Posts written by Blues.

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    Yo, igualmente, asiento cuando me tranquiliza al hacerme saber que me explicará todo un día antes del viernes. — Perfecto entonces. — Respondo, bastante más tranquilo. Además, saber que será al lado me parece perfecto. Si controlar a un niño ya me toma esfuerzo, no quiero imaginarme lo que será un grupo entero. Aunque, sinceramente, deben de haber muchos niños tranquilos, a diferencia de mi pequeño travieso. Observo, con Noah de la mano, al profesor ir por sus cosas y dejar su bata, para luego escuchar cómo declina nuesta oferta de llevarlo. — Por favor, insistimos, después de todo nosotros le hemos hecho perder tiempo, y en coche no será demasiado. — Noah entonces suelta mi mano y va a tomar la de su profesor. — Vamos, ¡por favor! — Y así, con el profesor de la mano, Noah camina al coche. Ya no digo más, sólo espero que con la presión que ejerce Noah él finalmente acepte, mientras tanto, desbloqueo con el mando las puertas.
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    Durante un momento, me asaltan recuerdos de mis viajes anteriores a éste. En todo ellos, por supuesto, hablaba y hablaba sin parar, pero no realmente por el placer de hacerlo, como ahora al conversar con Karakasa. Antes hablar lo hacía para escuchar mi voz, para saber que estoy aquí, para engrandecerme ante las personas asustadas, frente a las cuales fingía y me hacía ver como el hombre que siempre supe nunca sería. No soy un héroe, y aunque ésa no era la imagen que quería proyectar, así fue como me llegaron a llamar luego de proteger algunas aldeas de demonios, que ahora sé son de bajo rango; aún si sigo siendo un cobarde, ya no me enorgullezco de mis actos anteriores.

    «Es cosa de perspectiva, muchacho. Si aceptaras ver el mundo como lo veo yo, podrías enorgullecerte de todo cuanto haces»



    Tentador, Fuyu, pero no, no gracias.

    Contengo un suspiro mientras escucho a Ranmaru decir que es mejor aprender con la práctica. Con lo cabeza dura que soy, no puedo hacer menos que acordar con él. Sufriré hasta aprender a hacerlo, así es como funciona conmigo. — Entiendo, también creo que es lo mejor. Soy lento para aprender algo si no es a los golpes. — Iwao y Kaminari son conscientes de ello ahora. Aunque ahora esto me hace estar deseoso por comenzar el entrenamiento con Ranmaru. Estos últimos quince meses los he pasado esforzándome por esta misma razón, por conocer lo que es ser entrenado por aquel semi demonio tan famoso. No sonrío, pero me siento tentado a hacerlo. Tengo demasiados motivos para estar alegre, aún cuando el paisaje que vemos es cada vez más corrupto, y el aire más denso. De no ser por Kaminari, seguramente ahora no podría estar respirando con normalidad.

    Además del cambio drástico en la tierra y toda naturaleza en ésta, así como la pesadez del aire, no me es ajeno el lenguaje corporal de Ranmaru, quien tose, y luego termina por inclinarse sobre Kiba. Lo he visto hacer movimientos con las manos, como si quisiera aferrarse a algo, y es ahí cuando bajo a Karakasa y, tocando con gentileza a Kiba para que se detenga, sujeto a Ranmaru antes de que termine por caer por completo. — Descansemos un rato, antes de encontrarnos con problemas que no podamos solucionar. — Indeciso, no sé si dejar a Ranmaru sobre Kiba, o bajarlo y cargarlo yo hasta un sitio donde reposar, pero eso deja de ser un problema para mí cuando noto, no muy lejos, un árbol donde podemos descansar a su sombra. No lo pienso dos veces antes de cargar el delgado cuerpo de Ranmaru y avanzar allí, donde lo dejo contra el tronco para que descanse.
  3. .
    Debo admitir que me encanta la reacción del muchacho en cuanto a asesinar a la horrible mujer, lo cual me permite conocer un poco la posible situación donde estuvieron metidos ambos. Río, realmente divertido. Mientras que el deseo de querer asesinar a la mujer lo veo como un acto de bondad para con el mundo que habitamos (porque nadie merece conocer la verdadera fealdad que ella es), el entregar así al muchacho, sin pensárselo dos veces, me hace enarcar una ceja. Me agacho para sujetar al muchacho y obligarlo a ponerse en pie, señalándole con la espada a todas las personas. — Tú no has hecho nada malo, ellos son unos cobardes quienes te entregan antes que entregarse a ellos mismos. Eso es lo que vale tu vida para ellos, es una moneda de cambio para mantenerse con vida. Ve lo positivo, chiquillo, tu vida vale lo que cinco cobardes. — Luego de decir esto, golpeo en la cien al chico con el mango de la espada, obligándolo a caer inconsciente y cargándolo sobre mi hombro.

    Tienen suerte de que yo, a diferencia de ese canalla de Oliver Atem, soy un hombre de palabra. No los asesinaré yo... lo hará Matt. — A mis palabras, Matt dispara cinco veces, y todos caen al suelo. Al menos, dejaremos la casa intacta, según lo acordado. Fuera, hay fuego ya en distintos hogares y tiendas, por lo cual nuestro cometido está hecho. Andamos de regreso al barco y zarpamos una vez todos nos encontramos en él, ahora en dirección al sureste. Al chiquillo lo arrojó a la bodega, esperando por el momento en el cual despierte.
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    Shun.

    Con una enorme sonrisa, sólo asiento. Realmente, no tengo del todo idea de lo que voy a hacer, y eso me hace sentir un poco de pánico, pero está bien. No quiero que Akemi se sienta decepcionado de mí, por lo cual fingiré que sé que hacer. Tiene que ser fácil. Además, el trabajo al parecer dejó de ser una preocupación al momento en que llegó Henning, así que puedo relajarme un poco antes de tener que hacer algo. El reloj sigue donde mismo, oliendo a mal augurio, así que lo más coherente que se me ocurre es pegarle la nariz y seguir olfateándolo.

    La historia de los otros mundos y las llaves la entiendo sólo a medias, así que, en vez de decir algo que pueda estar mal o que podría hacerlos enojar, sonrío y pregunto. — ¿Por qué no vamos a la tienda de antigüedades saliendo del trabajo? Si es verdad, entonces con dos podríamos rastrear las demás partes, ¿no? — Hay un momento en que siento que me observan de forma extraña, así que sigo sonriendo sin saber qué hacer o decir. Entonces, cuando Pomi saca una llave, lo primero que se me ocurre es olfatearla; también huele a mal augurio.

    La llave de Pomi también huele a que algo malo pasará. — Frunzo los labios a la izquierda, ladeando la cabeza a la derecha. — Akemi, ¿puedes ver una atadura también? — Si también tiene una atadura, entonces, podemos buscar más piezas aún, ¡yay!

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    Henning.

    Me duele la cabeza. Hay demasiadas cosas en las cuales pensar, que provocan que mi cabeza tenga la sensación de estallar en cualquier momento; no obstante, no puedo sino estar aquí, pendiente de la información que pueda sacar de las energías que observan Akemi y Shun, y con éstas, buscar formas de darle información al amo, deforme para que no sea correcta, pero que tenga un fundamento; he sellado un contrato con él, y debo cumplir con él, al menos, hasta donde me es obligatorio. Incluso cuando hice el contrato, fue pensando en una sola cosa: proteger a Pomi. Si esconder información vitalicia es por el bien de Pomi, no estoy fallando a mi palabra.

    Escucho a Shun preguntando algo, de hecho, inteligente para ser él y asiento, observándolo con sorpresa. — El amo Shiba no estará monitoreando nada por ahora, así que hoy mismo es un buen día para investigar. — Luego, veo a Pomi mostrarnos una llave de oro y no trato de disimular mi sorpresa. Un nuevo elemento del lado de Akemi, es un paso más cerca del objetivo que el amo Shiba, por ende, un buen presagio. Sin tener mucho para agregar, tan sólo espero por las respuesta de Akemi, luego, muevo mi cabello sobre mi hombro y me quito la sudadera. — Mientras más rápido terminemos el trabajo, más pronto podremos ir a esa tienda, así que pongámonos manos a la obra. — No estaba en mis planes, pero todo sea por el bien de Pomi, ayudaré con esto también.
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    Noah, orgulloso de su dibujo de uno de los robots que tanto le gustan, lo alza, mostrándomelo con una sonrisa. Yo coloco mi palma en su cabeza, en un pequeño gesto afectuoso. Asiento a la amable respuesta que me da el profesor Ian. — Me alegro entonces. — Fijo mi mirada en Noah, quien, acostumbrado a esto, ha comenzado a guardar su dibujo en la mochila y a esperar. Yo escucho, nuevamente atento, a las palabras del profesor. — El viernes me viene bien, se hará mantenimiento a la planta de producción y laboratorios, así que tendré el día libre. — Esto me alegra, porque en verdad que no quisiera crear una mala impresión desde el inicio con él. La anterior profesora fue muy amable y paciente con nosotros, pero no está bien abusar de ello. — Sólo tendrá que explicarme qué deberé de hacer, nunca antes he asistido a una excursión. — Noah toma mi mano, estando listo para marcharnos, y yo veo la puerta. — ¿Tiene usted coche? Si no, podríamos llevarlo a su casa, si le parece bien. — Noah, a mi lado, parece feliz y da un par de saltitos.

    ¡Sí! Vamos, profesor Ian.
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    Lo mejor de estar en control de una situación desfavorable, es que puedes, además de sacar todo el provecho posible, divertirte con reacciones o incluso llevarte una sorpresa. De entre todos los presentes, a quien imaginaba como el único incapaz de suplicar, es el mismo quien lo ha hecho. Patético, simplemente patético. — Verás, es que aquí tenemos un problema. — Hago una pausa dramática, señalándole a Matt al muchacho de forma no muy discreta. — Y es que nosotros tomaremos todo cuanto querramos sin importar qué, creo que ustedes, más bien, no entienden la situación.

    Matt ha cogido al muchacho por un brazo, empujándolo al suelo y quedando éste entre su familia y yo. — Sin embargo, aún no me retracto de mi anterior oferta. Asesinamos a la bestia que pretende pasarse por mujer, y los dejamos a ustedes libres. — Fijo mi vista en el chiquillo que está aún entre nosotros y sonrío. — O nos lo llevamos a él y dejamos su aburrida casa intacta. Ustedes deciden. — Hablo, sin dejar de observar al chico.


    SPOILER (click to view)
    Perdona que ayer no respondiera, tuve un compromiso que me ocupó casi todo el día, y cuando creía que podría responder, llegaron visitas. Fue un día cansado.
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    Yo no río, a diferencia de Karakasa, pero sí tengo la sombra de una sonrisa en mis labios, a punto de finalmente florecer. La extrañeza de todo cuanto se supone representa este viaje me causa una gracia que encuentro entrañable. Hay humanos muriendo por todos sitios a causa de los demonios, todo por la culpa de ese tal Adestho, deberemos enfrentarnos a esos demonios y, quizá, una batalla con Adestho también, y sin embargo, reímos mientras caminamos con tranquilidad, recordando a un amigo. No estoy muy seguro de si esto me enorgullece o me avergüenza; quizá un poco de ambos.

    Por respeto a Iwao no respondo el comentario de Karakasa, muy a pesar de que concuerdo en el hecho de que da gracia (tal vez más bien que él mismo es gracia). Lo dejo hablar y, ahora sí, río cuando habla de la comida. — Es que con el estómago vacío no se puede hacer nada. — Acuerdo, pero con voz menos animada, hasta que al final termino riendo una vez más. — Tenías razón, Karakasa, Kiba y Ranmaru están hechos el uno para el otro. — El hecho de que, además, nos encontremos en número equitativo me parece sumamente curioso. Hace tiempo un sabio obsesionado con las matemáticas me habló de números pares y conjuntos, y aunque sólo entendí la mitad, al comprender estamos en una división igual a su ejemplo me hace sentir satisfecho.

    Sin embargo, me callo al momento en que Ranmaru comienza a responder mi última pregunta, para poder escucharlo. Me obligo a no prestar atención a nada más, para poder retener la información tanto como me sea posible o, al menos, hasta que podamos detenernos y yo lo pueda escribir en un pergamino vacío. Los sellos son un tema que me interesa demasiado, no sólo porque Fuyu los ha mencionado en algunas ocasiones, sino porque soy además incapaz de controlar mi energía al punto en que es necesario para éstos. Fuyu, nuevamente, es el factor que provoca la energía se descontrole y vaya en la dirección correcta. De alguna manera, es como si a él sólo le gustase que la energía se use para pelear.

    «Porque las batallas son lo único importante. Crear enlaces, y más para los propósitos que deseas, son una pérdida de tiempo»

    ¿Incluso si es para someter a alguien o para traer de regreso una entidad?

    «Lo entenderás algún día, hay más de una forma de hacer conexiones, y sobre todo, hay más de un precio a pagar.»



    Llevo mi vista al suelo, pensando en las palabras de Fuyu que han quedado haciendo eco en mi mente. Sinceramente, sigue siendo un tema que siento se me escapa por completo al entendimiento. Deberé de estudiar todo esto, además de continuar con mi entrenamiento. — Comprendo, no preguntaré más. — Giro a ver a Ranmaru cuando me parece se ha quedado tenso, pero pronto lo dejo pasar. Por supuesto, confío en que, si ha podido mantenerse, no debe de ser tan malo... sino, volvería a colapsar, ¿cierto? Niego levemente, tratando de concentrarme y no involucrarme donde no debería, aunque no por eso menos preocupado.

    Y Fuyu que ha estado tan tranquilo también... — Pienso en voz alta, observando la marchita maleza que nos rodea, luciendo peor que hace apenas unos minutos. ¿Es normal toda esta súbita corrupción de la tierra?
  8. .
    Llegué a mi trabajo sólo ligeramente atrasado, corriendo con la suerte de que mi superior sabe ha sido por llevar a Noah al preescolar. Él, adorando a sus hijos y nietos, deja pasar todo lo referente a los críos. Como fuere, una vez me he colocado la bata y he comenzado a hacer mi trabajo. Una vez así, me vuelvo por completo a mi trabajo, y mi mente no es capaz de pensar en nada más.

    Para cuando me doy cuenta de la hora, ya me es tarde para ir a recoger a Noah, por lo cual salgo apresurado en dirección al jardín de infantes. No queda ni una de las madres o padres a la vista. Estoy llegando con quince minutos de retraso, otra vez. Me aproximo a la puerta, pero soy incapaz de llamar ya que escucho a Noah hablando en su interior; está coloreando con un crayón sobre una hoja.

    Mi papá trabaja mucho, todos los días. Su trabajo es grande, así que a veces pienso que se pierde también. — Al concentrarse en algo, tiene la manía de sacar la lengua por una esquina de sus labios. — Laura, mi niñera que se queda conmigo en la tarde, dice que es normal que trabaje mucho, pero a veces quiero estar con mi papá más tiempo. Cuando llega del trabajo está muy cansado y duerme mucho, entonces no podemos jugar...

    Incapaz de escuchar más, muy a pesar que no es más que la verdad, abro la puerta y, con una mirada apenada, me acerco a Noah. — Siento mucho el retraso, apenas y he podido salir del trabajo. — Suspiro. Me siento avergonzado. — Dije que no volvería a pasar, y voy y me retraso en menos de veinticuatro horas. ¿Hay algo que pueda hacer, profesor Ian, para compensarlo? — Pregunto, realmente sinténdome mal por esto, y muy a pesar de que es tal y lo que sabía que pasaría.
  9. .
    Y así, entre risas y alcohol, pasamos no sólo la mañana, sino también la tarde en su totalidad. Algunas mujeres y parte de mi tripulación jugueteaban y terminaban por irse a las habitaciones también. Matthew y yo, sin dejar de observar el mapa, discutíamos sobre lo que buscaríamos, y nuestro próximo destino luego de haber destrozado el hogar de Oliver Atem.

    Entonces, llega el atardecer y nos ponemos manos a la obra.

    Comenzamos a avanzar por la ciudadela, cargados con armas de fuego en las manos y las espadas en la cadera. Las tonalidades violáceas y naranjas del cielo están tornándose oscuras, y algunas estrellas son fáciles de apreciar. La noche está cerca, y una vez esté por completo apoderada del firmamento, nosotros habremos de marchar para no volver, a menos que Oliven se las arregle para provocarnos una vez más.

    Cuando alcanzamos el palacio, los gritos son ya apreciables a lo lejos. Le sonrío a Matthew de medio lado, empujando con la bota de una patada la puerta. De dos disparos, cada quien uno, derribamos a los guardias quienes nos reciben, luego nos fijamos en los sorprendidos sirvientes y los bien vestidos dueños, quienes lucen atemorizados, salvo por un enano, quien, de alguna manera, luce más intrigado.

    Bueno, bueno, bueno, esto es una sorpresa. — Menciono, con voz burlona y una sonrisa. Sin perder esta última, señalo con la cabeza a la escalera, mandando a Matthew a buscar algo interesante. — Espero que no les moleste que nos hayamos invitado a su fiesta. — Aprovechándome del miedo que se refleja en los ojos de una sirvienta, me acerco a ella y, sin cuidado, meto mi mano en el plato sobre la bandeja, tomando parte de la comida. Me la llevo a la boca y comienzo a saborearla, pero pronto hago una mueca y escupo en la alfombra. — ¿De qué les sirve ser ricos si comen esa porquería? — Entonces, en medio de mi escena, veo a una mujer quien hace una mueca de desagrado similar a la mía. Parpadeo, me acerco un poco, y luego me alejo. Termino por reír a carcajadas. — ¿Y ella? — Desenvaino una de mis espadas y la señalo con ella. — ¿Es en verdad una persona o es una bestia a la que han metido en un vestido? Poseidón, es que eres fea — Niego, y luego veo a Matthew. Él hace un asentimiento a mí, cargado con joyas y demás que pudo encontrar. Yo asiento también. — ¿Sabes? Creo que sólo la asesinaremos a ella y les haremos un favor, hoy me siento generoso.
    — Mientras, Matthew está arrojando y manchando todo con aceite para prender fuego una vez no marchemos.
  10. .
    Ante el recuerdo del maestro Kaminari, no puedo hacer menos que reír junto a Karakasa; sin embargo, me siento ligeramente incómodo cuando menciona, con ese pícaro tono de voz, a Iwao. Río una vez más, rascando mi nuca. — Qué va, si Iwao a venido a ser algo como un hermano menor... uno muy despistado e inocente, tanto que es frustrante no comprender su percepción tan optimista de la vida. — Posiblemente, en mi rostro haya una mueca de confusión junto a mi ceño fruncido, porque, en verdad, no logro comprender nada respecto a Iwao, salvo que es tan bueno que resulta malo para sí mismo. Le tengo cariño, uno que nunca antes he sentido por una persona.

    Luego, me mantengo en silencio, escuchando a Karakasa con atención. Si aún hay aldeas que se mantienen en pie, entonces deben de ser lo suficientemente interesantes y fuertes para hacerlo a estas alturas. Si el mundo ya era un caos antes de estos quince meses, ahora debe de ser un caos mucho peor. No quiero ni imaginar lo que será dentro de unos meses más.

    Soy humano, pero tampoco entiendo esa inclinación a proteger algo insignificante — Ni tanto, como el cobarde que soy me gusta mantener mi vida, y una vida humana es una insignificancia también, pero bueno, detalles sin importancia. — Pero vamos, si esto nos asegura que tendrás un buen banquete, algo positivo salió de todo esto. — Tal vez no. Tal vez sí. Algo que dijo Kaminari es que los ciclos de la vida son sabios, y saben perfectamente por qué ocurren ciertos eventos; no obstante, todo eso del destino es algo que no logro entender del todo. Es muy superior a mí y no lo comprendo.

    Entonces, hay un segundo momento en que siento vergüenza al mencionar a Iwao, aunque esta ocasión no trato de explicarme. Río entre dientes al ver cómo Kiba golpea con su cola a Karakasa, y a éste reclamándole. Me aseguro de sostenerlo antes de que se le ocurra saltar al caballo y hacer algo; dudo lo haría, pues molestaría a Ranmaru, pero mejor prevenir. Contengo el aliento sólo por si acaso, por si un regaño de parte de Ranmaru vieniera para Karakasa y para mí, si el silencio entre ellos fue tal en su viaje antes, nosotros hemos de estar montándonos todo un escándalo.

    Escucho, pues, la respuesta que Ranmaru da a mi pregunta. Así que es posible. Yo asiento, no muy seguro de la razón para haber preguntado. — Simple curiosidad. Aún me falta saber y comprender los sellos en su totalidad... aunque eso me llevaría más tiempo que cualquier cosa física. — Susurro para mí. No siempre me hace gracia revelar lo idiota que puedo ser. Y ya que, pese a todo, esto me ha dejado algunas dudas, vuelvo a preguntar. — ¿Y si se hace un amarre sin que la otra persona lo desee, hay consecuencias? No suena bien hacerlo por la fuerza. La mitad de las mujeres que he conocido estarían ofendidas. — Aunque, admitámoslo, sería un buen consuelo ante los innumerables rechazos que he tenido.

    Un atrapamiento de alma. — Murmuro para mí, e irremediablemente pienso en Fuyu, quien está tranquilo en este momento, pero no sé hasta cuándo. De hecho, desde poco después de la recaída de Ranmaru, es como si él se hubiese esfumado por completo.
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    Hola, muy buen día, quisiera pedirles de favor que nos permitan recuperar unos temas, a modo de continuar con los roles que llevábamos, serían éstos:



    Disculpen que sean muchos, y espero y ojalá puedan ayudarnos con esto.

    Que estén muy bien<3
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    Con una sonrisa, sujeto a Karakasa para poder cubrir del sol a Ranmaru. Esta ocasión, a diferencia de cuando recién nos conocimos, soy capaz de hacerlo sin que su peso me sea un problema. Sonrío para el yokai. —Me imagino, Karakasa, si yo también tuve mis problemas para hablar con alguien en casa de Kaminari. — Reí, sintiéndome en verdad alegre de estar comenzando este viaje que tanto he añorado, aunque temido a su vez. — Ya sabes cuáles eran los únicos temas a tratar con él. — Comento, como en broma.

    Mientras avanzamos, con Kiba siendo considerado con el tamaño de nuestros pasos, observo a mi alrededor. Incluso el poder disfrutar del paisaje es algo que he anhelado en estos quince meses que he estado entrenando sin descanso y al punto de la muerte. Tomo una larga inhalación del fresco viento que nos golpea el rostro y agita nuestro cabello. — Así que, cuéntame, ¿qué cosas interesantes han encontrado en su viaje a las aldeas del sur? — ... las aldeas del sur, aquellas donde he tenido mis sueños.

    Cada que tenía un sueño extraño, de ésos que me provocaban despertar sobresaltdo, Iwao trataba de calmarme con palabras dulces que ahora no soy capaz de recordar. Me encojo de hombros. — Creo que me he acostumbrado demasiado a Iwao, que, ahora que no puedo recordar algo que me dijo, siento vergüenza, ¿te ha pasado, Karakasa? — Si le pregunto a Ranmaru, seguro dirá algo que puedo predecir, y ahora sé que Kiba no habla, así que no haré el intento. Aunque, pensándolo bien, creo que sí tengo algo que deseo preguntar a Ranmaru. — ¿Hay forma de crear un sello energético con otra persona, a modo de unirlas y mantenerlas cercanas a pesar de la distancia? — Tal vez sólo hablo disparates, pero luego de quince meses conviviendo con un anciano pervertido, un clérigo demasiado inocente para ser bueno, y un demonio tan misterioso como molesto, es de esperarse.
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    Asiento, recobrando el aliento, mientras escucho al profesor. Si bien lo pienso ahora, resulta algo inusual que sea un hombre el profesor de una clase de párvulos, aunque, por el otro lado, a él debe de parecerle extraño que sea el padre quien trae al niño en lugar de la madre.

    Yo no estoy en posición de juzgar a nadie, por supuesto.

    Vuelvo a asentir cuando se presenta — Encantado y bienvenido, profesor Ian. — Luego de esto, Noah repite exactamente las mismas palabras que he dicho, sonriéndole al profesor. — Soy Noah Anderson, y tengo cuatro años — Dice mi pequeño, mostrándole cuatro dedos de su mano derecha, mientras tiene el pulgar pegado a la palma. A pesar de que me encantaría quedarme a observar a mi pequeño, se me hace tarde para llegar al trabajo. Observo el reloj en mi muñeca, luego al coche.

    Noah, pórtate bien, ¿entendido? Nada de travesuras. — Él asiente. Yo entrecierro mis ojos. — Promételo.

    Prometido.

    Sonrío, le doy un beso en la frente y me vuelvo una vez más al maestro. — Se lo encargo, y nuevamente bienvenido.— Digo para, prácticamente, correr de regreso al coche e irme al trabajo mientras Noah se despide de mí con la mano desde el salón.
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    La brisa me golpea el rostro conforme avanzamos, a una buena velocidad debido al fuerte viento, hacia la costa. Inhalo con apremio la salada atmósfera que nos rodea y dejo que me llene. Éste es el aroma de mi vida, de quien soy, y de lo que represento; sal; mala suerte.

    Sonrío antes de darme cuenta de que estoy feliz.

    A lo lejos, la costa se divisa quieta y silenciosa. Nuestros planes, por supuesto, son vaciar el alcohol de la taberna y luego buscar algo interesante. Éste es, después de todo, territorio de Oliver Atem, otro pirata con el cual no tengo buena relación. Debido a la disputa que hemos tenido hace no mucho, pues aquí estoy, buscando destruir aquello que le pertenece.

    El Black Fancy arriba antes de que el amanecer llegue. Unos pocos pescadores nos observan asustados, pero al haberlos ignorado resultan volverse a la tranquilidad de su labor. Dentro de la taberna, guiándonos con un pequeño mapa, comenzamos a planificar quiénes irán a qué parte a saquear y prender fuego, decidiéndose que Matthew y yo iremos al palacio de la colina, justo en la punta del reino.

    Una vez el día esté por concluir, atacaremos sin piedad a esta gente.


    SPOILER (click to view)
    Sigo super emocionada, jajajaja xD creo que la emoción no me la quita ni Don Lucy.

    Y perdona que me demorara, es que debía de preparar la comida y comer.
  15. .

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    SPOILER (click to view)
    Nombre: Ian Sanders
    Edad: 25
    Orientación: homosexual
    Rol: uke
    Profesión: Profesor párvulos
    Estatura: 1'65
    Historia:
    De pequeño sabía a lo que se quería dedicar, le encantaba el simple hecho de enseñar a los demás o cuidar a los más pequeños, realmente le encantaba ver como como la gente aprende cosas nuevas sobretodo si son niños pequeños. Es por eso que desde que comenzó los estudios en serio los ha centrado en ser profesor de profesor párvulos.

    Pero al igual que tenía claro sus estudios tenía igual de claro su orientación sexual siempre le han gustado los chicos y lo descubrió cuando era muy pequeño, apenas con siete años, aún estaba en primaria cuando se dio cuenta que a él las chicas de su curso no le llamaban la atención. Solo lo hacía los chicos, esos chicos que todas las chicas iban detrás e intentaban llamar su atención, él por desgracia lo tenía que mantener mucho más en secreto. Todo esto de su sexualidad era algo que a su familia no le gustaba, por eso siempre que veían que se empezaba a encariñar con alguien lo alejaban de este de cualquier forma. Su familia tenía dinero así que no le costaba mucho cambiarlo de colegio u obligarlo a hacer clases en casa, todo fuera para que Ian dejara esas "tonterías" de chicos y se centrara en lo que importaba de verdad. En casa aprendió idiomas, a tocar instrumentos y todo lo que tenía que saber para poder dirigir el negocio familiar, aunque todo eso a él no le importaba.

    Su primer amor fue con su amigo de toda la vida, realmente tenían cosas en común y aunque al principio comenzó como amor de hermanos, al final Ian acabó enamorándose de verdad de ese chico. Pero cuando se le declaró este simplemente le miro mal, se alejó de él llamándole de todo y comenzó a ignorarlo como si fuera un bicho raro, esta fue la primera decepción. Realmente sabía que no tendría que haberse enamorado y menos habérselo dicho, sabía que saldría mal, pero no pudo evitarlo.

    Cuando comenzó la universidad su padre casi al instante le echo prohibiendole volver a casa, ya que decía que Ian podía cuidarse solo y no quería estar viendo mas a "alguien como él como hijo" su padre y madre nunca lo aceptaron, por eso siempre eran distantes, simplemente solo le mantenían porque era su obligación. Por eso les fue de maravilla que comenzará la universidad, así podían deshacerse de él sin quedar como malos padres, aunque lo fueran.

    A medida que pasaban los años, cada vez eran más las decepciones y los rechazos. Con los chicos que conseguía salir solo estaban con él hasta que lo hacían o hasta que se aburrían de los chicos y volvían a gustarle las chicas. Por eso su primera vez fue casi una violación, él no quería hacerlo aun pero el otro le convenció y acabaron haciendo, aunque para él fue algo así como un trauma que tardó años en superarlo. Cuando estaba por hacerlo con otra personas solo podía recordar el dolor y los golpes que había sufrido. Pero al final consiguió superarlo gracias a que se centró en los estudios y dejo de acercarse a ese tipo de personas.

    Como solo se centraba en los estudios para no llevarse más rechazos, acabó la carrera un año antes, así que comenzó a trabajar enseguida. Aunque no le fue mejor, en el primer colegio lo echaron al enterarse que era gay alegando que "tenían que mantener un estatus de clase y no podían dejar que influenciara a los críos"... aunque alegaron el despido a que aún era demasiado joven como para hacer bien el trabajo, que preferían a alguien más mayor... Todo para que Ian no les pudiera denunciar.

    En el segundo cometió el error de enamorarse de uno de los padres de un alumno. El padre le correspondió, pero cuando comenzaron a hacerlo varias veces, normalmente cuando la esposa no estaba en casa, pero una de las veces que lo hicieron su esposa les pilló en la cama. Acabaron divorciados pero ese hombre echaba la culpa de todo a Ian, así que en la escuela alegó que no dejaba de acosarlo y que quería que fuera despedido.

    Pasó un año haciendo de canguro ya que en ningún colegio de su zona lo cogían, pero igualmente necesitaba trabajar para comer así que ser canguro y profesor particular era la mejor opción. Al final se acabó cansando de todo y se acabó mudando de ciudad. Consiguió trabajo en una de las escuelas cerca de su piso, no es que sea muy grande pero aun así es suficiente para vivir él solo.

    Personalidad:
    Es muy risueño,siempre está sonriendo y pocas veces por no decir ninguna se le ve serio o triste. Pero eso no significa que no lo esté nunca, tan solo no le gusta que la gente se preocupe de él, pero cuando llega a su casa y se ve solo cambia esa sonrisa por una mirada triste y vacía, realmente odia estar solo. Pero también sabe que no es la mejor opción estar con gente ya que siempre acaba mal y dolido.

    Debido a su trabajo es muy cariñoso con la gente,sobre todo con los niños. No le gusta ver a la gente triste, ya sean pequeños o mayores,por eso siempre intenta ayudar a todo el mundo, aunque no deja que nadie sepa cómo se siente el realmente, simplemente cambia de tema siempre que le preguntan por su vida o por sus sentimientos, es bastante cerrado en ese tema. Se encariña rápido con la gente,eso provoca que le rompan el corazón con frecuencia, por eso ha decidido no enamorarse ya nunca más, simplemente deja que los días pasen mientras vive su soledad en silencio mientras sonreía delante de la gente todo estará bien.


    Gustos:
    + Que la gente esté contento
    + Cosas dulces
    + Enseñar cosas a los niños
    + La música
    + Leer
    + Ver la tele
    + Tocar el piano

    Disgustos:
    - Que la gente esté triste
    - Que vean a través de su "máscara"
    - Sentirse solo
    - Que le griten
    - Sentirse inútil
    - Las cosas agrias

    Extras:
    · Sabe tocar el piano, así que suele tocarles canciones a los niños en la sala de música.
    · Tiene un tatuaje de una clave de sol en la cadera.
    · Suele fumar cuando está nervioso, pero siempre evita que nadie le vea y es cosas muy puntuales.
    Apariencia:
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    Tatuaje:


    Blues.



    SPOILER (click to view)
    Nombre: Jonathan Anderson.



    Edad: 27.



    Orientación: Heterosexual Gay de clóset.



    Rol: Activo.



    Profesión: Ingeniero químico. Actualmente es el supervisor de planta en una refinería petroquímica.



    Estatura: 1.85 mts.



    Personalidad:

    De buenas a primeras Jonathan tiende a verse como una persona estricta y fría. En parte lo es, aunque únicamente en lo que comprende su trabajo. Por lo demás es una persona paciente y analítica, nunca hace las cosas sin pensar (salvo una única ocasión en su vida), y es bastante tranquilo.

    Ya que él es ingeniero puede llegar a ser estricto, aunque no de forma exagerada pues sabe que su hijo es aún pequeño. Igual siempre procura que aprenda lo más que pueda y sienta curiosidad ante lo que le rodea. Por lo demás es una persona sencilla y fácil de tratar, siempre dispuesto a tener una conversación inteligente con alguien y a ayudar si es requerido.



    Historia:

    Nació como hijo único en una familia bastante rota. Su padre engañaba a su madre, y ésta sabiéndolo se refugiaba en el alcohol y montones de reuniones sociales que a veces terminaban mal. Saber los problemas que tenía en casa le generó tener problemas en la escuela, no por su rendimiento sino con las burlas de los demás. Todo esto fue el motor que le impulsó a esforzarse tanto como pudiera por salir de ese lugar.

    Fueron años duros y difíciles, pero logró graduarse con honores de la Universidad Tecnológica de la ciudad, consiguiendo de manera inmediata empleo en una industria petroquímica nada más graduarse.

    Al inicio de su trabajo el estrés era demasiado, tanto que un día decidió salir a beber para relajarse. Lo que creyó sería únicamente un par de shots de whisky se convirtió en la borrachera de su vida, despertando al día siguiente en un hotel junto a otro hombre y una mujer. Avergonzado con eso se prometió nunca más tomar, pero sin dejar a la mujer sólo así. Ya que no tenía ningún recuerdo de la noche anterior, y sabiendo que pudo haber cometido un error, dejó su información con la mujer en caso de que necesitara algo.

    Pasaron los meses y esa noche ya sólo comenzaba a quedar como una bruma espesa en sus recuerdos. Su trabajo iba excelente, pronto se dieron cuenta de que podría aspirar a más aún siendo tan joven, por lo que le promovieron el puesto a asistente del supervisor de la planta. Y justo cuando todo comenzaba a ir de maravilla la misma mujer apareció en la puerta de su apartamento, sosteniendo un pequeño en brazos, y afirmándole que el pequeño era suyo.

    Sin tiempo a reaccionar ni nada la mujer dio media vuelta y se fue. Jonathan no sabía qué hacer en un inicio, estaba confundido, un tanto alegre, otro tanto molesto y asustado. Al inicio no quería mantener al pequeño, diciéndose que incluso podría no ser suyo, pero pronto se encariñó con él y se volvió su más grande tesoro.

    Noah, como se llama su pequeño, tiene ahora cuatro años y aunque ha sido bastante difícil para ambos, han logrado salir adelante. Pasa siempre los fines de semana enteros con Noah, y las tardes después del trabajo, ya que su nuevo asenso le permite salir del trabajo a las 18:00 hrs.



    Gustos:
    ~ Las lecturas científicas.
    ~ Los perros grandes.
    ~ EL tango. Es un buen bailarín.
    ~ Los vinos suaves junto a una buena cena.
    ~ Los parques infantiles. Adora llevar a su hijo a ellos y verlo correr y sonreír.



    Disgustos:
    ~ Ir al médico. Nunca sabe cuándo parar el trabajo, pero jamás quiere ir al médico tampoco.
    ~ Los gatos, es alérgico.
    ~ Tener tanto trabajo por hacer y que no le permita ver a su hijo.



    Extra:
    ~ Ya que él necesita gafas teme que Noah deba usarlas también.
    ~ Aún es bastante malo en las cuestiones de tomar cuidados médicos. Siempre entra en pánico cuando su hijo tiene fiebre, teniendo que correr con la vecina.
    ~ Es bastante bueno en la cocina, por mucho que no lo parezca.
    ~ Perdió toda comunicación con su familia.



    Apariencia:
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    Su pequeño Noah:

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    ¡Noah, es hora de irnos! — Grito a mi hijo, quien ha corrido a cepillar sus dientes, mientras trato de meter, al mismo tiempo, informes a mi maletín y algo de fruta y un juguete a la mochila de Noah. Él me grita algo de regreso, pero con el cepillo de dientes en la boca no soy capaz de entender. Miro nervioso el reloj de la sala, luego el de mi muñeca, comprobando que está bien la hora. Lo está.

    Doy una segunda mirada al reloj en mi muñeca antes de volver a gritar. — Noah, si no nos apresuramos no llegaremos a tiempo. — La castaña cabecita de Noah se asoma pronto por el pasillo de nuestro departamento. Lleva en sus manos una figura de un robot que puede transformarse en una nave. — Quiero llevarme éste. — Me dice, extendiéndome el juguete para mostrármelo. Sintiéndome desesperado por marcharnos, cargo a mi hijo con todo y su juguete. — Noah, tenemos prisa. Hoy es el primer día del nuevo profesor, y no podemos llegar tan tarde como siempre. — Él asiente, aunque dudo que un niño de cuatro años comprenda la importancia de la puntualidad.

    Le sonrío. Él también.

    Bajamos a toda prisa el edificio, ni quiera tengo tiempo de esperar por el ascensor, y corremos al coche. Abro la puerta trasera, donde coloco a Noah en su silla, asegurándolo con el cinturón de seguridad, y me precipito al asiento del conductor. No puedo creer que, siendo apenas el primer día del profesor, ya vamos a causarle inconvenientes.

    Seguimos avanzando hasta llegar al edificio del jardín de infantes, y con el mismo apuro con el que hemos abordado el coche, nos bajamos de él. La puerta está por cerrarla, todos los niños están adentro. Yo corro con Noah en brazos y, en un gesto tal vez no muy amable, detengo la puerta. — Lo siento, buenos días. — Saludo casi sin aliento, bajando a Noah y entregándole su mochila y el juguete. — Se nos ha hecho tarde, no volverá a suceder. — Digo, aunque en el fondo sé que no es más que una vil mentira.


    Edited by Blues. - 28/11/2018, 20:04
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