Posts written by Tem-chan

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    Hola, vengo a daros un aviso jeje creo que no habra conti en unos meses, al menos uno seguro, aqui los motivos:

    1. Suspendi el carnet de conducir y debo estudiar de nuevo

    2. Tengo un trabajo muy importante de final de carrera y aun no lo he empezado

    3. Me operaran de la mano y no creo poder escribir bien durante un tiempo

    Por estos tres motivos, no podre escribir la conti del fic en un tiempo pero prometo que lo hare en cuanto pueda

    Perdon!!
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    No dije: habra
    Dije: intentare!

    Si me sale algo lo cuelgo si no me saliera nada pedire disculpas jeje
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    Holas!!! Bueno, comentario cutre hoy porque estoy en el movil y eso... Pero con suerte pronto tendre el pc arreglado jeje

    Yoichi como siempre dando por saco, se le da bien poner nervioso a Ichiban xd

    Miyabino se cree las excusas baratas de un muchacho de las nieves que no es un sasquatx, ni nada por el estilo xd

    Kurama se indigna porque no lo respetan jajaja pero bien que usaba una cama ajena xd y sin consultar xd

    Ichino es monje, le pega asi bien calmado al igual que Makoto que tambien lo es, jeje pero diferentes al parecer xd Ichino flirtea con un costurero y Makoto cura a un ladron... Xd

    Sosuke no lo hizo tan mal tampoco, al final lo acompaño para que no le pase nada xd juan tambien me acompaña a mi pero no vamos en silencio gracias a dios. Aclaro que juan solo es un amigo.

    Kariya ayudando a Hikaru, esta en el saco!! El no quiere, se resiste pero no puede ganar jajajaja que bueno, sus debates internos son muy tiernos, solo le quedaba quedarse a comer la ensalada xd

    Hayami un poco triste de ser confundido con una chica... Pobre, Hamano como no debia meter la pata xd

    Shindo al parecer a descubierto algo... Algo... Que algo? Algo del pasado que tiene que ver con Kirino, vale, bueno ya veremos

    Ibuki tiene trabajo, realmente no es facil ser el pater familia jajaja a mi no me gustaria serlo, yo preferiria ser un hombrr libre pero cada cual... Al menos tiene poder por encima de Hayato y le da un punto xd

    Alpha feliz de ser el futuro seme de Fey, el unico feliz por el momento... Pero Fey ya lo sera xd

    Gamma seduciendo gatitos, no esta mal, los gatitos son lindos xd aunque roben pescado jeje

    Yuuichi desnudando a Furetsu por una herida y Tenma malpensando cosas jeje tipico de castaños de ojos azul hiperactivos jajaja

    Tenma esta triste por la lejania de Tsurugi hacia el, y Tsurugi se siente culpable aunque no quiere admitirlo, vaya par la verdad... Estan algo alejados pero a ver como avanzan xd

    A Acrous le gusta observar a Sarjes viendo como entrena y todo eso, y se sonroja ante las afirmaciones de su hija, que lindo xd aunque se me hace raro que tenga una hija... Aun no he visto el Galaxy me cuesta la verdad xd

    Y Hakuryuu no puede decir que no, no puede negarse, definitivamente esos ojos lo ganan y los dejo quedarse, que bonito, todo un semi RBD debil ante la ternura... Para nada normal xd

    Manabe sigue teniendo miedo de Minaho que intenta seducirlo? Me juego lo que quieras que Minaho propuso este encuentro y el prometaje, yo lo veo jajaja seria tipico de el xd

    Espero no haberme dejado ninguna pareja pero haciendolo de memoria no seria tan extraño, jeje

    Hasta pronto!
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    Hola, bueno, tendre que ver de que iba el fic y ver si una conti es factible... Todos quieren lemon, supondremos que Piccolo tiene miembro como todos y vere si les hago un lemon jaja pero denme algo de tiempo para pensar, merci por leerme y comentar, perdonen la demora en responder estaba en el final de mi carrera, la cual ya acabe, asi que vere si tengo mas tiempo y les puedo escribir la conti

    De verdad muchas gracias y hasta pronto!!
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    Muchas gracias por comentar!!

    Fics y one-shots mio teneis para dar y para vender... Aunque de esta pareja no, realmente... Que solo sale en otro fic mio de IE Go de muchas parejas, titulado: la revolucion del amor en la revolucion industrial.

    Saito-kun! Cielo, gracias, la verdad es que para no cometer muchos fallos en los conocimientos del fic, lo escribi basandome en un texto de estrabon que me dio el profe para estudiar para un examen xd ya te dire si hago algun otro one-shot xd

    Gracias por comentar jeje
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    Bueno, aquí viene mi primer fic de KariyaxHikaru en one-shot, no sé si quedó bien o no, la verdad, es la primera vez que hago un fic de este tipo, con esta narración me refiero, pero espero que les guste.
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    Prestigio por Secuestro


    Nos encontramos en la época de la Grecia Clásica, en Grecia obviamente. Aquí encontramos a varios filósofos entre los cuales encontramos a Aristóteles que daba una explicación física sobre la relación entre hombres y mujeres. Según este filósofo los hombres son los mejores, son la potencia o el alma, mientras que las mujeres son solamente materia y el cuerpo. La física dice que la potencia manda sobre la materia, como el carpintero manda sobre la madera y le da forma. Es decir que la mujer no era nada más que un cuerpo que debía obedecer a su hombre, el cual era el alma y la inteligencia. Más claramente la mujer era inferior al hombre, y debía ser feliz de ser subyugada por hombre porque así participaba de su inteligencia, superior a la suya.
    En cierto modo se consideraba que la mujer era como un esclavo, es decir, un bárbaro o un hombre que no era griego sino de otra cultura, con una inteligencia diferente. Una mujer respondía bien a una orden y un esclavo respondía bien a otra, pero estaban en un mismo nivel. Por este motivo estaba bien vista la homosexualidad. Para ser sinceros, creían que el amor gay era lo ideal, y el amor más puro y deseado por todos los hombres. La homosexualidad era una virtud que los llevaba a un grado superior en la escala, ya que con eso solo tenían contacto con otros hombres de igual inteligencia y de los cuales se podía aprender cosas.
    El contacto sexual con las mujeres era meramente reproductivo porque era algo que se consideraba malo, de ellas no se podía aprender nada y eran seres que solo llevaban la maldad y que necesitaban ser controladas por los hombres. Tenemos el caso de Pandora como ejemplo de esto. En el inicio de los tiempos, según el mito de la caja de Pandora, Zeus creo a esta mujer para castigar a los hombres. Prometeo, un tirano había ayudado a los hombres y les había enseñado a hacer fuego, entonces Zeus se enfadó porque eso les confería más poder, por eso ordeno a Hefesto, Atenea, Afrodita y Hermes que crearan una mujer, Pandora. Zeus regaló esa mujer a Prometeo, el cual no se fiaba mucho del Dios y aunque aceptó el regalo que incluía una caja, guardó la llave de esta para que Pandora no pudiese abrirla. Anteriormente Zeus le había dicho a Pandora que dentro de esa caja había tesoros increíbles, y la mujer invadida por la curiosidad le quitó la llave y abrió la caja consiguiendo que llegara el mal y las enfermedades sobre la tierra. Con este mito se explicaba la necesidad de controlar los actos de las mujeres, y por eso los hombres querían evitar tener contacto con ellas por si los mancillaban y perdían su pureza de hombre.
    Con esta mentalidad podemos entender que para ellos la homosexualidad masculina, el sexo entre hombres y las diferentes reuniones que habían, en la sauna o en los baños o en cualquier otro lugar, como los simposio*1, eran algo que los hombres valoraban mucho. Y también en este momento, en Creta, se podía encontrar un ritual de cortejo y apareamiento entre hombres un tanto original y que ahora voy a explicar.


    Un hombre de cabello azul metálico y ojos de color marrón estaba observando a los adolescentes, más bien a un adolescente en particular. Lo había estado observando durante un tiempo y sabía quién era, no sabía porque teniendo tantos otros chicos su mirada siempre se posaba en ese chico infantil y torpe, pero era así. Había llegado a la conclusión de que se había enamorado del chico, y este ya tenía la edad suficiente para hacer el ritual, así que no iba a ir en contra de la tradición y un día dijo a sus amigos.
    —Me he enamorado.
    —¿Cuál es el adolescente afortunado?
    —¿Es Kageyama Hikaru, verdad? —intuyó Kyosuke Tsurugi quien lo miraba algo burlón, había notado como este miraba mucho al peli-azul.
    —Sí, por eso voy a hacerlo.
    —Oh, así que vas en serio… ¿eh? —se burló también Sousuke Taki.
    —Sí. Así que estáis avisados.
    Los otros entendieron lo que Kariya quería decir, así que asintieron con la cabeza, todo eso formaba parte de la tradición y las costumbres. En Creta, el ritual de apareamiento con un chico joven o con una mujer era el mismo, tenía el mismo procedimiento pero no el mismo sentimiento. Para hacerlo con un chico debías tener un sentimiento y un estatus determinado, pero con una chica sólo se hacía porque tocaba.

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    Tres días después de que hablaran de eso, estaba un chico de cabello azul de ojos negros, algo infantil para su edad, aunque seguía siendo joven. Este chico estaba tan tranquilo, hacía su vida sin ninguna preocupación, era un chico sano, adolescente y honorable. Pero mientras estaba tan tranquilo, empezó a ser perseguido por un hombre de cabello azul metálico y ojos castaños que le pareció muy guapo. Al principio no entendió de qué iba la cosa y se asustó pero mientras huía lo entendió todo. Sobre todo al ver como unos chicos jugaban a impedir que lo secuestrara pero que después lo dejaban hacer. Entre la persecución de los otros chicos contra el peli-azul escuchó algunos de los reproches que le daban al mayor que lo perseguía pero solo estaba cumpliendo con su función la mar de feliz.
    Después de esos momentos de persecución y jugueteo, los chicos dejaron que Kariya atrapara a su Erómene*2 y así continuaron con la tradición empezando con el siguiente paso y este le llevó hasta su andría*3. Aquí acabó la persecución. Kariya tenía al adolescente que quería y este no podía ser más feliz. Ser raptado era algo que todo adolescente quería, eso le demostraba que era considerado como alguien virtuoso, destacando por su valor y su mesura. Es decir era un chico honorable que merecía la pena de ser secuestrado y eso le daría estatus cuando regresaran a la ciudad, después del rapto.
    —Bienvenido a mi Andría, Hikaru, me llamo Masaki Kariya.
    —Hola Kariya-sensei —le dijo este como respuesta mientras se lanzaba encima de él mostrando su entusiasmo— gracias por escogerme —dijo después mostrando una sonrisa de enorme felicidad separándose del hombre.
    —Mocoso, tranquilo.
    —Siiiiii —dijo este con una voz melódica.
    —Ten tus regalos de bienvenida —le dijo entregándole unos presentes, parte del que sería el total de los regalos.
    Hikaru miró los regalos emocionado de la vida como si fuesen las cosas más extraordinarias del mundo, aunque solo eran algunas ropas. Después de mirarlas y dar las gracias miró a los chicos que estaban allí. Aparte de su Erasté*2, había dos chicos más, otro chico de cabello azul pero de ojos ámbares, y uno de cabello castaño y ojos negros. Sonrió esperando el siguiente paso. Se sentía algo impaciente, era la primera vez, y en principio sería la única que le pasaría algo como esto y no podía esperar para ver que más pasaría.
    —Nos vamos —dijo Kariya recibiendo una afirmación rápida y entusiasta por parte de su futuro uke.

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    Los cuatro se fueron y llegaron al lugar donde Kariya había pensado en tener a Hikaru durante los dos meses, que según la tradición tenía de tiempo para secuestrar al chico. Es decir, que en 2 meses debían regresar a la ciudad y debía dejarlo marchar. Pero por el momento tenía 2 meses para tenerlo para él. Habían pasado unos días y justamente ese día habían decidido ir a una cacera, algo típico en este tipo de rituales ya que debían mostrar que eran merecedores de estar en él.
    —Vamos Hikaru, derríbalo.
    El pobre chico de ojos negros debía hacer lo que le decían sino quería deshonrarse, pero le daba pena ese animal, así que lanzó con los ojos cerrados y por casualidades de la vida lo mató, ganándose los halagos de los tres RBD. Abrió sus ojos y vio que había acertado al animal, dio un suspiro entre de alivio y de pena, y dejó que los otros tres fuesen a buscar el animal que serviría de comer ese día.
    —¿Re-regresamos ya? —preguntó algo esperanzado de que esa tortura se acabara al fin.
    Los otros tres asintieron y regresaron a la casa donde se alojaban en esos días. Una vez dentro Hikaru se sintió más tranquilo. Estaba emocionado por que le habían dado el honor de ser secuestrado y también porque en estos días había aprendido a amar a Kariya pero tenía la impresión de que no estaba preparado para algo como eso. Tenía dudas y eso le ponía triste, no había sido capaz de matar al animal, este había muerto por causas del destino, seguramente algún dios le habría ayudado pero él no merecía todo eso, estaba seguro de que se trataba de un error.
    —¿Qué te pasa mocoso? —le preguntó Kariya en un momento que estaban solos.
    —Nada —dijo este sonriendo algo nervioso.
    —No pareces muy feliz.
    —Sí lo estoy, Kariya-sensei, estar aquí contigo me hace muy feliz —dijo sonrojándose por sus palabras.
    —Eso es bueno.
    Kariya se acercó al chico y lo cogió por la barbilla subiendo su rostro seductoramente mientras que con la otra empezaba a acariciar el miembro del menor por encima de la túnica, solo unas caricias leves antes de besar sus labios en un casto beso. Hikaru estaba nervioso por lo que el mayor hacía pero solo correspondió, más sonrojado si se podía, al beso. Kariya admiró como este se sonrojaba y cerraba sus ojos correspondiendo al beso y después los cerró el también sin dejar de acariciar ese miembro que poco a poco iba endureciéndose y empinándose según el tacto del mayor. Era una buena reacción.
    —Voy a demostrarte mi amor, Hikaru —le dijo al peli-azul el cual asintió sonrojándose sin poder articular palabra.
    Kariya le sacó la túnica al menor y este se dejó hacer a pesar de la vergüenza que sentía. Su cuerpo no estaba tan desarrollado como el de Kariya, ya era adolescente y todo eso, pero no tenía el cuerpo de un adulto por el momento. Con todo no dijo nada y solo miró al suelo hasta que Kariya repitió la acción anterior, y subió su mentón para besarlo mientras esta vez empezaba a masturbar su miembro sin tela de por medio y con más energía. Hikaru gemía por esas acciones del mayor, pero sus gemidos quedaban ahogados en la boca de Kariya el cual seguía besándolo acallando los ruidos que podrían salir de los labios del menor.
    —Kariya… aaah… sensei… —dijo cuando este liberó sus labios de ese apasionado peso.
    Dejó de besarlo para dejarle recobrar el aire y bajó por su cuerpo hasta que llegó a su miembro en el cual lamió empezando así el Perioles*4, lentamente, quizás no estaba bien visto que un Erasté le hiciera esto al Erómenes, pero de todos modos a él no le importaba, estaban solos y algo le decía que Hikaru solo diría que había quedado satisfecho y poco más. Era mejor así. Cuando Hikaru parecía que iba a correrse se separó y se levantó siguiendo con la masturbación con su mano. Y poco después el peli-azul de ojos negros se corrió dejando escapar un gemido y apoyándose en Kariya para no caer al suelo.
    —Aaah… aah… ah… —se escuchaba la respiración agitada de este por esos actos del mayor en su cuerpo, era la primera vez que sentía algo como esto y se había sentido de maravilla— Ka-Kariya… hmmm… quiero más…
    Kariya aprovechó que tenía el semen de su uke en su mano y la llevó a su ano para empezar a dilatarlo con uno de sus dedos. Cuando este ya podía moverse con facilidad introdujo un segundo dedo en su entrada y después los sacó para empezar a penetrarlo con su miembro. Para ello lo puso de espaldas a él e hizo que apoyara sus manos en la pared que tenía delante. Cuando lo tuvo bien posicionado metió su miembro dentro de este escuchando sus gemidos en el proceso.
    —Sensei… aaah… —se escuchaban los gemidos de cierto niñito peli-azul.
    —¿Te duele?
    —N-no.
    —¿Quieres más?
    —S-sí.
    Poco a poco empezó a moverse por su interior subiendo el ritmo a medida que pasaba el tiempo, se sentía muy bien dentro de esa caliente cavidad, era tan estrecha y se adaptaba tan bien a su miembro que estaba enamorándose de esa sensación. Por su parte Hikaru notaba como ese miembro de su Erasté lo embestía moviendo su cuerpo al ritmo de las embestidas y tocando un punto que no sabía ni que tenía pero que le hacía sentir un placer que no había sentido en toda su vida. Era increíble todo lo que sentía en dicho momento. Se sentía muy dichoso de que Kariya le hubiera escogido precisamente a él.
    —Kariya… aaah… sensei… aaah…
    Después de esas palabras Hikaru se corrió apretando un poco más el miembro de Kariya el cual no pudo aguantar más y también se corrió en su interior. Fue un momento de placer absoluto para ambos, no podían negarlo. Kariya no era virgen pero esa era la vez que lo había sentido más intensamente de todas las veces que había tenido sexo, tanto como Erasté como Erómene, en su juventud, o como pareja de su esposa. Salió del interior del menor y lo aguantó para evitar que se desplomase.
    —¿Todo bien, mocoso? —le preguntó mientras lo llevaba a la cama.
    —Genial.

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    Y de este modo pasó el tiempo, entre cacerías, sexo y otras cosas. Y llegó el final de esos días de rapto, debían regresar, y darle los regalos pertinentes al chico antes de que este se marchara a su casa. Y así lo hicieron, aunque dos de ellos no estaban muy felices. Kariya no quería que Hikaru regresara y Hikaru tampoco quería regresar y separarse de Kariya. La suerte por eso, era que podrían verse en los banquetes y hacer escapadas para estar juntos, ninguna ley impedía eso.
    —Ya hemos llegado, aquí tienes mis regalos.
    Al decir eso le entregó los regalos que tocaban por ley, el equipo militar, un buey y un vaso, y otros obsequios como más ropa y algún objeto de valor. El precio de algunos de estos regalos eran tan caros que Tsurugi y Taki habían tenido que ayudar y contribuir en los regalos, pero si el chico era honorable se tenía que hacer.
    —Kariya-sensei —le dijo el menor cuando se quedaron solos por unos momentos— y-yo… no qui-quiero… esto… separarme de u-usted.
    —No es necesario. Podemos tener encuentros clandestinos, no están prohibidos, y aunque lo fuesen podríamos hacerlo.
    —Ka-Kariya —le gritó emocionado lanzándose de nuevo a sus brazos— lo amo.
    —Yo también a ti, mocoso. Sino no te hubiera secuestrado.
    Hikaru sacrificó el buey a Zeus y ofreció una comida a los acompañantes en el ritual, es decir a Tsurugi, Taki y Kariya. Comieron y acto seguido Hikaru tuvo que hacer la declaración respeto a la relación tenida con su amante, se puso rojo al tener que explicar que habían intimado y también cuando dijo que estaba satisfecho y que no había sido objeto de violencia durante esos días.



    Y esta es la historia que os quería contar, con su ritual de apareamiento algo extraño, donde se debe secuestrar a un chico para poder darle honor. Debemos hacer algunas aclaraciones sobre el tema. Si un chico joven de hermosa apariencia e ilustre ascendiente no encontraba un Erasté se le atribuía la culpa a su mal carácter y sería su culpa. Por otro lado los chicos como Hikaru que habían sido secuestrados tenían un título honorífico más elevado y podían llevar las ropas que el raptor les había dado como señal distintivo de los demás y tenían derechos que otros no. Se les nombraba Kleinós, que significa famoso. Así se pueden explicar las relaciones amorosas de la Grécia Clásica donde la homosexualidad era algo bueno y los chicos adolescentes eran honrados si un hombre adulto los secuestraba y los iniciaba en el mundo de los adultos.
    FIN

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    *1 El simposio es un banquete donde participaban los hombres mayores de 30 años aunque también participaban jóvenes que iban con el ánimo de aprender cosas de los mayores, en dichas reuniones donde se hablaba de política, filosofía y otros temas importantes para la época.
    *2 Erómene es el chico amado (uke) y Erasté es el amante (seme) según los griegos.
    *3 La andría es el comedor común equivalente a la syssítia espartana.
    *4 Es como los griegos llamaban al sexo oral entre hombres.

    Espero que les haya gustado y que comenten, gracias por leer!!

    Edited by Tem-chan - 31/1/2016, 01:19
  7. .
    Holas!

    Pues a ver si cumples y actualizas xd y de paso comentame o ese fic de IE Go quedará en el olvido. Ya tengo otra idea para el siguiente fic aunque claro... Como nadie me comenta, creo que no lo hare del Go, sino de IE xd no creo que puedas decepcionar a nadie con uno de tus fics xd

    Sarjes sigue con su costumbre de querer cortejar a Acrous con flores xd este chico nunca cambia xd

    Kurama es un perro que vive en la casa de Minamisawa como inquilino no deseado jajaja conflictos entre padres y sus creencias jajajaja en mi casa tambien pasa algo similar xd

    Yuuichi, olvido a su hermano al ver un zorrito herido, uooo!! A eso se le llama amor de hermanos jajaja todo por los zorritos nada para los hermanos... Si yo viera un hermoso lince, pues... Lo escogeria antes que a mi hermano la verdad, pero bueno xd el jabali murio para nada... Mentira, algun animal se lo comera xd

    Fey y Alpha ya estan prometidos des del inicio, punto para ellos deberian ser felices jajaja pero al parecer aun no toca eso, ya se amaran con el tiempo xd

    Vaya Yukimura es un hombre de las nieves, que bonito! Me encantan las mujeres de las nieves xd y Miyabino debe estar a punto de coger una hipotermia, sera mejor que lo calienten rapido, pobrecito

    El arroz ya se cocio jajaja que bueno xd me hizo reir, esta mujer es como yo, aparea a la gente en menos que canta un gallo pero quien no empareja a Shindo con Kirino des del inicio? Imposible xd

    Vaya, Aoyama es costurero pero uno que tiene miedo de hacer yukatas para su amigo Miyabino jajaja seguro que es porque es muy caprichoso y no lo deja tranquilo xd pero siempre rindiendose ante Ichino como todo buen uke xd aqui no existen las Ds, PSP ni play... No podra jugar que mal por el xd

    Einamu es un gatito como no! Jooooo, que suerte aunque yo quisiera ser un lince en verdad, uno deborador de hombres... Ehem... No, me sentarian mal, seguro que son indigestos xd pero esta en falta de pececitos para comer... es que no hay lagos o rios en esta region? Que triste lugar xd

    Ibuki ignorado por Hayato como siempre... Pobrecito, pero el ganara su amor como siempre... Y los peques que le van detras todo el tiempo, que lindos xd

    Y finalmente Namikawa... De ladron, como no, xd delincuente al 100% jajaja y encima herido, pobrecito... Bueno no me da mucha pena en verdad, pero me gusta la pareja asi que a ver que hace Makoto xd

    Y hasta aqui, tarde en responder pero llegue jeje

    Hasta pronto!
  8. .
    Hola!! Aquí vengo con el tercer capítulo de este fic de Noragami, donde hay de todo un poco, digo yo. Sé que me baso bastante en el anime y esas cosas pero es para situarme yo, con suerte voy a despuntarme un poco de este, así que veré si puedo crear situaciones diferentes.
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    Capítulo 3
    Habían pasado unos días des de que había habido el incidente con el agujero y los ayakashis. Todo había vuelto a la normalidad, y cada cual hacia su trabajo y cumplía con sus obligaciones. Hinata tenía trabajo, realmente las fujoshis y los fundashis tenían muchos deseos, pero no eran los únicos, algunos chicos iban para que les ayudara con el amor que no era correspondido o ellos creían que no lo era. Pero en esos momentos estaba en un momento de descanso. Bueno realmente estaba usando a Shoki para observar las parejas que había creado esos días y ver cómo iban, pero cuando estaba en ello llegó un chico rubio con ojos rojos.
    —Hola Yukine —le saludó con una sonrisa.
    —¿Está Yato? —me preguntó este algo serio.
    —¿Yato? No lo he visto des de ese día —dijo sorprendida— ¿Por qué?
    —Desapareció.
    —Oh… —dirigió la mirada hacia Shoki y se concentró en Yato, pero el espejo no mostró nada—. Lo siento, no sé nada.
    —Está bien, Kofuku me dijo que es algo normal, pero estoy preocupado.
    —Es normal, pero ve con cuidado sino le harás daño a Yato.
    —Sí, lo sé.
    —Es probable que esté en algún lugar oculto por una barrera, ya que Shoki no le ha podido encontrar.
    —¿Una barrera? —preguntó sorprendido.
    —Sí, aunque solo es una hipótesis.
    —Muchas gracias, Hinata-sama —agradeció antes de irse.
    Hinata quedó pensativa ante eso que estaba pasando. Yato había desaparecido y a pesar de que lo había tocado con Geki no le aparecía en el espejo. ¿Qué estaría pasando con él? Había abandonado a su Hafuri, y había desaparecido para ir a un lugar donde Shoki no podía encontrarlo.
    —¿Qué opinas de esto? —le preguntó a su shinki.
    —Qué no parece estar en el mundo de los humanos ni tampoco en el mundo de los dioses, en la parte visible.
    —Parte visible… Tienes razón, debe de ser eso.
    —¿Qué hará Yukine sin su dios? —preguntó Tatsume que en esos momentos estaba junto a su diosa.
    —No lo sé, supongo que le tocará esperar… Pero no entiendo porque abandonaría a su shinki.
    —Esperemos que regrese entonces.
    —Pues sí.

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    Después de esta visita, Yukine se fue a su casa de nuevo. Esa había sido su última opción aunque sabía que Yato no estaría allí. No sabía dónde estaba, pero si no estaba con él, algo le decía que estaba con Nora. Eso le molestaba, esa chica siempre estaba revoloteando a su alrededor, y no le caía bien. Realmente que Yato aún la tuviera como shinki era algo que él odiaba. Negó con su cabeza no debía pensar en eso sino Yato sufriría una punzada por su culpa. Calmó sus pensamientos, no podía dejar que los malos pensamientos se apoderaran de él. Aunque sus sentimientos seguían un poco intranquilos, seguro que Yato estuviera donde estuviera notaría eso. Pero poco a poco eso se le pasaría, conocía a Yato, él había aceptado ser su Hafuri a pesar de saber cómo era su dios, no podía quejarse. Suspiró y se calmó un poco más. Confiaba en Yato, regresaría junto a él.
    —Yukine-kun —le llamó una voz femenina.
    —Hiyori —dijo su nombre mientras la miraba.
    —¿Has encontrado algo?
    —No, aunque Hinata dice que está en un lugar protegido por una barrera.
    —¿Con una barrera? ¿Cómo cual?
    —No me lo ha dicho.
    —Ya veo… —dijo algo triste— Yato…
    Ambos se dirigieron hasta la casa de Kofuku juntos y cuando llegaron la peli-rosa los observó expectante des de la mesa mientras tomaba su taza de té. Ambos negaron con la cabeza. Hiyori ni siquiera notaba el olor de este. Les explicaron todo lo que habían descubierto y todos, incluyendo a Daikoku se quedaron pensativos. Hasta que Kofuku rompió el hielo.
    —No es la primera vez que pasa, otras veces ya han venido otros de sus shinkis buscándolo porque había desaparecido.
    —Seguro que está con Nora —dijo Yukine flojito mientras bajaba la cabeza.
    —No podemos descartar esta opción —respondió Daikoku.
    Después de esto se hizo un silencio en el que todos estaban con sus cosas. Les sorprendía que ahora que al fin había conseguido a su shinki especial, al único que se había convertido en Hafuri por dar su nombre a cambio de su vida, desapareciera como lo había hecho en otras ocasiones. Mientras pensaban en eso Yukine estaba pensando en que podía hacer. Yato al parecer no confiaba en él lo suficiente como para llevarlo donde hubiese ido. Quizás era porque aún era un shinki amateur, no era suficientemente fuerte. En esos momentos tomó una decisión. Se haría más fuerte mientras Yato no estuviera para darle una sorpresa a este cuando llegara.
    —Quiero ser más fuerte para poder guiar a Yato apropiadamente.
    —¿Qué harás para ello?
    —Iré a ver a Kazuma, él también es un Hafuri.
    Nadie dijo nada al respeto. En cierto modo admiraban esa determinación y esa entrega del menor. Pero él tenía sus propios pensamientos y sentimientos por los que querer hacer esto. No podía soportar la idea de que Yato recurriera a Nora y le dejara a él de lado, por eso quería hacerse más fuerte, quería que Yato sólo confiara en él y de paso quitarse esos sentimientos de encima que seguramente no le hacían ningún bien a Yato. Lo hacía por ambos. Ya había tomado la decisión de antes, quería ser más fuerte, y ahora que podía ir al mundo de los dioses cuando quisiera podría ir a aprender con Kazuma.
    —Me voy —dijo mientras se levantaba.
    —¿Ahora?
    —Sí, no quiero perder más tiempo.

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    En otro lugar bastante lejano de la tienda de Kofuku se encontraba Yato, tirado en el suelo vestido con un kimono mal puesto. Había notado los cambios emocionales de Yukine aunque no sabía qué era lo que le pasaba en esos momentos. Se preocupó. No era extraño que eso pasara, Yukine era bastante emocional. Le gustaría estar junto a su shinki en esos momentos pero… miró a su lado y vio a Nora. Esta se le acercó tranquila como siempre lo abrazó mientras hablaba con su voz suave.
    —Yo nunca te he hecho sentir mal —empezó a decirle— siempre he estado contigo y para ti —continuó hablando—. Sabes que solo me tienes a mí.
    —No es cierto.
    —Sí lo es, soy la única que a pesar de todo nunca te ha hecho daño ni te ha dejado.
    —Tengo a Yukine.
    —Él sólo te hace sufrir. Ahora mismo estás sufriendo por su culpa.
    —No es cierto —repitió el dios negando lo que Nora le decía.
    —Yato… Sé sólo mío —le dijo antes de besarlo en los labios— yo te amo.
    —¿Hi-Hiiro? —preguntó Yato confundido por lo que le decía la shinki.
    —Te he perdonado todo, incluso cuando padre me castigó por tu culpa, también te perdoné que me abandonaras, y nunca te he hecho daño. Merezco al menos esto.
    Nora tenía razón a pesar de todo lo que había pasado entre ellos y todos estos años que había sido su shinki, ella nunca le había punzado ni le había hecho sentir de ese modo. Parecía que no tuviera sentimientos y que sólo se limitara a obedecer las órdenes de padre sin ningún tipo de deseo o interés por nada. Pero justamente eso era lo que hacía que no pudiese quedarse a su lado. Ella no tenía sentimientos, no podía amarlo. Y él ya amaba a… en ese momento llegó a su mente el rostro de Yukine. Se sorprendió ante eso y Hiiro notó su sorpresa.
    —¿Qué pasa, Yato? —le preguntó esta observándolo.
    —Yo ya amo a alguien más —respondió saliendo de sus pensamientos.
    —¿A quién?
    —Eso no es de tu interés.
    —¿Yukine o Hiyori? —le preguntó Nora—. Ambos te han debilitado.
    Yato la miró serio por esas últimas palabras de la shinki. Nora se separó de él y lo miró con ese rostro carente de pasión donde no se mostraba ningún tipo de sentimiento. Realmente no parecía que esas palabras le hubiese dolido o no. Esa era otra muestra de que no amaba a Yato y este lo sabía muy bien. Dejó esa conversación en el olvido y se puso a pensar en otras cosas. Yukine estaba más calmado, eso era bueno, ya no notaba ese dolor en el pecho por los sentimientos de su shinki. A pesar de esas emociones fuertes, Yukine, era un buen shinki guía, no tenía ninguna duda al respeto. Era bastante estricto con él, pero siempre acababa perdonándolo por todos los problemas que le causaba y seguía a su lado a pesar de todo. Y más ahora, después de la purificación, Yukine había cambiado y se había convertido en un magnifico Hafuri. Tenía claro que no quería perderlo, no había sufrido esa purificación por nada.

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    Hiyori estaba preocupada por lo que estaba pasando, Yato había desaparecido, podía notar que Yukine no estaba feliz, ella tampoco se sentía feliz por ello. La verdad era que no podía imaginar porque motivo Yato se habría ido dejando de lado a Yukine, él había dicho que su shinki era su persona especial, pero después lo había abandonado como si fuera un perro y se había ido. Ella al igual que Yukine pensaba que este estaba con Nora. Yato había dicho que Nora era una amiga con derechos, que significaba exactamente eso… ¿Derechos de qué? Sabía que al rubio le dolía que Yato aún frecuentara a Nora, aunque fuera porqué sus antiguos shinkis le habían pedido la liberación o cualquier otra cosa. Ella también sufría por esa manera de ser del dios. Hacía poco, gracias a Ami y Yama, se había dado cuenta de que quizás Yato le gustaba un poco.
    —Yato —susurró el nombre del dios mientras regresaba a su casa después de haber estado con Yukine en casa de Kofuku.
    Llegó a su casa con sus pensamientos aún puestos en el dios, hacía ya unos días que Yato había desaparecido y cada vez veía menos a Yukine ya que este se iba con Kazuma a entrenar para ser un buen shinki guía. Dejaría de ir a casa de Kofuku por un tiempo ya que pronto tendría exámenes. Debía estudiar y en la tienda no hacía nada más que deprimirse esperando a que Yato regresara en algún momento aunque sin ningún éxito. Quizás estar un tiempo alejada le iría bien para aclarar sus ideas y también para poder entender mejor sus sentimientos, lo que no esperaba era que poco a poco iría olvidándose de ellos, al alejarse de ellos.

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    Yato y Hiiro por su parte habían aprovechado esos días para matar a personas. Cumplían con las peticiones de sed de venganza que las personas que sufrían le pedían. Antes Yato habría hecho esto sin más, sin ninguna duda, sin ninguna preocupación. Sólo los habría matado a sangre fría como había hecho infinitas veces muchos años antes, pero en ese momento no era el mismo de antaño. No quería hacer ese tipo de trabajos. No le gustaba matar a seres humanos de ese modo y mucho menos hacerlo con Hiiro. Había intentado liberarla, pero a pesar de tener a Yukine aún se sentía inseguro para ello. Él no conocía su oscuro pasado. Y si, ¿al conocerlo le abandonaba como los demás shinkis? Hiiro nunca lo había dejado a pesar de que habían matado juntos. Des del inicio, des de su nacimiento. Hiiro había sido su primer shinki, y como su padre les dijo se dedicaban a ayudar a la gente provocando la muerte. Ambos habían vivido de este modo por muchos centenares de años, Hiiro era la única que siempre estaba a su lado. Pero él había cambiado, o eso pensaba.
    Cuando Tomone lo dejo para irse con Tenjin había tenido oportunidades para usar a Hiiro y esta siempre estaba cerca por si él quería usarla. La había vista en varias ocasiones en ese entonces, pero se había negado a ello. Había decidido que no iba a usarla y tampoco iba a cumplir con los deseos de su padre nunca más. Pero en esos momentos a pesar de tener a Yukine, estaba en ese lugar junto a Hiki matando por encargo como su padre le había pedido. No le gustaba eso, él no era la marioneta de nadie, pero en cambio siempre acababa acatando las órdenes de su padre y cayendo en sus planes. Debía cambiar eso, y para ello debía liberar a Hiiro y contarle todo a Yukine; quería empezar de nuevo y para ello necesitaba que Yukine le guiara en el proceso.
    —No quiero hacer más trabajo, Hiiro.
    —Padre dijo que debíamos hacerlo.
    —No me importa lo que diga padre.
    —Eso no es cierto, siempre hemos cumplido con nuestro deber.
    —Y esto se ha acabado, voy a volver con Yukine.
    —No puedes hacer esto.
    Dicho esto hizo un movimiento y unos cuantos perros con máscaras llegaron junto a ellos dispuestos a atacar a Yato. Este los vio y cuando le empezaron a atacar se defendió con toda su rabia. Empezó a luchar contra los perros hasta que él mismo ganó la batalla. Entonces llegó su padre y Hiiro fue hacia él rápidamente. Le contó que Yato quería irse y este le miró seriamente. Antes de asentir.
    —Puedes irte por el momento, pero no olvides que sin mí morirás —Dicho esto padre se giró—. Vamos Mizuchi.
    Dicho esto Hiiro se fue con padre y Yato regresó junto con Yukine en la casa de Kofuku y Daikoku. Era de noche así que se encontró con Yukine durmiendo, como no tenía ningún futón preparado, se metió en la cama de Yukine y se durmió algo más tranquilo por su regreso junto a él. Admitía que se sentía mejor estando con el rubio que con Hiiro, podía ser más él mismo estando con ese crio. Lo abrazó antes de dormirse pero Yukine no se despertó.

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    En otro templo tenemos a una diosa bastante preocupada por una de las parejas que más le tendría que dar juego en estos momentos, pero que estaban separados. No podía creer que alguien abandonara a sus shinkis, ella nunca abandonaría su templo o a sus chicos. Sonrió al pensar en su familia y en toda la vida que le daban, sobre todo con tanto yaoi en directo que podía tener gracias a ellos. Como diosa del yaoi, admitía que se sentía muy feliz de tener a unos shinkis tan colaboradores. En esos días había decidido que no quería hacer sentir mal a Katsume así que en vez de espiarlos des del espejo había colocado pequeñas micro-cámaras en las habitaciones y en los pasadizos. Estas empezaban a grabar cuando notaban un movimiento por el lugar. No había ni siquiera un pequeño rincón que no estuviera enfocado por una cámara, y como estaban muy bien camufladas ninguno de ellos lo notaría. Todo era perfecto. Solo debía recoger los videos que se grababan y verlos. Pero en esos momentos quería probar de ver si encontraba a Yato.
    —Shoki.
    Este se convirtió en un espejo de bolsillo doble de un tamaño algo grande y se puso a buscar a Yato. Su sorpresa fue enorme al ver como justamente en ese momento el moreno se estaba metiendo en la cama de su shinki para abrazarlo. Los ojos de Hinata se pusieron brillantes por el momento, pero sólo se durmió junto a él. Algo era algo. Al menos había regresado y estaría con Yukine. Sabía que se había esforzado mucho el chico mientras lo esperaba. Obviamente se había mantenido informada de los movimientos de la doble espada. Le alegraba que volvieran a estar juntos, quizás de este modo su amor podría avanzar un poco a partir de este momento.
    —Vuelve Katsu —le dijo con una sonrisa— puedes ir a dormir, perdona por molestarte tan tarde.
    —Ya no espías a mis hermanos.
    —No quiero hacerte sentir mal, creo que es mejor que lo haga.
    —Gracias, Hinata-sama.
    Después de eso Katsume se fue sin sospechar que en verdad su ama, solo lo había cambiado por unas cámaras de video que había por todo el templo y que más adelante también le grabarían a él.

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    —¡¡¡Aaaah!!! —se escuchó un grito proveniente de Yukine quien se había levantado de golpe al despertar y notar como alguien lo abrazaba— ¿Qué haces degenerado? —le gritó mientras empezaba a patearlo en la casa con su pie— ¿Y dónde te habías metido?
    —Yukine… vaya manera de despertarme —le dijo con lagrimitas en los ojos.
    —¿Qué hacías en mi cama? —le gritó todo rojo.
    —No tenía cama para mí…
    —Haberte quedado en el suelo.
    —Estaba frío…
    —No me importa, eso te pasa por estar fuera durante tanto tiempo.
    —Perdona —se disculpó Yato mientras aún lloriqueaba en el suelo.
    Al escuchar la disculpa Yukine dejó de patearlo y sólo lo miró expectante. Esperando alguna explicación pero Yato no dijo nada. Por el contrario en ese momento llegaron Kofuku y Daikoku que los estaban observando des de la puerta. Pero no dijeron nada e intentaron no hacerse notar. Al ver que Yato no decía nada Kofuku se abalanzó sobre él.
    —¡¡Yati!! Qué bien que al fin regreses, nos tenías preocupados.
    —Sí, chaval, ¿dónde estabas? Yukine no paraba de lloriquear.
    —No hacía eso.
    —Siento las molestias.
    Fue la única respuesta que recibieron de Yato en esos momentos. Este no sabía que responder a eso, no podía decir la verdad en ese momento, aunque estaba seguro de que hablaría con Yukine de todo eso. Se lo iba a contar todo, pero en su respectivo momento. Por el momento el chico estaba más calmado que antes y cuando se quedaron solos de nuevo se acercó a Yato y básicamente le abrazó haciendo que ambos se sonrojaran por ello.
    —¿Yukine?
    —Sé que aún no confías en mí, pero prometo que me haré más fuerte para ti, y me convertiré en un excelente guía —le dijo con determinación, aunque con voz más floja añadió— así ya no tendrás que depender de Nora —Yato abrió sus ojos admirado por lo que dijo Yukine pero no dijo ni hizo nada.

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    Hasta aquí este tercer capítulo, jeje, espero que les haya gustado. Hay cosas que tienen que ver con el anime y con el manga, pero hay variaciones… es decir si hay spoilers pero si sigues al día ves que hay cosas que están cambiadas. Es porque a mí me va mejor de este modo para el fic y para que no sea sólo un plagio del anime, jeje espero sus comentarios, xd

    Hasta pronto!
  9. .
    Holaaaaas!!! Vale, vengo con algo de retraso según mi plan, pero me puse a ayudar a un amigo con un trabajo, que espero que le vaya bien, como compensación me dejó unos mangas, y bueno, jeje, ya sabéis la tentación de la lectura, xd aparte de eso, pues, tengo que estudiar para el carnet de conducir que tengo el examen el día 9 del mes que viene, y mi exnovio me dejó su 3Ds para hacer intercambios pokémon y me vicié a jugar, en parte… y claro muchas cosas, xd pero aquí viene este capítulo que por cierto es más largo que los otros, aviso.

    Saito-kun, gracias por la carta, xd lo sé, lo sé, perdona es que nunca he sido una persona muy metódica y me es imposible tener un orden en las actualizaciones. Lo hago cuando puedo o cuando me da por hacerlo, pero si no es por el estudio intento no tardar mucho. 10 días no es tanto, ¿no? Gracias por el comentario y por el halago, me hizo feliz jeje

    Gwen, bienvenida al fic, xd verás que no soy muy puntual actualizando, pero al menos en este fic si voy haciéndolo cuando puedo. Espero más comentarios tuyos.

    Shira-chan, hola guapa, bueno no te preocupes por si escribes poco, al menos comentas y eso me alegra. Intento hacerlos suaves, aunque en este capítulo el lemon creo que me quedó un poco más fuerte, pero es que amo esta pareja que está muy discriminada.
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    Capítulo 15
    Era primera hora de la mañana, el momento en el que dos americanos estaban en el aeropuerto esperando para embarcar a su avión y regresar a su país. Estaban sentados en unas sillas junto con los padres de ambos chicos, dos que irían también a Estados Unidos y dos que se quedarían. Estaban hablando ambas familias, se conocían bien por haber coincidido en varios mundiales infantiles, y se llevaban bien. Los padres ya habían hablado sobre el tema de que Dylan se quedara con la familia de Mark, esta no se había opuesto al respeto.
    —Volveremos a nuestra escuela de siempre —le dijo Mark a Dylan, ya que sus padres habían hablado ya con el director de esta.
    —Yes —respondió este con su sonrisa— como siempre, con los chicos.
    —Hace unos meses que no los veo, ni sé nada de ellos.
    —Seguro que están bien, tengo ganas de regresar.
    Ambos estaban emocionados de regresar a su casa, no es que no les gustara Japón y sabían que lo echarían de menos, pero era muy difícil no querer regresar a su país donde habían nacido y vivido. Habían avisado a los profesores de que se irían pero no habían dicho nada a los chicos, solo a Endo, para que se lo explicara a los demás. Así estaría bien para todos, ellos lo sabrían y no habría despedidas tristes.
    Les avisaron de que embarcaran y Dylan se despidió de sus padres antes de irse con la familia de su novio de nuevo hacia Estados Unidos. Él hacía más tiempo que no volvía a su tierra y por lo tanto tenía más ganas de llegar a esta que Mark, aunque no lo mostrara. Bueno, se notaba su sonrisa, más amplia de lo normal, pero aparte de eso estaba tan tranquilo como siempre.

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    Unas horas más tarde, el grupo se reunió en el campo de Ribera como todos los fines de semana, que originalidad, aunque faltaban los dos estadounidenses que habían cogido el avión hacía unas horas, los dos amantes de la nieve y el ángel y el demonio. Cuando los otros preguntaron por los ingleses, Endo tuvo que explicar lo que le habían dicho sobre su regreso. Los chicos, cabe decir, no tomaron del todo bien ese secretismo sobre algo tan importante pero si ellos lo habían decidido así no había más opción.
    —Entrenemos —dijo Goenji— ahora tampoco podemos hacer nada si ya se fueron.
    Después de estas acertadas, aunque un poco frías, palabras todos fueron a sus posiciones. Genda y Endo en las porterías y los demás repartidos por el campo según su posición. Y así empezó el partido de ese día, en el que todos entrenaban sus regates, sus chutes, pases… Jugaban tranquilamente hasta que hubo un pequeño accidente y Fubuki recibió un fuerte golpe que lo lesionó. Goenji enseguida dejó su lugar y fue a ver que le pasaba a su querido novio, el cual estaba en el suelo tumbado e inconsciente. Se asustó al verle inconsciente en el suelo.
    —Shiro, Shiro —le dijo mientras le acariciaba la cabeza— despierta, Shiro.
    No sabía qué hacer, no quería moverlo por si le hacía daño en el proceso. Si fuese médico como su padre le decía, sabría qué hacer, pero aun no había acabado ni la secundaria, aún no podía estudiar medicina. Pensó que quizás sería buena idea llamar a su padre para preguntar, pero no estaba seguro. Finalmente decidió que su novio era más importante que su orgullo y llamó a su padre.
    —Padre, Shiro está inconsciente porque recibió un fuerte golpe —le dijo en cuanto este respondió— aparte parece que cayó en mala posición y se rompió un brazo.
    —¿Respira? —le preguntó su padre, Goenji lo comprobó y vio que sí.
    —Sí.
    —¿Dónde estáis?
    —En el campo de la ribera.
    —Ahora vengo con una ambulancia.
    Dicho esto colgó y se quedó con Shiro sin tocarlo por si acaso, su padre no le había dado ninguna indicación. No tardó mucho en llegar y le hicieron una pequeña revisión antes de llevarlo hacia la ambulancia, él fue junto a su novio hasta el hospital, dejando el campo de juego.

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    Después de este incidente todos quedaron algo consternados, así que decidieron que era mejor dejar de lado el entrenamiento y cada cual se fue por su lado. Algunos de los chicos decidieron ir al hospital para saber cómo estaba su amigo, otros decidieron que en esos momentos poco podían hacer en el hospital y pensaron que era mejor hacer otra cosa. Entre estos estaban Hijikata y Shadow, que se habían quedado en el campo de la ribera junto a los hermanos del primero que estaban también algo tristes por lo ocurrido. Era la primera vez que veían algo como eso en directo y se sentían un poco decaídos.
    —No pasa nada, chicos, pronto se recuperará —dijo Shadow al ver que los niños estaban tristes.
    —Es verdad Fubuki es muy fuertes no debéis preocuparos.
    —Pero recibió un fuerte golpe… y no despertaba…
    —Sigue vivo y el padre de Goenji es médico así que seguro que sabe que hacer en estos casos y ya lo tienen todo bajo control.
    —¿A sí? —preguntó la pequeña Mio algo más feliz.
    —Exacto, por eso mismo solo debemos esperar unos días y volveremos a tenerlo por aquí.
    —¿Jugando?
    —Quizás jugando no, porque tiene el brazo roto, pero animando seguro que sí.
    Los pequeños se quedaron más tranquilos, aún estaban algo afectados por lo ocurrido pero no le daban tanta importancia. Cogieron el balón y se fueron a jugar por el campo, no tenían mucha práctica pero hacían pases y controlaban un poco el balón imitando a los mayores, cometiendo errores o perdiendo el equilibrio pero así se aprendía. Los dos mayores se sentaron en la hierba que había cerca de allí y observaron a los niños.
    —¿Hoy también vendrás a comer a casa? —le preguntó Hijikata, dejando al otro chico pensativo.
    —No creo.
    —Oh, ¿has quedado con tu familia?
    —No, ellos están trabajando aún, mañana es su único día libre, si no les llaman con alguna urgencia.
    —Sí que trabajan.
    —Tú también trabajas mucho.
    —Tienes razón pero no es lo mismo, yo solo cuido de mis hermanos.
    —Cuidas de la casa, haces las compras, cuidas de los niños, vas a clases y tienes tiempo para el fútbol. Haces el trabajo que deberían hacer los padres y el tuyo.
    —No es para tanto —dijo el otro riendo un poco por los halagos— Tu también trabajas mucho, siempre estás entrenando mucho para llegar a ser mejor de lo que ya eres.
    —Eso no es mucho.
    —Bueno… ¿y si no has quedado con tus padres porque no vienes?
    —Porque siempre estoy en tu casa, tampoco quiero abusar de tu amabilidad.
    —No es ninguna molestia, me gusta que vengas, la casa se siente menos vacía —dijo como si nada consiguiendo que Shadow se sonrojara un poco, tan poco que casi no se noto, pero se sonrojó—. Y mis hermanos te adoran.
    —Gracias, entonces.

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    Sakuma estaba pensativo mientras regresaba a su casa, Kido había decidido ir al hospital con Endo y algunos de los chicos, así que él también había ido. Como siempre iba siguiendo a Kido a cualquier parte al que este fuera, pero no sabía porque lo hacía. Siendo sinceros, le parecía algo de masoquismo hacerlo, ya que le dolía ver que siempre estaba con el del mohicano. No podía entender que era lo que le veía a este pero se moría de celos y envidia. Él tenía mejor carácter que Fudo, y había pasado más tiempo con Kido, siguiéndole fielmente mostrándole que siempre podía confiar en él, pero no. Después de jugar con ese imbécil y crear un par de súper-técnicas con él había caído por ese delincuente juvenil. Él también tenía súper-técnicas conjuntas con Kido y este nunca le había mirado de ese modo. Después de amargarse un poco por lo que veía se fue y ahora se encontraba caminando por la calle, estaba enfadado, porque negarlo, también molesto y dolido, pero no podía hacer nada.
    —Qué asco de vida —se quejó a la vez que chutaba una colilla de un cigarro que alguien había lanzado al suelo.
    Mientras andaba frustrado por todo lo que había visto, y pensado, fue pateando esa colilla, pero no era muy apta para ello. La verdad era que más que ser pateada parecía que volara, así que la dejó de lado cuando encontró una bolita de papel de aluminio tirada por el suelo y se dedicó a patearla, eso ya estaba algo mejor, seguía sin ser un balón pero era pasable.
    —¿Qué mierdas le ve? ¿Qué tendrá él que no tenga yo? —no podía parar de preguntarse eso— yo le amo más que ese delincuente.
    Al llegar a su casa se encontró con el chico del cabello castaño esperándolo en la puerta, apoyado en la pared de su edificio. Si ya estaba de mal humor en esos momentos, verle aún le empeoró los ánimos. Chistó y estuvo a punto de dar media vuelta, pero que cojones, era su casa y tenía derecho a entrar si quería. Siguió andando hasta la puerta y el castaño levantó la mirada para verle.
    —Hola —le saludó el más alto dejando de apoyarse en la pared.
    —¿Qué quieres? —le respondió bruscamente.
    —Te traje esto.
    Dicho esto sacó las entradas para el circo que tenía compradas des de que el amante de los pingüinos le había dicho que aceptaba ir con él y se las acercó. Sakuma miraba las entradas y al chico alternativamente sin saber muy bien que decir o hacer. Arqueó una ceja y lo miró seriamente.
    —¿Por qué me las das?
    —No quiero obligarte a ir conmigo al circo. Hay pingüinos y sé que te gustará, pero no quiero que te veas forzado a ir conmigo y que lo pases mal por eso.
    —Fuiste tú quien las compró —Sakuma cogió las entradas algo dubitativo.
    —Tómalas como un regalo, ve con quien quieras ir.
    Dicho esto hizo un movimiento de despedida con la mano y se fue a su casa dejando a un chico con parche en el ojo, mirándolo mientras se iba. ¿Qué lógica era esa? Primero le invitaba, él aceptaba, le compraba las entradas y después se las daba para que fuera con otro. Eso no era lógico. ¿A que jugaba ese indeseable? Bueno, en parte mejor, así podría invitar a Kido a ir con él.
    Entró en su casa aún más molesto que antes, pero no entendía el porqué, debía ser feliz, tenía la oportunidad de ir al zoológico con su amado castaño de rastas pero no se sentía tan feliz como debería al respeto. Al contrario, le dolía esa opción. Y de nuevo, apareció ese pingüino, ese maldito pingüino que lo torturaba. El pingüino que tenía el pelo castaño de Genda, y hasta las mismas marcas en su mejilla y sus ojos…
    —Maldito pingüino Genda… Maldito Genda —estaba más que molesto así que se tumbó en la cama y se quedó mirando las entradas un rato, intentando calmarse.

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    Había llegado la hora y cierto peli-naranja estaba en el lugar de la cita, era demasiado pronto, pero no sabía con que ocupar el tiempo y estaba nervioso así que había decidido ir hacía el lugar dando una vuelta en el camino. Eso igualmente no sirvió y llegó una media hora antes, con un suspiró se sentó en uno de los bancos y se puso a ver la hora en el móvil, presentía un largo rato de aburrimiento.
    —¿Por qué llegué tan pronto? —Se preguntaba en un lamento viendo la hora— solo quedé con Handa… no era para tanto…
    Era una simple quedada entre amigos para dar un paseo, ya lo había hecho otras veces con sus amigos del Raymon, pero en cambio esta vez sentía algo raro. ¿Qué era? Era claro que no era amor, pero algo sí… ¿Química? Al parecer las hormonas y las feromonas tenían más cosas que decir a respeto que el cerebro, pero él no quería eso. Ya había sufrido anteriormente por no hacer caso al cerebro y no quería repetirlo. Vale que estaban mejor, ahora hablaban más y le había dicho a Handa que le daría un intento para que le probara que no era igual a su antiguo novio, pero aún no eran novios y de todos modos se sentía muy nervioso por quedar con él a solas, era la primera vez que quedaban y se veían fuera de los clases y los entrenamientos. Mientras pensaba en el castaño este llegó donde estaba y se le acercó con una sonrisa. Miró la hora era pronto aún y eso le puso algo más nervioso.
    —Hola —le saludó sonriendo— llegaste pronto, ¿hace mucho que esperas? —le preguntó mirando también la hora.
    —No mucho, solo 10 minutos.
    El castaño no sabía que responder así que sólo lo miró. ¿Dónde podían ir? Él había dicho de dar una vuelta pero tal vez al peli-naranja no le apetecía eso y quería hacer otra cosa. Miró el centro comercial y pensó que tal vez podían mirar tiendas o ver una película.
    —¿Qué te gustaría hacer? —le preguntó al chico del gorrito— aquí hay cine o podemos mirar tiendas, lo que más prefieras —le dio un par de ideas para ver si decidía algo.
    —¿Te parece bien si vas a tomar algo? —respondió este— tengo algo de sed.
    —Me parece bien —dijo el castaño.
    Matsuno empezó a andar hacia el centro comercial y se dirigió a una de las cafeterías del lugar donde esperaba tomar un café relajadamente con el castaño y así poder conocerlo un poco más. Debía conocer más a la persona que le hacía sentir algo extraño. Así que esta vez fue su turno para hacer preguntas.
    —¿Y tú has tenido alguna pareja antes?
    —La verdad es que sí tuve una, pero hace mucho de eso.
    —¿Fue con un chico?
    —Ehm… no, fue con una chica de mi edad, en mi antiguo colegio.
    —¿Qué pasó?
    —Nada importante, estuvimos un tiempo juntos, pero nos dimos cuenta de que solo éramos buenos amigos y en verdad no nos queríamos como pensábamos.
    —¿Y la dejaste?
    —No exactamente, ella y yo hablamos sobre el tema y decidimos que era mejor que cortáramos y que hiciéramos nuestra vida, aunque seguimos siendo amigos y hablamos a menudo.
    —¿Aún te hablas con tu ex?
    —Sí, pero no hay nada entre nosotros, de verdad.
    Matsuno se quedó un poco pensativo pero después de eso, solo continuaron la conversación hablando de otras cosas. Handa no estaba seguro de lo que pensaba Matsuno sobre ese tema pero por el momento aceptó el cambio de tema, y quizás el tema saldría de nuevo más adelante. Aparte de esto la cita parecía ir bien y después de unas horas juntos, en las que vieron una película y pasearon, parecía que todo iba bastante bien. El peli-naranja se veía un poco distraído a veces y eso le preocupaba pero este no parecía darse cuenta de ello y él por el momento no iba a preguntar nada. Ese chico le parecía adorable, y a su parecer el gorrito le quedaba muy lindo, más porque cuando se sonrojaba parecía un niño más joven del que era, pero que tuviera esas cosas en la cabeza que le hacían poner triste no le gustaba.
    ―Un día podríamos ver si conseguimos una técnica nosotros dos juntos, ¿Qué te parece? ―le preguntó al peli-naranja al ver que se había quedado todo en silencio mientras él pensaba.
    Matsuno lo miró un poco pensando en que le daba algo de vergüenza jugar a fútbol con él a solas, y eso le recordaría demasiado a él. También jugaba al fútbol con su ex-novio algunas veces y no quería recordarlo, pero tal vez con Handa, el juego sería distinto. Que hicieran cosas parecidas a lo que él hacía con su ex no necesariamente debía significar que fuera a ser igual. Al final asintió con la cabeza mientras algunos recuerdos venían a su mente.
    ―Entonces ¿te gustaría quedar el sábado que viene para empezar a practicar? ―le preguntó con una pequeña sonrisa.
    ―E-está bien, supongo —aceptó al final.
    ―Entonces tendremos una segunda cita la semana que viene.
    Eso sorprendió al chico del gorrito quien se sonrojó y asintió ante lo que dijo el castaño, suponía que no había nada de malo, cuando estaba con él quedaban casi cada día y en esos momentos no lo veía raro, así que ahora que iba a quedar con Handa tampoco debía pensar en que era raro quedar con la misma persona dos sábados seguidos, al fin y al cabo estaban intentando conocerse y para ello debían tener contacto el uno con el otro. Asintió un poco intentando no pensar tanto en su ex y concentrarse más en el castaño frente a él.
    ―E-está bien ―acabó aceptando simplemente.
    ―Genial, pero debemos quedar lejos del campo de la ribera porque seguro que estarán todos allí —le respondió el castaño mientras lo miraba fijamente notando como un pequeño sonrojo se había instalado en el peli-naranja quien asintió levemente.

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    Por otro lado teníamos una pareja animal que justamente ese día no estaban tan cariñosos como de costumbre, esa paz que siempre se podía ver entre esa pareja había desaparecido. En esos momentos concretamente no querían ni verse. Ya se habían visto esa mañana el poco tiempo de entrenamiento pero después de eso cada cual se había ido por su lado como si no se conocieran. Y ahora cada cual estaba en su casa con sus cosas y su malhumor. ¿Porque esto tan de repente? Todo fue culpa de la auto-invitación de Kame a la cena familiar de cierto guepardo.

    Flash back
    Habían ido juntos al restaurante, cierto camaleón estaba muy feliz porque no estaría solo en casa y podría estar más rato con ese castaño tan lindo que tenía por pareja, pero al llegar la madre de este no estuvo muy feliz de verlo. La primera impresión de por si fue mala. Realmente mala, para que mentir. La mujer que esperaba que llegara su hijo para poder ir a comer con sus hermanos y sus respectivas parejas, lo que no esperaba era que llegara su hijo con esa cosa de cabello verde cogida de su mano.
    —Hola mamá —había dicho Chiita— ya llegué.
    —¿Quién es ella? —preguntó ésta mostrando que era lo que más le interesaba en ese momento.
    —Es un chico y es mi novio. Se llama Kame Reon —fue la respuesta de su hijo mientras miraba al peli-verde que se veía molesto por la confusión.
    —Suizenji ¿Es un camaleón? —le preguntó su madre algo irritada.
    —Es un ser humano mamá.
    —Tiene el pelo verde y con forma de cola de camaleón, no puede ser humano —le replicó— al igual que tu eres un guepardo, al igual que tu padre.
    —Mamá, no somos animales.
    —Claro que sí. Y no voy a permitirte que en una casa de felinos metas a un camaleón.
    —Mamá.
    —He dicho que no. Largo de aquí.
    Kame se enfadó, de acuerdo su pelo era verde, largo, ondulado por la parte de la punta dándole forma de camaleón y hasta su nombre sonaba como el de un camaleón, pero era un ser humano. Y estaba indignado por ese maltrato animal que sufría, es decir, ese desprecio de esa mujer hacia su persona.
    —Oiga usted, señora. Yo no soy un camaleón, soy un ser humano, y no voy a permitir que me trate de este modo.
    Dicho esto el camaleón se fue de allí enfadado para regresar a su casa, en busca de la soledad que encontraría. Chiita por su parte fue obligado a entrar a casa, ya que su madre le cogió por el brazo y empezó a decirle porque no podía tener una relación con un insectívoro.
    Fin Flashback

    Y así estaban en ese momento, Chiita había intentado llamar a Kame y hablar con él pero este lo había ignorado y cuando por fin le respondió, el peli-verde le dijo que lo odiaba a él y a su familia. Des de ese momento ambos estaban tensos el uno con el otro y no querían ni verse. Sobre todo por parte del camaleón que estaba bastante malhumorado al respeto, le habían tratado mal y después había tenido que estar solo a la espera de que llegaran sus padres y eso no le hacía feliz.

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    Al separarse cierto peli-azul decidió ir a dar una vuelta y encontró un lugar donde hacían comida y de la que salía buena olor. Notó que tenía hambre y entró para comer un bol de fideos. Al entrar se sorprendió al ver que en la cocina estaba, justamente, ese peli-lila que deseaba ver. Se acercó a la barra y se sentó en ella con una sonrisa.
    —Hola Tobitaka —le saludó feliz.
    El mayor, el cual estaba cocinando muy concentrado, al escuchar la voz del chico junto con su nombre se giró y vio al peli-azul. No se esperaba que llegara justo en ese momento, habían quedado para entrenar esos días pero nunca le había contado que trabajase en la cocina en algunos momentos. Eso en verdad le daba algo de vergüenza. Después volvió la vista hacia lo que hacía para que no se le quemara o le pasara alguna cosa a la comida.
    —Hola Toramaru —le respondió— ¿Qué haces aquí?
    —Entré a comer algo, ¿Puedo?
    —Claro, ¿Qué quieres?
    —Unos fideos con carne, por favor.
    —Bien —dijo mientras empezaba a preparar el pedido del menor.
    —¿Trabajas aquí? —le preguntó curioso— No me habías dicho nada.
    —Sólo ayudo cuando es necesario, pero no se lo digas a nadie.
    —Ah, está bien —dijo sonriendo feliz de haberle encontrado en este momento y de ser el único que sabría eso del peli-lila.
    —Tú también trabajas en un restaurante ¿verdad? —preguntó Tobitaka recibiendo un asentimiento por parte del menor.
    —En el de mi madre.
    —Entonces ¿Te gustaría venir conmigo a la feria de la comida?
    —Claro que me gustaría —respondió el menor aún más feliz— mi madre pondrá un puesto allí, ¿tú también?
    —El señor Hibiki —dijo observando al menor de reojo.
    —¿Y le ayudarás?
    —Es probable, tener un puesto en un lugar con tanta gente no es fácil.
    —¿Entonces no entrenaras durante ese fin de semana?
    —Podríamos encontrar un momento si quieres.
    —Está bien —afirmó Toramaru con convicción y decisión.
    Ambos estaban felices de poder ir juntos a la feria de la comida, sería más divertido de ese modo. Tobitaka estaba pensando en meterse en el mundo de la cocina y tomar el relevo del entrenador Hibiki cuando este se retirara, aunque para eso debía aprender a cocinar y también debía crecer. Ya había preparado la comida así que le puso el bol de comida delante y esperó que lo probara.
    —Buen provecho —dicho esto comió el primer bocado y después miró al otro chico—. Creo que te pasaste un poco con la sal.
    —Anda come —fue el único comentario que dijo este sintiéndose un poco dolido por el comentario.
    Tobitaka se escribió una nota en su mente que decía que debía vigilar más con la sal, para la próxima. Y Toramaru por su parte comió los fideos que le había preparado Tobitaka, aunque estuvieran algo salados no importaba porque los había hecho el chico con cabello en forma de cuernos de ciervo que tanto le gustaba.

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    En otro lugar había una pareja que estaba muy acaramelada, quizás demasiado, estaban ambos en la cama del mayor besándose como si no hubiera un mañana, aunque si lo habría. Sorano estaba sentado en el regazo de su novio abrazándolo por el cuello sin separarse mucho de él durante los besos. Aún estaba emocionado por cómo se había portado su seme en esa heladería, protegiéndolo como todo un caballero y dándole un beso en ese último momento. Después de eso habían seguido con sus helados y al acabar se había acabado la cita. La verdad era que esa experiencia les había “unido” más de alguna que otra forma. Kitami había demostrado que podía ser un hombre decidido cuando quería y que podía defender a su uke a pesar de ser tan tímido normalmente y eso había hecho que ambos se sintieran mejor con la relación.
    —Ryuu —le llamó Sorano esperando una respuesta de su novio pero este sólo lo escuchaba atentamente— hazme tuyo —su voz era algo sensual.
    Kitami al escuchar eso se puso más rojo que un tomate, no podía creer lo que Sorano le estaba diciendo, quería que tuvieran sexo, así de golpe, sin que él tuviera tiempo de preparase. Pero como iba a decirle que no a su uke cuando le pedía que lo penetrara, y más si lo hacía con esa voz tan sensual y sexi. No podía la verdad, y quizás tampoco quería decir que no. Quizás no, podía asegurar que aunque le hubiera pillado por sorpresa tampoco quería negarse a esa petición tan sugerente. De todos modos…
    —Vo-voy un m-m-mo-me-mento al la-la-la-lavabo —le dijo de repente.
    Sorano se levantó de su regazo y fue hacia el lavabo para calmarse un poco. Al entrar a este cerró la puerta y se mentalizó, visualizó lo que iba a pasar y asintió con la cabeza un par de veces, notando que ya estaba un poco duro.
    —Bien —dijo mirándose al espejo antes de salir.
    Llegó donde lo estaba esperando un aburrido Sorano, que al verlo llegar sonrió. Cuando se sentó al lado de este, Sorano se le acercó y le besó de nuevo llevando una de sus manos a su miembro, acariciándolo por encima de la tela, en verdad quería hacerlo, quería que Kitami lo marcara como suyo de ese modo y que le demostrara cuanto lo amaba. El chico de la bufanda que en esos momentos no la llevaba puesta para la comodidad del momento, se estremeció un poco sorprendido por ese avance de Sorano pero no dijo nada, solo aprovechó la posición para profundizar el beso tomando el control de este, dejando a Sorano sin aliento.
    —Ryuu, estás muy duro —le dijo Sorano cuando se recuperó de ese beso.
    —¿Y de quien es la culpa? —le respondió Kitami sin tartamudear—, el culpable debería responsabilizarse de eso, ¿no crees? —le pasó dos de sus dedos por sus labios y los entreabrió un poco con estos— Con esto estaría bien.
    Después de decir eso llevó sus manos a sus pantalones y los bajó junto con sus bóxers y los dejó en el suelo. Se sentó de nuevo en la cama y abrió un poco sus piernas para que Sorano se arrodillara entre ellas y lamiera su miembro que ya esperaba con ansias esa cavidad caliente y húmeda. El chico de cabello largo le miró unos momentos y asintió. Obedeció esa orden y empezó a lamer hasta que Kitami se corrió en su boca. Se apartó después de eso y miró al mayor el cual estaba recuperando el aliento pero con una sonrisa. Lo cogió del brazo y lo atrajo hacia él, Sorano se acercó a él y recibió el beso que Kitami le dio.
    —Lo hiciste muy bien, ahora déjame complacerte a ti.
    Tiró a Sorano a la cama dejándolo debajo de él y empezó a desnudarlo con caricias y jugueteo. Empezó a subir su jersey mientras sus labios acariciaban y besaban su estómago y la otra piel del menor que iba quedando al descubierto a medida que la camiseta desaparecía. Hasta que llegó a sus pezones y jugó con ellos con lamidas, mordidas y succiones, dejándolos bien erectos después de su paso. Sorano debajo de él solo gemía y arqueaba su espalda disfrutando de sus caricias y sus atenciones por su cuerpo. Estaba sorprendido por el cambio que había dado su novio al excitarlo un poco, pero debía admitir que le gustaba esa otra faceta de Kitami. Era muy excitante verlo tan masculino y seguro de sí mismo, cuando normalmente era lo contrario.
    —Aaaah! Ryuu… aah —era lo único que salía de sus labios mientras este iba quitándole el pantalón y jugaba con su miembro en el proceso.
    A medida que le quitaba la ropa inferior hacía como antes, y jugaba con la piel que quedaba al descubierto, incluyendo ese miembro de su novio que estaba bien despierto y hasta húmedo. No lo dudó ni un momento y lo metió en su boca para jugar un poco con él aunque no lo dejó correrse por el momento. Se humedeció tres de sus dedos y poco a poco fue dilatando la entrada de su novio. Él subió por su cuerpo hasta que llegó a sus labios y lo besó. Fueron muchos los besos que se dieron mientras la entrada de Sorano estaba siendo dilatada por esos besos invasores que iban entrando en su cuerpo uno por uno. Sorano por su parte se había abrazado al cuello de Kitami y estaba ahogando pequeños gemidos entre los besos que este le daba y que él correspondía.
    —Voy a penetrarte —le dijo mientras sacaba sus dedos de su cuerpo y lo miraba.
    Sorano asintió con la cabeza intentando recuperar el aliento que había perdido con esos besos y cerró sus ojos. Kitami se colocó bien entre sus piernas y entró en él. Al llegar al final se quedó quieto dejando escapar un suspiro de satisfacción y miró a Sorano quien tenía los ojos cerrados, las mejillas sonrojadas y sus labios algo apretados.
    —¿Te duele? —le preguntó haciendo la pregunta de rigor.
    —No mucho, pero espera un poco —respondió este abriendo un poco sus ojos de donde salieron un par de lágrimas.
    Kitami asintió y se inclinó un poco para besar su pecho y su cuello escuchando como su uke dejaba escapar pequeños suspiros por ello. Cuando Sorano notó que ya no le dolía se movió un poco y Kitami lo entendió como una invitación para embestirlo y así lo hizo. Sin más empezó a embestir a su novio, no muy rápidamente pero tampoco lento, estaba muy excitado y la situación no ayudaba a su autocontrol por mucho que lo buscase. Sorano solo gemía y parecía disfrutarlo así que poco a poco fue aumentando la velocidad y profundidad de las embestidas hasta que Sorano se corrió entre sus cuerpos y dejó escapar un fuerte gemido, al cual le siguieron muchos más. Kitami que ya se había corrido una vez no fue tan rápido y tardó varias embestidas más en correrse, pero lo hizo dejando su semen en el interior de Sorano quien respiraba agitadamente en la cama sintiendo esa cálida esencia en su cuerpo y como Kitami dejaba de embestirlo.
    —¿Cómo estás?
    —Algo excitado —respondió el menor que con esas últimas embestidas empezaba a sentir que se ponía caliente de nuevo.
    —¿Vamos por otra ronda?
    —Si quieres…
    Y así fue como la tarde de pasión en la habitación de Kitami siguió durante un tiempo más, donde ambos disfrutaron de esa nueva cara que estaba mostrando el siempre tímido Ryuu Kitami: la de pervertido.

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    Y al final llegó ese atardecer de sábado, momento en el que ya estaban preparados para entrar al concierto y escuchar las canciones de las bandas que iban a ir a tocar en él. Otomura había ido a buscar a Narukami a su casa, se habían saludado con un beso y después habían ido juntos hacia el lugar donde se haría el concierto, y ahora ya estaban en él. Pero no empezaba, por el momento, así que estaban hablando para matar el tiempo. Su conversación era entretenida, aunque más bien hablaban de música y de poca cosa más, era algo limitado su tema de conversación, aunque poco a poco iban introduciéndose otros factores en la conversación, como la familia o los amigos. Como las otras veces, la verdad era que podían hablar de cualquier cosa pero siempre acababan hablando de música.
    ―Me alegro de que Reon nos obligara a ir al bar, creo que allí todos conocimos a alguien interesante ―le comentó Kenya― yo conocí a alguien que ama la música tanto como yo.
    ―Es cierto, a veces los amigos hacen cosas acertadas.
    ―A veces ―respondió sin entusiasmo― más bien pocas por eso.
    —Pero esta vez, no nos podemos quejar, porque nos permitió conocernos.
    Llegaron al lugar del concierto y mostraron las entradas. Aún no había mucha gente pero estaban seguros que se iba a llenar en breve, así que fueron un poco más cerca del escenario aprovechando que había poca gente y mientras seguían hablando todo se llenó rápidamente. Cuando se dieron cuenta ya estaban rodeados de miles de cuerpos. Y un poco más tarde salió el grupo que iba a tocar esa noche: “Los Keanes” tocaron varias canciones y entre ellas la preferida de Otomura: “Your Eyes Open”. Cuando acabó el concierto ambos se fueron de allí y se dirigieron a casa del peli-lila, ya que era algo tarde y ambos tenían que regresar a casa. Durante el camino hablaron sobre el concierto.
    ―Me gustó mucho el grupo.
    ―Es un grupo muy bueno, al menos a mi me lo parece así que busqué entradas al saber que vendrían.
    ―Entiendo, estuvo muy bien. Gracias por invitarme.
    ―De nada, todo un placer —le dijo con una leve sonrisa al otro chico.
    Así llegaron a la casa del peli-lila y miraron a su alrededor para asegurarse que no había nadie, entonces Otomura acorraló un poco al otro chico contra la pared y empezó a besarle tiernamente, esa era la mejor despedida posible. Durante el concierto no habían conseguido ningún momento de intimidad así que no habían podido besarse, pero en esos momentos eran libres para hacerlo si les apetecía y sí que les venía mucho de gusto, la verdad sea dicha. Entre besos, abrazos y caricias se les pasó una hora o más. Así que al cabo de un rato Otomura le dio un último beso al peli-lila y se dirigió hacia su casa, la cita había sido increíble pero en parte eso era posible porque estaba con él.

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    En un lugar lejano, más concretamente en una montaña, estaban ciertos chicos pensando en lo que había ocurrido durante la tarde anterior. Había sido muy intensa, demasiado tal vez, teniendo en cuenta la diferencia de su estatus. Uno vivía a Celestia, y era un ángel, el cual ahora notaba dolor en casi todo su cuerpo por la brusquedad del otro. Tenía el trasero adolorido, Desta no se había abstenido a la hora de dejar salir sus instintos y sus deseos; también le dolían las mordidas que tenía por todo su cuerpo y alguna otra parte de cuerpo como, por ejemplo, las caderas. Admitía que lo había disfrutado más de lo esperado, pero no tenía muy claro que era lo que sentía ahora. Aparte del dolor, notaba algo en su pecho, algo que no conocía y que no esperaba conocer. Estaba confuso, y sus amigos de Celestia no tenían ni idea de que le pasaba. Quizás los humanos si lo sabrían, así que tendría que ir de nuevo al mundo humano para ver si encontraba a alguien que se lo pudiera explicar.
    El otro, vivía en Demonica, la parte baja e interior de la montaña. Este se veía más feliz que el otro, no le dolía nada, solo se sentía más relajado después de dejar salir todo lo que tenía dentro después de todos esos años de vida que llevaba. Sonreía como nunca lo había hecho, y por eso mismo todos los que antes habían estado cerca de él ahora lo evitaban. Su sonrisa daba miedo, más que denotar felicidad en esta se podía ver algo de malevolencia. Eso se debía a que tenía algunos conflictos en su mente, había disfrutado de su momento con el ángel, y Sein no se había negado a nada de lo que le había hecho, pero en esos momentos notaba algo de ¿culpa? Nunca había sentido algo así, pero sabía que algunos humanos sentían algo que se llamaba así cuando consideraban que no habían hecho algo del todo bien. Quizás también debería ir a ver a los humanos para ver si le asesoraban con esa cosa tan extraña llamada sentimientos.

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    Hasta aquí este capítulo, como podéis notar aquí me pasé un poco escribiendo, jeje, es largo de cojones, vaya, xd aparte de eso, vemos como Mark y Dylan dejaran el fic, temporalmente, y cuando salgan será por un capítulo o dos como máximo. Por lo tanto le diremos adiós, xd y creo que el fic se me hará más largo de lo previsto en un principio, por causas ajenas a mí, es decir por culpa de los personajes que se alargan con su historia jajaja

    Espero que les haya gustado y que me comenten, muchas gracias por leer hasta aquí, y perdonad por la espera.

    Hasta pronto!!!
  10. .
    Nuevo capítulo, xd debo de aclararme sobre como haré estas cosas pero espero que todo vaya bien, jeje, si veo que debo alargar un poco el fic, pues, esperemos que realmente no se haga pesado, ¿ok? La verdad es que las series de la tele que son muy largas se me suelen hacer pesadas y me da miedo alargarme por si me pasa lo mismo, jeje así que avisadme si me paso, jajaja

    Hola Shira-chan! Pues entiendo, en verdad la pareja de Goenji y Toramaru es linda pero despues del capi 101 del anime todo cambia con ese juego de balon los dos solos en la playa y esa tierna conversacion xd
    Handa y Matsuno van a ir mejorando poco a poco, aunque quizas demasiado poco a poco, y bueno, gracias por el review!
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    Capítulo 14
    Un móvil sonó de repente dentro de una habitación y su propietario corrió a ver de quien se trataba, al ver quien se puso nervioso pensando en porque le llamaba. Eso le hacía algo feliz para que mentir, pero aún le preocupaba un poco lo que había vivido hasta el momento. Handa le parecía un buen chico, quería pensar que lo era y que esta vez todo iría bien, pero le daba algo de miedo eso. No las tenía todas, aún, se sentía inseguro y esas preguntas del otro en la hora del patio de hacía unos días no le ayudaba a calmarse.
    —Hola.
    —“Hola, Matsuno” —se escuchó en el otro lado del auricular— “Soy Handa”.
    —¿Qué quieres? —dijo un poco más tranquilo intentando no aparentar su nerviosismo.
    —“Te llamaba para saber si querrías quedar mañana por la tarde”.
    —¿Para qué? —dijo pensando en que el día siguiente era sábado, no tenía nada que hacer.
    —“Para dar una vuelta o tomar algo… No sé… Si quieres hacer algo o hay algo que te guste, pídelo” —sonrió un poco por esa respuesta algo insegura por parte del otro.
    —Está bien. Podemos quedar más o menos a las 5 si te va bien.
    —“Claro, me va perfecto. ¿A dónde quieres quedar?”
    —Delante del centro comercial —respondió el peli-naranja.
    —“Genial” —dijo contento— “¿Qué tal estás?” —le preguntó interesado y queriendo alargar la conversación.
    —Bien, cómo hace un rato cuando nos vimos —respondió simplemente, pensando en que podía habérselo dicho antes.
    —“Me alegro” —contestó sin saber muy bien que decir.
    —¿Y tú? —preguntó después de pensarlo un rato.
    —“Feliz, me preocupaba que me dijeras que no, me alegra ver que ya no me evitas como antes. Gracias”.
    —¿Por qué no me lo preguntaste en clase?
    —“¿El qué?”
    —Si quería quedar contigo mañana.
    —“Oh, bueno…” —rió un poco nervioso— “es que, como dije antes, pensé que no querrías”.
    —¿Por qué no iba a aceptar?
    —“Nos llevamos mejor, pero no sabía si sería demasiado pronto”.
    —No lo es —fue la respuesta de Matsuno que en esos momentos no sabía que responder—. Mañana no tengo nada que hacer así que no hay problema.
    —“Eso es bueno, entonces nos vemos mañana. Gracias de nuevo”.
    —Hasta mañana —Matsuno sonrió un poco al escuchar como se lo agradecía y finalmente colgó.
    Después de colgar el móvil, Matsuno lo apretó contra su pecho mientras suspiraba. No entendía como podía sentir esas cosas por ese castaño aun cuando su corazón no había sanado del todo, pero ese chico de verdad le hacía sonreír un poco. Estaba confuso por lo que sentía, ese chico parecía querer ponerlo nervioso con sus palabras. No sabía porque pero dijera lo que dijera le parecía la respuesta acertada y eso le ponía a la defensiva. Le preocupaba enamorarse de nuevo, aunque había dicho que no, sí tenía miedo de que le pasara lo que le había pasado la vez anterior. Lo había hablado con el castaño, él ya sabía todo eso, pero por eso mismo tenía más miedo aún. Quizás era algo extraño pero pensaba que tal vez Handa podía aprovecharse de lo que le pasó para jugar de nuevo con él. Negó con la cabeza no quería pensar en cosas de ese tipo, quería confiar en Handa al menos por el momento.

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    Cogió el móvil y decidió aceptar, no podía evitarlo, aunque se sentía algo sobornado por parte del castaño. Este siempre le invitaba a algo que tenía relación con pingüinos y así no podía negarse. A pesar de que ir al zoológico fue una especie de tortura para él, por algún motivo el recuerdo que tenía de la visita no era malo. No podía entender que le pasaba. Ir al circo a ver un espectáculo de pingüinos y de otros animales le parecía una idea increíble aunque tuviera que ir a verlos con ese castaño tan pesado. Suspiró y buscó su número para llamarlo pero al ver que tenía WhatsApp sonrió y le envió un triste mensaje al chico.
    “Está bien, acepto, ¿Cuándo y dónde quedamos?”
    Se sintió levemente culpable por solo enviar un mensaje cuando este había ido expresamente a su casa para verlo e invitarlo, pero solo se encogió de hombros y no hizo nada de caso a esa leve sensación de culpabilidad, no tenía sentido eso. Genda había ido a verle porque le había dado la gana y encima en contra de su voluntad, que peor que eso. Aunque por algún extraño motivo, que nadie conocía, le había gustado ese detalle del felino o más bien de su pingüino.
    ―¿Sí? ―le dijo fingiendo que no sabía quien llamaba.
    ―“Hola soy Genda” ―le dijo este feliz de haber recibido el mensaje― “¿Te gustaría quedar el domingo por la tarde a las 4?”
    ―Hmm… está bien ―dijo mientras hacía ver que se lo pensaba un poco, no iba a parecer ansioso por ello― ¿Dónde?
    ―“Pasaré a buscarte a tu casa”
    ―Tsk, como quieras —fue su seca respuesta por lo que le decía el castaño.
    ―“No te preocupes, seré puntual”
    —Como si eso me preocupara —dicho esto le colgó el teléfono al castaño.
    No podía soportar esto, en serio que no, estaba molesto, acababa de aceptar tener una cita con ese castaño que tan nervioso le ponía y que encima se pasaba el tiempo siendo tan amable y cariñoso con él, aparte de ser todo un caballero y aguantar sus berrinches. ¿Qué mierdas se suponía que hacía? ¿Y porque estaba diciendo cosas buenas de él si se estaba quejando? No entendía nada de lo que pasaba en esos momentos. Su mente era un caos, pero ya estaba hecho, ya había dicho que sí. Se arrepentía pero en verdad tampoco le molestaba tener que ver a ese pingüino castaño con marcas en la cara. Se sonrojó por ese pensamiento y decidió no pensar más en él.

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    Habían salido de clase y dos ingleses se habían ajuntado de nuevo, tenían cosas que hacer y preparar y también cosas que decir. Por azares de la vida en esos momentos se les acababan sus momentos de paz en Japón, debían regresar a Estados Unidos. Tampoco era nada malo porque echaban de menos a su tierra y también a su lengua, pero les entristecía un poco tener que dejar a los chicos. Había sido divertido mientras había durado, eso sí. Ambos se habían despedido ya de los chicos y solo les quedaba prepararse para regresar.
    —Tengo ganas de volver a casa.
    —Me too —respodió Dylan con su energía de siempre—, mañana saldrá el vuelo, por la mañana, es un viaje largo.
    —Ya ves, pero en cuanto lleguemos a casa podremos descansar un poco.
    —Es una suerte que mis padres me dejen quedar en tu casa, ellos no pueden regresar aún.
    —No te preocupes mis padres seguro que estarán encantados.
    —No tanto como nosotros, creo.
    Dicho esto se acercaron mutuamente para besarse, que bonito momento, debían despedirse de sus amigos pero al menos podrían estar juntos en su país natal. Este viaje les había dado el valor para confesarle y les había traído algo inesperado. Ninguno de los dos esperaba encontrarse aquí, jugar juntos de nuevo, quedar, ni tampoco acabar como pareja. Había sido una estada más corta de la que hubieran deseado, pero en la cual habían pasado muchas cosas.
    —Me alegro de haber venido a Japón —le dijo Mark después del beso.
    —Me too —respondió este antes de volver a besarle.
    Estuvieron así un largo tiempo, besándose con deseo, hasta que acabaron ambos tumbados en la cama pensando en lo que había pasado esa otra vez que habían estado solos en la misma habitación, quizás no era mala idea tener un buen momento de sexo en pareja como despedida de esa habitación y de ese país. Ambos tuvieron la misma idea y ninguno de los dos se negó a ello.

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    En la tarde de un viernes, podemos encontrar a dos chicos amantes del fútbol, que no juegan al fútbol. Raro pero cierto. Cierto chico de cabello gris y ojos negros marcados con delineador y mirada algo siniestra, no había ido a entrenar en el campo de la ribera esa tarde. ¿Por qué? Muy sencillo, había decidido aceptar la propuesta de Raiden de acompañarlo a comprar y hacer algo de vida social con su familia. Ya había ido a comer en su casa varias veces, al menos un par, ya conocía a los hermanos de este, y había entrenado mucho. No le apetecía entrenar solo esos días y su compañero no había aparecido mucho por el campo en esos días así que había decidido pasar tiempo con ese chico tan cálido que le hacía sentir bien. Le gustaba estar con Hijikata porque negarlo y este le “invitaba” a hacer vida familiar pues decir que no le parecía tontería.
    —Shadow-nii-chan —le llamó la más pequeña de la casa mientras se le sentaba en sus piernas— ¿Cómo es tu familia?
    La pregunta de la niña lo había sorprendido realmente, explicar cómo era su familia era algo simple, porque era muy normal. Pero de todos modos no esperaba que Mio le preguntara algo como eso de repente. Sus hermanos se acercaron para escuchar, hasta Hijikata estaba atento a la respuesta aunque estuviera haciendo la comida en esos momentos.
    —Es muy normal, mi padre y mi madre trabajan y no tengo hermanos.
    —¿No tienes hermanos? ¿En serio? —preguntó la niña algo triste.
    —No, mis padres no tienen tiempo para cuidar de mí, siquiera.
    —Oh… —la niña parecía triste pero de repente se animó— entonces seremos tus hermanitos, así no estarás sólo.
    —¡¡Sí!! —gritaron los gemelos mientras los otros dos asentían.
    —No podemos dejar que Shadow-nii-chan esté sólo, ¿verdad? Aquí somos muchos —le respaldo el mayor de los 5 niños.
    —Creo que tendremos que adoptarte —le dijo Raiden a Shadow acercándose a ellos con la comida—. Entonces, que tal si después de la comida jugáis un poco.
    —¿Comer ahora? —preguntó extrañado por la hora.
    —Es la hora perfecta para tomar la merienda —le dijo el otro niño que no había hablado aún.
    —No es gran cosa, son cruasanes rellenos con mantequilla y mermelada de melocotón, espero que te gusten.
    —¿Yo también?
    —Claro, todos los que estén en la familia tienen que comer bien.
    —Gracias.
    Dicho esto todos cogieron un cruasán y empezaron a comerlo, estaba bueno, algo dulce pero no era empalagoso como otras cosas dulces que al poco tiempo te dejaban arto de tanto dulce. Los acabaron todos y después de eso los niños pidieron permiso para ir a jugar a fútbol, pero para ello tenían que ir al campo de la ribera y no podían ir solos. Hijikata tenía cosas que hacer por la casa. Ser ama de casa, estudiante y cuidar de 5 hermanos a la vez no era nada fácil. Y encima el chico tenía energía y tiempo para ir a jugar al fútbol de vez en cuando, Shadow empezaba a sentir admiración por ese chico aparte de sentir otras cosas por él.
    —Nii-chan, ¿podemos ir?
    —No podéis ir solos.
    —Puedo acompañarlos yo, si quieres —propuso el peli-gris viendo que los chicos realmente querían.
    —¿Estás seguro?
    —Sí. No hay problema con ello.
    —Muchas gracias.
    —Biiiiiiieeeeeen —gritaron los cinco mientras rodeaban a su salvador vitoreándolo— Gracias, Shadow-nii-chan.
    Y así fue como la vida familiar con Raiden Hijikata, y sus hermanos, empezó formalmente para Shadow. Aunque de forma no oficial ya que no tenían ningún vínculo aparte de ese cariño que poco a poco iba naciendo entre ellos.

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    Y como no, otra vez cierto ángel bajó en el momento equivocado, al parecer su reloj celestial no funcionaba bien, porqué no había manera alguna de llegar en el momento preciso para poder jugar con esos malditos terrícolas que les habían dado una paliza hacía tiempo. Bueno no iba a quejarse porque también habían vencido a eso demonios tan repugnantes que seguían a su capitán, ese demonio de cabello castaño y largo, que le parecía hermoso… ¿Cómo hermoso? No, debía de ser un error, no podía ser que estuviera pensando en que le gustaba ese horripilante y antipático demonio.
    —Ya es mala suerte la tuya, ¿eh? Siempre que llegas estás solo.
    Sein se giró al escuchar esa voz, la mala suerte era que siempre se lo encontraba a él. Por culpa de esos pensamientos anteriores al tener al demonio delante suyo se sonrojó un poco, consiguiendo una mirada sorprendida del otro pero que pronto pasó a una de superioridad. Se acercó al ángel y volvió a acariciar su mejilla.
    —Cierto ángel… al parecer pensaba en mí.
    —Más quisieras —respondió ese apartando la mirada.
    —Quizás —dijo este acercándose más al chico y levantando su rostro por el mentón antes de darle un beso.
    El ángel de la trenza roja se sorprendió ante el beso y aunque al principio pensó en rechazarlo al final, le gustó la sensación de ese beso y acabó por corresponder. Cierto demonio también estaba disfrutando de esto. La verdad era que des de qué había visto esa hermosa reacción en Sein la vez anterior que se habían encontrado que no había podido dejar de pensar en él. Profundizó el beso haciéndolo un poco que este se volviera más demandante y pasional. Cogió al chico por la cintura con una mano y con la otra empezó a acariciar su pecho buscando algo que haría gemir al chico cuando lo tocara. Cuando encontró su pezón lo cogió y lo apretó con algo de fuerza antes de tirar de él y frotarlo.
    —AAAH —se separó Sein del beso mirándolo con la ceja algo arrugada—. Eso duele.
    —No sabía que los ángeles fuerais tan delicados.
    —Pues yo sí sabía que los demonios sois unos malditos brutos.
    —Los ángeles por vuestra parte sois unas princesitas.
    —Cállate.
    —Cállame tú.
    Y dicho y hecho, Sein se lanzó de nuevo a los brazos de Desta y empezó a besarlo para evitar que este siguiera hablando. La verdad la mejor opción era mantener la boca de ese demonio callada para que no molestara con sus palabras. Y de paso Sein disfrutaba del beso, que para que mentir le gustaba hacerlo. Ni lento ni perezoso Desta empezó a jugar de nuevo con el pecho de Sein, no lo hizo más flojo que antes pero como el ángel ya se lo esperaba, no le dolió tanto. El poder de la mente es grande, y si uno se sugestiona puede superar el dolor.
    El ambiente estaba cada vez más cálido, pero tener sexo en una tierra arenosa no era muy cómodo así que se desplazaron hasta una zona de pendiente donde había hierba y se tumbaron en la parte baja para que no los vieran las personas que pasaran. Allí Desta empezó a quitarle la ropa al chico de la trenza, el cual estaba sonrojado y algo agitado por la excitación. Cuando la ropa del ángel hubo desaparecido Desta lo miró un poco y sonrió.
    —No tienes tan mal cuerpo, para ser un ángel.
    Esta vez no obtuvo respuesta alguna por parte de Sein, no quería pelear en esos momentos, no tenía sentido hacerlo cuando estaba tan excitado por las “torturas” de ese demonio. Y para que mentir, no podía pensar con suficiente claridad para dar una respuesta adecuada a esas palabras. Dicho esto el demonio prosiguió a marcar y profanar dicho cuerpo celestial. Acercó sus labios al pecho de Sein y le mordió dejando claramente las marcas de sus dientes por el cuerpo de este. No habría ninguna duda de que ese ángel ya tenía dueño eso estaba más que claro. Preparó levemente el cuerpo de este con sus dedos, pero la verdad, estaba demasiado excitado así que se quitó sus pantalones y ropa interior, y decidió atacar.
    —Ah —dijo Sein algo fuerte por esa intromisión inesperada— Desta, duele.
    El demonio se quedó quieto en su interior unos segundos, bueno, tampoco era cuestión de romperlo e irse. Cuando el chico se calmó un poco empezó a moverse lentamente hasta que fue cogiendo velocidad en las penetraciones. Sein gemía y jadeaba, con lágrimas en sus ojos, en parte por el dolor en parte por el placer. Hasta que al final gemía de placer y acabó llegando al orgasmo antes que Desta, que siguió embistiéndolo hasta que terminó dentro del ángel.
    —No estuvo tan mal —dijo cuando recuperó el aliento—. Me apetece una segunda ronda.
    Y así fue como un demonio casi “violó” un ángel, aunque no fue exactamente contra la voluntad de este. Fue una tarde muy intensa para este par, que aún no tenía muy claro que sentían el uno por el otro.

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    En un restaurante algo lejano de allí podemos encontrar a una pareja que juega al fútbol, o más que bien que practica pases. Quien dice pareja dice par de dos, no nos referimos necesariamente a dos personas que estén emparejados. En esos momentos estaban practicando como pasar el balón en un punto concreto y como chutarlo. La verdad era que el peli-lila había mejorado bastante al respeto. Al parecer entrenar con el peli-azul si le motivaba bastante. No quería hacer el ridículo delante de ese chico tan bueno, con ese don por el fútbol, y tan hermoso. Esto último era un detalle aparte.
    —¿Por qué te da miedo jugar bien? —le preguntó Tobitaka de repente desconcentrándose y perdiendo el ritmo de los pases.
    —Porque no quiero que vuelvan a dejarme de lado, nuevamente.
    —Pero en el Raymon hay muchos jugadores buenos, ¿cierto? No creo que esto vaya a pasarte de nuevo.
    —Lo sé, y yo los admiro mucho, sobre todo a Goenji-san, pero siempre que pienso en lo que pasó me tiro hacia atrás.
    —Puedo entenderte, pero si no avanzas hacia delante nunca lo superarás.
    —Hablas como si supieras por lo que paso —dijo Toramaru a la defensiva en ese momento.
    —No puedo entender lo que te ha pasado, pero sé cómo se siente uno cuando lo dejan de lado.
    —¿Ah sí?
    —Sí, hace unos años me quedé solo por culpa de un pequeño problema, y fue en ese momento cuando me metí en las peleas de pandilleros. Era fuerte así que no me iba mal por allí. En ese entonces fue cuando encontré a mis amigos.
    —¿En verdad eres un pandillero? —dijo Toramaru confirmando sus sospechas.
    —Ahora ya no lo soy, porque el señor Hibiki me sacó de ese mundo.
    —Pero te vi esa noche…
    —Esa vez sólo fue porque ellos me buscaron y amenazaron a mis amigos.
    —Volverás a pelearte.
    —No, si puedo evitarlo.
    Después de esa conversación se quedaron callados pensando cada cual en lo suyo, hasta que Toramaru se fijó en la hora y se despidió para regresar a casa, ya era hora de ayudar a su madre en el restaurante así que no podía entretenerse más. Había ido toda la semana a entrenar con Tobitaka por las tardes, después del entrenamiento hasta la hora de ir a ayudar a su madre, pero ese era el primer día que hablaban de algo tan importante y, la verdad era, que mientras corría hacia su casa sentía su corazón latir rápidamente y un pequeño sonrojo se había instalado en sus mejillas

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    En otro lugar de la ciudad en una heladería estaban dos chicos sentados uno frente al otro sin prisa alguna, a pesar de que iba oscureciendo. Cada vez más, cada vez se hacía más oscuro pero a ellos les daba igual, para ellos no había tiempo en ese momento, estaban dentro de su burbuja de felicidad comiendo ese delicioso helado bien fresquito. Pensándolo bien en ciudad Inazuma hacía demasiado calor para los dos chicos acostumbrados al frío. Y qué mejor que comer un helado para finalizar una hermosa cita, en la que habían paseado y jugado durante toda la tarde. Pues no había nada mejor que eso. Así que ahora dos chicos, uno con bufanda y otro con orejeras estaban comiendo en la heladería, felices de la vida, aunque algunas personas les miraban un poco extraño por lo tapados que se veían con ese calor que hacía ese día.
    —Ryuu, ¿Qué tal sabe tu helado de sorbete de limón y naranja? —le preguntó Sorano entusiasmado y muy feliz, viendo su copa de helado de dulce de leche.
    —Está muy bueno —dijo este sin tartamudear, aleluya.
    —¿Puedo probar?
    —Cla-claro —ya se pasó el milagro, y respondió tartamudeando.
    Y dicho y hecho, Sorano cogió un poco del helado de su novio con una cuchara y lo llevó a sus labios empezando a comerlo de un modo un tanto erótico, dando pequeñas lamidas al helado que estaba en la cuchara. Ante esa visión Ryuu se sonrojó y no sangró de la nariz por un milagro, aunque de todos modos le costó sobreponerse, así que se fue al lavabo para calmarse un poco. Se lavó el rostro intentando no mojar su bufanda y se relajó un poco antes de volver hacia la mesa llevándose una muy mala sorpresa. Un chico estaba hablando con su novio, el cual no sabía qué hacer en ese momento. Se acercó a la mesa y pudo escuchar algunas cosas que le dijo.
    —Vamos, preciosa, nos lo pasaremos bien —decía el chico— no tienes por qué estar aquí sola, yo te haré compañía.
    En ese momento el censor celos/macho de Ryuu se activó y no pudiendo ni imaginar que ese desgraciado quisiera llevarse a su novio a saber Dios donde y para qué se acercó decidido donde estaba ese tipo y le tocó el hombro para llamar su atención. Este se giró y lo miró, al ver esa mirada tan seria que tenía Kitami tragó saliva y le miró de arriba abajo, la verdad era que imponía. Nadie lo hubiera dicho pero en esos momentos Kitami había hecho una transformación a macho alpha que había dejado a ese chico sin palabras.
    —¿Tienes algo que decirle a mi novio? —le preguntó con voz amenazadora.
    —Yo… —dijo ese chico algo asustado y negando con la cabeza—. N-no, sólo me pareció raro verla tan sola.
    —No está sólo, Rebun es mi novio y está conmigo así que lárgate.
    El chico se fue del lugar y Kitami se relajó después de soltar un suspiro de alivio. Por su parte Sorano que estaba viendo eso y alucinaba por ese cambio que había visto en su novio por primera vez. Al salir de su shock sonrió más feliz que una perdiz y básicamente saltó de su silla a los brazos de su novio para abrazarlo.
    —Estuviste increíble, Ryuu —le dijo este antes de darle un beso en la mejilla, consiguiendo un sonrojo por parte de este.
    —¿E-en serio? —preguntó este volviendo a ser el de siempre.
    —¡Síiii! —exclamó el otro— como todo un príncipe cuando salva a su princesa.
    —M-me a-alegro —le dijo sonriendo bajo la bufanda antes de bajarla un poco y besar a su novio— fa-faltaba e-esto.
    Y así fue como Sorano tuvo la mejor cita de su vida junto a su amado Kitami que lo había invitado y encima le había salvado de un posible violador que quería aprovecharse y robarle su flor. Pero esto último sólo le estaba permitido a cierto príncipe que era capaz de vencer a su timidez para defenderlo de las amenazas.

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    Había una vez un guepardo, en este mundo un animal carnívoro, que estaba enamorado de un camaleón, un animal insectívoro que se desplazaba bastante lento. El paso lento del camaleón contrastaba con el paso rápido del guepardo, el animal más rápido de todos. A pesar de esa extraña diferencia el guepardo no podía evitar seguir el paso a su amado camaleón, este tenía la batuta en la relación, a decir verdad. No era normal que un guepardo se dejara mandar por un camaleón y él lo sabía por eso quería imponerse de vez en cuando. Como en este momento.
    —Reon —le llamó a su novio el cual estaba tranquilamente tumbado encima de él.
    —Dime.
    —Tengo que irme, que es tarde.
    —Quédate a cenar.
    —Te dije que no puedo que tengo una cena familiar.
    —¿En serio no puedes quedarte? —le preguntó el chico del cabello verde a su novio quien lo miraba negando con la cabeza.
    —Otro día me quedaré.
    —Eso no es justo —dijo con un puchero el camaleón.
    Al ver ese puchero el guepardo se sintió algo mal por dejar solo a su novio, ese día el pobre camaleón estaba sólo en casa porque sus padres se habían ido por saber qué motivo. Y no quería quedarse sólo. Pero justamente ese día daba la casualidad de que tenía que ir con su familia a cenar con unos parientes. Malditas casualidades.
    —Vas a dejarme aquí sólo.
    —No es que quiera hacerlo, la verdad.
    —Entonces no lo hagas.
    —Pero esto no lo decido yo.
    De repente unas pequeñas lágrimas empezaron a amenazar des de los ojos del camaleón con salir de sus ojos. O no, el sensor seme hizo saltar una alarma ante esa acción y Chiita hizo un esfuerzo para pensar una solución. Quizás podía llevar a su novio a comer con la familia y de paso presentarlo a todos oficialmente.
    —¿Por qué no vienes y así te presentó a mi familia? —preguntó de repente haciendo que las lágrimas desaparecieron de esos hermosos ojos verdes y que su novio sonriera.
    —¿En serio? —preguntó feliz mientras este asentía esperando que su familia lo perdonara por eso— Gracias, te amo.
    Y así fue como el guepardo, el carnívoro más rápido del planeta tierra, perdió claramente la batalla contra un animal lento como el camaleón, el cual había conseguido una victoria aplastante y encima de eso también una comida y una presentación oficial con la familia de su guepardo. ¿Qué más podía desear un camaleón enamorado?

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    Y por último, nuestra última pareja del capítulo, podemos encontrarla… separada, si, cada cual en su casa que dicen. ¿Y porque eso? Porque ya era tarde y todos estaban en sus casas preparándose para dormir. En esos momentos un mensaje llegó en un teléfono móvil que aún no estaba dormido, porque estaba escuchando música con sus cascos de alta categoría. Una cosa importante debía ser buena. Así pues estaba este chico peli-lila escuchando música tumbado en la cama mirando el techo, pensando en su amado peli-azul quien justamente era la persona que le manda el mensaje.
    “Conseguí unas entradas para un concierto, mañana por la tarde, actuaran los Keanes, entre otros, ¿quieres venir conmigo?”
    En cuanto leyó ese mensaje enseguida respondió con un sí, obviamente, si a un amante de la música le dices que puede ir a un concierto gratis con su novio también amante de la música es imposible que diga que no. Otomura esperó el mensaje de Kenya el cual no se había hecho esperar demasiado. La verdad sea dicha de paso.
    “Claro, dime hora y lugar”
    “Mañana a las 3 del mediodía te paso a buscar”
    “Genial, te estaré esperando”
    Dicho esto ambos dejaron de enviarse mensajes y cada cual se puso a escuchar su música antes de irse a dormir, pensando en la cita del día siguiente donde podrían escuchar buena música, en buena compañía, ¿qué mejor que eso para ser feliz? Para los amantes de la música nada podía ser mejor que eso.

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    Y hasta aquí este capítulo de hoy, vino rápido porque me inspiré la verdad sea dicha. Y porque se lo dije a Saito, también jejeje, espero que os haya gustado.

    ¡Espero reviews!
  11. .
    Bueeeeno!! Al fin! Ya no te acosare mas por face xd aunque deberias actualizar atalapastruka o como se escriba xd

    Ahora es cuando debo hacer apuntes sobre quien es quien hasta que lo memorice jajaja es una era dificil, yo deberia leer de nuevo unos pdf sobre la epoca moderna para mi fic, pero no me gusta esa epoca xd hice el fic para estudiar y aprobar pero ya lo hice xd

    Bueno, comentario cutre pero es que mi pc esta muerto y mi movil anda jodiendo asi que no puedo hacer mas xd me encanto y quiero la conti xd estoy impaciente por saber como ira xd
  12. .
    Ei!! ¿Qué tal? Bueno, espero que no se les haya hecho muy largo esperar por este segundo capítulo, jeje y también espero que les guste igual o más que el anterior. Digamos que en este capítulo acaba la presentación o el inicio de este fic y que a partir de ahora vendría la parte buena. Espero que no se les haga pesado el capítulo.
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    Capítulo 2
    Pasaron las horas y los ayakashis habían empezado a disminuir, también el agujero se había cerrado al fin. Así que en cuanto consiguieron cargarse a todos esos fantasmas que seguían aún por la zona Yato se dejó caer al suelo sudoroso. Estaba cansado de tanto luchar. Bishamonten apareció junto a su arsenal de armas, Kuraha se sentó en el suelo y ella bajó del león donde había estado subida durante la parte final de la lucha para poder seguir mejor a los ayakashi y evitar que huyeran hacia la ciudad.
    —Vuelve, Yukine —dijo haciendo que un chico rubio de ojos rojos y hermoso apareciera a su lado.
    —Fue un buen combate, Yato —le felicitó ésta mirando hacia otro lado.
    —Lo mismo digo.
    Después de eso se hizo un pequeño ambiente incómodo entre ambos y Bishamonten decidió irse de allí. Montó de nuevo en Kuraha y se fue a su mansión. Mientras que Yato se quedaba descansado un rato en el lugar, aunque enseguida miró a su shinki, este estaba nervioso y algo le inquietaba. Miró hacia el cielo, era oscuro y donde estaban en ese momento no había luz.
    —Yato…
    —Vámonos Yukine.
    —¿Dónde vamos? —le preguntó este empezando a seguir a Yato.
    El dios de chándal empezó a andar hacia un lugar inespecífico, al menos para el rubio que lo siguió a pesar de no haber obtenido ninguna respuesta del mayor. En verdad ya estaba acostumbrado a eso así que no le dio mucha importancia y esperó a ver a donde llegaban. Grande fue su sorpresa al ver que habían llegado a un templo que se había construido hacía poco para venerar a una nueva diosa que había nacido por el fanatismo que muchas personas de esta nueva era sentían por las parejas yaoi.
    —¿Qué hacemos aquí Yato?
    —Buscamos refugio —le dijo como si fuera muy obvio mientras parecía que se burlaba de su shinki.
    —Eso lo sé, idiota, pero lo que quiero saber es porque en casa de Hinata-san —le respondió este empezando a perder la paciencia.
    —Porque después del lio que se montó por lo de Kofuku no podíamos regresar allí y este era el templo más cercano.
    —Pero aquí está oscuro…
    —Yo te protegeré si pasa algo —le dijo con pose de yo soy el más guai.
    —¿Y yo tengo que confiar en un Dios que ni templo propio tiene? —le preguntó mirando hacia otro lado con cara de no creer que eso fuera a pasar.
    —Ouh —soltó Yato notando un pinchazo en su corazón por esas palabras, pero rápidamente se defendió—. No le hables así a tu dios, ya verás que pronto el gran dios Yato tendrá más de 1,2 billones de seguidores y un montón de chicas que lo adoraran.
    —Sí claro… Chicas… ya me dirás para que las quieres…
    —Para que me adoren obviamente, las mujeres son las seguidoras más fieles y que dan mejores ofrendas.
    —Como si fueran a ofrecerte gran cosa a ti.

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    En otro lugar Hinata estaba con Katsume, no piensen mal, no hacían nada extraño a diferencia de otros chicos de la casa. O no si eres una fujoshi. Como buena Diosa del Yaoi, Hinata dedicaba su tiempo a crear parejas pero también a espiarlas con su espejo. Por eso mismo había convertido a Katsume en el espejo del amor para que le mostrara las escenas de yaoi que había en su templo en esos momentos. Así que estaba en su habitación observando fijamente a Shoki, donde podía ver a las dos parejas de la casa. No había especificado que ese espejo era de bolsillo por lo tanto era plegable y tenía dos espejos, uno en cada tapa. Cada uno de los espejos le mostraba una pareja. Es decir había visto a Natsume y Matsume en sus momentos incestuosos, y también ese inicio para nada inocente que habían tenido Tatsume y Fuyume.
    —La verdad es que ya me lo esperaba —comentó esta con una sonrisa feliz.
    —Hinata-sama, no sé si es algo apropiado espiar a sus propios shinkis.
    —Oh, vamos, como su maestra debo saber cómo están en todo momento.
    —No es cierto, eso no lo hace ningún otro Dios.
    —Katsu, vamos no te quejes, no es para tanto.
    —Estamos invadiendo la privacidad de mis hermanos.
    —¿Y eso te molesta? ¿O te molesta más que aún no encontramos tu uke?
    —Me molesta que no puedan tener intimidad.
    —Ya… —dijo esta desconfiada, pero notando algo en su pecho que realmente le decía que su shinki no estaba contento con su decisión de observar como les iba a sus hermanos—. Pero cambiando de tema, no entiendo que fue lo que pasó con ese ayakashi. Este me atacó, salté y me apoyé en su espalda con mis manos para poder saltar de nuevo y huir pero de repente desapareció. Fue extraño —con ese cambio de tema consiguió desviar los pensamientos de Katsume y también sus sentimientos consiguiendo que ese dolor menguara lentamente.
    —¿Cómo desapareció?
    —Salió esa estrella de luz de repente pero yo no tengo armas.
    —Eso es raro. Cierto… quizás debas preguntarle a alguien más.
    —Tienes razón. Aunque no sé a quién.
    Pero en este punto de la conversación, esa pequeña paz familiar se rompió por la llegada de unos visitantes no invitados, exactamente, que llegaron después de un arduo trabajo. Pero no llegaron tranquilos sino que empezaron a discutir. Hinata dejó de ver a través de Shoki y miró a su alrededor, al reconocer las voces ordenó al espejo que los mostrara. Realmente su espejo servía para poder observar cómo se desarrollaban las parejas que ella formaba con sus guantes, es decir solo podía a ver a las parejas que ella misma había tocado y no a cualquier pareja que existiera por el mundo. Pero había un caso excepcional, cualquier persona que entrara en su templo podía ser observada por el espejo aunque ella no los hubiera tocado. Sonrió al ver que eran Yato y su shinki. Desde que los había visto que estaba segura de que había algo entre ellos dos, estaba tentada a tocarlos para que acabaran de ser pareja pero por el momento solo disfrutaba de verlos pelear de ese modo tan adorable, se notaba el gran amor y la gran confianza que había entre ellos.
    —Vuelve Katsume —Hinata llamó a Shoki por su nombre humano y sonrió pervertidamente. Tenía una idea interesante y la verdad bastante atractiva a su parecer—. Venid Geki, Taiki —llamó y salió del templo para acercarse al par y abrazarlos.
    Cuando los abrazó puso su mano derecha enfundada con Geki en el hombro de Yato y la mano izquierda en el hombro de Yukine. Eso se pondría interesante. Algo en su corazón o en su alma de Diosa del Yaoi le estaba avisando de que a partir del día siguiente pasarían cosas inesperadas.
    —Podéis entrar y dormir en el templo —les dijo interrumpiendo su pelea y empezando con su plan—. No tenemos ninguna habitación preparada pero podéis compartir sofá. Será más cómodo y caliente que dormir aquí. Y podéis dejar la luz encendida.
    —¿E-en serio? —preguntó el rubio de ojos rojos, Yukine, emocionado.
    —Claro, no hay problema.
    —Muchas gracias —dijo haciendo una reverencia.
    Yato no dijo nada pero con eso tampoco negó. Hinata sonrió ante eso y los hizo entrar a ambos en el templo y les indicó donde estaba el sofá. Iba a irse a dormir pero primero quería hacerle una pregunta a Yato, este era un dios que había vivido mucho tiempo y seguramente lo sabría o eso esperaba, así podría encontrar solución a su problema.
    —Yato —le llamó un poco pensativa—. Hoy me pasó algo extraño con un ayakashi —y después empezó a explicarle lo ocurrido, este pensó un poco y respondió.
    —Tus guantes son uke y seme, son los guantes del amor en este caso lateral.
    —Sí, Geki es el guante del amor seme y Taiki el del amor uke —mirando sus manos donde aún llevaba a sus shinkis.
    —Quizás al tocarlo con las dos manos a la vez, el ayakashi que es un fantasma que ha cruzado hacia el lado oscuro, volvió a recordar el amor puro y eso lo purificó.
    —¿Cómo? —preguntó Hinata sorprendida.
    —Debemos tener en cuenta que los ayakashis son espíritus de humanos que se dejaron poseer por sentimientos negativos: miedo, avaricia… de otros ayakashis o espíritus de personas que se suicidaron, que no querían vivir. El amor es un sentimiento “positivo” quizás con eso lo hayas purificado.
    —Me parece algo increíble.
    —Ciertamente nunca hubiera pensado que algo así podría pasar pero si lo que cuentas ha pasado realmente así, es la única explicación posible.
    Hinata se quedó pensando un poco y asintió por lo que Yato le contó. Después les dio las buenas noches y decidió que ya era hora de irse a dormir. Probablemente el día siguiente tendría cosas que hacer. Debía prepararse para el día siguiente, y estar en forma para poder seguir con la pareja tan adorable que en esos momentos dormía en el sofá de su casa. Con Ryuki ya había comprobado muchas veces que había un aura de amor a su alrededor y hoy había dado el paso de usar sus guantes para que este amor fluyera. Sólo deseaba que con eso todo iría bien entre ese par.

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    Katsume se fue a su habitación al igual que sus hermanos y dejaron a Hinata sola para que durmiera. Esta fue a su habitación y se tumbó en la cama pero no durmió. Estaba pensativa, en su pecho aún notaba esa sensación extraña que la invadía siempre que convertía un alma en shinki. Sabía que eso se debía a que al momento de hacer la conversión toda la vida de tu shinki llegaba a tu mente, incluida su muerte. Ya le había pasado eso cuando había dado nombre a los gemelos, hacía unos pocos años. Había sido en una noche extraña, realmente extraña.

    Flashback
    Ellos vivían en una casa adinerada, realmente adinerada, vivían junto a sus padres y un hermano pequeño. En esos momentos estaban ellos 4 en casa, habían regresado de la escuela y sus padres se habían ido con su hermano pequeño a una competición que tenía este. Des de los 10 que entrenaba en un equipo y ahora que tenía 12 le habían ofrecido un puesto en un equipo importante de la ciudad, como eran los primeros días ambos padres habían decidido ir con él. Sus hermanos ya eran mayores y no debían estar encima de ellos todo el tiempo. Ya tenían 18 años, y estaban a punto de entrar en la universidad, no eran críos.
    Pero ese día fue diferente. Un hombre que estaba envidioso de esa familia había decidido atentar contra esta. Cuando no había nadie se había colado en la casa y había empezado a preparar todo para su plan. Cuando los chicos llegaron, no esperó más y prendió fuego a la casa. Este rápidamente se expandió por esta, y sin que los chicos tuvieran tiempo de reaccionar la casa incendiada les impidió la salida y murieron en el incendio. Ese hombre lo tenía muy bien planeado todo.
    En ese entonces Hinata acababa de nacer y no tenía aún ningún shinki a su disposición, había crecido a manos de otro Dios, y ahora estaba buscando sus propios shinkis, pero en la búsqueda se había encontrado con un ayakashi inesperado. Empezó a correr hasta que por casualidad llegó donde estaba la casa en llamas, los bomberos intentando apagar las llamas, los vecinos observando curiosos, y los padres y el hermano llorando pensando en si los chicos estarían bien. En eso Hinata se dio cuenta de que allí había cuatro espíritus y no había dudado en convertirlos en shinki como su instinto de diosa le decía. Les dio sus nombres y estos vinieron a ella, pero para su desgracia ninguno servía para luchar. Claro ella tampoco era una diosa de la guerra, no sabía que esperaba. Al final con esas cuatro armas que no le servían de mucho para luchar contra ese ayakashi salió huyendo de nuevo hacia llegar a su templo. Poco a poco fue conociendo la utilidad de cada uno de ellos hasta que ese día había aprendido una nueva posible función para Natsume y Matsume.
    Fin Flashback

    Suspiró, una de las peores partes de convertir un alma en un shinki era ver su pasado y su muerte. Todas las almas factibles de convertir debían ser espíritus errantes, es decir, espíritus de gente que había muerto por un accidente o asesinada y que aún tuvieran las voluntad de seguir viviendo. La muerte de Fuyume había sido diferente pero igual de dramática, como tocaba para poder ser convertido en shinki. Suspiró y decidió pensar y recordar eso, que acababa de ver. Sabía que la mejor terapia posible era afrontar lo que fuera para poder superarlo.

    Flashback
    Estaba corriendo para encontrar su templo rápido cuando había encontrado un espíritu errante que aún no estaba poseído por un ayakashi pero que poco le faltaba. Juntó sus dedos y tan rápido como pudo hizo el conjuro para convertirlo antes de que fuese devorado por el fantasma. Lo consiguió a tiempo pero en ese momento todos los recuerdos de la vida que tenía el chico acudieron a ella. Fuyume había tenido una vida feliz hasta el momento, no tenía muchos problemas, quizás algunas peleas en la escuela. A los chicos les molestaba que fuera tan pasota y que no les hiciera caso, que fuera tan frío y solitario. Eso les hacía pensar que se creía superior a ellos aunque en realidad simplemente se sentía bien estando solo y pasando del mundo entero. A pesar de todo eso no tenía problemas, porque los chicos pronto se cansaron de intentar tener algo con él y solo hicieron lo propio ignorarlo. Pero un día escuchando música distraído, metido en sus pensamientos, cruzó la calle estando en verde, pero justamente en esos momentos había una persecución policial cerca de allí. El chico peli-rosa, no escuchó la sirena, ni los gritos, tampoco los avisos. De este modo fue como el coche del delincuente que iba a toda prisa huyendo del coche de policía lo atropelló. Por la velocidad del coche que superaba con creces la normal para una vía urbana, murió en el acto, a pesar de que la ambulancia no tardó en llegar no pudo hacer nada por él, ya estaba muerto.
    Fin Flashback

    Hinata suspiró recordando esas muertes y se dio la vuelta en la cama abrazando un peluche que siempre tenía en ella. Un gorila negro con las manos, los pies, las orejas y el rostro de color marrón, casi tan grande como ella, si tenemos en cuenta que ella es de tamaño pequeñito. Abrazándolo se soltó a llorar para sacar todo lo que tenía dentro después de estos recuerdos. Fuyume no tenía más que 16 años cuando había muerto, mientras que los gemelos habían muerto a los 18. Habían vivido muy pocos años para ser seres humanos, aunque ahora tendrían una nueva oportunidad de vivir junto a Hinata. Junto a su nueva vida tendrían un nuevo nombre, ya que ellos no podían saber su nombre real. Saber su nombre de cuando estaba vivo lo llevaría a recordar su vida y su muerte, también su sufrimiento y eso los cegaría y convertiría en ayakashi, pinchando a su dios en el proceso. Hinata pensó que era un buen detalle recordar sus antiguos nombres como memoria de sus vidas acabadas a tan corta edad y decidió atesorar los nombres de estos cuando estaban vivos. Neji, Ryuji, Chiaki, Eiji, Yoshino; Tatsu, Natsu, Matsu, Katsu, Fuyu. Un nuevo nombre para una un nuevo comienzo.

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    Por su parte Yato y Yukine se habían ido hacia el sofá y se lo habían jugado a suertes. Era demasiado estrecho para que ambos durmieran en él. Así que tuvieron que decidir quién se quedaba con el sofá y a quien le tocaba en el suelo. La suerte fue echada y estuvo a favor de Yukine el cual se fue a sentar al sofá para ver como se pondría cómodo. Pero Yato en ese entonces empezó a mirarle con cara de cachorrito y ojos llorosos.
    —¿Por qué yo? —dijo con todo algo infantil que hizo que Yukine le mirara los ojos entrecerrados—. ¡Es injusto, Yukine!
    —No lo es, tú decidiste el juego al azar —respondió este serio.
    —No seas así con tu dios —le siguió diciendo lloroso des del suelo donde estaba tirado.
    Yukine lo miró, en verdad que Yato no cambiaba. Suspiró algo cansado por esas salidas infantiles que tenía el mayor. Parecía un niño pequeño a veces. No pudo hacer más y le dio unas palmadas a una punta del sofá, para que el otro se sentara allí. Yato pasó de llorar a tener los ojos brillantes en un segundo y se sentó en el sofá.
    —Lo sabía tengo el mejor shinki —dijo feliz antes de ver como Yukine apoyaba su cabeza en sus piernas para dormir.
    —Ahora cállate y déjame descansar —le exigió en voz baja por la vergüenza a la vez que se sonrojaba.
    Yato notó eso y le miró unos momentos antes de aceptar el momento. Que iba a decir después de todo, se sentía cómodo teniendo a Yukine de ese modo. Eso no estaba bien por qué era su shinki, y él debía cuidarlo: darle ropa y un lugar. Pero no podía hacerlo ya que no tenía un templo, en condiciones, ni tampoco dinero para ello. A pesar de todo Yukine seguía junto a él y hasta había sacrificado su nombre por él convirtiéndose en una regalía bendita, la primera para Yato. Des del inicio había tenido el presentimiento de que este sería especial para él pero no sabía que llegaría hasta este punto.
    Pero no era el único que se sentía de esta manera. Yukine también estaba algo confundido con todo lo que estaba pasando y sintiendo. Él mismo no sabía porque se había sacrificado de ese modo por ese cretino en sudadera, ni tampoco porque se quedaba junto a él y aguantaba que lo empuñara con esas manos sudorosas. Al principio le molestaba pero después se fue acostumbrando y por algún motivo ahora las notaba cálidas. Estaba sorprendido de todo lo que pasaba, pero de todos modos sabía que no quería separarse de Yato, y tampoco querría ser el Hafuri de nadie más. A pesar de los nervios que sentía en ese momento, estaba feliz y cansado así que se acabó durmiendo rápidamente en las piernas de Yato.

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    Bueno, hasta aquí llega este segundo capítulo donde sólo hay el inicio del fic. Nuestra Diosa del Yaoi atacó y ya puso una parte de las fichas en el tablero, jeje a ver como seguirá la cosa y si este amor podrá seguir adelante o no.

    Hasta pronto!
  13. .
    Hai!! Aquí llega el capítulo 13, xd ya era hora, wiiii!! Aviso que hay lemon, ¿sí? Así que no se asusten cuando lo lean, xd que va es de los más cortos que he escrito en una larga temporada pero estoy algo cansada y me cuesta concentrarme en los lemons, sólo lo escribí porque tocaba. Y ya les dejo leer, disfrútenlo!
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    Capítulo 13
    Lunes por la mañana, después de las primeras clases, había llegado la hora del patio, y ese día Tobitaka al ver al peli-azul le había invitado a jugar con ellos. Toramaru había aceptado feliz, aunque aún tenía algo de miedo porque pensaba que quizás eso molestaría a los amigos del peli-lila. Fue moderándose un poco durante el juego ya que no estaba muy seguro. Le hacía feliz que el chico le hubiera invitado, y más porque se sentía a gusto con él. Admitía que esa forma calmada de hablarle le parecía encantadora, le parecía una voz muy tranquila y pacífica aunque contrastaba un poco con lo que había visto hacía unos días atrás. Le había parecido que el chico venía de una pelea y eso era algo que no le había gustado. Aún tenía esa pequeña espina en su corazón, por esa escena, pero eso no significaba que no le gustara el chico. De repente Tobitaka paró el juego y le miró. Empezó a acercarse a él con el ceño fruncido y Toramaru se tensó ante eso, seguro que había hecho algo mal y se había dejado llevar de más.
    —Toramaru —le llamó este.
    —S-sí.
    —¿Dónde está tu juego del otro día? —le preguntó sorprendiendo al menor.
    —Y-yo… esto —bajó la mirada.
    —Este no es tu fútbol —Toramaru no le respondió nada y el siguió—. Te estás conteniendo ¿verdad? No es necesario, nadie va a excluirte porqué juegues como sabes.
    —Eso no es cierto —respondió ahora Toramaru con decisión—. Hay gente que lo hace.
    —Pero aquí no, Toramaru —le rebatió Tobitaka con su voz tranquila pero seria— confía en nosotros.
    Toramaru no estaba seguro de si aceptar o no, quería intentarlo, pero anteriormente le habían dejado de banda porque era demasiado bueno y no querían jugar con él. Miró al peli-lila unos momentos y después giró su rostro antes de irse de allí. Esos pensamientos, esos recuerdos, todo seguía muy vivido en su mente, había pasado una etapa de soledad por culpa del fútbol y ahora tenía miedo, no podía superarlo de un día para otro. Tobitaka lo vio irse y se reunió unos momentos con sus amigos antes de pasarles el balón e irse junto al peli-azul que se había sentado un poco aislado de los demás. Se sentó a su lado y se quedó en silencio unos momentos para no interrumpir al menor.
    —Cuando era pequeño, ya era muy bueno jugando al fútbol. Al principio era algo bueno, porque todos me querían en su equipo, pero poco a poco empezaron a evitarme —empezó a hablar Toramaru con voz floja—, dejaron de jugar conmigo, les molestaba que fuera tan bueno y por eso ahora, aunque aún amo el fútbol, no puedo jugarlo como sé.
    —No todos somos iguales. A mí me gusta verte jugar como lo hiciste el otro día, me da motivación.
    —Pero tus amigos…
    —Ellos sólo juegan conmigo para ayudarme, nada más. ¿Te gustaría entrenar conmigo en el restaurante de fideos?
    —¿E-en serio quieres que entrenemos juntos?
    —Estoy seguro que podré mejorar mucho junto a ti.
    —Gracias —le respondió el menor con una sonrisa feliz.

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    En otra zona del patio estaban Handa y Matsuno comiendo juntos, parecía mentira pero al menos el peli-naranja ya no lo evitaba. Ahora tenían un silencio incómodo, o al menos lo era para Handa. La verdad era que la conversación que habían tenido el día antes le había afectado un poco, un poco bastante, un poco mucho. Ahora no sabía si hablarle o que decirle. Le había invitado a comer juntos pero ahora no sabía qué hacer. Por su cabeza pasaban muchas cosas, y ninguna era buena. No sabía si hablarle sería bueno o malo. Si lo hacía podría pensar que era un pesado pero si no lo hacía que lo había invitado por hacerlo. Tenía en mente lo que le había dicho sobre su ex-novio y ahora eso le tenía preocupado. No quería que lo comparara con ese chico, aunque ya lo había hecho el día anterior.
    —¿Estás bien? —le preguntó Matsuno viendo que no comía su desayuno.
    —Eh, s-sí —le respondió algo sorprendido—, perdona, te invité y no te dirigí la palabra en todo el rato.
    —No te preocupes, estoy acostumbrado a eso.
    Escuchar esas palabras le hizo sentir un poco mal, ¿de nuevo lo comparaba con ese chico? Era algo molesto, él era él. De todos modos, tampoco tenía lógica hacer una competición con una persona que ya no pintaba nada en la vida de Matsuno, competía tontamente. Debía relajarse y ser él mismo. Suspiró suavemente y miró al chico del gorrito antes de sonreír, por lo lindo que se veía en esos momentos.
    —Sobre lo que me contaste ayer… ¿Puedo hacerte una pregunta? —Matsuno le miró y asintió— ¿Cuánto hace que lo dejaron?
    —Po-poco realmente…
    —¿Es de la escuela?
    —No, es algo mayor —dijo bajando la cabeza— unos años.
    —¿Unos años? —estaba sorprendido por lo que escuchaba.
    Matsuno había estado con un chico mayor hacía poco tiempo, y según la descripción que le había dado el día anterior no era precisamente una joya de persona. Podía entender que el menor estuviera incómodo con el tema de los amoríos pero en verdad eso le daba más peso. Sí, se sentía un poco mal sabiendo esas cosas pero tenían que ver con el menor así que le parecía importante saberlo.
    —Sí, unos cuantos… —no quería hablar de ello, se notaba.
    —¿Te presionó para algo? —le preguntó preocupado por el otro.
    —¿Por qué preguntas estás cosas? —le rebatió Matsuno a la defensiva
    —Porque me interesas y quiero saber qué es lo que te hace sentir mal —Matsuno se sonrojó un poco y desvió la mirada.
    —No exactamente, yo accedí…
    La respuesta de Matsuno consiguió sorprender a Handa el cual no dijo nada más al respeto, se quedó callado mientras miraba su comida y empezó a comer lentamente. Realmente no esperaba esa respuesta pero tampoco le extrañaba eso. Era algo que podría haberse esperado ya que le había gustado ese chico. Le tenía algo de celos pero más que eso pensaba en que tendría que hacer para poder estar al nivel de ese chico pero sin hacerle daño a Matsuno, él no era mayor ni tenía experiencia pero estaba seguro que quería más al peli-naranja que el otro, iba a conseguir que este olvidara al otro chico.

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    Después de las clases en el campo de la ribera podíamos encontrar a un grupo de chicos jugando, a futbol, obviamente. Estaban jugando con toda la tranquilidad del mundo, bueno, al menos la mayoría de ellos porque había algunos que no lo estaban tanto. Por ejemplo Sorano, que estaba bastante feliz y excitado por los acontecimientos del día anterior. Aún no podía creer que su, ahora novio, le hubiera pedido para ser pareja. Estaba increíblemente feliz y no podía esconder, no podía ni quería hacerlo realmente. Aunque habían ido a entrenar la verdad era que se había pasado gran parte del tiempo con Kitami, mirándolo y sonriéndole. El chico de la bufanda por su parte estaba sonrojándose cada dos por tres, por la mirada y la sonrisa de Sorano.
    —Kitami —dijo el chico mientras lo abrazaba durante un descanso.
    —S-sí.
    —Estoy tan feliz, ¿quieres que vayamos a dar una vuelta antes de regresar a casa?
    —Me parece bi-bien —dijo el otro correspondiendo el abrazo que le daba el chico de orejeras.
    —Genial, me gustaría ir a tomar un helado porque aún hace calor.
    —Si qui-quieres, por mi bi-bien, tendremos un helado pa-para ambos.
    —¿Quieres compartir un helado? —preguntando viendo como se sonrojaba el otro.
    —N-no quería de-decir eso —respondió algo nervioso, aunque pensando que no sería tan mala idea.
    —A mí no me molestaría, la verdad.
    —Pu-pues si tu quieres… —dijo el otro bastante nervioso pero con una leve sonrisa debajo de la bufanda.
    Sorano le bajó la bufanda al chico y se le acercó para darle un buen beso en los labios a su novio, el cual se sonrojó más pero correspondió al beso, dando a entender a todos que esos dos ya eran pareja.

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    Cierta pareja animal, compuesta por un guepardo y un Camaleón estaban viendo una escena durante el momento del entrenamiento, sí, dos de los chicos ya eran pareja, todo estaba en orden por esa zona. Al parecer Sorano y Kitami ya eran pareja y ya podían besarse en público y todo. Eso sorprendía a Chiita quien no pensaba que el más tímido sería el primero en conseguir pareja pero cada cual iba a su ritmo y al parecer esos dos lo llevaban bien.
    —Yo también quiero Chiita —le dijo su novio mientras lo abrazaba por el cuello algo insinuante.
    El chico de cabellos castaños le miró con una sonrisa y entonces rodeó su cintura con sus brazos y se acercó a sus labios para besarlo como habían visto que hacían la otra parejita acabada de formar. Estaban disfrutando de ese beso donde se demostraban ese amor. Ya lo habían hecho otras veces eso es obvio pero nunca era suficiente.
    —Creo que me están dando ganas de más —le dijo el chico camaleón a su novio.
    —¿En medio del entrenamiento?
    —No, tonto, aunque si lo intentas no diría que no.
    El guepardo sonrió y le dio otro beso mientras sus manos viajaban por su cuerpo hasta llegar a su trasero, por lo que el chico dio un pequeño jadeo, y le sonrió. Pero entonces su novio se separó de él y este le miró curioso unos momentos.
    —Seguiremos en casa —le dijo antes de recibir una sonrisa por parte del otro.

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    Lejos de allí estaban dos chicos en una casa, estaban ambos solos y estaban muy apasionados en ese momento. Porque negarlo se estaban comiendo la boca mientras sus manos se movían por el cuerpo del otro intentando desnudar al contrario. Ambos estaban bastante excitados. Hacía mucho que querían hacer esto, y les gustaba lo que sentían en esos momentos pero la ropa les molestaba, así que poco a poco fue desapareciendo de sus cuerpos. Lentamente, muy lentamente. Después de que la ropa desapareciera se tumbaron en la cama rozando piel con piel, cuerpo con cuerpo. Ambos luchaban por ver quién era el dominante en este acto, aunque al final acabó ganando Dylan quien dejó a Mark en la cama, debajo de él y empezó a jugar con su cuerpo para ponerlo más sensible. Primero jugueteó con sus pezones, que se pusieron duros después de unas cuantas lamidas y succiones, eso le permitió poder morderlos con sus dientes. Mark gemía debajo de él ante esas atenciones y más aún cuando Dylan empezó a dilatarlo con uno de sus dedos, que ya estaba húmedo. Se estremeció un poco y abrió los ojos para mirarlo.
    —Dylan… aah…
    —¿Te duele? —preguntó el chico de gafas, que en esos momentos no las llevaba puestas.
    —No.
    Al escuchar eso empezó a moverlo para dilatarlo mejor. Mark gemía ante eso, sonrió por esos sonidos en verdad le gustaban. Acercó su rostro al cuello de este y se puso a besar y morder esa zona para sacar más de esos gemidos que tanto le gustaban. Poco a poco fue dilatándolo con su dedo y metió un segundo dedo en su interior, Mark se tensó pero no se quejó así que Dylan siguió con su labor hasta que pudo meter un tercer dedo. Lo dilató bien con estos mientras besaba sus labios. De este modo no podía escucharlo gemir pero le permitía disfrutar de esos tentadores labios que tanto deseaba besar y que no querría dejar de besar jamás. Pero obviamente no podían estar besándose todo el tiempo.
    —Mark, voy a entrar —le avisó a la vez que sacaba sus dedos de su interior.
    —Está bien.
    Ambos se besaron de nuevo y Dylan aprovechó eso para meterse dentro de este. Era obvio que le iba a doler un poco, pero no mucho, al fin y al cabo lo había dilatado bien. Al entrar se quedó quieto unos momentos, pero cuando Mark ya se había acostumbrado a esa invasión no se estuvo por chiquitas y empezó a moverse en su interior dando pequeñas embestidas, que fueron dejando de ser pequeñas, para pasar a ser unas fuertes y rápidas embestidas. Tocó ese punto que hacía llegar a Mark al cielo y poco después ambos se corrieron con un sonoro gemido. Dylan dejó de moverse en su interior y le dio un último beso mientras salía de su interior. Entonces se tumbó al lado de este respirando agitadamente. Estuvieron así unos minutos hasta que ambos ya se calmaron y Mark se acercó a Dylan para atacarlo a besos y caricias. Este se extrañó pero no opuso resistencia cuando su novio empezó a imitarlo. Jugueteó con su pecho y fue bajando con su boca des de sus labios, hasta su cuello, pasando a sus pezones, y después seguir el descenso, hacia ese miembro.
    —Yo también quiero jugar contigo —le dijo antes de darle una lamida a este en su glande.
    Dylan arqueó un poco la espalda y le miró sin decir nada, sólo le sonrió a su manera y le dejó continuar. Puso su mano en la cabeza de Mark como diciendo que le daba permiso y cuando al fin recobró su respiración, que había perdido ante la sorpresa, respondió.
    —Ok, darling.
    Al escuchar eso Mark no se detuvo y empezó a masturbar su miembro con su boca, consiguiendo que la respiración de Dylan se agitara y soltara unos hermosos gemidos para él. Cuando su miembro estuvo bien excitado lo dejó de lamer y le abrió las piernas para empezar a lubricar la entrada de Dylan el cual solo jadeó ante eso y se tensó al notar como empezaba a meter uno de sus dedos para ensanchar su entrada. Mark acababa de sentir lo mismo y sabía lo que se sentía así que iba con cuidado para no hacerle daño a su pareja. Movía su dedo en ese agujero mientras su rostro volvía a subir y daba besos y lamidas por el estómago y el pecho del chico que tenía debajo de él.
    —¿Todo bien, Dylan?
    —Yes.
    Después de esta respuesta notó como otro dedo entraba en su interior y contuvo su respiración durante unos segundos. Mark no perdió el tiempo y fue dilatándolo lo necesario para meter un tercer dedo en el interior de Dylan el cual gemía sintiendo esa nueva sensación, pero también porque Mark había vuelto a empezar a jugar con su miembro. Finalmente lo dejó y sacó sus dedos.
    —¿Preparado?
    —All ready.
    Dicho y hecho, Mark cogió las piernas de Dylan y las subió a sus hombros antes de dirigir su miembro a su entrada y empezar a meterse hasta que entró todo. Una vez allí imitó lo que Dylan había hecho y se quedó quieto momentáneamente hasta que este le dijo que podía moverse dando un leve movimiento de sus caderas. Empezaron a moverse ambos en esa posición, sintiendo como el placer cada vez se hacía mayor. En una de estas embestidas Mark tocó el punto de placer de Dylan y este dio un gemido un poco más fuerte consiguiendo que este sonriera y pusiera todos sus esfuerzos en dar en dicho lugar. Entre gemidos y embestidas, movimientos y sudor, ambos empezaron a notar como el orgasmo llegaba a ellos nuevamente y acabaron corriéndose, esta vez Mark en el interior de Dylan y Dylan entre ambos. El castaño de ojos azules se acercó a su novio y le dio un beso en los labios. Este correspondió y al finalizar el beso Mark salió de su interior y ambos dieron por finalizado este encuentro.
    —¿Te gustó? —le preguntó Dylan a su novio quien sonrió y le dio un beso antes de abrazarlo y cerrar sus ojos.

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    De nuevo en el campo de entrenamiento los chicos estaban empezando a prepararse las cosas para irse, estaban algo cansados después de tanto jugar y entrenar. Pero se sentían satisfechos a parte de hambrientos, para negarlo. En eso Endo propuso que fueran todos a comer en el restaurante de fideos del entrenador Hibiki, era su lugar de reunión habitual. La mayoría aceptaron, menos Shadow que aún no quería ir a comer, o si más no, no parecía tener interés en junto a los chicos. Así que se despidió de ellos y en cuanto estos se fueron se tumbó en la hierba que había a un lado del campo de la ribera. Se estaba muy tranquilo en este lugar ahora que estaba solo. Miró el cielo un rato, viendo como poco a poco se oscurecía y cerró sus ojos. Quería descansar un poco, ese día no tenía ganar de entrenar más, hacía unos días que había perdido un poco de su motivación anterior para entrenar. No significaba que dejara de amar el fútbol ni mucho menos, lo seguía amando y seguía pensando que era bueno para él entrenar ya que debía mejorar, pero había algo más en su mente. Para él eso ya no era lo más importante; era importante pero no era lo más importante.
    —¿Qué haces aquí sólo, Shadow? —le preguntó cierto defensa que había estado ausente al entrenamiento de ese día porque había estado con sus hermanos en la casa.
    —¿Y tú? —respondió este abriendo los ojos aunque sin moverse.
    —Estaba preparando la cena cuando me di cuenta que me faltaba un ingrediente.
    —Ya veo, yo solo descanso.
    —Se hace algo tarde.
    —Lo sé.
    También sabía que la culpa de que no tuviera tanta motivación para entrenar tanto como antes, era porque tenía a ese chico en la mente casi todo el tiempo. Podía entender el porqué, pero a la vez le parecía extraño. Le gustaba esa calidez que sentía cuando estaba con Hijikata, al fin y al cabo era un chico muy cálido y paternal, porque no decirlo. También le gustaba esa sensación tan reconfortante, tan familiar, que había en su casa, desde que había ido a comer ese día que no podía quitarse eso de la cabeza. En su casa todo era muy diferente, no era que no le gustara de esa forma pero era muy diferente y le gustaba ese cambio de estar con el chico.
    —No sueles venir mucho a jugar.
    —Tengo que cuidar de mis hermanos.
    —Podrías traerlos como esa vez.
    —Tienes razón, aunque me preocupa que se metan por medio.
    Hubo otro silencio, no sabían muy bien que decir, pero al final Hijikata se decidió a invitarlo a cenar a casa, sus hermanos estaban encantados con Shadow, en verdad se podía notar que le había cogido mucho cariño al delantero oscuro y eso le gustaba. Shadow asintió y se levantó de la hierba, cogió sus cosas y siguió al chico hasta su casa.

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    Después de comer en Hibiki’s restaurant se separaron para ir cada cual a su casa. En ese momento un chico castaño intentó hacer otro intento para acercarse al chico del parche amante de los pingüinos. Lo tenía difícil en esos momentos porque Sakuma no quería verle ni en pintura pero debía hacer algún avance o sino esa relación se perdería. Este le ignoró un poco mientras andaban juntos por la calle.
    —Sakuma, perdona por el beso del otro día, no pensé que te molestaría tanto.
    El amante de los pingüinos no dijo nada fingiendo que aún seguía enfadado, la verdad era que más que enfadado estaba avergonzado y confuso. Des del día anterior no se había podido sacar ese maldito beso de la cabeza, al igual que tampoco podía olvidarse de ese pingüino con el rostro de Genda que aparecía en su mente de vez en cuando. Tenía su cabello, sus ojos y también sus marcas en el rostro, pero era un pingüino, un hermoso pingüino que lo perseguía hasta en sueños.
    —Déjame en paz.
    —Pero, sólo fue un beso en la mejilla.
    —¿Es que vas besando la mejilla de todos?
    —Claro que no, pero no entiendo porque te enfadas tanto.
    —Porque lo haces sin mi permiso, sin pensar en si yo quiero.
    —¿Entonces no te gustó? —preguntó Genda mirando al chico amante de los pingüinos que en esos momentos desvió la mirada.
    —Tampoco… dije eso —fue la respuesta de Sakuma al escuchar la pregunta, el beso le había gustado—. Pero no vuelvas a hacerlo.
    Dicho esto se fue a su casa y entró en esta dejando a un león/tigre pensativo por lo que acababa de decirle Sakuma. Era un paso importante saber que al otro no le había disgustado el beso. Quizás la relación no iba tan mal a pesar de tener un uke algo complicado.
    —Creo que esto podría llegar a buen puerto.
    Dicho esto emprendió el camino a su casa con una sonrisa en sus labios, debería ver como conseguiría hacer algún avance y así conseguir Sakuma dejara de cerrarse en banda de ese modo, pero todo debía ir a su tiempo, sin prisas.

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    Pero este par no fueron los únicos que decidieron ir juntos hacia casa, más bien cierto chico peli-azul con cascos había decidido que acompañaría a su media naranja hacia casa, tenía muy claro que ese chico era perfecto para él y también podía sentir ese sentimiento crecer en su pecho cuando hablaban o cuando pensaba en él. Se ponía feliz por esto, por este sentimiento. Era la primera vez que lo sentía pero podía entender claramente que era, las canciones hablaban de él muy a menudo, se llama amor. Estaba pensando en que quizás debería decírselo al chico de cabello lila, pero se conocían de hacía poco y solo habían ido juntos a un concierto, aunque les hubiera unido mucho. También jugaban juntos a futbol, pero durante esos partidos estaban concentrados en el entrenamiento y no se podía decir que fuera muy romántico.
    —Estoy cansado —dijo Kenya sacándolo de sus pensamientos— Tengo ganas de llegar a casa y poder escuchar música durante unas horas antes de ir a dormir.
    —¿Qué escucharás? —le preguntó Otomura al chico.
    —Pues creo que me apetece algo de pop, así que veré que encuentro de este género, aunque un rock suave tampoco sería una mala idea.
    —Hoy una cosa tranquila, ¿no? Yo quizás escucharé alguna balada, Roxette me viene bastante de gusto.
    —Roxette me parece también una buena opción, así música relajada pero con algo de ritmo, está bien —le dijo con una pequeña sonrisa Kenya cómo si hubieran quedado para escuchar ambos la misma música.
    Estuvieron callados unos momentos mientras andaban por la calle llegando a la casa del peli-lila y en el momento de despedirse ambos se quedaron callados mirándose a los ojos. Otomura no resistió más y se acercó a Kenya para darle un suave y corto beso. El peli-lila se sorprendió un poco pero no se apartó y esperó que el otro se apartara para mirarlo fijamente, esperando alguna cosa.
    —Me gustas, sé que iría primero la declaración y después el beso pero no pude resistirme —dicho esto se calló y cogió aire—. Cuando estoy contigo o cuando pienso en ti siento algo que nunca antes había sentido, y cuando fuimos al concierto el otro día, me pareció que era al mejor concierto del mundo porque estabas a mi lado, entonces me di cuenta de que me he enamorado de ti.
    Kenya escuchó sus palabras y se quedó callado sin saber que responder por esa declaración que él no esperaba. Le había cogido de improvisto. Miró al chico de cabello azul y pensó en lo que le había dicho, la verdad era que él sentía algo parecido ya que cuando se ponía a escuchar música no podía evitar pensar en él y en que música estaría escuchando o si en ese momento por casualidad estarían escuchando la misma canción, aunque sabía que era prácticamente imposible.
    —¿Puedo responderte mañana? —fue lo que acabó diciendo Kenya, necesitaba pensar con más calma antes de responder a algo tan serio como una declaración de amor.
    —Claro —respondió el peli-azul con una sonrisa—, entonces nos vemos mañana.
    Hizo un ademán con la mano y se fue de allí porque se estaba haciendo incómodo seguir juntos después de esa conversación. Se había declarado y aunque no había tenido una negativa tampoco le habían dicho que sí, y necesitaba reponerse por ello.

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    Y por otro lado tenemos a un par de seres celestiales, con sus problemas y sus tensiones. Que de nuevo se encontraban, ya no sabían si era por casualidad o si era por el cruel destino. La verdad era que nunca se habían visto tanto como en esos momentos, y ya empezaban a estar artos de ello. Uno más que otro, pero ambos estaban algo cansados de todo esto.
    —De nuevo nos encontramos, esto ya empieza a parecer una mala broma del destino.
    —La verdad, es que no entiendo porque siempre acabamos así.
    —Ni yo, y hoy no tengo ganas ni de pelear contigo, angelito.
    —Suerte de ello —dijo el otro con ironía y algo molesto por ese pseudónimo.
    Ambos se quedaron callados pero no se fueron, solo se quedaron mirando seriamente. No entendían que era eso que les unía de ese modo. Era todo muy extraño, sinceramente. Hacía muchos años que no se veían pero desde que habían hecho esos partidos con los humanos y habían entendido ese sentimiento que estos les querían hacer ver y sentir, con ese partido de futbol, que no paraban de encontrarse en la tierra. Desta suspiró y Sein lo miró con una ceja arqueada.
    —Yo te gusto ¿verdad? —dijo Desta rompiendo el silencio.
    —Nunca podría gustarme un demonio —respondió el chico de la tranza larguísima algo sonrojado.
    —¿Entonces porque te sonrojas? —le preguntó el otro burlón.
    —No me he sonrojado.
    —¿A no?
    Desta se acercó a Sein y le acarició la mejilla notando que estaba algo cálida fruto del sonrojo que este aún mantenía. Sein se quedó quieto como una piedra sin saber cómo reaccionar a esa acción del castaño. Le había pillado por sorpresa, no esperaba que hiciera algo así. Desta sonrió un poco más al notar que Sein se sonrojaba un poco más por esa cercanía y se separó de este riendo sin parar por la reacción del otro.
    —Por no gustarte estuviste muy dócil.
    Esas palabras hicieron enfadar a Sein quien se fue del lugar dejando a Desta solo riendo por lo que había pasado y por esa reacción por parte del chico de la trenza y ropa blanca. Ese ángel de verdad que tenía reacciones muy lindas. En ese momento se dio cuenta de que había pensado que el ángel era lindo y de que en su reacción estaba escondiendo un sentimiento que estaba empezando a despertar. Decidió irse a casa él también.

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    Y hasta aquí este capítulo que se hizo esperar, espero que les haya gustado y que perdonen el retraso de actualización pero tuve cosas que hacer, como por ejemplo acabar la universidad!!! Yuju!! Solo hago el trabajo de fin de grado y me darán el título, me costó 6 años pero lo conseguí, xd y bueno, espero comentarios ok?

    Hasta pronto!!
  14. .
    Aquí vengo con otro fic, este es de Noragami, oh, dios, es que me vuelve loca esta pareja, xd También el anime obviamente, jeje, la cosa es que quería hacer este fic sí o sí, en algún momento pero no estaba segura de si me saldrían bien o no las personalidades, sobre todo la de Yato, pero bueno… me arriesgaré que después de ver dos temporadas, 3 OVAs y leer 60 capítulos me veo capaz de al menos conseguir algo aceptable, xd Como es la primera vez que escribo de esta pareja, espero que no seáis muy críticos conmigo. Y ya empecemos con el capítulo, xd El fic trata de Yato x Yukine, pero para ello contaran con la ayuda de cierta aliada, jeje una Diosa inventada por mí, espero que eso no les moleste, jeje
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    No sólo te tengo a ti



    Capítulo 1
    La noche era oscura. En medio de esa oscuridad había una hermosa luna llena que brillaba e iluminaba esa ciudad. Había algo que enrarecía el ambiente, efectivamente Kofuku-san había usado a Daikoku y había causado estragos en esa ciudad. Un montón de ayakashis, almas humanas que habían traspasado la línea y se habían acercado al mal, habían infestado la ciudad con el mal y la inmundicia correspondientes. Algunos iban en grupo otros en solitario, unos eran muy grandes otros muy pequeños, unos volaban y otros no. Pero todos habían llegado gracias al tornado creado por Kofuku, la diosa de la pobreza, con su shinki Daikoku convertido en arma, un abanico.
    —Que desastre que ha creado —se quejaba Bishamonten.
    —Es algo inevitable Vina, pero debemos actuar.
    —Cierto, Kazuma, vamos. Kugaha, adelante.
    Así fue como una chica rubia montada sobre un león, vestida con una falda corta de pliegues, unos sujetadores y una chaqueta abierta, junto con unas botas altas y una gorra como de militar sexy, se fueron a luchar contra esos monstruos. Otra chica de cabellos castaños, que vestía con tejanos, camisa, y bambas todo de color negro la miró con sus ojos miel. Tenía el pelo corto por la parte de atrás, y algo más voluminoso por la parte delantera aunque tampoco era largo. Sus cabellos no llegaban más abajo de su mandíbula.
    —Realmente, es un poco peligroso lo que hizo Kofuku-san —dijo esta en voz alta viendo a sus shinkis.
    —Cierto, pero no es nuestro campo, Hina-sama —le respondió uno de ellos que tenía los ojos verdes, aunque solo se le veía uno, y el pelo rojo atado en una coleta baja que descansaba en su hombro.
    —Es verdad, será mejor que regresemos a nuestro santuario, allí estaremos seguros —añadió otro chico con los ojos verdes y el cabello rojo, al igual que el anterior, pero este con el pelo largo, muy largo, que le llegaba hasta la cintura, desatado y libre con algunos mechones despeinados por el viento.
    —Tenéis razón chicos, será mejor que nos vayamos —le dijo a los chicos— volvamos a casa, entre Bishamonten y Yato, dejemos que se ocupen de esto.
    Dicho esto los cinco empezaron a andar hacia el santuario de Hinata, pero las calles estaban infestadas de esos bichos y se hacía difícil andar entre ellos. En una de las ocasiones uno de los chicos estuvo a punto de ser atacado por uno pero su gemelo lo salvó en última instancia.
    —Frontera —gritó este, consiguiendo que el Ayakashi se alejara de ellos momentáneamente.
    Hinata miró a los dos chicos.
    —Natsu, Matsu —les llamó— ¿estáis bien?
    Ambos pelirrojos asintieron con la cabeza y después se miraron algo sonrojados. Si no fuera por el momento la verdad es que Hinata se hubiera deleitado ante la escena pero solo sonrió un poco y pensó que era momento para irse rápido de allí.
    —Geki, Taiki, Ryuki, Shoki —les llamó a los cuatro chicos que enseguida acudieron a su llamado.
    El chico pelirrojo de la colea baja y flequillo tapándole uno de sus ojos, llamado Tatsu en su nombre, y Ryuki como arma, se convirtió en unas gafas. Estas gafas eran especiales, porque te permitían ver las auras de las personas para identificar si estas estaban tocadas por el amor y que grado de amor había a su alrededor. De este modo Hinata podía ayudar a enamorar a las personas. El otro chico pelirrojo, de pelo largo y algo despeinado, llamado Matsu en su nombre y Taiki como arma, se convirtió en el guante que fue a parar a la mano izquierda de Hinata, el guante que designaba a los ukes y también el que abría el amor en el corazón de los chicos ukes que tocaba con este.
    Por otro lado, el chico que había salvado a Matsu de las manos del ayakashi, un chico pelirrojo de ojos verdes, como los otros tres, tenía el pelo con un peinado similar a su gemelo pero con el pelo más corto. Su pelo le llegaba hasta su mandíbula donde tenía un corte recto, como si fuera un paje y su flequillo era más corto. Este chico tenía por nombre Natsu y como arma Geki, y se convirtió en un guante que fue a la mano derecha. Era la contraparte de Matsu, hacía lo mismo pero con las personas semes. Y por último estaba un chico llamado Katsu y como arma Shoki, el cual tenía el pelo rojo y los ojos verdes. Su pelo era un entremedio de sus otros dos hermanos. Este le llegaba por los hombros pero no lo llevaba con un corte recto. Tenía el flequillo de los costados largo y con una forma que le reseguía su rostro hasta llegar a la mandíbula mientras que su cabello por la parte de atrás era algo más largo y se abría un poco por las puntas. Este se convirtió en un espejo de bolsillo algo grande, pero que entraba en la mochila negra que llevaba Hinata.
    El ayakashi con forma de serpiente gigante se giró hacia la castaña que aún tenía el espejo en las manos y se dispuso a atacarla. Justo en ese momento esta salió corriendo del lugar a toda prisa. Ella era la Diosa del Amor Yaoi, creada por el gran sentimiento fujoshi que había aparecido hacía unos años. Era una diosa realmente nueva en este mundo, no tenía más que unos años, a diferencia de otros dioses que habían vivido durante siglos y milenios. No había sido creada para luchar. Se escondió y guardó el espejo en la mochila, le sería más cómodo correr de ese modo. En cuanto pudo echó a correr pero en ese momento la interceptó otro ayakashi. Lo miró un poco asustada y decidió saltar cuando este le iba a atacar. Puso sus manos enguantadas encima de este y sin más este se purificó y desapareció. Hinata cayó al suelo al perder su apoyo justo a mitad pirueta.
    —Au —se quejó levantándose después de esa caída de morros.
    —¿Estás bien Hinata-sama? —le preguntó uno de los guantes.
    —Sí, creo que sí, ¿Ryuki, te hiciste daño? —le preguntó a sus gafas pensando que se podrían haber hecho daño.
    —E-Estoy bien señora —respondió este, consiguiendo un suspiro de alivio por parte de esta.
    —Entonces huyamos rápido.
    Dicho esto la chica empezó a correr de nuevo pero se encontró con otro ayakashi, el cual estaba intentando poseer a un espíritu que en esos momentos aún se mantenía puro. No dudo ni un momento puso sus dedos índice y corazón juntos y los enfocó hacia esa alma pura se concentró.
    —A ti, que no tienes donde volver y que ni siquiera puedes partir, te otorgo un lugar donde permanecer. Mi nombre es Hinata. Me detengo aquí, mientras empuño tu nombre póstumo y con tu seudónimo te hago mi sirviente. El nombre obedece, el recipiente es vista… Conviértete en mi shinki y ponte a mis órdenes —dijo mientras trazaba unas líneas con sus dedos— Tu nombre es Fuyu, como recipiente eres To —acabó de decir y con un tono de voz más autoritaria añadió— Ven, Toki.
    Dicho esto de esa alma pura que había aguantado intacta hasta ese momento, a pesar de ser acechado por ese ayakashi, apareció el signo de su nombre otorgado por el la diosa y se convirtió en una capa negra que rodeaba todo el cuerpo de su ama. La capa era larga hasta los pies, algo ancha, con mangas anchas, cerrada por delante con botones y con una capucha que no dejaban ver la cara de la diosa. En un inicio esta dejó sus ojos en blanco inundándose de los recuerdos de la vida y la muerte de esa alma cuando aún era humano. Notó todo el peso de esos recuerdos y sentimientos, pero eso no duró mucho porque Hinata era consciente de que ese ayakashi no estaría para siempre buscando al desaparecido y que los encontraría. Abrió los ojos después de un pequeño parpadeo y se sorprendió al verse envuelta en ese modo tan repentino pero luego sonrió. Era una capa protectora perfecta y encima la ocultaría en la oscuridad. El ayakashi la miró pero esta con unos saltos desapareció en la oscuridad envuelta por esa hermosa capa. De este modo consiguió llegar a su santuario. Una vez entró en el territorio sagrado de este se quitó la capucha y miró a su alrededor aliviada. Allí dentro no podrían entrar los ayakashi.
    —Matsume, Natsume, Katsume, Tatsume y Fuyume —dijo los nombres de humano de sus shinkis y este volvieron a su aspecto humano.
    Fuyume era un chico de cabello corto rosado y ojos rojizos. Tenía el rostro algo serio, pero más que nada parecía aburrido. No le había sorprendido lo que acababa de pasar pero les miraba fijamente. Como si esperase algo de ellos. Obviamente una explicación por lo que acababa de pasar y también una presentación. Se podía notar que no era tan indiferente como quería que pareciera. El primero en acercarse a él fue Hinata seguida de Tatsume.
    —Hola Fuyume —le saludó ésta dándole la mano— Soy Hinata, la Diosa del Amor Yaoi. Mi trabajo consiste en crear parejas homosexuales principalmente entre chicos, aunque a veces culpo alguna petición entre chicas. Del amor heterosexual se encarga otro dios. Des de ahora soy tu maestra, y tu diosa, y tu deber es protegerme y ayudarme. También regañarme si no hago algo bien —le sonrió y este se la quedó mirando unos momentos antes de asentir, después la castaña señaló a sus otros shinkis— estos son los cuatrillizos del amor, como los llamo yo. Este es Tatsume —dijo señalando al chico de la coleta— el que está a su lado es Natsume, el otro Matsume y por último está Katsume —Fuyume miró a estos y posó su mirada en este último antes de arrugar el entrecejo— a pesar de esta mirada es buen chico, no debes preocuparte.
    Katsume se caracterizaba por tener una mirada muy seria e intimidante y daba algo de miedo al principio, realmente era un chico frío y dominante pero en el fondo era bastante protector. El recién llegado asintió con la cabeza y no tuvo tiempo de más porque enseguida estuvo ocupado por Tatsume que se le había acercado rápidamente.
    —Te enseñaré el templo y todo lo que quieras —le dijo alegre como siempre— aquí somos como una familia, realmente es así porque somos 4 gemelos e Hinata sería como nuestra madre, pero ahora tenemos un hermano pequeño, no dudes en preguntar lo que quieras.
    —¿Tenéis algo para la cabeza? Tengo frío —respondió Fuyume hablando por primera vez.
    —Claro, te llevaré a una habitación donde tenemos el “almacén” de ropa.
    Después de eso cogió al chico de la mano y se lo llevó de allí dejando a sus gemelos y a Hinata mirando a la nada. Esta sonrió y miró a los otros chicos. Dos de ellos empezaban a irse por su lado y solo quedó Katsume junto a ella. Esta le sonrió y empezó a andar hacia el templo, la verdad era que si refrescaba un poco y no quería enfermarse. Estaba segura de que al día siguiente tendría alguna que otra petición en su templo. Casi cada día iba alguna fujoshi o algún chico a pedir que emparejara a alguien. Entonces ella con Ryuki veía si la pareja era compatible y cumplía la petición o no. No siempre se podía aceptar a los pedidos, aunque eso no le hacía bajar la reputación, porque las fanáticas del yaoi eran felices con cualquier pareja que se les pusiera por delante.
    —Vayamos a descansar Katsume, mañana tendremos trabajo que hacer.

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    Mientras esto pasaba en las calles de la ciudad, cerca del agujero que habían causado Kofuku y Kokki estaban dos dioses expertos en la lucha controlando el mayor número de ayakashis posibles. No era una tarea fácil teniendo en cuanto que ese agujero era enorme y de él salían muchos de esos fantasmas. Tuvieron que trabajar juntos si querían acabar con todos, suerte que en esos momentos ya estaban en buenos términos, o más o menos. Yato luchaba con sus dos espadas, la forma evolucionada de shinki a hafuri, de Yukine. A pesar de ser buenos en la lucha con esa gran cantidad de ayakashis no lo tenían fácil.
    —Yukine, concéntrate.
    —Hay muchos.
    —Ya hemos pasado por esto antes y lo hiciste muy bien, confía en ti y no te desconcentres.
    —S-sí.
    Yukine obedeció a las palabras de Yato y se concentró como este le había pedido. Yato usando el Zan, dejó salir unos cortes de ambas espadas que exorcizaron a varios ayakashis a la vez. Usó esta habilidad varias veces para poder dejar un espacio donde descansar un poco y aprovechó el momento para felicitar a su regalía bendita.
    —Muy bien, Yukine.
    —Ah, gracias —le respondió este con una pequeña sonrisa complacido por las palabras de su dios.
    Después de darse un breve respiro volvió al ataque y con Sekki empezó a cortar a diversos ayakashis.

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    Por otro lado, más concretamente en un almacén de ropa, había bastante cosa en verdad. Algunos recambios para los shinkis y también para Hinata aunque esta normalmente solo eran varias piezas negras. Allí se encontraban dos chicos que estaban viendo la ropa para el recién llegado. Este solo había pedido un gorro o algo que le calentara la cabeza y las orejas pero el pelirrojo había empezado a sacar ropa que creía que le quedaría bien al otro chico. Este lo miró un poco aburrido y solo se probó algunos gorros ignorando lo otro, pero Tatsume no se dio por vencido y se acercó a él para empezar a desnudarle.
    —¿Qu-que haces, pervertido? —le preguntó Fuyu algo sonrojado mientras se apartaba de esas manos que le acariciaban mientras le levantaban la camiseta.
    —Iba a cambiarte de ropa —respondió el pelirrojo con una sonrisa inocente, pero después pensó—. No te alteres o Hinata-sama se verá afectada.
    —¿Qué quieres decir?
    —Los shinkis debemos honrar el nombre que nuestro dios, en nuestro caso diosa, nos ha otorgado —le dijo tranquilamente— por eso no podemos cometer pecados ni tampoco pensar en ellos, sino podemos herirlo de gravedad y hasta conducirle a la muerte.
    —¿E-en serio? —preguntó este sorprendido.
    —Sí, aparte de que nuestros sentimientos pueden afectarle también emocionalmente.
    —¿Cómo?
    —Por ejemplo si yo tuviera pensamientos pervertidos sobre ti, con el fin de abusar de ti sin tu consentimiento pincharía a Hinata-sama.
    —¿Y no los tienes?
    —No. Pienso que me gustaría tener algo contigo pero no haré nada si tú no quieres.
    —Ya veo.
    —Por otro lado, si ahora yo me sintiera triste o culpable, haría que Hinata-sama se sintiera triste también. Por eso debemos intentar evitar ese tipo de sentimientos.
    —Esto es… imposible…
    —Quizás sea difícil pero no es imposible. Es cierto que no se puede estar siempre feliz, pero para eso estamos Hinata-sama y tus hermanos. Nosotros podemos ayudarte para que no te sientas mal.
    —Está bien, supongo —dijo este pensando en lo que Tatsume le acababa de decir.
    —Cómo shinkis nuestro deber es cuidar de Hinata-sama, pero no solo eso, sino que también debemos guiarla y ayudarla, y contar con ella cuando algo nos suceda para evitar hacerle daño —Fuyume asintió y miró a Tatsume viendo como este se acercaba a él.
    Tatsume volvía a acercarse, y de nuevo con la intención de desvestir al chico. No, no iba a desistir tan rápido, él conseguiría que el chico se pusiera esa linda ropa sí o sí. Fuyume se removió pero al final no consiguió que el otro lo soltara y se resignó a que lo desnudara. Al ver eso el mayor sonrió y se entretuvo un poco más en ese cambió de ropa aprovechando para tocarlo un poco más. Era evidente la influencia homosexual que se desprendía en ese templo gracias a su diosa. En verdad no le importaba caer en eso, Natsume y Matsume ya habían caído en eso y encima era un incesto, él al menos había escogido otra persona. Mientras el sentimiento fuera puro y no tuvieran pensamientos pecaminosos no pasaría nada. Sus gemelos habían hecho el amor y Hinata-sama estaba bien, mientras Fuyume estuviera de acuerdo y no fuera nada malo no debía preocuparse.
    —No creo que debas tardar tanto en cambiarme —le reprochó al otro el peli-rosa aunque simplemente lo miraba y le dejaba hacer—. Piensas acabar algún día.
    —Ouch… aguafiestas… yo que disfrutaba del momento.
    Tatsume se separó del recién llegado y cogió las prendas de ropa para empezar a vestirlo. Después sí que le dejó que se pusiera el gorrito y lo miró. Realmente se veía bien y la ropa le quedaba a medida. No estaba nada mal y encima el chico era muy bello. Sonrió ante esa imagen y el otro se sonrojó un poco.
    —¿Me queda bien?
    —Te queda genial, estás hermoso.
    —Perfecto, pues ya nos podemos ir. ¿Dónde están las habitaciones?
    —Aún no tenemos una para ti, así que puedes dormir conmigo hoy.
    El peli-rosa lo miró suspicaz, ya imaginaba hacia donde derivaría todo eso. Sospesó la idea. No sabía cómo estaban distribuidas las habitaciones en esa casa, pero si debía escoger alguien con quien dormir, prefería al chico de la coleta. Más valía pervertido conocido que pervertido por conocer. Después de pensar un poco en eso asintió con la cabeza y segundos después notó un abrazó por parte del mayor y unas manos traviesas en su trasero. Puso sus manos apoyadas en sus brazos y separó un poco su pecho del mayor para mirarlo a los ojos.
    —Algo me dice que no solo vamos a dormir ¿verdad? —le preguntó Fuyume a su supuesto hermano mayor, aunque algo le decía que también sería su acosador des de que había llegado en este templo.
    —Pues ese algo te dice bien —Tatsume le dio un beso en los labios, rápido y corto.
    Fuyume no se resistió ni se negó. No había nada malo en eso, porque ambos habían sentido una pequeña atracción mutua des del principio. Tatsume sabía que debía ir con cuidado de no pinchar a su maestra y Fuyume ahora ya era consciente de ello gracias a la clase que le había dado al mayor. Ya sabía que debía hacer, aunque no sabía si sería fácil, por ese momento decidió no pensar más en eso y sólo iba a dejarse llevar por lo que sentía. Tatsume le parecía guapo y no le molestaba ese carácter que tenía con él. Tampoco pensaba en nada pervertido fuera de lo que Tatsume le proponía y esperaba que Hinata no se estuviera resintiendo por nada de todo eso. A pesar de ser nuevo, su maestra le había ayudado cuando estaba en un apuro y le había dado un hogar así que le estaba agradecido.

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    Hasta aquí lo dejo por hoy, verán que hay dos dioses protagonistas, jeje, obviamente la pareja estrella, es YatoxYukine pero al final surgió alguna pareja de más, xd de verás intentaré que la pareja estrella tenga mucho más protagonismo que las otras aunque estas irán apareciendo, xd

    Espero que les haya gustado y que me comenten, jeje si no les gustó pueden decir el porqué, xd

    Hasta pronto!

    Edited by Tem-chan - 20/7/2016, 10:18
  15. .
    Holas de nuevo!!

    Bueno, la Biblia dice muchas cosas, la verdad... pero no sé si los Dioses japoneses siguen la Biblia ni tampoco si para ellos tener sexo por amor es algo malo... Sólo creo que no es exactamente deseo carnal sino una entrega al amor, según leo en el fic, para mi, es diferente, aunque es cierto que quizás sólo lo sea para mi, xd También debemos tener en cuenta que los hombres no pueden casarse entre ellos porque también es pecado o al menos está mal visto.

    Yo también lo dije, y también lo he hecho aunque el mío quizás se basa demasiado en la serie y eso, jeje, que le vamos a hacer, más o menos introduje escenas un poco cambiadas y añadí los pensamientos y sentimientos de cada uno... lo empezaré a colgar hoy el fic, aunque no estoy muy segura de como ha quedado.

    Gracias por responder y por la paciencia :P
1251 replies since 25/6/2012
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