Madita mentira

Harry Potter/Draco Malfoy

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    Maldita mentira



    Resumen: Draco tiene el más oscuro de los secretos y su hija se lo recuerda cada dos por tres. Ahora que ella es una mujer hecha y derecha, le exige que le devuelva parte de lo que le quitó.

    Casandra Malfoy quiere que su padre le cuente la verdad a quien la engendro. Que Harry Potter deje de llorar sobre una tumba vacía.

    Personajes: Draco Malfoy/Harry Potter

    Géneros: Angustia, Drama, Romance.

    Advertencias: AU=Universos Alternos, Mpreg=Embarazo Masculino.

    Clasificación: R

    Disclaimers: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son de J. K. Rowling


    Capítulo 1: Tu deber

    Una hermosa joven se paseaba de un lado para el otro en el despacho de Draco Malfoy. Lo miraba casi con resentimiento, sin dejar nunca de dar escusas para todo lo que estaba pasando.

    —Deja de dar vuelta por todos lados, Casandra.

    La muchacha, en vez de detenerse y calmarse, sólo se acercó rápidamente al escritorio y golpeo la base con las manos.

    — ¡No puedo creer que estés tan tranquilo con todo esto!

    —Aprendí a vivir con esto hace años, hija. No es cosa de que sólo deje que pase.

    —Pero lo haces —le dijo con rabia —lo dejas sufrir, que piense lo peor. Me niegas el acercarme a él y Harry no lo merece.

    —No puedes acercarte a él. Sabes que él lo podría descubrir y no es bueno para nada.

    — ¡Por Merlín, padre! —Le dijo encanalizada —Es mi papá ¡Tiene derecho de saber que sigo viva!

    Draco cerró los ojos. Como lo hacía cada vez que su hija le recordaba esa dolorosa verdad.

    Hace muchos años, él y Harry mantuvieron una relación amorosa. Lo amaba y seguía haciéndolo, pero todo el mundo se había lanzado contra ellos. Eran jóvenes y no contaban con el apoyo de nadie. Su padrino y el de Harry habían muerto en la batalla contra Voldemort. Dumbledore, que a pesar de nunca haberle tenido demasiada estima, había muerto casi en sus manos. Los amigos de Harry le habían dado la espalda cuando se enteraron de todo y los suyos hicieron lo mismo.

    ¿Qué podían hacer ellos ante todo el mundo?

    Nada. Ellos dejaron de verse, por mutuo acuerdo, pero tiempo después se volvieron a encontrar. Harry le dijo que esperaba un bebé, un hijo suyo y que lo tendría. Draco estaba feliz, nada le daría más alegría que Harry y él tuvieran un hijo. Esto sólo los juntaría más de lo que lo estuvo antes. El mundo se enteró. No de que era su hijo, pero si del embarazo de Harry. Cuando le preguntaron al moreno, este lo negó todo. Dijo que era de un nuevo novio que no pensaba rebelar para mantener la privacidad de su relación.

    Draco se sintió pasado a llevar, y tuvo una fuerte discusión con Harry. Claro, después entendió que lo hacía por el bien de los tres, y él se dio cuenta de que eso era verdad, que tendrían que sacrificar muchas cosas para que su hijo fuera feliz. Por eso él también tomaría una gran determinación. Se alejaría de Harry, no los dejaría sin amparo, pero si trataría de que sus vidas no se volvieran un calvario.

    Todo estaba saliendo bien, pero algo malo sucedió. En un atentado de los mortífagos que aun quedaban libres, Harry salió gravemente herido. Fue llevado a St. Broken, un hospital de magia privado y que estaba bajo los dominios de los Malfoy. Draco se enteró y corrió por su amante e hijo. Cuando llegó supo que Harry estaba en coma, que no podían hacerlo reaccionar, y que el bebé que llevaba en su vientre tuvo que ser sacado vía cesaría.

    Cuando Draco conoció al bebé creyó que el mundo podía irse al carajo en ese momento y a él no le importaría. Era una niña, una hermosa bebé de cabello rubio ¿Un ángel? Quizás por ser hija de quien era, era el ser más hermoso que había visto.

    Ahora la cosa es que no podía dejar a su hija a la deriva. Con Harry en coma, quizás por cuanto tiempo. Lo decidió nuevamente, aunque destruyera a Harry por un tiempo, le dirían que la bebé no sobrevivió, que había muerto en el atentado, que ya nada les unía y que podía hacer su vida por su lado. Que le podría hacer caso a la mocosa de los Weasley, esa que no dejaba de tirarle los perros, aun viéndolo en estado de gravidez. Harry merecía tener una familia que le quisiera, que estuviera con el en todo momento. Algo que él no podía ofrecerle.

    Habló con los médicos, les dijo que tenían que hacer y que es lo que podían decirle a su ex amante.

    Harry Potter despertó luego de dos años. Su tratamiento de recuperación no se completo hasta pasado un año más.

    Supo por sus informantes que casi enloqueció cuando se le comunicó lo de la infanta. Que le dijeron que había sido un niño y que nadie dio más detalles de los que él mismo había autorizado y sobornado.

    Amaba a Harry, pero el mundo no los quería juntos, no quería que su amor floreciera y sabía que esa desgracia acabaría finalmente con el corazón de su amado. Como era de esperarse, todo el mundo se apiado del chico. Harry fue a vivir a casa de los Weasley que se encargarían de curar su corazón.

    Draco se fue a vivir a Francia registro a la niña como Casandra Malfoy. Madre desconocida. De un año de edad. Algo completamente falso, ya que la niña había cumplido dos años hace un par de días. Tenía que hacer todo para desviar las vistas del mundo sobre su hija.

    Maldijo su decisión por años, viendo crecer a su hija y derrumbarse a Harry y a él mismo. No había una sola noche en que no soñara con Harry. Cuando estaba con él, en sus brazos. Cuando reían juntos y disfrutaban su vida de pareja. Pero siempre sus sueños se veían derrumbados por las palabras de los demás, cuando empezaban a apuntarlos y cuando le arrancaba a Casandra a su papá de sus manos. Dejaba a Harry destrozado en el sueño… y despertaba.

    Ahora su hija ya era mayor. Tenía 19 años, pero para todo el mundo tenía 18. Había terminado sus estudios en BeauxBatons y estaba a un paso de ponerse a estudiar una carrera, pero ella sabía la verdad. Y ahora quería hablar con Harry.

    —Harry no puede enterarse de nada. Eso lo mataría más de lo que crees.

    —Eso es una estupidez —dijo la mujer, dándose vuelta y tomando nuevamente el periódico que había tirado al piso cuando entró al despacho —mirad, padre. Mira como ha ido muriendo cada día más. Como le llora a una tumba falsa.

    Y era verdad. Harry creía de verdad que su hijo estaba muerto y lloraba una tumba con el nombre de Gabriel.

    El Profeta lo mostraba saliendo del cementerio de Londres, con los ojos anchados, seguramente por haber llorado por horas.

    —Es mejor así —dijo sin poder convencerse ni a si mismo.

    —Por favor, padre —le dijo con ironía —cuando me dijiste toda la verdad, me dijiste también que papá se repondría, que podría encontrar una familia a quien amar y que le amara. Te informo que eso no pasó en todos estos años y no creo que pase ahora que acepto ser director de Hogwarts. Se refugiara en esas paredes y se dejara morir por algo que es mentira. Un maldita mentira que creaste, supuestamente para protegerlo.

    Draco había aguantado demasiado. Los reproches de su hija sólo eran una pequeña muestra de todo lo que se reprochaba él mismo a diario, pero no iba a dejar que su hija se pasara. No esta vez.

    —Casandra, sal inmediatamente de mi despacho. No quiero que volvamos a hablar de esto.

    — ¡Siempre haces lo mismo! ¡Te empecinas en que prácticamente no hable de papá en tu presencia! ¿Pues sabes qué? ¡Ya me cansé de esto! ¡Iré a ver a papá, hablaré con él y le diré la verdad!

    — ¡Tú no harás algo como eso, Casandra Malfoy!

    — ¡Potter! ¡Te olvidas que también soy una Potter!

    — ¡¿Y que crees que pasara?! ¿Crees que simplemente te aceptara con los brazos abiertos? ¡Te cree muerta!

    — ¡Por que tú lo quisiste así! ¡Nos arrastraste a tu maldito egoísmo!

    — ¡¿Mi egoísmo?! —Le gritó parándose de su escritorio y golpeando la mesa. De la misma manera que lo había hecho su hija hace unos minutos — ¡¿Tú crees que para mi fue fácil?!

    — ¡Para él tampoco lo fue! Es quien mas ha sufrido por todo esto.

    —Vete a tu habitación, Casandra —le ordenó con voz seria.

    —Ya no tengo 15 años, padre. No puedes imponer tu voluntad sobre mí.

    Su hija. Tan desafiante como lo era Harry. Tan valiente como lo era su amante, y tan temperamental como lo era el mismo. ¿Cómo poder decirle a esa mujer que hiciera lo que se le ordenaba? Ya no tenía las mismas fuerzas. A sus cuarenta años, apenas cargaba con las culpas del pasado.

    —No puedo más con esto, Casandra —le dijo dejándose caer en su asiento, cubriéndose la cara con las manos.

    Casandra miró a su padre con dolor. Lo amaba más que a nada, pero también tenía rabia por su cobardía, por no pelear como debió haberlo hecho. Por haberle mentido a su papá y condenarlo a una vida de sufrimiento. Ya no era la misma de hace nueve años. No era la misma que disfrutaba siendo la mayor de sus cursos y que nadie lo supiera. Ya no creía que vivir lejos de Harry era protegerlo.

    Se acercó a su padre y le abrazó, arrodillándose a su lado y sufriendo su dolor.

    —Es hora de decir la verdad, papá.

    Draco asintió, pero no dijo nada.


    Capítulo 2: Regreso a Londres

    ¿Cómo te presentas ante tu ex amante y decirle que el hijo que tanto llora en los cementerios no es un niño, que es una niña y que ahora es una mujer hecha y derecha?

    Eso mismo se preguntó Draco cuando llegaron a Londres. Sabía que su hija haría todo lo posible por conocer a su padre lo antes posible, pero ¿Dos días? En ningún momento se le llegó a pasar por la cabeza que no se demoraría nada para preparar todo y viajar de Francia a Londres en menos de cuarenta y ocho horas.

    —No puede ser que este aquí.

    Casandra, que alcanzó a escuchar el susurro de su padre, no hizo más que ignorarlo. En este momento lo más importante era encontrar a su papá. Decirle que esta viva. Que lo amaba más que a nada. Que día a día rogaba a todo ser superior para que le diera descanso en lo que ella llegaba a su lado.

    Ahora estaba aquí. No podía estar más feliz.

    — ¿A dónde iremos primero? Quiero comprarme algo de ropa, pero se que tú no querrás salir de la mansión y no pretendo arrastrarte a mi lado.

    —Que considerada —le dijo con ironía —. No quiero que pienses que me echaré para atrás.

    —No lo creo. Sé que cumplirás con lo que dijiste, pero también se que necesitas algo de tiempo para asumir el que estas de vuelta.

    —No —dijo con seriedad —es momento de enfrentar todo lo que hice. Aunque Harry me mate.

    —Por desgracia, no puedo asegurarte que no lo haga —dijo la chica mientras recibía la maleta que uno de los funcionarios del aeropuerto le extendía —. Papá puede ser todo lo que tú quieras, pero me arrebataste de su lado.

    —Estuvo dos años en coma.

    —Solo —le recalcó la mujer —era un chico que quería una familia. Quizás hace años encontré lógica en lo que me decías, padre. Ya no es así.

    Casandra se dirigió a la salida, irían en un taxi hasta una de las entradas del ministerio de magia, y de ahí irían a la atora mansión Malfoy. El lugar no lo conocía para nada, pero estaba segura de que era mucho más fastuoso que el castillo gregoriano que habitaron durante toda su vida.

    Draco caminaba unos pasos atrás de su hija. La miraba desde lejos y se le hacía tan imponente. Siempre la vio así. La única razón que tenía para vivir y soporta su eterna agonía. Ahora era una mujer. Alta, ataviada en ese traje revelador que le gustaba utilizar. Un corsé de color calipso de ceda. Una minifalda de color negro de encajes mullidos y la parte del cinto del mismo color que el corsé. Llevaba unas altas botas de color negro, que le cubrían casi hasta las rodillas. Llevaba también unos guantes sin dedos que del color del corsé, que le llegaban al codo y tenían adornos bordados de color negro. Y para finalizar, una larga chaqueta de manga tres cuartos que le llegara a los tobillos y con correas negra que se le cruzaban por el frente a modo de cierre. Era hermosa con su largo cabello rubio cayendo libre por su espalda. Recta y con brío. Él crió una dama. Una dama que con el tiempo obtuvo un gusto propio por la ropa, y que no terminaba de agradar. Mucho menos ahora, que las miradas lujuriosas de los hombres, y envidiosas de las mujeres, se lanzaba contra la que había criado desde el nacimiento. No iba a permitir que nadie en el mundo, sea mágico o muggle, se atreviera a darle una mirada indebida. Se paró junto a ella, extendiendo su brazo en un mudo pedido de que lo tomara.

    Casandra le contestó con una sonrisa, viendo de reojo las miradas escandalizadas de la gente. Idiotas que seguramente pensaban que era la joven compañía del hombre que ahora tomaba su mano. Y es que su padre destilaba elegancia. Vestido con ese traje muggle de color gris, de marca renombrada y que aparecía cada temporada en las pasarelas de la moda en París. De corte recto y camisa pulcra, blanca como las nubes, acomodada con una corbata de color azul rey. Todo eso enmarcando el cuerpo alto y fibroso que dejaba caer el cabello sobre sus hombros y terminaba por completar su imagen un par de guantes de cuero negro. Su padre era realmente hermoso y a ella le encantaba caminar de su brazo. Ahora quería saber que sentiría caminar del brazo de Harry.

    —Espero que estés lista para cualquier reacción, Casandra. Por que estoy seguro de que no será nada bueno.

    —Espero que no sea conmigo su enfado —le dijo abordando la limusina y dejando que su padre se acomodara a su lado. Esperó a que le dijera a chofer a donde debían llevarlos y luego le vio mirarla de mala manera —. ¿Qué quieres que te diga, padre? Harry te odiará, sea lo que sea que le digas, pero merece saber la verdad. Toda la verdad.

    —Yo lo amo.

    —Lo se —se acomodó en su hombro y dirigió su mirada a la calle. Vio una pareja pasear con sus hijos. Familias disfrutando del aire libre, riendo, abrazándose —yo también te amo, padre, pero no puedo abogar por ti.

    —Es mi condena —depositó un beso en la coronilla de su hija y miró en la misma dirección —te quité demasiado, hija. Tú también merecías el vivir al lado de tu padre.

    —Es mi derecho el estar con él —se volteo para mirar a su padre y sonreír —, pero viví como una princesa a tu lado. Me entregaste amor incontable y se que sufrías en silencio. Sólo te pido que luches ahora. Que no te rindas y que si hay una mínima oportunidad para que Harry este a tu lado, que lo hagas.

    —Lucharé, Casandra —le afirmó —si tu papá me da sólo una señal de que aun estoy presente en su corazón, te juro que lucharé.

    Eso era lo único que quería escuchar la chica.

    Llegaron al ministerio de magia y Casandra pudo ver por primera vez las paredes de ese lugar. La conocía por fotos de libros y reportajes periodístico, pero nunca lo había visitado. Era un gran lugar. Lleno de magos, magos que ahora se habían detenido de sus quehaceres para mirarla a ella y su padre.

    Draco sabía de ante mano que todo esto pasaría, por lo que guió a su hija hacia la chimenea y mencionó con discreción el lugar al que se dirigían. Alcanzó a escuchar los cuchicheos, antes de que fueran completamente absorbidos.

    Llegaron a la mansión Malfoy y Draco se dio cuneta de que los Elfos habían hecho bien su trabajo. La casa estaba impecable, y eso se demostraba en la cara iluminada de su hija.

    Aun recordaba como si fuera ayer, cuando Casandra le tomaba de la mano para aprender a caminar. Cuando le mostró su primer diente de leche. Cuando lloró con ella por ese estúpido muggle que no se fijo en ella en el baile de tercer año. La amaba, pero también temía de sus reacciones.

    Draco no quería escuchar nada más, no quería que Casandra le recordara la verdad, pero tampoco podía hacer que la chica simplemente se callara. Fue su error después de todo lo de contarle toda la verdad. Tenía cerca de los diez años cuando empezó a preguntarle por su mamá. Por quien le había traído al mundo. Él le dijo todo lo que podía. Que por amor su papá no podía estar con él. Para protegerlo. La niña, en su mentalidad idealizada, creyó también que era lo mejor, que su papá tenía que ser protegido y ella ayudaría en eso. Pero las cosas cambiaron, por que Draco no lo protegía.

    Mentía.

    A esas alturas Draco tenía miedo. Miedo de que Harry le odiara y de perder a su hija.
    Lo sabía, era un maldito cobarde, pero no por eso dejaría que su hija se lo restregara en la cara.

    — ¿Estas bien, padre?

    Draco dirigió la mirada a su hija, se había quedado quieto en su sitio y no supo reaccionar. Sintió como si todo le diera vueltas. Lo último que escucho fue la voz desesperada de su hija gritando su nombre.


    Capítulo 3: El encuentro

    Cuando Casandra escuchó que los elfos habían llamado al mejor medico del mundo mágico, nunca se imagino que lo vería precisamente a él.

    ¡Harry Potter estaba en la sala de su mansión!

    Todo se volvió confuso de un momento al otro. ¿No se supone que su papá había aceptado la dirección de Hogwarts?

    Había leído eso en muchísimos de los periódicos que llegaban a Francia, que Harry Potter sería el nuevo director del colegio de magia y hechicería.

    —Perin ¿Estás seguro de que Harry Potter esta en la sala? —Le preguntó al elfo que le había informado de la llegada de su papá.

    —Señorita si, señorita, Perin está seguro, señorita —dijo nerviosa la criatura.

    — ¿Qué le dijiste?

    —Perin le dijo al doctor Potter que el señor de la casa necesitaba un medico. ¿Perin hace algo malo?

    —No, Perin —dijo la chica —Has hecho muy bien. Yo iré a recibirle.

    El elfo desapareció en un plop, y Casandra casi corrió escaleras abajo. Se había mantenido en la habitación de su padre todo el tiempo desde que se desmayó en la sala de la mansión.

    Llegó a la sala y arreglo su ropa y cabello lo más que pudo. En momentos como estos sus nervios le atacaban.

    Entró en el salón y lo vio. ¡Merlín! Nunca en su vida había estado tan nerviosa en su vida. Harry era hermoso. Tenía el cabello largo, hasta bajar por su espalda y lo amarraba con una coleta baja para que no interviniera en su cara. No se veía tan desordenado como en las imágenes que tenía de él. Lo que si no cambiaba era el color de sus ojos. De ese verde tan intenso que tanto le decía su padre que tenía y que en las imágenes siempre se veía empañado por las lágrimas. Su cuerpo era alto, tanto como ella, y delgado. Demasiado delgado con esa bata de color blanco.

    —Buenos días —dijo nerviosa, no podía dejar de moverse, y en un impulso caminó hacía adelante y extendió la mano para que Harry la tomara.

    Harry vio a la mujer delante de él y se le hizo hermosa. Era como la versión femenina de Draco, pero con más delicadeza. Los mismos ojos, la misma piel, el mismo porte elegante y grácil.

    Apretó la mano que la mujer le extendía y sintió como la magia de la chica le envolvía. Era cálida y agradable.

    —Bueno días, señorita. Me llamaron por que necesitan de un medico.

    —Así es. Mi padre sufrió una descompensación y lo necesita —el doble sentido en esa frase no pareció ser percibido por Harry, que sólo asintió con la cabeza y caminó tras ella.

    — ¿Su padre sufre de alguna enfermedad? ¿O son a causa de la edad?

    —No, para nada. Mi padre goza de muy buena salud, aunque su ánimo nunca ha sido bueno. Siempre está muy deprimido y supongo que el haber llegado a esta casa le afectó más de lo que pensamos.

    Harry sólo escuchaba y veía alrededor. Hace años que no pisaba la mansión Malfoy.
    Había ido ahí, cuando por fin terminó su rehabilitación, luego del atentado en el que murió su hijo. Creyó que podría contar con el apoyo del que era su amante, pero cuando llegó, los elfos le dijeron la verdad. Draco no estaba en la mansión, se había largado del país hace años.

    Ahora volvía nuevamente, seguramente esta chica era hija de Lucius. No sabía que el matrimonio Malfoy había vuelto de su exilio en Francia.
    Sabía que después de la derrota de Voldemort, los Malfoy, a excepción de Draco, habían sido extraditados a Francia, donde pagaron su condena por haber estado en el lado equivocado de la batalla.

    —No sabía que Lucius y Narcisa hubieran vuelto.

    — ¿Lucius y Narcissa? —Preguntó Casandra, pero justo en ese momento llegaron a la habitación de su padre y abrió la puerta —Mis abuelos no vienen con nosotros.

    Harry se quedó en la entrada de la habitación.

    ¡¿Ella no era hija de Lucius y Narcissa?!

    ¡El padre de esa chica era Draco!

    Lo vio en la cama, estaba bastante mas maduro de cuando lo vio por última vez. Su piel estaba realmente pálida y tenía una gran cantidad de ojeras.

    Draco era un vanidoso por excelencia. Seguramente había estado ocultando esos defectos para que los demás no lo vieran.

    No podía quedarse parado allí, mucho menos cuando la chica que lo recibió, la hija de Draco, lo miraba desde la cama. Parecía sumamente preocupada y él había hecho un juramento. Él atendería a cualquier persona que le necesitara. Aunque se tratara de su ex.

    Se acercó a la cama y sacó su varita para pasarla por el cuerpo de Draco. No tenía daños internos, ni enfermedades detectables a simple vista, pero se notaba que su magia estaba al mínimo.

    —Su padre se encuentra agotado mágicamente —sentenció Harry.

    — ¿Pero se repondrá? —Preguntó sosteniendo la mano de Draco. Nunca se perdonaría que por su culpa se encontrara en ese estado. Que por haberlo presionado a que hablaran con su papá, este hubiera tenido una descompensación.

    —No es mucha preocupación. Tendrás que preocuparte de que no pase demasiadas exaltaciones, hasta que su magia se reconstituya por completo —guardo su varita y se dispuso a salir —. Sería bueno que no se quedara solo. Si es necesario, que tu o tu madre lo mantengan en cama.

    —Yo no tengo madre —le dijo con intensidad y luego se dio cuenta del volumen que ocupó —lo lamento. No quise ser imprudente.

    —No lo has sido —dijo sin voltear se, demasiado impresionado de que Draco no tuviera una pareja, o que la madre de la chica no estuviera con ellos. —será mejor que me retiré.

    — ¡Espere! —Se acercó rápidamente a él y lo sostuvo del brazo — ¿Me permitiría invitarlo a tomar una copa? Se bien quien es, y me encantaría poder saber un poco mas de este mundo de su palabra. Acabamos de llegar de Francia y no conozco a nadie aquí.

    Harry se quería negar ¡Por su puesto que se negaría! Pero la chica parecía casi ponerse a llorar y no se creía capas de destrozarla.

    —Creo… —suspiró cansado, sabía que esto afectaría su vida más de lo que podía manejar en este momento — está bien. Pero sólo me puedo quedar por un par de minutos. Tengo más compromisos esperándome.

    Casandra no necesitó escuchar nada más. Se devolvió y dejó un beso en la frente de su padre y se dispuso a salir de la habitación con Harry.

    Llegaron al salón y Casandra se quedó quieta. ¿Dónde demonios estaba la cocina y el comedor en esta mansión? No conocía nada de la casa.

    Harry notó el cambio en la actitud impulsiva de la chica.

    — ¿Pasa algo?

    —No tengo la más remota idea de donde están las partes de esta casa.

    Harry no se reprimió al sonreír. Esta chica le caía bien.

    — ¿Qué alcanzaste a conocer?

    —Sólo la salida de la chimenea y la sala —dijo desanimada —ah, y la habitación de mi padre —dijo cansada y luego vio que esta podía ser su oportunidad —aunque —se volteo y vio a Harry mirándola —tú conoces mejor que yo esta mansión.

    — ¿Disculpa? —Le dijo confundido. En algún momento de la monomanía de esa muchacha, perdió el hilo.

    —Te dije que sabía quien eras. Fuiste pareja de mi padre y estoy seguro que conoces muy bien esta mansión. Se que estuviste secuestrado aquí también, cuando Voldemort aun estaba con vida.

    —Me tengo que ir —dijo apresurado. Esta chica sabía demasiado y esta situación le molestaba mucho.

    — ¡No, por favor! —lo volvió a sujetar del brazo. Desesperada de haber sido impetuosa —lamento si lo ofendí. Ya que mi intención no fue esa, en ningún momento.

    —Te estas burlando —le dijo dolido. Claro que se reiría de él. De todas formas debe sentirse igual de incomoda que él al estar frente a la ex pareja de su padre.

    —Si lo dije fue para que supieras que se lo que hubo entre ustedes. Se que mi padre aun te ama… y bien —lo soltó más apenada que antes —dije que no intervendría a su favor. Que no diría nada que le ayudara a llegar a ti, pero no quiero que desquites eso en mí. Me agradas mucho, no quisiera que por eso…

    —Espera un momento…

    —Casandra —le dijo al ver que no sabía su nombre. Era doloroso ver que su propio padre no conoce un detalle tan mínimo de su vida.

    —Casandra. No se por que quieres llegar a mi vida, pero no quiero escuchar nada de tu padre.

    —Lo entiendo, pero él volvió por ti, para hablar…

    — ¿Hablar de qué? —Le dijo ya molesto —tú padre desapareció en el momento más importante de mi vida.

    —Lo se, pero yo era sólo un bebé. No puedo tomar las responsabilidades de sus actos.

    —Entonces no trates de que hable con él. Draco Malfoy desapareció de mi vida, y esa decisión la tomó sólo él. Que no venga ahora a pedir algo que no puedo ni quiero darle.

    —Harry, te lo suplico —dijo la chica al borde de las lágrimas —no lo odies. Se que papá ha hecho cosas imperdonables; mas de las que te puedes llegar a imaginar, pero todo lo que hizo lo hizo por amor, por amor a ti y a mí.

    —Me dejo por cobardía.

    —Lo se —dijo bajando la cabeza —mi padre siempre me lo ha dicho, se que es engreído, egoísta y cobarde, pero es el mejor padre del mundo. Me crió como una princesa, me dio todo lo que siempre pedí. Y si bien no puedo estar con quien amo, se que mi padre en algún momento logrará que estemos juntos.

    —Te ha hecho daño —dijo sin meditarlo —aun así lo proteges.

    —Por que lo amo. Es mi padre después de todo.

    Harry se mantuvo en silencio. Esto era más de lo que pensó escuchar de una persona acerca del amor de Draco. Él sabía que en esos años lo amaba.

    Ahora no sabía que decir, ni que hacer.


    Capítulo 4: Segundo y mal encuentro

    Draco abrió los ojos con pesadez, no le agradaba para nada la sensación que tenía en el cuerpo. Se sentía cansado y adormecido, como si hubiera dormido por años.

    Miró alrededor y reconoció su habitación al instante.

    — ¿Dónde estará Casandra?

    Se levantó con dificultad, no entendía por que se había desvanecido y no le gustó el que le hubiera pasado justo cuando su hija estaba presente. Seguramente se había preocupado mucho.

    >> ¡Perin!

    El elfo apareció en cuestión de segundos y Draco se sostuvo por que se mareo al verlo aparecerse. Al parecer aun estaba muy agotado.

    —Amo Draco, dígame lo que necesita, amo Draco —le dijo servicial como siempre.

    — ¿Dónde está mi hija, Perin?

    —Amo Draco, Lady Casandra se encuentra en la sala con su medico, amo Draco.

    — ¿Mi medico?

    —El amo Draco se desmayó y Perin llamó al mejor medico del mundo mágico, amo Draco.

    —¿Al mejor? —Estaba confundido. Muy confundido.

    —Si, el doctor Potter, amo Draco.

    El rubio sintió que el alma se le caía al suelo. No podía estar pasando esto. ¡Harry y Casandra estaban juntos!

    Se levantó de manera presurosa, pero un mareo le atacó y se arrodilló junto a la cama mientras cubría su boca con una de sus manos, mientras que con la otra apretaba las sabanas de la cama.

    —¡Amo Draco! —El elfo se desesperó y pensó que el hombre estaba nuevamente enfermo, por lo que desapareció de la habitación y se apareció en la sala —¡El amo Draco!

    —¡¿Qué pasó, Perin?!

    —El amo despertó, pero se cayó al suelo y parece que esta muy mal.

    —Papá —Casandra salió rápidamente de la sala y corrió escaleras arriba para entrar a la habitación de Draco y encontrarlo aun en la misma posición en que lo dejó el elfo —¡Padre!

    —Estoy bien, no te preocupes —dijo apretando más las sabanas, sentía que devolvería hasta las entrañas si habría los ojos.

    Desde la entrada, Harry sentía como su corazón saltaba con fuerza. Ese hombre, que tanto amó y que tanto le hizo sufrir estaba enfermo, se encontraba débil y él era capas de ayudarlo.

    —Debes estar en cama, Draco Malfoy.

    El rubio sintió como la sangre se le congelaba y levantó la vista con más rapidez de la debida, lo que provocó que tuviera que volver a apretar los ojos a causa de la puntada en la cabeza que le atacó. Abrió los ojos con cuidado, para poder enfocar mejor y lo vio. Parado frente a él, con una larga bata blanca, se encontraba el hombre que más había amado en el mundo. Sus ojos se notaban inquietos y no lo culpaba, él tenía toda la culpa del sufrimiento de Harry.

    —Harry...

    —Acueste se en la cama, señor Malfoy, no es bueno que este en el suelo —le dijo buscando en su maleta, un pequeño vial —no preocupe mas a su hija.

    Draco miró a la chica, preguntando sin palabras, qué es lo que habían hablado, pero Casandra sólo negó con la cabeza. Harry aun no sabía nada.

    —Te ayudo a acostarte, padre —le dijo la chica mientras lo sostenía del brazo para impulsarlo.

    Draco no era capaz de dejar de ver a Harry, que ahora se acercaba a Casandra y le entregaba un vial lleno con un liquido de un traslucido color calipso.

    —Eso le ayudara con los mareos y posibles nauseas. Necesita reposo absoluto para recuperar su magia...

    —Harry...

    —Es hora de que me valla —le dijo el medico, cortando lo que fuera a decir Draco. Ignorandolo por completo.

    —Espere un momento —le pidió Casandra, llegando a su lado en un par de segundos —por favor, déjeme hablar un segundo con usted.

    —No creo que sea bueno. Tengo un compromiso y ya voy retrasado.

    Harry salió de la habitación, pero la chica lo siguió afuera, mientras el mismo Draco lo seguía un poco más atrás, pero el rubio no alcanzó a salir de la habitación, cuando escuchó la conversación que mantenían.

    —En unos días más será mi cumpleaños, y no conozco a nadie, de verdad —le dijo la chica, mientras sostenía al hombre de su bata —ven a mi recepción, por favor.

    —Lo lamento, pero no lo haré —Le dijo sin mirarla —. Esta semana saldré del mundo mágico, es el aniversario de muerte de alguien a quien amo mucho y no puedo andar en fiestas en momentos como este. Sería una falta de respeto a su memoria.

    —Pero...

    —Lo siento, señorita Mafoy —Le dijo soltándose del férreo agarre —, no soy la mejor compañía para nadie. Con permiso.

    Casandra vio como su papá se iba por las escaleras y las lágrimas caían mas y mas rápido.

    —Mi papá no estará conmigo, por que ira a llorar a una tumba vacía.

    —Casandra...

    —Ahora no, padre —le dijo volteando y viendo como el hombre se apoyaba en la entrada de la habitación —déjeme llorar ahora, por favor.

    Draco abrazó a la muchacha que se le acercó y pasó los brazos por su hombros para atraerla más hacia él. Sabía que los tres sufrían por su culpa, y estaba dispuesto a que eso parara, por lo menos, para Harry y su hija.

    Harry llegó a su casa y se dejó caer por la puerta mientras abrazaba sus rodillas ocultando sus cabeza en medio de ellas.

    —¿Que haces ahí?

    Harry levantó la vista y vio al hombre parado frente a él, sólo lo vio un segundo y volvió a ocultar su cabeza para no tener que mirar a nadie.

    —Volvió.

    Sintió como se sentaba a su lado, en el frío suelo, y como lo abrazaban por los hombros. Era cálido y necesario.

    —Vi la noticia en El Profeta. Venía con una hermosa mujer —le dijo con tono sugerente.

    —Es su hija.

    —¿Disculpa?

    —Draco tiene una hija. Se llama Casandra. Y es tan dulce que se me sobrecogió.

    —Harry.

    El hombre que había sido hasta este día, estaba quedando en el pasado al haber visto a Draco después de tanto tiempo. Sentía que el corazón se le contraía. Quería decir algo, pero no podía, tenía una angustia tan grande que le partía en dos.

    —Él tiene una hija... y yo no tengo nada.

    —Harry.

    Se refugio en los brazos de su consolador, mientras dejaba caer nuevamente las lágrimas. Cuanto había cambiado luego del atentado. No tenía ganas de vivir, ni de hacer nada. Su vida se fue con su hijo y lo único que pudo haber quedado de él, se fue con Draco al extranjero.

    ¿Cómo podía perdonar?

    La vida fue demasiado injusta, le quitó lo que más quería, y ahora parecía que el destino quería reírse en su cara nuevamente.


    Continurá...
     
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  2. hikari-
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    Continualo Onegai!!! Me encanta~~ *^*
     
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  3. JAFRYN
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    Hace mucho, mucho tiempo lei esta historia, la resubiste? porque juraria que tenias mas comentarios y hasta yo deje alguno.
    Bueno no importa, ojala y la continues, ya quiero saber el desenlace de esta historia.
     
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    Aprendiendo Yaoi
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    bien, pues este es uno de los fic que no podré seguir aquí, pues como notaron mi cuenta está eliminada y no sé por qué. por lo que lo lamento mucho por las incomodidades, lo bueno para ustedes, es que este fic aun no lo terminó y ya veré como soluciono esto
    Un beso
    Majo
     
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  5. Giorgiana-Rebeca Radu1
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    odio al maldito de draco, hizo llorar a harry al separarlo de su hija, ojala que sufra toda su vida, y ojala que al enterarse de la verdad, harry lo odie y quizas no lo pèrdone en un largo tiempo. quiero la conti porfavor. me gustaria leer la conti y ver las reacciones de harry al enterarse de lo que le hizo draco y de que casandra es su hija
     
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4 replies since 3/9/2011, 14:39   686 views
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