☾:. 𝕾𝖊𝖈𝖗𝖊𝖙𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖑𝖆 𝖑𝖚𝖓𝖆 𝔂 𝖊𝖑 𝖘𝖔𝖑 .:☽

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- Hablando de eso... - intercepto Albert en la conversación - Voy a tener que ver que le puedo dar a los caballos, no revise bien la parte de atrás, pero de casualidad, hay algo de alfalfa? - se volteo curioso para ver a través de la rendija, aunque no los veía con demasiada claridad.

Aurelius inspecciono el lugar, brevemente detuvo sus caricias en la cabeza de Erin para agacharse un poco e intentar ver debajo de los asientos de madera, a lo que su padre lo detuvo y le dijo - Esta bien, puedo ver desde aquí. Albert, si hay alfalfa, aunque es poca... deberías poder reponer algo en el siguiente pueblo si hay suerte.

- Ya veo, entonces tendremos que ver que más puede reemplazar a esa comida para los caballos... zanahorias silvestres tal vez... - Albert comenzó a hablar en voz baja para si mismo mientras Aurelius volvía a su posición original y continuaba con las caricias hacía Erin. De pronto todo se inundo en silencio y lo único que se escuchaba era el sonido leve de las ruedas del carruaje contra el camino de tierra y piedras, y los movimientos mismos del carruaje de madera cada vez que pasaban por alguna roca lo suficientemente grande. Pasaron unas buenas horas, Aurelius se durmió junto a Erin y su padre igualmente había tomado una siesta luego de asegurarse de que las heridas en los brazos no se le fueran a infectar.

Albert se detuvo en algún punto luego del largo trayecto, justo cuando estaba anocheciendo, y no sería seguro ir por el camino a aquellas horas, por lo que al dejar a los caballos atados en medio del denso bosque, este se bajo de su sitio y susurro - Vaya manera de arruinar los planes que teníamos para hoy... - para luego dar un aviso al acercarse a la parte trasera - Hey, vamos a parar aquí por la noche, por favor manténganse alerta, Erin y Aurelius, si algo le pasa a los caballos me van a matar cuando regresemos y si es que regresamos.

Aurelius dio un bote en su sitio para pasar las manos por sus ojos - Bien... - respondió luego de un rato con la voz somnolienta después del breve susto.

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Albert subió a la parte trasera momentáneamente para poder sacar algo de alfalfa para los caballos luego del largo viaje, notando al igual que Erin que habían arboles frutales alrededor, y mientras no era comida indicada para caballos precisamente, podían servir como alguna especie de dulce entre medio de sus comidas. Luego de un rato se bajo con la comida de los caballos en mano y dejo que Aurelius y su padre se bajaran.

Improvisaron un pequeño espacio cerca del carruaje en donde Erin se había encargado de encender la fogata en tanto. Aurelius y su padre hablaron un poco por encima mientras Erin se encargaba de lo escencial, aunque este luego se ofrecio.

- Erin. - comenzó Aurelius - Si quieres puedo ayudarte a cazar por las noches, ya sabes, puedo ver bien en la oscuridad...

- Oh, ¿ya es momento de comer? Eh estado ansioso todo el camino - Dijo Albert al regresar y estirarse lo suficiente para evitar dolores, después de estar toda la tarde sentado con los caballos lo necesitaba.

- ¿Crees que estarás bien? No trajiste nada de ropa... - pregunto Aurelius algo preocupado mientras tomaba asiento en el césped junto a su padre. Este insistió en verle las heridas para comprobar que no había ningún problema de manera silenciosa y estirando su mano, a lo que este respondió estirando uno de sus brazos de igual manera. - Ese amigo del que hablas en ese reino, quien es.

- Voy a estar bien. - Albert se dio una pequeña pausa para tronarse el cuello - Espérenme un momento... creo que los caballos se están peleando por la bendita fruta... - dicho esto, troto hasta la parte delantera hasta desaparecer.

- Su nombre es Vossacius, y es un vampiro, es él hermano de tu madre. - Respondió Alexander luego de que Albert desapareciera, cerrando los ojos suavemente para apoyarse mejor en uno de los muchos troncos que por allí se encontraban.

- ¿Un vampiro viviendo en un reino tan grande como ese? - Aurelius alzó una ceja.

- Se que parece sorprendente, en realidad es uno de los pocos que consiguió ganarse la confianza del Rey en esos lugares... digamos que estaba demasiado cansado de jugar a ser el malo, por lo que la gran mayoría de la población lo conoce, incluido yo, por lo que el miedo que antes le tenían poco a poco se fue disipando cuando logro convencerlos a todos de que no era un problema... íbamos a visitarle de vez en cuando.

- Ya veo, en vista de la situación parece un buen contacto. - A Aurelius se le había pasado otra idea por la cabeza, pero no se la iba a comentar a su padre debido a lo que significaría planteárselo: El querer ir en busca de su madre si conseguía hablar con este hombre, pese a que con todos los que iban incluidos en el viaje, iba a ser algo complicado y hasta algo peligroso de lograr, pero con tal de volver a verla, todo valía. Mantuvo su atención en las heridas de su padre durante un buen rato mientras Erin iba y volvía de vez en cuando, algo fascinado por la manera en la que este se manejaba a las afueras antes de volver a envolver el brazo de su padre y que este lentamente lo retirase. Albert volvió a aparecer luego de un rato y tomo asiento junto a los demás para comer.

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- Bien, hare eso entonces un poco más tarde por si a caso, uno nunca sabe de verdad... - suspiro Aurelius para luego pedirle el brazo a su padre de nuevo de manera silenciosa, a lo que este se lo entrego sin ningún problema para que volviera a deshacer sus vendas.

- Esta bien, Erin, comparado con las mordidas que me dieron en el momento el ardor no debe ser un oponente digno... - rio mientras Aurelius terminaba de desenvolverle el brazo.

- No esperaba que mi madre tuviera un hermano, y que estuviese así de cerca. - Dijo Aurelius riendo por lo bajo cuando Erin se acerco con el ungüento. - Ya puedes aplicarlo con calma. - le dijo con una pequeña sonrisa en su rostro.

- Y que lo digas, yo estaba realmente sorprendido cuando tu madre lo menciono hace varios años. Espero que este viviendo en la misma calle en la que vivía antes, si no tendremos que buscarle en algún registro cuando lleguemos y si es que no lo encontramos en donde solía estar... en todos estos años no sería raro que se hubiera movido a otra parte. - Murmuro Alexander con algo de preocupación en su voz.

- Que va, no creo que un vampiro sea tan difícil de hallar si estamos buscando al único que tiene la fama de haberse asentado exitosamente ahí como dices. - Aurelius compartía la emoción de Erin en cierto sentido, ya tenía muchas ganas de escuchar de su madre de él precisamente más que de su padre en esos momentos.

Albert no se tardo un segundo en empezar a comer del estofado de Erin cuando se le sirvió el plato, escuchando con cierta atención la conversación de los otros mientras se zampaba lo que podía al no haber sido capaz de comer nada más que un par de cosas en la mañana y pasar el resto de la tarde en hambruna - Que le hayan aceptado así en el reino - empezó Albert después de tragar - es de locos, pero, si Aurelius ah conseguido adaptarse, aunque no contando la verdad precisamente, no dudo que más vampiros puedan hacerlo.

- Es algo un poco complicado... la raza de vampiros de la que provienen es demasiado conservadora, es un milagro en si que algunos hayan decidido cambiar su estilo de vida en primer lugar en oposición a como la madre de Aurelius me ah narrado que era y muy obviamente sigue siendo su estilo de vida... por lo general no nos soportan y tienen un ego demasiado desmesurado. - intervino Alexander brevemente, dejando el brazo quieto.

Aurelius se quedo viendo al cielo durante un tiempo al igual que Erin, apreciando lo claro que se veían las estrellas mientras hablaban.

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- Muchas gracias, Erin, no se que haríamos sin ti en esta situación... me sorprende la cantidad de cosas a cerca de las que sabes, honestamente. - Este volvió a bajar el brazo luego de que Erin se lo envolviera con cuidado - Un poco de estofado y fruta me vendría bien, ya que Albert esta tan animado comiendo se me ah abierto el apetito.

Aurelius sonrió y luego alzó una ceja - ¿Estas diciendo que mi madre tenía el ego desmesurado? - inquirió volviendo a voltear a su padre.

Alexander no pudo evitar reír con fuerza antes de calmar poco a poco su risa - perdón - empezó - Aunque no me gusta admitirlo a veces... si, cuando la conocí era muy distinta a la persona en la que se convirtió después de tenerte. - dijo tosiendo un poco para luego continuar - No te eh contado esta historia... pero cuando la conocí ambos teníamos papeles completamente distintos; yo era la victima y ella era la cazadora... sin embargo en medio de mi nerviosismo y mis plegarias cuando era mucho más joven parecieron convencerla... como te lo digo... a veces las mujeres son sencillas, solo quieren que alguien las haga reír y las haga sentir bien, y parecí lograrlo sin percatarme mucho en el momento. Ella era realmente aterradora, de verdad me sorprendió ver su reacción cuando estaba hecho un desastre en medio del oscuro bosque, pero, ¿Sabes que?, algo en ese momento pareció cambiar dentro de ella.

- Para ser un alfa, ¿No peleaste? - Pregunto Aurelius con curiosidad.

- No, era un cobarde enorme, además, quien te crees que era, si a penas tenía 22 años cuando me tope con ella la primera vez y mi complexión no era nada comparada a la tuya, tu que estas sano y fuerte, yo era un delgaducho, además... venía transformada en una bestia horrible... nunca antes había visto algo similar... y eso que ella es muy guapa cuando no toma esa forma... - Alexander se sonrojo un poco y esta vez Aurelius lo miro con una sonrisa extraña plasmada en su rostro. Así que se podían transformar, eso era nuevo. Pronto comenzó a preguntarse si él podría hacerlo, aunque siendo un hibrido quizás no era común o no era posible directamente.

- De todas formas, no le digas a tu madre que dije eso a cerca de su transformación si es que llegamos a verla en algún momento en el futuro... temó que se vaya a sentir demasiado mal a cerca de la percepción que tuve de ella en ese entonces y que termine demasiado consciente de ello... - Alexander lo mención como si fuera imposible llegar a ella por todos los medios posibles, pero Aurelius estaba decidido a que no importaba que, él iba a hacer ese sueño de la reunión de ambos una realidad.

- ¿En serio? - Albert se había quedado en silencio escuchando la historia - ¿Entonces tu padre la enamoro rogando por su vida de manera patética cuando estaba joven?

- No lo digas así... - Aurelius lo miro mal, pero Alexander puso su brazo delante de Aurelius para que este no se levantara.

- No, no, tiene razón... es un poco menos traumático cuando lo piensas así - Dijo Alexander riendo a la vez que abría los ojos bastante y los volvía a cerrar rememorando ese momento con lujo de detalles, era algo que no se le iba a borrar de la memoria nunca, así como también la visión de la madre de Aurelius riendo sonoramente.

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SPOILER (click to view)

Ya encontré una foto para el hombre jeje.



Vossacius

El famoso y único vampiro que logro asentarse exitosamente en un reino compuesto completamente por humanos al no presentar una amenaza para ellos. A pesar de que se conoce que es un Vampiro, el hombre nunca a tenido ninguna reacción violenta hacia ninguno de los ciudadanos, sin embargo, al ser un vampiro puro, este solo puede salir de noche a atender los negocios de vestuario de los que esta a cargo, haciéndolo un reconocido sastre en la zona.

Es hermano de Ramona, Vossacius se parece más a su madre, y Ramona es más parecida a su padre. Vossacius es el menor de ambos por un par de décadas de diferencia. Al igual que Ramona, este se termino casando con una humana y termino teniendo un hijo en consecuencia.

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- Muchas gracias Erin. - sonrió Aurelius en respuesta al cuenco para luego responderle a su padre - Ya veo, así que así fue como ocurrieron la cosas - no pudo evitar soltar una suave risa, y eso explicaba el por que su madre le había hallado algo de especial, aunque le costaba creerlo, pero tal y como Erin tenía curiosidad por saber que es lo que realmente había sentido, iba a preguntárselo en su debido momento.

- Es un poco como la relación de Erin y Aurelius ahora - comento Albert dejando el ahora vació cuenco de lado para relamerse los labios - solo que él que tenía genuino miedo era Aurelius, aunque eran razonables aun así hubieron algunos que eran un poco más que extraños.

- En mi defensa nunca eh tratado tan bien con personas... - suspiro Aurelius bajando la mirada, al cabo de unos segundos comenzó a comer con la vista gacha.

- Uoh... No quería hacerte sentir mal, lo siento... - Albert lo miro con ojos de borrego degollado y se acerco a él para pedirle disculpas. El resto de la noche había transcurrido con tranquilidad, todos habían terminado de comer tanto del estofado como de alguna que otra fruta que Erin recogió en el camino, y pronto estuvo tan oscuro que lo único que era visible era el perímetro alumbrado por la fogata y el cielo estrellado sobre ellos. Aurelius bostezo y miro a Erin - ¿Tienes sueño?

- Es mejor que se pongan a dormir ahora... mientras más temprano nos levantemos mañana mejor... yo tengo el sueño atrozmente pesado, así que os siento mañana. - intervino Albert una vez más.

- Esta bien... - Aurelius rio de manera un tanto incomoda al tener los ojos de su padre y de su amigo encima - Yo me subiré al carruaje... - bostezó nuevamente y volvió a invitar a Erin, aunque con algo de vergüenza.

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Albert se quedo a las afueras para tenerles un ojo encima a los caballos, mientras Alexander sonreía tranquilo a las reacciones de Aurelius y se levantaba para buscar un lugar cómodo en el que dormir, después de todo no quería molestar mucho a su hijo o que este mismo se pusiese incomodo, después de todo entendía que este tenía que abrirse poco a poco a las posibilidades de una vida en pareja.

Aurelius subió con tranquilidad luego de tomar la mano de Erin y ayudarle brevemente a subir. Al tomar asiento noto como este mismo estaba algo dudoso de si ponerse la venda o no, pero el hecho de que podrían amanecer con sol le justificaba en algo. Se acomodo como pudo en el asiento de madera y espero a Erin pacientemente, sonriendo suavemente al verlo con la venda ya puesta.

- ¿Por que te pones rojo? Esta bien... - una pregunta un poco hipócrita de su parte por que igual estaba algo sonrojado ante la idea. Rasco una de sus mejillas y tomando el brazo del más bajo, lo jalo con suavidad a su lado, asegurándole con una breve palmada en su hombro que estaba bien y que entendía a lo que se refería. El corazón de Aurelius parecía como si fuera a estallar en ese instante. - Buenas noches, mañana seguramente ya lleguemos a reino y podremos descansar como se debe. - dicho esto, este se preparo para descansar con Erin acurrucado encima de él.

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La mañana siguiente llego, pero Arelius se percato de que ya estaban en movimiento, y mirando por la rendija se trataba de Albert junto a su padre quienes llevaban las riendas de los caballos.

- Ya despertaste, bella durmiente - menciono Albert con una pequeña risa al sentir al otro moverse - me dio pena despertarlos cuando los vi. Por cierto, puede que lleguemos hoy en la tarde o en la noche.

- Ya basta... - se quejo Aurelius con las mejillas rojas, pese a que Albert no sería capaz de verlas si no se volteaba, para luego intentar calmarse y susurrar - Eso es bueno. - su mente divagando a veces en la idea de que necesitaba hablar con Vossacius.

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SPOILER (click to view)

Dijiste pulga y me lo imagine saltando por todos lados JAJAJAJA.

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- Buenos días... - saludo Aurelius a Erin cuando de pronto sintió como poco a poco la velocidad de los caballos iba reduciéndose en cuanto el más bajo iba despertando. Se pregunto que era lo que les había hecho detenerse, pero cuando escucho la otra voz este se quedo alerta en su sitio mientras miraba por el pequeño espacio del carruaje de madera para encontrarse con un muchacho peliblanco, muy bien vestido para ser algún campesino de la zona. ¿Tío?, Aurelius estaba un poco confundido, y miro a su padre desde el pequeño espacio con una mirada inquisitiva.

Su padre se puso tenso en su lugar, pero luego de ladear la cabeza al igual que Albert, pareció recordar de quien se trataba - ¿Ronald? - pregunto con algo de duda, después de todo la ultima vez que lo había visto había sido hace años, cuando este era un pequeño niño de a penas 3 años, pero a juzgar por su tono y por la apariencia similar a la de Vossacius que se trataba de él, pero tenía que confirmarlo - Vaya... no esperábamos que aparecieras así... - Alexander puso la mano en su pecho y suspiro con fuerza, relajándose al ver que no se trataba de peligro alguno - ¿Cómo haz estado? Más importante ¿Cómo supiste que veníamos en camino?... ¿será que tu padre se encontró con esos malnacidos antes? - Dijo haciendo referencia a los cazadores, lo cual no sería exactamente extraño si tenían un mínimo de información a cerca de su esposa.

Los ojos de Aurelius se agrandaron de la sorpresa, eso quería decir que aquel joven era... ¿su primo entonces?.

Los caballos habían relinchado con un poco de nerviosismo, moviéndose de la misma manera en su sitio, mientras Albert los intentaba calmar un poco moviendo las riendas de manera firme de vez en cuando y susurrando para conseguir su cometido.

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Albert observó con atención como el chico de cabello largo estiraba la mano para calmar a los caballos. Se decía que los animales eran capaces de determinar quien era una buena o una mala persona por simple presencia, pero asumiendo que Ronald era el hijo de un vampiro, entonces no era tan raro que se hubieran sentido nerviosos al tenerlo en frente.

- Hum... tu padre siempre esta un paso adelante, ya veo. Igualmente pensaba que sería más sencillo identificar problemas cerca del reino, especialmente si se trata de vampiros... de todas maneras, muchas gracias, estamos en la deuda tuya y de padre. - Alexander asintió y luego miro a Albert, quien mantuvo su vista pegada en Ronald hasta que desapareció entre los arbustos y los arboles. Albert volvió a mirar al frente para darle la señal a los caballos de que podían volver a avanzar, cosa que hicieron al cabo de un rato sin mucho problema.

- ¿Ese chico sabía que tengo pareja?... - Aurelius estaba sorprendido cuando pregunto esto.

- No te atrevas a infravalorar la capacidad que tienen para hacer que las noticias lleguen a sus oídos a esa velocidad, lo más seguro es el hecho de que se los hayan encontrado a ellos antes que a nosotros y gracias a la carta hayan conseguido hacer tal cosa, pero lo que se es que Vossacius no es ningún tonto, estoy seguro de que trato de mantenerlos lejos como pudo si no consiguió persuadirlos... ese hombre es muy bueno con las palabras y manteniendo una compostura que provoque confianza cuando más lo necesita para sus movidas... - Dijo Alexander riendo por lo bajo.

- Ese chico... es algo extraño... - comento Albert en un susurro, manteniendo la vista al frente.

- ¿Tan raro como tu? Diría que son idénticos, sin ofender, claro. - Alexander comento de vuelta, acomodándose mejor en la plataforma de madera.

- Bueno... quizás tiene razón. - A Albert le había llamado la atención lo valiente que parecía ser a pesar de haber identificado que se trataba de un Omega por apariencia además del breve olor que desprendía de vez en cuando, riendo por lo bajo de igual manera.

Continuaron el viaje como si nada, y Aurelius se había quedado pensando ahora en el intercambio de su padre y él, aunque no lo había visto con exactitud prístina desde su posición. El trayecto transcurrió bajo el ojo ágil de Ronald, alguna conversación corta iba y venía entre ellos, y a partir de ahí no hubo ninguna parada, por lo que todos se las arreglaron para comer mientras se encargaban de las pocas cosas de las que podían encargarse en esos momentos. Aurelius observó a Erin en su sitio y hablo, ya en algún punto de la tarde - Tengo tanta hambre que me comería una vaca... no, aun mejor, me bebería toda su sangre... me pregunto si allá tendrán algo con lo que saciar mi sed...

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