Posts written by Herzfeld

  1. .
    Llevo días queriendo contestarte y solo ahora pude. Amo que hayas amado este escrito, hehe. Como te dije, fue una idea de último momento y me alegra haber sacado algo de tiempo para escribirla, porque sin duda todos tus memes y comentarios valieron toooodo el oro del mundo XD.
    Por más que quiero, no desglosaré todos tus puntos (porque estoy desde el trabajo evitando que me atrapen), pero te dejaré lo que considero más importante.
    QUOTE
    Ya te amamos Isaac, te conseguiremos un buen novio o algo, carajo.

    En este hogar amamos a Isaac y apoyo la idea o/. Se merece un buen hombre luego del historial estrepitoso que tiene.

    QUOTE
    Nombre, aquí yo dije, claramente Paul limpio su agenda, engañó a la agencia diciendo que estaba enfermo o una webada solo para tener la agenda libre para Daniel o algo, literal Paul frente al celular como: "invitame o algo, coño, puedo permitirme perder ese dinero.."

    ¡Lo mismo quise pensar yo! Para este punto es claro que ambos andarían en un tire y afloja sobre sus sentimientos hacia el otro.
    QUOTE
    Sé que la situación de Paul es jodida más que nada por la falta de papeles para tener un mejor trabajo, ni puede ir al hospital por lo mismo así que tiene que ser atendido por privado, pero yo creo en el poder del guión y el amor (? hallaremos una forma en que deje ese trabajo para que estén juntos bebé y libere a las prostitutas del burdel (?

    No en vano Bailey tiene dinero y nosotras el poder del guion a nuestro favor. Paul saldrá de ahí con las chicas tengo pruebas y cero dudas.

    QUOTE
    Yo intentando no llorar, menos mal me leí esto dos veces, me hubieras visto en mi trabajo, intentando no lagrimear con mis alumnos haciendo el examen JAJAJAJA

    Debí advertirte que escribir conmigo era llevarte una dosis de drama por aquí y por allá XD ¿Perdón?
    QUOTE
    ¡Yo digo que del coraje lo jodas tú (?!

    No veo fallas en tu lógica JAJAJA.
    QUOTE
    ¡Mi pobre bebé Paul, solo agradezco que Maddox terminó peor!

    ¡Perdóname por destruir el rostro de Paul! Me dolió más a mí que a ti, créeme.

    QUOTE
    Maddox, alías el hijode su p*ta madre. Me alegré tanto de que le dijera quien fue, se nota que Paul ya cayó también.

    Con lo difícil que se le hará a Paul dar información de su vida, Daniel apreciará muchísimo estos pequeños datos que va dejando ver poco a poco.

    QUOTE
    Chingada madreee me fui a la ñonga, me estaba poniendo feliz y arruinaron mi momento feliz...

    Perdón de nuevo XD ¿Sabes lo más gracioso? Al día siguiente pensé que una línea más ad hoc para este momento era “Está ebrio, cliente” para recordarle su primera interacción y cómo lo trataba Paul. Eso nos hubiera destrozado más. Pensé en cambiarla, pero ya no tuve tiempo XD
    QUOTE
    Paul te sale mucho mejor que a mí JAJAJAJA

    ¡ALTO AHÍ LOCA! Cómo dices eso, si yo estoy enamorada de tu Paul y no me adentré tanto con él en este escrito porque obvio que amo cómo lo escribes ;o;

    QUOTE
    con ese buenas noches el Paul estaría de...

    PUTA MADRE NO HUBIERA DICHO NADA A VER SI ME BESABA ;;

    Por nuestra salud mental, diré que Paul se coló en la habitación de Daniel y cogieron. Fin. Todos felices.

    De nuevo, sigo feliz de que te gustara tanto. Fue un placer escribir esto, juju~ cuídate mucho.
  2. .
    Disclaimer: Los personajes son de un rol entre Cyanide Pill. y yo
    Pareja: Paul Gregoretti x Daniel Bailey
    Categoría: M/M
    Clasificación: T
    Número de Palabras: 1,765
    Notitas: Creí que ya no llegaba a postear esto para el reto ;o; tuve una vaga idea hace unos días y dije "¿por qué no?". Espero que te guste <3



    —¿Y bien? ¿Planeas salir con Paul mañana?

    Daniel no observó a su amigo, estaba demasiado ocupado masticando su comida y demasiado ocupado tratando de no prestarle atención. Él sabía a qué se refería Isaac con aquella pregunta y por un momento se sintió estúpido por creer que tendrían un almuerzo normal esa tarde. Sabía que su amigo no le había quitado la vista de encima y conociéndolo no se iba a quedar tranquilo si solo lo ignoraba (de hecho, lo enojaría).

    Bailey se aclaró la garganta, el silencio al otro lado de la mesa demasiado acusador para su gusto, y terminó por responder:

    —¿Por qué haría eso? —se encogió de hombros y dio otro bocado, fingiendo desconocimiento. Daniel no necesitó verlo para saber que Isaac volteó los ojos cuando soltó un suspiro frustrado.

    ─Porque es San Valentín y quizás, solo quizás, ¿sea el momento adecuado para confesarle cómo te has estado sintiendo estas últimas semanas?

    Esta vez, Daniel sí alzó la mirada, sin tener en claro su respuesta.

    Sí, los roles se habían cambiado y los últimos días era Daniel quien acudía a Isaac por temas románticos (no porque fuera un experto, pero no tenía a quién más acudir y necesitaba sacar todo de su pecho). Le confesó que el tema de Paul se estaba saliendo de sus manos; que probablemente pasar tanto tiempo juntos y que se llevara tan bien con su familia estaba yendo demasiado lejos. Sentía que la línea que separaba la mentira de la realidad entre ambos se estaba desvaneciendo paulatinamente, dando paso a sentimientos hacia el muchacho que empezaban a asustarlo. No supo el momento exacto en que todo inició, pero de algo estaba casi seguro mientras más vueltas le daba: no solo su familia había caído ante Paul, él también.

    Daniel se limpió los labios. De repente, ya no tenía tanto apetito.

    ─No va a pasar. ─dijo finalmente. Isaac elevó una ceja ante su respuesta─. Además, de seguro estará ocupado mañana.

    ─¿Cómo lo sabes?

    ─No lo sé ─desvió la mirada hacia su vaso─, pero no soy su único cliente. Probablemente, alguien más ya separó su cita.

    En las últimas semanas, cada vez que Daniel pensaba en ese tema, sentía algo retorcerse dentro suyo. En el futuro llamaría a ese sentimiento por lo que era, pero por ahora se negaba a hacerlo.

    ─¿Y si nadie lo ha hecho? ─inquirió Isaac y Daniel lo odió un poco por plantarle la duda en la cabeza─. No lo sabrás a menos de que lo intentes.

    Bailey llevó un dedo a su labio inferior, sopesando la idea. Pero, ¿qué se suponía que hiciera? Isaac conocía a la perfección lo jodida de su situación. Incluso si llegaba a decirle a Paul cómo se sentía, lo mucho que le gustaba pasar tiempo con él y que odiaba ser consciente de sus otros clientes, ¿qué demonios podían hacer? Gregoretti había sido todo un profesional desde que lo conoció; aunque sus sentimientos fueran correspondidos, tenía claro que no dejaría su trabajo (no sabía por qué, pero eso le había dado a entender en una ocasión). Una relación verdadera entre ambos nunca funcionaría.

    ─Debo trabajar hasta tarde mañana ─respondió Bailey al final, levantándose de la mesa─, así que no tiene caso.

    Sin embargo, tan pronto estuvo a solas en su oficina, agendó una cita con Paul para el día siguiente.

    El alivio que sintió al notar que estaba libre le duró muy poco tiempo. Luego de confirmar, su corazón empezó a latir más rápido. ¿Se vería muy desesperado de su parte? ¿Paul sabría por qué lo citaba en un día como tal? ¡Pero claro que lo sabría! Cuando la aplicación le notificase, vería la hora y la dirección del restaurante y lo sabría. No faltaba conectar los puntos para concluir que su encuentro sería diferente a los anteriores. Una cena lujosa, sin su familia, solo ellos dos. Paul lo sabría.






    Al día siguiente, Daniel llegó al restaurante después de las 9pm. Por un segundo pensó que se le había hecho tarde, pero cuando su mesero lo llevó al lugar que había reservado y le indicó que era el primero en llegar, soltó un suspiro, aliviado. Poco era consciente en ese momento de que esa calma no le duraría mucho tiempo.

    Era un restaurante italiano y uno de sus favoritos. Recordó que Paul estaba aprendiendo un poco del idioma, y esperaba que también le gustara la comida del lugar tanto como a él. Las mesas estaban ocupadas casi en su totalidad por parejas y cuando su mesero le tomó la orden, se encargó de pedir el mejor vino de la casa. No pediría nada más hasta que llegara su acompañante.

    Pero los minutos comenzaron a transcurrir, las mesas a vaciarse y el vino estaba por terminarse sin que Paul llegara aún.

    «Supo por qué lo cité», fue su primer pensamiento.

    El mesero se acercó una vez más, «¿cuántas veces ha venido ya?», y le preguntó si no deseaba algo más del menú. Daniel miró su reloj; no habían pasado solo unos minutos, sino más de una hora. Estaba claro que Paul no tenía otras intenciones con él que no fuera meramente profesional, y ya no tenía caso seguir esperando.

    «¡Pudo haberme avisado al menos!» pensó, frustrado.

    Al final, esa noche pagó por otras dos botellas de vino que planeaba beberse en su sofá y manejó hasta su departamento. No solía ser así de irresponsable, pero la sangre le hervía por dentro (y tenía buen aguante para el alcohol, aún no estaba tan borracho).

    Que se joda Paul Gregoretti.

    Para su sorpresa, el mismo hombre que había maldecido en el camino se hallaba esperándolo en la entrada de su edificio.

    Por un brevísimo instante Daniel pensó en ignorarlo, pero sintió el alcohol abandonar su cuerpo de un solo golpe al acercarse y notar las heridas en el rostro de Paul, claramente de una pelea.

    ─Pero, ¿qué mierda te ocurrió?

    ─Deberías ver la cara del otro sujeto ─respondió Paul e intentó sonreír, pero pronto se arrepintió. Le dolía.

    Instintivamente, la mano de Daniel se movió en dirección a su rostro. Sin embargo, se detuvo en el aire y terminó por colocarla sobre el hombro de Paul.

    ─¿Quién te hizo esto?

    ─Nadie que importe. ─fue la única respuesta que obtuvo. Daniel se preguntó si Gregoretti confiaría en él en algún momento y su pecho se encogió casi de inmediato, conociendo la obvia respuesta─. Lamento no haber ido a comer contigo.

    Bailey se alejó un par de centímetros, no esperando aquella disculpa. Claro que había estado enojado cuando no llegó al restaurante y por supuesto que lo difamó en su mente en el camino; no obstante, viendo el estado en el que se encontraba, lo único que podía sentir en ese momento por Paul era preocupación.

    ─No importa. Deberías estar en el hospital ─Paul negó con la cabeza, sin sorprenderle a Daniel.

    De repente el silencio y el frío los envolvió. No era un secreto que debían hablar sobre la cita, sobre lo que ocurría con Paul y sobre lo que había entre ambos, pero ese no era el lugar ni el momento adecuados para hacerlo.

    ─Entremos, tengo una carne congelada que te servirá para la hinchazón.






    En alguna otra circunstancia, la imagen de Paul en su sofá con un filete en la cara se le haría graciosa. No esta vez. Daniel tenía muchas preguntas que quería hacerle, pero siempre respetaba su privacidad y la poca información que tenía sobre él, Paul se la había brindado porque así lo había querido. Al final, solo optó por darle un ibuprofeno y sentarse junto a él mientras bebían vino.

    ─Maddox ─pronunció Paul luego de mucho rato en silencio. Daniel lo observó, confundido─. El tipo que me golpeó, ese es su nombre.

    Bailey sintió su rostro arder y no era por el alcohol.

    No sabía qué hacer con ese nombre. Podía mandarlo a golpear, o darle un buen susto. El dinero no era el problema, eso estaba claro, pero nunca había tenido la necesidad de contratar ese tipo de servicios y desconocía de quién podría hacerlo. Además, no sabía qué tan peligroso era ese sujeto.

    Sea como sea, no olvidaría su nombre. Maddox.

    ─Puedo oírte pensar ─dijo Paul con una leve sonrisa, y solo entonces Daniel se fijó en que no había dejado de observarlo mientras él divagaba─. No vale la pena.

    ─Tampoco conozco alguien que pueda hacer el trabajo ─replicó y dio un último sorbo a su copa. Todo a su alrededor dio vueltas en ese segundo y no logró evitar vociferar el primer pensamiento que tuvo─: Menuda cita.

    Sus mejillas ardieron y nuevamente no era por el alcohol, aunque tampoco era por enojo. Esta vez, era por la vergüenza de lo que había dicho. Decidió no excusarse y solo servirse otra copa, viendo con el rabillo del ojo que Paul no le quitaba la mirada de encima. ¿Por qué había dicho eso? Gregoretti solo mencionó que era una comida, ¡tal vez ni siquiera sospechaba nada, maldita sea!

    El vino casi se le resbaló de las manos cuando escuchó las palabras de su acompañante llenar la habitación.

    ─Te gusto.

    No era una pregunta y ambos eran conscientes de ello. Pero Daniel ya no tenía ánimos de tener esa conversación esa noche, no con el alcohol empezando a hacer efecto y no con Paul malherido en su sofá. Dejó la copa a un lado con pesadez y se dignó a mirar a su acompañante a los ojos esta vez.

    ─Puedes dormir aquí si quieres ─dijo y esta vez, cuando su mano se movió en dirección al rostro ajeno, no la detuvo y acarició la piel bajo sus dedos por unos breves segundos. No era tan suave como otros rostros que había tocado, pero se sentía bien. Le gustaba la sensación. Paul estaba cerca, muy cerca, y la necesidad de inclinarse y acortar la distancia de una vez crecía con cada segundo. Pero se detuvo cuando el muchacho habló:

    ─Estás ebrio.


    Paul creía que sus acciones se debían al alcohol. O lo había dicho simplemente para no terminar de cruzar aquella línea que podía cambiar todo entre ambos. Sea como sea, Daniel sonrió. No estaba ebrio, solo mareado, pero no importaba. Paul le dejó en claro que el trabajo iba primero. Se levantó y encaminó hacia su habitación, no sin antes despedirse.

    ─Buenas noches, Paul.
  3. .
    Libro: Pride and Prejudice and Pittsburgh.
    Pareja: Audrey Cameron x Lucy Sinclair
    Categoría: W/W
    Clasificación: T
    Género: Fluff. Hurt/Comfort
    Número de Palabras: 2,425
    Advertencias: Ninguna.
    Notas: SPOILER!! Esta historia se basa en el mundo de la novela antes mencionada y contiene spoilers importantes (sobre todo del final). Recomiendo leerla antes, pero si les gana el bichito de la curiosidad, espero que mi escrito sea ese empujoncito que les anime a leer la novela original.
    Disclaimer: Los personajes no me pertenecen. Son de la autoría de Rachael Lippincott.


    Audrey
    01 de febrero del 2024



    Este será mi primer San Valentín con una mujer. No, corrección, no con cualquier mujer. Con Lucy Sinclair.

    Nunca antes me había sentido tan emocionada por festejar el día del amor y la amistad con alguien. Desconozco por completo si en 1812 celebraban San Valentín, y si lo hacían, estoy segura de que el señor Caldwell nunca fue el referente más grande del romanticismo en la vida de Lucy. Podría jurar que hasta menospreciaba aquellos que se atrevían a demostrar amor en su presencia.

    En fin, mejor no pensar en eso.

    No cabe duda que también será el primer catorce de febrero de Lucy junto a alguien, y mi objetivo principal es tener la celebración perfecta junto a ella ese día. Aún tengo tiempo de sobra, nada puede salir mal.





    Audrey
    14 de febrero del 2024



    Hace un mes desde que Lucy inició sus clases de piano en el conservatorio (solo con el fin de obtener un título, ella ya es bastante buena), y su tiempo libre da oficialmente por iniciado a partir de la 1pm. Ambas concordamos en que nuestra cita por el día de los enamorados diera inicio a esa hora. El día anterior pensé en sorprenderla con el desayuno en la cama, pero debía ser realista: la cocina y yo no nos llevamos bien, así que desistí de la idea. Era mejor un tazón de cereales a una pila de hotcakes quemados.

    ─Muero por ir a comer, tengo mucha hambre ─dice Lucy cuando nos encontramos finalmente.

    Para muchos, la fecha era sinónimo de cena a la luz de las velas y un restaurante lujoso con vista al mar. Pero para la señorita Sinclair, nada se le igualaba a una jugosa Big Mac. Aunque ella fuera de otra época, le tomó muy poco tiempo acostumbrarse a los sabores de Pittsburgh y desligarse de las mil y un reglas con las que creció al momento de la comida, y McDonald’s se convirtió rápidamente en su lugar favorito para ir a comer.

    Sin embargo, cuando llegamos al establecimiento más cercano, nos damos cuenta de que no fuimos las únicas con la gran idea de pasar por ese lugar. La fila es enorme por motivo de los descuentos de ese día en particular y noto cómo la sonrisa en el rostro de mi novia se desvanece poco a poco. Ella está pensando lo mismo que yo: no hay otro McDonald’s cerca y tendremos que conformarnos con ir a otro lugar para almorzar.

    ─Podemos ir a otro sitio ─menciona ella, encogiéndose de hombros como si tal cosa─. Tal vez hasta sea una señal. ¿Recuerdas esa vez que me enfermé?

    Hace cara de asco y yo no pude evitar reír un poco. Sí, lo recuerdo, sobre todo porque me mantuve en vela cuidándola toda la madrugada mientras ella vomitaba. Aunque en su momento se prometió nunca más comer ahí, a los dos meses volvió a tener su boca llena de Big Mac (y no se enfermó).

    Supe que me hizo recordar aquella anécdota para ver el lado positivo del momento; esa es una de las tantas cosas que me gustan de ella.

    ─¡Eso pasó porque comiste dos hamburguesas! ─respondo a modo de regaño, pero con una leve sonrisa─. Esta vez no ibas a hacer lo mismo.

    ─Bueno, eso ya no lo sabremos hasta la próxima. ─dice con un suspiro. Noto su mirada buscando alrededor y de repente toma mi mano, entrelazando nuestros dedos en el acto─. Vamos, no pienso quedarme con hambre.

    Al otro lado de la calle hay una cafetería mucho menos abarrotada y con lo que parecen opciones más saludables en el menú. El lugar es bonito, amplio y nos obsequian una magdalena tan pronto como confirmamos nuestro pedido. El plan de ir a McDonald’s podrá haber sido un fiasco, pero aún nos queda el resto del día por delante y no hay forma de que nos arruinen nuestra cita.

    Excepto, claro, que el café en ese lugar sabe horrible y el sándwich es más seco que comerse un puñado de arena.

    ─Ah, por esto no viene mucha gente ─me susurra Lucy por lo bajo y me regala una sonrisa. Se aparta un mechón de cabello rubio de su rostro antes de dar otro mordisco a su comida, y de repente el café y el sándwich dejan de parecerme tan asquerosos.





    El amor es curioso. Te hace sentir en las nubes, lograr cosas maravillosas, enfrentar miedos y un sinnúmero de cosas que me tomaría demasiado tiempo mencionar. El amor, en mi caso, ha hecho que replanteé mi significado de cursi con tal de ver feliz a la persona que amo.

    Si alguien me hubiera dicho hace un año que estaría llevando a una chica proveniente de 1812 a navegar en un bote de cisne como la pareja más estereotípica en un San Valentín, claro que me hubiese reído en su cara. Y sin embargo, aquí estamos.

    La primera vez que Lucy supo de la existencia de cisnes falsos flotando en el agua, sobre los que además te puedes subir, sus ojos se ensancharon sin poder creerlo. Era como una niña que visita la feria por vez primera y desde entonces me prometí que la llevaría a hacerlo. Siempre pensé que era algo tonto el solo hecho de dar vueltas en un lago (que parecía más un estanque) mientras tus piernas se desgastan haciendo todo el trabajo. Yo era más de quedarme dibujando en la orilla cuando visitaba ese sitio.

    Pero el brillo en los ojos de Lucy mientras ambas pedaleamos y la forma en la que muerde su labio inferior ocultando una sonrisa, hace que me deje de importar si el resto de personas en la orilla piensan que soy cursi.

    ─¿Audrey? ─pregunta ella y nuestras miradas se encuentran. Solo que algo no anda bien, parece preocupada─. ¿Es normal que se esté metiendo agua?

    No es hasta que ella lo menciona que me doy cuenta de que nuestros pies han empezado a mojarse. ¡El puto bote tiene una fuga!

    ─¡Joder! ─exclamo desesperada. En un acto reflejo, me levanto demasiado pronto como para fijarme en la parte superior y me golpeo la cabeza. Mi movimiento tan brusco tampoco es de ayuda, solo sirve para que el bote empiece a llenarse más rápido de agua.

    ─¡Hey! ─escucho una voz masculina no muy lejos─. ¡Salgan de ahí!

    En el caos del momento, logro ver que no estamos muy lejos del punto de partida y que la voz es del hombre que nos alquiló el bote. ¡El muy cabrón! Seguramente sabía de su bote en mal estado y no le importó con tal de llevarse nuestro dinero. Cuando mis pies toquen tierra firme me encargaré de él, lo más preocupante en este momento es el agua que nos llega hasta las rodillas.

    ─¡Vamos, Audrey! ─dice Lucy empujándome de forma desesperada y dejando que el agua termine de llevarse el bote (en realidad, solo terminó de lado). Ambas nadamos por no más de un minuto y varias manos de desconocidos nos ayudan a levantarnos una vez llegamos a tierra.

    ─¿Están bien? ─pregunta la misma voz que escuché antes y levanto la vista. Ahí está aquel hombre, ¡¿y se atreve a preguntar si estamos bien?!

    ─¡Claro que no estamos bien! ─le espeto─. ¡Estamos mojadas!

    ─Y yo perdí un zapato ─menciona Lucy al mismo tiempo que trata de escurrirse toda el agua posible de su ropa y muestra su pie derecho descalzo, a diferencia del izquierdo.

    ─Lo siento mucho, señoritas ─responde con voz penosa el hombre, como si eso fuese a calmarme─. De verdad, no sé lo que pasó.

    ─¡Pues que sus botes son una mierda!

    Decir que estoy colérica es quedarme corta. Veo el rostro de Lucy y noto que ella lo está también, aunque es su incomodidad lo que resalta sobre su enojo. ¿Qué se supone que haremos ahora? Ir a casa a por una muda de ropa nos queda demasiado lejos y claro que no podemos andar por las calles empapadas cuando ni siquiera hay indicios de una leve lluvia. Lo único que agradezco fue haberme olvidado el móvil en casa, de lo contrario aquel sujeto tendría que pagar por ello también.

    ─Por favor, sin insultos ─replica aquel señor frente a nosotras─. Vamos a mi oficina para poder llegar a un acuerdo.

    Le seguimos el paso de mala gana y con el escrutinio de los desconocidos a nuestras espaldas. En lo que parece ser un intento de Lucy por disminuir mi enojo, ella toma mi brazo y me dice muy de cerca:

    ─Es como aquella vez en 1812, solo que esta vez nadaste conmigo. Puedo decir que ya estás perdonada.

    La miro a los ojos y veo cierta chispa de victoria en ellos mientras me sonríe.

    ─¿Estabas celosa? ─le pregunto. Ella se limita a dejar los ojos en blanco, como si la respuesta fuera lo más obvio del mundo (sí lo estaba).





    Lucy
    14 de febrero del 2024



    El dinero que nos da el señor de los botes por los daños a nuestras prendas nos alcanza lo suficiente para comprar ropa en una tienda de segunda mano.

    Audrey parece menos enojada y más entusiasmada por lo que ella misma llamó “la mejor sorpresa del día”, y yo no logro averiguar qué se trae entre manos. Sin duda ha sido una tarde caótica, por decirlo de alguna manera, pero ha sido nuestra tarde caótica y eso dibuja una sonrisa en mi rostro mientras vamos caminando de la mano y veo el sol esconderse poco a poco.

    ─Espera ─dice ella al tiempo que nos detenemos frente a lo que parece ser un anfiteatro─. Se supone que es aquí.

    La miro, sin saber de qué está hablando. Ella saca de su billetera dos entradas (bastante húmedas, pero aún legibles. ¿De qué material estarán hechas?) para un concierto de piano que se llevará a cabo en ese lugar en unos minutos. Mis labios se separan de forma inconsciente, uniendo las piezas de repente. ¡Había conseguido las entradas para el concierto que le mencioné! Pero...

    ─Disculpe ─llama a la ventanilla de atención al cliente, donde una muchacha la saluda amablemente─. ¿Aún no abren las puertas para el concierto?

    ─Oh, no. ¿No recibieron el e-mail? ─pregunta la chica (Laura, según su gafete). La expresión de Audrey se ensombrece y yo le acaricio el brazo.

    ─Audrey…

    ─¿Cuál e-mail? ─pregunta, tanto a Laura como a mí. Laura nos regala una mirada lastímera y eso me enoja un poco.

    ─El e-mail con la reprogramación de fecha. El anfiteatro tuvo unos inconvenientes técnicos y hace dos días enviamos un correo a todos quienes adquirieron sus entradas. El concierto es la semana próxima.

    ─¿Qué? No, eso no puede ser. ─responde mi novia, pero Laura solo la mira con lástima mientras hace un gesto de afirmación con la cabeza.

    ─Vámonos, Audrey. ─digo y le doy las gracias a la muchacha antes de alejarnos unos pasos, solo para que no nos escuche.

    Nos invade un corto pero sofocante silencio, solo rellenado por el ruido de los coches y personas transitando. Al final, soy yo quien rompe el silencio.

    ─No me dijiste que habías conseguido las entradas.

    ─Porque quería darte una sorpresa ─Noto la tristeza en el tono de su voz y siento mi pecho encogerse─. ¿Sabías lo del cambio de fecha?

    Cuando hace su pregunta, sus ojos se encuentran con los míos y veo que se está resistiendo a las lágrimas. Aprieto mis labios y asiento en modo de respuesta al mismo tiempo que acaricio su mano.

    ─No sabía que las habías comprado, por eso no te lo mencioné. Lo lamento.

    ─No ─dice. Se lleva una mano a los ojos intentando enjugarse una lágrima que se le escapa, pero muchas otras le siguen. Aunque Audrey es más alta que yo, en ese momento tan vulnerable luce tan pequeña que llega hasta doler─. No es tu culpa, fue este día de mierda.

    ─Hey ─la envuelvo en un abrazo y dejo que su cabeza descanse en mi hombro mientras ella desfoga la frustración de todo ese día─. Está bien.

    ─No está bien ─replica en medio de un sollozo. Las personas que pasan nos observan extrañadas, pero poco me importa─. Es nuestro primer San Valentín, tenía que ser perfecto y todo fue una mierda.

    Sí, el día había ido de mal a peor, no podía hacer de ojos ciegos a eso. Sin embargo, no todo había sido una mierda como Audrey mencionaba.

    Luego de unos segundos, siento su cuerpo relajarse y alejarse levemente de mí, sin abandonar mi espacio personal. Tomo aquel instante para secar un poco su rostro y apartar sus mechones de cabello. Cuando nos miramos, le regalo una sonrisa.

    ─Pero sí fue un día perfecto ─veo cómo abre más los ojos probablemente sospechando lo que iba a decir, y no se equivoca─. Porque estamos juntas.

    Ella deja salir un sonido, algo que solo podría describir como una risa mezclada con un sollozo ahogado. ¿Estaba queriendo llorar más o reírse? Me resulta tan gracioso que pronto mi risa acompaña a la suya en medio de aquella calle.

    ─Eso es lo más cursi que alguien me haya dicho. ¡Te convertiste en un personaje de Jane Austen!

    Hago una pequeña reverencia a su comentario, tal como solía hacerlas en mi época.

    ─Gracias, es bueno ver que mis lecturas están dando sus frutos.

    Ella sonríe de oreja a oreja, de esas sonrisas donde sus ojos casi desaparecen y siento mi corazón palpitar con más fuerza por un segundo. Me toma del rostro y une sus labios con los míos por segundos que casi se sienten eternos.

    ─Te amo ─me susurra cuando nos separamos. En ese pequeño espacio que compartimos ella y yo, su mirada se siente abrasadora.

    Abrasadora porque sé que el amor que ella me profesa es verdadero. Porque nunca nadie me había visto cómo ella lo hace en ese momento y cómo lo lleva haciendo desde hace unos meses. Porque nunca creí que alguien pudiera amar de la forma en la que ella me ama a mí, y porque yo tampoco creí ser capaz de amar a alguien cómo la amo a ella.

    ─Te amo ─es mi respuesta. Y antes de decir algo cursi nuevamente, continúo─: ¿Crees que es seguro ir a por un helado, o será que mágicamente todas las heladerías están cerradas?

    ─Mejor ni lo digas.
  4. .
    ¡Qué idea tan buena! Adoro las playlists y siempre viene bien descubir música nueva.

    Aquí dejo mi aporte💙

    💕 Contigo - La Otra [clic]
    💕 Can't Get You Out Of My Mind - Dreamcatcher [Clic]
    💕 I'll Get By (As Long As I Have You) - Billie Holiday [Clic]
  5. .
    Por supuesto que poner la mesa solo fue una excusa por parte de su madre para tener un poco de privacidad con él. No tuvo que ser muy listo para averiguarlo, y ella tampoco perdió el tiempo en ocultarlo.

    ─¿Cuándo pensabas decirnos que eres gay? ¡No digo que sea algo malo, eh! ─se apresuró a decir con las manos en alto─. Pero… una advertencia hubiese venido bien, Dani.

    Él no la miró; su atención se hallaba en terminar de colocar los platos y cubiertos en orden para que el conflicto que se empezaba a generar en su cabeza se detuviera.

    ─Tu papá se puso fúrico cuando los vimos a través de las cortinas ─continuó ella al notar el silencio de Daniel─. No es bueno darle este tipo de sorpresas.

    ─He traído a Isaac antes y nunca se ha puesto así ─acertó a responder el joven Bailey.

    Cuando aceptó el trato con Paul, creyó que podría manejar toda la mentira. En su cabeza se había visto a sí mismo como un gran actor, pero en este momento tenía una enredadera de emociones por dentro.

    Por una parte, estaba el hecho de querer defender los derechos de la comunidad, algo que llevaba aprendiendo con su mejor amigo desde que lo conoció. Y por otro lado, tenía que fingir ser uno de ellos por esa noche y ni siquiera se atrevía a referirse a sí mismo como un hombre gay, o bisexual, aunque fueran mentira. ¿Cómo podría defenderlos si no aguantaba ponerse una sola noche en sus zapatos?

    Casi deseó, por un brevísimo instante, que su madre no lo apoyara de la forma en que lo estaba haciendo y simplemente lo echara a patadas de ahí. Eso haría todo más fácil.

    ─Isaac no es de la familia, y ya sabes cómo es tu papá con la familia. Todo tiene que ser perfecto.

    Daniel dejó lo que estaba haciendo por un segundo y la miró, elevando una ceja.

    ─¿Entonces ahora soy la peor escoria del mundo? ─preguntó él con un tono de voz un poco más alto. Su madre sintió la rabia que empezaba a formarse de a poco en su interior y le acarició el brazo.

    ─No es lo que quise decir, y lo sabes. Yo estoy de tu lado, cariño ─a diferencia de Daniel, su voz era suave y cálida─. Solo no vayas a pelear con tu padre.

    ─Sabes que eso no depende únicamente de mí ─dijo. Su madre asintió y ambos retomaron la actividad por la que estaban ahí.

    Sintió un vuelco en el pecho como resultado de aquella conversación. Era un sentimiento extraño; adjudicarse una madre que lo apoyaba sin ser él de la comunidad, era como una burla a la gente que realmente necesitaba de alguien como ella. Dicha sensación no se disipó al ver, no muy a lo lejos, la sonrisa de la abuela por algo que le decía Paul. Estaban siendo bastante crueles, Gregoretti y él, y ya no había forma de detenerse. Mejor era concentrarse en su tarea y terminar pronto.

    Su madre y la abuela regresaron a la cocina, supuso que para empezar a servir el resto de comida, y sintió la presencia de Paul cerca, pero ninguno dijo nada. Desde que llegaron a casa no se habían dirigido una sola palabra, y Daniel empezó a preguntarse si alguien se habría dado cuenta de eso, de aquella desconexión y falta de chispa entre ambos. Daniel esperaba que no.

    Cuando terminó con el último set de cubiertos, el joven Bailey escuchó la puerta abrirse y alzó la mirada en esa dirección. Fueron segundos donde no se oyeron más que las pisadas de su hermano, y no muy detrás las de su padre. De repente, la habitación y la ropa le resultaron apabullantes y un escalofrío lo invadió.

    Afortunadamente, pisadas más pequeñas y cortas se escucharon entrar con prisa desde un ala diferente de la habitación, y pronto Mia estaba en los brazos de Sean, siendo mimada como le gustaba.

    ─Vaya que te tomaste tu tiempo ─le dijo su hermano a modo de saludo, habiéndose acercado. La presencia de Paul le resultó indiferente, pues ni la mirada le dirigió─. Bastante típico de ti, hacerte esperar. ¿Trajiste el whisky?

    Daniel se limitó a señalar en dirección a su padre, quien había encontrado el licor antes que se lo dijeran y ya se estaba sirviendo un poco, ensimismado. De cierto modo, que no le diera atención ni a él ni a Paul era lo mejor. Pero su silencio también hablaba más que mil palabras, así que no sabía qué tanto podía relajarse en esa situación.

    ─Bien ─fue la única respuesta de su hermano. Esta vez, detuvo su mirada en el rostro de Paul, como si apenas notara su presencia (lo había notado antes, estaba seguro, solo estaba siendo un idiota)─. ¿Y quién es este al que has traído?

    Ni Gregoretti ni él tenían que ser demasiado astutos para percibir la sorna con la que formuló aquella pregunta. Incluso terminando ahí, Daniel conocía lo suficiente a su hermano para saber que quería añadir algo más y solo se estaba conteniendo por la menor que llevaba en brazos. Sean solo se hacía el desentendido para que él mismo se hundiera por su propia boca.

    ─Este es Paul ─respondió Daniel. Su intención era añadir algo más, algo que indicara a los Bailey mayores quién demonios era Paul en esta mentira (después de todo, no podía huir de las palabras ”pareja” y “novio” toda la noche), pero su sobrina se le adelantó e interrumpió antes de poder decir cualquier otra cosa:

    ─¡Mira, papá! ─señaló el cabello de Paul─. Le di a Paul uno de mis broches. Se le ve lindo, ¿verdad?

    Daniel volteó a verlo, pues no se había fijado en que llevara algún adorno en su cabello. En ese segundo no importaba qué orientación sexual tenía el menor de los hermanos, Gregoretti era convencionalmente atractivo y no estaba de más el comentario de la pequeña Mia.

    Por su parte, Sean no solo se dedicó a mirar su rostro, sino analizarlo con escrutinio de pies a cabeza, como si tratara de encontrar algún motivo oculto en él para entrar a la familia. Al final, no hizo ninguna mueca; tampoco mostró desdén ni asco a modo de respuesta, simplemente dijo en el mismo tono burlesco de antes:

    ─Es el accesorio perfecto para él, cariño.

    De un segundo a otro, el comedor se llenó de voces y figuras femeninas (además de un pequeño David caminando junto a su madre), disipando la tensión formada por los Bailey y reemplazándola con un poco del caos de cada una.

    ─¿Qué creen que están haciendo? ─preguntó Lauren, quien llevaba una bandeja enorme de puré de patatas que dejó sobre la mesa. Observó a Daniel y Paul por un breve segundo y él tuvo la leve sospecha de que los estaba rescatando─. Aún queda mucho por servir. ¡Vamos, vamos! Tú también, Sean.

    El mencionado dejó a Mia en uno de los asientos y los acompañó a la cocina. En aquella habitación, parecía que habían preparado todo para una multitud enorme de gente. El pavo era la estrella del menú, acompañado de varias guarniciones y salsas. Además, cuando su madre le había dicho hace unos días que Lauren haría un pastel enorme, hablaba en serio. En una esquina se hallaba un pastel de chocolate de cuatro pisos esperando ser devorado esa noche.

    ─Y dime, hermanito ─le dijo Sean a su lado antes de que ambos levantaran el pavo─. ¿Cómo se conocieron tú y Paul?

    ─Sean, déjalo en paz ─respondió su esposa─. Muero de hambre, quiero comer. Ya nos lo dirá en la mesa si así lo quiere.

    ─Oh, espero que así sea ─dijo por otro lado Judy, quien le entregó a Paul una jarra llena de ponche casero para que llevara─. Soy una amante de las historias románticas ─le dijo con un guiño a Paul. No era de picardía, era más bien de complicidad─. Aún recuerdo cuando conocí a mi esposo, que en paz descanse.

    Aunque todos en la familia ya conocían la historia, Daniel pensó que sería bueno que su abuela tuviera alguien nuevo con quien hablar de sus aventuras y desventuras. Paul parecía un tipo listo y si ella mantenía el buen ánimo en la cena, esperaba que todo terminara sin percances esa noche.
    Jwv7o3i
    Cuando no quedó más que el gran postre en la cocina, todos se encaminaron por fin a la mesa. William ya se encontraba sentado en la cabecera de la mesa sentado, ese siempre había sido su lugar, y los más pequeños en las sillas del medio a un lado; Lauren se sentó junto a Mia y Sean junto a David, cada uno con la finalidad de tenerlos más controlados. Daniel lo agradecía, pues teniendo en cuenta el broche que le había regalado su sobrina a Paul, estaba seguro que la pequeña querría pasar más junto a él y ese no era el plan en caso de accidentes. Sin embargo, fue Judy quien se encargó de acaparar la atención de Gregoretti al final.

    ─Siéntate junto a mí, querido ─le dijo con una sonrisa, habiéndolo tomado del brazo y sentándose frente a Lauren y los demás. Daniel no pudo evitar notar que se estaban llevando bien; demasiado bien, tal vez, pero prefirió hacer caso omiso a eso y solo ocupar el asiento junto a él. Su madre fue la última en sentarse, pues se estaba encargando en rellenar todas las copas con champán.

    Su padre, por su parte, apenas había dejado el whisky a un lado desde que lo vio. Nunca se saludaron y Daniel nunca mencionó quién rayos era el invitado en la mesa. El Sr. William podía ser excelente en los negocios, pero siempre había sido un pésimo actor. Solo lograba preguntarse qué le estaba cruzando por la cabeza: ¿ira, decepción, cólera? Dudaba que la tristeza fuera siquiera una opción.

    ─Mira, mami ─
    dijo la más pequeña de la mesa señalando en su dirección, sacando de sus cavilaciones a Daniel con ello. Solo que no señalaba a Daniel, sino a su acompañante─. El cabello de Paul es muy bonito y le regalé uno de mis broches. Se le ve lindo, ¿no?

    ─Ningún hombre debe verse así, nunca ─
    respondió una voz ronca y profunda, lo suficientemente fuerte para que todos en la mesa le oyeran. Por supuesto, esa voz no era de Lauren, sino de William Bailey.

    Nadie dijo nada por varios segundos y el único sonido que se escuchó fue el del mismo hombre dando otro sorbo a su vaso de whisky. El silencio bien pudo haber durado cinco, diez o veinte segundos, no importaba; en la mente de Daniel había durado toda una eternidad. Al menos su hermano tuvo la decencia de no acotar nada a dicho comentario; incluso él reconocía cuándo quedarse callado frente a su padre.

    Al final, fue su madre quien carraspeó y dirigió la atención hacia ella en su mejor intento de amenizar el ambiente. Tomó su copa y la elevó, era la típica señal antes de decir unas palabras.

    ─Quítatelo ─susurró Daniel a Paul rápidamente, aprovechando la distracción de Kate y refiriéndose al dichoso broche.

    ─Llevo pensando mucho sobre esta noche, ─empezó Kate─, y estoy muy feliz de que estemos todos juntos, celebrando.

    ─Si puedes llamar a esto celebración ─
    dijo entre dientes Sean, pero todos lo escucharon. Lauren volteó los ojos. Daniel estaba seguro de que lo hubiera hecho callar de tenerlo más cerca.

    ─Sí, Sean, ─continuó su madre─, estamos celebrando. Celebramos estar en familia y celebramos tener un nuevo integrante en la mesa con nosotros.

    Kate dirigió su copa en dirección a Paul y le regaló una sonrisa antes de proseguir.

    ─Y bien, ya que estás tan hablador, ─le dijo al mayor de los hermanos─, ¿por qué no das las gracias tú esta noche?

    Aunque nadie en la familia fuera en extremo religioso, habían cosas que a su madre le gustaba hacer y esta era una de ellas: dejar que alguien en la mesa diera el discurso de agradecimiento al de arriba.

    ─¿Yo? No, no ─
    respondió su hermano con una mueca─. Yo lo hago casi todos los años… ¿Pero qué tal Paul? ─señaló con entusiasmo en dirección al mencionado. Aquel fervor tan repentino no se debía a que estuviera ansioso por oírle, no. Quería hacer cualquier cosa para joderle la existencia y esta era una de ellas─. Debes estar tan, tan agradecido de haber venido esta noche, ¿o me equivoco? ─se encogió de hombros─. Creo que no, de lo contrario, estarías con tu familia, ¿verdad, Paul?

    ─¿Cuál es tu problema? ─le dijo Daniel en voz alta con el ceño fruncido. No importaba quién fuera Paul, aquella no era forma de tratar a ningún invitado y era consciente de eso. Su hermano volvió a encogerse de hombros.

    ─Solo preguntaba. De cualquier forma, ─dirigió su mirada a Paul una vez más─, opino que el invitado nos haga los honores de unas cuantas palabras. No es mucho pedir.

    SPOILER (click to view)
    Primero, debo decirte lo maravillada que quedé con tu respuesta. Los detalles con los niños fueron preciosos y mi corazón se hizo chiquitito (!!!!!).

    Segundo, Daniel se crispa mucho para no ser gay/bi/queer xd (aún). Trae recuerdos de Herzfeld joven defendiendo a la comunidad sin saber que era parte de la comunidad xD. Ya llegará ahí.

    Ah~ tenía otra escena planeada con el padre ;; pero siento que ya estaba muy larga la respuesta. La dejé para la siguiente. Y hablando de alargarse, no sé si quieras crear más interacción con la abuela y cómo conoció a su esposo, ya sea antes de sentarse a la mesa o en la cena o donde quieras. No lo pensé mucho y no tengo nada planeado con eso, así que te lo dejo en caso de si quieres o no explayarte ahí. Yo contenta con lo que escribas c:

    Te dejo otros links de interés: madre (57) - padre (61) - comedor (agrégale la decoración navideña mentalmente xD)

    Cualquier error pido disculpas, no quería dejarte sin respuesta por más tiempo y me dieron las tantas escribiendo c':
  6. .
    Ciertamente, ocho años eran una gran diferencia, al menos para Daniel.

    Hacer las paces con el hecho de presentar a una pareja del mismo género a su familia era una cosa, y otra totalmente diferente era agregarle el hecho de que le llevaba ocho años por delante. No estaba preparado para lo primero ─aunque el trato ya estaba sellado─, y mucho menos para lo segundo. Así que, sí. Era preferible mentir sobre la edad de Paul. Después de todo, solo sería por esa noche.

    ─Bien, en ese caso… ─calló por un segundo, analizando la edad más conveniente para Paul sin que se viera exagerado─. Si alguien de mi familia pregunta, tienes 27 años ─examinó a su acompañante de pies a cabeza─. Es mejor no darles más motivos para bombardearnos de preguntas durante la noche. Además, no serías el primero ni el último que no aparenta la edad que tiene ─asintió, convencido─. Cumples el 12 de octubre, eres libra ─recapituló, dando leves golpes al volante. Aún le resultaba muy poca información, pero ya pensarían en algo más.

    Finalmente salió del auto con paso ancho y veloz, adentrándose a la licorería. No era la primera vez que se hallaba ahí, y su presencia fue gratamente bienvenida por la dependiente del lugar.

    ─¡Joven Bailey! ¿Haciendo compras de último minuto? ─preguntó la mujer. Él solo asintió con una sonrisa falsa y ella continuó─. Puedo mostrarle lo nuevo que nos llegó hace unos días.

    ─Oh, no. Llevaré el de siempre.

    La mujer asintió y simplemente se alejó en busca de su pedido. Mientras Daniel esperaba, sacó su móvil y notó que había recibido varios mensajes de Isaac.





    No me dejes con la incertidumbre. Dímelo todo.



    ¿Hola?



    A este paso terminaré sin uñas.



    Timbra dos veces si estás en peligro.





    Ni en vísperas de Navidad Isaac dejaba de ser un cotilla (y estaba claro que la festividad no lo detendría, pues ninguno era especialmente religioso). Daniel se preguntó si su amigo conocía los dichosos términos y condiciones que le habían metido en el lío que se encontraba actualmente. De solo pensar en la posibilidad de que Isaac pudo advertirle lo que podría pasar (lo que estaba pasando), Daniel sintió sus orejas empezar a arder poco a poco.

    Sabía que no era justo culparlo por su propia falta de atención, pero era inevitable. A veces, a Daniel le costaba admitir sus errores, y esta era una de esas ocasiones.






    Disfruta estos días, porque cuando te vea serás hombre muerto.







    ?????


    ¿Pasó algo con la chica?


    ¡¡No me amenaces de muerte y me dejes en visto!!




    Daniel no tenía ni las ganas ni el tiempo de explicarle lo acontecido durante los últimos minutos, y su plan era dejarlo en visto, pero Isaac decidió llamarlo antes de que eso ocurriera.

    ─¿Estás borracho? ¿Qué te hice? ─empezó su amigo al otro lado de la línea. Se oían voces y música de fondo, por lo que supuso estaba en la fiesta de su familia.

    ─¿Sabías que la app se queda sin chicas por estas fechas? ─le preguntó. No quería seguir hablando frente a la mujer de la licorería, así que pagó por el whiskey y salió de inmediato─. HireMe envió a un sujeto en lugar de a una chica con la excusa de no tener más disponibles, ¡y ahora tengo que decirles a mis padres que él es mi acompañante!

    Del otro lado no se escuchaba más que la música de fondo. Isaac guardó silencio durante varios segundos, tiempo suficiente para que Daniel supiera que él tampoco tenía la menor idea de cómo se manejaba esa empresa en este caso.

    ─Hombre, no lo sabía. ─respondió Isaac─. ¿No puedes fingir que es tu amigo?

    ─¿Qué clase de hijo le escribie a su madre un día antes“Llevo conociendo a alguien y, aunque quise mantenerlo en secreto, creo que es tiempo de que eso cambie.” ¿solo para presentarle a un “amigo” por Navidad?

    ─¡¿Y por qué le dijiste eso?!

    ─¡Porque ella seguía preguntando y ya estaba cansado! ─Daniel soltó un largo suspiro; no por el frío, ni por estar exhausto físicamente, sino por haber sido un idiota al decirle todo eso.

    ─Bueno… ─habló Isaac de forma pausada. Parecía estar escogiendo sus palabras con detenimiento─. ¿Entonces irás con él?

    Daniel estaba pronto a llegar al auto y aún no podía creer su respuesta.

    ─Pues ya estamos a medio camino, ¿tú qué crees?

    Jwv7o3i



    La conversación había terminado sin mucho más por decir y cuando escuchó la pregunta de Paul una vez dentro del auto, se quedó en silencio por unos escasos segundos. Involucrar al susodicho de Isaac le resultaba muy a su favor; después de todo, era el único que estaba al tanto de toda la verdad. Iba a tener que escribirle de nuevo para mantenerlo al tanto, pero no se opondría a formar parte de la mentira. No podía hacerlo.

    ─Isaac. Trabaja conmigo ─respondió, arrancando el auto. Antes de poder darse cuenta, continuó hablando─. Y fue él quien me habló de HireMe. No sabía de los términos y condiciones, y ahora me debe una. De no ser por él, nada de esto hubiese ocurrido ─hizo un ademán, señalando el espacio entre ambos─. Por lo que sí, podemos usar su nombre.

    Aquello no era de la incumbencia de Paul, pero las palabras habían salido por sí solas. Probablemente como forma de soltar un poco del enojo que llevaba atascado, o por su mal hábito de confiar demasiado rápido en una persona. Prefería creer que era lo primero.

    Afortunadamente, Paul siguió hablando.

    Notó cómo, a diferencia suya, a su acompañante le costó compartir sobre su fobia. Por primera vez esa noche, le observó nervioso. Se le hizo casi una figura lejana aquel muchacho de sonrisa fingida y voz serena que le había sacado las garras en el vestíbulo. Ese muchacho había desaparecido, al menos en ese momento, dejando a una persona real y con dudas, como cualquier otra, en el asiento del copiloto.

    Daniel dejó salir un suspiro y llevó un dedo a su labio, procesando un momento la preocupación de Paul. Su hermano y él ya no eran unos críos, pero era inevitable pasar por alto su propio pasado lleno de riñas y golpes entre ambos. También estaba el hecho de que Daniel nunca sabía con qué sandez podía salir Sean, y le terminara tocando los nervios.

    También estaba la posibilidad de que alguno de sus sobrinos se lastimara y hubiera sangre. Ambos tenían menos de 10 años, dando carta blanca a que sus juegos puedan convertirse en accidentes. Solo esperaba que esa noche transcurriera sin mayor complicación.

    ─Será mejor que no te sientes junto a mis sobrinos ─respondió─. Aún son pequeños y, bueno, pueden llegar a ser un imán para los accidentes.

    ¿Desde cuándo no tienes pareja?

    Daniel no recordaba la última vez que alguien le había hecho esa pregunta. Estaba seguro de que su círculo más cercano y cotilla sabía la respuesta, y quienes había conocido solo por una noche no se interesaban realmente en detalles que no fueran su nombre y edad. Por lo que le tomó un rato al joven Bailey recordar cuánto tiempo ha pasado desde su última relación formal.

    ─Seis meses está bien. Eso es lo que duran muchas parejas actualmente, de todas formas ─se encogió de hombros, restando importancia─. Mi última relación fue hace 4 años ─dijo al final. No recordaba la fecha exacta, pero aquello se le acercaba─. Se llama Sophie, en caso de que alguien la mencione.

    Bailey no quiso hablar más y se alegró de que Paul tampoco continuara con aquel tema. La casa de sus padres se encontraba a solo un par de minutos y sentía que “ver las cosas sobre la marcha” era una invitación directa a que muchas cosas salieran mal. Pensó un momento frente a la luz roja del semáforo.

    ─No soy alérgico a nada. Nadie en la familia lo es ─respondió. Asumió que él tampoco lo era; de lo contrario, lo habría mencionado tal como lo hizo con su fobia a la sangre. Observó a Paul un segundo y se dio cuenta de que él no conocía los nombres de sus familiares, algo bastante extraño si llevaban saliendo ya seis meses─. Si no queremos llamar la atención con este teatro ─le dijo a los ojos─. Al menos debes saber los nombres de mi familia. Mi padre se llama William y mi madre Kate. Mi abuela vive con ellos, así que también nos acompañará, su nombre es Judy. Mi hermano es Sean y su esposa Lauren ─se detuvo un momento, dándole tiempo para absorber tal cantidad de nombres en un espacio tan corto. La luz cambió a verde y retomó la marcha con la vista al frente─. Mi sobrino es David, y la más pequeña es Mia. No tienes que aprenderte sus nombres, es muy probable que ellos mismos te lo digan.

    Ya se habían alejado de la zona financiera y Daniel tomó una entrada que los alejó todavía más de las calles principales, dirigiéndolos a la zona residencial y cada vez más cerca de la casa de sus padres. Notó cómo su corazón se aceleraba un poco.

    ─¿Practicas algún deporte? ¿Eres bueno en el tenis? ─preguntó─. Isaac y yo jugamos al tenis cada dos semanas en el club cerca de mi departamento. Pienso que es un mejor lugar donde habernos presentado que en una fiesta o discoteca.

    «Un mejor lugar a ojos de mi padre.» Fue lo que en realidad pensó.

    El camino era limpio y aunque era víspera de Navidad, se podía observar a varias personas a las afueras de sus hogares. Daniel vio a lo lejos unas tenues luces bastante familiares, indicando que habían llegado a su destino. Casi sintió a su corazón escapársele del pecho.

    Guardó silencio en un intento de calmar sus nervios mientras dejaba estacionado su auto en la entrada, junto al de su hermano. Suspiró; no volteó en dirección a la casa, pero estaba seguro de que más de uno se encontraba mirando a través de las ventanas, ansiando que él y su pareja salieran del auto. De repente, cierta molestia se apoderó de Daniel. ¡No es como si él fuera el alma de la fiesta! ¡¿Por qué tendrían que estar fisgoneando?!

    Se aclaró la garganta y movió su cuello de un lado al otro; no ganaba nada si se enojaba por adelantado. Observó a Paul.

    ─Una cosa más ─dijo, llamando su atención─. No tienes que responderle todo a mi hermano. Le gusta provocar a las personas, no le des ese gusto ─Y con ello le hizo un ademán para salir de una vez por todas, camino a la casa.

    Jwv7o3i



    Daniel no estaba preparado para muchas cosas aquella noche; la primera de ellas, que su madre lo abrazara con tanta fuerza sin siquiera haberla saludado aún.

    ─Estoy tan feliz de que hayas llegado ─
    le dijo al oído antes de soltarlo─. ¿Y quién es este joven tan guapo? ¿Es tu pareja?

    Daniel hizo un intento por responder, pero las palabras se le atascaron en la garganta. Solo tenía que decir “Sí”; ni siquiera tenía que utilizar la palabra novio, porque ella no lo había hecho. Y aun así, no logró decirle ni cuál era su nombre. Esa sería una noche larga.

    Los dejó pasar; ella había sido la única en la entrada y eso le inquietó un poco.

    ─Pasen, pasen.

    ─¿Dónde está papá? ─preguntó Daniel cuando pasaron por el vestíbulo.

    ─Ah, ya sabes cómo se pone ─dijo en un tono más bajo y supo que los había visto desde la ventana cuando salieron del auto─. Está en el estudio con Sean, será mejor dejarlo un rato. ¡Pero el resto están en la cocina!

    Y tan pronto como lo dijo y abrió la puerta de la cocina, su abuela y Lauren les dieron la bienvenida a ambos con los brazos abiertos. Daniel no pudo evitar sentirse extraño, de cierta forma. Todo era una mentira y ellas no tenían idea, en especial su abuela.

    Siempre había sido la mujer más cariñosa con él desde pequeño, y verla tan feliz regalándole un abrazo a quien ella creía que era su pareja le estrujó un poco el corazón.

    ─¡Ay, pero qué muchacho tan guapo! ─le dijo la mayor de la habitación a Paul─. ¿De dónde saliste? ¿Tienes hambre? Horneamos pastelitos, la cena estará en unos minutos.

    ─¡Hola! Yo soy David y tengo 7 años ─lo saludó su sobrino, y acto seguido, Mia lo hizo de la misma manera, restando 2 años a su edad.

    ─Parece que tu noviecito es la estrella de esta noche ─le dijo Lauren a Daniel en un susurro, solo para oídos de ambos, y llevándose una copa de vino a los labios con una sonrisa juguetona. Ambos estaban un poco más apartados del resto en la cocina─. Lo tenías muy bien escondido, eh. Nunca se me cruzó por la mente.

    Daniel no respondió. Temía que cualquier cosa que dijera, Lauren viera a través de él. Era una mujer perspicaz y muy observadora, mejor esperar a que el alcohol hiciera lo suyo.

    ─¿Me ayudas poniendo la mesa? ─antes de poder contestar, su madre ya lo había tomado de la mano y llevado al comedor.

    Solo esperaba que Paul no dijera algo inadecuado sin él para salvarlo.
    SPOILER (click to view)
    ¡Llegaron los reyes! (un poquito tarde)

    Aunque ya lo dije, perdón por la tardanza una vez más. Gracias por ser tan paciente conmigo♥

    Te voy dejando un poco de la mansión en la que viven los padres de Daniel. Entrada - cocina - piscina

    Por acá también te dejo a Lauren - abuela - mamá

    Espero no se me esté escapando algo. Cualquier cosa, lo conversamos por interno. Un abrazo♥
  7. .
    Paul Gregoretti.

    En medio del caos, la confusión y la ira, lo último que cruzó por la cabeza Daniel Bailey fue preguntar el nombre del muchacho con quien llevaba hablando los últimos minutos. En cualquier otra circunstancia, una donde se conocían por medios más ortodoxos y no por un error en una app de servicios de compañía, se habría asegurado de conocer la identidad de su interlocutor de inmediato. Porque, si bien Daniel era alguien con dinero, no le faltaba educación.

    Aunque ahora Paul tardaría en quitarse esa idea de la cabeza dada su actitud y los acontecimientos de su primer encuentro; pero esa era la menor de sus preocupaciones.

    Bailey elevó una ceja. No solo le sorprendió que el muchacho no fuese una simple máquina de hacer trabajos y que, de hecho, tuviera nombre y apellido; sino el cambio en el tono de su voz y postura. No fue hasta que empezó a mencionar a su jefa que supo por qué tan repentino cambio: le tenía miedo. Eso, o mucho respeto. De cualquier forma, daba la impresión de que Paul estaba en tantos aprietos como él.

    No, Paul no era un Bailey y por ende no tenía la misma carga de una empresa a sus espaldas. Si aquella mujer se atrevía a hacer más escándalo que él y llevar el caso a una corte, hacer el problema más grande de lo necesario… su padre no lo perdonaría por arruinar la reputación del trabajo de su vida.

    La idea de dar el brazo a torcer tampoco le agradaba, pero cinco mil dólares no valían todo el tiempo y dinero adicional que probablemente iba a desperdiciar si continuaba con una demanda. Estaba jodido y tenía que aceptar que esa no era la opción más inteligente ni viable.

    Pero, en ese caso, ¿era la propuesta que acababa de hacerle Paul su mejor solución?

    Daniel frotó su labio inferior de forma inconsciente. Tenía la certeza de que su madre y su abuela recibirían con brazos abiertos a su pareja, independientemente del género. Estarían sorprendidas al inicio, sí, pero dudaba que fuera a escalar de eso. Después de todo, ambas adoraban a Isaac.

    La verdadera inquietud residía en la reacción de los otros dos hombres Bailey. A simple vista, parecía que ninguno tenía problemas con personas de la comunidad, o al menos no con Isaac. Sean había hecho preguntas fuera de lugar a su amigo al principio, cosas que no eran de su incumbencia ─ni de nadie más que de Isaac, en realidad─, pero luego lo dejó en paz. Y el Sr. William Bailey lo trataba como a cualquier otra persona.

    Por supuesto, quizás no tuviesen problemas con personas de afuera, pero cuando se trataba de la familia… Daniel no estaba tan seguro de cómo responderían.

    ─Ciertamente, no será lo que esperaban ─comenzó a responder a su primera pregunta, en un tono que dejaba ver más resignación que serenidad esta vez─, pero no estarán en contra.

    Aunque Daniel no estaba tan seguro de eso último, guardaba la esperanza de que así fuera, al menos por esa noche. Ya lidiaría con las consecuencias de sus decisiones después, de cómo ”volvería a ser hetero” y buscaría una chica por los medios normales; por ahora, solo quería dar por zanjado el asunto y daba la impresión de que Paul sabía lo que hacía. Pese a que no confiaba en él totalmente, no veía una salida más viable de su predicamento a la que él le estaba ofreciendo.

    Dio una rápida mirada a la mano del muchacho y luego a su rostro una vez más. Conocía esa expresión, él mismo la había usado incontables veces. Era esa sonrisa de «soy tu única opción y sabes que no la rechazarás.»

    Pensó, por un segundo, que Paul era un hombre de negocios en el trabajo equivocado.

    ─No prometas nada todavía, chico ─fue lo que atinó a responder al mismo tiempo que estrechaba su mano.

    Había aceptado ponerse en una posición en la que nunca había estado frente a su familia con un completo desconocido; dudaba que esa noche fuera a salir bien y que esos cinco mil dólares valieran todo el estrés por el que voluntariamente tendría que pasar. Solo le quedaba esperar que Paul hiciera buen uso de ellos.

    Cuando soltó su mano fue más consciente de todo el tiempo que había transcurrido y observó su reloj de muñeca.

    ─De acuerdo, hagamos esto. ─dejó salir un suspiro, aún incrédulo de lo que estaba por hacer─. Mi auto está en esa dirección, será mejor que nos vayamos ya ─dijo e hizo un ademán hacia donde estaba aparcado su Audi.


    Jwv7o3i




    ─Dijiste que no debo hacer nada ─empezó a hablar una vez arrancó el auto y se hubo alejado solo un par de calles─, pero debemos armar una historia que sea creíble, y eso no te lo puedo dejar solo a ti.

    Daniel manejaba a más velocidad de la que estaba acostumbrado, aunque continuaba estando dentro del rango permitido. No estaba especialmente ansioso por llegar; eran, más bien, los nervios que le jugaban una mala pasada. Agradeció internamente una luz roja que los hizo detenerse un momento y, mientras pensaba en algún lugar convencional donde se pudo haber conocido con Paul en su mentira, recordó que su acompañante conocía su edad, pero él no la suya.

    ─¿Cuántos años tienes? ─volteó ligeramente el rostro para observarle. No lucía mayor que Daniel, eso estaba claro. Regresó la mirada a la calle cuando la luz cambió a verde y continuó manejando─. Y, ¿cuándo es tu cumpleaños? Mi cuñada está un poco obsesionada con eso de los signos ─por primera vez esa noche, dejó salir una leve risa─, y por lo visto tú también.

    Daniel había estado iracundo, pero las palabras de Paul no se le olvidaban y recordaba cómo éste le recitó su fecha de nacimiento y signo zodiacal ni bien se conocieron.

    Continuaban en la zona financiera cuando Daniel estacionó frente a una tienda de licores; no había olvidado el pedido de su hermano por teléfono.

    ─Lo mejor será que estemos en la misma página si quieres cumplir tu promesa de que esto es una inversión y no un desperdicio de dinero ─dijo, observando al muchacho desde su asiento─. Tú tienes mi información, ahora necesito la tuya. O, al menos, la que quieres mostrar ante mi familia.

    Estaba claro que no dirían toda la verdad sobre Paul al resto de los Bailey; ni siquiera Daniel estaba seguro de que el chico fuese a darle su información verdadera. Sin embargo, al menos tenían que ser lo más convincentes posible.

    SPOILER (click to view)
    ¡Yo soy la primera sorprendida por mi respuesta tan rápida! Es mi día libre y tu respuesta me desbordó de alegría; lo siguiente que supe es que estaba escribiendo JAJAJAJA.

    Me da mucho gusto volver a leerte. Por la tardanza, ya sabes que no debes preocuparte. Así como eres de paciente conmigo, lo seré yo contigo :3 <3 ¿Cómo te está tratando este mes? De todo corazón espero que mucho mejor que el anterior, y más tranquilo.

    Daniel ya calmó sus aguas JAJAJJA pero sigue preocupado, el pobre. Paul es de mis personas favoritas, bastante observador y sabe sacarle provecho a lo que averigua solo con la mirada :XP: <3

    Sean podrá ser guapo, pero es el que hace las típicas preguntas fuera de lugar y cae mal XD.

    Puedes hacer que Daniel vaya y regrese de comprar el whiskey si así lo quieres. Dejé ahí la respuesta para darles interacción y no escribir más, porque luego no me detengo JAJAJAJJA

    PD: Te dejo la foto del Audi.
    PD 2: ¡Te quedó precioso ese separador! Tanto que no pude evitar usarlo yo también juju <3~
  8. .
    Cuando el muchacho empezó a hablar, Daniel se preguntó por un brevísimo segundo si era humano. Su semblante indiferente y el discurso automático de atención al cliente (del que Daniel se hallaba familiarizado gracias a las capacitaciones de la empresa) le resultaron en extremo robóticos. Pero eso dejó de importar en el momento que escuchó toda su información personal siendo recitada por el extraño frente suyo.

    Dio una rápida mirada a su alrededor. Aunque ninguno de los dos estaba alzando la voz ni creando un ambiente hostil para el resto de personas en el lobby, Daniel sentía varias miradas posarse sobre él; había dado su información personal por voluntad propia a un sitio del que apenas conocía, y solo ahora le pesaba el hecho de estar expuesto a un desconocido. La sensación de sentirse observado era en absoluto placentera.

    En realidad, nadie estaba prestando especial atención a su conversación. Salvo por el recepcionista quien, al parecer, estaba interesado en saber cómo terminaba todo ese embrollo y una de las mujeres que cruzó su mirada con la suya por una milésima de segundo, el resto del mundo continuaba sumergido en sus propios asuntos.

    Cuando Daniel retomó su atención al joven y leyó sus respuestas, frunció el entrecejo. Todo estaba en orden; todas esas eran sus respuestas. ¡¿Por qué no había prestado atención al cuadro de diálogo?!

    ─Espera… cómo… ─musitó. El tono de su voz podía ser bajo, pero aún denotaba confusión e ira. Tampoco era de ayuda que el chico frente a él portara una sonrisa de lo más tranquila, mientras Daniel sentía que ese era el peor día de su vida─. Esto es ridículo, ustedes no pueden hacer esto. ¡¿Qué clase de condición es esa de mandarte un hombre si ya no hay chicas?!

    Había acortado la distancia y devuelto el celular al muchacho ─con más fuerza de la necesaria sobre su mano, cabe recalcar─. Podía empezar a sentir sus mejillas calientes motivo de la frustración y presentía que su interlocutor también, pero no estaba seguro. ¿Cómo iba a estarlo? El chico apenas se había inmutado y su rostro mantenía aquella expresión de suficiencia. Por supuesto que estaba tranquilo, él no tenía nada que perder, todo lo contrario. Daniel podía morirse de la rabia y poco o nada importaba.

    Después de todo fue él quien aceptó sin prestar atención, y ahora estaba jodido.

    Bailey se dio cuenta de que había elevado la voz con sus últimas palabras y, si antes nadie los observaba, su pequeña rabieta sí atrajo la atención del resto de personas en el lobby.

    ─Vamos, mejor discutamos esto fuera ─invitó al chico en voz baja─. Así podrás llamar a tu jefe y le explicaré que todo esto es un malentendido ─insistió. A Bailey le resultó bastante prepotente que el muchacho no haya obedecido a su petición inicial. El recepcionista los observó hasta que salieron, sin decir nada.



    El cigarrillo era un vicio que se permitía de vez en cuando, y esta era más que aceptable para ser una de esas veces. Fuera del edificio, con el viento colándose por su ropa y la primera calada del cigarro ayudándole a calmar su cólera, sintió cómo el tiempo se agotaba y él continuaba sin saber qué hacer exactamente. Seguir con la mentira era una locura y cancelar su asistencia, cuando ya había confirmado repetidas veces, no era una opción viable. La idea de su hermano echándole en cara el desplante en plena nochebuena le resultaba molesta, no quería tener que lidiar con eso, y mucho menos con la tristeza de su abuela y su madre.

    Durante las últimas horas, había cometido el error de plantarles la semillita en la cabeza de que tal vez iba a presentarles a alguien durante la cena. Fue absurdo haberlo hecho sin siquiera conocer a la susodicha él mismo, y ahora estaba pagando las consecuencias de sus malas decisiones.

    También estaba el tema del reembolso; aunque el dinero no le hacía falta, era el hecho de darles la razón a esa compañía de que todo había sido su propia culpa. Esperaba ahora tener la oportunidad de hablar con alguien más, alguien que no fuera el chico adoctrinado a lamerle los zapatos a su compañía.

    Daniel observó al muchacho, pero el sonido de una llamada entrante a su celular le impidió decirle cualquier cosa. Era su mamá y cuando se percató de la hora en el móvil, supo que necesitaba decidir qué hacer y pronto.

    ─Tengo que atender ─le dijo de forma apresurada. Se alejó unos pasos antes de responder, no sin dirigirse de nuevo al chico en un tono más frío─. No me importa a quién tengas que llamar, no me quedaré sin lo que pedí y mucho menos sin dinero.

    Ya a unos pocos metros más lejos del contrario, aceptó la llamada y saludó a su madre con su mejor tono de voz.

    ─Hola, mamá.

    Solo que no era la Sra. Bailey al habla, sino Sean quien lo saludó de regreso.

    ─Hola, hermanito.

    Daniel no correspondió su saludo, su voz lo tomó por sorpresa y cuando se dio cuenta, el mayor volvió a hablar:

    ─¿Vas a venir o no? Mamá dijo que te llamara; está terminando de preparar la cena con Lauren y tiene las manos ocupadas.

    Al otro lado de la línea podía escuchar los gritos de sus sobrinos jugando y distintas voces de mujeres. A menos que hubiesen invitado a otro pariente, era claro que solo faltaba él de llegar. Daniel echó una mirada de soslayo al otro muchacho y quedó en blanco.

    ─Mira, sobre eso… ─empezó a decir, pero sin saber realmente qué debía responder. Dio una calada a su cigarro. Su hermano tampoco era un idiota como para no percatarse del tono de su voz.

    ─No me digas que te acobardaste ─dijo. A las palabras de Sean, rápidamente se sumó un ruido desde atrás y pudo oír a su madre gritar:

    ¡Daniel Bailey, no tienes permitido saltarte la Navidad! ¡Y morimos por conocer a tu novia!

    «Mierda mierda mierda mierda»


    ¿Por qué había tenido que abrir su bocota? ¿Crear expectativas cuando ni él conocía a su pareja de la noche? ¿Quién en su sano juicio hacía tal cosa? Además, nunca había usado la palabra novia con su mamá, ella simplemente lo asumió. «Como si no fuera suficiente.»

    El ruido en casa de los Bailey cesó (el de su cabeza no mucho), y la voz de Sean se hizo nuevamente a través del celular.

    ─Ya la escuchaste tú mismo, todos morimos por conocer a tu chica ─Aunque Daniel no podía ver su expresión, no fue necesario. Estaba usando su tono burlón para molestarlo─. Por cierto, trae whiskey. Papá olvidó avisarme que se terminó.

    El único motivo por el que la voz de su hermano no le afectó, era porque estaba demasiado preocupado con su pequeño problema y cómo terminaría de resolverlo. Hubo un momento de silencio donde uno de sus dedos frotó su labio inferior, una manía que trataba de controlar cuando estaba nervioso, pero que de todas maneras a veces salía a relucir.

    Si el milagro de la Navidad existía, ese era el momento perfecto para hacer acto de presencia y que HireMe le enviara una mujer luego de explicarles lo ocurrido.

    ─¿Sigues ahí, hermanito?

    ─Sí, uhm… ─respondió, dando otra calada a su casi olvidado cigarrillo. No podía correr, solo esperar por el mejor escenario─. Dile a mamá que se me hizo un poco tarde, pero estaré ahí lo más pronto posible.

    Apenas las palabras salieron de su boca, sintió que era como amarrarse la soga al cuello.

    ─De acuerdo, solo no olvides el whiskey.



    Luego de colgar, se apresuró en regresar con la fuente de su problema, deseando con todas sus fuerzas zanjar por completo todo ese desastre.

    ─¿Y bien? ─le preguntó, su voz más ansiosa de lo que esperaba. Dio una última calada a su cigarrillo y echó la colilla al suelo─. ¿Llamaste a tu jefe o me darás otra charla de lo ”maravillosa” que es tu compañía? Porque si es así, no te molestes. ─se cruzó de brazos en un intento de aparentar más calmado de lo que en realidad estaba─. No necesito más información para demandarlos por fraude si así lo quiero.
    SPOILER (click to view)
    im-back-baby-joey
    Ya te lo agradecí antes y lo vuelvo a hacer<3 Gracias por comprender y toda tu paciencia en esperar!

    Me resultó pertinente agregar que Daniel mencionó lo de llevar a alguien y todos en casa emocionándose. De otro modo, encontraba difícil darle una excusa para llevar a tu chico a la cena al final de su discusión.

    Y sí, Daniel cuando está enojado es bastante idiota xd un mal de niño rico del que no puede escapar. Resultó más conflictivo en esta respuesta luego de escuchar la parafernalia de tu muchacho haha. Debo decir que amé que Paul sacara sus garras, y estoy esperando que no lo suelte *guiño-guiño.*

    Te dejo la apariencia de Sean.

    Bueno, espero no te decepcione mi respuesta. Pasó mucho tiempo y estoy un *poco* nerviosa de regresar por aquí. Mi bandeja queda abierta si quieres que cambie algo o conversar de cualquier cosa. Cuídate mucho<3

    Pd: Me guardo todavía el momento de preguntarle su nombre, y el nombre de la mamá de Dani para la cena!
  9. .
    Debió imaginarlo en el preciso momento que las puertas del elevador se abrieron y escudriñó el lobby.

    Había un par de mujeres de mediana edad sentadas en uno de los grandes sillones de la esquina; reconocía sus rostros de alguno de los departamentos del primer piso, pero desconocía el resto de sus vidas. Otro hombre hablaba por celular no muy lejos de ellas, y otros dos trabajaban con sus ordenadores sobre sus rodillas a varios muebles de distancia.

    Todas esas caras le resultaron familiares; no eran sus vecinos ni mucho menos sus amigos, solo personas que había saludado en más de una ocasión en los elevadores o por los pasillos.

    Sin embargo, cuando cruzó miradas con un par de orbes de un joven desconocido, una señal en el fondo de su mente se activó. Era la leve inquietud de saber que algo no iba bien, sin lograr descifrar el qué ni el cómo de lo que estaba ocurriendo.

    Debió suponer en ese instante que nada iría como lo planeado. Debió cancelar todo, la solicitud, la cena; debió regresar por el elevador, dar aviso a su familia de que no asistiría e inventarse una mentira, y no salir de su departamento hasta terminadas las festividades.

    No hizo nada de eso.

    En su lugar, se acercó al recepcionista.

    ─Disculpa, ¿dónde está la persona que preguntó por mí?

    El hombre se tardó unos segundos en procesar su pregunta; ¿tal vez esperaba que Daniel ya conociera a su invitada? Posiblemente. Nadie sabía que Daniel Bailey estaba por encontrarse con una desconocida en plena víspera de Navidad, solo los involucrados directos e Isaac.

    Pero el recepcionista no señaló a una mujer esperándolo, sino a aquel hombre que había visto segundos antes.

    ─Está ahí, señor.

    Sus ojos se volvieron a encontrar con los del joven vestido de negro y frunció el entrecejo. Fue un brevísimo segundo donde su cabeza empezó a formular cientos de preguntas como resultado de la confusión, sin ninguna respuesta.

    ─No, no ─volvió su atención al recepcionista y dejó salir una risita. No era una risa de diversión ni de locura, simplemente una reacción automática porque, ¿qué más se suponía que debía hacer en esa situación?─. Una mujer. ¿No preguntó una mujer por mí?

    Daniel estaba haciendo las preguntas a la persona equivocada, porque una vez más el hombre detrás del escritorio lucía todavía más confundido que él.

    ─Umm… Él ha sido el único que se ha acercado a preguntar por usted hasta ahora, señor.

    A pesar de estar en una habitación climatizada, Daniel pudo sentir el sudor frío empezar a rodar por su nuca cuando observó una tercera vez al muchacho. Algo había salido mal y el ceño en su frente no se disipó. Estaba enojado; no con el chico, pero ciertamente no estaba por recibirlo de buena manera.

    Dio uno, dos, tres largos pasos hasta quedar frente al joven que habían enviado en lugar de su cita. Era un desperdicio de tiempo continuar hablando con el recepcionista, pues estaba claro que si quería obtener respuestas de aquel embrollo en que se veía metido, solo las obtendría del propio empleado de la aplicación.

    ─Tú eres la persona a quien enviaron, ¿verdad? ─preguntó. Aunque el tono de su voz era lo suficientemente bajo para que solo el otro lo escuchara, iba cargado de toda la frustración que sentía en ese momento. Los modales también quedaron a un lado y poco le importó presentarse o preguntar por su nombre.

    El chico probablemente solo estaba haciendo su trabajo y nada de esto tenía que ver con él, o eso quería pensar en su intento por calmarse y tomar las cosas mejor. Iba vestido con la formalidad descrita en su solicitud y las facciones del muchacho eran similares a las que vagamente recordaba haber escrito, con la única discrepancia en el género de su acompañante.

    ─Escucha, ─dijo acompañado de un suspiro─, ha habido un error. Yo solicité a una mujer, así que no comprendo por qué te enviaron. Si tienes el número de tu jefe o algún superior con quien pueda hablar para así terminar con esto y no perder más nuestro tiempo…

    Esta vez estaba pensando antes de hablar. Estaba recordando dejar el aire salir, recobrar la calma lo mejor que podía. También estaba ansioso por fumar un cigarro.


    SPOILER (click to view)
    ¡Feliz San Valentín con una semana de atraso! xD

    Una respuesta más cortita porque quiero saber cómo interactuarán estos dos en medio de tal embrollo xD El lobby lo imagino un poco así expediav2-2239650-d5004402_z-896136

    Contestando a tu spoiler y perdón por los gritos, CÓMO PENSASTE QUE ME IBAS A DECEPCIONAR CON ESA RESPUESTA =_= Gracias por lo de buena roleadora TwT <3 Tú no te quedas atrás porque debo decir que amé tu respuesta de cabo a rabo!! Por lo de tardar no te apures, el trabajo también me deja agotada y muchas veces sin ganas de sentarme a escribir (o las palabras correctas no aparecen xD).

    Adoro entrever esos momentos de Paul que lo hacen más humano y no solo un hombre que se vende por dinero a ojos de terceros. Daniel querrá ser parte de esa meta que quiere cumplir y quitarle un peso de encima. Paul lo que necesita es un gran abrazo y no veo la hora de que Daniel esté ahí para dárselo TwT

    Si Daniel no cayó con Paul vestido de esa manera es porque le teme al éxito XD. Y Catlyn creo que nos dará para mucho drama por ese lado de clientes obsesivos de Paul, sin duda es un extra muy bueno para todo lo que conlleva tener esa vida. Cuando leí a Maddox quise golpearlo, y cuando vi su apariencia seguí con ganas de golpearlo pero enamorada de sus tatuajes xD qué te diré, diste en mi debilidad.

    Pd: La canción es Secret de Maroon 5. Hacer playlist es uno de mis pasatiempos favoritos cuando de crear historias se trata, y nuestra historia no se queda atrás. Te dejo el link si quieres echarle un vistazo, o si quieres añadir alguna otra canción me puedes decir uwu

    Está de más repetirlo, pero claro que sí quiero continuar roleando contigo<3
  10. .
    ¡¡Hola!!

    Vengo dejando un regalito del nuevo año uwu

    Pasa por aquí ♥
  11. .

    SIipas6



    P E R S O N A J E S

    · · Herzfeld · ·
    SPOILER (click to view)








    A ojos de terceros, la vida de Daniel Bailey ha sido relativamente sencilla. Viniendo de la familia que fundó hace cincuenta años una de las empresas élite en el mundo de la hotelería en Estados Unidos, creció sin que el dinero sea realmente un problema para él o para su hermano mayor, Sean (33).

    Cabe aclarar que no son famosos per se y sus nombres no encabezan los titulares de los periódicos ni la televisión. Sin embargo, dentro del sector hotelero es bien sabido tanto de las hazañas como los desaciertos del negocio familiar a lo largo de los años.

    Pero hablemos de Daniel. ¿Realmente ha tenido una vida fácil?

    La respuesta es corta: sí.

    Con una rápida mirada la primera vez, deduces que no será sencillo empatizar con este niño rico. Su estrato social sale a relucir desde su ropa de diseñador, sus accesorios, hasta su forma de andar y de hablar. Durante toda su vida ha asistido a las mejores instituciones y ha vivido la vida que cualquier persona del tercer mundo envidiaría. Más o menos.

    Contrario al pensamiento popular y a lo que el mismo Daniel se ha encargado de enmascarar a través de sonrisas y palabras bonitas, la cuna de oro y sus comodidades venían con un peso más grande escondido entre las cuatro paredes de aquel hogar, un peso con su mismo apellido, pero con el nombre de su padre.

    Las peleas con el Sr. William (61) tuvieron sus inicios en la infancia. Nadie sabe por qué pese a los regaños y mano dura de su padre, Daniel era propenso a causar problemas. Claro que todo empezó con cosas pequeñas: paredes pintadas, objetos rotos, berrinches por juguetes; su madre las veía como las típicas travesuras de un niño, pero su padre opinaba diferente.

    ”Sean nunca fue así. Él sabe cómo ser disciplinado.”

    El Sr. William nunca se molestó en ocultarle este desagrado. Decía estas palabras a sus espaldas en un tono lo suficientemente alto para que lo escuche, y luego las volvía a repetir en su cara. Al inicio no lo entendía del todo, pero conforme transcurrían los años una cosa era cada vez más clara para Daniel: Sean era el hijo perfecto y él no.

    La pubertad tampoco fue una aliada para afianzar los lazos familiares, si acaso todo lo contrario. Cuando en casa tienes dos adolescentes totalmente diferentes que desde temprana edad no se han llevado bien, las posibilidades de una convivencia amena son casi nulas, por no decir cero. Era una rivalidad infundada de forma indirecta por su padre con su constante elogio hacia cualquier cosa que hiciera Sean, y con esto la comparativa que se generaba de inmediato con el menor.

    Era Sean quien iniciaba las peleas verbales con su actitud prepotente y el placer de hacerle sentir inferior; y era Daniel quien terminaba de encajarle uno que otro golpe cuando hincaba en lo más profundo de sus inseguridades, a pesar de llevar las de perder porque su hermano era más alto y fuerte por ese entonces.
    El Sr. William no aguantó mucho de su falta de modales, de las peleas en casa y de su indisciplina en secundaria, así que optó por hacer lo mismo que su abuelo había hecho con él y lo envió a un internado militar.

    Fue una medida exagerada que al final rindió frutos. Al salir de ahí, su padre notó un temple más calmado y analítico; ahora pensaba antes de hablar o actuar y las peleas mermaron casi en su totalidad. Lo que su padre no lograba ver era que el resentimiento continuaba latente.

    Le había enviado lejos de su madre y su abuela, las únicas que siempre lo habían apoyado, a un lugar donde el abuso de poder era considerado normal y parte del protocolo. Y pese al cambio, a los años aguantando malos tratos esperando salir antes (vaya si estaba equivocado), su padre lo recibió con la cruda realidad de sus palabras.

    ”Ahora ya pareces un poco más como tu hermano.”

    Era como si no importara lo que hiciera ni cuánto lo intentaba, a los ojos de su padre nunca sería lo suficientemente bueno y estaba condenado a vivir bajo la sombra de su hermano. A pesar de esto, sentía inevitable buscar la validación del Sr. William; después de todo, en el fondo ese es el deseo de casi cualquier hijo.

    Al final estudió Economía y Finanzas, como era lo que se esperaba de él. Su padre lo nombró Gerente Contable en la empresa familiar luego de unos años. Es un cargo importante, pero quien maneja la empresa a su lado actualmente como Gerente General es Sean.





    fPJAxXt
    WWaDlUG

    De tez bronceada, ojos verdes y 1.80m de altura, resulta difícil ignorar la presencia de Daniel cuando no está rodeado con los de su clase. Se sabe ya que su forma de vestir siempre será prolija y casi siempre del lado de lo formal, incluso no estando en horario de oficina; pero es más bien su caminar erguido, producto de los años en el internado, lo que impone respeto al entrar en cualquier lugar.

    A pesar de su posición en la empresa y aunque sí posee un carácter fuerte, en su piso lo consideran como alguien empático. Le resulta sencillo ponerse en los zapatos de otros cuando de escuchar a sus colegas se trata, pero no es la persona apropiada para dar consejos. Al menos no si quien lo solicita es alguien que no aguanta la verdad de frente.

    Sin embargo, uno de sus mayores defectos es seguir esperando, muy en el interior, a que su padre lo vea como un individuo con deseos y anhelos propios. El hombre ya tiene sus años y sus propias dolencias, por lo que su madre le ha pedido en más de una ocasión que limite sus palabras y las confrontaciones. Aunque, como es de esperarse, el viejo hábito de llevarse la contraria resurge momentáneamente (aunque Daniel sepa que siempre llevará las de perder).

    Otro de sus defectos, a ojos de su familia al menos, es que deposita más confianza de la que debería en las personas y de forma muy rápida. Su madre alega que por ello nunca conoció a alguna de sus novias de la universidad (ella sabía, ellas siempre saben), y muy lejos de la realidad no está. Probablemente sea su estrato social o solo tiene mala suerte al conseguir pareja, pero nunca ha logrado mantener relaciones largas y, cuando han terminado, ha sido porque estaban con él por su dinero.

    Ya lleva varios años centrado únicamente en el trabajo, aunque debe admitir que ha tenido encuentros de una noche en ciertas fiestas organizadas por sus amigos.

      D A T O S E X T R A
    • Actualmente vive solo en un departamento en la zona financiera, cerca de la oficina.

    • Es bueno cocinando. Tal vez en otra circunstancia hubiese estudiado algo relacionado a esa rama.

    • Con quien mejor tiene una relación en la familia es con su abuela (83). Es por ella que va a casa de sus padres cada fin de semana. A pesar de su edad y las diferentes enfermedades que padece, la señora aún mantiene una buena energía y sentido del humor, características que también heredó su madre.

    • La relación con las personas de la oficina es estrictamente laboral, excepto con uno de sus colegas a quien ya considera un amigo luego de 5 años trabajando juntos.

    • No le gusta el modo de trabajar de su padre. Considera que es más un dictador que un líder y odia cuando hace sus inspecciones en su área encargada (Daniel cree que solo lo hace para sacar a la luz errores en su piso). Está de más mencionar que estas visitas siempre terminan en riñas.

    • Este último par de años lleva sintiendo la presión de la edad mucho más fuerte. Desde que su hermano contrajo nupcias y trajo dos vidas al mundo, la familia no deja de preguntarle para cuándo es su turno. Al principio prefería ignorar aquellos comentarios, pero con 31 años recién cumplidos su madre empieza a sonar realmente preocupada cada vez que charlan.










    · · Ale Moriarty · ·
    SPOILER (click to view)
    Datos Generales
    Nombre: Paul
    Edad: Gregoretti
    Nacionalidad: Desconocida.
    Edad: 23 años
    Ocupación: Gigolo
    Orientación y posición sexual: Bisexual y versátil
    Lugar de residencia: Estados Unidos.
    Personalidad
    ¿Quién es Paul Gregoretti frente a otros?
    Paul es un chico ególatra y vanidoso, pero que a su vez impresiona con el carisma tan fuerte que se carga; es de esas personas que alguien se pregunta: ¿cómo puede estar sonriendo todo el tiempo? Paul tiene una facilidad para hablar encantadoramente y así logra que sus propósitos se cumplan ya que no soporta que las cosas no salgan como él lo desea.
    Es levemente agresivo y posesivo cuando algún cliente captura su atención, pero también es fácil para él aburrirse de las personas cuando no representan ningún reto, una persona que huye de cualquier cosa que implique seriedad y responsabilidad.
    Él cree que puede darles amor a muchas personas y que nadie debe quedar intacto de este, no cree en la monogamia porque lo ve como un desperdicio y como una actividad para nada satisfactoria.
    ¿Por qué tener mucho de poco si puedes tener poco de muchos? Esa es su ley.
    Su trato para con sus clientes es el de un caballero encantador, carismático y divertido con un atractivo sexual impresionante.
    Se molesta con facilidad, pero nunca lo exterioriza con las mujeres porque en verdad las considera unos seres frágiles y bellos, otra cosa es con sus clientes hombres con los cuales prefiere ser un poco más borde después del trabajo.
    En el fondo de su personalidad oculta el hecho de que es en realidad muy humilde y alguien que teme el rechazo por lo cual prefiere no implicarse con nadie, una persona con demasiadas inseguridades y que podría ser posesivo, infantil e incluso demasiado emocional si llegara encontrar a la persona correcta. Una persona protectora y cuidadosa que, aunque prefiera mostrarse como alguien materialista en realidad es solo para protegerse a sí mismo de sentimientos que no quiere aceptar.
    Historia
    Paul es huérfano. Fue abandonado en las puertas del orfanato a los pocos días de nacido. Desde allí, su vida infernal comenzó. En aquella jungla aprendió a sobrevivir desde muy pequeño. Paul era un chico muy astuto desde pequeño y comenzó a utilizar su inteligencia innata para evadir problemas o inculpar a otros. Durante su estadía en aquel lugar, aprendió su mejor habilidad: ser encantador con las personas. Las cuidadoras del orfanato obtenían lo que querían del director si se mostraban lindas, coquetas y sensuales, así que copió ese comportamiento.
    A los 13 años, un pedófilo que había conseguido empleado en el orfanato intentó abusar de él y Paul logró escapar después de golpearlo fuertemente en la cabeza. Tenía miedo de lo que le depararía si hubiese matado al hombre, así que huyó para nunca más volver. Comenzó a vivir en la calle y sufrió mucho por la falta de ropa, vivienda y comida. Durante su estancia en las calles, al fin llegó su salvadora, Angelique Gregoretti, una prostituta rubia de apenas 22 años.
    Angelique lo crio como si fuese su hijo, a pesar de que apenas se llevaban por nueve años de diferencia. Paul comenzó a vivir en aquel burdel, que, a pesar de ser de barrios bajos, siempre era visitado por hombres adinerados o que estaban en puestos importantes del gobierno, Angelique era la prostituta más solicitada. El dueño del burdel siempre respetó la decisión de Angelique de que Paul no fuera tratado como mercancía en ese lugar, así que simplemente ayudaba con los recados del local.
    Finalmente, un fatídico día, Angelique tontamente se enamoró de un hombre abusivo, quien en un arranque de furia terminó arrebatándole la vida. Así, a los 19 años Paul volvió a quedar completamente huérfano. El dueño del burdel murió poco tiempo después y su único hijo heredó el negocio, pero el nuevo dueño detesta a las prostitutas y ha implementado muchas nuevas reglas que son indignas.
    Paul logró salir del burdel ya que él no trabajaba vendiendo su cuerpo, pero las demás prostitutas tienen que quedarse hasta que salden todas las deudas que tenían con su padre. Paul se dio cuenta que, sin papeles, ya que todos se quedaron en el orfanato, y sin ningún tipo de educación, era imposible conseguir un buen empleo, así que tuvo que resignarse y trabajar de lo único que conocía. Se inscribió a una app que ofrece servicios de “acompañante” para personas adineradas y rápidamente se volvió popular. Sabe que Angelique no quería esa clase de vida para él, pero no tiene nada más en lo que sea bueno.
    Está reuniendo dinero para comprar el burdel donde están todas las prostitutas y así poder liberarlas del hijo del dueño, pero el hombre busca todos los días más y más excusas para sacarle dinero y no le queda de otra más que pagar algo que nunca será capaz de saldar, ve a todas las prostitutas sean nuevas o no como parte de su familia, todas se preocupan mucho por él y son las que le han enseñado una que otra cosa que puede usar con los clientes adinerados.
    Gustos
    ♡Le tiene un gran cariño a las prostitutas que ve como su familia, por eso trata con más delicadeza a las mujeres.
    ♡El vino y los diamantes.
    ♡Comer, debido a que fue privado de comer hasta estar satisfecho, ahora que tiene el dinero para darse uno que otro lujo tiende a comer lo que se le antoja, pero debido a ese mal hábito se la pasa un montón ejercitándose para no subir de peso.
    ♡Le gusta aprender nuevas cosas.
    ♡Sentirse en control de la situación, tiene un cierto grado de perfeccionismo.
    ♡Las aves.
    Disgustos
    ✘Los clientes posesivos, celosos y clasistas.
    ✘Cualquiera que desprecie a las prostitutas.
    ✘La gente pedante y ególatra.
    ✘Sentirse como un ignorante.
    ✘Tener sexo con los clientes, aunque es parte del trabajo en “DEMASIADAS” ocasiones.
    Extras
    ♛Le tiene miedo a la sangre porque él fue quien descubrió el cuerpo de Angelique y desarrolló ese trauma. Se desmaya si ve sangre.
    ♛Está viviendo en un departamento que queda a unas cuadras del burdel y lo visita a menudo.
    ♛Tiene un pequeño tatuaje de unas alas de ángel en su muñeca izquierda. Representa a Angelique.
    ♛Aunque ha tenido clientes hombres, nunca se ha acostado con ninguno de ellos porque la mayoría son hombres realmente pervertidos y no quiere ser sodomizado.
    ♛Una de sus clientes le regaló el automóvil que conduce.
    ♛Le tiene miedo al amor porque cree que terminará como su madre, así que se ha cerrado a la posibilidad de enamorarse algún día.
    ♛A veces dona un poco de dinero o juguetes a un orfanato que visita los fines de mes.
    Apariencia
    Paul Paul II Paul III

    · · ─────── ·· ─────── · ·


    Pasaban de las 3 p.m y aún no había probado bocado.

    Con las festividades a la vuelta de la esquina, el año a punto de terminar y el personal ansioso por irse de vacaciones, la pila de informes por revisar y otros por elaborar continuaba creciendo sobre su escritorio. A dos días de Nochebuena y con su padre respirándole sobre la nuca para la fecha de entrega, era normal que, llegados a ese punto, la migraña y él fueran prácticamente amigos.

    Se hallaba con la mirada fija al computador cuando un sonido lo sacó de sus cavilaciones. Tal vez debía utilizar su hora del almuerzo como excusa para no responder, o fingir que estaba en una reunión importante. De cualquier forma, el deseo de no responderle a su madre se encontraba ahí, pero sabía cuánto le disgustaba a ella que la dejaran colgando.

    Y no había que malinterpretarlo, tampoco. Daniel quería a su madre y se llevaban bien. El problema era que, dada la fecha y lo insistente que había estado los últimos meses con el tema, su intuición le decía el camino que tomaría la conversación.

    ─Hola, mamá ─dijo al responder. Al final no había tenido más opción que hacerlo, pero trataría de zanjar el asunto lo más pronto posible─. Estoy ocupado ahora…

    ─Tranquilo, cariño ─respondió sin dejarle terminar. Daniel podía escuchar cierto ruido de su lado, aunque no lograba descifrar lo que era─, sólo me tomará un segundo.

    Mentiras. Su madre hablaba por tres personas y decir que esa llamada sería corta era mentirle a él y a sí misma.

    ─¿Qué sucede?

    ─Tu hermano llamó ─en el momento que su madre pronunció esas palabras, alguien tocó a su oficina y un rostro se asomó, antes de adentrarse por completo y tomar asiento.

    Llevaba conociendo a Isaac más de 5 años y se tenían la confianza suficiente para ese tipo de actitudes dentro de la oficina. Sin embargo, Daniel le hizo un ademán de hacer silencio mientras él continuaba escuchando hablar a su madre:

    ─Lauren y los niños quieren hornear un pastel este año, y quieren hacerlo muy grande.

    Daniel calló un par de segundos. Su intuición no le fallaba, estaba casi seguro de ello, pero quería saber qué tantas vueltas daría su madre antes de preguntar lo que realmente quería.

    ─¿De acuerdo?

    ─Y tu tía no vendrá. No hay buen clima en Suiza y los vuelos se cancelaron.

    ─¡Ah! ─exclamó, irguiéndose en la silla y con una sonrisa cómplice que Isaac no pasó desapercibida─. Esas son buenas noticias.

    ─¡Daniel!

    ─¿Qué? Nombra una fiesta sin problemas estando ella ahí. Una.

    Su madre no respondió y se escuchó otro ruido de fondo. Daniel supuso que era uno de esos días donde le gustaba re organizar toda una habitación, solo porque sí.

    ─Vale, ─volvió a hablar ella al cabo de un momento─, si era ella la que te preocupaba, ¿será que ahora sí invitas a una chica a la casa?

    Daniel cerró los ojos y se apoyó en la silla. ¿Cuántas vueltas le tomó al final para llegar al tema? ¿Una? ¿Dos? Dejó salir un suspiro.

    ─¡Pero bueno! ─dijo con la misma irritación con la que Daniel se había expresado al exhalar─. Aquí también nos estamos desesperando, incluso la abuela. Aunque últimamente todos la ponen de los nervios. Hubieras visto cómo se puso el otro día con tu padre… ─calló como si hubiese recordado algo en ese momento. Por la mirada que le estaba regalando el Bailey a su amigo en ese momento, Isaac infirió de qué iba toda la molestia en su rostro─. ¿Es por tu padre, verdad? No creo que él vaya a ser un problema, hijo. ¿Recuerdas lo rápido que le agradó Lauren?

    ─Mamá ─tuvo que interrumpirla. Daniel tenía paciencia, pero no la suficiente en ese preciso momento y mucho menos con aquel tema que lo tenía cansado hasta la coronilla─. No tengo novia, no quiero tener una novia y no voy a llevar a ninguna novia.

    No había alzado la voz, pero el hartazgo en su tono era latente. Pudo escuchar un suspiro leve y un suave «Está bien» del otro lado, y decidió retomar la palabra antes de prolongar aquella llamada:

    ─Ahora, preferiría llamarte después. Estoy realmente ocupado.

    ─Claro, cariño.


    Cuando la llamada finalizó, cerró los ojos y masajeó levemente su cuello con una mano. No tardó mucho en que la oficina se llenara por la voz de su acompañante.

    ─Déjame adivinar…

    ─No es necesario, escuchaste toda la conversación ─le interrumpió al mismo tiempo que abría los ojos─. No veo por qué tanto alboroto de que yo siga soltero.

    ─Y yo no veo por qué te estresas tanto ─
    respondió mientras tomaba un caramelo del recipiente en su escritorio y se lo llevaba a la boca─, con lo fácil que es mentir.

    Daniel elevó una ceja sin quitarle la mirada encima y él simplemente se recostó en la silla. Isaac tenía la mala costumbre de hacerse el interesante, el misterioso, o solo le gustaba crear más intriga de la necesaria porque se aburría y esa era su manera de divertirse. Cualquiera que fuera el motivo en ese momento, Daniel no estaba de los mejores ánimos y su amigo entendió rápidamente que lo mejor era explicarse de inmediato.

    ─Verás, hay una aplicación…

    ─Oh, Dios, no. No de nuevo una de tus mil aplicaciones para encontrar al amor de tu vida.interrumpió Daniel e hizo un par de comillas en el aire ante esas últimas palabras.

    La cantidad de veces que había oído a Isaac hablarle de un nuevo romance conocido a través de uno de esos medios, solo para ilusionarse y terminar con el corazón roto, eran el equivalente a las veces que el mismo Daniel se quejaba con él por la insistencia de su madre y su abuela con respecto a tener novia y llevarla a la casa.

    ─Oye, ser gay no es sencillo y a veces hay que tomar…

    ─Medidas extremas. Sí, sí, lo has repetido un millón de veces antes de tomar una mala elección.

    Isaac arrugó el rostro y negó con la cabeza, claramente en desacuerdo.

    ─Como sea, ─continuó─, esta no es una app de citas, es más bien… de servicios de acompañante, ya sea hombre o mujer. HireMe, es legítima y puedes buscar su sitio web si quieres ─le hizo un ademán con la cabeza en dirección al monitor.

    Daniel recordó en ese segundo que sí estaba muy ocupado, que su madre le había puesto a nueva cuenta aquella preocupación y que su amigo le estaba quitando más tiempo del que en realidad tenía en tonterías. Lo más descabellado de todo es que, en medio de su deseo de terminar con aquel problema, estuvo a punto de escribir en el buscador la dichosa página web.

    Al final pensó con cabeza fría y no lo hizo.

    ─No le pagaré a una desconocida para que me acompañe a la cena de navidad.

    ─¿Por qué no? ─
    protestó su amigo─. Tú pagas, ella hace el trabajo y tu familia es feliz.

    Daniel arrugó el entrecejo.

    ─Lo haces sonar como si estuviera contratando una prostituta.

    ─Sexoservidora ─
    lo corrigió él─, y no se trata de sexo, aunque puedes pagarle por eso también si así así lo quieres. Solo se trata de hacer el favor de estar contigo. Si me lo preguntas, lo veo como un buen trato.

    Bailey resopló. Aquello estaba lejos de ser un favor y seguramente aquel servicio le costaría caro. Por supuesto que el dinero no era un problema, era la idea de presentar a sus padres a alguien que ni él mismo conocía lo que no terminaba de agradarle. ¿Qué iba a ser de él si su padre se llegaba a enterar? ¿O su hermano? Seguramente sería su burla en cada reunión familiar.

    ─Sea como sea, ─retomó Isaac la palabra─, vine a preguntarte si íbamos a comer juntos. Me muero de hambre e imagino que tú tampoco has almorzado todavía.

    Con su mente en diferentes partes al mismo tiempo, Daniel casi olvidó ese pequeño detalle.

    .



    Era entrada la noche cuando se dio cuenta que era el único en el piso.

    La migraña de la tarde había mermado, pero los números en el monitor le hacían querer apagar todo, salir de ahí y no volver más en unos diez meses (maldecía que el sentido de responsabilidad, desarrollado con los años y el trabajo, no le permitiera hacer eso). Se hallaba con la mirada fija en la pantalla sin realmente observar, cuando las palabras de su amigo resonaron en lo profundo de su cabeza.

    “HireMe.”

    “Tú pagas, ella hace el trabajo y tu familia es feliz.”

    “Lo veo como un buen trato.”

    Sopesó la idea.

    Era una noche, solo una noche en la que fingiría estar enamorado de una completa desconocida y luego no tendría por qué volver a verla. Aunque su madre volvería a ser un problema, y su abuela. Su padre probablemente no le prestaría atención y su hermano tal vez diría algo imbécil como ”Por supuesto que la dejaste ir.” Tal vez la contrataría por dos ocasiones más, máximo, hasta fingir que rompieron.

    Era un plan pésimo, con muchas de perder y pocas de ganar, y odiaba a su amigo por haberle introducido la posibilidad de llevarlo a cabo en su cabeza, pero con el trabajo a tope y su familia pisándole los pies, revisar la susodicha página se tornaba cada vez más tentador.

    Y como la curiosidad mató al gato, al cabo de unos segundos se encontraba en el inicio de la web leyendo la descripción de todo lo que ofrecían. Isaac no había mentido y las reseñas estaban por encima de lo positivo.

    Daniel echó un ojo a la hora. Eran casi las 9 p.m., tenía que terminar el trabajo e ir a casa. Tal vez ir comprando algo de comida en el camino. El estómago le ardía, los ojos empezaban a pesarle y presentía la migraña de regreso. Tendría que haber cerrado en ese momento la web, pero no fue así.

    Se registró y empezó a llenar el formulario de cliente. Si lo hizo por desesperación o mera curiosidad, ni él mismo lo sabe. Cuando las preguntas comenzaron a tornarse tediosas y superficiales, empezó a responder con lo primero que se le cruzaba por la cabeza.

    «¿Qué tipo de ropa debería usar su acompañante», «¿Edad de preferencia?», «¿Rubia o morena?»

    La solicitud le había llevado más tiempo del que quería y solo pensaba en dar por finiquitado todo ese asunto (de nuevo, ¿por qué lo estaba haciendo? No tenía una respuesta clara); por ese motivo, cuando un cuadro de diálogo apareció en la pantalla y pensando que era para enviar los datos de una vez por todas, solo dio clic en «Confirmar» sin leer lo que en realidad ponía.

    Un email llegó a su teléfono confirmando el pago y la solicitud. Cinco mil dólares por una noche le parecía una exageración, pero ya mañana se arrepentiría de todo eso y el trabajo inconcluso. En ese segundo, solo pensaba en llegar a su departamento, tomar un baño de burbujas y dormir.

    .



    Era la tarde de víspera de Navidad y Daniel no había cancelado su solicitud. Muy por el contrario, se estaba preparando para conocer a quien sería su novia esa noche.

    «Pagaste cinco mil dólares. En lugar de botarlos, mejor hacer buen uso y ver cómo te va con tu acompañante, ¿no crees?» le había dicho Isaac.

    Debía admitir que sí tenía algo de razón. Fueron muchas molestias hasta llegar al punto en el que se encontraba, así que lo mejor era continuar con aquel teatro. Debía calmarse. Debía terminar de vestirse y calmarse. Si pensaba con mente positiva, nadie en la familia la aprobaría y ese era el resultado preferible. Se libraría de cualquier culpa y ahorraría explicaciones (y muchos más dólares).

    Sí, debía pensar en aquel escenario positivo.

    Terminó de colocarse la chaqueta y la fragancia para ese día (un perfume especiado de nuez moscada con notas de lavanda y limón), cuando el intercomunicador en su habitación sonó.

    ─Su cita ha llegado, Sr. Bailey ─dijo el recepcionista del otro lado. Horas antes ese mismo día, Daniel le dio el aviso de su cita y la orden de hacerle esperar en recepción.

    El tiempo desde esa conversación hasta el segundo en que se halló bajando por el ascensor se le hizo extremadamente corto, pero ya era demasiado tarde para arrepentirse de cualquier cosa.

    Era momento de crear la mentira.

    SPOILER (click to view)
    ¡Feliz año atrasado! XD

    Tengo muchas cosas para decir de este inicio, así que empezaré por la más importante. Saluda a Isaac Wahlberg (29). Es un romántico que no sabe dónde encontrar a su hombre ideal y busca donde lo lleve el internet XD. Empezó como interno en el piso de Daniel y desde ahí hicieron buenas migas.

    Lo segundo más importante y que olvidé advertirte: escribo mucho, ¿lo s-siento? ;w; Es un problema porque el trabajo me deja sin tiempo y los fines de semana aprovecho al máximo para dar rienda suelta a mis dedos. Espero que a pesar de eso me quieras TwT

    La palabra clave en la conversación con la madre es novia. Cuando llegue con Paul todo le hará clic a la señora (por ahora te debo la apariencia). Lo de la tía lo puse porque siempre está esa tía castrosa en las reuniones XD no le di muchas vueltas, pero podemos usarla después, quién sabe.

    La ropa que lleva Dani es esta (porque un cuello de tortuga siempre viene bien), y el perfume que utilizó (porque el nombre me resultó gracioso y acorde a todas las decisiones de Dani en esos días XD).

    No lo dije en la historia porque estaba esperando a la siguiente respuesta, pero lo que decía el cuadro de diálogo que llevó a la confusión era más o menos que ya no contaban con chicas disponibles para la fecha, y si aun así deseaba continuar con la transacción. Aquí pueden entrar los términos y condiciones que nunca leemos xD de si se dan esos casos y si el cliente confirma, la empresa enviará a cualquier otra persona indiferente del género.

    Eso es todo por mi parte. Espero sea de tu agrado este inicio y si quieres modificar algo podemos conversarlo n.n no tengo problema.
  12. .

    oprah-screaming
    ¡Ya somos 2 listas para este desmadre de hombres y sus problemas!



    Y hay más videos de donde salió ese XD

    Yes! Cuando lo haya abierto te dejo el link por aquí o mp uwu ♥ ideas no faltan, así que espero tenerlo prontito TwT hasta entonces, nos vemos y cuídate <3
  13. .

    supernatural-excited
    Tu mensajito es la mejor noticia antes de terminar el año ;w; <3



    Primero, muchas gracias por aceptar a mi nene y tus palabras tan bellas!! Este chico salió gracias a tu personaje y lo mucho que me enamoró uwu! <3

    QUOTE
    los ricos y los putos también lloran (?

    XD qué te puedo decir, tienes mucha razón y me encantó esa frase. Yo también soy mucho de escribir dramas familiares porque ahí se da el jugo de todo XD.

    Sí, la abuela tuve que agregarla al final porque esa casa iba a estar llena de tensión y mucha energía masculina >.< necesitaba darle un respiro a nuestros nenes y nada mejor que una abuelita <3 Dani no querrá verla triste, Paul no querrá verla triste, así que la mentira deberá continuar XD.

    Contestando a tus preguntas:
    ♥ Me acomodo a cualquier tipo de narrativa, con un poco más de preferencia hacia la tercera persona. Si estás cómoda con esa, podemos utilizarla.
    ♥ En este caso, preferiría abrirlo yo y aquí aprovecho a responder tu cuarta pregunta. En el apartado de Paul mencionaste que mi personaje contratara su compañía por un anuncio que vio en internet. Ahora, ¿qué te parece la idea de que sea el mejor amigo de Dani quien le mencione la existencia de esta web de acompañantes? (Este personaje no tiene nombre aún, pero ya lo había planeado como un buen apoyo para Dani al momento de esclarecer sus sentimientos por Paul en un futuro). Si estás de acuerdo con la idea, puedo partir con esa escena y cómo mi personaje termina cometiendo el error que los llevará a ser esposos conocerse. Solo te pediría un poco de paciencia porque, por estas fechas, me está costando hacer espacio para escribir entre mis propias reuniones familiares jajaja TwT
    ♥ Para los títulos no te preocupes, pensé en algunos con la playlist de Dani como inspiración XD.

    1. Let It Happen

    2. Let There Be Light

    3. What lies behind close doors goes unseen

    4. This tale of reckless love

    Me marcho feliz y esperando que alguna de las ideas te agrade uwu. Me da mucho gusto poder rolear contigo, en serio, le tengo mucho entusiasmo a nuestra historia y estoy segura de que nos divertiremos con estos dos >w< <3
    SPOILER (click to view)
    Casi lo olvido, vi este video hoy y claro que representa a Dani XD
    https://vm.tiktok.com/ZMFcqUs68/
  14. .
    ¡Hola!

    Tardé más de lo esperado, pero aquí me tienes de regreso con mi propuesta. Quise hacer un niño rico con dramas familiares para mover un poco el asunto (y porque me alimento de estos dramas XD). Te dejo con la lectura y espero sea de tu agrado n.n


    SPOILER (click to view)








    A ojos de terceros, la vida de Daniel Bailey ha sido relativamente sencilla. Viniendo de la familia que fundó hace cincuenta años una de las empresas élite en el mundo de la hotelería en Estados Unidos, creció sin que el dinero sea realmente un problema para él o para su hermano mayor, Sean (33).

    Cabe aclarar que no son famosos per se y sus nombres no encabezan los titulares de los periódicos ni la televisión. Sin embargo, dentro del sector hotelero es bien sabido tanto de las hazañas como los desaciertos del negocio familiar a lo largo de los años.

    Pero hablemos de Daniel. ¿Realmente ha tenido una vida fácil?

    La respuesta es corta: sí.

    Con una rápida mirada la primera vez, deduces que no será sencillo empatizar con este niño rico. Su estrato social sale a relucir desde su ropa de diseñador, sus accesorios, hasta su forma de andar y de hablar. Durante toda su vida ha asistido a las mejores instituciones y ha vivido la vida que cualquier persona del tercer mundo envidiaría. Más o menos.

    Contrario al pensamiento popular y a lo que el mismo Daniel se ha encargado de enmascarar a través de sonrisas y palabras bonitas, la cuna de oro y sus comodidades venían con un peso más grande escondido entre las cuatro paredes de aquel hogar, un peso con su mismo apellido, pero con el nombre de su padre.

    Las peleas con el Sr. William (61) tuvieron sus inicios en la infancia. Nadie sabe por qué pese a los regaños y mano dura de su padre, Daniel era propenso a causar problemas. Claro que todo empezó con cosas pequeñas: paredes pintadas, objetos rotos, berrinches por juguetes; su madre las veía como las típicas travesuras de un niño, pero su padre opinaba diferente.

    ”Sean nunca fue así. Él sabe cómo ser disciplinado.”

    El Sr. William nunca se molestó en ocultarle este desagrado. Decía estas palabras a sus espaldas en un tono lo suficientemente alto para que lo escuche, y luego las volvía a repetir en su cara. Al inicio no lo entendía del todo, pero conforme transcurrían los años una cosa era cada vez más clara para Daniel: Sean era el hijo perfecto y él no.

    La pubertad tampoco fue una aliada para afianzar los lazos familiares, si acaso todo lo contrario. Cuando en casa tienes dos adolescentes totalmente diferentes que desde temprana edad no se han llevado bien, las posibilidades de una convivencia amena son casi nulas, por no decir cero. Era una rivalidad infundada de forma indirecta por su padre con su constante elogio hacia cualquier cosa que hiciera Sean, y con esto la comparativa que se generaba de inmediato con el menor.

    Era Sean quien iniciaba las peleas verbales con su actitud prepotente y el placer de hacerle sentir inferior; y era Daniel quien terminaba de encajarle uno que otro golpe cuando hincaba en lo más profundo de sus inseguridades, a pesar de llevar las de perder porque su hermano era más alto y fuerte por ese entonces.
    El Sr. William no aguantó mucho de su falta de modales, de las peleas en casa y de su indisciplina en secundaria, así que optó por hacer lo mismo que su abuelo había hecho con él y lo envió a un internado militar.

    Fue una medida exagerada que al final rindió frutos. Al salir de ahí, su padre notó un temple más calmado y analítico; ahora pensaba antes de hablar o actuar y las peleas mermaron casi en su totalidad. Lo que su padre no lograba ver era que el resentimiento continuaba latente.

    Le había enviado lejos de su madre y su abuela, las únicas que siempre lo habían apoyado, a un lugar donde el abuso de poder era considerado normal y parte del protocolo. Y pese al cambio, a los años aguantando malos tratos esperando salir antes (vaya si estaba equivocado), su padre lo recibió con la cruda realidad de sus palabras.

    ”Ahora ya pareces un poco más como tu hermano.”

    Era como si no importara lo que hiciera ni cuánto lo intentaba, a los ojos de su padre nunca sería lo suficientemente bueno y estaba condenado a vivir bajo la sombra de su hermano. A pesar de esto, sentía inevitable buscar la validación del Sr. William; después de todo, en el fondo ese es el deseo de casi cualquier hijo.

    Al final estudió Economía y Finanzas, como era lo que se esperaba de él. Su padre lo nombró Gerente Contable en la empresa familiar luego de unos años. Es un cargo importante, pero quien maneja la empresa a su lado actualmente como Gerente General es Sean.





    fPJAxXt
    WWaDlUG

    De tez bronceada, ojos verdes y 1.80m de altura, resulta difícil ignorar la presencia de Daniel cuando no está rodeado con los de su clase. Se sabe ya que su forma de vestir siempre será prolija y casi siempre del lado de lo formal, incluso no estando en horario de oficina; pero es más bien su caminar erguido, producto de los años en el internado, lo que impone respeto al entrar en cualquier lugar.

    A pesar de su posición en la empresa y aunque sí posee un carácter fuerte, en su piso lo consideran como alguien empático. Le resulta sencillo ponerse en los zapatos de otros cuando de escuchar a sus colegas se trata, pero no es la persona apropiada para dar consejos. Al menos no si quien lo solicita es alguien que no aguanta la verdad de frente.

    Sin embargo, uno de sus mayores defectos es seguir esperando, muy en el interior, a que su padre lo vea como un individuo con deseos y anhelos propios. El hombre ya tiene sus años y sus propias dolencias, por lo que su madre le ha pedido en más de una ocasión que limite sus palabras y las confrontaciones. Aunque, como es de esperarse, el viejo hábito de llevarse la contraria resurge momentáneamente (aunque Daniel sepa que siempre llevará las de perder).

    Otro de sus defectos, a ojos de su familia al menos, es que deposita más confianza de la que debería en las personas y de forma muy rápida. Su madre alega que por ello nunca conoció a alguna de sus novias de la universidad (ella sabía, ellas siempre saben), y muy lejos de la realidad no está. Probablemente sea su estrato social o solo tiene mala suerte al conseguir pareja, pero nunca ha logrado mantener relaciones largas y, cuando han terminado, ha sido porque estaban con él por su dinero.

    Ya lleva varios años centrado únicamente en el trabajo, aunque debe admitir que ha tenido encuentros de una noche en ciertas fiestas organizadas por sus amigos.

      D A T O S E X T R A
    • Actualmente vive solo en un departamento en la zona financiera, cerca de la oficina.

    • Es bueno cocinando. Tal vez en otra circunstancia hubiese estudiado algo relacionado a esa rama.

    • Con quien mejor tiene una relación en la familia es con su abuela (83). Es por ella que va a casa de sus padres cada fin de semana. A pesar de su edad y las diferentes enfermedades que padece, la señora aún mantiene una buena energía y sentido del humor, características que también heredó su madre.

    • La relación con las personas de la oficina es estrictamente laboral, excepto con uno de sus colegas a quien ya considera un amigo luego de 5 años trabajando juntos.

    • No le gusta el modo de trabajar de su padre. Considera que es más un dictador que un líder y odia cuando hace sus inspecciones en su área encargada (Daniel cree que solo lo hace para sacar a la luz errores en su piso). Está de más mencionar que estas visitas siempre terminan en riñas.

    • Este último par de años lleva sintiendo la presión de la edad mucho más fuerte. Desde que su hermano contrajo nupcias y trajo dos vidas al mundo, la familia no deja de preguntarle para cuándo es su turno. Al principio prefería ignorar aquellos comentarios, pero con 31 años recién cumplidos su madre empieza a sonar realmente preocupada cada vez que charlan.










    Dependiendo de tu veredicto, podemos armar un drama en esa cena navideña familiar. La abuela me parece un buen apoyo para tu personaje en todo ese lío y sería ella quien al final se encariñe con tu nene, y a Dani no le quedará de otra que seguir en contacto. Por lo pronto, prefiero esperar a tu decisión antes de irme sin frenos n.n
  15. .

    fc39407f975a6a4803b642c226b27b15
    Vine tranquila a visitar el foro y terminé flechada con tus muchachos. ¡Cuánto peligro!



    ¡Hola! ¿Cómo te encuentras?

    Bien, vengo a dejar constancia de mi interés por uno de tus chicos (en realidad fueron dos los que atraparon mi corazón, pero el tiempo es mi peor enemigo y me decanté a probar suerte solo con uno. No diré quién fue el otro porque me gusta el suspenso >: D). En tu apartado de reglas no mencionaste si apartas o no, así que me aventuro a dejar este mensajito porque quiero traerte una ficha para tu sadboy, Paul. Soy un poco muy amante de esas historias de fingir una relación solo para que terminen convirtiéndose en realidad, además de que la historia y el objetivo de tu nene me estrujaron el corazón >w<

    Tengo una duda, ¿hasta qué edad puedo traerte a mi chico? El rango que tenía pensado estaba entre los 27-30 años, pero mejor preguntar antes de regarla.

    Aunque mi misión es traerte una propuesta entre el lunes o martes, si no estás de acuerdo con esto lo entenderé a la perfección uwu
    <3
60 replies since 1/9/2019
.