Azótame, por favor, azótame. YA DISPONIBLE EN WATTPAD -TERMINADA-

El destino es caprichoso. Un accidente marcara el inicio de una historia llena de amor, pasión y sobretodo, sexo. ¿Te atreves?

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  1. Yûko-chan
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    wow, wow primero HOLA!!
    me gustaaaa!! te lo digo amo de verdad AMO a este misaki que pone celoso a usagi :=uuum:
    aahhhh voy a estar esperando la conti
    besos!! :=deeaaah:
     
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    A secret makes a woman woman

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    (¡¡¡Usui!!!) Muchas gracias por vuestros comentarios y me legro de os guste mi forma de escribir XD yo siempre digo que es muy extraña. Bueno, mis amores las quiero, mucho. Si puedo (ya no prometo nada porque siempre me tardo 35364737 mil siglos en subir la continuación) subiré la continuación el miércoles. Las quiero mucho mis amores; nos vemos (;
     
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  3. Karen Carnero
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    :=NEWWWA:
    Me encanto!! :=DANCING: :=DANCING:
    Sigue así!! Espero el fines de semana con ansias !!
    :=hurrahrr: :=hurrahrr: :=hurrahrr:
     
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    A secret makes a woman woman

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    Capítulo 4:

    -Usagi…
    Le susurro suavemente. Me abraza muy fuerte.
    Siento una gran opresión en el pecho y unas ganas inmensas de llorar me invaden, de repente.
    Se levanta lo justo y necesario para verme a los ojos. Creo que me va ha besar. Sus labios se acercan y… El teléfono de la casa suena. ¡No, Dios! No te bastaba con mandarme a una camilla y tenerme ahí atado mas de una semana, no. Ahora me quitas este precioso momento en el que estaba a nada de acostarme con él.
    -Tengo que cogerlo…
    -Si, claro.
    Le suelto y se levanta. Está despeinado y la camiseta descolocada. ¡Hermoso!
    Le veo desaparecer de la habitación así que me dispongo a salir de aquí. Me voy a mi cuarto y me encierro en el. Bien creo que mejor recapitulo. Me acuesto en la cama y miro hacia el techo.
    Hace una semana, más o menos, me despierto en un hospital sin saber nada. Una semana más tarde me encuentro en una casa, grande, de rico, con un dios griego que resulta ser mi novio. Un trabajo muy bien pagado y con un gran equipo en una editorial muy buena, en donde, dicho sea ya de paso, trabaja mi pareja. ¡Puffff! Me va ha estallar la cabeza. ¡A espera, que falta lo mejor! No llevo con él menos de un día y parece ser que ya le he puesto los cuernos. ¿Por qué me dejaría convencer por esa doctora loca? Y nuestra conversación regresa a mi con una rapidez que casi me desmayo.
    -Doctora, ¿tiene algún consejo?
    -¿Sobre qué?
    -Bueno, es que mañana me dan el alta y no se que hacer cuando este ahí fuera. Yo… No se mucho más que usted sobre mi.
    Se rió y levanto la cabeza de los papeles.
    -Es muy sencillo. Te recomiendo que hagas lo que tu cuerpo te diga que hagas.
    -¿Cómo?
    -En lugar de pensar con la cabeza; déjate llevar por tu cuerpo.
    -Pero… ¿Eso no suele ser al revés?
    -Nunca has oído, ¿los músculos nunca olvidan?
    Giro sobre sus talones y se fue.
    ¡Loca! Menuda locura. No, si el tonto soy yo por creerme las mentiras de esa Doctora Locura. Pero por otro lado, casi consigue que me acueste con él. Y siguiendo esa regla de tres, es mi cuerpo quien me pide eso… ¿Qué hago?
    -¿Misaki? Es tu hermano, quiere hablar contigo.
    Abre la puerta y entra en mi cuarto. Me levanto de la cama y bajo las escaleras. Soy consciente de que no me ha quitado el ojo en todo el camino.
    -Hola hermano.
    -¡Misaki! ¿Cómo estas? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?
    Río.
    -No, tranquilo estoy bien, aunque la cabeza me da muchas vueltas. Pero, por todo lo demás, bien.
    -Me alegro. Solo quería saber si habías llegado bien a casa. Ya sabes que si tienes algún malestar se lo dices a Usagi o a mí.
    -Si, tranquilo.
    -Bueno, solo quería saber eso.
    -¿Qué tal esta tu esposa….- intento recordar su nombre.-… Manami?
    -Bien, esta cansada, así que le di una pastilla y esta ahora durmiendo.
    -¿Y tu hijo?
    -¿Mahiro? Bien, esta viendo los dibujos.
    -Bien, bueno me tengo que ir ya. Quiero ducharme y dormir. Estoy agotado.
    -¿Vas a trabajar mañana?
    -Si, creo que si. ¿Por? ¿Pasa algo?
    -No, solo quería saberlo.
    -Bien. Adiós hermano.
    -Adiós, Misaki y descansa.
    -Descuida, lo hare.
    Cuelgo y me giro. Usagi esta sentado en el sillón con un pie apoyado en la mesa de centro. Miro la pared del teléfono fijo y veo que son las seis y diez. Tengo hambre. Miro la cocina y mi barriga gruñe como un perro enjaulado.
    -¿Tienes hambre?- me mira y me sonrojo. Ahora me doy cuenta. Esta haciendo no se que con unos papeles. Este hombre siempre esta ocupado.
    Yo me limito a asentir con la cabeza repetidas veces. La sangre sube directamente a mis mejillas.
    -Bueno, puedo pedir comida a domicilio. Es que normalmente te ocupabas tu de eso, a mi no se me da nada bien.
    -Si, claro.
    -Bien.
    La comida llega media hora después.
    -¿Comes esto normalmente?
    Me sorprende. El Dios Griego comiendo con un humilde siervo, pizza. Se limita a encogerse de hombros.
    -Esta rica.
    Nos hemos sentado en el suelo del salón. Esta pizza esta deliciosa. Aunque tres semanas enteras comiendo comida de hospital… Todo lo que me servían a partir de aquí me va a saber a gloria.
    -¿Cuánto tiempo llevo trabajando en la editorial?
    -Terminaste la Universidad hace dos años así que… Dos años.- sonríe y le veo los dientes blancos. Se come un trozo de pizza y empiezo a echar cuentas. Veamos hace dos años… Tengo 24 años y él tiene 34 años… No los aparenta ni de coña. Es imposible; da risa.
    -¿Qué es tan gracioso?
    Me saca de mis sueños y le veo con un trozo de pizza en la mano y otro que esta siendo masticado.
    -Tu. Es gracioso como comes pizza.
    -¿A si?
    -Sip.
    Tomo el último trozo de pizza y me lo como en santiamén.
    -¿Estaba rico?
    -Si.
    -Bien, me alegro. Yo tengo que seguir trabajando. Se me ha acumulado el trabajo.
    -De acuerdo. Me voy a duchar y luego a dormir.
    Me levanto y me sirvo un vaso de agua. Me lo bebo y me dirijo al baño. Me ducho con tranquilidad. El agua hace de relajante muscular y me quita todos los malestares. El agua se abre paso por mi cuerpo y me masajea suavemente todo el cuerpo. Me voy a dormir… Antes de que eso pase, detengo el flujo de agua y me salgo de la bañera. Una vez fuera tomo una toalla y me la ato alrededor de la cintura. Me seco el pelo con el secador y me dispongo a vestirme.
    -¡Mierda!
    Me quejo en alto. ¡La ropa! Con las prisas se me ha olvidado. ¡Dios, soy idiota! Bueno ya ni modo. Me toca salir así. Cojo una toalla más pequeña y me la echo a los hombros. Si me sonrojo con esto bastara para taparme ese sonrojo. Salgo del baño y camino con tranquilidad. No hay prisa, tampoco.
    -Entonces así quedamos… Hasta pronto y gracias.
    -¿Con quién hablas?
    La pregunta sale disparada de mi boca, sin que yo lo quiera.
    -No, con…- se da la vuelta y me mira de arriba-abajo. Se ha quedado boquiabierto- Con… Con un amigo.
    -Ah. Buenas noches.
    Sonrío.
    -Buenas noches…
    Camino con tranquilidad y en cuanto entro en mi cuarto cierro la puerta con rapidez. Creo que lo he hecho bien. Dios, eso parecía un desfile de moda. Si doy un traspié estoy descalificado. Me visto con un pijama verde y acuesto a dormir. Mis sueños están cubiertos de ojos violetas y lilas claritos e insinuaciones indebidas.

    Capítulo 5:

    La mañana llega y mi teléfono suena. Parece ser que tenía una alarma programada. Son las 7 menos diez. Me levanto y me visto. Opto por unos vaqueros azules cielo, una camiseta blanca de mangas beis y una chaqueta negra. Los zapatos ya los escogeré ahora. Bajo al salón-comedor-cocina y me dispongo a preparar el desayuno cuando me fijo en una botella de vino rojo a medio acabar y una copa con restos de este en ella. Vaya, se puso a beber cuando me fui a dormir. Lo recojo y lo dejo todo en la encimera color crema. Hago un exquisito desayuno. Bueno, no se me ha olvidado como hacer un desayuno exquisito, eso es algo. Miro el reloj y faltan unos segundos para que den las ocho en punto. Cuando las manecillas marcan las ocho en punto clavadas, las puertas del estudio se abren. Las ocho en punto y él, clavado como un reloj, abre la puerta de su cuarto. ¿Qué pasa con este tipo? ¿Es qué acaso se la pasa mirando el reloj y en cuando faltan unos segundos para las ocho abre la puerta? Pero que aburrida tiene que ser su vida.
    -¿Misaki?
    ¿Eh?
    -Si, dime.
    -Buenos días.
    -Ah, si, buenos días.
    Sonrió nervioso y el me sonríe. Tiene un peluche grande cogido por la pata y se ve como un niño pequeño.
    -Vaya, te has acordado.
    Me dice señalando el desayuno.
    -No, pero una vez en la cocina me deje llevar.
    -Bueno, me alegro de que ya estés mejor.
    -Si.
    -Te llevare al trabajo.
    -No hace falta. En autobús no se tarda ni diez minutos.
    - Te llevo y punto.
    -Pero…
    -Te llevo.
    Quién le dice que no.
    Comemos en completo silencio y nos marchamos a la editorial. Una vez allí me bajo y él me detiene.
    -Ten cuidado.
    -¿Cuidado?
    -Si, con… Tu solo ten cuidado.
    -No sé a lo que…
    Y entonces caigo en la cuenta de que sé refiere a Kyo.
    -Mira, sé que me equivoque, pero te pido disculpas, de verdad.
    -Solo te he pedido que tengas cuidado, nada más.
    Quieto, parado, ahí. ¿Me lo está ordenado? Ya bastante he hecho aguantándole esta mañana y ayer. No, se está pasando.
    -Yo… Claro lo tendré.
    -Bien. Qué tengas un buen día.
    -Gracias.
    Salgo del coche y cando subo las escaleras me encuentro a Kyo hablando con un chico de cabello negro y ojos grises. Él chico me mira y desaparece a través de las puertas de cristal. Kyo se da la vuelta y me mira. Me detengo en el penúltimo escalón y le sonrió. ¡Perfecto! Por el rabillo del ojo me doy cuenta de que el deportivo rojo sigue aparcado y él me esta mirando. Sonrió para mi mismo y alzo la voz para que Kyo y Usagi me oigan alto y claro.
    -¡Kyo! Buenos días.
    -Misaki, que agradable sorpresa.
    -Gracias. Oye, ¿aun sigue en pie esa cita?
    -Pues claro.
    -En ese caso, creo que acepto.
    Siento la mirada asesina de Akihiko clavarse en mi espalda y recorrer mi cuerpo. La puerta del coche se abre y escucho como avanza a grandes zancadas. Sube las escaleras y llega hasta nosotros en un abrir y cerrar de ojos.
    -Akihiko…
    -Kyo…
    -¿Ya te has enterado? Misaki, ha aceptado salir conmigo a una cita. ¿Qué te parece?
    -No soy nadie para prohibirle nada a Misaki, ¿verdad?
    Me rodea con el brazo la cintura y me atrae hacia él. Él chico de antes aparece y me mira un momento y luego gira su cabeza hacia Kyo.
    -Sensei, la reunión esta a punto de empezar. Tres minutos.
    -De acuerdo. Me marcho. Misaki…- me abraza y correspondo el abrazo.- Akihiko…
    Se dan un apretón de manos y Kyo se macha.
    Me tiene agarrado de la cintura y siento sus dedos clavarse en mis caderas. Le falta tiempo para girarse y mirarme a los ojos.
    -Misaki.
    -Akihiko.
    Le desafío con la mirada. Me agarra las muñecas y me mira fijamente con esos ojos violetas que me matan y me desarman.
    Suspiro.
    -No te conviene.
    -Tú no decides eso.
    Suspira.
    -No me lo pongas tan difícil.
    -No te lo pongo difícil.
    Me mira detenidamente y luego me suelta.
    -Tengo que ir a trabajar.
    -Misaki, ¿confías en mí?
    ¿Qué?
    Me quedo en silencio.
    -¿Por qué no?
    -Porque, hay tantas cosas que desconozco de ti. Eres mi novio, pero me escondes tantas cosas. ¿Qué tengo saber? ¿A que le tienes tanto miedo?
    -A que me dejes. A que huyas de mí sin dejarme luchar por ti. A perderte.
    Se acerca a mí y me envuelve la cara con sus manos grandes y frías. Cierro los ojos y suspiro.
    -Te prometo que no voy ha huir, pero cuéntamelo.
    Sé queda en silencio unos segundos y me suelta.
    -Que tengas un buen día.
    Se marcha, dejándome clavado en el sitio. Suelto todo el aire que llevo conteniendo.
    -¿Misaki?
    Me giro y veo a Ai con unos leggims negros, una camiseta blanca, una americana añil y unos botines negros. Sonrío.
    -Buenos días, Ai.
    -Buenos días. ¿Entras?
    Me sonríe y entramos. Me enseña diversos sitios y por ultimo mi despacho.
    -Es aquí.
    Me sonríe como una presentadora de televisión y entramos. Es grande. Una gran mesa de cristal negro y patas de metal con dos pantallas de ordenador, ocupa gran parte del despacho. Dos sofás, uno enfrente del otro, separados por una mesa de cristal de patas marrones. Entro, y por la gran ventana que hace de pared, entra la preciosa luz de la mañana e ilumina las paredes de los lados que están forradas de armarios blancos. Al entrar y cerrar la puerta me fijo en el cuadro que se encuentra a la derecha de la puerta. Es un paisaje con colores verdes, amarrillos y tierras muy bien combinados y exagerados. Al otro lado, una televisión negra en la pared.
    -Uau. Es… Grande.
    -Es muy formal para mi gusto.
    -¿De verdad?
    -Si. Pero, aquí tú eres el jefe. ¿Empezamos?
    -Claro.
    Nos sentamos en los sofás y empezamos a repasar mi agenda para ese día. Estoy muy atareado. No hacen más que llegar papeles a mi despacho. Todos ideas para la promoción de varios libros y de un nuevo producto. ¡Menudo desastre! Hasta la hora de la comida la he tenido muy atareada. Hacia las ocho y media me desocupo y reviso mis mensajes. Tengo uno de Usagi.
    De: Usami, Akihiko
    Para: Takahashi, Misaki
    5 de Junio, 17:08
    Cuando te termines de trabajar me mandas un mensaje y voy a recogerte.

    Suspiro y me acomodo en la silla negra de mi despacho. Me doy la vuelta y miro la preciosa vista que tengo de Tokio a esas horas. La noche amenaza con llegar, pero la gente sigue en la calle caminando y disfrutando del precioso atardecer. Miro el mensaje de arriba-abajo y decido que ya es hora de volver a casa. Le mando un mensaje y cinco minutos más tarde ya me esta recogiendo en la entrada de la editorial.
    -¿Qué tal el día?
    -Agotador. ¿Siempre es así?
    -Si, pero tu siempre sabes como manejarlo.
    Me mira y sonríe.
    -¿En serio?
    - Si…
    Mira hacia delante. Después de esto se mantiene en silencio. Un silencio largo e incomodo.
    Cuando llegamos preparo la cena. Un estofado. Durante la cena en lo único en que me puedo fijar es en que no se come los pimientos. Como un niño pequeño separa los pimientos. Me río y como. Esa ha sido la rutina de la cena. Hacia las diez, ya estoy agotado y nos vamos a dormir. Me duermo enseguida…
    Las tres y media… Me he desvelado. Bueno pues me voy al baño. Tal vez dar vueltas me ayude. Me levanto y camino en silencio. Paso delante de la puerta del albino y me detengo en seco. ¿Dónde esta el baño de este piso? ¡Joder! ¡Maldita sea mi memoria de hormiga! Nada, ya me toco adivinar. Camino y me doy cuenta de que el pasillo se acaba. Justo en frente de mi, se rigüe majestuosa una puerta blanca con un pomo dorado que brilla en esta inmensa oscuridad. Trago saliva y giro el pomo. ¡Dios, qué sea el baño!
    -Ay, Dios mío.
    Es una habitación muy pequeña. En medio hay dos sofás de cuero negro pegados. Una mesa a cada extremo de madera oscura y con una lamparita blanca. De frente a la puerta una gran colección de fustas y látigos. En este orden: color blanco, madera pino, madera oscura y negro. Los látigos están encima de las fustas. A la izquierda unos armarios marrones con trajes o disfraces y muchos cajones. A la derecha, en paralelo y semejante al otro armario más trajes y más cajones. En una encimera que hay en los dos lados–tanto derecha como izquierda–un montón de complementos como orejas de gato, colas y demás.
    -¿Misaki?
    Estoy pasmado en la puerta, con los ojos como platos. Giro mi cabeza y veo a Usagi con un pantalón de chándal blanco y una camiseta lila.
    -¿Qué es esto?
    Me mira y creo que la respiración se le corta.
    -Misaki… No quería que vieras esto…
    Corre a cerrar la puerta pero se lo impido poniendo mi mano en la puerta.
    -No, explícame qué coño es esto.
    Mi voz ha subido varios crescendos. Relájate… Le miro y suelto todo el aire.
    -Solo… Es un cuarto
    -¿¡Solo un cuarto!? Por dios, si esto es solo un cuarto; la casa de la tortura es solo una casa.
    Le miro y pongo mis manos en su pecho.
    -No te estoy juzgando, pero, por favor, dime que esto. Yo vivía contigo, debía saber de la existencia de este cuarto, ¿no?
    -Si… Pero, no estas listo para verlo. No, hasta recuperaras al menos la mitad de tus recuerdos.
    Me coge las manos y se las lleva a la boca. Las besa y siento como su respiración cambia.
    -¿Esto es lo que tanto temías que supiera de ti?
    Baja la vista y no me suelta las manos. Tiene miedo de que me vaya. Miro al interior de la habitación y camino hacia ella. Nuestras manos se sueltan y miro detenidamente cada cosa que puedo observar.
    -Ven
    Creo que se ha decidido ha mostrármelo. ¡Gracias, dios, ya pensé que no existías!
    Me lleva al mueble de la izquierda y abre las puertas correderas del armario. Ante mí se extiende una gran llanura de cintas de video VHS con diversas pegatinas blancas. Paso los dedos por una de las pegatinas de un video VHS y veo que pone con rotulador negro: 20/4 Playa
    -¿Qué significa? ¿Es qué eres un obseso de las cinta VHS?
    Se ríe y se me acerca.
    -No.
    Se ríe.
    -Solo tú podrías pensar eso…
    Susurra. Camino un poco hacia la derecha y miro las cintas. Después de un buen rato me dice:
    -Misaki, te propongo algo. Si quieres te podría mostrar todo… De principio a fin, pero solo si tu quieres.
    Sonrío y me giró de nuevo hacia las cintas y me encojo de hombros. Alarga la mano y coge la cinta que yo antes toque.
    -Te lo mostrare.

    Me siento en el sillón del salón y me cruzo de piernas. Él toma asiento a mi izquierda y me toma de la mano. Le sonrío y miro atentamente la pantalla.
    La cámara esta grabando la arena blanca de playa y enseguida sube y me muestra a mi sonriendo con unas gafas de sol en la cabeza.
    -¿Te gusta?
    -Mucho. Gracias, Usagi.
    -De nada, Misaki.
    Usagi se me acerca y gira la cámara para mostrarnos a los dos.
    -Mi premio.
    Se golpe varias veces la mejilla y yo le doy un suave beso en la mejilla. Me rio, parece un perrito. Fuera de la grabación, él me mira y me suelta la mano.
    La escena cambia radicalmente y ahora, seguimos en la playa, pero es de noche. La cámara ya no la tiene Usagi, ni yo. Parece ser que esta quieta en algún lugar. Usagi acomoda la cámara y se retira y me muestra a mi, de rodillas con las manos atadas a la cabeza y los ojos vendados. Usagi coge la cámara y se acerca de nuevo a mi. Me acaricia la mandíbula y me obliga, con el pulgar e índice, ha abrir la boca. Me agarra del pelo, con fuerza, y me pongo ha hacerle una felación. Cojo el mando con rapidez y detengo la grabación.
    -¿Estás bien?
    -No… Si, es solo que…
    -Sabía que no tenía que mostrártelo…
    Me aprieto la cabeza con fuerza y miles de imágenes me vienen a la cabeza.
    -¡Misaki!
    Salta y me abraza. Sacudo la cabeza y mi ser viaja en el tiempo.
    relatalia-separador-01
    Estoy sentando en el suelo del salón principal con las piernas estiradas y cruzadas. A mi lado una botella de vino rojo y una copa medio llena con este. Estoy revisando unos papeles. Trabajo. Tomo la copa y doy un sorbo al vino. Dejo la copa en el suelo y al instante siento unos brazos rodearme.
    -¿Usagi?
    -Misaki, ¿estás bebiendo?
    -Si, ¿quieres?
    -Te quiero a ti.
    Me doy la vuelta. Se lanza a mis labios y me roba el aliento. Gimo entre besos. Me recuesta en el suelo–aun besándome–se separa de mi y me mira.
    -¿Quieres jugar?
    -Quiero jugar.
    Sonrío. Me quita la camiseta y el pantalón. Me quedo con el Calvin Klein blanco y de elástico negro. Él se quita la camisa negra y se queda con el pantalón negro. Me atrevo a mirar y me quedo sin aliento. Su perfecto pecho, sus fuertes brazos y sus abdominales de otro mundo. Todo es perfecto. Me muerdo el labio y siento que una deliciosa corriente me recorre la espina dorsal. Su incandescente mirada despierta mi excitación. Se da la vuelta y camina tranquilo hasta las escaleras, recoge algo del último escalón y se encamina hacia mí, de nuevo. Me muestra unas esposas de metal plateadas y una de las fustas que vi colgadas en la habitación de los VHS. La fusta es color madera pino y me sonrojo. Me siento sobre mis talones y pongo las manos detrás de la espalda y él me coloca las esposas muy apretadas.
    -¡Ah!
    Me quejo en alto y le escucho reírse levemente. Camina y se coloca delante de mí.
    -De pie.
    Su voz es ronca y suave, pero firme y decidida.
    -Bien, Misaki. ¿Recuerdas lo que me prometiste sobre el alcohol?
    -Si…
    Las piernas me tiemblan y mi excitación no hace más que crecer.
    -Recuérdamelo.
    Lo sabía. Estoy metido en un buen lío.
    -Nunca beberé solo o con otra persona. Las únicas veces que puedo beber es cuando este contigo.
    -Bien.
    Se agacha y recoge la copa de vino medio llena.
    -¿Y qué significa esto?
    -Estaba bebiendo.
    Con la fusta me levanta la cara y le miro a los ojos. ¡Oh, sus ojos!
    -¿Estabas bebiendo?
    -Lo siento.
    -No me vale. Tengo que recordarte que pasa cuando rompes una promesa.
    Con la fusta, recorre el largo de mi cuello y se detiene en mi pecho. Me golpea con fuerza en los pezones y yo solo gimo. Una, dos… Hasta cuatro veces; dos en cada pezón. Sigue bajando y me golpea en el abdomen. Da la vuelta con la fusta aun en mi cuerpo. Levanta la fusta y me da un fuerte golpe en el culo.
    -¡Ah!
    Gimo.
    -¿No vas a repetirlo?
    -No, lo prometo.
    -Bien… De rodillas.
    Lo hago y me siento sobre mis talones. Se agacha y recoge la botella de vino y sirve en la copa hasta que queda llena. Da dos tragos muy largos y con la fusta me levanta la cabeza. Tira la fusta a sus pies y abro la boca. Levanta la copa a unos centímetros de mi boca y deja caer el vino. Mmmm… Una nueva y deliciosa forma de beber vino. Trago el líquido y él vuelve a dar otro trago. Se sienta en el sillón, de frente a mí. Agacho la cabeza y me muerdo el labio inferior. Miro a todos lados menos a él.
    -Mírame.
    Su voz me atonta pero obedezco. Levanto la mirada y veo que abre las piernas. Sé lo que eso significa. ¿Lo sé de verdad? En esos momentos sí lo sabía. Gateo hasta su entrepierna. Paso mi lengua por encima de la fina tela del pantalón y él da otro trago a la copa sin quitarme el ojo de encima y yo, lo mismo. Muerdo el elástico del pantalón y lo bajo lentamente, haciendo que la tela roce sus piernas y despierte esa parte de él que tanto me gusta atender. Una vez he terminado veo que la pequeña tela que me separa de su pene, sobra. Muerdo, de nuevo, el elástico y le escucho suspirar. La bajo de un tirón y me muestra su erección. Me relamo. Le paso mi lengua por el largo y después me centro en la punta. Meto la puta en mi boca, levanto la vista para ver que cara pone. Esta mirando hacia la izquierda con la copa en la mano. Casi se acaba el vino. Me mira y bajo la mirada. Me esta costando mucho. Con las manos en la espalda me es imposible sujetarme a nada. Subo y bajo con rapidez y me dejo llevar por la excitación y la deliciosa sensación que ello me provoca.
    -Misaki…
    Gime mi nombre y eso hace que mi erección crezca. Me sujeta la cabeza y me marca el ritmo. Subo y bajo, mientras gime y al poco se corre. Trago su semen. No esta mal. Me relamo la comisura de los labios.
    -De pie.
    Lo hago y él, se para da dos vueltas alrededor de mí y me baja con mucha elegancia y delicadamente el bóxer. Doy un paso a la izquierda y salgo de el. Sube despacio, me pasa las manos por las piernas mientras me da besos fugaces en las mismas. Se salta mi entrepierna que pide a gritos que la atiendan y me sigue dando besos en el abdomen, mientras sus manos se detienen en mi entrepierna. ¡Alabado sea Dios! Sus fugaces besos se detienen en mis pezones y después suben por el largo de mi cuello, haciendo que gima y suspire por él. Echo la cabeza hacia un lado y me dejo llevar por esos besos.
    -¿Listo?
    -Listísimo.
    Me coge como una princesa y me lleva a la mesa del comedor. Me deja en el suelo y me da la vuelta. Me recuesta en la mesa, dejando mis manos esposas mirándole. De no sé donde, saca una llave y me quita las esposas. Las deja caer al suelo y me da la vuelta. Estiro los brazos hacia arriba y él se baja el pantalón lo justo para poder… Echo la cabeza hacia atrás y suelto el aire que llevo guardando desde hace rato. Se acomoda entre mis piernas y me besa suavemente el abdomen, el pecho, el cuello y la boca. Entra en mí con tanta fuerza que levanto las piernas y gimo fuerte.
    -Tranquilo. Además este es tu castigo por romper tu promesa.
    -Aaah…
    Con fuerza, se agarra al extremo de la mesa y me ordena con voz roca, que le abrace. Eso me indica que va a ser sexo duro lo de esta noche. Empieza a entrar y salir con fuerza mientras gimo en su oído y le paso mis dedos por la espalda.
    -¡Ah!
    Me besa con fuerza y baja una de sus manos a mi entre pierna y me masturba hasta ya no poder más. Nos corremos.
    Lo siguiente que recuerdo que es que me lleva a nuestra cama, y allí me hace el amor entre suaves caricias, dulces palabras y sabanas manchadas de sudor… y de algo más.
    relatalia-separador-01
    -¡Misaki!
    Sacudo la cabeza y le miro. ¿Eso es lo qué hacemos? Yo…
    -Podrías dejarme solo, quiero…
    -No, Misaki.
    -Por favor, te prometo que no me voy a ir a ninguna parte. ¿De acuerdo?
    Le sonrío y desvío la mirada. Siento como mis mejillas se encienden solo de verle. Dios mío… Eso es tener `sexo duro´… La verdad es que, me excita solo de recordarlo. Lo que paso aquella noche, lo que paso las noches anteriores o lo que pasara las noches que viene. Deseo recordarlo todo.
    -De acuerdo.
    Cede, al fin. Se levanta y sale del segundo salón. Suelto el aire que llevo aguando. Me levanto, una vez que me he asegurado que ya está en su cuarto, para ir a la cocina y coger una de las tantas latas de cerveza y beber. Miro hacia la primera puerta empezando por la izquierda-la habitación de los VHS-y me decido. Todo lo que debo saber esta en esos VHS. Voy al cuarto, recojo unos cuantos VHS y me regreso con la lata y las cinta. Doy al Play y la grabación empieza de nuevo.


    Bueno mis amores, continuación. Espera, wow, ¿yo subiendo una continuación un día miércoles? Eso es más raro que, yo subiendo una continuación puntual. No, ahora en serio. Es que el fin de semana no puedo, así que la subo ahora. Espero os haya gustado y que os quedéis para saber cual es el final de esta preciosa historia.
    PD: ¿Qué parte os ha gustado más? :3


    Edited by £Akemi£ - 15/4/2015, 20:49
     
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  5. Karen Carnero
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    :=NEWWWA:
    Iba a ir a dormir, pero leí ''Actualizado 15 de abril'' y bueno... a desvelarse :DDD
    me encanta! Gracias por esto :D
    :=hurrahrr: :=hurrahrr: :=hurrahrr:
     
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    Oh por dios, acabo de leerlo todo y me quede con cara de wtf es hermoso!.
    Es de los tres mejores fics en este foro a mi parecer y créeme he leído casi todos los fics de éste.
    La idea es genial y muy original ademad de que sabes desarrollarla, espero la continuación por favor:)
     
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    Karen Carnero: Perdóname por hacer que te desvelaras. Aunque confieso que yo lo he hecho millones de veces. Gracias mi amor, por leerlo. Me encanta que comentes ;)
    Sakura Yoshino: Mil gracias por comentar. Me alegro muchísimo que te haya gustado. ¿¡De verdad crees que es uno de los tres mejores!? Gracias, me has hecho inmensamente feliz y a ti te dedico esta continuación. Gracias mi amor, por leer. Espero verte más por aquí ;)


    Capítulo 6:
    Diez cintas, cuatro cervezas y un doler de cabeza impresionante más tarde, me encuentro en el sillón durmiendo la mona. No tolero el alcohol. Soy pésimo bebiendo, por lo que veo. Me levanto. Mi cuerpo, dios, me pesa todo. Camino despacio hacia el baño. Abro la llave y me doy una ducha rápida y con agua muy caliente. Subo corriendo las escaleras y me visto. Unos tejanos negros, un jersey gris y una americana diplomática negra. Salgo del cuarto con una toalla en la cabeza. No sé como, pero encuentro en uno de los tantos baños, pastillas y me las tomo como caramelos. Miro el reloj y son las siete menos veinte. Miro mi teléfono y apago la alarma para que no suene. Hago un desayuno muy básico y me tomo un zumo de naranja antes de que él baje. Ocho en punto y escucho las puerta de su cuarto abrirse. Esta vestido con un pantalón y chaleco añil, camisa blanca impoluta y corbata violeta azulada. La corbata resalta sus preciosos ojos. El oso, como no, ocupa el sito que da a la ventana y yo enfrente de Usagi.
    -¿Misaki?
    -¿Si?
    Pincho con los palillos los huevos y me los llevo a la boca.
    -¿Has pensado en lo qué paso ayer?
    -Si…
    Trago el trozo de huevo
    -Y ya he me he decidió.
    -¿De verdad?
    -Si, pero hablamos más tarde, ahora tengo que irme.
    -Te llevo.
    ¡Dios! De acuerdo, de acuerdo. No quiero discutir.
    -Bien, vamos que tengo una reunión a las ocho y media.
    El camino es silencioso hasta que nos detenemos en un semáforo y Usagi habla.
    -Tienes que ir a revisión.
    -¿Qué?
    No levanto la vista de los papeles que tengo en la mano. Tengo revisarlo todo antes de la reunión.
    -Tienes que ir al hospital para que Olivia mire que tal van tus heridas. ¿Te tomas las pastillas?
    ¿Pastillas? ¡Otras! Se me paso. Levanto la vista de los papeles y me giro hacia Usagi.
    -¿Misaki? Dime, que las estas tomando.
    -Si…Si, claro.
    -Mientes.
    Suspiro.
    -Conduce. Ya esta en verde y yo llego tarde.
    Me hace caso y después de un buen rato en silencio llegamos. Me bajo y le miro.
    -Lo siento.
    Me mira y me acerco para darle un beso en los labios.
    -Nos vemos.
    Cierro la puerta del coche y entro en la editorial. Una vez dentro me preparo para la gran batalla que se me viene encima.
    relatalia-separador-01
    Las tres y media. El día ha sido muy productivo. He conseguido que aprueben la campaña publicitaria que tengo prevista para el nuevo producto de la editorial y en cuanto al libro. No nos hemos puesto de acuerdo así que tengo que buscar algo más… Extraordinario. Tomo un sorbo del zumo de naranja y reviso los nuevos pedidos para los libros. Ai y los demás se van a reunir conmigo en mi despacho. Muerdo el bocadillo que he comprado en la cafetería de enfrente cuando escucho la puerta del despacho sonar.
    -Adelante.
    -¡Hola, Misaki!
    -Hola, chicos. Pasad.
    Todos entrar y se acomodan como pueden en los sillones. Comemos juntos y después de estar discutiendo sobre la nueva campaña publicitaria, me reúno con un motón de escritores y editores. La noche cae y yo sigo teniendo trabajo. La puerta del despacho esta abierta, mi americana en el sillón y yo enterrado entre montañas y montañas de papeles.
    Alguien llama a la puerta y levanto la vista.
    -Hola, Misaki.
    -Hola, Usagi. ¿Qué ocurre?
    -Ya son más de las nueve.
    -¿Ya? Lo siento, es que…
    -No pasa nada, ya veo que estas muy ocupado.
    -Mucho. Trabajo atrasado. ¡Ah, he hablado con Aikawa!
    -¿Si? ¿Para qué?
    Se sienta en uno de los sillones y yo me levanto para buscar por la mesa unos papeles que ella me dio para Usagi.
    -Pues mira, me dijo que te diera esto…
    Rebusco y por fin encuentro en dichoso sobre marrón.
    -Gracias. Lo revisaré en casa.
    -Me hago cargo de la publicidad de tu nuevo libro.
    -Lo sé. Pedí expresamente que la dirigieras tú. Así podré tenerte cerca y controlarte.
    Me sonrojo y le miro muy detenidamente. Ahora me fijo que se ha quitado la gabardina negra.
    -¿Nos vamos?
    -Si… Si, vámonos.
    Salimos del despacho. Mmmm… Siento que me olvido de algo… ¡Mierda, los papeles!
    -¡Dios, los papeles!
    -¿Te has dejado algo?
    -Si, ahora mismo regreso.
    Salgo disparado hacia el despacho y en cuanto llego me lanzó hacia los papeles. En cuanto todo lo que necesito y los meto en un portapapeles negro.
    -¡Anda, Misaki! ¿Trabajando hasta tarde?
    -Kyo… No es que me he olvidado unos papeles. Ya me iba.
    -Oye, me dijiste que iríamos a cenar algún día. ¿Cuándo va a ser eso?
    ¡Mierda! Yo y mis súper ideas. Me sonrojo de la vergüenza y sacudo la cabeza.
    -Lo siento, ya hablaremos más tarde. Me tengo que ir.
    Salgo corriendo de ahí sin darle tiempo a responderle. No tardo nada en llegar y veo a Usagi fumando apoyado en el coche.
    -¿Fumas?
    -Si, desde siempre.
    Sonríe.
    -Lo tienes todo.
    -Si, eso creo.
    -Vámonos.
    Lanza el cigarrillo al suelo y lo apaga con la suela del zapato. Me abre la puerta del coche y entró. Después la cierra y da la vuelta, sube, se pone el cinturón y empieza a conducir.
    Veinte minutos más tarde estoy sentado en el salón-comedor-cocina leyendo mis arrugadísimos papeles.
    -¿Misaki?
    -Ahora no, Usagi. Estoy ocupado.
    -Ahora si, Misaki. No aguanto ni un minuto más.
    Levanto la vista y me encuentro con sus ojos en llamas.
    -Bien… Bien.
    Me levanto y recojo un poco la mesa y lo guardo todo en el portapapeles.
    -Listo, ahora sí, dime.
    -Esta mañana dijiste que ya habías tomado una decisión. ¿Cuál?
    Miro al suelo y luego levanto la vista.
    -Quiero hacerlo.
    -¿Qué quieres decir?
    -Muéstrame… Todo. He recordado algunas cosas. La qué más parece durar en mi mente, es la de una noche en la que me…
    Trago saliva. La garganta se me ha secado.
    -En la que me hiciste ver qué pasaba si rompía una promesa.
    Ladea la cabeza. Creo qué ha habido muchas así…
    -En específico, una sobre el alcohol.
    -Si, ya recuerdo… ¿De verdad quieres intentarlo?
    -Si…
    Susurro.
    -Bien…
    Me tiende la mano y caminamos juntos hacia la habitación del VHS. Nos detenemos y abre la puerta.
    -Decide tú. Escoge que quieres hacer esta noche.
    Trago saliva y camino despacio. Me detengo en las fustas. Acaricio la fusta de color negro.
    -Cada fusta significa algo.
    -¿Significa algo?
    -Las fustas son el medio por el cuál de enseño como debes comportarte. Cuanto más oscura, más enfadado estoy.
    -¿Y los látigos?
    -Lo mismo.
    -¿Cuál duele más?
    Se ríe levemente.
    -Todo depende de con que fuerza te golpe.
    -¿Y sueles pegarme muy fuerte?
    -Nunca. La verdad es que me pone muy nervioso la idea de golpearte, pero al mismo tiempo es muy excitante…
    Su voz se vuelve más ronca.
    -¿Estás enfadado?
    -No, ¿por qué iba a estarlo?
    -Por lo de Kyo, por ejemplo.
    Su mandíbula se tensa y sus ojos s encienden.
    -Ahora si lo estoy.
    -Bien, ¿qué color es?
    -Negro.
    Gesticula mucho para que me quede bien claro. Trago saliva y me doy la vuelta. Ya he revivido lo que siento con una fusta, ahora vamos a hacerlo con un látigo de tiras negro. Alargo el brazo y lo cojo.
    -¿Algo más?
    -Esposas y… Vendas para los ojos.
    Todo esto ha salido en los videos y en mis recuerdos. Gracias a la sesión de cine de anoche recordé varias cosas.
    Camina despacio y abre un cajón. Dentro hay un montón de cuerdas de diferentes colores y grosores. Entre ellas cuerdas de cuero, cuerdas muy finas y transparentes y un juego de dos esposas plateadas que brilla. Coge los dos juegos de esposas. Lo cierra y abre el cajón de al lado y saca una venda negra que parece una corbata.
    -¿Algo más?
    -No, eso es todo.
    Salimos del cuarto y cierra la puerta. Me cruzo de brazos y le miro.
    -¿Vas a grabarlo?
    -Si no quieres, no.
    Me encojo de hombros.
    -¿Te da igual?
    -La verdad, si.
    -Bien…
    Creo que esta sopesando la idea de grabarlo y eso me pone muy nervioso. En sus ojos baila ese brillo juguetón y malvado.
    -¿Puedo hacerlo?
    Me pregunta mientras acaricia mi mejilla con el dorso de la mano.
    -Si quieres, si.
    Me da la mano y caminos hasta un cuarto que esta en medio de los nuestros. Le miro y sonríe. Abre la puerta y enciende la luz de la habitación.
    La habitación es blanca de arriba-abajo. Incluso el edredón de la cama, todo. Entramos y cierra la puerta.
    -Aun estas a tiempo de echarte atrás.
    -No, de eso nada.
    Descruzo mis brazos y dejo el látigo de tiras en la cama. Él hace lo mismo con la venda negra y las esposas plateadas.
    -¿Qué hago?
    -Desvístete.
    Se sienta en la cama y mira atentamente. Me saco el jersey por la cabeza y lo dejo caer a un lado. Me quito suavemente el pantalón y lo dejo en el mismo lado en que cayo el jersey. Me quito el bóxer y agacho la mirada. Me sonrojo de la vergüenza.
    -Bien, Misaki. ¿Sabes por qué estas aquí?
    -Porque me he insinuado a un hombre que no eras tu.
    Mentira. Porque quiero que me demuestres de que va todo esto.
    -¿Y qué más?
    -Y porque me pidió una cita y yo acepte.
    -Bien…
    Se levanta y veo que al suelo cae su corbata, el chaleco y la camisa.
    -Túmbate boca-arriba en la cama.
    Hago caso y me tumbo. Le veo coger las esposas. Primero me esposa la mano derecha en uno de los barrotes de la cama y hace lo mismo con la mano izquierda.
    -Agarra aquí.
    Me señala el punto donde se unen las esposas. Lo agarro con fuerza y suspiro. Ahora es el turno de la venda. Levanto la cabeza y él me coloca la venda. No veo nada.
    Pasan unos segundos y siento como el látigo de tiras se abre camino por mis piernas. Suspiro y el primer golpe cae en mis rodillas. Tenso las esposas y lanzo un suave gemido. ¿Gemido? ¿En serio esto me excita? Dios mío… El segundo golpe cae en mis muslos. El tercer, en mi pene y ese me hace tirar con fuerza de las esposas y gemir alto y claro. Ahora despacio, hace círculos en mi vientre y me logra tranquilizar. El cuarto golpe no tarda en llegar y vuelvo a gemir. Mi pecho es el objetivo del quinto, sexto, séptimo y octavo golpe.
    -Aaah…
    Gimo suavemente.
    Escucho la cama crujir. Se ha subido a la cama. Respiro entrecortadamente. Me besa y su lengua me lleva a los confines del universo. Tira de mi labio inferior y me retuerzo debajo de él. Siento la tela de su pantalón rozar mi piel desnuda. ¿Nunca se los quita?
    -Misaki, no quiero que reprimas nada. Debo escuchar todo.
    -Si…
    Susurro muy bajito, pero creo que me ha oído. Se coloca entre mis piernas y despacio, entra en mí.
    -Voy a penetrarte muy profundo cinco veces y debes contar conmigo.
    -Si…
    Siento como su pene se abre camino muy despacio. Solo la punta y se agacha para decirme:
    -Cuenta…
    -¡Uno!
    Decimos los dos. Yo más alto que él, por supuesto, mientras tiro con fuerza de las esposas.
    -¡Dos!
    Echo la cabeza hacia atrás y tenso las esposas. Dios, esto es muy excitante. Me encanta y es que no lo puedo negar.
    -¡Tres!
    Arqueo la espalda y dejo salir un gemido suave. A cada estocada, más profundo. Cuanto más profundo más gimo.
    -¡Cuatro!
    Ese cuatro se convierte en un gemido en mis labios. Las esposas son resistentes.
    -¡Cinco!
    Trago saliva y gimo con fuerza mientras vuelvo a tensar las esposas. ¿Se acabo? No, no, no… ¡Más, quiero más!
    Respiro entrecortadamente. Me besa con pasión y me quita el poco aire que me queda. Siento como mi sudor cae por mi frente. Empieza a moverse suavemente y le escucho agarrase de los barrotes de metal. Esta suspendido a unos centímetros de mí. Le escucho jadear y yo gimo suavemente. De un momento a otro la intensidad sube y mis suaves gemidos, se conviertes en fuertes gritos de placer. Baja la cabeza y me muerde con fuerza el cuello, dejándome una fuerte marca, de eso estoy seguro. Jadeo ante eso, y me muerdo el labio. Dios mío, ya no soy consciente de lo que hago. Solo puedo dejarme llevar por este remolino de sentimientos. Me da una estocada profunda y, por estar mordiéndome el labio, reprimo ese gemido.
    -¿Misaki?
    -Perdón… El calor del ¡ah!
    Me penetra profundamente mientras me muerde el pezón izquierdo. Retira las manos del cabecero. Y vuelve a penetrarme con fuerza. Lanzo un gemido agudo. Jadeo mientras me folla con fuerza. Cuando estamos llegando al clímax, tiro de las esposas y arqueo mi espalda y en un ronco gemido dejo salir todo.

    Abro los ojos. Sigo en la habitación blanca. Estoy tapado con la manta y el látigo, la veda y las esposas descansan en la silla del estudio, que es casi tan grande como la mesa del comedor. Me fijo que en la mesita de noche hay unas pastillas y un poco de agua. Hay una nota que dice así:
    Tómatelas, por favor. Tienes revisión mañana.
    PD: Te quiero y me encanto lo de esta noche
    Akihiko

    Me sonrojo y me tomo las pastillas. Me quiere… Eso ya me lo dijo. Aquella vez, cuando estuvimos en su cuarto y me pillo `saciando mi curiosidad´. Me río y una pregunta me agolpa. ¿Dónde está?
    Me levanto y veo mi ropa en la silla donde están los juguetes. Me pongo mi ropa interior y el jersey. Ahora si que doy gracias por que el jersey me tape el culo. Abro la puerta y veo que las luces de la casa están encendidas. Miro hacia el salón y unas imágenes me vienen de golpe y porrazo a la cabeza. Somos Usagi y yo desayuno, besándonos, discutiendo… Vaya, hemos vivido tantas cosas. Pero, ¿cómo nos conocimos? Creo que se lo voy a preguntar.
    Camino despacio y bajo las escaleras. La puerta del segundo salón esta abierta, así que abro la puerta y me encuentro a Usagi recogiendo el estropicio que forme la noche anterior.
    -Buenas noches, bello durmiente.
    De cintura para arriba, esta desnudo. Lleva unos pantalones lilas claritos. Mmmm… Me recuerdan, vagamente, a los ojos de Kyo.
    -Buenas noches. Te voy a ayudar.
    Me pongo a recoger y terminas en un santiamén. Una vez hemos acabo, nos sentamos en los grandes sillones del salón principal y de repente me siento desnudo. Bueno, lo estoy.
    -¿Qué piensas?
    -¿Sobre qué?
    -Sobre lo que acabamos de hacer.
    Miro al suelo y luego levanto la vista.
    -Me ha resultado muy… Excitante.
    Esa ultima palabra la suelto como él pronuncio Negro en el cuarto de los VHS. Se pasa un dedo por los labios y esboza una sonrisa lobuna. Me gusta esa sonrisa.
    -¿Te has tomado las pastillas?
    -Si…
    ¡Qué pesado!
    -Bien, tienes que ducharte y luego a dormir.
    -¿Después de… solíamos dormir juntos?
    -Si, por supuesto. Siempre.
    -Bien, me voy a duchar.
    Me ducho despacio. El agua me hace revivir las sensaciones del látigo en mis piernas y los lugares por donde este me golpeo, arden. Imagino que el agua es su lengua viperina y me excito. ¡No, Misaki, no! Contrólate. Salgo de la ducha y encima de la encimera de mármol hay un pijama mío. Sonrío. Esta en todo. Me lo pongo. Es muy simple y básico. Los pantalones son de lana y muy fina, al mismo tiempo, de color blanco. La camiseta es grande, creo que no es mía, de color verde y unos bóxers blancos. Bien, me alegro. Me visto con tranquilidad y salgo del baño, después de secarme el pelo.
    -Ya esta la bañera libre.
    -Si… Gracias, Livia… No te preocupes, no he hecho nada de lo que tú te piensas….
    Esta hablando por teléfono y parece no haberme oído. Se ríe y me mira.
    -Tengo que dejarte, adiós.
    -No quería interrumpir.
    -No interrumpes. ¿Qué tal estás? ¿Te duele algo?
    -No, estoy extrañamente bien.
    -¿Extrañamente?
    -Es que esperaba que me doliera todos los lugares donde me has pegado, pero en cambio me siento… Libre.
    -Eso esta bien. Estaba hablando con Olivia, vamos a verla mañana a las tres de la tarde. Mañana no iras a trabajar.
    -¿Por qué? Puedo ir por la mañana y luego ir al hospital, ¿no?
    -No.
    -Pues pienso ir a trabajar.
    Le saco la lengua y veo que entorna los ojos.
    -¿Me acabas de sacar la lengua?
    -Puede…
    Su sonrisa se hace más amplia y me mira fijamente.
    -¿Sabes que eso significaría ponerte a cuatro y azotarte con una fusta marrón hasta que ya no puedas más?
    -Mmmm… Me gusta como suena, pero si quieres que eso pase tendrás que cogerme, ¿no?
    Me acerco corriendo, le doy un suave beso en los labios y subo corriendo las escaleras hacia su cuarto. Cuando ya estoy por la mitad le escucho subir a él también. Me giro y lanzo un pequeño grito entre risas. Entro corriendo en el cuarto y me tiro en la cama, mas porque me he tropezado, no por otra cosa.
    -¡Salvado!
    Grito felizmente, como un niño pequeño que esta jugando al pilla-pilla.
    -Nunca estarás a salvo…
    Entra y cierra la puerta. Se lanza sobre mí y me besa con pasión. Me quita la camiseta y los pantalones.
    -Usagi…
    Me muerdo el labio. Me vuelve a besar, mientras su fría mano se introduce por debajo de mi bóxer y empieza a masturbarme con suavidad. Jadeo y llevo mis manos al cabello de Usagi.
    -Bésame.
    Le ruego. Él se agacha y me besa despacio. De vez en cuando me muerde el labio. Le acaricio la espalda mientras sus deliciosos besos descienden hasta mi pecho. Una vez allí su experta y viperina lengua juega con mis pezones y los deja duros y húmedos.
    -Misaki, te amo…
    Me sonrojo. Dios, si me dices esa frase con esa voz tan sexy y ronca… Le doy un beso en los labios y me acuesto. Coloca sus manos a los lados de mi cara y me mira. La luz se cuela por la ventana camuflada y me deja ver una deliciosa imagen de él. Su torso desnudo, su cabello revuelto y sus ojos… ¡Oh, sus ojos!
    -Misaki, te deseo…
    -Y yo a ti…
    Gimo suavemente. Sonríe y me besa suavemente. Me besa el cuello y me lo oprime. Más marcas…
    -Date la vuelta.
    Lo hago y me pongo a cuatro. Me masajea las nalgas y las separa. No escucho nada por unos segundos. Me agarra del pelo y entra de golpe.
    -¡Ah!
    Gimo fuerte y empieza a moverse muy rápido. No me suelta el pelo y me penetra con fuerza. Jadeo cada vez más fuerte y mis jadeos se transforman a unos gemidos fuertes y profundos. Me suelta el pelo y me rodea la cintura con las dos manos y me sienta en sus piernas, sin dejar de penetrarme. Ayudándose de sus brazos me hace subir y bajar. Gimo con fuerza y escucho sus jadeos en mi espalda. ¡Dios, que excitante! No tardamos mucho en llegar al clímax; manchado, yo, las sabanas y sus brazos –solo un poco– y, él, inundando mi interior. Caigo boca-abajo y él encima de mi. Siento su pecho pegajoso, por el sudor. Se separa de mí y siento frío. Me tiende mi camiseta verde y me la pongo. Él se pone sus pantalones de pija y nos metemos a dormir. Me abraza y escucho como su corazón late. Pum, Pum…. Es como una nana…
    Pum… Pum… Pum…

    Bueno mis amores, esto ha sido todo por hoy. Como ven yo no tengo horario fijo para subir este Fic. Lo hago cuando tengo tiempo y sé que no voy a poder subir en toda la semana. Espero que les haya gustado y si es así, comenten(solo si quieren). Diganle a sus amigos/as para que lo lean, eso me ayudaría muchísimo. Las/Los quiero mucho mis amores. Nos vemos <3
     
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  8. misaki_chan13
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    asdfghjkl *Q*
    Lo ame!!! misaki se a vuelto muy lujurioso 7u7
    le gusta que le den e.e y se mete en problemas a
    proposito xD
    Me encanto!! ya quiero la conty! *u*
     
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    Misaki_chan13: Gracias por comentar. ¡¡Siii!! Misaki sabe que le va a gustar que le den duro contra el muro (LOL) ;) Te quiero mi amor y gracias por comentar, nuevamente.


    Capítulo 7:
    -Bien, gracias.
    Cuelgo. Esta es la ultima llamada de la mañana. Miro la hora en el ordenador. Son las tres menos diez. Bien. Falta poco para mi revisión. Si salimos ahora, llegaremos a las tres y media, tal vez a las cuatro menos veinte.
    -¿Misaki?
    -¡Ah, hola! Pasa.
    El editor de Kyo ha venido ha verme. Tengo la campaña publicitaria que me pidió. En realidad tengo dos modelos, porque los dos me han gustado. Uno es de Tamaki y el otro de Kyoya.
    -Solo quería saber si ya tienes alguna idea para la campaña publicitara.
    -Si, de hecho tengo dos propuestas. Toma.-le doy los papeles en un sobre marrón.- Revísalos y me dices cual te gusta más.
    -Bien…
    Me mira y convierte sus labios en una fina línea.
    -¿Pasa algo?
    -No, bueno… Sensei me pidió que te diera esto.
    Me tiende una carta en un sobre blanco y con unas letras escitas a ordenador pone: Misaki Takahashi
    -Gracias…
    -Bueno, me marcho.
    Asiento con la cabeza y veo como se marcha dejando la puerta abierta. Miro el sobre de arriba-abajo y me recuesto en mi silla de cuerno negro. ¿Qué podrá ser? Solo hay una forma de saberlo… Rasgo el sobre y saco una tarjeta blanca que dice: Esta noche, a las diez y media en el restaurante Logitech
    Y detrás dice que me recoge él. ¡Dios mío de mi alma!
    -¿Misaki?
    Levanto la vista y me encuentro a Usagi con unos pantalones negros, una camiseta de mangas largas blanca y la gabardina negra.
    -¿Listo?
    Sonrío.
    -Listísimo.
    Sonríe y me levanto. Cojo mi chaqueta negra, a juego con mis pantalones negros y mi camiseta amarilla con las palabras `The King´ en negro, que resalta.
    -¿Qué tenias antes?
    -¿Cómo dices?
    Las puertas del ascensor se abren y entramos.
    -La carta que tenias antes, de quién era.
    -Ah, de Kyo.
    Miro al frente y meto las manos en los bolsillos.
    -¿De Kyo? ¿Por qué tienes una carta de él?
    -Porque, recuerdas que le dije que si a salir con él, pues esa carta es el sitio y la hora, nada más.
    -Vas a decir que no, ¿verdad?
    Me encojo de hombros.
    -Seria de mala educación.
    -Y también es de mala educación invitar a salir a la pareja de tu enemigo.
    -¿Eso es lo que es para ti, Kyo? ¿Tu enemigo?
    -Mucho.
    Me empuja contra la pared del ascensor y me mira a los ojos.
    -No me gusta que salgas con otras personas, Misaki. Soy muy celoso.
    -Lo sé, y por eso lo hago.
    Las puertas del ascensor se abre y se da la vuelta. Mira a las dos chicas que están entrando y salimos corriendo de ahí. Yo con una sonrisa y él con un cabreo de campeonato. Subimos al deportivo rojo y en completo silencio empieza a conducir. Nos paramos en un semáforo y aprovecho.
    -¿Por qué es tu enemigo?
    -Va detrás de ti.
    -Lo sé. ¿Y?
    -Y, que no quiero que este contigo ni un minuto, no por lo menos sin mi delante.
    -Lo siento, pero tengo decidido ir a esa cena.
    -No, de eso nada.
    -Oh, si, de eso si.
    -Solo te pido que no vayas. Si quieres salir a cenar, lo hacemos los dos.
    -No, quiero ir con él.
    -No confió en él.
    -Pero en mi si verdad.
    -Si, por supuesto.
    -Pues ya esta.
    Y se calla. Sus labios se convierten en una fina línea. ¡Bien, por fin gano yo una batalla!
    Llegamos a las tres y media clavadas. Entro y la Dr. Smith esta hablando con la enfermera que me atendió el día de las pruebas.
    -Sr. Usami, Misaki. Es un placer volver a verles.
    -Lo mismo digo Olivia.
    La miro de arriba-abajo. Lleva un vestido azul marino, de mangas largas que le llega hasta las rodillas. Unos zapatos de tacón de aguja negros altísimos. Le doy la mano y ella me sonríe. Lleva el pelo suelto y esta hermosa.
    -Dime, Misaki, ¿has tenido algún problema? ¿Mareos, vómitos o algo así?
    -No, bueno antes de ayer, cuando estaba recordando algo, mi cabeza parecía que iba a estallar.
    -¿Te tomas las pastillas?
    La miro con una sonrisa de culpa.
    -No…
    Susurro.
    -Eso no esta bien. Te dolía tanto la cabeza porque no te las tomas. Akihiko oblígale si hace falta.
    -Descuida, en cuanto me entere me prometí a mi mismo que le obligaría.
    Ella sonríe complacida. Nos encaminamos a una habitación y entramos solo la doctora y yo.
    - Bien, Misaki, como te encuentras hoy.
    -Bien. Cansado por el trabajo, pero bien
    -¿Te has toma las pastillas?
    Nos sentamos en unos sillones blancos. La habitación es blanca y el suelo azul. Una mesa entre nosotros, una librería marrón detrás de mí y una gran ventana por donde entra un monto de luz natural.
    -Si. Usagi me ha obligado.
    -¿Usagi? ¿Ya lo llamas así?
    Asiento repetidas veces con la cabeza.
    -Dime… ¿Qué piensas del señor Usami?
    -Bueno… Es… Intimidante. Guapo. Inteligente. Controlador. Un verdadero Dios Griego.
    Miro al anillo blanco con un diamante blanco que descansa en el dedo anular de la doctora.
    -Me ha hipnotizado.
    Ella se ríe y levanto la vista.
    -¿Has recordado algo? Por poco que sea, dímelo.
    -Si, bueno he recordado muchas cosas. Sobretodo de Usagi y yo.
    -Bien, vamos progresando. ¿Algo más?
    -Si, del trabajo. A mis compañeros y a mis jefes. Reuniones y otras cosas.
    Me sonrojo. Recuerdo aquella vez en que Usagi y yo lo hicimos en la sala de reuniones de mi equipo. Todo empezó con…
    -Bien, Misaki. Parece que por ahora vas muy bien.
    ¡Mierda! Su voz y ese acento estadounidense me sacan de mis recuerdos. Y yo que iba a recordar con todo detalle lo que paso aquel día…
    -Gracias, doctora.
    -De nada. Vamos, que Akihiko debe estar echo un manojo de nerviosos.
    Salimos y Usagi se para enseguida.
    -Ya esta. Misaki me ha contado todo lo que habéis estado haciendo y no se ha dejado nada.
    Los colores me suben y me quedo de piedra.
    -To…Todo…
    Balbucea Usagi. No te lo creas, es una patraña.
    -Todo, todito.
    Me mira y veo un leve sonrojo en su cara.
    -Es broma.
    Suspira aliviado.
    -Joder, Livia. No me des esos sustos.
    -¿Qué pasa? ¿Es qué hay algo que yo deba saber?
    -Más bien, todo lo contrario.
    Me río y nos despedimos de la doctora.

    Legamos a casa súper rápido y me siento en el sillón del salón principal. Al final estaba agotado después de una semanita como la que he tenido, no me viene mal un descanso.
    -Bueno, qué te ha dicho la doctora.
    -Pues no mucho.
    -¿En serio?
    -Si… Solo me ha dicho que debo tomarme las pastillas para que no me duela la cabeza.
    -Pues hazla caso.
    -Si, lo hare.
    Se encamina hacia su estudio y me recuesto en el sillón. Tomo mi teléfono y veo la hora. Las cinco y veinte. Mi mirada se centra en la habitación de los VHS. Me muerdo el labio y recuerdo todo lo que paso ayer.
    Si, creo que lo voy ha hacer. Aun no he saciado mi curiosidad. Hay más niveles lo sé. Pero debería estar preparándome para mi cena. ¡Búa! Aun queda mucho, así que mejor me divierto un poco y así relajo a Usagi…
    Subo despacio las escaleras y abro la puerta. La habitación de los VHS esta igual. Camino despacio y miro los trajes que están metidos en bolsas de color negro, como los trajes cuando llegan del tinte. Miro a la mesa de los complementos y se me ocurre una grandiosa idea. Me voy a disfrazar de gato. Rebusco y paso los trajes uno a uno. Mirando las etiquetas donde dice que es cada disfraz y traje encuentro rápidamente el traje de gato. Esta compuesto por un pantalón súper corto negro con el elástico verde esmeralda y que debo ponerme sin ropa interior, por lo que veo. El pecho al descubierto. Unas medias altísimas, que me deben llegar a las rodillas de color negro. Lo miro de arriba-abajo, con esto servirá. Cojo la cola de gato negra, las orejas del mismo color y un collar con un cascabel colgando que suena. Salgo disparado y me meto en mi cuarto. Diez minutos después estoy listo. El trajecito me queda mejor de lo que esperaba.
    Toco la puerta del estudio y escucho su voz atravesar la puerta y llegar a mi entrepierna. ¡Pero si ni siquiera ha dicho nada erótico! Cuerpo de mierda…
    -Adelante…
    -¿Usagi? ¿Estás ocupado?
    -No, estoy a punto de terminar, ¿dime querías algo?
    Si, hombre a ti. ¡Pero quieres mirarme! Entro del todo y cierro la puerta. El sonido llama su atención y regresa ha verme.
    Se queda boquiabierto. Se levanta y me mira de cerca.
    -Misaki…
    Susurra mi nombre y me quedo estático. Su boca, dios mío, su boca esta tan cerca y… Trago saliva.
    -Miau…
    De pronto tengo sus labios sobre los míos y me besa con una pasión que me abrasa por dentro. Su experta lengua explora cada centímetro de la mía, mientras me empuja contra la puerta. Me levanta por los muslos y enredo mis piernas en su cintura. Mis brazos rodean su cuello y sus manos no dejan de subir y bajar por mi torso desnudo.
    -Dios mío, que me estas haciendo…
    Susurra contra mis labios. Piso de nuevo el suelo y me tambaleo.
    -¡Sensei! Soy yo. Aikawa.
    ¡Ay, mi madre! No.
    -¿Qué?
    -Tranquilo… No puede verte así, aunque…
    -¡Akihiko!
    -Shhhh…
    Pone un dedo sobre sus labios y me vuelvo a perder.
    -¿Y en dónde me escondo?
    -Pues, no… No lo sé.
    Miro a ambos lados y me fijo en el pomo de la puerta. ¡Dios va a entrar! ¡Ya está ya lo tengo!

    -Sensei, menos mal. Debería revisar la puerta.
    -¿Por qué lo dices?
    -Porque se ha quedado atrancada.
    Usagi se ha vuelvo a sentar y esta tecleando en su portátil, como si nada hubiera pasado.
    -Bueno, ¿qué tal va mi continuación?
    Esto es incomodísimo. ¡Qué se acabe ya!
    -Bien, aunque me he quedado en esta parte. No sé como continuarla.
    -Oh, pues preguntémosle a Misaki. Voy a ver si esta.
    Sale del estudio corriendo. Él echa la silla hacia atrás y me deja salir. ¡Libre al fin!
    -Ha sido una buena idea.
    -Gracias…
    Salgo a gatas y me quedo sentado en el suelo, con las piernas abiertas hacia los lados y dobladas las rodillas hacia los extremos. Pongo las manos delante de mí y miro hacia arriba, para ver a Usagi.
    -¿Qué pasa?
    -Te ves delicioso. Ahora mismo lo único que quiero es comerte.
    Se relame y me quedo de piedra.
    -Sera mejor que aproveche y me vaya antes…
    -Sensei… ¿Dónde está Misaki?
    Entra y se detiene en la puerta. Me he tenido que meter de nuevo debajo del escritorio. Por lo menos Usagi ha abierto las piernas para que tenga más espacio.
    -Creo que ha ido a comprar algo para la cena…
    -Pues podría habérmelo dicho, ¿no?
    -Si. Oye, ¿cuándo te vas a ir?
    -¿Irme? Me promete que va a escribir la continuación…
    -Estoy en ello.
    -Bien, pues me voy a quedar cinco minutos más, y si veo que lo esta haciendo bien, me marchare, sino…
    -Bien me pondré a ello.
    Y vuelvo a escuchar como las teclas del ordenador son golpeadas. Que mal rato estoy pasando… Su entre pierna… Sonrío. Ahora ya tengo algo con lo que divertirme. Me siento sobre mis talones sin hacer ruido y echo mis manos sobre su entre pierna. Le masajeo suavemente y, del susto, golpea con la rodilla la mesa.
    -¿Sensei? ¿Ocurre algo?
    -No… ¿Cuánto más vas aquedarte?
    -Aun me quedan cuatro minutos.
    Siento su mano en mi cabeza y veo que se echa hacia delante. Con qué si, ¿eh? Bajo la cremallera con mucho cuidado de que no se me oiga y vuelvo a masajearle. Su mano vuelve al teclado y me desilusiono. Bien, toca pasar a la siguiente base. Le bajo un poco el bóxer y dejo salir su erección. Lo toco con mi dedo índice. Desde la punta hasta la base, pasando por su largo. Me echo hacia delante y la campanita de mi collar suena.
    -Sensei, ¿no ha oído eso?
    -No. ¿Por qué no vas a ver?
    La veo levantarse y abrir la puerta. Usagi se echa hacia atrás y me mira. Se pone un dedo sobre la boca y me manda callar. Asiento con la cabeza y vuelve a meter la silla. Me relamo y paso mi lengua por la punta. Usagi vuelve a golpear la mesa.
    -Tres minutos.
    Entra y se sienta en el sillón de esta sala. Yo, por mi parte, he empezando a usar toda mi boca para darle placer a la parte más despierta de Usagi, su pene. Coloco mi mano sobre la campanita del collar y así evito que se mueva.
    -Dos minutos.
    Respira profundamente y se recuesta sobre la silla.
    -Sensei, si no continua, no me voy a ir nunca.
    -Si…
    Gruñe, porque le he mordido. Vuelvo a tirar con mis dientes de la piel de su pene. Su mano vuelve a mi cabeza y me obliga a meterme todo su pene en la boca, haciendo que este choque con mi garganta. Vuelve a tirar hacia arriba y respiro entrecortadamente.
    -Bueno Sensei, veo que si va ha trabajar. Me voy.
    -Bien.
    -Por cierto, si ve a Misaki, dígale que se mejore. Nos vemos Sensei.
    -Si, si. Vete de una buena vez.
    La puerta del estudio se cierra. Vuelvo a meterme la erección de Usagi en mi boca. Una vez hemos escuchado cerrarse la puerta de la entrada, Usagi se echa hacia atrás muy despacio. No le suelto en ningún momento.
    -Muy bien, Misaki.
    Coloca su mano sobre mi pelo y tira de el suavemente. Me saca de la boca mi adorable, suculento y caliente `piruleta´.
    -Te has portado muy bien, Misaki. Te has gano un premio. ¿Qué quieres como premio?
    Sopeso las posibilidades, pero mi cuerpo habla antes que mi mente.
    -Quiero que mi amo me haga el amor, allí.
    Señalo el sillón donde se sentó Aikawa.
    -Si es lo que mi lindo gatito quiere…
    Se levanta y yo gateo hasta el sillón. Una vez allí, me siento sobre sus piernas y me empieza a besar. Sus manos me masajean los glúteos y yo gimo como un gato:
    -Nyaa…
    -Misaki, tu amo tiene un pequeño problema que solo tu puedes solucionar.
    -¿Cuál?
    Me señala su entrepierna. Su erección aun esta visible y aun más grande que antes.
    -Pero…
    -Hazlo, Misaki. ¿O quieres que tu amo se enfade?
    Madre mía… Enfádate o ríete, pero follame de una buena vez. Me agacho y me coloco entre sus piernas. Paso mi lengua y le hago una felación buenísima. Levanto la vista y juego con su erección. Sus ojos son puro fuego y me están deseando.
    De vez en cuando se le escapaba algún que otro gemido ronco. Cuando creía que ya iba a poder tragarme toda la esencia de Usagi, él me para.
    -Párate y quítate eso.
    Me dice señalando mi short negro. Me lo quito muy despacio, mientras sus ojos se vuelven más oscuros. Cuando por fin me lo quito lo levanto y lo tiro a un lado. La cola de gato aun segué atada a mí, por una cuerda transparente y fina.
    -Ven acuéstate aquí…
    Se levanta y me da la mano. Me acuesto en el sofá bajo la siempre intensa mirada de Usagi.
    -Bien Misaki…
    Me masajea los glúteos y me abre las piernas. Con su mano, me empieza a masturbar y con la otra acaricia mi entrada.
    -¿Cómo lo quieres? ¿Suave o duro?
    Obviamente, duro. Qué pregunta más absurda, ¿verdad?
    -Duro…
    Sus ojos brillan y me sonrojo. El primer dedo entra y me deja aturdido. El segundo estaba esperado y el tercero, todos seguidos, me hace dar un respingón.
    -Aaah… Mmmm…
    Pongo mi mano sobre la de Usagi y le miro como me masturba. Me deja de masturbar y me retira los dedos.
    -Siéntate.
    Me levanto. Cuando me dispongo a sentarme, me para y señala su erección. ¿Quiere que le monte? Trago saliva y cojo su pene. Me lo meto suavemente y al entrar al completo me siento. Echo hacia atrás la cabeza y gimo.
    -Muévete.
    Me empiezo a mover muy despacio. Él me toma por la cintura y empieza a marcar el ritmo. Duro y sin compasión. Mi pelo rebota y deja ver mis ojos llorosos. Pongo mis manos sobre sus hombros y mis gemidos son agudos y revelan toda mi excitación. Él jadea y sus roncos gemidos me llevan de lleno al éxtasis del orgasmo.
    -¡Aah!
    Con un ultimo gemido, echo hacia tras mi cabeza y me agarro con fuerza de sus hombros. Me corro y su esencia me inunda. Respiro y abro los ojos. Recupero mi postura original y me sorprende con un beso lleno de pasión. Me coge en volandas y me lleva a su cuarto. Me acuesta en la cama y me retira la cola falsa. Pasa sus manos por mis piernas y me retira las medias con suavidad y acariciándome. Sonrío y me muerdo el labio. Escala y me abraza. Damos una vuelta y me quedo encima de él. Me río y él también. Nos besamos fugazmente. Me tumbo a su lado y le miro. Paso mi dedo por su labio y le beso. Solo un beso, uno muy corto. Sonrío y el se ríe. Se levanta y se quita la camiseta blanca. Se ve como un súper modelo, sin la camiseta…, gotas de sudor y la cremallera del pantalón abierta…
    -Dios, eres tan hermoso…
    Me dice mientras me acaricia con los nudillos y me río. Me acerco y le beso muy despacio y al final tiro de su labio. Abro los ojos rápidamente y él los tiene cerrados y la boca semi-abierta. Abre los ojos y me mira, rabioso.
    -Como vuelvas a hacer eso, te juro que no me hago responsable de mis actos.
    -Pues deja te llevar…
    Le susurro y me pego más él. Me vuelve a besar y empieza a bajar por mi cuello pecho y abdomen, dejando detrás una buena escalera de besos. Suspiro y arqueo la espalda suavemente.

    Bueno mis amores, esto ha sido todo por hoy. Espero que les haya gustado y si es así, comenten(solo si quieren). Diganle a sus amigos/as para que lo lean, eso me ayudaría muchísimo. Las/Los quiero mucho mis amores, Nos vemos <3

    Edited by £Akemi£ - 30/4/2015, 15:25
     
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  10. misaki_chan13
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    Yo tambien te Quiero :=amors: Aaaah Que PERFECTO!! *0*
    QUOTE
    -¿De Kyo? ¿Por qué tienes una carta de él?
    -Porque, recuerdas que le dije que si a salir con él, pues esa carta es el sitio y la hora, nada más.
    -Vas a decir que no, ¿verdad?
    Me encojo de hombros.
    -Seria de mala educación.

    Misaki sigue de travieso ¬w¬ Si sigue asi en verdad le van a dar 7u7 xD ok no! ._.
    Bueno espero conty!
    PD: ya te dije que tu escritura es hermosa?? y si no te lo dije...Pues lo es!! -w-
    Bay Bay~
     
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    En mi casa con Natsu Funabashi (aunque el no quiera estar ahi)

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    Me encanto tu fic (Me lo leí ayer y hoy de corrido y lo ame mucho oh mi dios £Akemi£-sama eres una genio con esto del BDSM y me encanta kya kya!!!! (es el primer fic que leo en donde me guste que le peguen con cariño a mi Misaki, sin dolor y con placer, y mas que lo disfruta el condenado XD)
    Esperare ansiosa tu conty..y aquí tienes a una nueva seguidora de tu maravilloso fic

    Agradecimientos y bendiciones

    ya nee!!

    Haru

    Posdata: CONTY CONTY CONTY ONEGAI Muero por leer mas BDSM de UsaMisaki *0*
     
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    Misaki_chan13: Gracias, mi amor. Y todavía no has visto nada 7u7.
    PD: No recuerdo, creo que si XD. Pero no pasa nada, me encanta oírlo. (; Nos vemos mi amor.
    Haru Airisu: Gracias y bienvenida nueva lectora. Me alegro de que te guste mi Fic y de que creas que se me da bien escribir sobre el BDSM. Siempre quise escribirlo con esta pareja así que… ¡Yo y mis locas fantasías!
    PD: Gracias por decirme `£Akemi£-sama` T.T no saben cuan feliz me has hecho. (estoy llorando a moco tendido. Me has hecho el día (; Gracias. )


    Capítulo 8:

    Me muerdo el labio y me acaricia con los nudillos la mejilla.
    -Misaki… No vayas. Dile que te duele la cabeza.
    -No puedo. Tengo que ir. Di mi palabra.
    La verdad es que me encantaría quedarme, aquí, contigo. En esta cama, tapados nada más con la sabana blanca. Me doy la vuelta y miro la hora. Nueve y media. Bueno, la verdad es que hemos aprovechado bien el tiempo. Tres veces en un mismo día, es mucho, pero debo ir. Además, así aprovecho y le dejo claro que con la única persona con la que quiero estar es contigo.
    -No puedo convencerte de que no vayas, ¿verdad?
    -Lo siento…
    Me levanto y recojo su camiseta blanca y me la pongo. Salgo y me dirijo al baño. Hacia las diez y media ya estoy listo. Le llame hace media hora preguntándole a donde me iba a llevar y me dijo que era un lugar muy informal, por eso decidí ponerme estos vaqueros que me quedan tan bien, un jersey negro y sin cuello. Bajo las escaleras y él esta ensimismado con su portátil en la mesa de comedor. Carraspeo. Levanta la vista y sonrío. Al principio sonríe pero después frunce el ceño. Se levanta y se apoya en la parte delantera de la mesa. Camino hacia él y meto las manos en los bolsillos del pantalón.
    -¿Y bien?
    -Perfecto. Demasiado. Solo vas a cenar con él. Nada del otro mundo.
    -Si, lo sé, pero…
    -Quiero que me mandes un mensaje cada hora.
    -¿Qué? No, de eso nada.
    -Lo vas ha hacer. O también puedes quedarte aquí conmigo y pasar la noche encerrados en nuestro cuarto.
    Su voz se vuelve cada vez más ronca y me dejo llevar por su melodiosa voz. Se me acerca y me besa el cuello. Cierro los ojos y echo hacia atrás la cabeza y gimo suavemente.
    -No… Tengo que irme…
    Le aparto y el timbre llama mi atención. Es Kyo. Cojo mi teléfono y las llaves de casa. Me pongo unas botas negras y miro una última vez a Usagi.
    -Te mandare esos mensajes si con eso estas contento.
    -Te lo agradezco.
    Nos besamos y me despido de él. Una vez afuera, miro a Kyo. Lleva una chaqueta color crema, una camiseta blanca y unos vaqueros oscuros. Sonrío y le saludo tímidamente.
    -¿Listo?
    -Si… Vámonos.
    Me subo en su BMV añil y empieza a conducir. Al llegar al centro de capital, me abre la puerta. Estamos delante de un inmenso edificio. La entrada es muy bonita y luminosa. Este lugar debe ser caro…
    -Vamos.
    Me coge de la mano y entramos. Cuando nos sentamos la música inunda el lugar.
    -Me alegro de que hayas aceptado.
    -Si, la verdad es que me viene bien salir. Llevo trabajando desde que salí del hospital. Tengo que relajarme.
    -Pues entonces tengo que hacer que esta noche se inolvidable.
    Sonríe. Estira el brazo y me coge la mano. Una camarera llega en ese momento. Menos mal… Es alta, con los ojos marrones, pelo negro y corto–por los hombros–.
    -¿Ya saben que van a pedir?
    Kyo me mira y niego con la cabeza.
    -Pide tú por mí.
    Le dice un montón de nombres de la carta y luego se marcha. La música cesa y al minuto veo subirse al escenario a un montón de chicas vestida de negro. Un hombre afroamericano sube al escenario y se sienta en una silla alta. Y una canción que nunca antes había escuchado empieza a inundar la habitación, mientras las cinco chicas vestidas de negro bailan.
    -¿Te gusta?
    -¿Cómo?
    -¿El espectáculo?
    -Ah, si. ¿Cómo se llama la canción?
    -Earned It.
    -Ah. Me gusta.
    Miro mis manos. ¡El mensaje! Es un buen momento. Saco el teléfono a escondidas cuando la camarera trae nuestro pedido.
    De: Takahashi, Misaki
    Para: Usami, Akihiko
    Estamos bien. Se ha portado muy bien conmigo y ahora vamos a comer. No sé donde estamos, pero estamos en el centro. Me gusta mucho la canción que han puesto ahora.

    Y dejo el teléfono sobre mi regazo. Sobre la mesa hay un plato de palitos de pescado con salsa rosa y ensalada. También hay, gambas asadas, un bol con fresas y chocolate, vino blanco y dos copas de cristal, marisco y más ensalada.
    -Esto es mucho.
    -Come solo lo que te guste.
    -Bien, entonces probare la ensalada.
    Sé a lo que esta jugando. No soy tonto. Estos son afrodisiacos. No, no voy a caer. Me sirvo la ensalada y la pruebo.
    -¿Qué tal esta?
    -Muy rica. ¿Y cómo dices que se llama este lugar?
    -Logitech
    Ah, es verdad. Si me lo puso en la nota.
    Me sirve un poco de vino. Lo bebo y mi teléfono vibra.
    De: Usami, Akihiko
    Para: Takahashi, Misaki
    Me alegro. ¿No se habrá propasado? Si lo hace me mandas un mensaje y te recojo.

    Sonrío y me lo imagino caminando de un lado a otro.
    -¿Qué pasa?
    -Ah, nada, nada.
    Me muerdo el labio y sonrío. No, estoy cenando con él. Empezamos ha hablar de cosas triviales y me río en los momentos indicados. Mi móvil vuelve a vibrar y sin que se de cuenta lo cojo. Es una alarma que me puse en el coche para que me avisara cada media hora. Ya son las once. ¡Qué rápido pasa el tiempo!
    De: Takahashi, Misaki
    Para: Usami, Akihiko
    Otro mensaje para que sepas que estoy bien. Por ahora no ha hecho nada malo, si es eso lo que te preocupa. La cena esta deliciosa y mi canción favorita se han acabado hace como un milenio. ¡Quiero volver a oírla!

    No se que ha dicho pero sonríe y me río. La camarera regresa y se lleva el plato del pescado y la ensalada. No se como lo ha hecho, pero ha conseguido que me coma casi toda la comida que estaba en la mesa. Lo ultimo que pruebo, las fresas con chocolate. El móvil vuelve a vibrar.
    De: Usami, Akihiko
    Para: Takahashi, Misaki
    Cuando vuelvas a casa te la pongo y te hago el amor mientras suena. ¿Te gusta mi idea?

    Me muerdo el labio y me río. Kyo esta ocupado hablando con la camarera así que aprovecho para responderle. Termino la tercera copa de vino y vuelvo al móvil.
    De: Takahashi, Misaki
    Para: Usami, Akihiko
    Esa idea suena tentadora. ¿Pero acaso sabes que canción es?

    Pongo un codo en la mesa y me pierdo en mis pensamientos.
    -¡Ya no tienes bebida! ¿Quieres más?
    -Claro.
    Le sonrío y le tiendo mi copa. Me la llena y bebo un poco. Mi teléfono vibra y lo miro rápidamente.
    De: Usami, Akihiko
    Para: Takahashi, Misaki
    No, pero puedo ser muy persuasivo. Solo déjame demostrártelo.

    Sonrío y pulso <<responder>>.
    De: Takahashi, Misaki
    Para: Usami, Akihiko
    Bueno, ya lo veremos. Si te portas bien… Puede.
    PD: Creo que me estoy emborrachando…

    Bebo un poco más de la copa. Y el teléfono vibra. Que rápido…
    De: Usami, Akihiko
    Para: Takahashi, Misaki
    Yo SIEMPRE me porto bien. Otra cosa es que tú no lo creas así.
    PD: Pues más te vale no beber más. No quiero que ese **** se aproveche.

    Me río y levanto la vista.
    -¿Con quién hablas?
    ¡Mierda! Bien, tengo que dejar lo de los mensajes…
    -Perdona. Mi hermano, que es muy pesado.
    -Seguro que no es nada. Que te parece si terminamos esta fiesta en mi casa.
    -No. Ya no puedo más. Ya es hora de que vuelva a casa.
    El teléfono vibra. Es la alarma de las once y media. Me levanto y Kyo me imita.
    -Pues te llevo a casa.
    -Genial.
    Me tambaleo y mi vista se nubla por un momento. Decido. No vuelvo a beber nunca más.
    -¿Estás bien? Vamos te llevo a casa.
    Me subo en el coche y me quedo dormido. Cuando vuelvo en mi estamos aparcados en algún lugar, llena de pisos y unos jardines preciosos.
    -¿Dónde estamos?
    -En mi casa. Estabas dormido. Pensé que sería mejor que te durmieras en mi casa y ya mañana te llevaría a casa.
    -No. Quiero ir a casa.
    -Pero, Misaki… Has bebido. Por lo menos sube a tomarte una pastilla y agua…
    -Ya me las tomo en casa.
    -En mi casa. Vamos.
    Me saca del coche y me arrastra, sin darme tiempo a decirle `no´. Subimos a su casa. Me siento en el sillón y espero a ese vaso de agua y la pastilla.
    -Toma.
    Me lo da y me lo tomo.
    -Recuéstate. Te juro que dentro de veinte minutos te despierto.
    Mmm… Bueno….
    -Gracias…
    Me acuesto boca-arriba y me dejo llevar por el sueño y la embriagidad del alcohol.

    -Aah…
    Empiezo a gemir suavemente. ¿Cómo? ¿Gemir? Abro los ojos y siento unas manos heladas subir por mi pecho. Usagi… Seguro que fue a por mí y me trajo a casa. Las luces están apagadas… Pongo mis manos en su cabello y dejo que baje hasta mi entrepierna.
    -Perdóname, Usagi… Debí haberte mandado un mensaje… Lo siento.
    Me da un beso suave en la ingle y arqueo la espalda.
    -No pasa nada… Te perdono.
    Sonrío. ¿Espera? ¿Me perdona? ¿A si, por las buenas? Entorno bien los ojos y me doy cuenta… ¡Es la casa de Kyo! No puede ser… Mis pantalones… No los llevo puestos. ¿Y la camiseta? ¡Tampoco! ¿Qué llevo puesto? Nada. Me ha desnudado. Dios mío.
    -¡Aparta!
    Le grito. Y del susto, creo, se levanta y pongo mis manos en su pecho y empiezo a hacer fuerza para que se aleje. Me agarra de las muñecas y me sube los brazos hacia arriba. Se me acerca y por un momento sus ojos lilas se transforman en un violeta intenso. ¡Usagi, ayúdame!
    Me retuerzo debajo y pongo mis rodillas en su entrepierna. No lo vas a conseguir. Su aliento apesta a alcohol. No, por favor, que no siga… Me besa el cuello y empieza a bajar hasta mi entrepierna… De no sé donde saca un lubricante. Me pone un poco en mi entrada y entre sollozos empiezo a suplicarle que me deje. Que no continúe. Pero no me hace caso y me calla entrando de golpe… Lloro. Empieza a penetrarme suavemente y va subiendo la intensidad, mientras lloro. ¡Basta, por favor! ¡Qué termine ya!
    -¿Por qué me dices eso, Misaki? Antes me lo pedías a todas horas…
    ¿Cómo? ¿Qué ha dicho? No me digas que yo y… él…
    -¿¡Dónde está Misaki!?
    De pronto las luces están encendidas y la silueta de Usagi se convierte en el centro de atención. Kyo sale bruscamente de mi y me suelta. No puedo apartar mis ojos de Usagi.
    -¿Akihiko? ¿¡Quién coño te ha dejado entrar!? ¡Largo!
    -No me voy de aquí sin Misaki.
    Me mira y creo que se da cuenta de lo que esta pasando. Kyo está sentado a mi lado solo con sus vaqueros y yo desnudo y llorando…
    -Misaki… ¡Bastardo! ¡¿Qué le has hecho?!
    -¡Largo de aquí!
    -Usagi…
    Usagi ya no aguanta más y le da un puñetazo a Kyo. Él cae al suelo y se vuelve a parar. Kyo se dispone responderle a ese puñetazo, pero Usagi es más rápido y le da otro con el que hace que caiga encima de una mesita con un florero. Le mira y le dice:
    -Largo…
    Su voz es extrañamente suave. Me convierto en una bolita y empiezo a llorar desconsoladamente. Usagi tenía razón. Nunca debí haber aceptado esto. ¡Jamás! Kyo se va a otra habitación muy callado. Usagi se sienta a mi lado y me abraza.
    -Misaki… No llores.
    Me acaricia la cabeza y me tranquilizo. Recoge mi ropa y me siento en el sillón. Me ayuda a vestirme como si fuera un niño pequeño. Me pone su gabardina negra y me lleva en brazos hasta el coche. Me acuesta en el asiento de atrás y dejo salir todo. Lloro y lloro. Los lugares por donde ese… ¡Qué asco! Mi cuerpo entero ha sido marcado por las manos de ese desgraciado. Usagi, ¿podrás perdonarme algún día?
    Llegamos a casa y me vuelve a llevar en brazos. Me deja en el suelo y me fijo en la hora. Las doce y media…
    -Usagi…
    Me tiro sobre su pecho y empiezo a llorar. Me acaricia suavemente la cabeza y me deja empaparlo.
    -Lo siento… Perdóname, yo…
    Mis lágrimas no me dejan continuar…
    -Tranquilo, Misaki… Yo siempre te protegeré. Perdóname tú a mí. Debería haberte protegido mejor. Te lo prometo…
    Me mira a los ojos y me seca las lágrimas con su dedo índice.
    -… Jamás, voy a dejar que nadie te haga algo semejante. Perdóname, Misaki…
    Me coge entre sus brazos y me lleva al cuarto de baño. Me desviste con suavidad y me mete en la bañera. El agua calienta hace que esos lugares por donde ese mal nacido posos sus labios… Me arde todo… Solo quiero morirme. No quiero que nadie me haga algo así… Quiero borrar sus marcas de mi piel… Usagi me levanta el brazo y me empieza a bañar. Se ha remangado y me esta enjabonando. Tras la ducha me pone una de sus camisetas, ya que esta noche hace mucho calor y me lleva en brazos a su cama…
    -Usagi…
    -Shhhh… Duerme…
    Me acaricia el pelo y me sonríe. Su sonrisa es melancólica, como las sonrisas que me daba en el hospital. Me arropa y se desviste y viste delante de mí. Se pone solamente su pantalón blanco y se mete a dormir conmigo. Me abraza y me hundo en su pecho.
    -Usagi…
    -¿Si?
    Aun después de haberme bañado y haber limpiado las marcas físicas, por dentro todo mi cuerpo arde. No me puedo quitarla la imagen de mi cabeza. Kyo encima de mi y yo creyendo que era Usagi… Solo puedo hacer una cosa…
    -¿Puedes hacer algo por mi?
    -Pues claro. ¿Qué es?
    Trago saliva. Se separa de mí y me mira. Yo miro su pecho firme y muy bien marcado.
    -Quiero que me hagas el amor.
    Le miro a los ojos y me pego más a él. Te necesito. Solo tú puedes borrar las marcas de ese… Por favor…
    -Misaki, ¿estás seguro?
    -Usagi…
    Rompo en llanto.
    -Siento sus manos por todo mi cuerpo. Sus besos, sus caricias… Todo. Necesito que me hagas olvidar.
    Me abraza y levanto mis ojos llorosos.
    -Lo hare.
    Me acuesta boca-arriba y me mira a los ojos.
    -Te amo, Misaki.
    -Te amo, Usagi…
    No sé de donde ha salido eso, ni me importa. Ahora solo quiero que las huellas se borren. Me besa en los labios muy suavemente. Su lengua abraza la mía. Me quita la camiseta y los bóxers. Se quita el pantalón y como no lleva nada debajo, se coloca rápidamente encima de mí. Empieza a besarme el cuello y va bajando hasta mi abdomen. Se detiene y me besa alrededor del ombligo. Sus manos se mantienen firmes en mis caderas. Pongo mis manos en su pelo y echo la cabeza hacia atrás. Gimo suavemente y me besa el pene. Se lo mete en la boca y me hace gemir de forma más aguda. Llevo mis manos hacia mi boca y me tapo. Las lágrimas acarician mis mejillas y me destrozo solo de pensar en ese imbécil. Saca mi pene de su boca y me besa las piernas, hasta las rodillas. Sube suavemente y dándome besos. Pasa su mano por mi erección y me besa suavemente. Cuando se separa de mi le miro a los ojos y le rodeo con mis brazos. Tomo la iniciativa y le beso con mucha pasión y le dejo muy claro que a quien deseo es a él. Que a quien quiero que este dentro de mí, es él. Lo que quiero y lo único que necesito es a él… Las lágrimas vuelven a salir y las siento quemar mis ojos.
    -No llores, Misaki…
    Me besa las lágrimas mientras mis manos descienden por su espalda. Nos miramos a los ojos y me parece que el tiempo se detiene… Le beso suavemente y él me corresponde… Se acomoda entre mis piernas y, con un lubricante, me masajea la entrada.
    -Relájate… Voy a prepararte…
    Su voz es muy baja… Cierro los ojos y aprieto mi almohada. El primer dedo entra y gracias a dios no me duele. Gimo suavemente y me mantengo firme en la decisión de no llorar, mas el segundo dedo me hace recordar la dureza con la que Kyo entro. Mis lágrimas se agolpan en mis ojos…
    -Misaki…
    Su voz detiene mis ganas de llorar. Sus dedos se mueven en círculos y en tijeras. Todos mis órganos se tensan… No es Kyo quien me lo esta haciendo, es Usagi. El tercer dedo me hace gemir más alto y Usagi calla mis sollozos con un beso muy suave y delicioso. Retira los dedos y se los lame. Coloca sus manos a los costados de mi cara y me da un beso casto.
    -¿Listo?
    Asiento como un tonto y entra suavemente y deteniéndose cada vez que yo hago una cara de disgusto. Por fin entra y me lanza una pequeña estocada que me hace echar la cabeza hacia atrás y gemir con suavidad… Le abrazo y el hunde su cabeza en mi pecho. Las lágrimas se vuelven a pegar a mis ojos.
    -Lo siento, Usagi…
    -Perdóname, Misaki…
    Y lloro.

    Bueno mis amores, esto ha sido todo por hoy. Espero que les haya gustado y si es así, comenten(solo si quieren). Díganle a sus amigos/as para que lo lean, eso me ayudaría muchísimo. Las/Los quiero mucho mis amores, Nos vemos <3
    PD: Gracias por las más de 1.500 visitas. Gracias mis corazones, las/los amo mucho. Nos vemos <3


    Edited by £Akemi£ - 30/4/2015, 15:38
     
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  13. misaki_chan13
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    Maldito kyo!!! ono)9 como se atreve a lastimar a misaki!! T^T
    Suerte y usami-san estaba ahí para darle sus golpes ¬¬*
    Pobre misaki ahora quedo traumado D: lo bueno que tiene a
    usami para que le quite el trauma 7u7

    Usami es un amorsh'! OwO trato bien bonito a misaki uwu
    como quisiera un usami-san también TuT
    Espero conty! Bay, Bay~
     
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    Misaki_chan13: Lo sé. Pensé que me ibais a matar porque yo me quería estranguilar a mi misma por hacerle eso a Misaki. Siii!! Todas queremos un Usagi que nos ame sobre todas las cosas- sobre la cama, sobre el suelo, sobre la mesa...- No, solo yo, Bien. ok .-. Y pensar que yo estoy escribiendo un Fic...
    ¡Gracias mi amor por comentar! Nos vemos <3
     
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    Mucho Drama en este capitulo...aun asi lo ame...
    Hijo de su chi=&#128;@#% !?© Kyo!!!
    Y Usami al rescate...que bueno que llego y salvo a Misakichi TuT
    Y sip Usagi es el unico que podra borrar aquellos recuerdos dolorosos con besos, caricias y hacerle el amor a Misaki -///u///-
    [[Y Kurogane dijo: No debe llorar, debe hacerse fuerte y mirar hacia adelante
    Fye le respondio: Pero tambien necesitas la fuerza para llorar cuando quieres hacerlo]]
    Recorde eso del anime Tsubasa Chronicles al leer el final del capitulo ;u;
    Ahora pido Conty Conty Conty
    Ya nee!!
    Haru
     
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