InGo: La fiesta [KirinoxShindou][S: IxA, FxK, HxM][Acabado]

Kirino y Fudou seguían en la intemperie, sentados en el mismo banco y con unas bebidas que el castaño había llevado. Libres de alcohol porque Kirino era menor y él cuidaba de no beber porque le sentaba especialmente mal, y porque en una fiesta había acabado borracho y prácticamente desnudo bailando sobre la mesa del salón de Kidou, con un video como prueba de ello, desde aquel día había jurado no probar el alcohol de nuevo y llevaba bien su juramento, excepto los bombones de licor que le volvían loco, claro que había que comer muchos para emborracharse a base de bombones de licor.
-Y entonces el capullo de él me dejó a dos velas y se largó –le contaba Fudou a Kirino tras sincerarse ambos con sus sentimientos no correspondidos.
-Bueno, pero tú le habías tirado un tomate.
-¡Pero es a mí a quien no le gustan! No tengo la culpa de nada.
Kirino se encogió de hombros.
-Yo creo que Kidou tiene bastante paciencia contigo, teniendo en cuenta que te dedicas a tocarle las narices a todas horas.
-Ah, pero él no se queda callado. No es ninguna mosquita muerta y responde, yo sé que le gusta, es medio masoca.
-Entonces igual le gustas tú también. Eres la persona perfecta para alguien a quien le gusten los dolores de cabeza.
-Dicen que el sexo es bueno para el dolor de cabeza, así que se lo podría curar. Soy como el mar, lo que doy lo quito.
Kirino se sonrojó levemente y le miró con cara de miedo.
-Por favor, que soy menor.
-Tonterías –gruñó Fudou-. A tu edad ya habéis dejado de ser niños inocentes. Seguro que muchas veces has soñado con darle por detrás a Shindou.
-¡Para nada! –exclamó Kirino con el rostro tan rojo como los tomates que tan poco parecían gustarle a Fudou.
-¿Prefieres que te de él?
-¡No digas burradas!
-Yo no dejaría que nadie me diera por detrás… Aquí el que da soy yo.
-¿Ni siquiera si fuera Kidou?
Fudou se sonrojó y giró la cabeza.
-Depende.
Kirino soltó una carcajada.
-Yo estoy seguro de que te dejarías.
Fudou gruñó algo pero al girarse vio a una persona que se acercaba con mueca de disgusto.
-¿Qué hacéis aquí fuera juntos –enfatizó dicha palabra- con el frío que hace?
-¡Shindou! –se alegró Kirino queriendo levantarse del banco, pero Fudou lo retuvo agarrándolo por detrás y miró a Shindou con cara de loco pederasta.
-Si estamos juntos no tenemos frío.
Los mofletes de Shindou se colorearon, mientras en sus venas hervía la sangre. Kirino por su parte se giró y le pegó un tortazo en la nuca.
-¡Muérete!
Fudou se encogió de hombros y se levantó.
-Está bien, está bien. Os dejo aquí a los dos, yo voy a buscar algo para comer. Que os vaya bien.
El castaño guiñó un ojo a Shindou y se marchó mirando a Kirino, llevándose los dedos índice y meñique a los ojos y luego señalándole a él en señal de advertencia.
-¿Qué hacías con Fudou? Pensaba que creías que era bastante desagradable –preguntó Shindou con un deje de enfado en sus palabras.
Kirino abrió los ojos sorprendido, Shindou nunca había reaccionado así, pero para el chico encontrarse primero a los dos bailando y luego a solas en el jardín hablando animadamente, sobre algo que no había sido capaz de escuchar, era una cosa que le dolía bastante.
-Bueno, y lo es. Pero como dice Kidou se le coge cariño con sus modales y todo… además nos deja pegarle así que… -Kirino se encogió de hombros, había empezado a entender al entrenador, aunque no estaba muy seguro de que a Kidou realmente le gustara Fudou, tenía sospechas eso sí. Pero Kidou era tan enigmático…
-¡Pues no me hace gracia que te quedes con él a solas! A saber qué puede hacerte…
-Hablarme de sus problemas ahogando las penas en un zumo de piña.
-¿Bebe zumo de piña?
-No quiere beber alcohol… ¡Además no eres el más indicado para hablarme así! Así que Okatsu, ¿eh?, Takuto –Kirino casi escupió la última palabra, pero por supuesto él no sabía que Okatsu había intentado hacer de Celestina entre ambos.
-Sí, Okatsu, una chica bien agradable y sonriente, no como tú, que parece que te hayas comido un limón.
-¡Oh! –gritó indignado Kirino- ¡Pues si es tan agradable igual deberías haberla invitado a ella!
-¡Seguro que hubiera sido mucho mejor que estar con un histérico como tú!
Kirino abrió mucho los ojos realmente herido con aquel comentario, ¿histérico él?, ¿mejor con ella? Puede que fuera un histérico pero iba haciendo el ridículo por donde pasaba solo por él. El chico frunció los labios y se giró sin decir nada más, alejándose a paso rápido y destacando por su aura de odio infernal.
Shindou se quedó parado. Maldiciendo para dentro por el oportuno comentario. A Kirino no le gustaba nada que le llamaran histérico, aunque en cierto modo, dudaba de que a alguien le gustara que se lo dijeran. Se sentó en el banco tirándose del pelo enfadado.
-Enhorabuena, Takuto, enhorabuena –se dijo a sí mismo con desesperación.

"-Entrenador Kidou, profesora Haruna –Shindou saludó educadamente con una leve reverencia-. Esta es mi acompañante Kirino Ranko, prima de Kirino… –Shindou desvió la mirada incapaz de decir eso mirando a las grandes gafas de mosca que llevaba Kidou y que le favorecían tanto como a un santo dos pistolas… o al entrenador Endou el traje de fiesta."

"-¡Pero, tronco! Parece que haya despellejado a la gallina más fea del corral y se la haya puesto de sombrero."

"haciendo que Shindou se pusiera de morros y empezara a tocar una marcha fúnebre que fue secundada por el resto de la orquesta."

Kirino se metió dentro arrollando a Tsunami por el camino.
-¡Colega! ¡Que pareces un maremoto que arrastra a los peces sin piedad, tronco!
Pero el adolescente solo le dedico una cara de desprecio infinito que hizo que el surfista se girara y se alejara rápidamente, aterrorizado.
Llegó hasta Kidou y prácticamente le aventó la chaqueta que este le había dejado y se marchó antes de que el entrenador pudiera decirle nada.
-Shindou es gilipollas –comentó Fudou que estaba a su lado comiendo restos de cena-. Creo que debería decirle unas palabras.
-Deja, deja –se asustó el chico de gafas verdes y feas como las que más-. Iré yo, si vas tú igual le pegas una paliza.
-¿Me crees capaz?
-Te has vuelto muy cercano a Kirino durante la fiesta –murmuró Kidou con un deje de celos en su voz que no pasó desapercibido a Fudou.
-¿Kidou-kun está celosillo de su jugador? Pero ya sabes que yo solo tengo ojos para ti.
-Cómprate un bosque y piérdete –gruñó Kidou alejándose de él para hablar con Shindou e indagar sobre lo que había pasado. ¡Cómo odiaba que Fudou jugara con sus sentimientos de esa forma! Para él era muy fácil bromear sobre esas cosas, pero a él no le hacía ni pizca de gracia, porque desearía que las dijera de verdad. No podía hacerse ilusiones…
-¡No tengo dinero para comprármelo! ¡Préstame el tuyo!
-En boca del embustero, lo cierto se hace dudoso –dijo una voz alegre por detrás de Fudou refiriéndose a que las veces que le decía cosas bonitas a Kidou y este creía que se metía más con él.
-Vete a freír espárragos, Midorikawa –gruñó el castaño usando ejemplarmente un dicho para contraatacar.
-No lo pagues conmigo, hombre –Midorikawa le dio una palmada en la espalda a Fudou.
-¿No tienes un Hiroto al que tirarte?
-Hiroto ha salido tras Kirino para intentar tranquilizarlo porque estaba llorando, a mí me ha dicho que fuera a buscarle algo para beber –contestó el joven haciendo caso omiso al comentario de Fudou.
Fudou se encogió de hombros, el también lloraría si llevara ese vestido.
-¿Por qué está llorando Kirino? –preguntó Haruna que se había acercado a saludar con Kogure después de bailar con este todo el rato.
-Seguro que Shindou le ha dado calabazas –rio Kogure sin poder evitar su costumbre de reírse como un lunático amante de las serpientes.
-¿Ha sido eso? –preguntó preocupada Haruna.
-Y yo que sé –gruñó Fudou.
-Hiroto se ha ido a hablar con él.

Kidou salió de nuevo al jardín, dónde empezaría a buscar a Shindou según sus grandes dotes deductivas. Hacia el mismo frío que anteriormente, pero aquello empezaba a llenarse de más gente que salía a pasear.
Lo vio sentado en el banco frente a la fuente, con la cara escondida entre las manos y con lágrimas en los ojos.
-Shindou –llamó Kidou sentándose a su lado y pasándole la mano por los hombros para reconfortarlo.
-¡Soy un idiota en grado mayor! –sollozó el chico sin moverse.
-Hay que ser muy idiota para ser un grado mayor. ¿Qué ha pasado para que mi jugador genio piense así?
-Le dije a Kirino que era un histérico y que hubiera sido mejor haberle pedido a Okatsu que me acompañara ella.
Kidou frunció los labios, eso era un comentario muy desagradable, eso era ser un idiota en grado mayor.
-Pues ve a pedirle perdón, Shindou. No es tan difícil.
-¿Y si no quiere perdonarme?
-¿Y si te doy una patada en el culo? Sé un hombre, Shindou. Cuando se mete la pata hay que pedir perdón.
-Pero es que no he metido la pata, he metido el cuerpo entero. Kirino es muy irritable para estas cosas.
-Seguro que por ser tú te perdona.
-Seguro que me odia.
Kidou suspiró.
-Escucha, Shindou. Los buenos amigos se pelean pero luego se reconcilian, las discusiones son inevitables en una relación, lo importante es tener los huevos de arreglar las cosas.
-¿Tú has tenido alguna discusión fuerte con algún amigo? –preguntó Shindou mirándolo tímidamente, Kidou sonrió forzadamente.
-Pues sí, con Fudou andamos todo el día discutiendo, y algunas veces nos hemos llegado a hacer mucho daño el uno al otro sin querer… Pero siempre hemos pedido perdón al otro.
-Pero a Fudou parece que le gusta pelear.
-Es posible, es un chico follonero, pero tiene buen corazón, y casi siempre ha sido él quién ha venido a disculparse cuando me ha dicho algo demasiado grosero, incluso cuando la culpa es mía él agacha antes las orejas… A veces hago que me enfado con él solo para verlo pedirme perdón con la cabeza gacha –rio Kidou soltando una risa que le puso los pelos de punta a Shindou.
Kidou tenía facetas ocultas que no estaba seguro de querer descubrir.