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NyanKatDoll12+2
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Hola chicas! estuve algo ocupadita con mis tareas, jeje 
Ya les traigo la conty, léanla bajo su propio riesgo!
(nah, en serio, sabiendo lo fanáticas que pueden llegar a ser algunas, les podría dar un colapso nervioso o algo parecido…)
Bueno, aquí el capitulo 2! Traten de disfrutarlo!!!
Capitulo 2: Funebre
Cuando Akihiko se despertó, no tenia la más minima idea de donde estaba.
Veia hombres y mujeres, todos vestidos de blanco, que iban y venían por todos lados.
Escuchaba muchas voces entremezcladas, pero no podía entender absolutamente nada de lo que decían.
El cuerpo le dolia tanto que no podía levantarse. Fue entonces cuando se dio cuenta de que estaba en una cama.
Una camilla de hospital, para ser más exactos.
Hey, ya despertó! – dijo una voz a su costado.
Usagi trató de levantarse de nuevo, pero su cuerpo no respondia. Sentia tanto dolor que solo tratar de moverle le causaba un sufrimiento increíble. Finalmente, se dio por vencido. Fue entonces cuando a su costado, apareció un hombre desconocido. Llevaba una bata blanca, un par de lentes, poco cabello bien peinado sobre su cabeza, y una tablilla con un bolígrafo.
Hey, quedese ahí! – dijo el hombre, deteniéndolo.
Usagi se quedó quieto. Observó al desconocido de pies a cabeza de nuevo. El hombre le sonreía tristemente. Algo en sus ojos denotaba preocupación y pena. Sin embargo, lo lograba disimular muy bien. Aunque nadie podía guardar apareciencias ante Akihiko….
Quien es usted? – dijo el escritor, confundido
Permitame presentarme – dijo el hombre, con calma – soy el doctor Ashahima
Doctor? – dijo Usagi, atonito – estoy en un hospital…?
Tal como usted ha dicho, señor Usami – dijo el doctor, tranquilamente.
Pero…. Que diablos hago en un hospital…? – preguntó Akihiko
Vera… - dijo el doctor, arrastrando una silla para sentarse a su costado – usted…. Bueno, tuvo un accidente automovilístico
Entonces Akihiko recordó todo. Recordó la pista mojada, su auto patinando por la carretera, el camión que los embistió… y el parachoques dándole con fuerza a Misaki.
Su auto se descarriló y chocó contra un camión de carga que iba pasando – dijo el doctor, tratando de sonar tranquilo
Dios mio…. – dijo Usagi, llevándose una mano a la frente al haberlo recordado todo
Lleva usted en coma 4 dias – dijo el doctor
4 dias?? – dijo Akihiko, sobresaltado
Fue un accidente terrible – dijo el doctor – su vehiculo quedó destrozado. Realmente, tiene suerte de estar vivo.
Dios mio…. No puede ser…. – dijo Usagi, suspirando. Entonces, llegó a su mente un pensamiento que lo remeció totalmente – M…misaki…. Donde esta Misaki??!
Perdone? – dijo el medico, sorprendido
El iba conmigo en el coche… - dijo Akihiko, con el corazón en el puño
Oh, el copiloto….. – dijo el doctor.
El medico agachó la cabeza. Se mordia el labio, mirando al suelo. Akihiko lo veía, nervioso. Le sudaba la frente, le temblaban las manos. No podía ser…
El señor Takahashi…. – dijo el medico, con un tono un poco nervioso – nosotros…. Realmente lo sentimos…..
No…. – dijo Usagi, temiendo lo peor
El choque dio exactamente en su lado. El impacto fue demasiado… - dijo el doctor
No…. No…. – murmuró Akihiko. Se le iba la voz
Los paramédicos llegaron lo más rápido que pudieron, pero… - dijo el medico – el choque fue demasiado fuerte. No soportó hasta llegar al hospital. Falleció en la ambulancia..
Usagi sintió un hueco en el pecho. Un vacio que nunca podría llenar. Sus ojos se llenaron de lagrimas repentinamente. Su expresión cambió por completo. Un segundo después, el hombre estalló en llanto. Le dolia el cuerpo, pero ya no le importaba. Solo podía sentir el dolor de su corazón.
Misaki… - murmuró Akihiko, con la voz quebrada – esta muerto….?
Realmente lo sentimos… - dijo el doctor
El hombre estaba acostumbrado a dar noticias como esa: tenían muertos todos los días, y familiares a quienes consolar. Pero poco veces había visto a alguien tan desconsolado como Usagi. Sus ojos se veian como los de un muerto. El cuerpo le temblaba. Tenia lagrimas derramadas por toda la cara. Estaba palido. Palido y sin aliento.
He…. Hemos comunicado a los familiares del señor Takahashi – dijo el medico, mirando al escritor con pena – quizás quisiera hablar con ellos….
Takahiro y Manami están aquí…? – dijo Akihiko, con la mirada perdida
Si, puedo llamarlos si desea – dijo el doctor – están afuera. Vinieron desde su ciudad hace 2 dias. Estaban esperando a que usted despertara para llevar a cabo el funeral del joven…
Al escuchar la palabra “funeral”, Usagi se quebró. Era cierto, Misaki estaba muerto. Y todo por su culpa, todo por su culpa….
Usagi? – dijo una voz conocida – Usagi!!!
Takahiro se le tiró encima. Estaba sonriendo, pero tenia lagrimas en los ojos. No exactamente de felicidad. Manami entró detrás de el. La mujer no lloraba, pero se notaba que estaba desconsolada. El pequeño Mahiro iba en sus brazos. El niño era el único que no sabia nada de la situación. Takahiro le sonrió a Usagi, secándose la cara. El escritor se quebró al verlos.
Takahiro….. – murmuró
Estas bien? – dijo su amigo, con la cara triste – estábamos muy preocupados por ti, no te imaginas….
El medico nos dijo que quizás no despertarias, Akihiko – dijo Namani, sonriendo tristemente
Yo….. – dijo el escritor, con un hilito de voz – es todo mi culpa…
Oh, no, por favor!! – dijo Takahiro, rápidamente. Usagi pudo notar que su voz sonaba quebrada – no queremos buscar culpables… los accidentes pasan, no?
A Takahiro se le llenaron los ojos de lagrimas de nuevo. Trató de decir algo, pero no pudo. Se llevó una mano a la boca, y se excusó para salir de la habitación. Manami dejó a Mahiro sentado en una pequeña silla junto a ella. Le frotó la espalda a Akihiko, que lloraba desconsoladamente.
No te culpes.. – dijo la mujer
Pero si fue mi culpa….. – dijo Usagi, murmurando – el me dijo que no fuera por ahí…. Pero… pero,…. No le hice caso…
Por ahora solo preocupate en recuperarte – dijo Manami, sonriendo – Takahiro se pondría más triste todavía si no te curas..
Yo lo se…. – dijo Akihiko.
La mujer le sonrió con tristeza. Hablaron un poco más. A eso de las 6 de la tarde, el medico les pidió que se retiraran por que habían terminado las horas de visita. La familia se despidió. Habian prometido llevar al escritor cuando hicieran el funeral. El peliplata los despidió, tristemente. Manami tenia razón: tenia que recuperarse. Fisicamente, al menos. Por que espiritualmente….. nunca podría volver a ser el mismo.
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Akihiko tuvo que ir en una silla de ruedas al funeral. No podía caminar. Los doctores le dijeron que tenia que asistir a varias terapias para recuperar la movilidad. Mientras tanto, tendría que permanecer sentado.
La recepción fue en una pequeña capilla. Habian tantas personas desconocidas para el escritor, que prefirió quedarse sentado junto a la mesa de los bocaditos. Todos eran amigos y conocidos de Takahiro, o familiares de Manami. Ningun familiar de Akihiko asistió. Y como podrían, si el peliplata nunca los invitó. Estaba tan devastado que no habría podido soportar a su padre y a su hermano ahí.
Takahiro permanecia sentado en un sofá. Muchas personas pasaban para darle el pésame. El pelinegro les agradecia con una sonrisa triste. Se aguantaba las lagrimas estando en Publico. Aunque en su interior, estaba casi tan destrozado como Usagi.
El escritor se sentía metido en una de sus propias novelas. Una de esas en las que el personaje principal pierde a la persona más preciada para si…. Y termina con un vacio existencial permanente. Claro que aquellos personajes de ficción siempre encontraban la paz y felicidad…. Lo que Akihiko se preguntaba era: podría recuperarla el también?
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El funeral fue algo muy lastimoso. Takahiro y Manami lloraban al ver el ataúd desplazándose hacia abajo. En aquel cajón se encontraban los restos destrozados de Misaki. El doctor no le había querido decir a Usagi que el choque había sido tan terrible que el cuerpo del castaño había quedado totalmente destrozado. Debió haberse muerto al instante, pero sobrevivió hasta unos cuantos minutos después.
Los encargados echaban tierra sobre la tumba. Akihiko los veía, con la mirada perdida. Sus ojos violetas tenían un aspecto gris, al igual que el aura que lo rodeaba. Sentia que su vida estaba siendo enterrada junto con el baúl. El sacerdote dijo unas cuantas palabras y oraciones ante los presentes. Los invitados permanecían parados, cabizbajos. No fue hasta después de la ceremonia que se avivaron de nuevo.
Al menos era un buen chico, no? – dijo Takahiro, secándose la cara
Era una persona increíble… - dijo Usagi, como si le estuviera hablando a la nada
Me gusta pensar que esta en un lugar mejor ahora… - dijo su amigo, suspirando. Sus ojos estaban totalmente mojados.
Usagi ya no lloraba. No podía hacerlo: había llorado tanto los últimos días, que había terminado seco. Ahora, lo único que sentía era una especie de intranquilidad, un vacio, algo inexplicable…. E inexplicablemente doloroso. Se quedó callado, mirando a los invitados que hablaban y comían enfrente de él. Entre ellos, pudo distinguir a una persona conocida. Era Aikawa, que, totalmente vestida de negro, y con la cara empapada de lagrimas, se dirigía rápidamente hacia él.
Usami-sensei!! – dijo la pelirroja, con la voz quebrada.
Aikawa… - murmuró Usagi
No me lo crei cuando me lo dijeron…. – dijo la mujer, entristecida – esta usted bien? Es permanente o va a volver a caminar? – dijo al ver la silla de ruedas
El doctor dijo que estare bien si me cuido…. – dijo Akihiko, susurrando. No tenia ganas de ver a nadie, pero trataba de hacerlo con Aikawa.
Pobre Misaki-kun…. – dijo la pelirroja, llorando – eran tan joven…. No me lo puedo creer….
No llores… - dijo el escritor – no vas a arreglar nada…
Usami-baka!! – gritó Aikawa – como que no llore?? Sabes lo mal que me siento? Déjame al menos desahogarme!!
La pelirroja empezó a temblar. Se limpió la cara con un pañuelo. Acto seguido, se sentó al costado del peliplata. Los dos se quedaron callados por un buen rato. Los demás seguían hablando y conversando sin preocupaciones. Akihiko los miraba, con ganas de ir y golpearlos a todos. Malditos infelices, que para ellos aquel funeral solo era como un evento social más: iban y se volvían a casa, sin que sus vidas se vieran afectadas en lo más minimo. Nada cambiaria para ellos. Sin embargo, nada volveria a ser igual para el peliplata, que los miraba con los ojos perdidos.
Esta usted bien? – dijo Aikawa, mirándolo
Ya te he dicho.. – dijo Akihiko – el medico dijo que solo necesito cuidarme…
Eso ya lo se – dijo la pelirroja – pero no me referia a eso. Decia que si esta bien… emocionalmente.
Yo…. – dijo el peliplata, mirándola
<< No vayas por ahí!!>>
Usami-sensei…? – dijo Aikawa, algo preocupada
<< No vayas por ahí, Usagi-san!! >>
Estoy bien… - dijo el escritor, cabizbajo
Si necesita ayuda, me puede llamar…. – dijo la pelirroja, con un tono preocupado
Estare bien….. – dijo Akihiko, sin mirarla.
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A eso de las 4 acabó el funeral. Todos los invitados se marcharon. Takahiro llevó a Usagi hasta su casa. Su deportivo rojo había terminado convertido en chatarra. Pero de todas maneras, no hubiera podido conducirlo. Fueron todos en la camioneta de los Takahashi. Mahiro se quedó dormido en el asiento, y Manami se quedó a cuidarlo mientras su esposo llevaba al escritor hasta su casa.
A partir de ahora puedo yo solo – dijo Usagi
Seguro? – dijo Takahiro, mientras entraban al apartamento – tu habitación no queda en el segundo piso?
Si, pero dormiré en la habitación de huéspedes… - dijo el escritor. Su dormitorio le traía demasiados recuerdos como para entrar ahí.
Esta bien – dijo su amigo, dejándolo en medio de la sala – si necesitas algo, puedes llamarnos al celular o al teléfono del hotel. Los deje anotados en tu móvil.
Gracias, Takahiro – dijo el peliplata – y perdón de nuevo
No te preocupes, en serio! – dijo el pelinegro. Lo cierto era que él mismo sentía que era culpa del escritor que su hermano hubiera fallecido…. Pero no, él no era de ese tipo de personas que le echan la culpa a otra persona, mucho menos cuando esta tan dolida por aquel error – No te olvides, si necesitas lo que sea llamanos! Hasta pronto!
Hasta pronto.. – dijo Usagi, antes de que su amigo cerrara la puerta.
Suspiró. Vio el departamento vacio. Misaki estaba muerto. Ya nunca podría volver a ver aquel lugar como su hogar. Ya nunca se reiría con las ocurrencias del castaño. Ya nunca volveria a salir con él, o lo recogería de la universidad. Ya nunca le prepararía pulpitos de hot dog. Ya no volveria a ver su tierna sonrisa, sus hermosos ojos verdes, ni volveria a revolotear aquel cabello castaño que tanto amaba. Nunca volveria a amar a nadie…. Estaba seguro de eso.
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Eran casi las 8 de la mañana cuando el reloj despertador sonó. Una mano grande y larga lo golpeó para que se callara. Sin embargo, el aparato se cayó al suelo, y siguió emitiendo sonido. Un hombre alto se levantó malhumorado de la cama. Un tremendo oso de peluche se cayó a su vez. El hombre terminó golpeando tanto el reloj que este terminó por romperse. Se sacudió su plateada cabeza, y bostezó.
Vamos, Suzuki-san – dijo Akihiko, agarrando al oso – es hora de despertarse
Bajo las escaleras con el pijama arrugado y el peluche estrellándose contra el piso. Sus pies andaban descalzos: nunca encontraba sus pantuflas cuando se despertaba. Estiró sus brazos y bostezó de nuevo. Se rascó la cabeza. Se dirigió a la cocina. Sacó una botella de leche del refrigerador y se sirvió un plato de cereal. Odiaba el cereal, pero como no sabia cocinar absolutamente nada, no le quedaba otra opción que comerlo.
Se sentó a comer, bostezando. Se estaba metiendo el primer bocado a la boca, cuando escuchó el timbre de la puerta sonar.
Mierda,…. Quien diablos es a esta hora? – dijo el escritor, fastidiado
Se levantó, dejando a Suzuki en la mesa. Nunca perdería la costumbre de sentar al peluche como si fuera una persona. Mucho menos ahora, que andaba tan solitariamente…
Feliz cumpleaños!! – dijo una voz, apenas abrió la puerta.
Usagi se encontró con un enorme pastel. Tenia escrito “feliz cumpleaños” con crema chantillí. Detrás del pastel apareció Aikawa, que sonreía felizmente. La mujer llevaba una bolsa llena de regalos. Estaba bien vestida, como siempre. Al verla, el escritor tuvo ganas de cerrarle la puerta en la cara.
Si vienes por el manuscrito, aun no lo tengo listo…. – dijo el peliplata, volviendo a la mesa
Oh, por favor, Usami-sensei! – dijo la pelirroja, entrando incómodamente al departamento – no podría celebrar su cumpleaños, al menos?
Ya te he dicho que odio los dulces – dijo el escritor
Es meramente simbolico – dijo Aikawa, dejando el pastel en la mesa – además, le traje muchos regalos!!
A todo esto…. Que edad se supone que cumplo…? – dijo Akihiko, rascándose la cabeza
Como no va a saber?? – dijo la mujer, indignada – hoy cumple 42, inteligente
Ah, cierto…. – dijo el escritor, cabizbajo
Ya habían pasado más de 13 años desde el dia del accidente. Akihiko había podido recuperar su movilidad tras un año de terapia, pero nunca pudo llenar aquel vacio que se le había quedado en su interior. Todos los días le parecían monótonos, grises y aburridos. Ya no le encontraba nada interesante a la vida. Sin Misaki, su mundo se había vuelto gris. Aikawa hacia todo lo posible por animarlo, pero no podía hacer nada. Tal estado de animo se veía reflejado en sus novelas. Todas ellas eran ahora fúnebres, sádicas y tétricas. Sus ventas habían bajado un poco, pero todavía tenia fans y seguidores. Nunca volvió a escribir una novela BL, a pesar de la insistencia de la pelirroja. Nunca pudo volver a hablar de ningún tema relacionado al amor….
Que le parece si abrimos los regalos? – dijo Aikawa, sonriendo
No gracias…. Prefiero terminar de desayunar – dijo Akihiko
Ah, entonces que le parece si vamos a tomar un almuerzo delicioso para celebrar? – dijo la pelirroja, en su intento por animarlo.
Esta bien… - dijo Usagi, sentándose a comer
Ok! – dijo la mujer, dejando la bolsa de obsequios en el sofá – lo vengo a recoger a las 2! No se le vaya a olvidar! Y arreglese, de acuerdo? Sayonara!!
Hasta luego… - dijo Akihiko, mientras la pelirroja cerraba la puerta.
Miró a la ventana. Apenas había pasado 2 años con el castaño…. Y los últimos 13 habian transcurrido de una manera tan lastimosa. Estaba seguro de que nunca podría volver a amar a nadie como amó a Misaki. El dia que el murió, el escritor había muerto también. Se levantó, malhumorado: era hora de soportar otro maldito cumpleaños. Pensaba en todas las cosas que harian juntos si Misaki siguiera vivo… pero ya no podría ser. Quizas los demás tenían razón: era hora de dejarlo ir. Era hora de seguir adelante. Antes de que echara su vida por la borda. Misaki ya no volveria. O al menos, eso creía el escritor…
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Les gusto? a mi me dio pena escribir este capitulo u.u
O bueno, más o menos . Soy medio sadica, jeje. Pueden creer que me gustan las historias traumáticas y tristes? Que horror u.u
Bueno, tratare de traer la conty lo más rápido posible!!!
Cuídense!
Sayonara!!
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Reencarnación (Junjou romantica)La vida de Usami Akihiko cambia por completo después de un terrible accidente.... podra tener una segunda oportunidad para remediar las cosas? |
