Lo que nos une (SasuNaru) +16 - ¡CAPITULO FINAL!

Tras volver a Japón, Sasuke de ahora 15 años se reencuentra con el antiguo amor de su niñez, Naruto, quien desata antiguos sentimientos en él y así comienza el camino de descubrir su propia sexualidad

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  1. Celes†ica
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    ¡Hola queridas/os! ¡Les traigo la conti! Siento el atraso, pero hace varios días entré a la universidad y la verdad no he tenido tiempo para nada, y como ya es fin de semana (happy viernes/sábado) aproveché de escribir... :=ewriting:

    La historia ya está en su desenlace, aunque en el próximo capítulo les traeré nuevas noticias que seguramente les gustarán... No las hago esperar más, aquí la conti ¡Espero les guste! :rolleyes:

    ******Otra info: Chicas, las invito a leer mi otro fic, que en estos momentos tiene mucho más drama que romanticismo, de todas maneras, cambiará prontamente y será drama/"romanticismo" juntos jaja, para quien le guste este tipo de fics (que de hecho sólo he leído de una sola autora u_u) aquí va: https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=70182227 ¡GRACIAS! *******
    ___________________________________________________________________________________


    ANTERIORMENTE:



    Ambos caminaron rápidamente hacia un apartamento en un segundo piso, por fuera se veía idéntico al de Sai. Al girar las llaves y entrar, Sasuke notó de inmediato la melena blanca de Suigetsu, quien parecía estar lavando los platos con el ridículo uniforme que acostumbraba a usar cuando hacía los quehaceres del hogar.


    – ¡¿Ya llegaste maldita zorra?!, ¿trajiste la bebida energética que te pedí?
    – Suigetsu —dijo en voz baja Sasuke.
    – Esa voz... ¡Sasuke! —giró su cabeza y observó de pies a cabeza al Uchiha—. ¡Parece que Rusia te hizo bien!
    – No no, luego te explico eso. Necesito saber todo sobre Madara, todo lo que sepas.
    – ¿Ma... Madara? El nos-
    – Yo te contaré toda la verdad sobre Madara, Sasuke. Es un alivio que estés aquí. —respondió Jugo quien se encontraba en un pequeño sofá en una esquina.







    CAPITULO DOCE:

    "El paso del tiempo sólo deja vidas vacías"
















    – Ahhh Jugo, ¿para qué tan misterioso? .... Espera, espera... ¿Qué acabaste de decir Suigetsu? —preguntó Karin.
    – Tan lerda como siempre Karin... ¡Pues dije que eres una zorra! Je je.
    – ¡Cabrón! ¡No te soporto! ¡Eres un desgraciado! ¿Acaso no sabes como tratar a una mujer? —refunfuñó la pelirroja—. Tú nunca seras como Sasuke... él es sin duda alguna un caballero, él sí que respeta a las mujeres... Además es guapo, y también... tiene un cuerpo perfecto... y ¡Oh! Es tan guapo... quisiera lamerlo entero, hmmm.
    – Ya cállate Karin. —dijo Sasuke secamente—. Jugo, dime. ¿Qué es lo que ibas a decir sobre Madara?
    – Madara nos echó de tu casa, en un momento donde tú no te encontrabas Sasuke. Dijo que tenían asuntos importantes que resolver en Rusia y que debíamos irnos de inmediato.
    – Además, el muy maldito nos quitó todo nuestro dinero. Según él fue por los días que nos quedamos en tu casa, pero tiene pinta de vagabundo, así que no sé. —dijo Suigetsu.
    – ¿Qué? ... Que extraño. No creí que Madara tuviera problemas económicos. Esto... Esto me tiene confundido. —dijo Sasuke.
    – Sasuke, la verdad no conozco que intenciones tiene Madara, pero déjame decirte que sospecho que no es nada bueno. No sé si leíste algo de parte de Itachi, algo que te diera alguna pista.
    – ¿Leer algo de Itachi? ¿Qué quieres decir con eso?
    – Itachi te dejó una carta, ¿acaso Madara no te la pasó?
    – ¿Una carta? ¿De Itachi para mi? —preguntó Sasuke, inquieto.
    – Así es, me la quitó de las manos y dijo que él mismo te la entregaría. —dijo el pelinaranja.


    FLASHBACK DE SASUKE.-


    (En el apartamento de Deidara, meses atrás)


    – ¿Mi hermano nunca te habló de alguien llamado Madara? —preguntó Sasuke.
    – Hmmmm, no... no que recuerde, ¿por qué? —dijo el rubio.
    – Es mi tío.
    – ¿Y qué? Idiota, confía en tu tío... Es tu familia, ¿no?
    – Creo que Itachi no quería que confiara en él.
    – Itachi siempre intentó protegerte, en cambio tú... —susurró el rubio.
    – ¡Ya basta!... Eso no viene al caso.
    – Bueno —dijo Deidara en tono relajado mientras comía un palillo de dango—. Itachi no hacía nada sin una razón, ¿no te dejó alguna carta?



    FIN DEL FLASHBACK.-


    – Una carta... Maldito Deidara, tenías razón. Creo que conocías mucho mejor a mi nii-san que yo. —susurró Sasuke apretando los dientes con un notorio enojo.
    – Eh... pues sí, una carta. En todo caso, ese tipo no me da buena espina. Muy tío tuyo será pero es de esos tipos que no quisieras encontrarte mientras caminas por la calle de noche, en un callejón oscuro por ejemplo.
    – Eso es todo lo que sabemos, Sasuke. Tu tío nos expulsó argumentando que te ibas a Rusia pero ni siquiera tenía dinero para él mismo.
    – E... Está bien. Debo irme.

    Sasuke corrió rápidamente hacia la puerta, mientras Jugo y Suigetsu lo miraban desconcertados.

    – ¡Sasuke, por dios despídete de mi! ¡Yo te... te...-
    – ¿Lo amas? Todos lo sabemos Karin, ya para con ese cuento de ser la fangirl de Sasuke. El no siente ni una pizca de afecto por ti y cada vez nos estresas más con tu amor enfermizo, je je —dijo Suigetsu en tono de burla.
    – ¿Nos? A mí no me importa. —dijo Jugo con cierta indiferencia.
    – Algún día me amará, ya verás maldito. —refunfuñó Karin.
    – BAHHH, qué tal. Aquí todos son fans de Sasuke. ¿Qué queda para mi?


    El Uchiha corrió lo más rápido que pudo hacia su casa, debía encontrar la dichosa carta. Seguramente estaba escondida en algún lugar de las cinco habitaciones y debía obtenerla a como de lugar. Cuando estaba a una cuadra de llegar a su hogar, alguien se impuso frente a él, negándole el paso.


    – ¡Aléjate de mi! ¡Estoy apresurado! —gritó el Uchiha.
    – ¿Qué te pasa? ¡Tenemos que hablar Sasuke!... ¡¡Definitivamente no dejaré que te vayas!! ¡¡Dattebayo!!

    Era nada más y nada menos que Naruto Uzumaki, parado frente a él con ambos brazos elevados, impidiéndole caminar.

    – ¿No ves que estoy corriendo pedazo de idiota? ¡Ya déjame pasar!
    – No... no seas así conmigo, si es por lo que pasó... yo ya lo decidí, ¡lucharé por ti Sasuke! ¡por nosotros! Siento haberme alejado, pero tengo mis buenas razones... ¡acéptame de nuevo en tu vida! ¡ya no tengo orgullo y es por ti Sasuke!
    – Ok, ok. ¿Puede ser después? ¡Necesito ir a casa ahora mismo!
    – ¡¿ME ESTÁS RECHAZANDO?! ¿Después de todo lo que pasó entre nosotros? —dijo el rubio notoriamente molesto.
    – No es eso Naruto, debo irme ahora, adiós.

    Sasuke caminó dos pasos y Naruto lo detuvo, tomó su brazo con tanta fuerza que hasta sintió un dolor agudo emergiendo.

    – ¡No te vayas! ¡Te lo suplico!
    – ¿?
    – No me dejes... prometo cambiar mis actitudes... sé que soy un idiota a veces pero... pero ¡puedo cambiar! —dijo el rubio entre sollozos.
    – Tú no entiendes nada Naruto... Comprende que no es por ti, tengo asuntos importantes que hacer adentro ¿Entiendes?
    – ¿Eh? —Naruto dejó de sollozar y limpió sus lágrimas con su antebrazo— Ahhh ya veo... ¡Ahora entiendo! Está bien... ¡Te vendré a ver mañana mismo si es que quieres! —dijo Naruto mientras mostraba una amplia sonrisa.
    – Eh, sí. Nos vem-

    – ¿Qué haces ahí fuera y con ese muchacho? ¿No recuerdas lo que hablamos?


    Madara Uchiha se asomaba por una de las ventanas del segundo piso, alertando a Sasuke.


    – ¿Qué haces en casa? Tú nunca te encuentras...
    – ¿Acaso no puedo estar en MI casa? —gruñó Madara.
    – Ah, claro.


    Tal vez Madara sospechaba algo. Sasuke estaba más confundido que antes. No tuvo más remedio que subir a su habitación y cerrarla con llave por la noche, no quería encontrarse con una sorpresa durante el transcurso de las horas. Debía esperar el momento preciso e infiltrarse de lleno en su propia casa, buscar la carta y descubrir la verdad. Todo eso en el plazo de 48 horas como máximo (el Uchiha adoraba ponerse retos).

    A la mañana siguiente creyó que era su oportunidad. Madara partía temprano, antes de que el pelinegro se fuera a la escuela y luego volvía muy tarde a casa. Espero su momento en silencio, cautelosamente. Planeó faltar a la escuela y comenzar a investigar en cuanto Madara partiera. Pero no pasó nada.

    "¿No te vas a la escuela?" —escuchó decir a Madara quien parecía inmóvil, sentado en el sofá y viendo televisión.

    No tuvo más remedio que marcharse.


    ***


    – Mmm, pues no creo que sea nada grave, Sasuke-kun. —levantó su cabeza y sonrió.
    – Tengo un mal presentimiento.
    – Oh, pues tal vez unas horas posando para mi quiten esos malos presentimientos. —dijo seriamente Sai, mientras permanecía cabizbajo, concentrado dibujando a quien pasara por el patio de la escuela.
    – Hoy no puedo.
    – ¿Por qué no? —Sai se ergio y lo miró a los ojos— Siempre vienes a mi casa después de clases, mi hermano Shin preparará Oyakodon para ti...
    – No me gusta el Oyakodon. —dijo cortante Sasuke.
    – ¿No? Pero si siempre comes... ¿Acaso te pasa algo? ¿Hice algo malo?
    – No me preguntes estupideces Sai, como si fuésemos... pareja. Sabes que no somos nada.
    – No es eso... sólo quería saber que te pasa, Sasuke-kun.
    – Pues no te incumbe.
    – ... ¿Acaso hay alguien más en tu vida?

    Aquella pregunta le hizo hervir la sangre. ¿Qué le importa a Sai si existe alguien más en su vida? De cualquier modo ellos no eran nada, en ningún momento Sasuke le había hecho alguna proposición y ahora Sai lo bombardeaba con preguntas acerca de su vida personal. Preguntas incómodas y de algún modo posesivas. Tal vez lo estaba tomando de mala manera, pero esos días no habían sido nada buenos para el Uchiha, se sentía irritable. No podía soportar además la estupidez de Sai.

    – ¡¡Me enfermas!! Estúpido... ¡¡¡Sabes que no somos nada!!! —gritó Sasuke a viva voz.


    Absolutamente todos los que se encontraban deambulando por el patio de la escuela, ya sea por chismosos u ociosos, se detuvieron a observarlos. Al parecer el Uchiha dio un grito demasiado enérgico que alertó a toda la escuela.
    Sai se quedó inmóvil, sus mejillas ardieron debido a la vergüenza. Seguramente ahora todos sabrían que él era homosexual y Sasuke también, además de que eran "pareja". El ojinegro (Sai) sabía que tenía serios problemas de actitud, tenía claro que su aspecto era más afeminado que el del resto y que tal vez uno que otro estudiante tenía sus dudas respecto a la sexualidad de él, pero prefería eso a que todo el mundo se enterara de golpe y de tan engorrosa manera acerca de su homosexualidad.

    Los espectadores de aquella situación se quedaron mirándolos, completamente confundidos al haber escuchado esa frase emitida por el Uchiha.


    – ¡¡Y ustedes qué miran pelmazos!! —gritó Sasuke—. ¡¿No tienen nada mejor que hacer?!


    Todos callaron. Cada vez más muchachos/as se unían a observar aquella escena. Sus miradas eran cada vez más intensas y susurraban cosas incomprensibles al oído de la "pareja".


    – ¡¡Chismosos de mierda!! ¡¡Sí, soy gay. Y no tiene por qué importarles!! —gritó el Uchiha, completamente fuera de sus cabales.


    "¡¡SASUKE-KUN!! ¡¡No puede ser posible!!" —decían una tras otra las féminas del público en cuestión, todas se lamentaban y muchas de ellas lloriqueaban al confirmar sus sospechas.

    "No lo puedo creer, es el hermano de Itachi-san" "¿Del chico del extremo superior del cuadro de honor?" "Sí, sí" —cuchicheaban los muchachos—. "¿Y su pareja es Sai?" "¡Quien lo hubiera imaginado!"


    – Ja ja ja... ¿Qué les pasa? ¿Creen que este paliducho escuálido es mi pareja? Pues se equivocan... Sai es sólo un mero conocido, si tuviera novio, sería uno mucho más guapo, de preferencia un modelo. Este idiota no me llega ni a los talones. —dijo Sasuke dándose aires de grandeza—. Y tengo cosas mucho más importantes que hacer que estar aquí con ustedes, tropa de retrasados mentales.


    Cuando el azabache caminó hacia el pasillo, no volteó ni por un segundo. Se sintió satisfecho por su pequeña actuación e incluso sonrió. Se prometió a sí mismo jamás volver a aquella escuela, eso sería un infierno. Si hubiese volteado en aquel preciso instante, habría visto el rostro de Sai impresionado —como nunca antes— con sus ojos llenos de gratitud hacia el Uchiha, sin duda lo había salvado del desprecio público por parte de los estudiantes del instituto. Muchos de ellos eran homosexuales pero se lo guardaban e intentaban molestar e injuriar al de al lado por la más mínima cosa. Era la ley de la vida, menoscabar al más débil.
    Sasuke no se dio cuenta de que esa sería la última vez que vería a Sai, en años.

    A pesar de que todo lo ocurrido había sido sin duda escandaloso, le sirvió de algo, sí. Pudo escaparse de la escuela sin ser percibido, eso le daría tiempo de buscar la carta de Itachi. Cuando llegó a casa no había nadie. Madara no estaba por ningún lugar así que Sasuke puso manos a la obra. Partió por la habitación más pequeña hasta la más grande, pero no pudo encontrar nada, incluso buscó en el sótano y el desván de la casa, pero no halló nada más que fotos viejas de él junto a Itachi cuando eran apenas unos niños. Cogió la que le llamó más la atención y la colocó en su bolsillo. El único cuarto que le faltaba por revisar era el de Madara, que permanecía constantemente cerrado con llave. La carta debía estar ahí sí o sí.


    "No puedo creer que Madara sea tan evidente" —pensó el ojinegro para sí.


    Ahora debía abrir el cerrojo del dichoso cuarto, pero no sabía cómo. Además, ya se le había hecho algo tarde. Aunque faltaban unas dos horas para que Madara llegara, como todos los días.
    No se le ocurrió nada en el transcurso de cinco minutos así que simplemente salió al jardín y subió trepando hacia la habitación de Madara, estando ya frente a él, hizo lo más sencillo, rompió el vidrio con su puño cerrado y entró. Su mano no paraba de sangrar pero no le importó en absoluto. Dio vuelta en el piso el contenido de montones de cajas buscando aquel papel tan preciado, pero no halló más que trapos viejos y cajetillas de cigarrillos esparcidas por el lugar. Abrió cajones, buscó bajo la cama y sobre/bajo los muebles, incluso golpeó las paredes buscando un hueco tras ellas en donde pudo haberla escondido, pero nada. ¡Ah, pero no todo estaba perdido! Le quedaba una opción. Bajo la alfombra, definitivamente debía estar ahí, era el único lugar en el que seguramente Madara jamás imaginaría que buscarían. Sin duda era una idea estupenda. Sasuke la agarró por el extremo y la levantó, escurrió de ahí muchísimo polvo, el azabache tuvo la seguridad de que su madre Mikoto fue la última en limpiar aquella habitación, hace varios años. Pudo divisar un papel blanquecino casi al otro extremo de la alfombra que cubría todo el cuarto, sin duda era la carta de Itachi... Sólo debía inclinarse un poco más en el piso... sólo un poco más...


    – ¿Buscas algo... sobrino?


    Sasuke intentó incorporarse de inmediato al escuchar aquella horrible voz, pero al instante sintió la mano fría de Madara apretando su garganta. Sin duda era muy rápido. Giró unos centímetros su cabeza y vio la carta que tanto anhelaba entre los largos dedos de la otra mano del Uchiha mayor.


    – ¿Pensabas que soy tan estúpido de dejarla en casa?
    – Ma...dara... suél... tame —intentó pronunciar Sasuke mientras aquella mano lo apretaba cada vez más.
    – Oh, sí. Claro.

    El mayor lo soltó sin más reparo y Sasuke cayó de espaldas al suelo mientras intentaba inhalar aire a sus pulmones.

    – Ah... ah... ah ah —respiraba agitado—. Si... si no eres estúpido... entonces ¿por qué... no destruiste esa carta?
    – Ah, sí. Es que sólo quería mostrártela, quería dañar tu autoestima... básicamente por eso. Pero debo admitir que también no lo hice por Itachi... bueno, Itachi era importante para mi, tal vez más de lo que fue para ti y esta carta es lo único que queda de él.
    – ¿De qué hablas? ¡Eres un enfermo! ¡Estás totalmente trastornado! ¡Itachi nunca te conoció!
    – Ya cállate de una vez sobrinito, eres bastante molesto y chillón cuando te lo propones. Y eres el menos indicado para llamarme trastornado... Estaba feliz de la vida en mi bar favorito y me llamaron de tu escuela diciendo que decidiste darle un discurso de moralidad a todo el instituto y luego te fugaste del lugar. Eres un desequilibrado, necesitas ayuda profesion-
    – Entonces es de familia... Ya veo. ¿Podrías darme la carta e irte de aquí? Es simple, Madara. Si te resistes iré a la policía, te lo aseguro.
    – ¿Y qué les dirás? ¿Acaso les dirás que tengo una carta que no te quiero pasar? ¿Qué pruebas tienes de eso? En cambio yo, puedo decir que te fugaste de la escuela, que no llegas a casa hasta altas horas de las noche, entre varias cosas más. ¿A quién le van a creer?
    – ...
    – ¿Lo ves? Estás perdido Sasuke. Además, no tienes ninguna prueba contra mi. Yo no te he hecho nada, nada que sepas al menos.
    – ¡Estás chiflado! ¡No soporto este lugar! ¡¡Por mi me iría ahora mismo!!
    – ¡¡Cállate!! No puedes irte a ningún lugar, yo soy tu tutor. ¿Entendido?
    – ¡¡Pues si puedo irme!! ¡¡Ahora mismo me voy... A mi cuarto!!


    Las dudas inundaban la cabeza del ojinegro, que no paraba de pensar en un montón de cosas mientras estaba tendido en su cama. No podía dormir. No podía pensar con claridad. Si Madara no tenía dinero (por lo que dijeron Suigetsu y Jugo), ¿entonces por qué le dieron su cuidado personal tan fácilmente... a un tío que jamás había visto? Podía irse cuando quisiera de casa, fugarse, pero esa era la solución más fácil y Sasuke jamás fue de esa forma. Necesitaba resolver el misterio. Sus ojos se fueron cerrando lentamente y sin darse cuenta sintió como sucumbía hacia el mundo de los sueños.


    – ¿Podemos hablar un poco, sobrinito?


    Sasuke se despertó de golpe. Madara estaba frente a él con aquellos grandes ojos fijos y expresión salvaje. Intentó levantarse de la cama y correr... correr lo más lejos posible, y si fuera así necesario saltar, saltar por la ventana aunque se quebrara todos los huesos. Sentía, ¿miedo, temor? él nunca fue así, pero sólo aquel hombre, sangre de su sangre le inspiraba aquella terrible sensación.
    Madara lo retuvo, sostuvo ambos brazos del Uchiha menor antes de que pudiera escapar, Sasuke se giró para observar la puerta, la cual estaba evidentemente forzada y abierta.


    – ¿Cómo abriste la-
    – No me subestimes. —susurró Madara.
    – ¡Ya suéltame! ¡Pareces un psicópata!
    – Sólo quiero que hablemos un poco... Quiero que arreglemos las cosas de la mejor manera posible...
    – ¿Cómo? ¿Arreglar las cosas? —preguntó incrédulo el Uchiha menor.
    – Será una manera que te gustará... lo sé. —dijo Madara acercándose cada vez más a Sasuke.
    – ¡Aléjate de mí! ¿Qué mierda te pasa?
    – ¿Qué? Creí que te gustaban este tipo de cosas... Como con tu "amigo" Naruto... y el otro muchacho...
    – ¿El otro? ¿Me has estado siguiendo? —preguntó Sasuke.
    – Bah, ni te has dado cuenta. En fin, sólo juguemos un poco, sobrino. Esto me recuerda a muchas cosas, qué nostálgico. —dijo el mayor.
    – ¿A qué te refieres con eso? ¿Acaso te has vuelto loco? ¿Qué es lo que quieres realmente? —preguntó Sasuke muy a la defensiva.
    – Mmm, ya que soy una persona sincera, lo diré. Sexo... sí, sexo. Y si no es posible, me conformo con una buena chupada o una paja.
    – ¡¿Qué?! ¡¡Ni lo sueñes!! ¡¡Jamás haría algo como eso!!
    – ¿Y cómo es que lo haces con Naruto? ¿Por qué conmigo sería diferente?
    – ¡Eres mi tío!
    – ¿Y eso qué importa? Jajaja... ¿Te acuestas con él pero no conmigo? No hagas diferencias sobrino, eso es algo muy feo.
    – Es totalmente diferente... ¡Tú eres un psicópata y un mentiroso! Pero Naruto es-
    – ¿Dices que soy un mentiroso comparado con él? Hay muchas cosas que no sabes, en realidad, Naruto y yo somos iguales, pero tú jamás lo comprenderías. El te ha escondido muchas más cosas de las que yo.
    – ¡Deja de decir tonterías! Jamás te creeré algo como eso. —dijo firmemente Sasuke.
    – Tus ojos sólo ven la realidad que deseas. Ahora, vamos a lo que importa.


    Sin tapujos Madara se abalanzó sobre Sasuke, intentando alcanzar sus labios para besarlo. Su fuerza era evidentemente mayor y no dudó en apretar cada vez más fuerte las muñecas del menor. ¿Acaso quería violarlo? ¿No le bastó con todo lo acontecido anteriormente? ¿Era en serio?
    Finalmente el mayor logró besar a Sasuke, hizo tanta presión en los labios de este que sangraron. Sasuke se estaba quedando sin alternativas, de ninguna manera podía quedarse ahí sin hacer nada para que Madara se satisfaciera con su pobre cuerpo. El Uchiha mayor se movió frenéticamente intentando desvestir a Sasuke, jaló con tanta fuerza su camisa que todos los botones salieron disparados por el lugar, también quitó sus pantalones y a la vez, el mayor quitó los de él mismo, también su ropa interior. Su miembro ya estaba erecto y dispuesto a penetrar a Sasuke. ¿Acaso ya no había escapatoria? Debía encontrar una forma antes de que fuese demasiado tarde.
    Luego de unos segundos el Uchiha menor atrajo a Madara hacia sí en señal de besarlo, Madara creyó que ese era un indicio de que Sasuke no se resistiría y se acostaría con él así que aceptó el ofrecimiento del menor, se acercó hacia los suaves labios de Sasuke y este a su vez abrió su boca, pero en aquel mismo instante, el azabache lo mordió con tanta fuerza que pudo sentir el sabor a la sangre de Madara dentro de su boca.


    – ¡¡Niñato de mierda!! ¡¡Mira lo que me hiciste!! ¡¡Casi me sacas un pedazo de carne!! ¡¡Juro que te mataré!!


    Madara estaba parado junto a la puerta en la oscura habitación, con una de sus manos sobre su boca intentando detener la hemorragia y a la vez gritando como un demente. De inmediato Sasuke se levantó rápidamente de la cama, tomó los pantalones de Madara y una chaqueta tirada en el suelo y se lanzó por la ventana del segundo piso. Sintió como el hueso de su hombro se dislocaba, pero no le importó el dolor y corrió sin dirección aparente, en aquella fría noche donde sólo llevaba puesta su ropa interior.

    Cuando llegó a una calle desconocida, buscó frenéticamente en los tantos bolsillos del pantalón de Madara. Ahí se encontraba la carta. Era un gran dilema que el egocentrismo y vanidad de Madara (por querer mostrarle la carta) hubieran acabado con él.

    Al fin la tenía en sus manos, de ella aún emanaba el olor del perfume de su nii-san, aunque hubiera muerto hace meses. Ahora era el momento de la verdad, la cruda verdad.


    ***


    "Querido hermano: Mi tiempo se está acabando, aún tengo los ojos abiertos para notarlo. Pero no puedo morir de esta manera, necesito que sepas cuál es la verdad, necesito que te cuides y sobrevivas a como de lugar.
    Todo partió hace diez años, cuando eras apenas un bebé y yo estaba a las puertas de cumplir seis años de edad. No recordarás mis largas ausencias de casa pero yo, por mi parte jamás pude olvidarlas.

    Siempre respeté a nuestro padre, a pesar de todo aún lo sigo haciendo y tú mejor que nadie sabes cómo fue de duro con nosotros. A mi corta edad, Padre me enviaba constantemente a casa de nuestro tío, del que estás prontamente a conocer... Madara.
    Estaba asustado pero feliz de conocerlo, en aquella edad no era capaz de cumplir las altas expectativas de Padre, así que según él, era para que me enseñara algunas cosas. Recuerdo que en el primer día todo fue bien, Madara, nuestro tío, me enseñó algo acerca de logaritmos; por mi parte, me encontraba sumamente feliz de aprender nuevas cosas. Pero aquella noche, todo cambió. Sólo sentí el frío aliento de Madara en mi cuello y aquella sonrisa mientras me violaba.

    Así fue por años, cuando temporalmente nuestro padre me enviaba a ese lugar. Ahora te preguntarás, ¿por qué nunca le dije nada a padre? Y la respuesta es simple: sólo era un niño asustado. No era fácil vivir aquella situación, Madara me amenazaba con hacerles daño a Padre, a Madre y en especial: a ti. Entonces decidí ponerme a prueba, estudié como nunca antes alguien lo ha hecho hasta que llegué a ser el primero de la clase, y esa fue la solución. Cuando cumplí los ocho años de edad Padre jamás me volvió a enviar a casa de nuestro tío debido a mis excelentes notas, naturalmente, él pensó que mis estadías en ese lugar habían dado frutos. Pero aún así, callé por todos estos años, hasta ahora.

    Siempre te he amado, Sasuke. Eres la luz de mi vida. Por lo mismo, no me importa el camino que elijas, pero... existe un secreto mucho más terrible, y espero me perdones, porque sólo lo hice por tu bien, puedo jurarlo.

    Sé que recuerdas las veces en que te prohibí estar con Naruto. Bueno, existe una razón para eso. Naruto y yo nos conocimos desde mucho antes. Yo fui quien le dijo que te hablara, todo estaba planeado Sasuke, todo. Desde el momento en que cruzaron palabras la primera vez, hasta el momento en que te fuiste de Japón. Debes recordar que de pequeño no eras lo que Padre esperaba, por lo mismo él planeó enviarte donde nuestro tío y yo no podía permitirlo. Así que ideé un plan lo mejor que pude. Busqué entre los niños que estarían en tu clase de primer año, investigué a cada uno de ellos y di con Naruto, él era diferente a los demás, era un niño muy solitario y creí que era perfecto; a pesar de parecer un completo idiota, era bastante perspicaz y entendió el plan a la perfección. Recuerdo que luego argumentó que yo era un excelente hermano y desearía tener uno igual: le dije que ahora tú serías como su hermano y debía cuidarte hasta que salieras del país. Y así lo hizo. Hizo todo lo que le pedí hasta el momento en que nuestro padre los descubrió a ti y a él. En realidad yo provoqué que él despertara y los descubriera, y Naruto lo sabía. Lo demás es historia, yo mismo recomendé el internado al que asististe, después de que estabas lejos, me sentí tranquilo. Pero sólo por un tiempo, sólo hasta que nuestros padres murieron, aún me pregunto si fue el Karma quien provocó aquel accidente.

    Sólo hay una cosa que no estuvo planeada. Naruto y tú volvieron a estar juntos después de que volviste, eso jamás estuvo en el plan, no debía haber sido de aquella forma. En esos momentos sólo deberían haberse olvidado el uno al otro. Aún no entiendo por qué Naruto actuó así, desobedeciendo al plan.

    Debes alejarte de Madara, él deseaba que tú fueses de pequeño a su casa, y hacerte las mismas cosas horribles que me hizo a mi padecer de pequeño. Ninguna de sus intenciones es buena. Sólo quiero protegerte, aún después de muerto."



    ***


    Sasuke quedó paralizado después de leer la carta que su hermano le dejó. Por una parte sintió que toda su vida se había basado en una mentira, incluso lo más importante para él: Naruto. Todo era una farsa, todo era parte de un plan, Naruto nunca lo quiso en serio, por eso huía constantemente de él, lo dejaba sólo por semanas y desaparecía. Lo entendió todo. Pero, por otra parte comprendió a Itachi. ¿Quién no podría hacerlo? Todo lo que hizo fue por él. Sintió que lo amaba aún más que antes.
    Pero ahora. ¿Qué debía hacer? Su vida había perdido todo sentido aparente, ¿Acaso debía huir de la cuidad? Pero ni siquiera tenía el dinero suficiente para eso, estaba totalmente perdido y no podía volver con Madara por ningún motivo, tampoco tenía a Sai y ni pensar en Karin, Suigetsu y Jugo: ese sería el primer lugar en donde lo buscaría Madara. ¿Y si se quedaba estático en aquella fría calle?

    Finalmente se decidió por caminar sin dirección, había perdido toda esperanza. Sus ojos se nublaron y las lágrimas no tardaron en correr por sus mejillas: no tenía a nadie, esta vez estaba completamente sólo en el mundo. Ni siquiera podía sentir algo, el dolor en su pecho era tan grande que se hizo insensible a él, sólo podía sentir la calidez de las las lágrimas corriendo una tras otra por su rostro.

    El Uchiha menor decidió adentrarse en el bosque, esa era la mejor opción para pasar la noche y pensar en algo mañana por la mañana. Caminó por lo oscuro del lugar, procurando memorizar el camino para no perderse. Era más tenebroso de lo que había imaginado: podía sentir el sonido que emitían los búhos y lechuzas, también animales que hacían sonar la hierba, además del ruido de las hojas de los árboles debido al fuerte viento. Tampoco podía ver casi nada, todo era terrible para él. Quizás el mismísimo Dios se había encargado de hacer su vida tan miserable. Pero no todo estaba perdido: Madara estaba lejos de él.

    De pronto el azabache sintió el eco de una voz muy peculiar tras él.


    – ¡¡Sasuke!! ¡¡Deja de caminar!! ¡¡Soy yo!!


    ¿Quién más que él podía ser? Naruto estaba aquí, justo tras él y cada vez más cerca de Sasuke. Luego de unos segundos ya estaban cara a cara.


    – Te dije que vendría por ti, dattebayo. —dijo el rubio mientras sonreía.
    – ¿Qué? ¿Acaso te has vuelto loco? ¡Ya lo sé todo! —gritó Sasuke con desenfreno.
    – ¡¿De qué hablas?! ¡Tuve que seguirte por cuadras mientras corrías como un loco! Además después de eso entraste a este bosque... ¡Dame un respiro! ¿quieres?
    – ¡Sé lo de mi hermano y tú Naruto! ¡¡Ya sé que todo era un plan desde el comienzo!! ¡¡No te hagas el desentendido!!
    – ¿Q... Qué? ¿Lo sabes? —dijo el rubio impresionado.
    – ¡Hijo de puta! ¡¡¡Eres el puerco más malnacido que se ha cruzado en mi vida!!! —gritó Sasuke notoriamente herido.





















    CONTINUARÁ.-

    _______________________________________________________________________

    INFORMACIÓN DEL PRÓXIMO CAPÍTULO: Mis queridas/os lectores, les informo que el próximo capítulo será el gran final de esta historia, espero traérselos pronto. También vendrá una información adicional que espero les guste.

    Gracias por leerme durante estos meses y por todos sus lindos comentarios, nos vemos pronto... :=WORKIN:
     
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79 replies since 13/12/2014, 01:14   4828 views
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