El Iberium (T.K-Davis / Tai-Matt) FINALIZADO

T.K y sus amigos van a un viaje escolar que jamas olvidaran. Aveces a los sentimientos les cuesta salir por si solos y necesitan un "empujoncito" para darles energia. Este viaje será eso, y

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  1. Taiyama
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    ¡Hola! ¡lo pudiste subir! estoy agradecido :=LALALAL: jaja ya en serio me encantó la parte de Dai y de Take pero me pregunto que va a suceder con Ray, algo muy feo debió haber pasado con su hermana :( espero que no termine mal bueno y en cuanto a Tai y Matt...¡Te lo dije! Yamato le arruino la fiesta a Tai aunque tuviera globos xD :=yeahyie: (ya se que no fue realmente Matt pero déjame soñar jaja) y siempre me ha caído bien Mimi es la que tiene la mente más abierta de todos ahí (además es hermosa :3) solo espero que ni Tai ni Davis se lo piensen demasiado o se los van a ganar XD, bueno espero que tengas una buena semana ^^ cuidate mucho :=deeaaah:
    Pd. Por cierto espero que te haya ido muy bien en tus materias :D (Había olvidado preguntar xD) :=ummse: Tchao! :)
     
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    En este mundo te encuentras con muchas personas, y a veces de varias personas te tienes que despedir.... Por eso disfruta cada momento que puedas con cada una de esas personas,,,, porque nada dura para siempre......
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    Wuuuaauuu !!! jajajajaja Te quedó copadisimoo!! jajajaja con imagen y todo ! jajaja espero el próximo,, abrazo para vos también, y que sigas bien =D !!
     
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    -Montado en su Honda Pilot 2009- ... Hice una parada para esperar tu cap y... Simplemente no apareció TTnTT en este precisio instante estaría un día mas cerca de Hondalandia Dx espero ver la conti pronto :c o conduciré directo a Hondalandia
     
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    Yaoizando
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    :=NEWWWA: Cuánto tiempo ¿no? Este capítulo me tomó escribirlo mucho más de lo que yo esperaba, no sé porque sinceramente jaja solo pasó. Este es un capitulo muy musical jeje :=singins: sinceramente esta de introducir estas dos canciones la tengo hace como 3 o 4 meses, desde el inicio de la historia prácticamente y pensé que este era el momento de insertar esta idea. La primera (la que canta T.K) se llama “Confundido” de Los Auténticos Decadentes.
    www.youtube.com/watch?v=EhaOgZJbFG8
    Se puede decir que cada vez que escuchaba esta canción me ayudaba a inspirarme en los momentos que me costaba escribir. La de Davis se llama “Algo Contigo” de Vicentico, una canción muy linda y me pareció que encajaba como anillo al dedo en esta parte de la historia.
    www.youtube.com/watch?v=d1o56vTsVLQ
    Los invito a escuchar ambas como para poder imaginarse la escena con más detalle, comenten si quieren que les pareció, o si conocen otras canciones que pudieron encajar mejor me interesaría saberlo.
    Bueno, solo eso. Espero que les guste el capítulo.

    *Kouichi_RedSun: jajajajaja pitches, morí de la risa con eso XD. Lamento que pasaras y no encontraras nada D: jaja yo mismo me sorprendí cuando llegó el domingo pasado y no lo tenía listo al capítulo, me dije a mi mismo "¿Qué pasó?" Así que bueno, no me apresuré (porque si lo hago se que haré todo mal XD) pero si le puse algo más de tiempo para poder terminarlo lo más rápido posible. Espero que puedas darte otra vuelta antes de partir a Hondalandia :D . Gracias por leer y comentar!! Suerte

    *Taiyama: Holaa!! Me alegra que te haya gustado! :lol: La hermana tiene un papel importante en el futuro, pero hay que esperar para podre ver eso, igual no falta mucho. Jaja Matt haciendo de las suyas, aun no estando presente :O (? Me fue re bien! Tenía solo dos (suelo llevarme mas :/) Ingles y matemáticas, pero ya me las quité de encima :D así que estoy limpio ya en ultimo año. :=LALALAL: Gracias por el comentario, Cuídate tu también!! Un abrazo!

    *Sasarai-san: Que bueno que te haya gustado!!! La imagen es una tontera que se me ocurrió :=ummse: XD pero bueno, adorna un poco por lo menos jajaja gracias por comentar! Hasta la próxima.



    Capitulo 17: ¿Hace falta?


    Punto de vista de Tai

    La mañana siguiente fui el primero de mi carpa en despertarse. Al ver que Izzy y su compañero seguían durmiendo, abrí el cierre de la carpa y salí afuera. El sol mañanero se levantaba perezosamente sobre la figura de las montañas.
    No se veía ni una sola nube a kilómetros. Estaba demasiado fresco como para estar sin remera, sin embargo me apetecía estar allí afuera en la naturaleza, en aquel silencio, en aquella paz. Al parecer todo el campamento seguía durmiendo todavía, no podía notar ni un solo signo de que alguien estuviese despierto: nada se movía. Lo único que escuchaba aparte de mi propia respiración era el cantar de unos contados pájaros.

    Caminé hasta un tronco caído cerca de la tienda y me senté en él observando todo a mi alrededor, en silencio.

    Era el primer día en el que me despertaba sabiendo y, sobre todo, admitiendo que estaba enamorado de Matt. Yo seguía siendo el mismo, pero sentía que era un día diferente al resto. Aprovechando la tranquilidad que me rodeaba, pensé en cómo decirle a mi mejor amigo que estaba enamorado de él. Sentado en ese tronco caído, imaginé diferentes situaciones en las cuales yo me le confesaba, y también las posibles reacciones del rubio. Pensé tanto en situaciones imaginarias donde Matt correspondía a mis sentimientos, las cuales me hicieron sonreír como un bobo arriba del árbol caído; como también en las posibles reacciones negativas del ojiazul, las cuales hacían que sintiera miedo y dudara de mis intenciones de confesarme ante él.

    Todavía no sabía si decírselo durante el viaje, o esperar hasta que llegáramos a la ciudad. Lo que si tenía por seguro era que lo mantendría en secreto hasta que fuera el momento. Solo Mimí lo sabía. A pesar de conocer muy bien a Mimí, y lo que implicaba que supiera un secretó, no temía por que lo divulgara. Sabía que en esa oportunidad podía confiar en mi amiga.

    Sí, esperaría hasta que fuera el momento indicado para decirle a Matt lo que sentía. No sabía cuando, pero de decírselo se lo decía. De eso estaba seguro.

    De repente, mis pensamientos fueron interrumpidos por un ruido entre los árboles que me rodeaban. Después de unos segundos de estar expectante, vi que detrás de unos arbustos se asomaba lo que parecía un ciervo. No tenía cuernos o astas, y eso significaba que era una hembra o un macho muy joven… o eso creía. El animal me observaba fijamente desde el escondite. Yo no quería asustarlo y que saliera corriendo, así que me quedé lo más quieto posible. Nunca había tenido la oportunidad de encontrarme con esa clase de bichos. Sin cortar el contacto visual con el animal, lentamente metí la mano en mi uno de los bolsillos del pantalón para buscar un caramelo que guardaba allí hace un par de días. No recordaba de donde lo había sacado pero no importaba. En cámara lenta desenvolví la golosina de su envoltorio. El ciervo me observaba desconfiadamente pero a la vez curioso.

    Una vez al caramelo le saqué el papel, extendí mi mano para ofrecérselo al animal que lentamente se acercó.

    -Ven pequeño… no te haré daño- susurré sacudiendo mi mano como para incitar al ciervo a acercarse un poco más.

    Estando a tan solo unos centímetros, el animal olfateó el caramelo con curiosidad. Supuse que una golosina no le haría mal, era solo un caramelo.

    -¡Arriba! ¡A levantarse!

    Ese grito del señor Z me sobresaltó bastante, pero mucho más a mi nuevo amigo, que huyó despavoridamente desapareciendo entre los árboles, dejándome con el brazo extendido sosteniendo el caramelo.

    Al girar mi cabeza, vi al gigante del bigote caminar entre las carpas y despertando a todos, interrumpiendo el completo silencio del lugar.

    -¡Vamos! Hay que levantar el campamento y volver al hotel ¡moviéndose!- continuó gritando a los 4 vientos.

    Yo solo lo observé desde donde estaba, suspirando mientras me metía la golosina en la boca.

    Punto de vista de T.K

    Lentamente abrí los ojos con esfuerzo, mis parpados pesaban. Somnoliento, vi que ya había amanecido. Aunque no teníamos ventanas en nuestro cuarto, los rayos del sol entraban por unos tragaluces en la pared que daba al pasillo. Me rasqué mí despeinada cabeza mientras daba un buen y sentido bostezo. Mis ojos se humedecieron y los volví a cerrar por el sueño. Con mi mano derecha me refregué el ojo del mismo lado, pero cuando intenté usar la mano izquierda no la pude mover. Por el adormecimiento no me pregunté el porqué y no le di importancia al principio, lo único que hice fue volver a apoyar la cabeza en la almohada. No sé si me volví a dormir durante una hora o si fueron solo 4 minutos, pero la necesidad de rascarme la nariz me despertó. Otra vez intenté mover mi mano izquierda para hacerlo, y otra vez no pude.

    Más dormido que despierto, despegué mi cabeza de la almohada y abrí perezosamente los ojos. Lo que impedía que moviera mi brazo izquierdo era el brazo de Davis. El moreno me abrazaba por detrás, con ambos brazos. Entonces solo ahí me percaté que el moreno tenía su cabeza apoyada sobre mi hombro y todo su cuerpo pegado al mío, profundamente dormido. Podía sentir sus manos uniéndose en mi pecho, al igual que su suave respiración sobre mi cuello

    Al darme cuenta de eso, abrí los ojos sorprendido, intentando entender en qué momento de la noche había pasado eso. Mi primera reacción fue sorprenderme, pero rápidamente la sorpresa abandonó mi mente y dejó lugar a la tranquilidad. No había necesidad de moverse o romper su abrazo, no me molestaba. Su pecho se expandía y contraía lentamente pegado a mi espalda. Todavía el sueño me ganaba, así que aproveché que todo estaba tranquilo y calmo para seguir durmiendo. Cerré los ojos y con una sonrisa en mi rostro. Las cosas con Davis se habían arreglado, sentía una paz interna que me invadía.

    Cuando estaba a punto de volver a dormirme, escuché unas voces acercándose por el pasillo. Bostecé nuevamente

    “Al perecer lo chicos volvieron de acampar, que bueno” pensé mientras me acurrucaba en los brazos de Davis para seguir durmiendo.

    Después de unos 3 segundos, abrí mis ojos de par de par al darme cuenta que si los demás entraban en ese momento, nos verían en esa situación un poco “rara”. En mi desesperación por apresurarme a liberarme de los brazos del castaño, me caí de la cama chocando la nariz contra suelo. Aunque me dolía mucho, no tuve tiempo de sobarme: las voces de los chicos se escuchaban al otro lado de la puerta. Con toda la rapidez que fui capaz, me subí a la litera de arriba tapándome con las sabanas para aparentar que dormía. No me sobró ni un segundo, ya que ni bien cubrí mi cabeza con las sabanas, escuché como la puerta de la habitación se abrió.

    -¡Ehh amigo! buenos días ¿Cómo estás?- la voz de Tai irrumpió en la habitación, seguido de todos los demás que saludaban y preguntaban cosas al castaño menor.

    -¿Eh? ¿Qué cosa? ¿Cómo? ¿Cuándo? – escuché a Davis preguntar desorientado con una voz pesada y ronca, su típica voz al levantarse.

    Yo disimulé que recién me despertaba.

    -¿Por qué molestan tan temprano?- pregunté actuando como si ellos me hubiesen despertado con todo el alboroto que hicieron al entrar al cuarto.

    -Son como las 10:30 AM- me contestó mi hermano con una cara de pocos amigos, al parecer había pasado una mala noche.

    -¿Cómo estás Davis?- le preguntó Ken al moreno, que seguía con cara de sueño.

    -Estoy bien, no se preocupen- contestó sonriendo el castaño – ni que hubiese sido la gran cosa.

    -Nos alegramos que estés bien… - le contestó Mimí sonriendo-… pero ¿Podrías taparte por favor? No es educado estar en ropa interior al frente de una dama.

    -Si ustedes entraron sin permiso, es mi habitación después de todo- rió mi amigo, tapándose con las sabanas, haciendo que todos los demás se rieran también.

    -----------------------------------------*----------------------------------------



    Después de conversar un rato en la habitación, todos juntos bajamos hacia el salón comedor para desayunar. Mi estomago me pedía a gritos algo de comer, ya que la noche no había cenado nada. Al caminar por los pasillos del hotel, vi por las grandes ventanas que era otro día soleado y sin ninguna nube en el cielo. Me alegré por ello, ya que al próximo día no iríamos de nuevo hacía la ciudad, de nuevo a nuestros días rutinarios. Se podía decir que durante nuestra instancia nos habían tocado jornadas con muy buen clima, tan solo un día de lluvia. No nos podíamos quejar. Durante el desayuno, el hijo que más se parecía al dueño del hotel se paró en medio del salón para indicar las actividades que haríamos durante el día, como usualmente hacía.

    -¡Hola chicos, buenos días!- dijo Oleg eufóricamente, llamando la atención de todos- solo les quiero avisar que hoy durante la tarde habrá un concurso de talento, todos están invitados a participar. Pueden demostrar el talento que quieran, cantar, bailar, mover las orejas, todo lo que quieran. Después de eso se dará una clase de primeros auxilios obligatoria en la que todos tienen que asistir ¿Quedó claro?- preguntó con una sonrisa y poniéndose sus manos en sus oídos como para escuchar mejor.

    Todo el comedor le contestó con un “si” al unisonó.

    - Una última cosa, como hoy es la última noche de 2 de las 3 escuelas que nos están visitando, se hará una cena de gala de despedida, en el mismo salón donde fue la fiesta de bienvenida.

    "¿Gala? ¿Eso significa que tendremos que ir de traje?" pregunté mentalmente, frunciendo el seño.

    Nadie nos había dicho nada sobre traer trajes, es más, aun si hubiese sido así ni siquiera tenía uno en mi casa. No solo yo tenía esa duda, todos los demás se veían confundidos, elevando un murmullo en todo el comedor.

    -No se preocupen por los trajes, vestidos y eso, nosotros nos encargaremos- dijo el rubio de manera despreocupada al notar el murmullo que lo rodeaba, para luego saludarnos y retirarse sin informar nada más.

    Después de que Oleg se fuera, continuamos desayunando normalmente. Yo en lo personal quedé emocionado por eso del concurso de talentos, de seguro sería algo muy divertido. Sinceramente estaba de muy buen humor. El haberme reconciliado con Davis, a pesar de haber estado peleado menos de un día completo, me había subido mucho el ánimo y todos los demás lo podían notar. No podía dejar de sonreír, conversaba y miraba a todos con una mueca de felicidad. Quizás hasta más de uno de mis amigos se extrañó de verme tan alegre, pero no lo podía evitar. Sentía que todo fuese perfecto nuevamente, incluso el clima estaba acorde a mi estado de ánimo.

    Solo había una cosa que me preocupaba. Así como yo estaba muy animado y alegre, Ken era todo lo contrario. Su mirada azul transmitía tristeza y preocupación. A pesar de preguntarle repetidas veces que era lo que le pasaba, con intención de ayudarlo, él negó estar decaído y me dijo que solo estaba cansado, que no había podido dormir nada en la tienda que le había tocado. Sabía que me estaba mintiendo, pero no quería presionarlo. Le esperaría hasta que estuviese listo para contarme.

    Después de almorzar, con Davis, Matt e Izzy nos pusimos a jugar a las cartas en una mesa del salón de entretenimientos para matar el tiempo hasta las 3 P.M, que era la hora en la que tendríamos que ir al salón cine donde sería el concurso de talentos.

    -¡Ganamos otra vez!- vitoreé, sonriéndole al pelirrojo con el que estaba haciendo pareja- mejor suerte para la próxima.

    -Davis, perdimos otra vez por tu culpa- se quejó mi hermano tirándose para atrás en su silla- si hubieses puesto más atención, esta ronda era nuestra.

    -Sí, disculpa- dijo en voz baja el moreno, poniendo sus cartas sobre la mesa- estuve jugando mal- se levantó de la mesa y empezó a caminar hacia la salida del salón.

    -No lo dije para que te enojes- le dijo rápidamente mi hermano con cara de arrepentimiento- es solo un juego.

    -No, no me voy por eso- nos devolvió la mirada con una sonrisa y moviendo sus manos- es solo que me tengo que ir a otro lugar ahora.

    -yo voy contigo- dije mientras me levantaba de mi silla.

    -No T.K, no es necesario- me frenó mi amigo antes de que me terminara de parar -voy a firmar unos papeles que el señor Z me pidió por el tema del seguro y ese tipo de cosas, muy aburrido todo. Nos vemos directamente en el salón
    cine a las 3 ¿sí?- me preguntó con una sonrisa a la cual solo pude decir que si, sin objetar nada.

    Algo sorprendido, vi como Davis se alejó rápidamente para luego salir del salón.

    Punto de vista de Davis

    No me gustó mentirle a T.K para que no me acompañara, pero no me quedó de otra.

    En realidad, anteriormente el señor Z me había dicho a mí y al director que no nos preocupáramos ni por el seguro medico ni por el coste de la puerta de vidrio que rompí. Todo eso lo pagaría la escuela del chico que me golpeó. La razón por la que le mentí al rubio es que necesitaba estar a solas por un rato.

    Salí del salón de juegos y me dirigí directamente a la salida que llevaba al patio trasero del hotel. Una vez afuera, vi a unos hombres cambiando el vidrio de la puerta que había roto con mi cuerpo el día anterior. Pasé de ellos. Caminé lentamente con mis manos en los bolsillos hacia el sendero del bosque. Mientras caminaba, un viento helado sopló con fuerza haciendo que las copas de los arboles se movieran violentamente sobre mí. No les presté mucha atención, ya que mi mirada iba pegado al suelo. Al llegar a la intersección donde el camino se separaba en 3, tomé el que llevaba hacia las playas del lago.

    Sonreí al ver que el muelle en donde quería sentarme estaba completamente vacío. Unos chicos más pequeños que yo correteaban en la playa, pero estaban muy lejos de mí así que no me molestarían. Supuse que debían ser del 1° año de alguna de las escuelas que nos acompañaban. No les di importancia y caminé por las tablas de madera del pequeño muelle para después sentarme en la punta, dejando mis pies colgando. Me quedé observando el siempre calmado lago. Era el mismo muelle en el T.K me encontró sentado ese día que fuimos todos juntos al lago y él se cayó del árbol. Ese lugar me producía mucha tranquilidad y serenidad, justo lo que necesitaba en ese momento.

    Mi cabeza, mi cabeza estaba hecha un lio. Y no me refería al ojo morado y a los cortes de mi rostro, sino a lo que había dentro de mi cabeza: mis pensamientos. Pensamientos y sentimientos extraños que no me dejaban tranquilo, mucho menos cuando T.K se acercaba a mí. Al principio pensaba que todo aquello era algo temporal y que con el tiempo se desvanecería, pero allí, sentado en ese muelle de madera al frente del lago, me di cuenta que eso no sucedería.

    Los eventos de los últimos días me habían hecho comprender algo que yo me negaba a entender, o no quería aceptar.

    Una risa nerviosa escapó de mis labios. Apoyé mis codos en mis muslos y dejé caer mi cabeza hacía delante. Pude ver unos renacuajos nadando tranquilamente a unos centímetros de mis pies en la tranquila agua casi cristalina. Suspiré.
    Estaba listo para enfrentarme a la verdad, mi verdad.

    ¿Qué verdad?

    -La verdad es…- dije en voz baja viendo los renacuajos nadar despreocupadamente-...que lo que siento por Takeru…

    Hice una pausa, no me animaba a decirlo a pesar de estar completamente solo. Los únicos que me escuchaban eran esos bichitos que en algún futuro serían ranas.

    -Lo que siento por Takeru...- no podía continuar, ni siquiera podía creer que estaba diciendo algo así, pero tenía que hacerlo-... lo que siento por Takeru es...- cerré los ojos y tomé aire-... algo más que amistad.

    No sé cuánto tiempo quedé en silencio, con los ojos cerrados. Lo había dicho. Lo había dicho y siendo sincero, se había sentido bien. Abrí los ojos intentado descifrar ese extraño sentimiento que me había provocado mencionar esas palabras.

    -Es mucho más que una amistad...-volví a mencionar levantando la vista al horizonte. Decidí animarme a más-...lo amo.

    Otra vez quedé en silencio, la sensación se había incrementado. Me gustaba, a pesar del miedo que tenía de decir esas palabras, me gustaba lo que provocaban en mí.

    -Lo amo.


    ---------------------------------*--------------------------------




    Echado sobre el muelle, con mis manos detrás de la cabeza observando el cielo, pensé en todas las cosas que habían pasado y que me llevaron a darme cuenta de mis sentimientos por el ojiazul:

    Cuando nuestras compañeras lo retaron a que me besara ese día de lluvia, quedé petrificado. Una especie de fuego consumía mi interior, pero lo que más me sorprendía era que, muy en el fondo, … no me disgustaba la idea. Recordaba estar muy nervioso, pero disimulaba estar tranquilo para darle tranquilidad al blondo. Por un momento, me perdí en sus ojos celestes, olvidándome de todo. No lo supe allí, pero no lo hacía para simplemente cumplir el reto. El reto había pasado a un segundo plano.

    ¿Fue por eso, por el amor que le tengo al rubio, que me enoje cuando dijo, en el pasillo después del reto fallido, que prefería besar a un sapo en vez de a mí? Obviamente sí. Esa también fue la razón por la cual cada una de las cosas que T.K dijo en esa discusión fueron como una puñalada, sobre todo cuando aventó a mis pies la pulsera que le había regalado. Mi orgullo no me permitió expresar el dolor, simplemente me comporté como un idiota a quien no le importaba.

    Al día siguiente había decidido alejarme del rubio lo más que pudiera, quería ahorrarle las molestias, era lo menos que podía hacer después de haber sido tan imbécil. Me movía de lugar en lugar, por momentos por el interior del hotel, luego por el bosque. Estando solo, trataba de ordenar mi desordenada cabeza, o por lo menos hacía el intento. Había sido un milagro que justo pasara por donde ese gigante molestaba a T.K. Si ese tipo le hubiera herido, jamás me lo hubiese perdonado.

    Un el cantar de un pájaro me llamó la atención, haciendo que me sentara de nuevo en muelle para verlo. El plumífero voló muy cerca de mí, continuando con su canción. Luego de tomar un sorbo de agua sobrevolando al ras la superficie, se elevó de nuevo al cielo para perderse de mi vista. Me volví a acostar con mis manos detrás de mi cabeza, pensado.

    La noche anterior había sido una oportunidad perfecta para decirle lo que sentía. Estábamos solos, acostados en la misma cama mirándonos de frente… pero me acobardé al último instante. Me vi intimidado por esos ojos celestes que me miraban fijamente intrigados, pero además las palabras de Ray se hicieron presentes en mi mente como una advertencia.

    "¿Tendrá razón?" Pregunté en mi cabeza mientras veía una solitaria nube pasar a gran velocidad en el interminable cielo.

    Flashback

    -¡Le estoy diciendo que estoy bien! Ya me curó y estoy muy agradecido, pero ahora déjeme irme con mis amigos- le grité a la enfermera que me bloqueaba la salida de mi habitación con su cuerpo.

    -¡No lo harás! Mi jefe me ordenó estrictamente que me asegurara que descanses en tu cuarto, así que sé un buen niño y no me causes problemas – me dijo elevando la voz, se veía que tenía carácter.

    -¡Ya no soy un niño!- que me siguieran tratando de niño me hacía hervir la sangre- bueno… me quedaré si quiere, pero tenga por seguro que, bien usted se vaya, me iré con mis amigos al bosque así le guste o no al bigotón – le dije con una sonrisa triunfadora, cruzando los brazos.

    La mujer rió, eso no me lo esperaba

    -Jaja te haré una pregunta ¿acaso sabes adonde se fueron los chicos?- aquello me dejó en jaque- el hotel está rodeado por bosque ¿Sabrás por cual qué dirección tomar siquiera al salir del edificio? Lo más seguro es que te pierdas en medio de la oscuridad y tengamos que estar buscándote al día siguiente, preocupando todavía más a tus amigos.

    No quise demostrar que lo que dijo me había hecho dudar.

    -Así que espero que pienses bien que hacer, yo me voy- dijo dándose media vuelta con una sonrisa de victoria- que pases una buena noche, adiós- se despidió cerrando la puerta del cuarto, dejándome solo en la pequeña habitación.

    Maldije al aire. Me di cuenta que esa tipa tenía razón. Los muchachos habían podido irse hacia cualquier dirección. El bosque rodeaba al hotel, simplemente no sabría por dónde empezar a buscar. Hice sonar mis dientes entre sí con fuerza. Me tenía que resignar a pasar la noche allí, solo.

    Ya resignado, me desvestí para estar más cómodo. Con dificultad me saqué la camiseta, me dolía mover el hombro de forma abrupta. Después me saqué los pantalones y las medias, quedando solo con un bóxer gris Era algo deprimente quedarme allí solo toda la noche, pero por lo menos me había asegurado de que T.K saliera ileso de aquella pelea con el gorila. Eso compensaba cualquier cosa.

    Me recosté en mi cama, recordando la expresión de T.K al verme herido, tomándome en sus brazos. Esos ojos azules, aunque tristes, me hicieron olvidar por completo el dolor físico en ese momento. Hasta había sonreído. El ver que el rubio estaba bien me había hecho sonreír.

    Recostado sobre mi cama, solo y sin nadie cerca, sonreí.

    De repente, mis pensamientos fueron interrumpidos por alguien tocando la puerta.

    -Davis, soy Ray ¿Puedo pasar?- escuché la voz del coordinador de mi grupo, haciendo que me quedara completamente estático - te traje comida.

    Por unos segundos dudé en contestarle, recordando la última vez que habíamos estado los dos solos. Miré hacía donde había tirado el pantalón. Este había caído sobre un montículo de ropa mojada, mojándose también. Miré hacía el armario en busca de otra prenda, pero fue en vano ya que este era un desastre, con ropa de Ken, T.K y mía entreverada. Agarré una toalla, que era lo único que tenía a mano, y me la puse en la cintura.

    -¿Davis? ¿Estás bien?- volvió a hablar Ray, abriendo la puerta de la habitación lentamente. En ese momento me arrepentí de no haberle puesto seguro.

    -Hola Ray, pasa- le saludé sin mucho ánimo. El recuerdo de ese beso por parte de él seguía fresco en mi mente, desde aquella vez no había vuelto a hacer contacto con él.

    -Te traje un sándwich, ya que la cocina está cerrada y no tendrías nada que comer- me dijo sonriendo, cerrando la puerta tras de sí- ¿Te estás por bañar

    -Em… no… solo estaba por acostarme a dormir…y suelo dormir solo en ropa interior así que…-le contesté algo inseguro.

    No sabía cómo continuar la oración. Me di cuenta que hubiese sido mejor mentirle que sí, que me estaba por bañar.

    Pude ver como la mirada de Ray se transformó lentamente. Se vistió con una mirada extraña, una que jamás había visto. Para colmo ese color de ojos intensificaba su expresión.

    -Así que te da vergüenza que te vea semidesnudo- dijo sonriendo mientras dejaba el sándwich en la cama de Ken. La forma en cómo sonreía solo me hacia poner más nervioso- seguramente debe ser por cómo fue nuestro último encuentro a solas, pero no debes avergonzarte de que te haya gustado.

    -¡¿Qué?!- pregunté dando un paso para atrás.

    "¡¿Qué está diciendo?! Si a mí no…" Exclamé en mi mente, incapaz de decir algo en voz alta.

    El chico de los ojos claros se sacó su camiseta, dejando ver su torso marcado y tonificado. Lo miré completamente atónito.

    -Ese día yo te besé a ti, es verdad… - dijo de manera tranquila mientras se acercaba lentamente a mí, provocando que yo retrocediera más y más-… pero si mal no recuerdo, luego tú me besaste a mi ¿no es así?

    Al oír eso último abrí los ojos de par en par, al mismo tiempo que mi espalda chocaba con la pared. Por muy sorprendido que estaba, reconocí que sí: fui yo quien lo besó, después del beso inicial fui yo quien buscó sus labios. Casi lo había olvidado.

    El castaño se abalanzó sobre mí, encerrándome con su cuerpo contra la pared, como aquella vez en la sala de proyección del cine. Yo solo cerré los ojos y giré mi cabeza hacia un costado. Mi cuerpo temblaba. No entendía como ese tipo me intimida tanto ¡Era como si me bloqueara por completo con solo tenerlo tan cerca!

    -Pídeme que me detenga y lo haré- me susurró en el oído, para luego besar mi cuello lentamente- solo tienes que decir “alto” o “detente” y me detendré. Hazlo, dilo- agregó para después seguir su labor por mi cuello.

    "¿Qué estoy haciendo? ¡¿Por qué no detengo esto de una vez?!" me pregunté a mi mismo en mi cabeza, incapaz de hacer nada. Estaba paralizado.

    No podía emitir ninguna de esas palabras que detendrían aquello. Mi cuerpo no quería hacerme caso. Lo único que podía hacer era sentir su hábil boca en mi cuello.

    -No me detienes porque te gusta lo que estoy haciendo- dijo mientras subía sus besos por mi cuello, hasta llegar a mi boca, besándome lentamente.

    Al mismo tiempo, una de sus manos recorría mi pecho mientras que con la otra empezaba a despeinar mi cabello. Al principio no pude reaccionar, pero mi boca lentamente empezó a corresponder a los labios de Ray. Aquel modo automático hizo que me dejara llevar por las caricias y los labios del moreno mayor. La fuerza con la que yo sujetaba la toalla a mi cintura fue mermando cada vez más, hasta que finalmente la solté y empecé a usar mi mano para acariciar los cabellos del ojiturquesa. El castaño, agarró la toalla que rodeaba mi cintura y la arrojó lejos, pegando su cuerpo con el mío, todo eso sin despegar su boca de mis labios.

    -Así está mejor Davis, tienes que dejarte llevar- sonrió el moreno, bajando su boca por mi cuello nuevamente- debes disfrutar más y olvidarte de lo que sientes por el rubio.

    -¿Lo que siento por el rubio?- pregunté abriendo los ojos por primera vez desde que aquello había empezado, sin mirar en ningún punto especifico- tú piensas que yo lo…- no me animé a completar la oración. Además, los gemidos que me provocaba el accionar de Ray me dificultaban hablar con normalidad.

    -Solo un ciego no se daría cuenta, pero no te dejes engañar por esos sentimientos traicioneros- me dijo sonriendo, mordiéndome el labio inferior, estirándolo un poco y soltándolo, mientras que al mismo tiempo deslizaba su mano adentro de mi bóxer, tocando con sus dedos mi miembro que ya no daba más de la excitación. Eso me hizo hacer un movimiento rápido de cadera, no me lo esperaba- veras que es mejor gozar sin ligazones sentimentales, te lo demostraré…

    Después de decir eso, el de los ojos claros empezó a lamer mi pecho, bajando lentamente hasta llegar a mi ombligo, arrodillándose ante mí. Con ambas manos y de un solo tirón, me bajó la única prenda que vestía, exponiendo mi pene totalmente erecto. El castaño lo masajeó con su mano derecha, ante mi cara de total sorpresa. Luego, el moreno mayor se lo introdujo en su boca, succionando con fuerza. La sensación que sentí era indescriptible. Ray movía su cabeza hacia delante y hacia atrás a un ritmo constante, provocando que gimiera de placer, no lo podía evitar. De manera involuntaria rasguñé las paredes. Era la primera vez que alguien me hacía eso, jamás había imaginado que la sensación fuera así, tan intensa. El moreno aumentó la velocidad de sus movimientos, provocando que me alterará todavía más.

    Pude sentir que aquella sensación se hacía más y más poderosa, y me di cuenta que no podría aguantar por mucho más tiempo. Le advertí al de los ojos claros, pero él hizo caso omiso y continuó. Librándome completamente al placer, eyaculé acompañado de un gemido que no pude contener.

    -¿Te gustó?- me preguntó Ray sonriendo, parándose para estar cara a cara nuevamente.

    Estaba tan agitado que no tenía aliento para contestarle, solo le miré a los ojos, jadeando.

    -Yo te puedo hacer gozar de una manera que no te imaginas- me dijo viéndome a los ojos mientras acariciaba mi mejilla con sus dedos- te aconsejo que no hagas caso a esos sentimientos que tienes hacia Takeru, te lo digo por tu bien, al final solo terminaras haciéndote daño, tú no te mereces eso…

    Fin de flashback

    Acostado sobre el muelle, recordaba lo que Ray me había dicho la noche anterior

    -¿A qué se habrá querido referir con eso? ¿Será que tiene razón?- pregunté al aire, aprovechando la soledad- ¿Debo alejarme de esos “sentimientos traicioneros”, como él mencionó?

    Lo medité. Sin embargo la meditación no duró mucho, ya que un pensamiento diferente se interpuso en mi mente.

    Sonreí como un bobo al recordar lo que había hecho esa mañana: al despertarme, había abrazado a T.K por detrás, sin siquiera pensar porqué quise hacer eso. Solo deslicé mi brazo por debajo del rubio y lo traje hacía mi. Lo presioné contra mi pecho. El blondo siguió durmiendo tranquilamente, como un niño pequeño, parecía que nada podía perturbar su sueño. Simplemente me volví a dormir con una sonrisa, sintiendo todo el cuerpo del ojiazul contra el mío.

    Al recordar eso con tanto cariño, me di cuenta que no. Ray no podía estar en lo cierto. Entendí que lo que sentía por T.K era algo muy fuerte. Era imposible que fuera un “sentimiento traicionero”, de eso estaba seguro.

    Decidí que debía ser valiente y expresarle lo que sentía al rubio, no podía continuar callándolo. Al mismo tiempo admití que el solo pensar en la idea de estar al frente del rubio y sincerar mis sentimientos me ponía nervioso. No todo los días uno se le declaraba a su mejor amigo, sobre todo si este era del mismo sexo que uno.

    Me senté nuevamente en el muelle de madera. Había perdido la noción del tiempo. No sabía si habían pasado 10 minutos o una hora, y no tenía mi celular conmigo como para verificar la hora.

    -¡Hey!- le llamé la atención a uno de los chicos que jugaban en la playa del lago- ¡¿Qué hora es?!

    -¡Ya te digo….- me contestó el muchacho mirando su reloj-…las 3 con 20 minutos!

    -¡¿Las 3 y 20?!- pregunté sorprendido a nadie en particular. No pude creer que el tiempo hubiese pasado tan rápido. Se suponía que me encontraría con T.K a las 3 en el salón-cine del hotel, donde sería el concurso de talentos.

    Encaré hacia el camino del bosque y corrí de nuevo al hotel, sin siquiera darle las gracias al chico que me había dicho la hora. Esperaba poder encontrar a T.K y al resto de los chicos cuando llegara.


    ----------------------------------------*----------------------------------------



    Después de una buena carrera por el bosque, entré al hotel y llegué al salón que solían usar como cine. Esta vez no había ninguna boletería ni nadie controlando la entrada como antes. Al ingresar, vi que la pantalla de tela donde se proyectaban las películas había sido sacada, dejando ver el escenario que tenía atrás. Al parecer, aquello era verdaderamente un teatro pero lo usaban como cine. Las butacas también habían sido sacadas. Una gran muchedumbre disfrutaba del acto de una chica haciendo malabares con unas pelotas, evidentemente el concurso de talentos ya había empezado.

    Con todas esas personas no podía ver a ninguno de mis amigos por ningún lado, muchos menos al rubio que deseaba ver con todas mis ansias.

    Mientras buscaba a los chicos entre la multitud, noté que sobre el escenario había una mesa donde se sentaban 3 personas. Primero, el dueño del hotel. A su lado había una chica bastante parecida a Ray. No la conocía personalmente, pero supuse que era la hija del señor Z que me habían comentado que llegó el día anterior. La tercera persona era el viejo plomero de anteojos que había “arreglado” las cañerías aquel día que fuimos al lago y el hotel se quedó sin agua.
    Padre e hija observaban asombrados el desempeño de la chica que hacía malabares con 5 pelotas a la vez, mientras que el viejo mostraba una cara de querer estar en cualquier otro lado menos allí. Cuando la chica terminó, todos los alumnos que llenaban el salón aplaudieron y los jurados levantaron unos carteles con su voto. El voluminoso hombre levantó un 8, la muchacha un 9 y sin mucho ánimo el plomero levantó un 5.

    -Bueno, bueno. Un fuerte aplauso para Mary que nos maravilló con esa habilidad- Dijo Kevin saliendo de un costado del escenario con un micrófono.

    Mientras la competencia seguía su curso, continué buscando a mis amigos entre toda la gente. En lo que los buscaba, me topé con una chica sentada en un pequeño escritorio con una computadora muy vieja a un costado del salón, casi en la oscuridad total. Al acércame, me di cuenta que sobre el escritorio estaba la hoja con los nombres de los inscriptos en la competencia de talentos.

    Por curiosidad, me puse a leer la lista para ver si alguien que conocía estaba inscripto. Junto al nombre de los alumnos que participarían estaba especificado el talento que mostrarían en el escenario

    Sonreí al ver que el ultimo que se había inscripto fue T.K. Al lado de su nombre, donde iba el talento, decía “cantar”. Aquello no me sorprendió, el ojiazul siempre había sido de cantar muy bien. Seguí observando la lista y logré encontrar a Mimí, también figuraba “cantar” al lado de su nombre. Matt, con “tocar la armónica”.

    "¿Tai? ¿Qué talento tiene ese?" me pregunté mentalmente, sorprendido de ver el nombre del moreno mayor allí.

    “Strip-Freestyle” figuraba donde debía ir el talento con el que se presentaría. Miré la lista con una cara de confusión por unos minutos. Luego me di cuenta que todavía había espacio para seguir agregando nombres.

    -Disculpe ¿Todavía uno se puede inscribir en el concurso?- le pregunté a la chica sentada en el escritorio.

    -Sí, todavía se puede- me contestó con una sonrisa- la inscripción cierra cuando se me termine los espacios en la planilla de inscripción.

    Al fijarme de nuevo en la hoja vi que solo quedaban 2 espacios libres. Eso me dio una idea.

    -¿Si yo quisiera cantar una canción… como tengo que hacer para elegir la pista musical o quien toque la música y esas cosas?- pregunté a la muchacha nuevamente, algo avergonzado.

    -Fíjate en la computadora, ahí está la lista de las pistas de karaoke disponibles- me contestó señalando la milenaria P.C

    Agarré el ratón de la computadora y empecé a ojear la lista de canciones que figuraban en el pequeño monitor. Algunas las conocía, otras no, algunas me gustaban, otras las detestaba. Era una lista muy variada, pero ninguna de las canciones servía para lo que quería hacer. Me acerqué más al monitor cuando por fin encontré lo que estaba buscando

    -Esta canción es perfecta- dije en voz alta sin darme cuenta.

    Rápidamente le señalé a la chica la canción que deseaba cantar, ella lo anotó en un cuaderno para después desearme buena suerte. Con entusiasmo me anoté en el último espacio que quedaba en la planilla, escribiendo mi nombre y al lado la palabra “cantar”.

    Sabía que no era bueno cantando, solo podía cantar unas cuantas canciones de forma correcta y de memoria. Afortunadamente la canción que había elegido era una de esas. Ya la había cantando en un karaoke antes, pero solo por molestar. Igual, poco me importaba si daba un buen espectáculo musicalmente hablando, mi intención era otra.

    Después de inscribirme, continué buscando a los muchachos entre la multitud, hasta que me choqué con la espalda de un rubio algo más alto que yo.

    -Davis, al fin te apareces- me dijo Matt dándose la vuelta.

    -¿Dónde te habías metido?- me preguntó el otro rubio del grupo al escuchar lo que había dicho su hermano.

    -Yo solo… me perdí entre la gente- le contesté desviando la mirada de su rostro, ya no podía ni siquiera disimular la necesidad de querer ver durante horas esos ojos celestes- ahí vi que se anotaron en la competencia ¡Buena suerte a todos!- comenté a todo el grupo en general en un intento de cambiar de tema.

    Así, uno por uno fueron pasando los participantes, demostrando su talento ante el público y el jurado. Llegó el turno de Matt. El rubio mayor se plantó en el escenario sin nada más que su armónica y tocó un blues, de esos que ya nos tenía acostumbrados.

    Mientras disfrutábamos del show, desvié mi mirada del escenario varias veces de forma disimulada hacia T.K. Pude ver como Ken, que estaba a su lado, pasó su brazo derecho por sobre los hombros del blondo, mientras ambos disfrutaban de la actuación de Matt. Mi ceño se frunció, pero rápidamente traté de relajarme y calmarme. Entendí que no debía enojarme con el pelinegro, sino pelear de forma limpia para ganarme todo el cariño de T.K, que fuese solo para mí.

    Una vez que Matt terminó fue puntuado por el jurado. El puntaje fue:

    Señor Z: 8

    Helen: 9

    Viejo: 4

    Luego fue el turno de Mimí, que interpretó un tema de una de sus cantantes favoritas, su puntaje fue :

    Z: 9

    Helen: 8

    Viejo: 5

    Luego le tocó a Tai, quien se paró en medio del escenario con solo una pelota de futbol en sus pies. Con el clásico tema “Are you ready for this?” de fondo, el castaño empezó a hacer demostraciones de habilidad con el balón, sin dejar que tocara el suelo. Ante la atenta mirada de todos, el moreno inclinó la parte superior de su cuerpo hacia delante y controló el esférico sobre su nuca, evitando que se cayera. Lentamente, se sacó la remera, haciendo que el balón se deslice sobre la prenda a medida que se la iba sacando, para luego sacársela por completo sin dejar caer el balón al suelo.

    Después, haciendo equilibrio con la pelota en su frente, lentamente se sacó las zapatillas y las medias. Una vez hecho eso, nuevamente hizo un par de maniobras con el balón por el aire y volvió a ponérselo sobre la nuca, inclinando su torso hacia adelante. Empezó a desabrocharse el cinturón. El grito de las chicas que nos rodeaban casi me rompió el tímpano. Una vez desabrochado su cinturón, Tai empezó a bajarse los pantalones muy lentamente, evitando que el balón se le cayera, dejando ver parte de su ropa interior celeste. Pero antes de que pudiera seguir, Kevin salió rápidamente de uno de los costados del escenario y lo empujó hacia el otro costado del escenario, mientras la música se detenía abruptamente, para la desilusión de todas las chicas de la multitud. Su puntaje fue:

    Señor Z: 6

    Helen: 7

    Viejo: 2

    -Muchas gracias Yagami, con eso es suficiente- dijo el preceptor por su micrófono para después presentar a una pareja de bailarines.

    Después de unos minutos, los 3 mayores que participaron se nos unieron a Izzy, Ken, T.K y yo en la multitud. Mimí y Matt estaban felices y sonrientes, pero el moreno se notaba molesto.

    -Estúpidos... no saben reconocer el talento cuando lo ven- refunfuñó entre dientes Tai. No pudimos evitar reírnos todos del castaño.

    -Bueno debo ir hacia el escenario, yo sigo después de estos chicos que bailan- dijo T.K liberándose del brazo de Ken. Todos los demás le desearon suerte al mismo tiempo, mientras comenzaba a caminar hacía el escenario.

    Una vez la pareja de bailarines finalizó su actuación y fueron puntuados, Kevin pidió un gran aplauso para recibir a T.K. El rubio se posicionó en medio del escenario. Se lo veía tan tranquilo, tan confiado. Costaba creer que por lo general solía ser tímido y no le gustaba ser el centro de atención.

    -Hola, esta es una canción que hace muchos años que la conozco y me gusta mucho, pero recién ahora entiendo el significado de su letra, espero que les guste- dijo el ojiazul justo antes de que empezara a sonar la canción.

    Como el cine-teatro tenía un muy buen equipo de audio, sentimos como si el sonido de las guitarras nos envolviera a todos. Mis ojos estaban fijos en T.K.

    “Necesito alguna seguridad
    para contarte cómo me siento.
    Un momento intenso de intimidad
    para compartir sentimientos.
    Hasta ayer todo andaba bien
    y ahora el mundo es tan extraño
    ¿Cómo hacer para distinguir
    la sinceridad del engaño? "

    “Es que ando un poco confundido últimamente.
    No sé si confiar en mi forma de actuar
    o entregar el control y dejarme llevar.
    Como un cachorro adolescente no puedo parar,
    tengo un hambre de nunca acabar,
    me sacude un tsunami hormonal “



    Todo el público escuchaba atentamente al rubio. El grupo de chicas que siempre andaba tras él y quienes yo no les simpatizaba mucho, se derretían al borde del escenario.

    “Puede ser que un día en algún lugar
    encuentre lo que yo ando buscando
    pero de algo tengo seguridad
    que no va a ser sentado esperando.
    Porque ayer todo andaba bien
    y ahora el mundo es tan extraño
    ¿cómo hacer para distinguir
    la sinceridad del engaño? “



    “Es que ando un poco confundido últimamente
    no sé si confiar en mi forma de actuar
    o entregar el control y dejarme llevar.
    Como un cachorro adolescente no puedo parar,
    tengo un hambre de nunca acabar,
    me sacude un tsunami hormonal...”



    El tema finalizó y todo el mundo aplaudió con fervor. El blondo solo sonrió ante la multitud con esa forma tan dulce como siempre. El señor Z inmediatamente levantó su cartel con un 9, su hija elevó un 10, mientras que el viejo, increíblemente, levantó un 7.

    Después de T.K, era el turno de una chica que bailaba danzas árabes. Se había anotado mientras yo buscaba que tema cantar en la computadora de la mesa de inscripción. Al notar que el número de esa chica ya estaba finalizando, empecé a caminar hacia el escenario para estar listo cuando me tocara a mí.

    -¿Adónde vas Davis?- me preguntó Mimí extrañada, haciendo que me detenga.

    -Después de esta chica sigo yo- le contesté sonriéndole y algo avergonzado, dándome la vuelta.

    -¡¿Te anotaste en el concurso?!- me preguntaron todos sorprendidos, evidentemente no esperaban eso de mí

    - ¿Qué se supone que harás?- esta vez fue Izzy el que preguntó.

    -Ya lo verán, es una sorpresa jejeje- contesté perfilándome hacia el escenario.

    A un costado del escenario, había una puerta que con un letrero que decía “camarines”. Era custodiada por un coordinador que llevaba una lista en la mano.

    -Hola, soy el que sigue después de la chica que baila- le dije al tipo.

    -Entonces tú debes ser Daisuke – dijo viendo su lista- tu eres el ultimo, mucha suerte- comentó abriéndome la puerta para que yo pudiera pasar.

    Atrás del escenario era una red de pasillos y camarines. Todos los camarines estaban cerrados con llave, se notaba que no los usaban desde hace bastante tiempo. Luego de caminar por el pasillo y doblar en un codo, llegué a la parte trasera del escenario, donde estaban Kevin y el encargado de las luces y la música de la competencia. Desde donde estábamos, veía a la chica que seguía bailando danzas árabes.

    -Al leer Daisuke Motomiya y la palabra cantar al lado, no lo pude creer – me dijo el preceptor con un tono burlón al verme- pensé que se trataba de otro muchacho que se llamara igual que tu, pero veo que mis miedos eran ciertos.

    -Ya cállate, te demostraré lo que puedo hacer- le contesté furioso.

    El numero de la chica bailarina se terminó y se escucharon los aplausos del público.

    -¡Muy bien! Hemos llegado ya al último participante de la competencia – dijo Kevin saliendo al escenario- un fuerte aplauso a Davis Motomiya que nos cantará una canción muy conocida por todos.

    Recibí el micrófono del sonidista y salí de la parte cubierta por los telones, para pararme en medio del escenario. Debido a las fuertes luces que daban en la cara, no podía ver prácticamente nada del piso de madera en adelante. No podía diferenciar a nadie específicamente del público, lo único que podía ver era montículos negros que parecían personas.

    Los primeros acordes de la base del karaoke empezaron a sonar. Pude escuchar la reacción de la gente al reconocer la canción que sonaba. Aquello no me sorprendió, era una canción muy popular.

    -Este tema se lo quiero dedicar a alguien muy especial para mí, se encuentra aquí mismo y…- me detuve al notar que mi vos no estaba siendo amplificada por el micrófono.

    Me fijé rápidamente y vi que el micrófono estaba apagado. Lo encendí, pero no tuve tiempo de repetir lo que había dicho. Ya empezaba la parte en la que debía cantar.

    “¿Hace falta que te diga
    que me muero por tener algo contigo?
    ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho
    que me cuesta ser tu amigo?

    Ya no puedo acercarme a tu boca
    sin deseártela de una manera loca.
    Necesito controlar tu vida,
    saber quien te besa y quien te abriga.

    ¿Hace falta que te diga
    que me muero por tener algo contigo?
    ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho
    que me cuesta ser tu amigo? “



    Para no estar tan estático, me dejaba llevar por la música, por los tambores, bongós o lo que fuese que sonaba, no sabía la diferencia entre un instrumento y otro.

    “Ya no puedo continuar espiando
    día y noche tu llegar adivinando.
    Ya no sé con qué inocente excusa
    pasar por tu casa hoy.
    Ya me quedan tan pocos caminos
    y aunque pueda parecerte un desatino
    no quisiera yo morirme sin tener…. algo contigo. “



    Me sentía muy bien cantando eso, me tranquilizaba un poco poder expresar lo que sentía, aunque fuese a través de la canción. No me importaba si afinaba o no, cantaba desde el corazón. Al parecer no lo estaba haciendo tan mal, unas chicas que estaban pegadas al escenario se movían al ritmo de la canción y cantaban la letra conmigo.

    Pero cantar esa letra que expresaba lo que sentía por T.K no era suficiente. Necesitaba cantar mirando al blondo a los ojos. Me moví hacía el borde del escenario en un intento de poder ver mejor al público. Con mucho esfuerzo, busqué al rubio entre la gente, pero se me complicaba con las luces dándome en los ojos.

    “¿Hace falta que te diga
    que me muero por tener algo contigo?
    ¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho
    que me cuesta ser tu amigo? “



    Mientras cantaba, por fin pude encontrar al ojiazul. Me miraba fijamente. Hice contacto visual con él.

    “Ya no puedo acercarme a tu boca
    sin deseártela de una manera loca.
    Necesito controlar tu vida
    saber quien te besa y quien te abriga.”



    Mientras le cantaba a T.K, vi a Ken tomándole del brazo y hablándole al oído. Luego, los dos caminaron juntos entre la multitud hacia la salida. Yo los seguí con la vista mientras continuaba cantando. Aunque ya estaban lejos de mi vista, logré ver que esos dos salieron del salón. Las ganas de cantar se me fueron de repente.

    “Ya me quedan tan pocos caminos
    y aunque pueda parecerte un desatino
    no quisiera yo morirme sin tener… algo contigo”



    Aunque la canción seguía con unos coros, yo hice una especia de reverencia rápida hacia el público, para luego volverme a la parte trasera del escenario. Sin perder tiempo le devolví el micrófono a Kevin y corrí para poder salir rápidamente del teatro.

    Salí del salón y empecé a buscar por los pasillos del hotel. No lograba encontrarlos. Me estaba desesperando. Solo corría, sin saber siquiera que decir, qué hacer si los encontraba. ¿Qué les diría si los encontraba? ¿Qué le diría a T.K? Esas preguntas no tenían respuesta, pero aquello no me detuvo. Continué buscándolos, había una parte de mí que no pensaba en desistir. Mientras corría por los pasillos, me di dije a mismo que estaba pagando por no haberme dado cuenta de mis sentimientos a tiempo. Ken había tomado ventaja, pero no podía dejar de pensar, de creer que había algo que yo pudiera hacer para... para que T.K me quisiese como yo lo hacía. Quizás era en vano, pero no desistí. No sabía si estaba listo para declarármele en ese momento, pero seguí buscando al rubio y al pelinegro.

    Finalmente, los encontré, apoyados sobre una puerta de una habitación en un pasillo completamente deshabitado. Me oculté detrás de una gran maseta antes que me vieran. Sabía que no estaba bien espiarlos, pero tampoco tenía el valor para interrumpirlos.

    Ken agarraba de la cintura a T.K, apoyado sobre la puerta de aquella habitación. El rubio estaba completamente rojo, pero no se lo veía incomodo. Desde donde estaba no podía escuchar nada de lo que decían. Sentí mucha rabia por no poder hacer nada. Luego de unos pocos minutos, el peli-azabache sacó una llave de su bolsillo y abrió la puerta de ese cuarto donde estaban apoyados, el cual yo no sabía a quién pertenecía. Se introdujeron a ese cuarto, dejándome completamente solo en el pasillo.

    En una especie de trance, trance desganado, caminé hacía la puerta de esa habitación.

    -T.K, yo... te amo…- dije al aire, observando la puerta que me separaba de él y su “amigo”-… la canción era para ti.

    Bajé la mirada al suelo, me sentía vencido, vacio. No había nada que hacer.

    De repente, sentí una mano en mi hombro derecho. Me encrespé como un gato. Quien quiera que fuera, de seguro había escuchado todo lo que dije.

    Mi rostro se prendió fuego. Me quedé estático varios segundos, hasta que reuní valor y lentamente moví el cuello para ver de quien se trataba…



    Bueno, hasta ahí el 17. Ojala les haya gustado. Ya no queda nada para el final, deben quedar 2 o 3 capítulos como mucho. Bueno, hasta la semana que viene (o cuando termine el otro capítulo XP)

    Edited by exerodri - 20/11/2016, 15:36
     
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    :c me dejaste clavado con el final de este cap :c me gusto :3 que tierno Davis, espero y esa vibora de cabello negro no haga nada de lo que se arrepienta-montado en su Honda Pilot con intenciones de atropellar a alguien cuyo nombre empieza con "K"- :D espero no tener que hacerlo
     
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    Hola :3, paso a comentar el capítulo, en primer lugar :=omgdf: ¿¡cómo que ya va a terminar!? :=SHOROO: al menos escribirás otro verdad....¿verdad? jajaja bueno espero que sí :D el capítulo estuvo genial pobre Daisuke siempre le toca sufrir y ahora con lo que vio de Ken (sí gracias por hacerme odiarlo más :=grrrrs: xD) va a creer en las palabras de Ray pero siento que la persona que lo encontró es Tai o Matt y lo ayudaran a arreglar las cosas con Tk...espero :=NOIP: espero que continúes la historia pronto no me puedes dejar a la deriva :=duouou:
    Pd. Me alegro que hayas salido bien en tus materias y a darle que es el ultimo año :D y por cierto geniales las canciones :=singins: un abrazo y sigue asi :3
     
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    En este mundo te encuentras con muchas personas, y a veces de varias personas te tienes que despedir.... Por eso disfruta cada momento que puedas con cada una de esas personas,,,, porque nada dura para siempre......
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    Hola, despues de una mini eternidad vuelvo a aparecer por aqui. Me inventé algo de tiempo para por fin poder terminar este capitulo. Me gustaria volver a los tiempos cuando tardaba una semana en escibir cada cap. En fin, aqui les dejo el capitulo 18, espero que les guste.

    *Sasarai-san: Que bueno que te haya gustado y lamento la demora, me sarpé esta vez. ¿Te gustaron las canciones? jaja q bueno. Gracias por leer!!

    *Taiyama: jejeje si, en algun momento se terminará. Estamos muy cerca del final. Creeria que si escribiré otro ya que descubri que me gusta escribir ja pero no estoy seguro, ya veremos. SI admito que me ocupe de hacerlo sufrir al morenito jajajaja pero bueno quizas venga algo bueno para él. Espero que sigas disfrutando de la historia. Que te vaya muy bien!! un abrazo!

    *Kouichi_RedSun: jajajaja vibora de cabello negro XD Espero que no te irrites con el cap 18 jaja. Gracias por el comentario :)




    Capitulo 18: Ultimo atardecer



    Punto de vista de Davis

    Me quedé estático varios segundos, hasta que reuní valor y lentamente moví el cuello para ver de quien se trataba. Al girar la cabeza hacia un costado, vi que la mano que se apoyaba en mi hombro le pertenecía al preceptor de pelo castaño, que me miraba fijamente.

    -Kevin…- dije desviando la mirada de sus ojos-… ¿Qué haces aquí?

    -Vi que saliste corriendo del escenario con cara de preocupación, así que decidí ver qué pasaba y te seguí- me contestó sin sacar su mano de mi hombro- tus amigos en el publico me preguntaron por ti, el porqué no salías de atrás del escenario si ya terminaste de cantar, yo les dije que estabas en el baño para no preocuparlos. Se nota que les importas mucho.

    -Ya veo…

    Se formó un silencio, no sabía que decir o responder. Sabía que él había escuchado lo que dije, así que decidí ir al grano.

    -¡Todo lo que escuchaste es verdad! Así que ya puedes burlarte si quieres- dije cerrando los ojos y moviendo mi hombro bruscamente, soltándome de su mano- ni pienses que por saber esto me chantajearás en la escuela para que te haga caso, así que puedes dejar de sonreír- le sentencié dándole la espalda y empezando a caminar por el pasillo.

    No sabía adónde ir, si al cuarto, si con los demás. Igual, cualquier lado era mejor que estar allí.

    -Jaja no pienso chantajearte, ni mucho menos burlarme de lo que acabo de escuchar.

    -¿Ah no?- reaccioné deteniéndome y dándome media vuelta para mirarlo nuevamente.

    -¡Claro que no! Es más, quiero felicitarte. Es muy valiente de tu parte admitir ese tipo de sentimientos a esta edad. Yo no me podría burlar de eso nunca- me dijo con una sonrisa mientras se acercaba a mí nuevamente- aunque no lo parezca, yo me preocupo por ustedes. Si supieses todos los problemas y los embrollos amorosos que hay en la escuela, yo tengo que estar detrás de eso para así poder ayudar y tratar de minimizar los problemas lo más posible. Sé que eso se debería encargar alguien como el psicólogo de la escuela, pero yo soy quien tiene más contacto con ustedes.

    Lo que dijo me hizo recapacitar. Siempre había visto a Kevin como a alguien que solo estaba en la escuela para regañarnos y controlarnos. Pero también era verdad que ante cualquier problema o situación ajena al estudio, él era la primera persona a la que recurríamos. Se podía decir que era el adulto o casi adulto de la escuela a la que más confianza le teníamos los estudiantes. Allí me di cuenta que todo sería muy diferente si en vez de ser Kevin, nuestro preceptor fuera un tipo serio y frio, como el director o los otros maestros.

    -Lo único que quiero es que estés bien y puedas disfrutar de este viaje. No debes entristecerte o avergonzarte por lo que sientes por Takeru, levanta ese ánimo por favor- me pidió mirándome nuevamente a los ojos.

    -Gracias por comprender- le contesté sonriendo, pero pronto la sonrisa se me borró de la cara nuevamente- pero no estoy así porque me preocupe sentir algo más que amistad hacia T.K, lo que pasa es que parece que tiene algo con Ichijouji y siento que no me debo entrometer si él es feliz con Ken, pero al mismo tiempo yo… quisiera poder estar con él de esa manera… yo…- no podía creer que este abriéndome así de esa manera con Kevin.

    -¿Le dijiste a T.K lo que sientes por él?- me preguntó el mayor, yo solo respondí moviendo mi cabeza de lado a lado mirando el suelo- creo que si es tu mejor amigo tiene derecho a saber lo que sientes por él ¿no crees? ¡Arriba ese ánimo! Si lo que sientes es real, no te lo puedes guardar para ti mismo.

    - Tienes razón ¡Tengo que demostrarle a Takeru que lo amo!- dije más animado mirándolo a los ojos, sus palabras me dieron un sentimiento de esperanza renovado- muchas gracias, no puedo creer que haya tenido esta conversación contigo, siempre te vi como un cascarrabias y un idiota más que trabaja en la escuela, pero a decir verdad eres el adulto, o casi adulto mas "Cool" que conozco.

    -jajaja y yo siempre te creí un mocoso, inmaduro e insoportable, pero bueno… admito que sin ustedes mi trabajo sería muy aburrido- me contestó sonriendo.

    Obvio que lo de mocoso, inmaduro e insoportable no me gustó, pero igualmente estaba agradecía haber tenido esa conversación con el preceptor. Él tenía razón. No podía guardarme lo que sentía, T.K tenía que saberlo. Solo debía esperar el momento justo para demostrárselo al rubio.

    Punto de vista de Tai.

    El concurso de talentos había sido muy entretenido, aunque no supieron apreciar la habilidad de manejar el balón de futbol mientras se hace otra cosa. El ganador del certamen fue un chico que contaba chistes y hacia imitaciones de gente famosa y del señor Z, el director de la escuela, Kevin y otros personajes que conocíamos. Fue el único que había recibido un 10 por parte de padre e hija, y un 8 del viejo plomero.

    Una vez que la competencia terminó, nos indicaron por el micrófono que se dictaría una clase de primeros auxilios y nos dieron un horario a cada curso. A la hora que se les había indicado, cada curso tenía que estar afuera, en la parte trasera donde generalmente nos reuníamos cuando había actividades. De ahí nos iríamos con los instructores al bosque para tener la clase. Los horarios estaban organizados en orden de los cursos, así que a los primeros en ir fueron los chicos de 3°.

    Después de unos 30 minutos, los de 3° volvieron y fue el turno de los de 4°. Finalmente cuando ellos regresaron del bosque, fue el turno de mi curso. Todos juntos seguimos al instructor hacia el camino del bosque que ya conocíamos bien.

    Yo no iba en la misma sintonía que el resto del grupo. Estaba más concentrado en mis propios pensamientos que en lo que pasaba a mí alrededor. No podía dejar de pensar en mi situación, en cómo le decirle a Matt lo que sentía, como él podría tomarlo.

    Mientras caminaba, alguien apoyó su mano sobre mi hombro sacándome de mi burbuja.

    -Tai, ¿pasa algo? Te noté muy callado el día de hoy- escuché la voz de Matt mientras giraba mi cabeza y me topaba con unos ojos azules como el cielo encima nuestro.

    -No, no pasa nada. Es solo que estoy algo cansado- contesté sonriéndole, guardándome las ganas de abalanzarme sobre él y decirle que lo sentía.

    - y… ¿Todo salió como lo esperabas con esa chica de anoche?- preguntó el rubio viendo el suelo, mientras seguimos caminando uno a la par del otro.

    -Eemm, no… al final no pasó nada- le dije algo nervioso, desviando mi mirada de él- simplemente no se dio- obviamente no le iba a decir lo que pasó en realidad, no era el momento.

    -Lamento escuchar eso, tu esperabas mucho eso.

    -No te preocupes, no era tan importante para mí en realidad- dije sin desviar la mirada del camino, mientras ambos caminábamos por detrás del grupo con nuestras manos en los bolsillos- es mejor que preste atención a lo que nos enseñen de primeros auxilios, puede que algún día tenga que rescatarte- le dije al rubio sonriendo mientras le daba un leve empujón con mi hombro.

    -Jaja no te rescatas ni solo ¿Y me quieres rescatar a mi?- fue la respuesta del blondo mientras me devolvía el empujón.

    Yo solo reí y le devolví el empujón viéndolo de costado, él rubio hizo lo mismo sin dejar de sonreír. Cuando menos nos dimos cuenta, habíamos llegado a las orillas del lago. El instructor que nos había tocado y nos trajo hacia allí no parecía exactamente alguien que te socorrería si tuvieras un accidente. Era muy delgado y alto, la piel muy blanca, como si su piel no conociera lo que era el sol. La forma como caminaba y hablaba no era muy masculina que digamos, y el bigote que lucía no le ayudaba en nada. Tenía un bigote como de caricatura, bastante fino y en forma de espiral. Nunca había visto un bigote así. Lo único que compartía con los demás instructores que había visto que le tocaron a los otros grupos, era que usaba la misma ropa.

    -Bien chicos, aquí está bien- dijo el instructor de bigote chistoso deteniéndose en medio de la playa- formen una ronda alrededor mío ¡vamos! Apurando- dijo mientas daba pequeños aplausos.

    Todos nos acomodamos como nos indicó, rodeándolo en un círculo. El instructor le pidió a una de nuestras compañeras que se le uniera en el medio del círculo para poder hacer unas demostraciones de lo que debía enseñarnos. Así, con nuestra compañera como asistente y ejemplo viviente, el sujeto alto y pálido nos demostró diferentes técnicas de primeros auxilios: como posicionar a la persona cuando respira pero esta inconsciente, como hacer para ver si tiene pulso correctamente, como saber si está respirando con normalidad, e incluso como se tenía que hacer un vendaje sobre una supuesta herida.

    Después de enseñarnos como se hacía los vendajes, el del bigote chistoso nos pidió que nos juntáramos de a 2. A cada pareja le entregó vendas así practicáramos lo que acabábamos de aprender.

    -¡Ya Matt! Tampoco es para que me disfraces de momia- le recriminé al rubio a modo de broma mientras me vendaba mi brazo izquierdo- menos mal que no tienes pensado convertirte en paramédico o algo así.

    -cállate, es el mejor vendaje que alguien puede hacer ¡Me salió muy bien! – presumió el blondo mientras seguía enrollando mi brazo con gazas. Después de decir eso, ciñó con algo de fuerza la tela a mi brazo- ¿te duele?- preguntó mirándome a los ojos al darse cuenta que se había propasado un poco en la fuerza.

    -Para nada- le contesto sonriendo, mientras miraba fijamente esos ojos azules.

    Él solo sonrió. Nos quedamos viendo mutuamente por algunos segundos mientras que al mismo tiempo nos sonreíamos sin motivo alguno. No podía dejar de verlo de esa manera, se veía tan bien con esa sonrisa en su rostro. Sabía que debía controlarme, pero me hubiese quedado toda la tarde viéndolo sonreírme.

    -Em, bu-bueno creo que ya está- dijo desviando su mirada hacia otra dirección.

    -A ver… -dijo el instructor irrumpiendo en la conversación, examinando mi brazo-… muy bien joven, es un buen vendaje, algo exagerado, pero siempre es mejor prevenir que lamentar- concluyó para después ir a ver a otra pareja.

    Después de haber revisado que había hecho cada pareja, el encargado de la clase se volvió a posicionar en el medio de los alumnos.

    -Muy bien chicos, lo último que les enseñaré es lo básico del RCP, o reanimación cardiopulmonar, seguramente lo vieron por la tele en algún programa o película pero hay una manera correcta de hacerlo- eso sonó interesante- a ver, necesito otro voluntario… tu muchacho ven aquí- dijo mirándome fijamente.

    Me señalé a mi mismo para asegurarme que era a mí a quien llamaba, lo cual él confirmó moviendo su cabeza de arriba abajo y llamándome con sus manos. Lentamente me acerqué a él, al medio del círculo formado por nuestros compañeros.

    -Chicos presten mucha atencio…

    -Disculpe que lo interrumpa señor instructor…- se escuchó la potente voz del señor Z detrás de nosotros…

    Punto de vista de Ray

    Aquel venía siendo un día desastroso. A la mañana me había ido bastante mal en un examen en la escuela. Para colmo, el empleado del hotel encargado de recogerme se había demorado 3 horas. Como no había ningún colectivo o transporte público llevase del pueblo al hotel, siempre estaba atado a que alguien me recogiera en auto a la salida de la escuela, un empleado del hotel, mi papá, o sino Oleg. Esa era una de las desventajas de vivir en un edificio en medio del bosque. No era la primera vez que sucedía. A veces, el que me buscaba, ya sea mi papá o algún empleado, tenía que hacer trámites administrativos que tenían que ver con el hotel en el pueblo, así que se podía decir que estaba algo acostumbrado.

    Sentí alivio mientras viajaba en el auto por la carretera ya de vuelta a mi casa. “Casa”, una palabra rara. A veces me olvidaba que no vivía en una casa como todos los demás, sino en un hotel en medio del bosque. Pocos entendían cómo podía ver a un hotel tan grande como un hogar, pero era así. Ese hotel había sido mi hogar toda mi vida y eso no me molestaba.

    Sin embargo, el alivio se me fue al recordar que al llegar al hotel, tendría que seguir soportando la intromisión de Helen en nuestras vidas. Como me irritaba su presencia. No entendía cómo se atrevía siquiera a intentar hablarme después de lo que me había hecho Para colmo, creía que yo olvidaría todo tan fácilmente y que volveríamos a la normalidad. ¿Cómo olvidar su traición? ¿Cómo olvidar su burla?



    Mi hermana era la única persona que sabía de mi desencuentro con el amor que tuve hace dos años.

    En esa ocasión, después de enterarme que aquella persona inmunda había jugado conmigo, no pude engañar a Helen, a pesar de intentar aparentar normalidad lo mejor posible. Ella siempre había sido muy perceptiva de los estados de ánimo de cada uno, o por lo menos mucho más que mi hermano y mi papá. Al no poder fingir mas al frente a ella, no me quedó otra que contarle, lagrimas de por medio, todo lo que me había pasado con esa persona, todo lo que me había hecho sentir, del dolor que me provocó el saber que me había usado y mentido. Al principio sentí algo de vergüenza decirle a mi hermana que me había enamorado de un chico, pero a ella no le importó eso. Solo quería que me sintiera mejor mediante abrazos y palabras dulces.

    No sabía si era porque sentía tener un vínculo especial con ella por el hecho de ser tan parecidos físicamente, o porque era lo más parecido a una madre después de la muerte de mamá. El hecho es que me desahogué con ella. Era bueno sentir que alguien te comprendía y te apoyaba.

    Sin embargo, todo era muy bello para ser verdad. Tuve que haberlo sabido.

    Justo cuando estaba pensando que con la ayuda de Helen podría dejar atrás aquella experiencia, ella se fue a vivir lejos, a una gran ciudad para estudiar en la universidad. Le rogué que no me dejara, que se quedara un poco más conmigo, solo unos días más. Pero fue en vano.

    A mi papá tampoco le gustó la idea de que se fuera tan lejos y por tanto tiempo. Le ofreció pagarle a un profesor universitario lo que fuese necesario para que viniera al hotel todas las semanas a enseñarle lo que ella quería estudiar. El dinero no era un problema. Pero a pesar de mis pedidos y los de mi papá, ella decidió irse. A mi padre no le quedó otra que aceptar la voluntad de su hija mayor. A pesar que le dolía distanciarse de ella, pensó que dejarla ir del hotel y del pequeño pueblo que conocíamos hacia el mundo exterior era la decisión correcta.

    Que se fuera no fue lo que me hizo odiarla. Si, se iba justo cuando más la necesitaba, pero al fin y al cabo no podía frenarla a pesar de que me dolía que me dejara. Pedirle que se quedara hubiese sido egoísta de mi parte.

    Lo que provocó que no pueda ni mirarla a los ojos de nuevo, sucedió algunos días de su partida. Me enteré de algo que hubiese preferido no enterarme jamás. Un día que mi papá estaba demorado en recogerme después de la escuela, me fui al ciber-café del pueblo para pasar el rato. Husmeando por las redes sociales, sin nada que hacer, vi una foto que llamó mi atención. Tardé varios minutos en asimilar lo que la pantalla me mostraba. La foto estaba en el perfil de mi hermana. En la imagen estaba ella, sentada en lo que parecía el escenario de un teatro, sosteniendo una guitarra y sonriendo a la cámara. Alguien, sentado a la par, pasaba su brazo sobre los hombros de Helen, también sonriendo despreocupadamente. Ese alguien era él, la persona que me había hecho entender que no había que confiar en nadie, la que me lastimó tanto.

    No podía creer que después de haberle contado lo que ese chico me había hecho, de lo miserable que me hizo sentir, mi hermana estaba con él, sacándose fotos como si fuesen muy buenos amigos. Me sentí traicionado por mi propia hermana, de la que menos podía me lo esperaba en todo el mundo. Allí, sentado al frente de la computadora, la rabia se apoderó de mi. Él no me interesaba para nada, por mí que se muriera, no me importaba. El problema era ella. Me había traicionado. Inmediatamente bloqueé a Helen Zchwarzschkildr de mi lista de amigos y apagué la P.C, no necesitaba ver nada más. Ya había entendido que mi propia hermana era tan o más hipócrita que el resto de la gente.



    El auto lentamente se estacionó al frente del hotel. Mi papá esperándome en la entrada principal del edificio.

    -Gracias Leo- le dije al empleado como de costumbre, abriendo la puerta del auto para bajarme.

    -De nada Ray, y por favor disculpa la demora- me contestó apenado.

    -No hay problema- respondí sonriendo, sabía que no era su culpa.

    Acomodándome la mochila en la espalda, caminé hacia mi padre.

    - Hola papá ¿Qué haces aquí parado?- le pregunté mientras me estiraba, desperezándome al frente de él.

    -Te estaba esperando, entrégale el *guardapolvos y la mochila a Leo, necesito dar un pequeño paseo contigo- me dijo con una sonrisa- Leo, por favor lleva las cosas de Ray a su habitación.

    - ¿Un pequeño paseo?- pregunté le entregaba mi delantal blanco y mi mochila al empleado.

    -Sí, acompáñame hijo- me dijo mientras pasaba su brazo sobre mis hombros para empezar a caminar bordeando el hotel.

    Después de caminar algunos minutos, llegamos a la parte trasera del hotel y nos adentrarnos en el sendero del bosque.

    -Y… ¿Tienes pensado decirme hacia dónde vamos?- pregunté a mi padre al ver qué entrabamos al bosque.

    -Pues veras… seguramente estas enterado que por primera vez en la historia del hotel hemos traído a un equipo para que dé clases de primeros auxilios a los estudiantes- me contestó mirando al frente.

    -Sí, si sabia… ¿y?- le pregunté ya que eso no respondía que hacíamos caminando por el sendero del bosque.

    -Y… tenía pensado que sería una buena idea que asistas a una de esas clases para aprender sobre primeros auxilios- me respondió evitando mi mirada.

    -¡Pero papá… me dijiste que hoy podría tomarme el día libre!- le reproché levantando mi mirada para verlo al rostro- ¡no es justo!

    -Lo siento Ray, pero quiero que aproveches esta oportunidad para aprender de esas cosas, uno nunca sabe cuándo se puede necesitar esos conocimientos.

    -¿No puede ser otro día? Sinceramente no tengo ganas ahora - me quejé intentando persuadirlo de que volviéramos al hotel. Parecía un niño pequeño haciendo un berrinche, pero estaba bastante cansado y no tenía muchas ganas de asistir a esa clase.

    -Es que todavía no firmamos un contrato con este equipo de instructores, no estoy seguro si habrá otra ocasión. Vamos hijo, por favor. Oleg y Helen ya presenciaron una clase, solo faltas tú. Ustedes 3 son lo único que me queda y que me importa en la vida, quiero que estén preparados para cualquier eventualidad que se pueda presentar en el futuro.

    Ante esa respuesta no pude decir nada, solo resignarme a seguir caminando hacia donde mi padre quería que fuera. Sabía que si oponía resistencia, él simplemente me agarraría y me levantaría sobre su hombro cual bolsa de papa y me llevaría así adonde se estaba dictando la clase. Él era capaz, así que ni siquiera intenté resistirme.

    Cuando salimos del bosque y llegamos a la playa donde había un grupo con un instructor, logré observar que el chico parado con el adulto en el medio de la ronda era Taichi.

    -Si Matt está en este grupo, entonces no será tan malo- susurré para mi mismo mientras se me dibuja una sonrisa involuntaria en mi rostro.

    Punto de vista de Tai

    -Disculpe que lo interrumpa señor instructor…- se escuchó la potente voz del señor Z detrás de nosotros- …pero aquí le traigo otro pupilo para su grupo, se lo encargo- dijo dándole un pequeño empujón a Ray para que se uniera al grupo.

    -No hay problema señor, será un placer tener a su hijo aquí con nosotros- le contestó el instructor con una sonrisa y un tono que sonó bastante adulador.

    Una vez el señor Z se fue, su hijo se posicionó al lado de Matt. Aquello no me gustó.

    -¡Bueno chicos pongan mucha atención!- gritó el coordinador- la reanimación cardiopulmonar es un procedimiento de emergencia para salvar vidas que se utiliza cuando una persona ha dejado de respirar y el corazón ha cesado de palpitar, así que nunca esta demás saber cómo se hace. A ver, tírate al suelo boca arriba- me pidió dándome una palmada en los hombros.

    Yo le quedé mirando fijamente, no tenía muchas ganas de tirarme en el piso para ser manipulado por aquel sujeto.

    -Vamos que no tengo todo el día- dijo agarrándome de los hombros y haciendo fuerza para abajo, haciendo que me echara en el suelo. Una vez yo estaba en posición horizontal, empezó con la explicación- bien chicos, lo primero que tienen que hacer abrirle la boca al accidentado y acercar el oído al rostro mientras se mira el pecho para escuchar, sentir y ver si el sujeto respira- dijo mientras me abría la boca tomando mi mentón, me sentía raro haciendo de ejemplo viviente frente a todo el curso- si no respira se procede a hacer 2 insuflaciones tapando la nariz de la víctima y sellando herméticamente los labios de ambos y soplando con fuerza.

    - Espera ¿hacer qué?- no hubo ninguna respuesta, sus dedos taparon mi nariz y unió su boca con la mía. Recibí un gran soplido de su parte.

    -Una vez que se sopla, hay que soltar la nariz del accidentado y dejar que exhale- dijo una vez se separó mí, mirando a la multitud.

    Yo miraba al cielo con cara de asco.

    - Ya cuando exhaló, se hace de nuevo- dijo volviendo a acercarse a mi rostro. A pesar de intentar detenerlo con mis brazos, no pude evitar que volviera a repetir el procedimiento- el próximo paso es ver si tiene pulso ubicando sus dedos sobre la arteria carótida del cuello, si no sienten pulso se tiene que empezar con los masajes cardiacos- apoyó sus dos manos en mi pecho- Se tiene que poner las manos de forma entrelazada sobre el esternón de la víctima y empiezan a presionar de manera repetida 30 veces. Re-cu-er-den pre-sio-nar con a-yu-da de los hom-bros- decía de manera entrecortada mientras presionaba con fuerza sobre mi pecho sacándome todo el aire de los pulmones.

    -¿No tienen un maniquí o un muñeco para hacer esto?- pregunté adolorido una vez que ese tipo terminó de torturarme. Todos mis compañeros de curso se rieron de lo que dije. No entendí el porqué. No fue un chiste.

    -Teníamos… pero se nos rompió hace una semana- dijo el coordinador levantándose del suelo- eso vendría a ser lo más importante de esta técnica, si notan que la victima sigue sin reaccionar se tiene que volver a repetir el proceso
    ¡Bueno, armen parejas y quiero verlos practicar lo que acaban de ver!.

    Lo primero que hice cuando escuché la consigna fue mirar a Matt, todavía tirado en el suelo. Estaba a punto de levantarme y dirigirme hacia él, pero me detuve cuando vi a Ray tomándolo del brazo y pidiéndole hacer la actividad juntos. El rubio aceptó sin ningún problema. Mientras los observaba desde el suelo, una compañera se me acercó y me pidió hacer la practica con ella, ya que éramos los únicos que habíamos quedado sin acompañante.

    La chica se tiró en el suelo simulando ser una víctima para que yo hiciera la práctica sobre ella. Me arrodillé a su lado con la intención de empezar a hacer los pasos del ejercicio, pero no podía dejar de observar al castaño y al rubio que
    estaban a unos metros míos.

    "¿Por qué ese tipo tuvo que elegir a Matt para hacer esto? ¿No pudo elegir a otro?" Pregunté rabioso en mi mente. "De toda la gente presente, justo tuvo que elegir a Matt"

    -Quédate quieto, se supone que estas moribundo e inconsciente- le dijo Ray riendo al blondo, que estaba echado sobre el suelo- se supone que estoy salvándote la vida, un poco de seriedad por favor.

    -Entonces deja de hacerme cosquillas¬- contestó Matt cubriéndose el estomago y el pecho con sus brazos.

    Yo los miraba fijamente y sin disimulo. A pesar de eso, ninguno de los dos parecía darse cuenta

    -Tai ¿empiezas?- preguntó mi compañera llamando mi atención.

    -Ah sí, disculpa ehhm ¿Cuál era el primer paso?

    -Fijarte si la victima respira- me dijo sonriendo- jaja no puedo creer que no te acuerdes, el instructor hizo la demostración contigo- mencionó para después acostarse nuevamente boca arriba.

    Acerqué mi oído a su rostro, pero en vez de fijarme si su pecho subía y bajaba como el instructor indicó, veía fijamente a Matt y Ray.

    El moreno tomó delicadamente la barbilla del ojiazul y le abrió la boca, mientras con su otra mano le tapaba la nariz. Empecé a respirar agitadamente. Ray, lentamente, se acercó a los labios de Matt. Luego, unió su boca con la del rubio. Yo abrí mis ojos de par en par mientras me arrodillaba nuevamente, atónito. Mi compañera me miró de forma extraña sin entender que me sucedía, pero no me importó.

    Observé esa imagen boquiabierto. Todo lo que me rodeaba desapareció de repente. El bosque se había convertido en un vacio, donde únicamente estábamos ellos dos y yo. Mi compañera me llamó por mi nombre, pero me pareció una voz muy distante que no logró sacarme de mi trance.

    "Un momento… Ray lleva demasiado tiempo con su boca unida a la de Matt ¿será que se estan…?" No me animé a completar la frase en mi cabeza.

    Sentí como si en mi interior hubiese empezado un incendio que cada vez tomaba y encendía más y más de mi ser. No me di cuenta, pero había cerrado mis puños con tanta fuerza que dolían.

    En una ráfaga de lucidez, me dije que no debía pensar cosas de forma precipitada. Pero mientras más observaba esa escena, más me enojaba.

    -Aléjate de él...- susurré para adentro, en una especie de advertencia.

    "¿Lo está besando? ¡Lo está besando!" Bramé mentalmente a la vez que sentía que me faltaba el aire. No era mi imaginación, Estaba seguro "¡Lo está besando!"

    Sin siquiera medirlo ni pensarlo, salí disparado hacia esos dos. Como un toro enfurecido, salté sobre Ray, separándolo bruscamente del rubio que yacía en el suelo. Tomé al castaño de su remera a la vez que él hacía lo mismo con la mía. Rodamos por el suelo de la playa, haciendo que todos los chicos que estaban a nuestro alrededor se levantaran y se movieran rápidamente para no ser golpeados. Forcejeé con el de ojos claros hasta que finalmente nos detuvimos y dejamos de rodar, quedando yo encima de él.

    -¡Basta! ¡Basta! Sepárense ahora mismo- se acercó el instructor aplaudiendo como para llamarnos la atención de alguna forma - ¿Me pueden explicar que está pasando aquí? ¿Por qué se pelean?

    -Yo le explico…-contestó Ray, mirándome fijamente con una sonrisa-… lo que pasa es que Taichi está celoso, celoso de no poder besar los labios de Matt como él desea – yo lo miré atónito, sin poder reaccionar, mientras- Tiene miedo de decirle a su amigo lo que siente pero no soporta que alguien más se le acerque, es por eso que está haciendo esto.

    Un escalofrió subió por mi espalda. Quedé totalmente paralizado, observando como Ray me sonreía de manera triunfal desde el suelo. Sentí que ese momento no era real. Lentamente moví mi mirada de los ojos turquesa de Ray y vi a mi alrededor. Todo estaba en un completo silencio. Mis compañeros observaban la escena sorprendidos, como confundidos si entre dudar o darle crédito a las palabras del muchacho de 15 años. Sentí todas sus y cada una de sus miradas sobre mí. Por último, me topé con los ojos azules de Matt, que me observa todavía en el suelo. Su rostro demostraba asombro pero al mismo tiempo preocupación. Como si no pudiera creer lo que escuchó.

    Esa mirada, no podía soportar esa mirada. Observé el rostro de Ray con furia, él seguía sonriendo complacido.

    -¡Cállate! ¡Eres un…- en ese momento le di un fuerte puñetazo en la parte izquierda de su rostro.

    A pesar de haber sido un golpe muy fuerte, el moreno continuaba sonriendo, como si no hubiera pasado nada. Eso solo me enfureció más. Cegado por el odio, comience a golpearlo en el rostro con ambos puños de forma alternada.
    Odiaba todo de él, esa nariz respingada, esa sonrisa amplia y brillante, esos malditos ojos de color tan llamativo. Odiaba absolutamente todo de él. A pesar de mis golpes, Ray no dejaba de sonreír. Tampoco hacía ni siquiera un intento de protegerse, solo me dejaba actuar como si disfrutase el verme así de alterado.

    -¡Basta! ¡Basta! Deténgansen- escuché que gritó desde un costado el instructor, pero no podía parar.

    -¡Tai para!- escuché la voz de Matt detrás mío, a la vez que sentí unos brazos tomarme por detrás y jalarme con fuerza para alejarme del moreno.

    Se necesitaron la fuerza de Matt y otros dos compañeros para poder sacarme de arriba de Ray. Una vez que me separaron de él, me quedé mirando el suelo, respirando muy fuerte. Todavía estaba enojado, mis puños cerrados con
    fuerza eran la prueba, pero sobre todo estaba avergonzado. Miraba el piso para no verle el rostro a nadie, simplemente no podía. Matt estaba a mi lado y con su mano en mi hombro. A él era a quien menos me animaba a verle la cara.
    No pude evitar reaccionar como reaccioné, y me arrepentía.

    -Dios mío, el primer día y ya tuve una pelea en mi grupo… todavía mi equipo no firmó el contrato con el hotel… el dueño del hotel se enojará mucho y no nos dará el trabajo... en serio necesitamos el trabajo… los demás instructores me mataran- se lamentó el sujeto de los bigotes ridículos mientras se tapaba el rostro con sus manos, casi llorando. Parecía estar más preocupado en cómo salir airoso de aquella situación que averiguar si Ray estaba bien, o por lo menos darme algún castigo por lo que había hecho- ¿Qué voy a hacer ahora?

    -Tranquilícese señor- le contestó Ray sacudiéndose la tierra de su ropa y acercándose al instructor- usted no necesita que mi padre se entere, yo no necesito eso tampoco, estoy seguro que si nadie de los que estamos aquí habla directamente con mi papá, él jamás se enterará – se detuvo y tiró un escupitajo con sangre hacia un costado- ¿Quedamos de esa forma? ¿Aquí no pasó nada?- le preguntó sonriendo al adulto.

    Punto de vista de T.K

    Atardecía en el valle, el cielo se había tornado de ese atípico color naranja que jamás veíamos en la ciudad. Miré la puesta del sol con detenimiento desde el balcón de madera de la sala de entretenimiento. Era la última vez que podría ver el sol ocultarse atrás de las montañas, al día siguiente nos iríamos de allí.

    Había pensado mucho acerca de los enredos amorosos en los que me había introducido últimamente. Todo había pasado tan rápido. Aceptar a salir con Mara, luego la confesión de Ken. En tan poco días se me había juntado ambas situaciones

    La indecisión me había dominado por mucho tiempo, pero ya había comprendido que era lo que quería en realidad. Y lo que quería en realidad era no hacer sufrir a nadie. La pelea de Davis con el idiota de la otra escuela me había
    hecho entender que lo que más odiaba era que algún ser querido sufriese, muchísimo más si era por mi causa.

    Me di cuenta que no estaba siendo sincero con Ken ni con la rubia. No sentía lo mismo que ellos sentían por mí. Nunca había sido mi intención jugar con nadie ni nada parecido, solo que mis inexperiencias y dudas me llevaron por diferentes caminos. No me creía preparado todavía para una relación, ya se lo había hecho saber a Ken…

    Flashback

    -¿Qué es lo que querías decirme Ken? ¿No pudiste esperar hasta que Davis terminara de cantar? – le pregunté al pelinegro un poco enojado.

    Él me sostenía de la cintura con ambas manos, al frente de una habitación que desconocía a quien pertenecía. Nunca había estado en aquella parte del hotel antes.

    Me sentía algo avergonzado estar así con Ken al alcance de la vista de todos en un pasillo, a pesar de que estuviera deshabitado.

    -Perdona por eso, es que un amigo mío me prestó la llave de esta habitación y solo estará vacía por una hora más a lo sumo, así que la quería aprovechar- me contestó mientras sacaba de su bolsillo unas llaves y abrió la puerta del cuarto.

    -¿Por qué te emociona tanto tener un cuarto vacio durante una hora?- pregunté ingresando al cuarto con él.

    No era un cuarto muy grande, es más… era una copia del nuestro, igual de pequeño, también con solo una litera y una cama individual. La única diferencia era que aquel dormitorio si tenía una ventana que daba al exterior, por donde se podía ver el magnífico paisaje de afuera.

    -Es que los masajistas que atienden en el centro de relajación me enseñaron un nuevo tipo de masaje- comentó animado mientras cerraba la puerta con llave- y quería practicarlo con alguien de confianza.

    -¿Eso era? podrías practicar con alguien más directamente allí en el centro del bosque- le contesté algo alterado. En realidad quería haber visto la actuación de Davis.

    -No porque ya cerraron por hoy y no volverán a abrir hasta mañana a la tarde, y mañana a la tarde ya estaremos en la carretera camino a casa- me dijo haciendo una cara de cachorro – y no quiero esperar hasta llegar a la ciudad porque se me olvidará todo lo que me enseñaron… por favor T.K.

    -¿Acaso soy un conejillo de indias para que practiques tus técnicas en mi?- dije mirando por la ventana al exterior.

    - El conejillo más lindo del mundo- me dijo sonriendo acercándose, mirándome a los ojos. Me incomodé al oír eso, jamás me acostumbraría a que me dijesen cosas así.

    -Bueno, está bien- dije resignado.

    -Perfecto, muchas gracias- me dijo con una mueca alegre- ahora quítate la remera y acuéstate en la cama individual.

    Eso me hizo un poco de ruido. No estaba acostumbrado a ese tipo de cosas todavía, me daba un poco de pudor aceptar hacerle caso. Sabiendo que ya había aceptado y que no podía retractarme, me quité mi camiseta.

    -Ehh ¿boca arriba o boca abajo?- pregunté antes de acostarme en la cama, recordando que aquella primera vez que había recibido el masaje hice todo al revés.

    - Boca abajo, por favor.

    Me acosté como él me pidió y cerré los ojos. Ken se arrodilló en la cama sobre mí, abriendo sus piernas para que yo estuviera entre ellas y empezó a masajearme la espalda con sus manos. Admití mentalmente que se sentía bien, tan bien como la primera vez que había recibido el masaje de su parte. Lentamente me relajé y a caí en un estado de paz y quietud total. Sus dedos mágicos descontracturaban los músculos de mi espalda con suavidad y lentitud. De repente, sentí un beso fugas en mi espalda que me hizo abrir los ojos de inmediato.

    -¿Ken?... ¿Qué haces?- pregunté sin cambiar de posición al sentir eso que no me lo esperaba.

    -shh es parte del masaje.

    Sentí otra vez sus labios en mi espalda, pero esta vez más arriba. Luego, otro en mi cuello, a la vez que el pelinegro apoyaba su cuerpo sobre mí.

    -Ken, espera…- dije dándome media vuelta, encontrándome de frente con su rostro.

    -T.K, quisiera llegar a otro nivel contigo, algo más que unos simples besos- me dijo sonriendo para después empezar a besar mi pecho.

    -Mira Ken, sinceramente no quiero… - dije intentando separarme de él, pero al parecer no me escuchó y siguió con lo suyo- ¿Ken no me oíste?- pregunté intentando sacármelo de arriba, pero él hizo caso omiso y empezó a besar mi cuello.

    De repente, una de sus manos se deslizó rápidamente por dentro mi pantalón, manoseando mi zona baja.

    - ¡Ken detente!- elevé la voz y de forma brusca lo separé de mí con toda la fuerza de mis brazos.

    -T.K… discúlpame…- su cara era como de sorpresa, como si no pudiera creer que era él el que estaba haciendo eso- …no sé que me pasó, me dejé llevar…perdón- dijo mientras se sentaba en la cama, evitando mi mirada.

    -Ken… te lo iba a decir a la noche, pero creo que sería mejor decírtelo ahora- dije mientras me volvía a poner la camiseta- es sobre lo que nos pasa.

    Al escuchar eso, el peli-azabache volvió su mirada hacia mí. Sus ojos azules me veían como si ya supiese que era algo malo lo que se avecinaba.

    -¿Es por lo que acabo de hacer?- me preguntó con una voz apenas audible, como si tuviera mucha vergüenza de dirigirme la palabra.

    -No, no es por eso- le contesté acercándome y sentándome a la par suya- es solo que sinceramente siento que no estoy listo para una relación amorosa todavía. Creo que no estoy preparado para entender estas cuestiones del amor aun- Ken me observaba fijamente a los ojos con un aire de tristeza en los suyos- eres mi amigo y te quiero ver feliz, pero yo no puedo amarte como tú te mereces. Pensé que sería mejor ser sincero contigo ahora antes de seguir aparentando algo que no siento y que en el futuro te hiciera más daño todavía. Lamento mucho hacerte esto, pero necesitaba sincerarme contigo y conmigo mismo también.

    Nos quedamos mirándonos en silencio durante algunos segundos, pero después el pelinegro desvió su mirada lentamente hacia el suelo.

    -Ken dime algo por favor- le pedí al ver que no me contestaba- necesito saber qué piensas por favor, no te quedes callado. Insúltame si quieres pero no me dejes en silencio. A mí también me duele hacerte esto, créeme.

    -¿Estás seguro de lo que sientes?- preguntó sin levantar la mirada del suelo.

    -Sí, estoy seguro. Después se lo diré también a Mará - fue mi respuesta, después nos quedamos en silencio otro tiempo más.

    -Admito que no es algo que me alegra escuchar, lo que siento por ti es verdadero y me duele saber que no podré estar contigo, pero si es eso lo que sientes no puedo obligarte a amarme- su tono de voz triste me partió el alma, aquello era más difícil de lo que había pensado.

    Detestaba ver a un amigo triste, y sobre todo si era por mi culpa

    -Sin embargo… aprecio mucho tú sinceridad...- Ken me miró a la cara con una sonrisa, a pesar de estar triste- ya que en el fondo siempre nos hace bien que nos digan la verdad.

    -¿Estarás bien?- le pregunté apoyando mi mano en su hombro.

    -Sí, estaré bien, tardaré un poco recomponerme del todo pero estaré bien… y T.K, aunque digas que no sabes que es el amor todavía, estoy seguro que no es así y ya te darás cuenta del porque muy pronto- eso ultimo que dijo me desorientó.

    -¿A qué te refieres?- le pregunté curioso mirando sus ojos azules.

    -Nada, no tiene importancia, no me hagas caso- dijo secándose una lagrima que recorría su mejilla.

    Después, Ken me abrazó repentinamente de manera cálida. Yo no lo dudé un segundo y correspondí el abrazo de mi amigo con fuerza. Nos quedamos así durante un tiempo, para después salir de esa habitación que no nos pertenecía y regresar con los chicos.

    Fin de flashback

    Con Mara fue un poco más fácil decirle las cosas pero igual fue un momento difícil. La rubia no lo tomó de la misma forma madura y comprensible que Ken, pero la comprendía. Solo esperaba estar haciendo lo correcto.





    *Guardapolvo: El delantal blanco que usan lo alumos de las escuelas publicas como uniforme.


    Bueno hasta ahi nomas el cap 18. A que nadie se esperaba que el que le tocó el hombro a Davis fuese Kevin jeje. Que nadie le haya acertado o me lo hubiese dicho me hace pensar que la historia no es tan predecible. O capaz que me voy por un camino que nadie quiere jaja. Alguna de esas dos debe ser. Bueno hasta la proxima! Gracias por leer :D

    Edited by exerodri - 20/11/2016, 15:46
     
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    PUAAAR!! -con una bolsa de tomates en la mano- mira, fue un capítulo quizá clave, pero me revolvió mucho, es decir, a veces brincabas las ideas y me hacías girar, ese es un motivo por el cual la bolsa de tomate, pero las escenas en la que T.K (el flashback) donde le dice que a Ken que no se siente listo para una relación me gustó, por que es una reacción bastante lógica por parte del rubio, también la escena en la que ray fusila los sentimientos de Tai en publico me gustó, pues hace ver a Ray como una vibora ponsoñoza, me agrada, es bastante complejo y divertido, por eso mejor haré pure de tomate -saca una licuadora y mete los tomates- :3
     
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    En este mundo te encuentras con muchas personas, y a veces de varias personas te tienes que despedir.... Por eso disfruta cada momento que puedas con cada una de esas personas,,,, porque nada dura para siempre......
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    JOJOJOOOOO !!!! ese Ray es un maldadoso tremendo jajajajaja ,,, este capítulo también tiene un 10 bien merecido por parte mía jajaja ,, espero el próximo.. =D
     
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    Buenas!!! Aprovecho este frió, muy frió feriado que hay en mi nación para traer el decimonoveno capitulo. Muchas gracias a todos por sus comentarios! en serio! Bueno no los distraigo mas espero que les guste. Saludos!

    *Kouichi_RedSun: Te hacia girar jaja si admito que quizas la primera parte donde Tai se despierta tendría que ir en el capitulo anterior pero bueno se me ocurrió ahora ja y no me gusta modificar los caps que ya publiqué asi que perdón por eso. Jaja Ray es otra vibora? la historia esta llena de viboras D: , me alegra que te gusto el capitulo a pesar de todo! Gracias por el comentario!

    *Sasarai-san: Otro 10!! :=duouou: :=yeahyie: jaja muchas gracias, van para mi libreta! jajaja gracias por leer! chauu



    Capitulo 19: Última noche



    Punto de vista de Tai

    -Oye Matt…

    -¡No me toques!- exclamó el rubio, moviéndose rápidamente, evitando que mi mano tocara su hombro.

    Eso me dejó completamente inmóvil, podía ver desagrado en su mirada azul al observarme.

    -Pero Matt, dejam…-

    -Dime Tai... ¿Es verdad lo que dijo Ray?- me preguntó con enfado, como exigiendo una respuesta.

    Moví mis labios pero no fui capaz de producir sonido alguno, no podía responder esa simple pero a la vez tajante pregunta, simplemente no podía…

    -¡Contéstame!- gritó penetrándome con sus ojos.

    -Mira…yo… hace algún tiempo que estoy…- articulaba las palabras como podía, observando el suelo.

    -No lo puedo creer…- el blondo me observó con asco mientras movía su cabeza de lado a lado, como si no creyese lo que estaba pasando…

    Mi pecho se cerró. Sin saber qué hacer, di un paso hacía él.

    - ¡Aléjate de mí!- gritó dando un paso hacia atrás - aléjate de mí y de mi hermano, no te quiero ver nunca más- dijo dándose media vuelta y empezando a correr lejos de mi.

    Yo solo le seguí con la mirada, mientras sentía como los ojos rápidamente se me humedecían. ¿Así terminaba nuestra amistad? ¿De esa forma? La opresión en mi pecho aumentó, dificultándome respirar con normalidad. No tenía las fuerzas para correr tras él ¿Con que sentido? Él me odiaba. Lo había estropeado todo.

    Que iluso había sido al pensar que Matt sentiría lo mismo que yo sentía por él ¡Eso era creer en lo imposible! La única persona por la que había sentido amor alguna vez en mi vida me detestaba y no me quería ni ver. Mi peor miedo se había hecho realidad, lo perdí para siempre. Nunca pensé que aquello pudiera doler tanto.

    -¿Qué hice mal? ¿Por qué tengo que sufrir este castigo?- Preguntaba viendo el cielo.

    -Tai…- la voz de Davis me llamó.

    Observé a Davis caminando hacia mí muy lentamente, con una serenidad impropia de él. Al estar al frente mío, un puñetazo de él en el estomago me sacó todo el aire de mis pulmones. Me arrodillé, rodeando con mis brazos donde me
    había golpeado.

    -¿Cómo pudiste Tai?...- levanté la mirada mientras luchaba contra el dolor de ese fuerte y sorpresivo golpe-… yo te admiraba, todos los chicos del equipo de futbol lo hacíamos…¿y ahora esto? Que decepción. Olvídate de seguir siendo el capitán del equipo, ese cargo lo tiene que ocupar alguien que si lo merezca, no como tú. Es más, olvídate de pertenecer al equipo siquiera. Estoy seguro que todos votaran unánimemente que no quieren alguien invertido en el equipo-
    me dijo con la misma cara de asco de Matt, mientras yo lo observaba desde abajo sin las fuerzas físicas o anímicas como para contestarle algo.

    Después de decir eso, el moreno se da media vuelta y se alejó por donde vino.

    Con esfuerzo me levanté del suelo, con mis manos aun sobre mi estomago. Aquello no podía empeorar más, todo se derrumbaba lentamente a mi alrededor. Mientras las palabras de Matt y Davis seguían haciendo eco en mi cabeza, vi a T.K, Izzy, Joe y Mimí reunidos a unos metros de mí. Mimí les contaba algo a los tres al mismo tiempo y de vez en cuando me dirigía una que otra mirada de reojo, para después reírse quisquillosamente. Cuando al parecer terminó, los tres muchachos me dirigieron miradas de desagrado y repulsión. Joe aparte de mirarme con desapruebo, movió su cabeza de un lado al otro, como si lamentase lo que acababa de escuchar.

    -Chicos…-dije con la intención de caminar hacia ellos, pero pude.

    Algo me sujetaba del pie. Vi a mi pie sumergido en una clase de sustancia viscosa, una especie arena movediza o algo así. Me sorprendí ¡¿en qué momento el suelo firme del bosque se había transformado en eso?! Luché para zafar de
    aquello, pero solo logré hundirme más y de manera muy rápida. Me había sumergido en aquella extraña sustancia hasta la cintura y un poco más en tan solo unos segundos.

    -¡Chicos por favor ayúdenme! ¡No puedo salir!- grité a mis cuatro amigos, que me observaban como sí nada raro pasara.

    Después de observarme por unos segundos más, uno por uno fue dándose la vuelta para luego marcharse, dándome la espalda. La última fue Mimí, que antes de irse me sacó una fotografía con su cámara. Dejé de luchar. No podía creer lo que acababa de presenciar. Me había quedado completamente solo.

    La desesperación me invadió, supe que no había forma de que pudiera salir de allí solo. Luché moviendo mi cuerpo de un lado al otro tratando de liberarme, pero solo empeoraba la situación. Mis brazos quedaron atrapados bajo la superficie de esa cosa en la que cada vez me hundía más y más. Aunque gritaba por ayuda, no había señales de que alguien pudiera oírme, mucho menos acercarse a ayudarme.

    De repente, vi una pareja que me observaba de no muy lejos. Aunque mis ojos estaban bastante mojados y rojos, pude ver que era Matt y Sora, quienes me observan indiferentes, tomados de las manos.

    -Nunca me imaginé que Tai pudiera caer tan bajo, estoy sorprendida- dijo la peli naranja con lastima mientras se apoyaba su mano en el pecho.

    -Sí, yo tampoco, pero ya ves, jamás uno termina de conocer a las personas, ni si quiera a la que considerabas como mejor amigo- le contestó el rubio.

    Ambos se dieron media vuelta y se alejaron, dejándome nuevamente solo. Ya no podía soportar más tanto rechazo y tanto odio de las personas que más quería. Me pregunté si en serio merecía todo eso.

    De repente, alguien se paró en frente mío, justo en el borde de las arenas movedizas que me aprisionaban. Al levantar la mirada, que se trataba de Ray, quien me observaba sonriendo.

    -Me da mucha pena que pase esto, Tai- me dijo el castaño poniéndose de canclillas, sin dejar de sonreír- Venir aquí fue tu mayor error, hasta luego.

    Se reincorporó nuevamente y apoyó su pie derecho sobre mi cabeza, la única parte de mi cuerpo que no había sido tragada por la sustancia.

    -¡No! ¡Espera!- grité con desesperación.

    El moreno lentamente me hundía con su pie

    - ¡Davis! ¡T.K! ¡Matt! ¡Maaatt! ¡Maaaaaat…


    -----------------------------------*------------------------------------




    -¡AAAAAHHHHH!

    Desperté gritando, sentándome en la cama matrimonial de mi habitación. Con la respiración agitada a más no poder, miré a mi alrededor con los ojos bien abiertos.

    - Todo fue un sueño- dije para mi mismo acostándome pesadamente otra vez y pasando mis manos por mi rostro para tranquilizarme.

    Aquella pesadilla se había sentido tan real que todavía temblaba. Apoyé mi mano sobre mi pecho, mi corazón latía de manera incontrolable.

    Después de unos minutos tratando de que mi respiración se normalizara, me levanté de la cama y caminé al ventanal de la habitación. Observé el exterior, ya estaba completamente oscuro.

    "¿Cuánto tiempo dormí?" pregunté en mi cabeza, cuando me acosté todavía había algo de luz solar.

    Me apoyé sobre la baranda de madera que poseía la ventana, observando el lago y los bosques iluminados por una luna amarilla, pensando en lo que acababa de soñar

    ¿Qué haría si sucediese lo que pasó en el sueño? ¿Y si todos me daban la espalda y se alejaban de mí? ¿Estaba dispuesto a perderlo todo por dejarme llevar por estos sentimientos que tenía? No sabía las respuestas a esas preguntas, tampoco sabía si quería saberlas.

    -¿Por qué - tiene que -ser tan - difícil - esto?- pregunté al aire mientras golpeaba mi frente contra el barandal de madera.

    Me detuve cuando algo llamó mi atención. Una pequeña luz amarilla y destellante había salido del bosque que rodeaba al hotel y se acercó errante hacia mí.

    La miré atentamente. Todavía era muy temprano y el resto de las luciérnagas aun no habían empezado con su baile nocturno en los arboles del bosque como todas las noches. Al llegar a la ventana, la luciérnaga bailó con su luz al frente de mi cara. Me parecía molesto, no estaba de humor para estar soportando eso. Sacudí mi mano al frente de mi rostro con la intención de alejar a ese bicho.

    “Primero un ciervo, ahora una luciérnaga ¿Qué mas vendrá a molestarme después? ¿Un oso? ¿Un dinosaurio?” Pensé irritado al ver que el bicho no se iba.

    El muy desgraciado, para colmo, se asentó unos segundos sobre mi nariz, enfadándome más aun.

    Después de intentar ahuyentarlo nuevamente sin éxito, el insecto dejó de revolotear alrededor y se apoyó en mi brazo izquierdo, sin dejar de presumir su luz. “Ahora te tengo” pensé maliciosamente mientras enrollaba mi dedo medio con el pulgar de mi mano derecha. Iba a darle tal golpe a la luciérnaga que volvería al bosque nuevamente de un solo envión. Cuando estaba a punto de liberar la tensión de mi dedo para así hacer volar al bicho como una estrella fugaz, me le quedé observando con algo de pena. La luciérnaga estaba allí, sin hacer anda, con esa estúpida luz en su trasero, sin sospechar del golpe que estaba a punto de recibir. Luego de unos segundos, di un largo suspiro. Me obligué a mi mismo a sonreír y alejé mi mano derecha del insecto.

    Las ganas de hacerle daño a ese pobre animal se habían desvanecido. Era como si la luciérnaga, de algún modo, me hubiese trasmitido su tranquilidad y despreocupación. Con ayuda de una respiración más calma y profunda, empecé a relajarme, observando al insecto que caminaba por mi brazo hasta llegar a mi mano.

    -No, no tiene porque ser difícil, con ese pensamiento no llegaré a ningún lado ¿no?- pregunté sonriendo a la luciérnaga.

    Debía parecer un loco hablando con un bicho, pero a esas alturas ya no me importaba.

    El insecto empezó a volar y dar vueltas en el aire al frente de mi rostro como hacia un momento, pero esta vez no me disgustaba. Es más, apoyé mis manos y luego mi cabeza sobre el barandal de la ventana, observando sonriente a ese estúpido e insignificante ser que sin querer queriendo me había devuelto algo de tranquilidad.

    Más calmo, me dije que no podía dejar que una tonta pesadilla me desanimara, una pesadilla que había surgido de mis propios miedos e inseguridades.

    Si, podía ser complicado por obvias razones, pero no debía pensar de esa manera tan negativa. No sería fácil decirle a Matt mis sentimientos. También era verdad que todo podía salir mal ¿Quién me garantizaba que no? Nadie. Pero igual debía intentarlo siquiera, dejar las cosas pendientes no era mi estilo. Es más, ya había decidido que se lo diría antes de irnos de allí, antes de volver a la ciudad. Ese lugar despertó este sentimiento, y este lugar sería testigo de lo que pasara. No podía permitirme pasar más tiempo dudando, otra pesadilla así me mataría de un paro cardiaco. Todavía no sabía cómo encararle el tema al rubio, que decir, como decirlo, pero no importaba. Tenía hasta el día siguiente como máximo para poder pensarlo y animarme.

    De repente, escuché que la puerta del baño de la habitación se abrió. Giré mi cabeza rápidamente y vi a Matt vestido con una camiseta mangas largas de color negra y un jean azul, tan fiel a su estilo, secándose el pelo con una toalla.

    -Matt… ¿te estabas bañando?- le pregunté al blondo, que en ese momento lucía el mismo color de pelo que el mío por tenerlo mojado. Desvié hacia afuera nuevamente para darme con la sorpresa que la luciérnaga había desaparecido y no se la veía por ningún lado.

    -Sí, así es- me dijo acercándose con todo el cabello desordenado, colocándose la toalla alrededor del cuello - ¿Dormiste bien?

    -Sí, sí, muy bien- contesté rápido mirando fijamente la luna, como intentando disimular que mentía- ¿Cuánto tiempo dormí?

    -No mucho, poco menos de 1 hora- fue la respuesta del rubio, que se apoyó del barandal de la ventana, contemplando el paisaje nocturno a la par mía.

    -ya veo…- no tenía nada más que decir, no se me ocurría ningún hilo de conversación que no fuese sobre lo ocurrido esa tarde. Era más fácil quedarse callado.

    Desde donde estábamos pudimos ver como lentamente las luciérnagas empezaban a adornar con sus luces los arboles de los bosques que rodeaban el hotel y el lago.

    -Así que… la última noche aquí- dijo Matt evidentemente para mover el ambiente tenso que se había formado por nuestro silencio.

    -Sep, impresionante como pasó de rápido el tiempo- fue lo único que pude contestar, nuevamente me había quedado sin palabras.

    Otro silencio incomodo se apoderó de la habitación. Me sentía inhibido para entablar una conversación normal con el rubio, que era la persona con la que se me era más fácil empezar una conversación sobre cualquier cosa en el mundo.
    Él era con quien los silencios nunca son incómodos, a excepción de esta ocasión.

    Presentí que el rubio esperaba una explicación de lo que había pasado en las orillas del lago

    "¿Por qué no me pregunta o dice nada al respecto?" pregunté mentalmente viendo el bosque.

    El suspenso me mataba. Si conversaba de cualquier otra cosa, era muy obvio que estaba esquivando el tema ¿Era aquel el momento de desnudar mi corazón al frente suyo? ¿De averiguar de una vez por todas que sucedería cuando
    Matt supiera que lo quería como algo más que un amigo? Es decir, parecería el momento perfecto… estábamos solos… en un ambiente privado, sin nada sobre que hablar que sea ajeno a los hechos que pasaron ese día.

    Sin embargo la maldita duda me acorralaba otra vez, ya se estaba volviendo costumbre. Una parte de mi quería hacerlo, pero la otra me nublaba la mente y me anudaba la lengua.

    Le miré de reojo. Mi respiración se ir regularizó nuevamente y mis manos se humedecieron. Todo mi cuerpo se ponía en mi contra al parecer.

    “Anda Tai, te hacías el valiente y el decidido estando solo. Ahora lo tienes al lado y mejor momento que este no habrá. A ver si eres tan gallito al momento de la verdad. Díselo” Me dije internamente para tratar de tomar coraje. "Si no es ahora entonces ¿Cuándo? Tengo que jugármela, no importa que pueda suceder"

    Giré mi cabeza hacia mi izquierda. Al mismo tiempo, Matt fijó sus ojos azules en mi. Mis labios estaban en posición para mencionar la “M” de Matt, cuando la puerta de la habitación se abrió repentinamente.

    -¡Matt! ¡Tai! Vengo a decirle que…- Davis no pudo terminar de hablar ya que Matt desvió su mirada de mí y estalló de rabia en contra de él.

    -...¡¿Por qué entras sin tocar?! ¿Y si no estamos presentables o algo así? A ver si aprendes modales algún día- le gritó Matt con furia.

    Mientras el rubio le gritaba al moreno, dejé caer mi cuerpo sobre la baranda de madera totalmente aliviado.

    -Gracias al cielo- musité entre labios.

    Reconocí que a pesar de querer decirle la verdad a Matt, me alegraba mucho la intromisión de Davis. Quizás era el destino, tendría que esperar otro momento.

    -¿Eh? ¿Y a ti que bicho te picó? ¿Te volviste Mimí acaso? – le preguntó el castaño menor con una cara de no entender el enojo del blondo- durante todo el viaje entramos y salimos sin permiso de tu habitación ¿Y te vienes a enojar la última noche? Tengo la gentileza avisarles de una noticia, y me tratas así... que malagradecido, siempre lo mismo…

    -Ya, ya Davis…-traté de calmar los ánimos de ambos-... ¿Qué es lo que viniste a decirnos?

    -Debemos ir a la entrada principal del hotel, llegaron unos camiones con la ropa para asistir a la cena de esta noche. Vamos.

    Punto de vista de Matt

    Flashback

    Después de la pelea de Tai y Ray, no me despegué de mi mejor amigo. Cuando el curso volvía al hotel por el camino del bosque después de que la clase de primeros auxilios terminase de manera forzada por la pelea de los dos castaños, yo caminé a la par de Tai en silencio. Conocía a mi amigo lo suficiente como para darme cuenta de cuando quería hablar y cuando no. El moreno caminaba en silencio, con la respiración pesada, con la mirada en el piso. Yo solo caminé a su lado, él sabía que no lo dejaría a pesar de estar con ese humor gruñón. Tai no tenía intensiones ni ganas de hablar de lo que acababa de pasar, y yo respeté eso.

    Cuando llegamos al edificio fuimos directamente a la habitación. Al ingresar me di cuenta que el cuarto estaba hecho un desastre desde esa mañana, con ropa mía y de Tai dispersa por todo el piso.

    -¿Quieres acostarte un rato? Yo ordenaré la habitación- le dije a Tai mientras empezaba a levantar mis prendas y las de él del suelo.

    -No necesito dormir a esta hora, no soy un niño pequeño- me contestó con un tono molesto. Pero a pesar de lo que dijo, se echó en la cama matrimonial y mientras se pasaba las manos por el rostro como para relajarse.

    Yo solo continué levantando la ropa del suelo, no era muy fan de la limpieza, pero el cuarto ya estaba demasiado desastroso.


    -----------------------------------------*-------------------------------------




    -Bueno, no es la gran cosa, pero así la habitación ya no da tanto asco- comenté una vez que había levantado y guardado todas las prendas del suelo.

    Al ver al castaño sobre la cama, sonreí. Se había quedado dormido.

    “Así es mejor” pensé.

    De esa manera podría relajarse y poder recomponerse de ese enojo que reflejaba. Después de acomodar unas cuantas cosas en mi maleta como para tener algo ordenado para cuando partiéramos al día siguiente, aproveché que el castaño dormía para tomar una ducha.

    Entré a al baño y abrí la ducha, el agua no tardó en calentarse. Me desvestí y regulé la temperatura del agua para luego pararme debajo del chorro. El agua salía exquisita y a una presión constante. Envidié aquel sistema de cañerías, en esa época del año en mi casa siempre solía fallar la presión, corriendo el riesgo de dejarte a medio bañar en cualquier momento. Mientras el agua caliente recorría todo mi cuerpo, mi cabeza empezó a trabajar de sobremanera.

    "A ver…yo soy novio de Sora. La amo, que no tengo ojos para otra persona que no sea ella. Es la persona más importante para mí. Mi corazón es de ella y de nadie más" Dije mentalmente abajo de la ducha.

    Sin embargo, mientras veía fijamente como el agua enjabonada se iba por el resumidero, una pregunta vino a mi mente de forma inesperada:

    "¿En serio siento todo eso?"

    Cambié la pregunta:

    "¿Alguna vez sentí todo eso por ella?"

    Me quedé inmóvil por no sé cuánto tiempo, viendo un punto fijo en los azulejos del baño. Aquello que me había auto preguntado me hizo ver todo de otra forma. Como si una pantalla o una cortina que había estado al frente mío durante mucho tiempo se hubiese evaporado de repente, dejándome ver con claridad. Allí, mojado y desnudo en la regadera, me di cuenta de realidad. Jamás había querido a Sora como algo más que una amiga. Me estaba dando cuenta que intenté camuflar esa amistad como una relación amorosa inútilmente.

    Cerré los ojos. No estaba triste por lo que me acababa de auto revelar.

    "¿Qué es lo que quiero?" me pregunté a mi mismo.

    Nada vino a mi mente por varios segundos, ni un solo pensamiento.

    "¿Qué es lo que quiero?" Me volví a preguntar con más ímpetu, como si de esa manera mi mente me diría la verdad.

    Nada. Estaba a punto de rendirme, de abrir los ojos y salir de la regadera, cuando de pronto una imagen se materializó en mi cabeza. Me sorprendí. Abrí los ojos. Era Tai.

    Todavía sin poder creer lo que mi propia conciencia me había mostrado, apoyé mi espalda sobre los azulejos de la ducha mientras el agua seguía fluyendo ¿Qué significaba eso?

    De repente, una voz proveniente de una parte de mí, de alguna profunda y escondida parte de mi mente, me preguntó:

    "¿En serio estás tan sorprendido, Matt?"

    Entré en un estado de completa y extraña confusión. Aquella voz provenía de mi misma cabeza pero que al mismo tiempo la sentía como ajena, como si fuese un "otro yo" el que me estaba hablando. Un "otro yo" escondido, oculto, recientemente descubierto. De nuevo, fue como si una barrera al frente mío se evaporara y me dejaba ver lo que ya estaba allí, pero ignorado por mi parte. En ese nuevo y raro estado de claridad, me di cuenta de todas las cosas que había sentido aquellos últimos días con respecto al moreno. Esa sensación al ser abrazado por él cuando montamos a caballo, ese “accidente” en el cual casi nos besamos subidos en el animal. Esas incontables veces que me quedé mirándolo a los ojos marrones, para después desviar la mirada completamente avergonzado. Esa mezcla de rabia y celos que sentí al verlo siendo besado por esa chica durante el desfile de la primavera.

    Todo aquello se me hizo tan claro allí en la ducha que, a pesar de lo pasmado que estaba, me pregunté como no lo había notado antes.

    -¿En serio estás tan sorprendido, Matt?- repetí la pregunta pero esta vez en voz alta.

    Sentí miedo, ansiedad, alegría y confusión al mismo tiempo. El momento se me hizo irreal, pero sabía que era importante. Tantas preguntas se me hicieron presente de repente, pero supe inmediatamente que no tendría las respuestas pronto. Me sentía raro. Pasaron unos cuantos minutos más en los que vi un punto fijo en la pared, mientras mi cuerpo era acariciado por el agua tibia que no había parado de fluir.

    Lentamente fui asimilando lo nuevo y a la vez no tan nuevo que se me había hecho presente. No estaba más tranquilo, pero por lo menos no era aquel ser completamente inanimado que fui al chocarme con esa realidad auto-revelada.
    Al salir, o casi salir, del trance en el cual me había sumergido, miré mis manos. La piel de mis dedos ya se estaba arrugando. En cámara lenta cerré el grifo del agua. En cámara lenta tomé la toalla para secarme. Estaba y a la vez no. Me sentía tan diferente a la persona que había entrado al baño.

    Mientras me vestía, recordé las palabras de Ray al tener a mi amigo encima suyo. La ansiedad me invadió. Sentí la urgente necesidad de hablarle a Tai, pero a la vez sentía miedo. Odiaba esa ambivalencia, ese choque de sentimientos apuestos.

    Salí del baño. Allí estaba él, apoyado sobre la baranda del ventanal, observando el exterior. Al oírme, giró su cabeza sobre su hombro para verme. Por dentro yo estaba nervioso, pero disimulé lo mejor que pude. Él me preguntó cuánto tiempo durmió. Le mentí un aproximado, ya que adentro del baño había perdido la noción del tiempo.

    Aquello me pareció lo más extraño del mundo. El estar cerca de él me hacía hervir por dentro. Llegué hacía el barandal y me apoyé sobre este, observando el paisaje nocturno a su lado. Las luciérnagas empezaban a brillar entre los árboles. Hice un estúpido intento de iniciar una conversación, que no tuvo mucho éxito. El silencio era lo peor. Con Tai nunca habían sido incómodos esos momentos en los que no teníamos nada que decir, pero aquel era espantoso. Los nervios me invadían, sin embargo mi exterior era sereno. Quería preguntarle sobre lo ocurrido aquella tarde, preguntarle si lo que había dicho Ray era verdad o no. Sabía en el fondo que era estúpido, que obviamente no era verdad, pero quería escucharlo de sus labios. Solo así, ocultaría aquellos extraños sentimientos que habían florecido en la ducha y continuar como si nada hubiese pasado.

    Quería preguntárselo, pero no me animaba. El riesgo era mucho, podía ofenderlo al preguntarle si era verdad lo que el oji-turquesa había dicho. Sin embargo, me planteé que no habría otro momento mejor. Estábamos solos, en un ambiente privado, sin nada sobre que hablar que sea ajeno a los hechos que pasaron ese día. Tomé coraje.

    Giré mi cabeza hacía él. Él hizo lo mismo, mirándome a los ojos. Estaba a punto de pronunciar la "T" de Tai, cuando de repente Davis entró en la habitación. En ese momento todos los nervios que guardaba en mi interior salieron expulsados en odio hacía el morenito. Intenté aparentar que me había enojado porque no tocó la puerta antes entrar, pero en realidad me enojé por arruinar aquella chance de preguntarle a Tai sobre lo ocurrido. Ahora tenía que esperar una nueva oportunidad, si es que se presentaba.

    Fin de Flashback

    Caminamos acompañados de Davis hacia la entrada principal del hotel. Una vez allí, vimos que al frente del hotel había estacionados dos camiones con remolques bastante largos. Ambos tenían las puertas del remolque abiertas con una rampa para poder subir al interior. Atrás de ambos vehículos se había formado una larga fila; en un camión una fila de chicas y en el otro solo de muchachos. Un pelirrojo en la fila de varones nos hizo señas. Una vez nos acercamos a Izzy, nos colamos en la formación delante de él. Ken y T.K ya estaban con él.

    Al llegar a la rampa, una voz femenina proveniente del interior del remolque indicó que pasaran los dos siguientes. Junto a Tai subí la rampa. El interior del remolque era un rectángulo larguísimo, totalmente iluminado. Montones de trajes en sus fundas colgaban en unos percheros metalicos que parecían no tener fin. Una señora mayor de cabello largo y enrulado, blanco por las canas, y con una cinta amarilla para medir nos esperaba en medio de todos los trajes.

    -A ver moreno ¿tienes idea de cuáles son tus medidas para usar un traje?- le preguntó la señora sonriéndole a Tai una vez que estuvimos frente a ella.

    -Ehh yo…- respondió dubitativo el castaño viéndose el cuerpo, como si de esa forma pudiera encontrar una respuesta a la pregunta de la mujer.

    Con esa respuesta, la señora se dio cuenta que mi amigo no tenía ni idea de lo que le había preguntado. Después de un pequeño suspiro, la mujer le sujetó del hombro y le hizo girar unos 180. La anciana empezó a medir con la cinta métrica al castaño velozmente. Primero rodeó el cuello de Tai con su cinta, luego le midió el ancho de los hombros, el largo de los brazos, el diámetro del torso. La señora no anotaba las medidas, solo las repetía para sí misma. Después, le midió la cintura y el largo de las piernas por el lado externo de la pierna. Para finalizar la señora, la señora puso un extremo de la cinta en el pie del moreno, y fue subiendo su mano por la parte interna de la pierna hasta llegar a la ingle de Tai.

    Al parecer, la señora tocó más de lo que Tai esperaba. El moreno no pudo evitar dar un sobresalto.

    -¡Oiga!… tenga cuidado- le recriminó Tai haciendo su cadera para atrás y tapándose esa zona con las manos.

    No pude evitar sonreír al ver que el castaño se había sonrojado.

    La mujer no le dio importancia y murmurándose unas cosas para ella misma buscó entre los trajes que la rodeaban. Descolgó uno y se lo entregó a Tai. Cuando el moreno ya tuvo su traje en las manos, la anciana volteo su mirada hacia mí.

    -Ehh yo soy igual a él- le dije sonriendo y señalando a Tai, antes de que me dijera algo- solo deme un traje igual al que le dio a él.

    La tipa buscó rápidamente en el mismo sector de donde había sacado el traje del castaño y tomó uno para mí.

    -Servido chicos, mañana a la mañana lo dejan en recepción ¡Que pasen los dos siguientes!


    -----------------------------------------*------------------------------------------




    Ya con nuestros trajes, volvimos a las habitaciones para arreglarnos. Cuando entramos a nuestro cuarto con Tai, lo primero que hicimos fue abrir las fundas para ver qué era lo que nos había dado esa señora para vestir. La curiosidad nos ganó a ambos. El castaño extrañamente decidió cambiarse adentro del baño. Decidí no decir nada por esa extraña decisión en él y solo proseguí a vestirme con la ayuda del gran espejo de pie que adornaba la habitación. Lo que me había tocado era: un pantalón de vestir negro, cinturón negro, camisa negra, un chaleco del mismo color y por último una corbata blanca. Me sorprendí lo bien que encajaban a mi cuerpo al vestirme con esas prendas. Como si hubiesen sido hechas para mí. Sinceramente me gustaba el conjunto que me había tocado. Jamás me había vestido tan elegante.

    Mientras me acomodaba la corbata de frente al espejo, la puerta del baño se abrió. Me quedé completamente atónito al ver salir a Tai vestido de esa forma. El oji-café vestía un esmoquin. Pantalón negro, camisa blanca, chaqueta negra y para detalle final: un moño negro en el cuello. Mis ojos recorrieron la figura del castaño de pies a cabeza. La ropa se le ajustaba a la perfección.

    Aparte de la vestimenta, había algo más que no permitía dejar de mirar al moreno

    "¿Acaso está peinado?" Me pregunté mentalmente incrédulo.

    Al principio creía que mis ojos me engañaban, pero no. El pelo marrón de Tai estaba peinado hacia un costado. Al parecer se había puesto gel o algún producto que ayudaba a controlar esos mechones que siempre fueron rebeldes y
    formaban parte de la personalidad de mi amigo desde siempre.

    -¿Estoy presentable?- preguntó el castaño mirando al suelo.

    -Sí-si, te ves muy bien- le contesté lo más calmado posible, disimulando mi deslumbramiento por su apariencia.

    No podía creer que el moreno me hiciera hiperventilarme de esa forma.

    "Es el mismo tonto de siempre ¡Matt reacciona!"

    -Gracias, tu también te ves bien- dijo sonriendo, aún observando el piso- pareces un mafioso jeje.

    Me alegraba ver que Tai sonreía nuevamente. Era la primera que sonreía desde lo ocurrido a la tarde.

    -Chicos ¿ya están listos?- voz de mi hermano nos llamó del otro lado de la puerta del cuarto.

    -¡Ya vamos!- le contesté para que se callara- bueno, será mejor salir ¿No? Parece que los demás ya están listos.

    -sí, tienes razón- contestó apagando la luz del baño.

    Cuando abrí la puerta, vimos a T.K, Izzy y Ken esperándonos afuera. Nos sorprendimos lo bien que se veían todos. Ken, al igual que yo, no traía saco; llevaba pantalón, chaleco y corbata grises, con una camisa blanca. Lo que vestía Izzy era el típico atuendo: pantalón, saco y corbata negros, con una camisa blanca. Mi hermano traía al igual que Tai un esmoquin, pero con la única diferencia de que su chaqueta era blanca.

    -Es increíble, pero todos se ven bien con esa ropa… aunque ya saben “aunque mona se vista de seda…- se burló Tai.

    -ja-ja- rio sarcásticamente Takeru- eso va para ti más que nadie y… espera un momento…- mi hermano observó fijamente a Tai- ¿Te peinaste?- preguntó incrédulo sin dejar de mirar la cabeza del moreno.

    Tanto Ken como el pelirrojo fijaron sus miradas hacia el pelo del castaño.

    -Eh eh, si – tartamudeó Tai al ver que los 3 lo miraban fijamente- ¿Qué tiene de malo algo nuevo de vez en cuando? Oigan ¿y Davis? ¿Dónde está? – era obvio que el oji-café quería cambiar de tema, pero era una buena pregunta.

    Justo como si lo hubiésemos invocado, Davis salió de la habitación de Mimí, a unos metros de donde estábamos.

    -¿Ya están listos para irnos?- preguntó el menor sonriendo y con ese tono entusiasta de siempre.

    El ex novio de Kari traía puesto: pantalón negro, saco y camisa negros y una corbata de color rojo vino. Como detalle final, en el bolsillo del saco tenía un pañuelo del mismo color de su corbata. Aparte de verlo por primera vez en la
    vida con ropa decente, había algo en el moreno que me llamó la atención, pero no sabía reconocer que era. Después de verlo detenidamente por un minuto, me di cuenta. En su cara ya no estaban las curitas adhesivas que traía desde
    el día anterior por la pelea con el mastodonte. El ojo morado también había desaparecido.

    -Davis... ¿qué te hiciste en la cara?- pregunté sin disimulo haciendo todos los demás se fijasen el rostro del moreno.

    Davis dio un paso atrás, evidentemente muy nervioso. Tartamudeó:

    -¿De qqq-que-que hablas?

    -Es verdad- agregó T.K viendo detenidamente la cara de su amigo de cerca - ¿Cómo puede ser que hace media hora tenias morado alrededor del ojo y ahora estés completamente curado?

    -Jaja están alucinando cosas chicos- rio el castaño menor, tratando de hacernos desistir de nuestras sospechas.

    -Vamos Davis, dinos, sino no te iras de aquí- dijo Tai con un tono amenazante, al mismo tiempo que todos rodeábamos al castaño menor para evitar que huyera.

    Cuando el de 14 años se vio acorralado y sin escapatoria dio un pequeño suspiro mirando el suelo.

    -Minmnmiekalló- murmuró rápidamente entre dientes sin levantar la mirada.

    -¿Qué? No se entendió nada- le reclamó Ken sonriendo.

    -Mimímeaquilló- volvió a repetir algo más lento pero igual de bajo, así que nadie entendió nada.

    -¡Davis habla claro!- le reproché al ver que se estaba haciendo el tonto.

    El moreno vio a cada uno nuevamente y soltó otro suspiro.

    -Mimí me maquilló- dijo finalmente bajando su mirada con vergüenza.

    Al escuchar eso y ver el sonrojo de Davis, todos nos lanzamos a reír.

    -¡¿De qué se ríen?! Yo no quería, pero ella me obligó, no pude hacer nada- se defendió, con su rostro completamente rojo mientras nosotros nos seguíamos riendo- AAHHGG ¿Qué vamos a ir o no?- Preguntó enojado dándose media vuelta y empezando a caminar por el pasillo. Ken, Izzy y mi hermano lo siguieron, aun riéndose.

    Yo cerré la puerta de mi habitación con llave antes de partir a la cena. Mientras giraba la llave en la cerradura, no puede evitar notar que Tai se tocaba y se acomodaba el cuello de su camisa bastante seguido, disgustado, como si algo le molestara. Al ver con un poco mas de atención, noté que la tira de su moño se había salido de su lugar y estaba por encima del cuello de la camisa, arrugándolo un poco. La inexperiencia de mi amigo con ese tipo de prendas, sumado a que siempre había sido despistado, hizo que seguramente se le pasara por alto fijarse en ese detalle mientras se vestía.

    -A ver Tai, déjame ayudarte con eso.

    El moreno no me respondió nada, solo bajó sus manos e inclinó su cabeza hacia un lado para que yo trabajara con más comodidad, con su mirada hacia un costado. Mientras acomodaba la tira del moño, ambos fuimos iluminados por lo que pareció un flash de una cámara muy potente. Ambos movimos la mirada hacia donde había provenido esa luz, y vimos a Mimí con su cámara, sonriéndonos.

    -¡Mimí!- le gritó con enojo el castaño, mientras yo terminaba de acomodarle el cuello- ¡¿Qué haces?!

    -Perdonen chicos- contestó riéndose- es que nunca los había tan elegantes, sobre todo a ti Tai.


    ------------------------------------------*-------------------------------------------




    Con los chicos caminamos todos juntos al salón donde se iba a llevar a cabo el evento. Mimí usaba un vestido rojo que ella misma había traído desde su casa. Después de caminar prácticamente todo el hotel, ya que el salón en cuestión estaba del otro lado de donde están nuestras habitaciones, llegamos a nuestro destino. Era el mismo salón donde se había hecho la fiesta de bienvenida.

    Al abrir las puertas del salón, nos quedamos asombrados. Aunque al salón ya lo conocíamos, estaba completamente diferente.

    El lugar estaba lleno de mesas redondas cubiertas por manteles. Telas blancas y negras revestían las sillas, dándoles un toque importante de elegancia . Una tenue luz azulada iluminaba lo necesario todo el salón, mientras que algunas figuras luminosas rondaban lentamente el salón. En un costado una mesa larga ofrecía diferentes bocadillos ligeros para servirse uno mismo. En un rincón del salón donde había varios sillones y pufs que al igual las mesas y las sillas, estaban cubiertos por telas blancas y negras. Bien cerca de la entrada donde estamos, hay un panel que dice “Hotel El Iberium” por todos lados.

    Oleg quien, al igual de todos los del salón, vestía un elegante traje, nos guió hasta una mesa desocupada y nos sentamos todos juntos. En cada mesa, al lado del centro de mesa, una vela encendida colaboraba con la ambientación del salón. Al sentarnos, nos dimos cuenta que había una gran lona blanca a modo de pantalla en una de las paredes del salón. Nos preguntamos para que serviría, pero rápidamente dejamos de darle importancia. Los estudiantes, poco a poco, fueron llegando y ocupando las mesas, hasta que el salón estuvo repleto. La música que ambientaba el lugar era de lo más tranquila y serena, lo cual permitía conversar cómodamente sin levantar la voz.

    -Chicos, por favor escriban sus nombres en estas tarjetitas- nos pidió Oleg, entregándonos unas tarjetas blancas a cada uno y un par de bolígrafos- más adelante se sortearan 3 tablets entre todos los presentes y uno de ustedes puede ser el afortunado o la afortunada- nos sonrió para después retirarse.

    -mmm 3 posibilidades entre la cantidad de gente que hay aquí… tenemos las probabilidades muy en nuestra contra- meditó Izzy antes de escribir en su tarjeta.

    -Si no quieres participar dámela a mí, yo te la acepto con gusto- le dijo Davis haciendo el amague de quitarle la tarjeta.

    -¡No! No dije eso- el pelirrojo se apresuró a escribir su nombre en el papel, haciendo que todos nos riéramos de esa escena.

    Luego de unos minutos, el hermano mayor de Ray volvió a acercarse para retirarnos las tarjetas y desearnos buena suerte.

    Aprovechando que todavía no servían la cena, me dirigí hacia la mesa larga donde uno se podía servir diferentes bocadillos. Mientras levantaba los que parecían ser los más ricos para llevarlos a la mesa y compartir con todos los demás, sin querer choqué con alguien que estaba haciendo lo mismo que yo.

    -Disculpe, no me fije- dije rápidamente al ver que casi le hice voltear una bandeja de bocadillos.

    -No hay problema Ishida- me contestó Kevin dándose media vuelta y sonriéndome.

    -Ah, eres tu Kevin- dije sintiéndome tonto de haberlo tratado de usted en un principio- ¿Te comerás todo eso tu solo?- le pregunté al ver la gran cantidad de comida que llevaba en esa bandeja.

    -No, no, es solo que el director quería probar como eran estos bocados y decidí llevar para todos los de mi mesa también- contestó cargando aun más la bandeja.

    -No puedo creer que te dejes basurear tanto por el director, es un viejo amargado, molesto, gritón y un gruñón. No sé como haces para soportarlo.

    -No es tan mal jefe sinceramente, solo tienes que conocerlo mejor- dijo de manera seria, yo fijé mi mirada en él- si supieras todas las veces que me ha perdonado por errores que cometí y sigo cometiendo, y aun así no me despide, es
    más, yo les estoy muy agradecido y ustedes deberían estarlo también después de lo que hizo.

    -¿A qué te refieres?- le pregunto con curiosidad al oír eso ultimo.

    "¿Nosotros agradecidos con ese tipo? Si nunca hace nada más que gritarnos y retarnos" le reproché en mi cabeza.

    -A ver… ¿en serio crees que con la miseria que pagaron por este viaje, el hotel podría costear todo lo hicieron hasta esta noche, todas las actividades, las comidas elaboradas de todos los días, incluido esta velada y esta ropa que estas usando ahora en este momento?- me preguntó mirándome a los ojos.

    Su pregunta me hizo reflexionar por primera vez. Era verdad lo habíamos pagado era muy poco en comparación con lo que habíamos recibido durante nuestra instancia. Algo no cerraba.

    - Es verdad que el hotel hace precio a las escuelas y así los alumnos pagan mucho menos que un turista normal, pero la verdad es que lo que ustedes pagaron no se acerca ni por asomo a lo que realmente cuesta el viaje.

    -¿Y cómo es posible eso?- pregunté asombrado.

    -Veras, la idea de este viaje por parte del director empezó a principio del año, y desde entonces le peleó al ministerio de educación más fondos para poder realizar siquiera un viaje en el año lectivo. Tú que estas en el penúltimo año sabes que en esta escuela jamás viajamos.

    Yo asentí con la cabeza

    - Como nuestra escuela es una escuela pequeña, el gobierno no quiso darnos más dinero que el que ya nos daba, que no era suficiente para pagarle el viaje a toda la escuela. Si bien los de arriba aflojaron un poco y cedieron algo más de dinero, todavía no alcanzaba. Como el director sabía que muchos de los alumnos de la escuela no podían pagar un viaje así, tuvo que poner bastante de su propio dinero para poder traer siquiera a 3 cursos a un precio accesible para la mayoría de los alumnos.

    No podía creer lo que escuchaba ¿en serio ese tipo tan desagradable había hecho eso por nosotros?

    -Es por eso que nuestra escuela es la que menos alumnos trajo de las 3 que están quedándose ahora en el hotel- continuó el preceptor con tristeza- No sabes la tristeza que sentía el director al decidir que solo viajaría la mitad de la
    escuela, pero era lo máximo que podía hacer. Y eligió precisamente a los chicos de 3°,4° y 5° año para viajar ya que son los que mejor le caen.

    -¿Nosotros le caemos bien?- dudé sin salir de mi asombro- pues no lo demuestra muy bien que digamos.

    -Sí, no es una persona que demuestre mucho sus sentimientos, pero les tiene mucho aprecio a ustedes los alumnos. Lo único que hace con los profesores de las demás escuelas es hablar de “sus” alumnos, de las cosas que hacen en la escuela, de los problemas que crean, de lo orgulloso que está de su equipo de futbol y cosas así. Sé que es viudo y tiene problemas con su hija y por ende no lo deja ver a sus nietos, eso le causa un gran dolor, pero se siente mejor cuando se rodea de gente joven como ustedes, aunque sea en papel de director de escuela estricto. Es por eso y por muchas cosas que lo respeto como jefe, pero sobre todo como persona- dijo Kevin mientras terminaba de llenar su bandeja con bocadillos- Bueno me voy, tengo que llevar esto a la mesa de profesores- dijo para darse media vuelta e irse.

    Yo quedé un minuto estático digiriendo todo lo que me había confesado Kevin. Jamás me había imaginado que el director nos apreciara tanto como para hacer todo lo posible para traernos aquí. Imaginar que nos apreciaba era difícil de por sí. La charla con Kevin me hizo cambiar por completo la forma de ver a ese hombre viejo de estatura pequeña que llamábamos director.

    Luego regresé hacia mi mesa con los bocadillos que había juntado para mis amigos. Todos coincidieron que estaban bastante ricos, aunque no sabíamos precisamente de que estaban hechos. Un rato después aparecieron los meseros con la comida. Si bien durante todo el viaje la comida que nos dieron estuvo excelente, habían guardado lo mejor para esa noche. Salmon, tiras de asado, pastas muy elaboradas y otras delicias eran servidas en nuestra mesa para nuestro asombro. Mientras comíamos, un sujeto con una cámara de video que parecía profesional, paseaba por las mesas filmando a los alumnos. Nos dimos cuenta que lo que el sujeto filmaba con su cámara, al mismo tiempo era proyectado sobre la pantalla blanca que colgaba en una de las paredes del salón. Después nos tocó a nosotros ser filmados y proyectados en la pantalla gigante.

    Para mí era algo vergonzoso estar a la vista de todo el salón, pero bueno… solo quedaba poner buena cara y sonreír.

    Disfrutábamos del buen ambiente en la mesa, todos hablábamos tonterías y reíamos de diferentes cosas, como por ejemplo la maquillada de Davis o el intento de Tai por dominar su cabello que a esa altura de la noche ya había vuelto a ser el de siempre.

    Disfrutaba de la velada, es verdad, pero por otro lado no lo hacía del todo. En varias ocasiones de la noche me sorprendí a mismo concentrado en mis pensamientos, desconectado de los demás. Cada vez que veía a Tai, algo dentro mío llevaba mi mente a otro lugar. A cada tanto, las palabras de Ray en la playa caían de repente en mi cabeza, colocándome en una especie de trance. Todavía estaba asimilando lo que había pasado en la ducha hace un par de horas.

    -¿Hermano?- la voz de T.K que me despertó de uno de los viajes al interior de mi cabeza.

    -¿Sí?- contesté mirándolo a los ojos, ignorando si se había dado cuenta de mi estado ausente.

    -Te noto muy pensativo ¿Ocurre algo malo?- preguntó apoyando sus brazos sobre la mesa y su cabeza en estos, sin sacarme la mirada de encima.

    -No pasa nada, tranquilo- contesté sonriendo, revolviendo su cabello, aunque sabía que no le gustaba que hiciera eso.

    -¿Extrañas a Sora?- me preguntó sin cambiar de posición ni tampoco su mirada de preocupación.

    Aquella pregunta me sorprendió. Automáticamente supe que sería incapaz de mentir, de dar una respuesta esperable de un novio de una chica ausente, el cual supuestamente la extrañaba. Me di cuenta que tenía que inventar una respuesta que fuese verdad pero que al mismo tiempo no levantara sospechas que algo raro estaba pasando en mí. No quería estropearle la noche a mis amigos con enredos amorosos locos.

    -Y…si, es lógico que me gustaría que esté aquí con nosotros ahora- contesté mirando mi plato de comida.

    -Me voy afuera un rato, ya vengo- dijo Tai levantándose rápidamente de la mesa. Sin dar más explicaciones, el moreno salió del salón.

    Todos se quedaron mirando entre sí, tratando de hallar una explicación a esa tan repentina acción del castaño.


    Hasta aquí nomas, espero que les haya gustado. Me hace frio y tengo los pies helados como para escribir mas jaja me voy a la cama. Nos leemos luego!

    Edited by exerodri - 20/11/2016, 16:01
     
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    En este mundo te encuentras con muchas personas, y a veces de varias personas te tienes que despedir.... Por eso disfruta cada momento que puedas con cada una de esas personas,,,, porque nada dura para siempre......
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    Jajajaja Bueno debo decir que ocupaste muy bien los feriados jejejeje ,,, nos leeeemoos lueguito ! jajajaja
     
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    Magnifico! me gusto este cap, Exe, simplemente maravilloso, no fue precisamente el más emocionante, pero si que fue mas pleno a los sentimientos de Tai y Matt, espero ver como se desenlaza esta historia de amor, huelo el final muy cerca, se que me sorprenderas con el final
     
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  14. Taiyama
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    ¡Hola! wow me perdí dos capítulos pero ya estoy aca para comentar primero el 18 cuando Kevin descubre a Dai me quede asi :v ¿Quién demonios es ese? jajaja hasta que me acorde xD (soy muy despistado) y despues la pelea de Tai y Ray fue como :=nuse: ¿¡qué le pasa?! sólo quiere que Tai lo siga golpeando (fantasía sadomasoquista xD) :=NOIP: y como anduvo de maldito con Tai me hizo enojar bastante :=NOIP: y ahora el 19 ¡al fin los dos ya quieren confesarse! después de todo este tiempo y me sorprendió lo del director pensé que en serio era un viejo amargado pero bueno nadie sabe en realidad y me encanto la ultima parte como Tai tiene celos de Sora xD (Ya quiero ver cuando se entere jajaja se va a desmayar)...aunque creo que el final está cerca :=SHOROO: pero bueno me gusta como va la historia lo he dicho antes y lo vuelvo a decir ¡me encanta! :=DANCING: y espero que en serio consideres escribir otra ^^ eres muy bueno escribiendo...bueno creo que ya me extendí como siempre entonces te mando un abrazo :=EEEE: bye :D
    Pd Ojalá tengas más feriados para escribir más xD
     
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    :=NEWWWA: Como les va? Bueno traigo aquí el capitulo 20 ¡llegamos a los 20 capítulos! :=omgdf: No pensé que la historia se alargaría tanto, cuando publiqué el décimo dije que posiblemente no llegaría a los 20, otra vez me equivoqué :=ummse: si mis cálculos no me fallan, llegará hasta los 22 caps, así que este vendría ser el antepenultimo (en teoria) El capitulo anterior y este son a puro Matt y Tai jaja los fanáticos de T.K y Davis deberán esperar el que sigue. Bueno no escribo más, lean


    *Sasarai-san: jajaja aguanten los feriados! gracias por el comentario fiel, que andes bien!

    *Kouichi_RedSun: Hola!! sep, no pasó nada emocionante pero q bueno q te haya gustado! el final esta muy cerca, espero sorprenderte, chauu.

    *Taiyama: jaja y eso q la historia no tiene muchos personajes aparte de los principales ja. Ray hace enojar a mas de uno, ¿q seria de la historia sin el? jaja sep el final esta cerquisima, creo que finalizará antes de que termine junio :=detective: Nuse si habra otra jaja por ahora soy fiel a esta historia, el tiempo dirá. Chau y gracias por comentar!



    Capitulo 20: El mirador

    Punto de vista de Tai

    -Pareces un mafioso… pareces un mafioso… - me repetía una y otra vez observando el estrellado cielo nocturno, en las afueras del salón donde se estaba llevando a cabo el evento.

    “Pareces un mafioso ¿En serio Tai? ¿No pudiste decir algo más estúpido?" Suspiré mirando el suelo, repudiando mentalmente la idiotez que le había dicho al blondo al verlo vestido con esas ropas.

    No sabía cuánto tiempo más podía soportar estar cerca del ojiazul sin decirle lo que sentía. El solo hecho de se me acercara me hacía temblar. Antes de ir al salón, cuando el rubio se me acercó para acomodarme el moño del esmoquin, sentí que mi corazón latir a 100000 pulsaciones por minuto. Tuve que desviar mi mirada hacia un costado porque tuve la sensación de que si llegaba a ver esos ojos azules tan cerca de mí, me desmayaría ahí en el acto.

    Vi con desinterés a mi alrededor. Un empleado, apoyado en la pared externa del salón bastante alejado de mí, fumaba en la oscuridad. Ya lo había visto antes, por lo general siempre estaba en la entrada principal del hotel y siempre llevaba ese traje rojo y dorado junto a ese sombrero redondo del mismo color. Ese típico estúpido traje que usan los porteros de los grandes hoteles en las películas. Creí haber escuchado que se llamaba Leo o algo así. Le ignoré y continué con mis pensamientos, mientras una brisa empezaba a soplar moviendo las copas de los arboles.

    Suspiré levantando la mirada a las estrellas.

    "Él quiere y extraña a Sora, lo acaba de decir. Soy un estúpido por pesar que él podría olvidarla tan fácilmente" pensé seguro de que esa era la verdad.

    Todo se hacía cuesta arriba. Igual, había decidido llegar hasta el final.

    -¿Tai? ¿Qué haces?

    Me di vuelta sorprendido. Matt había salido del salón y se acercaba a mí lentamente, con sus manos en los bolsillos.

    -Nada, solo tomo aire fresco- contesto dándole la espalda, volviendo mi mirada hacia el bosque.

    El rubio se paró a mí al lado, observando el bosque junto conmigo. Ambos contemplamos en silencio el brillo de las luciérnagas en los arboles.

    -¿Así que… extrañas mucho a Sora?- pregunté en voz baja sin desviar mi mirada del bosque.

    No esperaba que cambiara su respuesta, es solo que… en realidad no sé porque pregunté, quizás siempre fui sadomasoquista y recién en ese momento estaba enterando.

    El rubio me miró unos segundos sin ninguna expresión en su rostro, para luego fijar su mirada en el suelo.

    -Verás… yo…

    Matt no pudo terminar de hablar ya que ambos fuimos sorprendidos por una potente luz, seguido de un bocinazo que interrumpió el silencio de la noche.

    Nos sorprendimos al ver como lentamente se acercaba un auto por el camino que bordeaba el hotel y en el cual nosotros estábamos parados. Con el ojiazul nos quedamos boquiabiertos al ver el vehículo que se acercaba hacia nosotros. Era de esos autos que atraen todas las miradas en la calle, de esos que uno no puede dejar de observar hasta que se aleja y se pierde de vista.

    El auto lentamente se estacionó al frente de la puerta del salón. El empleado que fumaba en la oscuridad tiró su cigarro y se acercó al automóvil, acomodándose su gorro y la chaqueta. Una vez el auto se detuvo y se apagaron las luces, la puerta del conductor se abrió. La persona que salió del vehículo fue el dueño del hotel, vestido con un traje completamente blanco.

    -¡Ahh el jugador estrella!- exclamó sonriente al verme mientras cerraba la puerta del auto- ¿Cómo la estas pasando esta noche?- me preguntó revolviendo mi cabello, desordenando lo poco que quedaba peinado.

    -Muy bien señor- contesté una vez que zafé de su mano, acomodando mi pelo de nuevo aunque ya no tenía caso.

    -Gut, gut. Ah… yo a tu edad era igual de bueno, pero las chicas y el cigarro me alejaron del futbol- dijo con cara de placer mientras parecía recordar otros tiempos- ¿Ninguno de los dos fuma verdad?- nos preguntó algo amenazante señalándonos con el dedo.

    Ambos respondimos negativamente con la cabeza.

    - Hacen bien ¿supongo a ti las chicas te deben seguir y volver loco?- me preguntó el gigantón de forma picara, dándome un codazo en el brazo.

    -Fuaa, no se imagina- contesté con sarcasmo, haciendo un ademan con mi mano mirando hacia un costado.

    -Jaja gut, mañana antes que tu escuela se vaya te regalaré el balón con el que jugaste la final del torneo para que te lleves de recuerdo- dijo perfilándose hacia la entrada del salón, pero después de unos pasos se dio media vuelta mirándome nuevamente- no, ese balón ya esta gastado, mejor te daré uno nuevo, y un par de botines, después me dirás cuanto calzas. Leo- dijo fijando su mirada al empleado- dejo aquí al auto, encárgate ¿Sí?

    -Sí señor, quédese tranquilo- le contestó con una sonrisa el hombre del saco rojo.

    El señor Z le sonrió e ingresó al salón. Con Matt nos acercamos al auto para poder admirarlo mejor, no estábamos acostumbrados a tener ese tipo de auto de alta gama cerca.

    -Linda maquina ¿No?- nos preguntó el empleado sonriendo mientras nosotros dos seguíamos observando los detalles del auto con detenimiento. De seguro parecíamos dos cavernícolas que acaban de descubrir el fuego- es un Mercedes Benz clase S último modelo.

    -¿Este auto es del señor Z?-preguntó Matt al hombre, quien respondió afirmativamente con su cabeza mientras limpiaba el logo de la marca del auto con un trapito que había sacado de su bolsillo.

    -Sí, tiene este auto, la camioneta y dos auto más, le gusta los motores y tiene dinero así que está en su derecho- después de decir eso, bostezó y estiró sus brazos hacia arriba- Bueno chicos, me voy, pórtense bien- dijo sacándose el gorro rojo con alivio.

    -¿No se supone que tienes que cuidar el auto?- le pregunté viendo lo despreocupado que se mostraba aquel sujeto al desobedecer el pedido del hombresote rubio.

    -No hay problema, en realidad mi trabajo es ayudar a los turistas que vienen con sus maletas y estacionar sus autos, pero con todos estudiantes de secundaria en esta época del año ¿Qué trabajo me queda por hacer? El señor Z siempre deja sus autos así, como ahora, y nunca pasa nada. Estamos en medio del bosque lejos de todo, no es necesario que me quede toda la noche aquí. Ahora con su permiso, me iré a emborrachar con los cocineros, suerte- se despidió entrando al salón y dejándonos a nosotros dos solos con el auto.

    -¿Alguna vez estuviste tan cerca de un auto así Matt?- pregunté al rubio mientras abría la puerta del conductor.

    -¡Tai! ¡¿Qué haces?!- me gritó el blondo- ¡deja eso!

    -Ya, ya, solo estoy viendo el interior- dije calmándolo para después sentarme en el asiento del conductor y cerrar la puerta.

    -¡Tai!- me volvió a recriminar mi amigo abriendo la puerta del acompañante.

    -Vaya, parece una nave espacial- dije viendo el lujoso interior del auto- el auto de mi papá parece una carreta vieja en comparación.

    -Sí, sí, eso nadie lo duda y es muy bonito todo, ahora bájate antes que alguien te vea- me pidió Matt ya algo nervioso.

    -¿Esto será la llave?- pregunté haciendo girar la llave de forma graciosa.

    Apenas se escuchó el motor encenderse y el interior del auto se iluminó, era increíble.

    -¡Tai! – me volvió a gritar el ojiazul.

    Por el tamaño del señor Z, el asiento del conductor estaba movido para atrás lo mas que se podía. A pesar de tener la estatura normal para un chico de mi edad, me sentía un enano, mis pies apenas tocaban los pedales. Curioseando, encontré un botoncito que empezó a mover el asiento a la posición que yo quería. No sabía si alguna vez tendría la oportunidad de sentarme en un auto como ese en el futuro, así que había que aprovechar.

    -¿Quieres que demos un paseo?- le pregunté a Matt sonriendo, dándole palmaditas al asiento del acompañante.

    -¡¿Estás loco?! – el rubio abrió los ojos de par en par - En primer lugar, no podemos tomar un auto que no nos pertenece y segundo apenas estas aprendiendo a conducir.

    Matt parecía estar bastante seguro de no querer acompañarme.

    -Vamos, nadie nos verá, solo daremos una pequeña vuelta- le contesté sonriendo, intentando convencerlo- además, lo único que se me dificulta es meter bien los cambios, pero mira…- dije señalando la caja de cambios- …tiene cambios automáticos, será como conducir un autito chocón.

    Evidentemente, por la cara que hizo al blondo no le gustó mucho la comparación. Miró la puerta del salón por unos instantes. Sonreí como un chiquilín al ver que se sentaba en el asiento del acompañante.

    -Me subo solo para controlar que no hagas ninguna tontería- fueron las palabras de Matt mientras cerraba la puerta.

    Ante la atenta mirada del ojiazul, posicioné la palanca en la posición en la que creía que era para empezar a moverse. Lentamente fui soltando el pedal del freno y presionando el acelerador, logrando que el lujoso auto empezara a moverse. Matt volvió a respirar.

    Hacía unos meses, con mi papá habíamos empezado a salir en su auto los domingos para que yo pudiera practicar conducir cuando no había tantos autos en la calle. El rubio tenía razón, todavía no estaba listo para salir solo en una ciudad, pero allí no hay autos contra que chocar… o personas. Además, el hecho que el auto tuviera cambios automáticos me ayudaba bastante.

    -¿Tienes pensado adonde ir?- preguntó Matt relajándose al ver de qué podía mantener firme la marcha, acomodándose mejor en el mullido asiento.

    -En realidad, tengo un lugar en mente- contesté sin sacar la mirada del camino- ¿Viste que hay un mirador cerca de aquí? Aparece en el mapa que está colgado en la recepción del hotel.

    -La verdad que no me fijé- dijo extrañado el blondo.

    -Si serás... en fin, hay un mirador cerca de esos molinos que vimos cuando recorrimos el bosque a caballo- esa última parte la dije bien rápido, ya que no quería ahondar en detalles sobre esa ocasión- es una pequeña colina sin árboles.

    Lentamente nos fuimos adentrando en el camino del bosque, donde, como todas las noches, estaban esos insectos luminosos adornando los arboles. Ambos íbamos maravillados viendo ese espectáculo natural a nuestro alrededor, mientras el auto avanzaba lenta y sigilosamente.

    En un momento, desvié la mirada del camino y los alrededores para fijarla en Matt. Este iba muy entretenido viendo el bailar de las luciérnagas, así que no se dio cuenta. Mis ojos recorrieron todo el cuerpo del rubio. Ninguna persona podía verse tan sexy vestido así. Tenía ganas de agarrarlo de esa corbata blanca y acercarlo a mí con violencia. No podía dejar de ver a ese ser tan perfecto. No sabía si era por la ropa que vestía, el plus que nos daba un ambiente así, o la excitación de estar haciendo una travesura que nos podía meter en problemas, pero el blondo se veía más hermoso que nunca.

    Mientras observaba a Matt hipnotizado, el auto pasó por lo que pareció un pozo o una irregularidad bastante grande en el camino de tierra, haciendo que no zarandeemos de lado a lado con energía.

    -¡Tai!- me retó el ojiazul una vez que volví mi mirada en el camino y retomé con firmeza el volante- fíjate por dónde vas, un solo rayón o golpe al auto y estamos perdidos.

    -Si disculpa, es que me distraje con… el paisaje… es muy hermoso- “claro, si por paisaje me refiero a ti” pensé internamente- oye ¿y si prendemos la música? Veamos cómo suena este juguete.

    -A ver…-murmuró el blondo acercándose a la pantalla del moderno tablero y tocó algo que parecía indicar que era el sistema de sonido- al parecer tiene un CD adentro.

    Después de tocar un comando en la pantalla, por los parlantes empezó a escucharse lo que parecía ser polkas o alguna música tradicional de algún país de Europa del este.

    -Dios... ¿Qué es eso? jaja – pregunté riendo al escuchar una serie de alaridos en algún idioma extraño que sobresalía entre los bandoneones- fíjate si no hay otra música, un pendrive u otro CD así escuchemos.

    -Déjame ver…- dijo entre dientes Matt buscando en la guantera-… tiene tres hijos jóvenes ¿Cómo es posible que no haya nada de música?... ¡Aquí hay algo!- exclamó alegremente con un pendrive verde que decía “Oleg” con liquido corrector.

    El rubio introdujo la memoria portátil en el puerto USB y ambos esperamos expectantes que algo diferente sonara en ese momento. Después de un rato en silencio, se escuchó el sonido de unos platillos y luego un bajo y no sé que otro instrumento. Con Matt nos miramos sonriendo ya que inmediatamente reconocimos canción, era muy conocida. Si bien no éramos muy fan de esa banda y esa canción tenía ya sus años. era mejor que escuchar las polkas del señor Z. No teníamos ni idea que decía la letra ya que nuestro ingles era muy limitado, pero con el blondo cantamos por fonética al mismo tiempo:

    “aim japi, anfiligla aigabsansha inebag aiusles batna farla de fiuchar iscaminan…
    aim japi, anfiligla aigabsansha inebag aiusles batna farla de fiuchar iscaminan iscaminan iscaminan iscaminan iscaminan…”



    Después de eso siguió una parte donde se rapeaba. Como no había forma de que cantáramos eso, solo movíamos la cabeza de arriba hacia abajo de forma exagerada al ritmo de la base, como si estuviésemos en un videoclip musical. Matt tocaba un bajo invisible mientras zarandeaba sus mechones rubios.

    Con esa canción de fondo, seguimos avanzando por el camino del bosque. A medida que nos alejábamos del hotel y del lago, la cantidad de luciérnagas en los arboles que nos rodeaban iba disminuyendo. Continuamos hasta llegar a los molinos de agua donde, según el mapa que había visto en la recepción del hotel, había un camino que bordeaba a estos y subía una colina donde estaba el mirador.

    Por suerte, el mapa y mi memoria no fallaron. Con la misma marcha lenta pero segura subimos el camino que bordeaba la pequeña colina para llegar a la cima. Al llegar al mirador, apagué el motor del auto como así también las
    luces, quedándonos en silencio, observando el paisaje. Lo único que se escuchaba era nuestra respiración, aparte de unos grillos y unos búhos a la distancia. Desde donde estábamos podíamos ver el hotel, que parecía mucho más alejado de lo que en verdad estaba, y el lago, además de una luna amarilla que no iluminaba mucho pero que era un lindo detalle en el cielo.

    -Vaya… no sabía que existía este mirador- dijo Matt mirando fijamente el paisaje nocturno.

    -Sería un buen lugar para traer a Sora si hubiese venido ¿No?- pregunté mirando hacia abajo.

    Ya estaba rendido a que el rubio solo tenía ojos para ella. No me gustaba la idea, pero sabía que tenía que soportarla a pesar de todo.

    -Eh… si… creo que si- respondió sin dejar de mirar hacia el frente, lo noté nervioso- bueno… en realidad creo que no… no ayudaría mucho- agregó girando hacia su derecha viendo por su ventanilla.

    Eso hizo que levante mi mirada sorprendido y fije mis ojos en él.

    -¿A qué te refieres?

    -Resulta que… me di cuenta que no amo a Sora como creía- dijo sin cambiar de posición- no creo que lo nuestro pueda continuar.

    -Lamento oír eso- dije con sinceridad.

    Era verdad que saber que el corazón de Matt no pertenecía a mi amiga me daba cierto impulso de esperanza, por más pequeño que fuese, pero tampoco me quise alegrar de la desgracia ajena. Sentí genuina lástima que lo de ellos no funcionase, más que nada por Sora. Ella si quería mucho a Matt.

    -No importa… lo que pasa… - la voz del ojiazul se puso temblorosa- …lo que pasa es que… creo que siento algo más por otra persona- sentenció sin cambiar de postura, con su mirada fija hacia afuera.

    Escuchar eso hizo que la pequeña luz de esperanza que sentí cuando oí que no quería a Sora se apagase de forma abrupta. Sin disimular eché todo mi cuerpo sobre el asiento con desgano y desvié mi mirada hacia la izquierda, mirando por mi ventanilla. Sabía que era difícil que pudiera tener algo con mi mejor amigo ¿pero era necesario que sufriera tanto? Es decir, recibir esperanza y automáticamente arrancármela. Ya no supe qué pensar, que hacer, si continuar con mi plan de declararle mis sentimientos o no. Parecía que Matt le daba oportunidades a cualquiera menos a mí. Bueno… era algo obvio él porque, no podía culparlo. Con tristeza me pregunté a mi mismo quién será la afortunada.

    -¿Ah sí?- reuní energías de no sé donde para preguntar solo por cortesía y seguir la conversación- ¿De quién se trata?- pregunté con desgano desparramado en el asiento del conductor.

    El rubio quedó en silencio unos eternos segundos mirando hacia afuera, para después mirarme a los ojos.

    -Antes de decirte eso, necesito hacerte una pregunta Tai- dijo seriamente con sus ojos azules puestos en mi.

    Mis ojos, que estaban entrecerrados por el desgano que tenía por saber que Matt tenía otro amor, se abrieron de par en par. Me volví a sentar firmemente en el asiento y agarré el volante como para sentir que estaba sostenido a algo siquiera.

    -Tai… necesito que me expliques que es lo que sucede con Ray… y sobre lo que pasó esta tarde.

    El corazón se me detuvo por un instante. El momento había llegado, ya no había nada ni nadie que pudiera interrumpir esa situación. Una gota de sudor que recorrió mi sien, al mismo tiempo que el corazón se me aceleraba de forma salvaje ¿Como saber si estaba listo para sincerarme con Matt? No importaba si estaba listo o no, tenía que hacerlo, ya no podía seguir callándolo. Me tomé un tiempo para calmar mi respiración.

    -¿Sobre Ray? ...Ray... ¿Qué quieres que te diga? Ese chico es un idiota jeje- dije sonriéndo, pero la mirada azul de Matt no cambió ni hizo ningún gesto. Al ver eso, la sonrisa lentamente se me borró, era hora de decir la verdad-…es un idiota…pero… pero todo lo que dijo hoy mientras lo golpeaba…-

    Miré por el parabrisas a las estrellas, a la luna. Pocas veces había tenido tanto miedo como en ese momento. Esos podían llegar a ser los últimos momentos de amistad entre Matt y yo. Traté de disfrutarlos, a pesar de los nervios y el miedo. Bajé mi mirada hacía el símbolo de la marca del auto que se mostraba en el volante. Sostuve el manubrio firmemente para evitar que Matt viera que mis manos temblaban- … todo lo que dijo… es verdad, todo lo que dijo es verdad…lo siento Matt.

    Una vez dije eso, cerré mis ojos mientras sostenía el volante lo más fuerte que podía. Sentí como si hubiese saltado al vacio y estuviera flotando en el aire esperando que la gravedad me tirara para abajo. No pude evitar contener la respiración. Silencio, solo había silencio. Eso era lo peor. Esperaba un repudio de Matt, palabras hirientes o que simplemente se bajase del auto sin decirme nada. Los segundos pasaron como si fuesen horas, en ese desgarrador silencio. No me aminaba a abrir los ojos y girar el cuello para verlo.

    Mientras continuaba con los ojos cerrados y mi cuerpo tenso, esperando el repudio del rubio o ¿Por qué no? un golpe de su parte, sentí algo que era lo último que esperaba sentir: un fugaz beso en mi mejilla derecha. Al sentir el contacto de sus labios con mi piel, abrí los ojos de par en par sorprendido. Un sentimiento de irrealidad se apoderó de mí. Toda la tensión en mi cuerpo y mi rostro se desvaneció por completo. Era como si el tiempo se hubiera detenido, incluso los grillos y los búhos habían callado.

    Quedé inmóvil por no sé cuánto tiempo, con mi mirada perdida hacia el frente. Sentí como si ningún estimulo externo pudiese llegar a mi ser en este momento. Ningún estimulo excepto otro beso en mi mejilla, pero esta vez más cercano a mi boca. Ese segundo beso hizo que abriera aun más mis ojos y mi boca quedara entre abierta

    "¿En serio está pasando esto? ¿O estoy alucinando producto de un golpe de Matt en la cabeza?" fue lo que apenas pude pensar producto del shock.

    Lentamente giré mi cabeza hacia la derecha, sin sacar esa expresión de mi rostro. Me topé con el rostro del ojiazul a unos 30 centímetros del mío. Se había arrodillado en el asiento del copiloto, mirándome fijamente sin ninguna expresión en su rostro. Quedé unos segundos observando esos ojos azules que me miraban con atención, dudando si lo que había sentido fue real.

    Entonces pasó.

    Una fuerza desconocida me empuja, acercándome lentamente a él. No sé que hago. Es como si mi cuerpo y mi mente tuvieran la necesidad de hacerlo. Mis ojos están atentos a una posible reacción de Matt, pero esta no sucede. El ojiazul también se acerca a mí lentamente, milímetro a milímetro. El sentimiento de irrealidad se hace más fuerte aun, pero estoy más presente que nunca. Estamos tan cerca que puedo sentir la respiración del blondo. Esta igual de agitada que la mía.

    Unos centímetros que me separan de su rostro. Los segundos más largos de mi vida, todo va en cámara lenta. Los centímetros se convierten en milímetros. Lenta tímidamente, casi pidiendo permiso, contacto mis labios con los de Matt. Mi sistema nervioso se sobrecarga. Él corresponde. Sin poder creerlo, nos besamos con mucha lentitud, como si necesitáramos tiempo para poder sentir con detalle los labios del otro. Mi mente se pone en blanco. Todo mi mundo es el interior de este auto junto a Matt, todo lo demás desaparece. Lentamente, la velocidad de nuestros labios se acelera.

    Sin cortar nuestro beso, me arrodillo en el asiento para poder quedar frente a frente al rubio. Con mi mano aun temblorosa despeino se cabello. El ojiazul me toma de mi chaqueta acercándome más a él. Nuestro beso se convierte en una batalla de labios y lenguas. No solo es la exquisita sensación de placer, sino también el deseo de seguir y seguir se apoderan de mí.

    Las manos de Matt se pasean con violencia por mi torso desacomodando mi vestimenta. Yo le sujeto de la camisa, a la altura del estomago, y la levanto con fuerza hacia arriba, haciendo que se salga de adentro de sus pantalones.

    Siento como el rubio desarma con sus dedos mi moño y desabrocha los botones del cuello de mi camisa. Luego de hacer eso, el ojiazul se separa de mi boca y besa mi cuello con desesperación. Mi sonrisa no puede ser más grande.
    Para estar más cómodos, me dejo caer sobre la puerta del conductor. Cuando lo hago, mi codo izquierdo accidentalmente golpea la bocina del manubrio del auto, haciendo que se escuche un fuerte bocinazo que nos hace separarnos y dar un grito de sobresalto, haciendo que ambos choquemos las cabezas contra el techo del vehículo al mismo tiempo.

    Después de sobarnos por unos instantes las cabezas nos miramos a los ojos de nuevo, riéndonos de manera nerviosa. Nos recostamos cada uno sobre nuestros asientos, tratando de recuperar el aliento, mirándonos fijamente a los ojos. El cabello rubio de Matt estaba hecho un desastre por mi culpa, al igual que su camisa. Su chaleco estaba abierto de par en par y su corbata blanca toda suelta. En mi caso, el cuello de mi camisa y mi moño ya no tenían forma y tenía mi chaqueta a medio sacar. No pude evitar sonreír como un chiquilín mientras intentaba recuperar el aire.

    El rubio también me sonreía mientras intentaba controlar su respiración. Parecía felizmente exhausto, incapaz de decir algo por estar procesando lo que acaba de suceder, al igual que yo.

    Así nos quedamos observándonos mutuamente en silencio por no sé cuánto tiempo.

    -¿Puedes creerlo?- rompí el silencio, sin dejar de observar esos ojos azules que tanto me gustaban.

    Matt solo movió su cabeza de lado a lado sin dejar de sonreír.

    -Yo tampoco… sabes… besas muy bien- le dije riéndome con timidez, pero era la verdad, me había sorprendido para bien.

    El blondo solo se sonrojó y a rió, girando su cabeza hacia el frente.

    -Sería mejor que volvamos ¿No? Antes que alguien se dé cuenta que el auto no está- dije poniendo mi mano sobre la llave para darle arranque, pero Matt me detuvo tomándome el brazo. Giré mi cabeza sorprendido.

    -Tai… es a ti a quien amo, no sé hace cuanto tiempo, no sé cómo pasó, pero sé que ahora estoy seguro.

    Si antes había sentido miedo y tristeza como nunca antes, ahora era lo contrario. Viendo esos ojos azules que demostraban sinceridad y ternura, algo floreció adentro mío. Le agarré de ambas manos con seguridad y le di un largo beso en los labios, cargado de emoción y felicidad.

    -Yo también te amo- le dije al separar nuestros labios, mis ojos se humedecieron rápidamente, pero esta vez no por lagrimas de tristeza como en mi sueño, si no por lagrimas de alegría- no sabes el miedo que tenía que esto te alejara de mí.

    -¿Tú sentir miedo? No me lo creo- me contestó riendo, para después él brindarme un beso rápido, yo acepté gustoso- No me quiero ir, pero tienes razón, ya estuvimos demasiado tiempo afuera.

    Que el rubio dijera que no se quería me hizo reconsiderar lo que yo mismo había dicho sobre largarnos. Pero Matt, al ver mi cara en la cual seguramente se mostraban mis intenciones, me hizo entender con su rostro que era mejor irse.

    Yo solo asentí con mi cabeza y encendí el auto. Lentamente bajamos la colina hasta llegar a los molinos de agua para después continuar por el camino del bosque que nos llevaría de nuevo al edificio. La música del pendrive de Oleg seguía sonando, a un volumen muy bajo. Al parecer toda la música era de la misma banda.

    La felicidad que sentía era indescriptible. Todavía no podía caer a la realidad, era como si fuese un sueño; un hermoso sueño del cual no quería despertar. Me di cuenta que jamás había sentido aquello con ninguna otra persona, jamás me había enamorado así de alguien. Tuve ganas de gritar por la ventana del auto, pero como sabía que nadie me escucharía, no tendría gracia.

    Mientras conducía, giré mi cabeza 90 grados hacia mi derecha, observando lo que para mí era la persona más hermosa del planeta.

    -¿Por qué me ves así?- preguntó con cierto miedo el rubio al ver que lo observaba fijamente.

    -Nunca te dije lo bello que eres.

    Matt rió notoriamente avergonzado.

    -La mirada en el camino Tai- me dijo mientras con su mano en mi barbilla me movía la cara para que mirase al frente.

    Ni bien me soltó del mentón, giré mi cabeza automáticamente hacia él de nuevo, como si tuviese una especie de resorte. Solo deseaba seguir admirando ese rostro perfecto, no tenía ganas de observar otra cosa.

    -jaja que tonto eres, mira hacia delante Tai, el árbol… ¡El árbol! ¡Tai!- exclamó el ojiazul con desespero, señalando hacia el frente.

    Miré hacia el frente. El auto se dirigía hacia los arboles. Después del susto inicial, rápidamente giré el volante para volver a meterme en el camino y evitar destruir el costoso auto. Nos dimos un buen susto, pero después de arreglar el rumbo solo empezamos a reír. Sinceramente sentí que era el momento más feliz de mi vida, con ahora “mi” rubio a mi lado.

    Mientras nos acercábamos al hotel, ambos imaginamos que nos estarían esperando el señor Z, nuestro director, Kevin y las otras autoridades, todos furiosos por tomar “prestado” el auto. Para nuestra suerte, al divisar el hotel, la muchedumbre enojada que habíamos imaginado que nos recibiría no estaba. No había nadie a los alrededores del salón.

    Lentamente estacioné el auto en el mismo lugar afuera del salón, en la misma posición que lo hizo el dueño del hotel para evitar ningún tipo de sospechas. Una vez apagué el motor, junto con el ojiazul acomodamos el interior del auto como estaba antes para evitar que el rubio gigante se diera cuenta que habíamos usado su vehículo. Volvimos a poner el CD de música rara y acomodamos las cosas de la guantera.

    Mientras ocultaba nuestras huellas, me di cuenta de lo despeinado que estaba Matt, con toda su ropa desordenada por mi culpa.

    -¿Oye que haces?- preguntó sonriendo el blondo mientras yo intentaba arreglar su cabello con mis dedos.

    -Culpa mía estas todo desarreglado, no podemos entrar así de nuevo, todos pensarían que nos atacó un oso o algo así.

    -Mmm tienes razón, tu también estas hecho un desastre, déjame ayudarte- dijo para después empezar a arreglar el cuello de mi camisa y el moño que él se había encargado de deformar con tanto gusto.

    Una vez que terminamos de acomodar las vestimentas del otro, aprovechando la soledad en la que nos encontrábamos, volví a unir mis labios con los del rubio antes de salir del auto. Todavía no podía creer que podía besar esa boca, así como la felicidad que sentía al hacerlo.

    Me dije a mi mismo que nunca más podría ver un auto de esa marca sin recordar esa noche. Cada vez que viera el símbolo de esa marca, lo último que vendría a mi mente sería un auto.

    -Tai, el asiento, ponlo en su posición original- señaló Matt antes de cerrar la puerta del acompañante.

    Después de volver a tirar para atrás el asiento lo más que se podía, cerré la puerta del auto e ingresé junto a Matt al salón. Al parecer habíamos pasado completamente desapercibidos por parte de las autoridades, para nuestra fortuna.

    Vimos que habían movido varias mesas, haciendo espacio para que los alumnos pudieran bailar. La fiesta después de la cena había empezado. La mayoría de los alumnos bailaban, pero también había algunos sentados, conversando en los sillones. Otros continuaban comiendo.

    Con el rubio decidimos probar de un pastel que descansaba sobre una mesa larga, llena de bocadillos. Mientras me servía una rebanada, Mimí se me paró al lado. Levantó unas masitas para llevárselas a la boca.

    -¿Dónde te habías metido Tai?- me preguntó mientras saboreaba con gusto el pequeño postre.

    -Por ahí…- contesté sin sacar la mirada de mi torta mientras tarareaba la canción sonaba por los parlantes.

    -¿Por qué estas tan feliz?- preguntó la castaña al ver mi buen humor, yo solo fijé mis ojos en los de ella con una sonrisa.

    Ella me quedó viendo, intentado descifrar mi mirada, como si en mis ojos estuviera escrita la respuesta. Después de unos segundos, mi amiga hizo una expresión de sorpresa, como si me hubiese leído la mente.

    -¿Será que…?- dijo sin sacar sus ojos de los míos, solo seguí sonriéndole- ósea, tu y…- no pude evitar sonreír aun más mientras bajaba mi mirada, seguramente sonrojado- ¿En serio? ¡No me lo puedo creer! – gritó emocionada,
    abrazándome.

    Al separarse de mí, noté que se quedó mirando mi cuello, como si algo hubiera llamado su atención.

    -Veo que la pasaron muy bien- dijo con una sonrisa picara mientras movía el cuello de mi camisa con su mano.

    -¿Eh? ¿Por qué lo dices?

    -Tienes unas marcas moradas en el cuello- me contesta tapándose la sonrisa con su mano- no me imaginaba eso de Matt- agregó riendo.

    No pude evitar que mi rostro levantara temperatura al recordar la razón por la cual tenía esas marcas. Se me vino a la mente cuando Matt me besó el cuello, antes de que accidentalmente tocara la bocina del auto haciendo que nos separáramos.

    -¿De qué hablan?- nos preguntó el rubio en cuestión acercándose a nosotros con una rebanada de torta en sus manos.

    -Ahh de nada, ya me iba- contestó Mimí, guiñándome un ojo mientras se daba media vuelta- Dios, lo que será ese cuarto esta noche…- escuché que dijo mientras se alejaba.

    -¿Eh? ¿Qué dijo? No la escuché- me preguntó el blondo mientras empezaba a degustar su torta.

    -Jaja de nada importante, ya te darás cuenta luego…

    Punto de vista de Ken

    A pesar de lo que había pasado ese día con T.K, debía admitir que la estaba pasando muy bien. Tenía mucha suerte de tener a mis amigos conmigo. Si, no era fácil saber que no era correspondido por el rubio, pero estaba tranquilo de que por lo menos de haberme animado a intentarlo. No era que me conformara con tan poco ni me creyera derrotado. Si no que acepté que T.K no sentía amor por mí. No podía obligarlo a más de lo que le había pedido.

    A pesar de no tener el final que quería, la había pasado muy bien en el viaje, sobre todo porque pasé la mayoría del tiempo con el ojiazul. Esos días quedarían en mi memoria por siempre, no como el recuerdo de algo triste que no pudo ser, sino como lo maravilloso que fue mientras duró.

    Decidí enfocarme en disfrutar de la fiesta de despedida. Bailé una buena parte de la noche con mis compañeros y compañeras. Bailé tanto que me dio hambre nuevamente. Me acerqué a una mesa larga, llena de bocadillos, para servirme un trozo de pastel. Mientras disfrutaba de la exquisita torta, Ray se acercó para servirse también una rebanada. Al igual que todos los presentes, llevaba puesto ropa de gala elegante.

    -Hola Ray, ¿Cómo estas…?- mi voz se fue desvaneciendo al ver el rostro del moreno.

    Una cura adhesiva le cubría el tabique de su nariz y se podía ver una pequeña pero notoria marca morada debajo de su ojo.

    -¿Qué te pasó?- le pregunté, acercándome a él para verlo mejor.

    -Ah ¿esto? No es nada…-sonrió-…solo fue un codazo accidental en un partido de futbol al atardecer, nada importante.

    Me sorprendió que esa fuese la razón de sus heridas. Aunque todo era posible. Sabía que hay idiotas que juegan sucio y usan los brazos en el futbol al momento de marcar, yo también me había comido un codazo alguna vez.

    -¿Cómo la estas pasando? Hoy es su última noche- preguntó simpático el moreno mientras empezaba a degustar su rebanada de torta. Me pregunté como hacía para vivir allí, con la posibilidad de comer cosas así todas las semanas y ser tan delgado.

    -Esta noche, como todo el tiempo que pasamos aquí, es genial. Creo que jamás podré olvidar este viaje- contesté sonriéndole.

    -Y dime… ¿Cómo van las cosas con Takeru? ¿Sirvió ese pequeño favor que te hice?- me preguntó con curiosidad.

    -Sí sirvió y siempre te estaré agradecido, pero… lo nuestro no resultó.

    -Lamento oír eso, aunque es lo mejor… - dijo desviando la mirada mi, colocándola en la multitud que bailaba.

    -¿A qué te refieres, Ray?- le pregunté mirándolo de reojo sin entender lo que había querido decir con eso.

    -Y si, aprendiste que el amor solo es una mentira, pero no vale la pena arrepentirse así que no te sientas mal- dijo con una frialdad que me congeló el alma. Nunca había pensado que aquel muchacho feliz pudiera pensar así.

    -No me arrepiento de lo que hice- dije con firmeza, ahora mirándolo de frente.

    -¿Cómo?

    -No me arrepiento de haberlo intentado- dije demostrando seguridad.

    Sus ojos turquesas se abrieron de par en par.

    - ¿Cómo que no te arrepientes? ¿Qué ganaste con esto que pasó? Nada, solo sufrir ¿Cómo puedes decir eso con tanta seguridad?- preguntó como si lo que yo dije fuese una blasfemia.

    -Es que en el amor no se trata de ganar o ver que puede sacar provecho uno, sino de sentir por el otro sensaciones únicas, sensaciones hermosas, complementándose a uno mismo, haciéndote sentir que esta vida puede ser más maravillosa de lo que ya es, sabiendo que esa persona siente lo mismo por ti- fueron las palabras que me salieron del corazón mientras bajaba mi plato de torta y lo dejaba en la mesa.

    -¿Y qué haces con el dolor cuando ves que todo se acaba y tú no quieres? No puedes decir que te gusta sentir eso- exclamó el castaño, con una cara que reflejaba asombro, pero más que nada incertidumbre.

    -No voy a negar que duele…y mucho, pero es que eso es parte de la vida ¡Y eso es muy bueno si te pones a pensar! ¿Cómo sabrás que es lo bueno de la vida si nunca probaste lo malo?- pregunté sonriendo, sentí que se me
    humedecieron los ojos- a veces las heridas tardan en sanar, y sientes tristeza al darte cuenta que esas experiencias quedaron en el pasado, pero no hay que estar triste porque terminó, sino que hay que agradecer porque pasó, Ray.

    -Pe-pero….pero ¿Cómo puedes intentarlo de nuevo sabiendo que puede fallar? ¿Sabiendo que puedes ser lastimado de nuevo? ¿Eso no te asusta acaso?

    -Uno puede tener dudas, todos las tenemos en algún momento, pero sé que jamás dejaré de buscar la felicidad, me aprecio demasiado para negarme al amor y dejar de intentar, uno no fracasa hasta que deja de esforzarse.

    El hijo del dueño miró el piso, como si estuviese procesando todo lo que había dicho. Levantó la mirada y abrió su boca, pero como si se hubiese arrepentido al último instante o no supiese que decir, volvió a bajar su mirada. La
    expresión en su rostro demostraba confusión, como si no pudiera comprender mis respuestas hacia sus preguntas.

    -Nos vemos Ray, me voy con mis amigos- le saludé mientras agarraba el plato con torta de la mesa.

    No sé cómo, pero sentí que los ojos claros del castaño me siguieron en silencio mientras me alejaba de él.




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    Bueno hasta ahí nomas. el pensamiento de varios debe ser: Al fin se dio! :=hurrahrr: jaja Pasaron 19 capítulos pero bue, mejor tarde que nunca. El próximo cap Davis y T.K tendran mas protagonismo que estos dos últimos capítulos jaja. No se si se lo imaginan a Ken diciendo esas cosas pero bue, Modo sensible on :ph34r: Por si se preguntan lo que cantan no es un lenguaje satanico, es ingles jajaja (se nota que me llevé ingles varios años :wacko: ) por si se preguntan la cancion es esta www.youtube.com/watch?v=HofQQhDv0Rg q por que la puse? no se jaja se me pego hace dias y no me la puedo sacar de encima jaja, asi que nada, la agregué a la historia. Bueno espero subir el otro cap pronto. Adios!!

    Edited by exerodri - 20/11/2016, 20:39
     
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