IN11: Caperucito Rojo [FudouxKidou]

Yuuto tiene que llevarle una cesta a su abuelita que vive en el bosque, pero el camino es peligroso por culpa de los Lobos, o eso dicen.

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  1. Starline
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    suosainaki: jeje, eso me hace mucha ilusión <3 Gracias :D
    Fudou es un ladronzuelo y un allanador de propiedades ajenas XD Pero con algo tendría que vestirse, y encontrar ropa de tu tamaño es algo bueno XD No se las iba a robar a la madre de Yuuto, no quedaría bien XD Yuuto es un experto negociador como verás en el siguiente capítulo XD Yo también hubiera querido estar ahí ¬w¬ jejeje

    Dejo el capítulo 6, donde Yuuto deberá usar toda su astucia para volver a casa XD


    Capítulo 06: Plátanos

    SPOILER (click to view)
    Yuuto había recuperado su cesta, aunque el Lobo, o lo que fuera en realidad aquel muchacho de cabeza semirrapada y afilada lengua, se había resistido mucho. Al final Yuuto había logrado convencerlo al amenazarlo con su spray anti violadores vampiros a dos palmos de la cara.
    El Lobo aún seguía enfadado y se había dirigido a un rincón, agazapado y con un aura de maldad y planes de venganza rodeándolo.
    El chico no estaba muy seguro de qué hacer, no sabía cuánto podría durar la tormenta y mucho menos cuándo vería a su abuela, porque no tenía ni idea en qué parte del bosque estaba. Miró al Lobo, él sabría guiarle por el bosque, pero para eso tendría que chantajearle. Una sonrisa adornó su rostro, sabía perfectamente cómo hacerlo.
    -Hora de comer algo-exclamó alegremente.
    Metió la mano en la cesta y sacó una fruta alargada, curvada y de un intenso amarillo con pintas negras. Los ojos del Lobo se abrieron mucho y luego se entrecerraron con odio.
    El chico empezó a pelar el plátano con lentitud, permitiendo al Lobo segregar jugos salivales suficientes contra su voluntad.
    El chico dio un pequeño lametazo al plátano y miró al Lobo de reojo con una sonrisa pícara. Luego le dio un pequeño mordisquito en la punta.
    -Mmm –murmuró haciendo como que aquello era lo mejor que había probado nunca, siendo que a él no le gustaban en absoluto y prefería comerse un gusano antes… bueno, igual un gusano no.
    El Lobo levantó la cabeza y lo miró con expectación, mientras lentamente se preparaba para entrar en acción. Yuuto se dio cuenta.
    -¿Quieres el plátano, Lobito? –preguntó mirándolo a los ojos y sin percatarse del hilillo de baba que resbalaba por la comisura de los labios del apelado.
    El Lobo gruñó en señal de asentimiento y se abalanzó contra Yuuto.
    -¡Dámelo! ¡Dame tu plátano!
    El Lobo había tirado a Yuuto al suelo y estaba sobre él, intentando alcanzar la fruta que Yuuto mantenía fuera de su alcance a pesar de estar chafado y sentir la rodilla de su atacante clavada incómodamente en una parte muy dolorosa para él.
    -Te daré este plátano y más si me guías hasta mi casa cuando deje de llover.
    El Lobo se apartó al oír aquello y miró la cesta. Yuuto leyó sus intenciones y antes de que este pudiera saltar hacia la cesta, con la intención de averiguar si había más plátanos y si era así comérselos, rodeó su cuerpo con sus piernas, sujetándolo con fuerza y haciendo que este resbalara y cayera sobre él.
    -¡Suelta idiota! –gritó el Lobo intentando soltarse de la presa haciendo fuerza con los brazos en el pecho del chico.
    -¡No! ¡Entonces no me llevarás a mi casa!
    -¡Por nada del mundo haría de guía de un niñato chantajista como tú!
    Yuuto levantó las cejas en señal de duda, él era muy buen negociador.
    -¿Qué dirías si a cambio te llevara comida todos los días durante un mes?
    -Un año y hecho –gruñó el Lobo recuperando su sonrisa de malicia.
    Yuuto se encogió de hombros, si se cansaba en algún momento dejaría de ir y punto.
    -Toma –sonrió el chico ofreciéndole el plátano al Lobo quién lo aceptó fríamente y lo devoró en un abrir y cerrar de ojos.
    -Hemos hecho un trato –sonrió el Lobo lamiéndose de los labios lo restos azucarados de la fruta.
    -Un trato es un trato –asintió Yuuto soltando al Lobo y dirigiéndose hacia la cesta.
    La lluvia seguía cayendo fuertemente afuera, y parecía no tener intención de acabar en un buen rato, así que Yuuto se acomodó en la pared mientras se comía un buen trozo de tarta y en un rincón el Lobo daba cuenta de todos los plátanos que había en la cesta.
    Ninguno de los dos dijo nada durante mucho rato, hasta que Yuuto se aburrió y quiso saber más de su compañero provisional de cueva.
    -¿Entonces qué eres exactamente?
    -Un Lobo –gruñó este molesto de que abriera la boca, por un momento había pensado que se estaría quieto y callado, pero después de investigar todos los pocos rincones de aquel agujero el chico se había empezado a aburrir del silencio monótono que producía la lluvia. Hasta ellos llegaba el olor a tierra húmeda y hojas caídas. Un olor que a Yuuto no le agradaba demasiado, prefería el olor de un caliente baño de burbujas en su caldeado cuarto de baño.
     
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168 replies since 29/8/2012, 15:28   5808 views
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