El Colegio Mixto (varias parejas)

-Alto ahí, jovencito -le detuvo la amable señora limpiándole las migajas de pan-. Te recuerdo que no estás solo ahora, tú y Ranmaru-chan tienen que llevar a Meia a su colegio y luego tú tienes que acompañar a Ranmaru hasta Raimon, es tu responsabilidad de alfa -le sonrió haciendo sonrojar a ambos jóvenes.

Lo siento, no es necesario que nos acompañe, -le dijo Kirino-. Yo acompañaré a mi hermana y luego iré al colegio, adelántese usted.

-Nada que ver -negó Shindou con la cabeza-. Les acompaño -aseguró y les dio una sonrisa. Ranmaru se sonrojó y desvió la mirada, pero no dijo nada más mientras caminaban juntos los tres para dejar a Meia y seguir su camino a Raimon.

Es mía, es mi casa, es mi tortita -aseguraba Hakuryuu.

-Es mía -aseguraba Yamato-. Makoto-chan la hiso para mí.

-Ni en tus sueños -aseguraba el peliblanco-. Es mi casa, lárgate a la tuya a desayunar.

-No -dijo el moreno sencillamente.

Desde que habían rescatado a Makoto, Yamato literalmente se había mudado con ellos dos.

Al principio Makoto se había negado de plano, pero había terminado por ser convencido por los dos alfas, así fue como Saru Evans, el entrenador de los alfas de Raimon, se había enterado de todo. Saru se había hecho cargo de todo, ¿Qué había hecho? Makoto no lo sabía, no se lo quisieron decir, pero su mamá ahora estaba en una clínica mental donde la estaban ayudando con su esquizofrenia y su tutor legal era Saru, aunque eso sólo en papeles, Makoto no quería separarse de Yamato y Hakuryuu, ni oír hablar del tema, no ahora que al fin había encontrado un sitio donde sentirse seguro, los dos chicos habían convertido ese apartamento en el reino personal de Kurosaki. Saru había traído a Suzuno y así el secreto se había extendido a ellos cuatro, Suzuno no era sólo un consejero omega, era también psicólogo, sus terapias estaban ayudando a Makoto y de paso a los dos alfas, a quienes Suzuno les había explicado que lo que Makoto sentía hacia ellos era el complejo de adoración al héroe, al haber sido los chicos los que lo habían salvado, y le explicó a Saru que sería contraproducente mover a Makoto de ahí cuando el chico estaba empezando a recuperarse después de su infierno. Así que Saru había aceptado esto y había confiado en sus dos alumnos el cuidado del omega.

-Pásame eso -ordenó molesto señalando una de las botellas de aguas que siempre estaban en la limosina para él, así como otras cosas dado que había un mini-bar en esta. Kariya simplemente tomó la botella y se la dio sin protestar y sin hacerle mucho caso a decir verdad. Hikaru se tranquilizó un poco, al menos el chico era obediente y a Hikaru le gustaba ser obedecido. Cuando llegaron a la escuela Kariya bajó primero y ayudó a Hikaru a bajar, eso no estaba nada mal. Hikaru le tendió su mochila a Kariya y el chico la cargó sin protestas. Bueno, pensándolo bien, tal vez no fuera tan malo. Tener a este chico de mascota no era malo, después de todo él era el jefe. O eso pensaba Hikaru.

Dile eso a quien no te conozca tanto -aseguró el cabellos de sol. Yukimura le pasó un braso por los hombros mientras caminaban y besó su mejilla.

-Tú sólo relájate, Taiyou, confía en mí -sonrió Yukimura con un brillo en sus azules ojos divertido-. Creo que he encontrado la forma de quedarme viudo antes de tiempo… nos divertiremos mucho -le prometió a su gemelo.

Taiyou suspiró y no dijo nada, total con Yukimura no tenía caso decir nada, este haría lo que quería como siempre hacia, era sólo que Taiyou tenía un mal presentimiento y si no se equivocaba todo esto tenía que ver con el pobre chico que era el prometido de su hermano, Shirosaki Katsuya.