A(R)MOUR (Traducción del fanfic de Sinnatious)

A Hiroki le siguen rompiendo el corazón, una vez, otra vez y otra vez, como un tonto que no sabe hasta donde detenerse.

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    A(R)MOUR: Juego de palabras que se refiere a las palabras Amour (Amor en francés) y Armour (Armadura en inglés) haciendo alusión a la armadura emocional que pone Hiroki para sobrellevar sus fracasos amorosos.

    Recibí el aval de la autora Sinnatious de AO3 para la traduccion de su fanfic de Junjou Romantica y darlo a conocer a las hispanohablantes ya que la obra esta originalmente en Inglés. Como verán esta obra me gusto principalmente por como retrata a Hiroki Kamijou, y como lo aproxima a como se comportaría si los eventos que se muestran en esta historia de desarrollaran, por lo que debemos considerar esta obra como un AU (Alternate Universe), con representaciones muy certeras sobre los personajes.

    Debo advertir adicionalmente que esta obra habla de una infidelidad que involucra a Misaki y Nowaki así que si son sensibles a esa representación, no lean esta obra/traducción.

    ***********************

    Voy a poner la reseña que puso la misma autora sobre la autora:

    Resumen: A Hiroki le siguen rompiendo el corazón, una vez, otra vez y otra vez, como un tonto que no sabe hasta donde detenerse.

    Se centra principalmente desde el punto de vista de Hiroki, y probablemente todos comprenden los contras de la aproximación de la caracterización de un personaje (sus debilidades incluidas).

    En este fic, usa los “san” y “sensei” donde eran apropiados (ya que sensei ha pasado mas o menos al lenguaje vernacular común (se refiere al ingles que es el idioma original de la historia) y no me puedo alejar de la imagen de Nowaki diciendo algo diferente a ‘Hiro-san’), para lo demás trato de usar los equivalentes o los dejo asi.




    Capítulo 1





    Los frenos del tren resonaron. Misaki Takahashi, estudiante de la Universidad de Mitsuhashi, de la carrera de economía, cabello castaño, ojos verdes y a primera vista un chico ordinario, se tropezó con la puerta. El tren osciló de nuevo cuando se detuvo con una sacudida, enviándolo tambaleándose hacia el otro lado. Sus bolsas de compra se cayeron al suelo y su hombro se estrelló contra algo cálido.

    “¿Estas bien?” Un extraño lo había sostenido antes de que se fuera de cabeza contra el pasillo. El rostro de Misaki se encendió de vergüenza.

    “¡Estoy bien! ¡Lo siento! Es lo que me pasa por andar en las nubes.” El soltó una risa nerviosa, y se inclinó para recoger sus compras desperdigadas en el suelo, maldiciendo en voz baja.

    “No hay problema.” El hombre se agacho con él, alcanzando una lata de crema de maíz que se había alejado rodando y metiéndolo de nuevo en una de las bolsas. “Déjame ayudar.”

    “¡Gracias!” Misaki dijo, todo menos emocionado. ¡En verdad quedan personas genuinamente agradables en este mundo!

    El tipo era enorme – más alto incluso que Akihiko – pero tenía unos amables ojos azules y una sonrisa gentil. Sus manos se tocaron mientras él le ofreció las bolsas, y sus miradas se conectaron. Misaki sintió un tipo peculiar de excitación nerviosa que lo recorría, como la primera brisa cálida de la primavera.

    “Soy Nowaki Kusama,” el hombre soltó de repente. “Gusto en conocerte.”

    Ahí fue cuando los infortunios de Hiroki comenzaron.



    ………………………



    Hiroki Kamijou, Profesor Asociado de Literatura de la Universidad Mitsuhashi, estaba frunciendo su ceño. Esto no era algo inusual, pero la oscura nubosidad de enojo y depresión que se estaba formando sobre la cabeza del castaño ya estaba tan densa que pequeñas tormentas se habrían condensado en un tifón en miniatura, capaz de destrozar todo a su paso.

    “¡Oh! ¡My sweet honey! ¿Has estado solo?” El profesor Yoh Miyagi, por otro lado, era la misma imagen de la felicidad y jovialidad mientras arrastraba a la habitación con los brazos cargados de rollos de papel amarillentos y tomos avejentados. El no espero a recibir una respuesta – dejando caer todo el lote en la ya desordenada mesa de centro con un golpe pesado. “¡Esto te animara! ¡Encontré un botín de primera categoría en una librería de segunda mano!”

    “Hn.” Hiroki apenas lo escucho, mirando intensamente a la hoja de criterios en la que el había estado trabajando en la última hora, como si este fuera personalmente responsable por cada agravio que había en su vida en ese momento.

    Sus intentos para prenderle fuego a ese pedazo de papel a través de solo el poder de su mirada fueron bruscamente interrumpidos por un brazo que forzosamente enganchándose bajo su codo y transportándolo fuera de su asiento. “¡Kamijou!” Las palabras trinaron en un sonsonete gutural. “¡Ven a ayudar a un viejo a organizar todos estos libros en los estantes!”

    “¡Tienes treinta y cinco años, no estas viejo!” el refunfuño, más por reflejo que por nada. Sin embargo, el desorden en la mesa lo presionaron a moverse. “¡Profesor! No solo deje tiradas estas cosas por todos lados – ¡Había acabado de organizar este desorden! En serio…” Continuo murmurando a si mismo mientras revisaba las últimas adquisiciones, catalogándolas por autor y género.

    Miyagi solo tarareo una alegre tonada mientras desplegaba y examinaba los rollos. “Estas inusualmente malhumorado hoy. ¿Algo te molesta?”

    Hiroki se tensó. “Nada.” El mantuvo su atención en la tapa dura que tenía en sus manos, encontrándoles destino en el estante de la preguerra.

    El profesor, claro, nunca tomaba la indirecta de dejar un tema en paz. “Problemas en el paraíso entonces.” El asintió sabiamente, como si estuviera impresionado con su propia sabiduría.

    “¡No es así!” Hiroki espetó, y luego se refreno visiblemente, para respirar profunda y calmadamente. No funciono.

    “Claro, claro.” El profesor en cuestión ni siquiera levanto la mirada de su trabajo. “Tu solo estas frunciendo el ceño todo el tiempo y quedarte viendo a los espacios vacíos y aterrorizando más de lo acostumbrado a los estudiantes porque todo está bien.”

    “Eso es inusualmente sarcástico, incluso para usted, Profesor.”

    Miyagi solo le ofreció una cursi sonrisa.

    Hiroki normalmente no hablaba de sus problemas con las personas. El apenas hablaba a Nowaki sobre sus problemas, así que si su problema era Nowaki…

    "En verdad no es nada," él dijo. "El solo no ha estado mucho en casa."

    Miyagi volteo a mirarlo ante eso, con un cigarrillo colgando de sus labios. Él ni siquiera tenía que preguntar quién era ‘el’. "Bueno, es un interno, ¿Cierto? De los del tipo médico-"

    "¡Lo se!" Hiroki interrumpió con irritación. "Es solo que es menos de lo usual. No es gran cosa." Su voz vacilo en lo último. Menos de lo usual quiere decir que él no lo había visto en una semana, y cuando lo había visto Nowaki actuó extrañamente distante. Incluso en las usuales notas y en las llamadas telefónicas que acompañaban dichas ausencias habían disminuido. Le trajo de vuelta malos recuerdos de esa época cuando cualquier vaga nota se encontraba con un pavor deprimente, preguntándose cuanto tiempo en esta ocasión seria abandonado en ese limbo.

    Miyagi se veía pensativo. Hiroki espero por el acostumbrado comentario jocoso, pero ninguna llego. "¿…En serio?" El volteo de nuevo su atención a sus rollos.

    Un largo silencio se estiro entre ellos, salpicado solo por el revuelo de los papeles y el golpe de las tapas duras en las estanterías. La habitación se volvió naranja con la puesta del sol – La constante charla enmudecida del otro lado de la puerta se disminuía en un reverente silencio mientras los pasillos se desocupaban con el fin de las clases de la tarde.

    No duro mucho, por supuesto. “Ya sabes lo que dicen,” Miyagi eventualmente comento. “Las relaciones en donde realmente no se hablan mutuamente no tienden a durar.”

    No era la primera que el profesor escupía sobre ese tema – aunque en esta ocasión, él no se estaba refiriendo a su fallido matrimonio.

    Hiroki silenciosamente seguía guardando los libros, y no distinguió el comentario.

    Cuando el último de los libros del día había sido catalogado y guardado en la estantería, el profesor lo ahuyento hacia la puerta. “Es tarde. ¡Ya ve a casa! ¡Prácticamente vives aquí en ocasiones!”

    Ignorando la pura hipocresía que había en ese comentario, Hiroki recogió sus cosas y se fue. El solía quedarse hasta así de tarde últimamente – ya no había razón para llegar a tiempo a casa.

    El retorno a casa hizo poco para mejorar su panorama. Las nubes se acumulaban sobre el para equiparar a su ánimo, y para cuando el llego a su edificio, gruesas gotas de lluvia empezaban a puntear el pavimento.

    La puerta estaba cerrada – el apartamento estaba oscuro y vacío. El encendió la luz, y fue hasta la cocina. Adherido en el refrigerador había, como siempre, una nota, los caracteres habían sido garabateados familiarmente.

    ‘No llegare a casa esta noche. –Nowaki’

    Su frente golpeo contra la fría puerta del refrigerador. “¿Cuándo vendrás a casa?”


    ………………..


    Miyagi se preguntó si el debería decir algo.

    Las señales estaban allí. Él las había vivido. El sabia como se veían.

    La diferencia era, que él no estaba realmente tan comprometido con la relación. Su esposa había sido tolerable, una buena amiga, y él había estado allí con una libido saludable, y en la edad en que las personas esperaban que sentara cabeza. Pero no había un sentimiento genuino allí, y en algunas ocasiones, simular podía ser agotador. Cuando empezó a sospechar, apenas a dos años de matrimonio, casi sintió alivio. Lo libero de responsabilidades, por así decirlo.

    Kamijou, por otro lado…

    Bueno, habían estado teniendo problemas antes de esto. Por al menos un año, su profesor adjunto había sido una tormenta constante de miseria. Luego estaba ese incidente afuera de la oficina, y esa noche él había venido deambulando por la lluvia, llorando…

    Se necesita demasiado para hacer llorar al ‘Demonio Kamijou’.

    Lo que lo traía de vuelta a ese dilema.

    ¿Era Kamijou más feliz sin saberlo?

    El picaporte de la puerta se volteo, y el malhumorado castaño en cuestión entro a pisotones.

    “¡Oh, my sweet honey!” Miyagi saludo con su acostumbrada sonrisa y abrazo. “¡He esperado por tu rayo de sol especial toda la mañana!”

    Sus hombros estaban rígidos, y parecieron decaerse por un breve momento antes de que, predeciblemente, los brazos se levantaran y alejaran de un empujón a Miyagi. “Profesor…”

    Cierto. Los niveles de advertencia eran inusualmente críticos. “Ah, cuanto trabajo, cuanto trabajo,” el alegremente retorno a su mesa y abrió el periódico.

    En realidad, no era de su incumbencia. Pero le tenía un cariño genuino a su profesor adjunto. Tanto como… bueno, ese era un pensamiento muy peligroso. Pero le molestaba, solo un poco, en pensar lo mal que lo habían tratado. El nunca logro sonsacar la historia completa de su hermético colega, pero de lo poco que había logrado reconstruir…

    ¿Quién desaparecía por un año sin hacer una solo llamada a su amante? Eso tiene que ser una exageración, ¿Cierto? ¿O uno de esos ‘accidentes-en-la-oficina-postal’?

    Al demonio con eso. “Sabes, Kamijou…”

    “¿Que?” el espeto, rápido como una serpiente atrapando un ratón.

    Su coraje vacilo. Él podía ver de dónde venía el apodo de ‘Demonio’ en algunas ocasiones.

    “¿Cómo ha estado todo en casa? Estas inusualmente malhumorado hoy. Ahhh, esta arruinando mi café,” se lamentó amigablemente. Tal vez irse por la tangente era una mejor ruta.

    Solo el silencio respondió a esa pregunta. Cuando él pudo dar un vistazo, Kamijou estaba inmóvil mirando a la nada. “Hey, ¿Kamijou?”

    En un rápido movimiento, recogió sus papeles y las metió en su maletín, e hizo camino hacia la puerta. “Van bien,” dijo escuetamente. “No es que sea de su incumbencia. Ahora si me disculpa, tengo que dar una clase.”

    Miyagi se encogió de hombros ante la descortés evasión y encendió otro cigarrillo.

    Clases, después de todo, no comenzarían hasta dentro una hora más.

    Oh bien… el esperaba plantar esas semillas de duda. Un poco de preaviso le dará una decepción más gentil.

    No podía hacer más, aunque… Como Kamijou dijo, no era de su incumbencia.






    Listo esta historia espero atraiga la atencion del fandom, que veo que esta un poco lento. Ojala y nuevas lectoras les encuentre cariño y aunque pueda tener un tema polemico por alli, espero que se dejen llevar por esta caracterizacion de nuestro Demonio Kamijou. Gracias por su atencion, estare pendiente de cualquier comentario, critica o sugerencia que tengan.
     
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    Creí que había más capítulos nooooooooooo, usted sí es tremenda sensei, ¿para cuándo más capis? ¿Y Mientras no tengamos rostro? Ya me voy a revisar otra vez.
    Se ve súper interesante la historia, ya sabía que ése encuentro en el tren sería lo que gatillaría todo uffff, la que se viene, mil gracias por la traducción, abrazos y cuídese mucho.
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Muchas gracias por la traducción.
    Espero que pronto nos puedas traer más capítulos al igual que en tu trabajo de Mientras no tengamos rostro.
     
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    Hola de nuevo! Estoy de vuelta para actualizar esta historia. Ciertamente es mucho mas fácil traducir que crear tus historias propias, pero digamos que uso esto para despejar mi mente de “la otra historia” sin salirme del Universo Junkoi XD. Este capitulo es para seguir retratando a un cada vez mas depresivo Hiroki, no entiende que esta pasando… Y es cuando el gato se sale del saco… No les digo mas, espero sigan esta historia, puede que se vea sombrío el panorama pero, para que alguien crezca a veces tiene que pasar por malas situaciones:




    Capítulo 2








    El forro plástico que protegía el teléfono celular se había resquebrajado bajo el fuerte agarre.

    Se supone que era el día libre de Nowaki.

    'Perdón. No llegaré en casa hoy. No me esperes.’

    Los caracteres brillaban desde la pantalla, quemándose en el posterior de sus ojos.

    Había cambiado de idea sobre confrontar a su pareja. El planeaba sentarse con él, explicar todo lo que le estaba molestando, trabajar en eso juntos, luego él lo superaría y no se traería a colación de nuevo. Nowaki era generalmente así de bueno – si no le decías directamente lo que necesitabas, el respondía. El verdadero problema era el tragarse su orgullo lo suficiente para que las palabras salieran.

    Pero la nota en el refrigerador era la misma que había estado ahí hace tres días. Las llamadas a su teléfono no eran contestadas. Todo lo que recibía eran mensajes de texto que le llegaban cuando estaba en clase y permanecían ocultas hasta el final del día.

    Con el ceño fruncido, cerro su teléfono con más fuerza de la necesaria. El sabía que había emergencias y que la vida de las personas no estaba para nada al mismo nivel de sus inseguridades. Era un hecho aceptado de su relación que los días que no se veían superaban a los días que sí. ¿Pero cómo diablos se supone que ellos podrían hablar y solucionarlo si él nunca llegaba a casa?

    El lanzo sus cosas a su bolsa, sin importarle si las esquinas se arrugaran, y cerro la cremallera con fuerza. Marchándose de la oficina, Hiroki apenas noto los chillidos de estudiantes asustados al ver al ‘El Demonio Kamijou’ dando zancadas por el pasillo con una misión.

    “Si el idiota no va a venir a casa, entonces iré hacia él,” musito. Menos de cinco minutos después, se sentaba en un taxi que apestaba a cenicero, dirigiéndose al hospital de su novio. ¡A ver si se quedaba en casa esperándolo como la esposa enamorada de un granjero!

    En el segundo que el carro se detuvo, lanzo un manojo de yenes a la mano del conductor y se apresuró a entrar sin molestarse por recibir su cambio. “No es que este interfiriendo con su trabajo,” se murmuraba a si mismo mientras escaneaba el grafico de las plantas del edificio buscando el departamento pediátrico. “Solo tomara un minuto.” Ellos podrían tener su tête-à-tête después – Solo quería verlo, hacerle saber que necesitaban hablar. Reservar una cita, si era necesario.

    El elevador podría tomar mucho tiempo – Se fue directo por las escaleras. El hospital, aunque ajetreado, estaba inquietantemente silencioso – ni visitantes ni pacientes levantaban sus voces más allá de un murmullo, y los internistas y enfermeras apresurándose con sus rondas parecían tener sus pies forrados con fieltro. Hiroki se encontró a si mismo suavizando sus pasos duros en respuesta, su fiero enojo desalentado por la atmosfera reverente y los pasillos en blanco puro.

    Esto le permitió aproximarse a estación de las enfermeras con calma, y preguntarles con firmeza, “¿Esta Nowaki Kusama disponible, por favor?”

    “¿Kusama?” Paso su dedo regordete por el registro de pacientes. “Lo siento, necesitare un momento para revisar. ¿Está seguro que esta en este piso?”

    “En realidad, él es uno de los internistas.”

    “¿Kusama?” Uno de los doctores que pasaba por la estación de enfermeras se devolvió – un rubio de su edad, con ojos afilados y una sonrisa como de serpiente. “¿Quién eres?”

    Hiroki se lo quedo viendo, desafiándolo a que le dijera que se fuera. “Soy su compañero de cuarto.”

    Su sonrisa se amplió. “¿En serio? Perdón, por la forma que él hablaba esperaba que fuera una chica. Ah, pero supongo que ese tipo de relaciones existen… No te preocupes por eso, para mí, nunca ha sido de importancia.”

    Hiroki lo miro. “…Claro. ¿Y tú eres…?”

    “Soy Tsumori.” Espero un momento – presumiblemente por alguna señal de haber sido reconocido, y pareció desilusionado cuando no lo fue. “Si estas buscando a Nowaki, él no está aquí. Él tuvo el turno de la mañana – el salió hace unas, oh, dos o tres horas.”

    No podía ser cierto. Por el registro de la hora, eso significaba que su pareja había enviado el mensaje justo antes de dejar el hospital. Si había tenido toda la tarde libre, ¿Por qué no estaba en casa?! “Y-Ya veo,” Hiroki tartamudeo, luchando por mantener la compostura. “Debió haber sido un error. Disculpen me.”

    “Espera.” Tsumori arranco una tira de papel de su cuaderno y dibujo rápidamente un mapa. “Ya que parece una urgencia, ten. El menciono algo sobre ir a este restaurante justo más allá del hospital – él va allá algunas veces en su tiempo entre los turnos. Puede que lo encuentres allá.”

    Hiroki acepto el mapa garabateado murmurando un gracias y una mirada suspicaz. El no confiaba en la sonrisa taimada del doctor – él había visto a demasiados estudiantes que disfrutaban hacer bromas crueles.

    El deambulo fuera del hospital. El sol de la media mañana parecía pálida y sosa.

    La indecisión lo desgarro, pero al final, su curiosidad e inseguridad le ganaron a su instintivo desagrado por el doctor. Con un gorro encima de su cabello y sus anteojos para leer sobre su nariz – porque sus ojos estaban cansados, se insistió a sí mismo, no porque estuviera espiando – siguió el rudimentario mapa, sin certeza de lo que iba a encontrar, con el miedo cuajándose en su estómago al mismo tiempo.

    Lo llevo a una cafetería – una no muy diferente del lugar que él y Nowaki frecuentaban normalmente, con amplios ventanales un letrero pintado a mano y con cabinas privadas con mesas de madera.

    Hiroki no vio nada de eso. Todo lo que vio fue a su novio sentándose al lado de la ventana, sonriéndole a algún risueño estudiante de ojos verdes.

    El miedo se deslizó por su garganta como una helada que lo invadía.

    Cuando se levantaron al tiempo y entrelazaron los dedos de sus manos juntas, esparció su agarre helado a su corazón.

    Y entonces en una esquina aislada cerca de la caja, Nowaki rozo fugazmente sus labios contra el sonrojado rostro del chico...

    Hiroki se volteo, bajo su gorro aún más, y silenciosamente se alejó de allí.


    ………………..



    El sol aun reinaba alto en el cielo, pero con las persianas cerradas, el apartamento estaba oscuro y sombría como una caverna. El sonido de una llave insertándose en la cerradura rompió el silencio, y por un breve momento la cegadora luz se filtró a través de la puerta abierta.

    “¿Quién es él?”

    Nowaki se sacudió por la voz. “¿Hiro-san? Pensé que estarías trabajando hoy.” A tientas el busco el interruptor de luz mientras la puerta se cerraba detrás de él.

    Le irrito los ojos. Sea intencional o no, descubrir que Nowaki solo volvía al apartamento cuando él no estaba dolía. “Me tome la tarde libre. ¿Quién es el?”

    Nowaki apartó la mirada, su atención se desvió en sacarse los zapatos, como si requiriera toda su concentración. “¿De quién estás hablando, Hiro-san?”

    “Tú sabes de quien estoy hablando. Te ví.” Cuando aún no recibía una respuesta directa, añadió, “En ese restaurante cerca al hospital.”

    La tensión, justo ahora. Los zapatos fueron puestos con cuidado al costado. “¿…Como lo-?”

    “Eso no es importante. ¿Quién es el?”

    Nowaki aun no levantaba su mirada del suelo –como un perro que sabía que había hecho algo malo y estaba a punto de ser castigado, pero no quería afrontarlo. “…Misaki Takahashi.”

    “Claro.” Misaki. Él tenía un nombre, ahora. “¿Dormiste con él?”

    El silencio que prosiguió fue revelador. Nowaki nunca mentía. El simplemente omitía información.

    Hiroki era ajeno a los celos. Él había pasado años suspirando por Akihiko, resintiendo de Takahiro esa ciega ignorancia de todo lo que Hiroki desesperadamente ansiaba. Y aun así el pico de dolor y de posesividad atravesándolo casi le robo el aliento.

    Mantén la compostura. Puedes superar esto. “Necesitamos hablar.”

    “Tienes razón.” Nowaki por fin se adentró apropiadamente en el apartamento, pero aun así no tomo asiento – tal vez queriendo la extra protección que su estatura le daba. El hizo contacto visual por primera vez, y Hiroki estaba satisfecho de al menos ver culpabilidad allí. El empezó a preguntarse si su idiota novio siquiera sabía que lo que hacía estaba mal.

    El silencio se estiro, ninguno de los dos queriendo decir la primera palabra. Como la parte ofendida, Hiroki se sentía seguro que él no debería ir primero, pero cuando se hizo evidente que Nowaki lo esperaría hasta la tumba, se cruzó de brazos y pregunto, “¿Cómo sucedió?”

    "No estaba pensando," Nowaki confeso, removiéndose incómodamente en su sitio. “No conocimos por casualidad, y empezamos a hablar, y luego…” Se encogió de hombros impotente. “Una cosa llevo a la otra. Como cuando-" Se detuvo.

    Las palabras sin mencionar permanecieron en el aire. Como cuando te conocí.

    Oh, él podía imaginárselo. El conocía a su pareja después de siete años. Se había tropezado con el chico de alguna forma, sido asediado por el impulso, y luego lo persiguió sin pensar ni una vez en las consecuencias.

    Nowaki era perpetuamente amable, indulgente y generoso. Pero Hiroki sabia mejor que nadie que cuando se trataba de sus sentimientos su pareja podía ser intencionalmente egoísta. El soltaría lo que quisiera sin importarle los sentimientos frágiles o el tiempo o el lugar o el decoro. Él estaba tan preocupado por estudiar y convertirse en alguien 'digno' de el que por un año entero nunca lo llamo o incluso le envió una carta, sin considerar alguna vez lo que la completa falta de contacto podría hacerle a su pareja a largo plazo. Y él era impulsivo a tan ridículo grado – como más podría explicar sobre alguien que de repente empacaba sus cosas y se iba a estudiar al extranjero después de una sola conversación, o alguien que roba las llaves de las cerraduras de otras personas, o arrastrara a extraños a un picnic después de un encuentro casual.

    Si, él podía imaginarlo muy claramente.

    “Esto es tan hipócrita de ti. Me plantaste en la lluvia, y luego casi golpeas al profesor Miyagi cuando trato de besarme después. ¿Qué hice yo para merecer esto?” ¿Su voz estaba temblando? Apretó sus puños aún más, esperando mantenerse calmo.

    “Nada,” Nowaki dijo. “Esto no es culpa de Hiro-san.”

    “¡Claro que no es mi culpa!” Sin embargo, no se sentía así. Por dentro, se preguntaba. ¿El ya no era suficiente? ¿Estaba insatisfecho en la cama? ¿Demasiado viejo y poco atractivo? ¿Había sido negligente con él? Cada inseguridad que había albergado sobre su relación regreso precipitadamente diez veces más.

    “Lo siento.”

    Hiroki apretó los dientes. “¿Por qué?” Se atraganto con la palabra – él no quería preguntar, pero tenía que saber.

    Nowaki volteo su mirada al suelo, sosteniendo su brazo como siempre hacia cuando se sentía vulnerable o avergonzado. “Misaki-kun, él… Él es un huérfano, como yo. Tiene un hermano, pero… Tenemos mucho en común. Él trabaja tan duro para no ser una carga para nadie… Y yo quiero aliviar su carga, de la forma que yo pueda.”

    El mantuvo a sus dedos, esperando lanzar algo para ventilar su creciente frustración. “¿Y creíste que lo mejor que podías hacer es salir con él? ¿¡Cuándo estás involucrado con otro hombre?!”

    "No es justo con Hiro-san," Nowaki admitió suavemente.

    "¡Claro que no es justo!"

    "...Por eso es que me voy."

    Hiroki se congeló.

    Así no debió haber sucedido. Se suponía que Nowaki debía disculparse, romper con el otro tipo, luego Hiroki se quejaría y reticentemente lo perdonaría y las cosas volverían a ser como antes, tal vez con algo de buen sexo de reconciliación. Así había funcionado, cada vez que ellos habían tropezado.

    “Yo no quiero hacerte daño. Pero tampoco puedo renunciar a Misaki-kun.” Su rostro se contrajo, así como si las mismas palabras le causaran dolor. "…Lo siento."

    Él está blufeando.

    Se volteo y se dirigió a la puerta, recogiendo su habitual bolsa de viaje nocturna en el camino. "Volveré después por el resto de mis cosas."

    Él va en serio.

    El orgullo enraizó sus pies en el suelo. La negación ensancho a su lengua dentro de la boca.

    Hiroki no se movió mientras la puerta se cerraba suavemente detrás de él.

    En verdad se acabó.






    NOTAS FINALES: ¿Alguien mas quiso matar a ese par??? Bueno, eso pasa en la vida real cuando el que engaña realmente no da el primer paso para terminar la relación con la que ya no se siente feliz antes de caer en la tentación y el hecho de ser descubierto es más bien casi como un favor… En ese estado donde vive lo mejor de dos mundos: La emoción de estar con una persona nueva y el mantener la estabilidad de su antigua relación es algo que muchas personas hacen y luego no quieren sufrir las consecuencias. Hay que aclarar, esto se hace desde la perspectiva de Hiroki, así que no sabremos mucho del mindset de los otros personajes, tal vez breves referencias… Agradezco que esto es un fanfic, menos mal el verdadero Nowaki no haría esto… Pero algo que me gustó de esta historia es que los personajes suenan creíbles al ser situados en esta hipotética circunstancia… En fin se aproxima un momento duro para nuestro protagonista.

    Ya se, preguntaran cuando saldrá el otro capitulo de “Mientras no tengamos Rostro” esta en proceso, ya que llego a un punto climático, ahora vienen muchos cambios y estoy desarrollando bien todo para que los próximos capítulos fluyan. Sigo en pie con la historia!!! (fin del inserto publicitario)

    Gracias especiales a mis comentadoras Yukikase Abi (No soy tremenda!!! (o mejor dicho si lo soy jeje) pero mientras esperan por un capitulo nuevo de mi mega-proyecto, que mejor que ir leyendo otra historia que a mi me pareció muy emocional y quería compartirla, no tiene la extensión de mi obra personal pero por ahora es una forma de distraer la espera) y Anne onodera takano (Gracias por tus palabras, espero disfrutes esta historia mientras salga el otro capitulo <3).

    Ya para finalizar, agradezco a todos los lectores que siguen esta traducción, cualquier inquietud, comentario o critica son bien recibidos. Gracias también a los lectores fantasma por su apoyo a esta historia, espero sigan cada capítulo y lo disfruten como yo traduciéndolo. Sin más hasta la próxima.
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Pobre Hiroki siempre le rompen el corazón.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Hola a todos!! Volvi con otro episodio de esta historia. Aqui veremos como comienza esta nueva etapa de la vida de nuestro demonio favorito, pero no lo esta tomando muy bien, porque todo fue muy repentino. Sin mas demora aqui esta este episodio.




    Capítulo 3





    Siete años.

    Era mucho tiempo para cualquier relación – siete años normalmente significaba que era para siempre. Hiroki no era así de idealista, pero sinceramente, se había empezado a sentir confortable.

    Habían tenido sus problemas, pero después de que vivieran juntos las cosas se arreglaron. No habían podido verse tanto como querían, pero habían hecho un verdadero esfuerzo para ser más consciente de su pareja. El trato de escuchar más. Ser más afectivo o flexible. Nowaki dio lo mejor de él también, llamándole con frecuencia cuando tenía que irse por más de un par de días y recordando de dejar notas cuando tenía que salir, en vez de asumir que Hiroki mágicamente supiera todo.

    El nunca imagino que Nowaki elegiría a algún mocoso que a él.

    ¿¡Como sea, que era lo que tenía este Misaki de grandioso?! ¡No era nada especial con su apariencia- bajo, algo tímido, completamente ordinario en cualquier forma! Y claro, ambos son huérfanos, y él es más joven, pero...

    Hiroki se desplomó contra la pared, sus dedos se curvaron en puños.

    Se sintió humillado. Miserable. Patético.

    El nunca debió haber seguido ese mapa. Viviendo en la ignorancia, sin importar que confuso y doloroso, era mucho mejor que esto.

    “Tal vez me estaba engañando,” el murmuro en la vacía habitación. “Éramos una mala pareja desde el principio.” Nowaki era tan directo, y tan romántico - Hiroki podría muy bien ser completamente lo opuesto.

    Y aun así... el aun lo amaba.

    Las lágrimas brotaron de mis ojos, pero el parpadeo furiosamente. En verdad el corazón era un órgano cruel. ¿Por qué no le permitía dejarlo ir pacíficamente y seguir adelante? ¿Por qué la lógica tan clara en su cabeza no podía reconciliarse con sus emociones? El debería estar enfadado. Su pareja le había estado engañando ¡Y para agravar el insulto lo deja por el otro tipo! ¡La reacción correcta sería maldecirlo, tirar cosas y hablar mal de él con cualquiera que quisiera escucharlo- no estar sentado en su apartamento y llorar toda la noche con su corazón roto!

    Llevo sus rodillas a su pecho, se sentó allí en la oscuridad.

    Era tarde. El debería comer, pero la mayor parte de él no podía entender la idea de preparar algo, o incluso levantar el teléfono para ordenar algo. Igual él no tenía ganas de comer.

    El debería dormir – Ya había pasado su hora habitual y tenía que estar en la Universidad a las ocho de la mañana al día siguiente. ¿Pero cómo se supone que debería ir a dormir en esa cama ahora, sabiendo que Nowaki se había ido para siempre? ¿Sabiendo que ni una nota estaría allí para recibirlo?

    Era estúpido. Él lo había hecho esto antes. Por todo un año, de hecho. Él lo podría hacer otra vez.

    Y él lo haría otra vez. Se ajustaría.

    Solo que no ahora.


    …………………..



    Misaki se sentía seguro que, si sus ojos se abrían más, podrían salir de las cuencas de sus ojos.

    “¿Rompiste con él?”

    Misaki se sintió algo mal por eso. El nunca intento hacer romper a una pareja. Él no se había dado cuenta de que Nowaki había estado engañando a su pareja. Pero al final, él no podía negar el pozo de calidez que se formó en su pecho cuando escucho que Nowaki lo había escogido. Y como él, bueno, ellos tenían su relación no podría haber ido tan bien de todos modos, ¿o sí?

    “Si… Me mudé y todo,” Nowaki admitió con una sonrisa dolida. “Lamento no habértelo dicho antes.”

    “Bueno, terminaste con él, así que supongo que ya no importa.” Tal vez debería estar más molesto, pero era algo abstracto para él, en verdad. Sorbio otra ración de fideos, antes de que un pensamiento se le ocurriera. "¿Dónde vivirás?"

    "…Yo de hecho tengo una casa. Yo solo puse el depósito inicial recientemente, así que aún no está listo, pero ya que está más cerca del hospital he estado durmiendo allí.” El hizo una pausa, como si quisiera decir algo más, pero al final solo sonrió. “No es nada especial, en verdad. No tiene mucho patio y es muy pequeño, pero quería tratar de vivir en una casa apropiada.”

    ¡Una casa! ¡Una casa real! Él sabía que los médicos eran acomodados, ¿Pero incluso los internistas?

    “¡Eso es muy impresionante!” El entusiasmo se derramo en un revoltijo de palabras. “¡Una casa! ¡A tu edad, con tus esfuerzos! Quiero decir, Usagi-san-” Se cortó a si mismo ahí, apuñalado por la culpa.

    Hubo una mirada confundida en el rostro de su amigo ante ese nombre. Reticentemente, Misaki continuó, “Ah. Bueno, ya sabes, ya que has sido honesto, yo debería serlo también. He sido algo…” ¿Como había explicado su relación con, en verdad? Ellos dormían juntos semi-regularmente, pero en realidad era más bien Akihiko acosándolo la mitad del tiempo. Y ellos no habían hecho la ruta de cortejo tradicional, o la habían discutido apropiadamente, y él nunca podía estar seguro cuando Akihiko hablaba en serio o solamente amenazando…

    Sin embargo, parecía que no necesitaba explicarlo. “Oh.” Nowaki tenía una genuinamente decaída expresión de angustia. “No me había dado cuenta…”

    Él en pánico – porque no podía soportar ser responsable de ese gesto – Misaki dijo, “Pero, um, ¡No te preocupes por eso! Lo resolveré, lo prometo. Yo solo… he tratado de reunir el coraje…”

    No era enteramente la verdad. El de alguna forma se había dejado arrastrar por todo. Nowaki era tan directo – como Akihiko en muchas formas – Le era difícil resistirse cuando estaban juntos. Él siempre se sentía culpable al respecto después, pero Nowaki solo… tiraba de él. Y Misaki, bueno, él nunca había sido muy bueno para ser asertivo. No cuando importaba.

    Misaki no tenía mucha experiencia en relaciones. Akihiko había sido el primero, y cuando definitivamente se preocupaba por el hombre, aun sentía dificultas para entender sus propios sentimientos. El en verdad no sabía que estaba haciendo algunas veces.

    Todo el tiempo, en realidad.

    Pero… el sí sabía que le gustaba Nowaki. Y que no podía decidirse a rendirse y entregarlo. Nowaki… Sentía como que Nowaki en realidad lo necesitaba. Y él era listo, pero no era como algún genio raro como Akihiko. Misaki nunca se sintió como una carga, o preocupado porque se estuviera imponiendo. Era solo… divertido.

    Así se sentía salir con alguien que era cercano a su propia edad.

    Se asintió a si mismo con determinación.

    Era hora de hacer lo correcto – para hacer lo que debió haber hecho, cuando sus reuniones con Nowaki empezaron a tornarse intimas. Akihiko se enfadaría, y Misaki se sentía suficientemente culpable para sentirse mal, pero…

    Si Nowaki pudo hacerlo, él podría también. Era lo correcto.


    ………………….




    Miyagi se silbaba a sí mismo, asintiendo con una amigable sonrisa a algunos estudiantes mientras iba de camino a su oficina. Aún era temprano, pero los exámenes se avecinaban, por lo tanto, el campus era un enjambre de actividad.

    La puerta de la oficina estaba parcialmente entreabierta. Kamijou le había ganado en llegar, como era usual. Sonriente, el Profesor asió la manija de la puerta y la abrió completamente de forma dramática.

    “¡Oh, my sweet honey-Whoa!”

    Kamijou estaba allí, cierto. Pero… “Te ves como un muerto,” Miyagi declaro sin rodeos.

    Eso le hizo ganar una mirada deslumbrante de ojos rojos. “Muchas gracias por su opinión, Profesor,” fue la ácida respuesta. Miyagi se contrajo ante el sonido – ¿Era él, o su voz se oía un poco ronca, también? Su ropa estaba arrugada y llevaba unos círculos oscuros bajos sus ojos, que compensaban los ojos inyectados de sangre muy bien – si quería parecerse a un espectro maldito.

    “¿En serio, pudiste dormir algo anoche? Parece que pasas por una gran resaca. Estoy un poco celoso, en verdad. ¡Ah!, ser joven otra vez”

    “No estuve bebiendo.” La respuesta era corta, ninguna información adicional fue ofrecida. Miyagi observo a su asistente con el rabillo del ojo, con preocupación creciente.

    “Tal vez debería darte el día libre,” le dijo. Esos chicos que pensaron que estaban lidiando con un demonio antes de darse cuenta que apenas habían traspasado el primer círculo del infierno. “Si te sientes mal, solo será peor si te presionas a ti mismo.”

    “Estoy bien.” Esta vez su voz era fría y tranquila. Que mal. Cerro la carpeta que había estado examinando con un chasquido audible.

    “¿Qué paso?” Miyagi pregunto, atenuando su propia conducta para coincidirla con el estado de ánimo.

    “Nada.”

    “Si esto es na-”

    “Nada que le concierna,” Kamijou corrigió. Busco dentro de su maletín por un minuto, y pesco de él un estuche de polvos compactos. ¿Maquillaje? La broma le hormigueo la punta de la lengua de Miyagi, pero con dos rápidas pasadas de su pulgar y las sombras debajo de los ojos del profesor asociado desaparecieron. Si no mirabas más de cerca, no lo notarias – menos aun cuando Kamijou colocaba sus anteojos de lectura sobre su nariz momentos después.

    Cuando Kamijou lo vio observándolo, arqueo una ceja. “¿Tiene algún problema?”

    Tomado fuera de base, Miyagi lucho para responder. “Sabes, mirar el papel en realidad no te hace bien.”

    Aun, mientras observaba, él podía ver esa armadura familiar armándose en su lugar, como contraventanas cerrándose para recibir una tormenta. Incluso con todos las grietas y defectos, era inquietante como siempre observarlo. Tal vez porque podía ver a través de él, y los atisbos que podía ver a través de las roturas eran descorazonadoras.

    “No sé de qué está hablando. Y como dije, no es de su incumbencia, Profesor.” Con ese helado despido, Kamijou se desplazó arrasando la habitación, menos como un demonio fiero y más como una tormenta de nieve.

    Miyagi frunció su ceño.

    Esto era serio.


    ………………….




    “¿Quién es el?” Justo ahí, la oscuridad que rodeaba a Akihiko pondría en vergüenza al mismo demonio Kamijou. “Lo matare.”

    Por un minuto, Misaki genuinamente se aterró de lo que Akihiko pudiera hacer – medio esperando que él se procurara tanto un cuchillo y a Nowaki de la nada y terminara el asunto en ese momento. “¡No – no puedes!” El estallo. “¡No te lo diré! ¡Si vas a ser así, me esconderé de ti, y no me verás nunca más!”

    La amenaza era aparentemente lo suficientemente alarmante para refrenar a Akihiko, aunque Misaki no pudo evitar ver como apretaba y aflojaba sus puños repetidamente, sus ojos vidriosos como si estuvieran imaginándose aferrar sus manos alrededor del cuello de Nowaki.

    No, definitivamente no podía decirle quien era. Dependía de él proteger a Nowaki. Él había tomado la decisión cuando se había dejado llevar en primer lugar. ¡Nowaki no podía salir herido porque Misaki no había pensado bien las cosas!

    Akihiko lo estudio, calculando. “¿Qué dirá tu hermano?”

    Misaki se estremeció. Él había guardado suficientes secretos de su hermano hasta ahora. ¿Qué decepcionado estaría si Misaki iba y se fuera a vivir con un extraño?

    “Si, bueno… Si le cuentas a él, le contare sobre ti.” Las palabras salieron, e instantáneamente, el deseo que pudiera retractarse.

    Fue bajo. Misaki sintió que se patearía a si mismo por usar esa táctica, incluso si Akihiko juraba que ya había superado a Takahiro.

    Akihiko dejo escapar un gruñido, y lo agarro de los hombros. Misaki jadeo mientras era empujado contra la pared, y sus labios fueron reclamados a la fuerza. “¡Mmmfph!”

    Dientes rasgaron su labio inferior, una lengua caliente saqueo su boca, y unos dedos se hundieron dolorosamente en sus brazos. “No voy a dejar que nadie más te tenga,” Akihiko exhalo, su voz de barítono reverberando contra él, sus cuerpos tan cerca que podía percibir el temblor de cada silaba. Misaki trato de alejarlo, pero el novelista inmovilizo su muñeca con facilidad, su otra mano deslizándose por su costado, apretándose para estrujar su cadera, mientras se sumergía en otro beso.

    Misaki cerro sus ojos apretándolos, sintiendo como su cuerpo se tornaba cálido, relajándose a las familiares atenciones, los roces firmes de esas exploradoras manos y lengua y…

    Nowaki.

    “¡No puedo!” Misaki se apartó, tambaleándose mientras se desenredaba de las piernas de Akihiko, y salió corriendo hacia la puerta. Se colgó su bolso – que ya había empacado – en una mano, y le lanzo sus llaves a un shockeado Akihiko con la otra. “No soy otro de tus osos de peluche. ¡Yo no te pertenezco! ¡Ya tomé mi decisión!”

    Y antes de que Akihiko pudiera protestar, o que el pudiera perder el coraje, Misaki salió corriendo.

    Por una vez en su vida, había elegido de forma egoísta.

    Él no estaba seguro si su corazón estaba trepidando de emoción, o temor.


    …………………..




    El golpeteo incesante en la puerta coincidía con el dolor de cabeza palpitante de Hiroki. “Ya voy,” Gruño, doblando del periódico y dándose paso a través de las pilas de libros que había estado clasificando. ¿El casero? No, ya le había pagado el alquiler. Probablemente era un vendedor de suscripciones a un diario o algún magazine.

    En vez de eso, era un familiar internista medico con cabello negro y ojos azules.

    “¿Qué quieres?” Hiroki ni siquiera intento restar la amargura de su voz. El solo había tenido la poca fortuna de cruzarse con su exnovio una vez desde que habían terminado, cuando él estaba en casa al mismo tiempo que Nowaki estaba acarreando algunas cajas fuera. La mayor parte del tiempo, los indicios de la presencia de Nowaki se había estado filtrando por las últimas dos semanas, día a día, mientras prendas de vestir y artículos de aseo y otras pertenencias personales desaparecían gradualmente.

    Nowaki le sostuvo un juego de llaves. “Tus llaves. Ya solucioné lo del alquiler con el casero.” El vaciló. “¿Puedes arreglártelas con la renta por tu cuenta?”

    “Los doctores podrán ser ricos, pero un profesor adjunto en Mitsuhashi gana más que un internista médico, idiota. Yo ya estaba alquilando este lugar por mi cuenta antes de que te mudaras aquí.”

    Nowaki solo le dio un pequeño encogimiento de hombros y una aún más pequeña sonrisa, y dejo caer las llaves en la mano extendida de él. Se sintieron pesadas y frías y dentadas contra su piel hiper sensible.

    “Pudiste solo haberlas dejado en el buzón,” Hiroki rezongó. Hubiera sido mejor, de hecho, así no hubiera tenido que luchar por esconder el dolor de la finalidad, el corte de ese último hilo conector.

    “Me quería cerciorar que los obtuvieras,” fue la simple respuesta.

    “Claro.” Luego, porque la civilidad era la mejor armadura que él podía emplear, murmuro, “Gracias.” Cualquier cosa que pudiera apurar a una más rápida conclusión. “Si eso es todo…”

    Nowaki vaciló. “No te ves bien,” él dijo, una mano cerniéndose casi por reflejo. “¿Has estado comiendo y durmiendo apropiadamente?”

    Hiroki tiro para atrás. Su tacto se sintió como si le quemara, capa sobre capa de recuerdos difuminándose juntos para crear un dolor casi físico. “Estoy bien,” el replicó. “Y de cualquier forma no es de tu incumbencia.”

    “…Eso no es justo, Hiro-san. Solo estaba preocupado.”

    "Ese ya no es tu trabajo,” le dijo fríamente. “Y como decía, si eso es todo…”

    Nowaki agacho la cabeza. “…Eso es todo, Hiro-san. Lo siento… por todo.”

    No estas perdonado.

    Hiroki no le dijo eso. El solo cerró la puerta, antes de que su corazón pudiera sacar lo mejor de él.

    Rogar y llorar parecía indecoroso, e infructuoso, y estúpido. No importaba cuanto quisiera hacerlo.






    Bien, pobre Hiroki, no la esta pasando nada bien, y Usagi-san? Como hara para sobrevivir sin su Misaki? y ese par.... Sabemos que ellos no son asi, pero imaginandolos siendo asi... No se, yo no podria ni siquiera volverles a dirigir la palabra... El doctor es como medio hipocrita darselas de preocupado por alguien a quien le rompio el corazon, yo lo mandaria a comer mier... coles, XD.

    En fin, espero que les guste esta historia, si quieren comentar algo, mandarme recomendaciones, sugerencias y demas, estoy feliz de leerlas. Gracias a todos por su atencion, y nos leeremos pronto.

    Agradecimientos a Anne onodera takano por comentar en esta historia. Espero te haya gustado este episodio.
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Pobre Hiroki siempre sufriendo, espero que consiga tranquilidad y felicidad.
    Nowaki es un hipócrita de lo más grande le rompe el corazón y luego le dice que se preocupa por él.
    Esperaré con ansias la conti.
     
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    Hola a tod@s!! Vengo con un nuevo episodio traducido de esta historia!! Ahora veremos como prosigue su vida nuestro profesor demonio favorito… Pero no lo esta tomando tan bien, y es que estar acostumbrado a la presencia de alguien por tantos años y luego verte solo… Es duro… Esperemos a ver que nos depara este capitulo. Ahora si, disfruten de este episodio



    Capítulo 4



    El fin de semana nunca había aparentado alargarse tanto antes.

    Con disgusto, Hiroki arrojo su libro al suelo, sin siquiera molestarse en ponerle un marcador. Nada de eso había calado de todos modos.

    Había terminado de calificar. Su ultimo articulo había sido anotado y corregido y reservado para que Miyagi lo revisara antes de ser entregado. Su horario de clases estaba actualizado. Incluso él había salido a la tienda para comprar comida que no tenía ánimos de comer. Y su única garantía de hacerle sentir mejor, a prueba de fallos – la lectura – parecía no funcionar.

    El cambio a la TV, atravesando a través de los canales con irritación. ¿Con Que rayos se había acostumbrado a hacer con su tiempo? No era como si Nowaki hubiese estado presente tan frecuentemente de cualquier manera y – incluso, se había ido por todo un año una vez. Le concedía que había estado trabajando para conseguir llegar a ser profesor adjunto y no tenía el mismo horario de clases intensa que ahora ¡Pero esto era ridículo!

    Inquieto, apago la TV y empezó a limpiar su apartamento – No que hubiese mucho que limpiar. Había revisado a través de algunos libros y se encontró con una caja de viejas revistas literarias, que había tomado de un estante y empezó a liberar el espacio.

    Hasta que su mano se tropezó con una caja familiar llena de cartas, y las revistas rápidamente fueron olvidadas.

    Nowaki no se las había llevado.

    El quito bruscamente sus dedos como si la caja tuviera dientes y la fulmino con la mirada, deseando que esta desapareciera. Había tenido la temeridad de permanecer quieto y silencioso y muy presente en el interior de su estante.

    Después de una prolongada batalla de voluntades, Hiroki la saco y empezó a rebuscar en ella.

    Cartas. Debía haber como cincuenta de ellas. Había leído muchas de ellas cuando las había descubierto por primera vez, pero Nowaki inevitablemente lo distraería y habría hecho un escándalo antes de que pudiera terminar con ellas.

    Todas esas malditas cartas que el nunca envió. ¡No lo podía creer de Nowaki! Incluso una de ellas pudo haber hecho ese año miserable más tolerable. No habría tomado mucho para calmar sus dudas. Se habría aferrado al resto más insignificante como un marinero a punto de naufragar.

    Automáticamente, el abrió un sobre y empezó a retirar el papel doblado de él.

    “¿…Que rayos estoy haciendo?” pregunto a la nada.

    Esto era solo torturarse a el mismo.

    Su puño se apretó, y la carta se estropeo en su agarre. Con un gruñido, la tiro lejos.

    El ya no era la persona más importante en la vida de Nowaki. Eso fue todo lo que habría necesitado para que estuviera satisfecho, pero ni siquiera podía tener eso.

    En un arranque, el recogió la caja y la carta arrugada, y la llevo afuera. Las tiro en el recinto de quema de basuras, viendo como los sobres se esparcían y se mezclaban con los filtros de café usados, los pañuelos desechables y los volantes de publicidad.

    Su brazo se contrajo contra la urgencia de ir a recogerlos. Él ni siquiera había podido leerlos todos, y dejar algo sin leer para él era…

    Con un suspiro rabioso, cerro con fuerza la tapa, luego, por si acaso, fue a buscar la basura de su apartamento y la tiró encima, hundiendo las cartas debajo de viejos periódicos y empaques vacíos.

    Con pisotones volvió a su apartamento y cerro fuertemente la puerta – al diablo con los vecinos de cualquier manera, ellos podían pensar lo que quieran.

    Se sentía engañado, aun así.

    ………………………

    “Ne, Hiroki, ¿Cómo las personas se desenamoran?”

    El plástico del bolígrafo de Hiroki crujió peligrosamente en su agarre. Había pasado mucho tiempo desde que había sido sometido a una de las espirales poéticas de autocompasión de su amigo de la infancia. “¿Que? ¿Qué trae esto a colación de repente?”

    “Estoy deprimido,” Akihiko recalco, desde donde se había tumbado todo estirado en el sofá de la oficina como un paciente psiquiátrico. O más bien como un gato extremadamente grande. Hiroki ni se volteo a revisar.

    "Lo siento, pero tengo mis propios problemas con los que debo lidiar ahora," se quejó. “Ya es lo suficientemente malo que me trates como tu librero personal, definitivamente no soy tu psicólogo. Sabes, estoy trabajando.” Él no estaba de humor para escuchar las enamoradas divagaciones del mayor fan de Takahiro en el mundo.

    No es que la presencia de Akihiko fuera mal acogida enteramente. Hiroki tenía muchos conocidos con los que ir a tomar algo si quisiera, pero la lista de amigos cercanos era corta. A través de su niñez solo había sido Akihiko. En su adultez, ese número fallo en expandirse. No es que hubiera sido impopular, aun más que las personas nunca tuvieron el chance de acercarse. Cuando era niño, un interminable corriente de actividades curriculares se devoro el tiempo en el que otros niños jugaban juntos y creaban vínculos. Como adulto había crecido practicando la soledad, prefiriendo la compañía de los libros y concentrándose con entusiasmo en sus estudios y carrera. Miyagi contaba, tal vez, gradualmente abriéndose camino de superior a colega a amigo a través de una familiaridad persistente. La única excepción había sido Nowaki.

    El aún estaba adaptándose. Eso había sido todo. No es que fuera solitario – ¡Él se las había arreglado muy bien en el pasado!

    “Que frio eres, Hiroki.”

    “Tch.” El volvió su atención de vuelta a calificar. "¿No deberías estar trabajando? No he visto un libro nuevo desde hace un tiempo."

    "Tengo bloqueo de escritor," Akihiko le explico.

    Hiroki se burló. "¿Tu? ¿Bloqueo de escritor? Tu no has soltado un maldito bolígrafo desde que tienes diez." Cuando la esperada risa contenida no apareció tras esa frase, el volteo su atención a su amigo apropiadamente. "¿Hablas en serio?"

    Akihiko nunca sufría de bloqueo de escritor. Si no estaba trabajando en una de sus novelas literarias, el escribía florida basura BL. Ni siquiera su duradero amor imposible por Takahiro había desalentado su apetito por eso – si algo, Hiroki sospechaba que eso lo alimentaba.

    “Hn.”

    Hablaba en serio. “¿Qué paso?”

    “Oh, ¿Ahora te importa?” vino la graciosa respuesta.

    Hiroki le lanzo su bolígrafo al autor, quien lo atrapo con sus engañosamente rápidos reflejos.

    “Si una persona rompe con otra, ellos deberían luchar por tenerlos de vuelta, ¿No debería ser así? ¿Es tan malo eso?” Akihiko continúo diciendo monótonamente.

    El tema le pareció un poco demasiado familiar. La herida, incluso ya después de un mes, le dolía terrible. Hiroki frunció su ceño, y busco otro bolígrafo. “Si estas atascado con el argumento de uno de tus romances, ¿Por qué no lo dijiste?”

    “Hnnn.”

    Las conversaciones con Akihiko podrían ser ejercicios de frustración incluso cuando Hiroki no se sentía como vidrio roto. “Si fue un malentendido o aun si fuera una verdadera equivocación, ellos deberían luchar,” el recito, quitándose los anteojos de lectura para masajear sus ojos. Él se sentía cansado. Él siempre se sentía cansado últimamente. “Pero si ellos se sintiesen genuinamente infelices, ¿Simplemente el luchar por ellos me haría el villano? No tiene sentido intentar forzar algo que no funciona.”

    Lo que logro fue engendrar resentimiento. Aferrarse a una relación que ya estaba fallando era ilógico y patético, y te hacia ver como un perdedor. Eso era expresamente la clase de hombre que Hiroki nunca quiso ser.

    “…Tal vez tengas razón.” El escucho el chasquido de un encendedor, y un momento después el aroma ahumado se rizaba hacia él. El ceño de Hiroki se profundizo. Ya era suficientemente malo que Miyagi siempre estaba apestando la oficina. Ese era por qué él mantenía la mitad de sus libros en su casa.

    Akihiko no hablo por un rato – simplemente hojeando un libro con una mano y fumando con la otra. Escondiéndose de su editor, probablemente, si lo que dijo de su bloqueo de escritor era cierto.

    “Tuve una pelea con mi compañero de cuarto. Él se mudó,” Akihiko admitió inesperadamente.

    Hiroki hizo una pausa. “¿En verdad?”

    “Hn.” Él se oía deprimido al respecto.

    Francamente, Hiroki no estaba sorprendido. Había sido un shock escuchar que Akihiko estaba viviendo con alguien más en primer lugar. Su amigo había sido reticente en compartir detalles, pero cualquier atisbo que le había brindado pintaron una muy ... Extraña ... Imagen de la vida doméstica en su casa. Es que Akihiko podía ser una verdadera pesadilla en las mañanas. Y era irremediable en lo que a quehaceres domésticos se trataba. Y no tenía concepto de espacio personal. Y no le gustaba las personas como regla general.

    Era sorprendente que haya durado tanto como duro, en verdad.

    Aun así, ya que él era el amigo de Akihiko, todo lo que dijo fue, “Él es un idiota. Tu vives en un maldito pent-house. Si él pudo soportarte todo este tiempo, el regresara arrastrándose eventualmente. Disfruta de la tranquilidad mientras la tengas y empieza a trabajar en tu siguiente libro.”

    Cuando echo otra mirada por encima del hombro, Akihiko no se veía convencido, pero aun así le ofreció una pequeña sonrisa.

    “Eres un buen amigo, Hiroki.”

    “Mentiroso,” le gruño, y se volteo para seguir calificando.



    ……………………



    Era tarde el viernes. Las nubes que se habían acumulado durante todo el día, finalmente cumplieron su amenaza de cargarse. Miyagi se apuró en los últimos escalones mientras la suave llovizna se convertía en lluvia.

    Lidiando con la carga que llevaba en sus brazos, el saco una hoja de papel de su bolsillo, revisando la dirección, después con confianza golpeo en la puerta del apartamento. Algunos golpeteos se escucharon de adentro, antes del suave sonido de pisadas, después la puerta se abría a una familia, aunque alborotada, cara.

    Hiroki Kamijou se asomó en la noche. "Profesor. ¿Qué está haciendo aquí?"

    El otro sostuvo su premio con una sonrisa alegre. "Olvidaste tu teléfono. Estaba en el área, así que pensé en regresártelo."

    Era un completa excusa, por supuesto. Normalmente, Miyagi pudo haber simplemente dejado el teléfono allí – si Kamijou realmente lo necesitaba el habría vuelto para recogerlo. Y Miyagi estaba en el área solo con el propósito de pasar por un momento. Era cuestión de semántica. Un profesor de literatura clásica podía tocarla como si fuera un piano.

    Kamijou lo miro con sospecha, y alargo la mano expectante. "Gracias, pero en verdad no debió haberse molestado." El enfatizo sus palabras solo un poco más de lo estrictamente necesario.

    Miyagi aparto el teléfono fuera de su alcance. "Ah, que frio eres. ¿Ni siquiera me vas a invitar a pasar adentro con este terrible clima?" El alzo entonces su otro premio – dos cajas de comida para llevar aun humeante. "¡Incluso te traje comida! ¿No vas a hacer que un anciano coma solo, cierto?"

    Ese pretexto era un poco evidente. Por su expresión Kamijou lo supo, pero acepto con un sufrido suspiro y abrió más la puerta. "Está bien, entra."

    Éxito. Él era tan listo. La puerta se cerró tras él, silenciando el caer de la lluvia en un ambiente de fondo sordo.

    El tarareo para sí mismo mientras se deshacía de sus zapatos en la entrada y luego entrecerró sus ojos. “Ah, esta algo oscuro…”

    Frunciendo el ceño, Kamijou golpeo un interruptor, contrayéndose ante el brillo repentino. El noticiario de la noche apenas audible en la TV murmurando en el fondo.

    “Entonces solo me permito entrar…” Miyagi felizmente camino atravesando la sala, deteniéndose cerca de la mesa y sentándose para disfrutar de la comida mientras observaba el apartamento en busca de pistas.

    Estaba cansado de quedarse al margen. Ya cerca de un mes había estado observando como su colega se cubría las ojeras con maquillaje, se saltaba las comidas, y bebía tanto café de lo que incluso Miyagi consideraba saludable. El evadía cualquier inquietud sobre su estado y seguía con sus asuntos como si todo siguiera normal.

    Miyagi ya no podía contenerse más. Necesitaba intervenir.

    “Profesor-”

    “Maaa, maaa, No estamos en el trabajo Kamijou, solo Miyagi está bien,” él le interrumpió con una sonrisa. Dudaba que pudiera funcionar, pero valía la pena ¿No?

    Kamijou frunció el entrecejo mirando al recipiente de fideos que había sido empujado frente a él, y no reconoció la corrección. “Gracias por tomarse la molestia, pero en verdad no tengo tanta hambre.”

    “¡Tonterías, come, come!” El abrió la caja y le introdujo un par de palillos en las manos del más joven. “Y no trates de decirme que ya comiste antes.”

    Kamijou le dio una mirada plana. “Está siendo entrometido, profesor.”

    Se rio, algo nervioso, pero afortunadamente su colega comenzó a comer de forma mecánica. Miyagi vio con una silenciosa aprobación, incluso si la evidente falta de interés en su comida mostraba una escena depresiva. Saboreo la suya de forma experimentalmente. Estaba muy bueno, incluso – un poco picante, y el repollo, el huevo y el pollo mezclado en el la daba algo de variedad.

    Para distraer el silencio en el que estaban mientras comían, Miyagi parloteó sobre el tema más seguro que había entre ellos – la literatura. Kamijou no respondía al principio, pero no tomo mucho tiempo para que empezara a discutir los puntos finos del análisis para una de las asignaciones de trabajo del curso de segundo año y los estudiantes idiotas que obviamente no habían leído un libro en sus vidas.

    “El subtexto era prácticamente un supertexto, ¡Y aun no lo entendían! ¿¡Siquiera ellos saben leer kanji?! Sin el doble sentido, ¡La mitad de la historia está perdida!”

    “Los estándares han decaído bastante en los últimos años,” Miyagi coincidió. “Mi tasa de reprobación casi se duplicó desde que comencé a enseñar.” Le sonrió levemente. “Claro, es mucho mejor ahora que no tengo que enseñarles a los estudiantes de primer año.”

    Kamijou puso sus ojos en blanco, murmurando un juramento en voz baja. “Que afortunado. ¿Cómo pueden siquiera entrar en Mitsuhashi sin saber cómo escribir apropiadamente una frase? Yo pensaba que la universidad tenía supuestamente unos estándares.”

    Miyagi se encogió de hombros. “Algunas de las carreras de ingeniería tienen mucha demanda, y muchos de los cursos requieren al menos un par de unidades para cubrir el componente de comunicación.”

    “¿Esa no es excusa! ¡Si vas a estudiar literatura, deberías tomarla en serio! ¡Pueden tomar algún idioma extranjero si están tan desesperados por créditos!”

    Miyagi asintió, y deseo ociosamente haber pensado en traer algo de cerveza o sake con él. A pesar de compartir una oficina, ellos sorprendentemente habían tenido solo un par de oportunidades de discutir la literatura así de profundamente. Siempre había trabajo demandando por ser terminado, o interrupciones de estudiantes, o ese molesto sentido de la responsabilidad de que estaban trabajando y que deberían distraerse al tener esparcimiento, incluso si esa diversión fuera enteramente relevante.

    “Todos eligen a Murakami para sus informes literarios,” Kamijou continúo quejándose. “¡En verdad! Concedo que el hombre tiene talento, pero le falta ambición y profundidad comparado con los autores de temprana postguerra. El verdadero trabajo literario está siendo realizadas por personas como Tadawa Yoko y Levy Hideo.”

    “Bueno, estamos viendo el cambio en el enfoque del tema en cuestión de la ideología y filosofía a argumentos puramente impulsados por los personajes en los autores contemporáneos.” Miyagi hizo una pausa para masticar algunos fideos. Trago y continuo, “Y no olvidemos que los contextos modernos cambian la interpretación de la literatura clásica.”

    Kamijou desecho la noción con un gesto frívolo de su mano. “Tonterías. Los verdaderos autores son atemporales. Tu ya sabias del incremento de la popularidad de la poesía de Matsuo Basho cerca de dos siglos después de su muerte.”

    El no tuvo más opción que asentir concordantemente a eso. Él se vio cautivado por la forma que el rostro de su colega se animaba mientras hablaba, sus ojos brillantes y su expresión cambiando constantemente mientras hablaba sobre su tema favorito. Era un gran cambio de la usual neutralidad cansada que se había apoderado de él las últimas semanas. Le dio un sentido de hiperrealidad.

    “Ellos no pueden siquiera apreciar el lirismo de Mishima.” Kamijou frunció el ceño. “El próximo semestre lo juro, voy a asignar todos los malditos textos.”

    Miyagi canturreo para sí mismo con una sonrisa cariñosa. “Amo tu actitud hacia la literatura.”

    Kamijou se enrojeció, y corto su diatriba. “Supongo que debería ofrecerle algo de té.” Se levanto y se apuró a la cocina sin esperar respuesta, y la sonrisa de Miyagi se amplió. El profesor adjunto podía ser lindo cuando se ponía nervioso.

    Él le siguió, tomando la oportunidad de ojear el apartamento con un poco más detenimiento mientras su anfitrión revoloteaba en su cocina buscando tazas y la tetera. Él no había olvidado la razón por la que había ido allí, tan entretenido como una discusión sobre literatura podía ser. Había torres de libros por todas partes, las cuales él había aprobado minuciosamente, pero aparte de eso, sentía que había… brechas. Partes vacías que se veían fuera de lugar.

    “…Oye, ¿No tenías un compañero de cuarto?” pregunto.

    Los hombros de Kamijou se tensaron. Por un momento, el esperaba la usual grosera desestimación, pero la comida y la charla literaria había aparentemente hecho su trabajo en calmar al profesor adjunto, ya que eventualmente respondió, “Él se mudó.”

    Así que llegaron al meollo del asunto. El fuego había huido de los ojos de su colega, su rostro se configuro cuidadosamente de nuevo en una máscara.

    “¿Tú le terminaste?” Solo era cuestión de tiempo para que Kamijou descubriera sobre el engaño – asumiendo, claro, que eso fue lo que sucedió. Miyagi estaba muy seguro de eso.

    La tetera traqueteo fuertemente contra la encimera cuando el castaño la bajo de un golpe. “Yo no…” el siseo entre dientes, luego tomo un respiro profundo, y continuo en un tono más controlado, “Nosotros terminamos. El encontró a alguien más, si tanto quiere saber. Deje de tomar todo como una broma, profesor.”

    Miyagi se contrajo. Era peor de lo que él esperaba.

    El agito su mano descuidadamente. “Perdón, perdón.” Luego rebusco en sus bolsillos por un cigarrillo, a medio camino de encenderlo antes de registrar la mirada fija que su anfitrión le estaba dando para precipitadamente guardarlo otra vez. Cierto, es la casa de alguien más. "¿Cuánto tiempo llevaban juntos?" Si Kamijou estaba respondiendo sus preguntas, pensó que también podría interrogarlo por todos los detalles que pudiera obtener antes de que se cerrara de nuevo. La buena voluntad que había generado antes se estaba evaporando rápido. Ese extraño hechizo no duraría.

    Kamijou mantuvo sus ojos firmemente hacia el frente mientras llenaba la tetera y la encendía. "…Siete años."

    Miyagi aspiro un respiro.

    Siete años.

    Su matrimonio no había durado ni la mitad de eso.

    Con razón su colega estaba en ese estado.

    El silencio en la cocina se tornó opresivo, el sonido del burbujeo dentro de la tetera se estaba volviendo imposiblemente alto a causa de la tensión. Los hombros de Kamijou estaban tensos, como arcos esperando a ser disparados. Se estaba preparando a sí mismo.

    No era que su apartamento estuviera lleno de vacíos.

    Fue un impulso. Kamijou se veía tan solo en esa cocina, tan pequeño y vulnerable y triste. Miyagi no lo puso soportar más. Él quería deshacerse de esa mirada, y no ver de nuevo como espantaba esa fiera pasión que el hombre había demostrado apenas minutos atrás.

    Miyagi ya no creía en el amor. Esa parte de él murió con su maestra.

    Eso no impidió que se casara.

    Ni tampoco le impidió envolver con sus brazos al profesor adjunto en ese momento.

    Kamijou se puso aún más rígido con ese abrazo. “¿Profesor…?”

    El inclino su cabeza para murmurarle al oído, “Sabes, no tienes que poner una cara tan fuerte.”

    “Que esta-”

    Antes de que pudiera completar su negación, Miyagi lo volteo, presionándolo contra las puertas de la alacena. “Esa armadura perfecta tuya no está sosteniéndose muy bien.”

    Entonces, antes de que Kamijou tuviera la oportunidad de reaccionar o protestar, presiono sus labios juntos.

    Él no estaba seguro de que esperar. Había pasado tiempo desde que había besado a Risako por última vez, y en los últimos meses de su matrimonio esos besos se habían vuelto terriblemente castos.

    Pero, no era ni siquiera eso. El esperaba que besar a un hombre – especialmente uno de piel tan suave como Kamijou – fuera más o menos igual que besar a una mujer. Una boca es como cualquier otra ¿Cierto? Pero era completamente diferente. Poco flexible. La curva de su quijada era más áspera. Los labios aun eran suaves, pero carecían del recubrimiento ceroso y resbaladizo del labial que Miyagi había llegado a dar por sentado.

    La tetera sonó en el fondo. Kamijou empezó a inclinarse hacia atrás y separarse, pero Miyagi solo se inclinó hacia adelante, profundizando el beso. El demando más. Lucho por eso.

    Y lentamente, su colega respondió.

    Para el momento que Miyagi finalmente dejo que el profesor asociado se alejara, ambos estaban ruborizados. Los dedos de Kamijou estaban retorcidos en su camisa y una incipiente erección se presionaba contra su muslo.

    Miyagi se enorgullecía de sí mismo de ser un excelente besador.

    “Profesor… Usted…” Kamijou no parecía decidirse si quería llorar, saltarle encima, o lanzarle un libro a la cabeza.

    Miyagi lo envolvió con otro abrazo – En parte por el bien de su dignidad, pero más que nada para que su colega no pudiera alcanzar la munición más cercana. El acerco la cabeza del otro hombre, deslizando sus dedos entre el cabello castaño despeinado. “Déjame cuidar de ti, Kamijou.”

    Su colega se había vuelto inquietantemente inmóvil bajo su agarre. Miyagi no dejo que le molestara – Solo lo sostuvo silenciosamente, tanto como quisiera. Para la persona correcta, él podía ser paciente. Él había tenido una paciencia infinita para ella.

    Lentamente, sus hombros se relajaron, y las manos de Kamijou llegaron hasta la parte de atrás de su camisa.

    El no tuvo necesidad de decir nada más.





    Bueno… Esto tomo un giro sorpresivo ¿No? Miyagi esta interesado en Hiroki… ¿Pero por que? Siempre ha sido un misterio en el fandom de Junjou el porque de la escena donde Miyagi quiso besar a Hiroki y fue interrumpida por un muy celoso Nowaki, hay teorías de tramas inconclusas o reestructuración de ellas, cambios de idea de Nakamura… Tal vez sea una de las pocas formas de ver un “What if”… Pero ¿No es muy pronto para eso? ¿Hiroki esta listo para saltar a otra relación sea lo casual que pueda ser? Como sea, Miyagi parece preocupado, tal vez sea solo la soledad hablando…
    Y por otro lado Usagi-san esta cerrándose… No se si sea sano, ni siquiera confía en su mejor amigo, pero bueno Hiroki tampoco lo hace… ¿Qué pasaría si se enteraran que sus respectivas parejas los dejaron para estar ellos juntos?, esperemos que esto los una mas como los verdaderos amigos que han sido.
    Ahora quiero agradecer a Anne onodera takano por comentar en el capitulo anterior, creeme, viene mas drama XD... Gracias tambien a los lectores fantasmas y espero se animen a dejarme aunque sea un tomatazo por elegir una historia donde Hiroki sufra tanto... pero creanme esta historia es muy linda.
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Pobre Hiroki y encima se encuentra con las cartas, que bien que las tiró que le den al bastardo de Nowaki.
    Pobre Akihiko él también está sufriendo, espero que ambos confíen y se cuenten sus penas.
    Espero que Miyagi no haga sufrir al pobre de Hiroki pero con lo que has dicho que aún hay más drama me imagino que lo hará sufrir.
    Esperaré con ansias la conti. Espero pronto que nos traigas la continuación de mientras no tengamos rostro.
     
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    Hola a to@s!!! Vuelvo con otro episodio de “A(r)mour”, en la anterior entrega vimos que puede que haya un camino diferente para nuestro “demonio Kamijou”… Las cosas están yendo muy fluidamente… Tal vez demasiado bueno para ser verdad ¿No?... Veamos que nos depara los siguientes capítulos. Gracias por tomarse el tiempo de leer y espero les guste este episodio:


    Capítulo 5




    Por primera vez en muchas semanas, Hiroki no se despertó solo.

    Por un largo minuto su cerebro dormido estaba convencido que todo el mes pasado había sido un horrible sueño, y que era la calidez de Nowaki la que percibía en su espalda y que era el brazo de Nowaki el que estaba colgado sobre su costado.

    Excepto que los hombros de Nowaki no eran así de amplios, y que su brazo no era tan pesado, y que no traía ese ligero olor a cigarrillos.

    Ahí fue cuando la memoria sobre la noche previa se precipito de regreso con total claridad, y él se quejó.

    ¿En qué rayos había estado pensando? ¡Dios, ni siquiera habían estado bebiendo!

    El sonido pareció haber despertado a Miyagi, mientras el brazo alrededor de su cintura se apretó, y una cálida bocanada de aliento le hizo cosquillas en los pelos de la nuca. “¿…Kamijou?”

    El Profesor se oía casi confundido, pero no parecía inclinado a alejarse.

    “Eres un cretino,” él dijo, a pesar de que no había un real fuego en esas palabras. “¿Te aprovechaste de mi por mi despecho?”

    “Has estado deprimido durante semanas. Ya deberías haber superado la etapa de despecho.” La voz de Miyagi era ronca por el sueño y arrastrada por la pereza. “Además, lo disfrutaste, ¿Cierto?” Su sonrisilla era positivamente indolente.

    “Estas en el rango de aficionado. No voy a poder sentarme apropiadamente todo el día,” Hiroki refunfuñó. El adolecía de algo ferozmente. Y no era de poca misericordia el que no tuvieran que impartir clases ese día.

    El ceño de Miyagi se frunció. “Lo siento. No estaba pensando.” Ninguno de ellos lo hizo. “¿Esta así de mal?”

    “Viviré. Pero no pensé que pudieras ser gay," murmuro Hiroki, rodando sobre su espalda. Seguro, el profesor siempre estaba coqueteando con él y abrazándolo y haciéndole bromas lascivas, y estaba esa ocasión cuando el volvió de la lluvia, pero eso fue...

    Miyagi se encogió de hombros, y se arrastró a si mismo hasta sentarse, con las sábanas reuniéndose alrededor de sus desnudos muslos. "No lo soy."

    ...Ese era Miyagi en negación. El sujeto debe haber sido bisexual y estar completamente inconsciente de eso. Aun inconsciente de eso, aparentemente. "¿Entonces como explicas esto?" Hiroki le pregunto suspicazmente.

    Su sonrisa se tornó lasciva. “Yo podre estar poniéndome viejo, pero aún tengo una libido saludable ¿Sabes?”

    Treinta y cinco no es estar viejo. Especialmente no cuando el hombre en cuestión actuaba más juvenil que él la mayoría del tiempo.

    “Idiota. No soy un paseo gratis. Si estás tan mal, deberías haber contratado a una prostituta.”

    “Oi, Kamijou,” Miyagi protesto. Él se agacho, alborotando su cabello, para luego con cariño apartándolo de sus ojos. “¿Piensas tan poco de mí? Te hare saber que soy muy selectivo.” Sus dedos se detuvieron en su cabeza, aun enredados en sus cabellos, un peso terrible que tiraba de su alma como cadenas de hierro.

    “Deje de convertir todo en una broma, Profesor.” Le miro mal, apartándole la mano.

    Sin embargo, el Profesor no estaba llevando su usual sonrisilla de ojos brillantes. Su expresión se había tornado seria, endurecida… la clase de gesto que solo llevaba cuando se trataba de trabajo. Era el Miyagi que admiraba cuando había elegido inicialmente a Mitsuhashi para seguir con sus estudios. La silenciosa pasión en su mirada, su ingenio agudo, y su enfoque tipo láser, reservado enteramente para su campo de estudio. No había podido ver a este Miyagi con frecuencia, pero cuando lo hacía, le quitaba el aliento, y él se sentía de nuevo como un idiótico joven estudiante de primer año.

    “No estoy bromeando.” El saco un cigarrillo del bolsillo de su camisa – que estaba envuelta en la mesa de noche – y la encendió. Hiroki estaba muy hipnotizado por el cambio de postura para invocar cualquier amonestación. “Yo solo he tenido une que otre amante antes de mi matrimonio, ¿Sabes? El sexo casual no es lo mío. Y no cualquiera me gusta.” Sus dedos encontraron el camino de vuelta a su cabello, asentándose allí como si su cabeza fuera el reposamanos personal de Miyagi.

    Hiroki podía escuchar la historia en esas palabras, pero no pregunto.

    Él había tenido su propia historia, después de todo. La mayoría de ella mala. Akihiko, Shinoda, Haruhiko… Nowaki ahora, también. El no querría hablar de ella tampoco.

    “…No necesito tu lastima,” Hiroki eventualmente murmuro en el intenso silencio.

    Miyagi bostezo, y le alborotó el cabello una última vez. “No soñaría con tenerte lastima.” El retiro las cobijas de encima. “Pero tu necesitas desayunar.”


    .………………….


    Hiroki había estado seguro que iba ser cosa de una sola vez.

    Miyagi estaba disfrutando mucho desengañarlo de esa noción.

    “¿Estás aquí de nuevo?”

    Miyagi alegremente le empujo su acostumbrada ofrenda de comida para llevar en los brazos del hombre más joven. “Apenas te vi hoy en todo el día.”

    “¿Y cómo esto está relacionado?”

    Su superior le sonrió, se inclinó hacia él, y le dio un pico en los labios. Hiroki espurreó y se limpió la boca, e inconscientemente le dio a Miyagi la oportunidad de adentrarse y retirarse los zapatos antes de que cualquier seria protesta pudiera ser ejercida.

    “¡Eso fue totalmente inapropiado! ¡Sabes que trabajamos juntos!”

    “No estamos en el trabajo ahora,” Miyagi le indico alegremente, poniéndose cómodo en la sala. “Además, tomo mi trabajo muy en serio.”

    Hiroki apretó los dientes, pero no pudo recolectar un buen argumento en contra. El coqueteo típico de Miyagi podría haberse intensificado un poco, pero en el momento en que cualquiera de ellos tenía algún trabajo real que hacer, todo era como siempre. Por mucho que el Profesor tratara todo como una broma, era refrescante ser recordado de que él tomaba su trabajo seriamente.

    Claro que lo hacía. De otra forma él nunca se hubiera ganado el respeto de Hiroki a regañadientes.

    No significaba que no fuera una mala idea involucrarse con su superior. Era la peor. No tenía exactamente un gran historial con las relaciones, y empezar otra tan pronto parecía listo para el peligro. Que tenía la capacidad de afectarle la única parte de su vida que él consideraba sagrado, la única parte que lo mantenía cuerdo…

    Pero una vez que Miyagi tuvo la lengua dentro de su boca, se hizo muy, muy difícil recordar esas preocupaciones.

    Maldito sea ese hombre por besar tan talentosamente.

    “Siéntate,” Miyagi le ordeno. “Come.”

    De alguna forma petulante, el accedió – más que nada porque él había aprendido para entonces que Miyagi podía ser tanto infinitamente paciente como infinitamente molesto cuando se comprometía a entrometerse.

    “Nunca habría pensado que serias del tipo mama gallina,” le ironizó

    “No lo soy. No soporto a los niños,” fue la respuesta impertinente.

    Eso los hacia iguales.

    El atacó su comida con vigor, no tanto por interés en comer sino más que nada para terminarla lo más pronto posible. Era mejor que tener a Miyagi tratando de alimentarlo, o tratando de ponerlo en la cama… especialmente desde que había un aparte de el que empezaba a sospechar que el viejo estaba cansándolo deliberadamente cada noche.

    Miyagi trato de persuadirlo a conversar, como era normal, pero Hiroki no se sentía con ganas esa noche. Además, él estaba determinado a no dejar que eso se volviera más complicado de lo que ya era, y una vez que empezaban a hablar del trabajo el inevitablemente bajaba la guardia y entonces el profesor – Aun insistiendo que no era gay – empezaría a manosearlo y robarle besos y Hiroki se encontraría a si mismo dejándose llevar con eso. Porque por ese corto momento, él podía dejar de pensar y solo olvidar sobre Nowaki y su desastrosa vida. Ese tipo de confort físico podía ser adictivo.

    “Fuuaaa, estas tan hosco hoy.” Miyagi bostezó, dejando a un lado el ahora vacío recipiente de comida para llevar. “Vas a adquirir esas arrugas en el ceño si no te cuidas.”

    “Sabes, no tienes que estar aquí aguantando mi compañía,” Hiroki le gruñó. “Sigues viniendo hasta aquí, metiendo tu nariz en los asuntos de otras personas y durmiendo en sus casas y trayendo comida, y luego te quejas de eso. ¿No tienes un lugar propio donde quedarte?”

    “Tienes razón,” Miyagi concordó.

    Hiroki hizo una pausa. Concordar no había sido la respuesta esperada.

    “¡Seria mucho más simple si solo te vienes y te quedas conmigo!”

    “¿...Qué?”

    El profesor casi saltó sobre sus pies, con más entusiasmo juvenil del que cualquier académico de treinta y cinco años debería haber tenido. “¡Pero qué gran idea! ¡No sé por qué no lo había pensado antes!” Se dirigió al pasillo hacia la habitación. Hiroki se quedó luchando para levantarse de la mesa para seguirlo. Cuando lo pudo alcanzar, Miyagi estaba alegremente sacando una bolsa de lona de su armario y tirando ropa dentro.

    “¡Oye! ¡No le esculques las cosas a los demás! ¿Qué estás haciendo?”

    “¡Empacando, por supuesto!” El rebuscó en el armario. “Hmm, no, no necesitas esto, no necesitas esto… definitivamente necesitas esto…”

    “¡No accedí a nada de esto!” Irritado, le arrebato las prendas. “En serio ¡Y no solo tire las cosas por todas partes Profesor!” El empezó a doblar los pantalones y organizarlos apropiadamente, olvidando que se suponía que no debería estar siquiera empacando.

    “¿Por qué no? ¡Es una grandiosa idea! Tengo una cama más grande, un apartamento más amplio, y vivo más cerca de la universidad. Y obviamente no puedes arreglártelas por tu cuenta.” Le señalo la bolsa de basura que estaba en el pasillo. “Ni siquiera has estado sacando la basura.”

    “¡Es solo la de ayer!”

    Miyagi simplemente desapareció en el baño, y reapareció con sus brazos llenos de artículos de aseo que dejo caer en la colcha. “¿Sabes? Así es como se empieza. Olvidas la basura un día, luego se vuelve una semana, y después antes de que te des cuenta, te has convertido en un recluido.”

    “¡No me voy a convertir en un recluido!” Hiroki objetó. “¿Y qué estás haciendo? ¡Sacaste la mitad de lo que hay en el baño! ¡No necesito nada de esto!” El recogió su cepillo de dientes y su champú y los devolvió al gabinete de medicamentos.

    Así fue como Hiroki de repente se encontró a si mismo quedándose en el apartamento de Miyagi.


    …………………


    “¡My sweet honey!” Miyagi apenas abrió la puerta de la oficina le tacleo/placó. “Yo sé, yo sé, apenas puedes quitarme las manos de encima, ¡Pero no te emociones demasiado! Solo olvide mis notas para la próxima clase ¡Ah, allí están!” Con un brazo aun abrazado alrededor del profesor asociado, él se agacho y las arrebató de su mesa.

    “¡Profesor!” Hiroki le siseó.

    “¿Hm?” Miyagi solo hasta entonces pareció notar al invitado en la oficina, y rápidamente abandonó sus ostentosas insinuaciones. “¡Oh! Es tu amigo. No me pongan atención, ya estoy de salida.” El inclino la cabeza a Akihiko, luego le revolvió el cabello a Hiroki una vez más antes de salir de la oficina, rebuscándose un cigarrillo, sosteniendo sus papeles y tratando de abrir la puerta, todo al mismo tiempo. De alguna forma lo consiguió y la oficina se silenció una vez más.

    Akihiko frunció el ceño pensativamente a la espalda de Miyagi. El autor y el profesor ya se habían cruzado antes, después de todo – Akihiko entraba de rondón en su oficina con mucha frecuencia – pero nunca habían interactuado más allá de intercambiar nombres y ocasionalmente cigarrillos. “Es no es el mismo tipo con el que andabas.”

    “No,” Hiroki dijo. No había sentido en negar la naturaleza de su relación. Su amigo de la infancia era demasiado agudo cuando se trataba de alguien más que no sea el mismo.

    Akihiko le enarco una ceja de forma expectante.

    Hiroki suspiró, y volvió a esculcar los gabinetes, como había estado haciendo antes de haber sido dramáticamente interrumpido. “Si debes saberlo, rompimos.”

    “Con el que era ridículamente alto, ¿Cierto?”

    “¡Como si tu pudieras acusar a otros de ser ridículamente altos!” Hiroki no era exactamente bajo, pero ciertamente se sentía así ciertos días. ¿Cómo rayos fue que termino siendo rodeado de gigantes?

    Akihiko hizo un pequeño sonido de interés con su garganta. “¿Entonces que paso?”

    Y las personas lo acusaban de ser imprudente/grosero.

    Rígidamente, Hiroki le comentó, “Es difícil seguir viviendo con alguien que te engaña.”

    El esperaba alguna replica ingeniosa, tal vez alguna observación filosófica, y posiblemente algunas preguntas inquiriendo sobre su bienestar, pero por primera vez, Akihiko permaneció silencioso.

    Hiroki finalmente localizo el libro que había estado buscando, y se lo empujo al novelista. Akihiko lo tomo con cuidado, como si estuviera hecho de cristal en vez de papel, y lo sostuvo ante su mirada por un largo momento.

    Extrañamente, sus ojos estaban brillantes de comprensión y empatía.

    Hiroki volvió a su escritorio para revisar su planificador de clases. Akihiko se acomodó a sí mismo en el sofá.

    Ellos no hablaron por el resto de la tarde.


    …………………


    Miyagi se abotono su camisa mientras caminaba por el pasillo, fresco y espabilado por su ducha matutina.

    El pauso justo pasando la entrada de la cocina, disfrutando de la imagen que aún no perdía la novedad.

    Era esa clase de escena sobre la que los poetas escriben. Teniendo a Kamijou sentándose en la mesa de la cocina, disfrutando de una taza de humeante y fragante café, su cabello oscurecido por estar húmedo por la ducha que se había tomado y las gotas de agua resbalando por su cuello, solo para ser atrapados por la suave toalla de algodón que colgaba en sus desnudos hombros…

    Esto, Miyagi decidió, había sido una de sus mejores ideas.

    “¡My sweet honey! ¡Buenos días!” Él se internó en la cocina y se inclinó para atrapar a su colega en un abrazo.

    Allí estaba el parpado crispado. “Profesor…”

    “¿Que? ¿Sin beso mañanero?” Miyagi se burló, luego rápido como un relámpago, le robó uno de la esquina de su boca.

    Kamijou espurreó, pero sus mejillas estaban sonrosadas. Miyagi sonrió y batió una rauda retirada, antes de que las protestas del profesor asociado pasaran de avergonzadas, pero secretamente complacidas a absolutamente irritadas.

    Miyagi estaba aprendiendo rápidamente exactamente dónde estaba el límite y se deleitaba en burlarlo en cada oportunidad.

    “¡Y una jarra de café caliente ya esperando por mí!” declaró con exagerado deleite. “¡Esto debe ser verdadero amor!” Se ocupo a si mismo sirviéndose una taza, tarareando una alegre tonada en voz baja.

    Kamijou refunfuñó algo ininteligible, pero casi con seguridad insultante. Miyagi sonrió un poco más ampliamente. Su profesor asociado estaba comportándose más como él mismo cada día que pasaba. “¿Ya has comido, Kamijou?”

    “…No tenía hambre.” Había algo de petulante en su tono de voz.

    “El desayuno es la comida más importante del día ¿Sabes? Vamos, te hare algo.” La cocina se invadió de sonidos del traqueteo de platos y de puertas de puertas de alacenas siendo cerradas. En poco tiempo, dos platos preparados fueron introducidas en la mesa del comedor.

    “… ¿Tostadas?” Kamijou se veía incrédulo.

    “¡Oye! Soy un soltero. No hay verdadero sentido en aprender a cocinar algo más elaborado si no tienes a quien cocinarle.”

    Los ojos de Kamijou se detuvieron brevemente en la foto que se erguía encima del librero como para disputar contra ese argumento, pero no preguntó, en vez de eso se ocupó a si mismo con ponerle mantequilla en su tostada. “…Al menos no está quemada, supongo.”

    Miyagi apreció la discreción. Discutir sobre su antigua maestra era algo para lo cual aún no estaba preparado para hacer.

    Especialmente con Kamijou. Él era su maestra reencarnada – Su intenso amor por la literatura, su fiero temperamento, sus incomodas negaciones y su imperfecta armadura. La semejanza en sus manierismos era irreal algunas veces. Incluso ligeramente se parecían físicamente.

    Él simplemente veía como Kamijou era totalmente su tipo – a pesar del pequeño detalle de su género. Pero, su colega tan sensitivo como estaba en ese momento, probablemente solo lo vería como una sustitución.

    Miyagi se puso sombrío ante ese pensamiento, sorbiendo su café en un silencio pensativo. El aun encontraba a su subalterno llorando, algunas veces – lagrimas silentes en el baño o en la habitación, cuando este creía que estaba solo y nadie se daba cuenta.

    Pero tal como cuando Kamijou veía la foto en el librero, Miyagi sutilmente nunca decía nada al respecto. Ellos eran hombres adultos. Ellos tenían sus propios secretos, y su orgullo.

    “¿Qué hay de ti, Kamijou?” le preguntó, curioso. “¿Sabes cocinar?”

    El respondió con un gruñido, luego después de un momento añadía, “Soy suficientemente bueno, pero no tanto para presumir. Nowa-” Se corto a sí mismo, sus ojos se vidriaron al recordarlo.

    Miyagi tomo otro sorbo de su café – que ya se estaba volviendo tibio para entonces – y lo esperó.

    Pronto, Kamijou se sacudió y rápidamente cambio de tema. “Oye,” murmuró, sonrojándose ligeramente aun si tenía la vista fija en los restos de la tostada a medio comer. “Estaba pensando… Si vamos a estar… así… entonces…”

    “¿Entonces…?” Miyagi le daba pie.

    Las palabras se tropezaban ante el apuro, como si cuanto más rápido pasaran, más rápido podría dejarlos atrás. “…Entonces tú también podrías llamarme por mi nombre.”

    Miyagi sonrió. Todo está en las pequeñas victorias.


    …………………


    De alguna forma, se sentía como si se estuviera encarrilando de nuevo.

    Lo cual no parecía tener ningún sentido para Hiroki, ya que parecía estar atascado en algún limbo inmobiliario. Por los últimos dos meses él había estado más o menos viviendo en el apartamento de su superior. El aun pagaba todas las facturas por su cuenta, volvía ocasionalmente al suyo para recuperar algunos libros en particular, recoger el correo y llevarse algunas mudas más abrigadoras mientras el clima empezaba a cambiar, pero raramente dormía o comía allí. Se había convertido en una bodega de almacenamiento glorificado.

    “Deberías solo mudarte conmigo,” Miyagi le sugirió. “Estoy seguro que puedo encontrarle una habitación a todos tus libros aquí en alguna parte.”

    “¿Y que terminen oliendo a cigarrillos en una semana? No gracias,” Hiroki se burló.

    Habiendo dicho eso, era impráctico, teniendo todo otro apartamento que apenas usaba. Tal vez era paranoia, o algún valor sentimental persistente. Como cuando el mantuvo su apartamento previo por todo un año, por si de casualidad Nowaki podría volver y necesitara encontrarlo.

    Lo cual no tenía mucho sentido en esta situación. Si tenía que ser lógico al respecto, deshacerse del lugar o al menos mudarse a uno más pequeño, sería la reacción apropiada. Despojarse de los recuerdos y cortar esa vía de contacto con su ex pareja. Y aparte ahorrar algo de dinero.

    Miyagi se encogió de hombros y dejo el tema, dirigiendo su atención de vuelta a su libro. Ellos estaban sentados en el horriblemente incomodo sofá en forma de L, Hiroki con sus anteojos para leer posados sobre el puente de su nariz mientras examinaba cuidadosamente la pila de entregas para calificar que había traído consigo. Miyagi se había tumbado a su lado con una novela, gradualmente migrando hasta que termino con su cabeza encima del muslo de Hiroki. “Eres demasiado flaco,” le comentó, removiéndose en su lugar. “Estas en los puros huesos.”

    “Disculpa por ser tan incomodo,” Hiroki se quejó. “¿Sabes? Tú tienes otras dos sillas y el resto del sofá para sentarte.”

    “Aun así eres más cómodo. Ah, No sé porque accedí a comprarlo sin haberlo probado antes.”

    Hiroki puso sus ojos en blanco, y volvió a revisar sus registros con las calificaciones marcadas. Esta es la primera clase de estudiantes de tercer año de la tomaba cargo – habiendo sido manejados exclusivamente por Miyagi en el pasado – y estaba poniendo el doble de esfuerzo para asegurarse de ser minucioso con sus observaciones.

    Ahora él ya podía incluso pasar todo el día sin pensar en Nowaki. Con la seguridad del tiempo y la distancia, él podía ver que era para mejor. Siempre había sentido esa tensión en su relación – un profesor asociado y un estudiante donde ambos estaban en muy diferentes etapas de sus vidas. Nowaki había sido impaciente para alcanzarlo, y de ninguna manera Hiroki lo habría dejado alcanzarlo. A Nowaki en verdad le agradaban los niños, quería una familia, y Hiroki no podía sopórtalos. Nowaki era pura fisicalidad, abiertamente afectivo, y le gustaba salir al parque, e ir a caminar, o practicar deportes, mientras Hiroki estaría feliz con solo estar encerrado en una biblioteca con una pila de libros todo un fin de semana y vacilaba incluso de tomarle la mano en público.

    Su relación habría muerto eventualmente debido a esos miles de pequeños cortes incluso si Nowaki no hubiese encontrado alguien más. De alguna forma, esto podría haber sido una misericordia.

    Aun así, hubiese deseado que su ex pareja le hubiese dejado romper en sus términos. Entonces cuando él hubiera querido, y tomo la decisión de dejarlo ir. Pero él no quería ser ese tipo de hombre que constantemente miraba al pasado con esos “hubieras” y “tales veces”. Esto era la realidad. Él no podía ponerse melancólico y desanimado y consumirse como un cachorro abandonado enfermo de amor en un trágico cuento infantil. Él estaba listo para seguir adelante y aceptar el presente y poner todo ese sórdido asunto y todas sus malas decisiones en el fondo de su mente.

    El dio una mirada al profesor usando sus piernas como una almohada con el rabillo del ojo.

    Si él estaba siendo honesto, era solo gracias a Miyagi de que él había llegado a este punto tan pronto. Su gratitud era profunda, y Hiroki tenía que admitir que ya no era solo era confort y lujuria y respeto por la grandeza académica lo que lo retenía allí. En algún lugar en la mitad de ese complejo embrollo de emociones, había nacido un afecto genuino, cuando él estaba seguro que ya no era capaz de sentirlo.

    Así que, por supuesto justo cuando el empezaba a recuperar algo de confianza, justo cuando el empezaba a sentirse cómodo, un escuálido mocoso con cabello color arena apareció en su oficina para estropearlo todo.




    Bien… ese ultimo pedazo… Tengo nervios… No tengo un buen presentimiento…. ¿Ustedes que creen? Me alegra que Kamijou este avanzando y este poniendo de su parte por adaptarse a algo que le aleje de la depresión, aunque fuera prácticamente forzado por Miyagi… Pero aun creo que todo paso demasiado rápido, tanto que creo que Hiroki no ha pasado todo el duelo apropiadamente para saltar a otra relación… Esperemos a ver que pasa con Miyagi porque siento que no es del todo claro el porque el busco eso con Hiroki, y esperemos que no sea por simple soledad…

    Sobre “Mientras no tengamos rostro” solo puedo comentar que ha habido avances pero ya saben quiero que se encajen en la historia de forma fluida porque aunque no lo he decidido, quiero incorporar breves capsulas del punto de vista de otros personajes en cada capitulo a partir del próximo, tendrán que averiguar de quien se trata porque será en primera persona, pero el punto de vista principal siempre será el de Shinobu. Lo hare porque tengo pensado asi agilizar la dinámica de la historia, porque pienso hacerla mas corta o si no estaré de anciana terminando esta novela jeje. Asi que suplico paciencia por el siguiente capitulo. Es mas fácil traducir que continuar una historia propia asi sea con personajes prestados -_-

    Agradezco a Anne onodera takano por tu review (Sobre las cartas, creo que fue una catarsis, ya no servian para nada, Akihiko se siente solo aunque aun tenga a su mejor amigo, no se abre con el... Y sobre Miyagi... Uhm... Bueno aun no me queda claro el porque elige a Hiroki para empezar algo con el y lo fuerza... Solo espero que no sea por soledad nada mas... Y esa ultimita parte... Tengo un mal presentimiento! Gracias por comentar!<3) Y espero que a las lector@s les guste esta historia y como va desarrollandose. Nos leemos pronto!!
     
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    Me ha gustado el capítulo.
    Yo también tengo un mal presentimiento con el final del capítulo, ya me veo a Hiroki sufriendo aún más.
    Esperaré con ansias la conti.
    No te preocupes tenemos toda la paciencia del mundo aquí estaremos cuando salga el nuevo capítulo de mientras no tengamos rostro para leer y comentar.
     
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    estuvo bueno el fics espero que le sigas
     
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    pobre hiroki espero el conti
     
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    (Nota del autor(a) Entra Shinobu. El es muy escurridizo para retratar, tuve que volver a ver muchos episodios del anime para intentar capturar a este personaje. Estuve algo sorprendide de como este personaje había cambiado a través del tiempo, el cual solo fue exacerbado por la interpretación del fandom sobre el. Se me hace parecido a Fuji del “Principe del Tenis” de esa forma.

    Hola!!! Lamento la demora, tuve algunos inconvenientes, algunos de salud que me impidieron teminar antes este capitulo. En las notas finales hay una aclaración sobre la traducción de un concepto. Como sea, me alegra subir un nuevo capitulo, esperemos que nos depara esta historia.



    Capítulo 6




    Toc, toc, toc.

    Inmerso en una investigación en su escritorio, Hiroki no escucho el golpeteo en su puerta hasta que su frecuencia e insistencia que se le asemejo a una estampida de elefantes. Rezongando, se alejó de su “referencia cruzada”, abrió la puerta y alegó, “¿Qué pasa?”

    Era un chico. Uno que se veía más joven que incluso sus estudiantes de primer año… Probablemente aún estaba en secundaria. Frunció su ceño. ¿Era jornada de puertas abiertas? Por supuesto era un poco pronto en lo que llevaba el año para eso…

    “Estoy buscando a Miyagi,” Dijo sin rodeos.

    Hiroki apenas contuvo su gruñido ante la ausencia de respeto al título – o de modales, para el caso – Pero a segunda vista había algo en las facciones del chico que se le hacia un poco familiar, así que a regañadientes lo dejo pasar. “Está dando clases ahora. ¿Eres un estudiante?” Él podría bien ser un chico prodigio, o tal vez solo verse más joven de lo que es.

    El negó con su cabeza, y no dio más detalles.

    Malditos niños…

    Como sea. Hiroki no se sentía con ganas de lidiar con eso, y quería volver a su investigación antes de que perdiera su lugar. Le dio un vistazo al reloj. “El debería volver en unos quince minutos, si vuelves para entonces.”

    El adolescente ingreso en la oficina. “Esperare aquí.”

    “No me refería-” Al demonio con eso. “¿Sabes qué? No me importa.” Hiroki estaba, por primera vez, de buen humor, incluso con la interrupción. El había dormido bien la noche anterior, estaba teniendo sexo regularmente, y había logrado un descubrimiento con su última investigación iniciando la semana. “Puedes leer cualquier libro en esos estantes a tu derecha, pero no toques ninguno de los pergaminos,” le advirtió, y se dirigió a su escritorio, farfullando en voz baja sobre cómo es de grosera la próxima generación.

    El chico se acomodó en el sofá, sentándose en una postura rígida y formal que contradecía totalmente su desfachatez. Estuvo silencioso por un minuto, Hiroki estaba apenas consciente de un par de oscuros ojos taladrándole en la parte de atrás de su cabeza.

    “¿Quién eres tú?” El chico preguntó.

    ¿Este mocoso no tenía modales? “Soy el Profesor Asociado de Literatura aquí.” No tenía ningún interés de compartir algo más que eso. “No me molestes, estoy trabajando.” Su buen ánimo estaba en serio peligro de desaparecer.

    Afortunadamente, el mocoso se mantuvo callado después de eso. Chico raro. Intenso. Pero Hiroki pronto fue capaz de voltear toda su atención de nuevo a su trabajo. Este proyecto estaba rápidamente tomando forma para enviarse para una publicación.

    Sin embargo, su paz no duro mucho. Quince minutos después en punto, Miyagi entro en la oficina con una sonrisa alegre. “My sweet honey, Vooolv- espera, ¿Shinobu?”

    Así que el conocía al chico al menos – tal vez era un familiar. Hiroki no había pensado en preguntar, y se sentía culpable sobre eso ahora.

    “¿Cómo estás?” Miyagi pegunto. “Pensé que estabas... Estudiando en el extranjero o algo así? ¿En un intercambio?”

    Shinobu fijo su mirada en el Profesor con una incómoda intensidad que le recordaba a Hiroki a un hombre hambriento llegando a una mesa de banquete. “Australia.”

    “Cierto, cierto.” Miyagi soltó su mochila en la mesa. “¿Entonces que te trae aquí?” Allí había un significado detrás de ese énfasis que Hiroki no pudo comprender bien. El más o menos se había rendido en tratar de concentrarse por el momento, aunque por cortesía simulo aun estar concentrado en su trabajo.

    “Necesito hablar contigo.”

    Viéndose perturbado hasta ese momento, Miyagi asintió. “Claro, claro ¿De algo en particular? Ponte cómodo. ¿Te puedo traer algo de agua, o un café?”

    Shinobu lanzo una mirada directa a Hiroki. “En privado.”

    Hiroki abandono toda pretensión de no estar poniendo atención y le devolvió la mirada frunciendo el ceño.

    Podría haberse tranquilizado si el mismo Miyagi no pareciera tan confundido. “…Okay. Podemos ir a uno de los cafés del campus supongo.” El lanzo una mirada a su colega y encogió los hombros. “¿Te vere después Hiroki?”

    El asintió. La mirada de Shinobu se intensificó. Luego Miyagi se dirigía a la puerta y el mocoso no pudo sostener más la mirada si quería alcanzarlo.

    La puerta se cerró, y la oficina cayo en un silencio misericordioso una vez más.

    Hiroki frunció el entrecejo, y retorno a su investigación. Por alguna razón, un horrible presentimiento se instaló en él.

    Lo peor de todo, su buen humor se había ido, y su concentración ahora se había roto por completo.



    ………………….



    Miyagi miró al estudiante de secundaria sentado frente a él sin dar crédito.

    “¿Sabes de lo que estás hablando? Tengo treinta y cinco años, sabes. Espera, ya entiendo. Esta es una broma.”

    “¿Tú crees que volaría desde Australia hasta aquí por una broma?

    …Eso era frustrantemente lógico. Y no hacía que la situación fuera un poco menos incómoda.

    “Mira, Estoy seguro que es muy estresante estar en otro país, que tiene comida que no te gusta, donde no hablas el mismo idioma. No estás pensando bien.”

    “Me he sentido así desde entonces.”

    Cierto. En ese momento ellos habían tenido una reunión familiar formal. Miyagi sinceramente había olvidado sobre eso hasta que Shinobu lo trajo a recordación.

    “Es el destino,” Shinobu dijo. El seguía mirando a la superficie de la mesa, rehusándose a levantar la mirada.

    Miyagi sintió que una enorme jaqueca iba a aparecer.

    “¿Qué quieres que haga sobre eso entonces?”

    Por fin, el levanto su cabeza y se encontró con sus ojos. “Tomar responsabilidad.”

    La jaqueca se hizo rápidamente más aguda.

    Miyagi suspiro, y apagó lo que sería su quinto cigarrillo en esa hora. El no pudo siquiera usar la excusa de no estar interesado en ese género – había caído a los pies de Hiroki con bastante facilidad. En realidad, eso era algo. "Mira, incluso si esto no fuera absolutamente ridículo, no puedo hacer eso. Estoy en una relación."

    Los ojos de Shinobu se agrandaron. “¿Tan rápido?”

    “Está empezando, y el divorcio termino hace unos meses,” Miyagi señaló. “Risako también se consiguió un nuevo novio.”

    Shinobu ni siquiera pareció registrar la mención de su hermana, estrechando su mirada con suspicacia. “¿Es él, cierto? Ese hombre en tu oficina.”

    El chico era perspicaz cuando le convenia. En este caso, tal vez era su culpa por repartir apodos cariñosos como dulces gratis. “No importa quién es. No es tu asunto.”

    "¿Qué no lo ves? La escuela acabo. Escuche que estabas divorciado. E incluso terminaste siendo... siendo..."

    El chico no podía siquiera decirlo. Él se saltó la palabra, con la cara enrojecida, y fijó a Miyagi con una mirada obstinada. "Son pruebas. Es el destino."

    Miyagi casi se hundió en su silla. “¿Eso es lo que llamas destino?” murmuró.

    Los jóvenes en estos días… El no tenía ni idea de lo que él estaba pensando.

    El agarre de Shinobu se apretó alrededor de su bebida hasta que sus nudillos se tornaron blancos. "No me voy a rendir."

    Miyagi sacudió su cabeza, y lanzo el dinero suficiente en la mesa para pagar por los dos. “Terminé aquí.”



    ……………………..



    Hiroki casi se había olvidado del mocoso que había invadido su oficina. Miyagi había retornado de su encuentro viéndose inusualmente agitado, pero después de escuchar que el chico era el hijo del decano, tuvo sentido para Hiroki quien no preguntó más. Sin duda, tenía que ver algo con Risako, y estando en la posición de ser el nuevo amante, tuvo cuidado de hilar fino en el asunto.

    Pero estaba completamente desprevenido cuando volvió de sus clases de la tarde tres días después al encontrarse al mocoso de cabellos color arena en su silla.

    Su primer impulso fue el de echar al pequeño sinvergüenza fuera de su oficina y darle una sólida regañina por si acaso. Pero el chico era el hijo del decano, y aun más importante, el excuñado de Miyagi, así que se contuvo. “¿Puedo ayudarte?”

    Si su tono fue un poco áspero, bueno no pudo evitarlo.

    El mocoso lo miro por un largo tiempo. Hiroki espero impacientemente, tamborileando su pie en el suelo. Tal vez el chico tenía dañado el cerebro. Incluso sus idiotas estudiantes de primer año lograban emitir algún tipo de respuesta cuando es solicitado. ¿Cuál era su nombre? ¿Shinobu?

    “…No puedes tenerlo.”

    Hiroki hizo una pausa. “¿Disculpa?”

    “Miyagi,” el chico repitió. “No puedes tenerlo.” El tono de su voz no daba pie a la duda sobre a que se estaba refiriendo.

    ¿Miyagi le había contado sobre su relación? ¿Era estúpido? Hiroki no estaba exactamente avergonzado sobre ser gay, pero él era discreto, ¡Y lo último que quería era que su vida personal se convirtiera en el tema favorito para el cuerpo estudiantil!

    “Mira, mocoso,” profirió, dejando caer su maletín en el sofá de la oficina y guardando con cuidado uno de los libros viejos de tapa dura que había traído para leer, “No creo que eso sea de tu incumbencia.”

    “Me concierne.” Shinobu entrecerró los ojos. “Mi padre es el Decano, ¿Sabes?”

    Allí había una capa de amenaza implícita que hizo que la sangre de Hiroki hirviera incluso si sus huesos se hubiesen convertido en hielo.

    “¿De cualquier forma, por qué te interesa tanto? El Profesor y tu hermana no van a volver a estar juntos, no importa cuánto le ruegues.”

    “¡Eso no es lo que quiero!” El chico exploto.

    La vehemencia en su respuesta hizo que Hiroki pausara. Y con eso, vino la revelación.

    “Estas bromeando,” le dijo sin emoción. “¿Tu y Miyagi?”

    Un débil tinte rojo floreció en las mejillas del chico, pero su mirada se mantuvo estable. “Es el destino.”

    “No me hagas reír. No existe tal cosa.” Los niños de estos días – ¿De dónde sacan esa mierda romántica? “¿No debería Miyagi poder opinar sobre esto?”

    “El accedería, si no fuera por ti.” El chico tuvo las agallas de sonar tan confiado sobre eso.

    “¿Siquiera eres mayor de edad?” Hiroki le señalo con ponzoña. “Ya ríndete mocoso. Escucha lo que te digo – Una diferencia en edades tan amplia nunca funcionara.”

    “La edad no importa si se trata de amor verdadero.”

    En verdad era uno de esos ingenuos románticos. Ciertamente no se veía de ese tipo.

    Hiroki sacudió su cabeza, y empezó a sacar los trabajos de ese día de su morral para calificarlos. “Tienes mucho que aprender, niño.” Luego se sentó en el sofá y comenzó a organizar los papeles frente a él.

    “¿Me estas ignorando?” Shinobu le reclamo.

    “¿Qué te parece? No tengo tiempo para complacer las ilusas fantasías de un niño de secundaria.”

    “¡Soy el hijo del Decano!”

    “No significa que puedas tener privilegios especiales conmigo.” Hiroki se puso sus anteojos para lectura y levanto la primera hoja de la pila, determinado a no darle ninguna atención al mocoso. Porque sinceramente, el chico estaba teniendo privilegios – alguien más seria víctima de que le lanzaran algún artículo de papelería hacia ellos para ese instante y una reprimenda que no olvidaría tan pronto.

    “Le diré sobre ti.”

    Hiroki hizo una pausa, la amenaza hecha recién volvía a su mente. Despacio, bajo el papel que tenía en sus manos y entrecerró su mirada. “¿Qué es exactamente lo que estas sugiriendo?”

    Shinobu cruzando sus brazos. “¿Qué es más importante para ti? ¿Miyagi, o tu carrera?”

    Este mocoso no estaba tratando en serio de chantajearlo ¿Cierto? “Intenta exponernos, ¿Sabes? Se vería peor en Miyagi que en mí,” Hiroki le señalo.

    Shinobu no sonrió o siquiera sonó presumido. “No tengo que hacerlo. Él no tiene que estar involucrado.”

    “Bien, de cualquier forma, buena suerte probando que soy gay, idiota,” Hiroki le atacó, los ensayos ahora habían quedado completamente olvidados en la mesa de centro. “Y de cualquier forma no voy a ser despedido por eso. Debes empezar a actualizarte.” El no conocía al Decano tan bien, pero Miyagi le había asegurado que cuando se dio cuenta que su colega era gay que los empleados de la Universidad no estaban molestos al respecto. Especialmente no así en los departamentos de ciencias sociales.

    “Todo lo que tengo que decir es que tengo información personal.” Sus ojos oscuros relucieron. “¿A quién le creerán? ¿A mí o a ti?”

    Hiroki se congelo ante la implicación.

    Él podría intentar negarlo hasta la muerte, y no importaría. Incluso si el mocoso no fuera hasta las últimas consecuencias, y después afirmara que era una especie de amor desventurado y totalmente consensual, La reputación de Hiroki seria mancillado. No importaba que tan progresivo pueda ser el Decano, el seria despedido de Mitsuhashi solo para alejarlo de su hijo. Él ni siquiera era de planta. Él tendría que empezar el proceso otra vez en otro lado, ¿Y las opciones de conseguir otro departamento cercanamente tan bueno después de haber sido desechado en otro lado? Casi nulas. El estaría condenado eternamente a enseñar literatura de secundaria de apoyo en un Instituto de formación comunitaria* apenas acreditada, sin ninguna esperanza que su listado de investigaciones pueda ver una publicación.

    “Por supuesto,” Shinobu dijo, “Si te rindes con Miyagi, No diré nada.”

    “El fraude y la difamación son ilegales ¿Sabes?” Hiroki le contesto, pero su voz se oía áspera, y débil, y la odiaba por traicionarlo. “Te meterás en muchos más problemas que yo.”

    “No me rendiré,” el chico dijo, y se levantó de su silla. “Tu determinación nunca se comparará con la mía.”






    Bueno…. Llego Shinobu el “mata repollos”, un chico que en primera instancia cae pesado y parece medio toxico con esas bajezas para sacar al Hiroki (Tal vez demuestra su inmadurez) y es tan diferente al Shinobu de mi Fanfic … (sigh… No me pregunten como voy con el siguiente capitulo de mi titánico Fanfic (llora)) pero como sea Hiroki trata de ser el mas compuesto… Pero… ¿Podra soportar ahora a un mocoso que amenaza con querer acabar con su recién re-obtenida tranquilidad? Esperemos a ver que pasa con Miyagi, parece muy decidido a no lidiar con un muchachito loco, pero tampoco veo a Shinobu querer detenerse??
    Adjunto un item como aclaratorio señalado en la traducción:
    * En ingles decía “community college” y buscando su traduccion hay hilos e hilos de disertación y debate sobre el termino exacto ya que es algo que se ve en Estados Unidos, mas no exactamente en Latinoamerica, se refiere a un instituto de formación superior, no exactamente una universidad, tampoco una academia, tampoco un colegio… Pero tambien pertenece al ramo de la educación superior pero no al nivel de una universidad, por eso no es tan costosa como esta.
    Finalmente agradezco a Anne onodera takano (el mal presentimiento no se esfuma con este episodio pero ciertamente el panorama se ve... Incierto??) y alicia gonzalez (gracias por tu paciencia, si tuve un par de inconvenientes pero aqui estoy!!) Me alegrara saber como recibes este capitulo. Tambien a mis lectoras fantasma, espero poder saber de ustedes si la historia les gusta o no, aun asi recibire cualquier comentario con cariño.
     
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    que pasara después me intriga , gracias por actualizar
     
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