InGo: La fiesta [KirinoxShindou][S: IxA, FxK, HxM][Acabado]

El corazón de Kirino latía muy deprisa, se repetía constantemente palabras de aliento. Antes de llegar a la fuente donde había visto a Shindou por última vez se lo encontró.
Respiraba agitadamente y andaba deprisa hasta que lo vio y se quedó parado, el aliento se condensaba alrededor de su boca de forma sensual. Los ojos de ambos se encontraron a unos metros y una sacudida eléctrica los recorrió a los dos.
Kirino se acercó con paso decidido y las cejas firmemente fruncidas. Shindou quiso retroceder asustado, estaba seguro de que lo iba a matar. Pero Kirino no lo mató, cuando llegó a su altura se paró en seco, apenas unos centímetros los separaban y la respiración de ambos se unía formando una nube de sentimientos encontrados.
-Kirino, yo… -dijo Shindou con un hilo de voz y el estomago tan contraído que parecía que fuera a echar toda la cena.
El pelirrosa le rodeó con sus brazos y le aprisionó con fuerza. Shindou abrió los ojos, cristalinos y con una lágrima perlada en ellos, le devolvió el abrazo tiernamente, pasando su mano por la espalda del chico.
Se separaron y Kirino le sonrió con un deje de dureza en su mirada.
-Quiero decirte algo –exclamaron los dos a la vez y luego se miraron sorprendidos.
-Dime, Shindou –susurró Kirino nervioso, ¿acaso se le iba a declarar Shindou?
-Yo… lo siento mucho, Kirino. Siento haberme comportado así antes… -se llevó la mano a la cabeza intentando explicarse-. Sé que ha sido muy duro para ti ir así… eres muy buen amigo, gracias.
Shindou le dedicó una sonrisa pacificadora mientras que detrás de ellos, dos personas que los seguían, uno por parte de Kirino y otro por parte de Shindou se llevaron las manos a la frente en una sonora palmada que curiosamente ninguno oyó.
Kirino sintió como el corazón se le estrujaba dentro del pecho. ¿Buen amigo?
-No soy un buen amigo, soy el mejor amigo que vas a tener nunca. No creo que ningún otro gilipollas se travistiera así por ti.
-Yo en cambio no lo soy tanto… -Shindou bajó la mirada y Kirino sintió ganas de llorar de pena pero se mordió el interior de la boca-. Eres la persona más importante para mí, Kirino, tu amistad es lo mejor que tengo… Pero no hago más que fallarte como amigo.
Kirino abrió mucho los ojos, ¿por qué tenía que enfatizar tanto la dichosa palabra “amigo” y “amistad”? Aunque por lo menos… era la persona más importante para él, solo tenía que impedir que ninguna chica se acercara a él y siempre lo seguiría siendo.
-Como amigo no me has fallado –gruñó Kirino-. Me has fallado como pareja.
La sentencia del pelirrosa hizo que ambos se miraran tristemente durante un segundo hasta que de repente los dos se sonrojaron de forma bestial.
-¡No quiero decir como pareja de pareja porque no lo somos! Sino como pareja de fiesta –aseguró Kirino moviendo las manos alarmado.
-¡Ah! ¡No sé de qué me estás hablando si ni siquiera me has dado la oportunidad aunque no es que yo quiera que me des una oportunidad! –exclamó Shindou a la vez sin que ninguno de los dos llegara a entender al otro.
Los dos se callaron y una sonrisa apareció en sus labios. Shindou volvió a abrazar a Kirino y le susurró al oído.
-¿Seremos siempre amigos, Kirino? ¿Estarás siempre a mí lado aunque meta la pata una vez tras otra?
Kirino fue a asentir cuando una voz que salía de los altavoces dispuestos por todo el lugar llamó a los invitados al interior de la casa.
Shindou miró el cielo y suspiró.
-Ya se acaba la fiesta.
-Sí…
Los dos se apresuraron a volver al interior, y al ir a seguirlos, los dos espías se encontraron el uno al otro.
-¡Kidou!
-¡Fudou!
-Así que Kidou-kun es uno de esos a los que le gusta espiar a las personas.
-Lo mismo puedo decir de ti, Fudou, idiota.
Los dos se miraron un instante y luego siguieron el camino para reunirse con los demás, aprovechando el momento para rozarse los dorsos de la mano de forma que pareciera casual.
Mientras el anfitrión de todos los presentes hablaba, y Kirino y Shindou se habían reunido con los padres del segundo, ambos estaban muy pensativos.
Más lejos estaban todo el grupo de jóvenes amigos. Haruna y Kogure estaban juntos y cogidos de la mano, Hiroto y Midorikawa estaban él uno al lado del otro sin saber que los dos anteriores tenían una foto de su prueba de amor, Tsunami le susurraba a Touko lo raro que era todo lo que le había pasado, Endou bostezaba ruidosamente y Natsumi lo fulminaba con la mirada, Kidou y Fudou estaban juntos, pegados por los hombros y empujándose el uno al otro, como si se quisieran tirar al suelo, y luego sabe Dios que más.
Shindou entrelazó su mano con la de Kirino sin que nadie se diera cuenta, salvo unos ojos naranjas y brillantes que sonrieron inocentemente, puesto que todos los demás estaban pendientes del hombre que hablaba frente a ellos. Kirino se sonrojó al notar la mano cálida de Shindou y le miró de reojo, pero este tenía la mirada clavada al frente, y solo sus mejillas estaban levemente teñidas.
Kirino suspiró en su sitio, tenía que decirle a Shindou. Sin duda no perdería la oportunidad en París… En la Torre Eiffel durante un romántico atardecer. Sí, le diría lo que sentía por él, le pediría que fuera su novio… Y si no aceptaba… siempre podía tirarse de la torre.
Shindou tragó saliva intentando calmar su desbocado corazón al sentir como Kirino le correspondía y le agarraba fuertemente la mano. Tenía que decirle a Kirino lo que sentía de verdad, porque después del rencuentro con él y mirarlo a los ojos se había dado cuenta de que lo amaba, todas sus posibles dudas se habían disipado como una nube en un día de viento. París sería el lugar idóneo, la Ciudad del Amor… Una declaración en lo alto del Arco del Triunfo viendo todos Champs Élysées. Si se negaba a ser su pareja siempre podía tirarse desde ahí arriba, o tirar a Fudou, sí, sin duda sería un mejor método de desahogarse.