InGo:A París [KirinoxShindou][FxK] -cap 6-

Ya habían facturado sus maletas y solo quedaba esperar pacientemente a que saliera el vuelo. Kirino tenía sueño, pero no quería sentarse en una silla a hacer tiempo sin más. Miró aquel gran lugar lleno de vida al margen de la temprana hora.
-¿Vamos a dar una vuelta por las tiendas? –le ofreció a Shindou que se había sentado y leía tranquilamente algo.
Los ojos rojos del muchacho lo miraron y cerró el libro con un suave golpe.
-Vale.
Los dos adolescentes se despidieron de sus dos adultos responsables y comenzaron a mirar las tiendas del aeropuerto. Muchas eran solo de recuerdos, en una de ellas vendían las camisetas de la selección japonesa. Fudou y Kidou tenían sus nombres en muchas de ellas, al igual que sus compañeros.
-¿Crees que algún día podamos llegar a ser tan famosos? –preguntó Shindou mirando todos los objetos que había en honor del Inazuma Japan, había incluso figuritas de ellos de un pulgar de alto.
-Seguro –asintió Kirino, aunque una sombra le pasó por su cara. Él era consciente de que a nivel individual no le llegaba a Shindou… Siempre había estado tras él, sin llegar a alcanzarlo.
-¿Te ocurre algo? –preguntó el muchacho agarrándole de la muñeca al notar la mueca de rabia que había cruzado la hermosa cara de su amigo.
-No… es el sueño –sonrió él sacudiendo la cabeza, puede que a nivel futbolístico su amigo fuera mejor, pero eso no impediría que le siguiera a donde fuera necesario, y si tenía que vender su alma al demonio del fútbol para ser mejor jugador, así sería.
Estuvieron entretenidos mirando objetos, comidas e incluso automóviles de ocasión. Aprovechando ese momento a solas para disfrutar plenamente como solían hacer cuando quedaban juntos.
La voz electrónica indicando la proximidad de su vuelo y la petición de pasar a la zona de embarque les hizo dar un respingo.
-¿Estás emocionado? –preguntó Shindou andando junto a Kirino en dirección a los puestos de seguridad por los que tenían que pasar.
-Seguro –rio Kirino dedicándole una hermosa sonrisa que le hizo sonrojar.
-¡Eh! –les gruñó Fudou al verlos.
Ellos ya estaban al otro lado de la línea y no parecían demasiado contentos. Kirino suspiró, esperaba que no estuvieran así todo el viaje o se los arruinarían.
Metieron sus bolsas de mano por los Rayos X y ello pasaron el detector de metales sin ningún problema, juntándose de nuevo con los dos adultos.
-Queda media hora para que salga el vuelo –informó Kidou mirando los paneles y cruzándose de brazos -, ¿queréis tomar algo mientras?
Kirino y Shindou se miraron y aceptaron, no tenían mucho apetito a esas horas pero al menos así estarían más entretenidos.
Se dirigieron a un pequeño bar que había a un lado y se aposentaron en una de las mesas.
-¿Qué queréis tomar? –preguntó el chico de pelo pardo dejando su abrigo en el respaldo del a silla.
-Yo quiero un batido de chocolate y un croissant a la plancha –pidió Fudou cruzándose de piernas en la silla y mirando a su compañero.
Shindou dirigió una expresión de sorpresa al chico, esperaba que pidiera algo más agresivo como zumo de dolor.
-Yo quiero un té –pidió el chico de pelo ceniza.
-Yo un zumo de melocotón –sonrió Kirino sentándose al lado de Shindou.
-De acuerdo –murmuró Kidou distraído dirigiéndose a la barra a pedir. Luego volvió con las bebidas y repostería, él se había pedido un café solo con una magdalena.
Kirino tomó su zumo y le dio un pequeño sorbo, mientras Shindou observaba como sus labios rosados se perlaban con las gotas anaranjadas del líquido.
Fudou entrecerró los ojos, pensando en alguna forma de meterse con él.

El avión estaba aterrizando en la pista y Kirino observa ilusionado las maniobras del gran vehículo aéreo. Nunca había visto un avión en vivo, no al menos a esa distancia, en el cielo sí que podían verse estelas de aviones de vez en cuando.
Shindou sonrió al ver los ojos brillantes de su amigo y esperó a que abrieran las puertas de la pista de aterrizaje, el avión había aterrizado al lado de ellos y podían acercarse andando, otros aviones que aterrizaban más lejos ofrecían un pequeño bus para el trayecto.
Salieron al exterior, bien abrigados a excepción de Fudou, y subieron por las escalerillas del avión buscando sus asientos, Kidou les había reservado un vuelo de primera clase debido a que el trayecto era largo, muy largo.
Los asientos de los dos adolescentes estaban juntos, al final del avión, y delante de ellos estaban los de los otros. Fudou apartó de un empujón a Kidou para conseguir la ventanilla y le sacó la lengua.
Kirino miró la ventanilla y luego a Shindou, le encantaría poder sentarse ahí, pero igual Shindou…
-Puedes sentarte en la ventanilla, no me importa –sonrió él peligris dándole una palmada en la espalda para que pasara.
-¡Gracias! –exclamó Kirino lleno de alegría mientras se sentaba y soltaba otro grito de sorpresa -. ¡Que asientos más comodos.
Shindou se sentó a su feliz y rio un poco.
-Claro, es primera clase.
-Ricachones –murmuró Fudou desde delante con la cara pegada al cristal llenándolo de vaho y de saliva.
Kidou carraspeó y se hizo el desconocido.
El avión arrancó tras explicar las medidas de emergencia y Kirino sintió una gran ola de excitación y nerviosismo extremo recorrerle el cuerpo, en un acto inconsciente se agarró a la mano de Shindou, era la primera vez que volaba y aunque no lo quisiera admitir le asustaba un poco.
La mano cálida de Shindou se cerró entorno a la suya y Shindou se recostó cerrando los ojos y sintiendo un burbujeo en su estómago, en parte debido a las oscilaciones del avión y en parte por tener a Kirino agarrado de su mano.
El aparato tomó altura y se estabilizo, Kirino comenzó a respirar con más normalidad, pero no soltó a Shindou hasta un tiempo después en el que ya no encontraba una excusa para mantenerla. El muchacho sintió cierta pena cuando el pelirrosa se soltó pero aprovechó para sacar de nuevo su libro y sumergirse en la lectura.
Kirino frunció un poco los labios.
-Creo que leeré yo un rato también –murmuró más para sí que para su amigo. Sacando de su bolsa un pequeño libro del cual fue pasando las hojas a un ritmo lento y exasperante para un lector veloz como Shindou.
Las horas fueron corriendo y Kirino pronto se cansó de leer, así que cerró los ojos dispuesto a dormirse un poco, ya que Shindou seguía con la nariz metida en su estúpido libro y no parecía dispuesto a separarse de este.
Oyó a Kidou y Fudou discutir delante, y luego reírse a los dos y un sonido a algo hueco, más risas, otro golpe.
Estaba cansado y enseguida se durmió, deslizando su cabeza buscando un apoyo hasta encontrar el hombro del muchacho a su lado.
Shindou dio un pequeño respingo al notar el apoyo y se giró sonrojado, su pregunta se quedó atrapada en los labios del adolescente. Kirino estaba profundamente dormido y su boca quedaba ligeramente abierta.
Él sonrió y cerró el libro, guardándolo y apoyándose en la cabeza de Kirino notando el olor de su champú frutal que tanto le gustaba. Un libro por muy interesante que fuera no podía competir con tener una excusa para entrar en contacto con su amigo, además de que había empezado a bostezar, sí, sin duda tenía sueño.