¿Mi primer amor puro e inocente?

Junjou Romantica y Sekaiichi Hatsukoi, las seis parejas, Universo Alterno

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    Las coincidencias no existen, solo lo inevitable
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    En alguna dimensión de algún mundo

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    Desclaimer: Todos los personajes pertenecen a Shungiku Nakamura-sensei.

    Capitulo 01: El comienzo del fin

    En algún lugar de la ciudad de Tokyo, había un grupo de chicos regresando de sus clases, por ciertas similitudes del destino todos ellos compartían una especie de lazo sanguíneo. Ellos iban discutiendo sobre qué ingredientes deberían comprar para la cena, entre otras cosas, al final uno de ellos, un joven castaño de ojos verdes, tomó la iniciativa de zanjar el asunto:

    -Bueno basta, ya me cansé de que todos los días siempre tengamos el mismo problema.

    -Si, ya resultó ser algo molesto, por no decir estúpido. – acotó el chico de cabellos claros y ojos color miel.

    -A decir verdad yo no tengo ganas de comer en casa, ¿por qué no comemos en un restaurante familiar? – sugirió el tercero también de cabellos claros pero de ojos verdes.

    -Estoy de acuerdo, además conozco un buen restaurante familiar por aquí cerca. – acotó el último, un castaño de ojos grises.

    -Entonces está todo decidido, ¡vamos a comer! – exclamó entusiasmado el primero.

    Una vez más emprendieron el camino, pero está vez hacia un restaurante, dicho sea de paso los chicos observaban los demás negocios que había por la zona donde se encontraba muchas objetos a la venta, además recordaron que al volver pasarían por la librería para comprar un par de estos que utilizarían en clases y algún que otro manga. Cuando los chicos llegaron al restaurante, todos pidieron ramen y takoyakis, mientras iban comiendo comentaban sobre lo sucedido en la escuela:

    -Se enteraron que mañana ingresaran nuevos profesores que reemplazarán a otros porque algunos de ellos se accidentaron y otros tomaron licencia. – comento el castaño ojiverde.

    -Sí, también he oído sobre la noticia, a quién crees que van a poner, Misaki nii-san. – preguntó el castaño ojigrises.

    -No lo sé Chiaki, a mí me da igual, ustedes que opinan Ritsu, Shinobu.

    -Esas cuestiones me tienen sin cuidado, aunque según las chicas de mi curso oyeron decir al director que iban venir personas de renombre, eso es difícil de creer. –dijo Ritsu.

    -Quién sabe si eso sea cierto, al fin y al cabo nuestra escuela es bastante prestigiosa.-acotó Shinobu.

    Por unos momentos los cuatro se quedaron en silencio, mientras iban comiendo un poco la cena que encargaron.

    -Supongo que sabremos muy pronto quienes son los sustitutos. –acotó Misaki, antes de acabar aquella cena en el restaurante familiar.

    Los días pasaron, y la expectación subía, el rumor por fin fue acallado cuando los nuevos profesores fueron presentados en un acto escolar. El director fue presentándolos uno a uno ante aquella multitud de jóvenes estudiantes:

    -Muy bien chicos, estos son los nuevos profesores que impartirán las materias que por diversos motivos sus antiguos maestros debieron abandonar, primero les presento a Usami Akihiko-san, él enseñará inglés. –dijo mientras iba señalando a un joven de cabellos plateados, tenía una dulce mirada que generaba los suspiros de las chicas presentes, sus ojos de color violeta profundizaban aquella forma de observar al público que tenía delante. – El segundo de los profesores es Takano Masamune-san, que impartirá literatura.-siguió el director señalando a otro joven, este tenía cabellos oscuros que combinados con sus ojos cafés le daban un aire misterioso y elegante. -El próximo es Hatori Yoshiyuki-san que estará a cargo del departamento de bellas artes.-este hombre tenía una mirada fría, que acompañadas con su seria expresión, jamás podría pensarse que fuera el profesor a cargo de aquella rama. Aunque también era bastante joven, se podría decir que tenía más o menos la misma edad que los otros dos según por lo que observaban los alumnos, además esa mirada de ojos grises se camuflaba un poco por los mechones castaños que caían por su cara, en sí le daba una elegancia que competía con la de Takano-san. –Y por último tenemos al nuevo decano de literatura, el profesor Miyagi You-san.-el director señaló a otro hombre que a diferencia de sus colegas, se podía apreciar a simple vista que aquella persona tenía un poco más de treinta años, poseía una expresión tranquila y bondadosa. Este hombre tenía unos ojos y cabellos oscuros que combinaban perfectamente con las facciones maduras generadas por la experiencia de la enseñanza. -Con esto finalizamos las presentaciones, ahora pueden volver a sus salones para que inicie la jornada de hoy.-cerró el director. Luego de esa brusca despedida, los cuatros profesores hicieron una pequeña reverencia indicando su saludo y después se marcharon del escenario, el auditorio se iba vaciando, salvo que un gran grupo numeroso de chicas esperaban deseosas a los nuevos educadores.

    Los cuatros jóvenes salieron rápidamente del lugar, porque Misaki se había puesto pálido y amenaza con desmayarse en cualquier momento, pero calmó a los demás diciéndoles que no era nada. Los demás medio recelosos se fueron a sus respectivos salones, ya que también tenían que cursar diversas materias a esas horas.
    Luego el joven castaño reemprendió su camino, aunque a los pocos minutos tuvo que recostarse de nuevo sobre la pared, el aire le estaba faltando, tenía el terrible presentimiento de que iba a perder el conocimiento, por lo que decidió detenerse, respirar profundamente varias veces mientras mantenía sus ojos cerrados porque sentía que el mundo daba vueltas. En ese instante pasó por su lado el joven profesor de cabellos plateados, al principio éste no le dio importancia la situación porque pensaba que eran los típicos nervios de comienzo de clases; aunque llegó a ver de reojo que aquel estudiante tenía unas delicadas y bellas facciones a pesar de su notoria palidez, aun así se veía hermoso con aquel uniforme negro.
    De la nada el timbre que anunciaba la primera hora sonó por todo el recinto, haciendo volver a la realidad tanto para el estudiante como para el profesor. El estudiante hizo su esfuerzo para ir a su aula y el profesor un tanto sorprendido lo siguió porque era en esa aula donde dictaría la primera clase del día. Todos los alumnos se pusieron de pie para recibir al profesor, y las chicas estaban emocionadas algunas no podían dejar de suspirar y ver aquel joven con ojos soñadores y deseosos, mientras que los chicos solo intentaban mantener la seriedad aunque también más de uno podía entender el por qué las chicas lo admiraban tanto. Muchos estaban expectantes, otros nerviosos y otros con la impaciencia de que iniciara el martirio de siempre. Usami-sensei empezó con la lección, explicando cómo era la estructura de un discurso, increíblemente los presentes entendieron perfectamente todo lo que decía Usami-sensei, aunque solo uno de ellos estaban distraído, y era nuestro joven y mareado estudiante. Esto no fue pasado por alto por el profesor, pero creyendo todavía que eran simple nervios hizo este siguiente pedido con cierto tono de molestia:

    -Takahashi-san, ya que mi clase la encuentra un tanto aburrida, podría leer la siguiente oración. –dijo el profesor con una sonrisa forzada.

    El aludido se puso de pie, tomo el libro y empezó a recitar lo pedido:

    -“Ayer soñé que llegará un día en que esta nación se levante y viva de acuerdo con el verdadero sentido de su credo.”

    Mientras lo decía sintió que la vista se le nublaba, y las piernas le temblaban, apenas terminó de recitarla y estaba dispuesto a sentarse pero las pocas fuerzas que lo sostenían lo abandonaron, desplomándose en el suelo, lo único que llegó a notar antes de perder la conciencia fue como sus compañeros lo miraban asustados y un par de ojos violetas sorprendidos y espantados.
    El profesor levantó con cuidado al inconsciente estudiante, ahora que lo veía más de cerca estaba terriblemente pálido y su respiración estaba acelerada. Rápidamente lo llevó a la enfermería y lo recostó en una de las camas, mientras llamó al médico, un joven cerca de 26 años de cabellos y ojos negros, se acercó a examinar al joven. Como todo médico le tomó la temperatura, el pulso y otros rasgos significativos, luego de unos minutos, se dirigió al mayor:

    -No se preocupe, solo esta inconsciente aparentemente a una mala noche, nervios y probablemente un poco de anemia, pero por lo demás está bien. Solo tiene que reposar un poco, quizás si duerme se levante un poco más calmado y con más energía.

    Por alguna extraña razón se quedó preocupado por aquella frágil criatura, sin darse cuenta se había acercado peligrosamente a la cara del durmiente, observando como su rostro se relajaba plácidamente y su respiración se iba compasando con el correr de los minutos, además notó que el chico desprendía un suave olor a fresas. Justo cuando le estaba corriendo un par de mechones castaños de la cara, escuchó un carraspeo, el doctor estaba entrando de nuevo a la habitación, logrando devolver a la realidad al mayor y haciéndolo reconsiderar lo que estaba a punto de hacer al menor. El joven médico con una sonrisa amistosa y manteniendo la compostura le dijo al mayor:

    -Usami-sensei creo que debería volver a dar su clase, además no se preocupe en cuanto se despierte el joven lo mandaré a su casa de ser necesario.

    Entonces el albino se retiró dejando al estudiante reposando tranquilamente en la cama, aunque parte de su mente se quedó fijada en aquella pálida figura, recordando los detalles de su rostro y su dulce aroma. Sin notarlo el aclamado profesor de inglés se enamoró del muchacho castaño.
    Mientras que el educador seguía ensimismado con sus pensamientos, no muy lejos de ahí, en un salón se hallaba un estudiante de cabellos negros y de ojos cafés tocaba con esmero y dedicación una bella sonata de piano, cuya melodía triste y melancólica resonaba por todo el aula, y era audible hasta la biblioteca donde el encargado escuchaba de pie tranquilamente con unos cuantos libros en sus brazos y pensando quién era la persona que emitía aquellos sonidos y cómo sería porque presentía o imaginaba que ese ser tenía el corazón triste y solitario o que estaba llamando a gritos a que alguien lo salve de un abismo desconocido por los demás.
    Varios corazones latiendo, algunos tristes, otros ilusionados, algunos conociendo el amor y otros que no saben qué sucederá en el futuro, mientras que algunos se encuentran inmersos en el mar de las ilusiones y fantasías del inconsciente, otros se centran en atender a las clases que dictaran los nuevos profesores. Es así como comenzó la pequeña carrera de estos jóvenes protagonistas.

    (Nota de autor: la frase que leyó Misaki pertenece a Martin Luther King, esta persona fue importante para la historia de USA en los años 70-80, si no me equivoco con los años, procurando crear con la coexistencia pacífica entre ambas razas e igualdad de derechos, bueno, pensé que estaba buena la frase, después de releer Cry Freedom, quise buscar una buena frase que un profesor debería enseñar a los alumnos de secundaria. Espero no haberme equivocado.)
     
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  2. mariamor_126
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    PEDAZO DE ·$%·$@#~@#€#~@#€@#~ €#@#€¬€|# COMO TE AMO MI IDIOTA PREFERIDO, NO SABES LO CUANTO AMO TUS FICS, de verdad yo soy tu fan 1º, el que era antes lo matare *sonriza siniestra*
    "·$%·$%"·%& PORQUE SOS TAN JODIDAMENTE $%&/ Y $·%&/ LA C$%!"·$% DE LA QUE TE TIRO DE LAS PATAS SI NO LA CONTINUAS TE SECUESTRARE Y NUNCA VERAS LA LUZ DEL SOL¬¬
     
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  3. nanami_akio
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    jopetas maria se me adelanto en comentar TT.TT
    pero en serio me necanto mas te vale tener la conty pronto ok??
     
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  4. darkness_17
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    me gusto mucho espero la conti... xoxo
     
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    Con el tiempo no estábamos destinados a ser y ahora estamos solos

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    hahahaah que te puedo decir ...no te dire que soy tu fan nº1 por que capaz maria-chan me mata o algo asi ...0-o

    pero te dire que seguire este fic , me gusto sabes que en cierta forta tenemos gustos parecidos ...asi que creo este fic no es la escepcion...se leyo casi komo una declaracion de amor o algo asi ..*gomen MITSU....gomen yuki* pero no pieses mal .....tu sabes a que me refiero


    espero la conti pronto .............saludos
     
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  6. Hikarii Ritsu Chan
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    Mee enkanto...^o^ EsperO Q'lo sigas escribiiendo Amooo Sekaiichi hatsukoi y Junjou Romantica Qieeroo mass...<3 Soooy nueva en el foro y tu fanfic fuee el priimero qe Leii de todos los foroos qe andube buscandoo este fue el qe mas me gusto...Es tan Kawaii :=uuum:
     
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    Capítulo 02: La sonata de un corazón roto


    El joven de cabellos negros y ojos cafés se encontraba en una especie de trance, la melodía que ejecutaba en el piano emitía bellos sonidos, en su mayoría eran tristes y melancólicos. Aquella sonata calmaba los corazones de las personas que tenían la oportunidad de escucharlo, salvo uno.
    Ese corazón pertenecía al encargado de la biblioteca, un chico de buena apariencia, con un físico envidiable y haciendo dudar de su profesión. Esas sensaciones comenzaron cuando aquel joven inició su trabajo en la institución a comienzos del ciclo lectivo.

    INICIO DE FLASH BACK



    Un nuevo empleado ingresó a un instituto a cumplir su deber, sin tener muchas expectativas de nada. A las pocas semanas de haberse adaptado, notó que un gran grupo de chicas siempre venía a la biblioteca, muchas de ellas solo para observarlo de lejos, otras intentaban preguntarle cosas sobre su vida privada, él simplemente les respondía algunas y otras no manteniendo un semblante amigable y sonriente. Así pasaron las primeras semanas del joven de cabellos castaños claros.
    Cierto día, a la tarde cuando estaba terminando de reacomodar y despidiendo a los últimos rezagados, cuando el instituto completo estaba vacío, escuchó una suave melodía. Aquel sonido era hermoso, y de algún modo brindaba una especie de paz a su corazón si saber el porqué, pero este solo duró un par de minutos, como si la pieza a un le faltara acabar. Para sus adentros pensó que quizás la persona estaba componiendo algo, y siguió esperando un poco más para ver si reanudaba el sonido, pero como vio que no pasó nada, terminó de guardar lo último y se fue. Esa rutina se repitió por una semana, solo que cada día la melodía duraba un poco más, aunque en los últimos días de esa semana el intentó ver quien era la persona que tocaba aquella sonata, obteniendo por resultado un salón vacío y el piano abandonado. Cansado y resignado, abandonó su búsqueda de ese ser misterioso regresando a la rutina, cuando se estaba acercando el final de la jornada fue a ver si había estudiantes que se quedaron en el lugar. Solo encontró a un chico escribiendo algo y con la mirada atenta en la hoja, se acercó un poco más pensando que quizás estaba tomando apuntes de un libro, cuando quedó lo suficientemente cerca como para ver lo que hacía aquel joven, pudo apreciar que el chico estaba escribiendo notas musicales en hojas de pentagrama, por sus pocos conocimientos musicales comprendió que era una melodía para piano.
    Aquel jovencito se encontraba tan entusiasmo y tenía un brillo tan lindo en sus ojos que el encargado decidió esperar a que terminara de escribir, y se alejó nuevamente del estudiante, pensando en lo lindo que se veía mientras se concentraba en su composición. Cuando el moreno acabó su composición, se dio cuenta que era de noche, rápidamente recogió sus cosas sorprendido de que no le regañaran por quedarse hasta tan tarde, cuando disponía a salir del aula se cruzó con la mirada del castaño claro, ambos se quedaron observándose por unos minutos estudiando sus facciones. El bibliotecario notó la belleza que desprendía el menor, y con su mirada llena de sorpresa e ilusión que enmarcaba su rostro como si fuera la pintura de un retrato; el moreno se sonrojó notoriamente y con un leve susurro preguntó:

    -¿Por qué no me llamaste la atención sobre la hora de cierre?

    -Porque quería que terminaras con lo que estabas haciendo.-le respondió el bibliotecario con una sonrisa, provocando un sonrojo en el estudiante aumentara a una tonalidad carmesí, nuevamente el menor habló pero manteniendo aquel susurro:

    -¿Cómo te llamas?

    -Yukina Kou. ¿Y vos?

    -Kisa… Kisa Shouta.-dijo el estudiante sonrojado.

    -Puedo preguntarte algo Kisa-kun.-dijo Yukina con una sonrisa divertida y pensando lo tierno que se veía el menor debido al sonrojo que tenía en aquel momento.

    -Claro, Yukina-san.

    -¿Vos tocas el piano todas las tardes cuando el instituto está a punto de cerrar?

    -Si.-respondió en un susurro casi inaudible.

    -Ah, qué bien, me encanta las melodías que compones son tan hermosas.-le dijo con una alegre sonrisa, eso generó que el menor se pusiera tan nervioso que salió corriendo de la biblioteca, rojo de la vergüenza. Yukina algo sorprendido por esa reacción, no pudo evitar reírse de ello; luego finalizó lo que estaba haciendo y se retiró del establecimiento, rogando escuchar la nueva sonata de Kisa, aquel joven lo había cautivado con sus ejecuciones y por su tierna forma de ser.
    Con el correr de los días, aquella sonata no se escuchó, no se sabía si el estudiante sentía pena para ejecutarla o era por alguna otra razón que el encargado desconocía; pero esos pensamientos se esfumaron cuando la última tarde de esa semana, un suave sonido se coló por los pasillos de la escuela, la tan esperada sonata había dado su inicio, y calmando el corazón de aquel bibliotecario pero a la vez sintiendo como si el sonido trajera consigo una cálida brisa; como las que marcan el inicio del verano. El pianista ejecutaba su composición con tal fuerza y delicadeza que dejaba embelesados y maravillados a todo aquel que estuviera presente en ese instante, el bibliotecario no sabía la expresión que tenía el joven mientras ejecutaba la sonata pero se imaginaba que debía tener una sonrisa que cortaba la respiración. Mientras tanto en el salón de música, el estudiante que ejecutaba aquella sonata, se hallaba inmerso en la felicidad absoluta, y le sonreía a la persona que estaba a su lado, la sonrisa le fue devuelta pero la mirada de la otra persona era triste y casi sin vida, el joven no lo notó y siguió ejecutándola sin saber que pasaría cuando finalizara su mini concierto.
    Alrededor de la escuela se aspiraba una paz indescriptible, y todas las sensaciones que brindó la sonata quedó en el aire, el joven había dado fin a su concierto improvisado, pero el aire se sentía tan bien que nadie notó ese detalle. Todo ese ritual duró un mes, Kisa estaba tan feliz y se sentía completo, pero a partir del primer día del siguiente mes, hubo un cambio que fue notado por Yukina. El moreno mantenía su espléndida sonrisa pero sus ojos estaban totalmente devastados por la tristeza, Yukina se preocupó por ello e intentó indagar discretamente a través de las alumnas que cursaban con Kisa pero sin el resultado que deseaba, solo hablaban del gran don musical del menor y del por qué repentinamente había dejado de tocar aquel instrumento sabiendo que al chico le encantaba ejecutar todo tipo de melodías, eso acrecentó la curiosidad y la preocupación de Yukina que sentía por el menor. Sin embargo esa preocupación que iba creciendo de a poco, se hizo más grande cuando, una tarde Yukina tuvo que llevar un par de cosas al salón de música, antes de poder poner un pie adentro vio al chico de cabellos negros mirando perdidamente por la ventana, unas finas lágrimas comenzaron a caer en silencio por su rostro cuando volteo a ver al piano. Rápidamente el joven agarró unos papeles que estaban en una carpeta, las miró por unos segundos como si dudara que hacer de ellas, a continuación las aventó por la ventana en un arranque de ira y sufrimiento contenidos. Esa acción dejó plasmado a Yukina y justo cuando iba a hablarle a Kisa y preguntarle sobre el por qué hizo lo que hizo, el joven tomó sus cosas y salió corriendo, en un torrente de lágrimas incontrolables, jamás notó que Yukina presenció todo lo que había hecho y paso por su lado olvidándose de todo y chocando con las pocas personas que aún se hallaban en el establecimiento. El mayor le salió a la carrera pero cuando llegó a las puertas del instituto, Kisa ya no estaba, se había esfumado como si se tratara de un fantasma. El mayor sin aliento y preocupado, miró por unos instantes alrededor de las cuadras, pensando que quizás el chico se había ocultado en algún lugar cercano al establecimiento, pero no había nadie salvo por los transeúntes y los trabajadores que regresaban a sus hogares. Resignado y pensando en muchas cosas, Yukina volvió para recoger sus pertenencias personales, una suave brisa fría iba soplando, amenazando con una posible lluvia dentro de pocos días, y topándose con una hojas en el frio pavimento, al recogerlas observó que no eran unos simples papeles corrientes, estos tenía una suave escritura llena de notas musicales que delineaban las primeras melodías de una sonata para piano, sin poder creerlo Yukina encontró la misteriosa partitura que pertenecían a su amado estudiante. Y sabía que eran de él porque reconoció la caligrafía y algunos fragmentos de ésta, mientras seguía inspeccionando aquellas hojas, pudo apreciar que el encabezado rezaba lo siguiente: “Sonata de un amanecer a tu lado”, un hermoso título que acompañaba perfectamente a la melodía creada. Mirando en algún lugar lejano del horizonte mientras el sol se iba y el manto de la noche cubría lentamente las calles de la ciudad, Yukina se quedó meditando sobre las acciones que condujeron al menor a realizar lo que hizo. Guardó los papeles cuidosamente y rezando con poder volver a encontrar a su dueño, aquel joven que sin proponérselo le había robado su corazón.
    Después de varias semanas de no oírse más esa sonata y de no saber nada del menor, éste se apareció en la biblioteca buscando unos libros que necesitaba para estudiar y se fue a sentar en un lugar apartado para leerlos, Yukina lo observó de lejos pero aun así notó que su mirada alegre había desaparecido; él no sabía si debía acercarse al joven pero por el momento guardó distancia.
    Después de unas cuantas horas Kisa se levantó y fue al mostrador para pedir prestado unos de los libros que estuvo leyendo. Yukina lo miró por unos segundos, nunca creyó ver un cambio tan radical de actitud y apariencia, el estudiante estaba pálido, algo ojeroso, los ojos se encontraban un tanto irritados debido a los incontables llantos y las noches en vela, también estaba algo delgado pero dentro de todo mantenía una sonrisa triste; a los ojos del bibliotecario, Kisa se hallaba inmerso en la más profunda tristeza. Ante esta situación, Yukina tomó riendas en el asunto, decidido a averiguar lo que le sucedía al chico, para romper el silencio el bibliotecario habló lo más jovial y amigable que pudo:

    -¿Cómo estás? Hace mucho que no te veía.

    -Pues bien, algo ocupado.-respondió el joven con una sonrisa forzada.

    -¿En serio? Y cómo vas con las clases de música, no te escuchó tocar desde hace semanas.

    -Pues creo que bien, hace un tiempo dejé de ir.

    -Y ¿por qué?

    -Porque no sentí ganas de ir más.-dijo el menor con su mejor tono despreocupado, aunque su mirada no la acompañaba. Antes de que el bibliotecario siguiera con su interrogatorio, el chico le dijo –Igual volveré a ir dentro de un par de semanas porque el profesor me pidió que prepara una nueva composición para el torneo regional.

    -Ya veo, eso está bien, y que pasó con la anterior, esa sonata era muy bella, y a todos nos gustaba, por qué no tocas esa.-le dijo Yukina con su mejor sonrisa.

    -Bueno… es que yo… no la quiero tocar más… eso es todo.-dijo el menor un tanto nervioso. Antes de que el bibliotecario siguiera, el chico le dijo medio cortante.-Podrías pasarme la libreta de registros, quiero llevar unos cuantos libros.

    -Claro, aquí tienes.-mientras le pasaba la libreta con unos papeles encima de ella provocando que el joven, se pusiera pálido aunque al segundo siguiente y con una ira contenida le dijo al otro:

    -¿Por qué me das esto?

    -Porque esto es tuyo.-respondió calmadamente el mayor.

    -No tendrías que haberlas recogido.-dijo el perdiendo su calma fingida.- ¡No tendrías que haberlas recogido! ¡Deberías haberlas quemado, despezado o lo que quisieras con ellas! ¡Pero no habérmelas regresado! ¡No las quiero ver nunca más, a ti ni a esas partituras! –dijo gritando y llorando a mares y sin más salió huyendo del lugar.

    El bibliotecario salió a su carrera, intentando alcanzarlo para evitar que no cometiera una estupidez, por suerte al ser más alto y más atlético que el menor, logró darle alcance justo en el momento en el joven se iba a tirar al vacío. Rápidamente Yukina detuvo aquella alocada acción, jalando el cuerpo del chico hacia adentro del salón, al ver que el menor estaba a salvo y aun con la adrenalina a mil por hora debido al susto que se llevó, percibió que el joven se había desvanecido entre sus brazos, sin dudarlo ni un instante más, lo cargó y se lo llevó a su casa para que el chico descansara y para poder hablar con más calma cuando este recuperara la conciencia.
    Cuando la noche se hizo presente y con ella una lluvia torrencial que empapaba a todo ser viviente que andaba rondando por las calles, en una casa no muy lejos del instituto donde nuestros protagonistas se habían llevado el peor susto de sus vidas, un joven de cabellos negros se estaba despertando y creyendo que se hallaba en el paraíso porque la habitación se encontraba suavemente iluminada de un color naranja debido a que la luz rebotaba en las paredes terracota haciendo que el lugar fuese el más cálido del mundo, a pesar que afuera s había enfriado el ambiente a causa de la lluvia que caía desde hacía muchas horas.
    El menor siguió inspeccionando el lugar con su vista, libreros, algunos cuadros y otras cosas adornaban el recinto. Con cuidado el joven se levantó y salió del lugar para recorrer una casa que obviamente no era suya, sin ir más lejos, escuchó una melodía aunque no era de piano, sino de violín, con curiosidad se acercó al sitio donde salía aquellos sonidos, para su sorpresa encontró al joven bibliotecario tocando aquel instrumento en una especie de trance que Kisa conocía muy bien, sorprendido se sentó en un sillón que estaba cerca de la puerta escuchando al otro ejecutar una suave melodía, lenta, triste, algo melancólica, aunque hermosa. Así estuvieron por unos minutos, uno escuchando y el otro tocando olvidándose que tenía público presente, cuando finalmente dio el último toque, el mayor reparó la presencia del otra persona que estaba presente con los ojos cerrados para poder apreciar más el sonido que se había escuchado hasta aquel instante. Sin poder decir otra cosa, el mayor sonrió y dejando el violín sobre un estante le dijo a Kisa:

    -Por fin despiertas, ya me estaba preocupando de que no lo hicieras.

    -Pues yo no sabía que tocabas el violín.-reparó el menor con una sonrisa, olvidándose por unos momentos ambos de cómo habían llegado a esa situación y del enfrentamiento que hubo horas atrás.

    -Solo lo toco para poder calmarme y para pensar mejor, aunque pasó mucho tiempo de la última vez que lo hice.-dijo el mayor tranquilamente y mirando el instrumento con algo de nostalgia. Después de un breve suspiro, el mayor le preguntó:

    -¿Tienes hambre?

    -Algo… gracias.-dijo el menor en un susurro.

    Yukina entendió el significado de eso, lentamente se acercó de nuevo al menor y rodeó su cuerpo en un cálido abrazo, el otro ante esto no pudo evitar llorar nuevamente en los brazos del mayor, sacando toda su tristeza que llevaba desde hace muchas semanas. Ambos se quedaron así durante varias horas, cuando el moreno se tranquilizó nuevamente, ambos se fueron a comer aunque en silencio, en esos momentos no eran necesarias las palabras, ambos entendían lo que el otro sentía. Esa noche ambos jóvenes durmieron abrazados uno siendo consolado por el otro, mantuvieron esa posición hasta que las primeras rayos de la mañana se colaron en la habitación, despertando a ambos jóvenes con una suave sonrisa en sus labios, el mayor se desperezó y se fue rumbo a la cocina a preparar el desayuno dejando al joven relajándose por unos minutos más, cosa que el menor aprovechó para poder estudiar más su situación y replantearse la situación que transcurrió anoche, un suave rubor subió por sus mejillas, no sabía que significaba todos esos sentimientos que habían nacido en él pero lo único que puedo concluir fue que Yukina lo salvó del abismo en el cual estuvo durante semanas.
    Después de unos minutos, mientras el joven se terminaba de arreglar, el mayor volvió a la habitación, con una bandeja llena de comida y con una sonrisa que deslumbraba más ya que los rayos de la mañana justo caían sobre él, haciendo que en el tiempo se detuviera por unos momentos y que el menor lo contemplara embelesado, creyendo que de verdad había muerto y se hallaba en el paraíso o que estaba soñando por el mayor tenía un aura de paz que se asemejaba al de un ángel. Un suave rubor subió otra vez por las mejillas del moreno, mientras que Yukina se acercaba con la bandeja a la cama, manteniendo aquella encantadora aura. El mayor comenzó a hablar de nuevo, haciendo que el menor volviera a la realidad:

    -Ten anoche no comiste mucho, espero que sea de tu agrado, no soy bueno cocinando a pesar de que vivo solo.

    -De verdad vives solo, yo pensé que tenías alguna novia o algo así, porque de verdad sos muy lindo.-dijo el menor sin pensar, provocando que el mayor se le quedara mirando sorprendido y el menor se sonrojara notoriamente. El mayor entre risas le respondió al menor:

    -No tengo novia ni nada, de verdad sos único, pero sabes si me gusta alguien desde hace muchas semanas esa persona me cautivó con su forma de ser.

    -¿Quién es esa persona?-preguntó curioso el menor con las mejillas aun sonrosadas.

    -Tú. –respondió Yukina alegremente, el menor se sonrojó como un tomate, no podía creer lo que estaba sucediendo, no entendía nada, aun sentía que todo eso era un sueño, un lindo sueño, pero la verdad se hizo presente cuando sintió el suave contacto de unos labios contra los suyos, el beso era tierno y muy cálido, el menor de a poco le fue correspondiendo aquel contacto mientras que lo abrazaba para profundizar aquel toque. Esa interacción tuvo que ser interrumpida cuando el aire de sus pulmones desapareció, Yukina suavemente le acarició su mejilla, y lo abrazó nuevamente, pero toda aquella cándida escena fue cortada por el sonido de una alarma que actuaba de despertador para el mayor, y que lamentablemente anunciaba la nueva jornada de clases. Ambos jóvenes se quedaron abrazados unos minutos más, y muy a su pesar tuvieron que separarse y alistarse para ir de nuevo a aquel establecimiento donde fue escenario de varias situaciones, alegres y tristes, pero para ambos era eso y posiblemente en el futuro sea generadora de nuevas situaciones.

    FIN DEL FLASH BACK



    Luego de varios meses, Kisa volvió al salón de música y se acercó al piano nuevamente, sin dudar un instante, comenzó a ejecutar una nueva sonata, hermosa, aunque triste, ese sonido se coló por la biblioteca sorprendiendo al encargado ya que él conocía aquella melodía, era la misma que él tocaba con el violín. Ese era el modo que tenía Kisa para expresar su agradecimiento y sus sentimientos por él, con una sonrisa en los labios y con la mirada perdida hacia la ventana, observó el paisaje urbano de la tarde. Yukina estaba feliz, pero en el fondo de su alma él quería saber qué fue lo que había sucedido al joven para que hubiera llegado hasta esa situación tan peligrosa y que atentara contra su propia vida, pero por el momento y dejándose llevar por la melodía del piano, alejó aquellos pensamientos hacia el afuera, hacia un mejor mañana sintiendo que por ahora era mejor estar así, ya que él también tenía un secreto que era custodiado por su mente y corazón.
    Mientras ese sonido volaba con el aire a lo largo de todo el instituto y era llevado hasta las afueras del campus, un joven de cabellos rubios practicaba con su arco y flecha infinitas veces, dando en el blanco a la diana que se hallaba a 50 metros de distancia del lanzador; esté se hallaba meditando sobre los nuevos intrusos que ingresaron al colegio, analizando y simulando las posibles situaciones que podría surgir con ellos, mientras seguía dando de flechazos perfectos a una diana cubierta por ellas.


    Sentimientos que van y vienen, almas que no saben cómo expresar sus emociones, los seres humanos siempre guardamos secretos y nadie es la excepción a esa regla, inconscientemente nos dejamos llevar por una ilusión que es creada por nosotros mismos, pero cuando la realidad nos golpee, esta puede ser muy bella o muy cruel, dependiendo de la situación en que nos encontremos en ese momento.


    (Notas de Autor: Hoy no hay nada para aclarar solo debo decir que este capitulo lo basé en la melodía de piano de un soundtrack de un anime y de unas versiones de karaokes que fueron las que contribuyeron a su creación, en fin, no se como seguirá este fic y no se cuando será la próxima actualización pero agradesco a las personas que se tomaron la molestia para leerlo y otras para comentarlo, acepto con gusto toda clase de comentarios y críticas)
     
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  8. mariamor_126
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    bueno Van si aceptas mi criticas con gusto te las digo pero antes ^^:

    SSSSSSSIIIIIIIIIIIIIIIIII, YYYYYUUUUUUUPPPPPPIIIII!!!!!!!!!! LA NUMERO UNO EN COMENTAR!!!!!!!! HHHHUUUUUU!!!!!!!!!

    jejejejeje, perdon es que me encantan tus fics^^
    y ademas me encanto "TODO", sip bueno, aveces repetís mucho algunas palabras^^', pero lo demás

    SOS LA MEJOR ·$%·$%&$·4 DE AUTOR QUE HAY EN EL MUNDO VAN!!!!!! TE RE BANCO!!!!! Y NUNCA DEJES DE ESCRIBIR!!!!!!(por lo menos termina el fics ^^, aí si queres podes pensar en dejar PERO NO TE LO VOY A PERMITIR!!!) QUE COMO FAN Y TODOS SABEN TE MATARE DESPUES *CARA SINIESTRA*.nop mentira asi soy yo jijijiji.
    bueno guacho te dejo y espero que tu cerebrito haga mas maravillas como estas^^, o si no...¬¬, recorda lo que te dije lo del lugar feliz y lo de tu niño interior XD , ENSERIO ¬¬******, SI NO LO HACES ME AGARRO A TU NIÑO INTERIOR Y NO LO VEZ MAS, ES MAS VA A SER UN SECUESTRO!!!!
    besos ^^
     
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  9. nanami_akio
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    me encantooooooooooooooooo
    lo ame en serio van ^^
    me encanta como escribes y como redactas no lo dejes nunnca
    y gacias por todo
    te quiero
     
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    Las coincidencias no existen, solo lo inevitable
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    Capítulo 03: Intrusos


    Luego de haberse separado de sus primos y hermano, un tanto preocupados por la salud de Misaki, el joven rubio se dirigió al salón únicamente para cambiarse como todos los demás y ponerse el uniforme para la clase de gimnasia, ese día practicarían con el arco y flecha. Obviamente eran la primera vez del alumnado, muchos la tiraban fuera de la diana, otros la pegaban pero apenas en el borde, otras flechas quedaban en el camino, pero solo uno de ellos logró darle en el blanco al objetivo. Las chicas observaban maravilladas y los chicos con cierta envidiaba ya que el rubio estaba acaparando la atención del público femenino, este hecho ya había sucedido más de una vez; el menor de los hermanos Onodera tenía un talento innato en cuanto a deportes se refería, aun así era buen estudiante en el resto de las materias.
    Shinobu seguía haciendo lanzamientos perfectos, todos los observaban embelesados incluso el profesor, a pesar de la corta edad el chico mantenía una seriedad no muy propia de los adolescentes. Él solo llegaba a mostrar una sonrisa cuando estaba en compañía de su hermano o de sus primos, una de esas sonrisas que encandilaban a cualquiera y hace que uno se olvide de los problemas, en pocas palabras un chico con cara de ángel. La clase se dio por terminada cuando las campanas sonaron, el patio se había llenado de espectadores de diversos cursos, y algunos se habían asomado desde las ventanas de los pisos superiores, de los cuales la vista del improvisado campo de tiro al blanco se veía perfectamente. Uno de los tantos miles de espectadores era uno de los nuevos profesores recién ingresados, con una mirada divertida veía hacia el campo, este hombre pensaba que aparte de que el joven poseía un talento único aunque era muy serio, de algún modo le hizo creer que quizás el estudiante era más infantil de lo que los demás creían. Un pensamiento muy divertido pasó por ese instante en el cerebro del profesor, iba a comprobar su teoría sobre aquel joven.
    Mientras tanto un pensamiento similar se estaba colando por la mente del estudiante, a medida que iba llenando la diana con la miles de flechas que había lanzado desde que comenzó la hora de clase, desde que divisó al mayor de los profesores presentados, pensó que para la edad que tenía, éste mantenía un buen físico y junto con ese semblante podría a tener a cualquier a sus pies. Cuando pensó eso, su rostro se coloreó de un suave tono rosado, la campana había dado su toque finalizando aquella clase pero el chico había lanzado al mismo tiempo su último tiro, el cual no dio en el centro del blanco sino que se salió del objetivo. Las personas que se hallaban a su alrededor observando notaron el pequeño error pero lo adjudicaron a que la campana lo asustó, aun así profesores y alumnos volvieron a sus salones para continuar con la jornada dejando a un pequeño rubio sumido en sus pensamientos.
    El profesor notó aquel error y se quedó mirando un minutos más meditando en una posible táctica para afrontar a aquel estudiante, desde lejos seguía los movimientos del menor que guardaba los instrumentos usados. Luego el chico salió del almacén y fue a su salón para ponerse el uniforme de siempre, aún estaba molesto consigo mismo por estar pensando en aquel hombre, él no era así; siguiendo su camino con esos pensamientos, el objeto de los mismos se materializó enfrente de él como si nada deteniendo los pasos del menor, por unos segundos se quedaron viéndose mutuamente, estudiándose minuciosamente, desde cerca ambos tenían una mejor perspectiva del otro, el menor pudo apreciar las facciones del mayor, el color azul oscuro del mismo, esos ojos te hacían creer como si estuvieras en las profundidades del misterioso océano, y el negro azabache era un complemento perfecto, ese hombre tenía un aura de tranquilidad pero con un dejo de diversión. Del menor se notaba los ojos grises que recordaban a las nubes de lluvia de verano, a veces pasajeras y otras veces tormentosas, camuflada por la cabellera rubia que caía delicadamente por el sudado rostro de este último que iba adquiriendo un tono rosado cada vez más notorio; algo molesto decidió reemprender su camino pero el mayor le bloqueó nuevamente; Shinobu más enojado que antes, le dijo al mayor con su mejor tono educado y serio:

    -Sensei, sería tan amable de dejarme pasar.

    -Que seriedad. –dijo el mayor en tono de burla.

    -Miyagi-sensei, me dejaría pasar por favor. –volvió a decir el rubio con fastidio pero con educación, ignorando el comentario del otro.

    -Deberías relajar tu cara o si no tendrás arrugas siendo joven. –comentó divertido Miyagi.

    -Y usted no debería estar dando clases. –le respondió cortante.

    -¿Por qué erraste el último tiro? –preguntó ignorando el comentario.

    El menor se sonrojó más, el mayor reía por la reacción del estudiante.

    -Tan joven y pensando en esas cosas.

    -¡Qué! ¡Yo no estoy pensando en eso! –dijo todo rojo Shinobu.

    -Estos jóvenes de hoy, crecen tan rápido.

    -No diga tonterías, y valla a dar su clase, sensei. –comentó sonrojado el menor y desviando su mirada.

    -Ya sé, apostemos algo. –dijo el otro con entusiasmo y con una sonrisa maliciosa.

    -¿Una apuesta? -dijo confundido.

    -Sí, apuesto a que tienes una bonita sonrisa.

    -¿Eh? –más confundido y sonrojándose más.

    -Sí, de seguro que antes de que se acabe el día, podré ver una sonrisa muy tierna, en esa cara tan seria, y si gano, quiero que me sonrías. –le dijo susurrándole en su oído, dejando al menor con la cara roja, como la de un tomate.

    -Valla a dar su clase, viejo pervertido. –dijo el menor separándose de él, para salir disparado a su salón.

    -Ha, ha, si es tierno a su manera, aunque es serio, aunque eso también es lindo… mmm… si debería trabajar, bueno a instruir a estos adolescentes. –mientras se perdía por uno de los pasillos.

    El joven molesto y conservando el carmín de sus mejillas, se cambió de uniforme, ese tipo le estaba tomando el pelo, ver su sonrisa, de verdad era raro, quizás algo pervertido pero esa aura, lo tranquilizaba aunque también lo atacaba. No encontraba una forma para definirlo, prefirió alejar esos pensamientos, había mejores cosas que hacer; de esa manera volvió a la realidad y a la seriedad de siempre.
    Los exámenes que tuvo ese día, los aprobó con la mejor de las calificaciones, cerca de la hora del mediodía se juntó con su hermano; sus primos aun no aparecían aunque quizás ellos estaba comiendo en el salón, ambos rubios se robaba la atención de muchas chicas, ellos ignoraron esa miradas y prefirieron hablar de la brillante actuación del más joven que realizó esta mañana.

    -De verdad estuviste increíble, Shinobu, tienes talento no importa el deporte. -dijo el rubio de ojos esmeraldas emocionado.

    -No digas eso, hermano, vos también sos talentoso. –dijo algo apenado el aludido.

    -No tanto como vos. –le respondió divertido. –Por cierto, ¿por qué fallaste el último?

    -Eh… pues yo… porque… porque me distraje. –respondió sonrojándose más.

    -Mmm… pues a mí me parece que esa “distracción” tiene nombre. –respondió Ritsu picándole con un dedo la mejilla de su hermano.

    -Solo fue la campana. –se defendió el otro, mirándolo con fastidio, aunque esa mirada no duró mucho, su hermano siempre le sacaba de mal humor y de mala gana le dedicó una sonrisa, para luego reírse con él. Los chicos se reían con tanta soltura que los comensales los observaron fijamente, disfrutando de la hermosa escena de ambos chicos riéndose, no lejos de ahí el profesor de literatura hizo su aparición presenciando la cálida escena entre ambos alumnos. Con educación les preguntó a unas chicas quién era el otro chico que hacía reír al rubio serio, aunque costaba distinguirlos un poco a la distancia ya que ambos eran rubios y casi tenían el mismo semblante, la única diferencia eran en el color de ojos y un poco de la tonalidad de los cabellos. Las chicas le respondieron que el otro ambos varones eran hermanos y de paso les mencionó el apellido, porque el mayor nunca le preguntó al menor su nombre. Luego el maestro se dirigió a la mesa de los chicos e interrumpió las graciosas risas de los menores:

    -Parece que gané la apuesta Onodera-kun. –dijo con una sonrisa de total satisfacción.

    -¿Disculpe? –dijeron los dos al mismo tiempo confundidos.

    -¿Me puede prestar por un rato a su hermano, Onodera-san? –dirigiéndose a Ritsu.

    -Claro, sensei. –respondió aún más confundido el mayor de los jóvenes.

    -Con su permiso, nos retiramos. –dijo el maestro llevándose a uno de los rubios que no entendía nada.

    El profesor arrastró al alumno, hasta el almacén del gimnasio, era el lugar más deshabitado y donde nadie los molestaría.

    -Pues bien ahora quiero que me sonrías. –dijo el mayor con calma.

    -No entiendo de qué me habla, sensei. –respondió el otro igual de calmado que su interlocutor, aunque sabía en el fondo a qué se refería.

    -No finjas que no te acuerdas, ahora sonríe, vamos. –le contestó el otro tocándole con ambas manos el rostro del más joven, y moviéndolas en forma de una sonrisa; el menor se iba sonrojando de a poco y molesto se deshizo de aquel contacto.

    -Pues si ya la vio, entonces para qué quiere que le sonría. –refutó molesto.

    -Ya pusiste otra vez esa cara de seriedad, no te queda tan adorable como cuando sonreís.

    -¡¿Adorable?!

    -Sí, y ahora cómo haré para que sonrías. –dijo el otro tranquilamente.

    -No lo sé y haga lo que quiera pero yo me largo de aquí. –mientras que se iba para la salida del cuarto, en eso el mayor le cortó nuevamente el paso, acercando peligrosamente su rostro al del otro y en susurros le respondió:

    -¿Lo que yo quiera?, deberías medir tus palabras jovencito. –dijo mientras posó los labios sobre el menor, haciendo que los ojos grises de su compañero se abrieran sorprendidos, el besó se fue intensificando con el correr de los minutos, robando el aire y fuerzas al rubio. Unos segundos después se cortó el contacto, Shinobu fue cayendo lentamente de rodillas conmocionado todavía por la acción del otro. Miyagi no desaprovechó la guardia baja del joven y empezó a lamerle el cuello de este dando algunas mordidas, generando unos pequeños gemidos por parte de éste.

    -¿Qué… está haciendo? –con un notorio sonrojo.

    -“Lo que yo quiero”. –dijo el otro, retomando las lamidas, estremeciendo el cuerpo del otro. –Parece que te gusta, qué tal si hago esto. –a continuación le fue tocando los pezones por debajo de la camisa, haciendo temblar más el cuerpo del chico.

    -Déjeme… no me toque… viejo pervertido. –mordiendo la mano del mayor y zafándose delos brazos que lo aprisionaban.

    -Auch, ya veo que tendré que enseñarte a respetar a tus mayores, niño. –haciendo una especie de zancadilla, provocando una nueva caída del estudiante.

    -Auhh, eso dolió. –dijo sobándose un poco la cabeza, a continuación fue llevado nuevamente al piso, sintiendo una manos que se colaban entre los pantalones y tocando su parte inferior. -¡¿Qué estas tocando?!

    -“Lo que yo quiero”. –dijo tocando sin reparo el miembro del menor, y masajeándolo lentamente, generando unos nuevos gemidos del rubio que fueron rápidamente silenciados por otro beso demandante. –Shh, no hables tan alto a menos que quieras que te descubran en esta situación.

    -De… jame, ahh… viejo… no me toques. –intentando alejar la mano del mayor de su miembro, aunque cada vez que lo hacía, el otro apretaba con más fuerza, el sensible musculo provocando jadeos por parte del menor. Dicha acción continuó hasta que Shinobu se terminó por venirse en la mano de Miyagi, de verdad lo había disfrutado, pero no comprendía por qué el otro lo hizo, mientras recuperaba un poco el aliento, observó que el mayor se estaba lamiendo los dedos. Y con cierto recelo le preguntó -¿Por qué lo hiciste?

    -Porque yo quería. –respondió el otro.

    -Esa no es una respuesta. –refutó, mientras se acodaba las ropas.

    -¿Quién te dijo que habíamos acabado? –dijo volviéndolo a tender en el suelo y tocando los duros pezones del rubio. –Se nota que aún sigues algo duro. –mientras le introducía unos de los dedos lamidos en la entrada de este, moviéndolo circularmente.

    -Ahh… por qué… por qué yo. –temblando por la intromisión.

    -Porque te ves adorable. –respondió metiendo un segundo dedo, arrancando otro gemido del chico, mientras seguía moviéndolos pero esta vez de tijeras y círculos, y con otra mano empezó a acariciar nuevamente el excitado miembro del menor que pedía algo de atención.

    -Sácalos… ahh… maldito bastardo… no me gusta… -decía entre jadeos y sonrojado.

    -Me parece que tu amiguito dice lo contrario, míralo, esta sensible. –decía el mayor masajeando lentamente el miembro del chico. –Aun tienes fuerzas para insultarme, parece que necesitas más modales. –a medida que desprendía el cierre de los pantalones, el otro captando lo que iba a suceder, intento nuevamente escapar, aunque se sentía cansado y las fuerzas se fueron en su totalidad cuando sintió una nueva intromisión. Arrancando un inevitable y sonoro gemido.

    -Basta… d-detente… anciano… ahh… -con la cara más roja, provocando más al mayor en sus movimientos.

    -Ves, tienes… un rostro adorable. –volviéndolo a lamer, continuando con las embestidas y estimulando el miembro del rubio.

    -Ahh… no aguanto… ahh… -dijo entre jadeos.

    -Claro… que aguantaras… -respondió con voz ronca el otro embistiéndolo rápidamente, presionando la punta del miembro para que no se viniera todavía.

    -Ahh… maldito… duele… -sintiendo la presión del líquido que quería salir del cuerpo, motivando al otro con las embestidas.

    -Vez… que podes aguantar…

    -Cállate… ahh… -notando la velocidad desenfrenada con la que el otro iba.

    -Sos un chico… molesto sabes

    -Cállate…

    Ambos hombres llenaban esa pequeña habitación de gemidos y de sudor hasta que Miyagi se vino dentro de Shinobu, y a la vez liberó al otro dejando que se viniera sobre ellos. Entre jadeos y recuperando el aliento, ambos se miraron, uno se hallaba con la cara roja, el otro lo miraba divertidamente:

    -Sí, de verdad sos adorable. –dijo dándole un golpecito en su cabeza acomodándose las ropas.

    -Cierra la boca. –dijo el otro en susurros, arreglando el uniforme. –No puedo creer la energía que tiene alguien de tu edad.

    -No soy tan viejo. –siguió el otro, prendiendo un cigarrillo. -Espero que hallas aprendido algo mocoso.

    -Viejo verde. –mientras que se levantaba y caminaba más lento de lo normal hacia la puerta.

    -No te olvides de pagarme la apuesta.

    -Sigue soñando, abuelo. –dijo plantándole un beso corto, y luego dándose a la fuga con la cara roja de vergüenza, dejando a un sorprendido decano.

    -Ha ha, ves que si te gustó, Shinobu-chin, ah, ¡Y no te olvides, quiero que me sonrías! –le gritó haciendo que el otro diera un pequeño tropezón, para continuar su alocada carrera.

    A medida que se iban alejando ambas personas pensaron al mismo tiempo.

    -Ese tipo, es un intruso, no, un terrorista.

    El rubio iba corriendo rápidamente por los jardines del instituto, mientras que en otro lugar, en uno de los pasillos, un chico castaño de la misma edad de Shinobu iba corriendo hacia uno de los salones, llevando ciertos materiales de arte, procurando llegar a tiempo para el comienzo de una nueva clase comandada por uno de los más serios e impasibles de los cuatro recién llegados.

    (Nota: No se si quedó bueno, espero que sí, es la primera vez que tengo problemas para escribir algo, y confieso que ellos dos me dieron guerra, como siempre agradesco a las personas que lo leen y las que comentan, me ayudan a pensar en los errores de redacción o de comprensión, obviamente esperaré elogios o reprimendas de todos.)
     
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  11. Yuki_eLe
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    O///O Genial...te qedo genial TE AMO enserio :DDDDDDDDDDDD esta genial tu fic no dejes de escribirla porfa :)
     
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  12. nanami_akio
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    sugoi,me encanto!!!
    y no me extraña que esta pareja te haya dado guerra porque son unos te-rro-ris-tas...muahahaahahaahaha(ok,el chiste fue malo,gomen)
    tranquila ha quedado genial no te preocupes y sigue asi,que todos te apoyamos ^^
    espero la conty pronto van ;)
     
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  13. mariamor_126
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    NOP, PUES, SI SE ME ADELANTARON ¬¬, bueno, estuvo muy bueno el fics ^//^, me encanto la pareja, parece tener un buen final y tengo muchas preguntas de lo que va a pasar despues^^, sigo esperando tus contis , nos vemos
     
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  14. NaoNekoMisaki
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    aaa mas te vale que lo continúes buenitsimo est jenial
    espero conty
    sayo
     
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  15.     +3   +1   -1
     
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    Capítulo 04: Clase de arte y un juego de niños.

    Dentro de los pasillos del instituto un chico de cabellera castaña iba corriendo rápidamente con sus útiles de arte entre sus brazos, sus mejillas sonrosadas y la respiración agitada denotaban el esfuerzo que realizaba para no llegar tarde a la clase, porque en el fondo presentía que el profesor a cargo no eran del tipo que perdonaba los retrasos.

    Pero el castaño no hubiese llegado tarde si no se hubiese quedado dormido en la última clase, pero dentro de ese sueño, escuchó la voz de su hermano mayor, sabía que algo le había pasado, porque cada vez que alguno de los dos se quedaba dormido, el otro caía también en un sueño o era constantemente llamado hasta que se volvieran a reunirse, esa era la conexión que existían entre los hermanos Takahashi.

    A pesar de la preocupación porque sabía que el mayor de los castaños no se había sentido bien durante la ceremonia, sabía que estaba en un lugar seguro porque se hallaba dentro del campus, solo rogaba que su despertar no fuera pronto porque siempre hacía algo indebido, cosa que no lo haría si estaba consciente y con todas sus facultades mentales.

    Como alma que lleva el diablo llegó un minuto antes que el maestro, y se desplomó sobre la mesa de trabajo recuperando el aliento perdido, algunos de sus compañeros se reían porque a veces era habitual esa escena. De pronto las risas cesaron, en el umbral de la entrada, un joven adulto de cabellera castaña, ojos grises oscuros, un tanto solitarios como si estuvieras dentro de un torrencial sin fin pero no muchos eran capaces de notarlo porque estaban embelesados por su porte e impasible presencia. Una vez que llegó al estrado, habló con voz potente y grave, aunque tranquilizadora, obviamente esas dos características no combinaban del todo pero para el estudiante renegado era perfecto.

    -Hoy usaremos las pinturas al óleo, practicaremos el esfumado y haremos un paisaje, cualquier cosa que le añadan sea personas u objetos estarán bien, mientras se pueda apreciar la estética de los mismos. Les demostraré en que consiste. –a continuación agarró uno de los miles de lienzo que había en el salón, escogió algunas pinturas y en cuestión de segundos realizó un lindo paisaje de un atardecer con dos pequeñas sombras de testigo de aquel bello cuadro. El esfumado se apreciaba tanto en las figuras como en el cielo anaranjado.

    La mayoría de los estudiantes prestaban atención, pero el pequeño castaño no, ya que la voz de su hermano lo estaba llamando constantemente, en el fondo de su ser, sabía que el otro castaño estaba teniendo ese sueño nuevamente, solamente rogaba que aún no se despertase. De pronto la voz del educador lo hizo volver a la realidad, aunque seguía escuchando la otra voz, se concentró al máximo y lo único que alcanzó a oír de esa voz grave fue:

    -Bueno ahora que ya saben cómo se hace, ahora les toca a ustedes, así que a trabajar.

    De esa manera todos los estudiantes presentes se pusieron en marcha, colocando el lienzo en su caballete y las pinturas que iban a usar al lado. El tiempo transcurría los primeros paisajes comenzaban a aparecer, albas, montañas, puentes, ríos, valles, etc. El joven profesor se paseaba por todos lados, recalcando detalles:

    -Debes difuminar más el cielo, y usar colores más suaves para que se aprecie el alba. –le dijo a uno.

    -La técnica está bien, aunque está muy aguada esa capa, muchos pensaran que usaste acuarelas. –comentó a otro que hacía una montaña en un día primaveral.

    Al término de varias horas y de muchas correcciones, las pinturas estaban a lo largo de la pared del aula, Hatori las examinaba minuciosamente, muchos de los estudiantes se hallaban nerviosos, dudando si el maestro exigente estaría conforme con sus habilidades. Luego del rápido vistazo, el joven se detuvo, y se puso enfrente a los chicos generando una cierta tensión en el ambiente, manteniendo el rostro impasible pero con un tono más suave les comentó:

    -Para ser su primera vez, hubo excelente resultados, todos entendieron perfectamente la esencia de esta técnica y muchos otros hicieron unos hermosos cuadros usando diferente temáticas, algunas religiosas, otras occidentales, y algunas orientales. –el ambiente cargado fue desapareciendo, muchos rostros se mostraban sonrientes, y respiraban con mal calma. Sin embargo, uno de ellos seguía distraído debido a una incesante voz que resonaba en su cabeza, y con el correr de los minutos el brillo de la mirada fue desapareciendo, ahora ese chico de ojos grises, era casi una marioneta, solamente estaba ahí parado esperando la orden de salida.

    El timbre de cambio de hora, resonó a lo largo y ancho del instituto, mientras muchos chicos recogían sus materiales, y algunos salían del sitio, el castaño se quedó parado enfrente de su cuadro, con una mirada perdida pero penetrante. El profesor había dejado como tarea para el alumnado un análisis de los cuadros de Leonardo Da Vinci, y sus técnicas del esfumado y claroscuro que usarían en la siguiente clase.

    La mayor parte de la cursada abandonó el aula, solamente quedaron los dos castaños, uno mirando su cuadro y el otro recogiendo todos lo que se encontraban en la pared. El mayor, miró por unos segundos al otro, y al objeto de su atención, un cuadro de cielo nublado y algunos copos de nieve que caían sobre una pareja que miraba hacia arriba, como si estuviesen sorprendidos de la existencia de la nieve. El esfumado se apreciaba tanto en las nubes grises como en la solitaria pareja en medio de esa nevada.

    El educador se acercó más al joven y le dijo lo siguiente:

    -La clase terminó ya te podes retirar. –pero el chico no daba señales de vida. Entonces el mayor le agarró de los hombros e hizo que ambas miradas se cruzaran, y se quedó sorprendido por la mirada vacía que poseía el menor, como auto reflejo se separó del menor. Por unos instantes el estudiante se le quedó mirando fijamente, y luego como si fuera un fantasma comenzó a caminar rápidamente, dejando todo sus útiles en el salón. El otro aun sorprendido lo siguió hasta la puerta e inútilmente lo llamó infinidad de veces para que recogiera sus cosas, pero el otro giró por unos de los pasillos y desapareció de su vista.

    El mayor suspiró un poco, volvió adentro del lugar y miró nuevamente el cuadro, a lo largo de la clase fue el único cuadro que no tuvo que corregir mientras era pintado, pero la imagen final era demasiado triste y melancólica, había algo que no le cuadraba, porque el chico pintó eso, era un misterio que quería develar lo más pronto posible. Por consiguiente se decidió empacar sus cosas y las del menor, era la excusa perfecta para emprender su búsqueda.

    Apenas abandonó el lugar, fue por el pasillo por donde se fue el castaño, pero todo eran aulas por donde viese, fue a la sala de profesores para dejar sus materiales, y luego reemprendió la búsqueda.

    En cierto pasillo de la gran escuela, el joven castaño de mirada perdida andaba tranquilamente de un pasillo y en otro siguiendo por instinto la voz que resonó a lo largo de las horas, la voz no decía mucho, solo su nombre, a veces acompañada de una frase corta:

    -Chiaki… Chiaki… ayúdame… Chiaki.-la voz de su hermano lo taladra y ambos sabían lo que ocurriría apenas se vieran. –Chiaki… no quiero… hacerlo… Chiaki… -el aludido respondía a esos pensamientos.

    -Hermano, todo estará bien, no te preocupes, estamos a salvo, nadie nos hará nada.

    -Chiaki, tengo miedo.

    -No lo tengas, yo estaré a tu lado cuando despiertes.

    -Por favor, ven, hay otra persona cerca de mí. Siento que lo volveré hacer apenas abra los ojos.

    -Ya veras, que solo seré yo, cuando abras los ojos.

    -Perdóname, hermano.

    -No es tu culpa.

    -Lo sé, aun así, perdóname.

    En esos momentos el profesor de cabellera plateada se había retirado de la enfermería, y solo quedó el doctor a cargo, un joven moreno de ojos azules profundos, él sabía lo que sucedería a continuación por lo que decidió abandonar un rato la enfermería cuidando que nadie entrase en aquel recinto.

    A los minutos de haber abandonado, el menor de los hermanos Takahashi hizo su aparición en el umbral la enfermería con su mirada vacía enfocada en la camilla donde dormitaba su hermano mayor. Lentamente se fue acercando y en susurros le decía al otro castaño:

    -Nii-chan despierta.

    -“No, no quiero hacerlo de nuevo” –le respondía el otro mentalmente.

    -Lo harás aunque no quieras. Y yo también. –le dijo nuevamente en susurros el menor. –Abre los ojos, Misaki. –le dijo en un tono imperativo, y con una voz no típica en aquel chico.

    Misaki abrió lentamente sus ojos pero al igual que Chiaki no tenían brillo, es como si aún estuviese inconsciente, en ese momento redirigió esa mirada verdosa, oscura en estos momentos a la voz que lo llamó.

    -Haz despertado, Misaki. –comentó nuevamente el segundo, con su mirada gris, y oscura igual que el otro.

    El mayor sin decir nada se levantó lentamente de la camilla y fue al encuentro con el otro castaño, a continuación lo abrazó, el afecto fue correspondido. Luego el menor, le susurró nuevamente:

    -Muy bien Misaki, ahora es momento que juguemos nuevamente. –El mayor lo miró por unos breves segundos al otro, y luego sus caras fueron acercándose más y más, hasta que los labios se unieron en un cálido beso, tierno al principio transformándose en uno apasionado y demandante, ambas lenguas jugaban en las cavidades de uno y otro. Ese acto duró hasta el aire empezó a faltar, con lo cual se separaron un poco dejando un pequeño hilo de saliva que unía ambos rostros.

    Con la respiración aun agitada, ambos chicos se volvieron abrazar por unos segundos, el mayor aprovechó ese momento para lamer el cuello y el lóbulo izquierdo del menor, y por primera vez Misaki le dirigió la palabra a Chiaki:

    -Chiaki, sigamos jugando, aun no estoy cansado. –dijo mientras volvía lamer un poco el cuello y se apegaba al cuerpo del otro, haciendo frotar ambos miembros sobre la ropa, con lo cual el mayor gimió ante esto. El otro castaño también se sonrojó un poco, pero reprimió el jadeo mordiéndose un poco los labios.

    Misaki al notar esa reacción, sus mejillas se colorearon un poquito y volvió a repetir esa acción varias veces hasta que de los labios de Chiaki liberaron aquel gemido contenido. Luego el menor empezó a corresponder parte de esa interacción, y para agregar algo más de calor al ambiente, el oji-gris empujó al otro hacia la camilla, colocándose encima del oji-verde mientras le desabrochaba el saco y la camisa rápidamente para luego saborear de uno de los botones rosados y estimular el otro con la mano, generando una pequeña oleada de jadeos por parte del mayor.

    Obviamente el mayor no quería ser único el sentir aquel dulce placer, usando sus delicadas y pálidas manos, bajó el cierre del pantalón del otro y comenzó a estimular el miembro de este sobre la ropa, aumentando la excitación de Chiaki. El otro con una sonrisa divertida masajeó con más velocidad aquel musculo aun apresado, esto hizo que el menor interrumpiera con su tarea de lamidas, pero no impidió que siguiera con la estimulación de aquellos duros botoncitos.

    Ambos chicos respiraban agitadamente uno un poco más que el otro, hasta que de pronto Chiaki no pudo aguantar más y se vino mojando el bóxer, Misaki introdujo su mano y lo acarició un poco sacando de él, la esencia de su hermanito, lo lamió con gusto, convidando un poco el dulce elixir con su pequeño.

    De pronto el de orbes esmeraldas invirtió las posiciones, quedando esta vez boca abajo la mirada gris oscuro penetrante del segundo.

    Ambos con cierto tono divertido dijeron al mismo tiempo:

    -Vamos a continuar con esto, y veremos quien aguanta hasta el final.

    El mayor se deshizo en un abrir y cerrar de ojos de los pantalones y de las prendas interiores, dejando únicamente las camisas blancas de ambos castaños. Luego el que se encontraba arriba se acercó al oído del otro, mientras volvía moverse en un torpe vaivén estimulando ambos miembros, y con pequeños jadeos le susurró:

    -Hermanito… ahh… prepárame… te necesito… a-adentro… ahh…

    El otro no se hizo rogar y con una mano un tanto temblorosa por el placer, la llevó hasta la boca del mayor, el otro lo lubrico con delicadeza, sonrojándose tanto uno como el otro. Después Chiaki llevó sus dedos lubricados a la entrada de Misaki, introduciendo un dedo y enseguida el segundo, moviendo con suaves movimientos circulares y de tijera, robando las fuerzas de vaivén del mayor y aumentado los gemidos dentro de la habitación.

    -¿Estás… bien?

    -Si…

    Chiaki metió su tercer dedo y comenzó a simular pequeños embistes, el cuerpo del otro sentía las oleadas de placer con cortos choques eléctricos. Misaki le susurró a su hermano:

    -Mételo.

    El segundo obedeció y sacó los dedos, el otro se auto penetró, provocando un gemido por ambas partes. A continuación empezó a moverse lentamente, mientras el segundo empezó a estimular el musculo del mayor.

    Los sonidos iban en aumento, algunos se escapan del recinto, por suerte no fueron escuchados por ciertos educadores, uno de cabellera plateada y otro castaño, aunque estos se acercaban al salón en cuestión, empezaron a escuchar unos jadeos. Ambos adultos se acercaron a la puerta y antes de abrir dicha puerta, el joven doctor a cargo los detuvo, extrañados por tal actitud.

    -Lo siento, pero no deben interrumpirlos, cada tanto a ellos les sucede esto, por eso dejo que lo hagan en este lugar.

    -¿Debe ser una broma verdad? –acotó Akihiko.

    -Es la verdad. –respondió el médico.

    -Y usted cómo sabe a quién estoy buscando yo. –comentó el castaño.

    -Simple, ¿estás buscando a un joven castaño, de mirada penetrante y perdida, verdad? –inquirió el pelinegro.

    -Sí. –contestó el otro.

    -Ambos hermanos están ahí adentro. –señaló nuevamente el médico. –Y sugiero que no entren, a menos que quieran conocer el lado más feo y sanguinario de esos chicos, déjenlos unos minutos más, es un trauma que tienen y aún no encuentran el modo para solucionarlo.

    -Pero esa no es la manera de solucionarlo. -dijeron al unísono ambos profesores.

    -Lo sé. –dijo cabizbajo y tristemente el médico.

    -¿Usted los conoce a esos chicos? –inquirió el albino

    -Sí, son mis primos. –contestó el pelinegro ocultando sus orbes azules con el flequillo. Luego se retiró unos minutos, diciendo por última vez. –Déjenlos y no les digan nada, cuando vuelvan en sí mismos.

    Ambos adultos corrieron un poco la puerta, dejando entrever la candente escena que se estaba llevando a cabo.
    Ambos castaños se movían con un vaivén, uno estimulando el miembro del otro, y el otro moviendo rápidamente las caderas. El clímax
    estaba llegando, y el movimiento aumentaba cada vez más, conforme también a los gemidos.

    -Chiaki… ahh… no aguanto… ahh

    -Ni… yo, Misaki…. Ahh

    Ambos castaños se vinieron al mismo tiempo, el menor dentro del mayor y el otro sobre sus vientres. Ambos chicos se recostaron y se abrazaron, se notaban que estaban exhaustos, porque unos minutos después ambos dormían profundamente.

    Entonces los adultos entraron y vieron a los jóvenes castaños durmiendo pacíficamente, pero notaron que los dos estudiantes estaban llorando entre sueños. Enseguida entró el joven médico, y vio como dormían sus primos, en voz baja le ordenó al albino y al castaño:

    -Usami-sensei, sería tan amable de tomar a Misaki y colocarlo en esta otra cama. Hatori-sensei, lo mismo pero con Chiaki.

    Los profesores no sabían identificar del todo quien era quien, porque ambos hermanos eran físicamente idénticos.
    Aunque el Akihiko descubrió quien era Misaki por el suave olor a fresas que desprendía de su cabellera. Cuando lo tomó entre sus brazos, escuchó la voz del estudiante en su cabeza:

    -Perdón.

    Algo similar sucedió con Yoshiyuki, escuchó la voz del menor, solo que este decía:

    -Ya no queremos hacerlo más.

    El médico los miró por unos instantes a los dos, y dijo:

    -Los escucharon, ¿cierto?

    Los otros dos asintieron con la cabeza. El joven de bata blanca volvió a decir:

    -Ese es el don que tienen, así que por favor compréndalos y no presionen más a esos chicos, me alegraría un poco si pudieran ayudarme a encontrar una manera de frenar esta incómoda situación.

    -Cuente conmigo. –dijo Akihiko mirando con ojos comprensivos al pálido oji-verde.

    -Si puedo ayudar en algo, haré lo que sea, no me gustaría que estos chicos tengan que aguantar esta carga casi solos.

    -Gracias. –dijo el joven médico.

    -¿Su nombre? –inquirió uno de los maestros.

    -Kusama Nowaki, un gusto, y gracias por su apoyo senseis.

    De esta manera tres seres humanos se apiadaron de la situación de los pequeños castaños, que dormitaban, cada tanto se escapaban una lágrima.


    En algún aula donde un joven profesor de elegante y seductor porte está explicando a la cursada las corrientes literarias que fueron difundidas en la edad moderna, muchos de los chicos caían dormidos en su pupitre, pero uno de ellos, un estudiante de cabellera castaña pero de orbes más oscuras que Misaki estaba tomando apuntes con un entusiasmo, no típico de los adolescentes de la actualidad.


    (Aclaración: El esfumato o esfumado (del italiano sfumato) es un efecto vaporoso que se obtiene por la superposición de varias capas de pintura extremadamente delicadas, proporcionando a la composición unos contornos imprecisos, así como un aspecto de vaguedad y lejanía. Se utiliza para dar una impresión de profundidad en los cuadros del renacimiento. Este efecto hace que los tonos se difuminen hasta valores más oscuros como en la Mona Lisa y en el San Juan Bautista.
    La invención de esta técnica, así como su nombre sfumato, se deben a Leonardo da Vinci, cortesía de Wikipedia
    Perdonen si no quedó muy bueno, pero este es mi regalo, aunque ya no sea 5 de diciembre para el mundo que lo lee, como siempre espero las criticas y/o agradecimientos, gracias por sus comentarios que me alientan a seguir.^^

    Adyuu y un FELIZ NO CUMPLEAÑOS PARA TODOS!!)

    Edited by Van Phantomhive - 7/12/2011, 13:13
     
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85 replies since 22/10/2011, 15:35   6286 views
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