InGo:A París [FudouxKidou][KxS] -Cap 06-

No sabía que podía doler tanto el culo.
-Oh, y más que puede doler –sonrió Kidou de forma siniestra y una carcajada divertida.
Fudou se sonrojó y optó por reírse también para no darle a entender que para él aquello sonaba a violación.

El viaje se le hizo bastante corto a aquel joven de pelo pardo que seguía con la nariz metida en un libro.
Esperaba que Fudou le molestara más de lo que hizo, pero para su suerte había estado durmiendo la mayor parte del rato, estaba seguro de que aquella noche habría dormido poco.
Y también estaba seguro de que la noche que les esperaba sería larga, Kidou no había compartido muchas veces habitación con Fudou, pero las pocas que lo había hecho había demostrado ser un compañero de habitación pésimo.
Se levantaba cuando quería en mitad de la noche para ir al baño y prendía las luces, roncaba, gritaba en sueños, se levantaba y te saltaba encima del estómago, tiraba su ropa encima de las pertenencias del otro… Dejaba los restos de comida por todos lados…
Frunció los labios, no, Fudou no era muy buen compañero de habitación… Se preguntaba si una vez que se casara seguiría siendo igual, luego se sonrojó al verse pensando que no tendría tiempo de averiguarlo porque mataría a la novia antes… Aunque si Fudou se casaba con él en algún país en el que el matrimonio gay no estuviera prohibido…
Sacudió la cabeza, tonterías, seguro que era por la falta de oxígeno debido a la altitud a la que volaban, aunque sabía perfectamente que dentro del avión eso no les afectaba.
-¿Qué piensas, Kidou-kun? –preguntó burlón Fudou recolocándose mejor, seguía con las piernas encima de él -. Miras al libro con cara de adolescente en la edad del pavo… ¿Acaso la química radioactiva es tan interesante? No me digas que eres de ese tipo de gente, Kidou-kun.
Fudou arqueó las cejas varias veces y Kidou le pellizcó en el brazo.
-No es un libro de Química Radioactiva, es una Novela Histórica.
El castaño resopló, eso era igual de malo…
Les avisaron de que pronto aterrizarían y que se quedaran quietos y con los cinturones puestos, Fudou dudaba de que sirvieran de algo y así se lo expuso a Kidou.
-Cierra el pico y abróchatelo –le respondió él en el momento en que una turbulencia los mecía en el aire.
A esa siguieron varias y Kidou se fue a agarrar al reposabrazos del asiento cuando se encontró que ya estaba ocupado por el brazo de Fudou y se agarró a su mano en vez de a este. Fudou abrió los ojos gratamente sorprendido pero no dijo nada, cerrando su mano entorno a la suya.
-Solo son unas ráfagas de aire, Kidou-kun, pero no te preocupes, yo te protegeré de ellas –rio suavemente en su oreja de forma burlona y seductora.
Cuando el avión aterrizó Kidou se soltó y salió lo más rápidamente que pudo, seguido por Fudou que se aseguró de abrigarse bien para no helarse en el exterior del país francés.
-¿Todavía no sale tu maleta? –llevaban ya diez minutos esperando la maleta de Kidou y empezaban a impacientarse, especialmente el mismo Kidou, que había dejado cosas importantes en su interior y que odiaría perder.
Por suerte acabó saliendo por la cinta y suspiró tranquilo.
-¿Cómo llegaremos al hotel? –preguntó Shindou acercándose nuevamente a ellos, Kirino y él se habían alejado cuando Kidou había empezado a resoplar como un caballo durante una carrera de hípica.
-Iremos en taxi, así nos llevarán directamente a la puerta y no nos tenemos que andar preocupando por movernos con el equipaje.
-¿Un taxi? –se decepcionó Fudou -. ¿Por qué no una limusina? Puedes permitírtelo.
-Prefiero gastar mi dinero en algo más útil como una buena cena, ir en taxi o en limusina me da exactamente igual, no creo que después de estar sentado desde hace más 14 horas mi culo note la diferencia entre uno y otro.
-Tu culo igual no, pero causaríamos mayor sensación –gruñó Fudou.
-¿Con tu cara? –rio Kirino-. Seguro que la causaremos igualmente.
-Seguro que si te vieran salir de una limusina se preguntarían si eras un atracador de bancos –apoyó Shindou.
Fudou los miró malcarado, y cuandos e subieron al taxi se sentó en medio en venganza, asegurándose de aplastarlos bien contras las ventanillas. Cara de atracador de bancos… ¡Ja!

luego se sonrojó al verse pensando que no tendría tiempo de averiguarlo porque mataría a la novia antes…

¿Con tu cara? –rio Kirino-. Seguro que la causaremos igualmente.
-Seguro que si te vieran salir de una limusina se preguntarían si eras un atracador de bancos –apoyó Shindou.
Fudou los miró malcarado, y cuandos e subieron al taxi se sentó en medio en venganza, asegurándose de aplastarlos bien contras las ventanillas. Cara de atracador de bancos… ¡Ja!

El taxi llegó frente al hotel al que iban a alojarse y Kidou pagó al taxista generosamente mientras en la parte de atrás, tanto Fudou como Kirino miraban de hito en hito la avenida en la que se encontraban en la que árboles iluminados con luces navideñas y maceteros con arbustos redondeados decoraban el paisaje de la gran ciudad.
Por la calle paseaban varias personas que los miraron mientras salían, especialmente a los dos extraños en aquel paraje.
-¿Qué miras, vejestorio en vías de extinción? –gruñó Fudou a una señora altanera que acababa de dedicarle una mueca bastante fea al adolescente de coletas que por mirar impresionado la fachada del hotel que los iba a alojar no se había dado cuenta.
Kidou salió del taxi y reprendió severamente a su compañero, dando pie a que los demás se metieran también con él.
Fudou rechinó los dientes pero no contestó, no les iba a dar ese lujo en ese momento.
Así que decidió entrar, el hecho de que fuera de noche e hiciera frío también ayudó en su decisión.
-¡Ostia! –gritó estupefacto soltando un silbido.
El guardia de seguridad que lo miraba frunció las cejas, aquel joven… le sonaba haberlo visto en algún lugar, pero parecía desconcertado, seguro que era uno de esos estúpidos turistas que se perdían y entraban al hotel como San Pedro por su casa.
Kidou entró al hotel y le dio una palmada en la espalda.
-¿Demasiado lujo para un pobretón como tú?
Fudou entornó sus ojos turquesas y le lanzó una mirada furibunda.
-Demasiado lujo hace que se os nuble el cerebro, así de idiota has quedado, Kidou-kun.
Kidou sonrió sarcásticamente.
-Este idiota sacó una puntuación perfecta en todos los exámenes de toda su vida.
-Eso no es verdad, me contaste que de pequeño habías suspendido en atarte los cordones.
Las mejillas del joven de cabellos pardos se colorearon.
-Obviamente eso no cuenta, me refiero a los exámenes de verdad.
El castaño movió la mano negativamente.
-Todo cuenta –y soltó una risita de victoria.
-Lo que tú digas –respondió él divertido de la risa de su amigo.
Se acercó al mostrador de la recepción para pedir sus llaves y Fudou salió tras él, observando a la hermosa joven que hablaba con Kidou en un perfecto francés.
El castaño resopló sin enterarse de nada.
-Gracias –sonrió Kidou haciendo que el castaño enmarcara las cejas y le dedicara una mirada furibunda a la chica.
El pardo se giró y observó las dos llaves que tenía en su mano.
-¿De que habéis hablado tanto rato? –quiso saber el otro joven cruzándose de brazos.
-Al parecer había algunos errores en la reserva y he tenido que arreglarlo –se encogió de hombros él -. Había pedido dos habitaciones pero luego había habido una petición de cambiarlas por las suites que tuve que anular antes de venir… Al llegar me han preguntado si quería las Suites o no…
Kidou golpeó a Fudou con su intensa mirada escarlata, sabía perfectamente que el intento de conseguir una Suite venía de su parte.
-Vaya, que cosas tan extrañas os pasan a los ricachones –rio Fudou algo incómodo por la mirada del joven.
-Claro –murmuró Kidou acercándose a los dos adolescentes y llevándolos hacia los ascensores- Se te ve muy alegre, Kirino.
- ¡Es verdad! –sonrió este -. Es la primera vez que voy a dormir en un hotel como este y me hace ilusión.
-Domir… -rio Fudou enarcando una ceja -. Sí, seguro que duermes mucho.
Kirino lo miró encarnado y rechinó los dientes.
-Seguro que más que tú –desafió alzando sus celestes ojos entrando en contacto con los de él.