Lo que nos une (SasuNaru) +16 - ¡CAPITULO FINAL!

Tras volver a Japón, Sasuke de ahora 15 años se reencuentra con el antiguo amor de su niñez, Naruto, quien desata antiguos sentimientos en él y así comienza el camino de descubrir su propia sexualidad

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  1. Celes†ica
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    Hola mis queridos lectores y lectoras :) Hoy les traje un nuevo capítulo, algo atrasada ya que siempre subía mucho antes, pero tengo mis motivos... Sucede que escribí este mismo capítulo casi completo en la notepad, inclusive otro capítulo de otro fic que escribo y al guardar y cerrar la pagina y volver a abrirla más tarde, me di cuenta que se había borrado todo, no sé por qué :( y quedé en la nada, tuve que empezar de cero y reescribir el capítulo, lo que me dio mucho coraje u_u

    Pero aquí esta, basta de explicaciones y les pido que me perdonen TuT
    _____________________________________________________________________________


    ANTERIORMENTE:


    Esta vez Sasuke no estaba equivocado, era imposible. Sólo necesitaba una mísera prueba de preocupación por parte de Naruto, siempre necesitó eso, pero a sus ojos el rubio jamás lo tomó en serio... Aquel amor que creyó sentir, se vio opacado por la falta demostrativa de Naruto, cuando creía que lo tenía, él desaparecía, pero por una extraña razón que jamás pudo explicarse, se volvían a reencontrar de una u otra forma.

    El pelinegro sí estaba seguro de algo, de su confusión.






    CAPITULO ONCE:

    "Encuentros y desencuentros"















    Aquellos pasos tras él sólo podían ser de una persona. Lo más extraño fue que era día sábado, ¿qué podía estar haciendo él ahí? Aún así, presintió quien era hasta el punto de estar seguro de aquello y se detuvo de inmediato. Aquel día Sasuke se dirigía de vuelta a casa luego de comprar algunos víveres, ya que la despensa del hogar Uchiha se estaba quedando vacía, la verdad era que a Madara poco le importaba la seguridad de su sobrino y los motivos de su estadía eran desconocidos.


    – ¡Sasuke-kuuuun!
    – ¿Qué pasa Sai? —dijo Sasuke sin siquiera voltearse, mientras Sai corría hacia él, podía sentir sus pasos.
    – Yo... —respiró con agitación—. Discúlpame, corrí mucho.
    – Ya veo —acotó Sasuke mientras comía con lentitud un helado de paleta.
    – ¿Quieres... quieres ir a mi casa esta tarde? —dijo Sai mientras sus mejillas se tornaban rosadas.
    – Eh... Sai no lo sé, esto e-
    – Tranquilo, no es lo que piensas Sasuke, no soy esa clase de chico.
    – ¡No es eso Sai! —Sasuke bajó la vista debido a aquel vergonzoso comentario.
    – E... ¿Es un sí? Esto es importante para mi, créeme por favor.
    – Bueno, sí. Iré. Pero sólo por un rato.


    La casa de Sai era totalmente diferente a cualquier otra, estaba plagada de cuadros en cada metro cuadrado de pare, muchos de ellos no eran para nada entendibles; constelaciones junto a puertas de varios colores y tamaños, atardeceres junto a libros, personas distorsionadas, seres extraños plagados de sombras.
    Sasuke quedó maravillado, observó a su alrededor admirando cada espacio, cada detalle, sus ojos brillaban al observar tales piezas incomprensibles, al admirar lo desconocido, intentando comprenderlo sin éxito.


    – ¿Te gustó alguno Sasuke?


    No hubo respuesta de parte del Uchiha pequeño, estaba demasiado concentrado en lo que estaba frente a sus ojos.


    – ¿Sasuke?
    – Eh... ¿Sí?
    – Olvídalo — sonrió.
    – Estos cuadros son asombrosos. ¿Los pintaste tú?
    – Si, no son la gran cosa.
    – Lo son... la verdad son impresionantes. —dijo Sasuke con seriedad.
    – No... claro que no.

    En ese momento la expresión en el rostro de Sai se tornó oscura, como si algo en las palabras que pronunció Sasuke le causaran algún estrago. El Uchiha, al darse de lo que había causado, reaccionó.

    – ¿Dije algo malo? —preguntó.
    – Ven.


    Sai caminó por en frente de Sasuke hacia el corredor del apartamento. Sasuke lo siguió en silencio y vio a Sai entrar a una pequeña habitación casi al fondo del estrecho corredor. El Uchiha se quedó parado mientras apoyaba su cuerpo en la puerta, observando el interior del cuarto, notando cada detalle. Era una habitación pequeña y blanca, casi al centro de la misma había un extraña pieza de madera a los ojos del pelinegro, al costado del cuarto había un pequeño sofá rojo con varios cojines sobre él, una pequeña ventana se situaba justamente al margen de este mismo, habían varias hojas blancas tiradas sobre el piso, algunas con trazos sobre ellas, otras completamente en blanco. Sai se situó junto al caballete y observó a Sasuke mientras sonreía.


    (Chicas/os, los que no saben lo que es un caballete, es el objeto de madera en donde dibujan los artistas)


    – Sasuke... Quiero que poses para mi —dijo Sai con seriedad.


    Sasuke no supo como reaccionar ante esa propuesta, estaba completamente anonadado. ¿Acaso dijo posar? Quizás pudo oír mal aquella frase, aunque era muy poco probable. Simplemente se quedó paralizado junto a la puerta sin decir palabra alguna, ¿qué podía hacer bajo esas circunstancias? Aquella palabra le parecía ambigua y parecía que Sai iba en serio pues su rostro estaba serio, como pocas veces antes, sumándole los numerosos cuadros esparcidos por cada rincón de su hogar, intuyó que aquella propuesta iba en serio. Posar para Sasuke significaba muchas cosas, pero lo que se le venía a la cabeza con esa palabra era un montón de imágenes que hallaba sumamente ridículas; todas ellas de modelos de revistas haciendo poses bastante extrañas a su parecer, ¡el Uchiha no podía hacer tal cosa! Luciría absurdo viniendo de él. Su cuerpo comenzó a sudar y a sentir un tibio calor en sus mejillas.

    Al parecer Sai se percató de la engorrosa situación y fue al rescate del Uchiha, soltando una pequeña carcajada, que por cierto no pudo evitar.


    – Ja ja ja, ¡No es nada de lo que crees Sasuke!
    – Ehhh... ¿de lo que creo? Yo... yo no creía nada.
    – Tranquilo, no es nada de eso —sonrió— Sólo siéntate por ahí —apuntó al sofá para luego quitar un montón de hojas blancas sobre él.
    – No creo que sea buena idea Sai. Será mejor que me vaya.
    – ¡Vamos Sasuke-kun! Por favor, sólo siéntate y quédate quieto, es muy fácil. Todo es por motivos artísticos...
    – Mmmm. Está bien, creo que lo soportaré, pero sólo... sólo será un rato, ¿vale?
    – Sí —dijo un Sai más sonriente que de costumbre.


    El Uchiha menor se posicionó sobre el sofá tal y como dijo Sai. Se quedó completamente quieto observando un punto ciego en la pared, pensando en lo extraño de aquel encuentro, estaba erguido a modo de que Sai podía visualizar su deslumbrante y bello perfil. Así pasaron al menos veinte minutos en los que Sasuke no se movió en lo absoluto mientras Sai repasaba una y otra vez la hoja en blanco frente a sus ojos, claro está sin despegar la vista del Uchiha, quien pensaba en el posible calambre que sufriría su cuerpo al levantarse de ahí, intentó mover su cuello y sintió un pequeño dolor en la parte trasera de este, que hacía conexión con su cabeza. Miró a Sai quien permanecía serio y concentradísimo en terminar su boceto.


    – ¿Cuanto falta? Me duele el cuello —se quejó Sasuke.
    – Cinco minutos —respondió Sai sin despegar la vista del papel.

    (...)

    – Sai. Debo preguntarte una cosa.
    – ¿Sí?
    – Es sobre Hinata, me gustaría... saber como está.
    – ¿Hinata? Pues... creí que ella ya no significaba nada para ti.
    – ... Así es. Sólo quiero saber un par de cosas. Es eso.
    – Ya sabes lo que le ocurrió, perdió a su hija y a su novio, pero se encuentra bien.
    – ¿A... A su novio?
    – Hinata es una mujer muy noble y buena, no merecía pasar por esto, ¿sabes?. Cuando le conté mis sentimientos hacia ti, Sasuke-kun, ella me animó a que te contara y luchara por eso.
    – Claro, que noble de ella —el Uchiha dio una semi-sonrisa.

    Sai dio un suspiró de satisfacción y dio por finalizado su cometido.

    – ¿Ya está?
    – Sí, está listo —volvió su sonrisa habitual.
    – ¿Puedo verlo? —dijo Sasuke casi en tono de orden.
    – No... no, aún no está terminado.
    – Bien, pues será la primera y última vez que haré algo así, estas cosas no son lo mío, definitivamente. —Sasuke apoyó su cuerpo contra la pared.
    – ¡Pero la práctica te ayudará Sasuke-kun!
    – No... no lo creo Sai.
    – Sí... Me gustaría que volviéramos a hacerlo.
    – No habrá una próxima vez. No sirvo para esto.
    – No encontraré un mejor modelo, aunque... eres el primero. Por favor Sasuke-kun... es por el bien del Arte.
    – Mmmm. Ya veremos, ahora debo irme, se me hizo tarde.
    – Sí.


    Sai se aproximó poco a poco hacia donde estaba el Uchiha, con su mano quitó uno de los mechones de cabello frente a los peligrosos ojos negros de Sasuke y lo volvió a su lugar con delicadeza. Por su parte, Sasuke no pudo evitar mirar hacia los ojos de Sai, creando una extraña conexión entre ellos, —"¿Qué estoy sintiendo?, ¿Acaso estoy en..."— Sólo eso llegó a pensar el Uchiha cuando sintió los cálidos labios de Sai sobre los suyos, atinó a cerrar sus ojos y dejarse llevar por las innumerables sensaciones que sentía. Fue un beso lento y lujurioso como jamás se hubiera pensado. Sasuke se atrevió a ir mucho más allá y adentró su lengua en la pequeña boca que permanecía abierta, casi como dándole invitación. Sintió el esperado acaloramiento y revirtió su posición dejando esta vez a Sai contra la pared, intentando acorralarlo mientras este último no se opuso a su emplazamiento. Sus manos se volvieron inquietas y repasó el cuerpo de Sai, específicamente bajo sus ropas en la zona de su abdomen que subía y bajaba rápidamente debido a sus jadeos.
    Aquel deseo repentino de sentir a Sai, besarlo y tocarlo como si no hubiera un mañana, la pasión que pudo experimentar, ¡era insoportable! Supo lo que tenía que hacer al sentir como su pene se endurecía con tal prontitud, con su diestra repasó el miembro de su compañero confirmando que este sentía lo mismo que él. Sasuke agarró ambas piernas de Sai, abriéndolas y cruzándolas por entre su parte baja, comenzó a moverse frenéticamente simulando penetraciones y sintiendo el miembro de Sai contra el suyo. ¡No podía evitarlo aunque lo hubiera querido! Quería adueñarse de su cuerpo y esa era la oportunidad, aquellas respiraciones ajetreadas, suspiros y jadeos lo excitaban de sobremanera. Con ambas manos y sin dejar de mover su pelvis intentó quitar la camiseta de Sai, sintió bajo esta misma el sudoroso abdomen del antes nombrado quien no dejaba de morder su labio inferior.


    Entonces... en ese mismo instante al ver los ojos negros de Sai, pudo ver reflejado en ellos a alguien ¿Acaso esos ojos azules lo atormentarían por siempre?


    – ¡Sai! Hermano... ¡llegué!

    (...)

    – Hermano, ¿Dónde estás?

    – Mierda —susurró Sasuke separándose bruscamente de Sai.
    – Eh.... ¡Estoy en el cuarto de dibujo nii-san! —gritó Sai.
    – Vaya... ¡Tú nunca sales de ahí, eh!

    Sasuke se apresuró en tomar una de las hojas blancas del suelo y ponerla sobre su miembro que permanecía erecto; pudo fijarse que en ella estaba dibujada una extraña mariposa —parece extraterrestre— pensó Sasuke para luego darse cuenta de que no había tiempo para pensar en aquella situación, y que estaba actuando como un idiota.

    De pronto un chico de cabello gris blanquecino apareció posicionándose junto a la puerta; los observó con una amable sonrisa en el rostro mientras movía de un lado a otro una bolsa en su mano izquierda.


    – Vaya, veo que trajiste a un amigo. Soy Shin, el hermano mayor de Sai. —dijo extendiéndole la mano.
    – Sasuke... Uchiha Sasuke. —respondió al gesto.
    – Es un gusto Sasuke... ¡Oh, veo que te gustan las mariposas! —dijo riendo mientras observaba aquella extraña situación.
    – Oh... esto... bueno, yo... pasa qu-
    – ¡No importa! ¡¿A quien no le gustan las mariposas?! —sonrió— Sai, traje Sushi... ¿por qué no invitas a tu amigo a cenar?
    – Eh... claro, Sasuke, ¿por qué no te qued-
    – Lo siento, imposible. Debo irme a casa ahora mismo.
    – ¡Qué lástima! Pero bueno, será para una próxima vez —dijo sonriente Shin.
    – Sí —acotó Sai.
    – Claro... adiós, nos vemos.


    El pelinegro se apresuró y caminó rápidamente hacia la salida, casi corriendo, ¡eso fue demasiado vergonzoso! Ya estando fuera del apartamento dio un suspiró de alivio y quitó la bendita hoja de papel de entre sus piernas.


    – ¡¡Sasuke olvidaste tus compras!! —gritó Sai desde dentro, el ruido se extendió hacia la salida pero Sasuke decidió que hacerse el desentendido era sin duda la mejor solución.


    Era desolador pensar que nadie lo esperaba en casa, que su existencia se volvió efímera cuando a nadie le importaba su vida en sí, ¿qué era él?... Cuando Naruto se alejó, sintió que lo perdió todo, ¿ahora quien era su hogar? Madre... Padre... Itachi... y ahora Naruto... Le abarcó una extraña sensación, tal vez era vacío. Cuando vio a Shin y Sai le recordaron sus días felices junto a Itachi y su antigua vida, cuando adoraba a su hermano mayor y era su ejemplo a seguir, no había un día en que no lo recordara. No podía sentir vacío, el era un Uchiha, era fuerte y echarse a morir no era una opción.



    ******* SEMANAS DESPUÉS ********




    – Dime Sai, ¿qué haremos hoy? Pues me siento de buen humor, si quieres puedo posar como en las revistas. O si quieres puede ser algo más artístico, como esas cosas que a ti te gustan, puedo posar como la mona lisa... aunque, sería extraño viniendo de mi, soy muy genial para eso.
    – Hey Sasuke, yo...
    – Mmm, creo que debería encontrar una pose que sea solo mía, puedo ponerle hasta nombre.
    – Sasuk-
    – Sí, Sasuke provo-k, eso suena bien. —dijo mientras se acomodaba en el sofá.
    – ¡Sasuke!
    – Qu... ¿Que pasa?
    – Quiero que hagamos algo diferente hoy.
    – ¿A que te refieres con eso de diferente?
    – Quiero que poses desnudo para mi. —dijo Sai con expresión seria.
    – ¿Te volviste loco? Claro que no.
    – Pero eres perfecto para eso y sólo serán unos cuantos minutos.
    – ¡Olvídalo! —gritó el Uchiha.
    – Muy bien... entonces.

    Sai se acercó lo suficiente e intentó arrebatar la camisa de Sasuke, este por su parte lo empujó al ver tal acción.

    – ¡¿Qué te pasa maldita sea?! —dijo el Uchiha completamente alterado.
    – Vamos Sasuke-kun, tienes un cuerpo muy bonito, por favor... Di que si.
    – ... Está bien, pero no te acerques a mi. Yo mismo lo haré. —Sasuke quitó sus ropas con tranquilidad hasta quedar desnudo.
    – Bien, ahora recuéstate en el sofá.

    El Uchiha acató y optó por tomar una pose casual. Sai se acercó al caballete y tomó un carboncillo de entre sus utensilios, con una expresión de concentración comenzó a dar múltiples trazos al papel pero pasados unos pocos minutos dio un suspiro y se detuvo. Caminó hacia el corredor sin dar palabra alguna, Sasuke creyó que probablemente iba hacia otra habitación y tan pronto como lo pensó Sai apareció nuevamente, con una cajetilla de cigarros en la mano. Se acercó lo suficiente al rostro del Uchiha quien permanecía en la misma posición, Sasuke creyó que iba a besarlo pero no, Sai abrió la cajetilla de una de sus manos y sacó un cigarrillo, con lentitud lo colocó en los labios entre-abiertos de Sasuke quien lo observaba incrédulo, movió su mano hacia uno de los bolsillos de su pantalón y sacó de ellos un encendedor, con este encendió el cigarrillo y volvió a su posición.


    – Opta por la posición que más gustes —dijo— Sasuke situó uno de sus brazos por encima de su cabeza mientras su mano tocaba su cabello, su otra extremidad permanecía intacta sobre su liso abdomen; el cigarrillo se consumía lentamente y el humo lo obligaba a entrecerrar sus penetrantes ojos, los cuales observaban directamente a los de Sai, quien no cambió su rostro de concentración, observando cada detalle de aquel cuerpo frente a sus ojos.


    Pasó tal vez una hora, Sasuke no tenía percepción del tiempo que había transcurrido, pero sabía que era bastante; al menos ambos tenían la seguridad de que Shin no llegaría a tales horas, puesto que ese día Miércoles trabajaba hasta tarde y si llegara y viera la situación que acontecía, poco le importaría. El hermano de Sai era tan liberal como él y a decir verdad, no tenían ningún parentesco ni lazo sanguíneo, se conocieron en un orfanato y puesto que Shin tenía cinco años más que él, al momento de cumplir los 18 lo sacó de ahí y se mantuvieron unidos hasta ahora.


    – He terminado. —Sai alarmó a Sasuke, quien había permanecido inverso en pensamientos vagos.
    – Oh, que bien. —dijo el Uchiha quien sacó el cigarrillo de sus labios, el cual ya se había apagado por la falta de succión hace mucho.
    – Puedes vestirte.
    – No me des ordenes, pareces mi... Hm, nada.


    Sasuke tenía claro lo que ocasionaba en Sai, cada vez que lo miraba a los ojos —cuando no estuviera dibujándolo, claro— este corría la vista al instante. A decir verdad, no tenía idea de lo que significaba el Arte del que tanto hablaba Sai, pero sabía que era una mera excusa para que estuviesen juntos y la idea le agradaba. Sai solía decirle que era la persona más bella que había dibujado alguna vez, que su rostro de niño irradiaba inocencia —aunque fuese sólo su rostro—. No perdía el tiempo para darle cientos de halagos, a su cara, su cuerpo, su intensa voz, su forma de ser... lo que fuera. Como todos los Uchihas, Sasuke era una persona extremadamente vanidosa y muchas veces egoísta así que le satisfacía oír todas las adulaciones que Sai tenía para decirle.
    Tenía claro que no era amor, no, imposible. En algún momento pareció confundido pero aquel sentimiento era diferente, aún no sabía lo que era ni lo que implicaba, pero estaba dispuesto a seguir de la misma forma que hasta ahora.


    – ¿Y bien Sasuke-kun?
    – Me voy.
    – ¿No quieres quedarte esta noche? A mi hermano no le moles-
    – No, nos vemos mañana.



    La noche se había hecho presente y Sasuke estaba a pasos de casa, sin motivo o tal vez por instinto miró su muñeca como muchas veces lo hacía al día sin darse cuenta. Imágenes confusas vinieron a su mente, casi como en acuarela; esos ojos, esa nariz, esa boca, sus sombras lo perseguían incluso en sueños. Con un notable resentimiento quitó la pulsera roja de su muñeca y la arrojó al suelo... ¡Ahora nada los unía!


    – Te lo preguntaré aunque en realidad no me interesa en lo más mínimo, ¿por qué no vuelves a casa y llegas a estas horas de la noche todos los días?
    – No me molestes Madara, ni siquiera deberías estar aqu-
    – Ten cuidado de como me hablas muchacho, ¿no recuerdas lo que pasó la última vez?
    – ¡¡Estoy cansado de esta mierda!!
    – Ja... ¿Crees que me importa? —respondió Madara, con una sonrisa en los labios.
    – Me voy a mi cuarto. No me molestes. —dijo Sasuke para subir lentamente por la escalera.
    – Ahhh —Madara dio un largo suspiro— ¿Quieres que nos divirtamos un rato?
    – ¿A qué te refieres? —se detuvo.
    – A lo que tú imagines, está claro.
    – ¡!
    – ¿Qué me dices? —preguntó Madara.
    – No. Todo lo que venga de ti me suena extraño. —Sasuke continuó ascendiendo.


    ¿Qué quiere Madara realmente?


    ****** AL OTRO DÍA*******




    Luego de clases, como todos los días Sasuke se dirigió a casa de Sai; hizo lo de todos los días, sentarse a hablar de las cosas que le molestaban y afligían, mientras Sai con croquera en mano lo dibujaba. Luego de eso Sai intentaba aproximarse y Sasuke se despedía si no tenía ganas de tales insinuaciones. Hoy era la primera alternativa, no tenía ganas.


    – Debo-
    – Sí —dijo pacientemente Sai.

    A cambio de Naruto —quien aún no aparecía luego de la última conversación, hace casi dos meses— Sai era sumiso y sosegado, siempre estaba ahí para Sasuke, sin exigir nada, sin esperar mucho.

    Ambos bajaron la escalera calladamente hasta llegar a la calle, aún era de día.

    – Te veo mañana.
    – Está bien. —respondió sonriente Sai.

    Sasuke sintió lástima... ¿Lástima? Nunca antes lo había sentido a no ser de sí mismo, era un sentimiento extraño de querer hacer sentir mejor a alguien que no era precisamente él, como si esa persona pidiera misericordia a gritos. ¿Por qué no podía sentir cariño por Sai, como la gente normal? Sasuke se sentía definitivamente fuera de este mundo, lejos de la normalidad. ¿Por qué era tan raro?, sólo una persona en el mundo lograba ocasionar algo cercano al sentimiento de "Amor".

    Lo miró a los ojos y con compasión besó su frente, así sin más. Sai lo miró como si notara todo lo que sentía, como si lo aceptara y se conformara con eso.


    – ¡¡Sasuke!! ¡¿eres tú?!. Por Dios, ¡Si estás más guapo que antes!

    Cabello rojizo, anteojos, ropa provocativa y cara de pervertida.

    – Sin duda eres tú Karin —dijo desanimado, Sasuke.
    – Ehhhh, ¿qué haces con este "rarito"?
    – Tú eres la "rarita", leí en un libro que las tipas exaltadas como tú son una cosa extraña para ver —contestó tranquilo Sai.
    – ¿U... ustedes se conocen?
    – Sí, por desgracia... ¡¡Este espécimen vive en el apartamento de en frente!! Jm —dijo exaltada Karin— Pero Sasuke... tú no cambias, estás aún más guapo, más maduro... ¡Pero oye!, ¿por qué estás aquí?
    – Porque Sai es un conocido.
    – No me refiero a eso. Tu tío, el de la melena y cara asesina les dijo a Suigetsu y Jugo que te irías a Rusia, ¿ya volviste? —Karin acomoda sus lentes.
    – ¿A Rusia? No entiendo de qué hablas... Espera... ¿Suigetsu y Jugo?, ¿están vivos?
    – Eh... ojalá no lo estuvieran, pero sí. Sasuke... no entiendo nada.
    – ¡¿Dónde están?! —preguntó Sasuke.
    – Viven conmigo...
    – ¡¡Llévame con ellos!! ¡Necesito preguntarles algo importante!
    – Hmmm... está bien, pero vamos sin este —apunta a Sai— estemos los dos solos, ¿sí, Sasuke... kun?
    – Cállate Karin, sólo llévame hacia ellos —dijo Sasuke para luego seguir a Karin.

    – ¿Y a esta qué le pasa? —dijo en voz baja Sai.


    Ambos caminaron rápidamente hacia un apartamento en un segundo piso, por fuera se veía idéntico al de Sai. Al girar las llaves y entrar, Sasuke notó de inmediato la melena blanca de Suigetsu, quien parecía estar lavando los platos con el ridículo uniforme que acostumbraba a usar cuando hacía los quehaceres del hogar.


    – ¡¿Ya llegaste maldita zorra?!, ¿trajiste la bebida energética que te pedí?
    – Suigetsu —dijo en voz baja Sasuke.
    – Esa voz... ¡Sasuke! —giró su cabeza y observó de pies a cabeza al Uchiha—. ¡Parece que Rusia te hizo bien!
    – No no, luego te explico eso. Necesito saber todo sobre Madara, todo lo que sepas.
    – ¿Ma... Madara? El nos-
    – Yo te contaré toda la verdad sobre Madara, Sasuke. Es un alivio que estés aquí. —respondió Jugo quien se encontraba en un pequeño sofá en una esquina.






























    CONTINUARÁ.


    __________________________________________________________________________


    Chicas/os como bonus les digo que en el próximo capítulo se descubrirán las verdaderas intenciones de Madara... Y Sasuke se reencontrará con un antiguo amor (quien podrá ser xD) luego de sufrir un percance con Madara Uchiha...

    ¡Nos vemos!


    Edited by Celes†ica - 20/2/2015, 20:53
     
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