BAJAS PASIONES Harry/Draco +17

¿El amor pude nacer apartir del deseo? FINALIZADO

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  1. 290589-kaname
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    Capitulo 3
    Tormentosos recuerdos



    Cedric

    Mi padre me había sorprendido con la noticia de que iríamos a los mundiales de Quidittch. Yo estaba eufórico y no espere en lo absoluto para arreglar mis cosas.
    - Apresúrate Cedric, los Weasley ya deben de haber salido de su casa.
    “Los Weasley” ¿ellos también venían?
    Mi mente comenzó a acelerarse con rapidez, si la familia de pelirrojos venia…seria posible que el famoso Harry Potter viniera con ellos.
    No sabía por que, pero la idea no me agradaba del todo. No me caía mal Harry, era solo que toda la atención estaba puesta siempre sobre el y no estaba seguro si quería seguir escuchando a mi padre diciéndome lo maravilloso que seria si el se hiciera amigo de Harry. Además no estaba seguro si podría verlo a la cara, dado el hecho de que accidentalmente había descubierto algo sobre el.
    Cuando llegamos al claro en donde nos reuniríamos con los Weasley, me sorprendí al ver como mi padre se desvivía por los cumplidos al padre de los pelirrojos y como al final saludaba embelesado a “Harry Potter”, yo solo salude con un movimiento de cabeza y me aleje lo más posible.
    Llegamos al traslador y todos tomamos la bota vieja antes de que chistara y nos trasladara al campo donde serian los mundiales.
    Todos los pelirrojos cayeron al suelo, y vi con sorpresa como Harry se revolvía del dolor de la caída pero aun así tenia una radiante sonrisa que pesar de ella, había una profunda tristeza en sus ojos. Tristeza que sabia perfectamente cual era la causa. Casi por instinto, me acerque a el y le extendí mi mano para ayudarlo a levantarse. El la cogió y en la boca del estomago sentí vértigo. ¿Qué era esta extraña sensación?
    No estuve consiente de cuanto tiempo le sostuve la mano hasta que mi padre me llamo. Solté su mano avergonzado y lo único que Harry hiso fue dedicarme una esplendorosa sonrisa.
    En todo el transcurso de ida al campamente no hable, y me separe lo mas que pude de Harry. Aunque fingí no darme cuenta, sabia que él me miraba de vez en cuando. Provocando en mi ansiedad, he ilusión.
    Cuando llegamos a nuestra tienda me sentí infinitamente agradecido, pero no pude evitar mirarlo por ultima vez. Harry también volteo y me giño un ojo. ¿Qué significaba eso? Al instante sentí como mi cara ardía y por eso me metí rápido a la tienda.


    Harry


    No se por que, pero desde la mañana Ron se estaba comportando de una manera muy extraña. No me miraba a la cara, ¿Por qué seria? No le di importancia y seguí con la caminata hasta llegar a nuestra tienda, en el campo de Quidittch.
    - Harry, -me llamo el señor Weasley – ¿podrías por favor ir a la tienda de los Diggory y preguntarle Amos a que hora nos reuniremos para ir al partido? Le diría a Ron pero… parece que esta en las nubes.
    - Claro –acepte, de todas maneras quería averiguar algo que me percate cuando nos encontramos con los Diggory.
    Camine hasta la tienda de los Diggory un poco ensimismado en mis pensamientos. Al llegar a la tienda vi con satisfacción que Cedric estaba solo, completamente solo.
    - Cedric –lo salude.
    El me miro muy sorprendido y solo me saludo con la cabeza. Creo que esto se iba a poner muy interesante.
    - ¡Agh! –soltó de repente mi presa en turno.
    - ¿Qué pasa? –me acerque con interés, al parecer Cedric se había cortado con una hoja de papel el dedo.
    Tome su mano entre las mías y acerque el dedo afectado y lleno de sangre a mi boca. Cuando mi lengua roso la piel, su cuerpo se estremeció. Esto iba a ser más fácil de lo que pensé.


    Cedric


    Su lengua roso ni dedo herido y yo sentí como mi corazón latía como loco. Me estremecí y note que mis piernas me fallaban.
    Harry me llevo hasta una silla he hiso que me sentara.
    - ¿Estás bien? –me pregunto.
    - He…si –no hallaba donde ocultar mi rostro. ¿Qué tenia Harry que me ponía de esta manera?
    Sentí como sus manos tomaban mi cara y me obligaban a mirarlo. Harry era hermoso, muy hermoso. ¿Cómo no me di cuenta antes?
    Trate de levantarme he irme, no soportaba su presencia, sentía que me asfixiaba y no quería hacer algo que después me arrepentiría. El me sujeto del brazo y me miro con ojos anhelantes.
    - ¿No te caigo bien verdad? –me pregunto.
    ¡Rayos! Me estaba sintiendo culpable. Harry no se merecía esto. No después de…
    - No, no es eso, es solo que…
    - Es por que soy Harry Potter ¿Verdad?
    - Harry yo…
    El moreno se acerco peligrosamente hacia mi, muy, muy peligrosamente. Y entonces el...me abrazo.
    Ese jeto de ternura me llego hasta el alma.
    Harry se separo de mí y me libero. Trato de irse de la tienda pero esta vez yo lo atrape y lo abrace.
    Sentí como sus brazos rodeaban mi cintura y como su boca se alojaba insinuativamente sobre mi cuello, dando tiernos besos que hicieron que perdiera la gravedad.
    - Harry…
    - Cedric, te deseo…
    Mi mente se quedo en shock, ¿Seria esto posible?
    Harry tomo mi mano y me condujo hasta la cama. Gentilmente hiso que me recostara sobre ella mientras que el se acomodaba provocativamente entre mis muslos.
    - Harry no se si…
    - Shss…déjate llevar. –me interrumpió.
    El bajo su mano hasta mi entrepierna y por encima de la tela comenzó a acariciarme. El era tan dulce, tan…
    Su boca acaricio mi cuello con un suave beso, provocando que dejara de pensar.
    Después, su mano se introdujo entre mi sudadera, tocando mi abdomen que estaba increíblemente sensible.
    Esta era la sensación mas placentera que jamás había experimentado, pero ¿Seria honesto de mi parte aprovecharme de la situación?
    ¿Cómo podría aprovecharme de un ser tan noble? ¿Un ser que realmente no sabia lo que estaba haciendo? ¿Qué posiblemente se quería acostar conmigo para llenar ese vacio que le dejaron?
    ¿Seria mejor hombre que el tipo que engaño a Harry y jugo con sus sentimientos?
    Con un esfuerzo titánico me separe de el. Su cara reflejaba la incertidumbre y el dolor del rechazo. Pero yo no podía, no podía.
    - Harry, no tienes que hacer esto. –le dije no muy convencido de mi mismo.
    - Pero…
    Tome su rostro entre mis manos, tratando de que no viera el deseo que sentía por el.
    - Tú no puedes sustituir una persona por otra, mucho menos en la intimidad. Yo no soy él Harry…
    Los ojos verdes de Harry se llenaron momentáneamente de ira, rencor, he impotencia. Se separo bruscamente de mí y salió apresuradamente de la tienda.



    Harry


    Salí corriendo de la tienda de los Diggory. ¡Él sabia! ¿Pero como? ¿Acaso él le había dicho? No, eso era imposible.
    Regrese a la tienda de los Weasley y afortunadamente el padre de mi amigo no estaba, porque la verdad no tenia la respuesta por la que me mando.
    Me sumergí entre las sabanas de la cama, sin importarme las preguntas de los gemelos ni la mirada preocupada de Ron.
    ¿Por qué Cedric me lo recordó? ¿Por qué si estaba tan concentrado tratando de olvidarlo entre sus carisias?
    Las palabras que escuche hace semanas volvieron a resonar en mi cabeza:
    - “Harry, lo nuestro es solo sexo, solo eso. Sin sentimientos de por medio, solo eso, sexo.”
    ¡Maldito! Te odio, te odio y te… te extraño. Extraño tus caricias, tus besos, tu sonrisa, tu voz.
    No te imaginas, como te extraño. Estoy muriendo…por ti.
    Muriendo de desesperación por no tenerte, muriendo lenta y dolorosa por tu rechazo, por tu soberbia y afán de lastimarme de esta manera.
    Podría jurar que tú también te estremecías entre mis brazos, que suspirabas con mi nombre entre tus labios, que tus ojos se iluminaban al verme y ansiaban encontrarnos a solas para demostrarnos nuestro amor.
    ¿Pero como no me di cuenta antes? Si tú nunca me besaste, nunca me dijiste que me querías…nunca.
    ¡Pero claro, un beso jamás se da sin amor!
    “Te voy a olvidar, te juro que te voy a olvidar.” –pensé.
    Cuando serré mis ojos, vi su sonrisa en mi mete. Una sonrisa que se burlaba despiadadamente de mí.
    Involuntariamente las lágrimas acudieron a mis ojos y trate de contenerme para que los gemelos ni Ron, se dieran cuenta.


    Cedric


    La mirada de Harry me descompuso por completo. A pesar de su enojo y rabia momentánea, pude ver su sufrimiento. ¿Pero que podía hacer? ¿Seria yo la persona adecuada para curar tan frágil corazón?
    Quise ir y perseguirlo, pero sabía que lo único que lograría era recordarle más a aquel hombre que lo destruyo con sus mentiras.
    En mi mente rememore el día en que escuche accidentalmente una conversación de Harry con aquel tipo.
    Yo estaba guardando unos materiales de defensa contra las artes oscuras cuando escuche como Harry le reclamaba.
    - ¿Cómo pudiste? –pregunto con la voz rota del sufrimiento.
    - ¿Cómo pude que? Tú no eres nadie para reclamarme nada, lo nuestro solo es superficial y nada más.
    - ¿Qué?
    - Eso, lo que escuchaste. Harry, lo nuestro es solo sexo, solo eso. Sin sentimientos de por medio, solo eso, sexo.
    - Pero yo te amo.
    - ¿Amor? Que absurdo eres. Pero es mejor que te enteres de una vez, ¡yo no te amo! Si estuve contigo fue solo por que eres bueno en la cama y nada más. Amor…que ridículo.
    Después de eso Harry se la paso llorando en aquella aula por horas. Horas interminables de pura agonía y yo… yo fui un cobarde, un estúpido que solo se la paso viendo su dolor sin hacer nada.
    Perdóname Harry…

    Capitulo 4
    Falso como una serpiente



    Draco


    Desde que fue el mundial de Quidittch, me percate de que Potter estaba muy raro. Antes, el siempre tenia esa estúpida sonrisa melosa y empalagosa que siempre le daba a todos. Realmente me ponía furioso que siempre estuviese así pero ahora el…estaba fingiendo. Cada sonrisa, cada gesto, cada palabra amistosa era una mera mentira.
    ¿Cómo era que sus amigos no se daban cuenta?
    Ese Weasley y esa Grenger revoloteaban alrededor de el como siempre sin prestarle atención. Y él los miraba sin mucho interés y solo hablaba cuando se le preguntaba algo, de lo contrario se quedaba callado con esa nueva expresión de hielo impenetrable.
    Pero lo que yo mas me preguntaba; ¿Cómo es que solo yo me daba cuenta? Es más, ¿Por qué tendría tanto interés en la nueva actitud de ese Potter?
    Tal vez era por que la mayoría de las veces yo actuaba así. Yo era quien ponía esa cara de hielo, yo era quien sonreía falsamente a la gente para ganarme su aprecio y poder utilizarlos.
    Mire al trió un poco mas, mientras todos abordábamos el tren escarlata hacia Hogwarts. Me quede tanto tiempo mirando que Harry se dio cuenta. Estúpidamente yo voltee la mirada y me subí al tren. Pero mi corazón se acelero cuando sus ojos calculadores se posaron en los míos. Esa mirada hacia que me congelara he intimidara. Aunque claro, jamás de los jamases se lo demostraría.
    Después de horas de ocio, llegamos al colegio. Me gustaba estar en la escuela, y más por que en esta institución, de cierta forma podía ser yo mismo. No tenia que poner esa cara estoica como mi padre ni comportarme tan Malfoy. Aquí podía ser yo, solo yo.
    Entramos al gran comedor para recibir el nuevo año escolar, y los nuevos alumnos entraron desfilando como algunos años atrás yo también lo hice. No pude evitar mirar en dirección a cierto moreno.
    Su expresión…
    Harry tenía grabado en sus ojos un odio inmensurable. Era una mirada tan atemorizante que me estremecí. Desvié los ojos para mirar a la persona que el taladraba con su odio. Que raro…el miraba a su capitán de equipo de Gryffindor; Oliver Wood.

    Harry

    Antes, había pedido a gritos regresar a Hogwarts. Antes, contaba los días para salir de la casa de mis tíos solo para regresar a lo que para mi, era el verdadero hogar.
    Pero ahora estar aquí, en la misma estancia que el, me lastimaba.
    Mientras estábamos sentados en el gran comedor para recibir la bienvenida del curso escolar, mire a Oliver. Sentí esa ya conocida opresión en el pecho, ese vacio que hacia que cayera en lo mas hondo. ¿Por qué Oliver? ¿Por qué me hiciste esto?
    De repente, el me miro y yo sentí como mi corazón se aceleraba. Por un momento perdí el aliento y me trabe en sus ojos. Oliver me sonrió desdeñoso y se volteo para abrazar efusivamente a Cormac McLaggen.
    Serré mis puños en un intento de contener mi ira, me estaba haciendo daño en las manos pero no me importo. ¡Maldito!
    Un día no muy lejano, te juro Oliver Wood que me voy a vengar.

    Cedric

    Cuando me senté en la mesa de los Hufflepuff , en lo primero que me fije fue en Harry y en Oliver. Tenia miedo de la reacción de Harry, miedo de que en cualquier momento este se desplomara al ver al capitán de los Gryffindors muy coqueto con otro alumno de su casa. ¡Maldito Oliver!
    Si tan solo Harry estuviese enamorado de mí y no de ese idiota, si tan solo me mirara de la manera en la que lo hace de el. Yo seria el hombre más feliz del universo.
    Que absurda ilusión. A pesar de ese encuentro tan secano que Harry y yo tuvimos, el solo me miraba como uno más. Uno mas con quien olvidar su dolor.
    Harry…si tan solo pudieras amarme.
    Desvié la mirada tratando de alejar los malos sentimientos que embargaban mi corazón, pero en tal arrebato me di cuenta de algo realmente interesante; Draco Malfoy no dejaba de ver a mi moreno.
    Después de la selección de alumnos y la gran cena, la voz de director de la escuela sonó de repente entre la sala, acallando toda la multitud.
    — ¡Bien! —dijo Dumbledore, sonriéndoles a todos—. Ahora que todos estamos bien comidos, debo una vez más rogar su atención mientras les comunico algunas noticias:
    »El señor Filch, el conserje, me ha pedido que les comu¬nique que la lista de objetos prohibidos en el castillo se ha visto incrementada este año con la inclusión de los yoyós gritadores, los discos voladores con colmillos y los bumera¬nes-porrazo. La lista completa comprende ya cuatrocientos treinta y siete artículos, según creo, y puede consultarse en la conserjería del señor Filch.
    La boca de Dumbledore se crispó un poco en las comisu¬ras. Luego prosiguió:
    —Como cada año, quiero recordarles que el bosque que está dentro de los terrenos del castillo es una zona prohibida a los estudiantes. Otro tanto ocurre con el pueblo de Hogs¬meade para todos los alumnos de primero y de segundo.
    »Es también mi doloroso deber informaros de que la Copa de Quidittch no se celebrará este curso.
    — ¿Qué? —dije sin aliento.
    — Esto se debe a un acontecimiento que dará comienzo en octubre y continuará a lo largo de todo el curso, acaparan¬do una gran parte del tiempo y la energía de los profesores... pero estoy seguro de que lo disfrutaréis enormemente. Ten¬go el gran placer de anunciar que este año en Hogwarts...
    Pero en aquel momento escuche un trueno ensor¬decedor, y las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe.
    En la puerta apareció un hombre que se apoyaba en un largo bastón y se cubría con una capa negra de viaje. Note que todas las cabezas en el Gran Comedor se volvieron para observar al extraño, repentinamente iluminado por el resplandor de un rayo que apareció en el techo. Se bajó la capucha, sacu¬dió una larga melena en parte cana y en parte negra, y ca¬minó hacia la mesa de los profesores.
    Un sordo golpe repitió cada uno de sus pasos por el Gran Comedor. Llegó a un extremo de la mesa de los profe¬sores, se volvió a la derecha y fue cojeando pesadamente ha¬cia Dumbledore.
    —Os presento a nuestro nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras —dijo animadamente Dumbledore, ante el silencio de la sala—: el profesor Moody.
    Lo normal era que los nuevos profesores fueran recibi¬dos con saludos y aplausos, pero nadie aplaudió aquella vez, ni entre los profesores ni entre los alumnos, a excepción de Hagrid y el director. El sonido de las palmadas de ambos resonó tan tristemente en medio del silencio que enseguida dejaron de aplaudir. Todos los demás parecían demasiado impresionados por la extraña apariencia de Moody para ha-cer algo más que mirarlo.
    Moody parecía totalmente indiferente a aquella fría acogida. Haciendo caso omiso de la jarra de zumo de calaba¬za que tenía delante, volvió a buscar en su capa de viaje, sacó una petaca y echó un largo trago de su contenido. Al le¬vantar el brazo para beber, la capa se alzó unos centímetros del suelo, y vi, por debajo de la mesa, parte de una pata de palo que terminaba en una garra.
    El director volvió a aclararse la garganta.
    —Como iba diciendo —siguió, sonriendo a la multitud de estudiantes que tenía delante, todos los cuales seguían con la mirada fija en Ojoloco Moody—, tenemos el honor de ser la sede de un emocionante evento que tendrá lugar du¬rante los próximos meses, un evento que no se celebraba desde hacía más de un siglo. Es un gran placer para mí in¬formaros de que este curso tendrá lugar en Hogwarts el Torneo de los tres magos.
    — ¡Se está quedando con nosotros! —dijo Fred en voz alta.
    Repentinamente se quebró la tensión que se había apo¬derado del Gran Comedor desde la entrada de Moody. Casi todo el mundo se rió, incluso yo y el director también, como apre¬ciando la intervención del pelirrojo.
    —No me estoy quedando con nadie, señor Weasley —re¬puso—, aunque, hablando de quedarse con la gente, este ve¬rano me han contado un chiste buenísimo sobre un trol, una bruja y un leprechaun que entran en un bar...
    La profesora McGonagall se aclaró ruidosamente la garganta.
    —Eh... bueno, quizá no sea éste el momento más apro¬piado... No, es verdad —dijo Dumbledore—. ¿Dónde estaba? ¡Ah, sí, el Torneo de los tres magos! Bien, algunos de voso¬tros seguramente no sabéis qué es el Torneo de los tres ma¬gos, así que espero que los que lo saben me perdonen por dar una breve explicación mientras piensan en otra cosa.
    »EI Torneo de los tres magos tuvo su origen hace unos setecientos años, y fue creado como una competición amis¬tosa entre las tres escuelas de magia más importantes de Europa: Hogwarts, Beauxbatons y Durmstrang. Para re¬presentar a cada una de estas escuelas se elegía un cam¬peón, y los tres campeones participaban en tres pruebas mágicas. Las escuelas se turnaban para ser la sede del Tor¬neo, que tenía lugar cada cinco años, y se consideraba un medio excelente de establecer lazos entre jóvenes magos y brujas de diferentes nacionalidades... hasta que el número de muertes creció tanto que decidieron interrumpir la cele¬bración del Torneo.
    Cuando comenzó a dar su explicación sobre el torneo yo me desconecte momentáneamente del mundo, mirando alternativamente a Harry, Oliver y Draco. Tal vez…
    En cuanto el director anuncio que ya podíamos retirarnos a nuestras salas comunes, yo me levante como de rayo para ir detrás de Harry. Solo quería disculparme por lo ocurrido, pero también quería un pretexto para hablarle.
    El estaba justo en la entrada, con sus amigos inseparables.

    - Harry –lo llame.
    El volteo al reconocer mi voz. Estaba sorprendido, pero igual me recibió con una sonrisa.
    - Hola Cedric –Mi nombre en sus labios me encanto.
    - Quería disculparme, no debí, fue una estupidez de mi parte…
    - Cedric, no tienes por que hacerlo. Más bien, debería yo disculparme, por poco y me aprovecho de ti.
    Sentí como mi cara se enrojecía de la vergüenza. Me pareció increíble que el dijera precisamente “eso” y enfrente de de varias personas, que por cierto nos miraban con curiosidad.
    - Cuando quieras. –le conteste de impulso, aunque creo que no tanto.
    Harry soltó una carcajada, su sonrisa esta vez era sincera. Me miro entre divertido y seductor, para después tomar mi mano entre las suyas. La calidez de su toque me estremeció, pero el corazón casi se me sale del pecho al ver como Harry le daba a una de mis manos un suave beso con sus labios.
    No fui consiente de mi entorno hasta que una voz hizo el ademan de toser.
    Mire a mi alrededor y vi que muchos nos observaban. Realmente no me importo, si a Harry le tenia sin cuidado ¿Por qué a mi había de importarme?
    Cuando nos separamos, y sus manos dejaron de tocar las mías, me sentí solo. ¿Acaso me estaba volviendo dependiente de el?
    Espero que no, por que sabía que yo no era el indicado.

    Draco

    Mis ojos casi se salen de sus cuencas al ver como Potter jugaba al seductor con Diggory. Esto si que no me lo esperaba. ¿Acaso ellos tenían “esa clase de relación”?
    Mire nuevamente a Wood y vi como este miraba a Harry con asombro y luego con fastidio. Si mis sospechas eran ciertas; Potter había tenido una relación con Wood pero ahora tonteaba con Diggory.
    Tenia que investigar. Tal vez encontrara algo realmente vergonzoso de “San Potter”.
    Justo cuando pase al lado de el, no pude resistirme al impulso de acercarme y decirle que sabia su secreto.
    - Esto es nuevo Potter, -dije, casi pegando mis labios a su oreja – se te da muy bien fingir. Mientes igual que una serpiente.

     
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