¡¡¡DISPÁRAME!!! (SXN) Cap.XIII Act. 27/04/17

TRATA DE LA VIDA DE ALGUIEN QUE SOLO SE DA CADA CIERTO TIEMPO Y LO QUE HACEN TODOS, INCLUSO SU FAMILIA POR MANTENERLO ATADO.

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    Hola, años de no leerlos, gracias a todos por sus comentarios, sin más, he aquí la continuación:






    CAPITULO XII







    La Noche De Bodas








    Tragos, felicitaciones, toqueteos por parte de su ahora esposo, intentos de besos fue como hasta ahora Naruto había pasado la celebración, contando los números hasta donde alcanzara, dándose fuerzas para lo que iba a hacer; habían pasado cerca de ocho horas desde que había visto a Itachi y al bebe, luego de que éste hiciera un brindis para felicitarle, ahora, con su mano apresada por Sai, se dirigía a las habitaciones, podía percibir el embriagante olor de las velas aromáticas, reparó profundo siguiendo la cuenta en su cabeza, ignorando sentir el futon en su espalda, ignorando escuchar los gruesos ropajes ser desgarrados como papel, ignorando la incomodidad de ser invadido por un cuerpo ajeno a su cuerpo, escuchando los desagradables –casi bestiales –gemidos en su tímpano, sus piernas estaban por completo abiertas, en medio de éstas el cuerpo de su hermano embistiendo como poseso, saboreándole el cuello, mordiendo al punto de desprender un poco la piel; sintió la descarga de semen llenarle, reteniendo las arcadas, nunca se había fijado en que Sai le parecía alguien en infinito repugnante, era guapo, si, como todo Uchiha gozaba de un físico e inteligencia sorprendentes, pero la personalidad, los gustos, la mentalidad… en definitiva todo lo que le definía como ser racional, como humano se había perdido en alguna parte de su crecimiento, ahora Naruto le veía como algo más bajo que un animal, que una bestia, que un ogro o una alimaña, ese que estaba allí, entre sus piernas, comenzando de nuevo a embestirle no era nada, no, de hecho para él, Sai era la nada y no estaba dispuesto a convertirse en lo mismo.



    Una, dos, tres, cuatro… perdió la cuenta después de la octava vez que se vio relegado a contenedor de semen por esa noche, no estaba cansado, ni siquiera un atisbo de sueño o dolor, miró a su lado al asqueroso dormir satisfecho, hizo una mueca levantándose con cuidado, tenía cerca de un día para que descubrieran lo que había hecho con Itachi, debía de irse pronto, el punto de encuentro estaba bastante lejos, si partía ahora llegaría en un mes, miró sus manos formando un poco de cristal, era pequeño, pero era todo lo que podía hacer hasta el momento, aún no removía todo el sello que le impedía liberar su reiatsu, abrió la palma liberando partículas de lo que parecía escarcha, se esparcieron por toda la habitación y -como era lo previsto- fueron inhaladas por su marido, dirigió la vista al cuerpo durmiente que no quitaba la expresión de satisfacción ni porque en este momento estuviera muriendo, suspiró con desgano para irse a lavar, así no escucharía los gemidos de ahogo que daría el pelinegro.



    Dos horas pasaron para que saliera del baño, dos horas era tiempo suficiente para lo que quería; cubierto de una yukata interior se dirigió a la cama, el cuerpo ahora con ojos abiertos y tez mucho más pálida miraba a la nada con expresión de muerte –Una muy dolorosa –no pudo reprimir una mueca de gusto para retirar las partículas del interior del mayor, ahora no había prueba de que había sido él, con cuidado arropó ambos cuerpos para cerrar los ojos y dormir, pensando en la actuación que haría al otro día al “descubrir” el cuerpo de su amado esposo sin vida.



    Abrió los ojos luego de un par de minutos “Esperar hasta mañana” solo un idiota haría tal cosa, si lo hacía sería el principal sospechoso, miró el cuerpo de su marido, podía jurar que tenía una sonrisa burlona, no había otra opción, tomó una de las Katanas del decorado y apuñaló el cuerpo inerte hasta cansarse, el futon se llenó de carmesí, luego lo más silencioso posible desacomodo la habitación en señal de lucha, acomodando a Sai como si hubiera sido un ataque sorpresa con este dormido –no distaba de la realidad –la lucha era de su parte, cuando luchó con los agresores que lo secuestraron, sonrió para hacerse una herida en el brazo, repartiendo su propia sangre en el suelo, luego vendó para sin mucha dificultad escapar, deseaba tanto tener suficiente reiatsu para crear algún clon que le ayudara, se escabulló por la propiedad Uchiha como si fuera un ninja a pesar de lo llamativo de su vestimenta hasta llegar al punto donde Itachi le había dejado las provisiones necesarias para el viaje; ya cubierto de negro, la maleta y con un casi nulo poder, escapó, escapó de la familia Uchiha, de su padre, de su esposo, de su prisión, tenía cinco horas para que se dieran cuenta, probablemente culparían a Itachi del asesinato y secuestro, tanto de él como del futuro heredero.



    Tal y como lo había descrito en el papel Itachi le fue dejando en puntos estratégicos, los alimentos y disfraces, que a su parecer el mayor quería que vistiera con cierto morbo, si pudiera ver a su hermano mientras se cambiaba podía jurar que le estaría mirando con burla. Ya había pasado tres días desde su escape y ahora era una chica pelinegra de grandes pechos y piel pálida –por el maquillaje – por la ropa podía deducir que debía pasarse por prostituta, suspiró, el anterior, de chica rubia morena era mejor, ya que era de pastora, se miró de nuevo en el rio, el kimono apenas le cubría los muslos, se sentía avergonzado, más aun al ponerse el relleno en el pecho, pintarse los labios de carmín, dibujar un falso lunar en la esquina de éstos y como toque final peinar la peluca en una cola alta, era sensual, lo admitía, después se encargaría de utilizar los disfraces con Itachi –una sonrisa apareció –sería un buen toque para la vida en la alcoba, según había escuchado a los hombres les encantaba probar cosas nuevas, lo admitía, a él también le gustaría, más le era difícil imaginar a Itachi vestido de sirvienta, una risa se le escapó para por un ruido fijar su vista en las aguas, la corriente era fuerte y –para su desgracia –arrastraba un cuerpo, Naruto siempre será considerado por actuar antes de pensar, sin ser esta la excepción, apenas le vio, se arrojó y arrastró el cuerpo a la orilla, sin importar si perdía o no su importante disfraz, se aseguró de hacer respirar al chico viendo para su sorpresa una herida en el costado, suspiró con desgano aunque quisiera no podía dejarle allí tirado, su orgullo no le dejaba desamparar a los necesitados, miró su maleta, con pesar arrancó una tira de una de las telas y envolvió al hombre que después de toser todo el líquido tragado respiraba acompasado, le cubrió con otro de sus Kimonos, parecía tener fiebre, el blondo suspiró pesado viendo que ya anochecía, se suponía que a esa hora ya tendría que haber engañado a algún incauto que le permitiera la entrada a la ciudad, por eso el disfraz de prostituta, pero al parecer tendría que hacerlo mañana o quien sabe, cuidaría primero del pelirrojo envuelto en sus ropas.



    Las ojeras se le marcaban bastante, había cuidado toda la noche de ese hombre, la fiebre casi no quería desaparecer, tuvo que cambiarle varias veces de ropa, paños y vendas, sorprendiéndose de que ya no hubiera herida alguna, solo cuando ya había salido el sol, se dio el tiempo de lavarse la cara, encontrándose con la horrorosa imagen de un rubio con la cara desfigurada, se apresuró a lavarse el maquillaje, la peluca se había perdido y apenas se daba cuenta, la ropa estaba llena de barro, suspiró por primera vez en el día mirando al bello durmiente, chistó para desvestirse, necesitaba con urgencia un baño y dio gracias por no enfermarse al estar toda la noche con ropa mojada –aunque estuviera al lado de la fogata-.
    Se sentía tibio, sentía las suaves telas en su cuerpo, en su piel, aunque el futon estaba terriblemente duro, abrió los ojos dándole el sol de lleno, oía la corriente del agua y recordó levantándose alarmado, viéndose envuelto en caros kimonos y telas en la orilla de un rio, donde, para su sorpresa, justo frente a él, estaba el cuerpo más hermoso que había visto, su garganta se secó, no podía apartar los ojos de tan exquisita piel, llevo la mano a su pecho encontrándose vendado, sonrió para sí mientras se descubría desnudo; se levantó para de forma rápida tomar al rubio de la cintura, juntándolo a su cuerpo, haciéndole sentir la “Felicidad” mañanera casi enterrándosele en medio de los glúteos; lo que le hizo caer en la realidad fue el golpe que le hizo caer al suelo, más la mirada fiera del cielo mismo, estaba embelesado, era oficial, se había enamorado, ya no le importaba que ahora su rubio enamoramiento le estuviera pateando con fuerza mientras le recriminaba que esa no era forma de pagar un favor, solo pudo sonreír, no dolía, para el eran suaves caricias y más si venia de ese desnudo cuerpo que no demoró en aprisionar entre sus brazos, parecía un gato salvaje, le recordaba a su madre, no solo por el hecho –Estaba seguro –de que al que sostenía en sus brazos era doncel, si no por esa fiera actitud, no aguantó más, sus instintos se lo pedían, se apoderó de esos suaves labios.




    ¡El sujeto lo estaba besando! ¡Besando! Mordió tales labios y lengua descarada apartándole de un empujón, recibiendo como pago no un insulto ni pelea, el muy maldito se estaba riendo como si le hicieran cosquillas, le miró desconcertado, recorriendo el cuerpo desnudo que bajo la luz de las llamas ya había visto, agradeció a los dioses que el miembro del otro ya se hubiera dormido, su corazón saltó del susto cuando lo sintió en su retaguardia; salió del agua sin pudor alguno observando a su oponente de forma atenta mientras el otro hacia lo mismo pero con la chispa de lujuria en los ojos, se dirigió a las rocas cerciorándose de las telas y kimonos secos, eligiendo el del día anterior, en la maleta aún tenía el maquillaje, el relleno y la peluca rubia, usaría esa hasta tener algún otro disfraz, por cómo iban las cosas apostaría a que Itachi le había conseguido una pelirroja y hablando de color rojo, el sujeto no paraba de verle, hastiado le miró con odio.



    -¡¿Qué?!



    Casi gritó mientras rellenaba su pecho, el otro sonrió levantándose, con movimientos suaves para no alarmarlo se acercó tomándole de las manos.



    -Eres hermoso -le susurró con mirada anhelante, como quien mira un tesoro, dirigiendo las manos al pecho –no necesitas esto, no hay necesidad de parecer mujer, eres más asombroso por lo que eres, el rubio le miró con una ceja alzada apartándolo-.



    -Soy una prostituta –le advirtió lanzándole un cambio de ropa, sin mirar la expresión de sorpresa del otro –necesito vestirme así para sobrevivir-.



    -Debes ser una muy cara, no cualquier persona tiene telas tan caras –Naruto sonrió.



    -Hago bien mi trabajo –anunció en tono coqueto poniéndose la peluca.


    -¿Cuánto?



    -No podrías pagarlo primor, no tienes dinero –El pelirrojo revisó sus ropas, el rubio tenía razón, pero aún conservaba el anillo que le permitía varios lujos, Naruto se le quedó viendo por un momento, tal vez el tipo podía ayudarle –pero… -el otro alzó la vista –pero si me ayudas a entrar en la ciudad te lo daré gratis –mintió, aunque claro, nunca se sabe, si ya se había acostado con su familia de sangre no le veía inconveniente a hacerlo con un extraño, el pelirrojo de miró con una sonrisa, si no podía entrar a la ciudad solo significaba que no tenía identificación, sonrió aún más, si era así, él, con el rango que tenía podría hacer suyo a ese revoltoso que le había robado el corazón.



    -Está bien acepto vistiéndose, yo también tengo asuntos que atender en la ciudad –le miró –espero no olvides tu promesa-.



    -No lo haré –terminó de maquillarse y organizar la maleta –ahora mi señor ¿Nos vamos? –extendió la mano, si ese hombre era lo que necesitaba para un buen escape, no lo dejaría marchar tan fácil, por la ropa se veía de casta alta, además de la forma de hablar y moverse, tal vez lo habían atacado para robarle y huyendo se había caído al rio, lo más probable es que necesite enviar un mensaje en la ciudad, Naruto no podía ser más afortunado y si tenía que aguantarse unos cuantos toqueteos, insinuaciones y encuentros con –estaba seguro –el mayor, lo haría con gusto, el otro no era feo y le ganaban las ganas de volver a su bebe y a Itachi, poco sabia Naruto de lo que tenía planeado el pelirrojo, porque para él desde el momento en que sus vidas se cruzaron, el rubio se había vuelto enteramente suyo, no, incluso desde antes –Uchiha Naruto –recordó, que tonto era el pequeño si creía que podía engañarlo precisamente a él, a quien le buscaba ya por 12 años.


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    ¿Quién será el pelirrojo?
    ¿Por qué le estaba buscando?

    Ha habido un giro en la historia nuestro NAru-chan cada vez se vuelve más oscuro ¿Qué le deparara el destino? ¿Encontrará a Itachi? ¿Sai en verdad murió? ¿Por qué no se han regado las noticias de su desaparición? raro, muy raro y sospechoso ¿No creen?

    Bien, aprovecho para dar publicidad al three-shot que dije hace tiempo que haría:

    https://mundoyaoi.forumfree.it/?t=72358808

     
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57 replies since 9/8/2011, 19:27   1950 views
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