Posts written by Tem-chan

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    Holas! Bueno me gusto el fic, la idea es buena y eso pero yo sere mas critica xd

    Sinceramente, no creo que Yukine pinchara a Yato solo por esto, porque se aman... Una cosa es que Yukine quiera aprovecharse de que Hiyori duerme para querer tocarla o fantasear con ella en el baño por la olor... Y otra es tener sexo con su Dios. La verdad, es que dice que para pinchar a un dios tienes que hacer algo malo, pecar, o tener un sentimiento muy fuerte como el rencor, el odio o cosas negativas, ya que un ayakashi es un ser poseido por el mal... Nunca he leido que amar y tener sexo con la persona amada sea algo malo, asi que yo no creo que se deba de purificar
    Otro ejemplo esta en que, Yato dice que los shinkis pueden pinchar a su dios porque eran humanos y asi ellos entienden el bien y el mal para estos ya que para ellos no existe tal cosa, todo lo que haga un dios esta bien, y este es el modo para que sepan las normas para los humanos que les veneran. Si es asi, entonces todos los padres que tuvieron sexo con su pareja amada para reproducirse, todas las parejas que hacen el amor para demostrar cuanto se aman y todo el que haya fornicado ni que sea una vez en su vida deberia ir por agua bendita para no ir al infierno o algo por el estilo...

    Bueno, despues de este toston, recalco que me gusto el capitulo xd aunque me parecio corto jajaja y tambien añado que pronto (o eso espero) colgare un fic largo (supongo) de esta pareja que tanto amo xd

    Gracias por escribir este fic y disculpame por el toston xd
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    Uooooo!!!! Todo paso algo rapido y de un modo algo extraño pero uoooo!! Me encanto el final jaja es que en serio Yukine siempre esta celoso de Nora, y todo se nota que ama a Yato... Y Yato, no se al inicio pense un poco pero no, Kazuma esta loquito por Bishamonten y viceversa es otra pareja que amo de noragami jajaja diria que tengo 3

    -YatoxYukine
    -KazumaxBishamonten
    -DaikokuxKofuku

    Pero bueno, fue bueno leer de esta pareja! Hay muy pocos fics, muchas gracias por escribirlo xd
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    Uoooo!!! Llevo amando esta pareja des de hace mucho pero no habia encontrado este fanfic hasta ahora! Lo ame! Tanto como amo a Yato x Yukine, son una pareja increiblemente bella! Se complementan tan bien y son tan lindos, y ese amor y esa preocupacion, esas escenas y ese caracter... Cada vez que veo una escena de ellos me emociono tanto... En verdad quisiera ROLEAR sobre ellos pero no tengo a nadie que quiera... TT... Quiero ROL DE YATO X YUKINE! y mas fics de ellos jaja
    Esperaba mas capis pero si lo dejas aqui quedo bien... Solo que eso que dijo Yato de sus necesidades le deja mas como un pervertido y yo creo que ama a Yukine... Pero aparte de eso fue genial, muchas gracias por el fic!
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    Hola, hola, hola!!!

    Be, ja torno a ser aqui... Amb el que et dono pel cul demanant el capi el minim que puc fer es comentar-lo no? Aixi que: vinga som-hi nois, comentem-lo, comentem-lo, vinga som-hi nois comentem aquest fic!!!
    Despres d'aquesta bestiesa començo jaja

    Primera parella (ordre aleatori) Mario i Nestor. Nestor per sort ja es recupera del mal moment que va pasar per culpa de Killian, me n'alegro perque el tio aquell no es mereix que pateixin tant per culpa seva. Al menys quan Jari desperta Nestor comença a sentir-se menys culpable, i aixo es bo. I finalment va a dormir al llit del novio, jeje que monos! Em semblen adorables jeje

    Simon pateix per Pasi i ho entenc, perque realment sembla que Pasi no ha superat la ruptura amb Jari, pero el seu uke te paciencia i esperara que aquest oblidi al seu germa per ell... Entenc a Simon, perque jo tampoc creia que diria cursilades a ningu i mira... Detalls sembla ser jaja bona sort, segur que Pasi no marxara amb cap altre perque sino jo castro a Noel, aixi de facil, tingues fe jajaja com jo he de tenir amb Khalil de que despres de tot no marxara amb un altre i em deixara tirada... Pero bueno, si aixo pasa sempre em quedara la arqueologia i algun boig que em vulgui matar per unes peces que hagi trobat i vulguin vendre al mercat negre (aixo pasa a moltes series i pelis de suspens i crims... I jo flipo).

    Jari per la seva banda esta prou feliz amb Fenix que esta clar que ha deixat de ser tan freda i pasota i mostra els seus sentiments cap a Jari. A aquest no sembla haver-li afectat massa que el vincle amb Pasi s'hagi trencat la veritat... Pero em sembla be, es bonic compartir un vincle pero no quan no es pot controlar be, i Pasi patia molt amb el vincle al igual que Jari, quan Pasi s'hi acostumi tot sera mes facil i no voldra dir que ja no s'interessin l'un per l'altre jajaja

    Aire i Akira son... Dios! Un amor! En serio, es que els adoro! Sobretot a Aire jaja m'encanta! Acaba cedint davant d'Akira pero en coses logiques i compleix, mostra que realment se l'estima tot i que un uke bastant manaire i imperatiu em sembla molt guai com es preocupa per ell, li ofereix unes vacances i tot amb els nens tot i que sense sexe, i a mes es preocupa per les ferides d'aquest i busca la manera de comunicar-se amb Aire un cop al dia! Khalil abans ho feia pero aixo es va perdre i em toca esperar a que aparegui quan ell vulgui... Es trist pero suposo que controlar un uke en aquest aspecte (si es tsundere) es mes dificil que controlar un seme jeje

    Apa ja ho deixo aqui, que sino m'allargo molt, solament dir que entenc a Vera quan s'emociona pel detall de que Aire estigui comunicable jaja

    La canço m'ha semblat llarga, repetitiva i cansada... Realment no sabia quin volum posar-li pel mal de cap... Pero detalls, el capitol (que realment es el que m'interesa) ha estat genial pero una mica trista la part de les veus que sent Pasi al seu cap per culpa de la perdua del vincle... Crec que aqui Killian els fa un favor!

    Vinga va! Adeu!!! Jiji

    Edited by Tem-chan - 29/12/2015, 14:41
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    Hola, que te dire... Es una buena pregunta jajaja a ver que sale xd

    No te preocupes, al parecer Kai-kun ya me avisa de tus actualizaciones y eso jeje aunque ayer empezamos una mini-discusion por ello jaja si no, tranquila, porque con suerte voy a entrar al foro para actualizar mis fics y eso jeje

    Pues dire... Que fue corto la verdad y que AUN no lo ha violado. A ver lo ha semi violado pero ya me diras Ethan se quedo con las ganas fijo... Muy mal, estos demonios de hoy en dia... Pero jugar a cazar la presa no esta mal. A veces es mejor esperar para disfrutar del todo con la comida no? La comida elaborada suele estar mas buena y mas si la cocinas con paciencia jajaja

    Patch, realmente disfrutando siendo un desastre verdad? Se le olvida todo y no se entera de nada, y claro esta, acaba castigado, aunque bastante light... Creo que ahora pensara en ello, pero a pesar de que le asuste eso, lo veo capaz de pasarse al lado oscuro tranquilamente asi que tengo la impresion de que al saber que es un demonio le excitara mas jajajaja en realidad es muy masoquista aunque se lo niegue a si mismo, tambien puede ser por que Ethan tiene algun poder nadie negara eso jeje

    Y estoy recien levantada asi que no tengo muchas ideas y escribo a lo loco me despido ya que mi madre molesta xd

    Sobre el otro fic, como quieras, si Kai-kun no me lo hace leer... Tengo muchas cosas que hacer y por el momento me cuesta sacar tiempo para todo y no se si podria leerlo por el momento, gomen!
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    Aquí viene la conti de este fic, xd no soy demasiado rápida actualizando, pero intentaré hacer una actualización por semana, me parece que podrá hacerlo, aunque aviso que en enero lo tendré algo difícil por todo el trabajo de la uni que tendré, jeje.

    Hola Shiraishi, pues esta vez aún es más largo que el capítulo anterior jeje pero hay mucho Handa por Matsuno así que sé feliz, xd yo soy más de linces, que son unos gatos mas grandes y son hermosos, jejeje, pero sí, solo piensa en pingüinos o eso intenta, jajaja yo en un test creo que me salió que era un castor, jejeje, pues a mi justamente no me gusta que hablen en inglés... maldito idioma, debo pedir ayuda a un amigo para que me diga las palabras que debo poner, xd y ya el capi :D
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    Capítulo 12
    Llegó el domingo y con él un par de citas. Empezaremos con la cita de Kitami y Sorano. Al chico de la bufanda le había costado mucho proponerlo pero lo había hecho. Por como habían ido las cosas Kitami se lo empezaba a tomar como una compensación, es decir, para que el menor fuera feliz y lo perdonara por abandonarlo ahora estaba haciendo un esfuerzo para vencer su timidez. Tampoco era nada malo, a él le gustaba Sorano des de hacía mucho, y ese era el motivo por el que tartamudeaba tanto cuando estaba con él. Y probablemente también era el motivo por el que no se había despedido de él al irse de la ciudad. Aunque quizás no lo entenderían, el problema estaba en que le hacía daño pensar en tener que despedirse y en la cara que este pondría cuando se lo explicara. Por eso no se había atrevido a hablar con él sobre el tema, pero debería haberlo hecho. En esos momentos estaba esperando que el chico de las orejeras llegara donde habían quedado, que básicamente era la puerta de su casa. El menor ya sabía donde vivía y había dicho que iría por él.
    —Ryuu —escuchó que una voz le llamaba.
    Kitami miró hacia el lugar de donde procedía la voz y vio a su uke llegando con una sonrisa en su rostro. Se fijo en la ropa, se podía ver que se había preparado a conciencia porque estaba hermoso. Se quedó mirándolo fijamente con la boca algo abierta por la sorpresa, pero en seguida se sonrojó y desvió la mirada.
    —¿A que me queda bien esta ropa? —preguntó el otro que se había dado cuenta de las reacciones del mayor.
    —S-sí… te ve-ves he-hermoso —le respondió nervioso sin mirarlo todavía directamente.
    Kitami solo se atrevía a mirar al menor un poco de reojo, pero de todos modos se dio cuenta de que este sonreía antes de colgarse de su brazo y empezar a andar. A pesar de que había propuesto él la cita no sabía que podían hacer y tener al otro chico así no le dejaba pensar con claridad, así que por el momento esperó que este tuviera alguna idea. Al final durante toda la mañana hicieron lo que Sorano quiso, yendo de un lado para otro de la ciudad aprovechando cualquier ocasión para pegarse más a él y poder disfrutar de esos sonrojos y esos tartamudeos de Kitami.
    —Rebun —dijo este intentando no tartamudear— y-yo lo siento… Me fui… sin decir nada po-porqué, pe-pensar en decirte a-adiós me do-dolía… No que-quería irme.
    Esto lo dijo mirando fijamente a Sorano el cual lo miraba del mismo modo. Podía entenderle. Él tampoco quería que Ryuu se fuera y para él también iba a ser doloroso tener que decirle adiós al mayor, pero que se fuera de ese modo le hizo sentir mal, como si no fuera importante para este. Bajó la mirada y se dedicó a observar el helado que había en la mesa y que casi estaba terminado.
    —Puedo entenderlo, pero que te fueras sin decirme nada me dolió.
    —Por esto… me disculpo… no que-quería hacerte se-sentir mal.
    —Entiendo y te perdono, pero solo si me prometes que no lo harás otra vez —este asintió a lo que le dijo Sorano.
    —No volverá a pasar… po-porque… ehm… porque y-yo te… —miró al menor de modo más serio y con valor decidió decirlo de una vez por todas y sin tartamudeos— Yo te amo.
    Sorano levantó el rostro sorprendido y cuando vio los ojos grises del chico que tenía justo delante, con esa mirada seria y decidida se sonrojó. No podía creerlo, bueno, sabía que Kitami respondía bien a sus muestras de cariño y también a que le invadiera su espacio pero nunca hubiera pensado que este le diría unas palabras tan dulces como estas. Cuando al fin salió de su asombro sonrió ampliamente y asintió con la cabeza feliz.
    —Yo también te amo, Ryuu —le respondió— Gracias.

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    En otra parte de la ciudad había dos personas que habían quedado en la puerta del zoológico. Un amante de los pingüinos y una especie de mezcla entre tigre y león, ambos felinos. Se encontraron y entraron dentro del parque, donde fueron a ver los diferentes animales que había por este. Los primeros animales que se veían des de la entrada eran los pájaros a mano derecha. A la izquierda había una tienda de regalos, donde había peluches de los animales y otros objetos como lápices, gomas, libretas, postales, hasta puzles. Pero no entraron allí en ese momento. Miraron los pájaros y entraron en ese mini parque donde estaban las jaulas de estos. Pasearon por allí y después salieron de esa zona. Siguieron andando y a mano derecha encontraron unas llamas mientras que a mano izquierda estaban los búfalos, las cebras y más lejos los ciervos. Siguieron el camino de la derecha dejando de lado a los herbívoros y vieron a los monos y a los cuervos y algunos pájaros más, hasta que llegaron al delfinario. En esos momentos había actuación de delfines porque era la mañana, pero más tarde, habría una actuación de pingüinos amaestrados. Vieron a los delfines y después se fueron hacia la izquierda encontrándose con los elefantes y las jirafas, también con los hipopótamos y los rinocerontes. Y cerca de allí vieron a los pequeños y lindos suricatas que estaban delante de los flamencos. Siguieron por el camino de la derecha y llegaron hacia las focas y los osos polares, y justo allí estaban los pingüinos. Fueron hacia esa parte donde estaban esos hermosos animales de negros y blancos. Unos animales con alas que no vuelan.
    —Es grande el zoológico, pero al final encontramos los pingüinos —le dijo Genda.
    —Sí, esta tarde también los veremos en la actuación.
    —Cierto.
    Justo en ese momento un pingüino que se había acabado de lanzar al agua empezó a nadar a toda velocidad por esta, pero no se veía bien des de donde estaban. Sakuma suspiró un poco y Genda lo miró. En eso se dio cuenta que había un pequeño pasadizo que bajaba y rodeaba a los pingüinos. Cogió a Sakuma de la mano y fue hacia ese pasadizo, este hacía bajada y al llegar justo al lado opuesto se podía ver la parte de debajo del agua por unos grandes cristales blindados. Allí pudieron ver como los pingüinos nadaban rápidamente esquivando juguetes y también compañeros sin ningún tipo de esfuerzo.
    —Son muy rápidos —comentó Genda.
    —Sí, y tienen mucha agilidad y son fuertes —afirmó Sakuma admirando toda esa belleza a través de ese cristal, que por suerte para ellos acababan de limpiar.
    Genda observó al chico del parche en el ojo, debía admitir que era muy lindo y que en esos momentos parecía un poco un niño. Normalmente se mantenía serio y, algo distante, pero cuando aparecían unos pingüinos de por medio todo cambiaba. Tenía una expresión de felicidad, con una sonrisa y todo, y un pequeño sonrojo que le pareció muy adorable. Se acercó al chico y le dio un pequeño beso en la mejilla. Sakuma dejó de mirar a los animales que tanto le fascinaban para mirar a ese felino. Su sonrojo no desaparecía pero si su sonrisa.
    —¿Por qué hiciste esto?
    —Porque me gustas, y en estos momentos te ves muy tierno.
    —Cuando me abrazaste esa vez ¿recuerdas que hice?
    —Te fuiste después de gritarme.
    Después de decir eso escuchó como Sakuma bufaba y se giraba para irse. No podía creer que ese maldito felino, un ser carnívoro y depredador le hubiera besado aprovechando que estaba distraído mirando los pingüinos. Seguro que era una hiena en verdad, en vez de un felino, y aprovechaba lo encontraba para alimentarse. Quizás se estaba pasando al pensar en esas cosas. Se sentía un poco mal por desviar sus sentimientos de ese modo. Pero por culpa de Genda no podía pensar en los pingüinos. En esos momentos su mente solo tenía pensamientos dirigidos hacia el castaño. Aún notaba su rostro caliente, estaba seguro que seguía sonrojado por culpa del más alto.
    —Imbécil —murmuró antes de tener una imagen de un pingüino con el rostro del castaño en su mente— no me gusta.

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    En dos casas distintas estaban dos chicos despertando al mediodía. Estaban cansados después de la noche que habían pasado. El concierto había sido muy divertido, alucinante, y les había dado una sensación de energía que les había durado hasta un largo rato después de haberse separado. Tenían los oídos que les pitaban por la fuerte música del concierto y eso tampoco había ayudado a que se durmieran rápido y ahora estaban cansados, pero más o menos a la hora de la comida ambos se habían despertado.
    “Buenos días”
    “Hola Kenya, ¿acabas de despertar?”
    “Sí, ¿y tú?”
    “Más o menos también, no hace mucho”
    “Fue genial la noche anterior, me lo pasé mejor que otras veces”
    “Lo mismo digo, tenerte de acompañante es una buena opción”
    “Gracias ^_^
    “Los grupos fueron increíbles, aun me parece que los estoy escuchando ahora con esas canciones y esa sensación de estar todos los fans allí unidos cantando las canciones como si fuéramos uno solo, fue increíble”
    “Realmente te pareció genial, no dejas de repetir la palabra, pero en verdad lo fue. Deberíamos ir a más conciertos aunque no sean de este grupo, seguro que si vamos juntos será igual de genial”
    “Es verdad, y podríamos quedar el día antes o así para escuchar las canciones y prepararnos y aprenderlas”
    “Podríamos probar a ver qué tal”
    Después de esto siguió una conversación sobre música, como no, por parte de estos dos chicos que parecía que solo sabían hablar de esto. O casi, porque a veces hablaban de fútbol y de sus amigos, cosa que fueron intercalando durante la conversación.

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    Por otro lado había un grupo de chicos que habían vuelto a quedar para hacer lo que más les gustaba, jugar a fútbol sin parar. Todo muy normal realmente. Allí estaban todos haciendo un partido menos en el caso de los dos ingleses que en esos momentos estaban algo aislados probando una nueva técnica, la cual falló y ambos cayeron al suelo. Hubo un pequeño quejido por parte de ambos, pero después de mirarse y sonreírse, se levantaron y siguieron con lo suyo. Con su entrenamiento especial para la súper técnica. Decidieron que les faltaba velocidad para hacerla así que fueron a la base del Raymon y se pusieron en unas maquinas para mejorar la velocidad. Era domingo, pero Natsumi les dio la llave para que fueran a entrenar. Ese día las chicas habían ido a verles entrenar, Haruna y Aki también estaban allí, aunque no solo ellas, también estaban Toko y Rika que habían venido a entrenar junto a los chicos.
    —Hoy vinieron las chicas —comentó Dylan— y nos dejaron la llave.
    —Eso fue una suerte ahora toca trabajar.
    —Fine, go on boy.
    Y después de esto ambos empezaron a subir el nivel de carrera de la máquina para poder mejorar en velocidad lo más rápido posible y mejorar su técnica. Después de un rato decidieron tomar un descanso y bebieron un poco para hidratarse, estaban sudando mucho. Se secaron el sudor con una toalla y se sentaron para descansar un poco.
    —Estoy cansado.
    —Me too.
    —En verdad estamos entrenando fuerte, espero que esto nos ayude con la técnica.
    —No problem, seguro que eso nos hará más fuertes, ya verás.
    Después de eso se quedaron callados hasta que Mark decidió hablar en ese momento. Tenía algunas cosas que decir, se habían separado y no había podido decir cosas que tenía en su mente. Pero ahora estaban juntos y solos. Todo había vuelto a la normalidad para ellos pero no era eso lo que quería exactamente. Así que decidió dar un paso hacia lo que fuera.
    —Dylan, creo que tenemos cosas de las que hablar.
    —Really?
    —Sí, yo tengo muchas cosas que decirte.
    —Adelante.
    —Antes de que te fueras, quería decirte algo, pero te fuiste —le miró seriamente—. Me encanta jugar al fútbol contigo y también pasar tiempo contigo.
    —Lo mismo digo, capitán.
    —Aquí no soy capitán de nada —le dijo con una sonrisa—, pero quería decirte, que no sólo me gusta esto, más bien lo que pasa es que me gustas tú.
    —What? —respondió el otro algo sorprendido.
    —Que estoy enamorado de ti, Dylan —le dijo este aún con una leve sonrisa.
    —Lo dices en serio, ¿verdad?
    —Sí, lo digo en serio.
    —Entonces, ¿Quieres ser mi boyfriend? —le preguntó Dylan a su compañero quien le sonrió.
    —Eso estaba diciendo.
    —¡Genial!
    Después de esta exclamación se lanzó hacia Mark y le besó en los labios. Hacía tantos años que habían querido hacerlo que no habían esperado más que eso para devorarse los labios olvidando su entrenamiento momentáneamente.

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    Volviendo al entrenamiento en el camp de la ribera, el campo más famoso de toda la ciudad Inazuma porque se juntaban los chicos para entrenar cuando la escuela estaba cerrada. Aunque ese día Natsumi había dicho de ir al Raimon, solo Mark y Dylan habían aceptado porque ya estaban a medio partido y en esos momentos no querían dejarlo. Todos siguieron jugando en ese partido, mientras entrenaban y mejoraban sus chutes y regates aunque ninguno de ellos estaba entrenando ninguna técnica especial. En esos momentos el ambiente se había animado ¿Por qué? Porque no estaban solo las chicas sino que también corrían por allí los hermanos de Hijikata que había ido a jugar, con ellos ese día.
    —¡Vamos hermanito! —gritaban los gemelos.
    Sus amigos sabían que cuando los menores iban a verle este se motivaba más de lo normal. Así que estaba a tope con el partido. Hasta que uno de los mayores se fijó en que Shadow, el chico que había jugado con su hermano esos días, también estaba en el entrenamiento. Se acercó un poco a él para mirarlo bien y sonrió.
    —¿Cómo te llamas? —le preguntó importándole poco que estuvieran a medio partido.
    —Aparta que te puedes hacer daño —le dijo este haciéndole una seña con la mano.
    —Sólo dime tu nombre.
    —Shadow —respondió este puesto que era más corto así.
    Pero justo en ese momento el balón fue hacia su posición, o más bien hacia la del niño. Iba a moverse para coger el balón pero al ver que de ese modo le haría daño al niño, solo se limitó a apartarlo de allí cogiéndole del brazo. Después miró al niño seriamente y lo soltó para ir en busca del balón.
    —Rinji ¿estás bien? —le preguntó Hijikata acercándose corriendo hacia el niño para constatar que estaba bien— ¿Se puede saber que hacías? Te tengo dicho que no debes acercarte al campo y mucho menos entrar en él mientras jugamos los mayores.
    —Perdona, es que quería saber su nombre —le dijo señalando con un dedo a Shadow.
    —¿El nombre de Kageto? —preguntó sorprendido— ¿Por qué?
    —Se llama Shadow —respondió el menor algo molesto por esa equivocación por parte de su hermano mayor—. Me gusta.
    Shadow llegó al lugar para escuchar eso y miró al menor, después al defensa y finalmente regresó al campo con el balón. Hijikata sonrió un poco y mandó a su hermano a la banca junto a las chicas antes de retomar el partido. Al acabar el entrenamiento Rinji volvió a acercarse a Shadow y le invitó a comer a su casa. Ahora irían a casa a comer, y quería que este fuera a la casa con ellos.
    —Claro, vente a comer —le dijo este con una sonrisa mientras recogía las cosas— donde caben 6 caben 7.
    —Gracias.
    Fue toda su respuesta antes de ir a comer a la casa del chico de cuerpo ancho y sonrisa amable. Al llegar a la casa del defensa los niños sobre todo Rinji le ocuparon el tiempo. Hijikata aprovechó para empezar a cocinar y un rato después salió con su delantal con la comida. Los niños al ver eso pararon la mesa rápidamente. Shadow observaba algo sorprendido lo que pasaba en esa casa. No estaba acostumbrado a un ambiente como este, era muy cálido y alegre.
    —Espero que te guste y te sientas cómodo comiendo con nosotros, los niños a veces son algo ruidosos.
    —No somos ruidosos —se quejó uno de los gemelos.
    —Está bien —fue la única respuesta de Shadow aunque se notaba más relajado que en otros momentos.
    —Bueno chicos hora de comer —dicho esto todo el mundo empezó a comer.

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    En el campo de la ribera, un poco más tarde de que todos se hubieran ido, llegó un chico de cabello rojizo y una trenza larga. Un chico que des de ese día que había ido al bar para experimentar algo que los humanos hacían en su tiempo libre no había vuelto a bajar a la tierra. Había sido demasiado humillante y encima se había encontrado ese maldito demonio en dicho lugar. Se sentía avergonzado pero también enojado por culpa de ese encuentro. Se fijó que no había nadie más en todo el campo. Quizás llegaba tarde o quizás demasiado pronto, nunca se acostumbraría bien al horario humano. Sólo bajaba a jugar con los humanos por la admiración que le había despertado Endo al enseñarles lo importante que era el fútbol y también la gran felicidad que se podía sentir jugando a ese deporte.
    —Creo que no están —dijo serio viendo el vacío.
    —Es obvio que no están ángel idiota —le respondió una voz— ¿Qué pasa que tanta paz te ha podrido el cerebro?
    Sein se giró encontrándose a Destra allí de pie mirándolo con desdén y menosprecio. Frunció un poco el ceño ante eso y lo miró algo molesto. ¿Qué hacia ese demonio allí? No podía tener tan mala suerte de encontrarlo justamente en esos momentos.
    —¿Qué haces aquí demonio de regional? —le preguntó Sein algo alerta.
    —Vine a ver a los humanos pero ya se fueron, al igual que tu angelito.
    —No me llames angelito, soy el ángel Sein.
    —Oh, usted perdone —dijo el otro con ironía— el gran Sein —dijo con burlas antes de empezar a reír.
    —Estás enfermo.
    Dicho esto Sein se fue del lugar y regresó a Celestia mientras que Destra hacía lo mismo y se iba a Demonica. Con esto acabó este segundo encuentro por parte del ángel y el demonio, que no estaban en muy buenos términos que se dijera pero que todo el mundo, es decir Kame y Mon, estaba de acuerdo en que hacían buena pareja y acabarían juntos, en un futuro, quizás lejano.

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    Un chico de cabello lila había ido al campo donde sus amigos se habían citado para jugar al fútbol, pero se dio cuenta de que allí había más gente. Se fijó mejor en quien estaba allí y vio a cierto peli-azul, alegre y algo infantil que ahora le evitaba básicamente. Lo observó jugar un poco y después de constatar que era muy bueno y de ver unas grandes jugadas de su parte se había ido de allí. Verle jugar le daba motivación para entrenar pero no quería que este le viera en ello, porque aún le faltaba para mejorar. Así que había dejado de observarlos y se había ido a su campo de entrenamiento especial a chutar ese balón. No siempre acertaba a la diana pero estaba mejorando mucho. Pensar en ese peli-azul le ayudaba a mejorar. Podía entender el porqué. Después de un arduo entrenamiento comió un bol de fideos y siguió entrenando. Cuando fuera más bueno iría a jugar con los demás, pero al menos quería patear bien el balón y no hacer el ridículo o complicar más las cosas al equipo que fuera con él.
    —Esto… hola —escuchó la voz infantil de cierto chico que hizo que lo mirara.
    —Hola —respondió.
    —Siento mucho haberte evitado estos días —dijo bajando la cabeza—. También siento mucho los regates del otro día, no lo volveré a hacer.
    —Fueron increíbles esos regates.
    —¿Eh? ¿En serio? —preguntó el chico sorprendido.
    —Sí, me ayudaron a motivarme en mi entrenamiento.
    —¿Entonces no te pareció molesto?
    —¿Por qué debería?
    —Estabais practicando y bueno, me metí por medio con mi regate…
    —Está bien, no pasó nada.
    —Gracias —respondió Toramaru feliz por esa respuesta del mayor—. Veo que has mejorado.
    —He estado entrenando mucho des de que te he visto jugar.
    Ante esas palabras Toramaru se sonrojó un poco pero asintió a las palabras del chico con cabello con forma de cuernos de ciervo y extraño tupé. A pesar de ese extraño peinado a Toramaru le parecía que le quedaba bien. Sonrió más aún y después de eso se fue hacia el restaurante para poder ayudar a su madre. Ese día llegó a casa de mejor humor y eso hizo que su madre se sintiera mejor, se había preocupado por lo que le podía estar pasando a su hijo.

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    En el partido de hacía un rato, había pasado algo extraño. Algo que había dejado a un castaño muy confundido y con un mal sabor de boca y el motivo por el cual no se había concentrado en lo que restaba de partido. No podía creer que en serio estuviera pasando por algo así, él iba con buenas intenciones y le trataban de ese modo. No le gustaba eso, y quería arreglar esas situación sí o sí.
    Flashback
    Todos estaban tranquilos o casi todos. Cierto niño de gorrito se negaba a estar tranquilo. Estaba cerca del castaño que según él lo acosaba y eso le ponía nervioso. No podía creer que fuera cierto, pero hacía una semana que Handa se había apuntado al equipo del Raimon y des de entonces se lo encontraba en todos lugares donde fuera a jugar a fútbol. Estaba seguro que su mala suerte no podía ser peor, porque ahora le ponía cerca de un acosador. ¿No le había hecho sufrir demasiado con su ex-novio que ahora encima tenía que soportar el acoso de este? Odiaba el Karma. Al parecer había hecho algo malo en alguna otra vida y ahora le tocaba pagar por ello de la peor manera posible: sacrificando su corazón. Todo era muy dramático en la mente del peli-naranja del gorrito.
    —Matsuno cuidado —le gritó Handa sacándole de los pensamientos para que se diera cuenta de el balón le venía directamente.
    El peli-naranja reaccionó y se apartó dejando que el balón saliera por la línea de fuera. Handa se acercó a él para comprobar que estuviera bien y este se apartó un poco haciendo fruncir el ceño al castaño.
    —¿Estás bien? —le preguntó de todos modos.
    —Sí —respondió este mirando hacia otro lugar nervioso— es tu culpa.
    Después de decir esas palabras que confundieron al castaño se fue del entrenamiento. Cogió sus cosas de cualquier manera y regresó a su casa corriendo. No podía entender que le pasaba, pero estando cerca de Handa aunque este no le dijera nada o no se portara mal con él, simplemente no podía dejar de pensar en él y en que le haría daño como lo había hecho esa persona en la que ya no quería ni siquiera pensar. Y lo peor era que no podía olvidarlo porque cada vez que salía a algún lugar él estaba allí con sus amigos. Pensando eso se echó a llorar en su cama.
    Por otro lado en el campo de fútbol Handa estaba confundido pensando en esas palabras, ¿Qué era su culpa? Esa era la pregunta que más aparecía en su mente mientras los demás jugaban el partido. Él estaba en el campo pero la verdad era que no estaba participando mucho en ese partido des de que el peli-naranja se había ido. Ese chico era muy extraño y la verdad era que empezaba a pensar que todo eso era muy raro. Miró a Kame que en esos momentos estaba pasándole el balón a su amado guepardo. No estaba seguro de si este realmente le estaba diciendo la verdad y si realmente lo que le pasaba a Matsuno era que lo habían tratado mal antes de dejarlo. El chico actuaba casi como si él fuera el mal personificado, como si fuera el demonio o algo por el estilo. No podía entender ese comportamiento por parte de ese chico tan lindo. Así que al acabar el entrenamiento pidió a uno de sus amigos si le podía dar la dirección de la casa de Matsuno. Este aceptó pero le avisó de que si le hacía algo raro no saldría indemne, que este ya había sufrido demasiado por culpa de su ex-novio y que no era justo que él fuera a hacer lo mismo. Obviamente que él no iba a hacer nada, solo quería aclarar algunos puntos en algún lugar donde el menor no pudiese huir de él.
    Fin Flashback

    Y era este el motivo por el que en este momento Handa estaba llamando a la puerta de la casa del peli-naranja. Este la abrió pero al verle su rostro cambió a uno de miedo. ¿Qué hacía él aquí? ¿No tenía suficiente torturándolo con su presencia durante los entrenamientos que ahora también lo acosaba en su propia casa? Iba a cerrar la puerta pero Handa ya estaba preparado para eso y lo evitó. Matsuno simplemente lo miró esperando algo por parte del castaño pero este solo le miraba.
    —¿Me dejas pasar Matsuno? —le preguntó.
    —¿Po-porqué?
    —Quiero hablar contigo —este lo pensó un poco pero al final asintió.
    Dejó entrar al chico, tampoco tenía más remedio porque estaba bloqueando su puerta y no quería que nadie viera la escena y pensara mal aunque si llamaban a la policía Handa debería de dejarlo tranquilo sí o sí. Tampoco le había hecho nada por el momento, así que no sabía si realmente merecía eso o no. Llegaron a una sala y le ofreció una silla antes de preguntarle si quería algo pero Handa solo negó y esperó a que también se sentara. Matsuno lo hizo y empezó a jugar con sus manos algo inquieto por el momento.
    —¿Qué es culpa mía? ¿Qué hice? —le preguntó Handa a Matsuno quien no le miró.
    —Na-nada…
    —Antes me dijiste que era mi culpa. ¿Qué casi te golpeara el balón? —Matsuno asintió— ¿Por qué?
    —Me distraes.
    —¿Te distraigo? ¿Cómo? No estaba haciendo nada.
    —Pero me acosas, como ahora… viniste a mi casa sin preguntarme —le dijo con la voz algo baja.
    —Eso fue porque siempre huyes de mí… Siento si te molestó mi visita.
    —En el entrenamiento también vienes a hablar conmigo o me invitas a salir…
    —Eso es porque quiero conocerte. Me pareciste muy guapo cuando nos vimos en el bar y quiero saber más cosas de ti. Solo eso.
    —Mi ex-novio era igual que tú… primero venía solo para conocerme y después empezó a decirme que podía hacer y que no, con quien salir o con quien no, también empezó a controlar que hacía en cada momento y al final cuando se cansó me dejó, a pesar de que decía que me amaba y que por eso hacía todo esto.
    Handa se quedó sin palabras después de escuchar todo eso, suponía que había más cosas de las que Matsuno le acababa de contar pero al menos ya sabía la causa de lo que le había pasado a este. Entendía que huyera de él, teniendo esa experiencia anterior, pero quería demostrarle al peli-naranja que él no era de ese modo. Estaba claro que su ex-novio era un desgraciado que lo había usado pero Handa no era igual que ese, y quería que le dejaran demostrarle eso.
    —Yo no soy como él —le dijo serio mientras se acercaba y le acariciaba la mejilla para levantar su rostro— déjame demostrártelo, ¿de acuerdo? —este asintió dudoso— y si te hago daño de algún modo siempre puedes pegarme como aviso —le dijo intentando animar el ambiente aunque este solo sonrió a medias.

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    Y como no, tenemos a nuestra parejita animal feliz como una perdiz, no tenían ni siquiera un problema en su vida amorosa, raro pero a la vez algo bonito, se llevaban bien, pero hacía poco que había empezado su relación. Y en una relación se debe de tener problemas para que se vea si realmente es amor de verdad o no. Pero en esos momentos ambos estaban muy tranquilos cada cual en su hogar, porque ya era tarde. Había sido un día como cualquier otro, habían ido a jugar con sus amigos, donde habían pasado algunas cosas que preocupaban al camaleón. Bueno sólo había sido una a decir verdad. Le parecía algo raro que Matsuno se hubiese ido a mitad del entrenamiento como si tuviera prisa para irse. No creía que Handa le hubiera hecho nada, obviamente había conocido a los amigos de su novio antes y los había “analizado” para saber si eran buenos partidos para sus amigos y después emparejarlos. Handa era un buen chico y estaba seguro de que no se había equivocado, era obvio que tenía que ser algo relacionado con su ex-novio. Quizás era miedo, sí podía afirmar que era eso. Cogió el teléfono y marcó su número.
    Hola —le respondió la voz de Matsuno al otro lado del teléfono.
    —Hola, ¿Cómo estás?
    —Bien.
    —Me preocupaste cuando te fuiste de este modo.
    —No me encontraba bien.
    —¿Tiene que ver con Handa?
    —Ah, no… no…
    —Sí. ¿Qué pasa con él? ¿Tienes miedo?
    —Bueno, hoy vino a mi casa y hablamos.
    —¿Cómo?
    —Alguien le dio la dirección de mi casa, supongo, y vino a verme… ahora creo que estoy mejor.
    —Si estás mejor me alegro por ello.
    —Sí, ya hemos aclarado las cosas.
    —Genial, entonces nos vemos pronto, ¿sí? En el próximo entrenamiento en el campo de ribera, hablamos por el grupo.
    —Sí, adiós.
    —Adiós.
    Después de esa conversación Kame se quedó pensando en quién podría haberle dado la dirección del chico, pero fuese quien fuese al parecer había hecho bien. Ellos se habían arreglado y eso era algo que no esperaba tan pronto, sólo le quedaba esperar que todo continuara bien de este modo.

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    Y hasta aquí este larguísimo capítulo xd en verdad fue largo, ¿eh? 5000 palabras, jajaja, espero que no se os haya hecho pesado y que comentéis vuestra opinión, jeje

    ¡Hasta pronto!
  7. .
    Holaaaa!! Al fin lo lei xd es que a mi si no me avisan por face o algo la verdad es que no me entero... Entro poco a mundo yaoi realmente jeje gomen por la tardanza. Vayamos al caso.

    Patch! Este chaval... Es... Mucha boca pero nada mas eh? No tiene voluntad para nada, en realidad el simplemente se deja llevar por la corriente y ya jeje son cosas que pasan jeje tiene un caracter algo fuerte pero a la vez es debil, o eso creo yo... Nada le interesa realmente, obviamente su "novia" tampoco pero tampoco parece tener un interes especial por el profesor en general, solo cuando este lo subyuga xd

    Por otro lado Ethan... Como todo demonio es un vividor y hace lo que le apetece, sea apostar con el menor o follarse a la profesora. Pero si tiene interes en follarse al niño, solo que parece querer esperar... Dicen que lo bueno se hace espera y por eso decidio que primero se divertiria, en cierto modo esta bien. Es divertido eso de jugar con la presa jeje

    Sobre el capitulo pues... El libro debe ser un toston para dormirse uno de repente... Aunque quizas a Patch no le gusta demasiado leer jeje tambien es mala suerte que tus amigos te digan lo del libro cuando la biblioteca cerro, mas que mala suerte es muy de hdp realmente... Pero se llama Mark y como todos los Marks no pueden traer nada bueno asi que se lo perdonaremos... O eso creo xd y la verdad es que es lo unico que ha pasado en el capitulo asi que... Fin del review.

    Espero la conti!!
  8. .
    Aquí, como dije, vengo con el capítulo siguiente, ayer hice el examen y hoy cuelgo, el capítulo, aunque por pelos, jejeje, me vicié a leer y a algunos animes y me puse a escribir tarde, jeje, pero aquí la conti, espero que les guste.
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    Capítulo 11
    Y llegó el fin de semana, más concretamente el sábado. Un bonito día en el que ya no había clases, todos estaban felices por ello. Ese día tampoco tenían entrenamiento y habían decidido quedar para jugar por ellos mismos. Así que estaban todos los que habían querido ir juntos en el campo de la ribera, los grupos se iban fusionando poco a poco, por insistencia de cierto camaleón que amaba aprovechar su tiempo emparejando a sus amigos. Quería que fueran felices y para eso, a su parecer, necesitaban una pareja. Por eso en ese mismo momento, estaban muchos de ellos reunidos para jugar al fútbol juntos y también para conocerse mejor. Entre estos se encontraban: Handa, Goenji, Fubuki, Endo, Kazemaru, Mark, Toramaru, Shadow, Sakuma, Genda, Kame, Chiita, Dylan, Sorano, Kitami y Paolo. Este último había venido a pasar unos días, ya que tenía unos días de vacaciones y había aprovechado para ir a ver a sus amigos.
    —Mark, Dylan —dijo sorprendido al verlos allí— ¿Qué hacéis aquí?
    —Ahora vivimos aquí momentáneamente —dijo Dylan con una de sus sonrisas.
    —¿Habéis venido a jugar con Endo.
    —Mark sí —dijo a la vez que el castaño asentía— yo vine por el trabajo de mis padres.
    —Genial —exclamó Paolo— podemos jugar todos juntos.
    —Yes ¿Y tú a que viniste?
    —A jugar con Endo y los demás.
    —Eso es bueno. Ahora íbamos a hacer equipos.
    Decidieron los equipos y se pusieron a jugar. Todo iba bastante normal, cada cual practicaba sus movimientos, regates, chutes, barridas… no habían muchos problemas ya que estaban concentrados en el juego. Habían pases que estaban más coordinados que otros, pero había gente que no había jugado nunca con los otros y no todo podía salir perfecto a la primera. El juego duró casi una hora, cuando decidieron que era una buena idea hacer un pequeño descanso. Beber y descansar, secarse el sudar y hablar los unos con los otros, eran varias de las cosas que hacían los presentes. En esto Handa decidió que era buen momento para intentar hablarle un poco a Matsuno.
    —Durante esta semana he visto que juegas muy bien —le dijo intentando empezar una conversación.
    —Mm… —Matsuno lo miró y se sonrojó un poco por el comentario— Gracias.
    Handa lo miró seguía igual de seco que antes. Al parecer iba a tenerlo difícil con el chico, pero era muy lindo y sabía el porqué era así, o más o menos. Solo debía tenerle paciencia y seguro que tendría una bonita recompensa. Así que no se desanimó o no mucho. Era un chico algo desconfiado y negativo, y la verdad era que el comportamiento del peli-naranja no le ayudaba mucho que se dijera, pero iba a hacer un esfuerzo. Ese chico le había gustado des de lo había visto y quería que al menos dejase de huir de él.
    —¿Podríamos entrenar juntos algún día? Creo que debo mejorar aún y…
    —Será mejor que preguntes a otro.
    —Pero me gustaría que me ayudases a entrenar tú…
    —¿Seguro que quieres entrenar y no otra cosa? —le preguntó algo desafiante.
    —Sólo entrenar.
    —No te creo, mentiroso.
    Dicho esto Matsuno se fue a hablar con Toramaru que en esos momentos estaba bebiendo agua, algo lejos de ellos. Handa lo miró y frunció el ceño. Al peli-naranja le gustaba hacerse el duro. En eso se acercaron algunos de sus amigos.
    —Veo que se resiste, ¿eh? —comentó Genda mirando como Matsuno se iba.
    —Paciencia, aunque vaya zasca te ha metido —dijo Endo sonriendo un poco— creo que con el tiempo se le irá pasando.
    —¿Tú sabes que le ha pasado, verdad capitán? —le preguntó Handa y este asintió—. Dímelo.
    —No puedo —dijo con su sonrisa tonta— mi Ichi-chan me mataría.
    Handa le miró mal pero no podía decir nada al respeto, Kame tampoco le había querido decir nada. Realmente le mosqueaba no saber cuál era el problema que tenía el otro chico pero con el tiempo, esperaba ganarse la confianza de este. Por el momento se resignó por ese día y se concentró un poco el entrenamiento. En esos momentos se dio cuenta de que un chico peli-azul grisáceo miraba hacia ellos. Genda también se dio cuenta y se acercó a él con paso decidido. Por otro lado Paolo llamó a Endo para empezar a hablar con él sobre cómo había mejorado des de la última vez que se habían visto. Se separó de esa conversación tan animada y de ese par de locos del fútbol y se sentó en la hierba que había cerca de allí con su toalla. Se la puso encima de su cabeza y se quedó sentado con la cabeza entre las piernas.

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    Entre lado del campo Genda se había acercado al chico del parche en el ojo. Este lo miraba expectante, lo había visto hablando con sus dos compañeros de clase. En ese día Kido no había ido al entrenamiento, porque había quedado con Fudo para tener una cita así que no estaba de muy buen humor. No sabía muy bien porque pero se había quedado mirando al castaño y se había olvidado de Kido por unos momentos.
    —Hola ¿Cómo estás? —le preguntó Genda al llegar a su lado.
    —Bien.
    —Me alegro.
    —Pensaba en que eres bastante buen portero.
    —Me alaga que pienses que eso.
    —Mejor de lo que esperaba —continuó diciendo— creía que solo era mucha boca y nada más.
    —Ya demostré que no es así.
    —Sí. ¿Y ahora que te queda por hacer? —le preguntó el amante de los pingüinos a lo que el otro sonrió.
    —Muchas cosas aún, creo que aún debo conseguir algo —Sakuma se había sonrojado un poco por esa sonrisa y el otro se le acercó un poco— aunque quizás no tarde mucho en conseguirlo.
    —¿En serio? —preguntó el otro.
    —Sí —fue la respuesta del mayor—. ¿Me dejarías invitarte al zoo mañana?
    —Porque no.
    —Bien, pasaré a buscarte a las 10.
    Después de eso se alejó del chico amante de los pingüinos con una pequeña sonrisa en el rostro, la verdad, tenía la impresión de que no iba a ser tan difícil conseguir ese amante de los pingüinos. Le había parecido más difícil anteriormente.

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    Cierto amante del frío con orejeras había corrido hacia su futuro seme y literalmente se había lanzado encima de este abrazándolo. Eso había sorprendido al mayor que se había sonrojado y escondido detrás de su bufanda, no esperaba esa reacción repentina y menos delante de todos sus amigos. Detrás de la bufanda, pero, había una pequeña sonrisa por la acción del otro chico.
    —¡¡Ryuu!! Mejoraste mucho —le dijo este súper feliz encima de él.
    —Gra-gracias —respondió Kitami tartamudeando un poco.
    —Has practicado mucho con ellos, después de irte, ¿verdad? —esa pregunta parecía inocente pero ambos habían notado que no lo era tanto. Era un pequeño reproche.
    —U-un poco —respondió Kitami.
    —Eso es bueno, yo también he mejorado ¿Te has fijado?
    —S-sí.
    Realmente se había fijado en ello, hasta había conseguido una técnica y todo. Porque negarlo en parte se sentía un poco orgullosa de la mejora del chico de orejeras. También se sentía un poco culpable por haberse ido, y el otro se lo tiraba en cara todo el tiempo. Eso empeoraba un poco el sentimiento pero también le daba a entender que debía hacer algo para compensar al menor. Así que se armó de valor y se encaró al chico.
    —Esto… Rebun… ¿Te gu-gustaría… salir co-conmigo mañana? —era una pregunta simple pero costosa para él.
    Decir que Sorano no se sorprendió ante esa pregunta sería mentir vilmente. Abrió los ojos muy sorprendido ante eso pero después sonrió muy feliz mientras volvía a abrazar a su futuro novio. Realmente había hecho un gran esfuerzo por él. Sabía cuánto le costaba al mayor pedir ese tipo de cosas, sabía que era muy tímido. Y entendía que si no le había dicho que se iba era por eso pero quería su compensación, y Kitami lo había entendido y estaba haciendo lo que podía por él. Asintió con la cabeza y le dio un beso en la mejilla.
    —Me parece genial. Gracias por la invitación.

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    Empezaron con la segunda parte del partido, Mark y Dylan estaban haciendo pases, el uno con el otro, desde la defensa le había llegado el balón a Mark y este después de un dribleo le había pasado el balón a Dylan quien se disponía a marcar un gol, pero el portero paró el balón. Eso no le gustó mucho pero tampoco dijo nada al respeto, y solo se colocó en su posición para volver a intentarlo a la siguiente oportunidad.
    —No estuvo mal Dylan, a la próxima será gol —le animó Mark con una sonrisa.
    —Claro —respondió este devolviéndole la sonrisa— no problem.
    Siguieron con el partido y en la siguiente ocasión Dylan marcó el primer gol del partido contra Genda. El portero que hasta el momento había estado imbatido, había recibido un gol de lo más simple. Una pequeña finta por parte del delantero de las gafas de sol y el balón entró en la portería. Eso hizo que el portero mirara algo serio hacia el balón y hacia Dylan pero solo se reanudó el partido. Hasta que decidieron dejarlo por ese día.
    —Marcaste el único gol —le felicitó su compañero de equipo.
    —Yes —fue su respuesta con una gran sonrisa y una pose guay.
    —Me gusta como marcas, sin tener una técnica como los demás, le da un toque cool, a tus goles.
    —Thanks you
    Siguieron hablando durante el camino a las mochilas y después de prepararse para irse se despidieron de los demás y se fueron juntos por su lado. Ya era hora de la comida y todos estaban más que hambrientos. Junto a esos dos, otro chico peli-azul salió disparado hacia su restaurante casi sin despedirse de sus amigos.

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    Por el camino, el peli-azul, pasó por delante del restaurante del entrenador Hibiki y se quedó parado al ver a Tobitaka entrenando con un balón en dicho lugar. Sonrió por ello y estuvo tentado de saludarle pero después recordó lo que había pasado en la hora del patio del lunes. Des de entonces había estado evitando al mayor. Le daba miedo saber qué tipo de reacción había tenido este delante de su demostración en el juego y viendo que él aún estaba aprendiendo tenía la impresión de que no sería buena. Miró durante unos momentos a Tobitaka, se veía tan concentrado en el balón, en su intento de aprender a chutarlo en un punto concreto que sintió admiración por él. Toramaru era consciente de que el fútbol era una parte innata en él, era algo que no le era difícil en su mayoría. Pero aunque para Tobitaka no era así podía notar como se esforzaba. Se sonrojó un poco mientras observaba eso y dio un pequeño suspiro lamentándose por no ser capaz de hablarle. Se dio la vuelta y empezó a andar pero la voz del peli-lila lo paró.
    —¿Qué haces por aquí? —le preguntó con una voz neutra.
    —Y-yo —respondió girándose rígido como si fuera un robot—. Pe-perdona.
    Dicho esto salió corriendo hasta llegar a su restaurante donde entró y cerró la puerta antes de apoyarse un momento en ella. Su madre le miró raro. Por suerte aún no había muchos clientes, había llegado a tiempo. Su madre iba a decirle algo pero no tuvo tiempo ya que salió disparado a su habitación dejó las cosas y se preparó para bajar a ayudarla en lo que necesitara.
    —¿Pasó algo que llegaste de este modo? —le preguntó su madre viendo como su hijo se sonrojaba un poco.
    —Na-nada, no tienes que preocuparte —le dijo con una sonrisa nerviosa.
    —Utsunomiya, ya sabes que si te pasa algo puedes contar conmigo.
    —Lo sé mamá —le dijo asintiendo con la cabeza pero sin decir nada más.

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    Todos se habían ido ya del campo de la ribera, y allí solo quedaba Shadow que seguía entrenando, sólo. Parecía que no tuviera casa, siempre estaba allí entrenando con la obsesión de hacerse más fuerte y ser mejor. Ese día solo Dylan había podido marcar un gol, él lo había intentado pero no había podido. Eso era una muestra de que aún le faltaba mucho por mejorar. Con esos pensamientos él seguía entrenando en el campo. La verdad era que nadie le esperaba en casa así que tampoco tenía prisa por volver. En eso estaba cuando Hijikata junto con sus hermanos pasaron por el campo.
    —Hermano, ¿no es este el chico con el que entrenabas el otro día? —le preguntó uno de los gemelos.
    —Sí, sí lo es —respondió el otro gemelo mientras lo miraba.
    —Oh, es Shadow —dijo el mayor de ellos dispuesto a ir a hablarle— ¿os apetece vernos jugar un poco?
    Los niños respondieron con un sí multitudinario y Hijikata con una sonrisa empezó a bajar al campo junto con los menores que iban con él. Al acercarse, el otro chico se percató de su presencia y los miró a todos. No hacía falta que le dijeran que eran los hermanos del defensa, se notaba a leguas, todos tenían el mismo mechón de pelo con diferentes colores en la cabeza.
    —Hola Shadow —le saludó mientras los niños le “gritaban” un hola entre todos.
    —Hola.
    —¿Entrenas sólo?
    —Los demás ya se fueron.
    —Puedo entrenar un poco contigo —Shadow miró a los menores— ellos nos miraran.
    El chico de cabello grisáceo asintió con la cabeza y empezaron con una pequeña lucha por el balón. Los niños los miraban des del césped animando a su hermano de vez en cuando. Estuvieron así hasta que empezaron a tener hambre. Era tarde y jugando estaban perdiendo energía. Los niños también empezaron a tener hambre así que llamaron a su hermano, para regresar a casa. Este asintió con la cabeza y se despidió del otro chico, quien esta vez sí recogió sus cosas para ir a casa a comer.

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    Cierto camaleón estaba comiendo con su guepardo, habían ido ambos a casa del primero para comer juntos y después tener una cita, como toda pareja normal. Pero su tema de conversación quizás no era tan normal, ya que el peli-verde estaba hablando sobre sus amigos y sus amoríos. No era un tema muy romántico, pero era distraído.
    —Creo que Handa lo tendrá difícil con Matsuno —le dijo Chiita siguiéndole la conversación a su camaleoncito— aunque dijiste que harían buena pareja, el único interesado parece ser Handa.
    —No lo entiendes, Matsuno está interesado en él, por eso se porta tan frío. No ves como se sonroja.
    —Pero no puede ser más brusco con él, ya —defendió su idea el guepardo.
    —Por eso digo, que le gusta. Acaba de salir de una relación en la que el hijo de su madre ese jugó con él. Él pensaba que no podría gustarle nadie más pero ahora resulta que Handa le empieza a gustar, solo necesita tiempo. Esta confundido y asustado.
    —Sé que hemos hablado de esto otras veces, y puede que tengas razón, pero ver el zasca que le ha metido, me ha dolido hasta mí.
    —Te entiendo, hablaré con Matsuno a ver si consigo algo.
    —Bien.
    —Por otro lado, creo que las demás parejas no van tan mal… quizás Toramaru… ahora está evitando a Tobitaka y no sé el porqué, no ha dicho nada.
    —No le he visto el pelo a Destra en todo este tiempo —dijo Chiita.
    —Tienes razón, yo tampoco he visto a Sein, no sé en qué deben pensar esos dos… Eso de ser ángel y demonio no les prueba. Espero que Sein venga pronto a vernos.

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    Esa tarde un chico de cabello canela estaba junto a un chico de cabello gris con unas lindas puntitas hacia los lados, y unos hermosos ojos verdes. Ambos estaban sentados en el sofá de casa del segundo, aprovechando que este vivía solo y que nadie les molestaría en esos momentos. Estaban en el sofá de la casa viendo la película que daban en la televisión a esa hora. No era una gran película, y no prestaban mucha atención a la pantalla, más bien estaban disfrutando de ese tierno momento. Shiro apoyó su cabeza en el hombro de su novio mientras se pegaba un poco más a él y este le abrazó por la cintura. De repente empezó a llover, y eso puso un poco en alerta a Shiro quien miró hacia la ventana escuchando los golpes de la lluvia rebotar contra el cristal. Goenji se fijo en eso y miró la hora, aún era pronto pero si no paraba de llover llamaría a casa para avisar de que no iría a dormir. No podía dejar a su novio sólo una noche de lluvia, en cualquier momento se podía escuchar un trueno, y des de ese accidente Shiro les tenía mucho miedo.
    —No pasa nada —le dijo simplemente recibiendo un asentimiento por parte de este.
    Goenji le cogió por el mentón y subió su rostro. Le miró a los ojos unos momentos y después de regalarle una pequeña sonrisa le dio un tierno beso en los labios. Shiro cerró sus ojos y se dejó besar mientras se calmaba un poco. Mientras su novio estuviera con él no debía tener miedo de nada.

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    Y llegada la noche, dos chicos musicales habían quedado para ir a un concierto y ya estaban a dentro, por suerte. Había dejado de llover, y aunque el suelo aún estaba algo mojado y tenía algunos charcos por el suelo, este estaba secándose. Ambos habían estado presentes en el momento en que había empezado la lluvia. Se habían mojado un poco pero por suerte pudieron esconderse a tiempo antes de acabar empapados. Pero eso era ya agua pasada, nunca mejor dicho. Y ya estaban preparados en su lugar a la espera de que empezara el concierto. El ambiente estaba algo sofocado por la multitud, la lluvia no había impedido que un montón de aficionados y amantes de la música y de las bandas que tocaban vinieran con su entrada. Estaban cerca del escenario, apretados por la multitud. En estos momentos no llevaban los cascos puestos, querían empaparse del ambiente y del sentimiento colectivo antes de que empezara la música.
    —¿Qué canciones crees que tocaran? —le preguntó con voz algo fuerte.
    —Seguramente las más conocidas.
    En eso estuvieron de acuerdo. No dijeron nada más porque era difícil hacerse entender con tanto griterío en su alrededor pero tampoco hacía falta decir nada más. Poco después, aunque la espera se hizo larga, empezó el concierto. Primero salió un grupo y empezaron a tocar varias canciones que todos los del público también cantaban porque se sabían las letras de estas, y después de la media parte otro grupo hizo su parte. Al acabar el concierto ambos salieron del lugar aún con todo el ambiente en ellos, a pesar de que ya no estaban allí notaban las sensaciones como sí aún las estuvieran viviendo en ese momento. Había sido una experiencia muy intensa a pesar de que no era la primera vez que iban a un concierto, había sido distinto a los demás. Se sentían extremadamente felices.
    —Ha sido increíble. Las canciones que han tocado eran las mejores, y en directo, son otro mundo.
    Después de ese comentario siguieron hablando sobre las canciones y sobre música. Estaban tan absorbidos que ninguno de los dos se dio cuenta de que no llevaban los cascos puestos. Fueron juntos hasta la casa de Kenya, ya que Otomura se ofreció a acompañarlo y después de hablar un poco más se despidieron. Era tarde ya y llevaban todo el día haciendo cola y en el concierto así que estaban cansados, al día siguiente acabarían de hablar del tema con más calma y menos sueño.

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    Y hasta aquí por hoy, espero sus comentarios, jeje, perdón por no responder los vuestros, tengo algo de prisa, que es muy de noche.

    Hasta pronto.
  9. .
    Hola!

    Es una pena que acabase pero ya tocaba... Tarde dos años en ello. Y fue un buen final, me siento bastante orgullosa de él, asi que me hace feliz que os haya gustado.

    Muchas gracias por leerme hasta aqui!
  10. .
    Haya paz, por favor! Tampoco es para tanto, es un comentario tampoco os enfadeis por eso

    Aviso que no habra conti hasta que haya presentado mi examen el lunes, jeje, gracias por vuestros comentarios

    Zero-kun, a mi como dije me gusta la pareja tambien jeje tengo un one-shot de gendaxsakuma jeje y me alegro que te guste lo demas

    Shira-chan, pues si, durante las presentacions ya lo deje caer un poco, como Matsuno lo evita tanto pense que si iban a la misma escuela les seria mas facil jeje
    Yo tambien pienso que quedan bien Raiden x Shadow, la verdad, y me alegra que te gusten las demas parejas jeje

    Hasta pronto!
  11. .
    Bueeeeenoooo!! Jum!

    Comentari a la vista, no se que tan agradable sera pero primer de tot: seras cabron, desgraciat!!!!

    A veure, des del movil ho faig de memoria esperem que no em falli massa, tsk nestor i els seus presentiments, quan ha dit lo del malson ja ho sabia que pasaria aixo, era tan obvi... Tan... El que no esperava era que reves el pobre Jari... Mario es com Khalil, sempre sap que dir per animar a la seva parella jeje tot i que ell no ho fa en plan perver, jeje el dia que ho faci pensare que m'han canviat el meu nen.
    I como no sexe a la dutxa, es el millor lloc en realitat jaja jo en aixo crec sere com Nestor, amb un fetiche per fer-ho alla jeje amb l'aigua i tot jiji

    Els nens... Son... La ostia realment, la Zorro, LA! O sigui... Parella hetero xd que novedad... Costa trobar heteros avui dia jajaja espectacular xd ningu hauria pensat que fos noia, he rigut molt amb aquesta part xd ensenya als altres a muntar estrategies per tenir la atencio de Aire, que majos! Pero despres Akira com a bon novio el segresta per a tenir-lo per a ell, como no... I pues si... Tenen una diferencia d'estatus alucinant... Jo si fos Akira tambe em sentiria incomode en aquesta situacio pero Aire es porta com tot un cavaller.
    I como no, seeeexo!!! A mi me gusta el sexo, a mi me gusta el sexo! (?) vale, ya me flipat una mica jajaja

    Seguent escena... Com pot ser que justament una nit de lluna vermella (despres d'una premonicio) nestor vagi sense movil, sol, i... Tachan! Un fill de puta arriba i apunyala... A qui? A un dels bessons! I como no aquella connexio meravellosa que tenen els bessons fa de les seves i Pasi es converteix en l'increible hulk i comença a apallisar a Kilian, pero de que serveix? Obviament per a res... Killian es com inmortal com un bon psicopata compleix amb la norma de: mala hierba nunca muere! Pero aixo no es cert, despres d'apunyalar a Jari, de segrestar novament a Nestor, de ferli talls i fotreli cops a nestor li disparen tres trets uooo!! I penses al fin deixara de donar per sac... Pues no! Va i cau a sobre de nestor per desangrarse a sobre seu, per deixar una ultima marca en sang! Es que fins i tot mort dona per sac el desgraciat aquest. Pero ara si, sembla que ha arribat el seu final pero... El resultat es:
    Dos bessons en mal estat, un fisic i un psicologic; dos parelles pasant-ho fatal (simon i fenix), Nestor de nou a l'hospital amb proves, Mario que ha de començar de nou el tractament psicologic del seu novio, dos pobres desgraciats a qui els han tallat el rotllo, i una fujoshi que tampoc tenia res millor a fer pero que segur volia fer una cosa mes divertida...
    Crec que la victoria de Killian es aplastan tot i que es mora... Be ara com no vingui en forma d'esperit en teoria ja no el veurem mes

    La sorpresa mes impresionant ha estat la digievolucio de Pasi en l'home mes fort i violent del mon... Tot i que sense exit de victoria jeje ja esperava una reaccio seva pero no aquesta tan exagerada m'ha enamorat novament
    I el meu dubte es: Pasi matara a algu en aquesta condicio mental que porta? Millorara? Deixara d'ignorar a Simon?

    Espero conti!! Vull saber que li pasa al meu nen

    PS: AIRE ES MI IDOLO!!!

    Edited by Tem-chan - 16/12/2015, 22:15
  12. .
    Bueno, dije que este fic tenía el final en el capítulo anterior, pero aquí quiero escribir cosas sobre las parejas que no se han visto en su propio capítulo. ¿Por qué lo escribo? Sinceramente, porque empecé este fic hace unos dos años o algo así, quizás más o quizás menos, la cuestión es que me di cuenta de que había cosas que no tenían lógica en algún que otro capítulo, así que como no soporto cometer errores de estos he intentado arreglarlos con una explicación en modo de capítulo Extra, xd de paso escribo un poco más de las parejas porque seguro que os quedasteis con las ganas de más con alguna de estas, jeje al menos yo reconozco que sí, xd Espero que os guste este capítulo y que aclare algunas cosas.

    Kaiku-kun, sé que es un pel abrupte que hi farem, no sabia com fer-ho, jejeje aquí al extra hi ha més sado, Aitor s'ha portat millor ara que ja li he donat un motiu per a ser sàdic amb el seu nen, xd es que havia de ser adorable, era el pla!! era el pla! Al menys ja se que ha sortit a bé, xd ja veig quin és el tipus d'uke que t'agrada, jeje a mi em molen un pel més tsunderes <3 <3
    Si, es gentil però dóna-li un motiu i ale, ja no és tan gentil i amable, jeje, m'ha deixat, ueee!!! m'ha deixat jiji suposo que com ja porten més temps també i és més gran s'ha animat, xd
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    ¡EXTRA!


    En un lugar donde el mundo no era mundo, donde la gravedad no era gravedad, el tiempo no era tiempo, el espacio no era espacio. Se encontraba un hombre de no más de 50 años, un hombre que nunca había existido pero que siempre había existido. Por ser tan viejo tenía muchos recuerdos, algunos agradables otros no tanto. Su pasado no era triste, aunque si algo solitario y tal vez un poco doloroso. Era consciente de que había existido des de siempre, des de antes que ningún otro espíritu. Había nacido de un sentimiento muy poderoso y fuerte, un sentimiento que nunca desaparece en el ser humano. Por ese motivo seguía vivo allí y seguiría vivo.
    Había muchos tipos de espíritus en verdad, los que nacían de un sentimiento muy fuerte y duradero, los que nacían de un sentimiento momentáneo, los que surgían por una necesidad… El Gran Espíritu en esos momentos estaba pensando en los 10 chicos que se habían enamorado. Bast había nacido porque el maestro de Edgard lo necesitaba. Sabía que pronto moriría y que por esa razón Edgard quedaría solo, y había deseado tanto que apareciera alguien que cuidase de Edgard que Bast apareció de sus amados textos de filosofía. El maestro amaba tanto a Edgard como a la filosofía y por eso Bast había aparecido de ese modo. Pero al morir Edgard, Bast había perdido el sentido de toda su existencia. Había caído en la desesperación y al no poder recuperarse había desaparecido, provocando así su muerte.
    En el caso de David, Fernando, Andrés y Ásier, provenían de un sentimiento que se había ido creando poco a poco con el tiempo y que iban atados a un objeto concreto. Eso no significaba que ellos hubieran nacido con el objeto, ellos habían nacido independientes del objeto, mientras se formaban y vivían en el mundo de los espíritus, pero al decidir ir al mundo de los humanos se habían vinculado a un objeto concreto de forma casual.
    Pierre era un caso aparte, y eso el Gran Espíritu lo sabía. Este había nacido sólo para Javier, y cuando este muriese lo más probable era que Pierre dejaría de existir en el mundo humano. Los demás espíritus a pesar de nacer de los sentimientos de alguien no estaban tan unidos a esa persona. Eso se debía a que Pierre, a diferencia de los demás, no provenía de un sentimiento colectivo, sino que él procedía de un sentimiento único por esa situación extraordinaria que sufría el chico en concreto.
    Un caso parecido al de Pierre era el de Sergi, el cual había nacido solo por el deseo de un hombre, aunque este ya estaba muerto, y ahora dependía del libro que esa persona había escrito. Al igual que Pierre que desaparecería cuando muriera Javier, Sergi desaparecería si el libro era destruido.
    Mientras que en el caso de Pol, Jordi y Aitor, estos tenían una libertad de movimientos mayor, porqué podían escoger el objeto al que vincularse, y podían crear más de un vínculo a la vez. Pol, por ejemplo, tiene un vínculo con la escuela y con Alex, es decir, en la escuela tiene un objeto puente, al igual que tiene uno entre los objetos de Alex, por eso puede aparecer en ambos lugares con facilidad. Jordi, había escogido el diccionario que Oriol había comprado. Y Aitor tenía una conexión con esa escuela de secundaria pero también con la de primaria que se encuentra algo lejos y que es donde conoció al menor un día.
    Había otros tipos de espíritus, como el Gran Espíritu, que sabía que nunca desaparecería. Él formaba parte del mundo, porque su creación vino dada por el instinto de supervivencia y la voluntad de la naturaleza. Pero por eso mismo había vivido mucho y viviría mucho más. No necesitaba ningún tipo de vínculo, él podía ir y venir por ambos mundos como quisiera, pero solo se limitaba a quedarse en su hogar en el mundo de los espíritus. No le interesaba ver el mundo humano ni tampoco quería que ningún ser humano le gustara. Él ya había tenido su encuentro amoroso, aunque nunca había ido al mundo humano. Se había enamorado de un espíritu, un espíritu como esos 10 que habían ido al mundo humano a enamorarse. O no exactamente. Él nunca dijo que se había enamorado, y nunca había dicho nada a la otra persona. Sólo había observado como ese humano vivía, se enamoraba, hacía su vida y se moría.
    El Espíritu del Romanticismo, de quien se había enamorado, era un chico increíble. Siempre ponía el amor por delante de cualquier cosa, siempre encontrando el romanticismo en todo lo que la gente hacía y decía. Era muy cursi, pero también muy distinto a él. Había decidido enamorarse sin decirle nada a la otra persona, para vivir un simple amor platónico. Un amor platónico muy romántico pero que lo destrozó. Cuando su amado murió, vivió unos años metido en ese romántico amor, hasta que poco a poco ese sentimiento fue convirtiéndose en anhelo. Y ese anhelo iba transformándose en lamentos por su muerte y en rencor hacia sí mismo. El Gran Espíritu había intentado ayudarlo, le había apoyado en todo lo que había podido pero el Espíritu del Romanticismo había perdido su esencia. Ya no creía en el romanticismo ni en nada y poco a poco fue consumiéndose hasta que desapareció.
    Sin decirle a nadie lo mucho que amaba a ese hombre había desaparecido. En ese entonces solo existían el Gran Espíritu y el Espíritu del Romanticismo. Por eso al morir el segundo el Gran Espíritu quedó sólo en ese extraño mundo, aunque para él era normal. Allí sólo en ese mundo tuvo tiempo para pensar y lamentarse, pero no perdió su identidad. Era el espíritu de la supervivencia y la naturaleza, ninguna de las dos cosas podían morir o cambiar. El Gran Espíritu hacía honor a ese título y no se dejó ganar por esos sentimientos.
    Con los siglos, los sentimientos del mundo humano fueron creando otros espíritus que fueron poblando el mundo que no es mundo. Y un tiempo después pasó otro incidente como el anterior, Bast había muerto por perder su esencia debido al amor. Era frecuente que los sentimientos humanos cambiaran, pero por los espíritus seguían vivos en ese mundo a no ser que ellos mismos se auto-consumieran. El Gran Espíritu no quería ver desaparecer a ninguno de sus espíritus, para él eran su familia y después de pasar tanto tiempo solo los amaba más de lo que ellos podían imaginar. Le dolía ver como desaparecían por eso les había amenazado. Habían pasado 5 años des de que había hecho esa amenaza a esos 9 espíritus que estaban enamorados de humanos, y los había estado vigilando mientras deseaba con todas sus fuerzas que fueses fuertes y no pudiesen superar los malos momentos.

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    —Biel —le llamó David— dijiste que tenías que estudiar para el trabajo final de la carrera.
    —¿Y? —le preguntó cierto peli-azul algo burlón.
    —Que… esto… no veo que lo hagas…
    —Estoy estudiando.
    —¿El qué?
    —A ti.
    —¿Q-qué?
    Biel no se hizo de rogar y rápidamente respondió la pregunta del chico, metiendo su mano dentro el pantalón de este para empezar a tocar su miembro lentamente notando como este iba reaccionando a su tacto. David se estremeció y apoyó su cuerpo en el del peli-azul, aunque al hacer eso notó un tirón en su pelo. Me movió y acomodó bien su larga coleta, antes de perderse en ese tacto. Era débil ante el tacto de Biel, lo sabía, no podía evitarlo.
    —Bi-Biel… t-tú… tra-trabajo —dijo entre jadeos, en unos últimos intentos de no perder la cordura— aah… po-por fa-favor…
    —Primero entrégame tu cuerpo, como haces siempre, y después te prometo que estudiaré seriamente.
    David asintió más sonrojado, sabía por experiencia que este siempre cumplía sus promesas, y bueno, llegados a este punto tampoco podía decirle que no. Por culpa de Biel se había vuelo un pervertido, ya no podía vivir sin el acoso de su seme. Tendría un problema cuando este muriese, lo sabía pero prefería más no pensar en eso por el momento. Quería disfrutar de esos momentos tan placenteros junto a su pervertido novio. Biel lo hizo suyo de ese modo algo brusco pero amable, una combinación que David disfrutaba cada vez que lo hacían.
    —A-Ahora… e-estudia… ¿sí? —le preguntó jadeante mientras se colocaba más cómodo sobre el regazo de Biel.
    —Lo prometido es deuda.
    Dicho esto Biel se puso a estudiar, si todo iba bien, sería la última cosa que tendría que estudiar. Estaba acabando la carrera y ahora le tocaría trabajar. Aún no había hablado con David sobre que harían en su momento, pero estaba seguro que este aceptaría cualquier plan que él dijera. Siempre acababa haciendo lo que él decía a cambio de que el peli-azul hiciera su trabajo, eso era algo que le gustaba de él, aparte de su cuerpo, obviamente. David era muy tierno, adorable, guapo y entregado y sumiso, Biel no podía pedir nada más en una persona. Y por eso siempre acababa haciendo las cosas que David le decía a cambio de sexo. Y estaba seguro que de este modo seguirían por siempre. Aunque había algo le resultaba molesto, David no envejecía y él sí. Eso en un futuro podría ser un gran problema.
    —David, cuándo sea viejo, tu seguirás siendo joven, así que tendrás que hacer todo el trabajo sexual tu, que yo no tendré mucha energía.
    —¿Eh? —preguntó el menor separándose un poco para verle sonrojado— ¿Qué-que?
    —Es justo que el joven ponga la energía en el sexo, el viejo solo disfrute. Vete mentalizando.
    Y así fue como un pequeña castaño miró a su novio como si acabara de ver un fantasma. Pero después de eso se refugió en el pecho del otro y asintió levemente. Suponía que si Biel se hacía viejo, no podría poner la energía y la fuerza que ahora y él debería hacer el trabajo, pero eso le avergonzaba. Se abrazó un poco más al peli-azul, el cual le acarició su largo cabello, ahora suelo, con una de sus manos, en un intento de calmarlo. Sonrió feliz por esa reacción de David y se puso a estudiar seriamente como había prometido.

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    Un peli-rosa de ojos grises andaba por su facultad, ¿Cuál facultad? Pues obviamente la de Biología. Teniendo un viejo todo el día al lado experto en biología no le había quedado más remedio que hacer dicha carrera. Aunque no le gustaba, bueno quizás le gustaba un poco, pero no mucho. Sólo la hacía porque así tenía un profesor privado en casa que le facilitaba la tarea de sacar buenas notas.
    —Alex, ¿ya acabaste? —dijo cierto hombre viejo, ya no tan viejo en comparación a él—. Vayamos a casa —le dio un golpecito en su trasero, causándole un sonrojo y un tic en el ojo.
    Pol sabía que no podría gritarle ni pegarle en esos momentos y por eso se aprovechaba para tocarlo. Llevaba haciéndolo des de la secundaria y no había cambiado. Su relación tampoco había cambiado nada. Él aún no había dejado que Pol lo tocara de más ni siquiera en casa, y este seguía acosándolo y cuidándolo como antes. Decidió ignorar esa mano acosadora que le había golpeado en su nalga y siguió su camino. Camino que, casualmente, lo llevó a casa, como Pol le había pedido. Al llegar a la casa le miró.
    —¿Por qué siempre haces lo mismo, viejo pervertido? —le preguntó algo molesto.
    —Es que tienes un culito tan irresistible que no puedo evitarlo.
    Esas palabras sonrojaron más a Alex quien no dijo nada. Solo giró su rostro hacia otro lado pera después mirarlo de reojo. Pol seguía igual que antes, seguía aparentando tener 30 años, pero él si había crecido. Su cuerpo había cambiado y seguiría cambiando con el tiempo. Tal ahora era el mejor momento para ceder.
    —¿Quieres follarme, verdad? —le preguntó aunque era obvio que el otro quería.
    —Yo más bien diría que quiero hacerte el amor, pero sí.
    —Cuando sea viejo y este arrugado, ¿aún querrás?
    —Seguirás siendo tú, así que sí.
    —¿Por qué?
    —Porque te amo, y tu físico no es lo que me importa, solamente, sino todo tú.
    —Pero estaré arrugado y mi cuerpo se verá horrible.
    —Eso no me importa, voy a seguir deseándote y cuidándote como hasta ahora.
    —Más te vale cumplir, viejo pervertido.
    —Lo haré.
    Dicho esto se acercó al chico y le dio un beso en los labios mientras lo abrazaba. Alex siguió en su modo enfadado unos segundos antes de corresponder y dejarse hacer por el mayor. Teniendo al fin su primera vez juntos.

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    Javier se había acostumbrado al lugar, dominaba perfectamente el francés. Claro está, después de vivir 5 años a Francia donde mayoritariamente hablan en francés no había tenido más remedio que aprender el idioma. También había hecho amigos y amigas y salía con estos a menudo. Después de pasar unos primeros meses bastante perdido ahora se sentía como en casa, y todo eso era gracias a Pierre el cual lo había acompañado y ayudado durante todos esos años. Ahora se valía por sí mismo, por ese motivo ya no llevaba el libro siempre consigo. Lo tenía bien guardado en su habitación para que su madre no lo lanzara ni nada por el estilo. Ahora que ya no lo necesitaba para comunicarse le daba miedo sacar el libro de casa por si lo perdía y de ese modo Pierre desaparecía para siempre.
    Justamente en esos momentos estaba llegando a casa después de una quedada con sus amigos, al llegar a su habitación saludó alegremente esperando ver a Pierre en esta o que apareciera al escuchar su saludo. Pero nada de eso pasó. Volvió a saludar y lo llamó un par de veces más mientras se acercaba al lugar secreto donde guardaba el libro. Aún estaba allí, suspiró aliviado.
    —Pierre, aún tengo el libro, así que aparece, por favor —le dijo preocupado y casi a punto de llorar.
    No hubo respuesta ni ninguna aparición en la habitación. Se movió inquieto por esta hasta que se acabó sentando en la cama con lágrimas en los ojos. ¿Por qué no estaba Pierre con su sonrisa como siempre hacía? ¿Había desaparecido? No, él aún tenía el libro y aún le necesitaba. ¿Quizás lo había dejado algo de lado porque había hecho amigos? ¿Era por eso? ¿Era su culpa que Pierre no apareciera? Se tumbó en la cama llorando mientras sus pensamientos seguían dándole vueltas al tema. Se abrazó al libro como si este fuera Pierre y cuando dejó de llorar lo abrió y empezó a leerlo como hacía cuando estudiaba. En eso estaba cuando se quedó dormido por el cansancio que le había producido el llanto.
    —Bonsoir, mon amor.
    Pierre se materializó en la habitación mientras lo saludaba. Al mirar la habitación se encontró al chico en la cama dormido, junto con su libro. Sonrió con ternura y se le acercó para darle un beso en sus labios. Le acarició la cabeza y se tumbó a su lado en la cama para esperar que se despertara. Eso pasó un par de horas después. Javier abrió sus ojos y notó un brazo alrededor de su cintura. Se giró y se encontró con la sonrisa de Pierre delante de él.
    —¿Dónde estabas? —le preguntó un poco molesto aunque aliviado.
    —En el mundo de los espíritus, fui a hablar con el Gran Espíritu.
    —¿Quién es?
    —El espíritu más antiguo de todos, es como nuestro padre…
    —Me asustaste.
    —Lo siento, no pensé que tardaría tanto.
    —Me dijiste que nunca desaparecerías de mí lado.
    —Pardonnez-moi mon amour
    —Bien
    Después de esto se acercó a besarlo y darle cariño, para recompensarlo. Iba admitir que estaba algo feliz de saber que era importante para el menor pero le sabía mal haberlo hecho llorar. La cosa no fue solo un beso, el menor demando más como compensación por el mal rato que había pasado, y como no su seme cumplió con su pedido.

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    Ya había acabado la carrera y estaba trabajando, era prehistoriador, es decir arqueólogo especialista en la prehistoria y en su historia. La cual se estudiaba mayoritariamente por las restas arqueológicas, y por los dibujos que se encontraban en plaquetas y pinturas rupestres. Estaba feliz con su trabajo en las excavaciones. Había encontrado un equipo con el que se había asociado para formar una asociación de arqueología prehistórica.
    —Eloi, ¿ya regresaste? —le preguntó Fernando que estaba en la casa que “compartían”.
    —Sí, uau, hoy encontramos algunas cerámicas de vaso campaniforme, que no habíamos encontrado hasta ahora en este yacimiento.
    —Ah… ¿Qué quería decir esto exactamente?
    —Que podemos pensar que el asentamiento fue poblado entre el 2000 y 1500 aC.
    —Me alegro…
    —No te interesa demasiado ¿verdad?
    —Sabes que lo mío es la época moderna y contemporánea.
    —Lo sé… pero es un rollo de época.
    —A mí me gusta.
    —Claro si tú representas eso como no te vas a gustar —le respondió Eloi riéndose de él.
    —No te rías —dijo el otro acercándose a él, con el ceño fruncido— ¿Te parece bien reírte de tu novio?
    —S-sí —dijo entre risas.
    Fernando se acercó más a él y empezó a hacerle cosquillas a Eloi quien rió más por eso, mientras se retorcía intentando que el moreno lo soltara, pero este al perder un punto atacaba a otro, consiguiendo que Eloi siguiera retorciéndose entre sus brazos.
    —Pa-para… —le dijo Eloi intentando recobrar el aliento— po-por favor.
    —Así que te parece lindo reírte de tu novio, ¿eh?
    —N-no, pa-para… e-era bro-broma…
    Fernando se contentó con esa repuesta y dejó de hacerle cosquillas a su pobre uke, el cual al notar eso empezó a respirar con urgencia intentando encontrar aire de alguna forma. En eso casi pierde el equilibrio, por lo que Fernando decidió ayudarle a aguantarse de pie, apoyándolo contra él.
    —Ca-cabrón —se quejó Eloi cuando ya tenía más aire en sus pulmones.
    Se separó de Fernando y se fue hacia el sofá para sentarse allí, y poder descansar. En eso el moreno fue a la cocina, ya que no tenía nada que hacer se había dedicado a preparar la comida para cuando llegara Eloi, de este modo, tendrían más tiempo para pasarlo bien por la tarde. Tenía ideas para pasarlo bien molestando a su querido uke y como no haciendo otras cosas que no era molestarlo. Sonrió pervertidamente.

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    —Andrés, por favor, vuelve.
    Eso era lo que se escuchaba en la habitación de cierto físico. Estaba algo frustrado, ya llevaban 5 años juntos y Andrés seguía desapareciendo cada vez que intentaba un nuevo avance en la relación. No habían llegado a nada, ni siquiera a un beso con lengua, ¿y todo porque? Porque cada vez que se daban un beso y el moreno notaba que se podía hacer más profundo desaparecía.
    —Vamos, prometo no hacer nada.
    Ante esas palabras un chico moreno de unos 18 años apareció a la habitación mirando al chico con sus ojos azules. Sergi suspiró y se le acercó un poco pero este se negó y tuvo que retroceder. Andrés se sentó en la silla que había en la habitación y miró el chico que tenía unos 24 años.
    —Sa-sabes qu-que… no quiero…
    —Pero ¿por qué? —le preguntó su seme— quizás te guste si me dejas intentarlo.
    —N-no qui-quiero…
    —Andrés.
    —Me da a-asco —confesó sonrojado con la mirada baja.
    —Nunca lo has probado, no puedes saberlo.
    —Yo lo sé —dijo ahora seguro de sí mismo.
    —Entonces déjame probarlo una vez y si no te gusta prometo no volver a intentarlo jamás.
    —Pero sé que no me gustara.
    —Andrés, vamos, no seas terco.
    —Tú lo eres más, que no aceptas un no por respuesta, pesado.
    —Pero es porque te amo, y quiero besarte.
    —Pe-pero y-yo no quiero…
    —No quieres besar a tú novio, pero después tienes miedo de que te deje de amar, me parece un poco egoísta.
    —No es e-eso… pero… los besos no-normales, e-están bien.
    —Los otros también y son mejores, ya verás.
    —Y-yo…
    —Por favor, Andrés.
    Sergi lo miró con sus profundos ojos verdes suplicantes. Andrés ante eso tragó saliva, se sentía un poco culpable por huir de su novio de esa manera. Pero en verdad le daba miedo, ¿y si no le gustaba esa sensación? Por el momento todo estaba bien, aunque llevaban 5 años y solo se daban abrazos y besos simples. Tal vez eso aburría a Sergi, aunque no se quejaba. Habían tenido discusiones de este tipo otras veces y el rubio siempre acababa cediendo y resignándose, pero esta vez le estaba suplicando por un avance. Al final asintió con la cabeza aunque no estaba muy seguro.
    —¿Estás seguro? —le preguntó Sergi.
    —N-no, así que ve-ves rápido, a-antes de qu-que me arrepienta.
    Al escuchar eso Sergi se acercó al chico y le hizo abrir la boca antes de acercarse y meter su lengua en la boca del menor para jugar con su lengua. Notó como Andrés se estremecía por eso pero no se apartó ni desapareció. Como era un beso de prueba fue corto y enseguida se separó del menor. Le dio una pequeña sonrisa y le acarició la mejilla.
    —Gracias —le agradeció antes que nada— ¿Qué te pareció? ¿Tan terrible fue?
    —Ehm… N-no… aunque fue raro.
    —Sí, lo vamos practicando de vez en cuando no lo será tanto.
    —Va-vale —respondió antes de recibir un corto y simple beso de su novio.

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    Hacía 6 años que se conocían, habían tenido un principio algo tormentoso, para que negarlo, primero Mark le había dicho que era asqueroso, y lo había ignorado, después lo había ido a buscar para usarlo, y tuvo que esperar un año para que le dijera que le correspondía. Poco a poco, habían avanzado, ya se habían declarado en condiciones y habían hecho el amor, su relación ya estaba más avanzada, y Sergi hacía una vida similar a la de un humano, trabajaba y todo, y conocía a la familia de Mark y todo eso, pero claro está no les habían dicho que eran pareja ni que Sergi era un espíritu.
    —Sergi, ¿si eres un espíritu porque trabajas? —le preguntó Mark.
    —¿Tú crees, tío? Porque tú gastas mucho dinero, y si no trabajo no podrías comprarte toda esa ropa ni salir de fiesta todas las noches que sales.
    —¿Lo ha-haces por m-mí? —dijo sorprendido.
    —Dónde vas tío, no, no, no jodas, realmente lo hago por tu madre, me da pena que siempre le pidas dinero, con lo mal que van de dinero en tu casa.
    —¿Cómo?
    —A pesar de tu edad, aún dependes de tus padres, y te pasas el día pidiendo dinero, así que para ayudarles, estoy trabajando y te doy el dinero a ti —dijo riéndose nervioso sabiendo que se estaba metiendo con él.
    —¿En serio?
    —Sí.
    —No sé si agradecerte o insultarte.
    —Joder tío, creo que mejor un “gracias” con un beso.
    Mark solo chistó, y decidió mirar hacia otro lado. Le acababa de decir extorsionador o algo así por la cara. Realmente estaba enfadado así que se puso los cascos y empezó a cantar ignorando la presencia de Sergi. Este le miró y después se fue de la habitación. Era una escena bastante típica a decir verdad. No le preocupaba mucho más tarde ya conseguiría que se desenfadara, y de una manera bastante placentera para ambos. Mark siempre cedía y encima después estaba cariñoso, cosa que viniendo de él era algo extremadamente rara.

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    Estaban en plena mudanza, ya casi todo estaba listo para irse a vivir a una casa propia, sin alquiler ni hipoteca, sí, había ganado dinero suficiente para poder cambiarse de ese pisito a una casa más grande y poder pagarla en efectivo. Y todo gracias a su hermoso novio. Debía agradecérselo. La verdad es que sus profesores no podían creerse ese cambió tan brusca, junto a esa gran mejora en sus dibujos. Realmente él tampoco lo creía, pero era gracias a las asesorías de Ásier que siempre le ayudaba con todos sus cuadros. De este modo había conseguido vender unos cuadros por un buen precio y podían irse a vivir a otro lugar algo más grande, donde poder guardar todo el material para pintar sin ir chocando contra él cuando te desplazabas por la casa.
    —Ya está todo.
    —Claus, te dejas el lienzo —le dijo Ásier.
    —¿Qué lienzo? —preguntó este.
    —El que me permite estar aquí —le explicó el otro.
    —Ah, cierto, estaba… en… ¿Dónde estaba?
    —Colgado en el comedor.
    —Cierto.
    Después de esa conversación Claus fue por el lienzo y lo descolgó de la pared, aunque para ello tuvo que subirse encima del sofá y acabó perdiendo el equilibrio, cayéndose él y lienzo al suelo. Por suerte este no se rompió pero para variar Ásier se asustó al escuchar el ruido. Al llegar al comedor se acercó a su seme algo rápido.
    —¿Estás bien? —le preguntó.
    —Sí, sólo me caí del sofá no fue nada grave.
    —Un día te matarás por no vigilar que haces.
    —Es que el cuadro estaba muy bien puesto y no podía descolgarlo. No te preocupes.
    —Claro que me preocupo, cada día tienes que hacerte daño de algún modo.
    —Ya estoy acostumbrado, así que no pasa nada.
    —Te lo tomas todo demasiado a la ligera.
    —¿Qué tal si me curas con unos mimos? —le propuso Claus haciendo que el menor se sentara en su regazo de cara él.
    Lo acercó y le dio un beso en los labios. Con el tiempo había mejorado con los besos y también con el sexo. Ásier había sido paciente y le había enseñado y esperado a que aprendiera. Claus sabía que no podía tener un mejor novio en todo el mundo. Se preocupaba mucho por él, y lo ayudaba en todo lo que podía. También era consciente que nunca le podría pagar todo eso con nada, pero esperaba que su amor y sus demostraciones fueran suficientes para el chico.
    —Te amo, Ásier.
    —Yo también te amo —respondió este pegándose más a él.
    —Esto, perdone, ya acabamos de llenar el camión, deberíamos tirando hacia la casa, ¿le parece bien?
    Ese hombre lo miraba raro, ese chico moreno de ojos rojos se había portado muy raro durante todo el tiempo. De vez en cuando hablaba solo o hacía movimientos raros. Y ahora lo encontraba sentado en el suelo haciendo morritos como si besara a alguien y diciéndole te amo, al aire. Seguro que estaba loco. Los ojos rojos de Claus se desplazaron hacia el chico de las mudanzas y se ruborizó un poco por la manera en que le habían pillado. Ásier se levantó del regazo de Claus y este se levantó y fue hacia el hombre de las mudanzas hacia el camión.
    —Perdone.
    —No pasa nada —dijo el otro nervioso sin saber que decir.
    —Claus el lienzo —le gritó Ásier consiguiendo que el chico diera un salto un corriera hacia el comedor para cogerlo del suelo y volver junto al chico de las mudanzas.
    —Se me olvidaba este cuadro.
    —Ya, vayámonos.
    Y así fue como Ásier y Claus se fueron a otra casa a vivir, y como casi encierran a Claus a un manicomio por tener un amigo/novio invisible a sus 30 años de edad.

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    Como Oriol le había pedido, habían continuado siendo amigos durante esos 5 años. Jordi había leído el volumen de esa novela que le gustaba tanto, y ese final había sido maravilloso a su parecer, debía admitirlo. Pero no solo eso, Oriol le había consultado cosas de sus historias y también cosas de léxico. No estaba mal ser amigos, aunque Jordi quisiera algo más. Durante esos años, había tenido que aguantar alguna que otra novia de Oriol, pero a pesar de ser un escrito famoso, de tener dinero suficiente para vivir bien y de conseguirse alguna chica linda, al final siempre acababa solo.
    —Com es que sempre acabes solter? *1
    —Sembla ser que les noies no són del meu gust. *2
    —I els nois? *3 —preguntó un poco emocionado y esperanzado.
    —Ja sé per on vas…*4
    —Pots intentar-ho? *5
    —No soc gai. *6
    Esa respuesta entristeció a Jordi, sinceramente. En esos años le había quedado claro que Oriol no tenía interés en los chicos, pero tampoco encontraba en la chica adecuada y pensaba que quizás con esos años de conocerse podía esperar algo de su parte. Oriol se fijó en esa cara triste que había puesto el otro y suspiró. Lo pensó un poco. En verdad Jordi tenía razón en un punto, si con las chicas las cosas no funcionaban, podía probar con un chico. No tenía ningún chico disponible cerca, que no fuera Jordi, así que su única opción por ese lado era el pelirrojo, pero este le amaba y no quería hacerle daño.
    —No em sembla just enrotllar-me amb tu, sabent que jo t’agrado. *7
    —Potser després t’adonis de que sóc millor que una dona*8 —le respondió el chico, algo dubitativo.
    —De veritat ho creus? *9
    —Provem-ho. *10
    —Està bé. *11
    Después de decir eso se acercó a Jordi el cual, llevaba 5 años esperando por ese simple beso. Cerraron sus ojos durante el beso y disfrutaron del momento, más un que el otro, pero este poco a poco fue encontrándole el gusto a la cosa. Después de ese beso vino otro, y otro, hasta que poco a poco la pasión se fue apoderando de ellos, y fueron cediendo ante esta. Hasta que llegaron a un punto sin retorno, ambos desnudos, un embistiendo y el otro recibiendo esas placenteras embestidas en su interior. Esa un momento de placer y de lujuria desenfrenadas. Oriol se dio cuenta que nunca se había sentido tan bien teniendo sexo con alguien, quizás Jordi tenía razón y él era mejor que una mujer.
    —Ahh… aahh… te amo Oriol —le dijo entre jadeos por el momento.
    Oriol se motivó ante esas palabras y aceleró el ritmo, ambos llegaron a su clímax poco después de eso. Al acabar con el acto, Jordi se sentía feliz pero también nervioso. ¿Le habría gustado a Oriol? ¿O quizás le había repugnado y ahora no querría verlo nunca más? Miró al que había sido su seme en esta ocasión y esperó a que este le dijera algo.
    —No ha estat malament, realment. Crec que tens raó, ets millor que una dona. *12
    —Llavors podríem repetir-ho? *13
    —Sí.

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    En el gimnasio de cierta escuela, una tarde en la que no había nadie en ella estaban dos personas, un chico y un hombre en un momento algo especial. El ambiente estaba algo cargado por la pasión, la lujuria y la escena. Todo estaba oscuro, solo había un poco de luz proveniente de unas ventanas pequeñas que había en la parte de arriba de las paredes. El mayor se lo había montado bien para poder poner unos instrumentos especiales para sus juegos.
    —¿Aitor? —preguntó con voz floja el pobre chico.
    —Dime, amor.
    —¿Esto es necesario?
    —Verás que te gustará.
    En esos momentos el chico estaba atado por unas cuerdas a un objeto que lo mantenía arrodillado al suelo con las manos alzadas de un modo que le tiraba un poco de los brazos. Aparte de eso tenía los ojos vendados por lo que no podía ver nada de lo que pasaba a su alrededor. Eso hizo que el primer golpe le sorprendiera. Había notado algo duro que le daba un golpe en su nalga.
    —Aah —gritó por el susto y por el golpe, después dio un par de jadeos, notaba un escozor extraño en su trasero— A-Aito… Aaaah —volvió a gritar al notar otro golpe en su nalga.
    —Esto es parte de tu castigo.
    —¿Ca-castigo?
    —Sí —dicho esto le dio otro golpe escuchando otro gritito—. Fuiste el único que no pudo pasar la carrera.
    —Pe-per… aaaah… dón.
    Su cuerpo se arqueaba al notar esos golpes, pero ya empezaba a prever cuando le iba a golpear con ese objeto por el sonido del aire. Aitor no se contentó con solo esas palabras, así que siguió castigando al chico con esos golpes. Cada vez el trasero de Roger estaba más rojo, y eso le gustaba, le excitaba. Le dio otro golpe y esta vez una pequeña marca más profunda y con algo de sangre se dejó ver. Ante eso se preocupó un poco, pero se fijo el chico ya no daba grititos, eran pequeños gemidos.
    —¿Estás bien?
    —S-sí.
    Se acercó a su pequeño novio, y lo miró bien. Tenía las mejillas sonrojadas, como siempre que hacían alguna cosa de este estilo. Se arrodilló delante de él y con su mano empezó a acariciar esa zona sensible que era su trasero. Roger gimió ante ese tacto en la zona maltratada y arqueó su cuerpo rozándose un poco con el de Aitor sin querer.
    —¿A-Aitor? —preguntó.
    —Eres todo un pervertido, ¿eh? Estás muy duro y húmedo sólo por unos golpes en tu trasero.
    El chico no dijo nada, solo se sonrojó un poco más por esas palabras tan vergonzosas pero a la vez sensuales. Tragó saliva algo nervioso y asintió un poco con la cabeza. Tenía razón, solo por eso se sentía tan bien que ya quería correrse.
    —Eres un masoquista, pero no quiero que te corras.
    Roger ya sabía que significaba eso, significaba que no debía hacerlo. Debía aguantar como pudiese. Asintió nuevamente con la cabeza. Recibiendo un beso de su novio y un pequeño toque en su glande por parte del dedo del mayor. Dio un pequeño jadeo por ello. Aitor se separó de él y cogió un par de juguetes, se acercó de nuevo a este y le puso unas pequeñas pincitas en sus pezones. Estás empezaron a vibrar mientras apretaban fuertemente dicho lugar.
    —Aaah… hmmmm… —el menor notaba ese dolor por el apretón de las pinzas en esa parte sensible pero con la vibración también notaba algo de placer.
    Después de eso Aitor regresó detrás del chico y empezó a meter un rosario en su interior, bola a bola, lentamente. Viendo como el menor arqueaba la espalda con cada bola que le metía. Las últimas entraron a duras penas, pero consiguió que entraran todas en esa estrecha cavidad. Sonrió y cogió un látigo, esta vez, y golpeó la espalda del chico, esta vez con más cuidado para no dejarle marcas muy visibles, alguien podría verlas.
    —Te ves de lo más hermoso en estos momentos. Quizás debería hacerte correr así para ver si mejoras en las carreras.
    —N-no… aaah… po-por fa… aaah… vor —dijo Roger interrumpiendo su frase con cada uno de los latigazos de su seme— n-no puedo… a-aguantar… aaah… más…
    Ante esas palabras Aitor sonrió y decidió torturarlo un poco más antes de ser bueno con su novio. Se acercó a este, se arrodilló y cogiéndole por la cintura y levantándolo un poco empezó a lamerle su miembro, disfrutando de esos gemidos tan lindos y esos estremecimientos.
    —Puedes correrte —le dijo antes de meterse el miembro del menor en la boca nuevamente y masturbarlo un poco hasta que se corrió—. Buen chico.
    Y así fue como empezó una tarde de puro sexo en el gimnasio de la escuela.
    FIN

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    Y hasta aquí este Extra y también este fic, espero que les haya gustado, muchas gracias por leerme y seguirme hasta aquí, os lo agradezco, jeje
    Aquí viene el glosario del trozo que está en catalán.
    *1¿Por qué siempre acabas soltero?
    *2Parece que las chicas no son de mi agrado
    *3 ¿Y los chicos?
    *4 Ya sé por dónde vas…
    *5¿Podrías intentarlo?
    *6No soy gay
    *7No me parece justo liarme contigo, y menos sabiendo que yo te gusto
    *8Pero quizás después te des cuenta de que soy mejor que una mujer
    *9¿De verdad lo crees?
    *10Probémoslo
    *11Está bien
    *12No ha estado mal, realmente. Creo que tenias razón, eres mejor que una mujer.
    *13¿Entonces, podríamos repetirlo?

    Espero que nos veamos en otro fic
    ¡Hasta pronto!
  13. .
    Yeah!! Otro capítulo, me siento con inspiración como me pasaba hace años atrás que podía escribir como 3 capítulos de mi fic diarios, jeje, hace tiempo que no me pasaba, y creo que es porque tengo muchos y me colapso, jeje y también por otras cosas personales, pero vaya, que aquí viene el capítulo 10.
    Apartir de aquí, ya no sé cuando podré actualizar de nuevo, así que disfruten de este capítulo al menos, jeje

    Shira-chan, Genda se me hace muy lindo, pero a veces me cuesta y Sakuma... bueno, tiene sus momentos aunque espero que poco a poco vaya saliendo más tsundere... Si le respondió a los mensajes... un poco tarde, pero lo hizo, aunque casi no le dijo nada... creo que Handa sufrirá un poco... Maark y Dylan en serio me cuestan... espero que vayan bien, jeje, y bueno Chiita también se preocupa a su modo, supongo que en algún momento lo veremos... Fueron los hermanos pequeños los gemelitos los que aparecen para avisar de que la hermana más pequeña está enferma.

    Zero, me gustó como evitaste decir algo sobre Shadow con Raiden, jeje, pero bueno, a ver Sakuma le va detrás a Kido en toda la serie... a mi la pareja me pareció algo obvia, o al menos ese sentimiento de Sakuma porque Kido la verdad está más por Fudo... espero que te sigan gustando :D
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    Capítulo 10
    Llegó el lunes a la hora del patio, era un descanso tranquilo. Un peli-azul veía como los chicos de la escuela jugaban por el patio, mientras les miraba. Tenía por costumbre jugar a fútbol solo con el equipo, así se evitaba problemas. No le aburría ver jugar a los demás, aunque hacía un tiempo le entristecía porque los otros chicos no querían que jugase con ellos por ser demasiado bueno. Por suerte todo eso había quedado en el pasado. Se fijó bien en las personas que estaban jugando y entre ellos vio a un chico peli-lila con un pelo extraño que parecía que tuviera una cornamenta. No parecía herido. Eso le tranquilizó, verle de ese modo el día anterior no le había gustado.
    Se quedó observándolo des de su lugar, nunca se había dado cuenta de que ese chico iba a la misma escuela que él. No habían tenido contacto y por lo malo que era intuía que tampoco se había acercado nunca al club de fútbol. Durante ese extraño partido que estaban teniendo esos cuatro chicos la pelota fue un poco hacia él y no pudo resistirse a acercarse al balón y hacer un par de jugadas donde los burló a todos. Aunque después de eso le pasó el balón al chico del Tobitaka. Le miró y sonrió nervioso, empezando a pensar que había cometido error.
    —Perdón.
    Dicho esto se fue rápidamente de allí, dejando a Tobitaka sorprendido por esas jugadas. Aún no sabía que había pasado exactamente. De repente el balón se había ido lejos de ellos y de la nada Toramaru les había driblado y devuelto el balón antes de desaparecer rápidamente.
    —¿Qué fue eso Seiya? —preguntó un peli-naranja que jugaba con él.
    —No lo sé —respondió viendo el lugar por donde se había ido el peli-azul antes de sonreír—. Volvamos al entrenamiento.
    Inspirado por esos movimientos del menor, Tobitaka puso todo su empeño en el entrenamiento que estaba haciendo en esos momentos. Gracias a Hibiki había mejorado mucho su fútbol, ahora ya podía patear el balón sin fallar pero aún le quedaba mucho. Ver lo bueno que era el otro chico en verdad le había motivado a querer mejorar aún más.
    Por otro lado el peli-azul dudaba de lo que había hecho, el fútbol fuera del equipo le había dejado malos recuerdos. Sólo por jugarlo como él sabía, y ahora no sabía si el Tobitaka iba a pensar mal de él. Quizás había pensado que solo había querido lucirse para restregarles lo malo que son, aunque no eran buenos no lo había hecho por eso, le había salido solo. Por instinto, era ver el balón y querer hacer virguerías con él.
    —Creo que será mejor que no me acerque más a él… —se dijo a sí mismo en un suspiro.

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    Pasaron las horas y había llegado la hora del entrenamiento. Todos los del equipo estaban en el campo preparados para entrenar cuando el entrenador Hibiki les dijo que se acercaran todos a las bancas. Allí estaba él junto a un castaño de ojos marrones que estaba de pie allí mirándolos a todos, sobre todo a un peli-naranja de pelo largo que le miraba sorprendido. Esos ojos negros miraban al castaño, era él. El chico del bar… ¿Qué hacía en su escuela?
    —Chicos, este es, Shinichi Handa, un nuevo miembro del equipo.
    —¿Có-cómo? —preguntó Matsuno sorprendido.
    —Ahora todos a entrenar.
    La pregunta de Matsuno había sido ignorada y todos se fueron a entrenar, menos él que se quedó allí mirando al castaño quien le sonrió un poco. En ese momento reaccionó y se fue junto con los demás. No podía ser cierto, ese chico formaba parte del equipo. Eso quería decir que le vería en todos los entrenamientos… Eso le facilitaría la faena a su acosador. Solo le había mandado dos mensajes al día anterior, pero no se conocían así que para él era un acosador indeseado. Intentó olvidarlo y se puso a entrenar como siempre, cumpliendo con los ejercicios impuestos por el entrenador y también siguiendo las ideas e instrucciones de su capitán.
    —Hola Matsuno —escuchó una voz detrás de él cuando estaba en las bancas hidratándose, se giró y allí lo vio.
    —Hola —fue su respuesta antes de seguir bebiendo.
    —¿Te gustaría ir a comer algo después del entrenamiento?
    Matsuno miró al chico, y pensó. Casi parecía que no tenía escapatoria posible. No sabía si quería o no quería ir con él a comer algo, pero tenía claro que en esos momentos no tenía interés en tener nada con nadie.
    —No quiero tener nada con nadie —le respondió como si nada.
    —¿Y si vamos como amigos?
    —Hmmm… tal vez… —entonces miró a su alrededor—. ¿Capitán te apetece que ir a comer algo después del entrenamiento?
    —Claro, podríamos ir al restaurante del señor Hibiki a comer unos fideos, ¿verdad entrenador?
    —Está bien —respondió este.
    —¡Genial! Vayamos todos.
    —Yo no puedo Endo, he quedado —le dijo Mark.
    —Podemos ir los demás, ¿va bien?
    Hubo un asentimiento general y así fue como todos acabaron en el restaurante después de unas horas más de entrenamiento. Al llegar al restaurante de fideos, Toramaru se dio cuenta de que cierto peli-lila estaba allí. Se quedó helado unos momentos antes de notar la mirada seria del mayor. Se giró hacia los demás y se disculpó antes de salir corriendo de allí.
    —¿Y a este que le pasa? —preguntó Goenji viendo como el otro delantero desaparecía rápidamente de la vista.
    —Quien sabe.

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    En otro lado de la ciudad, Mark estaba llegando al lugar donde había quedado con Dylan, el chico de cabello grisáceo y gafas de sol ya lo esperaba allí. Llevaba su coleta que le recogía los cabellos delanteros, y como siempre intentaba parecer cool, aunque a sus ojos se veía como siempre. Ese carácter entusiasta de Dylan era algo que siempre le había gustado de su amigo. Se acercó a él y le saludó.
    —Hola Dylan.
    —Hi.
    Una vez llegados a este punto se quedaron callados pero Dylan empezó a andar y Mark lo siguió. Ninguno de los dos estaba nervioso, se conocían, habían sido mejores amigos des de hacía mucho tiempo, y por eso estar juntos era algo normal para ellos. Pero tenían algunas cosas que contarse aún. Por ejemplo, ¿Por qué no se habían dicho entre ellos que ambos iban a Japón? Después de todo eran amigos y suponían que decir algo tan simple debía ser normal.
    —Tenemos algún problema de comunicación.
    —Podría ser —respondió el otro.
    —Ninguno de los dos le dijo al otro que se iba.
    —Cierto, boy.
    —Casualmente ambos nos encontramos a Japón.
    —Sí —respondió entusiasmado— y me alegro, ya tenía ganas de verte.
    —Estoy de acuerdo contigo ¿Te apetece jugar un poco? —le dijo Mark al otro lanzándole un balón, que Dylan atrapó.
    —Claro.
    Dicho esto empezaron a correr mientras se pasaban el balón, buscando un lugar en el que jugar. Llegaron a un parte que estaba solitario y empezaron con su propia lucha por el balón. Un simple juego de regates entre ambos, que hizo que se le olvidaran de todo lo demás. En esos momentos para ellos solo existían ellos dos y el balón. Algo que los llevó a recordar los viejos tiempos en Estados Unidos.

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    En el bar del señor Hibiki estaba casi todo el Raymon comiendo, aunque claro está no todos estaban muy felices. Ese era el caso de dos chicos, concretamente, uno de cabellos grises y otro de cabello azul-grisáceo. El primero no estaba feliz ni infeliz, simplemente estaba pensando en ir al campo cerca del río para entrenar más. Mientras que el segundo no podía estar más infeliz. Hacía poco rato Kido había recibido una llamada de su novio, el cual llegó al poco rato y se quedó junto a ellos a comer. Eso había molestado a Sakuma, quien en esos momentos lo miraba matadora, recibiendo una mirada seria del centrocampista. Al acabar de comer Shadow se levantó y pagó antes de irse ya que tenía algo que hacer. Cosa que Sakuma imitó inmediatamente. Los demás solo se quedaron un rato más allí hasta que poco a poco todos se dispersaron para irse.
    —Nos vamos nosotros también —dijo Goenji a su pareja, quien asintió.
    —Ya se hace tarde.
    Dicho esto Goenji cogió de la mano al peli-plata y lo acompañó hasta su casa, era un atardecer hermoso, más aún por estar con la persona amada, estaban felices, había sido un buen día. Aunque Shiro no tenía muchas ganas de llegar a su casa. Vivía solo des de la muerte de su familia, y llegar a su casa en momentos como esos, que lo había pasado tan bien junto a sus amigos se le hacía muy triste. Eso Goenji lo sabía.
    —Me quedaré un rato más contigo.
    —¿Ah? Gracias —le respondió con una sonrisa dejándole entrar en su casa en cuanto llegaron—. Perdona.
    —Está bien.
    Shiro sonrió feliz, su novio era el mejor, siempre tenía detalles como estos con él. Lo cuidaba mucho, era la única familia que tenía en esos momentos y este lo sabía e intentaba que se sintiera lo mejor posible. Eso era algo que realmente amaba de él. Lo amaba antes de saber que era de este modo, pero con su comportamiento hacía que lo amara más aún. Se quedaron juntos hasta que Shiro se acabó durmiendo. Cuando eso pasó Goenji le tapó y le dio un beso antes de irse a su casa.

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    Y en el campo de la ribera estaba como siempre, Shadow, entrenando como siempre. Parecía que no tenía nada más que hacer en sus días. Ni siquiera tenía prisa por regresar a casa. Mientras entrenaba llegó su compañero habitual de entrenamiento. Sugimori Takeshi, el cual le saludó al llegar y se puso en la portería, para recibir los tiros que Shadow le mandara. Estuvieron así unos minutos antes de que llegara otra persona. Raiden volvía a su casa y al pasar por allí vio el chute que mandaba Shadow hacia la portería. Se acercó y allí encontró al chico junto al portero. No le había visto nunca. Se quedó mirándolos des de lejos, parecían muy metidos en ese entrenamiento.
    —Alguien nos está mirando —le dijo Sugimori a Shadow, el cual miró hacia el lugar.
    —Hola —saludó Raiden al ver que le miraban.
    —Hola.
    —¿Quién es? —preguntó el portero.
    —Es Raiden Hijikata —respondió Shadow— ¿Qué haces aquí?
    —Estoy de regreso a casa, pasé a comprar unas medicinas. Nos vemos.
    Dicho esto el defensa de fuego se fue hacia su casa, ya que tenía que darle las medicinas a su hermana pequeña, para que se pusiera buena. No sabía quién era ese chico que estaba con Shadow pero no le dio mucha importancia, podría enterarse otro día, y también podría quedarse a jugar pero en esos momentos tenía algo más importante que el fútbol en su mente.

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    Y por azares de la vida en otro lugar de la ciudad, donde un amante de los pingüinos que lleva un parche en el ojo, lamentaba su vida en esos momentos. Su mala suerte, más bien. No podía entender que le había visto el estratega a ese desgraciado del mohicano que siempre estaba de malhumor y encima iba a su rollo sin contar nunca con nadie. Él siempre había contado con Kido, siempre había estado con él, hasta en los malos momentos con Kageyama, mientras que Fudo, solo hacía las cosas por propio interés.
    —Yo soy mejor que él —se quejó en voz alta enojado, aunque después suspiró.
    Podía decir y pensar lo que quisiera pero la verdad era que él no había sido el elegido por Kido. No sabía si estar triste o enfadado o ambas cosas, pero no tuvo tiempo de pensar en eso porque en su mente apareció una imagen que lo dejó sin aire. De nuevo el pingüino Genda aparecía en un momento como eso. Sonrió un poco por ese pensamiento, la verdad era que des de que había conocido a ese chico con esos cabellos castaños tan extraños a menudo le aparecía la imagen de un pingüino con un peinado similar y esas marcas en su rostro, con una pose caballerosa y con sus ojos oscuros algo preocupado.
    —Hola —escuchó una voz que lo sacó de sus pensamientos en ese momento— ¿Qué haces aquí?
    El pingüino que tenía en su mente se había materializado en forma humana delante de él. Se quedó algo sorprendido. Pero después entendió que era simplemente era el Genda humano que se había acercado a él sin que se diera cuenta de tan metido que estaba en sus pensamientos.
    —Solo pensaba ¿y tú?
    —Estaba de regreso a casa, después del entrenamiento.
    —¿Tan tarde?
    —Me quedé entrenando solo hasta ahora.
    Sakuma asintió y ya no dijo nada, solo se quedó allí sentado en el banco donde había pensado todo eso. Genda se sentó a su lado y lo observó un poco. Parecía que le pasaba algo, así que cogió a Sakuma por el hombro y lo aproximó a él para que apoyara la cabeza en su hombro.
    —Si quieres explicar algo, puedo escucharte.
    Al notar eso, Sakuma se separó de él, al levantarse del banco todo enfadado. Enfadado y sonrojado, para que mentir. La verdad era que se había sentido un poco bien eso, pero no. Él era un hombre, al igual que Genda, no debía tratarle como a una chica despechada. Aunque le hubieran rechazado de forma indirecta no significaba que alguien pudiese tratarlo de ese modo tan humillante.
    —¿Se puede saber que haces, imbécil? —le gritó al otro chico— no me trates como a una chica.
    Después de decir eso se fue dejando a Genda sentado en el banco, el cual solo suspiró y se fue a su casa, pensando en lo que había pasado y en la forma de poder disculparse con el peli-azul grisáceo.

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    Era una tarde de martes, ese día el grupo de los semes había quedado para jugar al fútbol y divertirse aunque nadie estaba demasiado concentrado a decir verdad. Todos tenían otra cosa en la que pensar, la mayoría estaban pensando porque el otro lo ignoraba o huía de él. Mientras que otros pensaban en la mejor manera de entablar una charla con el otro. Y otros simplemente estaban bien como estaban pero se distraían pensando en la otra persona.
    Un peli-verde estaba emocionado, ya había preguntado a sus amigos quien les había tocado, aunque era más que obvio, las parejas eran claramente las dichas, y eso le hacía muy feliz. Estaba muy contento de ello y estaba deseando saber cómo les irían las citas. Porque él sabía que habrían o ya se encargaría él de eso. Aunque en verdad no le habían contado mucho, sabía que poco a poco se iría enterando de algunas cosas. Lo haría claro que sí, para algo eran sus amigos.
    —¿Qué les pasa chicos? —preguntó sonriendo.
    —Nada —respondieron al unísono la mayoría.
    —¿Nada, eh? —dijo con ironía— yo diría que hay gente que piensa en un bar, en chicos lindos…
    Hubo algún mini-sonrojo por parte de los reunidos y todos le miraron con cara sorprendida. El guepardo sonrió mientras lo veía y miraba a su novio el cual se sentía enormemente superior en esos momentos. Tenía una sonrisa un poco macabra en su rostro, y se notaba que hasta divertido viendo como los semes sufrían.
    —¿Cómo les fue? ¿Ya se dijeron algo? ¿Se vieron?
    —Eso no tiene nada que ver contigo —respondió Genda, que en estos momentos no estaba muy feliz.
    —Claro que sí. No voy a permitir que les hagáis daño a mis amigos.
    —¿Tus amigos? —preguntó Handa.
    —Sí, lo son des de hace tiempo.
    —Haberlo dicho antes, chame —inquirió Dylan que estaba convencido que todo podría haber sido más rápido de ese modo.
    —Pero podrías simplemente haberlos traído aquí para que jugásemos juntos al futbol y nos conociéramos —intervino Hijikata.
    —Hubiera perdido la gracia, y ellos no hubieran aceptado; en el bar fue mejor.
    —¿Por qué no iban a aceptar?
    —Simplemente porque son unos tontos y no se fían mucho de mí—respondió tranquilamente— pero lo del bar lo tomaron más como un juego.
    —¿Un juego? —preguntó Tobitaka.
    —Sí, pero sé que con ese juego nació algo entre vosotros. Es bastante obvio.
    No hubo una respuesta en palabras pero si una afirmación general, por parte de todos los asistentes. Entre ellos faltaba cierto demonio que no había vuelto a aparecer en esos dos días. Era martes, el martes siguiente a la ida al bar. Y todos habían tenido sus encuentros con los otros chicos de un modo u otro. Sobre todo dos casos especiales que habían sorprendido a dos de las parejas.
    —Que sosos chicos.
    —Quiero hablar contigo a solas —le dijo de repente Handa que estaba intrigado con un tema.
    —Hmmm… Que sepas que estoy muy feliz con Chiita —le respondió sonriendo coqueto.
    —N-no es e-eso.
    Handa estaba algo asustado por esa aura amenazadora que rodeaba a su amigo, pero en verdad que no tenía nada que ver. Kame rió y asintió mientras lo cogía del brazo para alejarlo de los demás, siempre ante la mirada atenta de cierto guepardo.

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    Al separarse del grupo Kame Reon se separó de Handa y sonrió, era obvio que era lo que quería el castaño, era tan obvio que hasta había podido bromear un poco, aunque quizás ahora su amado guepardo no estuviera muy feliz. Realmente lo miraba algo raro en esos momentos, más bien con una mirada sombría. Le sonrió y le guiñó un ojo consiguiendo calmarlo un poco.
    —¿Es sobre Matsuno, verdad? —le preguntó de manera afirmativa— si quieres saber que le pasó, no puedo decírtelo.
    —Pero… ayer le pedí que fuéramos a comer algo después del entrenamiento, en plan amigos y él invitó a todo el equipo.
    —Típico —dijo el otro riéndose con ganas ante la explicación de Handa, quien le miraba algo enfadado— no quiere estar a solas contigo…
    —Me dijo que no quería nada con nadie, así que le pedí ir como amigos, no es nada malo.
    —Pero él tiene miedo, quizás le estés empezando a gustar.
    —No lo creo, la verdad.
    —Tuvo un desengaño amoroso hace poco y tiene miedo de que pase de nuevo. Necesita tiempo.
    —Eso ya lo sé.
    —¿Ah, sí?
    —Me lo contó Kenya en el bar.
    —Ese tipo no me gustaba, pero sé que tu puedes hacerle feliz, suerte.
    Dicho esto cierto camaleón dejó a Handa allí sólo pensando en el significado de esas palabras mientras que el del cabello verde se acercaba a su guepardo para tirarse a sus brazos feliz de la vida.
    —¿De qué hablaste con Handa? —le preguntó este curioso y algo celoso.
    —Sobre Matsuno, al parecer lo evita.
    —Te lo dije…
    —Solo tiene miedo, a parte cuanto más lo evite más le gusta, confía en mí —le dijo antes de besarle en los labios.

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    Al acabar con esa reunión con los chicos se fue en dirección a su caso, cogió el móvil para pasar una canción, ya que le apetecía escuchar otra, cuando se dio cuenta de que tenía un mensaje. Lo abrió y sonrió al ver el propietario y también el contenido. Cambió de planes y en vez de escuchar lo que tenía previsto, decidió escuchar las canciones que había recibido por mensaje. Eran algunas de las canciones más conocidas y más buenas del grupo que irían a ver ese fin de semana. Las tenía todas pero le había gustado el detalle que había tenido Kenya de pasárselas. La mayoría tenían alguna frase o alguna indicación que el peli-lila le había escrito sobre que le gustaba y que no de la canción, o alguna parte del significado que le resultase especialmente interesante, entre otras cosas, como los sentimientos que desprendían las canciones. Escuchó esas canciones durante el trayecto mientras leía los comentarios. Al llegar a casa decidió responder a esos mensajes sin dejar de escuchar las canciones. Aprovechó y le pasó otras canciones de ese mismo grupo y de otro que también iba a actuar. Así se pasaron un largo rato hablando por mensaje enviando canciones y comentarios de estas, y de estas derivaron a otros grupos y otras canciones.
    “Tengo ganas de que llegue el sábado por la noche”
    “Yo igual”
    “Podríamos quedar en la boca del metro de tal parada, a primera hora de la mañana, para poder escoger un lugar cerca del escenario”
    “Me parece bien, llevamos un bocadillo y comemos allí”
    “Sí, es lo mejor. A la zona delantera sé ve todo mejor”
    “Perfecto”
    Y después de este inciso siguieron con su conversación sobre música felices de la vida.

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    Y en casa de cierto chico de bufanda, se encontraba Kitami en su habitación, pero no estaba solo. No, porque al llegar a su casa, se había encontrado con Sorano que estaba esperándolo en la puerta de su casa. Se había quedado sorprendido pero el chico solo se le había acercado con una sonrisa.
    —Sí que llegas tarde, ¿no?
    —E-estaba con mis a-amigos —respondió algo nervioso por esa sorpresa.
    —Ya veo… Ahora pasarás un ratito conmigo, ¿puedo pasar?
    Kitami solo asintió con la cabeza sin decir nada más, quería evitar tartamudear más de lo necesario, y así era como había acabado en su habitación junto a un chico con orejeras. Ambos sentados en la cama. Sorano lo observaba fijamente y él no sabía dónde mirar para no sentirse incómodo y nervioso por esa mirada.
    —E-esto… Rebun…
    —Dime Ryuu ¿Tienes algo que decirme?
    —Yo-yo… ¿Qué haces… hmm… aquí?
    —Vine a verte, ¿es que no puedo? Hacía mucho tiempo que no nos veíamos. Y te echaba de menos, y ahora que podía verte, pues no resistí la tentación.
    —Podrías… habérmelo dicho… ¿n-no?
    —Sí, podría pero me daba miedo que me dijeras que no.
    Mientras decía eso se fue acercando más a Kitami quien se puso más nervioso y hasta se sonrojó un poco por la cercanía. Sorano llevó su mano al rostro del otro y le bajó la bufanda dejando todo su rostro al descubierto y se acercó aún más a Kitami quien no sabía dónde meterse.
    —¿Q-qué ha-haces? —preguntó tan nervioso que su voz salió ahogada.
    Sorano sin responder se acercó más a él y le dio un beso en la comisura de los labios a su futuro seme quién estaba casi petrificado de los nervios. Después de eso Sorano se separó de Kitami, quien se enterró bajo su bufanda de nuevo, y rió un poco.
    —Sigues siendo tan tímido. Eso te pasa por abandonarme e irte por las buenas sin decir nada. Cuando me enteré de que habías venido a Ciudad Inazuma vine enseguida, pero solo encontré a Shiro y no sabía nada de ti. Este es tu castigo.
    —Pe-Perdona.
    Y después de esa disculpa Sorano se fue de esa casa para irse a la suya, donde en esos momentos vivía solo. Estaba feliz por haber visto a su Ryuu y también por las reacciones tan adorables que este tenía. No había cambiado nada, y estaba seguro de que si seguían así todo iría bien.

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    Y fin, al menos de este capítulo, espero que les haya gustado, jeje, veréis que para mí es difícil escribir sobre Mark y Dylan, y sobre Otomura y Kenya, pero, hago mi mejor esfuerzo, espero que os haya gustado por el momento.

    Hasta pronto!!
  14. .
    Bueno, aquí el capítulo 9, espero que os guste tanto como los anteriores o más que esos, jeje, ha sido divertido escribirlo, aunque costoso de trabajo por lo largo que es…

    Hola Shira-chan! Bueno, un desamor se puede curar con un nuevo amor o eso dicen, y en verdad Sakuma no ama a Kido, o eso creo... el que sí amaba a su ex-novio era Matsuno que tendrá que superarlo... Sí, se aman pero quedaron algo fríos como yo, jeje esperemos que en breve eso cambie un poco... Y yo creo que hacen una pareja muy adorable, y que pueden llegar a triunfar, hasta Zero-kun tiene curiosidad y dice que le "gusta" xd gracias por vuestro apoyo aunque este no comente... jum! Gracias a ti por comentar, te lo agradezco mucho... sino me costaría continuar el fic, jeje
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    Capítulo 9
    Había llegado el domingo. Cierto chico amante de los pingüinos había pensado en lo que le había propuesto un chico castaño y había aceptado, ir a ver una película sobre pingüinos emperador no era una mala idea, es decir le gustaba pensar que podría ver pingüinos aunque fuera en una pantalla, sabía de qué película se trataba, era una en que te explicaban la manera de vivir de esos animales, con un relato en el que un hombre hablaba por un pingüino macho y como imaginaban que este pensaba y una mujer hablaba por una pingüino hembra, haciendo lo mismo que el hombre. Así relataban la vida y el amor entre los pingüinos. No la había visto pero sí que había leído de que iba y había visto el tráiler varias veces, era más bien un documental pero lo pasaban en el cine y al hablar de pingüinos le parecía muy interesante. La película de llama: El viaje del emperador.
    Mientras esperaba que fuera la hora de la cita estuvo pensando un poco en ese castaño y también en los pingüinos que vería ese fin de semana con este y en su mente llegó una imagen muy extraña pero que le hizo latir rápido su corazón: un Genda pingüino o pingüino Genda como lo llamó al instante. Sacudió su cabeza pensando que esa era una mala broma de su mente, hacerle pensar en eso, en Genda siendo un pingüino, o más bien en un pingüino que tenía una retirada, casi idéntica al castaño con quien saldría ese día. Se sonrojó por ese pensamiento e intento dejar de pensar en esa estúpida imagen que su rara mentalidad había creado. Realmente tenía que ser raro para imaginar eso. Una vibración de su móvil hizo que se distrajera un poco pero no mucho al ver que era Genda quien le mandaba un mensaje.
    “La película empieza a las 4, te estaré esperando”
    Sakuma miró la hora, ya eran casi las 3, el tiempo le había pasado muy rápido y todo porque ese pingüino Genda se había metido en su mente. Decidió arreglarse casualmente para ir a ver la película que tanto deseaba ver. No le había dicho nada a Kido al respeto. Este le había preguntado qué tal le habían ido las citas en el bar, pero él lo había ignorado. Kido ya tenía a alguien así que podía irse con ese. Aún se sentía dolido y no le apetecía hablar con él. El castaño de rastas, al no recibir respuesta se sorprendió pero pensó que el otro no tenía ganas de hablar y esperó que le respondiera cuando se sintiera mejor para hablar. A pesar de que eso le sentó mal le alivio. Dio un suspiro y se preparó para salir. Cogió sus cosas y salió de la casa para ir hacia su cita, con los pingüinos seguro que se distraería y eso siempre era agradable.
    Llegó al lugar de la cita un poco antes de la hora pero Genda ya estaba allí esperándolo. Se acercó a este y le miró con su único ojo, recibiendo una sonrisa por parte de este. Se saludaron algo formal, ya que era la segunda vez que se veían. Entraron a ver la película, ya que Genda ya tenía las entradas compradas y la sala ya estaba vacía. Al entrar en la sala se sentaron y vieron los anuncios a la espera de que empezara la película. No decían muchas cosas en esos momentos, pero se tenía que romper el hielo antes de empezar una conversación.
    —¿Por qué te gustan los pingüinos? —preguntó Genda de repente.
    —Porque cuando jugábamos en la Royal nuestra técnica se llamaba pingüino emperador —le respondió el otro.
    —¿Vuestra?
    —Sí, de Kido y mía.
    —Kido es tu amigo amante de los pingüinos, y ex capitán de la Royal, ¿verdad?
    —Sí. Antes jugábamos en la Royal pero Kido se fue al Raimon y lo seguí.
    Eso fue algo que le molestó un poco a Genda, ese amigo debía ser importante para que se cambiara de escuela solo por él. Por culpa de Kido ahora no estaba en el mismo equipo que el peli-azul, y encima era muy importante para él.
    —Yo entré en la Royal Academy, hace un año. Admiraba su equipo de fútbol, ahora soy el portero titular.
    —Está bien.
    No tenía más que decir al respeto de su antigua academia, se había ido de allí hacía un tiempo, y ahora tenía nuevos compañeros. La única persona que le importaba era Kido y estaba en el Raimon, así que los demás no le importaban. Solo seguiría a su amigo y haría los posibles para poder ir con él donde fuera. Aunque ahora este ya tenía a Fudo y él no era tan importante para el castaño. Le vinieron ganas de llorar pero tenía su orgullo y no lo haría.
    —Ten —le dijo Genda al acercarle un peluche de un pingüino que había visto en una tienda del cine donde hacían propaganda de la película.
    Había notado que el menor se había puesto algo triste y por eso había salido para ir a comprar algo que había visto y que tenía la impresión de que le gustaría al menor. Este le miró unos momentos y después se sonrojó mínimamente mientras cogía el peluche de las manos del castaño. Lo abrazó con una leve sonrisa y dejó de pensar en el chico de rastas. Todo gracias a Genda.

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    Handa estaba mirando las dadas que había recibido del peli-naranja, creía que no lo marcaría, porque lo había visto muy dubitativo pero al parecer sí le había gustado, sonrió. Marcó el número de teléfono pero nadie respondió. Arqueó una ceja, y volvió a llamar pero hubo el mismo resultado. Al final decidió mandar un mensaje al chico.
    “Hola, soy Shinichi Handa, del bar del amor, ¿Qué tal? Me gustaría quedar contigo ¿Qué te parece?”
    Esperó una respuesta, pero esta no llegaba, decidió hacer su vida normalmente y esperar a que llegara el mensaje. Él estaba impaciente por hablar con ese adorable chico del gorrito. Des de qué le había visto, que había pensado que era el chico más lindo que había visto. Le parecía tierno. Ese gorrito y esa naricita le recordaban un poco a los hámster, y daban ternura. Pero al parecer Matsuno no estaba tan deseoso de hablar con él.
    Pasaron las horas y de vez en cuando miraba su mensaje para ver que le hubiera llegado alguna respuesta y su móvil no le hubiera avisado pero no era así. Al día siguiente tendrían clases, sería el segundo día que iría y el primero en el que se presentaría al entrenamiento del Raymon como nuevo integrante del equipo. El profesor les había puesto deberes así que se puso a hacerlos. Así le pasó toda la tarde. Al llegar la noche recibió una respuesta.
    “Estoy bien, Gracias”
    Y nada más, tenía la impresión de que eso era un rechazo por parte del peli-naranja, pero si era así ¿Por qué le había marcado? Estaba pensando en eso, cuando recordó lo que le había dicho un peli-lila en el bar. Matsuno había tenido algún problema recientemente, y tenía que ver con el amor. Debería tener paciencia con él. Al pensar eso se calmó un poco y respondió.
    “Me alegro, espero poder ayudarte si necesitas a alguien”
    “Gracias”
    Esta vez la respuesta llegó más rápida aunque fue igual de corta que la anterior. Deberían ir lentos pero tal vez pudieran llegar a buen puerto con algo de esfuerzo. Sólo debía conseguir que Matsuno olvidara a ese desgraciado que le había hecho daño y que confiara en él. No era tan difícil. O eso esperaba.
    “De nada”

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    Cierto peli-gris estaba junto a otro peli-gris, en casa del segundo. Se preguntaba si debía hacer el primer paso o no. Miraba a su amigo quien estaba sentado en su cama viéndolo juguetear con el móvil. Estaba empezando a ponerse nervioso, ya que este se había presentado a su casa y aun no había dicho nada.
    —¿Eh… Eh… estas bien? —preguntó un poco nervioso por romper el silencio.
    —Sí —respondió el otro mientras el adorable y tierno anfitrión lo miraba un poco confuso.
    —¿Qui-quieres algo? —preguntó de nuevo intentando huir de allí.
    —No. Solo quiero saber si llamar o no.
    —¿eh? —el pobre y adorable peli-gris estaba muy confundido— ¿llamar a quien?
    —Es obvio que quiero llamar a Kitami, pero no sé…
    —¿Kitami?
    —Joder Shiro, cuanta pregunta, ¿no?
    —Perdón… Pero si no me cuentas las cosas, no puedo saberlas.
    —Pero si te lo conté. Que había ido a un bar de parejas y me había reencontrado con Kitami, que vino a esta ciudad también.
    —Es cierto… Es un chico tímido, tal vez podrías empezar por hablarle por Facebook.
    —Claro que sí, ¿Por qué no lo pensé antes? Tengo todos los datos para contactar con él. Ahora lo busco.
    Cogió el ordenador de Shiro y entró en su Facebook, para encontrar a ese chico tímido que había reencontrado en el bar. No lo había pensado pero para un primer contacto fuera del bar, después de tanto tiempo, era mejor hacerlo por escrito para que encontrara confianza y poder hablar con él. No sabía si le sería muy difícil o no, pero él iba a intentarlo. Lo encontró y le envió una solicitud de amistad junto con un mensaje diciéndole quien era. No sabía si Kitami le aceptaría sin saber quién era y no quería arriesgarse.
    Al poco rato llegó la aceptación de la solicitud. Sonrió ampliamente mientras rápidamente lo buscaba en el chat. Shiro solamente lo miraba un poco extrañado pero no dijo nada. Salió de la habitación para dejarle intimidad a su amigo y de paso prepararse para la cita que tenía con Goenji en un rato.
    —“Hola” —escribió esperando la respuesta, la cual no se hizo esperar.
    —“Hola”
    —“¿Qué tal?”
    —“Bien, ¿y tú?”
    —“Muy bien, estaba impaciente por saber algo de ti.”
    —“Lo siento.”
    —“No te preocupes, me alegro de que hayamos contactado al final”
    —“Yo también me alegro”
    —“Tenemos cosas que aclarar, pero por el momento quiero que volvamos a ser amigos como antes”
    —“E-Está bien”
    Siguieron con su conversación un rato, hasta que llegó el peli-canela novio de su amigo. Para desgracia de este quien le abrió la puerta fue Atsuya. Los gritos se escucharon por toda la casa, y antes de ser testimonio de un asesinato decidió irse de esa casa rápidamente.

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    Por otro lado se encontraba un peli-lila de cabellos extraños, en un callejón. No era una escena demasiada agradable, realmente acababa de pelear con unos chicos y estaba algo magullado pero había ganado, así que no importaban unos cuantos rasguños. Él no había empezado la pelea pero si le buscaban él no iba a negarse a la pelea. Eso no estaba bien y no le gustaba pero se había metido en algunos líos y no era fácil salir de esos. Por eso no podía evitarlo. Cuando salía del callejón se encontró por casualidad con Toramaru que lo miró sorprendido para luego acercarse corriendo a él.
    —¿Estás bien? —le preguntó algo preocupado.
    —¿Qué haces aquí?
    —Iba al restaurante.
    —¿Restaurante?
    —Sí, fui a llevar unos encargos del restaurante de mamá —dijo sonriendo.
    —Ah, ya veo… Yo voy a regresar ya.
    —Pero…
    —Nos vemos —le dijo este con un ademán de la mano pero el chico no le dejó tan fácil.
    —Pero, no parece estar bien del todo.
    —Estoy bien.
    Toramaru lo siguió un poco con la mirada baja preocupado por el otro, este solo sacó su peine y se peinó como siempre hacía. Miró al chico que estaba a su lado.
    —Ve con tu madre, estará preocupada.
    Dicho esto se desvió del camino y dejó al menor viendo su espalda mientras se iba, después de eso Toramaru se fue a su casa preocupado por el otro. Le había dicho que lo estaba dejando pero en cambio estaba allí todo herido. Quizás en el bar había mentido para quedar bien. Con esos pensamientos llegó a su casa.

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    Ese día había sido muy raro. Realmente raro. Él estaba entrenando como siempre, quería ser más fuerte, más bueno, digno de un equipo fuerte como Raymon, por eso entrenaba. Se lo tomaba muy enserio eso de entrenar y normalmente lo hacía con la compañía de Sugimori Takeshi. Pero en esa ocasión estaba solo entrenando sus regates y sus chutes en el campo cerca del río. Estaba concentrado en el balón cuando fue a chutar y se encontró con alguien que estaba delante de él.
    —Súper Pisotón de Sumo —gritó el chico delante de él.
    Con eso consiguió robarle el balón al chico que se quedó sorprendido. Por lo que acababa de pasar, no se lo esperaba. Vio quien era ese chico, y se dio cuenta que no podía ser nadie más que el chico que había conocido en ese bar. Lo miró fijamente esperando algo del chico y este le sonrió.
    —¿Estás entrenando? —le preguntó— ¿Puedo entrenar contigo?
    —Claro.
    Ambos se pusieron a entrenar cada cual en su posición, es decir, Shadow de delantero y Raiden de defensa. Fue un entrenamiento intenso, ambos estaban muy metidos en este, y acabaron sudando a chorros por el esfuerzo. Al final decidieron tomar un descanso y beber un poco de agua. Estaban cansados y sedientos por tanto ejercicio pero ambos se sentían bien, les gustaba el fútbol y por eso el entrenamiento no se les hacía pesado, aunque llevaban un largo tiempo jugando.
    —Eres bueno.
    —Tú también, menudos chutes y regates, me tengo que esforzar mucho para que no me superes todas las veces —dijo Hijikata sonriendo—, se nota que entrenas mucho.
    —Gracias.
    —¡¡¡Hermaaaano!!! —se escuchó que gritaban a lo lejos.
    Hijikata se giró rápidamente para ver quien gritaba cuando vio a los gemelos que se acercaban. Se levantó y fue hacia ellos preocupado. Ellos no debían estar allí, aunque estaba tardando en volver a casa, se suponía que la vecina los estaba cuidando mientras hacía las compras.
    —¿Qué os pasa? —les preguntó.
    —Es Mio, se puso enferma —respondió uno.
    —Y no para de llamarte —siguió el otro.
    —¿Cómo? Ahora voy —dijo cogiendo sus cosas—. Lo siento Shadow, seguiremos otro día.
    Dicho esto se fue con sus hermanos hacia su casa dejando al chico allí. Este cogió el balón y entrenó un poco más antes de regresar a su hogar.

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    Un inglés miraba su móvil algo pensativo, no podía creerlo. Se había encontrado con la persona que amaba así de golpe en un lugar lejano. Y encima en un bar del amor. ¿Por qué estaba él allí? ¿Estaba buscando el amor? Ahora tenía sus dadas, eso era porque este también lo había marcado a él en esa hoja. ¿Eso quería decir que Dylan sentía algo por él? No lo creía. Se habían separado hacía mucho y nunca se habían dicho nada al respeto. Quizás lo había marcado por otro motivo. Pero de todos modos ahora este sabía que él lo había marcado también. Él también tendría sus dadas. A lo mejor debía llamar. Esa le parecía una gran idea realmente. Podrían arreglar las cosas. Marcó y llamó.
    —“¿Aló?” —respondió una voz al teléfono.
    —Hola Dylan.
    —“¿Qué pasa, baby?”
    —¿Te gustaría quedar?
    —“Claro, no hay problema. ¿Cuándo?”
    —Mañana después de clases.
    —“Ok, boy”.
    Después de esta conversación colgaron. Tenían una cita para el día siguiente después de clase. Tal vez podrían ver si hablaban de algo y aclaraban dudas que tenían ambos.

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    Cierto chico camaleón estaba junto a su novio, sentados en el sofá de la casa de este, viendo una película. Una aburrida película. No le gustaban las películas de guerras, eran mejores las de amor, pero a su novio si le gustaban estas. Suspiró y se apoyó mejor contra su novio recostándose en su pecho, encontrando una posición cómoda para poder dormir. Se estaba haciendo algo tarde, y debía regresar a casa pero quería esperar que acabara la película. Poco después escuchó la voz de su guepardo que le llamaba. Abrió sus ojos y miró al chico que estaba a su lado.
    —Vamos, te llevaré a casa —le dijo Chiita que no quería dejar solo a su novio.
    —Gracias —se desperezó un poco y fue al baño para lavarse la cara y despertarse del todo— Vamos.
    Se puso su chaqueta y salió junto al castaño que ya estaba listo para acompañarlo a su casa. Lo cogió de la mano con una sonrisa y le dio un beso en la mejilla. No había sido divertido ver la película que Chiita había escogido pero se sentía feliz por esos detalles que su novio tenía con él.
    —Creo que mañana, preguntaré a mis amigos como les va… pero el martes pasaré para ver a tus amigos.
    —¿Por qué quieres verles?
    —Porque quiero ver que piensan de mis amigos.
    —No te entiendo. Tú elegiste las parejas.
    —Sí, pero quiero saber si ellos están de acuerdo. Confío en mí, pero quizás necesiten ayuda.
    —¿Tanto te interesa?
    —Claro que sí. Son mis amigos y son importantes para mí, aparte es divertido ver sus reacciones.
    —Creo que es más por lo segundo —escuchó una risa por parte de su novio y solo sonrió— eres un poco macabra…
    —No es cierto, solo me gusta que todo vaya como quiero —respondió— ya me dirás a qué hora quedáis y vendré.
    —Está bien.

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    La música se escuchaba fuerte, muy fuerte, demasiado alta, de modo que nadie podía hablar con otra persona a pesar de estar tan pegados. Había sudor, música y movimiento, por todas partes. En un rincón de la sala estaba un chico sentado en uno de los sofás, apoyado en este mientras escuchaba la música. A menudo iba a lugares donde había música, fueran conciertos, discotecas o algún bar con música. Era menor pero en esos lugares ya le conocían y solo le dejaban consumir una bebida sin alcohol. Estar en la Royal implicaba ser conocido y muchas de las personas le daban un trato especial porque admiraban el juego de la Royal.
    Cuando salió del local de música en el que se encontraba en esos momentos, una discoteca con música rock, aunque a veces ponían otro tipo por pedido de alguien. Iba hacia su casa cuando recibió un mensaje. Miró el móvil y sonrió ante eso. Esperaba ese mensaje des de hacía un día. No era tanto pero le alegraba haberlo recibido.
    “¿Quieres ir a un concierto el fin de semana que viene?”
    Eso decía el mensaje. Al leerlo asintió, él ya tenía la entrada para ese concierto. Pero ir con el otro chico le parecía una idea genial. En verdad prefería ir acompañado, y con Otomura mejor aún porque amaba tanto la música como él y eso le hacía feliz. Había encontrado la pareja perfecta para él, no había nadie que pudiese gustarle más que el peli-azul.
    “Ya tengo mi entrada, así que acepto”
    El otro recibió su mensaje y asintió. Algo le decía que podía esperar algo como eso. Era obvio que Kenya tendría su entrada a un evento como ese, era un evento especial, él casi tenía su entrada, en esos momentos la tenía reservada, al día siguiente iba a pasar a recogerla.
    “Bien, entonces quedamos para entonces”
    “Claro”

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    Y hasta aquí por hoy… es largo el capítulo ¿eh? Supongo que a partir de ahora serán más o menos así de largos, jeje al menos si todo va como tengo previsto, jeje

    Hasta pronto, con suerte!
  15. .
    Al fiiiiiiiin!!!! Tardé lo mío con este capítulo, pero tenía una idea en mente que no le gustó a Aitor y tuve que cambiarla… eso de dejar que los personajes manden en la historia es algo problemático, perdonad, jeje, pero al fin llega la conti, perdón por la espera

    Hooola!! Bueno muchas gracias por los comentarios! espero que realmente os guste el nuevo capítulo.
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    Capítulo 10: Educación Física


    Empezaba un nuevo curso. Un niño cabellos canelas y ojos rosas se dirigía hacia su nueva escuela, estaba nervioso ya que no conocía a nadie. Su madre le había acompañado hasta una plaza cercana a la escuela pero a partir de allí el chico debía ir solo. Al iniciar la secundaria no era normal que tu madre te acompañara, pero su madre había insistido y era el primer día. El menor lo agradecía, en el fondo. Al llegar allí su madre le dio un beso en la mejilla y el chico empezó a andar hacia la puerta de la escuela.
    —Buena suerte Roger —le dijo ésta viendo como se alejaba un poco.
    Mientras cruzaba la calle sonó el timbre y el chico entró algo miedoso a su nueva escuela. Su madre al verlo entrar se fue, aunque pasaría a buscarlo más tarde para ir juntos de regreso a casa. El menor cogía fuertemente la mochila intentando liberar un poco la ansiedad y los nervios que sentía por estar con tantas personas que no conocía. Con suerte supo donde estaba su clase y se dirigió a esta. Entró y se encontró unas mesas y sillas colocadas de dos en dos. Se podían ver otros niños por el aula, algunos estaban sentados y otros de pie. Entre ellos se podían ver diferentes asientes vacíos uno de ellos era el del fondo del todo al lado de la puerta, así que se acercó a ese asiento y se sentó allí dejando su mochila encima de la mesa algo asustado por tantos chicos juntos. Observó su alrededor y poco después cogió su libro para empezar a leer y no pensar en la cantidad de personas desconocidas que lo rodeaban en ese momento.
    Un profesor entró por la puerta de clases, y pidió silencio, en un primer momento nadie hizo caso pero al final consiguió imponerse ante los alumnos que lo miraron expectantes des del sitio en el que se habían sentado. Este pasó la vista por todos los estudiantes y se fijo en el pequeño que se había sentado en la mesa más cercana a la puerta. Sonrió y después volvió a mirar a todos sus alumnos.
    —Hola chicos, me llamó Aitor Vilaseca, seré vuestro tutor y también vuestro profesor de Educación Física. Mucho gusto.
    Todos los chicos se quedaron un poco sorprendidos de que su tutor fuese también el profesor de educación física pero les pareció algo bien, tal vez podrían salir al patio en las horas de tutoría, ya que nunca había nada que hacer en ella. El mayor los observó, la noticia en cierto modo había hecho su efecto, aunque había notado la decepción en un chico de la clase. Él ya sabía que al menor no le gustaría la noticia, des de pequeño era malo en el ejercicio físico y él lo sabía porque lo había estado observando. Esa escuela no era solo de secundaria y bachillerato, también tenía una escuela de primaria pero no estaban juntas en el mismo lugar. Pertenecían a la misma persona eso sí.
    La cuestión era que había podido observar al menor des de primaria a través de una de las pelotas que le hacían de puente con esa escuela. Ahora lo tendría más de cerca ya que hacía un tiempo que era profeso de esa escuela, un par de años, al menos, anteriormente solo observaba a través del balón. Cuando creyó que el menor ya tenía edad suficiente para abordarlo se empezó a preparar, se puso a enseñar a esta escuela porque sabía que el menor lo elegiría. Durante la primaria no se le había acercado porque le había parecido que era demasiado pequeño pero en esos momentos ya no lo era así que ya podía atacarlo. Había conseguido ser su tutor así no sería tan extraño si pasaba mucho tiempo con él con cualquier excusa.
    —Ahora nos presentaremos en voz alta para que os pueda conocer, diréis vuestro nombre, edad y alguna afición. Empecemos por ti y lo haremos por filas —dijo señalando a un chico de la primera fila.
    Este se levantó y se presentó. El menor observó las personas con cara de aburrimiento, no le interesaba saber cosas de la gente con la que probablemente no se hablaría, pero en esos momentos tampoco podía hacer nada para distraerse, aparte de mirar al profesor. Se pasó casi todo el tiempo mirando a ese profesor que parecía tan joven para su profesión, pero eso era algo que le parecía bien. Ya había conocido muchos profesores que eran viejos o mucho mayores, quizás si era más joven lo entendería mejor…
    —Hola —le dijo el mayor al ver que le tocaba presentarse pero en vez de eso le miraba embobado— te toca presentarte —añadió con una sonrisa al notar su mirada.
    —Ah… ah… —se levantó todo rojo y sus compañeros se rieron de él poniéndolo más nervioso.
    —Chicos silencio por favor —les pidió consiguiendo que se callaran todos—. Adelante.
    —Esto… m-me llamo Roger, tengo 12 años… ehm… y… yo… esto… quisiera ser… am… arqueólogo.
    —Deberás tener fuerza física para ello, ¿eh? Es un trabajo duro.
    Roger asintió y se sentó con las mejillas muy coloradas. Ya sabía eso, había visto muchos documentales y era consciente de que el trabajo era duro, pero le gustaba eso y se esforzaría. El pobre peli-canela se puso a mirar la mesa para tranquilizarse mientras tocaba su pecho con su mano y respiraba lentamente. Nadie se había sentado a su lado, así que había dejado su mochila a su lado, se giró hacia esta y cogió de allí una goma del pelo con la cual empezó a juguetear un poco para calmarse y sacar sus nervios y ansiedad de encima. El peli-azul lo miró y sonrió un poco.
    —Bien, ahora me presento yo —dijo el profesor aunque ya lo había hecho anteriormente en parte— me llamo Aitor, tengo 24 años, hace dos años que trabajo aquí y espero conseguir que tengáis una buena condición física al final de este curso. Ya sabéis cuerpo sano es mente sana.
    Después de esto se repartió el horario de clases, con las aulas y los nombres de los profesores de las diferentes asignaturas. También repartió otros papeles básicos como el derecho de imagen de las fotos y otras cosas, etc.

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    Pasaron unas semanas des de que había empezado el curso, y el mayor sabía que tenía toda la atención del menor. Este siempre estaba solo así que en las actividades de parejas, siempre iba con él para ayudarlo. Habían hablado un poco y en las tutorías el niño se pasaba toda la hora mirándolo, podía notar esa mirada rosada sobre él. De vez en cuando él también le miraba y ojos dorados se cruzaban con esos ojos rosas tan hermosos a su parecer. En momentos así el menor se sonrojaba un poco, cosa que le hacía sentir orgulloso de sí mismo. Estaba consiguiendo la atención en muy poco tiempo y aún no había hecho nada especial. Durante las clases de educación física el chico se mostraba algo patoso y distante de sus compañeros, tenía problemas con los juegos en equipo. Pero no era tan malo cuando le tocaba un uno contra uno. Menos en el básquet, ese día se hizo daño en el dedo y se puso a llorar.
    —Roger, ¿estás bien? —se acercó al niño y lo vio llorando mientras cogía uno de sus dedos.
    Le cogió la mano y le miró el dedo, estaba hinchado y algo amoratado, al tocarlo un poco el niño dio un respingo. Estaba claro que estaba roto. Lo llevó a la enfermería dejando a los demás niños jugando en el patio y le puso un vendaje en el dedo aunque era provisional, tendría que ir al médico a que le curaran bien. En la escuela no había los materiales para curar las roturas de los huesos.
    —Me duele… —dijo el menor con los ojos llorosos.
    —Es normal, te has roto el dedo, deberías ir al médico —el menor asintió— pero por el momento no llores.
    El menor se enjugó las lágrimas, y el mayor le acarició la cabeza tiernamente consiguiendo que este se sonrojara un poco y volviera a asentir. No iba a llorar más si se lo pedía el mayor. Sabía que no podría ir al médico hasta que su madre regresara del trabajo en la tarde, así que no tenía más remedio que aguantar. Suspiró un poco y después levantó la mirada para ver a su profesor. Ya no lloraba aunque el dedo le seguía doliendo.
    —Gracias.
    El mayor le sonrió y le cogió de la mano buena para llevarlo de nuevo al patio donde los demás estaban jugando o eso se suponía. Porque al parecer habían empezado a pelearse ya que no tenían a nadie que los vigilara. Cuando llegaron, le hizo sentar en un banco y entonces se dirigió a los niños y puso orden entre ellos. Después de recuperar el control de los chicos dio las órdenes para el siguiente juego. Estos obedecieron y él se fue junto al menor.
    —Tu descansa aquí —le dijo quedándose de pie a su lado recibiendo una afirmación con su cabeza.

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    Pasaron varios meses, pronto acabaría ese curso, los sentimientos de ambos se habían fortalecido. Por algún motivo el menor se sentía atraído a esa ternura que mostraba el profesor hacia él. No podía dejar de observarlo durante las clases y siempre quería verlo, aunque tenía solo 3 horas de clase con él solía pensar en él durante las clases en las que no le veía. Suspiró una vez más, era la hora del patio y estaba solo como siempre. El profesor de guardia del patio ese día era Aitor así que había decidido observarlo durante la medía hora, pero en vez de eso el profesor se acercó a él y se sentó a su lado.
    —¿Cómo estás Roger? —le preguntó al chico.
    —Bi-bien —respondió este sonrojado por la cercanía del mayor.
    —Me alegro, siempre te veo solo, ¿no tienes amigos?
    —E-es que… soy muy tímido…
    —A mí me gusta esto de ti. Eres adorable —le dijo acariciando su cabeza.
    —A mi también… esto… me gustas…
    —Me alegro, aunque ya lo había notado por cómo me miras —eso sonrojó más al menor— quiero que seas mío.
    —¿Tu-tuyo? —preguntó el niño mirándolo fijamente.
    —Sí, me gustas des de hace tiempo, y dices que yo también te gusto así que, quiero que seas mío.
    —¿D-de que mo-modo?
    —De todos, quiero tu amor y también tu cuerpo.
    —O-oh… esto… —bajó la cabeza de nuevo bastante avergonzado por las palaras que el mayor le había dirigido.
    —Di que sí, sabes que quieres —le instigó el mayor seriamente, el menor intentó mirarlo pero como no pudo solo asintió levemente con la cabeza— así me gusta, tienes tiempo después de clases para quedarte conmigo.
    —S-s… sí… —dijo muy flojito aunque el otro más que preguntar lo había afirmado.
    Aitor sonrió y le dio una palmadita en la cabeza antes de irse ya que otro niño lo estaba llamando. Al parecer había una pequeña pelea por una pelota, algo que para él era una tontería. Aclaró esa disputa y se acabó la hora del recreo. Los niños fueron a clase, unos más emocionados que otros. Cuando se acabaron las clases Roger se quedó en el aula haciendo ver que se atrasaba, no sabía donde había quedado con su profesor, pero suponía que si se quedaba allí este aparecería. No tuvo que esperar mucho, realmente, solo fueron unos minutos aunque a él se le hicieron muy largos.
    —Hola amor —le dijo Aitor al entrar en el aula— ¿Cómo va todo?
    —Bi-bien… —respondió nervioso por estar a solas con Aitor.
    —¿Nervioso verdad? —le preguntó al verlo jugando con sus manos mientras respondía.
    El menor asintió, no sabía que iba a pasar, tampoco entendía que era lo que pretendía el mayor, pero le había dicho “amor” y también le había dicho que quería su corazón y su cuerpo. Su cuerpo. ¿Cómo podría tener su cuerpo? Estaba perdido en todo eso, pero suponía que Aitor sabía algo del tema. Quería preguntar pero no sabía cómo hacerlo, le daba vergüenza. Así que solo se quedó callado, mientras este se acercaba a él para besar sus labios. Le levantó la barbilla y bajó su rostro hacia él y unió los labios con los de Roger. Este cerró los ojos y dejó que el otro le besara e hiciera lo que quisiera. Aitor no se contentó con solo un beso así que cogió al menor y lo sentó en la mesa de los profesores, era algo más alta que la de los alumnos así que iba mejor para sus propósitos. El menor le miró unos momentos cuando este se separó del beso y se llevó dos de sus dedos a sus labios.
    —Esto…
    —Voy a hacerte mío —le dijo el mayor.
    Llevó una de sus manos al miembro del menor y lo apretó un poco consiguiendo un gemido por parte de este. Sonrió y besó de nuevo al niño. Sus labios eran muy suaves y pequeños, eso le gustaba. Mordió el labio inferior del menor y este abrió sus labios algo asustado por ese movimiento. El peli-azul aprovechó eso y metió su lengua dentro de la boca del menor que se sorprendió pero le dejó hacer. Sus lenguas se encontraron y guiadas por la voluntad del mayor jugaron entre ellas. Poco después el hombre se separó para dejar que Roger recuperara el aliento que le había quitado con él beso. Este jadeó un poco intentando conseguir aire y miró hacia otro lado sonrojado por ese beso y por la mano que aún estaba en su entrepierna.
    —Pro-profesor…
    —Llámame Aitor —le dijo el mayor seductoramente.
    Este se sonrojó pero sólo asintió. Tuvo el tiempo justo de hacer eso antes de que su profesor lo besara de nuevo de la misma forma en que lo había hecho anteriormente. No opuso resistencia, esos besos le gustaban. Al separarse de nuevo, empezó a quitarle la ropa al chico. El menor quedó desnudo encima de la mesa del profesor mirando sonrojado a Aitor. Jadeaba un poco por los besos del mayor y también por los nervios de estar así. Su mirada chocó con la de Aitor y este le sonrió de un modo que hizo sonrojar más a Roger. Desvió la mirada por ello y este le cogió el rostro para besarlo nuevamente. Este cerró sus ojos y correspondió como pudo a ese beso apasionado del mayor. Le gustaba cuando hacía eso y le hacía olvidar que estaba desnudo y también su vergüenza por ello. Durante el beso Aitor empezó a acariciar el cuerpo del menor con sus manos. Eran caricias suaves y tiernas haciendo que Roger temblara un poco ante el tacto de estas.
    —Aitor —susurró el peli-canela en un momento que este dejó sus labios libres.
    —¿Te sientes bien? —le preguntó el mayor recibiendo un asentimiento por parte del otro chico.
    —S-sí —respondió confirmando su asentimiento anterior.
    El mayor sonrió y le dio otro beso. En ese momento cogió un vibrador, de nadie sabe donde lo sacó y lo llevó al trasero del menor. Este noto algo en su entrada y se tensó un poco. Pero Aitor consiguió relajarlo y empezó a meterlo. Roger estaba muy nervioso y notar como eso entraba no ayudaba ya que le producía algo de dolor. Al menos era resbaloso e iba entrando lentamente. Se abrazó más fuerte al mayor y con sus dedos apretó la camisa que este aún llevaba puesta. Al final esa cosa dejó de moverse, había entrado entera. El peli-canela seguía con sus piernas abiertas, teniendo a su profesor entre ellas. Fue relajándose un poco a medida que se acostumbraba a tener eso en su interior y fue abriendo los ojos.
    Aitor había dejado de besarle. Lo miró esperando algo, pero este solo le miraba, realmente estaba admirando esa ternura que tenía delante. El chico estaba algo jadeante, sonrojado y con los ojos semi-abiertos, mirándolo, con su pecho subiendo y bajando algo rápido y las piernas abiertas dejando ver un pequeño miembro bien erecto ya, y para darle un toque final con ese vibrador que por el momento no vibraba en su interior. Cogió el pequeño mando de este y lo encendió para empezara a vibrar. Roger dio un saltito asustado por ello pero rápidamente empezó a dejar escapar pequeños gemidos por esa nueva sensación que sentía dentro de él.
    —¿A-Aitor? —preguntó algo avergonzado sin saber exactamente que era eso.
    —Es un vibrador, se usa para dar placer a la próstata y en este caso también para dilatarte, para mí.
    Roger había cerrado los ojos mientras escuchaba con Aitor le explicaba que era eso que tenía en su culo. Eso le ayudaba a entender un poco más que era lo que estaba pasando en ese momento. Se mordió el labio inferior tratando de acallar sus pequeños gemidos. Era vergonzoso hacer tal cosa. Al morderse el labio consiguió que Aitor lo mirara más fijamente por esa adorable acción. Se acercó al chico que estaba sobre la mesa y le acarició el rostro y este lo miró y dejó de morderse el labio al intentar decir algo pero en ese momento recibió otro beso por parte del mayor y no pudo decir nada. Después del beso Aitor se separó de nuevo del chico y miró su pene, parecía que pronto se correría. De nuevo sacó algo de nadie sabe dónde, es decir, del mundo de los espíritus. Esta vez se trataba de un estuche cuadrado con diferentes agujas. Cogió una de en medio y se acercó al miembro del menor, lo cogió con su mano consiguiendo un pequeño estremecimiento en el otro y poco a poco introdujo esa aguja en su interior.
    —Aaah… ¿Q-que e-es? —preguntó Roger entre jadeos.
    —Una aguja para evitar que te corras —le respondió el otro.
    Roger intentó pensar en lo que le había dicho pero tenía la mente algo nublada, y no podía sacar nada en claro. Jadeó un poco al notar una mano Aitor pasar su pecho y llegar a su cuello donde le dio una caricia. A pesar de que todo era muy raro para él, debía admitir que le gustaba lo que sentía y también ver ese lado del mayor. Todo fue sencillo, solo debía dejar que Aitor hiciera lo que quisiera, haciéndolo así se sentía más tranquilo, y dejarse llevar era algo a lo que estaba acostumbrado. Por otra parte el mayor era muy atento con él y muy amable, eso le ayudaba a sentirse más cómodo con la situación a pesar de los nervios y de lo rara que era para él.
    —Roger —le llamó el mayor— ayúdame —ante la mirada de desconcierto del menor sonrió y se acercó a él— vas a lamerme el miembro para que me corra.
    Roger abrió los ojos como platos ante eso. No sabía cómo hacer eso, nunca lo había hecho y estaba seguro que lo haría mal. Negó con la cabeza débilmente algo asustado ante la idea. Aitor no hizo caso a su negación y con una sonrisa empezó a quitarse el pantalón dejando ver sus bóxers bien apretados por la erección de su miembro. Roger al ver eso tragó saliva, ¿en serio debía hacer eso? No podía, no podía hacer eso, lo haría mal. Lo sabía. No podía ir bien, no podía hacerlo bien al ser su primera vez, y por eso le daba miedo, más bien, estaba entrando en pánico ante esa idea. Aitor notó eso y le acarició la mejilla.
    —Yo te enseñaré, sólo haz lo que te digo.
    Cogió al menor y lo bajó de la mesa dejándolo de pie en el suelo, aunque las piernas del menor temblaban un poco se mantuvo en pie. Aitor se quitó el bóxer y se sentó en la silla del profesor. Le hizo un ademán para que Roger se acercara a él y este obedeció lentamente. Se puso entre las piernas del mayor y se arrodilló quedando delante de esa cosa tan enorme. En comparación al suyo era algo enorme. Lo miró y sintió la mano de Aitor en su cabeza. Levantó la mirada para encontrarse con los ojos de su profesor viéndolo fijamente.
    —Lame el glande —le dijo al chico empujando un poco su cabeza hacia él.
    El niño volvió a mirar ese miembro y se acercó para darle una lamida en dicha zona como le habían ordenado. A partir de ahí fue obedeciendo las órdenes que le daba el mayor y las indicaciones de su mano que estaba posada en su cabeza, hasta que este corrió en su boca y parte del rostro cuando se separó asustado por ello. Cerró sus ojos al notar que algo blanco se acercaba a él, pero después los abrió para mirar al mayor.
    —No lo hiciste tan mal, eres un buen chico —le dijo acariciando su cabeza— y creo que ya es hora de que te dé tu premio.
    —¿Pre-premio?
    —A los niños buenos, se les tiene que premiar.
    Dicho esto cogió al menor del brazo y le hizo levantarse, le hizo un gesto e hizo que se sentara en su regazo con las piernas abiertas. Cogió sus miembros y los puso juntos para empezar a masturbarlos. El menor gimió ante eso, se sentía bien, aunque teniendo esa aguja en su uretra era algo extraño. Apoyo su cabeza en el hombro del mayor y lo abrazó un poco. Sentía su mano en su miembro y ese vibrador en su trasero, le era casi imposible acallar sus gemidos.
    —A-Aitor… —tartamudeó por las sensaciones.
    —Un poco más…
    El mayor se estaba excitando con esos movimientos de su mano pero también por los pequeños jadeos de Roger, que se le hacían la mejor de las músicas. Así que pronto estuvo duro como antes y dejó de masturbarse con el miembro del menor. Le levantó el rostro al chico y le quitó el vibrador para poder meter su miembro. Al notarse vacío en su trasero Roger dio un suspiro entre el beso pero enseguida el mayor lo cogió por sus langas y las abrió un poco para dejar más espacio. Lo levantó un poco y sentó al menor en su miembro empezando a entrar en este lentamente. Aunque ya estaban ambas partes lubricadas, ir lentos intensificaba la sensación de placer al entrar. Al estar completamente dentro de este el beso se rompió, y ambos dieron un pequeño gemido.
    —Ya estoy dentro, voy a moverme.
    Dicho esto empezó a moverse por el interior del menor que estaba más abrazado a él que antes, notando algo muy diferente. Ahora tenía algo caliente en su interior que se movía entrando y saliendo, y más que nada era el miembro de Aitor, eso lo hacía algo especial. El mayor le hacía moverse a él también consiguiendo que su miembro tocara un punto que se le hacía muy placentero. Gimió más fuerte por ello y Aitor sonrió y dirigió sus estocadas a ese lugar. Poco después de eso notó que estaba a punto de correrse, así que le quitó la aguja y dejó que el menor se corriera también. Este cumplió, ya llevaba un rato con ganas de correrse pero sin poder por esa aguja, algo realmente frustrante y un poco doloroso. Pero en cuanto pudo lo hizo casi al momento. Después de eso se relajó mínimamente ya que las embestidas del mayor seguían dando en su punto, pero eso duró poco porque este también se corrió y lo dejó quieto en su regazo unos momentos antes de levantarlo para sacar su miembro de su interior.
    —¿Qué tal estás? —le preguntó Aitor abrazando al menor notando como este apoyaba su cuerpo en él descansando.
    —Bi-bien… cansado —respondió empezando a dormirse.
    —Roger, se hace tarde, deberías regresar a casa y dormir allí.
    —Pero…
    —Tus padres se preocuparan si no vuelves.
    —Es verdad… —Se separó un poco y lo miró— Aitor, ¿Tú… eres mí-mío, también?
    —Claro, sólo tuyo.
    —Gra-gracias.
    Después de decir eso le dio un pequeño beso en los labios y se levantó para vestirse aunque al hacer eso sintió algo de molestia en su cuerpo. Estaba cansado y sentía su cuerpo extraño. Se vistió y después de eso miró al mayor quién le sonrió. Él también se había vestido, así que cogió de la mano al chico y se lo llevó hacia la puerta. Le abrió la puerta y este se despidió tímidamente del mayor quien le acarició la cabeza haciendo que se sonrojara un poco antes de irse.
    FIN

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    Vale es un final algo abrupto, a mi parecer al menos, pero con lo que me ha costado que Aitor colaborara en esta última parte pues… me tiene agotada, y debo ponerme a acabar mi trabajo para poder estudiar a partir de mañana, aparte de que estoy malita, por un resfriado que me jode… muchas cosas ya, ¿eh? La cosa es que dejo este capítulo aquí y doy por finalizado el fic, solo queda un extra donde contaré un poco como les va a las parejas en un futuro y que le pasó al Gran Espíritu.

    ¡Hasta entonces!
1251 replies since 25/6/2012
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