Mi pequeño amante (Akihiko X Misaki). CERRADO

Takahashi Takahiro ha vuelto a Japón luego de 16 años de ausencia, pero no llegó solo: trajo consigo a la persona que -de alguna manera- le arruinó la vida. ¿De qué forma cambiará esto su vida?

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. »Hitch 74 no Danna«
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Quiúbole! *con una cacerola en la cabeza, un cucharón y una tapa en un estúpido intento de protegerse de un posible misil, XD* Lo sé, lo sé, tardé una eternidad y de verdad lo siento, no es mi intención hacerles esto, pero de antemano sabemos cómo se ponen los papás cuando uno está de vacaciones y eso como siempre me corta la inspiración. Sin embargo me las estoy ingeniando para subir los caps, ya que si no lo hago siento que de cierta manera les fallo.


    En fin, en un intento por compensar los daños, he aquí el siguiente capítulo. La verdad no estoy del todo satisfecha con el resultado, pero el escribirlo fue más fluido que en el capítulo anterior. Bien, acabada mi perorata solo me queda decir ¡A leer, se ha dicho!


    Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica pertenecen a su creadora, Shungiku Nakamura-sensei. Yo solo los uso para traerles esta historia.




    XXVI.-


    Mientras el escritor y cierto muchacho resolvían una vieja rencilla, el pequeño Takahashi avanzaba con pies de plomo, preguntándose el porqué del extraño comportamiento de su sempai y el peliplata, pero más que eso un dolor en su corazoncito se hacía presente al recordar cómo Akihiko lo había pasado de largo y se había llevado en el auto a su sempai.


    "Akihiko-san sabe lo que hace, debo confiar en él… demo…"


    Estaba absorto en sus pensamientos que apenas si se percató de que Kisa y los otros le daban alcance.


    –¡Al fin te encuentro sin tu perro guardián! –dijo el pelinegro con tono burlón.

    –¿Y ese milagro que andas solo? –inquirió Chiaki.

    –Err… Sumi-sempai… err… él tuvo un a-asunto qué arreglar –tartamudeó, rogando internamente porque sus amigos no hicieran preguntas.

    –Dime una cosa, Misaki –esta vez era Shinobu– Andas con él ¿cierto?

    –¡De ninguna manera! –respondió rápidamente– ¡Sólo somos amigos!

    –Pues no lo parecen –murmuró Hiroki.

    –¿En serio?

    –¡Pf! Todo el tiempo lo traes pegado como chicle, hasta te agarra la mano y… ¿seguro que no hay más que amistad entre ustedes? –preguntó Kisa, a lo que Misaki negó.

    –Vamos, Misaki, no es necesario que lo niegues… –dijo Ritsu con parsimonia– Nosotros entendemos.

    –Además ya sabes lo mío con Yukina… ¿seguro que no sales con Sumi?

    –Misaki, no lo niegues más, es demasiado obvio.

    –Pero…

    Neta me cae mal, pero si así lo quieres nosotros te apoyamos.

    –¡Waaaah! –el castaño soltó un gritito exasperado– ¡No salgo con él, ni siquiera me gusta! ¡Además yo sólo quiero a Akihiko-san!


    En ese instante quería que se abriera la Tierra y se lo tragara, llegaran los extraterrestres y lo raptaran, cayera un meteorito o se abriera un portal hacia otra dimensión, pero ya era tarde para retirar lo dicho y las miradas sorprendidas de sus amigos lo manifestaba.


    –Err… es decir… yo… err…

    –¡Bienvenido al club!


    Grande fue su sorpresa cuando Kisa y Chiaki gritaron eso y lo abrazaron. Le echó una mirada interrogante a Shinobu, quien entendió de inmediato.


    –Resulta que todos, menos Ritsu, estamos en algo parecido.

    –No entiendo.

    –O sea que nos gusta o salimos ya con un chico –explicó Kisa– Por ejemplo, Hiroki y Nowaki salen desde…

    –¡No andes ventilando la vida privada de los demás sin su permiso! –sumamente avergonzado, el castaño le propinó un zape en la nuca.

    –No seas mojigato, si bien que te gusta –increpó el rubio.

    –¡Ustedes, par de pervertidos…!

    –Como te decía… –prosiguió Shouta, sin alterarse– Hiroki sale con Nowaki, yo con Yukina, a Shinobu le gusta acosar a Miyagi-sensei…

    –¡No lo acoso! ¡Es un servicio de guardaespaldas secreto!

    –…y Chiaki tartamudea como menso (1) apenas le habla Hatori-sensei.

    –¡Oye! ¡Yo no t-tar-tamu-deo c-como…!

    –¡Como sea! El punto es que no eres el único –concluyó Onodera.

    –Entiendo.


    El pequeño Takahashi suspiró con alivio al saberse en confianza con sus amigos. Si bien era cierto que aún no podía decirles que su chico andaba casi por los 37 años y que no era nadie más ni nadie menos que el afamado escritor Akihiko Usami, al menos sabía que no sería juzgado por ellos por salir con un hombre y podía seguir contando con su amistad… aunque…


    "Si no le hubiera mentido a Akihiko-san…" pensó con cierta tristeza "seguro querrá terminar conmigo después de lo que vio…"




    XXVII.-


    –Es cierto, Usami-san, me atrapaste… a quien quiero es a ti.

    –Lo sabía –espetó el escritor con superioridad– pero te lo dije desde la primera vez: aquello fue un error, tanto mío como tuyo. No puedes quedarte estancado en el mismo error o jamás avanzarás…

    –¡¿Cómo puedes decir que fue un error?! –ese comentario fue suficiente para que el menor perdiera la compostura y le sujetara la solapa de la camisa al mayor– ¡Error es cuando le pisas el pie a alguien por no fijarte! ¡Error es cuando confundes a tu madre con tu profesora! ¡Error es cuando felicitas a una mujer por su embarazo cuando sólo está gorda! ¡No puedes decir que tenerme como tu amante por tres meses fue simplemente un error! ¡Tú mismo aceptaste y tú mismo pusiste las reglas!

    –Y ese fue mi error, pero el tuyo fue esperar por algo que sabías de antemano que jamás obtendrías.


    El muchacho aflojó su agarre y poco a poco sus brazos y su mirada fueron descendiendo. Visto por donde fuera, el escritor tenía razón, ambos habían cometido errores: él, de creer que un pequeño chantaje después de esa noche y un poco de tiempo lograrían que el escritor desarrollara sentimientos, de obrar sin intentar comprender al hombre escudado entre tanto hermetismo, de dejarse llevar por la estúpida premisa de obtener todo lo que quisiera –considerando que sus padres eran adinerados y le cumplían sus caprichos–, o incluso de haber tenido ese primer encuentro sólo por el despecho producido por la traición de aquél patán, Ijuuin Kyo; el ojivioleta, en cambio, quizá cometió el error de seguirle el juego al ponerle esas dos condiciones: una, guardar el secreto, y dos, si después de tres meses no lograba enamorarse de él, terminaría el juego sin darle lugar a réplica.


    –¿Sabes? –continuó el peliplata– Muy en el fondo esperaba que lo lograras.

    –¿Qué? –eso sorprendió al ojinegro.

    –…pero no lo hiciste, por eso me di cuenta que aquello era un error y no podíamos continuar así, por tu bien y por el mío… –hubo un silencio corto– Dime una cosa, Keiichi –al menor le sorprendió ser llamado por su nombre por primera vez– ¿Por qué esperaste cinco meses más para reclamarme?

    –Yo… –el chico no se esperaba eso y a decir verdad ni él mismo lo entendía, así que dijo lo primero que pudo recordar, respondiéndose más a sí mismo que al escritor–…en realidad no era mi intención, pero… fue gracias a Misaki-kun.

    –¿Ah?

    –…cuando fue transferido a la escuela y empezó a ser el centro de atención… bueno, también atrapó la mía –ante eso el mayor no pudo evitar poner una mueca de desagrado– Me preguntaba qué era aquello que siempre le dibujaba esa linda sonrisa, así que empecé a seguirlo sin que lo notara –por instinto los ojos violeta se afilaron como si quisiera degollarlo con ellos ahí mismo–, el día en que él y tú fueron juntos a esa convención yo los iba siguiendo, y las veces que lo besaste supe que la causa eres tú… eras tú quien le causaba esa sonrisa, demo… –una lágrima muy fina se deslizó por su mejilla– al final resultó ser al revés… él era el que te hacía sonreír como nunca pude hacerlo…


    "Así que era eso"


    El peliplata abría la boca para decirle algo, pero el teléfono del menor sonó e hizo que se bajara de su regazo: era su madre, quien le regañaba porque ya era tarde y aun no volvía a casa. Luego de una pequeña mentira, Sumi terminó la llamada.


    –Debo volver –murmuró– ¿Podemos continuar otro día? Tú pon el lugar y la fecha que quie…

    –No –espetó el adulto– Esto debe terminar aquí y ahora, así que escucha con atención: deja de aferrarte a lo que pudo ser y no fue, sólo te estás lastimando a ti mismo… valoro tus esfuerzos de esos tres meses, pero entiéndelo de una buena vez: amo a Misaki, y lo que pase entre él y yo es sólo asunto de los dos, así que deja de intervenir entre nosotros y preocúpate por vivir tu vida…


    "Tal vez… solo tal vez tenga razón…" Keiichi Sumi llegaba a una conclusión "…si lo intentáramos nuevamente el resultado sería el mismo, pero esta vez no podría soportarlo…"


    –H-hai –respondió finalmente, esbozando una gran sonrisa que sorprendió al mayor.

    –Bien dicho –y éste se la devolvía, como perdonándolo y disculpándose por el daño hecho.


    El auto arrancaba de vuelta a la casa del muchacho. El camino había sido silencioso, pero ya no aplastante como al principio, y unos veinte minutos más tarde se encontraban frente a la casa del menor.


    –Gracias por todo, Usami-san –dijo a modo de despedida y luego se dio la media vuelta para entrar a casa.

    –Espera –le detuvo el ojivioleta– olvidas algo.

    –¿Ah?

    –Lo que sea que le hayas dicho a Misaki, tendrás que aclararlo y pedirle disculpas… es lo menos que se merece por lo que le estamos haciendo pasar ¿no crees?

    –Hai, pero tú también tienes que hacer tu parte.

    –Lo sé… Sayonara, Sumi-kun.

    –Sayonara, sensei.


    Una vez que el ojinegro entró a casa, el novelista se dispuso a ir a la suya. Aunque se había quitado un peso de encima, aun había otro asunto que resolver: Misaki.


    "Y pensar que todo este embrollo lo causaste sin quererlo, mi pequeño…" y luego suspiró con cierta pesadez "No sé cómo te lo vayas a tomar cuando te lo explique…"


    Algunos minutos más tarde llegaba a su pent-house, pero antes de pesar siquiera en abrir la puerta, se topó con una caja de tamaño considerable, decorada con papel de colores y un enorme moño de celoseda. Intentó levantarla, pero estaba algo pesada así que no le quedó de otra más que abrir la puerta y empujarla. Una vez dentro, buscó la tarjeta con el remitente pero no la encontró y tuvo que abrirla, llevándose una gran sorpresa.




    CONTINUARÁ…




    Notas de la autora:


    1. Menso
    o bobo, es lo mismo.


    Lo sé, quedó medio raro. De nuevo mis disculpas por tardarme tanto. Nos leeremos en la próxima entrega, chaito.

    Edited by »Hitch 74 no Danna« - 30/12/2014, 13:15
     
    Top
    .
  2. BlackLady713
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    EH?! DONDE ESTA EL RESTO?!!

    Ok ok!!! trankila, relajate. Hay q entender.... vacaciones... nuevo elfo domestico en casa... muchas labores.... ok ok entiendo tu pesar....
    pero ya me habia acostumbrado a leer tanto que...bueno..."mi" hizo falta....

    me gusto, y mucho; me dejaste en intriga total... que es el regalo de Usagi?

    espero la conti

    LB :=wozardd:
     
    Top
    .
  3.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    ~Yo no soy un ángel~

    Group
    Escritor experto
    Posts
    674
    Location
    Sonriendo y disfrutando de la vida. Porque la vida no es eterna. *u*

    Status
    Offline
    Hi!
    Uff~ que mal que vuestros padres casi no os dejen utilizar el Pc, pero en fin...

    Si ya se me hacia extraño que Sumi anduviera tan cariñoso con Misaki, ha! si al final solo quería llamar la atención de Akihiko
    Menudo pasado se cargan ese par pero ojalá que Sumi encuentre a alguien mas y que Misaki no se tome a mal el pasado de Akihiko
    ¿Que es ese regalo?
    Espero el próximo y siento la tardanza, ya había leído y parace que me olvidé de dejar post u.uU
    ok

    bye,bye~
     
    Top
    .
  4. Akira_freak
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Es Misaki el que va en la caja?! Un oso?! QUE ES?!

    Jo, que me has dejado con muuuchas ganas de más!!!A ver si actualizas )"(

    Bye-nee!!
     
    Top
    .
  5. »Hitch 74 no Danna«
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Hola, hola!! Heme aquí después de una eternidad con nuevo capítulo. Las razones de mi tardanza ya las saben, así que no voy a alargar esto. El capítulo en sí es corto, mi cabeza no daba para más.


    Disclaymer: los personajes de Junjou Romantica son de su creadora, Shungiku Nakamura-sensei.



    XXVIII.-


    Levantó la tapa de la caja y grande fue su sorpresa cuando ésta se desarmó por sí sola y los papeles de colores que la llenaban terminaron por esparcirse, dejando ver varios ositos de materiales y colores diversos: por ejemplo uno de madera estilo Matryoshka de color miel claro con fondo rojo, que contenía dentro cuatro más (1); otro de una tela azul muy suavecita, con boca y barriguita blanca (2); otro más de color caramelo hecho con una sola hoja de papel –con complejos dobleces– y un corazón rosa (3); unos cuantos más que formaban un ramo (4); otro tipo crochet (5); uno de piedra dentro un frasco de vidrio con arena, que tenía tres nano marimos (6)… en fin, estos y otros más llenaban la caja.


    Gruñó un poco, pensando que Aikawa, Isaka o incluso su prima Kaoruko –a quien no veía desde hace años– le pedirían algún favor a cambio de todos esos presentes, pero su teoría fue refutada al encontrarse un sobre de color lavanda cuyo reverso decía:


    »De: Takahashi Misaki
    Para: Usami Akihiko«



    Sonrió como sólo lo hacía cuando se trataba de su pequeño amor, aunque no sabía si era por el gran detalle que el castañito tuvo, o las lindas palabras que esperaba leer con ansias de esa carta. Levantó los cincuenta ositos que venían en la caja y los acomodó sobre la mesita de la sala y parte del piso. Asimismo reunió todos los papelitos y armó de nuevo la caja. Hecho esto se sentó a leer la carta, ya fuera del sobre.


    »Querido Akihiko-san:

    Antes que nada, espero se encuentre bien. Esta es la primera vez que le escribo –y desgraciadamente también la última–, no se lo tome a mal.

    Bueno, respecto a lo que ocurrió ésta tarde, no voy a hacerle preguntas ni exigirle explicaciones. Solamente diré que he pensado bien las cosas y he llegado a la conclusión de que esto ya no puede ni debe continuar… me siento triste porque en este tiempo he llegado a quererle. Sin embargo esto no nos conduce a nada bueno. Espero encuentre a alguien de su altura, con más experiencia, más inteligente, alguien de quien pueda sentirse orgulloso ante todos, sin el temor de ser criticado o tratado como un exiliado… en otras palabras, alguien que pueda ofrecerle mucho más que lo que puede un simple niño como yo.

    Le agradezco por dedicarme su tiempo y por todas las cosas lindas que ha hecho por mí, y siento no haber podido corresponderlas del mismo modo.

    Gracias por todo y perdón por las molestias que le llegué a causar.

    Misaki«




    XXIX.-


    Cierto castañito de ojos verdes llegaba a casa con paso lento, con la mirada gacha y los ánimos por los suelos. Abrió con desgano la puerta y se encontró a su madre sirviendo la cena.


    –¡Nii-chan! –su hermanito ya había llegado de la escuela y se paraba de su silla para recibirlo con un gran abrazo– ¡Viniste temprano!

    –¿Eh? ¿No deberías estar con Usagi tomando clases? –inquirió su padre.

    –Err… bueno… me mandó un mensaje… dijo que tenía un asunto y no iba a estar en casa –mintió el castaño.

    –Pero en ese caso debías llegar más temprano –eso no lo vio venir. Su madre podía ser muy suspicaz a veces– ¿Por qué tardaste tanto?

    –Etto… bueno… –debía inventar una coartada y rápido– Me encontré a Kisa y Chiaki en el camino y fuimos a los videojuegos y… etto… perdí la noción del tiempo –farfulló, lo más creíble posible– Siento no haber avisado.

    –Está bien –suspiró Manami, y luego agregó: –Pero te toca sacar la basura durante todo el mes.

    –O-okay.


    La cena transcurrió tranquila, aunque prefirió no hablar mucho para no delatarse. Al final se ofreció a lavar los platos y más tarde subió a su habitación.


    –Qué raro –murmuró Manami, quien estaba en la sala con su esposo y su hijo menor– Normalmente Usami-san nos llama a nosotros cuando no puede darle clases a Misaki… ¿Habrá pasado algo?

    –Es cierto… ahora que lo recuerdo… –en eso sonó el teléfono– ¡Ah, seguramente debe ser él! Yo contesto –tomó la bocina del teléfono– Moshi moshi…

    –Takahiro ¿Qué tal? –le dijeron al otro lado.

    –¡Usagi! Qué bueno que llamas, iba a preguntarte algo –Usami asintió– Misaki dijo que le mandaste un mensaje, algo sobre un asunto y que no podrías atenderlo…

    –Ah… así es –Takahiro no se imaginaba que aquello era una vil mentira– Le dije que volviera a casa… por cierto ¿él llegó bien?

    –Sí, él está bien. Gracias por preocuparte.


    Mentira. El pequeño ojiverde se encontraba sobre su cama y con la luz apagada derramando su dolor sobre la almohada. Un buen rato antes había hecho una de las cosas más dolorosas y agridulces en sus quince años. Lo recordaba bien.



    FLASHBACK


    Después de ese bizarro reclutamiento a la Sociedad de los Exiliados –como se autodenominaron los seis amigos–, iba camino a casa hablando de cualquier cosa. Posteriormente Onodera y Hiroki se separaron, ya que tomaban otro camino.


    –¿Por qué Sociedad de los Exiliados? –inquirió Misaki, luego de un rato.

    –Porque así terminaremos si nuestros padres o el director se enteran de lo que somos –respondió Kisa.

    –¿Ah? No entiendo –espetó Chiaki.

    –¡Rayos, ¿eres idiota o te haces?! –el rubio se palmeó la frente con la mano– Ya de por sí tachan a uno de inmoral si se fija en un hombre, peor si te dobla la edad…

    –Es cierto. Hiroki o yo no tenemos tanto pierde porque salimos con alguien de nuestra edad y siempre está la excusa de que es una etapa o algo por el estilo, pero uno que… –había dirigido su mirada a Shinobu, pero éste se la devolvió tan afilada como guillotina– err… el punto es que los mayores ya han hecho cosas que uno no y con el tiempo terminan hartándose… además ¿A qué adulto de sano juicio querría que lo tacharan de rabo verde o, en el peor de los casos, parar en la cárcel? Acuérdate cómo terminó Mako-sensei…

    –Por eso tengo que apresurarme –murmuró Shinobu con tono serio, más para sí mismo que para sus amigos–, debo madurar lo más rápido posible para estar con él.

    –Yo digo que te saques esa idea de la cabeza y te busques a alguien de tu edad, así no le causas problemas ni a él ni a nadie.

    –No puedo, es el destino…

    –Pero a la larga va a terminar aburriéndose de ti y te botará ¿es ese tu destino?


    Mientras Kisa y Shinobu empezaban a discutir, Misaki sacaba sus propias conclusiones.


    –Etto… debo irme, tengo clase con mi tutor –mintió.

    –Okay, nos vemos mañana.


    Luego de despedirse de ellos se dirigió al apartamento de Usami y una vez que supo que todavía no llegaba, llamó a alguien con su teléfono.


    –¡Minoru-san!... ¿Recuerdas la caja que te pedí que guardaras en tu casa?... etto… ¿podrías traerla a esta dirección? –y le dio la dirección de donde estaba en estos momentos– Gracias.


    Un rato más tarde su primo Minoru le traía la mencionada caja. Anteriormente le había pedido que la guardara en su casa, so razón de que era una sorpresa para un amigo y sus padres podrían descubrirla. Luego de una breve charla el mayor se despidió de él. Sacó un bloc de hojas color verde pálido y un bolígrafo, y comenzó a escribir. Las primeras cuatro veces había arrancado la hoja, pues a cada palabra sus lágrimas terminaban haciendo que se corriera la tinta.


    FIN DEL FLASHBACK



    “Es lo mejor, Akihiko-san… lo siento”




    CONTINUARÁ…





    Notas de la autora:


    1. http://media-cache-ec0.pinimg.com/736x/8a/...a2bf16019a8.jpg
    2. http://1.bp.blogspot.com/-abR_5xMMuqI/UP_H...ito_complet.jpg
    3. http://en.origami-club.com/valentine/bearh...t/bearheart.gif
    4. http://i00.i.aliimg.com/wsphoto/v0/6347226...mas-Present.jpg
    5. https://encrypted-tbn1.gstatic.com/images?...B_2r_xprgo60QD8
    6. https://img0.etsystatic.com/023/0/6259142/...214236_bwc9.jpg (Imagínenlo como lo describí arriba, XD)


    Lo sé, algo cursis los regalos de Misaki, pero tienen una razón de ser que explicaré más adelante junto con otras cosas. Seguramente quieren matarme por hacerle esto a Usami y Misaki *se esconde tras el fuerte armado frente al computador*. En fin, nos leemos lueguito. Chaito.
     
    Top
    .
  6. Usami Masamune
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Pobre Misaki no se merece eso TnT espero la conty pronto o no podre dormir (?
     
    Top
    .
  7.     +1   +1   -1
     
    .
    Avatar

    ~Yo no soy un ángel~

    Group
    Escritor experto
    Posts
    674
    Location
    Sonriendo y disfrutando de la vida. Porque la vida no es eterna. *u*

    Status
    Offline
    Hola~
    Recién eh acabado de leer y obvio te dejo mi opinión.
    Mmm... No me gustaron los motivos de Misaki para dejar a Akihiko. Aunque bueno, tomando en cuenta su edad y su personalidad un tanto sumisa, es entendible.
    Pero... Sé que Akihiko no lo dajará todo así, de buenas a primeras.
    Así que espero conti, cuídate y nos leemos pronto.
    Ok

    Bye,bye~
     
    Top
    .
  8. »Hitch 74 no Danna«
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Hola, hola! Heme aquí actualizando este fic. Aunque hoy inicié clases, hoy se me presentó la grandiosa oportunidad de subir la continuación, debido a que la maestra que nos daría la tercera clase no llegó. Además ya lo tenía prácticamente terminado.

    El capítulo en sí puede parecer un poco aburrido y poco concordante con la historia, pero cobrará sentido en la siguiente entrega.


    Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica son de su creadora Shungiku Nakamura.



    XXX.-


    Amanecía. No quería ni abrir los ojos a sabiendas de lo que ocurriría una vez que lo hiciera, pues aquel sueño de anoche en que Akihiko-san lo desposaba frente a muchas personas que les aplaudían como muestra de su aprobación, se desvanecería en fracción de segundos y volvería a esa lacerante realidad.


    —¡Nii-chan, te buscan!


    No tenía ganas de ver a nadie que no fuera el escritor, pero tampoco quería ser grosero.


    —¡Voy! —se vestía rápidamente— ¡No tardo!


    Más tarde bajó a la entrada, encontrándose con la primera persona que menos quería ver.


    —Sempai —dijo con tono frío.

    —¿Podemos hablar? —inquirió su visitante.

    —Ya estamos hablando.

    —Bueno, yo…

    —Entra, por favor. Mis padres salieron a trabajar, así que no hay problema.

    —Gracias.


    No tardó mucho en servirle un poco de té y galletas. Ambos estaban en la sala.


    —¿Sobre qué quieres hablar? —su tono, más que frío, era triste.

    —Es sobre la tarde del miércoles… creo que te debo una explicación.


    No, todo menos eso. No le quiso hacer preguntas ni exigir explicaciones a Akihiko-san porque muy pero muy en el fondo no quería escuchar aquello que creía ya saber, y por eso se debatía entre escuchar o no a Sumi Keiichi… ¿Y si sus sospechas eran ciertas? ¿Y si todo fue un error desde el principio?


    —Te escucho —al fin se decidió. Ya nada podía ser peor.

    —Bueno, sobre el beso… no te mentí del todo cuando te dije que te quiero, demo… eso tenía una doble intención —el menor le miraba, anonadado y un poco molesto— y esa era ver la reacción de Usami-san.

    —¡¿Qué?! ¡¿Por qué harías algo como eso?! —replicó, evidentemente alterado— ¡¿Con qué propósito?!

    —Misaki, necesito que te calmes —Sumi apoyó la mano sobre el hombro del menor— y que mantengas la cabeza fría en todo momento. Lo que voy a decirte es algo delicado ¿harías eso por mí? —el castaño respiró un par de veces y asintió— Bien, la razón por la que hice eso y por la que traté de convencerte de que dejaras a Usami-san es que… él y yo fuimos amantes.


    Aquello era demasiado para el pequeño. Todavía no empezaba lo peor y su corazón amenazaba con detenerse, su respiración se fue por una fracción de segundo, sentía que su alma se saldría de su cuerpo y que todo se desmoronaría. Y entonces recordó que ya lo sabía, y que Keiichi ya se lo había dicho.


    FLASHBACK


    –Él no toma a nadie enserio, y no esperes que haga lo mismo contigo… aléjate de él antes de que sea demasiado tarde.

    –¿Cómo sé que el que me está mintiendo no eres tú?

    –Te lo dice la voz de la experiencia.


    FIN DEL FLASHBACK




    XXXI.-


    Mientras Sumi intentaba explicarse con Misaki, cierto escritor se encontraba trabajando en el manuscrito que debió entregar hace precisamente tres días… los mismos tres días transcurridos desde que su adoración decidiera ponerle fin a su relación. Anteriormente llamó a su casa, pues no respondía el celular, pero siempre contestaba Takahiro. Asimismo, y como si el destino quisiera verlo separado de su corazoncito, Aikawa no le daba ni un respiro.


    —¡Nee, sensei! ¡Deje de parar moscas y póngase a trabajar!

    —Ya, ya, en eso estoy, no me j*das.

    —¡Kya! —gritó con emoción la editora— ¡En verdad existe!

    —¿Qué rayos te pasa?

    —¡En verdad existe! ¡El Misaki-kun de sus libros realmente existe!


    La pelirroja tenía en sus manos un portarretrato de osito (1) con una fotografía de cuando la entonces pareja fue al museo de Historia Natural. Apenas ayer había sido puesta.


    —¡OMG! ¡Ahora puedo morir feliz!

    —De una vez ¿no?, para hacer fiesta.

    —¡Sensei, eso fue grosero!

    —Mira si me importa.

    —Como sea ¿Qué edad tiene? ¡No, espere, déjeme adivinar! Suponiendo que aparente su edad, debe tener unos veintidós al menos.

    —Quince, y deja de estar de metiche —gruñó el escritor al tiempo que le quitaba el portarretrato.

    —¡¿En serio?! ¡Tiene que estar bromeando! —exclamó la mujer, un poco sorprendida, pero sin verdadero afán de ofender.

    —¿Cuándo he bromeado con…?

    —Sería la primera vez.

    —Maldición, Aikawa, si sólo viniste a j*derme, mejor lárgate de una vez.

    —Okay, okay —luego gruñó por lo bajo— No sé cómo puede tener a un novio tan lindo siendo usted tan amargado.

    —¿Ah? —eso lo tomó por sorpresa.

    —¿Cómo lo sé? Intuición femenina —Aikawa se anticipó a la pregunta silenciosa del ojivioleta.

    —Sí, cómo no… y yo soy el Conejo de Pascua.

    —Es obvio que usted tiene una relación con ese chico… no por nada sus historias se han vuelto más cálidas, no por nada volvió Akikawa Yayoi después de cinco años, no por nada se ha escapado de las reuniones los últimos meses ¡incluso le ha bajado al tabaco y ya no va a ese bar!


    Sí, definitivamente Misaki le había dado un giro a su vida, tanto que le resultaba inconcebible la posibilidad de nunca haberle conocido.


    Alguien le había dicho alguna vez que una diferencia fundamental entre un niño o un jovencito —como su pequeño Misaki— y un veterano como él, era la percepción del tiempo: para un niño, un adolescente o incluso un joven, cada uno de los 365 días que conformaban un año podía durar lo que cinco años para un adulto, ya que representa la incertidumbre que genera cada nueva experiencia, mientras que para un adulto les representa sólo otro más de la misma rutina.


    Así lo había creído durante esos dieciséis años. Al inicio, cuando la misteriosa partida de Takahiro Takahashi era el nuevo chisme en aquel año, cada día sin tener noticias de él era una tortura. Sin embargo y conforme pasaba el tiempo, se iba resignando a que cada día entre vicios, juegos pasionales de una noche, y ninguna noticia de su entonces amado, sería exactamente igual al anterior y al anterior. Asimismo sus novelas también fueron un factor importante en su percepción del tiempo: cuando escribía, se quedaba tan inmerso en crear esos pequeños universos alternativos, que las horas le parecían minutos. Por ende, cuando supo del regreso de Takahiro, ya se le habían ido dieciséis años. Sus visitas iniciales a la casa Takahashi tenían como objetivo recuperar el tiempo perdido, pero no tomó en cuenta que dieciséis años no eran tan cortos como creía, pues en dieciséis años se iba formando la persona de la que hoy estaba locamente enamorado. En los dieciséis años que desperdició entre vicios y juegos pasionales de una noche, Misaki iba creciendo un poco cada día de los 365 de cada año, y todavía le faltaba más.


    —¡Sensei! ¡Sensei! ¡Tierra llamando a sensei! ¡¿Me copia?! —la voz de Aikawa lo traía de vuelta a la realidad.

    —¡¿Qué… cómo… cuándo…?! —reaccionó.

    —Llevo más de cinco minutos hablándole ¡¿en qué tanto piensa?! —y luego agregó con picardía: —¿No será en Misaki-kun?


    Y en efecto lo hacía: a cada minuto de cada hora de cada día desde que lo conoció. Cuando pasaban tiempo juntos, fuera en una cita o en una de sus tutorías, deseaba enormemente que se extendiera tanto como una vida entera; cuando pensaba o soñaba con su adoración, los minutos u horas se le hacían condenadamente cortos —considerando que dormía bastante—; de igual forma el tiempo en que no estaban juntos se le hacía una eterna tortura.


    —Y a todo esto ¿a ti que te importa? —le respondió secamente.

    —¡Claro que me importa! ¡Como editora de Akikawa Yayoi debo conocer los detalles detrás de sus historias! ¡Por favor, cuénteme! ¡Prometo no decir nada!

    —Esa ni tú te la crees.

    —¡No sea malo! ¿Qué le cuesta al menos decir cómo van las cosas entre ustedes? —precisamente por eso no quería que se inmiscuyera. Esta mujer podía ser tan fastidiosa cuando se lo proponía. Sin embargo no se dio cuenta de la cara que puso en una ínfima fracción de segundo, y que fue notada por su editora— ¿Pasó algo malo con él, cierto?


    A sabiendas de que su editora no lo dejaría en paz, comenzó a contar sin mayores rasgos un poco de su historia. Conforme lo hacía, los recuerdos en su mente, por más remotos o cercanos que fueran, seguían sintiéndose como la primera vez. Y justo ahora lo entendió: entendió que aquella premisa sobre la percepción del tiempo y la edad, perdía validez cuando realmente se estaba enamorado.




    CONTINUARÁ…





    Notas de la autora:


    1. Otro de los ositos que Misaki le obsequió a Usagi: https://i286.photobucket.com/albums/ll89/MI.../DSC00223-1.jpg


    Como pueden ver, Aikawa también pondrá su granito de arena. De momento es todo. Gracias por tomarse un poco de tiempo para leer. Chaito.

    Edited by »Hitch 74 no Danna« - 30/12/2014, 13:31
     
    Top
    .
  9. leydana
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Excelente capitulo
    ya te extrañaba
    espero sig. capitulo
     
    Top
    .
  10. BlackLady713
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Usagi enamorado!!! Es hermoso ver al conejo "cacheteando el pavimiento" por Misaki, sin dejar a un lado su agudo ingenio contra su editora...

    esa Aikawa, creo q refleja los sentimiento y las acciones que todas las amantes del yaoi tenemos y sobre todo la intuicion femenina, acertadamente aterradora

    y bebe Misaki!!! sta sufriendo solo spero q kn lo de sumi ya se aclare todo

    kntinua si?

    LB :=wozardd:
     
    Top
    .
  11. »Hitch 74 no Danna«
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Hola, hola! He aquí con nuevo capítulo de este fic. Esta vez sí que me tardé, pero ya saben cómo es la escuela, además que estaba trabajando en mi fic El Cuartel del Metal, que ya va por el capítulo 40 (¡increíble!). En fin, ojalá sea de su agrado.


    Disclaymer: Los personajes de Junjou Romantica no me pertenecen.



    XXXII.-


    Se encontraba en el patio trasero de su casa, jugando con su hermanito, aunque realmente su mente andaba en otro sitio. Si bien era cierto que el día anterior se aclararon varias cosas, eso no cambiaba otras demasiado. Por un lado se sentía decepcionado y utilizado por Sumi; confundido porque éste mismo le había dicho la verdad sin ninguna intención oculta; extrañamente aliviado, aunque no sabía por qué; molesto consigo mismo por no hablar las cosas con Akihiko-san cuando tuvo la oportunidad…


    "Demo… si Sumi-sempai, siendo mayor que yo y con más experiencia, no pudo estar al nivel de alguien como Akihiko-san, mucho menos yo puedo hacerlo… creo que al final fue lo mejor"


    —¡Nii-chan! —la voz un poco molesta de su hermanito lo traía de vuelta a la realidad— ¡Deja de papar moscas y pásame esa cosa!

    —H-hai.


    Mientras armaba un castillo de naipes con Mahiro, seguía preguntándose cómo haría para continuar. Aunque creía firmemente que esto era lo mejor, no podía evitar extrañar al escritor: su trato siempre tan amable y protector con él; su conversación tal vez corta, pero sustanciosa; los gestos cariñosos que le brindaba a cada oportunidad; o las contadas pero memorables veces en que le hacía el amor, cuidándolo como la más valiosa joya; pero sobre todo esas dos palabras que hacían a su corazoncito saltar de una desmesurada felicidad, pronunciadas con esa profunda y única voz…


    —¡Chin! —se quejó el pequeño Mahiro al ver todos los naipes caer.


    Era gracioso cómo un detalle, un solo detallito, pudiera ser tan poderoso para derrumbar todo lo que uno construía a lo largo del tiempo… en su caso había sido su primera relación, terminada por detalles como la brecha generacional, el status social…


    —¡Nii-chan, están tocando la puerta!

    —¡Voy!


    Fue hasta la puerta de enfrente, y al abrirla sintió su corazón detenerse por facción de segundo, sus orbes se ensancharon y su tez se puso pálida, las piernas le temblaron y una sola palabra salió de sus labios.


    —Akihiko-san.




    XXXIII.-


    Y aquello no era para menos, pues efectivamente era el escritor. Pero no venía solo, sino que lo acompañaba una bellísima mujer de cabellera rojiza como fuego, unos grandes y bonitos ojos azul plomizo, de piel clara como la espuma del mar, sonrisa roja y apetecible, además de buen cuerpo y porte refinado.


    "¿Será su novia?" fue lo primero que pensó.


    Si bien era cierto que Sumi le aclaró todo ese incidente, eso no cambiaba —al menos para él— el hecho de que Akihiko-san necesitaba estar con alguien de su propio nivel, y a simple vista lo estaba la mujer que le saludaba alegremente. Además habían pasado cuatro días desde su separación, muchas cosas podrían pasar en cuatro días ¿o no? (1)


    —…¡eres más lindo en persona! —decía ella con emoción e inevitablemente se lanzó a abrazarlo— ¡Kyaaaa!

    —Debí estar loco para dejar que vinieras —gruñó el escritor, tragándose sus celos.

    —Bueno, mi nombre es Aikawa Eri y soy la editora de Usami Akihiko-sensei.

    —Takahashi Misaki, un placer.

    —Etto… ¿podemos pasar?

    —Emmm… por supuesto.


    Aunque admitía internamente que se sentía nervioso por la presencia del escritor, y un poco intimidado por la de la mujer, sus padres lo habían educado lo suficientemente bien como para permitirles entrar y ofrecerles algún bocadillo.


    —Seguramente debes preguntarte el motivo de nuestra visita —al parecer la pelirroja había leído sus pensamientos, así que el chico sólo tuvo que asentir tímidamente con la cabeza— Bueno…

    —¡Nii-chan, el Señor Sal y la Señora Pimienta (2) se escaparon de la caja otra vez! —su hermanito bajaba las escaleras.

    —Oh, no puede ser —bufó el castaño— ¿Me permite un momento, Aikawa-san?

    —¿Son tus mascotas?

    —Sí, un par de hámsteres que…

    —Le obsequié después de nuestra cita en el Museo de Historia Natural —completó el escritor, haciendo que el muchacho se pusiera rojito a más no poder.

    —¿Nii-chan? —inquirió el menor de todos al ver a los dos visitantes.

    —Así que tú eres el hermanito menor de Misaki-kun —ella se acercó al pequeñín y luego de presentarse, dijo: —No hay de qué angustiarse, sensei te ayudará a buscarlos ¿verdad?


    La amplia sonrisa que dibujó la editora le causó cierto escalofrío al novelista. A decir verdad no había tenido buenas experiencias cuando Aikawa sonreía de esa forma tan siniestra, así que de mala gana accedió a ayudarle a Mahiro, dejando a su Misaki a solas con ella.


    —¡Uf, al fin solos! —suspiró la mujer y luego instó al muchacho a sentarse junto a ella— Bien, Misaki-kun, seré honesta contigo: ya estoy al tanto de tu relación con Usami-sensei, así que… hmmm ¿Cómo te digo esto?


    "Seguramente me pedirá que me aleje de él" pensó el chico, más por inercia que por verdadero raciocinio.


    —Algo supe sobre tus motivos para terminar con sensei… esencialmente fue la edad ¿no? —Misaki abrió los ojos de sobremanera, pero luego asintió, cabizbajo— Bueno, tengo entendido que es porque no te sientes a su nivel ¿o me equivoco? —ahora el menor negaba con la cabeza— ¿Sabes? Alguien me dijo una vez que hay adultos que parecen niños, y hay niños que parecen adultos… y yo lo creo. Un ejemplo muy claro es sensei, prácticamente tengo que andar pegada a él como chicle para que termine sus manuscritos, inventa cualquier excusa para flojear, no es capaz de cocinar algo por sí mismo sin quemar la cocina, es un tanto antojadizo y caprichoso…

    —Le gusta coleccionar toda clase de osos y juguetes —espetó el pequeño, sonriendo un poco.

    —Es como si fuera un niño atrapado en un cuerpo de hombre ¿entiendes?

    —Supongo que sí —farfulló, despacito.

    —Demo… tú también eres un poco como él, o al menos hasta donde sé…

    —¿Ah?

    —También te preocupa su bienestar, sus necesidades, tratas de adaptarte a él y ser independiente… bueno, eso creo. Demo… tú eres capaz a renunciar a tus propios deseos para no dañar a los que amas, él no… —los ojos verdes se abrieron un poco más, ya estaba entendiendo algunas cosas— Como dije antes, él es como un niño, si desea algo no parará de luchar hasta conseguirlo, a pesar de todos, y ese algo eres tú…


    Inevitablemente su corazoncito se aceleró al escuchar a Aikawa, y conforme ella hablaba, varios de sus miedos se iban disipando. Sin embargo la parte final del discurso de la mujer fue lo que le devolvió la voluntad.


    —…habrá problemas que no podrás evitar, como las críticas o la presión social, sobre todo la de tus padres bajo las circunstancias actuales… pero son cosas que ponen nuestros sentimientos a prueba y, si realmente hay amor, nos hacen valorar aún más a nuestros seres queridos… sensei te quiere mucho, de lo contrario no me encontraría hablando contigo justo ahora ¿no crees?



    XXXIV.-


    —¡Wii! —Mahiro y Akihiko aparecían en la sala, con los dos hámsteres en las manos. El primero sumamente emocionado, y el segundo con cara de póker— Nii-chan, los encontramos ¿A que no sabes en dónde estaban?

    —¿Dónde?

    —En la despensa —murmuró el mayor.

    —Hmm, mamá y papá van a reírse con esto.

    —Dudo que les haga gracia ver toda la comida mordida.

    —Bueno, Misaki-kun, sensei y yo ya debemos irnos. Fue un placer hablar contigo.

    —Etto… i-igual-mente… supongo —lo último lo dijo en un murmullo casi inaudible.


    Akihiko no había dicho nada, en cambio le revolvió los cabellos como siempre y le sonrió, para salir detrás de la editora. El chico no supo qué hacer entonces, pero tenía mucho qué pensar.


    —¿De qué hablabas con Aikawa-san? —inquirió el más pequeño.

    —Etto… cosas de la escuela —mintió el ojiverde.

    —Qué aburrido.

    —Sí, err… ¿Por qué no llevas al Señor Sal y la Señora Pimienta a su lugar?

    —Okay —dicho esto el chiquitín subió a su cuarto con los dos hámsteres.


    Misaki se dejó caer en el sofá y soltó un gran suspiro. Sin embargo notó que había un saco color gris.


    —¡Aikawa-san, olvidó su saco!


    Se levantó con la prenda en mano, dispuesto a salir y alcanzar a la editora, pero el giro del picaporte advertía que probablemente ella se había dado cuenta y volvía por él. Sin embargo su teoría fue refutada en cuanto la puerta se terminó de abrir y un par de brazos lo rodearon firmemente, mientras su corazón latía tan rápido como colonia de mariposas en pleno vuelo.


    —A-Aki-Akihiko-san, perdóneme —pero el amor lo traicionó. Tiernas lágrimas humedecían sus mejillas y el pecho del mayor— ¡Perdóneme, onegai!

    —Yo soy quien debe pedirte perdón, mi pequeño… —musitó el mayor, sin soltarlo— Por hacerte cargar con todo esto a ti solo. En cuanto a Sumi…

    —Está bien, Akihiko-san —el castañito separó su rostro del pecho del adulto y le miró a los ojos— Ya lo sé… no tiene que decirme nada, todo fue un malentendido —luego ladeó la mirada y espetó con tono triste: —Uno que yo causé por mentirle —en efecto todavía no se le olvidaba que le había mentido al peliplata para evadir la tutoría de ese miércoles, pero tenía una razón— En realidad yo… solo quería darle una sorpresa… por el tiempo que estuvimos juntos…


    Inevitablemente Akihiko pensó en los cincuenta ositos que recibió en aquella caja. Si bien era cierto que las palabras de esa carta le habían causado un gran dolor, sabía que fueron originadas por las circunstancias. Así que tomó el rostro de su adoración para que verde y violeta se encontraran.


    —He tomado la decisión de estar contigo desde hace tiempo, incluso si todo el mundo se vuelve en contra mía, tú tienes que quedarte a mi lado. Nunca dejaré que te vayas.


    Y aquella promesa quedó sellada por un profundo y tierno beso cargado de un amor con el que afrontarían los retos que se les presentaran de ahora en adelante, y que en secreto era presenciado por los ojos de cierta editora, y de cierto pequeño que venía bajando las escaleras.




    CONTINUARÁ…





    Notas de la autora:


    1.- Si recuerdan el análisis de Akihiko sobre la percepción del tiempo en el cap anterior, entenderán el por qué Misaki creyó que Aikawa era su novia.

    2.- Los nombres se me ocurrieron de un programa de TV que solía ver cuando era más peque, se llamaba "Las pistas de Blue" (latino, el título original es "Blue's Clues") en que salían un salero blanco y un pimentero gris que se llamaban así. Seguramente ya se hicieron una idea del color de los hámsteres con esto.


    Lo sé, un poco forzado el final, pero la neta no se me ocurría nada mejor. Bueno, pss es todo por ahora, gracias por leer. Chaito.
     
    Top
    .
  12. leydana
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    Me alegro que hayas actualizado, es de mis fanfics favoritos
    muy buen capitulo, ya quiero saber como ira creciendo su amor
    y que le preguntara su hermanito
     
    Top
    .
  13. Alma*Cristalina
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    CONTYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYYY
     
    Top
    .
  14. »Hitch 74 no Danna«
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Hola, hola fanseses! Como siempre con otra entrega de este fanfic, que veo sigue gustando aun cuando presiento que he perdido varios lectores. Como sea, no estoy aquí para quejarme. Sin más de mi aburrida perorata ¡A leer, se ha dicho!


    Disclaymer: los personajes de Junjou Romantica son de su creadora Shungiku Nakamura-sensei.




    XXXV.-


    No lo podía creer. Recordaba haber visto una escena similar en una película, y cuando preguntó a sus padres y a varios conocidos, todos le decían que estaba mal, o que era antinatural, que era indecente, o cosas más extremas como que era cosa del diablo. Y sin embargo justo ahí estaba su hermano, hombre, siendo besado por otro hombre, y para colmo 21 años mayor que él. No sabía qué pensar a sus cortos casi nueve años… era como una pesadilla materializada en una película de terror que pasaba en cámara lenta. Regresó caminando en reversa muy lentamente sin dejar de observar lo que aún no daban crédito sus ojos. Parpadeó repetidas veces, como si quisiera despertar de esa pesadilla. Volvió a su cuarto rápidamente, pero un portarretratos de vidrio sobre el buró junto a la puerta se cayó de su sitio y el ruido del cristal fragmentándose se dejó oír.


    "Nii-chan… ¿Por qué?" fue lo único que pudo preguntarse en su mentecita.


    Sintió pasos aproximarse de forma acelerada a su habitación, así que rápidamente levantó los trozos de vidrio, pero en el proceso se cortó con uno y no pudo reprimir un quejido de dolor.


    —¡Mahi-chan!


    Al parecer su hermano había oído el ruido, pues entraba sin tocar la puerta como pocas veces. No fue necesario decir nada para que el ojiverde se diera cuenta de que se había lastimado. Tan rápido como pudo, el castaño desinfectó la herida y le puso una vendita.


    —¿Qué pasó? —inquirió Misaki con preocupación.

    —Etto… la Señora Pimienta se salió otra vez y tiró la foto… —mintió lo más creíble posible— la metí a su caja y recogí el vidrio y…

    —Tranquilo, Mahi-chan, ya pasó —como siempre en estos casos, Misaki le hacía algunos mimos. Sin embargo este no le agradó mucho, pues traía impregnada esa colonia que usaba el escritor, e inevitablemente traía a su mente esa horrenda escena de hace rato— ¿Te apetecen unos deditos de queso empanizados? —el chiquitín asintió de forma mecánica— Okay.


    Ambos hermanos bajaron a la sala, en donde todavía se encontraban Aikawa-san y Usami.


    —¿Qué sucedió? ¿Está todo bien? —inquirió la mujer. Su hermano explicó rápidamente lo ocurrido— Gracias al cielo no pasó a mayores. Bueno, de todas maneras sensei y yo ya tenemos que irnos. De nuevo fue un gusto conocerlos —la pelirroja le revolvía los cabellos a ambos, y luego le decía a él: —Tienes quizá al mejor hermano del mundo, cuídalo mucho.

    —Nos vemos el miércoles, Misaki —Usami le revolvía los cabellos a su hermano, y por alguna razón que no entendía, éste se ponía tan rojito como manzana.

    —H-hai.


    Después de que se fueran los dos adultos, vio que Misaki buscaba los ingredientes para los dichosos deditos, y no pudo evitar sentir cierta extrañeza al verlo tan tranquilo. Asimismo sus dudas infantiles no lo dejaban en paz: ¿y si Usami tenía amenazado a su hermano como en alguna de esas películas? ¿Por qué su hermano no intentó siquiera quitarse al mayor de encima? ¿Y si lo tenía en alguna clase de hechizo? ¿Por qué hacían eso si estaba mal?... o una mejor pregunta ¿Por qué estaba mal?



    XXXVI.-


    Miércoles. Habían transcurrido pocos días desde su reconciliación con Akihiko-san. En ese tiempo se había propuesto dejar de acomplejarse tanto con la diferencia de edad pues —como Aikawa-san le había dicho— si se centraba únicamente en eso, se perdería de todo lo bueno en su relación.


    Se encontraba en la clase de Hatori-sensei, aunque realmente no le prestaba atención a su aburrida cátedra. Sus pensamientos los ocupaba su hermanito, quien parecía más ausente desde hace algunos días: apenas el viernes pasado no dejaba de parlotear sobre una costra del codo que se le cayó a un compañerito suyo, y ahora parecía más apagado que una vela en un funeral. Asimismo parecía no querer la compañía de nadie, pues después de la cena subía a encerrarse a su habitación y no salía de ella hasta el día siguiente. Eso era normal en alguien como él, pero en alguien tan pequeño y enérgico como Mahiro ya era preocupante.


    —Takahashi, ya tiene rato que terminó la clase —señaló Hatori, que en efecto recogía sus cosas para ir a la siguiente.

    —¿Ah? ¡Rayos!


    Metía las cosas a su mochila sin ningún cuidado y salió tan rápido, pero justo cuando atravesó la puerta, su maestro lo detuvo.


    —Por mera curiosidad ¿sabe por qué Yoshino-kun no ha venido hoy?

    —Me mandó un mensaje hace rato, dijo que amaneció enfermo.

    —Ya veo… ¿Puede darle esto después de clases? Son los deberes de hoy y mañana.

    —Por supuesto —y recibió algunas hojas— ¿Necesita algo más?

    —Gracias, Takahashi, pero es todo. Ya puede retirarse.

    —Hai.


    Al final de esa jornada escolar, salía acompañado de sus amigos.


    —… entonces ¿Miyagi-sensei ya te perdonó por partirle el parabrisas a su auto con un palo de golf? —preguntaba Onodera.

    —No exactamente, pero dijo que lo que quería decirme no tenía nada qué ver con eso —respondía Shinobu.

    —Hmmm… aquí hay gato encerrado —murmuró Hiroki con pose pensativa— ¿Estás seguro que no sonaba molesto o algo?

    —Para nada… hasta parecía feliz…

    —Segurito ya encontró una forma de desquitarse contigo y por eso está tan campante —dijo Kisa.

    —¿Tú crees?

    —Llegamos —indicó Misaki.


    En efecto se encontraban frente a la casa de Chiaki. La madre de éste les recibió y los instó a verlo. Éste se encontraba en cama.


    —¡Vaya, te ves horrible! —el ojigris fue el primero en hablar.

    —¡No te burles! —Yoshino hacía un puchero.

    —En fin, vinimos a traerte la tarea —dijo Onodera.

    —Aunque veo que Hatori-sensei se manchó (1) contigo esta vez —ahora era Shouta.

    —Eso le pasa por flojear en clases —espetó Hiroki.

    —Oigan, se supone que vinimos a animarlo, no a hacerle la vida más aburrida —dijo Misaki.


    De lo que no tenían idea era que de entre todas esas hojas había una carta de nadie más ni nadie menos que Hatori-sensei.




    XXXVII.-


    Misaki se dirigía hasta el apartamento de su pareja, pues hoy tendría asesoría, pero en el camino vio unos pastelillos que pensó le gustarían a su hermanito.


    —Tal vez esto le levante los ánimos.


    Mientras iba caminando, una pequeña teoría parecía formularse en su cabeza: su hermanito tal vez estaba triste porque ya no pasaba tiempo con él, desde que inició sus asesorías con Akihiko-san.


    "Tal vez debería volver a casa, no es normal que Mahi-chan actúe así… ¿y si está enfermo? Mejor hablo personalmente con Akihiko-san para no crear malentendidos…"


    Estaba a punto de entrar al apartamento cuando vio que la puerta era abierta por cierto peliplata. Como siempre cuando se trataba de él, sus mejillas se teñían de rosa y su corazón se aceleraba.


    —Misaki… ya iba a salir a buscarte —dijo el mayor con su habitual sonrisa.

    —Akihiko-san ¿Qué tal lo ha pasado?

    —Aquí, extrañándote —dicho esto lo rodeó de la cintura para atraerlo contra sí y le robó un beso, a sabiendas que nadie los veía. Luego de separarse lo instó a entrar— Ven, vamos.

    —Etto… en realidad yo… —las palabras se le quedaban atoradas en la garganta—…etto…

    —Tranquilo, mi pequeño. Sabes que puedes confiar en mí.

    —Gracias… etto… —a duras penas pudo relatarle sus inquietudes al mayor—…y bueno… quería saber si podríamos dejarlo… para otra ocasión.

    —No tienes que pedirlo, mi niño. Por supuesto que entiendo. Ve con él.

    —¿De verdad? —el ojivioleta asintió e inevitablemente el chico se lanzó a abrazarlo— ¡Gracias, Akihiko-san!


    Más tarde ambos estaban en la casa Takahashi, pues el mayor se había ofrecido a traerlo. Sin pensarlo demasiado entró al cuarto de su hermanito, donde estaba viendo la TV con expresión ausente.


    —Hola, Mahi-chan.

    —¿Nii-chan? —espetó el chiquitín, un poco ausente, pero extrañado de ver a su hermano tan temprano.

    —Mira lo que te traje —le entregó los pastelitos.

    —Gracias.

    —¿Qué tienes? —inquirió al ver que no le subían los ánimos ni con los pastelillos.

    —Nii-chan ¿puedo preguntarte algo?

    —Ya estás preguntando.

    —¡No, en serio! —el más joven sonaba molesto.

    —Okay, okay… adelante.

    —Tú no me quieres ¿verdad?

    —Pero qué cosas dices… por supuesto que te quiero mucho.

    —¡¿Entonces por qué no me besas como a Usagi-san?!

    —¡¿Qué?!



    CONTINUARÁ…





    Notas de la autora:


    1. Mancharse o excederse. En este caso se refiere a que Hatori le dejó muchísima tarea.


    Bueno, neta no se me ocurre nada qué decir, así que supongo que es todo. Nos leemos en la próxima entrega, chaito.
     
    Top
    .
  15. leydana
        +1   +1   -1
     
    .

    User deleted


    wow hasta me impacte con la pregunta
    dios Misaki inventa algo
    me ha encantado que hayas actualizada
    ya hasta creia que lo habias dejado, es una de mis favoritas
    no la dejes por favor y tmb actualiza mas seguido
    es una sugerencia
     
    Top
    .
79 replies since 19/11/2013, 23:27   5480 views
  Share  
.