IN11: Caperucito Rojo [FudouxKidou]

Aunque la lluvia caía a raudales y el no tan pequeño Yuuto tenía las botas nuevas metidas en un barrizal, este sabía que lo que era realmente preocupante era ese sonido a ramas rotas que había oído detrás de él y que le indicaba la presencia de algo o alguien… Tal vez un pájaro asustado o quien sabe si había algún dinosaurio entre los árboles acechándole… Se golpeó los mofletes y se obligó a pensar.
Los dinosaurios hacía mucho que se habían extinguido, así que las posibilidades de ver uno por aquel lugar eran mínimas, no tanto con los Lobos que parecían haber tomado aquel sitio como su hogar o los cazadores que acudían a darles muerte a las inocentes criaturas del bosque. ¿¡Y si lo confundían con una perdiz o un ciervo!? No, era poco probable, no tenía plumas ni una hermosa cornamenta que lo pudiera delatar.
-¡Ey, chico! –dijo una voz fría y macabra justo a la altura de su cogote.
Yuuto dio un salto y se giró rápidamente, tropezando con sus propias piernas y cayendo de culo sobre el suelo embarrado que le manchó la capa, pero que afortunadamente no lastimó la cesta.
Delante suyo había una figura oscura que no vislumbraba con claridad, no parecía mucho más alto de lo que él era cuando estaba de pie pero en sus ojos refulgía un brillo aterrador.
-Parece que estás perdido –sonrió con malicia haciendo que a Yuuto se le congelara la sangre.
Llevaba una capa al igual que él, pero era negra como la noche y le ocultaba el rostro; sin embargo, al sonreír uno de sus colmillos brilló amenazantemente.
Entonces Yuuto se dio cuenta de qué era y abrió los ojos maravillado y aterrado a la misma vez. Sacó las gafas de su bolsillo y se las puso con cuidado sobre los ojos, la oscuridad aumentó pero la figura seguía ahí… era.. ¡era…!
-¡Eres un vampiro! –exclamó señalándole sin educación alguna-. Sabía que existían los vampiros, no es normal que el viejo Hibiki siga igual que hace 40 años.
La figura se cruzó de brazos y frunció el ceño.
-Yo no soy ningún vampiro –gruñó con su heladora voz.
-¡Entonces eres un violador! –se asustó Yuuto retrocediendo un poco mientras sacaba de su cesta un spray contra asaltantes-. No des un paso más o te rocío. ¡Y que sepas que lleva ajo por si eres un vampiro violador!
La figura se acercó, enfadado, y le quitó el spray con un manotazo mientras se bajaba la capucha con un movimiento rápido, quedando frente a Yuuto a quien miraba con fiereza.
-¡Soy un Lobo! ¿No lo ves?
En efecto, el que había resultado ser un Lobo tenía unas delatadoras orejas peludas y puntiagudas en lo alto de la cabeza en vez de las que cabían esperar en una persona humana.
Yuuto lo miró de reojo, aquel lo que fuera le daba algo de miedo pero no iba a dejarse amilanar así.
-Pensaba que los Lobos eráis más peludos e ibais a cuatro patas –observó el chico posando la mirada en la cabeza medio rapada de aquel Lobo en cuestión.
Este frunció los labios y le miró con odio mientras se tapaba la calva.
-Esos son los lobos, idiota.
-Pero acabas de decir que eres un lobo –contraatacó Yuuto molesto de que le tomaran el pelo de esa forma… aunque al menos él tenía pelo que tomar.
-¡Yo soy un Lobo! Con L mayúscula –gritó la maligna figura enseñando sus colmillos.
El chico retrocedió un paso y miró el spray que le había quitado.
-¿Un hombre lobo? ¡Pero si no hay luna llena! –dirigió la mirada al suelo y gruñó-. Malditos investigadores de licántropos que dejan las cosas a medias.
-¡No! –el Lobo se acercó a él con un rictus de enfado marcado en todos los músculo de su faz- ¡No soy ningún hombre lobo! ¡Y deja de decir…!
Yuuto molesto de tener al Lobo a un palmo de su cara, mirándolo como si lo fuera a matar y salpicándole con su saliva igual que su abuela, le dirigió una mirada furibunda y le agarró de una oreja tirando con fuerza de ella, haciendo que el Lobo diera un alarido y se le escapara una solitaria lágrima de sus ojos de un turquesa oscuro y malvado, se apartó de Yuuto con un manotazo.
-¡Que te crees que haces! –gritó retrocediendo y acariciándose la dolorida oreja-. ¡Te voy a matar!
Yuuto no dudó de su palabra y se preparó para darle un cestazo si fuese necesario.
-Yo solo quería comer algo… -gruñó el Lobo enseñando los dientes y mirando a Yuuto intensamente- pero tú te lo has buscado.
El chico se tensó… ¿se lo iba a comer? ¿Tenía pensado al principio comerse solo un brazo y dejarle vivir y había cambiado de idea y se lo iba a comer entero? ¿Hubiera sobrevivido con semejante hemorragia solo en el bosque? El miedo empezó a paralizarle las piernas como un veneno que actúa rápidamente y te deja indefenso. Yuuto maldijo el miedo, ¿qué sentido tenía como instinto de supervivencia si te dejaba paralizado en vez de darte más rapidez para huir o superfuerza para golpear al enemigo? ¡Maldito miedo!