Posts written by Blut.

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    Ver esa sonrisa, su sonrisa, siempre lograba que su corazón se las diera de malabarista.

    Pero no se le podría culpar por la reacción, alegaría Francesco con toda determinación. No cuando esa sonrisa estaba bañada en matices de un dulce que jugaba a calentarle el corazón, echando abajo toda barrera que quisiera imponer para que le sentido común jugase la baza de seguro de vida.

    Estaban ahí por negocios, eso le repetía la vocecita de la razón. Pero cuando se encontraba con esa curva hipnótica, cuando se dejaba envolver por sus recovecos, se ponía un poco sordo y sólo existía como una extensión de esos latidos acelerados que, estaba bastante seguro, harían un eco bastante notorio en una habitación lo suficientemente silenciosa.

    Mantuvo la sonrisa en su boca, rogando que no se le notara demasiado el nerviosismo, mientras seguía el movimiento ajeno hasta estar ambos dentro del inmueble.

    —Todo bien, gracias. —Intentó no quedarse embobado en su mirada. No tuvo demasiado éxito, todo había que decirlo, pero eso: lo había intentado—. Bastante trabajo, lo mismo de siempre… —Gesticuló un etcétera con la mano libre—. ¿Qué hay de ti? ¿Alguna novedad interesante?

    A Francesco no se le daba demasiado bien eso de hablar de sí mismo, sólo Antonino actualmente tenía el privilegio de sacarle algo más de información en sus conversaciones. Sin embargo, como siempre se veía mucho más capacitado a la hora de escuchar. Sus preguntas cargaban curiosidad sincera: quería oír a su contrario, deleitarse con sus relatos o simplemente dejar que su voz lo arrullara aunque intercambiaran opiniones de las mayores banalidades.

    ¿Cómo es que todo parecía agradable si era en su compañía? Debía ser culpa del ambiente, de esa bendita simpatía. El mayor culparía a todo lo que se le pudiese ocurrir antes de admitir que a lo mejor ese golpeteo en su pecho significaba más cosas. Que a lo mejor esa nula existencia de defensas en su presencia era algo más que un condimento al jugueteo ocasional.

    Francesco sabía que estaba jodido, pero decirlo en voz alta sería admitirlo como algo irremediable.

    Con un pequeño suspirito, más tembloroso de lo que hubiese calculado, se dejó arropar por el abrazo ajeno mientras sus brazos se enroscaban instintivamente en la cintura de su contraparte. Le gustaba la forma en que sus cuerpos parecían reconocerse como si toda la vida hubiesen estado destinados a pegarse así.

    Inhaló generosamente y cerró los ojos, como si quisiera grabarse en la memoria —como si no lo hubiese hecho ya— los matices del aroma contrario. No, no. No se refería sólo a su perfume. Lo que el italiano quería capturar era algo más. Algo que sólo le pertenecía al hombre que tenía entre los brazos y que, por tanto sería capaz de reconocer donde fuera.

    Tonterías suyas, seguramente, pero se reservaba el derecho de disfrutar de ellas cuando nadie miraba.

    —Gracias, tú… —Tragó saliva y se dio una reprimenda mental. No era la primera vez que quedaban, era ridículo que siguiera azorándose por algún halago—. Tú también estás guapísimo.

    Antonino no podía notar su expresión embobada en la posición en la que estaban, cosa que en el fondo agradeció, pero luego de unos instantes de reflexión decidió volver a tomar la palabra.

    —Bueno. Guapísimo como siempre, desde luego.

    El silencio los rodeó luego de aquel último comentario y permanecieron así durante un rato. No se molestó en llevar la cuenta del tiempo, no era en lo absoluto necesario, y quizá por eso mismo tuvo que parpadear unas cuantas veces cuando finalmente llegó el momento en que tuvieron que volverse a separar.

    ¿Era normal sentir que echaba de menos la cercanía de alguien habiéndose alejado apenas? No recordaba que algo así le hubiese pasado antes, o al menos no con semejante intensidad, pero seguramente sería una cosa más de la lista que Francesco metía en pequeñas cajitas y archivaba en el fondo de sus pensamientos.

    —¿Mh? —Alzó una ceja y siguió su mirada. Tenía que recordarse mantener la compostura y coherencia a pesar de que los gestos ajenos jugasen a llevarse todo eso lejos—. Ah, ¿esto? —Señaló su bolso y volvió a sonreír—. Hice una compra antes de venir. No es gran cosa.

    Se rió ligeramente mientras revelaba el contenido. Mientras dejaba las botellas sobre una mesa, se preguntaba si a su acompañante le parecería un detalle exagerado o, peor aún, anticuado.

    —No estaba seguro de qué bebida coger, por eso he traído ambas. —Se encogió de hombros con otra pequeña risa—. No vayas a pensar que estoy intentando emborracharte…

    Medio broma, medio en serio. Pero aunque la espinita de los nervios le pinchaba todavía la nuca, se estaba comenzando a relajar. O algo así, al menos.

    —Oh. Y he traído también bombones. —La caja, sutilmente decorada, fue extendida en dirección del más joven en un gesto de cursilería tímida—. Espero que de este tipo te gusten. Elegí los que quedaban mejor con… Bueno, me estoy empezando a liar con tantas explicaciones.

    Aguardó a que el otro tomase el obsequio y siguió sus reacciones atentamente. Quería estar seguro de no haber metido la pata, desde luego. Apenas había llegado allí, no quería tener que despedir la velada por estar haciendo más de la cuenta.

    —En fin. —Se echó hacia atrás el pelo por puro reflejo y buscó su mirada. Quería volver a abrazarlo, pero iba a esperar un poco. Francesco nunca había sido un hombre particularmente avasallador, después de todo—. ¿Qué te apetece hacer? Había pensado en quizá buscar alguna buena película, he visto que han estado saliendo muchos estrenos últimamente, pero te dejo a ti elegir.

    Era extraño, opinaría la mayoría, que como cliente no estuviese imponiendo su voluntad con toda soltura. Pero el caso era precisamente ese: que aquel hombre no se veía a sí mismo como un cliente, como quien intercambia dinero por un bien o servicio.

    Seguro, su relación a vista general podía estarse sosteniendo de dicha dinámica todavía, pero hacía un rato que se cuestionaba el que siguiesen estrictamente funcionando de esa forma. Ya sus luces daba el hecho de que llevasen algunos encuentros sin enfocarse realmente en follar y hasta pronto, pero siempre quedaba cancha para algún margen de duda ansiosa, o preocupación.

    Quizá por eso mismo su pregunta buscaba un poco ir tanteando terreno. Porque a lo mejor instintivamente intuía que sí, pero siempre estaba bien comprobar fehacientemente que se encontrasen ambos en la misma sintonía.

    SPOILER (click to view)
    Uff- Espero todo haya ido bien con esos finales, ¡y que estés pudiendo descansar ya!
  2. .

    Q7lD

    Aviso de utilidad pública: todas las fichas se encuentran ya reclamadas, adoptadas, casadas, con historia en marcha o como quieran. Nos vemos en 84 años más con novedades(?

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    Fichas.



    ZARNI {Txakur txara}


    Zarni Phyo [Antonino]



    Zarni Phyo [Antonino]
    32 años | Homosexual | Versátil
    Birmano | Vive en Suiza
    Modelo erótico | Prostituto | Fotógrafo
    Cumpleaños: Noviembre 04



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    He makes for very awkward conversations


    Contraria a la creencia popular de los círculos conservadores, él escogió libremente su profesión. Si bien fueron las extrañas circunstancias de su temprana adultez las causantes de que se planteara, en algún momento u otro, la posibilidad de recorrer ese camino laboral, sería insultante pretender que fue víctima de terceros o de ingenuidad. El sexo se convirtió en su negocio el día en que decidió que, para lo poco que tenía que perder, más le valía disfrutar plenamente de un acto que habitualmente le encantaba. Esto le ha hecho un personaje que incita incómodas conversaciones.

    Normalmente, tiene piedad en el resto del mundo y se etiqueta como un simple creador de contenido online; dicha etiqueta es vagamente correcta, pues realmente se gana la vida a través de sus publicaciones e interacciones online, aunque a oídos inocentes la frase suena más a editor de videos que a puto. La vida está plena de pequeñas bondades y su ambigua descripción es una de ellas para los débiles corazones.

    El problema se le presenta realmente cuando debe interactuar con gente fuera de su sector laboral. Es peculiar cuánto cambia la percepción propia, y el humor, después de haber deshecho todos los prejuicios relacionados a la intimidad humana, a la sensualidad y el placer, tanto así que se ve ligeramente obligado a esconderse para no ofuscar o incomodar a otros con sus opiniones o, mejor dicho, su estilo de vida. Sabe que a su hermana no puede contarle la mitad de su vida, o alguno de sus problemas sentimentales o sexuales, porque no es justo esperar que ella, con su respetuosa pero conservadora visión, comprenda la verdadera extensión de lo que es él. La adora a pesar de que entre ellos existirá siempre una brecha insondable. ¡Y ni hablar de su madre! Escaso es su cariño desde que salió del susodicho closet, no necesita que le aborrezca por su profesión. Sus amistades, que son pocas aunque cercanas, cuestionan menos y entienden mejor.

    Hasta que deje de sentirse bien



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    Intuye que en un momento inesperado su cuerpo dejará de causar sensación y las caricias que reciba serán de sus propias manos. Quizás será el día de mañana que sus seguidores se den cuenta de la farsa, quizás será dentro de treinta años cuando las pastillas mismas empiecen a dejar de tener tanto efecto. Le causa cierta desazón pensar que toda la intimidad de la que ha gozado, se esfume en el aire como una mota de polvo. Que la sensualidad que ha descubierto, sea más una molestia que un bien preciado. O quizás exagera, presa eterna de embistes melancólicos, la mirada del futuro siempre ligeramente sepia, como una vieja película reproduciéndose ante él en bucle, sin importar el absurdo de la comparación. Ha decidido que continuará con su trabajo hasta que deje de sentirse bien.

    Hasta que deje de ser tan divertido mostrarse ante otros, jugar con los ángulos de su propio cuerpo, y no le cause alegría la admiración ajena.

    No es un hombre vanidoso, mucho menos narcisista. La amabilidad de sus sonrisas no ha mentido ni un solo día. Es sólo que disfruta de la atención ajena y notar cómo su esfuerzo es apreciado por terceros aún si dicha apreciación tiene mucho que ver con la lujuria y el deseo. Y si los likes y comentarios sedientos son acompañados de propinas e ingresos en su cuenta, ¿quién es él para negarse? Jamás ha pretendido ser un santo aún si no juega a ser un demonio tampoco.

    Con el sexo en persona es similar.

    Ha tenido una larga lista de clientes, cada cual con sus propias virtudes y defectos, y con la mayoría ha sabido abrirse un poco más a la verdad de su deseo, incluso se dejó llevar a caminos más impúdicos por uno de ellos, conociendo tantos placeres como flores hay en el mundo. Fuera de sus romanticismos, es un prostituto de buen ver que tiende a dar buena energía en sus encuentros, sincero en sus gestos aunque reservado de sus verdades por simple seguridad, dispuesto a probar distintos tipos de interacciones siempre que no le supongan un peligro. Es conocido tanto por sus grandes sonrisas como por su habilidad con la boca.

    Inicios y comienzos



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    Su familia – su madre y hermana – viven en Francia. Su madre huyó del país con ellos todavía pequeños después de que su esposo fuera arrestado por la dictadura, desaparecido para siempre. De sus orígenes conservan un amor profundo, transmitido a ellos por su madre, pero jamás han visitado su país natal en su adultez. Su hermana está casada y tiene dos hijos. Uno de ellos es muy cercano a Zarni, en especial desde su diagnóstico, incluso tanto que apenas ha tenido edad, se mudó a Suiza para cursar la universidad.

    Originalmente, Zarni llegó a Suiza como fotógrafo. Ilusionado por los paisajes imposibles del país, pasó sus primeros años de semiadultez con una cámara aferrada a la mano y la mirada en el horizonte. Le gustaba dormir a la intemperie o en caravanas, levantarse con los primeros rayos de luz, dejarse acobijar por la inmensidad de las planicies y el vértigo de las montañas que cruzaba. Pero un día conoció a Pierre y por él abandonó la calma del campo, por el bullicio de las ciudades. Se dice que la juventud es el momento indicado para cometer errores. Zarni quisiera que el suyo no fuera sido tan catastrófico.

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    La ilusión que Pierre despertó en sí se desvaneció pronto.

    Bebía demasiado, se frustraba con frecuencia, era incapaz de mantener un trabajo más de unos pocos meses, desaparecía días enteros sólo para reaparecer pidiendo dinero. El primer año se dejó la espalda intentando mantenerlos a flote, con un techo sobre sus cabezas, abandonando su pasado placer por el bienestar de algo que jamás tuvo futuro. Los siguientes dos años pasaron con estruendo. Pierre era errático, un día le mimaba y llenaba el piso de flores y al siguiente tiraba objetos en su dirección, acusándolo de todos sus males. Escapar de la relación fue complicado. Fue el trabajo sexual lo que le dio los medios para irse sin mirar atrás.

    Jamás le denunció y a veces se arrepiente.

    Silver Fox Alert!



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    No estaba en el plan aceptar a un nuevo cliente. Con el par que mantenía era más que suficiente para mantener activa su cuenta bancaria y ocupados sus momentos muertos. Realmente estuvo tentado a rechazarlo. Agh, si tan sólo no fuera sido tan… cordial. Tan caballero en los mensajes que le envió. Correcto y paciente. Después, al verlo en persona, tuvo que hacerle un hueco en su horario, dejar siempre alguna tarde libre para encontrarlo. Era un hombre casado, mayor, claramente acostumbrado a ciertas comodidades, totalmente lejano a lo que usualmente le busca. Por eso le ha seguido atendiendo. Porque es el único de sus clientes que jamás le ha hecho sentir en alerta, que sus pedidos se han mantenido respetuosamente dentro de sus límites, y que si podría deberse a su aparente reserva, él no le culparía de nada. Venía limpio y fresco a todas sus quedadas lo cual era un gran alivio; era odioso tener que convencer a clientes de ducharse antes de iniciar una sesión. Pero con él no existía ese problema, ni ningún otro.

    Espera que no le abandone pronto.

    Es cálida su compañía.


    Extras



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    o Sabe que es tremendamente afortunado de haber hallado su pequeño nicho en el mundillo que le ha proporcionado con una comodidad desconocida anteriormente, que muchos como él matarían por tener la seguridad que exuda y la estabilidad de su negocio, así que se guarda mucho de regodearse de sí mismo. Pero aquello que hoy agradece, fue su punto de quiebre en el pasado.

    Hace unos años consideró acabar con todo, su carrera y su vida, después de un año turbulento. Ser violentado por dos de sus clientes de aquel entonces no ayudó a su estabilidad mental. Desde entonces es muy selectivo con quienes acepta ver.

    o Antonino es su nombre artístico, por así decirlo.

    o Es uno de los modelos mejor pagados de Onlyfans.

    o Postea previsualizaciones de sus videos a Pornhub sin revelar del todo quién es; tapa su cara y sus tatuajes.

    o Sus clientes pueden contactarle por correo. Sólo les otorga su número (jamás el personal) una vez han pasado sus chequeos de seguridad.

    o Está en contra de la legalización de la prostitución. Cree fervientemente en la descriminalización.

    o Vive en una casa que compró casi en ruinas y ha ido reformando con los años.

    o Adora cocinar. Le gustan los colores y las texturas tanto como los sabores y los aromas.

    o Animal que ve, animal que tiene que saludar por la calle. Puede quedarse horas viendo reels de bichos peludos.

    o Adoptó accidentalmente a una gata callejera que tendía a pasarse por casa. Ahora tiene a sus gatitos metidos en casa, creando caos

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    o Por comodidad, no se marca como prostituto en el gobierno. Prefiere mantener una parte de sí que no sea del sistema.

    o Es un fotógrafo excelente. Otros modelos eróticos le contactan, incluso de otros países de Europa, para colaborar con él o tenerlo de camarógrafo.

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    FRANCESCO {Blut.}

    SPOILER (click to view)

    There are years that ask questions

    And years that answer.




    DATOS


    NOMBRE:
    Francesco Bagnoli.

    EDAD:
    50 años.

    FECHA DE NACIMIENTO: julio 06.

    LUGAR DE ORIGEN: Catania.

    RESIDENCIA ACTUAL:
    - - -.

    OCUPACIÓN:
    oftalmólogo.

    OS:
    homosexual.

    RS:
    versátil.








    Detallitos relevantes y curiosidades varias.


    CODES




    • ¿Qué podría hacer que alguien quisiese renunciar a toda posibilidad de ser feliz? ¿Por qué podría una persona querer atarse a un matrimonio por pura obligación? ¿Y encima con un hijo de por medio?

      Respuestas se podrían encontrar tantas como personas, pero Francesco tiene su propia versión del interrogatorio.

      Su primer alegato es que quiere a Antonella, ¡de verdad!, pero no la ama. Adora a su retoño (le seguirá llamando así, aunque sea ya adulto), pero su vida no es lo que le hubiese gustado.

      Muy a su pesar, nació con un defecto que no tardó en ocasionarle auténticos dolores de cabeza: la homosexualidad. Oh, el horror, el castigo más cruel que Dios podría haber puesto sobre su espalda.

      Porque, sí, desde muy temprana edad tuvo que escuchar lo aberrante que era sentir interés por alguien de su mismo sexo. Su condición nunca iba a ser bien vista por quienes le rodeaban, no importaba qué tanto intentase hacer las paces consigo mismo y convencerse de que en realidad no había nada mal en él.

      ¿Por qué se casó? He ahí el motivo.


    • Recuerda haber reprimido la urgencia que tenía de desviar la mirada hacia sus compañeros en la escuela, haberse castigado mentalmente durante noches interminables, pero a sus dieciocho años (y al día de hoy todavía achacándolo a las hormonas de la edad), cedió por primera vez a la tentación.

      Fue con uno de sus amigos, en una fiesta en que el alcohol se les fue de las manos. Y aunque no había sido muy diferente al sexo que ya conocía, la satisfacción que sintió en ese momento en nada se asemejaba a cualquier experiencia previa.

      Todo lo que experimentó en aquel encuentro fue tan increíble como sobrecogedor. Y por eso se asustó. Se asustó tanto que decidió bloquear ese momento, como si nunca hubiese pasado. Como si se pudiese relegar a la categoría de sueño húmedo, para aminorar la vergüenza que le provocaba su propia debilidad.

      Luego de aquel acontecimiento no quiso volver a meterse entre las piernas de ningún otro hombre, determinación que le duró por bastante tiempo. A los pocos años se casó, lo cual casi le dio alivio a su atormentada alma: con Antonella a su lado sería capaz de refrenar los impulsos, podría reivindicarse, podría curarse. Esa fue la esperanza que mantuvo durante muchos años, sin decirle nunca a la mencionada que su marido nunca podría verla con deseo sincero.


    • Con esfuerzo y dedicación fue capaz de construir un hogar acogedor, cálido, y pudo proveer de un buen pasar a su familia. No fue un camino sencillo, pero sentía que entre aquello y la completa entrega a su trabajo, era capaz de mantener su mente ocupada en otros menesteres y su corazón un poco menos vacío.

      En realidad todas esas cosas fueron siempre meros placebos, pero le entregaron también buenos momentos. Momentos en que sí puede decir que llegó a sentirse feliz, siendo el día en que nació su hijo el primero de la lista.


    • Desde la llegada de Gerardo a su vida, sintió su determinación renovada.

      Viendo aquella carita llena de inocencia y ganas de conocer el mundo que le daba la bienvenida, volvió a hacer la promesa silenciosa de superar su enfermedad, por el bien de su hijo y del futuro.

      ¡Y no se puede decir que no lo haya intentado! Investigó al respecto, habló con entendidos en el tema… Incluso buscó someterse a las terapias que garantizaban curarle por completo de su condición. No obstante, ese último paso no lo llegó a dar, pues le atenazó el miedo en el último momento.

      Quería ser un buen padre, un buen esposo, pero temía las consecuencias o secuelas que pudiesen dejar estos tratamientos. Incluso en su profunda desesperación, al menos tuvo la sensatez suficiente de no permitir a su familia verle marchitarse hasta desaparecer.

      Algo hizo bien, después de todo.


    • Dando ahora un salto hacia el presente, lo cierto es que su situación no muestra luces de mejorar realmente.

      Por supuesto, desechó infligirse daño con decisiones contraproducentes, pero gracias a esto nunca dejó de desear otros cuerpos entre sus brazos. De hecho, ya en tema, eso ha mermado muchísimo los momentos de intimidad con su esposa.

      Al principio creyó que esto mejoraría luego de que Gerardo se marchase a hacer vida por su cuenta, pero en realidad el asunto no hizo sino empeorar, a tal punto de que hoy por hoy se ha vuelto un asunto insostenible.

      Claro que de cara a la sociedad siguen siendo el mismo matrimonio ejemplar, y claro que también se siguen queriendo, pero ya no son más que dos amigos que de casualidad están unidos bajo la alianza del matrimonio.


    • En el pasado, especialmente en sus momentos de mayor debilidad, contrató los servicios de otros hombres para satisfacer sus más profundos y ocultos deseos. No obstante, siempre regresaba avergonzado a su casa luego de cada encuentro y la culpa no le daba paz durante buen tiempo.

      Lo curioso, trayendo a cuento este dato, es que en el presente haya vuelto a caer ante su necesidad, pero gradualmente el asunto no le esté produciendo esa desazón ni aquel vacío que amenazaba tragárselo en otros tiempos.

      Hace cosa de medio año volvió a hurgar en su bolsillo para pagar por sexo. Sin embargo, aquel muchacho consiguió generar tal impacto en él que no se contentó sólo con esa noche y ha seguido frecuentándole cada vez con más urgencia y desesperación.

      Francesco no cree en el amor a primera vista, siempre le sonó eso a patrañas, pero no puede negar que entre más tiempo pasa cerca del susodicho, más le cosquillea el estómago y más ganas tiene de intentar un acercamiento que no tenga que ver con una transacción comercial.

      Desde luego al poco rato se da cuenta de la locura que es eso y deja el tema por la paz.


    • Desde el episodio de su juventud, no ha vuelto a follar con hombres sin que hubiese dinero de por medio. De alguna forma siente que disfrazarlo de negocio le ayuda a poder lidiar con el asunto con un poco más de entereza y sin involucrarse demasiado. Un mecanismo de defensa, si se quiere llamar así.


    • Desde hace al menos dos años, duerme en camas separadas con su esposa.


    • A pesar de que la edad ya no le acompaña para algunas cosas, es un hombre sumamente activo en su día a día. A veces su energía incluso sorprende a los más jóvenes, que no terminan de entender cómo consigue ocuparse en tantas cosas y seguir con buena cara al final del día.


    • Es experto en ocultar sus emociones y eso es algo que Antonella sabe muy bien.

      Ha aprendido a leerle con el paso de los años, pero eso no hace que resulte menos duro o hiriente, cuando decide encerrarse en sí mismo y no hablar de sus preocupaciones con nadie. Inciso también para mencionar que cuando pierde los estribos, la mitad de lo que sale de su boca le apuñala en arrepentimiento al poco rato.


    • Su trabajo es una de las pocas cosas que le ayudan a mantenerse estable y cuerdo todavía.

      Adora lo que hace y su consulta oftalmológica le llena de un orgullo que no puede poner en palabras. El día que se jubile será porque lo obliguen y no cree durar mucho tiempo más sin ponerse una bala entre las cejas luego de eso.


    • Es un hombre obsesivo con el orden. Se va notando desde su atuendo, pero resalta especialmente repasando su despacho, su lado de la habitación o incluso su portátil.

      Hay gente que siembra el escritorio de íconos y accesos directos. Francesco apenas tiene la papelera de reciclaje y para de contar.


    • Toma más café del que debería y come muy poco. Lo sabe bien, si no hace algo al respecto es porque simplemente no le da la gana.


    • No duerme más de tres horas seguidas. Luego se queda dando vueltas en la cama mientras lidia con sus pensamientos.


    • No es muy fan de las mascotas, aunque tampoco pone una barrera imposible de traspasar ante la idea de un compañero peludo.


    • Fuma demasiado. Un hábito terrible, pero dentro de las cosas de las que tiene plena consciencia y cero intención de corregir.


    • Su caligrafía es horrorosa, pero a nadie le sorprende. Es cosa de médicos, ¿no?













    Un sabio dijo alguna vez:


    ❝ Maybe we all have darkness inside of us and some of us are better at dealing with it than others❞.

    ❝Nothing can cure the soul but the senses, just as nothing can cure the senses but the soul❞.

    ❝Things change. And friends leave. Life doesn’t stop for anybody❞.

    ❝To have felt too much is to end in feeling nothing❞

    ❝There is no despair so absolute as that which comes with the first moments of our first great sorrow, when we have not yet known what it is to have suffered and be healed, to have despaired and have recovered hope❞.

    ❝Breathing is hard. When you cry so much, it makes you realize that breathing is hard❞.

    ❝There are moments when I wish I could roll back the clock and take all the sadness away, but I have a feeling that if I did, the joy would be gone as well❞.






    1,80 m | #canas | ojeras 24/7.











    ❝To make those rainbows in my mind,

    when I think of you sometime.



    Los días, desde que Gerardo ya no formase parte activa de ellos, se habían convertido en eso: días. Un puñado de horas amoldados a ciertas actividades, con intermitencias agradables concentradas sobre todo en el trabajo.

    Plegarse a la rutina por costumbre. Cosa que resultaba cómoda si, como Francesco, veías en esa fórmula la única forma viable de no acabar poniéndote un tiro entre las dos cejas.

    Sí, desde luego, un panorama que no lucía para nada alentador y que garantizaba bostezos para más de alguno, pero a él le valía. O, bueno, al menos eso era lo que creía mientras decidía conscientemente (aunque le encantase mentirse a sí mismo), no darle demasiadas vueltas al asunto.

    Hasta que se le cruzó por delante él.

    O, en todo caso, quedaba mejor decir que él mismo se lo cruzó por delante. Después de todo fue Francesco quien decidió buscar, quien al final encontró y quien en su determinado momento decidió contratar ciertos servicios. Pero, como diría algún matemático, el orden de los factores no altera el producto y por eso mismo es que, independiente de los principios que llevan a determinados finales, prefería quedarse con la sensación calientita que se le quedaba en el pecho cada vez que podían encontrarse.

    Aquel muchacho había llegado a su vida como una especie de salvavidas. El propio Bagnoli no podía sospecharlo la primera vez que se tuvieron cara a cara, pero así había sido. Y ahora, entrados los meses, cada vez le resultaba una tarea más complicada estructurar su rutina sin dejar un huequito especialmente para él.

    ¿Un problema? Desde luego, pero uno que le hacía sonreír cuando nadie estaba pendiente.

    —Vale. Entonces nos vemos en seis meses para tu siguiente revisión. —Apuntó algo rápido en su libreta—. Y no olvides usar las gafas, que para algo las ajustamos cada vez.

    Myers se marchó con una risa que no prometía demasiado, pero Francesco no le dio gran importancia. Se trataba de uno de sus más antiguos pacientes y por lo mismo era plenamente consciente de que había mañas (sobre todo en gente mayor), que difícilmente se iban a poder corregir por mucho que se tuvieran buenas intenciones.

    Una pérdida de tiempo estresarse por ello, entonces.

    Con un estiramiento que le hizo crujir ahogadamente la espalda, se apoyó con cierto desparpajo en su silla. Le quedaba un paciente más para acabar la agenda del día.

    Y estaba agotado, era de lo más natural, pero al mismo tiempo contento. Contento porque le gustaba el agotamiento del trabajo, pero sobre todo porque luego vería a Antonino. Y eso siempre lo ponía de buen humor.

    Decidiendo que, por qué no, iba a amenizar con algo de música la media horita que le quedaba antes de su último paciente, se entretuvo revisando anotaciones y actualizando las fichas de las personas a las que había atendido en lo que iba de la jornada.

    El giro de su monotonía estaba siendo un bien con inmejorable compañía. Muy poco podía lamentar, se pensaría, pero Francesco tenía algo y ese algo era un cerebro difícil de tranquilizar.

    Le inquietaba la espinita del cobarde, por no poder disfrutar de eso que había entre ellos (¿qué era? No lo tenía claro) y pasar los días juntos y tranquilos.

    Pero una cosa a la vez, suponía. Ya había pasado por esa tortura mental varias veces antes y seguía llegando siempre a la misma conclusión, después de todo.

    ◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣



    Como de costumbre había pasado por casa luego del trabajo.

    Le gustaba poder darse una ducha, cambiarse de ropa y dejar aparcado al Francesco oftalmólogo, para dejar paso al hombre que estaba un poquito ansioso por la quedada de aquella noche.

    Ya habían acordado el lugar y la hora, y como de costumbre seguramente llegaría rato antes e intentaría no verse demasiado embobado cuando se encontraran. A lo mejor llevaría una botella de algo para compartir durante la velada y, si el hotel lo contemplaba, pediría algo de comer también, que de puro alcohol no se podía hinchar uno la tripa.

    Salir a cenar o a tomar algo juntos tal vez no, o no todavía, pero eso no le iba a impedir querer crear algo de buen ambiente.

    Hacía mucho que sus encuentros no se limitaban, o se enfocaban realmente, sólo en el sexo. Y era algo que Francesco quería realzar con cierto empeño demarcado, porque por alguna razón no soportaba la idea de que su compañero pensara que sólo lo veía como un trozo de carne.

    Que bien sabía, y con los años había aprendido a entender, que en el mundillo en que el susodicho se movía eso no era ni extraño ni mal visto, pero a él le sabía mal aplicarlo. Quizá porque con el paso del tiempo había empezado a experimentar un cosquilleo curioso en el estómago cada vez que se cruzaban sus miradas, o porque en las ocasiones en que le había escuchado reír se le había contagiado también el gesto sin siquiera darse cuenta.

    Quizá porque le parecía un buen chico y quería ofrecerle algo de confort y tranquilidad en el frenetismo que intuía en su vida, mimarlo un poco si se quiere. O quizá por nada de eso en lo absoluto.

    El italiano nunca había sido muy bueno hilando fino cuando se trataba de emociones, pero compensaba esa sutil inutilidad con gestos que, esperaba, hicieran el apaño a la hora de poner en palestra lo que se le pasaba por el corazón.

    Le sonaba a palabras fuertes hablar de amor (y le asustaba un poco, cuando todavía no podía cortar con el matrimonio que le privaba de libertad por el momento), pero igual no hacía falta buscar términos e ir acuñando por ahí.

    Igual sólo hacía falta tomar un poco de aire, exhalar lentamente, y disfrutar sin más.

    ¿Disfrutar de qué? De la compañía del otro, por supuesto. Aquella velada en particular, no le apetecía gastarla entre las sábanas… A menos que el plan se adecuase a la idea de tumbarse bien juntitos y quizá rodear al muchacho entre sus brazos. Y dejarse arrullar por su respiración tranquila.

    Sonrió embobado cuando se dio cuenta de los rumbos que estaba tomando su imaginación, pero se obligó a espabilar para no perder tiempo.

    Antonella ya sabía que con cierta frecuencia su esposo se iba a perder durante la noche, pero no le daba demasiado rollo. Desde que su hijo ya no estaba en casa se había quitado de encima el peso de fingir, con lo cual se limitaba a mantener la cordialidad de la convivencia y, desde ahí, cada uno a lo suyo.

    Llevaba funcionando bien el asunto, a decir verdad.

    Con un pequeño suspiro comprobó su reflejo una vez más y se puso finalmente en marcha.

    ◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣◈▣



    El corazón se le aceleró un poquito mientras se acercaba a destino. Era invariable, siempre le ocurría lo mismo. Y le volvía a ocurrir cuando pasaba fuera de alguna floristería (aunque por las horas casi todas estaban cerradas), o pensaba en comprar una caja de bombones y no por el buen acompañante que hacía el chocolate a determinados licores.

    Al final esa noche había decidido desconectar un poco sus propias alarmas y ceder al caprichito medio dulzón. Por eso había comprado chocolate (medio amargo, pero sin exageraciones), una botella de vino rosado y una de crema de whisky. No porque quisiera embriagar a su acompañante, sino porque no se había podido decidir y sabía que ambas bebidas cazaban perfectamente con el delicado bocadillo.

    En fin, aunque había determinado tomarse las cosas con calma el nerviosismo igualmente asomaba la patita de vez en cuando.

    Con todo bien guardado en el bolso que siempre llevaba al hombro (uno tipo maletín, pero bastante espacioso), recorrió el último tramo de trayecto hasta que, con otro suspiro sutil pero sentido, llamó a la puerta tras la cual alguien le estaría esperando.

    Comprobó la hora en su reloj, efectivamente había llegado un poco antes de lo citado, y se mantuvo expectante hasta que el picaporte rotó y se le dibujó instintivamente la sonrisa de nuevo.

    —Hola, ¿qué tal?
  4. .

    i-am-back



    Bien, bien. Por aquí vengo con lo prometido: detallitos, impresiones, papeles de matrimonio y demás.

    Lo primero que tengo que mencionar sobre Zarni, o más bien repetir, es que es un muchacho encantador y tengo muchas ganas de verlo interactuar con Fran. Siento que ambos van a compenetrarse muy bien y eso me gusta porque, precisamente, mi hombretón lo que necesita es vivir una historia de amor bonita dentro del caos general. Y siento que eso tu muchacho se lo puede dar.

    Me encanta el detalle de que se dedique al modelaje y la fotografía. A Fran le parecerá fascinante ver lo multifacético que es y, si Zarni se lo permite, querrá saber más de su trabajo y sus pasiones. No descarto que en más de alguno de sus encuentros acabe queriendo pasar una velada agradable hablando de alguna cosa si es que a su contrario no le parece un completo despropósito.

    El episodio de Pierre hizo que quisiera tomar a Zarni, envolverlo en una manta y darle un abrazo. Y seguramente cuando Fran conozca esa historia, tendrá una sensación similar.

    Me da una sensación de calidez pensar que, de un modo u otro, la compañía del otro les va a ayudar a ir dejando de a poco la amargura atrás, ser un poquito más transparentes y, por así decirlo, libres en ese pequeño refugio de sus encuentros. Ah. Estoy muy entusiasmado con esta historia, siento que podemos sacar cosas geniales de aquí.

    Y por eso paso a afinar detalles, cómo no.

    Lo primero y pregunta muy importante: ¿Qué persona prefieres utilizar al escribir? Ya he mencionado de entrada que suelo moverme con la primera pero, también dicho, soy material adaptable. Dime tú lo que prefieres y considéralo hecho.

    En cuanto a los títulos, dejo por aquí unas cuántas propuestas. Sin embargo, si tienes otros en mente y/o ninguno de los listados te convence, carta blanca para lanzar ideas:

    1. Just the two of us.
    2. Looking out for you.
    3. Welcome home.
    4. Little talks.
    5. Hold me.

    Pasando ahora el inicio, efectivamente lo que tenía pensado apuntaba a lo que mencionas: un encuentro entre Zarni y Fran. No creo que haga falta darle demasiadas vueltas a pormenores al respecto, a menos que tengas pensado algo particular que quisieras que incluyéramos, con lo cual una vez tengamos las otras cosillas acordadas podría ponerme manos a la obra con el tema, para dar arranque a esta historia.

    Poco más por mi parte, de momento. Espero hayas tenido un fin de semana agradable y, al menos un poco, descansado.

    ¡Te leo luego!
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    Durante el fin de semana vendré aquí mismo a agregar más detalles, impresiones, ideas y los papeles de matrimonio, pero que sepas que Zarni me ha encantado. Es lo que Fran necesita para encontrar la felicidad que tanto le hace falta y sólo puedo decir: aceptadísimo.

    Gracias por traerme a un muchacho tan encantador. He disfrutado muchísimo leyendo su ficha.
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    RaggedSophisticatedEelelephant-max-1mb



    ¡Qué grata sorpresa verte por aquí! Claro que puedes presentar una ficha para el bueno de Fran, estaré deseando ver qué tienes en mente. Y procedo, por lo mismo, a responder las dudas que me planteas:

    1) El rango de edad que propones me parece muy bien. Tenía en mente precisamente alguien que no llegue a los 40, pero que no tenga menos de 20. Si tengo que acotar el rango, entre 27 y 33 años estaría estupendo movernos.

    2) La verdad es que el dato de ubicación actual lo he dejado en el aire pensando precisamente en no coartar libertades a quien se interesase por la trama, con lo cual puedes coger el país de tu preferencia y emplazaremos allí la historia. Fran es italiano, pero no es obligación que nos quedemos en Italia a menos que eso te despierte las ideas. Lo dicho: te dejo carta blanca al respecto.

    Dicho todo, cualquier otra duda que te pueda surgir por aquí andaré.

    ¡Nos leemos!
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    frankenstein-its-alive
    Hay cositas. Pase y vea.

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    Temas cerrados. Gracias por el aviso.

    Saludos.
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    Santa-Secreto2022
    ¡Les damos la bienvenida a una nueva ediciòn
    del Santa Secreto de Mundo Yaoi!



    El año se nos va (otra vez) y, como se suele decir, los clásicos no pasan de moda: no podíamos acabar el 2022 sin uno de los viejos conocidos, y queridos, del foro. Así que, como ya es costumbre, se apertura la invitación a participar del Santa Secreto de MY.

    ¿Alguno ya ha agarrado el gorrito de Santa? Bien, bien, mantengan ahí en alto el espíritu navideño y sigamos echando una ojeada al detalle de la actividad. Sí, por supuesto, hay que volver a contar de qué va todo, aquí no se pierde la esperanza de ver caritas nuevas aventurándose en esta versión.

    Entonces, ¿cómo va a ir esto?

  10. Quienes deseen participar, deberán apuntarse en este tema posterior a lo cual recibiràn el nombre de un usuario al azar (entre los participantes), a quien deberán preparar un regalo. Ojo aquí, e importante recordar, no se debe revelar la identidad del usuario asignado sino hasta el momento de publicar el regalo respectivo. No matemos la magia.

  11. Una vez finalizado el periodo de inscripciones el sorteo de usuarios será hecho completamente al azar, con lo cual cabe la posibilidad de que reciban un nombre que quizá no se les haga muy conocido, o con el que no hayan topado casi. ¡No desesperen! Pensando en esto, y en que lo que menos queremos son dolores de cabeza en estas fechas, es que se le solicita a cada participante anexar una breve lista con cinco cosas que le guste/interese.

    Por supuesto pueden agregar a ello todo detalle que estimen conveniente. Lo importante es que otorgue información e inspiración. Piensen en sus Santas Secretos, muchas gracias.

    (Las cosas listadas no deben estar necesariamente relacionadas con el yaoi o el BL. Pueden explayarse sobre cualquier cosa: música, videojuegos, películas, libros, series, anime, mangas, cómics, perritos, gatitos, memes... Todo lo que pueda permitir a los participantes orientarse a la hora de elegir qué regalar será bien apreciado y agradecido).

  12. Continuando la línea de años anteriores, la creatividad y formato de los regalos queda a entero criterio y elecciòn de cada uno. Son totalmente libres de inventarse el regalo que deseen, no se sientan limitados de ninguna forma.

    ¿Me puedes dar alguna idea? Hombre, para eso estoy. Algunas cosas que podrían servir de noción: fanfics, fanarts, ediciones, videos, cartas, recomendaciones varias, declaraciones de amor y pedidas de matrimonio(?, mensajitos de buenos deseos, algo para decorar el perfil... En fin, ya van tomando el hilo.

    Lo que sí les voy a solicitar, ya que estamos armando esto y la actividad no se hace sin ustedes, es que por favor sean consecuentes y responsables con su participación. Si van a asumir el reto y se quieren apuntar, no dejen luego el asunto botado. Que lleguen patinando en la fecha se los perdono, pero los abandonos quedan feos.

    No sé. Ahí se los dejo.

  13. Por último, pero no menos importante: hablemos de fechas and whatnot.

    El periodo de inscripciones da inicio hoy, 02 de diciembre, y concluye el 16 del mismo mes a las 23:59 hrs. (GTM-6).

    Cerradas las inscripciones los moderadores, con ayuda de un generador de números al azar, les haremos llegar a través de un mensaje privado el nombre del destinatario que les haya sido asignado. Con todos los participantes ya informados, los regalos podrán postearse en este mismo subforo desde el 24 de diciembre hasta el 06 de enero a las 23:59 hrs. (GTM-6).

    Por favor, por favor, elminen los mensajes spam y limpien telarañas de sus bandejas de entrada si es necesario. Necesitamos cuenten con espacio para recepcionar sin incidencias el mensaje que les haremos llegar.

    Como requisito especial, e inamovible, para poder postear su regalo, recalco que en el título del tema dejen consignado con claridad el nombre del usuario a quien va dirigido. Por ejemplo:

    QUOTE
    Para deAlthairth de M. Dolmancé*.

    *El remitente es opcional.

  14. Dicho todo (si se me queda algo en el tintero ya me lo recordarán ustedes con preguntas), me despido esperando se animen a participar.

    Que tengan un estupendo final de año y, ¡los mejores deseos para todos!

    Edited by Blut. - 2/12/2022, 03:24
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    Debido al posteo fuera de fecha (favor revisar el siguiente enlace: clic), que por ende hace de esta participación una que incumple las reglas del reto, procedo a cerrar el tema.

    Saludos.
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    Debido al posteo fuera de fecha (favor revisar el siguiente enlace: clic), que por ende hace de esta participación una que incumple las reglas del reto, procedo a cerrar el tema.

    Saludos.
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    ❀ DAME CLIC


    Disclaimer:
    Personajes originales. Alfon pertenece a mi bb, Bunny a mí.

    Pareja:
    Alfonso x Harlow (Bunny).

    Género:
    Fluff.

    Rating:
    K+.

    Recuento de palabras:
    500.

    Concepto(s) usado(s):
    Fluff nº7: ¿Esa es mi camisa?



    Gajes de la moda.



    A Alfonso casi desde el primer momento le había fascinado el estilo de su conejito favorito. Al aludido le parecía que era de lo más natural esa fascinación. Después de todo, su estilo era indiscutiblemente perfecto.

    Las risas que acompañasen los debates en torno al tema eran más o menos según la ocasión, pero siempre estaban. Al igual que siempre estaba esa mirada cariñosa y la transparencia que acompañaba los halagos que Bassave le dedicaba a su novio.

    Harlow podía quejarse de muchas cosas, pero nunca de que su pareja no fuese sincera con él. Y eso era fantástico, pues ambos abanderaban el mismo principio básico en cualquiera de sus interacciones.

    En fin. Como la moda solía ser un tema recurrente con Bunny cerca, aquel día se podía ver la ceja de Alfonso alzarse muy espontáneamente mientras lo recorría de arriba abajo con la mirada.

    Le encantaba lo que estaba viendo, a sus ojos nadie sabía lucir una falda como él, pero había algo particular que le llamaba la atención y poco tenía que ver con la combinación de colores o lo llamativo de los accesorios que acompañaban el atuendo.

    —Muy lindo todo, mi amor, pero dime una cosa… ¿Esa es mi camisa?

    —Depende. —La risa, pero sobre todo la expresión de (muy) falsa inocencia, le hizo sonreír divertido—. Si la quieres de regreso, no. La acabo de comprar especialmente para este conjunto.

    Se miraron con una complicidad que le calentó el corazón y, como el estupendo actor que era, se cruzó de brazos y lo miró como el policía que ha resuelto el caso más importante de su vida.

    —Qué curioso. —Sin dejar de mirarlo ningún momento, se acercó a él caminando a su alrededor para apreciar las vistas desde todos sus ángulos—. Creía que mi estilo te parecía aburrido y… ¿cómo era? Ah, sí: desastroso.

    La curva de sus labios se tiñó de picardía al ver a su interlocutor morderse el labio inferior. Le gustaba el constante tira y afloja que había en su relación. Le daba mucho sabor y, en según el momento, también mucho picante.

    —Tu estilo es un desastre, efectivamente. —Se rieron y Alfonso aprovechó la cercanía para abrazarlo por la cintura y apegarse a él hasta que no podían respirar sin sentir al otro—. Pero a veces tienes elecciones afortunadas.

    Un beso opacó el leve silencio, que luego fue acompañado de sus miradas entrecruzándose con la más pura adoración.

    —Por eso he decidido hacerte un favor y quedarme con esta camisa. Oh, no, no me mires así. —Bunny frotó sus narices con cariño—. Para las pocas veces que eliges una prenda con buen ojo, no puedo dejar que la termines tratando como cualquier trapo. Yo sabré cuidarla mucho mejor, y lo sabes.

    Entre las risas que llenaron la habitación se volvieron a besar. No hacía falta declarar ganadores en esa batalla, Alfonso ya había decidido que de todos modos las camisas no eran tanto de su estilo después de todo.
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    Tema cerrado. Gracias por avisar.

    Saludos.
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    Temas cerrados. Gracias por el aviso.

    ¡Saludos!
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    Tema cerrado. Gracias por dejar aviso.

    Hasta otra.
1318 replies since 7/10/2014
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