Posts written by *Yuki*

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    Se sorprendió por los trabajos terminados y listos para la ceremonia. Todos eran realmente trabajadores y entregados con su reino. -¿aura encantadora? ¿Eso pensaste en nuestra boda?- preguntó en susurro. Sonrió a las primeras personas que llegaban, haciendo una reverencia y agradeciendo su presencia.

    -¿quiénes son?- preguntó también en susurro, había muchas personas que no conocía y tenía que comenzar a ubicarlos para en las siguientes etapas de la velada, poder relacionarse de la mejor manera.
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    -sí, vamos- sonrió después de ese beso a Reine y se sujetó delicadamente de su brazo. -Gracias Magi- se despidió con una sonrisa nerviosa y dejó que Reine le guiara. Si, su boda había sido una gala con muchas personas y eran el centro de atención, pero ahora era ya el esposo de Reine y tenía que estar ahí con él y con Miles.

    -Estoy un poco nervioso, tengo miedo de no hacerlo bien-confesó, ni siquiera creía tener un buen porte en comparación con su esposo.
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    -Gracias Magi- sonrió a la mujer y se concentró de nuevo en Reine que de verdad estaba realmente atractivo para Sebastian -No sé...- se encogió de hombros -Tal vez su responsabilidad con su familia y su reino hizo que no lo matara en su noche de bodas... tal vez si lo intentó matar y Rihan sobrevivió- Sonrió a su esposo, quería quedarse admirando lo apuesto que estaba.

    -Yo te la pongo- se apresuró por la corona de Reine y de puso frente a él, indicando que se agachara un poco para que pudiera ponerla. -Pero yo sigo creyendo que tú estarás robando más miradas, incluso más que Miles...
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    -Espero encajar bien, estoy un poco nervioso- platicaba con Magi mientras le ayudaba, quedándose viendo cómo trabajaba la mujer. Sin embargo su mirada pasó a concentrarse en Reine cuando salió luciendo ese traje. -Que guapo...- dejó escapar de sus labios. Escuchó a Magi y al instante un color carmesí se mostró en sus mejillas, recordando el cuadro que acababa de ver.

    -creo que vas a robarte la atención de todos los invitados- dijo más alto para que eso si lo escuchara Reine -es perfecto para la ceremonia de Miles- le sonrió. Tuvo que batallar bastante internamente para dejar de admirarlo y volver a concentrarse en su traje, ceñido a su cuerpo perfectamente. -¿aún no llegan los invitados?
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    Los ojos de Bastian solo repasaban en el rostro de Reine. Si bien era curioso no quiso decir más, ya después lo preguntaría. -Los anillos siempre los traigo, también mi collar- le aseguro mientras salía. Al ver a toda la gente asintió, soltándose del pelinegro para salir corriendo a la habitación. No quería que lo vieran las demás personas solo con la camisa.

    Poco después siguió las instrucciones de Reine, buscando a Magi para pedirle ayuda con su vestimenta y con la corona que no estaba muy acostumbrado a usar pero quería llevar bien por Reine
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    estuvo un tiempo más observando la pintura, le habría encantado poder conocerlos...aunque seguro no habrían aprobado un matrimonio con alguien como él. Una princesa debía ser mejor opción, sin embargo prometió a ambos esforzarse para tratar de estar a la altura, aunque estaba seguro que nunca se vería como ellos en aquella pintura.

    Volvió con Reine -tu familia es hermosa, imponente, se nota que sus majestades llevaban muy bien el reino...-notó que andaba distraido y terminó jalando de la manga -Reine...- llamó y volvió a jalar de él -Reine- le veía expectante -¿estás bien? ¿Te sientes mal?
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    -Bueno...tal vez le pregunte- mencionó bajo, mientras limpiaba la mesa para no dejar más quehacer a las personas que se ocupaban de la cocina. Se dejó guiar por Reine hasta las caballerizas, cuando ya estaba amaneciendo. Vio todo lo que habían hecho, que quedó muy bien, aunque debía disculparse por no acudir el día anterior a hacer sus deberes en el lugar, por eso haría todo lo que le dijo su esposo sobre las recomendaciones.

    Cuando entró en la habitación sintió como si ese lugar fuera ajeno al castillo, pero al mismo tiempo fuera la zona más importante del lugar. Soltó la mano de Reine para dirigirse a la chimenea, donde se quedó viendo la pintura como si estuviera hipnotizado. Colocó sus manos sobre su pecho mientras repasaba a las personas en la pintura. -Eres idéntico a ella...- susurró -Es la mujer más hermosa que he visto...- Porque lo era, tenía los hermosos ojos que Reine heredó. Después reparó en Miles, que se veía pequeño y enseguida en los otros dos hombres, su esposo y el mismísimo rey
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    -gracias- sonrió, aunque sabía que debía mejorar mucho en su cocina. No se había planteado enfocarse en ello hasta esos momentos con Reine.

    Bajó ligeramente la cabeza y asintió -lo siento- se disculpó por la pregunta que hizo pero de todos modos escuchó atento. Su cuñado si que estaba pequeño y evidentemente sin sus papás iba a estar más dependiente de Reine. -tal vez, habría sido maravilloso que ambos tuvieran más tiempo a sus papás, pero sé que Miles es muy feliz contigo, me imagino que le consentías bastante- le sonrió -me gustaría conocer a tus papás- dijo después y siguió comiendo hasta terminar su plato y rápidamente beber su jugo, que estaba delicioso.
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    -me habría gustado ver esa faceta de Miles, ahora es tan adulto...aunque se nota que eres lo más importante de su vida- se sentó y dejó la comida en la mesa, sonriéndole a Reine -no sé si sepa como huele- advirtió esperando a que se sentara y cuando lo hizo comenzó a comer porque si que tenía hambre. No era la mejor comida del mundo pero le sabía perfecta por el hambre. -¿cuantos años tenía cuando...?- era curioso pero una vez que habló de dio cuenta de lo inapropiado que podía ser con sus preguntas.
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    -después de no tener a sus papás, se apegó mucho a ti- hizo una media sonrisa, imaginando al pequeño Miles siempre detrás de Reine. En la cocina estaba preparando un poco de puré con albóndigas fritas de pescado y una poca de lechuga. -ya está- sirvió dos platos y se los mostró a Reine. No eran los más perfectos, pero olían suficientemente bien, más con el hambre que tenía. -¿listo?- preguntó sobre el jugo que estaba preparando, para comer juntos.
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    -lo siento...tengo un poco de hambre- confesó aunque rió al escuchar esa parte delatora de Reine -lo siento, ayer no comiste nada también ¿no? Iré a preparar algo- se removió para quedar sentado aún sobre Reine y después apartarse para ir a buscar algo de ropa que ponerse -seguro todos siguen durmiendo, porque hoy es la ceremonia de Miles, pero puedo cocinar algunas cosas sencillas ¿está bien?
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    Bastian sonrió al sentir como le sujetaba. Y aprovechando que andaba sobre él se acomodó, acariciando el pecho del pelinegro, volviendo a besar su mejilla -gracias- susurró y se quedó quieto ahí acomodado, observándole dormir. Ya no tenía sueño así que había decidido observar a Reine hasta que este despertara.

    Aunque su estómago no estaba ayudando demasiado a mantener el silencio en la habitación.
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    No lo hizo. A pesar de no haber comido nada, no abrió sus ojos, estaba descansando cómodamente y poco a poco se fue acomodando hasta quedar sobre Reine.

    Las horas pasaron y aunque parecía que no despertaría hasta escuchar los llamados de los invitados, despertó unos minutos antes del amanecer. Estaba soñando con aquel dragón imaginario convertido en príncipe, sin embargo su mirada se enfocó en Reine.

    Acarició su mejilla, feliz de ver que durmió con él.
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    La fatiga en el cuerpecito del peliblanco era evidente. Al sentir la comodidad de la cama, sus músculos se relajaron, excepto por el agarre que tenía con su mano en la ropa de Reine, como si inconscientemente quisiera mantenerlo a su lado, aún mientras dormía tratando de recuperar energía, la que necesitaba porque no había desayunado, no había comido ni bebido nada.
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    -no podía disculparme si no me separaba- argumentó al fin más tranquilo -tu fuiste el primero en dejarme- por eso llegaron todos esos pensamientos a su mente. Se aferró más a Reine, pero se había desgastado tanto por llorar que estaba agotado. -Haré lo que me digas sin rechistar, lo haré, sólo no lo escojas, no me dejes...- porque además, hasta ese momento, había estado realmente feliz. Ahora estaba cansado y desanimado, tanto que apenas se relajó un poco, cayó dormido, completamente fatigado,'con el rastro de las lágrimas por todo su rostro.
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