Posts written by Blues.

  1. .
    Hello~~

    ¿Me harían el favor de cerrarme tres temitas? I, II y III.

    ¡Muchísimas gracias! Kisses~<3
  2. .
    Una vez Ranmaru dejó de darle instrucciones a Iwao y él se marcho, además de acordar adelantarnos a la espera de Kaminari, lo seguí de cerca hasta la sala de té. Antes de tomar asiento vi primero los movimientos de Ranmaru, tomando especial importancia a la forma en la cual sus músculos se tensan bajo cualquier presión hecha por el mismo movimiento. Es más sencillo detectar cuán cansado se encuentra de su viaje de esta manera. La batalla que tuvimos hace unos minutos no ayudó para nada, todo lo contrario. Sentí una pequeña punzada de culpa al finalmente tomar asiento, sabiendo que quizá debí haber esperado antes de saltar ante la primera invitación a una batalla.

    Una media sonrisa se extendió por mis labios al escuchar hablar sobre Kaminari. Sí, dejó muy en claro cuáles son sus gustos en estos meses. A veces de formas más ridículas que otras. — Así lo hizo. No dejó pasar oportunidad para hacerlo. Algunos jóvenes del pueblo sufrieron por ello también. — Aunque me llevé su parte de sufrimiento también, aquellos días donde él no dejó de actuar como un tonto frente a los jóvenes,
    con Iwao detrás de él para evitarle problemas, fueron relajantes. Los extrañaré una vez nos pongamos en marcha. La sonrisa volvía a extenderse por mi rostro cuando volvía escuchar a Ranmaru hablar, llevando de forma inmediata mi mano derecha a mi cabello. — No eres el único. Sólo espero que crezca rápido, aunque he de admitir que es más cómodo luchar de esta manera. — Dejó de ser una distracción y de bloquear mi vista. Quizá lo conserve de esta manera.

    Mis ojos se han movido desde Ranmaru, más específicamente sus largos y elegantes dedos que se mueven con gracia a través de su cabello,
    hasta la puerta. La casa está extrañamente en silencio. Tan tranquila como raras veces ocurre a esta hora de la noche. Seguramente Iwao ún no termina de hablar con Kaminari, pues tampoco es posible escucharse su normal escándalo en la cocina. Sin más remedio, volví mi vista a Ranmaru,
    ahora a sus labios de apariencia suave, para escuchar sus palabras. — No fueron pocos los viajeros heridos quienes llegaron aquí, en busca de auxilio. — Acordé en lo referente a el dominio que toman los demonios con cada nuevo amanecer. — Me parece también lo mejor entrenar sobre la marcha. No tenemos tiempo para perder. — Aunque esto ya lo sabíamos de alguna manera. Traté de ignorar la creciente ira en mi interior, porque sé que no me servirá de mucho ahora, para mejor volver a centrarme en Ranmaru.

    Lentamente me puse en pie, caminando en su dirección, y me senté a su espalda, llevando mis manos a sus hombros. Ya que lo he visto frotar su cuello, puedo serle de un poco de ayuda en este punto. — Ya pensarás en algo en su momento. Sé que verás todos los huecos que aún tengo en mi estilo de batalla. — Fuyu no deja de remarcarme que los poseo, aunque nunca se digna a mencionarlos. Con suavidad, comencé a frotar y presionar sus hombros, tratando de alejar la tensión en sus músculos. — Iwao me ha enseñado unos cuantos de sus trucos. Podría mostrártelos. Toda tu espalda está tensa por igual. Y será peor si Kaminari en verdad llega ebrio. — Aunque sería mejor con un poco del aceite que Iwao utiliza, y sin la molestia del kimono entre mis manos y su suave piel... quizá ésta sea la excusa perfecta para poder tratar de tocar un poco más de lo necesario. Si está relajado y sintiendo su cuerpo descansando al fin, con suerte no notará las segundas intensiones.


    SPOILER (click to view)
    ¿Estás loca? ¿Cómo podría abandonarte si me encanta rolear contigo<3?

    Pero sí admito que me sabe siempre mal cuando no puedo obtener el tiempo que me gustaría, o mis planes para estar por aquí no salen como deberían por una u otra razón. Me ocupo de muchas cosas, por eso a veces me es imposible hacer lo que quiero, pero en verdad quiero que sepas que disfruto mucho, muchísimo de nuestro rol; por eso quiero pedirte que si en algún momento esto se vuelve más una carga para ti que un placer, entonces por favor me lo digas. Me sabrá aún peor saber que te estoy haciendo pasar un mal momento.
  3. .
    Fue difícil concentrarse en el desayuno. Mucho más que difícil. Ni siquiera fui capaz de dejar mi vista únicamente en el plato, aún relativamente lleno, pues mis ojos insistían en mantenerse sobre Ian. Aunque nunca más de un segundo, porque pronto volvía entonces al pan tostado sobre el plato, una vez más. No debieron ser más que unos cuantos minutos, pero se sintieron como si fueran horas antes de haber terminado ambos.

    Incluso la comida tuvo un sabor extraño e insípido.

    De reojo lo vi ir a dejar sus platos en el fregadero, momento que tomé para tratar de concentrarme y relajarme, porque entonces deberemos de hablar de regreso, aunque sea para despedirnos. Bebía los restos de mi segunda taza de café cuando sentí sus brazos sobre mi cuerpo. No sólo se extendió por mí una sensación cálida, sino además electrizante. Como si una corriente eléctrica hubiese viajado a través de mi columna. Tuve la tentación de regresar el abrazo, colocando una mano sobre las suyas, pero no lo hice. Mordí mi labio y dejé ambos brazos firmes a mis costados.
    Nada que agradecer. Me alegro que te haya gustado. — También mordí mi lengua. Tuve la repentina necesidad de volver a hablar con esa fría cortesía de antes. Por fortuna, el abrazo no duró demasiado. Asentí ante sus palabras y lo acompañé a la puerta, abriéndola para él. — Ten cuidado al volver a casa. Y gracias... — di un corto suspiro antes de terminar mi frase — por hacerme compañía anoche. Hasta luego. — Una vez Ian salió me dirigí a mi propia habitación, queriendo ocuparme con lo que fuese para distraer mi mente de esta incómoda situación y aquella extraña mirada de decepción de Ian.
  4. .
    Reí al verlo ocultarse tras sus manos, aunque es posible ver aún su sonrojo ya que sus orejas se encuentran completamente rojas. Y los gemidos aún son perceptibles, aunque sí más suaves al ser amortiguados por sus manos. Es bastante divertido ver la forma en la cual reacciona. Muy entretenido observar su lucha por suprimir su placer y deseo. Bufé con diversión al ver aquellas lágrimas en su rostro, arrastrando una de éstas, llevando mi dedo desde su pómulo hasta sus labios, donde dejé que aquella gota de agua salada humedeciera su labio inferior. — Entonces controla tu voz. — Tras mis palabras acerqué mi boca al otro pezón, lamiéndolo antes de morderlo, jalándolo entre mis dientes, y después lamiéndolo una vez más. Ambos pezones están ahora completamente rojos. — Porque yo no voy a contenerme. — Para hacer notar mi punto, pasé mi pulgar por la punta de su pene, haciendo una ligera presión y extendiendo el líquido preseminal por ésta. También he aumentado la velocidad de los movimientos de mi mano, buscando que llegue lo más pronto posible a su segundo orgasmo.
  5. .
    Me escondí detrás de la taza de café negro que bebía. Todo para que la sonrisa que surcó mi rostro al oírlo no pudiera notarla. Saber que él no se arrepentía de nuestro acto, aunque fue algo innegablemente irresponsable, provocó que mis propias inseguridades desaparecieran. Al menos, una parte de éstas y que me invadiera una sensación de paz por un momento. — Es bueno saberlo. — Ha sido lo único que he podido acordar, sin tener posibilidades de arruinar lo que sea que salga de mi boca. Escuché lo demás en completo silencio, dando otro sorbo a mi taza de café, y asentí. — Lo comprendo. No quisiera suponerle un problema con en su ámbito profesional. De mi parte, haré lo que pueda para evitarle esta clase de problemas, puedo asegurarlo. — No haría nada que pudiera molestarlo. No tengo razones para ello, aunque sí admito que será difícil volver a verlo con los mismos ojos. No podría volver a verlo sin recordar nuestra anterior noche.

    Finalmente suspiré, sintiendo una vez más las inseguridades regresando a mi sistema, aunque no lo dejé entrever. Me forcé a sonreír y le pasé los cubiertos y tomé el plato con el pan tostado para dejarlo en el centro de la barra. — Entonces adelante, no dejemos que se enfríe. — Tomé asiento en la barra, volviendo a dar un trago al café, bastante más tranquilo a la mañana, aunque aún algo contrariado. No sé cómo haré ahora para poder encararlo cada vez que debamos vernos.
  6. .
    Al sentir cómo su miembro volvía a tomar rigidez, a pesar de tener un orgasmo hace apenas unos segundos, seguí con movimientos más rápidos. Arriba y abajo, presionando mi pulgar en la punta pegajosa por acción del semen. Rodeé mis ojos al escucharlo, porque a pesar de que me pide parar, su pene me exige mayores atenciones. — Hmm~? Tu cuerpo te delata, ¿lo sabes? — Para burlarme de él, he hecho una pequeña presión sobre su miembro, apretándolo sin dejar de subir y bajar. Aunque no debí esperar demasiado antes de obtener una respuesta. Una muy satisfactoria. — Hecho. — Solté su miembro para quitarme el chaleco y la camisa, arrojándolos a un lado del camarote. Tras eso volví a tomar su pene, para seguir masturbándolo, mientras con mi mano izquierda tracé su abdomen hasta llegar a su pecho, donde apreté su pezón izquierdo entre mis dedos pulgar e índice, jalándolo con suavidad, soltándolo y volviéndolo a atrapar. — Por cierto, a mí no me importa pero tal vez a ti sí. Si no tienes cuidado con tus gemidos, la tripulación entera podría saber qué es lo que hacemos... no sería conveniente, no para ti. — Susurré en su oído, habiéndome inclinado sobre él, para lamer desde detrás de su oreja hasta la clavícula, dando un pequeño mordisco en ésta.
  7. .
    Conforme los gemidos y movimientos sobre sí mismo de Killian, pude sentir mi propio pene poniéndose cada vez más duro. Relamí mis labios al verlo caer de rodillas, apretando sus párpados para escapar del acto, creo yo. Volví a relamer mis labios con la vista frente a mí, negándome a despegar mi vista del niño, ni siquiera un momento. Finalmente, tras un par de movimientos más, logró correrse, manchando la madera entre nosotros de su semen. Esperé a ver cómo se calmaba, presionando mi palma contra mi propia erección, ahogando los gemidos que casi escaparon de mi boca. Negué con la cabeza al verlo levantarse. — No, aún no. A menos claro, te guste hacerlo con la ropa puesta. — Me acerqué a él y presioné sus hombros, aprovechando que seguramente está aún aturdido por el orgasmo, para dejarlo caer de vuelta al suelo. Aún con mi mano presionando en sus hombros me acerqué a él, acomodándome entre sus piernas y presionando mi erección contra su muslo derecho. — Elige entonces. ¿Lo prefieres con ropa o sin ropa? — Pregunté, sujetando su pene con mi mano derecha y comenzando a masturbarlo, buscando que una vez más quedara duro.
  8. .
    Una agradable, muy agradable, sensación de triunfo se extendió por mi pecho al verlo resignarse a la tarea que le fue ordenada. Me recargué contra la puerta para observar todos sus movimientos mientras se desvestía. Tomé, esta vez con más detalle, las formas de su cuerpo. Es fácil observar las marcas de los huesos de su cadera y sus costillas con ligereza. Si tuviese un poco más de masa muscular sería perfecto, pues las curvaturas de su cuerpo son pronunciadas y finas. — No, aún no. No te has corrido aún. — Comenté con algo de burla, prestando especial atención a sus muslos. — Sigue hasta que lo hagas. — Esa mirada enojada es aún mejor que el hecho de verlo masturbarse.
  9. .
    Mientras escuchaba la cafetera, me mantuve batiendo algunos huevos sobre un recipiente, aunque sin ánimos de hacerlo. Por más que quiero concentrarme en lo que hago, por muy simple que sea la labor del desayuno, no puedo hacerlo. Mi cabeza sigue dándole vueltas al asunto del profesor Ian en la recámara, descansando después de haber tenido sexo con él la noche anterior. Es extraño pero sigo sin arrepentirme de lo que hicimos. Y me mantuve diciéndomelo un par de veces más, de forma mental, para no cambiar de opinión en el transcurso de los minutos.

    El sonido del tostador me sobresaltó, casi soltando el recipiente con los huevos. Di un suspiro, aferrándome a la barra, para calmarme y seguir trabajando en el desayuno. Dejé los huevos en el sartén, donde ya tenía pimiento y tocino picados friéndose, y me acerqué a sacar el pan de la tostadora, colocando dos rebanadas más en éste. También serví el café en dos tazas una vez estuvo listo. Al darme la vuelta, queriendo dejarlas en la barra, vi a Ian. Al igual que él, sentí mis mejillas volviéndose a tornar rojas. — Buenos días. — Saludé, extendiéndole una de las tazas y me volví nuevamente al sartén.

    Lo único que he podido hacer, al momento en el cual mencionó que esto se volvió incómodo, fue asentir. No hay forma de negar que la atmósfera cambió de una manera exagerada. Serví los huevos en dos platos antes de volverme a verlo, mordiendo suavemente mis labios. — Quizá suene a locura, pero no, no me arrepiento. — Además, dudo que sólo pueda fingir que no ha pasado nada tras esto. — ¿Tú te arrepientes? — Pregunté, con temor, sin dejar de observarlo.
  10. .
    Una sonrisa de oreja a oreja se extendió por mi rostro al observar la forma en la que, irremediablemente, su rostro enrojeció tal cual una cereza madura. — Mucha más de la que crees — Contesté a su primera pregunta, aunque sin ánimos de hacerlo realmente. El hecho de que siga siendo tan tímido es tan agradable como molesto. Igual, no perdí la sonrisa debido a eso, y menos con su amenaza de marcharse. — Creo que tengo el derecho a ello, ¿no has sido tú quien falló al practicar con la daga? — No obstante, la forma en la cual se giró a verme y sus siguientes palabras me tomaron por sorpresa. Hice una mueca pensativa, como pensándomelo, antes de negar débilmente. — Bueno, puedes entonces venir y tocarme a mí. — Prácticamente ronroneé las palabras, acercándome para poner mi mano sobre la puerta e impedir que se marchara. — A menos claro, quieras que pierda la paciencia y mis ganas de ser amable contigo.
  11. .
    Acaricié perezosamente su mejilla al momento en que agradeció, sin saber cómo responder, por lo cual lo único que hice fue abrazarlo con más fuerza, acercando nuestros cuerpos tanto como me fuera posible. Y así, sintiendo su aliento contra mi cuello, la forma con la cual su respiración se normalizaba, y aquellas caricias en la espalda, terminé por quedarme dormido.

    Al despertar por la mañana, gracias a los cálidos rayos de sol que se colaban entre las persianas ligeramente abiertas, me tomé mi tiempo para recordar la noche anterior. Me dolía la cabeza, esto gracias al alcohol, y me sentía cansado. Sumamente cansado. Aunque de una forma distinta a al cansancio después de toda una noche en guardia en el trabajo. A pesar de sentir mis extremidades adoloridas, sentía también una satisfacción con esto. Busqué a tientas mis gafas sobre la cómoda, encontrándolas después de un rato, y una vez con ellas puestas me fijé en el otro bulto en la cama junto a mí.

    Pasaron uno, dos, tal vez tres segundos antes de sentir mi rostro enrojecer completamente. Los recuerdos de la noche anterior me golpearon rápidamente, recordándome que me he acostado con el profesor de preescolar de mi hijo. Lentamente me he puesto en pie, no queriendo despertarlo, buscando después mi ropa y poniéndomela de vuelta para caminar lentamente al cuarto de baño, donde lavé mi rostro, cepillé mis dientes y el cabello por igual. Mi rostro, a pesar del agua fría, sigue completamente rojo.

    Pese a todo, no creo arrepentirme de lo que hice.

    Salí del baño y de la recámara lentamente, dirigiéndome entonces a la cocina para encender la cafetera y comenzar a preparar el desayuno. Quizá sea algo incómodo comer juntos tras el arranque que tuvimos gracias al alcohol, pero será necesario hablar sobre lo que ha pasado. ¿Ian se arrepentirá por lo que hemos hecho? Mordí mi labio al sentirme confundido, como si de una noche a otra fuese nuevamente un adolescente lleno de inseguridades, aunque debí sacudir la cabeza y ponerme a pensar en el desayuno. Dentro de no mucho tendré tiempo para las inseguridades.
  12. .
    La cubierta se despejó poco a poco, no siendo Killian el único que decidió bajar a tomar un descanso. Una vez no hubo nadie más arriba, ni siquiera Juste, me alejé del borde para poder comenzar a repasar las tareas que hicieron, tomándome especial dedicación en la limpieza y preparación de los cañones. Contamos con cuatro, pero necesitaremos más, además de balas para éstos, ya que además de ser necesarias para nuestro viaje, pronto estaremos en territorio del capitán Prince; un hombre interesante en su forma de batalla, y entusiasta a arruinar el barco de sus enemigos en lugar de apoderarse de ellos. Lo único bueno de esto es que podremos divertirnos un poco si nos encontramos, y eventualmente lo haremos.

    Seguí con mi usual recorrido, verificando las armas, nuestras municiones, los víveres que mantenemos también en la bodega. Una vez regresé me puse a inspeccionar por igual el estado de las velas, prestando especial atención, aunque esto fuese un tema externo, al mástil que ha quedado con inumerables marcas de la daga de Killian al tratar de golpear un punto alto. Pasé mi lengua por mi labio inferior, humedeciéndolo, para volver a mi camarote y esperar por la noche.

    En el transcurso de las horas seguí revisando mis mapas, sintiendo una repentina necesidad de trazar lo que vimos en esa isla misteriosa. Casi me lamento del hecho de no haberme dedicado a explorarla en su totalidad, pero con Killian y sin tener completa función de mi pierna naturalmente fue imposible. Seguí escribiendo sobre las hadas en una hoja de pergamino hasta que llegó Killian. Me tomé mi tiempo para doblar la hoja, cerrar el tintero y colocar la pluma en su lugar. — Ésa no es la manera de hablarle a tu capitán. — Fue lo primero que dije al volverme a él, viéndolo con una divertida mueca. — Pero por el momento desnúdate y tócate a ti mismo. — Crucé mi pierna derecha sobre la rodilla izquierda, recargando mi codo derecho contra la mesa y mi mejilla sobre el puño, viéndolo expectante.
  13. .
    Sin duda ha pasado un tiempo desde la última vez que me sentí de esta forma. Mucho más desde el último momento en el que sentí a mi acompañante disfrutando y entregándose por completo al acto. No realmente por no haber estado de acuerdo en relación a la intimidad con anteriores amantes, sino por la sensación recíproca sobre el placer; la sensación de que él disfruta esto tanto como yo lo hago. Este pensamiento me llevó a profundizar el beso, besándolo sin atreverme a romper nuestro contacto ni mis movimientos en su interior. Menos aún cuando escuché ese largo gemido y sentí nuestros pechos juntos, habiéndose arqueado como un gato.

    Mis labios se curvaron en una media sonrisa y seguí golpeando el mismo punto, satisfecho al escuchar sus gemidos.

    Estuve tan concentrado en alcanzar su punto con cada una de mis embestidas, que tardíamente noté nuestro cambio de posición. Una nueva, aunque más suave, sonrisa se extendió por mis labios mientras paseé mis manos por sus muslos, acariciándolos hasta subir a su cadera, donde lo sostuve con fuerza aunque sin llegar a lastimarlo. Fue difícil contenerse al observarlo desde con esta postura. Mordí mi labio ante la imagen de Ian sobre mí, saltando sobre mi pelvis, y masturbándose a la vez, pues de lo contrario terminaría por correrme ya. — Ian... — Gemí con suavidad, apretando los párpados, sintiéndome aún más ebrio a causa del placer. Finalmente, luego de que Ian llegara a su orgasmo y se contrajera sobre sí mismo, apretando mi pene, yo llegué a mi liberación también, llenando su interior con mi semen.

    Tomé un par de respiraciones, aún aferrado a su cadera, tras el orgasmo buscando recuperarme. Una vez lo hice me enderecé levemente, pasando mi brazo derecho por la cintura de Ian, y la mano izquierda por su rostro, llevando su cabello detrás de la oreja. No sentía necesidad de hablar,
    así que volví a besarlo. Aunque este beso fue mucho más suave que los anteriores. Aprovechando el agarre en su cintura nos tumbé a ambos en la cama, bastante cansado tras el orgasmo para querer algo más aparte de dormir. Terminé por pasar igualmente mi brazo izquierdo por su torso,
    atrapándolo en un abrazo y cerré los ojos.
  14. .
    Kenji.

    No pude evitarlo. Ni aunque hubiese tratado con todas mis fuerzas lo hubiese podido evitar. Mis labios se curvaron en una sonrisa traviesa, también entrecerré mis ojos en Shiro. Apenas y he sido capaz de contener la risa que estuvo por escapar de mis labios, pero no por eso fue incapaz de notarse toda la diversión que estoy sintiendo. Provocar a Shiro de esta manera es bastante satisfactorio. No puedo esperar por el momento en el cual podré hacerlo también con Allen, ¡o con ambos! Oh, eso sería delicioso. — Ya sabes, no tienes que cambiar de color como camaleón tan seguido. — Obviamente, ésta ha sido una pequeña e inocente burla. Aún así, le sonreí por el excelente trabajo que ha hecho.

    Instintivamente he elevado mi vista al techo, sin obtener nada de esa vista, salvo la satisfacción de estirar un poco mi cuello. Estamos a nada de obtener nuestra victoria. Tan sólo debemos de subir y encontrar la sala donde se encuentran esos dos junto con la bomba. Sólo un poco más de esfuerzo y habremos terminado, no obstante, repentinamente he sentido la energía y emoción de hace poco desaparecer súbitamente. Volví a mis cinco sentidos únicamente cuando sentí la capa de Shiro rodearme. Asentí y presté toda mi atención a él.

    No. No tengo más en mente. Trabajemos bajo tu plan. — Una ligera sonrisa comenzó a surcar mis labios al momento en que Shiro sonrió, no obstante, la perdí tan pronto esa oscura red comenzó a acercarse a nosotros. Por mero reflejo cerré los ojos, esperando que nos apresara, nos golpeara, o al menos que hiciera algo. Al paso de los segundos sin que nada ocurriera volví a abrir mis ojos, sólo para notar que todo estaba tan oscuro como lo fue antes de separar mis párpados. — Sin duda es el emo. Hmp, conveniente quirk. — Bufé, tratando de desviar la atención al quirk de Yamino del hecho de que, vergonzosa y poco varonilmente, di un pequeño brinco y un gritito al sentir a Shiro tocarme entre esta oscuridad.

    Maldición, ¿qué se supone que haremos ahora?

    Y, como si Shirou hubiese leído mi mente, su pregunta no se hizo esperar. Tragué duro al tratar de buscar una solución a nuestro problema actual.
    Ahora ambos estamos en el límite de nuestros quirks. Nota mental Kenji, no volver a dormir tan despreocupadamente mientras haces que el tiempo se detenga jamás. Mordí mi labio antes de tratar de tomar a tiendas el brazo de Shiro, tomándolo por el codo. — No. No hay que forzarnos tanto en este punto. Aún recuerdo dónde está la escalera, si lográsemos subir con cuidado, estaremos un poco más cerca de ellos.
    — Volví a morder mi labio, tomé una larga respiración, y suspiré antes de volver a hablar. — Si me concentro lo suficiente, creo también que podría retroceder unos cuantos segundos, con suerte un minuto. Lo suficiente al menos antes de que todo se ponga oscuro. Tendríamos que correr, pero es lo mejor que tengo en mente ahora. — Aún si detuviera el tiempo, sabiendo en qué sala está la bomba, cabe la posibilidad de no encontrarla con esta condición de ceguera.

    Por otro lado, y sin querer decirlo en voz alta, está la otra opción de terminar en el suelo, con un terrible dolor de cabeza y sin haber logrado nada.
    Por ahora, concentrémonos en llegar arriba. No sé tú, pero a veces trabajar bajo presión hace bien. — Mentí, dando un paso tentativamente hacia adelante, sin soltar a Shiro, y esperando que él avanzara conmigo. Con esto podemos decirle adiós a nuestra ventaja.


    posts-divider1



    Yamino.

    Por una vez, en bastante tiempo, sentí un ligero cosquilleo en mi garganta. Me fue divertido ver la reacción de Allen. Mucho más aún su declaración ante mi particular manera de ser. Lo único que hice en regreso a esa afirmación, sin ser realmente una respuesta a ello, fue pasar mi lengua sobre mis labios, humedeciéndolos. Él no quiere tratar este tema, y eso es suficiente para que yo no haga mención alguna sobre su quirk y las aplicaciones que seguramente yo le daría. Aunque fue una idea muy fugaz, y fantasiosa cabe destacarse, invitarlo a ver algún día una película está completamente descartado.

    En su lugar lo mejor que pude hacer fue concentrar mi atención en el desconocido quirk del pelirrojo... Oh, sí, su nombre es Kenji. Yo no creo que sea cualquier cosa. Es algo que le da la ventaja de una velocidad que somos incapaz de ver y la manipulación de su entorno, o al menos, algo que haga verlo de esa manera. Ilusionismo ha sido lo que más he llegado a creer de él, aunque sería agotador tener que manipular la mente de tantas personas a la vez. No imposible, pero se necesitaría tener maestría sobre el quirk para llevarlo a tales extremos. Según mi padre, a mi madre le costó casi veinte años perfeccionar por completo su quirk e inducirlo en una elevada cantidad de personas.

    Mas éste no es el momento de detenerme a pensar en Kenji. O lo que mi madre hizo en un pasado. En estos momentos debo concentrarme en lo que haremos.

    Tras dejar ésta y la planta de abajo en completa oscuridad, y haber hecho que Allen se pusiera en pie, me quedé en silencio. Estático en el mismo lugar frente a Allen. Los murmullos de la planta baja ahora son más apreciables, muy a pesar de que parece que están susurrando entre ellos.
    Antes de hablar también, ofreciéndole mi plan a mi compañero, apreté mis labios debido a sus movimientos sobre mi mano. — ¿Qué haces? — Pregunté en voz baja, queriendo conocer sus motivos para acariciar de esta manera mi mano. Su mano, igual que el resto de su cuerpo, es pequeño a comparación mía, pero el tacto parece ser que es tan gélido como lo es conmigo. Me gusta sostener las manos de otras personas entre las mías, buscando calentarlas. Y aunque normalmente no sostengo la mano de alguien quien tenga un tacto gélido, sostener a Allen no es desagradable en lo más mínimo. Al final, me encogí de hombros, a pesar de que ya no puede verme y respondí mi propia pregunta. — Da igual, no importa.

    He dado una mirada al rededor de la sala. A diferencia de mis compañeros, yo soy capaz de observar sin problema mi entorno. Una vez mi vista se enfocó en la falsa bomba, estiré mi mano libre a ella, acercándola a mí lentamente. No como una forma de telequinesis, sino mandando a la misma
    oscuridad empujar el objeto a nosotros. Una vez lo tuve cerca de mi alcance, llevé mi mano, que sostiene la de Allen, a la bomba. — Mantente con ella. Yo iré a revisar a nuestros enemigos. — Antes de soltar su mano he dado una ligera caricia, similar a la que él me otorgó antes, y di un paso hacia atrás.

    Tras el primer paso di otro y después otro. Una vez estuve lo suficientemente lejos de Allen, cerré los ojos y me concentré para cambiar mi constitución física. Conocí esta habilidad de mi quirk a los ocho, y no la he usado en muchas ocasiones, pero ahora viene perfectamente. Mi cuerpo pasa del estado sólido a uno gaseoso, convirtiéndose en una niebla tan espesa como lo es el resto de mi quirk. — Regresaré pronto. — Nada más decirlo, me trasladé con prontitud al piso de abajo, donde apenas y fui capaz de escuchar las últimas frases que compartieron. Ahora conozco el quirk de Kenji, y es más interesante de lo que imaginaba. Únicamente por diversión, pasé sobre ellos, queriendo provocar un ligero malestar al sentirse rodeados por la niebla. Antes de regresar con Allen observé con satisfacción la manera en la cual Kenji se tensó por mi acción.

    Una vez de regreso con Allen, me obligué a volver a mi estado normal físico. Siento las piernas pesadas, como si repentinamente fuesen hechas de metal, y volví a sujetar su mano con suavidad. — El quirk de Kenji es el tiempo, y tal parece, están sin muchas opciones. — Me abstuve de agregar un como nosotros. Lo único que pude pensar, y confiando en que pronto terminará esto, ha sido solidificar las sombras que rodean las escaleras y los pasillos, ofreciéndoles a ambos un par de obstáculos para llegar a nosotros. Con suerte, la simulación habrá terminado antes de que ellos puedan entrar en esta sala.
  15. .
    Normalmente no soy un hombre que se detenga a pensar demasiado en cuestiones pasadas, confiando únicamente en el presente y futuro, pero por esta ocasión no pude evitar que mi mente proyectara imágenes de un viejo caso. Un caso que jamás se logró resolver en su totalidad. La policía dio la desaparición por muerte y así fue como se consideró. Al final, la familia no tuvo un cuerpo al cual velar ni despedirse, y nosotros nos quedamos con un vacío en la boca del estómago por un trabajo inconcluso y una falta a la familia que confió en nosotros. Supongo que ha sido el mismo bosque lo que me ha llevado a recordar esto. La última vez que se vio con vida a aquel joven fue en este bosque. Un jueves. Una triste tarde de un lluvioso jueves.

    ¿Por qué te atormentas con recuerdos pasados? ¿La culpa de haber fallado te consume?



    Me detuve al volver a escuchar la voz de Belze, esta ocasión justo contra mi oído, como si aquel frío viento matinal fuese su voz, golpeándome sin reparo. Como suele hacer siempre. — Para nada. — A pesar de haber dado mi respuesta, no seguí avanzando. Me quedé observando el sendero hacia lo profundo del bosque, y después giré el rostro para ver mi vieja camioneta aún estacionada a un lado del camino. Por un momento, siento que debo comenzar a plantearme mis propias decisiones. — No tengo nada por lo cual sentirme culpable. — Tampoco nada a lo cual temer al adentrarme en este lugar. Di un largo suspiro y volví a avanzar, esta vez sin detenerme a escuchar a Belze, a pesar de que su voz siguió hablándome constantemente.

    Y así, caminé en silencio durante unos minutos. Muy posiblemente no más de tres, antes de que un nuevo recuerdo me asaltara. Exactamente del mismo caso sin poder resolverse. El muchacho era joven, tan sólo dieciséis años, apenas mayor que un niño. Un joven quien, desesperado por sensaciones satisfactorias, terminó por dejarse influenciar por las peores personas que pudo encontrar en su momento. — Un poco triste, ¿no Belze? — Las ininteligibles palabras de este espectro, que me sigue sin saber porque, se detuvieron ante mi pregunta y el silencio sólo se extendió. Es triste dejarse consumir gracias a la misma desesperación. Pero, y por mucho que lo deteste, la desesperación no te consume hasta evaporar por completo tu carne y huesos. Tampoco lo hace con quienes estuvieron relacionados contigo o compartieron esa misma desesperación.

    La desesperación únicamente te empuja hasta el más profundo de los abismos mentales. Lo que es aún más aterrador. Si la desesperación no es suficiente motivo para desaparecer de la faz de la tierra a un grupo de personas, ¿qué lo es?

    Contengo el aliento al detenerme una segunda vez. Esta ocasión no por la voz de aquel espectro al que cariñosamente he llamado Belze, ni por mis propias inseguridades con mis decisiones. Mucho menos aún producto de un nuevo recuerdo, que quisiera siguiera manteniéndose como lo que es. Esta ocasión lo que me ha detenido ha sido una enorme sensación de peligro. Es tan fuerte, tan abrumadora, que me ha paralizado casi por completo. No hay mayor sonido en el bosque que el murmullo de los árboles al mecerse y unos cuantos débiles crujidos de las hojas y ramas secas, las cuales se mueven con suavidad, producto de un animalillo silvestre sin duda alguna. No hay signos, no hay nada, absolutamente nada que me indique que hay alguien más conmigo, haciéndome helar la piel por su presencia. Pero es así como lo siento. Me siento atrapado y no comprendo porque.

    Suelto el aire que invade mis pulmones y vuelvo a inspirar profundamente. Esta ocasión contengo el aliento quince segundos exactos. Una vez hecho esto, además, me tomo mi tiempo para normalizar mi respiración y, en la medida que me sea posible, mi ritmo cardíaco. — ¿Hay alguien más con nosotros, Belze? — La voz de Belze, igual que el viento, siguieron sin hacer acto de presencia, dejándome con una pregunta sin respuesta. Esperé uno, dos, cinco, siete, diez segundos sin que esto cambiara. Justo cuando estuve por reanudar mi camino, una voz y presencia detrás mío me detuvo. Nuevamente la sensación de peligro se hizo presente, incluso más intensa que la primera vez.

    Tomándome una nueva respiración, corta y algo apresurada, me aventuré a dar media vuelta, encontrándome con un ser de extraña apariencia.
    Su constitución física es la de un hombre, eso puedo asegurarlo por la anchura de los hombros, aunque no sea demasiada, la falta de senos,
    y, más obvio, la nuez en su cuello. Su cabello largo se mantiene pegado, gracias al agua que gotea cada pocos segundos, a su pálida piel. Tan pálida, que no creo equivocarme al afirmar que jamás ha estado bajo la luz solar. Lo más llamativo en él son sus oscuros y profundos ojos, tan profundos y penetrantes como el abismo al cual conduce la desesperación. Una pequeña sonrisa surcó mis labios. Una sonrisa sin diversión ni gracia, únicamente mera cortesía. — Conocemos el riesgo, gracias. — Hablé el plural, queriendo conocer la reacción de este individuo al hacerlo. Si bien Belze pareciera sólo ser escuchado por mí, sigo confiando que no es un mero espectro de mi imaginación. —
    Estamos aquí en busca de respuestas, sí. Necesitamos ponerle fin a preguntas que han quedado inconclusas.

    ¿Estamos? Lance, estás solo en esto. Quien corre riesgo eres tú, yo soy sólo un espectador.



    Ah, lo había olvidado. Belze sólo disfruta de la desgracia ajena, siendo ésta la única razón por la cual se ha empeñado a seguirme a lo largo de los años. — ¿Eres tú el brujo que habita este bosque? — Y así, sin irme a rodeos, he hecho la única pregunta que vale la pena en estos momentos. Si él no es aquel brujo del cual las leyendas hablan, entonces, yo no tengo más razón para seguir aquí hablando con él. —
    Si es así, supongo que reconocerás los nombres Ancel O'brien y Marie White. ¿Podría proporcionarme las respuestas que busco? — Pregunté, dando un paso más cerca del pálido hombre, y siendo incapaz de dejar de observar aquellos profundos ojos oscuros.

    La sensación de peligro sólo ha aumentado y no ha hecho alusión a detenerse. Creo que estoy en problemas.


    SPOILER (click to view)
    Tardé un poco más de lo planeado, perdona, pero como la siguiente semana nos dan vacaciones cortas se adelantaron muchos exámenes. Al menos he soportado la mitad del semestre que llevamos x.X Gracias por los ánimos, en verdad. Espero que a ti te esté yendo de maravilla.
1320 replies since 9/12/2011
.