El Colegio Mixto (varias parejas)

El celo de un omega, siempre traía algo el pre-celo los días antes de entrar en su época de calor. Los omegas solían tomar actitudes bastante peculiares y fuera de lo común en su pre-celo. No todos, pero si la gran mayoría tomaban actitudes poco comunes y usuales en ellos.

Y entonces los preocupados y amorosos padres tomaban las precauciones para con los hijos jóvenes, preparándoles un nido aislado y los juguetes que podían necesitar para palear el calor esa semana, lejos y a salvo de donde cualquier alfa pudiera olerlos y reclamarlos.

Ranmaru Kirino se volvía cleptómano en su celo.

-Ehh… Ran… Kirino –un extrañado Shindou llamó la atención del pelirosa-, esa es mi chaqueta. -le dijo señalando la chaqueta con su nombre escrito en el reverso, pensando que el pelirosa podría haberla confundido con la suya. Por toda respuesta recibió una mirada mortal mientras el omega abrasaba la chaqueta contra su pecho, casi como si lo retara a tratar de quitársela.

-¿Mamá vistes la camisa que me puse ayer? No puedo encontrarla por ningún lado. -le había dicho Takuto y desde ahí más cosas empezaron a desaparecer al pobre adolescente alfa, incluso un día entró a su cuarto y sus sabanas y su colcha no estaban.

Ranmaru entró a su cuarto e ignoró su cama mientras se desnudaba y se metía en su nido. Sí su refugio estaba perfecto, su alfa no tendría ninguna queja de él. Ahora sólo tenía que esperar por su alfa. Ya dolía, sentía tanto calor en su cuerpo, su ano pulsaba y comenzaba a doler, necesitaba algo que le llenara, pero no quería empezar con sus juguetes de plásticos, él quería a Takuto, quería un pedazo de carne real llenándolo por primera vez en su vida.

Omega en celo. El señor Shindou lo olía perfectamente, pero no reaccionaba dado que él era un alfa enlazado a una omega y Meia era sangre de la sangre de Ranmaru así que su cuerpo tampoco reaccionaba, para ella sólo era un olor dulzón y agradable, pero en la casa sí había un alfa completamente sensible a ese olor, Shindou Takuto había saltado sobre la mesa antes de saber qué hacía y trataba de correr escaleras arriba cuando su padre lo detuvo. Takuto gruño y forcejeo con su padre. El omega lo llamaba y cada parte alfa de él no quería otra cosa que ir al nido.

-¡Amor, las puertas, las ventanas ciérralas. Necesitamos que ese olor no salga de aquí, ayúdala Meia! -les gritó el señor Shindou usando toda su fuerza para detener a su hijo, pero era como tratar de detener con las manos un tractor con la marcha puesta en full, su siempre amable y obediente hijo no le hacía ni puto caso y es que en ese momento no era Takuto Shindou, en ese momento era Takuto el alfa y en esa casa había un omega que lo quería especialmente a él- ¡Takuto, reacciona! ¡Es Ranmaru, es tu familia! -le trató de hacer razonar, aun sabiendo que era en vano.

-¡Mío! -la pelea de Takuto por soltarse de la presa de su padre se volvió aún más furiosa y desesperada al escuchar el nombre del omega.

Entró al nido, tocando con suavidad la cintura del omega y trayéndolo hacia él, Ranmaru rodeó con sus brazos el cuello de Takuto exponiéndole su propio cuello. La señal de aceptación de un omega a su alfa. Takuto correspondió al gesto besando ese pálido cuello antes de morderlo sin lastimarlo, pero marcándolo. Era su omega, al menos en ese celo era su omega y mataría a cualquiera que tratara de quitárselo. Su padre llegó detrás de él con Meia, la señora Shindou con un grito sonrojado tapó los ojos de la menor, al ver a los dos jóvenes desnudos. Takuto se había detenido ante la intrusión de su padre, otro alfa más viejo, así lo sentía el más joven, era una amenaza para su reclamo con su omega. Takuto se movió poniendo a Ranmaru detrás de él, como si lo quisiera ocultar de la vista del otro. Ranmaru se aferró pasando sus delgados, pero fuertes brazos por la cintura del alfa, pegándose a su espalda frotándose en su olor. El señor Shindou supo que era tarde, tratar de acercarse justo ahora que su hijo ya había marcado el cuello del omega, llevaría a su hijo y a él a una pelea irreversible, retrocedió lentamente con su esposa y su sobrina detrás de él hasta salir de la habitación y cerrar la puerta.

-No podemos hacer nada ahora, amor, los apoyaremos -le dijo abrasando a su esposa- y Takuto le responderá como un hombre cuando el calor pase -le juró a su esposa.

A lo mejor no salga… es su primer celo junto a un alfa, tal vez no ocurra -le dijo refiriéndose a bebés, pero hasta él mismo lo dudaba, la semana que se pasarían los dos jóvenes follando como conejos no dejaba muchas esperanzas-. Sabemos lo que tenemos que hacer -suspiró el señor Shindou-. Basándonos en tu celo y en el de todos los omegas, Ranmaru lo dejará ir dos veces al día para que Takuto vuelva con comida -le recordó, estaba en su ADN, en el de cada alfa y en el de cada omega. El alfa sentía que debía proteger a su omega y alimentarlo y el omega lo dejaba ir para que casara la comida, bueno, en los tiempos de antes era así, ahora el alfa se limitaba a ir a la cocina y volver al nido con comida para él y su omega–. Les dejaremos dos veces al día una bandeja con buena comida frente a la puerta y rogaremos por que los instintos de Takuto no lo nublen por completo y lo lastime -suspiró. No podían hacer nada más. El celo era algo intenso para ambas partes, tanto para el omega como para el alfa.

Ranmaru movió sus manos acariciando el cabello de Takuto, quería verlo a los ojos, Shindou lo miró con sus profundos ojos rojos mientras se besaban con ansiedad y sus cuerpos se mecían al unísono, unidos de la forma más íntima posible, el día era joven y la semana apenas comenzaba para los dos jóvenes.