Posts written by DuquesaBLOz

  1. .
    ¡Hola!

    Como puse en el título, estoy buscando Betareader, tengo algunos meses buscando a alguien, pero la mayoría de las propuestas no me convencen o terminan dejándome colgada. ๑•ิ.•ั๑

    ¿Qué busco?

    Pues verán, desde hace meses estoy en un bloqueo horrible, genero muchísimas ideas pero no puedo concretarlas, o bien comienzo a escribir unos diez capítulos por idea y termino seca y genero otra idea y me salto y AGH, estoy muy ansiosa por eso, entonces necesito a alguien que me ayude a salir de mi bloqueo, ¿De qué forma?

    ๑ Ayudándome cuando no sepa hacia dónde ir con mi trama.
    ๑ Con la ortografía (Aunque no creo que esté tan mal, pero bah).
    ๑ Con paciencia pero que me pegue, de preferencia. (?)
    ๑ Que me corrija la trama, me dé su opinión sincera, MUY SINCERA, apreciaría a alguien directo.
    ๑ En general lo que hace un Betareader.
    ๑ Pido que sean muy serios y honestos, esto en cuanto a que estoy poniendo mis preciadas ideas en sus manos. (?) Ok, no tanto así, pero... me comprenden.

    Sobre mis historias, en general.

    Bueno, la mayoría de mis historias son novelas propias, pero también escribo fanfics.

    Tipo de fanfics:
    KPOP
    Anime.
    Series y animación china (Donghua).
    Algunas series americanas.

    Muchos de los fanfics que tengo están sin terminar, tanto fanfics viejos como nuevos, me gustaría corregir los viejitos y continuar con los nuevos.

    Tipo de novelas:

    La mayoría de mis novelas son continuaciones, es decir, trilogías o sagas (Me encantan las sagas), entonces tengo organizadas la mayor parte de las novelas, sólo necesito ayuda en los puntos de arriba.

    Pero IMPORTANTE, necesito a alguien que esté disponible para leer mucho.

    ¿Qué géneros escribo y qué temas abarco?

    Yaoi.
    BL
    Homoerótico (Muy erótico, escenas explicitas).
    Cambia formas: Escribo sobre hombres que cambian a lobo, oso, felinos etc.
    Vampiros.
    Heterosexual.
    Fantasía.
    Sobrentural.
    Soldados (Me gustan mucho los soldados).

    Si alguien está interesada o interesado, les agradecería mucho que me dejaran un comentario y nos organizamos.

    ¡Muchas gracias! ♥
  2. .
    ¡Hola! Pues... creo que no me retrasé tanto, además les di un hermoso lemon (Creo que es hermoso porque me encantó leerlo después de escribir, si soy la única que lo cree déjenme ser feliz con mi soledad. (?) Ja, ja. ), pero bueno, ya, no más palabrería.
    Sólo quería desearles un feliz año nuevo, que todo lo que se propongan tenga éxito y que sean muy felices, eso recuérdenlo siempre. ♥
    Y no se preocupen por el fanfic, actualizaré tanto como pueda pero... no les aseguro que un final venga pronto, falta mucho y sé que a ustedes les gustará.
    ¡Gracias por leer y esperar!

    emer-sama: Sasuke necesitaba comenzar a ser feliz, aunque como podrás leer en este capítulo, siempre tendrá un constante en su vida.
    Pues... Es Orochimaru. (?) Ja, ja, quizás, quizás. (?)
    No lo dejaré, aunque sólo una persona me lea, seguiré actualizando. :)
    ¡Gracias por leer!

    angel black: Ja, ja, o reafirmará su relación... si es que Itachi despierta para cuando Orochimaru trate, como la buena víbora que es, de aprovecharse de la situación. (?)
    ¡Gracias por leer!


    “Si esto es un pecado quemémonos juntos en el infierno”.
    Amigo.



    El día de la primera reunión de su equipo de trabajo había llegado, había discutido con Naruto el si deberían llevarlos a la mansión Akatsuki que ahora era su casa, o llevarlos a su departamento, aunque claramente este iba a estar descuidado por los meses en los que no había estado en él. Al final, Kakuzu quien había interrumpido en su charla, los convenció a ambos de llevarlos a la mansión, alegando que sería buena idea que todos pudieran conocer a los amigos de Sasuke y Naruto; él pensaba que realmente había otra intención siendo que había hijos de personas importantes.

    Sin poder objetar ante la petición, luego de terminar las clases se dirigieron a la mansión, las semanas en la universidad de Konoha le habían hecho cambiar la forma en la que veía la escuela, durante los primeros años y hasta apenas unos meses, se había sentido como alguien más, las chicas le hacían caso pero realmente no tenía amigos y casi no hablaba con nadie que no fuera Naruto, y no es que no quisiera ser amigo del rubio, al contrario, era su mejor amigo, pero sabía que tenía que encontrar nuevas personas con las que compartir, al igual que su amigo. Y entonces habían llegado Suigetsu y Jugo, ambos chicos eran divertidos y compartía gustos con ellos, pasaba un rato genial a su lado y también podía compartir con Naruto, era lo mejor.

    — No puedo creer que en verdad voy a conocer a gran parte de los Akatsukis, ¿Hidan es tan guapo en persona como en la televisión?
    Karin no había parado de hablar del grupo, entre preguntas incómodas sobre su hermano y preguntas personales sobre el grupo y él mismo, había acumulado unas enormes ganas de bajarla a media carretera y dejar que volviera sola a casa sólo para no escucharla más, la chica le caía bien pero odiaba cuando coqueteaba en demasía con él.

    — ¡Basta ya, con un carajo! —gritó Suigetsu—. Cuando llegues lo descubrirás pero si dejas de trabajar por poner más atención a eso, juro que haré que te salgas de equipo —comentó molesto.

    Una pequeña pelea verbal se formó entre ambos, Naruto los veía desde el asiento delantero y reía con las palabras subidas de tono que salían de la boca de Karin, Hinata, todo lo contrario a la chica, se mantenía observando por la ventana y visiblemente incómoda por dichas palabras y el escándalo. Aún así no perdía tiempo en ver a Naruto de vez en cuando.

    Cuando llegaron a la mansión, la chica se controló un poco más, vio el auto de Kakashi estacionarse frente a la mansión y resopló, en verdad que el hombre lo visitaba diario para asegurarse de que lo estaba haciendo bien, no le molestaba, comenzaba a verlo como a un padre pero él tenía que tener sus momentos “Privados” si es que a una reunión de trabajo en equipo se le podía decir de esa forma.

    — Profesor Kakashi —saludó Hinata formando una pequeña venia.
    — Uh, Hinata Hyuga —sonrió—. No pensé que fueras a dedicarte a otra cosa, siempre pensé que seguirías los pasos de tu padre.
    — Yo realmente… —negó—. La medicina no es lo mío.
    — Entiendo, ¿Entonces qué llamó tu atención?
    — Aún no me he decidido por algo, esperaré el año de inducción y después veré en qué soy buena.
    — Es bueno saber eso, uno debe elegir lo que más le conviene, ¿Ah?

    Kakashi lo miró sin entender el por qué de tantos adolescentes, tuvo que presentarlos de uno por uno y nuevamente cuando estuvo adentro, ya que Deidara y Pain habían decidido quedarse sólo para atormentarlo por el resto del día.

    — Los Hyuga siempre han sido guapos, pero creo que contigo tus padres se pasaron… —comentó Deidara logrando que las mejillas de Hinata se pintaran de un color carmesí bastante notorio.

    — Gra… —negó—. Gracias.

    Deidara siguió la mirada de Hinata quien observaba insistente hacia la cocina donde se encontraba Naruto, el hombre sonrió al ver aquello y Sasuke pudo casi jurar que estaba mordiendo sus labios para evitar reírse a carcajadas.

    Cuando por fin los dejaron en paz, se situaron en el enorme jardín para poder avanzar en su trabajo, habían decidido formar parejas de equipo y él no había dudado en dejar a Naruto trabajando con Hinata, la chica parecía complacida pero incómoda y Naruto ni siquiera parecía notarlo pues se comportaba como si estuviera con un amigo más.

    — ¿Saben que habrá una marcha de orgullo gay este mes? Qué horror, ni siquiera deberían publicar ese tipo de cosas —habló la pelirroja con sorna.

    El silencio se hizo presente en ellos, Suigetsu parecía incómodo y enojado al igual que Jugo pero ninguno dijo nada. Por otro lado, Naruto mantenía un fuerte agarre en su lapicero mientras veía a la chica con furia, cosa que jamás pasaba en el rubio, compartía su enojo, Hinata la miraba como creyendo que ella en verdad no había dicho eso.

    — ¿Y por qué no deberían? —cuestionó Naruto apretando los dientes.
    — Porque no, eso es asqueroso, va en contra de las leyes naturales, es hombre y mujer, sólo eso.
    — ¿Y quién lo dice?
    — Es lo natural, dos hombres no pueden tener hijos, ni siquiera pueden casarse, es antinatural eso que hacen.

    Esta vez, el rubio estrelló su lápiz contra la mesa y se puso de pie, Hinata tomó su muñeca al verlo tan molesto y él no dudo en ponerse de pie para calmar a su compañero.

    — ¡¿Cómo te atreves a decir algo así?! Lo verdaderamente antinatural es tu ignorancia, eso es lo que no debería de existir —gritó, más fuerte de lo que Sasuke hubiera deseado, Pain y Deidara se asomaron por la puerta que daba al gran jardín, aparentemente sorprendidos de la reacción de su amigo.
    — ¿Ignorante yo? ¡Por favor! Todos deberían aceptar que eso es asqueroso, simplemente no puede ser, yo no estoy de acuerdo con ello, los gays son…
    — Basta Karin —esta vez fue él quien habló, se sintió herido, él no deseaba que nadie fuera víctima de esas palabras, su familia tenía parejas gays, su hermano y él mismo lo era, ¿Cómo es que iba a tolerar ese tipo de comportamiento teniendo a su familia a pocos metros? —. Está bien que pienses como quieras, respeto tu opinión pero te pediría que en mi casa no pronuncies ninguna de esas palabras despectivas, no estoy de acuerdo contigo, ¿Está bien?

    Karin, quien parecía estar sorprendida por la reacción de Sasuke, guardó silencio no sin dejar de ver de forma amenazante a Naruto. Hinata sostenía la muñeca del rubio y observaba preocupada las muecas de enojo en su rostro, este al darse cuenta de que Hinata lo veía se esa forma, se sentó nuevamente y la observó intentando calmar su enojo.

    — Lo siento Hinata —dijo sin dejar de ver directo a los ojos a la chica.
    — No importa —sonrió, aquellos ojos grises se iluminaron con adoración al ver a Naruto, sus dientes blandos resaltaban haciéndola parecer un verdadero ángel.

    El trabajo siguió sin ni un comentario más, Jugo no perdía de vista a Karin quien no se veía ni un poco arrepentida, sus palabras habían salido como dagas y se habían clavado en casa uno de ellos y a ella simplemente no le importaba, él también intentó ignorarla mientras cada quien terminaba su parte pero le fue imposible pasar por alto sus palabras.
    ¿Itachi había sido víctima de ese tipo de comentarios alguna vez en su vida?

    Con el pasar de los años había entendido que aquella pelea que habían tenido él y su padre muchos años atrás, en la que Itachi había tenido que irse de su hogar, era precisamente porque su padre no entendía a Itachi y le había hecho entender que él no deseaba a un hombre gay en su familia. Se cuestionó durante mucho tiempo el cómo se había sentido su hermano, nunca demostró, por lo menos delante suyo, que le en verdad le había afectado, nunca dejó que él lo viera de esa forma, jamás lo permitió pero en ese momento, luego de tantos años y luego de haber tenido que madurar por la fuerza y luego del comentario de Karin, había entendido un poco de esos sentimientos.

    El trabajo que se habían planteado terminar para ese día había sido terminado, pasaban de las seis de la tarde y uno a uno comenzaron a irse de su casa, Karin, Jugo y Suigetsu habían decidido irse juntos, no sabía pero sospechaba que ambos iban a tener una charla con ella sobre lo que había pasado. Hinata era la única que quedaba y eso había sido así por insistencia de Kakashi quien le había pedido que los acompañara a cenar.
    Naruto y ella habían hablado luego de aquel pequeño incidente, la chica seguía tímida a su alrededor pero poco a poco Naruto la hacía entrar en confianza, se había sorprendido de la forma en la que el rubio la trataba pues no era precisamente el chico más atento, no porque no lo hubiesen educado o no tuviera modales con las mujeres sino porque era un poco “confianzudo”. Después de la cena, Kakashi y Pain le habían insistido a Naruto que llevara a Hinata de vuelta a su hogar, la chica parecía quererlo pero a la vez no, era como si se sintiera incómoda estando con el rubio, aunque él sabía que no era así.

    — Me dijeron sobre “la pequeña discusión” que tuvieron en el jardín.

    Habló Kakashi luego de entrar en la habitación que compartía con Naruto, este se dejó caer sobre la cama y lo observó.

    — ¿Sí? —lo miró, desde el otro lado de la cama.
    — ¿Sabes? Pasamos toda la vida escuchando ese tipo de comentarios, por lo menos si eres gay abiertamente, son cosas a las que no puedo decir que te acostumbras pero aprendes a vivir con ello sin tomarle mucha importancia.
    — ¿Cómo puede ser eso?
    — Es que siempre es lo mismo, Sasuke, siempre van a ser cerrados y si no quieren comprender o por lo menos tolerar, ¿Para qué desgastarme?, a lo que quiero llegar es que, no le tomes mucha importancia a esos comentarios, te llenan de malos pensamientos y te hacen sentir mal, mejor vive tu vida como quieras, que no te importe lo que los demás digan o dejen de decir.
    — Me siento mal por saber que ustedes tienen que aguantar eso, no está bien.

    Pero Kakashi no dijo nada más, se acercó a él y tomándolo por los hombros, lo acercó a él en un fuerte y cálido abrazo.

    •••



    Más tarde esa misma noche, y luego de que Naruto llevara a Hinata a su casa, se encontraban ambos en su habitación, su consola encendida. Su charla era la común, algo cotidiano, pero él por alguna razón no dejaba de sentirse inquieto, pensaba que era por el pequeño incidente más temprano con Karin pero con el pasar de las horas pudo darse cuenta que el abrazo de Kakashi lo había tranquilizado y alejado de esas ideas tontas. No, su presentimiento era de algo más y odiaba sentirse de esa manera.

    De pronto y como si fuera algo totalmente necesario, como su siguiente respiración, le surgió la imperiosa necesidad de ir al hospital a ver a Itachi, eran pasadas las dos a.m. y sabía que no había visitas a esas horas pero aún así quería hacerlo.

    — ¡Sasuke!
    Sintió un golpe en su hombro, el rubio lo observaba.
    — ¿Has prestado atención a algo de lo que he dicho?
    — No… Yo…
    — ¿Te sientes bien? —cuestionó el rubio, la preocupación dibujada en su rostro.
    — Creo que necesito un poco de aire fresco…

    No hizo falta decir más, el rubio jaló un suéter para ambos y lo empujó a las escaleras. Una vez en la calle, ambos caminaron sin rumbo fijo, suaves caricias eran dejadas en su espalda por parte del rubio, desde lo que pasó en su infancia, las únicas personas que podían tocarlo eran aquellas con las que tuviera una buena relación, nadie más que estas. Naruto era uno y amaba el que el chico supiera el momento justo en que necesitaba dicho toque.

    — ¿Quieres hablar? —preguntó Naruto, su mano aún subía y bajaba con lentitud.
    — A veces —comenzó luego de un minuto—. Cuando me siento feliz o comienzo a sentirme de esa forma, me siento muy culpable.
    — ¿Por qué?
    — Porque yo no tengo derecho a ser feliz cuando Itachi está postrado en una cama por mi culpa.
    — No digas eso, nunca vuelvas si quiera a pensar eso.
    — Naruto… es la verdad, por ese vídeo él hizo lo que hizo, ¿Y quién sale en ese vídeo? Yo.

    — Pero eso no quiere decir que fuiste tú el culpable, ¿Entiendes? Además, no fue tu decisión el que Itachi haya hecho lo que hizo, cada quien es responsable de sus propias acciones.

    — Lo sé, pero yo influí en Itachi, yo tuve la maldita culpa.
    — ¡Basta! —gritó.

    Naruto era siempre un chico alegre, un joven al que difícilmente verían enojado o molesto por algo, pero cuando en verdad algo tocaba ese punto en él, tenía la peculiaridad de comenzar a decir verdades a diestra y siniestra; sentía que eso estaba a punto de ocurrir.

    — Deja de tirarte mierda tú solo, nadie te ha culpado de nada, ¿O a caso crees que Kakashi o Pain piensan en que tú eres el culpable? ¡No! Nadie opina eso, deja de pensar estupideces.
    — Tú no entiendes…
    — ¿Qué es lo que crees que no entiendo? Lo pasado es pasado, ¿No crees que a Itachi le gustaría despertar y verte feliz? Pero eso no va a pasar si te niegas.
    — No, Naruto, tú no…
    — ¡Deja de decir eso! Sí, quizás tu vida no es el prospecto de vida perfecta pero no puedes ir por ella pensando que eres el único que está mal, ¡Sólo déjate querer, carajo!

    Sintió su pecho apretarse y un gran sentimiento de culpa, nuevamente. Durante mucho tiempo las cosas habían girado a su alrededor, tanto que ni siquiera se había dado cuenta de todo lo que Naruto hacía por ayudarlo a ser feliz, a vivir de la mejor manera. El rubio se sentía quizás igual o peor que él. Se acercó al chico y se aferró a él como si se tratara de su tabla de salvación, y quizás lo era. Sus manos apretaban el suéter del rubio y sintió como si el peso del mundo dejara sus hombros cuando el abrazo fue correspondido a la par que dejaban suaves caricias sobre sus cabellos; una mezcla de seguridad, admiración y gratitud comenzaban a salir a flote de él hacia Naruto.

    — Gracias… —susurró.
    — Ni siquiera se te ocurra agradecer por algo de nuevo, ¿Entendiste? Soy tu amigo, un amigo hace eso, está en las buenas, en las malas y sobre todo en las peores y no para obtener algo a cambio. Tal vez nunca lo digamos pero… te quiero Sasuke, eres como un hermano para mí, por eso me molesto tanto cuando haces o dices cosas que te lastiman.

    Se aferró al chico con más fuerza, agradeciendo al destino por haber puesto al chico en su camino. Luego de unos minutos en total silencio, se separó del rubio y sonrió, aun con lágrimas en los ojos.

    — Te quiero también, idiota.

    Las ansias por ir a donde Itachi, lentamente se habían reducido, aunque sabía que al día siguiente estaría con él sin falla.

    •••



    El salón de clases se veía demasiado vacío aquella mañana, poco después de regresar a casa con Naruto había comenzado a llover a cántaros y el frío había comenzado a tomar fuerza. Era tanto que incluso Naruto permanecía en su lugar mientras observaba a su alrededor, sus brazos contra su pecho en un intento de calentarlos.

    Hinata fue una de las primeras en llegar y se sentó en el lugar de Suigetsu que hasta ese momento había estado vacío.

    — Buenos días —saludó mientras acariciaba el termo, sus guantes rosados resaltaban por encima del negro del recipiente.

    Saludó pero Naruto tuvo a bien sólo sonreír, no una sonrisa seca o una pequeña, el chico sonrió mostrando todos los dientes haciendo sonrojar a la chica. Al parecer ese acto le había gustado tanto que ofreció sin dudar el termo a Naruto, quien no ocultaba el que tenía frío. El chico, como pensó que haría, tomó el termo y dio un par de tragos degustando el sabor, podía oler el chocolate hasta su lugar, aunque sin duda lo mejor era el rostro de satisfacción de la chica, caray, si Naruto no se daba cuenta por sí mismo entonces sería él quien lo haría entrar en razón.

    — Dale las gracias —murmuró desde su asiento.

    Cuando vio que ambos comenzaban a hablar, se dispuso a cerrar los ojos para no interrumpirlos, sentía frío y una ola de nostalgia se instaló en su pecho al recordar las veces que su hermano le pedía antes de salir de casa que se abrigara bien. Si bien ya no era un niño y no tenía que esperar a que le dijeran las cosas para hacerlas, extrañaba esos pequeños momentos a lado de su hermano. Recodó también las innumerables cenas que compartió con su familia y el dolor de los recuerdos amenazaba con hacerlo llorar, extrañaba a sus padres.
    Para cuando la clase comenzó, su estado de ánimo no era el mismo que con el que había llegado, Al final de la misma deseaba que todos se alejaran de él, pero era Naruto quien había insistido en sacarlo de su “berrinche” como él lo había llamado.
    Él junto a sus demás amigos, se instalaron en la gran cafetería, pronto las pláticas comenzaron.

    — Voy a dar una fiesta en mi casa este fin de semana —comenzó Karin—. Me gustaría que fueran todos.
  3. .
    He pensado tanto en si seguirla o no, ya casi está terminada pero acá anda medio solito. (?) No sé, ideas mías, ideas mías.

    Por cierto, para quien desee seguirme en W (Aplicación de novelas). Me pueden encontrar como SagaMBlackfeather, por allá ando, probando con novelas propias. ♥

    emer-sama:
    Ja, ja, ¿Por el regreso? Lo siento por eso.

    No te preocupes, ahora sabes que regresé. (?)
    ¡Muchas gracias! Me alegra saber que mi esfuerzo ha valido la pena. ♥
    Ja, ja, necesitaba escribir lemon y ese fue el que salió, aunque debo confesar que hay más, mucho más.
    Pues sí, Sasuke ha cambiado mucho y cambiará más, espera. (?) Si Itachi despierta... bueno, todo mundo cambiará con eso. (?)

    Ja, ja, ja, Sasori estaba intentando con Deidara pero hay un amor del pasado de Dei (Gaara) que no lo quiere dejar ir.

    Uy, lee este capítulo, tal vez te sorprenda. (?)
    ¡Gracias por leer!


    Si esto es un pecado, quemémonos juntos en el infierno.
    Nuevo.




    Aún no lograba acostumbrarse a tantas personas a su alrededor pero estaba tratando con ello. Habían pasado dos meses desde el día que entró a la mansión Akatsuki y se había dado cuenta de por qué a Itachi le gustaba vivir allí y estar con todos ellos; eran amables y divertidos, cada uno tenía sus excentricidades pero eso los hacía únicos, incluso había aprendido a sonreír un poco más debido a las locuras de todos en ese lugar. Naruto se había acostumbrado más rápido que él, el chico realmente se divertía con todos y cada uno, especialmente con Deidara con quién aún seguía peleando por cualquier cosa.

    Aquella mañana se había despertado un poco más tarde de lo normal, su cabeza dolía pero no como meses atrás cuando prácticamente había dejado de comer, este era un dolor normal, o eso suponía, luego de quedarse viendo películas hasta tarde con Naruto.
    Bajó por las escaleras descalzo y observó a Konan, Pain y Dedidara, rodeando a Naruto por detrás del sillón mientras todos estaban atentos a su laptop.

    — ¿Pasa algo?
    — ¿Cómo que si pasa algo? ¿Revisaste ya tu correo?
    — ¿Qué? ¿Para qué?
    — ¡¿Cómo que para qué?! ¡Hoy dieron los resultados de admisión!
    — ¿Hoy? —repitió aún adormilado.
    — ¡Sí! Y quedé, ¡QUEDÉ! —gritó con emoción.
    — Aún no comprendo cómo es que quedaste en esa universidad, digo, no eres muy listo que digamos.
    — Quizás no, pero Sasuke me ayudó a estudiar —presumió con orgullo.

    Se dejó caer sobre el sillón de la sala, Konan se sentó a su lado mientras que Deidara lo observaba desde detrás del sillón, revisó su correo electrónico y abrió el mensaje,

    “Felicidades, su petición de ingreso al primer semestre en la Universidad de Konoha ha sido aceptada.
    Por favor, preséntese el día de mañana a las 15 horas en la institución para completar su trámite de inscripción”.


    Sintió los brazos de Konan rodeando sus hombros y a Deidara despeinándolo.

    •••



    Sus manos temblaban para cuando llegó al hospital luego de inscribirse, se sentía muy nervioso por alguna razón y a su vez se sentía melancólico, nuevamente iba a comenzar una nueva etapa sin su hermano a su lado y eso le podía mucho. Él lo necesitaba, necesitaba ver es hermosa sonrisa nuevamente, escuchar sus palabras llenas de total madurez y ver esas miradas llenas de amor que siempre le dedicaba, en momentos como ese lo extrañaba tanto que el simple hecho de decir su nombre le dolía en el alma.
    Se sentó a un lado de la camilla, observó los largos mechones de cabello sobre los hombros de su hermano, él seguía siendo muy atractivo, incluso así, luego de tantos años.

    — Hoy fui a inscribirme a la universidad —comenzó en voz baja—. Naruto también entró y espero que seamos compañeros de clase…

    Observó por unos momentos antes de continuar.

    — Te extraño… En verdad, no sabes cuánto. Quisiera que estuvieras conmigo —acarició con lentitud los cabellos ajenos, estos aún se conservaban suaves tal y como los recordaba—. No tardes mucho, Itachi, quiero que vuelvas a sonreír para mí…

    Si había algo que pudiera hacer para traerlo de vuelta, lo haría, daría todo lo que tenía con tal de verlo una vez más. Su primer día se escuela seguramente iba a ser melancólico para él al no poder despedirse de su hermano antes de ir a clases, ahora tenía una familia aunque no de sangre pero familia aún así, sabía que ellos estaban haciendo lo imposible por hacerlo sentir en casa pero esta nunca estaría completa sin su hermano.

    Se puso de pie luego de dejar un beso en su frente, salió de la habitación con la promesa de volver al día siguiente y así lo hizo, volvió todos los días luego de ese, algunas veces le platicaba de todo lo que pasaban en la mansión Akatsuki y otras más de asuntos personales, aunque algunas veces lo único que le apetecía era sentarse a su lado y no decir nada.

    Los días avanzaron más rápido de lo que realmente hubiera deseado, no sentía nervios por ir a la universidad pero sí por el asunto social, él era un chico callado, siempre prefería quedarse en su asiento escuchando música en tiempos libres o simplemente leyendo, no era muy bueno socializando, no como Naruto quien apostaba que se haría amigo de media escuela en un solo día.

    Otra cosa que había cambiado era el uniforme, ya no había necesidad de llevar uno, podría vestirse como él quisiera sin tener que seguir normas tontas, eso le agradaba aunque realmente no le importaba mucho. Tomó los primeros jeans negros que encontró, una playera gris con cuello en v y jaló su chaqueta de cuero, notando y no por primera vez que su ropa variaba solamente en colores oscuros.

    — No comprendo cómo es que no usas más colores, tu piel es muy blanca y va con todo.

    Comentó el rubio quien trataba de arreglar sus cabellos frente al espejo del baño, el chico siempre usaba colores chillantes que para su gusto o para usarlos en él se veían mal, pero al chico realmente le iban, incluso concordaban con su personalidad; brillante, siempre alegre. Los pantalones entubados y desgarrados acompañados de una playera blanca y una camisa roja abierta, hacían que los ojos azules de Naruto relucieran por sobre todo, el chico realmente sabía vestirse, no como él que, de nuevo, siempre daba la imagen de chico malo que realmente no era. Suspiró, quizás la próxima vez le pediría a Naruto que le ayudara a comprar ropa o a elegirla.

    — ¿Cómo me veo? —preguntó el rubio.
    — Por milésima vez, te ves bien.
    — Bien, como… “¡Bien!” o “Bien”...
    — Bien como… te ves guapo.
    — Lo sabía —rió mientras salía de la habitación.

    Sasuke lo vio escaleras abajo peleando con Deidara, el hombre le decía al chico que no podía creer que realmente fuera a la universidad mientras que Naruto insistía en hacerle entender que no era tan idiota como parecía. Él apoyó la idea del rubio, él era verdaderamente inteligente, pensaba las cosas muy rápido, lo único que le costaba trabajo era entender las teorías pero el chico era bueno para las matemáticas. Bajó con lentitud, habían desayunado ya y aún quedaba tiempo para llegar, mientras bajaba peinaba con sus dedos su cabello y lo ataba en una cola de caballo, dejando el flequillo que normalmente usaba.

    — Ahora, a eso le llamo yo verse caliente —exclamó Deidara al verlo.
    — Uh… gracias, supongo.
    — Sí, definitivamente eres un Uchiha.

    •••



    Naruto y él habían optado por ir en su auto, el rubio conducía mientras él observaba por la ventanilla, desde muy temprano no había dejado de pensar en su hermano, quizás él lo hubiera acompañado hasta la escuela y le hubiera deseado buena suerte pero él no estaba ahí.
    Bajó con pensar aunque de una u otra forma la alegría de Naruto era contagiosa. Ambos buscaron el salón, a medida que avanzaban las chicas veían en dirección a ellos pero a él no le importaba nada más que encontrar su salón de clases.

    Escuchó todo tipo de comentarios dirigidos a ambos como “Es el hijo del presidente”, “Su mejor amigo es el menor de los Uchiha, es tan guapo”, “Ambos se ven bien juntos, los ojos de Naruto se ven hermosos” o el que más había escuchado y lo había hecho sentirse incómodo “Es el hermano de Itachi, ¿Recuerdas? Espero el reencuentro muy pronto”.

    Cuando por fin estuvieron dentro del salón, se dirigió a la última mesa de la fila que daba al gran ventanal, dejó su mochila y se sentó mientras observaba cómo Naruto comenzaba a socializar. Su mirada se perdió cuando vio a la hija menor de los Hyuga, Naruto tampoco perdió tiempo en verla; el delgado y delicado cuerpo de la chica era simplemente hermoso, su piel blanca y sus impactantes ojos grises resaltaban por encima de todo al igual que su ahora largo cabello, la chica entró totalmente apenada al ver que llamaba la atención de tal forma, dio una mirada rápida a Naruto y se apresuró a tomar asiento unos cuantos bancos delante de Sasuke.

    ¡La chica era hermosa! ¿Cómo era posible que su tonto amigo siguiera suspirando por Sakura? Quizás Deidara tenía razón.

    En el salón de clases había caras ya conocidas como lo eran Hinata, Sakura, Lee, Ino, Shikamaru, Chouji, Tenten, entre otros. Todos y cada uno habían crecido y con el paso del tiempo se habían hecho cercanos pero no necesariamente pasaban todo el tiempo juntos, a veces se juntaban los fines de semana y hablaban pues habían sido amigos desde mucho tiempo atrás pero realmente no era su “bandita”, quizás la de Naruto. Pero así como había chicos ya conocidos, también había chicos que realmente desconocía. Algunos de ellos habían elegido los asientos traseros al igual que él, Naruto se había sentado a su lado, como siempre.

    Un chico alto y fornido de cabellos casi del mismo color que los de Pain, se sentó en el lugar vacío enfrente suyo, por su rostro se veía como si estuviera enojado pero esa mueca no duró pues rápidamente el chico se veía tranquilo. Luego de él entró un chico con cabellos grises, sus ojos resaltaban al igual que la forma en la que veía a su alrededor, se veía inteligente, visiblemente perspicaz y sarcástico, lo observó por unos momentos y el chico sonrió ladino, caminó en su dirección y se sentó frente a Naruto. Seguido de este entró una chica, sus cabellos eran largos y rojizos y sus gafas resaltaban, inmediatamente lo miró y sonrió, caminó contorneándose hacia él haciéndolo sentirse incómodo y logrando que llevara su mirada hacia Naruto dejándole claro que no tenía interés. Esta se sentó frente al chico de cabellos anaranjados, a la par de la pelirroja, había entrado Sakura quien no perdió tiempo en mirarla de forma desagradable, la pelirroja la miró retadoramente y pudo sentir la tensión entre ellas; bien, él no necesitaba eso, suficientes problemas tenía como para tratar con dos chicas peleando.

    — Oi, Sasuke, la pelirroja te mira extraño —contestó alzando las cejas.
    — No comiences Naruto.

    Hinata se giraba de vez en vez a ver a Naruto, aún faltaba más de media hora para su primera clase y todos aprovecharon para socializar, la chica platicaba con Ino y Sakura mientras veía de reojo a Naruto.

    — Deberías ser menos idiota y darte cuenta de quién te mira a ti… —comentó en voz baja.
    — ¿Quién? —la rubia cabeza se movió hacia todos lados con curiosidad, escuchó una risa baja y al chico de cabellos grises ladeándose para mirar a Naruto.
    — ¿En verdad no te has dado cuenta?
    — ¿Ah? ¿Tú sabes quién?
    — Por Dios, hombre, no te quita la mirada de encima.
    — ¡Dime quién! —pidió moviendo sus hombros, el chico reía por lo bajo, Sasuke en verdad no comprendía a Naruto, a veces era muy ingenuo.
    — No tendría chiste, tendrías que averiguarlo por ti mismo.
    — Entonces lo haré —resopló—. Gracias por la ayuda… ¿Cómo te llamas?
    — Suigetsu, tu nombre ya lo sé, todo mundo parece conocerte.
    — Supongo que no todos… En fin, te presento a Sasuke, es un poco amargado pero es divertido a veces.
    — Sasuke —repitió.

    Pero lo único que pudo hacer fue asentir, observó al chico quien también lo vio, su mirada fija en él pero no sentía necesidad de bajarla o decir algo, el chico le caía bien.

    — ¿Y tú quién eres? —preguntó Naruto al chico frente a la mesa de Sasuke.
    — Jugo, un gusto, Naruto
    — Jugo, me caes bien, ¿Te gustan los videojuegos? —cuestionó señalando su playera.
    — Algo así…

    La plática se hizo más fluida entre los cuatro, los chicos eran realmente interesantes y le caían bien, eran de ese tipo de personas que conectaban contigo desde un inicio y te agradaban.

    La clase comenzó sin más, los maestros, algunos más suaves que otros, habían sido presentados y comenzaron a explicar lo que harían en el semestre. Ninguno realmente interesante hasta que uno en especial llamó su atención. Tenía un aura peligrosa pero aún así sonreía, sus ojos más rasgados que los de los demás y su cabello largo y negro que resaltaba por su piel demasiado blanca. El hombre usaban un traje negro, su corbata morada hacia resaltar más sus ojos color miel.

    — Buenos días.

    Su voz, al igual que él, era baja y letal pero gruesa, cuando comenzó a hablar pudo ver que algunas chicas comenzaban a suspirar o comentar cosas sobre él.

    — Me agradaría que se presentaran, es más fácil para mí siendo su tutor. Mi nombre es Orochimaru.

    Los alumnos pasaron al frente a presentarse uno por uno, Karin había cambiado su actitud coqueta por una más madura, Orochimaru la observó por unos segundos pero luego regresó su mirada a los demás. Cuando fue su turno, sintió que el hombre se dirigía sólo a él.

    — Mi nombre es Sasuke.
    — Uh —el hombre descansaba sobre el escritorio con las manos dentro de los bolsillos de su costoso traje, lo veía directamente y pudo ver un brillo de interés en sus ojos—. ¿Un Uchiha, no es así?
    — Sí, Sasuke Uchiha.
    — No sueles hablar mucho, ¿No es así, Sasuke?
    — No, realmente no.
    — Está bien, puedes sentarte.

    La potente e intimidante mirada del hombre, seguía presente en él para cuando llegó a su lugar. La clase terminó, los siguientes maestros entraron. Todo fue normal ese día, incluso el siguiente y el siguiente a ese. Para el cuarto día, su grupo de amigos ya estaba definido, había hecho más amistades que en todos sus años pasados en tan pocos días y eso lo hacía sentir bien, incluso le había contado a Itachi sobre ello.

    — Tienen cinco minutos para formar equipos de seis personas.

    Naruto inmediatamente se giró hacia él, Sasuke suspiró pero no perdió tiempo, se puso de pie y se colocó frente a la silla de Hinata, Naruto había hecho tanto por él con los años que, ahora que tenía la oportunidad, pensaba recompensarlo, aunque su mejor amigo fuera un cabeza dura.

    — Hinata, ¿Quieres estar con nosotros? —señaló a Naruto, Suigetsu, Jugo y Karin quien también se había unido a ellos.

    La chica se giró hacia Ino quien, siguiéndole el juego a Sasuke, le dijo que ellos estaban completos.

    — Lo siento Hinata, estamos completos —dijo, sonriendo para él cuando la chica de cabellos largos se volteó.
    — Está bien, entonces estás en nuestro equipo.

    Asintió y volvió a su lugar, Suigetsu lo miraba con una sonrisa ladina mientras que Naruto golpeaba la mesa con su lápiz.

    — Este equipo se mantendrá así durante todo el semestre, al final tendrán que entregarme un trabajo de investigación sobre el siguiente tema…

    •••



    Había comenzado a revisar el historial médico de Itachi, habían pasado años ya y él aún seguía haciendo hasta lo imposible aunque lo que realmente le quedaba era esperar. El hombre era todavía joven y sabía que podía aguantar, tenía esperanzas, pero de una forma u otra no podía sentirse de otra forma más que preocupado e inútil, ¿Cómo era posible que siendo médico no podía ayudar a su amigo? Se había sentido de esa forma durante años y en los últimos meses el sentimiento se había intensificado.

    Observó al chico de cabellos negros sobre la camilla, se veía tan tranquilo y tan débil al mismo tiempo.

    — ¿Sabes? Jamás había visto a Sasuke tan feliz en los últimos años como en estos días. Él tiene nuevos amigos y sonríe más.

    Rió bajo, eso era cierto, Sasuke había comenzado a hacer más amigos, el chico había mejorado mucho su salud y se le veía más feliz, más lleno de vida.

    — Debes regresar pronto, sé que te gustaría ver cuán feliz es ahora.
    Miró al chico por última vez antes de salir de la habitación y se detuvo en seco al ver su dedo índice moviéndose lentamente. Se acercó a él y comenzó a revisarlo, sonrió al ver aquello, sabía que lo escuchaba.
  4. .
    ¡Hola! Bueno les dejo el nuevo capítulo, si les soy sincera ya lo tenía pero no me había pasado por acá, la universidad me está consumiendo. ;; En fin, espero que se de su agrado. :)

    JadelynFlores: ¡Gracias!

    Si te soy sincera tampoco sé por qué razón los puse juntos pero debo admitir que me encantan, no sé, son tal para cual. ♥

    Espero que sigas apoyándome mientras la termino, aún falta mucho para acabarla así que tendrás mucho para fangirlear.

    ¡Muchas gracias por leer! Me esforzaré para seguir mejorando y dejarles mejores capítulos.



    “Los personajes usados en este fanfic son propiedad de Masashi Kishimoto”.
    Si esto es un pecado quemémonos juntos en el infierno.



    CAMBIO



    Desde su última presentación habían recibido montones de cartas pidiéndoles reencuentros pero nunca aceptaron nada por respeto a Itachi, si ellos en verdad iban a tener uno, tenía que ser como un grupo completo, además sus fans no se habían tomado tan mal el anuncio del Hiatus, había esperanza de regresar pero para eso el líder tenía que despertar y recuperarse.

    Mientras tanto en la mansión Akatsuki, las cosas habían sido demasiado prosperas en algunos sentidos, cada miembro había encontrado una ocupación en la cual desarrollarse mientras el grupo estaba en espera, algunos tomaron trabajos como actores, siendo el caso de Konan, Hidan y Sasori, Deidara había hecho su carrera como modelo para marcas reconocidas al igual de Kisame y su representante se dedicaba a administrar las carreras de algunos, otros, como Pain, se habían mantenido en el negocio como productor, escritor y compositor para la empresa en la que habían firmado. Su vida estaba bien y no se quejaban pero todos y cada uno de ellos extrañaban a Itachi, el hombre en verdad era parte importante de su pequeña familia y muchas veces los hacía sentir mal el no verlo en la mansión.

    Todos se habían encargado, junto con Kakashi, de ayudar a Sasuke en lo que pudieran, el chico vivía en un pequeño departamento que Itachi poseía pero generalmente pasaba mucho tiempo en el hospital, por lo que el departamento era escasamente usado. Konan, especialmente, había entablado una relación de amistad con el menor, cuando podían coincidir en tiempo se encontraban para salir o simplemente para hablar, a ella le gustaba estar con el chico, era bastante serio, eso no lo negaba, pero de igual forma era un chico bastante lindo al que deseaba ayudar más que nada. La falta de su hermano mientras pasaba por momentos difíciles como su adolescencia había sido un martirio para él y todos se daban cuenta, su único amigo hasta la fecha era Naruto, el chico era todo lo contrario a él, todo un parlanchín y siempre riendo. Pero a pesar de que no coincidían en mucho, ambos se trataban como si fueran hermanos, siempre juntos a pesar de todo.

    Naruto había demostrado ser un buen amigo, algunas veces pasaba la noche con Sasuke para hacerle compañía y según decía él “Para darle un poco de alegría a su vida” ya que su rostro siempre expresaba enfado o seriedad, todo Akatsuki se lo agradecía porque sabían que sin Naruto y sin ellos a su lado, Sasuke sería todo un desastre.

    Tan pronto como la tarde llegó, el apuesto rubio se había plantado en la mansión pidiéndoles a todos que se reunieran. No era sorpresa pues siempre hacía lo mismo cada vez que el cumpleaños de Sasuke se acercaba y esa vez estaba realmente cerca.

    — Estuve pensando en qué regalarle —dijo a la par que frotaba su barbilla.
    — ¿En verdad piensas? —comentó Deidara con burla, ganándose con ello que el menor sacara su lengua hacia él.
    — ¿Es en serio, Naruto? Qué maduro, por Dios —habló poniendo los ojos en blanco.
    — Como sea Deidara, estaba pensando regalarle un nuevo auto…
    — No lo va a querer —exclamaron Konan y Pain al unísono.
    — Lo sé, por eso dije “Estaba pensando”…
    — Lo sabía, este crío no puede ni siquiera pensar para salvar su vida —murmuró Deidara en voz baja.
    — Yo creo que… —Kisame, quien hasta ese momento se había mantenido distante, comenzó a hablar—. Podrías llevarlo de fiesta, ya sabes, un bar, un antro, qué sé yo…
    — Ahora, esa no es mala idea —señaló Hidan.
    — ¿Y qué quieren que pase? No veo a Sasuke bailando o bebiendo en una fiesta, es más aburrido que mi abuela, ¿Para qué a una fiesta? —interrumpió Kakuzu.
    — ¡Ey! Él no es aburrido… no tanto —dijo Naruto.
    — ¿Vamos a alegar esto toda la maldita tarde? Regálale algo que creas que desee mucho y ya.
    — ¿Y tú crees Hidan que no me gustaría? Pero no puedo hacerlo, si Kakashi no puede entonces yo mucho menos.

    Las palabras de rubio provocaron que los hombres en el lugar guardaran silencio, Pain observó al rubio y el cómo su mirada cambió de un momento a otro, sabía que se sentía mal por su mejor amigo y sabía también que había sido sincero al decir que si podía no dudaría en dárselo, carajo, todos en ese lugar pensaban de esa forma.

    — ¿Y si sólo le regalamos ropa como el año pasado? Seamos honestos, nunca vamos a saber qué es lo que en verdad quiere.
    — Creo que Deidara tiene razón, por primera vez en su vida… —comentó Naruto observando los tatuajes en las manos del mismo, las lenguas habían sido un poco llamativas al principio y siempre tomadas en doble sentido y en ese momento le habían dado la idea perfecta—. ¡Tu lengua! —exclamó.
    — Sí, yo creo que le sirve más a mí que a él, Naruto.
    — No, idiota, ¿Por qué no le regalo un tatuaje?
    — ¿Un tatuaje? ¿No es muy chico para eso?
    — Tiene casi la mayoría de edad, Sasori.
    — Entonces eso será, un tatuaje —dijo Naruto con orgullo.
    — ¿Y nosotros, genio?
    — Ropa, como el año anterior.
    — ¿Sabes qué? No comprendo cómo puedes ser hijo de Minato, eres un completo zopenco.
    — ¿Qué? ¿Y eso por qué?
    — Nos hiciste perder una maldita hora para decirnos que le regaláramos lo mismo que el año pasado.
    — Bueno, necesitaba ideas y…
    — Y eres tan zopenco que no puedes pensar por ti mismo, ¡Grande Naruto, eres grande!

    Dijo el rubio por última vez luego de ponerse de pie y dirigirse a su habitación, Naruto lo miraba por detrás aún pensando en sus palabras, no entendía por qué a veces el hombre lo trataba de esa forma, a él le caía bien. Se giró para ver que los demás también se esparcían por la mansión, Konan y Pain lo observaban expectantes, esperando que fuera detrás de Deidara como era costumbre.

    — Le regalaré una laptop nueva —dijo Pain rompiendo el silencio incómodo.
    — ¿Por qué me odia tanto?
    — No te odia… digamos que… uh… Las rubias pasivas no se toleran.
    — Creo que tienes raz.. ¡¿Qué demonios?!

    •••



    Su cabeza dolía, sentía que de un momento a otro le iba a estallar y para colmo era muy temprano por la mañana. No había tenido oportunidad de desayunar ya que se había quedado dormido y la noche anterior tampoco había cenado nada. Le dolía el estómago a causa del hambre que lo atormentaba en ese momento, pero más que eso comenzaba a sentirse un poco mal, en la primera clase no había hecho más que dormir a momentos y cuando el profesor no estaba al pendiente de él y por mucho que tratara de concentrarse en algo, no era capaz de hacerlo, el dolor insoportable de cabeza no se lo permitía. Tan pronto como su maestro salió, aprovechó para cerrar los ojos y dormir por unos minutos por lo menos, era lo único que pedía, dormir unos minutos.

    La campana había sonado, el maestro entró y lo primero que hizo fue ver al chico de cabellos azabaches durmiendo en su mesa.

    — ¡Joven Uchiha! —habló en tono alto esperando que el chico despertara pero este no lo hizo.
    — Sasuke —Naruto se inclinó un poco y comenzó a mover su hombro—. Sasuke, despierta.
    — ¡Sasuke Uchiha! —gritó el profesor desde el escritorio.

    Pero el menor ni siquiera se movió al escuchar aquel grito. Naruto, quien había seguido moviéndolo, se puso de pie a un lado suyo para moverlo un poco más insistente pero nuevamente no pasó nada. El chico de cabellos rubios lo tomó de las mejillas y lo levantó pero simplemente no respondía.

    — ¡No responde! —gritó luego de escuchar la insistencia del profesor—. ¡Sasuke!

    •••



    Tan pronto como regresó de desayunar, una de las enfermeras a su cargo le había informado que el menor de los Uchihas había sido ingresado unos minutos antes. Cogió su bata del perchero en su oficina y corrió hacia la habitación en la que estaba, Naruto se encontraba a su lado sosteniendo su mano, el chico observaba hacia la puerta, sus ojos rojos y cansados, las ojeras más marcadas que la noche anterior y se veía considerablemente pálido.

    — ¿Qué pasó? —preguntó a la enfermera que estaba terminando de poner el suero.
    — Tuvo un desmayo en la escuela, él no está bien alimentado y tampoco ha dormido bien.

    Ante aquella respuesta se giró hacia el chico quien se limitó a cerrar los ojos ante el regaño que sabía que llegaría.

    — Él ha estado durmiendo hasta muy noche y no come lo suficiente, quizás una vez al día —dijo el rubio rápidamente.

    Sasuke abrió los ojos mirando amenazadoramente a Naruto quien se había alejado un poco de su amigo, Kakashi suspiró, el chico realmente se esforzaba tanto hasta el grado de llegar a la cama de un hospital.

    — Está bien, Sasuke, escucha. Quizás no soy quién para regañarte, eres lo suficientemente mayor como para saber que si no te cuidas hay consecuencias, pero de lo que sí tengo poder es de advertirte que si sigues con esa forma de vida, voy a quitarte las visitas y entradas a este hospital a una sola por semana.
    — ¡No puedes hacer eso! —argumentó el chico—. Tú no puedes hacerme eso.
    — Pero claro que puedo, Sasuke, ¿Se te olvida quién soy yo en este hospital?
    — No puedes alejarme de Itachi —refutó en tono bajo pero letal.
    — No sería yo quien lo haría, serías tú. ¿Crees que Itachi se va a alegrar al verte así como estás? ¡Con un carajo Sasuke! Tus ojeras pueden verse desde la puerta, estás pálido y si no comes se va a agravar, ¿Crees que él querrá verte de esa forma?

    Pero como era de esperarse, Kakashi no obtuvo respuesta alguna más que el ver a Sasuke apretando fuertemente sus puños, resopló, él no había querido ser tan duro con él.

    — Mira Sasuke, en verdad me importas, te vi nacer y te he visto crecer, no quiero ver que te hagas daño.
    — Bueno, tu deseo llegó tarde…

    Se acercó a la cama donde se encontraba el azabache, el chico observaba su regazo aún apretando los puños. Se sentó a un lado suyo y lo observó por unos segundos.

    — Me preocupas… Me preocupa verte así y me siento impotente porque sé la razón de que estés de esa manera y la responsabilidad de ello recae en mí.
    — Lo sé y lo siento…
    — No tienes por qué sentirlo, como te dije antes y te he dicho muchas veces, eres importante para mí, veo a Itachi y a ti como si fueran mis hijos. No sé si te lo he contado pero cuando recién comencé con mis prácticas, Itachi era un niño y desde entonces lo conozco. Estuve presente el día que llegaste a este mundo, ¿Cómo crees que me siento al ver que ese niño al que ayudé a nacer ahora se está cayendo a pedazos y no intenta siquiera hacer nada para salvarse a sí mismo?

    Apretó su mandíbula al escuchar las palabras del mayor, entendía y sabía que se preocupaba por él pero realmente no sabía qué hacer con eso que sentía, esos sentimientos le quitaban las ganas de comer o dormir y lo único que lo mantenía era la idea de ver nuevamente a su hermano, de construir algo de sí mismo para que cuando él despertara se sintiera orgulloso de lo que había hecho. Pero tenía un problema y lo sabía, su problema tenía el peso del mundo y estaba cargándolo sobre sus hombros él solo por miedo a ser juzgado. Asintió unos minutos después ante la pregunta de Kakashi, no sabía a ciencia cierta lo que él sentía pero se sentía mal por él, Kakashi había sido lo más cercano a una imagen paterna desde hacía algunos años ya.

    — ¿Mejorarás tu forma de vida?
    — Sí…
    — ¿Por qué no vienes a vivir con Pain y conmigo? Estando con nosotros de alguna forma podrás no sentirte tan presionado por el tener que cuidarte a ti mismo.
    — Yo… —tragó—. No estoy seguro de eso, quiero decir, no quiero ser una carga para ustedes, además los incomodaría.
    — Jamás serías una carga, eso tenlo muy claro.
    — De igual forma…
    — ¿Y si vienes a vivir conmigo? —preguntó Naruto quien se había mantenido callarlo, milagrosamente.
    — Eso también es buena idea…
    — Pero…
    — Antes de que hables, es cierto que mi padre está demasiado ocupado y casi no está en casa, pero por lo menos podrás estar seguro de que comeremos bien, me aseguraré de ello y… no te dejaré dormir tarde.
    — Si como igual que tú me pondré más gordo que una foca.
    — No me deja muy tranquilo dejándote en casa de Naruto pero… si ambos están solos.
    — Entonces ambos vayan a Akatsuki —interrumpió Pain quien estaba recargado en la puerta de la habitación—. Naruto no está mejor que Sasuke, siendo sinceros, no te ofendas.
    — Bueno —rodó los ojos—. Todo mundo sabe eso…
    — ¿Entonces?

    Sasuke los observó de uno a uno, había veces en las que se sentía tan sólo que pensaba que realmente no tenía a nadie al pendiente suyo, como si estuviera solo en el mundo sin nadie que se acercara a él si quiera a preguntarle el cómo estaba. Pero no era así, Naruto, Kakashi y Pain siempre habían estado al pendiente, incluso la mayoría de los amigos de su hermano lo hacía. Y en ese preciso momento reafirmó ese hecho.

    — Entonces… ¿A la mansión? —cuestionó mientras escuchaba a Naruto y Pain alegando sobre el por qué Deidara podía hacerle la vida imposible si vivía ahí.
    — Me sentiría más tranquilo, ambos solos no resistirían mucho, son jóvenes y…
    — No es como si Naruto llevara a su casa mujeres… ya sabes —comenzó en tono bajo acomodándose contra las almohadas.
    — Te creo —respondió Pain—. No te ofendas Naruto pero… no te ves del tipo de mujeres.
    — ¿Qué carajos estás insinuando?
    — No insinúo nada, te lo dije.
    — No soy gay, me gustan las vaginas, los senos, no los penes.
    — En la adolescencia siempre hay un momento en el que piensas que te gusta algo pero en verdad no es así…
    — No es así, me gusta alguien.
    — ¿Sakura Haruno? Por Dios, Naruto, no se tendría que ser muy inteligente para darse cuenta de que ella está loca por Sasuke.

    Kakashi observó al azabache quien miró con culpa al rubio, Sasuke jamás le correspondería a la chica ni aunque quisiera.

    — No estamos aquí para hablar de mí o de mis muy buen definidas preferencias sexuales.
    — Tienes razón, estamos aquí para hablar de tu amor secreto con Deidara.
    — Sasuke… —lo llamó el rubio en busca de ayuda.
    — Se supone que no deberías molestarme, estoy en un hospital.

    Y cerró los ojos para poder descansar un poco.

    •••



    Había permanecido un día más en el hospital por exigencia de Kakashi, tan pronto como había salido le habían ordenado empacar las cosas que quería llevarse al que sería su nuevo hogar. Todavía se sentía renuente a la idea pero teniendo a Naruto a su lado, el proceso iba a ser más fácil, además Itachi había vivido en esa casa durante mucho tiempo, quizás eso ayudaría.

    Un minuto después de estacionarse, vio el automóvil azul que conducía Naruto estacionándose del otro lado, la cajuela del mismo no cerraba completamente, los asientos traseros estaban atascados de maletas y cosas y el delantero no le perdía nada. La alegre sonrisa de su amigo hizo que algo en él quisiera sonreír como él también lo hacía pero sabía que su naturaleza era ser así.

    — Qué bueno que llegaste, por lo menos no tendré que entrar solo.
    — Has venido aquí solo muchas veces…
    — Sí pero jamás había planeado quedarme.

    Ambos salieron y pudieron ver que el auto de Kakashi estaba ya estacionado, el hombre había estado encima suyo desde su salida del hospital y no le sorprendía que estuviera ahí.

    — Preparamos un cuarto de invitados mientras arreglan algo para ustedes —comentó Kakuzu luego de recibirlos.
    — Preferiría que Naruto duerma conmigo hoy…
    — ¿Ah? ¿Quieres que Naruto duerma contigo?
    — ¿Está mal? Me sentiría más cómodo…
    — Entonces así será, mientras buscamos algo cómodo para ambos y… ¿Tu padre estuvo de acuerdo con esto? —preguntó al rubio quien había entrado directo a la cocina.
    — O estufo —trató de hablar pero la rebanada de pastel enorme que había comido no se lo permitía del todo bien.

    Kakuzu negó viendo divertido al rubio quien seguía comiendo sin prestar atención a nadie más. Ayudó a Sasuke con la pequeña maleta y le indicó que subiera con él.

    — ¿Sabes de quién es ese pastel?
    — ¿Fe?
    — Sasori se lo regaló a Deidara anoche…

    El chico tragó tanto como pudo y cerró el refrigerador de un portazo para alcanzarlos en las escaleras. Ambos siguieron al gran hombre quien los dirigió a una habitación en el inmenso pasillo.

    — Había una para cada quien pero ya que quieren dormir juntos…
    — Gracias Kakuzu…
    — Por nada, pequeño Uchiha, estoy a unas cuantas habitaciones, avísenme por si necesitan algo.
    — Gracias —dijeron ambos aunque Naruto un poco más animado.
    — Ah, Kakashi me ha dicho sobre ti, me asegurare de que mis niñas suban a dejarte comida y esas cosas —habló sin dejar de caminar.
    — ¿Por qué carajos insisten en engordarme como un cerdo?
    — Quizás porque no quieren verte como estabas hace unos días.

    Esta vez fue Kakashi quien habló, Pain se encontraba detrás de él observando a Naruto con interés.

    — ¿Por qué mierda tienes chocolate en la boca?
    — ¿Quizás porque comí chocolate? Dah.
    — Dah, ¿Me dijiste Dah? —el chico cruzó hasta llegar a Naruto y dejó un pequeño golpe en su cabeza—. Nadie me dice Dah, retardado.
    — ¿Por qué les es imposible estar cerca de Naruto sin decirle alguna palabra que atente directamente a su inteligencia? —cuestionó Kakashi.
    — Es inevitable —comentó Deidara uniéndose a la plática—. Es un zopenco.
    — Estoy presente, ¿Podrían no hablar de mí?

    Ambos chicos miraron a Naruto con una ceja enarcada, Sasuke a veces se divertía de las peleas verbales en las que Naruto se metía y sabía que, en el fondo, esos comentarios ofensivos no hacían nada en el chico, sí, tal vez no era el más estudioso o inteligente pero era buen chico, muy diferente al inmaduro que todos imaginaban.

    Ambos comieron y cenaron en compañía de todos, había sido una cena realmente extraña para él pues generalmente siempre cenaba solo, sin tantas personas hablando a su alrededor. Todo el día en general había sido uno muy cansado y esperaba que no todos fueran así porque él realmente no era bueno con eso de los cambios, se había acostumbrado a vivir solo y realmente no sabía en qué podría terminar aquello.
    Cuando por fin pudieron subir a su habitación, él y Naruto cayeron directamente en la cama, vio al rubio prácticamente desnudarse frente a él y se preguntó cómo sería tan fácil para el chico hacerlo.

    — ¿Qué? —preguntó Naruto observándolo sin comprender—. ¿Vas a dormir con ropa?
    — Siempre duermo con ropa…
    — ¿Ah? —la cama subió y bajó bruscamente cuando el rubio se dejó caer de espaldas a esta—. Bueno, cada quien con sus manías.
    — Sí…

    El silencio gobernó por unos cuantos minutos, Naruto jugueteaba con su abdomen mientras observaba el techo, los ojos azules, tal azules como el mismísimo mar, resaltaban bajo la luz de la luna al igual que sus dorados cabellos.

    — Está prohibido masturbarte frente a mí, Naruto —amenazó secamente.
    — No voy a toquetearme frente a ti, no quiero que te sientas mal.
    — ¿Sentirme mal? ¿Por qué?
    — Sí, diferencia de tamaños…
    — ¿Qué demonios?
    — Ya, está bien, está bien…

    La pregunta estaba en la punta de su lengua, sabía cosas acerca de tema, vaya, sabía mucho pero realmente no le daba mucha importancia, no le gustaba hablar de ese tipo de cosas, se sentía incómodo con ello.

    — Oi, Sasuke…
    — ¿Uh?

    El delgado cuerpo se giró hasta quedar de lado y observándolo mientras se recargaba en la palma de su mano.

    — ¿Qué harás cuando Itachi despierte?

    Jamás nadie le había hecho esa pregunta directamente, la mayoría de las personas solamente le decían que quizás Itachi nunca regresaría, que el chico no podría despertar y que lo más sensato era desconectarlo para por fin dejarlo descansar en paz. Él no creía en eso, Kakashi le había dicho que mientras más años más pasaran en estado de coma, eran menos posibilidades de despertar, pero algo en su interior le decía que sólo tenía que esperar un poco, que Itachi no tardaría en regresar.

    — No lo sé…

    Respondió sinceramente, sabía que aquel proceso iba a ser difícil, sobre todo tomando en cuenta que su hermano llevaba muchos años postrado en una cama sin moverse, iba a tener que aprender a hacer muchas cosas de nuevo y sabía que él iba a ayudarlo pero no sabía qué más pasaría luego de ello.

    — Tú, ah… ¿Aún lo quieres, no es así?
    — Claro, es mi hermano, él…
    — No, Sasuke, me refiero a que… Tú sabes, a lo que me contaste hace años…

    ¿Lo quería? Claro que lo hacía y lo seguiría haciendo siempre, el hombre significaba más para él que por el lazo que compartían, un amor más allá del ser hermanos y un amor así, simplemente no se terminaba.

    — Yo… sí, pero no estoy seguro de que él me acepte después de lo que hice.
    — Querrás decir, después de lo que Obito hizo.
    — Es igual Naruto, lo lastimé, quizás él ya no querrá saber nada más de mí.
    — No creo eso, él te dijo que te amaba, yo creo que un amor así no se puede acabar incluso después de toda una vida.
    — ¿Tú crees?
    — Sí, quiero decir… yo jamás he amado a nadie ni nadie me ha amado a mí pero estoy seguro de eso.
  5. .
    ¡Hola!
    Lo sé, tardé en actualizar pero no las abandoné, estoy de vuelta. ♥ Tardé un poco debido a que me gradué, tienen una técnica en programación por aquí. ;; ¡Y entré a la universidad!

    Hace unos días actualicé mi fanfic SasuNaru por si quieren pasar a leer.

    Y... bueno, aquí tienen un nuevo capítulo, esta vez me inspiré demasiado porque el clima es muy bello acá, está soleado y luego lloviendo, es hermoso. Y debido al clima salió un capítulo que yo sé que les va a gustar porque, ¿A quién no le gusta el lemon? ¡Sí! Traigo lemon para ustedes, para que no digan que soy mala por abandonarlos. ♥♥

    Espero que lo disfruten y nos vemos en el siguiente capítulo.

    COMENTARIOS:

    emer-sama: ¡Hola! Me alegra haberte hecho feliz y espero que lo hayas disfrutado tanto como yo disfruté escribiéndolo. ♥

    Realmente el "Ni contigo ni sin ti" no ha terminado, todavía falta mucho aunque, si te digo un secreto, no sé si muchos querrán leerlo ya que les partirá el kokoro.

    Y... quizás ya no falte mucho para saber si despierta o no, aunque sí, Sasuke se ha puesto muy guapo y yo creo que Itachi se ve a orgasmear al verlo.

    Voy a seguir tu consejo, ¡Muchísimas gracias por leer! ♥♥♥


    jadelynflores: Voy a seguir su consejo, primero lo terminaré y luego comenzaré a actualizar las correcciones. ♥

    En verdad que no sabes lo feliz que me haces al contarme eso, me alegra saber que una idea "equis" que tuve, pudo hacer sentir emociones así a las personas, me siento feliz por saber que te gusta y que me sigues desde ese entonces. Te pido una disculpa por ello, pero desde ahora voy a seguir actualizando aunque no sea muy rápido.

    En verdad que me alegra mucho que te guste, es tan genial recibir este tipo de comentarios.

    Te deseo lo mejor también, de todo corazón.

    ¡Muchísimas gracias por leer! ♥♥♥


    Isa Hdez: Aquí está la conti, Isa, muchas gracias por leer y espero que te agrade. ♥

    emer-sama: Ja, ja, ¡Me encantan tus comentarioa! ♥ Muchas gracias, daré lo mejor para seguir mejorando y seguir dando cada vez mejores capítulos.

    ghostmate: ¡Aw! No llores, mejor lee el lemon y sé feliz. ♥♥♥

    Victorique de Blöis: ¡Muchas gracias! ♥♥ Me alegra que te guste, en verdad que sí. Espero que la continuación sea de tu agrado.



    “Los personajes usados en este fanfic son propiedad de Masashi Kishimoto”.
    Si esto es un pecado, quemémonos juntos en el infierno.
    Mi perdición.



    Kakashi y Pain habían insistido en decirle lo que había pasado con Obito, él realmente no quería volver a saber nada del hombre pero el médico y su pareja insistían en que él tenía que enterarse por ser algo que también lo involucraba. No podía decir que se alegrara por lo que pasó, de hecho ni siquiera sabía cómo se sentía; era una mezcla de sentimientos, por un lado quería convencerse de que realmente no le importaba, que Obito podía irse al fin del mundo y a él le daría igual pero ciertamente no era así del todo. Lo que había hecho su tío aún le dolía, había depositado mucha confianza en él y el hombre simplemente la había hecho pedazos de un momento a otro, lo que más le pesaba era que le había robado la inocencia, ese momento especial del cual él era el único que podía decidir si otorgarlo a alguien o no, Obito simplemente lo había tomado sin más y a la fuerza. Aún tenía pesadillas a causa de tan bestial acto, era algo que no se olvidaba de la noche a la mañana y aunque habían pasado años ya, él aún sentía miedo al saber que Obito si quiera pudiera estar cerca, era un sentimiento que odiaba y que esperaba que algún día simplemente se fuera.

    Por otro lado estaba Madara y lo que sabía de ambos, su tío jamás había sido de otra forma más que amable con él, era de las pocas personas que no lo veía con lástima cada vez que estaba cerca pero aún así se sentía incómodo a su alrededor, sobre todo porque él le recordaba a Obito y recordar a Obito era recordar la violación de la que fue víctima. Su tío también estaba sufriendo por los actos de su hermano y eso de alguna forma le pesaba, cuando recién se enteró de que Obito había sido encerrado en la cárcel, pensó en ir a visitar a Madara a casa de sus abuelos, quizás el hombre necesitaba compañía porque, de una forma u otra, ambos estaban en ese momento sin la persona que querían, sin sus hermanos.

    Pero ese pensamiento fue rápidamente desechado, le apetecía más estar al lado de Itachi, era mucho más cómodo y no le hacía recordar cosas hirientes.

    — Estás muy pensativo —dijo Kakashi mientras lo observaba desde el marco de la puerta de la habitación de Itachi, el hombre sostenía una taza con lo que parecía ser café.
    — Algo así —resopló—. Todo está volviendo de alguna forma…
    — ¿Te refieres a los recuerdos?
    — Sí, ¿Sabes? Siento que mientras más pasa el tiempo más me torturan, es una sensación… hiriente.
    — Entonces, ¿Por qué no lo hablas? —dijo sentándose a un lado suyo.
    — Es… —negó—. Complicado, cada vez que quiero hablar de ello siento que… es como si mi boca simplemente se cerrara, las palabras no salen y comienzo a sentir miedo.
    — ¿Miedo a él?
    — Miedo a todo, a que me juzguen, a que me culpen a mí aunque generalmente soy yo el que lo hace y siento que eso me oprime tanto que un día simplemente voy a explotar.
    — ¿Te culpas a ti mismo?
    — Lo hago, siempre lo hago, cada vez que pienso en eso, por la mañana, por la tarde, cuando me miro al espejo, incluso ahora.
    — ¿Por qué? Tú no…
    — No, Kakashi —interrumpió—. No intentes convencerme de que no fue mi culpa porque en el fondo lo sé pero hay algo que me hace sentir de esa manera, es inútil porque esto va más allá de eso —trató de explicar, las lágrimas picaban en sus ojos pero se negaba a llorar.
    — Entonces tienes que buscar ayuda, Sasuke. Escucha —siguió antes de que el chico volviera a hablar—. Sé que es difícil, no —negó a la par que mordía su labio inferior—. Ni siquiera sé lo que sientes y sé que jamás voy a entenderlo, pero a pesar de lo difícil que pueda ser, sabes que necesitas buscar a alguien que te ayude a poder sacar todo eso que sientes y que, tú y yo sabemos te está haciendo mal.

    Lo que el médico decía tenía mucha razón, lo había pensado varias veces pero siempre había desestimado aquella idea; nadie podía enterarse de lo que Obito había hecho, nadie tenía derecho de saberlo, de juzgarlo. Se acomodó en el sillón con sus codos recargados en sus rodillas, observó el piso de la habitación aunque realmente no estaba interesado en el, los mechones de su cabello cubrieron su cara de la vista de Kakashi y agradeció por ello porque en ese momento lo que menos quería era verlo. Si tan sólo Itachi estuviera ahí, si su hermano estuviera despierto todo eso sería diferente, él encontraría las palabras adecuadas, quizás las palabras que lo motivaran a hacer lo que sabía que tenía que hacer pero que algo en su interior evitaba que lo hiciera.

    “Tienes que convencerte a ti mismo”…

    •••



    Había pasado años viendo a Sasuke crecer, el chico lo había hecho bien sin su hermano, había vivido sólo aunque la mayoría del tiempo se la vivía en el hospital a un lado de la cama de Itachi. Hubo momentos en los que sabía que el chico simplemente quería tirar la toalla, darse por vencido con todo y Obito no hacía más que reafirmar aquello. El hombre lo había marcado de una manera bestial y aunque a simple vista Sasuke sabía disimular, el menor no podía mentirles a ellos, no a las personas con las que había vivido todo aquello, no a él mismo. Lo había visto llorar desconsolado aferrándose al cuerpo de su hermano, había sido testigo de cómo había derramado lágrimas hasta quedarse dormido y también de las veces que simplemente prefería no ver a nadie por miedo a ser juzgado, y eso le dolía porque había sido el médico de la familia durante años, había conocido a sus padres, prácticamente había visto crecer a su hermano y a él lo había visto nacer, era como si se tratara de sus propios hijos y a ningún padre le gustaba ver a sus hijos sufrir como lo hacía Sasuke.

    Sus pensamientos fueron interrumpidos por dos brazos que se envolvían en su cuello por detrás, sintió la cálida respiración golpear contra su pecho y eso le ayudó a bajar la tensión que había estado sintiendo.

    — Es extraño verte arrugando el entrecejo —comenzó Pain contra la concha de su oreja.
    — Estaba pensando… —suspiró.
    — ¿En Sasuke?
    — En ambos, Itachi también me preocupa.
    — ¿Ha habido alguna mejoría?
    — Luego de lo que vio Sasuke, no, todo sigue igual —dijo a la par que la palma de su mano recorría su rostro en señal de preocupación.
    — Él va a estar bien, no soy médico ni nada pero… sé que él va a volver, sabe que Sasuke lo necesita y estoy seguro que está luchando.
    — Eso espero Pain, puede que Sasuke nos tenga a nosotros y a todos los amigos de Itachi pero a él en verdad le hace falta su hermano.
    — Ey… —retiró los brazos y giró la silla en la que se encontraba el hombre de cabellos grisáceos—. Él va a volver —dijo con convicción.

    Sonrió, de haber pasado por todo aquello con los hermanos sin tener a Pain, seguramente había caído en depresión a causa de ello. Habían estado durante tantos años juntos pero aún así seguía queriendo y deseando a Pain como la primera vez que lo vio, el hombre era su ancla.
    — Vamos, es tarde ya y terminó tu turno —habló el chico de cabellos anaranjados.

    Luego de tomar sus cosas y marcar su salida, ambos se dirigieron a la habitación de Itachi, Sasuke observaba algo en su laptop y apuntaba en una libreta a su vez, sus ojos se veían cansados y las ojeras no pasaban desapercibidas.

    — ¿Estudiando? —preguntó Pain haciendo que Sasuke girara bruscamente hacia él.
    — Sí… —suspiró a la vez que tallaba sus ojos con insistencia luego de hacer a un lado la laptop.
    — ¿Cuándo es tu examen?
    — La próxima semana comienzo los finales y luego el de ingreso a la universidad.

    Pain rió para luego revolver los cabellos del más chico, Sasuke resopló tratando de verse molesto pero ambos sabían que todo era fingido.

    — Te irá bien, sólo no te exijas mucho, duerme más —habló luego de soltar sus cabellos.
    — ¿Debo dejar de decirte Pain y comenzar a decirte “Señora de Hatake”?
    — Tú, pequeño grosero…

    El chico de cabellos anaranjados se tiró encima suyo, colocó la cabeza del menor entre sus brazos y apretó sin aplicar mucha fuerza a la par que restregaba su puño contra su cabeza, Sasuke trataba de resistirse pero no pudo evitar soltar una pequeña risa, él los observaba desde la puerta, ambos habían logrado sacarle una sonrisa.

    — Está bien, está bien —habló Sasuke pidiendo tregua.
    — Sabes que no puedes contra mí —rió—. Pero toma en serio lo que te dije y come bien.

    Sasuke sonrió ladino ante el comentario, los observó aún con la sonrisa en su rostro y un toque de diversión, algo que no hacía muy a menudo.

    — El duende gruñón Uchiha ha sonreído, carajo, ¡Kakashi, trae la cámara!
    — Qué gracioso, Pain, qué gracioso —resopló, la laptop nuevamente en su regazo.
    — Deberías hacerlo más, se ve bien en ti —murmuró guiñando un ojo para luego sostener la mano de Kakashi y jalarlo a la salida.
    — Nos vemos luego, Sasuke —dijo Kakashi, el menor asintió y los siguió con la mirada hasta que salieron de la habitación.

    •••



    — Bien, ¿Qué se te antoja cenar? —cuestionó mientras entraba al auto—. ¿En un restaurante o pedimos algo para llevar?
    — Urm… —se ladeó ligeramente en el asiento de modo que pudo verlo directo a los ojos—. Digamos que lo que quiero cenarme ya está aquí.

    Kakashi rió, esa sería una muy buena forma de olvidar por unas horas todas las preocupaciones que tenía.

    — ¿Ah, sí? —preguntó divertido.
    — Sí, está exactamente aquí, justo por… —el chico comenzó a mover su dedo índice como si buscara un punto en el cual enfocarlo.
    — Quizás… —tomó la mano que vagaba sin dirección y la dirigió a su entrepierna, esta automáticamente dio un suave apretón—. ¿Es esto?
    — Uju… —balbuceó el chico casi perdiéndose en la conversación.
    — Bueno, entonces tendrás que esperar hasta llegar a casa —quitó con cuidado la mano ajena aunque Pain se negaba a dejarlo.
    — Pero tengo hambre ahora —puchereó,, volviendo a acariciar por encima de la fina tela del pantalón.
    — Y yo ahora mismo tengo que conducir…
    — Entonces hazlo, yo puedo cenar mientras lo haces —dio un ligero apretón que provocó un suspiro en él.
    — Me vuelve loco ver mi maldito pene entre tus labios, ¿Cómo crees que voy a concentrarme?
    — Puedes hacerlo, confío en ti…
    — ¿Quieres que me estampe contra Dios sabe qué cosa sólo por tener sexo oral en el auto?
    — Peero no cualquier sexo oral —argumentó guiñando su ojo después.
    — Dios, has salido de la adolescencia desde hace años y aún sigues igual de caliente que un niño de quince…

    Pain rió, sabía que no podía negarse a nada que le ofreciera, era cierto, el sexo oral que el chico le daba no era sólo sexo oral, era un malditamente explosivo sexo oral y no podía negarse a ello, pero tampoco podía conducir mientras su cerebro trataba de ser absorbido por su pene, era algo que sabía que no soportaría y que sabía que iba a terminar mal, él no quería arriesgar a Pain, sin importar el dios que era en las felaciones.

    — Pero eso te gusta…
    Su cuerpo se inclinó hacia él y susurró en su oído, el hombre sabía cuál era su punto débil.
    — Puedo con toda la calentura que hay en ese pequeño cuerpo, pero no ahora.
    — Entonces arranca el maldito auto o voy a comenzar a desnudarme aquí.
    — Carajo, no te atrevas…
    — ¿Quieres ver?

    Sus manos recorrieron la bastilla de su playera, poco a poco comenzó a levantarla dejándole ver su pálida piel, el resorte de su ropa interior sabía por encima del apretado pantalón que llevaba y la “V” se marcaba casi como si estuviera haciéndole una invitación indecorosa, tratando de seducirlo. Encendió el auto una vez que se aseguró, luego de ver la tentadora escena, de que su pareja tenía el cinturón de seguridad. Arrancó tratando de prestar atención a las calles. Pain inmediatamente cubrió su abdomen pero comenzó a palpar su erección casi descaradamente.

    Tan pronto como estacionó el auto en el estacionamiento debajo del edificio, el menor salió divertido de este, contorneándose más de la cuenta, incluso ignorando al hombre que cuidaba de los autos quien no perdió oportunidad de echar una buena mirada. Sintió una grosería en la punta de su lengua pero estaba claro que el hombre no tenía la culpa, Pain realmente era bueno provocando cosas; se aseguraría de que el hombre no volviera a contornearse de esa forma cuando alguien más que no fuera él pudiera verlo.
    Siguió al chico al elevador, este parecía inocente de no ser por la marcada erección en sus desgastados y apretados jeans. Recargó su espalda en una de las paredes del mismo y actuó como si lo estuviera ignorando, cruzó sus brazos y se limitó a ver a otro lado menos a él. Su actitud le podía mucho a su pareja quien no resistía que actuara de esa forma, descaradamente separó las piernas y comenzó a frotar su erección fervientemente, soltando suaves gemidos entrecortados.

    Pero eso no fue suficiente, lo provocaba, sí, tanto que estaba entre la delgada línea de seguir cuerdo y volverse un loco total pero trató de contener sus ganas de ser él quien le ofreciera placer. Estiró su brazo y marco el noveno piso haciendo que el elevador comenzar a subir.
    Los suaves gemidos de Pain hacían ecos en el cubo de metal, su erección resaltaba de una forma tentadora y los húmedos labios del chico lo hacían querer echarse encima de su delgado cuerpo y hacerlo suyo de la forma más primitiva posible pero se contuvo, tan pronto estuvieran en su casa, el chico iba a rogar por no haberlo torturado tanto, le iba a dar tanto placer que sería inevitable no llorar.

    — Vamos Kakashi, estás erecto también, puedo verlo…

    Dijo mordiendo su labio inferior con coquetería, él sabía que estaba erecto, claro que lo sabía, con un infierno, podía sentir su erección punzante aprisionada en sus pantalones de vestir, incluso sentía que una pequeña marca húmeda se formaba enfrente de los mismos. Pain quería acercarse, podía ver cómo sus piernas se movían vacilantes entre el si acercarse o no pero ante su mirada se mantuvo quiero en la esquina del elevador, la pequeña lengua golpeaba insistente contra sus labios y él se moría por sentir ese golpeteo en otra parte, específicamente en la parte que ahora punzaba necesitada debajo de sus pantalones.

    El tono del elevador sonó, salió tranquilamente de este y buscó las llaves en la bata que aún llevaba puesta, Pain caminaba lentamente y aparentemente incómodo por su erección, podía ver que las ansias estaban devorándoselo vivo.
    Colocó las llaves y casi como si esto hubiera sido una señal, Pain se acercó a él y comenzó a restregar su erección contra sus glúteos, la respiración agitada del menor lo ponía de una dolorosa manera.

    — ¿Cómo lo quieres Pain? —cuestionó abriendo la puerta pero sin entrar.
    — Duro —gimió—. Duro y rápido, hasta hacerme llorar…
    — Planeaba hacerlo de esa manera —susurró.

    Su departamento se encontraba completamente oscuro, encendió las luces aunque esto hizo que se separara del menor, el calor que había sentido momentos antes contra su espalda ya no estaba y eso le pesaba. Sabía que Pain seguía tocándose mientras él caminaba. Se dejó caer en el gran sillón de la sala principal, omitió el quitarse la bata pues sabía que Pain lo haría después. Apuntó su dedo índice hacia el menor haciéndole una seña para que se acercara. Inmediatamente el chico se acercó a él, sabía que Pain amaba ser dominado de aquella forma y él también lo hacía, muy pocas eran las personas que le deban esa confianza a su pareja y él amaba tener toda la de Pain.
    El menor se quedó frente a él sólo observándolo, la macha en sus pantalones era notoria pero aún no era momento de atenderlo, no cuando podía obtener más placer en él si lo hacía esperar. Palpó su propio regazo indicándole que se sentara. Y así lo hizo, se dio la vuelta y se sentó.

    — No así, cariño, échate boca abajo… —susurró en tono muy bajo, su voz ronca, Pain asintió, sentía el ligero temblor en su cuerpo a causa de la excitación.

    Cuando el abdomen del menor descansó sobre sus muslos, observó la forma en la que el pequeño pero bien formado trasero se mostraba ante él, tomó con cuidado al chico y lo recorrió sólo un poco para tener mejor vista.

    — ¿Te has dado cuenta de cómo te miró? —Pain asintió susurrando un suave “Sí”—. ¿Y te ha gustado?

    Cuestionó, mientras esperaba por una respuesta comenzó a palpar con cuidado en redondo trasero, la piel del chico se erizaba con esa simple caricia y los suaves movimientos de su cadera comenzaron, sintió la erección del más chico rozando contra su pierna. Colocó la palma de su mano sobre su espalda baja para detenerlo.

    — No he recibido una respuesta… —dijo en voz ronca.
    — No, no me gusta que me vea de esa forma…
    — ¿Y te gusta que yo lo haga? —asintió—. Porque me agrada ver la forma en la que te contorneas para provocarme… Aunque… —dio una suave palmada a su glúteo izquierdo—. Es mejor cuando es sólo para mí…
    — Sólo es para ti… —dijo luego de un gemido.
    — Entonces… ¿Debería dejar de palmearte? —susurró acercándose un poco a la par que sobaba el mismo glúteo que había nalgueado.
    — No… —dijo casi inaudible presionándose contra su pierna.
    — ¿Qué dijiste?
    — Dije que… —el ligero temblor recorrió nuevamente su cuerpo—. Dije que no Kakashi…
    — Estás aceptando que te gusta ser nalgueado por mí… —cuestionó dejando otra palmada, esta vez un poco más fuerte.
    — Ujúm…
    — Pídelo, si quieres más…

    El chico no dudó en hablar luego de eso, pidió necesitado por más de lo que él podía ofrecerle. Comenzó a dejar suaves palmadas alternando de un glúteo a otro, la mezclilla de sus jeans solamente hacían que el suave pero placentero dolor se intensificara. Los gemidos por parte del chico comenzaron a hacerse más audibles y con ello las suplicas para que lo hiciera con más fuerza, amaba escuchar la voz cargada de pasión rogándole por más. La fuerza fue aumentando pero aún así no llegaba a hacerle daño, jamás lo haría. Se inclinó dejando un corto beso en su nuca y habló.

    — Dime la palabra, Pain…
    — No… no hay palabra.
    — Tiene que haber, siempre hay una, cariño.
    — No es… Oh Dios, no esta vez… —dijo ahogando un gemido.
    — Es importante, no quiero hacerte daño de ninguna forma…
    — No lo harás, confió en ti…
    — Lo sé, amor, pero debo saber cuándo es demasiado para ti, no deseo hacerte daño de ninguna forma, ¿Cuál sería lo placentero en el sexo si sólo lo hago sin preocuparme por ti?

    Un suspiro emanó de los labios de Pain, su cabeza se giró para poder verlo y sonrió para él, su cuerpo temblaba en su regazo y eso lo excitaba más.

    — Te amo… —murmuró.
    — ¿Esa es tu palabra? —sonrió siguiendo el juego.
    — No Kakashi, en verdad te amo…
    — Y yo a ti con toda mi alma Pain.
    — Déjame sentirte, entonces…
    — ¿Cómo quieres sentirme?
    — De todas las malditas maneras posibles… —gimió—. Hazlo ahora…

    Sonrió, dio una última nalgada con un poco más de fuerza sabiendo que sería placentero para Pain, lo tomó por las caderas hasta que el chico estuvo de rodillas ante él. Sus ojos nublados por la pasión y su cuerpo temblando con anticipación.

    — ¿Aún quieres tu cena, Pain?
    — Sí —asintió alegremente, separando ligeramente sus labios.

    No perdió tiempo, desabrochó sus pantalones y los bajó junto con su ropa interior ante la mirada expectante de su pareja. Tomó su miembro por la base sacudiéndolo ligeramente y suspirando al hacerlo; necesitaba de Pain lo tocara, que lo hiciera llegar al cielo así como el chico de cabellos anaranjados lo necesitaba también. Los ojos claros del chico seguían cada movimiento de su miembro, su glande brillaba por el líquido preseminal y una pequeña gota se formaba en la ranura, vio a Pain tragar ante la imagen, tomó su barbilla y lo acercó lentamente, aún tomando su miembro por la base.

    — Entonces es todo tuyo…

    Los delgados labios ajenos rodearon su glande y el calor y humedad le hizo gemir, estos se aferraban a la punta de su miembro mientras el menor succionaba con especial interés; muy lentamente los labios bajaron por su longitud, el placer era ensordecedor y quería más de eso. Colocó su mano sobre la nuca del más chico sin empujarlo, sólo sosteniéndolo mientras hacía maravillas con él. Las succiones amenazaban con hacerlo llorar de placer, los ruidos sucios que hacía su pareja lo encendían más, sus labios poco a poco comenzaban a hincharse alrededor de su miembro.

    — Mierda, Pain, mierda…

    Sentía sus testículos pegándose a su cuerpo, su orgasmo comenzaba a formarse pero él quería aguantar más, él tenía más aguante que eso. Tomó la nuca del menor con fuerza y lo empujó un poco más al grado de que los labios ajenos alcanzaban su vello púbico, Pain abrió los ojos y lo miró desde esa posición, intentando succionar.

    — Fóllate la boca tú sólo, cariño.

    Su voz era baja pues su respiración no le permitía más. Cuando soltó la nunca ajena, Pain se hizo cargo, sacó su pene completamente dándole un espectáculo; vio el hilo de líquido preseminal y saliva conectando sus labios y la longitud de su miembro, de un momento a otro el menor metió su pene por completo y así como lo metió lo sacó; repitió esto unas tres veces para luego comenzar a succionar su glande mientras lo masturbaba, sus labios bajaron dando besos y succiones hasta llegar a la base la cual rozó muy ligeramente con sus dientes provocando un gemido ronco en él, el roce era tan suave que casi no podía sentirlo pero la extrema sensibilidad lo había hecho sentirse en la gloria. Su abdomen se contraría cada vez que succionaba, era una bella imagen la que el chico le ofrecía, tan excitante, tan sucia de la mejor manera. Gimió y apretó sus labios cuando los delgados e hinchados cerezos succionaron sus testículos, primero uno y luego el otro haciéndolo con extrema lentitud hasta que decidió por tratar de meter uno a su boca; la presión de la húmeda cavidad y de su sensible piel al ser estirada lo iba a volver loco.

    — Levántate.

    Ordenó, sus piernas temblaban por el infinito placer pero sabía que eso era poco comparado con lo que estaba por venir. Pain dio un par de lametazos en sus testículos antes de separarse. La saliva manchaba su mentón pero la imagen no era otra cosa más que una muy bella y excitante.

    Quitó los zapatos y los pantalones del menor cuando este estuvo de pie y los hizo a un lado, amaba extremadamente cuando Pain decidía no usar ropa interior porque eso le ahorraba el tiempo en tener que quitársela, retiró la playera dejándolo sólo con los blancos calcetines.

    — No voy a tener sexo con calcetines… —murmuró relamiendo sus labios mientras se agachaba para quitarlos, su miembro erecto se pegaba a su abdomen.

    Mientras él se quitaba los calcetines, aprovechó para desabotonar su camisa dejando a la vista su bien marcado abdomen.

    — Deja la bata… —dijo Pain.

    Ante lo dicho, dejó una fuerte nalgada sobre el trasero ajeno.

    — Se te olvidó quién da las órdenes aquí, cariño —habló en tono seductor.

    El menor negó pero le hizo caso, para lo único que se quitó la bata fue para poder sacar la camisa y luego volvió a ponérsela; cuando estuvo desnudo por completo, le ordenó colocarse en cuatro sobre la alfombra de la sala.
    El trasero expuesto lo hizo comenzar a chorrear nuevamente, lo había visto tantas veces ya pero aún así no se cansaba de contemplar algo tan bello; los pequeños y redondos glúteos se separaban dejando ver su rosada entrada, el sudor recorría todo su cuerpo y salivó ante la imagen. Se colocó se rodillas a poca distancia suya y dejó una suave mordida sobre ambos glúteos.

    — Dios sí… —gimió.

    Sin perder tiempo enterró su cara entre ambos glúteos y comenzó a devorar con gula la pequeña y rosada entrada, sus manos apretaban sus glúteos y los gemidos ajenos se hicieron más audibles. Con la punta de su lengua rozó un par de veces la entrada para luego pegar sus labios y comenzar a succionar como condenado, el acto era sucio, descontrolado y lo estaba disfrutando como nunca, el sabor ligeramente salado por el sudor de todo el día aunado al sabor natural de la piel ajena lo volvía loco y él deseaba caer en esa locura.

    — ¡Oh por Dios! Mierda, Kakashi, chupa… chupa… —balbuceó entre gemidos.

    Amaba el escucharlo gritando tontería y media o palabras excitantes mientras practicaban sexo, esa era una de las cualidades de Pain, antes había odiado a los amantes mojigatos que había tenido pues ninguno se atrevía a ser cien por ciento sincero con sus verdaderos gustos en la cama. Su pareja era otra cosa, era perfecto. Succionó por última vez, se separó para ver la entrada del menor, el chico hacía que esta se abriera y cerrara rápidamente y sonrió, su miembro colgaba a pocos centímetros y aprovechó para lamer sus testículos.
    Cuando estuvo satisfecho comenzó a acariciar la entrada con su dedo medio al mismo tiempo que lo masturbaba de arriba abajo con lentitud, sus gemidos hacían eco en la sala y no se quejaba de ello.

    — Pain, sí, mételo… —rogó.

    Al aplicar un poco de presión, su dedo medio entró hasta el nudillo y sonrió ladino por el acto dejando después una nalgada.

    — Estuviste divirtiéndote antes, ¿Ah?
    — Mierda… sí.

    El chico ya no pensaba con claridad así que dejó las preguntas y sin avisar metió un segundo dedo; el chico apretó y siseó por el ligero ardor pero eso no lo detuvo, movió metiendo y sacando, sintiendo cómo poco a poco los músculos internos comenzaban a relajarse.

    — Ya está bien, sólo mételo Kakashi…
    — ¿Qué dijimos acerca de las órdenes?

    Pero no recibió respuesta pues un gemido emanó del menor cuando metió sus dedos hasta la base y movió de un lado a otro. Necesitaba sentirse dentro de él en ese momento pero antes tenía que cerciorarse de que sería lo menos doloroso posible para él. Sacó los dedos que tenía dentro y agregó un tercero, cuando estos entraron sin dificultad, prosiguió a sacarlos para acto seguido volver a enterrar su cara y lamer alrededor.

    Se acercó un poco más a él, las piernas del menor estaban a cada lado de sus muslos en un intento por separar sus glúteos tanto como pudiera y mostrarse ante él. Lo nalgueó, quizás caería en su juego pero por lo menos con un poco de conciencia de que si se dejaba llevar iba a lastimarlo. Tomó su miembro luego de soltar el ajeno, masturbó un poco mientras observaba, desde su lugar dejó caer un poco de saliva la cual entró en el chico en su mayoría. La poca que no entró se aseguró de esparcirla con su glande, intercalando entre esparcirla e intentar hundir su glande aunque evitándolo.

    Pain se acercaba cada vez que su glande intentaba entrar pero él lo apartaba, su mano descansaba sobre su espalda baja para evitar que el chico se moviera.

    — Por favor, Kakashi... —rogó.
    — ¿Por favor qué?
    — Métela…
    — ¿Qué? ¿Esto? —preguntó tratando de empujar su glande nuevamente.
    — Sí, sí —siseó—. Por favor.
    — Tus deseos son órdenes, cariño…

    Fue lo último que dijo antes de presionar su glande en su entrada, el calor lo hizo gemir y decidir que no podía parar hasta estar enterrado en él hasta la base. Muy lentamente se dejó ir, metiendo tanto como pudo sin lastimarlo.

    — Querías esto, ¿Ah?

    Cuestionó sin dejar de moverse.

    — ¡Sí! Lo quiero, Kakashi, lo necesito…

    Su miembro estaba enterrado hasta la mitad y no se detuvo, amaba ver cómo toda su longitud se perdía en el interior de su pareja.

    — ¿Te gusta, Pain? Porque a mí me vuelve loco sentir cómo me aprietas.
    — Más… —rogó.

    Los pocos centímetros que quedaban los metió de golpe, logrando con ello obtener un gemido de puro y dichoso placer. Llevó sus manos a las caderas ajenas y comenzó a acariciar sus costados bajando hasta sus pezones los cuales apretó, el chico de cabellos anaranjados gemía necesitado pero él no planeaba moverse, no hasta estar seguro de que no lo lastimaría mucho. Regresó por su camino hasta bajar por sus piernas las cuales acarició con lentitud, dándose el lujo de sentir la suavidad de su piel.

    — Eres mi perdición, Pain…

    La cabeza ajena descansaba en la alfombra mientras buscaba un poco de aire, sus piernas temblaban. Salió sólo un poco, Pain siseó pero no dejó de salir hasta que la punta de su miembro estuvo afuera, metió de golpe sólo la punta y entró lentamente.

    — Carajo, Kakashi, jódeme como se debe, no me tortures…

    Esas palabras encendieron algo en él, tan pronto como termino de hablar comenzó a moverse aumentando cada vez más su velocidad, el ruido de piel contra piel golpeando llenó la habitación acompañada de los gloriosos gemidos de su pareja, Pain gemía con gozo, dejándole en claro que estaba haciendo su trabajo correctamente. Golpeó con fuerza escuchando luego el golpe seco de su pelvis golpeando contra el trasero ajeno. Luego de eso no supo más de sí, se movió por puro instinto, una y otra vez sintió su pelvis golpeando con fuerza, los gemidos lo llenaban y lo hacían perder la razón; lo único que deseaba era que Pain terminara porque él estaba al borde.

    Sus testículos golpeaban los glúteos ajenos y eso añadía más placer al acto, separó más las piernas del menor y tomó su miembro por la base para sacarlo de golpe. Metió y sacó un par de veces sin soltar su miembro; la entrada del menor estaba completamente dilatada, el alrededor de su entrada estaba rojo y sensible, cada vez que entraba podía ver cómo se estiraba y podía verlo más rojo a medida que entraba y salía.
    Eso fue su límite, se metió de golpe, lo tomó por las caderas y comenzó a taladrar con tanta fuerza como pudo, el recto del menor apretaba con fuerza, como si quisiera dejarlo seco.

    — Córrete para mí, cariño…—susurró con voz ronca cerca de la concha de su oreja.
    — Kakashi… —gimoteó.

    Sin perder tiempo rodeó su cintura y comenzó a masturbarlo con rapidez. Ya no podía parar, no quería hacerlo y no lo hizo hasta que sintió el violento temblor en el cuerpo de su pareja, Pain gritó su nombre provocándolo aún más y acto seguido sintió su mano húmeda por el semen que había escurrido a esta. Él no tardó en alcanzarlo, hicieron falta un par de estocadas más para sentir cómo se vaciaba dentro de su pareja, causando un último gemido en el menor y el más placentero en él.

    •••



    Luego de aquel brutal orgasmo, Pain había quedado tirado en la alfombra con él sobre su espalda intentando respirar un poco de aire. El menor balbuceaba sobre lo bueno que había sido y él no podía evitar sonreír mientras aún estaba dentro suyo. Cuando por fin tuvo a bien salir, escuchó un gemido por parte de su pareja, este se giró y lo observó con una sonrisa.

    Con todo el cuidado del mundo lo tomó por la cintura y lo jaló contra él por unos segundos, Pain inmediatamente usó su pecho de almohada.

    — Dios, eso fue… —suspiró—. Maravilloso…

    Rió por lo bajo, dejando un beso en la cima de la cabeza del menor. Lo acomodó entre sus brazos y se levantó con él para llevarlo a su habitación, tan pronto como lo dejó en la cama corrió al baño y regresó con una toalla húmeda, Limpió el miembro y abdomen del menor para luego limpiarse a él mismo, se recostó detrás suyo y con su mano izquierda separó sus glúteos para limpiarlo, cuando estuvo satisfecho, arrojó la toalla al piso y se abrazó a él.

    — Te amo Pain… —murmuró.
    — Uhnm… y yo a ti, con tu vejéz y todo…

    Lo nalgueó, riendo después.

    — Viejo y una mierda…
    — Por lo menos me cumples, aunque estás a unos años de tener que usar algo para evitar que te dé un infarto al verme…
    — Ya tengo paros sólo de verte —mordió la concha de su oreja.
    — Oh, bueno, esos me gustan, muuuucho —rió.

    Con lentitud comenzó a acariciar los costados del menor, sus dedos bailaban en la sueva piel mientras Pain suspiraba con sus caricias.

    — En verdad que no sé qué haría sin ti en mi vida —habló el menor.
    — Somos dos, cariño, somos dos.
  6. .
    ¡Hola!
    Lo sé, lo sé, antes de que me linchen, quiero pedir disculpas, MIL DISCULPAS, y sé que ni las mil serían suficientes.
    Bueno, ¿Cómo comenzar? Bah, no actualicé porque soy una mala persona, fin. (?)
    No, ya hablando en serio, me gustaría pedir una enorme disculpa por abandonar este fanfic tanto tiempo, sé que a muchas (os) les gustaba mi historia (aunque no es la mejor, debo aceptarlo) y quería que actualizara lo más pronto posible, muchas de esas personitas bellas me dejaban comentarios pidiendo que no dejara abandonada la historia y debo agradecerles por eso, a pesar de que, literal, fueron muchos años sin actualizar, hubo quienes aún sabiendo que no había actualización desde hace años, seguían pidiéndome que subiera.
    Muchísimas gracias por seguir mi fanfic, a todas las que aún esperan actualización y las que en un principio lo leyeron y ahora ya no recuerdan ni que existe, lo sé, fue mi culpa por dejarlo.
    En fin, como ya dije en la actualización de “Si esto es un pecado, quemémonos juntos en el infierno”, regresé hace ya algún tiempo y me decidí a volver a actualizar mis dos fanfic’s pendientes, sé que no son los mejores ni están bien escritos, pero les debo el continuar la historia a muchas. Di la idea de “Editarlo” para ponerlo al corriente de la mejor forma, tanto en ortografía y todo eso, pero me han dicho que primero los termine y luego comience a editarlos, haré caso a esas peticiones, aunque creo que aún falta muchísimo para y terminar ambos, tomando en cuenta que este apenas va comenzando.
    Como sea, ya no alego más, mejor les entrego la actualización.

    Muchas gracias a quienes aún siguen esperando la continuación, gracias también a las lectoras que se fueron uniendo con el paso de los años (En los que no estuve) y a las que dejaron comentarios, no saben, y en verdad que no saben, lo feliz que me hicieron cuando los leí todos. Si bien, no puedo responder todos, ya que son muchísimos, quiero decirles que los he leído todos y para que conste que sí, les he dejado un “Me gusta” o no sé si sea la forma correcta de decirlo, ustedes entienden.

    El capítulo será un poco corto, o creo, no sé cómo lo vean, pero actualizaré rápido ya que ya tengo el siguiente.
    Quisiera dedicar el capítulo a todas las personas que me esperaron y comentaron, especialmente a #ZaiJDLS, ¡Gracias por el mensaje!

    Muchas gracias y espero que la actualización sea de su agrado.


    “La vida me dio una recompensa” SasuNaru (Lemon)(+18)[OriginalBySMBL]
    Los personajes usados en este fanfic son propiedad de Masashi Kishimoto.

    Capítulo XI: Decisión.



    El silencio reinaba en la habitación de azabache, Naruto no hablaba ¿Cómo podría hacerlo después de todo lo que había vivido en casa de Orochimaru? Simplemente esperaba, esperaba para ver qué harían con él, ya no le importaba nada. No le importaba si lo volvían a tocar en contra de su voluntad, no le importaba si lo golpeaban, si lo masacraban a golpes; en pocas palabras no le importaba si quiera que lo mataran, al contrario, quería eso, lo deseaba, deseaba estar muerto para dejar de sentir el dolor que en esos momentos sentía y que, aunado al miedo, la ansiedad y la desesperación lo estaban comiendo vivo.

    Mientras el rubio se hundía en sus pensamientos mayormente deprimentes, el azabache se encontraba en un sillón cerca de un gran ventanal que se encontraba en la habitación, la luz de la luna iluminaba la blanca piel del chico al grado de hacerla brillar, haciéndolo lucir más hermoso de lo que era, pero eso nadie lo veía en esos momentos. Sasuke estaba irritado, molesto tal vez, apretaba el puente de su nariz tratando de calmar el fuerte dolor de cabeza que experimentaba en esos momentos. Al no aguantar más se puso de piel totalmente desganado y comenzó a caminar hacia la puerta de cuarto. Si bien, el dolor de cabeza había disminuido desde el momento en el que había ido por el rubio, el que sentía ahora aún molestaba, necesitaba un par de pastillas antes de matar a alguien como desquite.

    —¿Qué pasa Sasuke? ¿Estás bien? —La pelirroja se acercó al chico al ver la cara que éste tenía, preocupada preguntó un par de veces al no recibir respuesta del contrario.
    —Estoy bien Mei ¿Le llamaron a Tsunade?—Dijo sin dejar de acariciar el puente de su nariz.
    —Sí, no tarda en llegar —El mayor de los hermanos Uchiha contestó a la interrogante de Sasuke un poco serio.
    —Tarda mucho…
    —Sasuke, no me gusta interrogarte sobre lo que haces pero… ¿Quién es ese niño? —Preguntó la casi madre del chico tratando de no verse muy metiche pues era lo que menos quería, lo había preguntado con el mayor tacto posible pues no quería hacer enfadar a Sasuke.
    —No lo sé… —Musitó a la par que veía atento a la mujer.
    —Si no lo sabes ¿Para qué lo trajiste? —Cuestionó nuevamente Itachi mientras ladeaba levemente la cabeza sin quitarle la mirada de encima.
    —No les importa, avísenme cuando llegue Tsunade…

    El azabache de disponía a subir nuevamente por las escaleras, no había tocado el tema de las pastillas pues todos los cuestionamientos que hacían le habían hecho olvidarlas, al estar casi a la mitad de los escalones el sonido del timbre lo detuvo, dio la vuelta y con mucha pasividad bajó los escalones que ya había subido.

    —Tardaste.
    — Vine lo más rápido que pude, si no recuerdas tengo que trabajar… —Contestó en tono de reproche hacia el azabache, no le molestaba que el chico le hablara así ya que se conocían desde hacía mucho tiempo y la confianza era mucha.
    —Apúrate anciana, quiero que lo revises…
    —Anciana tu… —La rubia guardó silencio al recordar que la madre que el azabache había muerto desde hacía muchos años, si seguía con lo que iba a decir quizá iba a causar incomodidad a toda la familia—. Argh —suspiró—. ¿Ya lo trajiste?
    —¿Tú qué crees? —Respondió con un tono de burla pero sin quitar lo serio que estaba.
    —Eres un grosero, Fugaku, deberías seguir enseñándole modales a tu hijo… —Comentó la mujer a medida que subía los escalones.
    —Hice lo que pude… —Dijo el patriarca de la familia a la par que esbozaba una pequeña sonrisa.

    La rubia mujer y él se dirigieron hasta la habitación del azabache, Sasuke estaba un poco nervioso pues temía que la rubia le dijera que el chico tenía alguna enfermedad o algo por el estilo y a su vez sentía unas tremendas ganas de llorar, sí de llorar, pues recordaba la primera vez en la que lo había visto; todo sucio, descuidado, débil, muy delgado por no comer y sobre todo muy triste y se atrevía a firmar que con ganas de morir pues sus ojos lo gritaban. Sabía que estaba mal, no era necesario ser un médico para darse cuenta de ello.
    Al llegar a la habitación se sorprendió por la forma en la que el menor los veía, la habitación estaba en completo silencio y por lo tanto podía escuchar sus sollozos y sus quejidos de dolor al respirar puesto que al hacerlo sentía un fuerte dolor en la parte baja de la espalda ¿Y cómo no? Después de meses sufriendo inhumanas violaciones cualquiera estaría así de adolorido. Pero no solamente lo podía escuchar, también podía verlo, podía ver su cara, una cara de completo terror, de pánico.

    La rubia se acercó muy lentamente y sin mirarlo a los ojos para no hacerle sentir que iba en plan de agresión o algo parecido, se sentó en orilla de la cama contraria a donde estaba Naruto, suspiró tratando de pensar. Por primera vez en toda su vida como doctora se sentía nerviosa, no sabía a bien cómo tratarlo y no porque no hubiera atendido a víctimas de abusos sexuales sino porque… bueno a ciencia cierta no sabía la razón pero lo sentía. Un suave pero audible suspiro emanó de sus labios, contó hasta tres para al llegar al último número poder hablar.

    —No tengas miedo, no te haré daño ¿Vale? Sólo quiero revisarte… —Comentó en un tono un tanto tranquilo, se le daba bien el fingir.

    Pero no obtuvo respuesta del rubio pues éste se negaba tanto a ser atendido como a pronunciar una sola palabra, no le veía el caso, no dejaría que lo atendieran, así estaba mejor porque si no lo hacían tenía más posibilidades de morir y eso era lo que quería.

    Al no obtener respuesta por parte del menor, el azabache se acercó un poco a la cama y al hacerlo pudo ver una gran mancha de sangre la cual ya estaba lo suficientemente grande como para ser vista desde lejos, Sasuke se asustó, se acercó un poco preocupado hacia el rubio pero éste no reaccionó bien, aún con el dolor que sentía trató de moverse retrocediendo rápidamente al sentirse amenazado por el chico de cabellos oscuros, apretaba fuertemente sus manos contra su pecho como si no quisiera que las vieran. No supo qué hacer, si no se le atendía podía pasar a ser una situación grave y por ende morir y eso claramente que no era su deseo, debían pensar qué hacer y rápido. Segundos después de concentrarse en pensar el chico de cabellos rubios se desplomó sobre la cama, inmediatamente el azabache y la mujer corrieron hacia él, Sasuke colocó su mano encima de la gran mancha de sangre para poder sostenerse y así acomodar al menor, al hacerlo la palma de su mano se pintó de un color carmesí. Las manos del chico había quedado a la vista del azabache y en ese momento se dio cuenta de por qué había tanta sangre; sus muñecas sangraban. ¿Había muerto? No, no debía imaginar eso, solamente estaba inconsciente, sí...el rubio no...

    —¡Sasuke! ¡Ey!

    Podía escuchar los gritos de Tsunade pero no podía reaccionar, recuerdos, horrorosos recuerdos del pasado lo invadieron al ver la escena; había sangre en la cama, las suaves y oscuras hebras de cabello cubrían la almohada, sentía el temblor, sentía el miedo y la desesperación, trató de gritar, de pedir ayuda «¡Un doctor, que alguien llame a un doctor!» escuchó sus propios gritos, sus manos temblaban sin control y sentía que no podía respirar, se apretó contra el delgado y frágil cuerpo, lo abrazó como si de eso dependiera su vida. Los latidos eran cada vez más pausados, podía sentirlo, incluso podía sentir que el calor poco a poco se iba yendo, sintió unas manos alrededor de su cintura, lo jalaban, trataban de quitarlo pero él no se los iba a permitir; gritó, pataleó, luchó con todas sus fuerzas por quedarse a su lado, no podía dejarla ir, no a Mikoto, no a su mamá.

    —¡Sasuke!
    —Está en shock, recuéstalo.
    —Sasuke, ey, Sasuke, escucha —Murmuró Itachi mientras mecía de un lado a otro a Sasuke en su regazo, medio cuerpo del azabache se encontraba en la cama y la otra mitad Itachi la mantenía aferrada a su pecho con suavidad pero firme a la vez—. Estoy aquí, nada malo pasa, estoy contigo... –Susurró sin dejar de mecerse de un lado a otro con el chico, entendía lo que pasaba, lo entendía muy bien, la escena había sido parecida, como aquella vez, Sasuke seguramente revivió aquella traumática escena de hacia ya muchos años atrás.

    Fugaku le ayudaba a Tsunade a llevar a Naruto al auto, Sasuke debió haberlo llevado a un hospital antes que nada, ¿en qué carajos pensaba su hijo? El chico estaba mal, pudo haber muerto al no recibir atención médica. El mayor de los Uchiha bajó con mucho cuidado las escaleras, Dios, el chico estaba mal, muy mal, ¿qué mierda tenía Orochimaru en la cabeza? Era sólo un niño y lo había tratado peor que a un animal, y eso sólo como un ejemplo ya que ni un animal merecía ser tratado de esa forma, era simplemente inhumano. Otra cosa que le preocupaba era Sasuke, el menor de sus hijos había estado presente cuando asesinaron a su madre, él era aún un niño, había pasado la tarde en el hospital mientras su madre se recuperaba de intoxicación, debido a su trabajo, Fugaku tenía muchos enemigos y éstos buscaban cualquier oportunidad aunque fuere pequeña para poder vengarse de cualquier cosa que hubiera hecho en su contra, esta era una oportunidad. No sabía cómo o con ayuda de quién pero alguien había podido entrar a la habitación de su mujer, lo demás es historia, una que no quería recordar, de hecho en su casa no se hablaba de eso, Sasuke sería el primer afectado si eso pasaba y lamentablemente estaba pasando en ese momento.
    Lo más importante en esos momentos era llevar al pequeño al hospital, no se perdonaría nunca si el chico muriera por no llevarlo a recibir atención de forma rápida, de Sasuke se podían encargar Itachi y Mei, ellos comprendían.

    La pelirroja observaba desde el marco de la puerta a los hermanos, a simple vista ambos siempre estaban peleando, se llevaban mal y eran bastante serios y reservados pero, ¡Oh sorpresa!, nada de eso era cierto. Cualquiera de sus conocidos se quedarían con la boca abierta si pudieran ver lo que ella en esos momentos, el mayor se tomaba el papel de hermano protector demasiado en serio, siempre había velado por el bienestar de Sasuke, desde que eran unos niños y más luego de que su mamá murió. Unos minutos más de suaves susurros bastaron para poder tranquilizar al más chico, su respiración volvía a la normalidad y ya no temblaba mucho pero aún así Itachi lo sostenía con firmeza.

    —El chico, él…
    —Tranquilo, Sasuke, él va a ser atendido, él…
    —¿Va a estar bien? —interrumpió.
    —Ahora están revisándolo, estará bien.

    Las suaves caricias por parte de su hermano habían logrado aminorar el sentimiento de culpa y horror que corroía su cuerpo, los recuerdos siempre lo habían atacado pero jamás de aquella manera como recién acababa de ocurrir, no tan reales, tan dolorosos. Aferró sus delgados dedos a la muñeca de Itachi y este simplemente lo miró a los ojos, sin necesidad de decir nada pues ambos sabían todo ya. Lo soltó pocos segundos después y este le ayudó a incorporarse, quedando así sentado encima de la mancha de sangre que cubría las sábanas, la miró.

    ¿Cómo había sido tan idiota como para no haberse dado cuenta desde un inicio? Bien, el chico tenía los brazos cubiertos, ¿Pero por qué no había sido más estricto al mirarlo en busca de algún problema? ¿Por qué tampoco Tsunado había detectado nada?
    Las preguntas rondaban en su cabeza como si de un huracán peligroso se tratara, se sentía culpable por haber reaccionado de tal manera, por no haber sido de ayuda sino al contrario, por haber estorbado y quizás por haberle quitado al chico valiosos minutos en los que pudo haber recibido atención, ¿Y si moría? Sería su culpa.

    —Sasuke, ¿Por qué no lo llevaste a un médico antes de traerlo aquí? —cuestionó Itachi.
    —Yo…
    Las palabras lo atacaron con tanto filo que trató tanto como pudo de no dejar salir el grito de frustración que sentía.

    “Por egoísta, porque sabía que si lo llevaba a un hospital lo iban a alejar de él, porque desde un inicio sólo había rescatado al chico para poder deshacerse de esos ojos azules que lo atormentaban en sus sueños y fuera de estos desde el día que supo de su existencia”.

    •••



    Habían pasado horas desde que había llegado a la sala de emergencias, el dolor en su cabeza se había intensificado luego de aquel horrible momento y los recuerdos no dejaban de fluir. Pero sin duda lo más preocupante para él en esos momentos era el adolescente, se lo habían llevado muy mal y hasta ese momento nadie había dado información al respecto.

    —Tsunade —habló su padre al ver a la mujer, ahora usaba una bata blanca.
    —De no ser porque son policías y contaron la historia del chico, los hubieran involucrado en algo feo —negó—. El chico tiene que recibir cuidado y atención especial, lo más recomendable es que busquen a su familia pero siendo sincera… —resopló—. No sé si incluso eso pueda servir.
    —¿A qué te refieres? —cuestionó Sasuke.
    —Me refiero a que no la va a tener fácil para nada, Sasuke, no sólo es él, ahora también…
    —¿También…? —interrumpió.
    —Mira, Sasuke, me imagino por la condición en la que está que él no estuvo en las mejores manos antes, quien fuera que le hizo… —cerró los ojos sin ocultar la mueca de molestia—. Esa monstruosidad, logró algo más que obtener del menor simple placer sexual.
    —Tsunade, ve al grano —habló su padre.
    —El va a tener un bebé, Fugaku.
    —¿Qué?
    Sintió que sus piernas comenzaban a temblar cuando escuchó aquello, llevó sus manos a su cabeza y jaló ligeramente sus cabellos mientras se alejaba de la pequeña multitud que era su familia y el médico, él tenía que hacer algo al respecto, si Orochimaru si quiera se enteraba de ello…
    —Entonces regresará a casa con nosotros —habló luego de unos minutos.
    —El debería ir a un lugar especial donde puedan ayudarlo…
    —No entiendes Tsunade, sólo nosotros podemos ayudarlo.
    —¿De qué carajos estás hablando Sasuke? ¡El chico está mal!
    —¿Y te has preguntado de dónde lo saqué? ¡Maldita sea! —alzó un poco la voz provocando que algunas enfermeras en turno voltearan hacia él—. Ellos lograron exactamente lo que querían desde un inicio.
    —Explícate —demandó su padre.
    —Cuando lo saqué de ese lugar ellos me dijeron que lo dejaban ir porque luego de mucho tiempo no habían logrado lo que ellos deseaban de él, el chico sólo estaba con ellos porque ambos locos querían tener un bebé, sólo lo querían para obtenerlo. Si alguno de ellos se entera de lo que Tsunade acaba de decir…
    —Van a querer al chico de regreso —habló la rubia.
    —No puedo permitir que vuelva ahí, lo saqué de ese infierno y primero muerto antes de permitir que regrese a ese lugar.
    —¿Y qué interés tienes tú con el chico, Sasuke? —preguntó Fugaku a la par que se acercaba a él.
    —No es de su incumbencia.
    —Oh, pero claro que lo es, él no es un juguete Sasuke, no puedes simplemente decidir que lo quieres para ti y ya.
    —Yo sé lo que hago, Fugaku.
    —¿Es posible que el chico quede bajo nuestra custodia, Tsunade? —preguntó Itachi luego de ver la pequeña disputa entre su padre y hermano que comenzaba a formarse, si bien era cierto que Sasuke llegaba a jugar algunas veces con sus compañeros de cama, él sabía que esta vez era algo completamente diferente.
    —Ustedes tienen el poder de hacerlo, ¿Pero qué pasará con su familia? El chico merece, su familia merece saber que él está vivo.
    —Me encargaré de buscar a su familia —habló el azabache.
    —Estás loco, Sasuke, ¡No debes involucrarte de esa forma en el caso!
    —¿Y qué quieres que haga? ¿Qué simplemente lo deje a su suerte sabiendo que Orochimaru irá por él luego? ¡Vamos, Fugaku! ¡Me educaste mejor que eso!
  7. .
    ¡Ya sé! Es hermoso ese chico. ;; ♥
  8. .
    Ellos me encantan ;QQ; son divertidos y Luis está como quiere. (?)

    Hay varios youtubers a los que sigo, los que vi desde que casi comenzaron y que aún sigo, son Pepe y Teo, ellos lo son todo. Si quieres diversión, muchas risas, momentos serios, temas abiertos, sexualidad, etc., ellos lo tienen. Además fue gracias a ellos que conocí a los Jonas vloggers.

    Amo a Victoria Volkova, me gusta Ninicolass, Santy Ferry (Al cual amo porque está guapísimo), sanxpineda, en fin, hay muchos, y, generalmente, todos colaboran.

    #SoyHomosensual (?)
  9. .
    Hay muchas películas pero sin duda la que más recuerdo y que, cada vez que recuerdo de qué iba la historia, se me hace un nudo en la garganta, es "Te doy mi primer amor".

    La canción pues... salió hace pocos días, se llama BREATHE y es de Lee Hi, la primera vez que vi el vídeo me hizo llorar como loca, y cuando chequé la letra fu peor(?). No sé, esa canción tiene el poder de hacerme llorar siempre.
  10. .
    ¡Hola! ♥

    1.- Hiro y Nowaki de Junjou. ♥

    2.- Vi Loveless (?) y seguí con Junjou Romantica.

    3.- Sólo mi padre lo sabe, la forma en la que se enteró fue épica pero no le molestó.
  11. .
    Tengo 18 años, en dos meses 19, los gloriosos 19. ♥
  12. .
    ¡Hola a todas (os)!

    Lo sé, creyeron que ya no volvería jamás, lo siento mucho por eso.
    Hace años, y literal, años, que no me paso por acá, realmente me olvidé del foto y de mis fanfic’s, aunque ciertamente no dejé de escribir. Creo que me centré mucho en mis otras historias y dejé en el olvido las dos que más quiero, las más especiales y con las que comenzó todo. Desde hace algunos días tenía la necesidad de entrar al foro para ver qué tanto habían cambiado las cosas, desde la última vez que entré, no había vuelvo a entrar ni de “pasadita” y la verdad es que no sé porqué me alejé, era muy divertido pasar horas aquí metida, en fin, pasó.

    Hoy por fin me decidí a entrar nuevamente, chequé mis fanfic’s y me entró el sentimiento porque los olvidé sin más, no puedo decir que sean los mejores pero recuerdo todo el tiempo que dediqué a desarrollar mi loca idea, recuerdo la lata que me daba el tener que actualizar desde el celular y las noches que me desvelé escribiendo, sí, no con la mejor ortografía o con la mejor narración pero me esforzaba. Tres años después, es obvio que mejoré mucho ambos aspectos, principalmente porque seguí escribiendo y comencé a devorar libros, especialmente homoeróticos, que son los que me sirven para escribir yaoi, sigo pensando que no soy la mejor pero espero que les agrade cómo es que escribo ahora.

    Jamás imaginé que habían pasado dos años desde la última vez que actualicé, realmente me dolió ver la fecha y más porque fue hace dos meses que se cumplieron.

    Comencé siendo lectora del foro así que sé lo desesperante que puede llegar a ser el quedarse con intriga sobre qué es lo que va a seguir en un fanfic, y no sé porqué si lo sé, no hice lo posible para venir, lo siento, nuevamente.

    El fanfic, en sí, aún tiene mucho para dar, tengo escrita cada idea que quiero desarrollar pero, infortunadamente, no escribí más capítulos desde la última vez. Como ya mencioné, hoy que entré nuevamente, me entraron las ganas de continuar con el fanfic, aunque siendo sincera me desanima y me da cierta… ¿”Incomodidad”? El saber que los capítulos anteriores están muy mal escritos, siento que es una falta de respeto hacia ustedes. Tenía planeado arreglar todo desde el inicio pero me han dicho varias personas ya, que puede que le quite sentido a la historia, no sé qué opinen ustedes, me encantaría saber su opinión porque pues sí, el fanfic es para ustedes, ustedes son las que lo leen y le dedican tiempo. Lo pensé mucho y decidí que, dependiendo de lo que me digan y de cuánta aceptación tenga este capítulo, voy a comenzar con la edición de los anteriores.

    Y bueno, siento que ya hablé mucho, lo siento. (?)
    Para finalizar, decidí meter esta pareja (MadaraxObito), antes de aclarar si Itachi despierta del coma o no, me siento bien maldita porque sé que quieren saber qué pasa pero también sé que les intriga saber sobre Obito (?), además a muchas les gusta la pareja, no me mientan. (?)

    Bueno, eso sería todo, espero que después de tantos años en espera aún me sigan apoyando, también espero que el nuevo capítulo les agrade, la verdad es que me sentí muy bien de cómo quedó, pero, como siempre, ustedes son las de la última palabra.
    Muchas gracias por ser tan pacientes conmigo, agradezco que, a pesar de que parecía que ya no iba a volver, muchas siguieron dejando sus comentarios y pidiendo que actualizara, en verdad que no saben cuán feliz me hacen con ese detalle, ahora mismo tengo una sonrisa “idiota” en la cara por haber leído sus comentarios.

    Por cierto, no puedo prometerles que actualizaré cada semana porque mis estudios no me lo permiten pero sí les puedo decir que actualizaré, aproximadamente, cada dos o tres semanas, esta vez no me iré.
    Una disculpa y sí, nuevamente, MUCHAS GRACIAS. <3





    “Los personajes usados en este fanfic son propiedad de Masashi Kishimoto”.
    Ni contigo ni sin ti. Segunda parte.



    La puerta se abrió, la poca luz que llegaba hasta el pasillo de su habitación entraba por la puerta y eso le molestaba, quería dormir, quería dormir un poco más. Las cobijas se sentían pesadas, estas se pegaban a su sudorosa piel pero no podía levantarse de la cama, el sudor bajaba por su cien y la desesperación lo invadía de pronto.

    « Madara, despierta, Madara… »

    Escuchó a lo lejos pero le era imposible ver algo, unas manos delgadas se posaron sobre su pecho y sintió miedo, ya no quería dormir, quería despertarse, quería saber quién lo llamaba, quería…

    « ¡Madara!»

    El grito desesperado logró que su cuerpo respondiera, se levantó tan rápido como su sudoroso cuerpo le permitió, observó a su alrededor con desesperación intentando buscar a la persona que correspondía aquella voz. En la esquina de su habitación observó un pequeño bulto negro, no podía ver bien de quién o qué se trataba, lo único que divisaba eran los penetrantes ojos negros, lo observaban como si de un cachorro en busca de ayuda se tratara, pero le daba miedo; un temblor recorrió su espalda cuando escuchó su nombre nuevamente, era Obito, era su hermano. La carrera de la cama a donde se encontraba el chico, fue tan rápida que ni siquiera pudo pensar en zafarse de las sábanas, sus rodillas se estrellaron con el frío piso pero no le importó su hermano necesitaba su ayuda, eso era todo lo que le importaba en ese momento.
    Se arrodilló a un lado del ovillo en el que se había convertido el hombre, sus hombros temblaban descontroladamente, las ropas que seguramente habían visto mejores días, estaban tan mojadas que las gotas aún bajaban por su cuerpo y formaban charcos sin forma en el azulejo blanco, se acercó a él tratando se tranquilizarlo pero el su piel se sentía tan fría que por mero reflejo se alejó de él en el mismo segundo en el que quiso tocarlo, lo observó con lentitud, su mirada estaba nublada por las lágrimas que amenazaban con salir; el chico no respiraba. Su pecho no se movía, trató de mantener la mirada fija en él con la esperanza de vez su pecho subir y bajar indicándole que estaba respirando pero eso no pasó, aún así, los penetrantes ojos seguían mirándolo. El miedo y las ganas de salir corriendo del lugar se apoderaron de él cuando los delgados y lastimados brazos se envolvieron en él y el maltrecho cuerpo se apretó contra el suyo, ya no se sentía como si fuera su hermano pero lo era, él lo sabía.

    «Madara, tengo miedo».

    Quería preguntar el porqué, Obito no era así, el jamás aceptó sus sentimientos, jamás aceptó tener miedo frente a alguien, por lo menos no después de que anunciara su compromiso, pero infortunadamente, las palabras parecían no querer salir de su boca, lo único que podía hacer era observarlo y hundirse poco a poco el dolor y la frialdad de aquellos ojos.

    «Madara, ayúdame».

    Volvió a decir pero esta vez con más desesperación que la vez anterior, esta vez Madara quiso corresponder al abrazo pero le fue imposible, era como si su cuerpo no reaccionara. De un momento a otro el abrazo se volvió casi asfixiante, sentía cómo el aire comenzaba a faltarle mientras su hermano parecía no sentir lo fuerte que estaba abrazándolo, su ronca voz rogaba por ayuda, repetía lo mismo una y otra vez haciéndolo sentir mareado. Sus lagrimas picaban en su mejilla, intentó respirar pero le era imposible, cada vez el aire llegaba menos a sus pulmones y él sentía que en poco tiempo ya no llegaría nada y no podría ayudar a su hermano, porque sí, a pesar de que el hombre estaba asfixiándolo y dándole un susto de muerte, él quería hacerlo.

    “¡No dejes que me lleven!”.

    El saber que alguien podía arrebatarle a su hermano de nueva cuenta, lo hizo tomar todas las pocas fuerzas que le quedaban y abrir los ojos, un grupo de personas que no podía ver se acercaron a ellos, era como una horda de extrañas criaturas acechando al hombre que se aferraba a él tan dolorosamente. Muchos fueron las manos que jalaban a su hermano, intentó mover las suyas para evitarlo pero, de nueva cuenta, su cuerpo no respondía, él no podía pero quería, él necesitaba, el tenía que mantener a su hermano a su lado, no podía dejarlo ir, no nuevamente, no después de tanto. El cuerpo se alejó de él tan rápidamente que el regreso del aire a él le provocó una insoportable tos, el aire poco a poco comenzaba a llegar a él pero, así como el aire llegaba, su hermano se iba. Los penetrantes ojos poco a poco se hundieron en la oscuridad de las criaturas que lo apartaban de él, el momento transcurrió tan rápido que lo único que pudo ver fue la inmensa tristeza inundando los ojos de su hermano, era tanta que su pecho dolió como nunca pensó que lo haría.

    «¡Es tu culpa!».

    Escuchó antes de que todo desapareciera.


    Abrió los ojos, su cuerpo se movió por reflejo-, no podía respirar. Sus manos se aferraron a su pecho en un intento desesperado por tranquilizarse, tosió e inmediatamente sintió alivio, el aire, aunque pesado, comenzaba a llegar a él, la escena era como si hubiese estado nuevamente en aquel sueño, o mejor dicho, pesadilla.

    Sin poder pensarlo dos veces, su mirada se posó en el rincón en el que su hermano había estado en aquel sueño; no había nada, lo único que pudo ver fue el reflejo de los relámpagos entrando por su ventana. Intentó tranquilizarse pensando en que era lo mismo cada noche, siempre era el mismo sueño, las mismas personas, las mismas palabras. Observó hacia el reloj en su mesita de noche, este marcaba las tres de la mañana y apenas unos minutos más, se recostó nuevamente sobre las mullidas almohadas, su pecho aún subía y bajaba demasiado rápido pero él sabía que el momento feo había pasado ya. Observó hacía la blanca pared durante algunos minutos hasta que la luz de otro relámpago inundó la habitación, la lluvia golpeaba fuerte contra el cristal de su habitación agregándole cierto toque de “suspenso” al momento.
    Su corazón pesaba, y es que desde hace muchos meses ya, el mismo sueño siempre se apoderaba de él por las noches, era algo que, por más que intentara, no podía cambiar. Había pensado, tantas veces que ya no recordaba, en visitar a un psicólogo, quizás sus sueños le estaba diciendo que algo estaba mal en él, bueno, por lo menos algo más de lo que ya sabía que lo estaba, pero no podía concederse el ir a visitar a un hombre que seguramente le diría que lo que sentía por su hermano estaba mal o que estaba en una familia demasiado loca. Sí, aún recordaba las palabras del último psicólogo al que había asistido cuando todo eso comenzó. Tragó, ya no quería más soñar con su hermano pidiendo ayuda, lo único que quería era poder dormir en paz por lo menos una vez.

    Se levantó de la cama y salió al pasillo, a pesar de tener frío no se cubrió con nada, era una mejor opción sentir eso que el enorme vacío que sentía siempre al dirigirse a la habitación de Obito. Abrió la puerta, la oscuridad reinaba en la habitación pero gracias a la luz de los relámpagos, Madara pudo ver la ropa tirada por todo el piso, las botellas vacías y unas cuentas aún medio llenas, se encontraban esparcidas por los muebles y el piso, incluso había unas cuantas en la cama. Miró por unos cuantos segundos a su hermano, desde que el juez dictó libertad condicional mientras se pensaba en lo que iba a pasar con Obito, el chico no había hecho otra cosa que beber y hundirse en el mundo de los vicios y excesos, nunca salía, su único refugio, según había dicho él mismo estando ebrio, era su habitación, su sucia y olvidada habitación. Cada vez que llegaba a casa se sentía tan mal consigo mismo por dejar que su hermano se hundiera solo en su depresión y no sólo eso, sino que también se sentía responsable por ser él quien alimentara su vicio y permitiera que hiciera nada de su vida.

    Aunque a quién iba a engañar, la vida de su hermano se había ido al drenaje por su completa y total culpa, había sido él quien lo abandonó luego de la muerte de sus padres por su estúpida idea de darle una nueva familia, cuán equivocado había estado.
    Se recargó contra en marco de la puerta, la delgadez en la que se encontraba su hermano era más evidente cada día, él no sabía qué iba a pasar primero, si el que Obito fuera a la cárcel o el que muriera de una sobredosis o cualquier enfermedad antes de cumplir con su condena.
    Cualquiera que fuese la opción, le dolía más que nada en el mundo.

    Salió del lugar sintiéndose más que mal, Madara tenía que hacer algo por el chico, en nombre de todo el amor que aún sentía por él tenía que parar lo que estaba haciendo, sabía que su hermano iba a odiarlo más de lo que ya lo hacía pero simplemente no podía ver a su hermano marchitándose poco a poco o peor, verlo morir.

    Desde su visita a Itachi hacía ya tres días, no había podido dejar de pensar en lo que tenía que hacer, sus sobrinos se encontraban mal, Itachi iba a despertar, lo deseaba así, un día y las secuelas de lo que había hecho le iban a afectar de igual forma a Sasuke, aún no sabían que pasarí al despertar, Kakashi había omitido mucha información con tal de no afectar más al menor de los hermanos pero Madara sabía que quizás el chico no iba a poder caminar o quizás algo mucho peor. Él no quería que sus sobrinos sufrieran más de lo que ya habían sufrido, y sabía que la única manera de verlos tranquilos, tanto a ellos como a él mismo, era hacer lo correcto con respecto a Obito, por mucho que le doliera el hacerlo.

    •••



    Había comenzado a hacer planes, los días en su trabajo estaban demasiado tranquilos por lo cual podía permitirse el tomar unos días libres, la empresa de sus padres no había sido afectada por los rumores que ya corrían en los medios de comunicación, él amaba ese hecho, el saber que todo el esfuerzo que su padre y abuelos invirtieron en levantar aquel imperio se podía ir a la mierda por el error de uno de sus descendientes, lo ponía mal y le hacía pensar que era injusto, muchas personas y empresas dependían de lo que habían logrado.

    La enorme mansión donde por mucho tiempo pasó los mejores momentos de su vida junto a su familia y también donde vivió los peores, se había vuelto vacía, ni todos los lujos que en ella habían le habían impedido el sentirse solo e increíblemente deprimido cada vez que entraba en el lugar, si bien fu hermano vivía actualmente con él, era como si fuese el único que estaba allí y la sensación no era para nada gratificante. Sabía que para Itachi y Sasuke no significaba mucho aquel lugar, que a ellos no les importaba si se vendía o simplemente se abandonaba, por esa parte no se preocupó, pero, para él, era un lugar especial, uno en el que ya no soportaba vivir más. Sus vacaciones servirían para encontrar un pequeño departamento en que residir, el único pero de la historia era su hermano, ¿Lo llevaría a vivir con él? Claramente, no podía dejarlo solo en aquel lugar.

    El timbre sonó, el hombre ya muy mayor que había trabajado desde hacía muchos años en su casa, se dirigió a la puerta para atender al llamado, él esperó en medio de la enorme sala de estará, la copa de vino ya no le apetecía, lo único que quería era tomar unos cuantos cuadros de su familia para poder empacarlos mientras aún estaba allí.

    —Joven, me han pedido que le entregue esto.

    El sobre amarillo no podía significarse otra cosa más que problemas, había recibido uno cada mes desde que se había hecho responsable de lo que pasaba con Obito, o mejor dicho, desde que se había hecho responsable de mantenerlo aislado del mundo y vigilado que no volviera a cometer “el delito del que se le acusaba”. Pero estaba vez era diferente, aún no había pasado un mes desde la última vez que había recibido uno. Lo abrió con cuidado, en su interior sabía lo que significaba el haberlo recibido.

    Los papeles, además de palabras formales que sólo se ponían por mero protocolo, decían algo sobre un cita en el juzgado con el mismo hombre que había cedido la libertad de su hermano por los meses que se tardarían en resolver su caso, pero estaba vez decía que la sentencia de Obito había sido dictada.

    Se dejó caer en el sillón de la sala sintiéndose más cansado de lo que se había sentido nunca, su diestra cayó sobre su rostro y se posó sobre su boca mientras trataba se asimilar lo que acaba a de leer, el tiempo se había acabado, su hermano tenía que pagar por lo que había hecho, y a pesar de que sabía que era lo correcto, no podía sentirse de otra forma más que condenadamente triste.

    —¿Se encuentra bien? —Preguntó el hombre mayor con una autentica mueca de preocupación en su rostro.

    Lo único que sus ánimos le permitieron hacer fue una corta seña con su mano para calmar la preocupación del hombre. Se puso de pie en un mísero intento por actuar de otra forma y se dirigió hacia la habitación en la que su hermano había desperdiciado los últimos meses que le quedaban de libertad hasta, no sabía, cuánto tiempo.

    El chico sentado en la esquina de la cama lo miró por unos momentos, la mirada cargada de enfado caló en algún lugar en su interior, se sintió más cansado que cuando leyó aquel papel, no quería enfrentarlo y menos sabiendo que su hermano se encontraba, a duras penas, en sus cinco sentidos, a quién iba a engañar, el chico aún estaba ebrio.

    —Tenemos que hablar.

    Se acercó a penas a él y colocó el sobre en su regazo, Obito lo miró antes de tomarlo, mientras Madara esperaba a que lo leyera y sin ánimos de ver su rostro cuando supiera de lo que se trataba, se giró para subir la cortina que cubría en enorme ventanal, la luz entró y por un momento sintió ganas de llevar a su hermano fuera del lugar al ver los montones de latas, botellas y envolturas tiradas en el piso.

    —No se puede retrasar más Obito. —Comenzó mientras evitaba la mirada del menor viendo por la ventana.
    —No quería que fuera así.
    —¿No? Te la has pasado evitando todo lo relacionado con el hecho desde la denuncia.
    —Como tú me estás evitando en estos momentos.
    —Tienes razón, es exactamente igual.

    El suspiro proveniente de su hermano, lo hizo querer girarse hacia él para poder consolarlo aunque sabía que realmente no iba a aceptarlo.

    —Estoy hecho una mierda desde hace mucho tiempo, ¿Qué más da que vaya ahora a la cárcel? No cambia en nada si es ahora o pasado o en dos años, la mierda llegará algún día.

    Por mucho que quisiera discutir ese comentario, sabía que su hermano tenía razón, no podía evadir a la justicia toda la vida, ni con todo el dinero del mundo, por lo menos no la moral, la justicia podía comprarse pero su mente lo haría pagar cada segundo si eso pasaba.

    —Voy a preguntarlo por última vez… ¿Por qué?
    —Y voy a responder por última vez, no lo sé.

    El enojo que había cargado durante tantos meses salió a flote, se giró hacia él habiendo lamentado el preguntar aquello, ¿cómo una persona que había abusado de otras podía decir que simplemente no sabía el porqué lo había hecho? Le sonaba completamente ilógico pero no sabía lo que quería obtener con la pregunta, Obito siempre lo había desconcertado.

    —No esperes que te culpe a ti porque no lo voy a hacer, Madara.
    —Me siento culpable Obito, la cagué contigo y por eso tú…
    —No creas que eres el centro del mundo, Madara, estoy jodido, eso es lo que pasa. —Interrumpió.
    —¡Carajo, no! Comenzaste a ser así desde que te dije aquello, desde que la presenté.

    El nudo en su garganta amenazaba con hacerlo llorar frente a Obito, todo lo que decía era cierto, se sentía asquerosamente culpable por lo que su hermano había hecho.

    —No, no es así, comencé a hundirme en mi propia mierda desde la muerte de nuestros padres, lo tuyo fue la cereza del pastel solamente.
    —Si querías hacerme sentir menos culpable, felicidades, no lo lograste.
    —Era lo último que quería hacer.
    —Obito basta, soy tu hermano y me duele pero tú y yo sabemos bien que entre nosotros hay…
    —Entre nosotros no hay nada, y no lo habrá. —Volvió a interrumpirle—. Nunca.
    —Sabes bien que eso no es cierto. —Negó.
    —Sólo déjalo ir Madara, acepta lo que dije y sé feliz.

    Sentía que sus ojos comenzaban a arder, su cuerpo se sentía pesado y lo único que quería hacer era salir corriendo e irse a llorar solo a su habitación, ¿Obito estaba rechazándolo? Tal vez, o quizás simplemente trataba de “cortar todo” antes de irse, si era eso no estaba funcionando.

    —Se lo que intentas hacer, no sigas porque no vas a lograr tu cometido.
    —No me interesa si sabes o no, lo único que tienes que saber una vez que salgas por esa maldita puerta es que tienes que ser feliz.

    Su risa mezclada con la pequeña primera lágrima que resbalaba por su mejilla, estaban a punto de romperlo, no entendía cómo Obito pensaba que él podía llegar a ser feliz luego de ver a la persona que tanto quería pasando sus días en una cárcel, rodeado de personas que no verían a bien lo que había hecho, ¿y si lo perdía? ¿Acaso a él no le dolía lo que estaba pasando? Lo miró fijamente intentando desesperadamente encontrar algo en su mirada, tal vez podía ver la mentira grabada en sus ojos, quizás en cualquier momento le diría que sólo estaba bromeando, quizás de un momento a otro todos los problemas en su vida se iban a solucionar, quizás… quizás todo eso era simplemente imposible.

    —¿Cómo puedes decir eso? Tú…

    El momento que más deseó durante tantos años después de la última vez que había ocurrido, se volvió a repetir de un momento a otro y sin él estar preparado para afrontarlo; los suaves y aterciopelados labios de su menos chocaron contra los suyos en un movimiento desesperado por gritar todo lo que estaba callando por miedo a decir, era como si estuviera tratando de reclamarlo, se hacerlo suyo con un simple beso, era tan desenfrenado y necesitado que dolía. Pero no podía negarse a corresponder, sus grandes manos tomaron con delicadeza el cuello del chico mientras ambos se fundían en el beso más apasionado que habían compartido alguna vez en su vida, los desordenados cabellos picaban sus dedos pero en ese momento era lo que menos le importaba, lo único que verdaderamente importaba era vivir el momento, quizás el último.
    Las delgadas manos de Obito palpaban su abdomen en un intento por sacar su camisa de su pantalón, cuando por fin logró hacerlo arrancó los botones de la misma, su pecho y abdomen quedaron al descubierto y el menos no perdió el tiempo en acariciar, un tanto brusco, todo lo que encontró. Había compartido momentos así en el pasado, momentos que, a pesar de que fueron bastante “inmaduros”, “rápidos” y sin los suficientes conocimientos para hacerlos de forma correcta, eran y seguirían siendo especiales para ambos. Lo único que jamás habían compartido era esa pasión que sentía que en cualquier momento lo haría arder.

    Así como la camisa salió, también lo hizo su saco, Madara ansiaba el sentir las caricias de Obito en todo su cuerpo y, al mismo tiempo, dejar una buena cantidad de las suyas en él, pero sabía que eso no se cumpliría, aquello no requería de tomarse su tiempo, no requería de juegos previos o promesas de amor, lo único que hacía falta era sentirse el uno al otro de la peor forma y sin retrasar el hecho.
    Las botellas cayeron al piso cuando aventó lo suficientemente fuerte a Obito a la cama, el hombre cayó sobre su espalda y lo miró con un crudo deseo en sus ojos, la ropa sobraba en esos momentos; se arrodilló frente al chico y, luego de colocar sus manos en el resorte de su ropa interior, jaló la prenda con brusquedad y la lanzó a un lado, la blanca piel de Obito quedo al descubierto y Madara agradeció al cielo el que el hombre no durmiera con pantalones o camisa pues lo único que hubieran hecho sería retrasar lo que ambos deseaban tan desesperadamente.
    La hebilla de su cinturón hizo un suave ruido cuando su pantalón quedó en el frío piso, su ropa interior salió tan rápido como pudo quitarla y por primera vez dejó de pensar en otra cosa que no fuera disfrutar el momento, aunque sabía que quizás se arrepentiría luego.


    Ansiaba poder sentir su piel contra la del menor, su cuerpo debajo del suyo rogando por él. Cuando estuvo encima suyo, se cuestionó sobre seguir o no, Obito lo miraba fijamente mientras esperaba por algún cambio en su actitud, quizás su hermano se encontraba tan inseguro con él. El cambio jamás ocurriría, esa era la última vez que su hermano y él podrían estar juntos, quizás era un tonto por arriesgarse a hacerlo suyo para luego tener ir dejarlo ir, pero sabía que valía la pena, ambos necesitaban eso y ninguno de ellos era nadie para prohibirle nada al otro, y menos si ese "nada" se trataba de la última vez que ambos pudieran compartir un momento tan íntimo como ese.

    Se inclinó sobre él para comenzar nuevamente con el beso, las suaves mordidas amenazaban con volverlo loco, las lentas y bruscas caricias no hacían más que excitarlo, su piel se erizaba al toque que le proporcionaba su hermano y él podía sentir que causaba la misma sensación pues cuando sus manos acariciaban el plano abdomen del chico, sentía como este comenzaba a retorcerse debajo suyo. Poco a poco ambos comenzaron a entrar en confianza, era algo un poco incómodo el que ninguno de los dos se hubiese visto desnudo desde hacía muchos años ya, pero ninguno era un santo, y como seres humanos, los dos hermanos cayeron en el poso de los deseos carnales. Madara siseó cuando la suave, temblorosa y fría mano, tomó su miembro por la base dando un suave pero firme apretón, la mano fría se sentía bien contra la piel caliente, se movió, lo único que podía hacer, si es que quería continuar con el beso, era mover sus caderas en señal de que quería más. Al hacerlo sintió cómo su glande se frotaba con los vellos que cubrían las piernas de su hermano, la acción era totalmente placentera y sabía que a Obito le gustaba igual ya que un suave pero perfectamente audible gemido emanó de sus labios.

    Los movimientos poco a poco comenzaron a tomar un ritmo, mientras el beso se hacía cada vez más salvaje, ambos se ocupaban de sentirse el uno al otro. Cuando el aire insuficiente, ambos se vieron obligados a separarse, pero en ningún momento dejaron de explorarse, sus manos subían y bajaban por el pecho y abdomen contrario, la tersa piel se erizaba al toque y no pudo evitar darse su tiempo en algunas zonas sensibles de su pecho.

    —Madara, ahora.

    La desesperación en la voz de su hermano lo obligó a alejarse un poco de él, el acto era rápido y sucio, no caricias, no palabras de amor, sólo eso, actos.

    —No tengo...
    —No hace falta... —Interrumpió.

    Las delgadas manos envolvieron con fuerza su húmeda erección, estás subieron y bajaron un par de veces antes de sentir su glande acariciando entre los glúteos de su hermano, la sensación lo hizo sisear y cerrar los ojos al sentir que, de seguir así, podría terminar tan rápido como habían comenzado aquello. El gemido que emanó de sus propios labios fue imposible de retener, su glande acariciaba el estrecho botón, sentía la mirada del menor sobre él pero no quería abrir los ojos, no quería ver la reacción de su hermano ante el roce de sus cuerpos.

    Pero nuevamente, la necesidad de hacer las cosas correctamente era más que la necesidad por su hermano, sólo un poco, pero lo suficiente como para, de un movimiento rápido, sentarse en la esquina de la cama, lejos de la tentación que provocaba el chico.

    —No puedo.
    —¿No puedes o no quieres? —preguntó el menor pareciendo furioso por tal acción.
    —No puedo pero quiero.
    —¿Por qué no dejar que pase?

    La cama se hundió justo detrás suyo, los brazos del menor se envolvieron en su pecho mientras su mejilla descansaba sobre su hombro.

    —Porque no quiero que sea así nuestro último recuerdo.
    —No tendremos oportunidad de hacer más en mucho tiempo, quizás nunca.

    Sentía la erección de su hermano contra la parte baja de su espalda pero se negaba a siquiera girar para poder verlo, el rechazarlo le había dolido en el alma pero sabia que, para el bien de su hermano y del propio, tenía que alejarse antes de que llegara a más.

    —Sólo entiéndeme Obito, no puedo.

    El silencio se tornó incómodo en la habitación, Madara se mantenía observado a un punto fijo de la lujosa alfombra, lo único que pensaba era en la forma de hacer lo correcto, siempre lo correcto, Obito no había hecho las cosas bien y, por mucho que le doliera, tenía que verlo pagar por ello.

    El momento pasional de rompió de un segundo a otro y fue su culpa, se giró ligeramente para ver a su hermano aún recargado sobre su hombro, la mirada de necesidad y y su rostro, gritaban todo aquello que Obito sentía; su pecho dolió al ver a su hermano de aquella forma, se veía tan frágil, indefenso, tan lleno de dolor y rencor. Sus ojos ardieron ante el único pensamiento que rodaba por su mente desde que se dio cuenta de lo que había hecho, "Yo soy el culpable", de lamentó una y mil veces, cuando las lágrimas eran demasiadas, comenzó a sentir cómo estás bajaban por sus mejillas. Aquellos orbes negros que contemplaba cada noche en su sueño, lo miraban de manera penetrante, le gritaban por ayuda.

    —Lo siento —Susurró el chico—. Elegí el peor de los caminos y te arrastré a ti y a mi familia conmigo.

    La voz entrecortada agregó más a sus ganas de llorar, se giró hacia él y lo tomó con tantas fuerzas en un firme abrazo que sus brazos dolían y su pecho se sentía apretado.

    —La manera de pedir perdón, y no a mí sino a Itachi, a Sasuke pero, sobre todo, a ti mismo, es haciendo lo correcto.
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    *-* Aunque Reika es un poco más parecido a Levi en cosplay *-* ♥
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    Gracias ♥
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    Oh por Dios, vi esto y aún me estoy orgasmeando. ¡Gracias! Esperaba por esos dos libros *-* ♥

    El 29 te descarga el 9...

    Edited by Saga M. Blackfeather - 10/1/2015, 05:37
308 replies since 28/1/2013
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