novela... he de decir que los personajes son muy... curiosos -dijo el editor en jefe mientras desprendía una pequeña aura.

    - Usagi-san... -llamó Misaki al ver notar la extraña aura que emanaban de los editores. Además, ¿desde cuando sonreía de esa forma a personas desconocidas? - ¿Quienes son ellos?

    Al ver a Misaki, Takano sonrió.

    - Soy Takano Masamune, editor en jefe del departamento Emerald. Mucho gusto.

    - Mucho gusto, soy Onodera Ritsu, editor del departamento Emerald. -saludó cordialmente a su contraparte.

    -Un placer mi nombre es Takahashi Misaki y soy aprendiz de editor. -saludó cortésmente el menor.

    - ¿Aprendiz de editor? Qué curioso, Onodera también -dijo el mayor sonriendo- ¿estás en manga o literatura?

    -En la división de manga shonen. -respondió con felicidad Misaki.

    - Oh, shonen, yo también trabajé en esa rama por algún tiempo -dijo el pelinegro- si tienes alguna duda o quieres un consejo no dudes en acudir a mi.

    -Claro que sí, muchas gracias Takano-san.

    - En caso de que no me encuentres, puedes acudir a Onodera. Él es muy buen editor y devoto en su trabajo -dijo mirando al mencionado de reojo.

    - Misaki creo que debes irte. -cortó por lo seco Akihiko, aventurando las intenciones del editor mayor.

    Takano no pudo evitar el mirar maliciosamente al escritor.

    - ¿Te han dicho que eres muy lindo? Deberías aceptar ser el modelo de una de nuestras mangakas...

    - ¿¡Eh!?... ¿yo? -sonrojándose Misaki.

    - Sí, serías un modelo ideal -dijo con una gran sonrisa y acariciando el cabello del menor, consiente de que el escritor lo miraba de manera fulminante.

    - Misaki nos vamos. -anunció cortante Akihiko.

    - ¿Qué pasa, sensei? ¿por qué no puede compartirlo un poco? -sonrió dando doble sentido a sus palabras.

    -Nada de eso, además no tengo por qué compartir algo que ya de por si me pertenece. -respondió confiado el novelista.

    - ¿Pero qué dice? -dijo fingiendo ofensa- recuerde que yo ya compartí con usted algo que por derecho es mío -miró disimuladamente a Ritsu.

    - Takano-san... que poca discreción... ¿y quién dijo que yo era suyo? -acotó molesto Ritsu.

    - Porque yo digo -dijo Takano como si nada.

    -Takano-san... ni sueñe que lo comparta, eso ni en mil años sucederá en esta vida. -declaró Akihiko.

    - Como sea, es una lástima que se vayan… Pero siempre estoy disponible -sonrió el editor mayor.

    - Yo trabajo todos los días, si tengo dudas les preguntaré. -comentó Misaki alegremente, ajeno a todo ajetreo aunque sabiendo más o menos a que se referían esos dos.

    - Bien Takahashi-kun, espero vernos más seguido -dijo Takano.

    -Espero que así sea Takano-san, Onodera-san. -saludó con una linda sonrisa el mencionado.

    Takano miró maliciosamente al escritor mientras sonreía. Usami taladró con los ojos a los otros dos, claramente en pie de guerra.

    - Eh... Usagi-san, ¿nos vamos? -llamó el menor un tanto cansado de tener que esperarlo, si tanto quería irse de aquel lugar.

    -Sí... nos vamos... -siguió Akihiko.

    - Que le vaya bien, sensei. Si necesita más inspiración, puede buscarnos en cualquier momento -dijo Takano aun con su sonrisa cínica.

    - ¡Takano-san yo no pienso ayudar en eso de nuevo!-vociferó Ritsu. -Y Usami-san no perdono del todo lo que hizo.

    - No haga caso a Onodera, sensei. Usted y yo sabemos muy bien lo que piensa en verdad.

    - Usagi-san, ¿a qué se referían con que podías buscarlos cuando no tuvieses inspiración? -preguntó por lo bajo Misaki.

    -Eso te lo responderé después Misaki, y Takano-san, no se preocupe que entiendo y créame que habrá otra sesión... quizás muy pronto.

    Esa frase dejó de piedra a Ritsu, y rojo les espetó a los dos.

    - No cuenten conmigo, idiotas. -ladró perdiendo la compostura.

    - Sí, sí, tú y yo sabemos que volverá a ocurrir Onodera... solo espero que su lindo acompañante también participe esta vez -sonrió el mayor.

    Ambos editores comenzaron a alejarse MUY lentamente.

    -Usami-sensei... ¿que se supone que hizo? -cuestionó el menor de ojos verdes.

    - Nada realmente -dijo Akihiko- solo conseguir inspiración.

    - ¿Qué clase de inspiración? -aventuró Misaki no queriendo saber la respuesta y acuchillando con la mirada al escritor.

    - ¿Por qué no le preguntas al sensei con más detalle? -dijo Takano mirando a Misaki para dar media vuelta y llevarse a Ritsu a rastras- nos vamos, Onodera. Hasta luego, sensei.

    - T-Takano-san espera... nos vemos Takahashi-kun, ¡sensei no cuente conmigo! -ladró a duras penas Ritsu, siendo arrastrado por el otro.

    Takano no podía evitar el reír. Sabía que el sensei estaría en problemas y muy probablemente se quedaría un mes sin sexo y un mes de dormir en el sofá, pero era su venganza por lo del libro.
    Pero era cierto lo que había dicho acerca de la inspiración y de Misaki.

    - Onodera, ¿no crees que sería divertido repetirlo, pero esta vez con ese chico? -dijo el mayor cínicamente- estoy seguro de que sería más divertido...

    -¡Takano-san por dios! ¡Que cosas se le ocurren! -dijo molesto Ritsu pero en el fondo pensó que no sería una mala idea, ese chico parecía su gemelo y al igual que él tenía una relación con el novelista. Si ese tipo creía que se saldría con la suya... ja que equivocado estaba, eso lo afirmó a los 26 años el editor novato.


    En el otro sector, la pelirroja se acercaba a los románticos gritando toda emocionada y mostrando un libro rosado.

    - Usagi-san... no me respondas... me voy -dijo molesto Misaki, sabiendo lo que posiblemente hizo Akihiko, en ese momento vino a la corridas Aikawa-san con un libro rosado en sus manos.

    - ¡Usami-sensei! ¡Lo van a reimprimir fue un éxito!

    Takano, no muy lejos, veía maliciosamente lo que ocurría. Ah, dulce venganza...
    Misaki vio la portada de éste y sus colores de la cara cambiaron en un segundo a un tono rojo carmín. La portada era de tres jovenes parecidos a los editores y al escritor bajo el título "Sekai Hatsukoi", era todo lo que necesitaba para entender lo que había ocurrido.

    - ¡ESTÚPIDO USAGI! ¡LO HICISTE DE NUEVO, MALDITO BASTARDO! ¡VETE AL INFIERNO! ¡PIERDETE! -ladró a los cuatro vientos el pequeño castaño, corriendo hacia al ascensor rojo de la pena.

    Esos gritos llegaron a los oídos de los editores, y una sonrisa atravesó por los rostros de Ritsu y Masamune.

    - Sí... la venganza tiene un sabor dulce y... es muy romántica de alguna manera -pensaron al unísono los editores.

    Con una declaración de guerra de por medio y un enojo por difamación fue todo lo que se necesitó para abrir una nueva jornada en la bulliciosa y trabajadora compañía Marukawa Shoten.





    ************************************************************

    En el departamento Esmeralda, Takano y Ritsu aun reían por los efectos de su venganza.

    - Eso le enseñará a no usar nombres y perfiles de personas conocidas -dijo Takano a Ritsu con una sonrisa.

    - Ojalá así sea Takano-san... -dijo el joven mientras pegaba unos diálogos- aunque algo me dice que el contrataque será peor...

    - Hmm eso esperemos -sonrió Takano a Ritsu.


    ******************************************************************





    DIOSSSSSS CONSPIROOO NO LLEGAMOS A LAS 100 TTWTT en fin espero que les halla gustado XD

    ESO SI DEJEN ALGUN COMENT CON SENSEI NOS MATAMOS CON GRANADAS PARA HACERLO XDDD

    eso si... no se porque estos chicos se nos revelaron ¬¬ es algo que tendremos que controlar para la proxima vez¬¬

    Akihiko: a mi nadie me controla¬¬

    Yo: callate conejo porque quieras o no estas bajo nuestra a merced asi que calladito vuelva al paredon ¬¬



    bueno... sin mas que decir sensei y yo volvemos al matadero XD para elegir a los proximos, por favor si tienen sugerencias somos abiertas a escuchar XD



    Porque cuando la lujuria manda, el sentido común desaparece.







    Van Phantomhive & Son Yamuri~




    PD: LAMENTO LA CANTIDAD DE MENSAJES LA PAG NO SOPORTA LA CARGA DE CARACTERES PERVERSOS Y LARGOOOOOSSSS

    XDDDD

    PD:2 si el posteo me sale bien a la primera pues veran que maña me di con el paint

    AHORA SI ADYUUUU XDD
  10. .
    LARIHOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO HEMOS VUELTOOOO >:DDDDDD

    primero momento de seriedad: gracias por lo coments a Mari y Melyoan-san, somos felices XDDD

    como sabran estamos en momentos donde la inspi se nos desvive por escribir este fic, aunque eso conlleva a que por alguna extraña razón no salgan como es debido las contis de nuestros fics XP en fin, intentaré meter pila con mi foc de ¿Mi primer amor puro e inocente? y Yamuri-sensei con los suyos :D

    Ahora si, basta de mucha chachara y pasemos a los hechos que para eso estamos reunidos aqui herman@s

    LADIES AND GENTLEMEN WELCOME TO WHITE LUST XDDDDD

    3...

    2...

    1...

    ACTION XDDD



    Chapter 4: Sekai Hatsukoi


    Takano Masamune, editor en jefe del departamento de manga shojo Esmeralda, se encontraba trabajando en las correcciones de un nuevo manga cuando es llamado por Isaka, el jefe de la editorial.

    - Heyyy Takano, quiero que vengas conmigo -dijo el presidente sonriendo.

    - ¿Es urgente Isaka-san? -dijo Takano sin levantar su vista- estoy muy ocupado.

    - Solo quiero que le hagas compañía a un escritor -dijo Isaka.

    - ¿Compañía? ¿A un escritor?

    - Bien, mejor dicho quiero que lo cuides. La reunión se retrasará un par de horas, y la verdad es que temo que pueda escapar.

    - ¿Y porqué yo? ¿No ve que estoy demasiado ocupado?

    - Porque eres inteligente y de seguro encontrarás una manera de entretenerlo.

    - ¿Y si me niego?

    - Pierdes tu empleo -dijo Isaka con su sonrisa de siempre.

    Frustrado debido a que tenía que dejar su trabajo de lado, Takano se vio obligado a seguir a Isaka para hacerle compañía a un escritor durante 3 horas.

    Bien, era escritor y él amaba la literatura. De algo podrían hablar....

    En algún otro lado de la ciudad un hombre de 33 años caminaba enfurruñado hacia el último lugar que desearía estar sobre la faz de la tierra: la muy prestigiosa Marukawa Shoten.

    Con un humor de perros, se presentó en la recepción, la joven que atendía se le quedó viendo embelesada y le dijo que fuera a la sala donde había quedado con el Director Ejecutivo, Isaka Ryuuichiro. Al llegar al lugar en cuestión y notar que no había ni un alma en él, bufó molesto a sabiendas que ese hermoso tiempo perdido lo podría invertir en amar desenfrenadamente a su amado inquilino.

    - Ese idiota de Isaka... ¿donde rayos esta? -preguntó el novelista Usami Akihiko.

    Justo en esos momentos la puerta se abrió de un golpe.

    - ¡Usami-sensei! -era Isaka- ¡¡veo que has llegado!! ¡me alegro!

    Isaka vio la mirada de odio que le lanzó el mayor.

    - Vamos, vamos, no te preocupes, pronto saldrás de aquí. Verás, la junta se retrasará solo un poco, pero te traje compañía.

    -¿¡Como que se retrasara!? ¡¿Me estas tomando el pelo o qué!? -dijo el novelista furioso y haciendo un amague de irse de aquél sitio.

    Isaka lo volvió a sentar.

    - Verás, uno de los empresarios tuvo un problema con el avión, el cual tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia. Tú te quedarás aquí, y te traje compañía.

    Fuera del lugar, Takano suspiraba. En verdad que quería terminar su trabajo para poder seducir a Onodera...

    - Asi que Usami-sensei -continuó Isaka- deje le presento a su compañía...

    - "¿Compañia?" -pensó el novelista, escuchando la perorata del Isaka.

    - Es el editor en jefe del departamento de manga Shojo, alguien en verdad brillante, ¡levantó la revista en tan solo un año!

    - "¿Manga shoujo? ¿y eso que tiene que ver conmigo?" -se siguió cuestionando mentalmente.

    - Takano-san, pasa por favor.

    En eso, Takano entró, intentando poner buena cara para que no se notara su molestia.

    - Mira, él es Takano Masamune -dijo Isaka- Takano, él es Usami Akihiko, el novelista número 1 de la sección de literatura

    Con toda la educación y el semblante que era capaz de reunir tendió su mano para saludar al recién ingresado.

    -Un placer conocerlo Takano-san, soy Usami Akihiko.

    Takano se sorprendió. ¿Usami Akihiko? ¡¿En serio?! Estrechó la mano de Akihiko. Sabía que el escritor era guapo, pero...

    - El gusto es mío, Usami-sensei -dijo Takano- en verdad es un placer. Yo leo sus libros desde su debut.

    Ambos hombres se estudiaron por unos momentos, mirada aguda y penetrante, buena apariencia, bien educado, bastante bien para ser editor de una sección donde era dedicado para las chicas

    - Gracias, me alegro que le gusten mis libros. -dijo Akihiko con una amable sonrisa- me parece curioso que trabaje en el departamento de Manga Shojo, quien lo viera no pensaría en ello.

    - Bien, entonces los dejo -dijo Isaka para salir rápidamente del lugar.

    - ¿Usted cree? –dijo Takano sonriendo- en realidad, antes trabajaba en manga shonen.

    No puso mucha atención a la salida de Isaka, pues estaba más interesado estudiando a su ídolo. El escritor tampoco se percató de la ausencia de Ryuichirou, prefirió continuar hablando con el editor.

    - Ah, ¿y cómo terminó en manga shojo? -preguntó curioso.

    - Cuando salí de otra editorial y entré a Marukawa –dijo Takano invitando a Akihiko a sentarse- por alguna razón nuestro editor jefe decidió ponerme en manga shojo, no sé porque, asi que no me quedó de otra.

    -Entiendo. -dijo Akihiko recordando como Isaka también había influido en su lanzamiento-¿es difícil editar manga? -siguió cuestionando.

    - No realmente -dijo Takano aún examinando al escritor- lo único problemático son los autores, por culpa de ellos siempre estamos al borde del colapso y a punto de ser asesinados por los de la editorial.

    Takano se puso a tomar algo de agua.

    - Ellos se tardan tanto, no les importa tardarse y atrasar nuestro preciado trabajo

    En ese lapso, Akihiko también refrescó sus labios meditando la siguiente pregunta, aunque en el fondo parte de la repuesta le hizo recordar a su alocada editora, Aikawa Eri.

    -Creo entender eso. -dijo ironicamente -Aunque también presionan demasiado.

    - ¿Presionar? Dos semanas antes de la fecha límite está bien, pero no tener el trabajo terminado a 2 días de la fecha tope, ¿cómo no presionar?

    - A mí me presionan desde el principio. -comentó desganado y mirando al otro lado con un aura lúgubre.

    - ¿Ah si? ¿No será porque se tarda mucho en terminar, sensei?

    Takano miró divertido al escritor. Si mal no recordaba, Aikawa era su editora, y siempre se quejaba de su escritor.

    - No tardo mucho, lo puedo terminar en dos días si quiero. -dijo confianzudamente, pero siendo tan conocido como es, esa frase quedó fuera de lugar y tomada como una broma.

    Takano no pudo evitar reír.

    - En verdad le admiro, sensei. He seguido sus trabajos desde que yo tenía 15 años. Siempre compraba la revista donde salían sus escritos de primera mano.

    - ¿Desde que tenias 15 años? Eso significa que yo estaba terminando el instituto cuando eso pasó. -dijo sorprendido ante la declaración del editor.

    - Entonces eso significa que debemos rondar la misma edad, ¿no?

    Takano sacó un paquete de cigarrillos dispuesto a fumar, pero se detuvo. ¿Que tal si el escritor no fumaba...?

    Al ver el amague fallido, Usami sonrió y comentó lo que el editor pensaba.

    - Yo también fumo, asi que no se preocupe Takano-san.

    - En ese caso, ¿desea uno? Me sentiría muy honrado

    Mientras hacía la oferta, los ojos de Takano no pudieron evitar el desviarse hacia el cuello del escritor, y luego hacia ese pecho cubierto por... Cerró los ojos y sacudió un poco la cabeza.

    - Claro que los acepto. -dijo amable sin notar el minucioso estudio sobre su físico.

    Takano ofreció los cigarrillos y él mismo prendió el de Akihiko. Mientras lo hacía, no pudo evitar el examinar de cerca esa piel que parecía tan blanca...

    Sacudió un poco su cabeza, intentando quitarse esas raras ideas de su mente.

    El novelista aceptó de buen grado el cigarrillo ofrecido por el editor, en eso repara algunas pequeñas y casi invisibles cortaduras en sus manos, quizás se debía por los cutters que utilizaba en el proceso de edición.

    Sin embargo, las manos del hombre eran suaves y cálidas... ese pensamiento lo sorprendió, ¿desde cuándo él, Usami Akihiko se fijaba en esos insignificantes detalles de otra persona?

    - Gracias. -dijo simplemente aceptando la colilla mientras se reprochaba por tales pensamientos.

    - Dígame sensei, ¿usted ha tenido trato con el escritor Sumi?

    Takano se molestó cuando se dio cuenta de que estaba examinando de más al escritor. Miró ese cabello plateado: se imaginó como sería el tocarlo... como sería el reflejarse en esos ojos lilas, cómo sería el escuchar esa voz de otra forma... cerró los ojos y respiró hondo. No podía, no podía...

    Ese nombre lo puso de malhumor al instante pero con el buen disimulo que lo caracterizaba, aunque con el odio que eso implicaba ya que recordar ese nombre lo asociaba inevitablemente al sempai de su adorado castaño le respondió al editor en jefe:

    - Si conocí a Sumi-sensei, él fue uno de los jueces en mi nominación al premio Kikukawa. Pero sólo eso, y nada más... mmm ¿puedo preguntarle algo?

    - Oh, ya veo -dijo Takano mientras sus ojos se desviaban ligeramente hacia los labios del escritor

    - ¿Conoce a Ijuuin Kyou-sensei, el creador de ese manga, The Kan? -dijo mirando las facciones del moreno con una mirada inquisidora y calculadora.

    - Claro que sí -dijo Takano poniendo la ceniza en un cenizero- trabajé con él un tiempo, ¿porqué lo pregunta?

    - Por nada en particular. ¿O usted se siente un poco molesto por mi ultima pregunta Takano-san? -siguió cuestionando el novelista como si nada.

    - Claro que no sensei, puede preguntarme lo que quiera

    - ¿Y esa persona, suele ser... como decirlo... acosadora de sus fans?

    - ¿Acosadora? -dijo Takano sorprendiéndose un poco- pues... ¿Cómo le explico? Ijuuin-sensei es amable con sus admiradores... He escuchado que incluso invitó a uno de ellos a su departamento a comer...

    -Invitar a alguien... Misaki no me dijo nada. -dijo susurrando con cara enfurruñada.- Perdone mis preguntas Takano-san, cuénteme algo de usted.

    Takano sonrió de manera algo nerviosa.

    - La verdad no hay mucho que decir sobre mi.

    Miró intensamente al escritor.

    - Soy un simple editor que disfruta su trabajo a pesar de todo, y disfruto mucho la literatura.

    - Usted me dijo que conoce todo mis libros... entonces... ¿conoce a Akikawa Yaoi?

    Takano sonrió.

    - He tenido el placer de leerlos. A pesar de que no soy un fan del género, disfruto de su literatura.

    - Entonces sabrá que yo soy Akikawa Yayoi, ¿no? -dijo suspicazmente el novelista.

    Takano rió.

    - Lo sospechaba. Su estilo de escribir y el de Akikawa Yayoi eran muy parecidos, solo que Aikawa-san se negaba a decir una palabra sobre el tema. Ahora veo que es cierto.

    - Jaja me imagino el por qué... y usted que me dice, ¿soy malo relatando historias Boy's Love?

    - Claro que no. Es bastante hábil... Casi podría decir que lo que escribe se basa en su experiencia propia...

    - Si la prensa se enterará no me dejarían en paz. -dijo sinceramente el escritor, depositando en el cenicero la colilla.

    Takano se sorprendió.

    - ¿Eh? ¿Entonces así es? -dijo Takano.

    -Sí, es la verdad... es que... ¿no creía que podía hacer todas esos "juegos"? -preguntó con un dejo de perversidad en la voz.

    - Oh ya veo -dijo Takano con el mismo tono- pero, sensei, si me permite decirlo, creo que hay algo de injusticia en sus libros.

    Los ojos de Takano se volvieron a desviar al cuello del Akihiko, luego a sus labios...

    -¿A qué se refiere Takano-san? -dijo Akihiko notando como los ojos del moreno se paseaban por su fisonomía.

    - El seme es siempre el que manda en la relación, ¿no cree que es hora de que esta vez... el Uke sea quien tome el control?

    -Créame que siempre fantaseo con ello y rara vez lo he escrito pero... Misaki es tan vergonzoso que jamás lo haría. Aunque esa pregunta quizás se podría adjudicarla a usted mismo -dijo inteligentemente.

    - No lo creo -dijo Takano- aunque tengo que admitir que yo soy seme, nunca he sido uke.

    - No me diga... no lo sabía, bueno es momento de probar que tan buen uke sería no cree. -dijo Akihiko malvadamente, observando los ojos avellana del menor.

    - ¿En serio? -dijo Takano con una sonrisa malvada- mejor dicho, es buena oportunidad de que usted experimente en carne propia lo que es ser Uke, ¿no lo cree, sensei?

    - ¿No será al revés Takano-san?... Es un buen momento de probar su calidad de uke. -dijo mientras se acercaba al editor para quedar de frente y colocando una mano en la virilidad del menor.

    Pero el editor ni se inmutó. Sonriendo, metió su mano en el pantalón del escritor y apretó su miembro.

    - ¿No cree que será lo contrario, sensei? Si yo veo que usted tiene madera de uke...

    - Opino lo mismo, Takano-san. -dijo con la misma descarades Usami, comenzando a masajear el órgano del editor, omitiendo que éste tenía entre sus manos su propia hombría.

    Takano sonrió descaradamente y comenzó a masajear el miembro del mayor y lo acorraló en la mesa.

    - Takano-san... no lo logrará. -dijo invirtiendo los roles, y lo beso, probando esos desconocidos labios. Su perversidad y orgullo no permitían que lo ukearan, no ahora.

    Takano correspondió al beso y se dio media vuelta, dejando a Akihiko debajo de él, pegado sobre la pared, entrometiendo su mano aun más en el pantalón. Él tampoco se iba a dejar.

    Usami con toda la fuerza del mundo jugó con la lengua del editor, enroscándola, lamiendo cada rincón de la cavidad y de las paredes gustativas, continuando de igual manera y forma con su excelente labor, acariciando, masturbando todo la extensión de la hombría del muchacho rotando su cuerpo una vez más, y quedando él arriba del otro.

    Takano luchaba junto al mayor por el control del beso. Comenzó a acariciar suavemente la punta del miembro del mayor para luego bajar. Volvió a rodar y tiró a Akihiko al suelo y se subió encima de él, desabrochándole la camisa.

    Akihiko forcejeó de igual manera, rotando nuevamente su cuerpo, realizando la misma acción. La falta de aire se hizo presente y liberándose del beso, rápidamente y sin dar oportunidad al editor, engulló con sus labios el suculento y promitente miembro de Masamune.

    Takano estuvo a punto de soltar un gemido pero lo reprimió. Pateó al mayor, haciéndolo quedar sentado, y sin darle tiempo, le abrió el pantalón y mordió suavemente su miembro.

    El novelista sorprendido ante eso, aguantó sus ganas de jadear... si el joven quería jugar con fuego, con Usami Akihiko, con él se quemarían. Como pudo introdujo dos de sus dedos en la entrada del menor y pervertidamente dijo:

    - Takano-san... hace... buen trabajo... como uke.

    Herido en su orgullo, Takano dio un codazo quitando la mano del mayor de su entrada y luego atrapó las manos de Akihiko encima de su cabeza.

    - Eso está mal, sensei... No debe hacer eso...

    Takano comenzó a morder los labios de Akihiko, haciendo que incluso sangren un poco.

    - "Mire quien lo dice" -pensó el novelista, forcejeando con el chico, teniendo en cuenta la contextura de sus cuerpos y fuerza, logró milagrosamente invertir las posiciones con un rodillazo en el estómago.

    Con una aura por de más amenazante, sujetó los brazos de Takano, y de un golpe introdujo en la entrada de este su celular.

    - Chico... atrevido... ahora verás.

    Con algunas tecleadas rápidas la dejó en tono vibrador, y este comenzó a perturbar la estrecha entrada del moreno. Mientras con su lengua lamía a diestra y siniestra los pezones de este.

    Takano soltó un gemido y comenzó a patalear, hasta que con su rodilla le dio en la barbilla.

    - Chico... atrevido... -dijo ensartando más profundo el aparato telefónico en la entrada de este volviendo al ataque.

    Takano soltó un gemido y volvió a darle con la rodilla a Akihiko y se lo quitó de encima. Se sacó el celular y bajó los pantalones del mayor y metió su miembro penetrándolo completamente.

    Le quitó la corbata a Akihiko y con ella, como pudo amarró las manos del mayor.

    El escritor gimió por la repentina intromisión, con el cuerpo atado y casi sometido totalmente dejó que el otro lo embistiera y entre jadeos dijo:

    - Eres... bueno...

    Con su mano derecha, Takano sujetaba fuertemente las manos de Akihiko por encima de su cabeza. Con la izquierda, se dedicó a pellizcar los pezones del mayor y con su boca se puso a lamer y morder el cuello del escritor.

    El escritor solo podía sentir todo eso y más pero con todo el orgullo de seme y de una persona que siempre se dedicó a escribir cada palabra de fantasía sexual con Misaki no se permitiría gemir como es debido.

    Se mordía los labios pero mantenía su ojos violetas clavados en las orbes avellanas que lo miraban con la misma intensidad. Al ver esto, Takano dejó los pezones del escritor y metió un par de dedos a su boca, abriéndola y asegurándose de no tocar los dientes... Por si acaso.

    - Sensei... está muy estrecho... ¿Lo... ve? Tiene... Madera de Uke...

    Akihiko solo podía jadear, ya que el editor hacía un buen trabajo pero al escuchar semejante comentario de que tenía madera de uke, eso simplemente lo descolocó, por lo que mordió los dedos del editor mientras decía entrecortadamente.

    - Ja... ya veremos... después... quien tiene... madera de uke.

    Al sentir su dedo ser mordido, Takano lo retiró y penetró al mayor con más fuerza aun siendo para nada gentil, y bajó su cara y comenzó a morderle fuertemente los pezones.

    - Hmmm... se nota... que serás... buen uke. -dijo conteniendo un gemido, el novelista comenzó a morderle y lamerle el oído, ruborizando de esta manera al editor.

    - El que está abajo... no tiene derecho... a opinar nada... ¿No es la fi... filosofía que.... usted ha estado siguiendo..... mmm sensei?

    Cuando terminó de hablar Takano dio una fuerte embestida, sintiendo que entraba por completo en ese cuerpo desconocido.

    - HMMMMNN... es una... fantasía... mezclada con... afición -jadeó Usami intentando de las mil maneras y modos posibles no gemir ante el moreno.

    Takano se siguió moviendo dentro del escritor, sintiendo que esas entrañas asfixiaban su miembro. Se siguió moviendo de manera rápida y brusca, y su mano se aventuró hacia el glande de Akihiko. Con su dedo índice comenzó a recorrer la punta, centrando su yema en el orificio, acariciándolo y rodeándolo, como si de alguna manera deseara meterlo ahí.

    - Ammm... -jadeó el novelista tapándose la boca con una de sus manos, las pequeñas lágrimas de placer se empezaron a manifestar en sus violáceos ojos, acompañados con un suave tono rosado. Para bien o para mal, el chico sabía hacer un buen trabajo. - Estas... demasiado... caliente, Takano-san...

    - Sensei... Usted está... Demasiado... Estrecho -jadeó Takano

    Puso su cabeza a un lado de la del mayor y comenzó a morder y a lamer su oreja, como si de un dulce se tratara. La soltaba por unos segundos y dejaba caer su aliento caliente antes de continuar.

    El choque de ambos alientos, el olor a tabaco, las miradas penetrantes enfrentándose unas con otras... era simplemente perfecto, una escena BL exacta hasta el último detalle.

    Akihiko se movió varias veces, empujando sus caderas contra el miembro de Masamune, deseaba, anhelaba sentir todas las estocadas lo más profundamente que pudiera ya que la sensación era una que jamás su inquilino le proporcionaría.

    El ser tomado con pasión desenfrenada...

    -Taka... no-saan... más...

    Decidido a mostrar su valor como Seme, Takano tomó ambas manos del mayor, las juntó aún más e hizo el nudo de la corbata mucho más firme, cuidando de no lastimarlo. Una vez terminó su trabajo, con su mano izquierda sujetó las del escritor, mostrándole de esa manera que en esos momentos estaba a SU merced. Su mano derecha seguía en el glande del mayor.

    Al sentir el aliento de Akihiko tan cerca, el editor no pudo evitar el caer ante la tentación y lo besó de manera furiosa, por lo que comenzó una batalla por el control del beso.


    "Este mocoso no sabe casi nada" pensó Akihiko notando como estaba completamente dominado por las fauces del moreno. Dichas divagaciones fueron interrumpidas por el hambriento beso que este le proporcionaba. "Al menos besa bien" -pensó divertido mientras jugaba con la lengua del menor, moviéndose despacio para frotar con sus entrañas las erecciones que ambos tenían, aunque la de él estaba bajo las manos contrarias sus suaves movimientos le generan el placer que deseaba sentir.
    Takano no pudo evitar el ahogar un gemido entre sus bocas.

    Cierto que el hacérselo rápidamente le excitaba de sobremanera, pero el hacerlo de esa forma tan lenta.... Pareciera que el cuerpo del mayor le estaba no pidiendo, sino exigiendo, su semen que poco a poco se iba acumulando.

    Pero no se lo iba a permitir. No se iba a correr primero que el mayor.
    Aunque iba a ser un poco difícil... Las entrañas del escritor succionaban su miembro de manera deliciosa...

    - Mmm... Pervertido... mnnn... -susurró cuando finalmente se separaron después de un largo rato entre besucones. El novelista lo apretó más en su interior, impidiendo que el miembro del chico saliera con facilidad y con una mirada sumamente seductora, lamió y marcó el cuello de su, por el momento, seme.

    Con esos juegos se movía lentamente y sensualmente que la erección del editor crecía a velocidades impensadas, ya que era un uke por lo menos iba a hacer que se viniera, y qué mejor modo si no es con un juego de seducción. Por algo era el escritor Akikawa Yayoi, ¿verdad?

    Takano de inmediato se dio cuenta de que, a pesar de ser el seme, estaba en desventaja contra el mayor. Se fue dando cuenta de que tras cada embestida, se le iba dificultando sacar su miembro.

    Dejó el miembro de Akihiko y con su mano libre comenzó a arañar suavemente el abdomen y vientre del mayor, haciendo presión en algunos sitios donde la piel era más delgada. De improviso, volteó al escritor y lo dejó boca abajo, mientras se deleitaba con la imagen que tenía frente a él.

    Mientras lo seguía penetrando de esa manera, comenzó a apretar y arañar su trasero. Se inclinó y comenzó a morder su nuca, mientras sus manos seguían jugueteando con su trasero.

    - Sensei... En verdad... Es tan.... Hmm delicioso...

    - G-Gra-ciaaass... por... el cum.. plido... -continuando con los movimientos seductores y miradas llenas de sensualidad latente - Mmmnnn.... te quieres... venir... por... eso lo... h-hiciste... -dijo divertido Akihiko, apresando y estrechando su entrada nuevamente.

    El editor sentía que se mareaba ante tanto placer. Pero ¡no! No lo iba a permitir.

    -Muevete... mas... Masamune-kun. -con un tono muy lindo y provocativo, clavándole sus orbes violetas que tenían unas lágrimas de placer en las avellanas orbes de su compañero.

    Continuó intentando moverse y fue bajando lentamente por la espalda del escritor, dándole besos y mordidas, y alguna que otra lamida, mientras su mano comenzaba a acariciar el miembro de Akihiko.

    -Mmm... Más... Masamune-kun. -ordenó el novelista con esa mirada provocativa y apretando mas sus entrañas, a pesar de las deliciosas y exquisitas caricias que recibía su hombría.

    Takano siguió intentando moverse, pero sentía que cada vez salía menos. Eso era malo...

    Siguió moviendo su mano lentamente sobre ese duro miembro. Primero comenzó masajeando suavemente el miembro, y luego comenzó a masajear y apretar el glande, como si estuviera intentando exprimir algo.

    - Ammmnnn... más... suave... -suplicó el novelista, aumentando el vaivén de sus caderas, arqueando su espalda mientras se deslizaba su torso por el suelo dejando pasmado al menor por tal imagen sensual.

    Takano no pudo evitar gemir al ver esa escena. Se sintió tan mareado que sus brazos le temblaron y cayó sobre Akihiko.

    Como pudo se enderezó y levantó al mayor y lo sentó, recargado contra la pared, y siguió penetrándolo de manera lenta y profunda.

    Mientras lo penetraba, acercó su cara hasta besarlo de manera suave y apasionada e inconscientemente sus brazos se colaron detrás de la espalda de Akihiko y lo arañaba con cada penetración.

    -No... ag-guantas... te quieres... venir... -dijo entre los besos, moviéndose con ese ritmo lento y pausado.

    Cuando se separó del beso, un hilo de saliva aún los unía, lo rompió separando su cara aún más y ese hilo fue a dar en su barbilla. Haciendo caso omiso, se volvió a acercar para lamer y morder la barbilla y mejillas del escritor.

    - T-Tal vez... Así sea... -gimió Takano ya sin contenerse- Tal vez... Solo... Quier ahh seguir... Así...

    Entre cada caricia y cada mordida, el ritmo fue disminuyendo más y más para alargar el tan deseado momento.

    - Pues... cuanto... p-podrás... seguir aaaasii.. -dijo fulminando con la mirada al editor, una mirada muy sugerente y sugestiva.

    - Así... Estaré ahh... Cuánto usted... Soporte.... Aaahh...

    Los movimientos se hicieron casi nulos. Sino fuera por su movimiento de caderas, podría jurar que se habían detenido.

    -Soporto... bastante... aunque… tengo ganas... de venirme... -confesó pícaramente mordiendo al menor en el cuello y besándole con una pasión inusitada.

    Takano soltaba profundos jadeos, sintió que se iba perdiendo, pero su mano no perdió el ritmo en el miembro del mayor.

    - Entonces... Sensei nght... Vamos a... Aaahhmmm... Corrernos...

    - Córrete... yo te... recibiré... Masamune-kun... -susurró con lascividad en el oído del moreno.

    - ¿Qué dices... Sensei....? Si yo aahhmm termino.... Tú.... Tú terminas... Conmigo...

    Takano aceleró su movimiento en el miembro del mayor y aceleró un poco, solo un poco, sus penetraciones. Sin querer evitarlo, comenzó a saborear el cuello del mayor, mordiéndolo, lamiéndolo y chupándolo, haciendo como si probara el mejor manjar del mundo.

    -Ammm... entonces... nos corremos... ahhmmmm... quiero... sentirte.... Takano-saaaannn... -gimió el novelista moviéndose más rápido y besando esos labios que tenían el mismo sabor y esencia que los suyos.

    Akihiko comenzó a mirarle como si ya no soportara más... con las mejillas sonrojadas, los ojos vidriosos. Takano comenzó a sentir espasmos. Sus ojos se comenzaron a nublar.

    - Sensei... A-ahoraaah...

    -Ahmmm... si... córrete... conmigo... -gimió

    De pronto una corriente eléctrica, el aumento repentino de la temperatura corporal de ambos cuerpos, y un gemido ante el rostro del editor comunicaba que el orgasmo hizo acto de presencia.

    La espalda del menor se arqueó y sintió que su semen llenaba el interior del mayor, quien se vino en las manos del editor, sintiendo como sus entrañas se llenaban del tan ansiado líquido seminal, gimiendo en el rostro de su joven compañero.

    Takano se mareó al ver la cara de placer del mayor.

    - Te... mojaste... qué lindo... -dijo con dulzura Usami por el placer de sentir llena su entrada.

    - C-calla... -dijo Takano evadiendo la mirada del mayor por unos segundos.

    - Qué tierno... eres un uke... con esa cara... -susurró lamiendo las mejillas sonrosadas del editor.

    Takano empujó al mayor hacia atrás. Tomó al escritor del mentón y lo miró fijamente.

    -Y usted no se queda atrás, sensei -dijo mirando las mejillas rojas de Akihiko.

    Después de decir eso, poco a poco fue saliendo del mayor, viendo con satisfacción como su propio semen escurría de la entrada de Akihiko.

    - Pero tú eres más lindo, mira la carita rosada que tienes... parece que te gusta verme así... mojado y sudoroso... sabes qué, ahora... te enseñaré a escribir un BL. -dijo Akihiko, viendo como escurría la esencia de Takano sobre su cuerpo y como a su vez la suya se deslizaba por sus formados y atléticos cuerpos.

    - ¿Me enseñará? -dijo Takano con sarcasmo- ¿y cómo lo hará?

    - Con esto. -dijo lamiendo el miembro del editor. -Aunque me gustaría... que me desataras.

    - ¿Porqué he de hacerlo? -dijo Takano con malicia. Tomó los cabellos del escritor y lo obligó a echar su cabeza hacia atrás- si así lo tengo a mi merced... Sensei...

    -Oh bueno... para que pido esto... -mordiendo la corbata desanudó las ataduras, y con la misma ató las manos del editor a la espalda de este, dejándolo inmovilizado.

    -Bien... con mucha paciencia... la lección empieza.

    Con un empujón lo acomodó en el escritorio, sonriendo coquetamente al ahora uke. Akihiko miró por unos segundos alrededor de la sala, verificando todo el contenido del cuarto hasta dar con uno de los objetos que era de su agrado. Con diversión miró al editor de mangas y con una sonrisa dijo:

    -Ahora te enseñaré a usar tus materiales, Masamune-kun. -tomando uno de los objetos de trabajo, la pluma que usan los mangakas para alejar los restos de goma borrada del storyboard.

    Takano palideció. Intentó como pudo deshacer el nudo. La delicada pluma negra fue contorneando todo el pecho del moreno, el novelista lo llevó hasta la zona inferior acariciando el glande de Masamune, la cara de este era de absoluta estupefacción ya que no comprendía el motivo de aquella acción.

    Quiso caminar hacia atrás, alejarse de ese hombre que lo miraba como si fuera algún alimento, pero luego se dio cuenta de que actuaba como un reverendo uke, así que con su mirada clavada en los ojos violetas del mayor, decidió esperar a ver que haría con esa pluma.

    -Ves... estas aprendiendo, Masamune-kun. -anunció Akihiko notando la forma de correspondencia de su accionar.

    Con la pluma siguió delineando todo el músculo del menor, de arriba a abajo, lentamente observando con sus ojos violetas los de su amado compañero.

    -No te asustes... que esto es el plato suave del aprendizaje.

    - No estoy asustado -dijo Takano mirando al mayor- solo estoy esperando...

    -Ansioso -espetó con su mirada altiva.

    Discretamente se mordió un poco la lengua para reprimir un suave jadeo.

    - ¿Ansioso? Tal vez... Quiero saber de qué es capaz el gran Akikawa Yayoi... Quiero que haga gala de su fama, sensei...

    -Masamune... me halagas con tus palabras, veremos si esto te hace sentir mejor. -dijo agarrando uno de los bolígrafos, obviamente con la tapa cerrada y lentamente se lo ensartó en la entrada del editor arrancándole un gemido con ello.

    -Lo siento, ¿te lastimé Masamune-kun? -preguntó dándole un suave besito en el miembro de éste, mirándolo con una malvada sonrisa seductora.

    - N-no -se maldijo a si mismo por tartamudear- estoy... bien...

    Se estremecía al sentir dentro de él un objeto frío... Era una sensación tan extraña... Pero no desagradable.

    El escritor con una sonrisa mas que complacida continuó penetrando con aquel objeto, repartiendo besitos y mirándolo con toda coquetería y perversidad al menor.

    Takano suspiró e intentó relajarse. Esa pluma se sentía muy bien, pero por su orgullo de seme no se iba a permitir el gemir... Al menos no de momento. Cerró los ojos y frunció el ceño, frustrado, al sentir que su miembro poco a poco comenzaba a ponerse duro de nuevo.

    - Qué chico mas lascivo, mira cómo estas. -dijo con clara perversidad señalando la hombría del editor que claramente comenzaba a humedecerse y excitarse nuevamente.

    Apoyó su mano en la hombría de este y se reclinó hacia ese joven rostro para comerlo a besos y con la mano libre simulaba los embistes del objeto incrustado.

    - C-cálle... -alcanzó a decir Takano antes de reprimir un gemido-

    Takano correspondió al beso sintiendo que su cara enrojecía un poco. Por inercia su cadera se movió hacia adelante.

    - Que bien respondes, así me gusta. -continuó bajando por el cuello de este, alejando su mano de esa zona sensible, admirando la sonrosada carita de su uke.

    El editor se mordió los labios para no jadear. Siguió luchando un poco más contra la corbata mientras sentía al mayor bajar por su cuello y pecho.

    El mayor lamió y mordió los pezones del azabache, erectándolos a los minutos, escuchando el fallido intento de contener su voz que éste trataba de hacer.

    - No te contengas, déjala salir.

    Takano negó con la cabeza mientras apretaba sus dedos. Intentó hacerse hacia atrás pero tropezó y cayó de espaldas en el suelo.
    Y lo que dejó salir no fue para nada un sonido de lujuria sino una palabrota.

    - Que mal educado, me temo que tendré que disciplinarlo.

    Akihiko se acercó a Masamune y tomándolo de las muñecas lo estampó contra el piso, colocando unos dedos en los labios del editor, pidió muy dulcemente:

    - Lámelos.

    Con una sonrisa muy malvada, Takano abrió su boca, permitiendo la entrada a los dedos de Akihiko. Comenzó a lamerlos suavemente, recorriendo toda su longitud y succionándolos. Después de lamerlos unos segundos, los mordió fuertemente, haciendo que sangraran. El escritor jadeó pero no quitó su mano.

    Con esa sonrisa típica de niño malo, tomó el mentón de Takano y dando retirada a los dedos le dijo.

    - Bien ¿ya estás listo? Ahora demuéstrame que tan buen niño eres -dijo ofreciendo sus dedos. -... penétrate con ellos.

    Sin quitar esa sonrisa, Takano tomó la mano de Akihiko y la dirigió a su entrada, y de golpe metió dos dedos, soltando un gemido y arqueando su espalda.

    - Que lujurioso te vez... aun así te mueves bien. Saquemos eso primero. -retiró el bolígrafo e introdujo una vez mas los dos dedos simulando los movimientos circulares y de tijera.

    Takano comenzó a jadear y a mover su cadera al ritmo de los dedos del mayor. El calor de su cara aumentaba.

    - El rojo te queda bien. -dijo Akihiko sin mover su mano, dejando que el editor se moviera a su antojo y que él solo le diera la graduación necesaria para su placer - muévete todo lo que quieras, o sino te quedas duro acá. -señaló el escritor agarrando el miembro.

    Soltó un gemido al sentir la mano del mayor. Siguió moviendo su cadera en círculos mientras hacía que su entrada succionara los dedos de Akihiko.

    -No lo succiones. -introdujo el tercero de los dedos, dejando que estos se deslizaran por el orificio del editor. - Eres estrecho... que lindo.

    Takano volvió a jadear, de tal manera que un ligero hilo de saliva bajó por un lado de su boca. Siguió moviendo sus caderas y se dio cuenta de que Akihiko solo tenía su mano fija: era él mismo quien se penetraba. Se sonrojó un poco más al notar su propia lujuria.

    El novelista reparó en el enorme sonrojo en las mejillas del otro, aparentemente se dio cuenta de que él no hacía nada.

    - Ves, eres un lascivo y sucio, mírate estás todo excitado y duro. -dijo tocando su hombría nuevamente notando como esta latía y lo caliente que se encontraba.

    - Nght... Aaahhh b-bas... Bastaaah...

    Takano siguió moviéndose y comenzó a sentir que los dedos del escritor ya no eran suficientes, así que con un pie retiró la mano de Akihiko y luego se subió al regazo del mayor.

    - Bas... Basta de juegos...

    - ¿Te cansaste? ¿o quieres más? -dijo como si nada.

    - Quiero más -jadeó en los labios de Akihiko- quiero... más...

    - Entonces, lámelo. -dijo señalando su hombría. - Y prepárate porque será largo y tendido -sentenció el escritor con su carita de perversidad escondida.

    Sin esperar Takano bajó su cara y comenzó a lamer la hombría del escritor. Primero le dio leves mordiscos por todo el largo, cuando llegó a la punta succionó y dio una leve mordida para después bajar hasta la base con su lengua. Después dejó que su mano siguiera acariciando ese miembro para comenzar a lamer los testículos, incluso los mordió un poco, luego subió poco a poco y siguió lamiendo la punta, y concentró su lengua unos segundos en el orificio del glande, mientras que su mano acariciaba los testículos.

    El novelista sentía mucho placer por el oral que le brindaba su adorado uke, la cara apenas sonrojada, la devoción en satisfacerlo, la travesura con que lo tocaba sin pudor, otorgaban todo lo que anhelaba sentir en cada poro de su piel. La temperatura subía despacio y su rostro también se sonrojaba con ello.

    - Ahhmm... bien... así... hazlo así... -dijo Akihiko entrecortadamente, mientras tocaba las nalgas de Takano, aventurando sus fríos dedos a un lugar en particular.

    Al sentir las manos del mayor en su trasero, Takano gimió y se encogió un poco, para que así el escritor pudiera tocar mejor y pudiera meter sus dedos sin problemas. Siguió con su morboso trabajo, lamiendo y mordiendo la hombría de Akihiko. La verdad, no era tan malo ser el Uke... Siempre y cuando tuviera como Seme a alguien que lo tocara con esa pasión y lujuria como lo hacía el mayor, una morbosidad que lo llenaba.

    - B-buen chico... -dijo Akihiko introduciendo dos dedos a la vez y moviéndolos de forma circular y profundizando en la zona de penetración, las entrañas del editor eran muy suaves, las paredes muy gruesas y cálidas. Con los dedos tocó todo lo que pudo, y la respuesta era un ligero movimiento de caderas y gemidos ahogados. Una vista perfecta, al mejor estilo de sus novelas, entrega, pasión y mucha lujuria prohibida de por medio.

    Takano gemía ya sin pudor, los dedos de Akihiko se sentían muy bien pero ya no eran suficientes. En su vida hubiera pensado hacer eso, pero esta vez era diferente, era la primera vez que se sentía así de satisfecho en cuanto al tema de caricias.

    - Mmm Takano... sigue... o subimos el... nivel. -dijo introduciendo el tercero, inspeccionando con mas minuciosidad aquel sector que ya lo encontraba cómodo, esa pregunta era muy bien entendida por el jefe de edición y su pronta respuesta lo corroboraría o eso creía el afamado escritor.

    Sin dejar de acariciar el miembro del mayor, levantó su rostro y le jadeó en los labios;

    - Ha... Ya... Hazlo... Ahora...

    Era todo lo que necesitaba oír, Usami le dio la vuelta a Masamune pero antes de entrar en ese cuerpo, prefirió jugar unos minutos más con él introduciendo su lengua en la entrada de este quien gimió y cerró sus puños. Sentía que su cuerpo se retorcía pero por orgullo intentaba quedarse quieto.

    - No te prives... déjate consentir. -siguió el novelista pervertido, lamiendo cada pared de las cálidas entrañas del editor. Su miembro nuevamente requería atención pero pronto la atendería como es debido solo deseaba jugar unos minutitos más.

    En una de esas, la espalda del editor se arqueó y gimió de manera grave, y su cuerpo se retorció solo un poco. El escritor había dado en un punto clave. Por inercia Takano comenzó a mover un poco sus caderas. Su cuerpo ya no aguantaba, pero el hecho de que el mayor estuviera jugando con él lo excitaba.

    - Mmm... ¿Y ese gemido?... ¿acaso te gustó que lamiera acá? -preguntó simulando nuevamente el mismo accionar y en el mismo sitio.

    Takano volvió a gemir de esa manera y esta vez su cuerpo si se retorció, de tal manera que hasta cerró los ojos. Su cara estaba completamente roja y jadeaba, a Akihiko le encantó el rostro rojo y los gemidos del editor, lo encendían totalmente y prosiguió con ese sutil tacto varias veces más por su simple fascinación de poder plasmar todos aquellos gestos en su siguiente novela.

    Takano quería llegar ya al siguiente nivel, pero como Akihiko tocaba ese punto especial sus fuerzas desaparecían y su cuerpo quedaba como si fuera una simple muñeca de trapo. Como pudo, volteó su rostro y miró los ojos de Akihiko con reproche. El editor estaba bajo su guía y quería complacerlo con ese único tacto, haría esa prueba y si funcionaba la emplearía después con su adoración.

    - Vamos... no me mires así... si te gusta... -dijo lamiendo con más fervor las paredes de la tibia cavidad, dando de lengüetazos a ese exótico lugar en particular.

    Takano siguió gimiendo, y de pronto sin ningún aviso, terminó por correrse para sorpresa de ambos hombres. Se estremeció y se sonrojó bastante al ver su propio semen en el suelo, sin necesidad de penetración o masturbación. Para el segundo hijo de la familia Usami, este hecho era toda una sorpresa y el objetivo que se había planteado se cumplió. Logró hacerlo venirse pero su cuerpo aun tenía ese diminuto y cálido problema.

    - Bien... eso demuestra que soy bueno... pero quiero sentirte... ahora. -introdujo finalmente su hombría en la entrada de Masamune, haciéndolo gemir esta vez con una nota de placer más satisfactoria.

    Takano arqueó su espalda y gruñó de placer al sentir dentro suyo ese miembro palpitante. Le dolía horrores, pero mandando el dolor al diablo comenzó a moverse, gimiendo y soltando lágrimas.

    -Mmm... te mueves... bien... chico. -gimió Akihiko penetrándolo con fuerza y profundidad. Esa oportunidad de poder desplegar todas sus fuerzas con otra persona lo hacía sentirse bien.

    Takano gemía y succionaba el miembro del mayor intentando tenerlo dentro lo más posible.

    - Ahh... tanto quieres... esto... -dijo Akihiko penetró con todas las fuerzas que era capaz de usar, con su mano libre comenzó a masturbar al editor, la mano fría del escritor estremecía a menor y con sobrada razón lo hacía sentirse de maravillas.

    - M... Más... Aah... ¿aahcaso... es todo... lo que... tienes... aahh?

    - N-no me pro... provoques... ahh mocoso. -dijo Akihiko dando en ese punto clave nuevamente y oyendo el gemido erótico del menor como toda respuesta.

    Takano, comenzó a gemir un poco más grave, intentando moverse aún un poco más rápido.

    - ¿Qué... Pasa...? -gimió Takano al notar la intensa mirada del mayor.

    - M-me gusta... esa cara. -lo tomó del mentón para darle un profundo beso, dando embestidas en ese punto en especial.

    Takano correspondió al beso, arañando la espalda del mayor y moviéndose un poco más rápido, succionando el miembro de Akihiko y dejándolo atrapado en su interior varios segundos, donde no permitió que el escritor saliera.

    Akihiko sintió una oleada de calor en esa zona, el no poder salir, no poder venirse y otros detalles lo estaban matando, siguió masturbando al editor mientras le jadeó estas palabras en el oído:

    - S-sabes... que... no podré... aguantar...

    - Hee... Si hmmm creí que ahhh.... Yo era el hmm precoz.... Ahh

    Se acercó y le dio un fogoso beso, intentando atrapar el miembro del mayor en su interior, para evitar que terminara tan pronto. El novelista correspondió con igual intensidad ese contacto dominando la lengua de su compañero de juegos mientras continuaba masturbándolo ya no con tanta delicadeza.

    - Pero... yo no me vine... tantas veces... como tú -contratacó el mayor.

    - Sensei... Es el seme hmmm... Tiene que ahh soportar... Más...

    El editor volvió a besarlo y mordió los labios del mayor e incluso jaló un poco el labio inferior, saboreándolo y lamiéndolo.

    - Mmm... Ansioso... aguanta... porque no... quiero que... esto termine... no así como así... -dijo Usami con toda intención de alargar lo más que podía su estadía en ese juvenil cuerpo que estaba siendo sometido.

    - Shh sensei... Usted solo disfrute... -jadeó Takano saboreando los labios del mayor, mordiéndolos y lamiéndolos, pero sin besarlo.

    - Masamune... -gimió el nombre del editor con esa excitación contenida, en eso cambio de posiciones, lo giró de alguna forma para verse de frente y poder besarse mejor. El miembro de Takano rosaba con su vientre, una puesta muy sugerente si uno tenía en cuenta que estaban a mitad de la sala de la magnífica editorial Marukawa.

    Takano tomó a Akihiko del cabello y lo acercó a su cara para poder besarlo mejor. De alguna manera se había vuelto adicto a los labios del escritor. Mientras lo besaba, decidió que tal vez era justo que el mayor terminara, así que bajó un poco el ritmo y succionaba el miembro del peliplata de tal manera que batallaba un poco en sacarlo.

    - Mmm... ¿te gusta? -esa pregunta no tenía una entonación especial. Él mismo era adicto a la esencia, al aroma del menor, todo lo que era el ser de este lo había calado hasta el fondo de su alma pero no de su corazón.

    - T-tengo... que... ¿responder... esooo? -gemía Takano mientras intentaba hacer que el mayor se viniera dentro de él. De alguna manera, la idea de sentir el semen de Akihiko llenando su interior le atraía se sobremanera.

    - S-Sí... debes... o... me contendré... -dijo entre gemidos y deteniéndose por un momento muy a su pesar y frustrando a los dos con tal maniobra.

    -S-sí... -gimió Takano mirando al escritor a los ojos- ... M-me... gusta...

    Akihiko reanudó los embistes, las entrañas del editor lo tragaban pero podía deslizarse como es debido.

    - Q-Quieress ammm... acabaaarr... -articuló el mayor entre gemidos eróticos.

    El editor se movía como podía, el placer que sentía y los gemidos del escritor lo mareaban.

    - N-no... -jadeó Takano- yo... quiero aamm... que usted ahhh termine nght...

    - Ni... mmm... lo pienses...-dijo apretando más la hombría del editor y masturbándolo con mayor fuerza, haría lo imposible para que el otro terminase antes que él.

    Después de todo un escritor de su calibre y una persona tan lujuriosa como él, debía demostrar todo su entereza y valía.

    - Hee sensei... creo que... olvidó... que yo... me vine hace poco.... por ahora nmmm... tengo más... resistencia... que usted...

    - Ahmm... dios... eres un maldito.... pero... un maldito... delicioso... -se quejó el novelista entre las embestidas, y masturbando a su compañero. Como fuera y como sea lo haría venirse con él.

    Y sí, lo que Akihiko no sabía era que, una vez corriéndose, la resistencia de Takano aumentaba. Era poco probable que terminara junto al escritor, que por cierto no faltaba mucho para que el mayor terminara, pues ya sentía el miembro en su interior bastante duro y palpitante, e incluso sentía que salía algo de líquido.

    - Ammm... si... que tienes... mucho... agu-aguante.... -dijo finalmente Akihiko embistiendo unas veces más y con un gran sonrojo se termino por venir.

    -Vamos... por un... segundo round... -susurró pervertidamente el editor mirándolo con devoción.

    Entre jadeos... miró el rostro del editor... admirando la elegante cabellera azabache...

    - ¿Se-será... que me... estoy poniendo viejo? -se quejo por lo bajo el escritor retirando su hombría del cuerpo del menor.

    - ¿Viejo, sensei? -dijo Takano recuperando el aliento y comenzó a acorralar al mayor en el suelo- yo no creo eso... Apenas está en... "la flor de la juventud"...

    - Jaja... ¿juventud? usted es mas joven que yo, Takano-san -se rio el plateado ante tal comentario.

    En medio de la recuperación de aliento y de la intensa actividad, las agujas del reloj pasaron con su velocidad habitual y junto con ellas el lapso de horas había transcurrido como si nada.

    - Vamos... por un... segundo round... -susurró pervertidamente el editor mirándolo con devoción.

    La oferta no le pareció nada mal a Akihiko. Fuerzas no le faltaban y ganas era lo que mas le sobraban.
    En eso la perilla de la puerta giró pero la puerta no se abrió, extrañando al usuario que deseaba entrar al recinto en cuestión.

    - ¿Eh? ¿Akihiko, Takano están ahí? ¿Por qué la puerta tiene seguro? -irrumpió la voz del director ejecutivo de Marukawa.

    Takano reaccionó ante eso, mas no pareció alarmarse en lo más mínimo.

    - Isaka-san -dijo Takano- algún imbécil cerró por fuera, por favor traiga a alguien para abrirla

    - Ah bueno, ahora iré por las llaves maestras. -respondió Isaka tras la puerta.

    -Isaka-san apenas logre sacarnos, me largo. -dijo Akihiko con su tono habitual.

    -Sí, si lo que digas Akihiko.-los pasos del director se alejaron dejando un breve tiempo a solas a los carismáticos amantes de ocasión.

    Takano semi-sonrió y con un tono de voz divertido dijo:

    - Sensei, ¿le gustaría ir a tomar algo cuando nos vayamos de aquí?

    Cambiando de semblante el novelista respondió:

    - ¿Beber algo? No prefiere continuar esta sesión en un lugar más... ¿familiar?

    - ¿Tiene algún lugar especial en mente?

    - Sí, ¿qué tal su casa? -respondió con un beso y una lamida en su delgado cuello.

    El editor no se estremeció, sino que sonrió.

    - Por supuesto, no está muy lejos

    Se levantó y se acomodó la ropa justo en el momento en que Isaka regresaba.

    Akihiko hizo lo propio y volvió a su forma de ser bien vestida y elegante. En eso Ryuichirou estampó la puerta y con su frenética alegría saludó a los presentes:

    - ¡¡Akihiko vamos a tu reunión ahora!!

    - Ni soñar. -respondió el mencionado.

    - Lamento haberlo condenado a tan molesta tarea Takano -siguió el director ignorando la queja de su escritor estrella.

    - Qué parte de que no iré no entiende Isaka-san. -farfulló el novelista saliendo de la habitación con su cara de pocos amigos. En muchos aspectos esto se podría ver como la presencia de una personalidad bipolar.

    -Takano, en fin gracias por el favor, ahora puedes volver a tu departamento.

    - De hecho -dijo Takano- no fue ninguna molestia... todo lo contrario.

    Mientras Takano salía, miró al escritor y sonrió.

    - Usami-sensei, fue un gusto. Es libre de venir a mi departamento... cuando... usted quiera...

    El ofrecimiento no se hizo esperar y la respuesta fue igual de rápida y educada.

    - Claro también fue un gusto conocerlo, y no se preocupe que lo iré a visitar pronto. -respondió guiñando el ojo.

    - Bien, si me... Llegara a necesitar, como le dije anteriormente... Soy del departamento Emerald... con su permiso...

    Takano se retiró con una gran sonrisa que asustaba a cualquier empleado que se le cruzaba. Cuando llegó al departamento, los editores lo miraron extrañados.

    El editor en jefe sabía muy bien que el gran Usami Akihiko no rechazaría su oferta y que iría a buscarle.

    *********************

    La molesta reunión duró toda una eternidad, y con su típico aire se salió de ella hecho una furia sin remedio.


    - ¡A donde vas! -ladró Isaka.

    - Qué te importa.

    - ¡No hemos terminado!

    - ¡Yo si terminé, ahora te encargas del resto! -siguió el novelista escabulléndose en uno de los ascensores del edificio.

    - ¡Aki-! -la voz del director quedó a medio camino, las puertas de acero inoxidable había cumplido su trabajo trasladándolo a un sin rumbo fijado.

    Resultó que justo a esas horas, dos editores del departamento doncella estaban esperando el ascensor.

    - ¿Entendiste? -dijo Takano al novato que iba a su lado.

    -C-creo que sí... -dijo Onodera Ritsu.

    - ¿Crees? En verdad eres un inútil.

    Las puertas se abrieron y ambos editores entraron sin ponerle atención a la persona que iba adentro.

    - Mira Onodera, si no eres capaz de comprender las cosas cuando te las han explicado dos veces, eres un inútil

    - ¡Deje de insultarme! ¡No soy un inútil! ¡Solo lo hace porque es el jefe!

    - Así es -dijo Takano cínicamente.

    - Takano-san, ha estado así desde que Isaka-san lo llamó hace rato, ¡estuvo fuera 3 horas y los de la editorial me estaban gritando! ¡¿Donde estuvo todo ese tiempo?!

    - No es de tu asunto, Onodera.

    - ¿Onodera? -dijo sorprendido Usami ante el nombre pronunciado, alzando la vista y clavando la mirada en los presentes.

    Al escuchar su nombre, Ritsu volteó. Takano sonrió malévolamente.

    - Onodera, estuve 3 horas con Sensei.

    - ¡¡UUUU Usami-sensei!! -dijo Ritsu sorprendido- ¡lo siento, no lo había visto!

    - No se preocupe Onodera-san, ¿cómo ha estado? Pasó tanto tiempo. -saludó educadamente el escritor con una sonrisa.

    - Muy bien sensei, ¿y usted? En verdad no ha cambiado nada en estos años...

    - Igual de bien, usted tampoco ha cambiado, sigue siendo el mismo se siempre. -prosiguió Usami como si nada.

    - Ah, ¿entonces ya conoce a mi superior, Takano-san? -dijo Ritsu inocentemente.

    Takano sonrió de manera maligna y miró al escritor a los ojos.

    - Sí tuve el placer de conocerlo, es una buena compañía. -dijo sin ninguna mala intención el escritor.

    Akihiko también miró a los ojos al editor manteniendo en silencio aquella complicidad.

    - De hecho invité al sensei a mi departamento, solo que no sé si haya aceptado mi invitación...

    - No lo olvidé, es mas la acepto porque ya terminé con mi trabajo. -respondió Akihiko con su humor característico y elegante.

    - Entonces será un honor, sensei -dijo Takano con una gran sonrisa, sorprendiendo a Ritsu.

    - Si no hay nada más que añadir podemos irnos ¿no? ¿Usted viene Onodera-san? -preguntó Akihiko mirando las orbes esmeraldas del menor.

    Ritsu lo pensó unos momentos. ¿Ir al departamento de Takano? ¿Que pasaría cuando el escritor se fuera...?
    Takano miró interrogante al escritor. Que él supiera, había dicho que quería continuar con la "pequeña reunión" de hace rato...

    A menos que... Quisiera a un invitado extra...

    Usami miró de la misma manera a Takano esperando la respuesta del joven editor. Ritsu miró a su superior, quien solo le sonrió, ocultando sus ideas.

    - De acuerdo, gracias por invitarme -dijo Ritsu sonriendo- si no causo problemas, iré.

    - Claro que no causa problemas, pero la última palabra la tiene Takano-san.

    Takano miró por última vez a Akihiko quien a su vez le comunicó su idea por la mirada. Después de una pequeña sonrisa, Takano miró al novato:

    - Claro, ven con nosotros.

    - Siempre he tenido curiosidad por ver cómo es el departamento de una persona promedio. -manifestó feliz Akihiko por tener a su ex-editor y a su semi-amante del momento.

    - ¿Y eso porqué le pone tan feliz, Usami-sensei? -dijo Takano mientras tomaba a Ritsu de un brazo, quien se quedó algo extrañado

    - Porque nunca viví en un apartamento de clase media.

    - Lo imaginé -dijo Takano suspirando- supongo que ha sido una persona rodeada de lujos, ¿no?

    - Sí... nunca pude ver una casa normal, ni siquiera la de mis amigos. -"bueno eso último es mentira" pensó el escritor, pero una mentira blanca no es mala ¿o si?

    - Entonces supongo que tiene un auto, ¿verdad? No creo que alguien como usted viaje en tren...

    - Sí, tengo mi deportivo rojo afuera, ¿quieren que los lleve?

    - Por favor, de lo contrario tardaríamos más -dijo Takano con un poco de doble sentido en su oración- Onodera, es tu día de suerte, viajarás en un verdadero auto de lujo.

    - ¿Eh? ¿En serio? -dijo Ritsu sonriendo. No es que le emocionara ir en un auto de lujo, sino que iría con el gran Usami Akihiko

    - Vamos entren por favor. -invitó Akihiko a los editores doncellas.

    Con una sonrisa, Takano abrió la puerta trasera e invitó a Ritsu a subir.

    Ritsu se sonrojó un poco, esos dos hombres increíblemente apuestos le sonreían... Era extraño. Akihiko se colocó sus gafas violetas que hacían juego con sus profundos ojos, y arrancó su Ferrari mirando por el retrovisor a su ex-editor y de reojo a su compañero de ocasión.

    Ritsu iba un poco nervioso. Había algo muy extraño en el ambiente, se sentía un aura muy extraña... El escritor iba manejando, y Takano, a
    su lado, iba cruzado de brazos y mirando por una ventanilla. Pero, tenía la ligera sensación de que iba sonriendo.

    Y sí, Takano iba sonriendo, pensando en cómo haría para convencer a Onodera.

    -Onodera-san... ¿dónde vive usted? -preguntó con calma y curiosidad Akihiko para romper el silencio que se formó.

    - Eh... Para mi desgracia, soy vecino de Takano-san.

    - ¿Tu desgracia? -dijo Takano- más bien la molestia es mía.

    -¿Se llevan mal? -preguntó a cualquiera de los dos.

    - Sí -respondieron ambos a la vez

    Una gota de sudor recorrió la sien del novelista y armó otra pregunta:

    - ¿Se conocen desde hace mucho?

    Ambos editores guardaron silencio, sin saber muy bien cómo responder a esa pregunta.

    - Si les molesta la pregunta olvídenla. -dijo finalmente Akihiko, no esperando una respuesta por parte de sus acompañantes.

    - Hace 10 años -dijo Takano al fin- desde la secundaria.

    - Hace poco nos rencontramos en la editorial -dijo Ritsu suspirando- él como mi superior, para variar.

    - Interesante... ¿Y cómo eran cuándo eran jóvenes?

    - Onodera era un chico tan lindo e inocente -dijo Takano suspirando- no sé que le ocurrió en estos 10 años...

    - Usted lo sabe muy bien, Takano-san -dijo Ritsu gruñendo.

    - ¿Y usted Takano-san? Dudo que haya sido una paloma inocente. -se burló el novelista.

    - No, yo siempre fui un bastardo y delincuente hasta poco antes de entrar a Marukawa.

    - Sigue siendo un bastardo -dijo Ritsu.

    - ¿Delincuente? No lo creo... mmm según su opinión ¿cómo era Takano-san, Onodera-san?

    - Antes él... era mas discreto -dijo Ritsu suspirando- me preguntaba las cosas antes de hacerlas, o al menos me avisaba que lo haría.

    Ritsu levantó la mirada hacia el cielo.

    - Aunque su familia se estuviera desmoronando, él siempre estuvo pendiente de mí...

    - Ohh... comprendo creo que esta vez pregunté de más. -se disculpó con ambos editores.

    - No se preocupe -dijeron los editores a la vez.

    - Eso es el pasado, y ya está -dijo Takano sonriendo- el pasado es algo que no podemos cambiar.

    - Quizás tengas razón. -respondió Akihiko dejándose llevar por la charla y llegando al destino indicado.

    - Es aquí -indicó Takano- ustedes pueden subir primero, pasaré a la tienda por algo de cerveza.

    - De acuerdo. ¿Puede guiarme Onodera-san? -preguntó al menor.

    Con un leve sonrojo, Ritsu asintió y guío a Akihiko al departamento de Takano, quien ya le había dado las llaves. Cuando entraron, se fue directo a sentar a un sofá.

    Por alguna razón se sentía demasiado nervioso. Algo andaba mal.

    - Vaya, que pequeño y cuantos libros. -observó el novelista. Luego reparó en la presencia del editor y con una sonrisa habló. -¿Lo incomodo?

    - Ah, claro que no Usami-sensei -dijo Ritsu sonriendo- es solo que desde siempre me he sentido nervioso en este departamento...

    - ¿Por qué? -sentándose al lado del menor.

    - Ahh -se sonrojó- p-pues... vera... pues hace 10 años que no lo veía, y me rencuentro con él y es mi jefe y pues si, mi jefe y me da pena porque es mi superior y...

    Ritsu se puso muy nervioso

    - Bueno tranquilo. -dijo calmándolo con una par de palmadas en la espaldas al menor.

    Por alguna razón el novato se estremeció.

    - Ah, sensei, ¿no gusta algo de tomar? Takano-san tiene muy buenos tés...

    -Si no es molestia -sonrió Usami acariciando el cabello castaño del editor.

    Ritsu se puso a hacer algo de té. Justo cuando estaba terminando, llegó Takano, con un montón de bolsas en mano.

    - Llegué.

    - Bienvenido -dijo Ritsu con una sonrisa.

    Takano lo miró de forma intensa y el novato bajó la mirada.

    -Bienvenido -sonrió divertido el novelista.

    Takano sonrió y miró al escritor.

    - Usami-sensei, ¿está siendo bien atendido?

    - Claro, Onodera-san es muy servicial. -dijo con mucha inocencia y mirando dulcemente al mencionado.

    Takano decidió que era hora de comenzar.

    - También es muy obediente, pero hay que insistir mucho.

    -¿Qué tanto? -siguió el juego Akihiko.

    Mirando juguetonamente a los dos y en particular, a Ritsu.
    Ritsu se quedó extrañado.

    - Pues depende -dijo Takano- algunas cosas obedece enseguida pero... para las más... interesantes... hay que insistir...

    - Mmm me gusta los retos, ¿sería tan amable en demostrar esas pequeñas insistencias Takano-san? -preguntó con mucha educación mirando a los presentes.

    - Con mucho gusto, sensei

    Takano se levantó y caminó hacia Onodera, quien por su parte se quedó en su lugar, bastante extrañado.

    Y entonces, el editor en jefe lo besó. Ritsu se quedó de piedra e intentó apartarse, pero Takano fue más fuerte y lo arrastró hacia el sofá, donde estaba sentado el escritor, justo entre las piernas de Akihiko, quien de inmediato lo inmovilizó.

    - ¡Takano-san! ¿Qué demonios crees que haces?

    - ¿Ve lo que decía, sensei? -dijo Takano comenzando a desabrocharse la camisa- hay que insistirle mucho...

    -Ya veo, pero no imaginé que Onodera-san se sentara tan cómodo sobre mí. -bufó Akihiko abrazando por la espalda el cuerpo del menor mientras repartía un par de besitos a lo largo de la oreja y extendiéndolo hacia el cuello. El editor comenzó a forcejear en el lugar, no queriendo creer lo que estaba sucediendo en esa sala.

    Ritsu estaba shockeado por lo que estaba ocurriendo, pero intentaba soltarse del fuerte agarre del escritor.

    - Onodera-san... no se mueva tanto, ¿no ve que eso me excita más? -susurró Akihiko en el oído del castaño.

    Ritsu se estremeció e intentó patalear, pero fue detenido por Takano.

    - ¿Qué pasa Onodera? ¿No escuchaste lo que dijo el sensei?...

    - ¡Suéltenme! -dijo Onodera enojado.

    - Onodera-san no grite, tampoco es para tanto. -dijo Akihiko divertido aferrando el cuerpo. -Takano-san ¿cómo disciplina a sus empleados?

    - La mayoría de ellos son muy obedientes, como le digo, Onodera siempre ha sido el más rebelde... La única manera de calmarlo...

    Aprovechando que el novato seguía entre los brazos del escritor inmovilizado, le comenzó a quitar la camisa. Una vez sin la estorbosa prenda, Takano comenzó a repartir besos por su pecho, lamiendo los pezones y mordiéndolos levemente.

    El novelista por su parte se dedicaba a acariciar la entrepierna del menor, entiendo la indirecta de las acciones del azabache.

    - Creo... que empiezo a entender.

    Ritsu no comprendía lo que estaba ocurriendo. ¿Qué demonios? Lo de Takano no era extraño, ¡¿pero de Usami Akihiko?!

    - Suél... tenme... -jadeó Ritsu para su pesar- no me... toquen...

    - Onodera-san... no digas eso, si sabemos que su cuerpo niega sus palabras. -dijo sabiamente el plateado, metiendo su mano entre las prendas interiores del menor, cuando tocó con sus manos frías el miembro, un gemido salió de la boca de Ritsu.

    - Onodera, ¿qué acaso no tienes modales? -le susurró Takano- no debes comportarte así frente al sensei...

    - No se moleste Takano-san, ahora lo educamos. -dijo Akihiko masturbando al castaño.

    Takano semi sonrió al ver esa escena. Con algo de malicia comenzó a retirara los pantalones y la ropa interior de Ritsu. Mientras lo hacía, se aseguraba de acarciar las piernas del novato. Cuando terminó, comenzó a quitarle la camisa, y mientras lo hacía le iba mordiendo y lamiendo el cuello.

    Por su parte, Ritsu aún se resistía. Para su pesar, las caricias se sentían demasiado bien, las manos frías del escritor en su miembro y la cálida boca de Takano en su cuello.
    El ambiente empezaba a calentarse y por nada del mundo los presentes lo romperían.

    El novelista se fue desabotonando la camisa, y con un leve movimiento de caderas hizo rozar su miembro con el trasero del joven, esa acción lo encendió aun más y le fue gimiendo en el oído del chico para hacerle entender que él lo disfrutaba.

    - Ammm... que chico... ahh... malo es... ¿no, Takano-san?

    - Lo es... sensei... -jadeaba Takano, pues ya sentía su erección- hay que... enseñarle... modales...

    Ritsu gemía al sentir la enorme erección en su trasero, intentaba apartar la mano del escritor de su miembro, pero era imposible, además,
    Takano también lo estaba inmovilizando. ¿Cómo fue a meterse a esa situación?

    Hizo un último intento de soltarse del escritor comenzando a retorcer su cuerpo pero con esta acción solo rozaba aun más el miembro de Akihiko.

    - Amm... Onod-dera-saaan... pervert-tido.. ahhmmm... -gimió Akihiko con mucho descaro y excitación- T-Takano-san, su chico es... muy lascivo. -dijo pervertidamente el novelista mirando entre los mechones castaños al editor mayor.

    - Tiene razón... sensei.... Pero no ha visto su... verdadero potencial...

    Takano apartó la mano de Akihiko del miembro de Ritsu, y con mucha lascivia comenzó a acariciarlo, para después comenzar a meterlo a su boca.

    - Aaaahhh Ta... Takano saahhhh.. No... ammm deten... por.... ahhhh

    Ritsu comenzó a gemir al sentir esa cálida cavidad. Toda su cordura se había ido por fin a algún lugar.

    - Tiene razón... ¿que siente? -preguntó Akihiko en el oído del castaño mientras rozaba con su cadera su hombría ya erecta.

    Ritsu se estremeció al sentir eso. Era la primera vez que sentía tantas sensaciones.

    - Ahhhh noo ammggg... Yahhh por favor.... nooo hmmm de... detén.... paren...

    - Mira que eres... mentiroso, Onodera...

    - Takano-san... creo que deberíamos acomodarnos... usted me entiende. -sugirió el escritor con malicia, masajeando los pezones de Onodera.

    - Ahhh -gimió Ritsu-

    - Claro que si, sensei... ¿cómo sugiere usted? -dijo Takano sin dejar de tocar el miembro de Ritsu.

    - No ahh Ta... Takano-sahhh noo... -jadeaba Ritsu.

    - No es necesario cambiar tanto... usted se encarga del oral y yo... -no terminó la frase porque no había necesidad, el editor azabache comprendió enseguida la indirecta.

    Así que ambos se acomodaron mejor en el sofá, Takano seguía lamiendo con fervor el miembro de Ritsu, mientras que Akihiko comenzaba a jugar con la entrada del menor, introduciendo un par de dedos previamente humedecidos por la hombría del chico.

    El cuerpo del editor novato comenzó a sacudirse por los espasmos. Era la primera vez que se sentía así, se sentía demasiado bien...

    Akihiko continuó jugando con la entrada del menor, moviéndolo de adentro hacia afuera, en círculos, tijeras, etc. Con su otra mano libre estimulaba los pezones, toda clase de gemidos eran emitidos, la experiencia era única y gratificante aunque fuera solo el comienzo.

    Para gusto de ambos mayores, Ritsu comenzó a mover su cadera provocando que su miembro entrara mas profundo en la boca de Takano y aparte se friccionaba con la erección de Akihiko.

    - ¿Ya me quieres... adentro? -preguntó el plateado por los movimientos involuntarios de Onodera.

    - Hhhm no ahh hmmmm suel... paren... por fav... -jadeaba Ritsu. Más no podía negar lo obvio, estaba completamente excitado, su entrada palpitaba un poco al igual que su miembro, y Takano notó que ya estaba muy duro y soltaba algo de líquido.

    - Y bien... Onodera-san, responde... -continuó Akihiko con el tercer dedo y con un dolor punzante en su hombría.

    - ¿Qué pasa, Onodera? -jadeó Takano- ¿porqué no le... respondes al sensei...?

    Mientras decía esto, dio una pequeña mordida al miembro del novato, obligándolo a responder.

    - Sí.... ya.... -jadeó Ritsu de tal manera que hizo jadear a ambos hombres.

    Takano no lo soportó. Mientras lamía el miembro del menor comenzó a acariciar su propio miembro, el cual ya le palpitaba dolorosamente.

    Usami no se hizo esperar y con una mirada penetrante y seductora hacia Masamune, comenzó a penetrar lentamente a Ritsu. El menor gimió por el dolor de cambio de grosor y por el volumen del ser introducido.

    Ritsu jadeó de placer al sentir ese miembro dentro suyo. Lo más excitante fue que Takano estaba frente suyo, con una mirada bastante apasionada, y detrás suyo estaba otro apuesto hombre de mirada de depredador.

    Todo era tan bueno y excitante.

    - Ahh ammm hmmm mas.... mas despacio... ahmmmm por favor....

    -Es... d-dificiiill... eres tan... sexy. -dijo Akihiko caliente e iniciando los embistes.

    Ritsu soltó un erótico gemido que hizo estremecer los dos mayores. Poco a poco comenzó a moverse al ritmo de las embestidas, mientras Takano aumentaba el ritmo en sus lamidas y mordidas. El novelista fue moviéndose dentro de las entrañas del menor, sensualmente mordió la espalda de Ritsu y fue intensificando el calor de este con las caricias a los botones rosados de este.

    El menor arqueó su espalda, succionando un poco más el miembro del mayor en su interior. Comenzó a retorcerse, el placer y el morbo lo estaban volviendo loco. De la nada, Takano detuvo sus caricias y tomó a Ritsu por las piernas y lo jaló hacia adelante, sacando a Akihiko de su interior.

    - Sensei, yo también quiero -dijo Takano con sencillez.

    -Ohh pero me hubieras... dejado terminar. -se quejó- Entonces yo... más bien… -miró al muchacho de orbes esmeraldas. -Lame.

    Ritsu dudó un poco, mirando a Takano.

    -Vamos... lame el mío... sabe mejor. -ordenó Akihiko.

    --------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Takano: ¿acaso me estás jodiendo? ¿Como va a saber mejor el tuyo??

    Akihiko: es la verdad, a diferencia de tu leche de segunda la mía es la de mejor calidad

    Takano: ¿la tuya? ¡No me hagas reir! ¡Si medio mundo sabe que la tuya es de lo peor que podría haber!

    Akihiko: ¿¡perdón!? Nakamura-sensei nos creó antes que a ti, copia barata

    Takano: por si no lo sabías, nosotros somos más maduros que ustedes

    Ritsu: Takano-san no moleste más

    Takano: ¿ahora resulta que estás del lado de él?

    Ritsu: Takano-san ha estado así desde que esto comenzó, solo se ha estado quejando. Hatori-san fue más amable conmigo.

    Takano: sí, sí, Hatori-san, Hatori-san...

    Akihiko: claro que se va a estar quejando, después de Kisa...

    Takano: porque con Kisa yo fui el seme, y él nunca se quejo

    Ritsu: jajajajajaja entiendo, es que ahora están hiriendo su orgullo de seme... Pero ni se quejen, aquí ustedes dos han sido ukes...

    ----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

    Con algo de rudeza Takano puso la cara de Ritsu frente al miembro del mayor, indicándole que comenzara a lamerlo. Y después, comenzó a entrar lentamente en él, deleitándose con la calidez de ese lugar.

    - Hmmm... Nght.... -gemía Takano- tan... ahhh eestrecho... hmm...

    Obedeciendo, con la cara completamente roja Ritsu tomó ese enorme miembro y comenzó a darle pequeños besos, comenzando por la punta y luego bajando lentamente.

    - Así... -incentivó el novelista acariciando la cabellera castaña del menor.

    Ritsu comenzó a gemir porque Takano comenzó con sus embestidas suaves. Mientras gemía, intentaba lamer y morder suavemente el miembro que tenía delante suyo, pero era algo difícil, sentía que en cualquier momento colapsaría.

    - Vamos... lame más. -apremió Akihiko moviendo la cabeza del joven para imprimirle el ritmo deseado.

    Ritsu dejó que Akihiko moviera su cabeza a como el quisiera, él solo se encargaba de lamer e incluso morder un poco, saboreando el glande como si de un dulce se tratara. Takano, por su parte, se estaba cegando con la sensación de su miembro siendo asfixiado en esa estrecha entrada. Además, la vista que tenía no estaba nada mal.

    Aceleró un poco sus movimientos, apretando, pellizcando y acariciando las nalgas de Ritsu quien, por su parte, gimió y apretó un poco de más el miembro del escritor al sentir las caricias de Takano en su trasero.

    - Ahmmm, si que... está bien... amaestrado. -comentó Akihiko mirando al editor.

    - Lo sé... -jadeaba Takano entrando y saliendo de Ritsu- pero hmmm hay que ahh sacar todo su... potencial...

    - B-buen... ahhh chico... -premió por el juego de lamidas que brindaba Onodera.

    Ritsu ahogaba sus gemidos en el miembro de Akihiko al igual que sus jadeos. Tanta excitación sentía que unas pequeñas lágrimas se formaron en sus ojos. Pasó las yemas de sus dedos por todo el largo de ese miembro, y luego comenzó a chupar y a morder el glande como si fuera algún dulce.

    - Ahmmm... así... sigue pequeño... -jadeó sintiendo como su cuerpo se quemaba debido al fuego de la pasión que todos estaban sumidos en ese momento, no faltaba mucho para que acabara.

    Takano gemía e intentaba controlarse, pues sentía ganas de penetrar al menor de manera descontrolada, pero sabía que no podía hacerlo.
    Él mismo ya se sentía al borde, hasta que tuvo una idea.

    Apartó a Ritsu del miembro de Akihiko y lo miró.

    - Sensei... ¿porqué no... usted entra también...?

    - ¿Eh? -Ritsu miró a Takano extrañado.

    - Entrar... excelente idea. -aceptó Akihiko aceptando el reto.

    Takano salió, muy a su pesar, del interior de Ritsu, pero dejó la punta justo en la entrada. Miró a Akihiko y le sonrió, incitándolo a que entrara. El escritor aceptó de buen grado la invitación y entró con facilidad, el interior del chico ya estaba dilatado por todas las embestidas y preparaciones previas. Con un gemido erótico se hizo escuchar, aunque sabía que haría Takano a continuación así que lo invitó con la mirada y que iniciara el próximo paso.

    Al ver al escritor ya adentro, Takano se acercó e hizo que Ritsu (quien lo miraba con temor, imaginando lo que ocurriría) pasara sus piernas por su cadera, logrando así que el menor quedara apoyado entre él y Akihiko.

    Después, entró de una estocada.

    Ritsu soltó un grito. Su entrada no estaba preparada para dos miembros, obviamente que le dolería mucho.

    Akihiko gimió de placer al sentir por un lado el roce de la hombría de Takano y por el otro las entrañas angostas del menor.

    -Mmmm... brillante... increíble... ahmm... -gimió Akihiko, las palabras no bastaban para describir tan placentera experiencia.

    --------------------------------------------------------

    Takano: ¿no hubiera sido mejor si hubieran puesto "dos enormes miembros"?

    Ritsu: (X.X)

    Akihiko: esto servirá para mi próxima novela...

    Takano: sale mi nombre en una novela de esas y me convierto en asesino

    Akihiko: si claro, tu y quien mas. Si quiero te meto y punto

    Takano: no me importa si es en nombre de la literatura, solo no quiero que mi nombre salga... A menos que quieras convertirte en un buen uke de manga...

    Akihiko: cállate, la creadora me hizo seme y eso no se puede cambiar

    Takano: ya lo veremos... -sonrisa-

    --------------------------------------------------------

    Takano gimió al sentir su miembro mucho más asfixiado que antes, sentía la calidez de las entrañas de Ritsu, y también la dureza del miembro de Akihiko. No pudo evitar el moverse un poco.

    - Aahh Ta-Takano-san.... Amhh por favor no se... Ammm no se mueva ahh aún... -dijo Ritsu con los ojos cerrados.

    Takano lo miró sosprendido.

    - Lo... Amnhh lo siento... -jadeó Takano

    El escritor esperó al igual que el editor para unos momentos, luego ambos excitados se miraron unos instantes y coordinados iniciaron el vaivén. El roce de ambas virilidades en tan angosto lugar los excitaba con una velocidad impensada e inimaginable.

    Takano estaba tan excitado que entre sus embestidas tuvo que detenerse unos segundos para intentar restablecerse, su cuerpo estaba temblando y se sintió algo débil.

    Akihiko preocupado miró a su costado y preguntó.

    - Tan pronto... ¿y cansado?

    Takano miró a Akihiko con algo de odio.

    - No estoy.... Ughh can.... Cansado...

    Inconscientemente Takano acercó su cara a la de Ritsu.

    - Es solo que.... Ammm se siente tan aaahh muy... Muy bien nnghh... -jadeó a los labios de Ritsu.

    Akihiko tomo del hombro al editor y antes de que este pudiese devorar los labios del menor, lo hizo a un lado y él mismo lo comió a besos.

    Durante los minutos que su besó duró la virilidad del menor rozó el vientre del novelista, los jadeos por la doble penetración y de la estimulación hacía que su excitación alcanzara un nuevo nivel.

    -------------------------------------------------------------

    Son Yamuri: ¡¡oyeeee se supone que Takano besaría a Ritsu!!

    Takano: mira, mira, esto es la guerra...

    Akihiko: en la guerra y en el amor todo se vale, y déjame decirte que besa bien

    Van Phantomhive: La guerra ya estaba declarada desde el principio...

    -------------------------------------------------------------

    Takano separó a Akihiko de Ritsu y lo volteó a su lado, haciendo que el menor gimiera. Apenas y el novato se estaba acomodando cuando Takano le dio un fogoso beso, robándole todo el aliento.

    Apenas se estaban separando para recuperar el aliento, cuando Takano ya estaba devorando sus labios de nuevo. Sin quedarse atrás el mayor del trío, con su mano libre, metió un par de dedos en la entrada del editor, sorprendiéndolo en medio de sus ataques.

    -Takano-san... muévase. -impartió Akihiko meciéndose en un vaivén, haciendo que ambos presentes gimieran en el acto.

    Takano quedó shockeado por un par de segundos y luego retiró la mano del escritor.

    - Sensei... Creo que ya habíamos dicho que usted era el buen uke....

    Mientras los dos mayores luchaban, Ritsu jadeaba, pues entre el movimiento su entrada se iba ensanchando con los dos miembros.

    Con una dulce sonrisa, el novelista se salió del cuerpo del menor, dejándolo con total libertad de posesión. Excitado como estaba, penetró a Takano por atrás, haciendo de sus cuerpos un tren de embestidas.

    -------------------------

    Van Phantomhive: el amor es guerra...

    Son Yamuri: tienes razón... el amor es guerra...

    ---------------------------


    Al sentirlo, Takano soltó un codazo y se apartó del mayor.

    - Mocoso quédate.... con tu novio...

    - Sensei... Eso está mal... No me obligue...

    Ritsu se estremeció, no había visto muy bien lo que el escritor le había hecho, pero Takano no parecía muy feliz.

    -Ohh vamos... después te dejo... Masamune-kun. -dijo este sensualmente con un beso apasionado.
  11. .
    Gracias Anto por leerme en Amor Yaoi y acá, meteré media pila y hago el proximo cap comentarios como los tuyos me incentivan a seguir escribiendo XDD

    ARIGATOOOOO TTWTT

    y sankyu por el cumplido aunque tengo problemas con mi redaccion XDD, soy torpe por la forma en la que escribo tengo errores gramaticales everywhere o eso creo XD

    BIEN PILAS INSPI VENGAN A MI XDDDD

    Adyuu
  12. .
    omg me dejas con mas ganas de kerer saber que es lo que deben proteger, por dios ojala lo continues pronto

    Adyuu
  13. .
    Amar al que te ignora e ignorar al que te ama valla paradoja, me encantó y esa frase le dió el plus para dejar abierta a este magnifico fic XDDD

    BANZAI A LOS ENIGMATICOS XDDDDD

    CONTI PLISSS

    Adyuu

    PD: Tori afloja hermano, que humor de perros XD
  14. .
    larihoooooooooooooooooooo XDDDDDDD VAN MAD HATTER-SAN VUELVE CON OTRA ENTREGA DE PARTE NUESTRA XDD



    HONTONI DOMO ARIGATO POR LOS COMENTARIOS XDDD Y A QUIENES LO LEYERON, EN PARTICULAR ENORME SANKYUS A YUE-SAN, BTALKRAJO-SAN Y A MI INEGABLE HERMANA MARI XDDD Y A MI GRUPO DE JNB XDDD


    Cuando estabamos realizando el siguiente cap, Yamuri-sensei rescató que esta fue su pareja favorita y yo le dije que si gustara si se diera otra ocación la retomaríamos.

    Antes de mandarlo a subir, siempre la revisamos y damos el visto bueno al producto final, sepan disculpar algunos errores de tipeo XD. Pero hay algo que me sorprendió y cuando se lo conté a Yamuri-sensei nos quedamos con las bocas abiertas XDDD 61 PAG DE WORD!!! QUE RECORD XDDD VAMOS POR LA 100 YEAH XDD

    BUENO LADIES AND GENTLEMEN BASTA DE PALABRERIO Y ABRAMOS EL TELON DEL TERCER ACTO, PASEN Y VEAN A LOS LUJURIOSOS DE TURNO *W* *haciendo una reverencia*








    Van Phantomhive & Son Yamuri~






    CHAPTER 3: Complicidad Laboral



    Onodera Ritsu (25) se encontraba en problemas en su trabajo. Su jefe, Takano Masamune, le habia puesto (como siempre) demasiado trabajo.

    Y no sabía que hacer. Necesitaba ayuda.

    Por otro lado Hatori Yoshiyuki (28) también tenía sus propios problemas con cierto mangaka irresponsable, pero al ver a su compañero en problemas, decidió dejarlos, por unos momentos al margen y habló con su tono serio de siempre.



    -Onodera, ¿qué sucede?

    - Ah, Hatori-san, es que... Takano-san me puso demasiado trabajo... Y no se como hacer estas ediciones....

    -A ver... no creo que sea difícil... no más que lograr que ese idiota dibuje -dijo esto último por lo bajo.

    - ¡Muchas gracias Hatori-san! Me salvas la vida... -dijo Ritsu lloriqueando

    -Tampoco exagere, solo hago parte de mi trabajo. -dijo sentándose al lado del novato.

    - Ahh aún así muchas gracias...



    Mientras Ritsu decia esto, accidentalmente rozó la mano de su compañero. El pequeño contacto no lo pasó por desapercibido pero prefirió omitir como un ligero accidente.

    Una vez que Hatori le terminó de explicar las ediciones, Ritsu estaba muy feliz, pues ahora Takano no tendría razones para regañarlo.

    Mientras veía la cara de frustración de Takano, volteó justo en el momento en que su mirada se cruzó con la de Tori.

    Lo miró durante unos segundos y luego le dirigió una dulce sonrisa.
    Hatori vio la linda sonrisa de Ritsu, él mismo no se permitía sonreir abiertamente pero por lo menos lo miró de forma amable y tranquilizadora, muy distinta a la penetrante e inquisidora mirada del editor en jefe.



    - Creo que se salvó, ¿no?. -dijo Hatori a modo de comentario.



    Ya un poco después, casi a la hora de salida, Ritsu consigió terminar su trabajo a tiempo. Ya no faltaba mucho para que "El ciclo" llegara, asi que estaba bien aprovechar sus pequeños descansos.

    Que por cierto, ese descanso lo tenía gracias a Hatori, asi que con algo de timidez se acercó al subjefe.



    - Hatori-san... -dijo Ritsu- esto... Muchas gracias por lo de hoy...



    Mientras hablaba, se sonrojó un poco.



    - Descuide, me alegro de haberle servido de ayuda. -dijo el mayor mirando a Ritsu a los ojos y notando el leve sonrojo que este tenía en su cara. Un poco sorprendido se le atropelló las siguientes palabras - Y no se preocupe por Takano-san, él sabe de sobra que usted es un editor competente y responsable.

    - Lo sé, pero a Takano-san le encanta molestarme



    Ritsu miró a Hatori y se sintió encoger ante su mirada tan penetrante, y se sonrojó un poco más.

    Para el subjefe eran extrañas la reacciones de Onodera, y al no saber muy bien como manejarlo usó su mejor tono reconfortante, el mismo que empleaba con su depistado dibujante.



    - Takano-san molesta a todo el mundo, y creame que fui víctima de ello. -le dijo con pesadez pero con mirar nostálgico.

    - Eeeeh ¿en serio?

    -Sí y no sabe como se ponía cuando estaba la revista habia tocado casi fondo, por poco y nos mata. Así que no se preocupe, lo que usted ve de él es su mejor faceta -dijo con una semi sonrisa el editor, y colocando una mano en el hombro de Ritsu.

    - A-AH, ya veo...



    Por alguna razón Ritsu tembló un poco ante el toque de su compañero.

    Su mano era cálida.



    - Eh bueno, yo... -dijo Hatori- más bien si no tiene nada que hacer podemos ir a tomar algo, ¿qué le parece? Y de última le doy un par de consejos.

    - Ah, por supuesto, me agradaría mucho Hatori-san... Eh, ¿pero no tiene nada que hacer después?

    - La verdad sí... pero no estoy de humor de ver a ese inútil -dijo fastidioso, agarrando su maletin.



    Ritsu se quedó extrañado, pero decidió no preguntar nada.
    Luego de trabajar ambos se dirigieron a un pequeño e íntimo bar.



    - Hatori-san, por cierto, últimamente le he visto muy estresado, ¿su mangaka le causa muchos problemas?

    - Bastantes, Yoshikawa-sensei no sabe crear mas que problemas, y ¿usted cómo se lleva con sus mangakas?

    - Pues... De momento estoy bien, mis dos mangakas están cumpliendo sus fechas de entrega, creo que debo aprovechar mis pocos descansos antes de que el ciclo comienze, ¿no lo cree?

    - Sí la verdad extraño esos momentos... -dijo nostalgico el subjefe. Después de unos momentos de silencio el mayor lo rompió nuevamente-Onodera, ¿qué le gustaría beber?



    Ritsu reaccionó de manera algo exagerada, pues recordó que se ponía muy mal cuando bebía de más.



    - Ehh... La verdad no lo sé, ¿qué le gustaría a usted, Hatori-san?

    - Tomemos un par de tragos, para celebrar estos escasos momentos de tranquilidad. -dijo el editor con tono convincente aunque recordaba que un par de veces se había excedido con el alcohol.

    - ¡Tiene razón! -dijo Ritsu sonriendo de manera tierna- Y me alegro de estar con usted Hatori-san

    - ¿Eh? Y eso ¿por qué? -cuestionó soprendido.

    - Para ser sincero, creo que es con usted con quien me llevo mejor -suspiró Ritsu- Mino es agradable pero me da algo de miedo, Kisa-san tambien me agrada pero es... Creo que demasiado hiperactivo para mi gusto...



    Ritsu hizo un pequeño mohín.



    - Y ni hablar de Takano-san. Usted me gusta más, es más tranquilo y habla de manera amable y me da más tranquilidad.



    La declaración de su compañero lo dejó muerto de la impresión, no se lo esparaba y más aun viniendo de él, siempre lo vio como un chico dedicado, algo frenético y casi al borde de la histeria pero responsable al fin de cuentas y apasionado en lo que hace. Un leve tono rosado apareció en las mejillas de Yoshiyuki, un cumplido como esos no se oía todos los dias.

    Intentando mantener el tono calmado respondió:



    - Gracias por esas palabras, pero usted solo conoce esa faceta de mí y créame que no me creo como alguien amable y tranquilo. -mostrando una sonrisa sincera.

    - ¿Eh? ¿en serio? La verdad no creo que pueda verlo de otra manera... Dudo que pueda verlo como alguien no tan traquilo



    Ritsu sonrió mientras bebía algo de lo que le habían llevado.



    - Entonces, si usted no se cree tranquilo, ¿entonces como se cree?



    Meditando la respuesta, Hatori dio un par de tragos a su bebida, luego de un pequeño suspiró respondió.



    - Mmmm creo que me imagino como alguien gritón y malhumorado, posiblemente suceptible a las palabras.

    - ¿En serio? -dijo Ritsu con una leve risa- en verdad no lo veo como alguien de esa forma.... Usted parece alguien tranquilo en todo sentido.

    - Gracias por el cumplido, la verdad usted si que es una persona honesta Onodera. -dijo mirándolo a los ojos y terminando de beber el primer trago, para luego volver a llenar el vaso y empezar con el segundo.

    - Je, es lo que me decía Takano-san hace 10 años... -se le salió a Ritsu.



    Quien ya llevaba, para sorpresa de Hatori, el tercer trago.

    El comentario llegó a los oidos de éste y con los ojos abiertos miró a su compañero y preguntó:



    - ¿Usted ya conocía a Takano-san?

    - Eh... Ah...



    Ritsu comenzó a ponerse nervioso. No le podía decir que estuvo enamorado de él, ¿verdad?



    - Pues... Por casualidad estudié con él antes de mudarme al extranjero... En ese entonces su apellido era Saga.



    A Ritsu se le opacó un poco la mirada.



    - Ah... no lo sabía, vaya como es la vida... -dijo tomándose otro par de tragos rápidamente.

    - Eh... Sí... Eso es cierto...



    Ritsu suspiró. Otra vez recordando cosas que no quería recordar...



    - Mmmm... comprendo... ahora veo por qué me paresco a él... -dijo en un susurró Hatori, mirando fijamente su vaso medio vacío.

    - ¡¿Ah?! No creo que usted se paresca en algo a ese cretino... ¿porque lo dice?

    - Ah... pues.... -una pequeña batalla interna de libró dentro de él, como podría explicar lo que fue los comienzos de su relación con esa persona.



    Tomando de un trago lo que quedaba del vaso, le dijo un tanto dudoso lo siguiente:



    - Pues... porque, creo que los dos vivimos anhelando por 10 años... algo que nos pareció imposible.



    Ritsu se sorprendió.



    - Acaso... Usted... ¿Sabe algo... sobre Takano-san... que no deba?

    - Sí y no, lo poco que sabemos de Takano-san fue lo que él mismo nos contó y lo que Yokozawa-san a veces nos habla.

    - ... Ah...



    Ritsu bajó la mirada, y de pronto se arrojó a los brazos de Hatori.



    - L-lamento mucho que... haya tenido que pasar por algo asi... Hatori-san...



    Shockeado no sabía que hacer, pero para no alterar más al joven correspondió el abrazo y acariciándole la cabeza le habló pausadamente.



    - No se preocupe, no fue malo, al final me fue bien... aunque a veces dudo si realmente me ama... -dijo más para si mismo que para Ritsu.

    - No creo que no le ame Hatori-san -Ritsu ya olía un poco a alcohol- de hecho, dudo que alguien no le corresponda...



    Ritsu sonrió de manera tierna, ya estaba algo alcoholizado.



    - Es muy apuesto y varoníl Hatori-san. En verdad estoy seguro que sí le corresponde...

    - Lo dudo es tan depistado que no sabe donde esta parado, y créame que usted también encontrará ese amor que tiene por esa persona -dijo estrechando un poco más el abrazo, el alcohol se le iba subiendo y temía que su otro yo saliera a flote...

    - No, la verdad no quiero que ese sentimiento salga... De nuevo... No quiero...



    Ritsu se aferró aún mas al abrazo de Hatori y ocultó su rostro en su pecho. Lo bueno es que estaban en una esquina bastante privada y no habia nadie cerca.



    - En verdad... No sabe lo que hago para que ese sentimiento no salga...

    -No lo sé, pero no se reprima... déjelo salir y sea feliz por favor -dijo tomando el rostro de Ritsu para mostrarle una mirada dulce y tierna que pocas veces demostraba. La cercanía era evidente, pero como el aire etílico engañaba, esa percepción pasó por desapercibida.

    La cabeza de Ritsu daba un poco de vueltas, pero tampoco notó la cercanía que sentía con Hatori. Se soltó un poco del suave agarre y escondió su rostro esta vez en el cuello de su compañero.



    - Hatori-san... Huele muy bien...

    - Y usted... también Onodera. -dijo Hatori, recargándose un poco, acariciando la cabeza del editor -Como quisiera, que fuera así... -susurró al aire, abrazando al editor.

    - ¿Así... ? ¿Quién... fuera así...?



    Ritsu cerró los ojos y sonrió un poco, acomodándose mejor en el cuello y hombro de Hatori.



    -Olvídelo... no quiero recordar... hoy... solo por hoy... olvidemos... -dijo Hatori quedamente. Lo tomó del mentón y le plantó un tierno beso a Ritsu.



    A pesar de su estado de ebriedad, Ritsu de inmediato se alarmó y apartó un poco a Hatori.



    - Ha-Hatori-san, ¿que c-cree que está haciendo?



    La cara del menor estaba completamente roja y estaba muy nervioso.



    - Olvidando... -dijo simplemente Hatori, contemplando el sonrojado rostro de su compañero con una mirada seria y los ojos suavemente cálidos.

    - ... ¿Olvidar...? -dijo Ritsu suavemente, perdido en los ojos de Hatori- ¿eso... está bien...? ¿Está bien si... Olvido hoy... solo por hoy... con usted...?

    - Si usted quiere... olvidemos juntos por hoy... -dijo Hatori plantándole otro beso al editor y tomándolo de la cintura para estrechar la distancia de los cuerpos.

    Ritsu no supo que hacer, así que solo se quedo quieto. Algo en su mente le estaba gritando que se detuviera, y le ponía la imagen de Takano, pero esa débil imagen estaba siendo sustituida por la imagen más fuerte de Hatori.

    Así que poco a poco levantó sus brazos y rodeó el cuello de Hatori, aspirando su perfume

    Hatori dejándose llevar y olvidando su frustración sentimental sobre Yoshino, se aferró al cuerpo de Onodera intensificando el beso que le estaba dando, metiendo su lengua en esa pequeña e inexplorada cavidad bucal.



    - Onodera... la verdad... me gusta su honestidad... -dijo entre besos.



    Ritsu temblaba un poco entre los brazos de Hatori, sintiéndose curiosamente bien.



    - Hatori-san... Me gusta... esa... extraña... aura que... emana... -decía Ritsu entre los besos de Hatori.



    Ritsu comenzó a acariciar los cabellos del mayor, sintiendo con agrado como el otro le acariciaba suavemente su cintura.



    - Déjeme sentir... lo que es ser correspondido -dijo después de un beso intenso, donde los sentimientos reprimidos, el ambiente privado y unas palabras dulces eran lo que reinaban en el lugar.

    - Hatori... San... -jadeó Ritsu al sentir las grandes manos de Hatori en su cintura. Se abalanzó un poco a besar su cara y a enredar sus dedos en su cabello, oliendo ese perfume tan varonil y sintiendo que a pesar del frio, el calor aumentaba.

    -Onodera-san... hagámoslo -le susurró el subjefe al oído de su colega, mientras sus manos comenzaban a pasearse por el trasero de éste.



    Ritsu soltó un jadeo.



    - P-pero Hatori-san... Estamos en un lugar público...



    Comenzó a besar suavemente el cuello del editor. Olía tan bien que le era imposible no acercarse.



    - Mmm... No importa... además... usted me... está provocando, Onodera -le susurró con ese tono grave y lleno de seducción, comprendiendo que tanto Ritsu y él estaban mas que dispuestos a hacer lo que sea sin importar si hubiera público presenciándolo.

    Para darle más confianza al novato, le apretó una nalga, como dando una señal de "estoy dispuesto a todo, no me importa nada".

    Ritsu soltó un gemido y se pegó más al subjefe, acercó sus labios a su oído y le susurró:



    - Entonces... Vamos a un sitio más privado...



    Cuando terminó de decir esto, le lamió el oído.

    Comenzó a pasear sus manos por el pecho de su compañero, desanudando su corbata y abriéndole un poco la camisa.



    - Si nos ven... Estaríamos en problemas... Vamos a... Otro lugar...



    Las palabras de su compañero decían una cosa pero los hechos era otra, ignorando los predicamentos del joven ojos verdes, Hatori se unió a la sacada de ropa.

    Con sus manos fue quitándole el cinturón y bajando el cierre del pantalón café de Onodera, mientras le susurraba;



    - Pues me temo que no nos iremos, Onodera... Ya estamos encendidos -Y en ese momento manoseó la hombría del mencionando sobre la ropa interior, generando un jadeo a este último.

    Ritsu soltó un gemido y tomó la mano de Hatori. Estaba temblando y se acercó a su cara.



    - Baño -jadeó Ritsu- al menos...



    Y fue cuando se dio cuenta de que era uno de esos bares donde se pueden correr una clase de puertas para más privacidad.



    - Hatori-san... Al menos... La puerta....



    Ritsu gemía y se restregaba un poco contra la mano que tenía Hatori en su miembro.



    - ¿Baño... o esto? -susurró Tori mirándolo pervertidamente, una mirada en la cual decía "mientras mas estrecho el lugar mejor".



    El novato se sonrojó. ¿En verdad tendría que responder a eso?


    - Ah... yo...

    - No importa lo que elija... tendrá su castigo por no saber esperar... -dijo mordiendo el cuello del joven editor.

    - Pero... Hatori... Hatori...



    Ya no podía articular ni una sola palabra, se restregaba contra el mayor, queriendo sentirlo aún más.



    - Usted elige... ¿Puerta o Baño? Onodera. -siguió Hatori, con la mano en ese lugar pero sin moverla en lo más mínimo, aunque el otro se estuviese restregando contra él, no cedería un ápice no porque fuera malo sino porque de algún modo veía más lindo cuando el rostro de su colega se sonrojaba más y deseaba saciarse físicamente.

    Ritsu se sonrojó a mas no poder. ¿Qué hacer? Podría elegir baño pero tendría que caminar y dudaba mucho que se pudiera si quiera parar...



    - P-Puerta... -gimió mientras juntaba más la mano de su compañero contra su miembro. Ya su cuerpo ardía de deseo pero el subjefe no parecía cooperar.

    - Muy bien... Puerta... igual lo castigaré... -dijo Tori de forma muy sugerente y lasciva, la infinita necesidad del otro lo divertía y quería ver hasta que punto podría doblegarlo.



    Y para comenzar con tan macabro plan, lo primero que hizo fue retirar su mano del cuerpo de Onodera, se fue caminando lentamente hasta la mencionada puerta, luego se dio la media vuelta y notó como éste lo miraba entre molesto y excitado; levantó su mano, el movimiento era similar a como si invitara a una persona a bailar y le dijo lo siguiente:



    - Ven... si es que puedes...



    Ritsu se sonrojó y frunció el ceño. ¿Qué demonios creía que estaba haciendo? Pero de acuerdo. Cedería solo un poco, solo un poco...

    Así que como pudo, intentó levantarse. Cuando lo logró, su chaqueta se atoró con la mesa, asi que de un jalón se la quitó. Cuando intentó dar un paso, su miembro le punzó y estuvo a punto de caer pero alcanzó a sujetarse de la mesa. Con una miraada iracunda avanzó otro paso, y luego otro, sujetándose de la mesa.

    Cuando le faltaban solo dos pasos para llegar a Hatori, se dejó caer, aterrizando en el fuerte pecho de su compañero y sonrojándose aún más. Con su ceño algo fruncido, lo miró a los ojos.



    - Al parecer pudiste... -dijo tomándolo del mentón para mirarlo a los ojos- Pero déjeme decirle... que es solo el comienzo, Onodera -le susurró al oído colocando una de sus piernas en el medio de las de Ritsu para estimular el miembro de este.



    Ritsu ya no podía pensar muy bien las cosas, la pierna de su compañero entre las suyas, esa mirada de acosador, ese pecho, ese perfume... Sus piernas temblaban tanto que sus rodillas le fallaron y estuvo a punto de caer, pero se alcanzó a sostener del brazo de Hatori.



    - Cuidado no quiero que se caiga -dijo levantándolo mientras la mano libre cerraba la puerta. Después lo estampó contra esta y lo besó de forma demandante colocando otra vez su pierna en el medio de las de su castaño amigo.

    Ritsu se recargó un poco sobre ellas ya que sus cuerpo no respondían como él hubiese querido. De manera lenta comenzó a restregar su cadera en la pierna de su superior, mientras sus brazos se enredaban en su cuello y lo atraía más hacia sí, metiendo su lengua en esa demandante boca.

    Luego de unos minutos el aire empezaba a fallar, y se separó un poco de la boca del editor; acercó su boca al oído del joven hablandole muy quedamente estas palabras:



    - ¿De pie o... sentado?



    Ritsu se sorprendió ante esta pregunta.



    - ¿A... A qué se refiere....?

    - Me refiero... a que lo hacemos de pie o sentados... le estoy dando a elegir su forma de castigo, Onodera -le susurró pervertidamente Hatori

    - ¿P-pero que cosas dices... ? -jadeó Ritsu. Su cuerpo ardía y sus piernas le gritaban, asi que con toda la pena del mundo bajó la mirada y susurró- S-sentados...

    -Muy bien... entonces siéntese, ahora le ayudo con este pequeño problema -dijo Tori con una dulce sonrisa y tocando con un dedo el miembro de Ritsu.



    El cuerpo del menor se deslizó hasta el suelo, mientras el mayor se desvestía enfrente de él, retirando su corbata y desabrochando totalmente la camisa dejando expuestos los pectorales.

    Ritsu veía embobado el perfecto cuerpo de su compañero. Nunca se hubiera imaginado que un editor podría tener ese cuerpo...

    Después Hatori se desabrochó los pantalones, dejándolos caer a la altura de la cadera, Ritsu sonrojado se iba excitando un poco más al ver el voluminoso y marcado cuerpo del subjefe de edición.

    Como pudo, también se fue intentando quitar la ropa, comenzando por su camisa, pues la tela ya comenzaba a estorbale...



    - Ahora Onodera, lo castigaré -sentenció Hatori colocándole su corbata alrededor del cuello de éste y lo anudó teniendo cuidado de no apretarle demasiado.



    Ritsu soltó un jadeo de sorpresa y miró a Hatori extrañado.



    - Ha... Hatori-san... ¿qué... está...?



    Con algo de torpeza intentó quitarse ese nudo, comenzando a sentirse demasiado nervioso ante esa mirada de Hatori...



    -No haga eso Onodera-san.. -dijo sujetando las manos del editor, mirando al joven de forma penetrantemente lasciva. - Usted será mi mas-co-ta. -dijo pausadamaente Hatori reafirmando el nudo de la corbata- Asé que pórtese bien y el castigo será leve -murmura con sensualidad en el oído del joven editor.

    - ¡¿M-m-m-m-mascotaaaa?! ¿Eso que quiere decir? -dijo olvidando momentáneamente la situación en la que se encontraban. Miró a su compañero entre sorprendido y enojado. ¿Qué demo...?

    -Lo que piensa, tendrá que obedecerme un poco... si es que quiere que le calme esto -dijo Hatori divertido tocando el miembro erecto de su compañero mientras le susurraba tales palabras en el oído para luego lamerle con perversa dulzura.



    Ritsu se puso rojo hasta las orejas, y unas pequeñas lágrimas de verguenza se formaron en sus ojos. Cuando Hatori tocó su miembro estuvo a punto de soltar un gemido pero lo reprimió mordiéndose una de sus manos, y siguió reprimiendo sus suspiros.

    Le lanzó una mirada de reproche a su compañero.



    - ¿Q-qué... es lo que... quieres que...? -Ritsu no pudo completar su oración, estaba tan avergonzado...

    - ¿Deseas saberlo mi adorada mascota? ¿Tanta ansias tienes que te calme este dolor? -dijo con un tono rodando a lo sádico mientras masturbaba a Ritsu.



    La mirada de Yoshiyuki se la podría considerar atrevida, pero clamaramente ocultaba ese tinte perverso con su aura relajada y pasional. Ritsu estaba enfadado y excitado a la vez. En un intento de reprimir un poco de su frustracion se sujetó de la manga de Hatori y la jaló un poco.

    No se sintió capaz de soportar esa mirada tan... Extraña, y bajó la suya.



    - S-sí... por... favor... -pudo decir

    - Oh, que chico tan obediente. -dijo Tori deteniendo el manoseo, Onodera intentaba retener sus jadeos pero eso no iba a detener al subjefe de hacer sus mañas. El show acaba de empezar. -Bien Onodera-san lo que quiero es... -empezó el castaño mayor acercandose a la cara sonrojada de su interlocutor para que le entendiera su mensaje y a la vez esa cercanía que cualquiera mataría por tener. Los rostros de ambos estaban a escasos centímetros de rozarse. -Que juegue con esto. -el mayor toma un cubo de hielo y se lo mete en la boca, luego se da media vuelta y le planta un beso a su compañero de juegos pasándole el frío cubito en el medio del lujurioso contacto.

    Ritsu soltó un jadeo cuando sintió el hielo en su boca, pero reprimió un gemido cuando su compañero le besó. Bien, un cubo de hielo no tardaría mucho en derretirse, y menos entre esas dos bocas tan calientes...

    Comenzó a seguir el juego, sujetándose del cuello de su subjefe y aferrándose a su cabello. Comenzó a mover lentamente su lengua dentro de la boca de su compañero, sintiendo como el hielo daba vueltas entre las dos bocas. Como buen chico, Ritsu se separó un poco de Hatori para tomar algo de aliento, pero aún con el cubo de hielo en su boca. Mientras intentaba recuperar el aliento lo miraba de manera lujuriosa

    Y se le ocurrió la gran idea de sacarlo de su boca para tomarlo en sus manos y comenzar a lamerlo lentamente, de arriba a abajo dando vueltas, como si estuviera disfrutando de una paleta de hielo...

    O de otra cosa un poco mas... cálida...



    - Onodera, eso es lindo... pero yo esperaba algo más... como esto... -jadeó Tori recuperando el aliento perdido tomando un segundo cubo de hielo y comenzó a deslizarlo por todo el torso desnudo del joven editor, estremeciéndolo por el frío contacto y haciendo que gimiera nuevamente. Después fue contorneando con el cubito las redondas aureolas de loz rosados pezones erectándolos rápidamente ante ello.

    Ritsu jadeó y se sostuvo de los hombros de Hatori, y luego lo miró con algo de reproche,



    - Y-yo... nunca ahh... podría... ahhh... hacer... eso...



    De inmediato sintió que su miembro punzaba. Tenía que hacerlo, tenía que deshacerse de todo eso... Así que tomó un tercer hielo, y mirando a Hatori con algo de odio, comenzó a jugar con eso por todo su cuerpo. Primero comenzó con sus pezones, repitiendo la misma acción de su compañero.

    Después lo fue bajando poco a poco por su pecho, llegando a su estómago y jugueteando con su ombligo. Mientras lo hacía, jadeaba y se sonrojaba.

    Luego, poco a poco bajó su mano hacia su vientre, sin tocar su miembro, y comenzó a pasear el hielo ahí aumentando sus jadeos debido al frío y su excitación.



    - Al parecer mi linda mascota comprendió la orden -le susurró perversamente el subjefe, jugando con el segundo hielo, luego tomó un tercer hielo y lo besó fogosamente jugueteándo con el liquido frío del primero y con la solidéz del tercero.

    El comienzo del castigo no terminó ahí, un cuarto hielo se fue colando por la parte trasera del joven castaño mientras el mayor lo levantaba levemente de su posición en medio del cálido contacto.

    Ritsu soltó un gemido que se ahogó en la boca de su compañero al sentir el agudo frío en su entrada. Dejando de lado toda la excitación que sentía comenzó a intentar quitar a Hatori de encima suyo, intentando negarse a sus acciones.



    - ¡E-espera...! ¡¿Qué demonios crees que est.as...?!



    El destino final de aquel cubito fue a parar en ese hermoso, húmedo y cálido sitio, la entrada de su novato compañero, satisfaciendo en cierto modo las malignas ideas de su subjefe.



    - Ha... Hatori-san... no lo haga... ahh... no...

    - ¿Quiere que me detenga? -metiendo un dedo en aquella zona y jugueteando con la frialdad del agua congelada y con la calidéz del cuerpo de Onodera.

    - Ahh... No... Haga aaahh... eso...



    Ritsu sentía como poco a poco iba perdiendo su cordura. Mientras se negaba a las caricias de su compañero movió inconcientemente su cadera, en un vago intento de sentirlo más adentro.



    - ¿Seguro? Mire que no ha respondido mi pregunta. -dijo Tori en el oído de Ritsu jugueteando con el hielo en ese rincón estrecho y metiendo un segundo dedo para ayudarse y hacerlo bailar y deslizarlo por toda la zona que le fuera posible, escuchando como respuesta los gemidos y lascivos movimientos del menor.

    - No... deten... para...



    De tanto placer, Ritsu había cerrado los ojos y se dejaba llevar por su pervertido compañero, moviendo sus caderas lentamente sintiendo como jugaba con el hielo en su interior. En lugar de enfriarlo, lo calentaba más y más. Se sujetó de los hombros de Hatori y comenzó a arquear su espalda, presa de los espasmos y el terrible y dulce placer que sentía.



    - Mmmm parece que lo disfruta... pero sabe, quiero que me demuestre el por qué debo continuar con eso. -susurró Hatori deteniendo todo movimiento, ganándose la mira de reproche de Ritsu- Mi linda mascota.... muéstreme los trucos que haría para convencer a su dueño. -dijo Tori sonriendo a su deseoso y caliente compañero de trabajo



    Ritsu tembló de coraje y excitación, pero por favor ya había tirado su orgullo y dignidad al diablo, ¿qué importaba si lo hacía un poco más?

    Comenzó a enderezarse lentamente y se sentó encima de su compañero y comenzó a quitarle lo poco que le quedaba de ropa.

    Besó su cuello y comenzó a morderlo, mientras que sus manos recorrían ese pecho tan ancho y acariciaban ocasionalmente los pezones. Restregó su trasero en el duro miembro mientras devoraba el cuello de Hatori. De alguna manera se sintió enviciado...

    Comenzó a moverse un poco más rápido, y con agrado escuchó que el mayor comenzaba a soltar pequeños gemidos

    Y entonces se quedo congelado cuando escuchó unos pasos. Detuvo sus movimientos por unos segundos y miró fijamente a Hatori, y después la puerta.



    - Disculpeee~ -escuchó del otro lado unos segundos después- vengo por los vaso vacíos y a servir más...



    Ritsu miró a su compañero como diciéndole "encargate tú" y siguió con su trabajo.

    Entendiendo el mensaje de su joven amigo, habló con voz potente y clara, como si nada pasara, teniendo en cuenta que el chico estaba despertando cada vez más sus bajas pasiones.



    - No se preocupe... después los llevo -dijo acariciando con cariño el miembro de Ritsu, como en señal de premio por ser buen niño y haber avisado a su amo a tiempo.



    En eso se escuchó los pasos de la gente de servicio retirarse de la puerta. Luego miró a su pequeña mascota y le susurró:



    -La próxima.... respondes tú, Onodera...

    - No creo que ahh vaya a...

    - Y vamos... quiero ver que tanto... quieres que te... ayude... mi linda mascota. -susurró Tori besando con pasión la casi entumecida boca del joven castaño.



    En eso vuelve a resonar la puerta del cuarto:



    - Disculpen... creo que se nos olvidó llevarnos unas pertenencias de los últimos clientes.



    En efecto la habitación había cosas que no eran de ellos, pero entre el calor del momento no se dieron cuenta de ese detalle.

    Ritsu comenzó a entrar en pánico y se miró; no solo estaba completamente excitado, sino que aparte estaba casi desnudo, solo con su camisa puesta y abierta. En cambio, Hatori al menos traía sus pantalones puestos...



    -Vamos... es tu turno... Onodera. -susurró Tori -Respóndeles. -apremió acontinuando con los ligeros apretones al miembro del joven.

    - Pe... Pero... ¿qué puedo...? -jadeaba Ritsu, y entonces una idea llegó a su mente.



    Concentrándose en lo que iba a decir, habló de manera tan natural que se sorprendió a si mismo.



    - Disculpe, en unos momentos se las llevamos



    Después de decir eso, miró a Hatori en forma suplicante... Al menos que se pusiera su camisa y le diera las cosas a ese chico...

    Después de mirar esa suplicante mirada, a Hatori no le quedó de otra que levantar y recojer las cosas mientras se volvía a poner la camisa y acomodar mejor sus ropas.

    Pero otra idea le vino a la mente... antes de irse a la puerta.

    Miró por breves instantes a su compañero, se acercó otra vez a él y con un rápido movimiento le colocó su camisa al editor y le susurró:



    - Dije que esta vez... Onodera iba a responder... asi que ve y dales estas cosas. -dijo Yoshiyuki palmeando la cabeza de Ritsu y con una dulce sonrisa en la cara.



    Ritsu se puso completamente rojo y comenzó a desarrollar algo parecido a instintos asesinos. Frunciendo el ceño, se levantó (como pudo) se acomodó la ropa, el cabello, y discimulando perfectamente su erección, abrió la puerta con una gran sonrisa.



    - Aquí tiene... las cosas -dijo Ritsu con algo de pánico al sentir que casi no tenía aliento.

    - Disculpe señor -dijo el agradable chico, castaño de ojos verde esmeralda- ¿se encuentra bien?

    - Eh... Ah, sí estoy bien...

    - ¿Seguro? Su cara está roja y parece que le falta el aliento...

    - N-No te preocupes, solo tengo algo de... fiebre

    - ¿Desea que le traiga algo?

    - No, muchas gracias. En unos minutos mas me marcho...

    - Bien señor, si necesita algo no dude en llamarme

    -No se preocupe, si puede, ¿nos traería más hielos? -Intervin Tori antes de que el mesero se fuera.



    Ritsu sintió una punzada de odio hacia el editor.



    - Con mucho gusto señor -dijo el chico sonriente lucía al menos de 20 años- enseguida -y se marchó por los hielos.



    Volteó casi de manera mecánica hacia Hatori, quien parecía burlarse.



    - ¿P-para que demonios...?

    - Shh... si mi mascota tiene fiebre... con algo hay que bajarla, ¿no crees? -dijo Tori inteligentemente cerrando la puerta.

    - ¡No la cierres! -dijo Ritsu enfadado intentando quitarse esa corbata- ese chico volverá dentro de poco...

    -No me digas que quieres mostrarle lo que estás haciendo. -comentó sorprendido el subjefe. -Jamás pensé que fueras lascivo y sinverguenza Onodera.

    - ¡Idiota, no es a lo que me refiero! -dijo Ritsu enfadado- No quiero tener que volver a abrir la puerta, prefiero que llegue y yo recibirlos para que asi él...



    Hatori no lo dejó terminar. Se acercó a Onodera y palmando su parte trasera acorraló el cuerpo de éste contra el borde la puerta para palmarle con la pierna la erección de este.

    Ritsu jadeó.



    - Lo... Digo en serio...

    - De acuerdo, pero luego te bajaremos toda esa fiebre Onodera -dijo Tori deshaciendo el agarre corporal.



    Ritsu bajó la mirada un tanto sonrojado, y su corazón latió como loco cuando escuchó de nuevo esa voz juvenil.



    - Disculpeee~ tengo sus hielos señor...



    Ritsu enseguida atendió y tomó los hielos, mirando el nombre del chico en la placa que traía colgada.



    - Muchas gracias Takahashi-san, eso es todo

    - Sí, si desea algo mas llámeme -dijo el chico alejándose

    -¿Cómo te sientes Onodera? ¿Listo para seguir o prefieres parar? -preguntó el editor parandose atras del chico



    Ritsu suspiró. Tenía que aprovecharlo, su cordura estaba volviendo debido a la interrupción del mesero, tenía que aprovechar, sino caería...



    - Eh, verá Hatori-san... Yo creo que será mejor si después...

    - Si después ¿qué? -dijo Tori acorralándolo otra vez contra la pared y mirándolo de forma seductora.



    Ritsu comenzó a temblar. ¡No! Su cordura, la poca que había vuelto...



    - Y-yo... yo...

    - Yo... -le susurró Tori poniendo una cara muy dulce y que casi nunca demostraba, la expresión se podría comparar con la de un niño pidiendo un dulce a su madre o de un pequeño niño perdido en un mar de gente que no conoce y necesita un abrazo de alguien conocido.



    Ritsu se sonrojó y bajó la mirada, derrotado.



    - Yo... quisiera... c-continuar...

    - ¿Y cómo quieres continuar? -susurró Tori manteniendo aquella mirada.



    Ritsu cerró fuertemente los ojos y bajó la mirada.



    - Yo... yo... como...



    No podía creer lo que iba a decir.



    - Como... mi... amo... diga...

    - Mmm... ya veo... entonces quedate de pie... por ser buen niño te premiaré... -susurró Tori dulcemente.



    La típica reacción del momento sería dar un beso, dadas las posiciones de ambos hombres, pero lejos de eso, el mayor se agachó y desabrochó con su boca la cremallera del pantalón de Ritsu.

    Prosiguiendo con el mismo lento andar, acarició con su mejilla la hombría de este, notando el ligero temblor del dueño.



    - Sé bueno... y quedaté de pie, ¿sí? -miró de reojo Tori, observando la sonrojada cara de su colega.



    Ritsu tragó saliva y asintió.



    - Pe... Pero Hatori-san... esto... n-no es necesario que lo haga...



    Haciendo caso omiso al comentario del menor, Hatori continuó acariciando lentamente el miembro del chico, la ropa interior estaba mojada por las anteriores caricias. Y con delicadeza la retiró, y comenzó a repartir besos y lamidas por toda la extencion de la sensible carne. Los espamos del menor se manifestaron, sosteniéndose del editor para no caer ante la orden impartida.

    Con las manos libres Hatori le quitó la bolsa de hielo y la rompió esparciendo los cubos en el suelo. Luego agarró uno y lo incrustó en la entrada del joven junto con uno de sus dedos, provocando un gemido de satisfacción por parte del usuario.

    Ritsu en lugar de enfadarse o molestarse como lo había hecho anteriormente, soltó un gemido de placer y se revolvió un poco, sintiendo con agrado el frío hielo y los cálidos dedos de su compañero.

    Bajó la mirada y se encontró con la erótica escena de Hatori masturbándolo con su boca, e inevitablemente se estremeció, ya que su compañero traía una mirada de acosador.

    Hatori continuó con su labor, lamiendo, besando, mordisquenado un poco, pero al fin y al cabo devorando el miembro de Ritsu, sentía como éste se iba agrandando conforme iba aumentando la velocidad de su boca y aumentaba la intromisión de su dedo. El segundo de ellos se presentó en el momento que lamía la punta y con la otra mano jugaba con los testículos del editor.



    - Ahhh Hatori-san... -gimió Ritsu- ahh de-tengase... Yo... yo ya no...



    Su propio cuerpo también le estaba reclamando atención pero decidió dejarlo pasar, porque en esos momentos las expresiones del menor eran todo un deleite visual: el sonrojo, los gemidos, los movimientos involuntarios

    Y esa voz suplicante...

    Hatori no se detuvo, siguió y fue aumentando el ritmo de las embestidas bucales.



    - Yaaahh... Ha... Hatori-san... ya... por favor.. yo... aah



    Ritsu sujetó el cabello del mayor, sintiendo que estaba el límite...



    - Yo... yaaah... aahh... aahhh...



    Omitiendo por tercera vez,el subjefe continuó con su labor, introduciendo el tercer dedo en la dilatada y tibia entrada del joven.



    - ¿Tú?... -dijo Tori deteniendo su labor y colocando un dedo en la punta del miembro.



    Ritsu se mordió los labios derramando unas pequeñas lágrimas. Su cara ardía y sentía que su miembro punzaba dolorosamente.



    - Que... m-malo... -alcanzó a decir Ritsu mirándolo a los ojos

    - Sabrá que yo... estoy en las mismas... condiciones... -susurró Tori mirando al joven, parándose para mirarlo a los ojos y con ello rozando su íntima y erecta parte con la de su compañero para demostrarle que lo dicho era cierto.



    Ritsu jadeó y sin darse cuenta movió su cadera, rozando aún más su miembro con el de su compañero, el cual aún estaba cubierto por la tela. No se dio cuenta de cuando, pero su mano ya estaba sobre el enorme bulto en el pantalón del mayor, moviéndose lentamente.



    - Ahh... Onodera.. ¿qué hace? -dijo exitado el editor al notar los pequeños movientos del mencionado.



    Ritsu tembló un poco y sin hacer caso a las preguntas del mayor siguió moviendo su mano. Como pudo metió su mano debajo del pantalón y sujetó ese miembro que estaba bastante duro y húmedo y comenzó a acariciarlo y apretarlo.

    Estaba tan avergonzado que bajó la mirada y cerró los ojos.



    - Onodera... mmm... -suspiró Tori por sentir como se estaba excitando cada vez más, en eso prefirió seguir jugando con los tres dedos en la entrada del editor y tenerlo preparado para el otro nivel, que no estaba lejos de llegar.

    - Ahhh Hatori-san...



    Ritsu aumentó el movimiento de su mano mientras comenzaba a mover su cadera, sintiendo los dedos de su compañero hurgar en su interior.



    - Hatori-san... en verdad... ya no... lo... soporto...

    - Ni yo... -dijo Hatori, con la increíble y necesaria urgencia de venirse.

    Por más que todo eso se sintiera de lujo, apartó delicadamente las manos de Onodera y susurró excitado al oído de este último-

    - ¿Puedo... meterlo?



    Onodera abrió mucho los ojos y ocultó su roja cara en el hombro del mayor.



    - Tú... No tienes porque preguntar cosas como esas...



    Levantó sus manos y se sujetó a los hombros del mayor.



    - Pregunto... porque soy así... -comentó Tori, entendiendo la respuesta corporal de su subordinado; recargándose un poco en la pared y elevando el cuerpo del menor, introdujo su ansioso miembro en la entrada del menor. Era la primera vez qe probaba otro cuerpo, y notó lo estrecho que era. - Onodera... estas muy mojado y estrecho. -susurró el subjefe de manera melosa.



    Ritsu se quejó un poco ante esa intromisión. Era una persona extraña entrando en él, pero dios, se sentía tan bien... Se aferró al cuello de su compañero e intentó acosumbrarse al dolor, que por cierto, no había sido tanto como había imaginado...



    - ¿Sigo? -susurró Tori, lamiéndole la oreja derecha del menor.



    Sin decir nada, Ritsu movió la cabeza de arriba a abajo, suspirando.

    Captando la respuesta, el castaño mayor comenzóa moverse lentamente al principio, un vaivén lento y exploratorio, rozando con su cuerpo el miembro y las paredes internas de la entrada de Ritsu.

    El cuerpo del ambos hombres se estaba calentando rápidamente debido a toda la experiencia de la tarde y de los juegos previos, Era normal que en cuestion de minutos los parsimoniosos vaivenes aumentasen de velocidad y fueran en esos instantes un frenético franeleo, donde los gemidos de los dos adornaban cada azulejo de la pared y parte de la humedad se impreganara a la pared en la cual se sostenían.

    Ritsu comenzó a jadear y a gemir a mayor volúmen. El solo pensar que era una persona extraña el que lo estuviera penetrando hacía que se excitara. Se sujetó del cuello del mayor, gimiendo y ocultando su rostro en el hombro.



    - Ha... Hatori... san... aaahh... t-tan... bien... se... aaah... siente... bien aaahh...



    Ritsu como pudo también fue moviendo sus caderas intentando que el mayor llegara más profundo dentro de él.



    - Sí.. ahhh... se... mmm siente bien... Onodera.... -jadeó Tori moviéndose rápidamente y acomodando mejor el cuerpo del menor para penetrárlo profundamente y dar con ese punto donde el chico gimiera de placer. Un gemido erotico resonó en los oidos del editor haciendo entender que dicho punto fue hallado, y empezó a embestir en ese punto varias veces, profundamente y apasionadamente

    Ritsu comenzó prácticamente a gritar, por lo cual comenzó a morder el hombro del mayor para ahogar sus gemidos.

    Comenzó a succionar el miembro de Hatori para tenerlo dentro el mayor tiempo posible. Se estaba cegando y comenzando a arquear su espalda.



    - Hatori-san... Hatori-san.. ahh ahh



    Ya no podía hablar, era lo único que pudo decir, ya que sentía como su garganta se iba cerrando, impidiéndole gritar más



    - Onodera.. ahh... relajase... ahhh... -dijo Yoshiyuki sintiendose que él mismo no daría para mucho más.

    - Hatori... san... yo... ya.. ya no... ahhh

    - Onodera... yo... ah.. ya no... -en ese momento el climax de ambos adultos hizo acto de presencia.



    Ritsu se vino en entre los vientres de los dos, y por reacción a la misma provocó que Hatori se viniera dentro de él. La oleada de electricidad y cosquilleo fue tal que ambos se deslizaron por la pared y acabaron en el suelo entre inumerables jadeos, gemidos, y parte del agua derretida.

    Ritsu se siguió estremeciendo por unos momentos más, presa de los ultimos espasmos del orgasmo.



    - Ha... Hatori... san...



    La voz de Ritsu era ronca.



    - Digame... -habló con el mismo tono el subjefe de edición.

    - No... Nosotros... ¿como saldremos de aquí...?

    - No se preocupe... nuestros abrigos... quedaron al otro lado... con eso nos cubriremos... -dijo Hatori intentando hablar normalamente.

    - Pe... pero... todo este tiradero... Pobre chico... -dijo Ritsu con lástima, pensando en ese chico tan amable que tendria que limpiar todo lo que habina hecho

    - ¿Acaso sugiere que nos quedemos.. y le ayudemos a ese chico a limpiar y de paso nos inventamos algo para justificarlo? -conjeturó el mayor a modo de sugerencia mirando al menor con seriedad.

    - Yo... tengo que volver a mi departamento... tal vez deberíamos dejarle mas... propina o algo asi...



    Ritsu miró toda el agua escurrida.



    - Diremos que la bolsa se abrio y no nos dimos cuenta que los hielos se cayeron hasta que ya estaban derretidos...

    - Buena respuesta, Onodera... ahora arreglémonos lo mejor que podamos y dejemos a ese chico una buena paga. -dijo poniéndose de pie lentamente y vistiéndose con parsimonia, mientras observaba de reojo el desastre de habitación.

    - S-sí... Creo que tienes razón...



    Como pudo, Ritsu se fue limpiando y comenzó a vestirse. No es que se estuviera arrepintiendo, pero, ¿cómo vería al mayor a la cara al día siguiente...?



    - Onodera, gracias... -susurró Hatori terminando de colocarse la corbata mientras le daba la espalda al joven.



    Eso tomó al menor por sorpresa.



    - ¿Gracias... porqué...?

    - Mmmm como decirlo.... -se quedó callado el mayor unos breves momentos meditando y eligiendo las palabras correctas. Pero no las encontraba, por lo que decidió responderle con sinceridad. - Por hacerme sentir correspondido...



    Ritsu se quedó bastante extrañado mirando al mayor.



    - "Sentirse correspondido?" ¿a que se refiere?

    -No es fácil de explicar... pero es algo que lo entenderá a su debido tiempo. -respondió en voz baja con la mirada ocultada bajo el flequillo.



    Extrañado, se acercó a Hatori y lo miró a los ojos.



    - Hatori-san... ¿está enamorado de alguien y no es correspondido...?

    -De estar lo estoy... y si me corresponde pues... a veces lo dudo... -respondió triste el mayor.- Por eso... no creo que entienda eso, asi que no se preocupe, Onodera.



    Ritsu sonrió de manera amarga.



    - ¿Está seguro? ¿Se lo ha preguntado directamente?

    - Se lo dije directamente, y en el momento me corresponde pero su accionar es tan... tan distraído que me hace poner en tela de juicio sus sentimientos.

    - Entonces solo es distraído -le dijo Ritsu amablemente- estoy seguro que le corresponde, Hatori-san...



    Bajó un poco la mirada.



    - No creo que haya nadie que no le corresponda

    - Gracias por su bondad Onodera. -dijo con una amable sonrisa y acariciando la cabeza de su subordinado. - Y usted... ¿esta enamorado de alguien?



    Ante esa pregunta, Ritsu se sonrojó y bajó la mirada.



    - Eh... Yo... Yo... C-creo que si... Y creo que él lo sabe....

    - Mmmm ¿cómo estas tan seguro que él lo sabe? ¿se lo dijiste directamente?



    Ritsu rió.



    - Él mismo me lo dice pero... Yo... No.. No se lo he dicho...

    - Pues debería... y quizás yo mismo también debería seguir mi propio consejo. -murmuró cansinamente, con una mano en el pomo de la puerta.

    - ¡Hatori-san! -lo detuvo Ritsu- emm... Usted... Es buena persona... Creo que usted si es correspondido... No se sienta así de inseguro.



    Ritsu se quedó callado y comenzó a pensar.

    El mayor lo observó por un rato y con el mismo tono calmado le respondió con la misma tranquilidad y confianza habituales.



    - No se si soy o no buena persona, pero usted tampoco se sienta inseguro y confie en sus sentimientos, Onodera.... y bueno quizás tenga razón... pero espero algún día oir esas palabras... si pude esperar mas de 10 años, puedo esperar un poco más no cree?



    Ritsu sintió una extraña indirecta.



    - T-Tal vez... No le ha dicho... Porque no sabe como, ¿no cree?

    - Dígaselo... y verá que ambos sentiremos el ser correspondidos al final. -sonrió con esperanza.



    Ritsu bajó la cara y se sonrojó.



    - Después de 10 años... Necesito prepararme mentalmente antes de... Decirle algo...

    - Tómate tu tiempo... pero díselo y no te arrepientas de ello



    Ritsu sonrió.



    - Gracias... Hatori-san



    Ritsu recogió sus cosas y volvió a mirar a su subjefe.



    - ¿Nos vamos? -su voz seguía algo ronca

    - Claro, es hora.... ¿te ayudo? -dijo ofreciendo su mano para ayudarlo a caminar al joven.



    Ritsu sonrió de manera algo tímida y tomó la mano de Hatori.



    - Gracias.. -Ritsu se sonrojó



    Fue asi como un compañero ayudó al otro al salir del establecimiento, pero esa simple ayuda fue mucho mas que eso.



    - ¿Su casa esta lejos, Hatori-san?

    - Algo, ¿y la suya Onodera-san?

    - La mía está a dos manzanas... Ya es tarde.. Si gusta, puede quedarse...

    - Mmm me gustaría pero algo me dice que quizás moleste.

    - Claro que no -dijo Ritsu sonriendo- estaría bien para mi... Podemos lavar la ropa, de paso.

    -Si no le molesta... de acuerdo, gracias. -aceptó Tori



    Ritsu le sonrió y lo guió hacia su departamento. Una vez que llegaron, se puso a buscar las llaves, pero tambaleándose un poco debido a... Tanto movimiento que habían tenido el y Hatori...



    - ¿Lo ayudo? -preguntó preocupado Hatori al contemplar la cara y el físico de Ritsu.

    - Ah... Eh, por favor... -dijo Ritsu apenado y dándole su bolso para que buscara las llaves.

    - A ver....-buscando un rato en el bolso del joven, encontró el juego de llaves,- aquí están...



    En eso, Ritsu escuchó una voz detrás de ellos.



    - Onodera



    Volteó, y para su mala suerte, era Takano.



    - Creo que era por eso que dije era mala idea... -susurró Tori por lo bajo.

    - No se preocupe -le susurró Ritsu- Takano-san, buenas noches

    - Buenas noches Takano-san. -saludó Hatori cortesmente

    - Hatori -dijo Takano sin responder el saludo- ¿qué haces con Onodera?



    Ritsu frunció el ceño.



    - Solo fuimos a tener una charla de asesoría Takano-san. -dijo seriamente el mencionado

    - Esto no es trabajo, sino vida personal. Asi que por favor no pregunte cosas innecesarias Takano-san.

    - No se preocupe Onodera-san, mejor me retiro y gracias de nuevo. -dijo Hatori para no incomodar más a su compañero.



    Ritsu tomó del brazo a Hatori y lo detuvo.



    - Ya estamos aquí Hatori-san, por favor quédese -dijo Ritsu casi de forma suplicante.

    - ¿Ustedes dos están saliendo? -dijo Takano de forma seria.

    - No -dijo Ritsu enfadado- Hatori-san es mi amigo

    - Disculpe Takano-san, solo salimos a beber y como se nos hizo tarde Onodera-san me ofreció quedarme en su casa. Tome Onodera-san sus llaves... -le tendió las llaves de la casa al chico

    - Gracias Hatori-san -dijo Ritsu sonriéndole- por favor entre



    Ritsu abrió la puerta y dejó entrar a Hatori. Takano detuvo a Ritsu antes de que también entrara.



    - ¿Le sonríes a él, y a mí no...?



    Ritsu miró a Takano.



    - Hatori-san me ayudó mucho hoy, Takano-san. Es obvio que le sonría.



    Takano soltó a Ritsu y lo miró.



    - Hueles raro

    - Tomamos

    - Caminas raro

    - ¡No eres mi pareja para pedir explicaciones!

    - Onodera-san... ¿quiere que lo ayude con algo? -preguntó al ver al par de hombres cruzándose un par de palabras. Mas Ritsu no escuchó

    - Lo pregunto porque te amo, y tengo celos hasta de Hatori

    - ¡¿Acaso eres idiota?!

    - Sí, por ti



    Ritsu no escucho a Hatori, por lo cual el mayor escucho todo.

    Hatori quedó en silencio contemplando la escena de ambos editores, algo le decía que todo tomaba sentido.

    Onodera se sonrojó ante las palabras de Takano.



    - Pero está bien -dijo Takano- solo porque es Hatori, confiaré en ti esta vez

    - Buenas noches Takano-san -dijo Ritsu bajando la mirada y sonrojándose

    - Buenas noches Onodera

    Ritsu cerró la puerta y se quedó ahí, con esa mirada tan especial que ponía cada vez que pensaba en Takano.



    - Se ve que le ama mucho, Onodera-san -dijo Hatori contemplando la espalda del joven- La proxima vez, digale que lo ama, Onodera -aconsejó



    Ritsu se sonrojó.



    - ¡¡Yo jamás podría amar a alguien como él!! -dijo Ritsu sin razonar bien la situación- ¡¡Es un imbécil arrogante que se cree mejor que los demás y cree que puede hacer lo que quiera...!!



    Hatori sonrió, esa reacción le recordaba en cierta manera a Yoshino, por eso lo trató de manera cálida y habló de manera normal.



    - Solo dile que lo quires... él también ha esperado mucho.

    - ¡¡Al demonio con él!! ¡¡ME PIDE EXPLICACIONES DE TODO, ME SECUESTRA Y HACE COSAS SIN MI CONSENTIMIENTO...!!



    La puerta se abró bruscamente, asustando a Ritsu. Era Takano.



    - ¡¡Inútil!! -dijo Takano- ¡Lo hago porque no pienso dejarte ir otra vez!

    - ¡¿Qué hace espiando mi conversacion?!

    - ¡Tus gritos se escuchan hasta mi departamento! ¡Guarda silencio!



    Takano se marchó dando un portazo. Ritsu se quedó echando humos y luego miró a Hatori.´



    - ¡¿Lo ve?! ¡No puedo amar a alguien asi!

    - Hahaha... perdóneme... pero se nota que se quieren por favor, sincérece consigo mismo y dígale esas palabras.



    Ritsu bajó la mirada, bastante sonrojado.



    - Hatori-san, si quiere puede usar la ducha

    - Gracias, permiso. -Hatori se dirigió al cuarto de baño despojandose de las prendas y tirándolas dentro de una canasta.



    Ritsu metió las prendas a la pequeña lavadora que tenía y también las suyas. Por suerte, tenía prendas guardadas que le sentaban muy grandes, tal vez a Hatori si le quedarían...

    Una ducha rápida hizo limpiar su cuerpo todos los fluidos de la tarde y de paso lo tomó como tiempo para pensar. Despues de salir de la ducha mojado y con una toalla alrededor de su cintura buscó al joven dueño de casa



    -¿Onodera-san? ¿Dónde esta?



    En esos momentos, Ritsu se encontraba en su habitación desvistiéndose, preparado para entrar a la ducha apenas Hatori saliera. staba sumido en sus pensamientos por lo cual no escuchó que el mayor lo llamaba.

    Hatori lo fue llamando y tocando las puertas de todas las habitaciones hasta dar con la recamara del editor



    -¿Onodera-san, está ahi?



    Ritsu dió un salto y enseguida se medio puso la toalla y salió.



    - Hatori-san... Lo siento. La ropa la dejé encima de la cama, espero que le quede



    En medio de tropezones Ritsu casi corrió hasta el baño, donde de inmediato abrió la llave y comenzó a ducharse. No tardó mucho en hacerlo, y luego salió, creyendo que Hatori seguramente estaba en otro lugar. Abrió la puerta de su habitación...

    Y se encontró con Hatori, solo en pantalones. Ritsu de inmediato se sonrojó y volteó la cara.



    - L-lo lamento, debí haber tocado primero...

    - No se preocupe no es nada. -respondió con la toalla en los hombros y mirando seriamente al editor que nuevamente estaba sonrojado- Además es mi culpa por irrumpir en su casa, Onodera-san. -sonrió Tori de forma amable acentuando sus facciones y provocando la acentuación del tono carmín de las mejillas del joven editor.



    Ritsu comenzó a sentir que su cara ardía y entró a la habitación.



    - E-está bien Hatori-san... fui yo quien le invitó después de todo...



    Ritsu se agachó ligeramente en un montón de ropa.



    - Por cierto, en el refrigerador hay cerveza y agua de frutas, tome lo que deseé, enseguida iré a hacer algo de comer...

    -Oh no se preocupe deje que yo cocine algo, a modo de apaciguar las molestias. -dijo Tori saliendo de la habitación revolviendole en el camino los cabellos del editor a modo de amistad.

    - E-está bien... Hatori-san -dijo Ritsu bajando la mirada



    Ritsu continuó vistiéndose, que en realidad solo fue ropa interior y un enorme camisón ya que estaba haciendo algo de frío. Mientras se cepillaba, le comenzó a llegar un delicoso olor a comida. Con bastante curiosidad, se asomó y logró ver a Hatori cocinando.



    - ¿Qué hace? -dijo Ritsu sintiendo que le gruñía el estómago-

    - Sopa de miso, ¿quiere probar? -ofreció Tori con una cuchara y una sonrisa un tanto seductora.



    Ritsu se acercó lentamente y probó la sopa.



    - ¡Sabe muy bien! En verdad, no sabía que supiera cocinar Hatori-san

    - Gracias por sus halagos, y mis habilidades fueron aprendidas a la fuerza. -susurró el editor desganado y mirando de lado un tanto molesto porque si era un buen cocinero se debía a la inutilidad del mangaka que tenía a cargo, Yoshikawa-sensei o mejor dicho Yoshino-sensei.

    - ¿Aprendidos...?



    Ritsu se quedó pensando.



    - Yo no se cocinar muchas cosas, ¿cree que podría enseñarme algo?

    - Claro, usted dígame y yo lo preparo. -respondió de forma sugerente



    Ritsu, quien tenía hambre, no notó el tono sugerente que Hatori había hecho



    - Hmm algo que no sea difícil... ¿Le parece bien algo de teriyaki? Tengo los ingredientes...

    - De acuerdo, usted colóquese frente a la parrilla y yo lo guiaré desde atrás. -susurró empalagosamente Hatori.



    Ritsu se estremeció levemente y asintió, obedeciendo a Hatori.



    - ¿Cómo? ¿Así?

    - Sí, así Onodera-san. -dijo colocándose en la espalda de Onodera, las manos sostenían las del menor y apegó su formado pecho a la espalda de este, estremeciéndolo un poco por el contacto. - ¿Entonces empezamos?

    - S-sí... -dijo Ritsu sonrojándose al sentir las manos de Hatori



    Respiraba de manera profunda e intentaba tranquilizarse, para no dar en evidencia que la presencia de Hatori de esa manera le ponía nervioso.



    - Onodera-san calmese. -le susurró en el oído, sonrojando más al joven, mientras le movía las manos con los ingredientes.



    Ante eso, Ritsu apretó un poco de más un tomate haciéndolo explotar, y que un poco le cayera en la cara



    - Ahh lo siento -dijo Ritsu deshaciendo el agarre y limpiándose- no fue mi intención...

    - No se preocupe, déjeme ayudarlo. -respondió lamiéndole los restos del tomate que quedaban en el rostro del castaño.



    Ritsu se puso completamente rojo e intentó apartar a Hatori.



    - ¡Ha-Ha-Ha-Hatori-san! ¿q-q-q-qué está haciendo?

    -Limpiándote. -respondió sencillamente con el rostro cerca del menor y con una mirada suave y profunda.

    - P-pero allá están las servilletas... -dijo Ritsu intentando apartarse.

    -Pero es más fácil, asearlo de esta manera, ¿no cree? -refuntó de forma divertida y perversa Yoshiyuki.

    - ¡En verdad está mal de la cabeza! -dijo Ritsu quitando su mirada e intentando alejarse de Hatori.

    -Si tanto le molesta, no debería haberme pedido que le enseñara a cocinar. -replicó seriamente y algo cansado por las contradiciiones del editor.



    - N-No es eso...



    Ritsu se sonrojó bastante y suspiró.



    - Lo siento, ya no volverá a pasar. No sé que me pasó pero exploté el tomate...



    Ritsu se sentía algo mal, así que decidió ponerse a partir la verdura.



    - Como dije no se preocupe, quizás no sea buen maestro. -dijo sinceramente. -En fin... supongo que debe ser fácil picar lechuga.-mirando la picada del joven.



    Pero cuando se fijó mejor, Hatori se dio cuenta de que en lugar de "picarla", más bien la estaba despedazando. Y es que la mente de Ritsu se había desviado un poco....



    -Onodera-san... ¿esta de mal humor? -notando el destrozo de la inocente verdura.

    - ¿Eh?



    Ritsu reaccionó y vio el desastre que estaba haciendo.



    - ¡Ahh! ¡Demonios! Lo siento, estaba pensando en otras cosas -dijo Ritsu intentando arreglar la verdura.



    Entonces, por alguna razón, le dio un escalofrío, que subió por sus piernas desnudas y le recorrió toda la espina dorsal. Volteó y vio a Hatori mirándolo.



    - ¿Hatori-san? ¿Pasa algo?

    - No nada, ¿por qué? ¿acaso tiene frío? -preguntó preocupado el mayor al ver los leves temblores de Onodera.

    - Eh... Un poco -mintió Ritsu- creo que lo mejor es que vaya a ponerme algo...



    Ritsu dejó el cuchillo y pasó la lado de Hatori para ir a su habitación.

    Cuando lo hizo, por alguna razón miró a Hatori y sonrió.

    Comprendiendo la sonrisa, siguió a Ritsu hacia el cuarto y cuando finalmente ambos estaban en el lugar, Tori comentó de forma divertida lo siguiente:



    -Onodera-san si tiene frío yo podría ayudarlo a entrar en calor.



    A Ritsu le dio un gran escalofrío que lo hizo estremecer notablemente, pero esta vez no fue por el frío.



    - N-No sé a lo que se refiere Hatori-san -dijo Ritsu haciéndose el desentendido y buscando algún pantalón entre un montón de ropa.

    - A esto. -respondió abrazandolo por la espalda apegando ambos cuerpos, notando la frialdad del joven. -No me sorprende que tenga frío, está vestido de esa forma. -escudriñó la fina y delgada vestimenta de Ritsu

    - Eh, bien... Es que esto es lo que uso normalmente para dormir... Primeo ceno y luego voy a dormir, por eso no suelo sentir el frío...



    Como pudo Ritsu miró a Tori.



    - Hatori-san... Puede soltarme... La cena aún no está lista, y yo solo

    vine a ponerme un pantalón...
    - Pero si lo suelto tendrá frío y no quiero que se resfrie por mi culpa. -respondió afianzado el contacto- ¿O prefiere que lo calentemos de otra manera? -preguntó sugestivamente en el oído del chico.

    - ... ¿De... otra manera...?



    Algo en Ritsu ya le estaba dando sospechas



    - Hatori-san, está muy extraño, ¿qué quiere decir?

    -Onodera-san creí que era más listo.-dijo colocando la mano en la desnuda pierna del chico



    Ritsu se tensó.



    - ... ¿Hatori... san?

    - Dígame... Onodera-san. -respondió masajeando las desnudas y delgadas piernas del mencionado.



    Ritsu se estremeció y soltó un suspiro.



    - Pero... ¿qué esta haciendo...? -dijo Ritsu sin oponerse mucho

    - Subiéndole la temperatura, ¿no se acuerda que tenía frío? -cuestionó continuando con los suaves masajes, arrancándole mas suspiros y elevando el sonrojo de la cara.

    - Pero... Hatori.san... No es... No así... -dijo Ritsu débilmente intentando apartar la mano de Hatori

    - Si no es así, entonces ¿cómo debería... calentarlo? -le susurró lentamente con ese tono bajo y grave que alteraría al mas calmado y confiado de los hombres.



    Ritsu comenzó a estremecerse levemente, aún luchando un poco contra Hatori.



    - Hatori... san... la... la sopa... la estufa... deténgase...



    La cara de Ritsu se iba poniendo cada vez más y más roja.



    - Bueno vamos a comer, Onodera-san. -dijo dándole un beso en el cuello.



    Ritsu tragó saliva sonoramente y asintió, intentando separarse del cuerpo del mayor.



    - Vamos a comer Onodera-san o quiere que lo ayude. -se ofreció Tori como un caballero amable y elegante a pesar de la poca ropa que traía puesta.



    La cara de Ritsu estaba ya casi color magenta de lo roja que estaba. Miró a su compañero.



    - N- No gracias Hatori-san... Yo puedo solo...



    Y como pudo, escapó hacia la cocina, dispuesto a servir la cena.

    Sonriente Tori siguió los pasos del chico, sentándose a la mesa con su semblante serio de siempre aunque cansado.

    Ritsu lo notó, y al acercarse a servir los platos le tocó suavemente la frente.



    - Hatori-san, ¿se siente bien? -dijo mirándolo a los ojos- luce un poco pálido.

    - Estoy bien, solo un poco cansado, supongo que debe ser falta de sueño. -respondió cerrando los ojos al sentir la mano de Ritsu en la frente.

    - ¿Porqué mejor no va a dormir a mi cama? -le dijo Ritsu sonriendo- está acomodada, solo tiene que acostarse



    Ritsu alejó un poco el plato de Hatori.



    - Si gusta puedo llevarle un café. No se preocupe, yo dormiré en el sofá.

    -No se moleste, mejor llamo un taxi.

    - Claro que no -dijo Ritsu frunciendo el ceño- ya está aqui y su ropa aún no se ha secado. Dormirá en mi cama.

    - Le molestaría si duerme a mi lado. -sugirió el editor, con un tono bajo y con cara de niño abandonado.



    Ritsu se sonrojó levemente y luego suspiró.



    - De acuerdo, no es que me agrade dormir en el sofá. Iré en cuanto usted se vaya a dormir.

    - Vamos los dos, por favor. -suplicó con la mirada cansada y ocultada por el flequillo.



    Ritsu suspiró y tomó la mano de Hatori, levantándolo. Algo le dijo que ya sabía para donde estaban llendo las cosas...



    - Vamos -le susurró Ritsu a Hatori suavemente



    El editor asintió y se dejó llevar, era cierto que estaba cansado, pero dentro de todo su corazón y su cuerpo no fueron acostumbrados a dormir solos.



    - Lo siento si lo incomodo. -se disculpó con una sonrisa y susurrando.

    - Claro que no -le dijo Ritsu de la misma manera- es mejor que vayamos ya a dormir



    Ritsu lo guió hacia la habitación, y una vez dentró los nervios comenzaron a invadirlo.



    - P-Puede acostarse primero Hatori-san, yo solo buscaré un pantalón para dormir...



    El editor asintió y se acurrucó en un lado de la cama



    - Debería acostumbrarme a dormir solo... ese idiota me malacostumbró... -susurró contra la pared.



    Ritsu escuchó que Hatori murmuraba algo pero no alcanzó a escuchar muy bien. Se puso un ligero pantalón y se acostó al lado de Hatori, dándole la espalda.



    - Hatori-san... Usted... ¿En verdad no esta acostumbrado a dormir solo?

    - Lo estuve... pero una persona me desacostumbró y ¿usted puede dornir solo verdad?

    - Podría decir que si -dijo Ritsu abrazando su almohada- pero a veces me siento muy solo... Como ahora -suspiró-

    - Comprendo... yo me siento siempre solo, salvo cuando él invade mi cama cuando vuelvo a mi casa... -respondió sinceramente



    Ritsu no pudo evitar soltar una risa.



    - Ya veo, en ese caso usted no está realmente solo... En cambio, cuando yo llego aquí, solo están los libros y el exceso de trabajo esperándome...



    Se volteó boca arriba y miró el techo.



    - A veces solo quiero olvidar todos mis problemas y esta soledad... Haría lo que fuera para olvidarlo aunque sea por unas horas...

    - ¿Y que haría para olvidar? A veces quisiera tener esa respuesta para poder olvidar eso. -respondió de forma misteriosa.

    - Haría lo que fuera -dijo Ritsu suspirando y mirando a Hatori- con tal de ya no sentir esta sensación tan extraña...

    - Yo también haría lo que fuera por abandonar eso, estoy cansado de sentir esas cosas. -respondió mirando de soslayo al joven, comprendiendo en parte las palabras.



    Ritsu sonrió y se acomodó del otro lado, mirando a Hatori a los ojos.



    - Me alegro de que me comprenda, Hatori-san

    - Onodera-san... ¿usted ha sentido algo que duró mucho tiempo pero tienes duda si esa otra persona le corresponde?

    - ... Sí -dijo Ritsu bajando la mirada- sí, hubo un largo tiempo en que me sentí así...



    Ritsu se acurrucó un poco hacia Hatori.



    - Perdón... Aún me dio algo de frío...

    - No se disculpe, yo también tengo algo de frío... supongo que padecemos de frialdad. -bromeó Tori abrazando un poco la cintura de Ritsu.

    - Sí, tiene razón...



    Y entonces Ritsu levantó la mirada hacia la cara de Tori, y se quedó como trabado viendo su cara... En verdad era muy apuesto...



    -Onodera-san... -susurró Tori pasando la mano alrededor de la cintura. -Mmm... ¿qué siente?



    Ritsu se estremeció.



    - ¿Cosquillas?



    Yoshiyuki se rió por la respuesta



    - Buena respuesta jaja



    Ritsu sonrió.



    - ¿Qué se supone que debería sentir, entonces?

    -No lo sé... usted debe saberlo. -contestó murmurando por lo bajo y arrullando el cuerpo del chico.



    Sintiéndose un poco más en confianza, Ritsu puso sus manos en el pecho de Tori y luego apoyó su cara.



    - Aún tengo algo de frío... Me pregunto si la calefacción estará apagada...

    - Quizás no sirvo como calefactor. -comentó divertidamente el subjefe acariciando la cabellera castaña del novato.

    - Hmm me pregunto como podremos entrar en calor... -dijo Ritsu descuidadamente pensando en los cobertores que tenía en su armario.

    - No sé... que tal si hacemos esto. -le toma del mentón y le planta un apasionado beso, donde las lenguas de los dos jugaron por unos minutos.



    Sobrios como estaban las sensaciones eran mas placenteras y mas reconocibles, sus cuerpos reaccionaban ante ello.

    Unos minutos después ambos se separaron para recuperar aire, y se observaron a los ojos, el subjefe preguntó ahora mirando la sonrojada cara de su subordinado.



    - ¿Aun tiene frio?

    - ... No era esto lo que tenía en mente... Pero no está mal... -susurró Ritsu para volver a besar a Hatori



    Mientras besaba a su compañero, sentía que poco a poco un extraño calor iba llenando su cuerpo, dejando de lado el frío. Correspondiendo el contacto ambos se abrazaron, colocando mejor el cuerpo del menor sobre él, donde el beso fue a cada segunda mas fogoso y demandante.



    - Onodera...san... hace menos frío... -comentó entre besos.



    Ritsu se estremeció entre los besos de su compañero.



    - Hatori... san... -jadeaba- ¿qué... estamos haciendo... de nuevo...?

    - Lo siento... no era mi intención... -respondió soltando el último beso y acurrucándose en la pared. -Es solo que... esa frialdad es permanente, perdone.



    Ritsu sonrió y se acurrucó a la espalda de su compañero. Apoyó su cabeza en su espalda y sujetó un poco de ropa del mayor.



    - Hatori-san... No está mal que... Hagamos esto... Una... última vez... -susurró mientras sentía que su cara enrojecía-

    - ¿Seguro? No es que quiera... ¿como decirlo?... Obligarlo... creo que entiende lo que quiero decir. -comentó con el mismo tono mirando de reojo la sonrojada cara del Ritsu.



    De la vergüenza cerró los ojos, sintiendo que se le subían los colores.



    - No... No me está... Obligando... Es solo que... ¿cómo...? Pues... Creo que tanto usted como yo... de alguna manera lo necesitamos...

    - Supongo que sí... necesitamos... ser correspondidos aunque no seamos... quienes realemente queremos.

    - ... En eso... Tiene razón... -dijo Ritsu sonriendo melancólicamente- será algo asi como un consuelo, ¿no?

    - Se podría decir que sí... -dijo Tori con la misma sonrisa triste y desolada



    Ritsu suspiró y abrazó a Hatori.



    - Solo que... Hatori-san, cuando lo haga, por favor no piense en esa persona...

    - Y usted tampoco... por lo menos esta vez... pensemos en la persona que tenemos al lado y ahora. -contestó girándose para abrazar al editor con cariño.



    Ritsu le sonrió tiernamente y se sonrojó un poco mas.



    - Después de todo, somos nosotros quienes nos apoyamos, no las otras personas... -dijo correspondiendo el abrazo de Tori.

    - Y somos nosotros que compredemos que es no sentirse del todo amado, y lo que es vivir en un mundo de amor unilateral. -afianzó el contacto.

    - Y somos nosotros los que estamos sufriendo al no saber que hacer, no ellos -dijo pasando sus brazos por el cuello de Hatori.

    - Exacto... dejemos que esos sentimientos salgan a flote. -dijo besándolo con dulzura.



    Ritsu cerró sus ojos y se dejó llevar, apegándose aun mas al cuerpo ya cálido del mayor. Hatori paseó con una mano la cintura del subordinado y con la otra se coló por debajo de la camisa del pijama.

    Ritsu soltó un jadeo y comenzó a retorcerse al sentir las cálidas manos del mayor en su frío cuerpo.



    -Onodera-san... ¿tiene frío? -preguntó jugueteando con las nalgas del editor y sintiendo los jadeos de éste.

    - Y-ya... No... -dijo Ritsu jadeando y sujetándose de la cintura del mayor al sentir sus manos por su cuerpo- y... ¿usted... Hatori... san....?

    - No tanto... creo que tengo... un poco... de calor... -dijo mientras rozaba su hombría contra la de Ritsu provocando unos suaves gemidos por ambas partes y sus manos seguían metiéndose entre las nalgas del chico.

    - Ahh.. Hatori... Hatori-san... -gemía Ritsu.

    - Onodera-san... mmm... -jadeó continuando con el roce y metiéndo un dedo en la entrada del menor.



    Onodera se tensó un poco pero inmediatamente hizo su cadera hacia atrás, en un intento de tener aún más de ese morboso contacto. Hatori comprendió que eso solo no sería suficiente, con la mano que aun estaba en lacintura, la llevó hacia los miembros y sujetándolos a la vez empezó a masturbarlos lentamente gimiendo un poco más fuerte debido a ello.

    Ritsu jadeó, y con un extraño instinto bajó su mano hacia el miembro de Hatori, apartó la del mayor y comenzó a masturbarlo, mientras su cara se aventuraba hacia el cuello de Tori, para comenzar a besarlo y lamerlo suavemente.

    Un poco sorprendido dejó al menor con esa tarea, sintiendo como las manos del chico se iban humedeciendo con cada roce que daba en ambos órganos.



    - Onodera-san... ahmm... -jadeó Tori metiendo el segundo dedo y jugueteando con el anterior en la estrecha entrada de Ritsu.

    - Ahhh -gimió Ritsu al sentir los dedos de Hatori dentró de él.



    Comenzó a bajar por el cuello del mayor y besó su clavícula, mientras aceleraba un poco el ritmo de su mano sobre el miembro del subjefe.

    Ritsu comenzó a mover poco a poco su cadera al ritmo de la mano del editor, sintiendo las sensaciones aún más que la primera vez.



    -¿Qué siente...ahora? -preguntó el mayor jugueteando con los dedos y generando mini embistes que eran bien correspondidos por los movimientos corporales del joven.

    - Me... Me siento... Bien... -jadeó Ritsu sin poder evitar salivar un poco.



    Las manos del subjefe en su cuerpo se sentían fenomenales, y sentía que su miembro se ponía más mojado. Ya no faltaba mucho para que terminara gracias a las caricias del mayor.



    - Onodera-san... es muy pronto... -observó jadeante el subjefe, percibiendo la humedad de ambos miembros mientras lentamente introducía el tercer dedo en la estrecha zona trasera.

    - Aaahhhh -jadeó Ritsu cerrando los ojos y moviéndose- pe-pero... Es que... Se... Siente... Muy... Bien... -soltó un gemido cuando sintió la cara de Hatori en su cuello.

    - Aun así... aguanta. -susurró lamiéndole el lóbulo de forma lasciva.



    Ritsu movió un poco más su mano sobre el miembro del mayor, intentando llevarlo también al límite. Mientras lo hacía, se puso a besar suavemente su clávicula, sintiendo sus acelerados latidos.



    - No nos vengamos... todavía.. es muy pronto. -gimió el castaño mayor apretando con un par de dedos los penes sintiendo como el calor se aglomeraba aún mas.

    - Pero... -se quejo Ritsu- está...



    Ya no pudo hablar pues sintió un pequeño calambre. Decidió quedarse callado y esperar a que la sensación del orgasmo pasará.



    - ¿Pero?... ¿Quieres que acabemos? -cuestionó sabiendo que los dos tenian esa infinita necesidad.

    - No... -gimió Ritsu- es demasiado... demasiado... pronto...



    Cuando dijo eso se puso a besar esta vez el pecho de Hatori y a pasar sus manos por todo el pecho y caderas del mayor.



    - Entonces... que quiere... hacer... -siguió Tori embistiendo con lo dedos adentro, jadeando un poco mas alto por cada contacto que había entre los dos- ¿No quiere sentir... algo mejor que mis... dedos? -preguntó lamiéndole la oreja, y luego la mejilla, observando anhelosamente los verdes ojos de su compañero.

    Con un jadeo, Onodera sacó los dedos del mayor de su interior, lo puso boca arriba y se sentó encima de él.



    - Quiero... Sentir... Algo mejor... Que sus dedos... -gimió Ritsu besando a Tori de manera apasionada.



    Correspondiendo al beso, el subjefe palmeó las nalgas de su subordinado y a tientas lo colocó sobre su miebro cuyo gemido fue silenciado por sus labios.

    Ritsu sintió que Tori iba entrando poco a poco en él, así que fue bajando lentamente sus caderas para ayudarle a entrar completamente.



    - Haaa... Hatori-san está... En verdad... Está muy duro- gemía Ritsu mientras era penetrado.

    - Y usted... muy mojado y caliente... -respondió sin verguenza aparente el editor, notando como las entrañas del menor rodeaban su hombría y como el dulce roce lo elevaba a nuevas sensaciones que nunca sintió con su pareja.

    Onodera comenzó a sentir cierta ansiedad, así que importándole poco lo que pudiera ocurrir al día siguiente, se dejó caer sobre el miembro del mayor, haciendo que entrara completamente en él pero a la vez dándole un agudo dolor.



    - Ono... ah... dera-sannn ahh... siga así. -incentivó el editor a su colega por tan placentera sensación.



    El menor obedeció a ellos y fue así como las embestidas aunque rudas eran lujuriosamente satisfactorias.

    Ritsu comenzó a moverse rápidamente a pesar del agudo dolor que lo recorría. Apoyó sus manos en el pecho del mayor y comenzó a cabalgarlo de manera desenfrenada.



    - Hatoriii sahhh -gemía Ritsu ante las sensaciones que recorrían su cuerpo. La ropa comenzó a estorbar asi que se terminó de quitar el camisón que usaba de pijama.



    Hatori jadeando cada vez más ayudó a Onodera con los embistes moviendo las cadera al compás del muchacho.



    - Onodera-saannn... dijo Tori que de por si ya tenía el troso desnudo pero con los pantalones abajo, en eso lleva sus manos al torso del menor moviendo con frenesí los botones rosados de éste.



    Ritsu soltó casi un grito cuando sintió las manos del mayor en sus pezones. Comenzó a moverse un poco más rápido, sintiendo que su propio miembro comenzaba a gotear.



    - Hato... Hatori... Saaahan- gemía Ritsu- yo yaa yaa voy ahhh ugh... Ahhh.



    Bajó su cara y comenzó a morder y a lamer el cuello del mayor, de alguna manera deseando dejarle marca. Luego subió un poco y lo comenzó a besar apasionadamente.

    Yoshiyuki siendo presa de sus bajas pasiones se dejó morder por el editor, y como sello de aquella alianza de un día, estaba a punto de expirar... antes de que sucediera, comenzó con el masajeo del miembro del menor desaciendo el agarre del dedo para que los dos pudiesen experimentar tan cálida y morbosa sensación.

    Cuando fue liberado al fin, Ritsu terminó con un gran gemido, casi grito, manchando sus vientres e incluso un poco de la cara de Hatori, mientras por el espasmo apresaba aún mas dentro suyo el miembro de su compañero. Yoshiyuki sintió como el cuerpo del menor se contraía bruscamente haciéndolo correrse dentro de él con un fuerte espasmo a modo de presentación y un gran jadeo.

    Cuando terminaron, Ritsu quedó encima del cuerpo de Tori, ambos intentando recuperar el aliento.



    -Onodera-saann... eso fue...



    Tori no tenía palabras para explicar lo sentido

    Ritsu estaba sobre el pecho de Tori. Se sonrojó cuando notó que había dejado al mayor sin palabras.



    - Sí... Tiene razón -intentó sonreír Ritsu mirando al mayor, sin importarle que estuviera todo sudado- eso fue... ¿increíble...?



    Aunque, según creía, había sido perfecto porque estaba probando un "cuerpo prohibido".



    - Cierto... fue maravilloso.. -susurró Tori con la voz ronca de la excitación, imaginándose que para el jefe de edición posiblemente no le cayera del todo bien la idea de que su amado fue probado por él.

    - Hatori-san... -dijo Onodera aún algo agitado-



    Bastante sonrojado, limpió la pequeña mancha de semen de la cara de Hatori.



    - Hay... Que volver a bañarnos...

    -Si... hay que volver... a bañarnos.. -tomando la mano de Ritsu y lamiendo el semen que había en ella.



    Ritsu se sonrojó aún más y bajó la mirada.



    - ¿Porque... No entra usted primero...? -susurró intentando levantarse de encima de él-



    Aaahh... Lástima que eso jamás iba a volver a suceder... Una verdadera lástima...



    - Lo haría... si es que puede moverse... ¿o prefiere que lo ayude a lavarlo? -susurró pervertidamente el subjefe tomando en cuenta las palabras del novato.



    Ritsu se sonrojó y se dejó caer a un lado de Hatori.´



    - Listo, puede entrar a bañarse... -dijo suspirando. Miró a su compañeroy sonrió.- Aun tengo que cambiar las sábanas.

    -Y ¿usted como lo hará? -preguntó sentándose en la cama y mirando el cuerpo desnudo del menor... notando como aun salían rastros de semen del cuerpo.

    - Ya me las arreglaré -dijo intentando pasar por alto que el mayor lo miraba- usted puede entrar a bañar.



    Intentó levantarse y sintió con mucha verguenza como salía semen de su interior



    - Yo me iré a bañar pero después y si quiere lo ayudo. -le susurró al oido, dándole un beso en la mejilla.



    Ritsu bajó la mirada y se sonrojó.



    El editor se fue al baño a asearse todo el cuerpo desde el cabello hasta los pies, borrando todo rastro de la esencia del menor y de él mismo.

    Mientras se bañaba, de repente sintió otra presencia detrás de él. Volteó y era Ritsu, con la mirada hacia abajo, rojo y una esponja en la mano.



    -¡Onodera-san! -se sorprendió Tori al ver al muchacho tallándolo desde atrás.

    - P-pensé que... T-tal vez nece... Necesitaría algo... De ayuda.. -dijo Ritsu incapaz de mirar a su compañero.

    - ¿No será al revés? El que necesita ayuda quizás sea usted. -dijo descaradamente el mayor.

    - ¡Y-Yo no necesito ayuda...! Si está bien sin mi, yo... Me voy -dijo Ritsu intentando huir, ya que al final se había arrepentido.

    - No diga eso... quédese... -sujetó Tori frenando la huida de Ritsu. -Bien puede ayudar a fregar la espalda... -dijo con una sonrisa divertida ya que había pasado tiempo que nadie hacia eso por él.



    Con un enorme sonrojo, Ritsu se dispuso a fregar la espalda de su compañero, admirando silenciosamente lo fuerte que era, esos hombros anchos, los músculos que, de no ser editor, estarían mejor formados... Tuvo que cerrar sus ojos, o de lo contrario comenzaría a imaginar "cosas sucias".

    Ahh... Había sido una muy buena sesión de sexo... Lástima que no se repetiría...



    - Es amable... nadie suele hacer eso hoy en dia. -dijo Tori con los ojos cerrados y dejandose llevar.

    - ... Es lo menos que puedo hacer... -dijo Ritsu- usted es mi invitado...



    Talló un poco más fuerte cuando se dio cuenta que pensaba "cosas sucias".



    - Onodera-san... -llamó Tori a Ritsu

    - ¿Qué pasa? -dijo Ritsu mirando a su colega

    - Esta excitado. -respondió tranquilamente, notando la erecta hombría del menor, no sabía por qué pero el chico se había excitado nuevamente con algo.

    - ¿Eh? -dijo Ritsu confundido.



    Miró hacia abajo y sí, estaba excitado. Con la cara ya morada de verguenza, intentó salir del baño corriendo.



    - Espere Onodera-san -impidió Tori reteniendo el joven y metiendo a Ritsu y a él mismo bajo la ducha, con perversidad se agachó y susurró: -Lo ayudaré.



    Ritsu se sonrojó bastante cuando vio a Hatori arrodillado frente a él. De nuevo quizo huir.



    - No huya... ¿acaso no pensó que sería bonito repetirlo? -dijo lamiendo el erecto miembro de Ritsu.



    Ritsu soltó un gemido y se sujetó de los hombros de Hatori.



    - Yo... Yo ahh.. Nunca pensé... Eso....

    - Mentiroso... -susurró Yoshiyuki engullendo el miembro del novato



    Los gemidos de Ritsu adornaban y hacían eco en las paredes del baño.

    Ritsu se estremecía al sentir la cálida boca del mayor. Estaba demasiado sensible, tanto que sentía que se correría pronto, por lo que intentó aguantar.



    -Se nota que después... de varias veces... ya no tiene resistencia. -comentó Tori entre lamidas

    - Yaa.. Ha... Hatori.... Saaaah... Det-tengase... Yooo... Ahhh



    Ritsu sentía que se desvanecía, se sentía muy bien y lo estaba disfrutando bastante. Yoshiyuki ignorando el pedido continuó masturbándose a si mismo para calmar las ansias de tomar el cuerpo de su compañero una vez más



    - Espera.... Ahh Hatori... Yo.... Nght.... Aahhh



    Ritsu sentía que estaba en su límite, ya no podía soportarlo... Y menos al ver a su compañero satisfaciéndose a si mismo.

    Hatori siguió con la doble labor, la verdad después de varias veces su cuerpo y el de Ritsu estaban demasiados sensibles. Era consciente que no duraría mucho, y sonrojado movió con más frenesí la boca.



    - Hatori... San.... Yo....



    Ritsu soltó un largo y profundo gemido al terminar en la boca del subjefe, provocando que arqueara su espalda hacia atrás. Él mismo se vio obligado a terminar también después de unas masturbardas más... su gemido quedó ahogado por la escencia de su joven compañero de trabajo. Se quedó sentado tragando todo y recuperando el aliento.



    - Ahora... ¿se siente mejor? -preguntó Tori con un poco de espasmos debido al orgasmo.



    Ritsu estaba bastante sonrojado por lo que acababa de pasar. Se dejó caer frente a Hatori y escondió su cara en su cuello.



    - Gracias...- dijo en un mumullo apenas audible.

    -Gracias a ti.. -respondió abrazando el cuerpo mojado del editor



    Ritsu correspondió el abrazo y luego miró a su colega a los ojos.



    - Creo que... Es hora de que en verdad nos vayamos a dormir...

    - Sí, esta vez no damos mas... además los días sin dormir nos están pasando factura.



    Tori se levantó del suelo ayudando a Ritsu, el cual se levantó y sonrió.



    - Tiene razón, además mañana tenemos trabajo pendiente...



    Y, de pronto, la pregunta salió de su boca, tal como lo hacían las cosas en el pasado.



    - Hatori-san, ¿se arrepiente?



    Al escuchar la pregunta, la respuesta salió automática.



    - No, no me arrepiento de nada, ¿y usted?

    - No, tampoco me arrepiento... Yo solo lo decía por su... Bien... Su pareja...

    - No se preocupe por mí... mejor céntrese en usted mismo -aconsejó el editor tranquilamente.-Vamos a dormir, los ojos me pesan demasiado. -dijo el sujefe fregándose y luego colocándose unos pantalones.



    Después regresaron al cuarto, donde Tori vió que Ritsu como pudo había logrado cambiar las sábanas, aunque había manchas de su apasionado encuentro en el suelo. Hatori, con un suspiro, se dejó caer en la cama.

    Ritsu se puso una pijama y se acosto al lado de Hatori.



    - Mi problema puede resolverse. -dijo Ritsu- No soy su pareja asi que no puede pedirme explicaciones, pero usted....

    - No se preocupe, nunca me tiene en cuenta, es distraído.

    - No creo que sea eso Hatori-san. Yo más bien creo que le quiere mucho. Es cuestión de que... Usted le diga como se siente -sonrió Ritsu- ahora... Por favor duerma...

    - De acuerdo, lo tendré en cuenta... Buenas Noches Ritsu, y gracias por todo. -dijo Tori con una sonrisa sincera y abrazando al menor como una almohada.



    Ritsu sonrió y se acomodó entre los brazos de su, ahora, amigo.



    Durmiendo plácidamente por lo menos una vez en ese día, Hatori Yoshiyuki no soñó nada, solo se quedó con el aroma de su compañero y subordinado Onodera Ritsu.



    De una manera bastante extraña, Onodera Ritsu hizo un nuevo amigo. Durmió plácidamente entre los brazos de su compañero, Hatori Yoshiyuki, un poco más seguro de sí mismo.














    /**/Al día siguiente... /**/







    - Ehh~ -dijo la voz de Kisa Shouta apenas Hatori y Ritsu llegaron al trabajo- Mino-san, mira esto

    - ¿Qué pasa? -dijo Mino con su típica sonrisa de siempre y acercándose a Kisa

    - Hatori y Ricchan llegaron juntos... Y con la misma ropa de ayer... -dijo Kisa en tono burlón

    - Vaya, vaya, creo que alguien ayer pasó una noche divertida... -dijo Mino siguiendo el juego de Kisa

    - ¡C-claro que no! ¡Hatori y yo salimos a beber ayer y se nos hizo tarde y lo invité a mi departamento a quedarse! -dijo el novato completamente rojo

    - Con que a beber, ¿eh? -dijo Kisa riendo- ¿quién me puede asegurar que no pasó nada...?

    - Kisa, es suficiente -dijo Hatori con su semblante serio y abriendo su maletín- deja a Ritsu en paz

    - Oh, ahora es "Ritsu" y no "Onodera" -dijo Mino a Kisa- definitivamente algo paso ayer...

    - ¡¿Podrían por favor dejar de decir esas cosas?!

    - Pero Ricchan, si no estamos diciendo nada...

    - ¡Ustedes bola de inútiles! ¡Si tienen tiempo de andar inventando estupideces mejor pónganse a trabajar!



    Takano había entrado al lugar, y definitivamente no lucía de muy buen humor .



    - Uwaaa algo molestó al editor en jefe -dijo Kisa sin quitar su sonrisa maligna.



    Cuando entró, Takano miró de mala manera a Hatori, quien le devolvió la mirada sin inmutarse. El editor en jefe frunció el ceño e hizo un pequeño ruido de molestia, cosa que no pasó desapercibida por Kisa.



    - Oye, Ricchan -dijo Kisa a Ritsu una vez que se sentó a su lado- ¿en verdad no pasó nada con Tori?

    - Nada -dijo Ritsu evitando la mirada de su compañero.

    - ¿Entonces porqué Takano-san está de mal humor?

    - Qué se yo. No me importa...



    De repente, un libro cayó en la cabeza de Ritsu, Kisa tuvo suficiente tiempo para esquivarlo pero el novato no.



    - ¡¡TAKANO-SAN!! ¡¿QUÉ RAYOS SIGNIFICÓ ESO?!

    - ¡¡Calla!! ¡En lugar de estar hablando deberías hacer tu trabajo!

    - ¡Eso hacía!

    - ¡Pues no lo parece!

    - Takano-san -intervino Tori- el trabajo de Onodera ya está terminado



    Takano miró de mala manera a Tori y le contestó de manera fría.



    - ¿En serio? ¿Cuándo lo terminó?

    - Ayer mismo, poco después de que le pusiera esa cantidad exagerada de trabajo...

    - Eso es imposible...



    Mientras ambos jefes discutían, Mino se acercó disimuladamente a Ritsu.



    - Ricchan, ¿qué pasa entre Tori y tú?

    - Ya les dije que nada, ¿porqué no me creen?

    - Bien, es que es la primera vez que Tori defiende a alguien de esa manera...

    - Tal vez es solo porque le agrado...



    Mino negó con la cabeza.



    - Hatori se caracteriza por ser de las personas que separan su trabajo de su vida personal, al igual que Takano-san. Es muy extraño que defienda a alguien...

    - Y si defiendo a alguien es porque es competente, ¿no lo crees?



    Mino y Ritsu miraron a Tori.



    - Onodera, Takano-san quiere hablar contigo



    Con un gruñido, Ritsu se levantó y caminó hacia el escritorio de Takano, quien aprovechando que a esas horas aún no había mucha gente, lo llevó hacia el área de impresoras.



    - ¿Qué pasó ayer con Hatori? -dijo Takano llendo al punto.

    - Nada

    - No me mientas

    - ¡Ya te dije que no pasó nada de tu incumbencia!

    - ¿Entonces admites que pasó algo?

    - Si pasó algo o no entre Hatori y yo, es MI asunto, no el tuyo, así que te agradecería que me dejaras en paz...



    Ritsu intentó irse pero Takano lo detuvo. El novato volteó, listo para estallar contra el jefe, cuando se quedó de piedra.



    - Lo siento... -dijo Takano en un suspiro- es solo que no puedo aceptar el hecho de que otra persona haya pasado la noche contigo en tu departamento, y conmigo a un lado para variar...

    - Como le dije, no pasó nada especial con Hatori-san esa noche, y aún si haya pasado algo, sería un asunto entre él y yo...



    Takano lo taladró con la mirada unos segundos, que Ritsu sintió como una eternidad y comenzó a ponerse nervioso.



    - Está bien -suspiró el editor en jefe- confiaré en ti



    Cuando pasó por su lado, despeinó un poco a Ritsu, quien algo sonrojado y maldiciendo por lo bajo a Takano regresó a su área de trabajo.



    El día pasó sin ninguna novedad, atareado y lleno de pánico, como siempre. Ritsu se paró para sacar unas copias y cuando pasó al lado de Hatori, éste lo miró. El menor no pudo hacer otra cosa mas que sonreírle, sonrisa que fue levemente correspondida por Hatori.

    Y sonrisa que no pasó desapercibida para Takano, quien estaba apretando fuertemente la pluma, a punto de romperla.
    Ritsu, sin darse cuenta de que Takano lo observaba, no pudo evitar el recordar la noche anterior, con Hatori.

    Admitía que sentía algo por Takano... Pero, ¡vamos! La noche tan "movida" con Hatori no había estado nada mal...

    Y en su asiento, Hatori pensaba lo mismo. Había pasado una muy buena noche con Ritsu, pero amaba a Yoshino Chiaki con todo su corazón, alma y ser...








    Aunque... ¿Quién dijo que lo que había ocurrido esa noche, no se podría repetir...?









    En fin... unos momentos de silencio por favor...



    ¿Les gustó? ¿No les gustó?


    Yamuri-sensei siempre fue fan de esta combi y quien dice que no lo repitamos en el futuro -w-



    SANKYU POR LEER NUESTROS DELIRIOS, PERVERSIDADES, FANTASIAS Y CUALQUIER ADJETIVO O SUSTANVIVO QUE SE PUEDA DECIR XD


    SENSEI Y YO LES AGRADECEMOS DESDE YA SUS COMENT Y/O PROSPUESTAS XD


    Bueno ahora que hablo como una persona normal (?) ladies and gentlemen si me disculpan, Yamuri-sensei y yo nos retiramos, por ahora, debemos elegir a las proximas vict... perdón personas que iran al matadero -w-



    Como les dijimos a tod@s desde un principio: esperen de TODO.





    Porque cuando la lujuria manda, el sentido común desaparece.







    Van Phantomhive & Son Yamuri~



  15. .
    Y AMO LA SERIE DE POT XDDDD PLEASE QUIERO VER QUIEN SERIA RYOMA-KUN XDDD
712 replies since 20/8/2011
.