InGo: La fiesta [KirinoxShindou][S: IxA, FxK, HxM][Acabado]

Shindou necesita encontrar pareja para una fiesta de Navidad. Buena suerte, Shindou.

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  1. Starline
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    Misha-chan: pues ya no tienes que esperar más, aunque ya puedo ponerme con la siguiente XD Muchas gracias! Na, nada de pobre Endou, la culpa es suya por ser tan Endouoso

    Sayuri-rune: me encanta Aoyama e Ichino, me caen genial aunque siempre estén en el banquillo, son tan tiernos los dos >w< Ahora se comprará Kirino el vestido ¬w¬ jejeje Estará muy guapo con él <3

    Pues dejo el capítulo 4 :) Amo a Ichino y Aoyama tengo que hacer algun fic de ellos


    Capítulo 04: ¡No diga eso, señorita Ran!

    SPOILER (click to view)
    Kirino, Ichino y Aoyama se dirigieron hacia la tienda que Shindou le había indicado a Kirino. Un gran establecimiento iluminado y amplio en el que se veían gran variedad de maniquíes con hermosos vestidos de fiesta que solo de mirarlos parecía que te fueran a cobrar dinero.
    -Vaya sitio –se asombró Ichino al entrar mirando su reflejo en las pulidas baldosas del suelo.
    -¿Es la señorita Kirino Ran? –preguntó una dependienta joven acercándose al chico que correspondía con las señas que le habían dado.
    -Sí… -respondió Kirino enrojeciendo hasta la punta del cabello.
    -El señorito Shindou me avisó ayer –sonrió la joven, luego miró a los dos acompañantes con desconfianza, ¿por qué una chica se llevaría a dos chicos a comprarse un vestido?, ¿serían unos pervertidos degenerados?
    Kirino se dio cuenta de la mirada asesina que lanzaba la dependienta a los dos chicos que miraban asombrados la tienda.
    -Ellos son amigos míos , ya sabes…–dijo rápidamente Kirino, levantando el índice de cada mano y juntándolos repetidamente, la chica lo miró y luego volvió a sonreír al entender lo que Kirino le quería decir. Por supuesto, un amigo gay era otra cosa… Y más dos amigos gays.
    -Bueno, vamos a buscarte el vestido perfecto, ¿te parece? –la chica hizo pasar hacia una mesa a los tres chicos y les pasó un gran archivador con fotos de los vestidos que tenían-. Puedes echarle una ojeada y me dices cual te gusta.
    Kirino miró asustado aquel monstruo que le habían puesto delante, pasaba las hojas pero todos le parecían iguales.
    -Creo que te quedaría bien un vestido que ocultara que eres plana como un chico –rio Ichino mirando los vestidos con los otros dos.
    -No será para tanto –sonrió la dependienta mientras Kirino pisaba al chico por debajo de la mesa.
    -Aún así, quedaría bien un vestido que lo disimulara… volantes o fruncidos –murmuró Aoyama pasando varias hojas sin ver ninguno que le gustara.
    -Sí, que fueran ajustados de pecho pero ancho en la cadera… -añadió Ichino pensando que sería lo mejor para disimular la poca figura femenina de Kirino, al fin de cuentas no tenía caderas ni curvas como las chicas.
    La dependienta sonrió y les enseñó varios modelos que exigían sus demandas.
    -Sí, algo así –asintió Ichino acariciándose la barbilla mientras Aoyama asentía y Kirino solo miraba avergonzado todo lo que le rodeaba.
    Hicieron pasar a Kirino a un probador con varios vestidos que la dependienta, siempre sonriente, sacó de unos armarios enormes repletos de vestidos bien puestos para no arrugarse.
    Kirino se encontró solo de repente, obviamente no podía pedirles a Ichino y Aoyama que pasaran con él por muy gays que creyera la dependienta que fueran. Miró el vestido consternado y suspiró mientras se desvestía.
    Se quedó en ropa interior y miró al espejo, su piel blanca tenía un color extraño bajo esas luces y su cara parecía sacada de una película de miedo. Se tocó el pecho artificial, era una molestia y una incomodidad, ¿cómo podían vivir con aquello las mujeres?... Claro que posiblemente también pensaran ellas algo parecido de los hombres y su virilidad… Sin embargo él no podría vivir sin la suya.
    -Que complicado lo hacen las mujeres –suspiró mientras intentaba colocarse el vestido.
    Una vez terminó como pudo, salió del probador, la dependienta sonriente se lo ajustó bien y todos lo miraron aprobadoramente.
    -Es muy guapa, señorita –dijo la dependienta con tono meloso mientras Ichino y Aoyama se reían a sus espaldas-. Le sienta muy bien.
    Kirino se probó varios vestidos de varios colores y diseños, aunque todos muy similares, sus dos amigos lo miraban siempre de arriba abajo pensando en lo bien que le quedaban a Kirino aquellos vestidos y lo bien depiladas que tenía las piernas.
    Finalmente entre los tres eligieron uno y luego compraron los zapatos y complementos. Le dijeron que se lo enviarían a casa.
    Nada más salir de la tienda Kirino fue al servició y se quitó el sostén, volviendo a suspirar con comodidad.
    -¿Os apetece ir a comer por ahí? –propuso Ichino sacando unos panfletos de restaurantes de comida rápida que le habían dado cerca de su casa.
    -Me parece bien –aceptó Aoyama.
    -Pero lejos de este sitio tan horrible, por favor –suspiró Kirino.
    -¡No digas eso, señorita Ran! –rió Ichino dándole una palmada-. Te ves muy guapa con el vestido, seguro que a Shindou le robas el corazón.
    -Prefiero robarle el alma a tortazos –gruñó Kirino.
    -Me pregunto como te habrá convencido –comentó Aoyama mirando a Kirino sonrojarse.
    -Tonterías –le cortó Ichino-. Kirino iría al mismísimo infierno para evitar que a Shindou se le acercara una chica… ¿O no recuerdas aquella niña de primaria a la que le cortó la coleta por pedirle prestadas las tijeras a Shindou, la miró como un lunático y dijo “¿Quieres tijeras? Pues toma tijeretazo.”
    Aoyama e Ichino se rieron pero Kirino hinchó los mofletes y giró la cara con una falsa expresión de ofensa.
     
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