Posts written by Mr Brightside

  1. .
    Aaaah! No puedo estar más enamorada de esta iniciativa<3 Gracias por ella~.

    Me he llevado una sorpresa súper agradable al ver que algunas de mis opciones ya habían sido dichas <3. Aún así me ha costado decidirme porque siguen quedando muchas en el tintero adsfghj es que casi todo lo que escucho va de amor.


    1.
    We fell in love in October. || girl in red.
    QUOTE
    We fell in love in October, that's why I love fall
    Looking at the stars, admiring from afar
    My girl, my girl, my girl.

    2. Incondicional. || Babi.
    QUOTE
    Me pongo tu ropa, que es como mejor te queda
    Ponemos bachata, sertanejo, lo que quieras
    Últimamente me ha da'o fuerte por la rancheras
    Contigo se me olvida que la vida es pasajera.

    3. Yo quise ser. || K1ZA y Lasole.
    QUOTE
    Me haces latir el corazón y me lo arrancas
    Me enseñas como brilla el sol
    Te enfadas y lo apagas
    Yo voy a estar pa'ti en las buenas y en las malas
    Me has partío' en dos la vida
    Párteme la cara.


  2. .

    28c75f794db9b3a4408305ba0b51402d



    Era la primera vez que su jefe les daba vacaciones y aunque existían un millón de posibilidades para aprovecharlas ambos tuvieron claro qué era lo primero y más importante.

    —Tengamos una cita.

    —Eres mío.

    La voz de uno se mezcló con la del otro en cuanto salieron de la, como siempre, aburrida reunión de trabajo. La ceja del más alto se alzó en un gesto de diversión.

    —¿Estamos de acuerdo en algo? Déjame ver si tienes fiebre, novato. —Y mientras decía aquello llevó una mano a la frente de su compañero, que bufó y se la apartó de un manotazo.

    —Cierra la boca si no quieres que me arrepienta. —Le lanzó las llaves del auto como pequeño castigo a sabiendas de que Pietro prefería con diferencia ser el copiloto—. Tú conduces. —Esperaba que le llevara a un sitio bonito.

    ❀༉

    El sitio bonito resultó ser el apartamento de Pietro. Flavio lo había visto fumar poco más de un par de veces y aún así el lugar estaba impregnado del inconfundible olor a tabaco lo que le llevó a preguntarse si su compañero sería un asiduo fumador en la intimidad. No preguntó a pesar de que le quemaba la curiosidad porque así era su relación: trabajaban juntos, follaban, se insultaban e incluso se habían dicho en un puñado de ocasiones que se querían, pero nunca hablaban de sus vidas personales, ninguno sabía sobre el pasado del otro, sus miedos o deseos, ni por supuesto sobre los malos vicios que pudieran tener.

    Poco tardaron en desvestirse el uno al otro regalándose besos y mordidas, caricias y arañazos. Tras varias semanas en las que misiones se habían sucedido una tras otra, cada una más problemática que la anterior, no habían podido disfrutarse mutuamente como era debido y la impaciencia era palpable.

    Mientras Pietro recorría con la lengua el miembro de su compañero ninguno pudo seguir pasando por alto que algo no iba bien. Flavio llevaba preocupándose por ello desde los primeros besos y su compañero lo había notado poco después. El "amiguito" de Flavio estaba más que dormido y no parecía estar entre sus planes despertarse.

    —Nunca me había pasado.

    Cualquiera que pudiera tener problemas de erección sabía que era un tema serio, incluso Pietro pensaba pasar por alto aquello a sabiendas de que podrían pasarlo muy bien aún así. Sin embargo la rápida afirmación de Flavio le hizo reír y le impidió quedarse callado.

    —Claro, a ninguno nos ha pasado.

    —Eres un imbécil. —Se levantó con brusquedad y en un momento ya tenía la camisa puesta y los calzoncillos a medio subir.

    —Oh, venga ya, novato, ¿no sabes que podemos follar sin una erección de por medio? —La burla se podía apreciar en su voz.

    —No, no lo se. —Se giró a mirarlo con una furia que Pietro no le había visto nunca—. No sé nada de follar más allá de lo que he hecho contigo, lamento no saber tanto como tú. —Terminó de subirse el pantalón y comenzó a pelearse con el problemático cinturón.

    Durante unos segundos se mantuvo en silencio tragándose sus ganas de soltarle algún comentario burlón. No le gustaba hablar totalmente en serio ni tener conversaciones estúpidas en las que los sentimientos primaban, pero estaba empezando a darse cuenta de que dichas conversaciones serían inevitables mientras continuara compartiendo su vida con Flavio.

    —De eso va ser un novato, aprendes de quien tiene más práctica. —Si pensaba que eso iba a disminuir el enfado de su compañero era obvio que se equivocaba—. Te he enseñado a usar un arma y a dejar tu ropa impoluta después de mancharla de sangre, te gustó que lo hiciera, déjame enseñarte también esto. —Se acercó a su compañero apartándole las manos con cuidado del cinturón.

    —No quiero que me enseñes una mierda, Pietro.

    —Tú te lo pierdes. —Le abrochó el cinturón y se inclinó hacia la mesita de noche para recoger las llaves del auto y tendérselas—. Ten cuidado por el camino, sería una desgracia volver a quedarme sin compañero.

    —Eres un imbécil. —Bufó, agarrando las llaves y girándose para marcharse.

    —Apostaría que un poco más cada día, pero esta vez ni siquiera sé la razón. —Y eso le molestaba, lo suyo era tener el control y no dudar, pero en esa situación le ganaba la confusión—. Así que ilumíname, novato.

    Era lo más cercano que iba a estar de aceptar que quería entender a su compañero. Y a Flavio no le hizo falta más para darse cuenta de que Pietro quería arreglar la situación aunque ni siquiera tuviera claro cuál era. Suspiró mientras volvía a girarse para mirar al moreno que no le había quitado la vista de encima.

    —Dijiste que esta mierda era algo más que ser compañeros o dos personas que se lo montaban, pero aquí estamos. Una cita en la que o dejo que me enseñes a hacerlo cuando esta mierda no quiere funcionar o me voy a mi puta casa.

    La ceja de Pietro volvió a alzarse y la sonrisa burlona volvió a pintar su rostro. Así que ese era el problema. Lo que tenía con Flavio era la relación más profunda que jamás había tenido con nadie, lo amaba y cualquier plan a su lado le parecía divertido, pero hasta el momento ninguno había ofrecido al otro algún plan distinto a tener sexo así que había asumido el desinterés de su compañero por otro tipo de quedadas.

    —¿Estás teniendo un berrinche porque quieres salir conmigo? —No pudo contener la risa, era todo mucho más sencillo de lo que parecía—. Mira que te gusta complicar las cosas, ¿eh, novato? Solo tenías que decirlo.

    —Dije que tuviéramos una cita.

    —Y por eso estamos aquí.

    A Flavio se le frunció el ceño a la vez que le lanzaba las llaves directamente al pecho.

    —Y una mierda, estamos aquí porque estabas cachondo.

    —Estábamos. —Corrigió, por fin levantándose para vestirse también—. Hasta donde sé, novato, dos personas que quedan para tener sexo están teniendo una cita.

    —Una puta y un putero también quedan para follar. —Recorrió con la mirada a su compañero, que acababa de colocarse los calcetines.

    —¿Oh, así que tengo pinta de putero, novato? —Solo recibió un bufido como respuesta y tuvo claro que debería dar su brazo a torcer—. Sé hacer muchas cosas, pero no leer mentes. No he tenido otro tipo de citas, Flavio, ¿por qué tú querrías algo distinto?

    —Porque yo no soy como esa escoria. Quiero que follemos como conejos pero también quiero ir a cenar en un puto restaurante, al jodido parque de atracciones o lo que sea que hagan las parejas.

    Ambos parecieron quedarse congelados unos segundos. Pareja. Dos hombres que se amaban, que tenían sexo y querían quedar para otro tipo de cosas. Sin duda ese era el término correcto para referirse al tipo de relación que tenían, solo que nunca lo habían dicho en voz alta. Ambos trataban de no pensar demasiado en el tema.

    —Las parejas, —repitió al fin Pietro—, ¿así que es eso lo que somos?

    —Dímelo tú ¿lo somos? —La inseguridad en su tono era obvia, al parecer el enfado ya estaba disipándose.

    —Responder a una pregunta con otra denota una lamentable falta de educación, novato. —Volvía a mostrarse burlón y seguro. Sabiendo el problema podría solucionarlo—. Y dado que la educación es lo primero, te castigaré dejándote sin respuesta.

    —Eso también es maleducado. —Pietro se encogió de hombros y se acercó para besarle en los labios.

    —Entonces castígame.

    —Que te den. —Aún diciendo aquello no pudo contener una sonrisa, ese hombre le sacaba de sus casillas tanto como le encantaba. No le hacía falta una respuesta.

    —Recoge las llaves. —A Flavio se le congeló la sonrisa, tal vez se equivocaba y después de todo su compañero solo quería sexo con él—. Nos vamos al parque de atracciones.

    —¿Qué? —Si fuera un dibujo animado su mandíbula habría chocado contra el suelo.

    —Es lo que querías ¿No? Estoy portándome bien, no desaproveches la oportunidad. —Le dedicó una sonrisa juguetona dándole un golpecito con la cadera.

    ❀༉

    El parque de atracciones estaba tan concurrido que resultaba hasta molesto, los niños correteaban por todos lados y Flavio sentía que quería estrangular a cada uno de los idiotas que se chocaban con él. Pietro parecía, como siempre, mucho más calmado y en algún punto su misión principal fue el dar suaves tirones de su compañero para apegárselo cada vez que algún desconocido estaba a punto de chocarse con él.

    —Esto es una estupidez. No sé ni porqué dije que quería esta mierda ¿Qué hacen dos asesinos en un sitio para mocosos?

    —Ser los mejores en el tiro al blanco. —Pietro señaló el puesto donde se daban distintos regalos a quien pudiera conseguir acertar con la bala de corcho en las dianas—. Dime lo que quieres y te lo conseguiré.

    A Flavio se le fueron todas las ganas de quejarse con ese ofrecimiento, su compañero, el hombre al que quería, a quien había visto arrancarle todas las uñas a un hombre que le rogaba piedad sin que se le fuera la sonrisa y por el que había estado al borde de la muerte más de una vez, le estaba ofreciendo conseguirle un regalo en el tiro al blanco de un parque de atracciones. Era algo tan mundano, tan sencillo, y a Flavio le encantaba poder fingir que sus vidas no eran tan turbias como realmente eran.

    —Quiero lo más caro.

    —¿En serio? Y yo que esperaba un enorme peluche al que abrazar las noches en las que no me tengas cerca. —Por supuesto la burla fue respondida con un bufido, no iba a gastar tiempo y saliva en decir algo al respecto.

    Pietro era un muy buen tirador así que estaba convencido de su éxito. Conseguiría lo más caro, que resultaba ser una tostadora, y además el peluche más gigantesco. Pero el primer disparo falló, el segundo acertó sin llegar a tirar el blanco y el tercero rebotó directamente hacia su cara. Claro que Pietro tenía buenos reflejos y era de reacción rápida, pero no cuando estaba de lo más relajado en un tonto e infantil juego, así que no vio venir ese corcho y antes de darse cuenta sentía un ardiente dolor en el labio.

    —¿Está bien, amigo?

    Llevaba tan mal el fracaso que ni respondió al hombre ni se molestó en fingir estar de buen humor, solo le plantó el dinero delante para una segunda ronda. Siguió una tercera y una cuarta.

    —Oiga, amigo. —Se refirió al encargado del puesto tras un quinto intento fallido con un claro aire sarcástico—. Ambos sabemos que no he fallado todas estas veces por mi falta de habilidad ¿Va a decirme cuál es el truco?

    —Aquí no hay ni truco ni cartón, amig...

    —Por supuesto, y yo nací ayer. —Flavio notó la amenaza en su tono, así que le tomó de la mano llamándole la atención.

    —Vámonos, Pietro. Ni siquiera hago tostadas así que vámonos. —No quería ver sangre ese día, al menos no más que las brillantes gotas que salían del labio de su compañero—. Si va a hacer trampas debería ser menos descarado, algún día alguien le partirá la cabeza—. Amenazó al trabajador y tras ello se apartaron de allí.

    Flavio lavó la herida de Pietro y le puso una tirita antes de continuar con su pequeña aventura en el centro de atracciones. Lo principal de ese tipo de lugares eran las atracciones y allí se dirigieron, aunque había muchas Flavio tenía claro en cual quería montar: la noria. Para él, un paseo en noria con la persona que se quiere siempre había sido un plan sobre romántico.

    —¿La noria? ¿Así que eres una adolescente cliché?

    Pietro se ganó un puñetazo por burlarse.

    —Venga ya, sabes que la magia de la noria es una fantasía romántica. En realidad es aburrido.

    —¿Ya has subido con alguien alguna vez?

    —Oh, el dulce olor de los celos... —Se acercó a su compañero olisqueándole el cuello y recibió un nuevo bufido. —Subí una vez con mi hermana, hace mucho.

    ¿Tenía una hermana? De nuevo resaltaba lo poco que sabían el uno del otro.

    —Pero subir con tu... compañero, seguro será diferente.

    Normalmente era Flavio quien cedía a las exigencias, deseos y locuras de Pietro así que esa vez el moreno decidió que podía ceder. Aunque odiaba la idea. Aún recordaba aquella primera vez que había subido a una noria...

    Y esa segunda vez no se sintió diferente. La cabina se movía demasiado desde el principio, el balanceo daba la sensación de una sujeción inestable, y mientras más subía más parecía que iba a caerse y destrozarse la cabeza contra el suelo.

    —Mira, así las personas parecen las hormigas que son. —Pietro trató de mirar y hacerlo, comprobando las palabras de su compañero, solo sirvió para que se le revolviera el estómago.— Dijiste que subiste a una de estas con tu hermana, no sabía que... —Se atrevió a comentar al respecto, realmente curioso por la vida de su compañero, pero una sonora arcada lo silenció.

    Antes de poder impedirlo Pietro estaba echando por la boca todo lo que ese día había comido. Flavio, con zapatos manchados, se apresuró a inclinarse sobre su compañero ayudándole a sacar la cabeza por la ventana. Si Pietro estaba arrepintiéndose de haber aceptado subir en esa noria más estaban arrepintiéndose de hacerlo todas aquellas personas sobre las que su cabina pasó, sin duda no era una lluvia de vómito lo que esperaban recibir ese día.

    Ya lejos de esa atracción del diablo y con la cabeza apoyada en el regazo de su compañero Pietro volvía a tener color en las mejillas. A Flavio le encantaba ese color ligeramente bronceado y aún más le encantaba ver esa debilidad en él, sentía que en ese momento era más cercano a Pietro de lo que lo había sido nunca.

    —Nunca me había pasado. —Habló con un hilo de voz no perdiendo la oportunidad de burlarse un poco de él.

    —Claro, a ninguno nos ha pasado. —Flavio disfrutó devolviéndosela y ambos rieron.

    —Novato, esta es la peor de las citas.

    Realmente sentía no haber sido capaz de darle una buena cita pero no iba a decirlo en voz alta ni dejarlo ver en su tono. No hacía falta, Flavio ya iba conociendo a su exasperante compañero.

    —No. Ahora sé que tienes una hermana, te he visto siendo alguien normal y no solo un delincuente de mierda, además ya no tengo dudas. Ha sido la mejor cita del mundo. —La sonrisa cálida que se le formó se le pegó a Pietro.

    —¿Y qué dudas son esas que ya no tienes?

    —Me quieres. Y te conozco mejor que nadie porque somos pareja. —Se inclinó para poder besar los heridos labios de su pareja—. Conoceré cada detalle de ti en algún momento, tendremos tiempo.

    A Pietro podría salírsele el corazón por la boca en ese mismo instante y aunque normalmente lo ocultaría con su actitud desenfadada y algún comentario burlón esa vez se obligó a dejarse llevar.

    —Lo harás. —Le tomó el rostro entre las manos para que volvieran a besarse—. Tengo dos hermanas menores, ellas.... —Estaba dispuesto a saciar la curiosidad de Flavio sobre ese tema aunque nunca hubiera hablado a nadie de su familia, pero entonces notó algo duro contra su nuca—... ¿Qué es esto, novato?, —De nuevo su ceja se había alzado con diversión—, ¿ahora sí estás a tono?

    —Cierra la boca, imbécil.

    Flavio le cubrió la cara con las manos y aunque Pietro pensó que lo hacía para callarlo lo hizo para que no viera su naciente sonrojo. Sí, claro que estaba a tono, ya no tenía una dolorosa vocecilla insistiéndole en que su relación era puro sexo. Al fin y al cabo era un novato en eso del amor, ambos lo eran, necesitarían tiempo, paciencia, comunicación y muchas más de esas citas cuestionables para que lo suyo funcionase. Pero por el momento a Flavio le bastaba con saber que existía un "lo suyo" y que ambos estaban dispuestos a esforzarse por ello.
  3. .
    Psique Y Eros, de Luna McNamara.

    QUOTE
    En este evocador retelling inspirado en la mitología griega, el dios del deseo queda condenado a enamorarse de una joven mortal de quien será separado si sus miradas se cruzan.

    ¿Quién dijo que el amor verdadero era un mito?

    Una profecía asegura que Psique, princesa de Micenas, vencerá a un monstruo temido por los dioses. Amada por su familia, pero lejos de encajar en las expectativas de la sociedad para las mujeres, Psique se entrena para convertirse en una heroína dominando la espada y el arco.

    Cuando Psique provoca el enfado de Afrodita, diosa del amor, esta obliga a Eros, dios del deseo, a que la ayude a perpetrar una cruel maldición. Eros es el dios más joven de entre los dioses mayores, irónico y hastiado, inseguro de su lugar en el cosmos; lo último que desea es verse involucrado en el caos del mundo de los mortales. Pero en cuanto se pincha con la flecha destinada a Psique, Eros se queda condenado a desear a una mujer de quien será separado si sus miradas se cruzan.

    Un relato subversivo de dioses, monstruos y del corazón y el alma humanos, Psique y Eros deslumbra a los sentidos a la vez que explora temas como la confianza, el sacrificio y lo que realmente significa ser una heroína. Con personajes inolvidables, una prosa fascinante y una tensión excitante, Luna McNamara ha construido una novela debut brillante sobre un amor tan profundo que desafía la voluntad del Olimpo.
  4. .
    Los 39 escalones (1935) de Alfred Hitchcock.

    SPOILER (click to view)
    336cfd88dec364d7ba544c34de9e7b46
  5. .
    Holi!

    No estoy segura de si esto sigue vivo (parece que no) o mi mensaje morirá aquí adsfghj pero vamos a intentarlo~ He visto que los enlaces para Itsuka no Kimi e no funcionan, so he hecho un poco de magia y este es un nuevo enlace desde donde se podría descargar, y este otro donde se podría ver on-line (y con calidad cuestionable</3).
  6. .



    Ese día todo debería haber estado relajado, su única misión era observar los movimientos de cierto grupo problemático para saber que se traían entre manos y aún esperarían varios días hasta entrar en acción. Sin embargo, una serie de catastróficas desdichas les llevó a ser descubiertos. O más bien, les llevó a caer de bruces justo frente a uno de esos criminales armados.

    Fue algo tan inesperado que el siempre hablador Pietro no tuvo nada que decir. Antes de pestañear ya tenía una pistola contra la frente, y habría tenido un desagradable agujero entre ceja y ceja de no ser por los rápidos reflejos de Flavio, que golpeó la muñeca del desconocido haciendo que el arma se separara de su compañero y el disparo cortara el aire a su lado, haciendo que por unos segundos solo pudiera escuchar un potente pitido.

    Mierda.

    —No está bien intentar estropear así una cara bonita. —Pietro recuperó la voz, con su habitual tono burlón a pesar de que ni un segundo atrás había estado a punto de morir.

    Flavio estaba convencido de que en ese mismo momento empezaría un tiroteo y ya tenía su arma preparada. Recibirían unas cuantas heridas pero sabía que podían acabar con ese grupo de imbéciles que, para su desgracia, ni siquiera estaban cerca de ser los líderes del grupo al que investigaban.
    Como ya era habitual Pietro tenía otro plan. Uno estúpido e innecesariamente peligroso que alargaría las cosas. Momentos antes de que las cosas se torcieran un mini cooper había aparcado a unos pocos metros de distancia, bajando de allí un chiquillo mientras la que probablemente fuera su madre se mantenía dentro en espera de su vuelta.

    —Mira, novato, menuda vergüenza de coche. —Había susurrado visiblemente divertido Pietro.

    —¿Ese mini? Tienes un gusto de mierda. Cuando compre un coche será uno de esos, son lo mejor.

    —Qué absurdo, para eso mejor compra un coche de juguete.

    Ya fuera porque el moreno recordara aquella conversación o por la sencilla razón de que era un imbécil, corrió la corta distancia que le separaba del auto del que la mujer había salido para fumarse un cigarrillo y, sin pararse a observar si la llave estaba en el contacto abrió la puerta del copiloto y entró. No le hizo falta decir nada pues, como siempre, Flavio le siguió en su estupidez y un segundo después ya estaba dentro del auto buscando con dedos torpes la llave.

    Fue ya con el auto en marcha que Flavio soltó el aire contenido por la tensión del momento. Aunque llevaban casi un año siendo un equipo aún no había podido acostumbrarse a las excentricidades de su compañero, lo cual no quitaba que siempre le siguiera sin dudar, más por supervivencia que por decisión propia.

    —Si esa mujer no fuera tan descuidada y hubiera llevado consigo la llave estaríamos muertos. —Le reprendió mirándolo de soslayo.

    —Pero estamos vivos, novato.

    —Por pura chiripa. —Bufó, girando hacia un callejón marcado como dirección prohibida.

    Como era de esperar sus enemigos no habían tardado en perseguirlos. Podía ver por el retrovisor un par de coches tras ellos y una moto que se acercaba a una velocidad que ese cochecito con apariencia de juguete no podía igualar.

    —Oh, pero qué dramático eres. —Le sonrió con aire juguetón y Flavio supo que si la cosa estaba mal, pronto empeoraría.

    Escuchó la ventanilla abrirse y el seguro del arma que su amigo portaba desactivarse. Un par de disparos no tardaron en escucharse y Flavio vio la moto derrapar hasta estrellarse contra el suelo.

    —¿Alguna vez te he dicho lo sexy que te ves conduciendo?

    —¿Alguna vez te he dicho lo ridículo que te ves cada vez que abres la boca? —Esa vez no le hizo falta mirar a Pietro para saber que estaba sonriendo de nuevo con ese aire juguetón que le ponía los vellos de punta.

    —Bastantes veces, pero esta mañana decías algo bien diferente, novato.

    Aunque Flavio estaba demasiado ocupado intentando escabullirse entre el tráfico para que sus perseguidores los perdieran de vista como para mirarlo, solo con notar el movimiento a su lado supo que Pietro se estaba recogiendo el cabello en un descuidado moño medio. Eso sólo podía significar una cosa.

    —Pietro, no. —Su tono exigente no causó efecto en su compañero. Nunca lo hacía.

    Flavio se inclinó sobre el asiento del conductor y sus hábiles dedos no tardaron en desabrochar la correa y bajar la cremallera del vaquera que enfundaba las largas piernas de su compañero.

    —Levanta el trasero. —Ordenó, y sabiendo que con negarse sólo conseguiría la insistencia del moreno Flavio obedeció sin rechistar.

    En un instante su pantalón le quedó por las rodillas al igual que su ropa interior lo cual era cuanto menos incómodo a la hora de conducir. Estaba seguro de que iban a acabar muertos, bien por un mal choque bien por que sus persecutores consiguieran frenar su huida e igual de seguro estaba de que a Pietro eso le importaría bien poco.

    La boca de Pietro dejó un reguero de besos y mordidas más o menos suaves en los muslos ajenos, y aunque a Flavio esa situación le molestaba y asustaba, su cuerpo reaccionaba demasiado rápido a su compañero. Había sido así desde la primera vez que sus pieles se tocaron.

    —Tiemblas como la primera vez, novato ¿Tanto miedo me tienes?

    —Mi miedo es morir por hacer caso a un gili... —Enmudeció, no por la lengua que acariciaba entre sus piernas si no por el estrépito de uno de los retrovisores destrozándose tras recibir un disparo.

    —Relájate novato, no te dejaría morir. Sería una pena no poder disfrutar de esto. —Y no dudó en llevarse lo que ya empezaba a ser una erección a la boca.

    Flavio clavó los dedos en el volante preguntándose, como hacía casi diariamente desde que trabajaba junto a Pietro, cómo había acabado en esa situación de mierda. Una mierda muy placentera, pues su compañero ya conocía el ritmo que le gustaba, la manera en la que jadeaba con el suave roce de sus dientes, cómo disfrutaba que golpeara la punta contra su mejilla... Y antes de que un segundo disparo destrozara la luna trasera, Flavio ya estaba totalmente duro dentro de la boca del moreno y éste empezaba a desabrocharse su propio pantalón.

    Sí le tomó por sorpresa el siguiente movimiento de Pietro que, tras dedicarle una última lamida desde la base hasta la punta, se apartó de su propio asiento para encaramarse en el del conductor. Entre las prendas a mitad de sus piernas, el coche a alta velocidad y el espacio reducido, fue un milagro que el moreno no se atascara con la palanca de frenos o que fuera capaz de dejar una pierna a cada lado de las de Flavio.

    Mientras Flavio intentaba no solo seguir prestando atención al tráfico que los rodeaba si no ser capaz de colarse entre los coches y tomar cambios de dirección inesperados que esperaba despistaran a sus persecutores, Pietro comenzó a mover sus caderas frotando su trabajado trasero contra la erección de su compañero, presionando sin piedad, y le entrelazó los dedos en el corto cabello.

    —¿Qué coño haces, Pietro? Esto es demasiado loco hasta para... —Esa vez lo que le obligó a callar fueron los labios del nombrado, que capturaron los suyos en un beso hambriento que respondió por instinto y le cubrió la visión frente a ellos por unos segundos.

    —Métemela. —Ordenó cuando se separó, al menos teniendo la consideración de inclinar la cabeza hacia un lado para que Flavio pudiera seguir viendo la carretera.

    —Vamos en un coche en marcha y nos están disparando. No voy a follarte.

    Y como para apoyar sus palabras, una nueva bala pasó demasiado cerca, esa vez atravesando la ya rota luna trasera e impactando donde instantes antes había estado el hombro de Pietro. Eso asustaría a cualquiera, pero a él sólo le hizo suspirar.

    —Mira que eres aburrido. —Mordió sin ningún cuidado el cuello de Flavio, que jadeó—.Abre la ventana y ve hacia allí. —Señaló hacia la derecha unas cuantas calles más alante y, mientras volvía a mover sus caderas para sentir la dureza de su compañero entre sus nalgas haciéndole jadear, sacó el brazo y parte de la cabeza por la ventanilla recién abierta. —Frena un poco. —Una nueva orden cumplida al instante. Tres rápidos disparos y el sonido de unas ruedas chirriando contra el pavimento. El estruendo reconocible de un auto estrellándose contra otro y el suspiro de Pietro.— Lo que me obligas a hacer, novato, nadie debía de morir hoy.

    Flavio, que se permitió conducir con más calma al estar seguro de que ya no tenían a nadie detrás, le dedicó una mirada claramente molesta al que lo miraba con una mezcla entre diversión y excitación. Con un nuevo bufido dio ese último giro que Pietro le había indicado, dando a parar a una calle poco transitada.

    —Bájate, tenemos que informar al jefe de este desastre. —Abrió la puerta con la obvia intención de dejar el auto allí, y Pietro se rio.

    —¿Te parece que he hecho eso para que pudiéramos irnos sin más?

    Por supuesto que no se lo parecía, pero albergaba la diminuta esperanza de que Pietro decidiera cambiar de plan. No lo hizo. Volvió al asiento del copiloto solo para terminar de bajarse el pantalón y los calzoncillos. Y Flavio podría haberse subido su ropa y salido del coche, eso habría sido suficiente para cortar aquello, pero por mucho que se quejara no podía resistirse a su compañero, aún menos cuando lo tenía medio desnudo y visiblemente excitado.

    —Bien, —Aceptó su rendición— ,trae aquí ese culo. —Aunque intentó parecer tan autoritario como Pietro, más bien sonó resignado.

    La sonrisa satisfecha de Pietro fue instantánea, y se movió para obedecer. Colocó las manos en el filo del asiento, las pasó a la puerta y después a la ventana clavando sus rodillas en el cuero de la tapicería que se le pegaba a la piel... Cada movimiento fue más incómodo que el anterior y ninguno le dejó de una manera fácil para Flavio, que se dobló buscando a Pietro con la boca pero consiguiendo solo que su costado doliera.

    —Esto es una mierda, jodido coche diminuto. —Se quejó Flavio, viendo a su compañero buscar algo a los lados del asiento.

    Encontró lo que estaba buscando, una palanca que echó el asiento hacia delante, y aunque casi tuvo que hacer contorsionismo acabó colándose en la parte trasera del coche donde había algo más de espacio. Allí apoyó sus brazos en el filo del asiento y una de sus rodillas sobre el asiento central, alzando sus caderas y dándole a Flavio una visión irresistible.

    En cuanto estuvo también atrás Flavio acarició las piernas de su compañero, apretó sus duros muslos clavando los dedos en ellos, le dio una nalgada que enseguida enrojeció la piel y entonces sí pudo permitirse llegar al palpitante agujero de su amante, ni siquiera tuvo que presionar para meter la lengua ganándose así un ronco jadeo de Pietro. A ambos les encantaba recrearse en eso, adoraban el sabor el uno del otro, pero Flavio tenía la mayor parte del cuerpo apretujado entre los asientos delantero y trasero, lo que le resultaba incómodo y doloroso además de entorpecerle.

    Volvió a separarse para sentarse, y no hicieron falta palabras para que Pietro volviera a sentarse a horcajadas sobre él, aunque esa voz no pudo moverse ni un poco ya que su pierna resbaló del filo del asiento y fue a golpearse con la puerta. Aunque era su compañero el que se había hecho daño fue Flavio el que soltó una maldición, tras lo que se intentó deslizar hacia la zona central, fracasando ya que su trasero se quedó pegado al cuero y tuvo que acabar pidiendo a Pietro que se bajara para incorporarse un poco y moverse hacia donde quería, proceso en el que el moreno tuvo que mantenerse encorvado y doblado hacia atrás, medio apoyado en el sillón delantero plegado.

    El siguiente intento pareció ir mejor, Pietro pudo acomodarse sobre su compañero y frotarse contra él con una lentitud deliberada, aunque en cuanto Flavio se impacientó y agarró su cadera instándole a alzarse un poco para poder darle lo que el propio Pietro le había pedido minutos antes, la cabeza chocó contra el techo haciéndole soltar un quejido de poco placer. Aún así eso no fue razón para parar y, con una mano en la cabeza más por sorpresa que por dolor, y la otra en la erección de su compañero para guiarla, Pietro volvió a bajar sintiendo cómo su interior se abría por completo para recibir todo de Flavio. Ambos soltaron un jadeo lleno de placer y buscaron a la vez los labios del otro, lo que les hizo sonreír mientras se besaban.

    Pietro volvió a buscar impacientar a Flavio no moviéndose, sólo apretándolo dentro de él, y sin la posibilidad de estrellarse o ser asesinado Flavio no dudó ni un instante en agarrarle las caderas volviendo a clavar los dedos en él ganándose un nuevo gemido, y usó el agarre para guiar el cuerpo contrario arriba y abajo sin ninguna delicadeza. Sabía que eso no dañaría a Pietro y de hacerlo no habría problema pues era algo que gustaba a ambos.

    —Más rápido. —Incluso en ese momento Pietro seguía ordenando y Flavio obedeciendo, esa vez con gusto.

    No tan de acuerdo pareció estar el coche, pues ni un par de embestidas después el asiento se quedó pequeño y la rodilla de Pietro, que había estado apoyada sobre el cuero, resbaló. El movimiento inesperado hizo que en un instante Flavio saliera de él y al otro volviera a entrar, o casi, ya que se dobló a medio camino dado que Pietro se había tambaleado al resbalar. Ambos gritaron de dolor, Flavio le apoyó la frente en el hombro maldiciendo de nuevo.

    —Creo que cuando uno dice eso de partirse el culo, novato, no lo dicen de forma literal. —Comentó Pietro, recolocándose y notando su trasero arder por el mal golpe volvió a frotarse contra Flavio, que tampoco vio como un inconveniente su propio dolor.

    —Cierra la boca. —Le bufó. Bufido que acabó transformándose en un nuevo gemido.

    —No querrás que lo haga cuando... —Su propio gemido le cortó la frase, y tardó unos segundos en poder seguirla, aunque con voz jadeante dado a sus rápidos movimientos que hacían a Flavio salir y volver a entrar hasta su límite— ...Cuando vayas a acabar.

    Ambos sabían que adoraba ver a Pietro arrodillado en el suelo y pidiéndole con la mirada brillante por la excitación, que se corriera en su boca abierta para recibirlo todo. La imagen mental creó el efecto esperado, las mejillas de Flavio se encendieron aún más por la excitación, y en parte por la vergüenza, lo que le llevó a aumentar el ritmo con unas embestidas que hacían temblar el coche entero, y a meter un par de dedos en la boca de su compañero, que los recibió con gusto aunque llegaron a un punto y de manera tan poco cuidadosa que le llevó a dar una arcada. Ambos estaban tan calientes que, de no ser por la incomodidad del cuero pegándose y despegándose a su piel con cada movimiento de Flavio y la concentración de Pietro en mantener las rodillas en su sitio, su espalda encorvada para no volver a chocar con el techo y las manos en alto por no tener mejor sitio donde colocarlas, abrían acabado en ese mismo instante.

    A penas empezaban a acostumbrarse a aquellas incomodidades cuando escucharon el sonido inconfundible de las sirenas policiales. Ambos intercambiaron miradas y Pietro, que aunque temerario no era un estúpido, se echó a un lado al instante, casi saltando al asiento del conductor. Giró la llave para poner de nuevo en acción el coche y cuando vio a Flavio luchar por pasar al aún plegado asiento del copiloto le hizo un gesto para que se sentara sobre sus piernas.

    —Ven aquí, yo no tengo problema con conducir mientras mi novato favorito me monta.

    Arrancó, haciendo sin pretenderlo que Flavio cayera de bruces contra su muslo manchándolo de sangre con una recién hecha herida en el labio.

    —Ni loco voy a montarte, follar en este coche tan enano es una mierda.

    —¿Oh, sí? Creí que este coche enano era de lo mejor. —La habitual sonrisa de Pietro hizo a su compañero bufar molesto.

    —Lo retiro. Tenías razón, nuestro coche será uno bien grande.

    —Nuestro. —Repitió, disfrutando de la idea de no solo un futuro juntos si no de un coche para ambos, aunque como siempre sonó como si se estuviera burlando— .Pero hasta entonces, vas a tener que arreglártelas para caber aquí. —Se señaló su propio regazo y, aunque insultándole, Flavio se movió con cuidado de no caerse por el movimiento hasta acomodarse sobre él.

    No, nunca aprendería a negarse a Pietro. Y no, jamás se compraría un jodido mini cooper.

    Edited by Ñeh - 3/8/2023, 04:29 AM
  7. .
    Marta está dormida, de Romy Hausmann. Me ha destrozado el corazón de mil maneras diferentes </3.
  8. .
    Aaaaah! Amando que hayas subido este test <3 Y aún más te amaré si al final localizas una versión jojobros adsfghj.

    Giorno-Giovanna-768x432


    Aunque tu pasado fue difícil y quizá llegaste a hacer cosas ilegales, cuentas con un sentido de la justicia muy arraigado y buscas proteger a los que menos tienen. Siempre peleas por alcanzar tus sueños y sueles ser confiable en tus trabajos, ya que tu meta es alcanzar posiciones muy altas.

    (^◔ᴥ◔^)

  9. .

    jpg


    Alfa.

    Sin dudas, eres el dominante en las relaciones, te gusta o sueles llevar el control y ser posesivo con tu pareja, aunque siempre con mucho amor.
    ¿Kápasao? :0
  10. .
    Davy habría eliminado el mensaje de no ser porque Ryan fue más rápido al verlo que él quitándole el móvil a su amigo, lo que le hizo volver a dedicarle una mirada molesto y un insulto que fue respondido con un beso al aire y un comentario sobre lo adorable que se veía. No sería la primera ni última vez que alargaban ese tipo de discusiones, si es que así podía llamarse, durante horas hasta que uno de los dos daba su brazo a torcer pero esa vez el inglés no estaba de humor así que se limitó a dar media vuelta y salir del salón.

    Normalmente Cha-Nam le habría seguido para divertirse un poco más a su costa, pero esa vez se quedó sentado en el sofá a sabiendas de que su amigo estaba verdaderamente estresado y necesitaba un descanso o podrían tener una discusión de verdad ¿Y quién quería discutir en un día tan bueno como ese? Aunque no lo había dicho en voz alta, en los últimas semanas el miedo a que su sueño no llegara a cumplirse le perseguía llevándole a pensar que su familia y antiguos amigos tenían razón al decir que era un estúpido por pensar que podría ser un gran músico, al llamarle fracasado e intentar convencerle de estudiar una carrera y labrarse un futuro normal. Pero Davy no había dejado de apoyarle y creer en él, y Ryan le había dado una oportunidad que no iba a desaprovechar ¡Su nombre estaría en todas las revistas y foros de internet! También el de sus compañeros, por supuesto, aunque estaba seguro de que el suyo sería el más repetido.

    Se puso en pie de un brinco con un gritito de pura emoción imaginándose ya siendo una estrella de fama mundial, posando junto a Davy y Ryan para un montón de sesiones fotográficas, sentándose entre ambos en las entrevistas y enamorando a todos con su encanto natural y su habilidad musical. Para ello tenía que seguir practicando y mantenerse con una apariencia genial, por lo que se dirigió al baño y preparó los bálsamos, exfoliante, tónico y mascarilla necesarias para su rutina de cuidado facial. Esa cara bonita no se mantenía juvenil, tersa y brillante por arte de magia. Se colocó un par de pincitas para que el pelo no le molestara y se quitó las gafas tras ordenarlo todo para asegurarse de no confundirse por su escasa visión.

    Cha-Nam podía escuchar desde el baño el ritmo de una canción* de Paramore cuyo nombre no recordaba. A Davy le encantaba ese grupo, era uno de sus favoritos aunque a su amigo no le gustara ni una pizca y era al que solía recurrir cuando se sentía agobiado, por ello al abandonar el salón se había dirigido a su batería y empezado a tocar a sabiendas de que mezclar cualquiera de sus canciones con aquel instrumento que para él era como una extensión de sí mismo le daría paz.

    Quería al coreano con todo su corazón, pero le estresaba lo egoísta que podía llegar a ser, cómo podía no hacer el más mínimo caso a sus opiniones o sentimientos a menos que coincidieran con los suyos. Aunque no podía quejarse, no cuando la ilusión volvía a brillar en los ojos de su amigo después de aquellas semanas en las que había estado desanimado. No sabía bien qué había estado pasando por esa rubia cabecita y tampoco había comentado nada, sabiendo que recibiría largas, pero la reunión de ese día había apartado los nubarrones de Cha-Nam. No importaba que Davy temblara ante la idea de darse a conocer a cientos, probablemente miles, de personas, ni que se pusiera colorado y la voz le desapareciera sólo de pensar en esos acercamientos con Ryan, tampoco que nunca hubiera invitado a nadie a casa porque la sentía como su santuario personal.

    ¡Va a venir a casa! —Si no fuera porque la calma de tocar le había hecho realmente pensar que ninguna de esas cosas importaba, habría lanzado sus baquetas directamente a la cara del idiota que acababa de entrar, con la cara llena de esos potingues que tanto le gustaban, una sonrisa enorme y los ojos medio cerrados porque no veía tres en un burro— Es adorable,— Añadió, pulsando el móvil varias veces antes de finalmente tendérselo, frustrado por no localizar donde debía de presionar para que el audio sonara—, escúchalo tú y respóndele que nos parece genial. Voy a terminar con ésto.

    El baterista lo escuchó con el ceño fruncido mirando la puerta que se había quedado abierta después de que su amigo volviera al baño. No le parecía adorable, más bien le incomodaba que pareciera tan confiado, que se escuchara tan sociable y lanzado como Cha-Nam... Estaba convencido de que se iba a volver loco con ambos a su alrededor. Suspiró y se acarició las cejas con el pulgar y el índice en un gesto de estrés. Al menos no se iba a aburrir. "Perfecto. Ven cuando quieras." Escribió, aunque dudó antes de enviarlo ¿Sonaba muy cortante? Tampoco quería parecer maleducado o que creyera que le desagradaba ni nada similar... Después de pensarlo durante unos largos minutos se decidió por añadir un " *^^* " y finalmente enviarlo.

    SPOILER (click to view)
    * La canción en cuestión es ésta. Algo como ésto sería el solo y si te curiosidad pero no puedes/teapetece traducirla, aquí con su traducción.No sé si el grupo te gusta, pero fue mi favorito hace tiempo y actualmente sigue gustándome un montón <3.
  11. .
    Davy, cuyo conocimiento sobre el funcionamiento de las compañías musicales era inexistente, frunció el ceño ante la respuesta del mánager más por confusión que por molestia. Siempre había pensado que el instrumental y la voz se grababan unidos y no tenía la menor idea de qué significaba que la compañía se encargaría de montarlo, además una semana le parecía un plazo demasiado corto. Su amigo entendía mucho mejor cómo funcionaba ese mundo y se mostró conforme, asintiendo con energía y un "Perfecto", así que el inglés se limitó a confiar en él y asentir con una fingida seguridad. Ya había mostrado demasiada duda ante esos desconocidos nuevos compañeros de trabajo.

    Volvieron a intercambiar miradas cuando el mánager ofreció comer juntos, por supuesto ambos tenían pensamientos contrarios sobre ese ofrecimiento pero decidieron, sin tener que decir una sola palabra, aceptar. Cha-Nam siempre veía bien una oportunidad para socializar con cualquiera, además su nuevo compañero de grupo le parecía verdaderamente interesante. Davy por su parte preferiría no tener que ver a nadie más que el coreano hasta el día siguiente cuando fueran a trabajar, pero era consciente de que esas "celebraciones" eran necesarias si no quería tener un mal ambiente. Aunque antes de hablar Ryan rompió los planes del hombre ganándose con ello la sonrisa encantada del rubio y un nuevo alzamiento de cejas por parte del moreno.

    El camino de expresiones del mánager fue muy parecido al de Davy, que no podía creer cómo Ryan hablaba a ese hombre ni la facilidad con la que cambiaba los planes, tampoco cómo disfrutaba del descontento ajeno. Si quedaban dudas acababan de desaparecer, su nuevo compañero de trabajo era tan idiota y desesperante como Cha-Nam. El coreano por su parte estaba encantado con el neozelandés y desde luego no negaría pasar una agradable noche junto a él, así que no dudó en estirar el brazo para coger la tarjeta, movimiento que frenó al darse cuenta de que el menor ya había decidido a quién dar su número.

    Claro, te llamaremos. —Aunque sabía que no había segundas intenciones, tan sólo una cena para conocerse entre nuevos compañeros, recibir un número con un guiño y una promesa de quedada nocturna hizo que las mejillas del inglés se calentaran.

    Esa vez Cha-Nam no añadió nada, pues estaba demasiado ocupado intentando no estallar en risas por la exagerada vergüenza de su amigo. Esa faceta suya le hacía querer llenarle de besos y a la vez avergonzarle hasta que las orejas se le pusieran coloradas.

    Lo lamento, habría sido un placer compartir almuerzo con ustedes. —Se disculpó, ya recompuesto, Davy—. Así será, muchas gracias. El placer ha sido nuestro. —Sonrió por pura educación.

    Hasta mañana Alex.


    En el camino de vuelta a casa no hablaron sobre el proyecto en el que acababan de embarcarse pues si lo hacían Davy no podría evitar mostrar su descontento y soltar una sarta de malas palabras de las que después se arrepentiría, como ya había pasado en anteriores ocasiones donde había acabado aceptando planes que no deseaba por complacer a su amigo. El enfado se pasaría en unas horas y por la noche ya estaría arreglado, o al menos eso esperaba el coreano.

    Ambos almorzaron viendo un programa de humor cutre en la televisión y, una vez todo recogido y ambos con ropa cómoda de estar por casa, Cha-Nam sacó el tema de la quedada con Ryan para que pudieran decidir un buen lugar. Después de descartar varios restaurantes Davy propuso un local a un par de calles de donde vivían, era pequeño, no solía ir mucha gente y estaba apartado de todo, aunque su comida era de verdad deliciosa.

    Dame el número, yo me encargo. —Añadió dicho número a sus contactos y abrió WhatsApp pulsando el botón de audio—. Hey Ryan, aquí Cha-Nam...

    ¿Le estás mandando un jodido audio?— El rubio le mostró la pantalla como respuesta afirmativa—. Corta eso y llámalo como una persona decente, o envíale un puto mensaje escrito.

    Un mensaje es muy frío, y no queremos molestar a nuestro nuevo amigo con una llamada ¿Verdad? Como sea, hemos decidido donde podríamos cenar, te paso la dirección del local y propón tú la hora, aunque si prefieres algo aún menos concurrido— Posó la mirada sobre Davy para disfrutar de su reacción con sus siguientes palabras— siempre podemos quedar en casa, te mando la dirección, tú elijes.

    Dime que no has enviado eso.

    ¿Por qué quieres que te mienta? —Sonrió a la vez que el otro bufaba y le posó un beso juguetón en la mejilla, muy cerca de los labios.
  12. .
    Buenas, Chéri!

    Es un placer tenerte por el forito <3 y estoy segurísima de que para ti también será un placer estar aquí, es un lugar encantador y aún más lo son sus personitas~

    Espero que pronto publiques alguna historia ¡Y estaré atenta a tus futuros rolecitos! Porque siempre acosadora pero con cariño adsfghj.

    oh! Amé tu foto de perfil, cosito </3.
  13. .
    He estado a punto de no participar en este reto pero al final la bonita de Hachi me ha dado la confianza en mí misma que me faltaba, así que aquí estoy, compartiendo este pequeño momento fluff [o algo así adsfghj] de mis creaciones favoritas<3.
    ¡Espero disfrutéis leyéndolo tanto como yo lo he hecho al escribirlo!

    9480b5bbd893cbb1ac0d1ce0cefc4717

    Ambos habían tenido sexo suficientes veces como para no poder recordar la mayoría de ellas y aún así, era la primera vez que lo hacían en una cama y sin peligros alrededor. Sólo ellos dos, recorriéndose poco a poco con la yema de los dedos, con los labios, con uñas y dientes, explorando zonas que hasta entonces sólo habían podido a penas rozar, descubriendo nuevos detalles en el cuerpo del otro... Y amándose, aunque ninguno de los dos se atrevería a decirlo.

    Fue la primera vez que ambos llegaron al clímax juntos, y el primer beso de muchos que Pietro posó en la frente de su compañero con una dulzura que le hizo sonreír.

    —Así que sabes sonreír, novato.

    —Y tú sabes cómo joder un momento bonito. —Bufó, claramente molesto.

    —¿Así que eso es lo que estamos teniendo, un momento bonito? —La burla en su tono se ganó un segundo bufido por parte de Flavio, acompañado esa vez de un movimiento para darle la espalda.

    —Cierra la boca.

    Durante unos segundos el silencio invadió la habitación y Flavio se incorporó. No tenía sentido quedarse allí perdiendo el tiempo cuando aún tenía que enviar el informe de su última misión. Estaba buscando su ropa interior cuando unos fuertes brazos le rodearon la cintura arrastrándolo sin cuidado alguno de vuelta a la cama.

    Por favor, quédate. —Y por primera vez desde que se conocían Pietro le pidió algo, no sólo eso, si no que lo hizo con un tono inseguro en no más que un susurro— .La gente no suele considerar "momento bonito" un rato conmigo ¿Sabes? Excitante, fascinante, novedoso, incomparable, terrorífico... Todo eso sí, pero no bonito. —Había recuperado su habitual tono a medio camino entre la seriedad y la burla, pero Flavio podía notar su inseguridad en la tensión de los brazos que aún le rodeaban.

    —Yo no soy la gente, Pietro, soy tu jodido compañero. —Bufó, tomando las manos ajenas entre las suyas y entrelazando sus dedos— .Y no sé si quiero que menciones tus "momentos" con los demás.

    —¿Estás celoso, novato? —No le hizo falta mirarlo para saber que ese tono burlón iba acompañado de un alzamiento de ceja.

    Flavio volvió a bufar aunque esa vez no se apartó. No podía estar realmente enfadado con él. Y Pietro lo sabía, así que se aprovechó de ello apoyándole la mejilla en el hombro y besando su cuello antes de volver a preguntar

    —¿Estás celoso, Flavio? —Volvía a utilizar ese extraño tono serio y, por primera vez, le llamó por su nombre.

    No debería ser nada fuera de lo común, pero fue suficiente para hacer estremecer al nombrado.

    —Sí.

    Los labios de Pietro se entreabrieron en un claro gesto de sorpresa, pues no esperaba una respuesta tan sincera. Flavio giró el rostro para que su compañero no pudiera ver el incipiente sonrojo aunque no sirvió para nada, siendo su rostro tomado entre las manos de su compañero que se había movido para poder quedar en pie frente a él.

    —Desarrolla esa respuesta, querido. —Sonrió con burla, aunque Flavio pudo notar seriedad en su mirada. Deseaba una respuesta sincera y él, tras un segundo de duda, se la dio.

    —Tengo ganas de vomitar cada vez que te imagino follando con otro, abrazándole como me abrazas ahora, pidiéndole que se quede a tu lado. —Y por primera vez Flavio vio a su compañero sonreír con pura alegría.

    —No puedo dejar que mi compañero novato tenga problemas estomacales, —Flavio no entendió lo que quería decir, pero lo tuvo claro cuando tras besarle volvió a hablar— ,así que deberé darte la exclusividad de mi cuerpo. Aunque, entre tú y yo novato, la tenías desde el primer momento en que te vi. —Volvió a besarle esa vez recostándole con cuidado y sentándose a horcajadas sobre él— .Y no me importa que cualquier otro disfrute de tu delicioso cuerpo, pero mataré a cualquiera que quiera robarme tu corazón.

    El cuerpo de Flavio se estremeció no por las caricias y besos que empezaba a recibir, si no por lo que aquellas palabras implicaban. No hacía falta decir que se querían, ambos lo demostraban cada día, en cada pequeña primera vez que se regalaban el uno al otro. Y aún así, Pietro no dudó en dejar que aquellas palabras salieran de entre sus labios por primera vez en su vida.

    —Te amo, novato.

    Edited by Jona - 8/9/2022, 05:37
  14. .

    ¿Soy lo peor de la vida en el mundillo kinky? Sí ¿Estoy pasando por una racha de torpeza al escribir? También ¿Me he visto obligada a escribir una cosita para el reto porque dos de las premisas le vienen que ni pintadas a mis amorcitos y lo he disfrutado muchísimo? Por supuestísimo <3 So espero que disfrutéis de igual manera al leerla~.

    Premisas:
    12. Me arrepentiré de esto (Sexo en medio de una situación peligrosa) 27. No te cortes (Juegos con objetos afilados o cortantes)



    4f9173efbdf42bdcad5d59717107819d-phixr



    Sus muñecas ardían, tenía las piernas entumecidas y la boca tan seca como el desierto. No sabía cuánto tiempo llevaba allí, atado y amordazado, pero empezaba a pensar que no volvería a ver la luz del día.

    Por supuesto que sabía a lo que se enfrentaba cuando decidió contactar con aquel viejo amigo de su madre, su vida correría peligro desde el momento en que empezase a trabajar para él. Pero esperaba llegar vivo a su primera paga o, al menos, a completar su primer encargo. Bufó a la vez que retorcía sus manos en un infructuoso intento de liberarse ¿De verdad lo esperaba? Siempre había sido un jodido inútil y eso no iba a cambiar sólo porque lo aceptasen en una organización criminal. Estaba claro que iba a morir enseguida, era torpe, inexperto y sobre todo totalmente reemplazable.
    Ya se había dado por vencido cuando escuchó la puerta abrirse. No sería capaz de escapar y en el improbable caso de que pensasen liberarlo si les daba la información que querían ni siquiera contaba con ella, pero aún guardaba la esperanza de no ser torturado si decía lo poco que sabía, así que en cuanto el nudo tras su nuca fue aflojado entreabrió los labios, tomó una bocanada de aire y habló:

    —Juro que no sé nada de interés, soy nuevo en ésto así que aún no confían en mí, sólo conozco a una mujer a la que llaman..., joder, no recuerdo su nombre, pero es asiático. —Flavio solía tener buena memoria, pero en una situación de vida o muerte ésta parecía fallarle y maldijo internamente por ello— . Puedo decir algo más de mi compañero, él se llama... Pietro, sí, sé un bar que frecuenta pero no creo que os sirva mucho más que yo, es un completo idiota y juraría que es tan novato como... —calló de golpe al sentir un filo helado sobre su piel: un arma blanca, sin duda.

    La bilis subió por su garganta volviendo el interior de su boca ácido, y tuvo que fruncir los labios y apretar los dientes hasta que crujieron para no vomitarse encima. Fue incapaz de respirar mientras el filo de aquel arma se paseaba por su cuello con relativa delicadeza, empezando en el filo de su mandíbula, bajando por el lateral y acabando justo sobre la manzana de Adán.

    —Por favor, es todo lo que sé...

    Su captor presionó lo justo para que una solitaria gota de sangre pudiese escapar y un jadeo sepultó lo que fuese que Flavio tuviese en mente decir. No había sido doloroso, no más que el pinchazo de una aguja, y eso lo atemorizó porque sólo podía significar una cosa: la persona frente a él quería divertirse a su costa.

    Estuvo seguro de que no se equivocaba cuando el frío cuchillo siguió el camino de aquella gota de sangre hasta una de sus clavículas, donde volvió a pararse, esa vez para darle tiempo a su captor de desabrocharle la camisa rápidamente con la mano libre. Estaba seguro de que el desconocido podía ver las palpitaciones de su corazón bajo su piel, porque fue allí a donde dirigió el cuchillo, presionando de nuevo para hacerle sangrar sólo un poco.
    Aunque Flavio estaba atemorizado el estremecimiento que recorrió su cuerpo cuando aquel metal, que parecía volverse más caliente por segundos, le separó sutilmente la piel en una decidida linea desde el pecho hasta el ombligo, no fue causado por dicha emoción. Siempre le habían atraído las armas blancas, se había preguntado desde muy pequeño cómo se sentiría una abriendo su piel, pero no imaginó que le resultase agradable y mucho menos en aquella situación ¿Es que acaso la cercanía de la muerte le estaba volviendo loco?

    —Si vas a matarme hazlo ya, por favor. —La hoja del cuchillo se posó sobre sus temblorosos labios y notó la respiración contraria demasiado cerca de su cara.

    —Saca la lengua.

    Obedeció sin rechistar, y a pesar de saber que iba a ser mutilado cuando el arma se humedeció contra su lengua, o justo por eso, un nuevo estremecimiento recorrió una parte muy concreta de su cuerpo. Pero el corte no llegó, y en su lugar pudo notar cómo el nudo de la tela que cubría sus ojos se suavizaba y ésta caía permitiéndole ver tras parpadear un par de veces.

    —Novato, por favor, no tienes ni una pizca de dignidad. —La risa del hombre frente a él le resultó más aterradora que cualquiera de sus vivencias anteriores, y ver la expresión divertida de su compañero no hizo más que confundirlo— ¿Qué clase de perturbado se pone cachondo cuando está siendo torturado?

    —¿Tú...? —Ni siquiera sabía qué decir ¿Pietro era su captor?— ¿No se supone que eras de los nuestros?

    —Oh, no me malinterpretes, novato. —Se echó el oscuro cabello hacia atrás con la mano que sostenía el arma en un gesto despreocupado— .Vine aquí a rescatarte porque soy de los "nuestros", aunque fue una sorpresa ver que estabas tan predispuesto a soltar por esa boquita lo poco que sabes sobre nosotros... —Esa vez el cuchillo viajó al labio inferior de Flavio, regalándole un corte un poco más doloroso— ,por ello pensé castigarte un poco, pero he fallado estrepitosamente viendo cómo lo has disfrutado.

    —He hablado porque sabía que eso no os afectaría en nada —habló con algo más de decisión en su voz, saboreando su propia sangre mientras lo hacía— ,ahora deja de hacer el idiota y libérame.

    —Pero ¿Cómo podría dejar de hacer el idiota, si es lo que soy? —Flavio le dejó claro con una mirada que no sabía a lo que se refería, por lo que concretó— Es lo que has dicho, que tu compañero es un completo idiota.

    —Pietro, para, ésto no es divertido. —¿Cabía la posibilidad de que su compañero fuese más peligroso que sus captores? Empezaba a temer que sí.
    —¿Seguro? —Se acuclilló frente a él y cortó las ataduras en sus tobillos sólo para separarlos y poder acceder con más facilidad a la parte interna de sus muslos donde apoyó la punta del cuchillo— Porque yo no me pondría duro con algo que no me divirtiese.

    —No estoy duro, deja de... —Una mezcla entre grito y gemido se le escapó cuando su compañero profundizó en su muslo— ¡Joder! ¿Estás loco? Eso ha tocado el músculo, es peligroso. —Pero ese nuevo dolor ardiente, la sangre recorriéndole la pierna, notar piel y músculo separados de aquella manera... Sí, por supuesto que estaba duro, y la risa de Pietro aunque le resultaba aterradora no ayudó a que aquello disminuyera.

    —Me alegra ser yo el que te descubra lo excitante que es el peligro, novato. —Buscó la mirada de Flavio con la suya mientras lamía la sangre que se escurría, y el novato tuvo el absurdo pensamiento de que el pantalón estorbaba. Quería la calidez de la sangre y la suavidad de aquella lengua sobre su piel— ¿Sigues queriendo que pare?

    —S... —No, por supuesto que no quería, pero no podía aceptarlo, así que prefirió decir—: Mis captores vendrán en cualquier momento.

    —¿Y si todos estuviesen muertos?

    —¿Lo están?

    —Puede ser, y si no ya nos encargaremos de ello cuando llegue el momento ¿No es acaso divertida la incógnita?— Flavio bufó, el primer bufido de los incontables que le dirigiría a su compañero a partir de ese momento, y supo en ese momento que en el futuro no sería capaz de negarse a él.

    Pietro entendió la aceptación y sonrió, utilizando, más por jugueteo que por necesidad real, el cuchillo para abrir la tela y dejar al descubierto la palpitante erección que no dudó en llevarse a la boca, apresando entre sus labios y presionando con su lengua de una manera que dejaba clara su experiencia, experiencia que a Flavio le faltaba en recibir ese tipo de atenciones ¿Eran voces lo que acababa de escuchar al otro lado de la puerta? El cuchillo le liberó las muñecas, pero no frenó ahí y subió por su antebrazo abriéndolo como lo haría la zarpa de un gato ¿Era aquello realmente una temeridad? Dejó caer la cabeza hacia atrás con un sonoro gemido, enterrando sus dedos en el cabello de su compañero. No le importaba. Si sus captores seguían vivos y moría ese día lo haría después del mejor orgasmo de su vida.
  15. .
    Aunque eran medio hermanos el conejo estaba seguro de que no se parecían en nada, Daryl era tan lindo, tan terriblemente adorable intentando negar lo obvio y gimiendo de esa manera tan encantadora... Él se consideraba sexy, cosa que el can también era, pero no lindo y desde luego no era de los que se avergonzaban a la hora del sexo. Había llegado a pensar que esos detalles le disgustaban, pero en Daryl le fascinaban de una manera casi dolorosa.

    Estaba totalmente dispuesto a complacerle sin pensar en sí mismo porque era a lo que estaba acostumbrado, si la mayoría de sus relaciones se habían basado en el placer del contrario ¿No era normal que esa, en la que tenía especiales ganas de que su compañero disfrutase, también lo hiciese? Pero entonces Daryl se ofreció a darle placer y las orejas de Barret se alzaron a la vez que sus ojos se abrieron con obvia sorpresa.

    ¿Tú a mí?—Se incorporó un poco a la vez que se mordisqueaba el labio con nerviosismo—¿Quieres hacerlo de verdad? No tienes que hacerlo por cumplir, estaré contento si soy el único que te da placer. —Era más que obvio su nerviosismo al hablar ¡le daba pánico que sólo se ofreciese a hacerlo por complacerlo! Pero realmente deseaba tener los labios de Daryl en su erección que ya empezaba a doler.
506 replies since 12/11/2020
.