BAJAS PASIONES Harry/Draco +17

¿El amor pude nacer apartir del deseo? FINALIZADO

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  1. 290589-kaname
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    Ok, Sabaku no Cachi, en unos momentos sigo subiendo los capitulos. No desesperes. :=NOIP: :=NOIP:

    rukato_12: gracias por seguir aqui siguiendo el fic, tambien queria animate a que volvieras a poner el poema que escribiste de mi primer fic.
    Sinto que como es tuyo, tú deves subirlo -Eso de los creditos ya me esta traumando-
    :=ideasss: :=ideasss:

    Capitulo 18
    El poder del amor



    Draco

    Harry y yo salimos de los baños, con las manos entrelazadas y con nuestros sentimientos a flor de piel.
    El me cubrió con su capa de invisibilidad, y, juntos, bajamos hasta las mazmorras y entramos en la habitación.
    Yo estaba muy, muy nervioso. ¿Pasaría acaso lo que creía?
    Me senté en la cama y el me siguió. Harry se veía tan tranquilo que me hiso pensar que ya tenia bastante experiencia en esto.
    - Harry, yo…esta es mi primera vez y…
    - Lo se…te prometo ser gentil.
    Harry acaricio suavemente mi rostro para después acariciarme los labios. Poco a poco me fui llevando por el momento. Sus ojos verdes me sometieron a su total escrutinio y de repente la ropa de ambos había desaparecido. Sus poderes Katagaria se estaban volviendo cada vez más fuertes.
    Antes de poder detenerme, me incline y atrape sus labios. Él gimió ante el contacto y me rodeó la cara con las manos para devolverme el beso.
    Lo saboree como jamás lo había hecho con nadie. Podía sentir cómo Harry me llegaba al alma mientras nuestras lenguas se rozaban. Nunca había querido tener este tipo de relación con nadie, pero es que nunca había deseado a un hombre como ahora lo deseaba a él.
    Con todo mi ser.
    Enterré mis labios en el hueco del hombro de Harry y mis ojos se llenaron de lágrimas de nuevo al encontrar con mis manos el lugar donde el Daimon le había clavado el cuchillo, haciéndolo sangrar y dejándole una cicatriz.
    Daría cualquier cosa por que Harry me amara. Quería su corazón. Quería a este hombre que sabía lo que significaba el amor, que entendía lo que era un compromiso y que era capaz de mostrar compasión.
    Y estuviese dispuesto a admitirlo o no, Harry me necesitaba.
    Ningún hombre debería vagar solo. Ninguno debería soportar las heridas que mi Harry había soportado; no cuando su único crimen había sido amar a alguien más que a sí mismo.
    Mi aliento se mezcló con el de Harry mientras me tumbaba sobre él, a horcajadas sobre su cintura.
    Él gruñó al darse cuenta del contacto tan íntimo que estábamos teniendo. Sentía la piel caliente y húmeda de las manos de Harry mientras se deslizaba sobre mi vientre desnudo, encendiendo una hoguera en nuestro interior que nos aterrorizaba.

    Harry

    Apártalo.
    No podía. Esa noche no. No con la pesadilla aún tan fresca en mi memoria de mi fallido amor con Oliver. Estuviese bien o no, necesitaba consuelo. Quería volver a sentirme amado. Quería sentir la suavidad de unas manos amorosas sobre mi cuerpo. Deseaba que el aroma de Draco quedase impregnado sobre mi piel.
    No pude evitar dar un respingo cuando Draco tomó mi miembro con la mano.
    –Por todos los dioses –balbucee sin aliento. Nadie me había tocado de ese modo jamás.
    Todo mi cuerpo empezó a temblar de deseo mientras Draco acariciaba mi ardiente y rígido miembro.
    Hoy sería mío. Ya no había modo de apartarse de el.
    El movimiento de la mano de Draco, que aferraba mi miembro con delicadeza deslizándose arriba y abajo, desde la punta hasta la base, me erizaba la piel y hacía que me resultase muy difícil respirar. Sus dedos me rozaron los testículos, endureciéndome tanto que pensé que estallaría allí mismo.
    Mientras tanto, comencé a recorrer el cuerpo de Draco con las manos, disfrutando de cada curva y cada hueco. Disfrutando del tacto suave de su piel desnuda.
    Abandone su cuello con un gruñido, asalte sus labios y le bese con ansia mientras deslizaba la mano, buscando el tesoro que se encontraba en su entrepierna. Cuando sintió el roce de mi mano sobre su rígido miembro al tocarlo allí por primera vez, no pudo reprimir un gemido.
    Draco se sobresaltó y dejó escapar un murmullo de satisfacción, aumentando el ritmo de las caricias sobre mi miembro.
    Deslice la otra mano por toda su espalda, hasta llegar hasta su entrada y comenzar a prepararlo. Por los dioses, cómo lo deseaba. Quería saborear cada centímetro de su cuerpo. Quería hundirse profundamente en el y comprobar su salvaje pasión. Pero reprimí esos deseos para saborear el momento. Para explorarlo lentamente y con ternura.
    Deseaba que esa noche durara una eternidad.
    –Sabes tan bien… –le susurre al instante que trace un sendero de pequeños besos desde su cuello hasta el pecho.
    Draco se arqueó hacia mi cuando mi lengua y mis dientes le acariciaron el pezón. La sensación de mi boca rozándole la piel lo hacía derretirse como lava ardiente. Podía sentirlo.
    De nuevo, volví a introducir la mano entre su espalda baja y lo acaricie donde más lo deseaba. Mis dedos comenzaron a trazar lentos círculos, enardeciéndolo para al instante reconfortarlo, presionando para después acariciarlo levemente, hundiéndome en el profundamente para que el fuego lo consumiera aún más mientras le hacía el amor con la mano. (extracto original de uno de los libros de cazadores oscuros.)

    Draco

    –Te deseo, Harry –le murmure sin aliento al oído–. Nunca he sentido algo así por nadie.
    Él sonrió, dejando a la vista sus dientes blancos y perfectos girando a la vez sobre el colchón para quedar sobre mí con una facilidad que me sorprendió. Deje escapar un gemido al sentir ese cuerpo ágil y duro sobre mí. Su peso me dejaba sin aliento. Le rodé las caderas con las piernas. Harry irradiaba fuerza, poder. Esos músculos fuertes y definidos se contraían a su alrededor con cada pequeño movimiento que realizaba. Pero lo que más me cautivaba era la contención que demostraba, todo ese poder sujeto bajo control que le hacía recordar a un león preparado para atacar o más bien, un Dragón.
    Quería más. Quería sentirlo dentro. Quería hacerlo mío como ningún hombre o mujer lo había hecho jamás. Quería su corazón. No, más aún. Quería ser todo lo que él necesitaba. Su aliento, su corazón y, sobre todo, su alma.
    Ansiaba devolverle su alma. Rescatarlo de su sufrimiento. Liberarlo de su pasado.
    Harry gruñó al sentir mi cuerpo bajo el suyo. Una capa de sudor cubría su cuerpo mientras abandonaba mis pezones para descender por mi torso, hasta las caderas y volver a ascender. Podía sentir como me deseaba con una intensidad sobrehumana. Deseaba cosas de el que no me atrevía a nombrar. No debería pensar en hacerlo mío y en mantenerlo a mi lado. Pero no podía evitarlo.
    Enterré la mano en su cabello y lo acaricie aún más mientras él descendía, mordisqueándome desde los labios hasta la garganta y de allí hasta el pecho, donde se entretuvo en saborearme a conciencia. Su lengua se movía en círculos alrededor del endurecido pezón, acariciando y atormentando. Parecía devorarme con un ansia insaciable, como un hambriento que festejara un banquete.
    Muy lentamente, descendió, mi cuerpo ardía en cada lugar donde él posaba las manos en su camino de descenso hacia las caderas. Allí deslizó la lengua, pasándola por encima de mi miembro hasta llegar al muslo. Me separó las piernas muy lentamente y siguió lamiéndome la cara interna del muslo.
    Contuve el aliento, estremeciéndome ante lo que estaba por venir. Al percibir su vacilación, alce la cabeza para mirarlo y lo descubrí mirándome. Me observaba de un modo posesivo e intenso que me dejó sin respiración. En una especie de trance, observándolo mientras él me sometía a un intenso escrutinio, vi cómo, muy lentamente y con mucho cuidado, deslizaba un dedo sobre mi entrada y me penetraba. Me estremecí en respuesta a su caricia. Harry me separó más las piernas y levanto un poco mis caderas y entonces me tomó en la boca sin dejar de mirarme a los ojos.
    Grite ante el salvaje éxtasis que me inundó. Nunca pensé que alguien me hiciera esto.
    Él cerró los ojos y gimió, haciendo que todo mi cuerpo temblara por la vibración. Harry deslizó la lengua dentro y fuera de mi entrada trazando lentos círculos; Yo me revolvía y me agitaba con cada húmeda caricia.

    Harry

    Me sobresalte al paladear el sabor de Draco. Nunca había sentido un deseo tan intenso como el que sentía por este Hombre. Algo en el sacaba a la superficie mi lado más salvaje; estimulaba mis poderes de Katagaria y hacía que el animal que habitaba en mi comenzara a despertarse. Gracias a ellos, percibía todo lo que ocurría a mí alrededor a un nivel mucho más profundo. Era consciente de los frenéticos latidos del corazón de Draco, de los pequeños temblores que sacudían su cuerpo como respuesta a las caricias de mis labios y lengua. Sentía el placer que le estaba proporcionando; sentía en las mejillas cómo corría la sangre de mi rubio a través de los muslos y su miembro latía al ritmo de esa marea.
    Cuando Draco alcanzó el orgasmo, resultó tan salvaje y sobrecogedor que echó la cabeza hacia atrás y dejó escapar un grito.
    Pero aún no había acabado con el. Gruñí al sentir su satisfacción, pero no detuve las caricias de mi lengua. Al contrario, aumente el ritmo y la fricción, como si estuviese degustando un festín.
    Draco siseó de placer.
    No me detuve hasta que el se corrió dos veces más, apartándome tan sólo cuando dejó de estremecerse. Me incorpore entre las piernas de Draco y avance sobre el muy lentamente, como un animal hambriento y poderoso a punto de zamparse la cena.
    –Mírame, Draco –le ordene mientras le pasaba la mano por el muslo–. Quiero ver tus ojos cuando te haga mío.
    Draco cedió a mis deseos.
    Acune su rostro entre mis manos y le di un beso profundo al tiempo que lo tomaba de la mano y lo guiaba hacia mi hinchada verga.
    Sin más palabras, el comprendió lo que quería. Alzó las caderas y lo guió hasta su interior, despacio, centímetro a centímetro, hasta que todo mi miembro lo llenó por completo. Un gemido escapó de su garganta al sentirlo dentro y observar el deseo voraz que reflejaban mis ojos.
    Hizo un intento de separar la mano pero yo lo detuve cubriéndola con la mía. La pasión de su mirada se hizo más patente.
    –Quiero que me toques mientras estamos unidos, quiero que lo sientas –le dije sin aliento.
    Draco volvió a tragar saliva mientras comenzaba a moverme entre sus dedos y lo penetraba aún más. Dentro y fuera. Era la experiencia más erótica e increíble que había sentido jamás.
    Gemimos al unísono.
    –Oh, Potter –balbució.
    Deteniéndome, lo miró a los ojos.
    –No es Potter el que está dentro de ti, Draco. Soy yo, Harry.

    Draco

    Cuando comprendí lo que me estaba ofreciendo, me sentí en las nubes. Me había dejado penetrar en su coraza, del mismo modo que yo le había permitido que penetrara mi cuerpo. Alce los brazos, y le acarició las mejillas.
    –Harry –dije, con un suspiro.
    Él sonrió.
    –Estar dentro de ti es mucho mejor de lo que había imaginado –me confesó.
    Note los estremecimientos que sacudían el cuerpo de Harry.
    Él bajó la cabeza y me besó con ternura mientras me penetraba con envites salvajes, a un ritmo frenético. Con fuerza y hasta el fondo. Sacando su verga para volver a penetrarme una y otra vez. Cada una de sus embestidas proporcionaban una oleada de puro placer.
    –Oh, Harry –gemí bajo sus labios al sentir que otro nuevo orgasmo se acercaba.
    Tan pronto como dije su nombre, sucedió algo extraño; algo despertó en mi interior y de repente me sentí sacudido por una descarga erótica.
    –¡Dios mío! –jadié.
    ¡Podía sentir el placer de Harry!, podía sentir cómo mi entrada lo rodeaba. Como si fuesen un solo ser, lo sentía dentro y, al mismo, tiempo alrededor.
    Él se esforzó por respirar, sobrecogido ante la experiencia y sosteniéndome la mirada. Le acaricie la espalda y sentí el roce de mi mano en su propia carne. Era lo más increíble que había experimentado jamás.
    Harry aumentó el rimo de sus caderas mientras yo me aferraba a sus hombros, ambos perdiendo todo rastro de cordura, inmersos en un estallido de deseo.
    Nos corrimos a la vez, compartiendo un sublime a la par de violento placer. Harry echó la cabeza hacia atrás y rugió mientras me penetraba una última vez. Yo grite, agitándome entre sus brazos.
    Cuando él se derrumbó sobre mi cuerpo, yo lo abrace con fuerza, acunándolo mientras se recuperaba. Sin muchos deseos de separarme de él, sentí cómo Harry intentaba salir de mí.
    - Espera,- le dije –mira.
    Puse mi mano herida ante tus ojos y vimos como poco a poco la herida se iba desvaneciendo.
    Al parecer, su herida también había desaparecido.
    - ¿Pero como?
    - Mi padre me ha dicho que cuando se llega al clímax de “esta situación” es cuando los poderes Katagaria son más fuertes.
    - ¿Qué es lo que quieres decir?
    - Que el amor lo cura todo.

     
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71 replies since 4/8/2011, 01:44   8869 views
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