JUNJOU FUTURE (USAMI X MISAKI) Actualizado: 24/07/18

Cap 14: “Nadie puede hacer el bien en un espacio de su vida, mientras hace daño en otro. La vida es un todo indivisible.” Gandhi.

Tras una dura jornada de trabajo, Misaki salió de la editorial. Tenia ganas de contarle a Usagi-san la gran noticia. Podía seguir trabajando, aunque la verdad era que no todos en la editorial habían recibido la noticia co los brazos abiertos. Los editores de manga yaoi y BL le tenían como un tesoro. ¡Un hombre embarazado!¡Allí, en la editorial! Incluso uno quería dibujarle. Era demasiado, la sonrisa no desaparecía de sus labios, por fin todo iba bien.
Al salir del edificio se encontró con alguien que jamás pensaba que se iba a encontrar. Su antiguo profesor de universidad.
-¿Sensei?- Le preguntó y él respondió con la misma cara de asombro.
-¡vaya Misaki! ¿Trabajas aquí?- Le preguntó él.
Parecía más ancho ¿habría engordado?
-Vengo a dejar unos libros que me prestó Usami-san hace unos meses.-Continuó hablando él.
-¡Oh! Pues, no está.- sonrió- Está en casa escribiendo y fumando mientras yo no estoy.
Esto último le enfadaba un poco. Usagi-san sabía que tenía que dejar de fumar por el bien de Misaki, sin embargo él sabía que mientras no estaba, Usagi-san aprovechaba para fumarse un cigarro o dos.
-¿En casa?-Se sorprendió Hiroki ante la confianza de sus palabras.
Misaki se ruborizó.
-Si bueno, es que han pasado algunas cosas…
Y de pronto todo encajó. Misaki siempre había sido un niño delgaducho, ¿por qué llevaba unos pantalones tan grandes?
-No me digas que estás embarazado.-Dijo Hiroki.
-Sí-sonrió él.- De gemelos, Usagi-san es el padre.
Aquella contestación le pilló totalmente por sorpresa. ¿Usami, padre? Pagaría por ver aquello.
-Vaya, enhorabuena. –contestó.- Yo también estoy embarazado.
Misaki se sorprendió.
-¿De verdad? Sensei no sabía que tú…
-¿Qué era gay? ¿Qué tenía novio? Nadie lo sabía. –Respiró hondo- ¿Vamos a tomar algo y me cuentas?
Misaki sonrió, tenía tanta felicidad en su cuerpo que no le importaba compartirla.

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Akihiko le ofreció un café a la elegante mujer que se había sentado en el sofá. Desde su entrada, hasta que su hijo le ofreció la bebida, no dijo nada. Él se sentó en el sillón de la derecha y operó a que su madre probara el café.
-Asqueroso.-dijo la mujer.
-Lo sé.- contestó secamente su hijo.
La mujer dejó la taza sobre la mesa, al lado de unos papeles garabateados por su hijo.
-Sabes por qué estoy aquí.-Comenzó.-Conozco la amenaza de tu padre. ¿Sigues viviendo con ese chico?
-Sí, pero eso es mi vida personal.
Su madre posó una mano sobre la suya.
-Cariño, no soy como él, me parece muy ruin lo que está haciendo.-Dijo en tono suave.
-Y de paso que trabaje para tu compañía ¿no? Madre, no quiero meterme en vuestros asuntos, solo traen desgracias y problemas
-¿Qué tal te encuentras? Oí lo de tu accidente.
-No me cambies de tema.
Su miradas se cruzaron, realmente Akihiko tenía los mismos ojos que su madre, su mirada seria y desafiante. Pero algo más fue lo que cautivó al padre de Akihiko cuando la conoció, su desenfado y su forma despreocupada de hacer las cosas.
La mujer apartó la mano de la de su hijo y se recostó en el sofá acompañada de un suspiro.
-Está bien, no te mentiré, voy a abrir una sucursal en Tokio y necesito alguien de confianza para dirigirla. Ya que tu hermano es el lame culos personal de tu padre, pensé que ¿por qué no tú? Recuerdo que él siempre te envidiaba en todo. Sería interesante.
-¿Así es como lo ves? ¿Cómo un experimento? – Akihiko hizo media sonrisa- que forma tan peculiar de mostrar tu afecto, madre.
La mujer alzó un dedo entre su hijo y ella, con gesto serio.
-No te equivoques Akihiko, yo estoy muy feliz con haberte encontrado, aunque no tanto por haberme encontrado con tu padre.- bajó el dedo.- Te estoy ofreciendo protección frente a esos dos chalados, solo te pido a cambio que colabores un poco.
-Ellos ya no pueden hacerme nada.- se levantó del sofá y se encendió un cigarrillo.
-No deberías fumar si tu novio está embarazado.
Akihiko se miró hacia su madre, atónito.
-¿Cómo sabes eso?
Ella se miró las uñas con gesto despreocupado.
-Tengo mis fuentes. ¿Creías que podrías ser padre a mis espaldas? Tengo mi derecho como abuela ¿no?
-Eres como mi padre.
Ella se levantó del sofá y se puso frente a su hijo.
-No lo soy Akihiko, pero ten en cuenta que el hecho de que tu novio esté embarazado te convierte en un objetivo más fácil, para cualquiera.-él desvió la mirada, lo que exasperó a su madre.-¡oh,vamos! Es tu mejor opción.
Tenía razón. No quería volver a meterse en los negocios de su familia, pero que quería proteger a Misaki no le quedaba otra.
-Tú ganas.-Le dijo a su madre.
-No cariño, ganamos los dos.

Cuando Misaki llegó a casa, olía tabaco. Pero no tenía ganas de enfadarse. Dejó los libros que le había dado su sensei en la mesa y se sentó en el sofá, junto a Usagi-san que tenía la vista fija en su ordenador.
-Hola, ¿Qué estás mirando?-le preguntó.
Usagi-san sonrió sin apartar la vista de la pantalla.
-He pensado que podríamos mudarnos a una casa, a las afueras de la ciudad. Con habitaciones suficientes para todos.-Dijo él.
Misaki se sorprendió no había pensado en la posibilidad de tener que mudarse por falta de espacio. Le gustaba esa casa, tenía muchos recuerdos en ella, cuando Usagi-san le daba clases particulares, su primera vez aunque pensándolo bien, no había ni un solo lugar de la casa en el que no hubieran hecho el amor. Vaya, no parecía muy educativo para sus hijos.
-Pero, a mí me gusta esta casa.- dijo apoyando su cabeza en el hombro de él.
Al notar este gesto, Usagi-san apartó el ordenado y se recostó sobre el sofá, atrayendo a Misaki hacia él. Se apoyó en el pecho de Usagi-san, podía oír los latidos de su corazón y el calor de su piel.
-En esta casa somos más localizables- Dijo Usagi-san.
-¿A qué te refieres? –Preguntó Misaki
-Nada.- dijo él y le besó el pelo, no quería preocupar a Misaki con todo aquello.
Tampoco tenía ganas de discutir ni de hablar del tema.
-Hueles a tabaco.-Sonó otra vez su voz.
-No te preocupes, he tirado el paquete por la ventana.

Cap15: ¿Feliz Halloween?

( Dos meses después)

Por fin era la gran noche, Halloween. Misaki llevaba semanas planeando todo aquello, quería que saliese perfecto. La fiesta de la editorial iba a ser un momento mágico para él y Usagi, puesto que desde que se supo lo de su embarazo no habían tenido la ocasión de aparecer los dos juntos allí. Mientras él se ponía su disfraz de calabaza que resaltaba sus cuatro meses y medio de embarazo de gemelos, Usagi estaba a medio vestir, en la terraza fumándose uno de sus últimos cigarros.
Sí, vale, Usagi tendría que haber dejado de fumar y en teoría ya no fumaba. Sin embargo ese cigarro era especial, era el CIGARRO DE LA VICTORIA. Había acabado un manuscrito tras pasarse dos noches en vela y así no excederse del plazo de entrega.
Misaki salió a la terraza con los leggins negros y la camiseta larga y ancha naranja en la que había pintada la cara de una calabaza, a pesar de la anchura de su disfraz, su vientre le delataba. Usagi apagó el cigarro y se giró hacia él, al verle le sonrió.
-Bonito disfraz.
-No te rías.- Se apresuró a decir Misaki.- Tenías razón.
Usagi se acercó a él y posó sus manos sobre su vientre.
-¿A quien se le ocurre comprarse el disfraz un mes antes?- Rió Usagi.
Misaki desvió la mirada admitiendo su error.
-No pensé que iba a crecer tanto. Si lo llego a saber no compro el disfraz hasta esta misma noche.
Usagi alzó una mano y con ella acercó el rostro de Misaki hasta sus labios. A causa del embarazo Misaki esta muy sensible y eso le encantaba. Su rostro se ruborizó ante el leve roce de los labios de su novio. Un roce cariñoso que poco a poco se convirtió en un beso apasionado. Podía notar como sus hormonas iban una a una revelándose contra él y provocando en él sensaciones muy intensas.
Los labios de Usagi bajaron hasta su cuello mientras que con los brazos rodeaba su cintura.
-Usagi.-dijo Misaki en un momento de lucidez.- llegaremos tarde.
Él sonrió y le miró a los ojos.
-¿No sería más divertido si nos quedáramos aquí?- Le susurró en su tono más persuasivo.
Misaki sonrió. Una parte de él le gritaba y ordenaba que se quedara allí esta noche con Usagi entre las sábanas, una actividad que había sucedido más de una vez ya aquel día. Serían las hormonas… Pero por otra parte le reclamaba su sentido de la responsabilidad ya había confirmado su asistencia a la fiesta de la editorial y no podían librarse en el último momento.
-Tenemos que ir.-Las palabras salieron de sus labios, pero realmente tampoco quería ir.-Sólo un rato, después volveremos.
Usagi volvió a besarle y después se dirigió hacia el interior de la casa para ponerse su disfraz. Lo habían elegido entre Misaki y Aikawa, y era perfecto. Usagi iría vestido de Sweeney Todd, el barbero diabólico de la calle fleet. Camisa blanca, chaleco negro, pantalones a juego y una gabardina larga y negra. Habían comprado cuchillos de plástico y Misaki se los cosió al interior de la gabardina. Todo esto, con el pelo algo despeinado, daba a Usagi un aspecto auténtico de Sweeney Tood.

La fiesta se celebrará en la sala de recepciones del hotel Palace. Acudirían grandes novelistas y editores, Mangakas y diseñadores gráficos. En medio de toda aquella multitud Misaki se sentiría como un cero a la izquierda, pero al menos tenía a Usagi a su lado. Quien desde que le había comprado unos pantalones de una talla más a causa del crecimiento de su vientre, no le quitaba ojo de encima. Vivía por y para Misaki. Era muy tierno, su actitud era protectora y responsable, pero a veces Misaki se sentí algo agobiado.
Al entrar en la fiesta, muchas miradas se dirigieron hacia ellos. ¿Hacia ellos? CORRECCIÓN: Muchas miradas se dirigieron hacia el magnífico y joven escritor Usami Akihiko y posteriormente hacia su pareja, un joven embarazado de gemelos en estado de cuatro meses y medio. ¿Quién era ese? El sentimiento de incomodidad hizo acto de presencia. Misaki se aferró al brazo de su novio mientras avanzaban por la sala saludando a diferentes personalidades.
Notó una firme mano que se aferraba a su hombro, se giró y vió a Aikawa.
-Estáis guapísimos.-Dijo ella.
Misaki sonrió y le devolvió el cumplido a la editora vestida de la malvada bruja del oeste del mago de Oz. Con un vestido negro de palabra de honor que se ceñía a su cuerpo hasta su cadera desde donde se desplegaba en tela de tutú hasta sus rodillas. Llevaba medias a rallas rojas y negras con unos tacones negros de aguja. Su pelo descendía por sus hombros formando tirabuzones y sobre él un gorro puntiagudo. Parecía que se había arreglado especialmente para aquella ocasión, así que mientras Usagi se veía obligado a saludar a unos productores de televisión, él intentaba sonsacarle información a Aikawa.
-Bueno dime, ¿has quedado con alguien después de la fiesta?-Comenzó Misaki.
Ella se ruborizó y sonrió.
-Bueno puede ser.-Misaki alzó una ceja esperando más información. -¿Te acuerdas el enfermero que nos atendió el día del accidente?
Misaki se quedó un par de segundos en silencio, después respiró hondo. No le gustaba nada recordar aquella experiencia, pero había pasado y tenía que aceptarlo.
-Sí, claro, me acuerdo ¿Cómo se llamaba?
-Kazuki, está pasando unos días en Tokio…En mi casa.
Entonces si que Misaki se quedó de piedra.
-¿Vas en serio?
Se acercaron a la mesa de las bebidas mientras hablaban. Aikawa tomó una copa de champán y Misaki un vaso de zumo de manzana.
-La verdad es que está aquí por trabajo. –Comenzó ella –Quiere mudarse a la capital y yo sólo le estoy haciendo un favor.
Misaki la miró de reojo, quiso decirle algo pero no le dio tiempo puesto que apareció Usagi de muy mal humor, lo que daba un sentido más siniestro a su disfraz.
-¿Qué pasa? –Preguntó Misaki.
Usagi le posó una mano en la espalda y se acercó a él.
-Nos vamos.
-¿por qué?
Misaki no sabía lo que pasaba, apenas acababan de llegar.
-Mira a la puerta. –dijo su novio.
Disimuladamente, se giró y puso la vista en la entrada de la sala. Casi se cae al suelo al verle. Haruhiko Usami estaba ahí, trajeado y con la mirada firmemente puesta en ellos.
Misaki no pudo evitar el agarrarse temblorosamente a los brazos de Usagi.
-¿Qué es lo que quiere? –preguntó asustado.
-No lo sé, pero voy a averiguarlo. –respondió Usagi mientras comenzaba a dirigirse hacia él. Pero no pudo puesto que Misaki seguía aferrado a uno de sus brazos.
-No, vámonos a casa, por favor no me encuentro bien. –Era una mentira, pero no quería que Usagi fuese a “hablar con su hermano” aquello podría acabar en una pelea o mucho peor, con amenazas que obligasen a Usagi a irse lejos, como la última vez.

Pasaron al lado de Haruhiko, Misaki caminaba ligeramente más rápido que Usagi, definitivamente quería irse de allí. Los hermanos se dirigieron una mirada fulminante.
-Feliz Halloween.-dijo Haruhiko.
-Vete a la mierda.-Le respondió Usagi.
Una vez en la calle, Misaki pudo respirar tranquilo ¿Por qué tenía que pasarle eso? Quería haber pasado una noche en compañía de sus amigos riendo y recibiendo felicitaciones por su embarazo. En cambio, se habían ido de la fiesta a tan solo cuarenta y cinco minutos de estar allí.
Miró a Usagi, quien aún parecía enfadado, así que le abrazó pegando su abultado vientre al de él. Usagi le correspondió, el sentir el cuerpo de la persona que más amaba y sentir como el fruto de su amor iba creciendo poco a poco en su interior, le llenaba de felicidad.
-Vámonos a casa. –Susurró Misaki.

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Había sido fácil, demasiado fácil. Su hijo más fiel se encargaría del chantaje emocional que derrumbaría aquella pareja, de modo que su otro hijo volvería al camino recto de la empresa familiar.
Desde su butaca, se encendió un puro mientras disfrutaba de la calma que precede a la tormenta. Mientras ese niñato estuviera fuera de sus vidas, junto con esa abominación que crecía dentro de él, podría centrarse en desbancar a su exmujer del mundo empezaría y de su competencia.
Aquel, era su final feliz.