El Beso del Dementor [DRARRY]: Capitulo Final: Desenlace

Cuando el ministerio envía a su mejor auror a capturar al único preso que ha escapado de Azkaban en años. Harry descubre, no solo el origen de los dementores, sino también un amor a contrarreloj

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  1. Kari Tatsumi
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    Hola nuevamente con todos, siguiendo con mi afición, deseo compartir con Uds. otra buena historia que encontre por la web. Tal vez algunos ya lo conocen, pero para los que no, veran que es un gran fic, con suspenso, algo de terror (muy poco) y mucho romance pero no llega a ser fluffy. Me pasaron el dato hace un tiempo y demore en encontrarlo y de verdad que valio la pena la busqueda porque es sencillamente atrayente. Nueno, no dire mas, para los que ya lo leyeron por favor evítense los spoilers, no hay que arruinar la emocion para los que lo leen por primera vez,.

    Tambien menciono que tengo el permiso expreso de la autora Ladtheove.

    Sin mas les presento:


    El Beso del Dementor

    Capítulo 1- Frío




    Henry se ciñó aún más el abrigo mientras continuaba con su ronda nocturna:

    -Que frío. – Siempre hacía más frío en esta zona de Azkaban, el piso de más alta seguridad, donde los antiguos servidores del derrotado señor oscuro estaban encerrados, el pabellón de los mortífagos.

    Se estremeció brevemente cuando sintió la presencia de un dementor al otro extremo del pasillo, la criatura se alejaba ya, seguramente acababa de cenar. A veces Henry casi sentía pena por los presos.

    Como todas las noches iba de celda en celda comprobando que ningún preso hubiese escapado, aunque a él le parecía, que más que eso, lo que hacía era comprobar si había habido algún muerto.

    Se asomó a la siguiente celda. Como todas las demás esta era otro espacio de paredes de piedra sin ventanas, apenas lo bastante largo como para que cupiese un hombre tumbado, y con la anchura de un armario. Un pote en el rincón, hechizado para las necesidades, y una manta eran los únicos enseres. Normalmente hubiera habido también un camastro, pero a este preso no se le había concedido uno. Un gemido llamó la atención de Henry, que se acercó a los barrotes. Dentro de la celda, bajo una sucia y desvaída manta, alguien temblaba violentamente, acurrucado en el suelo.

    -Lumos. –el guardia acercó la luz para iluminar el interior.

    El joven preso no podía tener más de veinticuatro años y parecía enfermo. Su piel mostraba una palidez grisácea, fruto de no haber visto el sol en años, estaba extremadamente delgado a causa de las mínimas raciones que recibidas, y todo él estaba cubierto de suciedad, con el pelo convertido en una maraña de un tono paja, mate y deslustrado, que antaño había sido tan rubia como el oro blanco. Sin embargo, todo esto no lograba empañar del todo la belleza del hombre. La armonía de sus rasgos nobles destacaba incluso aquí. La nariz patricia, los altos pómulos y los labios…

    -Que desperdicio- murmuró Henry- Tan joven, y todo por seguir a un monstruo. –chasqueó la lengua disgustado.

    El joven se estremeció y abrió los ojos, grises como la bruma, empañados por la fiebre, y los enfocó con dificultad en él, a través de los sucios mechones de su pelo rubio.

    Draco temblaba, no importaba cuanto se esforzase por entrar en calor, tenía tantísimo frío, en Azkaban la piedra siempre estaba húmeda y helada. El frío se le colaba en los huesos, a través del suelo en el que estaba echado, a pesar de la manta con la que se envolvía.

    Llevaba días enfermo, le dolía todo el cuerpo, sus pulmones se apretaban dolorosamente contra sus costillas cada vez que cogía aire, obligándole a coger cada vez menos oxígeno, y haciéndole cada vez más difícil continuar respirando. Pero lo más terrible era el frío, agarrotaba sus músculos y helaba su aliento, cada vez que se movía era como si se le clavasen agujas por todo el cuerpo. Escuchó pasos cerca, y haciendo un esfuerzo abrió dolorosamente los ojos. No podía ver más que un borrón iluminado por la luz de lo que creía era una varita. Un guardia.

    Henry se acercó un par de pasos hasta casi pegarse a los barrotes y miró más detenidamente al preso. ¿Cómo se llamaba?

    ¿Malfoy?

    Draco estaba mareado, le pareció que le llamaba pero no podía estar seguro.

    -Ey, ¿Puedes oírme?

    No lograba coger bastante aire, sentía que la conciencia se le escapaba. Había algo importante que tenía que decir.

    Malfoy parecía estar tratando de decir algo, pero de entre sus labios azulados no salieron más que murmullos inconexos, demasiado débiles para ser interpretados.

    -No te entiendo.

    Draco no podía respirar, el frío parecía haberse colado hasta sus pulmones, helándolos. La oscuridad comenzó a invadir su visión, y pronto lo que tenía que decir ya no tuvo importancia, mientras sus párpados volvían a cerrarse y su cuerpo quedaba laxo, su último pensamiento

    "Hace tanto frío" y luego, oscuridad.

    -¡Ey! – pero Malfoy había vuelto a dormirse. Henry suspiró exasperado y se levantó para continuar con la ronda. –Seguramente estará muerto para mañana.- se dijo así mismo mientras caminaba. Y no pudo evitar sentir pena por el joven de ojos grises como bruma.

    El sol de primera hora de la mañana iluminaba el prado y el bosque otoñal que empezaba al otro lado, despejando poco a poco la bruma. Todo estaba tranquilo y perezoso en el paraje, salvo una única criatura, que cruzaba en ese momento el prado a la carrera, hacia la casa un tanto extraña que dominaba el centro del prado. La estructura de madera antigua, sin pintar, crecía en dos plantas y un ático un poco descolocados. El techo picudo de pizarra negra, y la chimenea, de la que salía un agradable humo blanco, junto con un pequeño porche y una minúscula leñera, completaban la construcción que en general, tenía un aspecto tremendamente desordenado y hogareño.

    Harry volvía de correr, como cada mañana hoy había salido a recorrer el campo alrededor de su casa. El poderoso movimiento de los músculos cuando te fuerzas al máximo y sientes los latidos de tu propio corazón, mientras el suelo vuela bajo los pies, el ritmo de la respiración, el viento que te roza la cara… eran sensaciones que le ayudaban a relajarse. Para Harry no había una manera mejor de empezar el día. Los últimos siete años le habían sentado bien, el muchacho desgarbado había crecido hasta alcanzar el metro ochenta y cinco, y el ejercicio constante le había dado un cuerpo firme y poderoso, que a pesar de todo, conservaba la flexibilidad de un buscador. Lamentablemente, y para disgusto de los altos miembros del ministerio, a quienes les encantaría explotar la fama del auror, Harry seguía prefiriendo la ropa cómoda, sus gafas de siempre, y las deportivas, a los caros trajes que podría comprar si quisiera.

    Redujo la marcha hasta detenerse frente a la puerta trasera de la casa. Mientras se secaba el sudor de la frente aspiró el aroma que le llegaba por la puerta entreabierta: -Parece que Kreacher ha hecho tortitas.- Se le hizo la boca agua solo de recordar el delicioso sabor de unas buenas tortitas con mantequilla.

    Hermione no paraba de dar vueltas por la cocina, ¡¿Dónde se había metido Harry?! Llevaba media hora esperándole. Se giró al oír la puerta. El susodicho venía de correr, con la camisa y los shorts pegados al cuerpo a causa del sudor, y el pelo convertido en un nido para pájaros, negro y despeluchado.

    -Buenos días Hermione. No sabía que ibas a venir. – sonrió a su amiga, mientras se acercaba a la mesa para ver el desayuno que le había dejado Kreacher. El anciano elfo siempre desaparecía cada vez que Hermione estaba en casa, no soportaba que una "sangresucia" manchara la casa de su amo, y le diera charlas sobre la libertad. Um… tortitas, sus favoritas.

    -¿¡Se puede saber porque nunca estás en casa cuando te llaman!? ¡Kinghsley nos ha mandado llamar hace una hora!

    -Lo siento, estaba haciendo footing, ya sabes que siempre salgo a correr antes de ir al ministerio. ¿Es muy urgente? – Harry miró con pena a las tortitas, parecía que no iba a tener tiempo de desayunar.

    Hermione se puso seria. Su cabello rizado estaba atado en una coleta en la nuca para evitar que le molestara durante el trabajo, pero algunos pelos se habían escapado y enmarcaban su rostro. No había crecido demasiado desde el final de la guerra, y solo las curvas más redondeadas de un cuerpo de mujer delataban a primera vista su edad. Sus ojos eran otra cosa, eran más serios y viejos, tanto ella como Harry y Ron habían visto demasiado durante la guerra, cosas que no podían tolerar, cosas horribles. Por eso habían decidido hacerse aurores, para evitar que algo así volviese a sucederle a nadie, y esa pasión que los empujaba los había hecho los mejores en su trabajo. La mayor parte del tiempo podían actuar como ahora, como si nada les hubiera pasado, pero pocos podían comprender el dolor que compartían.

    -Harry, creo que es algo serio. - el tono de su voz puso a Harry en guardia.

    -Espérame un momento, voy a cambiarme.- subió las escaleras de dos en dos hasta su habitación. Rápidamente se quitó la ropa sucia tirándola en el rincón, de donde sabía más tarde la recogería Kreacher, y se puso el uniforme de auror intercalando en medio un hechizo limpiador. En cinco minutos ya estaba de nuevo en la cocina.

    -¿Y Ron? – preguntó mientras se preparaba para entrar en la chimenea.

    -Nos espera en la oficina. ¡El ministerio!- gritó. Y desaparecieron en una nube de humo verde.

    Cuando finalmente los tres llegaron a la oficina de Kinghsley este ya les estaba esperando. La habitación la presidía un macizo escritorio de madera negra, detrás de él se sentaba el ministro de magia, que cerró el informe que estaba leyendo cuando los aurores entraron.

    -Haced el favor de sentaros. – Harry cogió la silla del centro con Hermione y Ron a cada lado. Ron seguía siendo más alto que Harry por unos cinco centímetros, y sin duda era más corpulento, pero las pecas y el llamativo pelo rojo le daban un aspecto más bonachón.

    Kingsley ofreció el informe a Hermione, la cabeza pensante, esta comenzó a repasarlo rápidamente, mientras Kinghsley hablaba:

    Os he mandado llamar, porque este caso podría ponerse complicado, y porque vosotros ya conocéis al sujeto. Hace tres días, Draco Malfoy escapó de su celda en Azkaban.

    ¡No puede ser! Malfoy no ha podido escapar de Azkaban.

    Le aseguro auror Wesley, que si lo ha hecho. Si no fuese así no estarían aquí.- Kinghsley contestó molesto por la interrupción. Un codazo de Harry y una mala mirada de Hermione callaron a Ron.

    Por favor continua Kinghsley. –se apresuró a añadir Harry. Este les lanzó una severa mirada.

    Bien. Sabemos que ha escapado de su celda, pero también sabemos que no ha salido de la prisión. Las alarmas exteriores no han saltado, así que tiene que seguir en el recinto. Esto en si puede no parecer peligroso, pero si consiguiera abrir más celdas podría dar lugar a un motín o a una escapada masiva de presos. Y si ha conseguido abrir la suya, nada nos dice que no pueda abrir el resto. Los guardias han hecho todo lo posible para dar con él, pero hasta ahora sin resultados. Sin embargo ha estado desapareciendo comida de las cocinas, así que sabemos que está vivo.

    -Pero si ha ido a la cocina a por comida, ¿como es que no le han cogido?- Harry estaba sorprendido. ¿Malfoy escapando de Azkaban? Todavía no se podía creer que el cobarde hubiese emulado la hazaña de su padrino, Sirius Black.

    -Es muy escurridizo, no sabemos como lo consigue, y si la gente supiera que hay posibilidad de que asesinos y criminales vuelvan a escapar de Azkaban, cundiría el pánico. Por eso necesitamos que lo encontréis lo antes posible. Los guardias ya han sido informados de vuestra llegada, os estarán esperando.

    -Lo encontraremos. – y la determinación que endurecía la mirada de Harry fue como la señal que todos necesitaron para levantarse y salir de la oficina.

    -Que tengáis una buena caza. –Kinghsley se preguntó porque tenía la sensación de que esta misión era mucho más de lo que parecía.

    Hermione continuaba enfrascada en la lectura del informe mientras caminaban hacia el área floo, y Ron no paraba de gesticular. Todavía no podía creerse lo que acababan de oír.

    -¡No puedo creerme que ese mequetrefe haya conseguido escapar! Escurridizo como el hurón que es, el maldito.

    Tranquilízate Ron, para eso estamos nosotros ¿no? Lo cogemos, descubrimos como lo hizo para que no se repita, y lo volvemos a encerrar. –Harry trató de restarle hierro al asunto.

    No se si va a ser tan fácil Harry. – Hermione se detuvo y levantó la mirada del set de papeles que sostenía. –Lleva eludiendo a guardias entrenados durante días, nadie lo ha visto, nadie lo ha oído. No se como lo hace, pero no nos va a ser fácil dar con él. –un bufido de Ron la interrumpió:

    ¡JA! Ese paliducho no tiene nada que hacer. En cuanto lo encuentre va a desear no haber salido jamás de su celda.-

    ¡Ron Wesley! Nuestro trabajo no es castigarlo, nuestro trabajo es capturarlo. Deja tus rencillas personales fuera del caso. – interceptó Hermione. Harry suspiró, estos dos siempre andaban igual. Finalmente llegaron a las chimeneas, estaban muy concurridas a estas horas de la mañana, con trabajadores que todavía llegaban al ministerio y otros que salían para realizar sus tareas, gente que venía a atender asuntos personales etc. Les costó un poco encontrar una chimenea libre, sobre todo cuando algunos transeúntes los reconocieron y trataron de acercarse a saludarles, incluso después de siete años, los héroes del mundo mágico seguían llamando la atención. Pero finalmente lograron entrar en una e identificarse, antes de ser admitidos por el floo que los conduciría a Azkaban.

    Harry trastabilló y casi calló al suelo, pero consiguió mantener el equilibrio en el último momento, viajar en floo nunca se le había dado bien.

    Tras él llegaron Ron y Hermione. La sala en la que habían aparecido era de piedra sin ventanas y estaba iluminada por algunas antorchas que flanqueaban las paredes. Harry se ciñó aún más el abrigo, que frío hacía aquí. El lugar parecía ser el cuarto de descanso de los guardias, por la mesa y las sillas que había a un lado, y porque junto a la puerta había colgado un abrigo de uniforme. En ese momento se abrió la puerta, dando paso a Henry y a otro hombre de unos cuarenta años, que debía ser su compañero. La mirada altanera del hombre de cabellos castaños invadidos por canas, desagradó en el acto a Harry. No era un hombre muy corpulento, pero tenía una altura similar a la de Harry y vestía de forma inmaculada. Al contrario que Henry, cuyo aspecto agradable y mirada amable, quedaba acentuado por el ligero desorden de sus ropajes y cabello castaño oscuro. De inmediato se preguntó que hacia ese hombre trabajando aquí. Henry se adelantó para estrechar sus manos:

    -Bienvenidos a Azkaban. Siento mucho que tenga que ser en estas circunstancias, pero estamos encantados de que hayan venido a ayudarnos. Mi nombre es Henry Davidson y este es my compañero Thomas Clearwater. –Harry se apresuró a estrecharle la mano.

    -Yo soy Harry, estos son Ron y Hermione.- Henry sonrió.

    -Si, lo se. Lose. Así que vais a cazar a Malfoy. –su semblante se ensombreció de preocupación.

    -Si, así es.

    -Disculpe- interceptó Hermione-¿Podría contarnos lo que sepa sobre Malfoy? ¿Sucedió algo antes de su desaparición? No importa que parezca insignificante, podría ser una pista importante. – Sacó un cuaderno y su pluma mágica, para que fuese tomando apuntes de las palabras de Henry.

    El guardia pareció recordar algo y su cara asumió un rictus casi como de pena.

    -Bueno, el día antes de su desaparición yo juraría que se estaba muriendo. ¿Sabéis? Estaba muy enfermo, no paraba de temblar, y creo que quería decir algo… pero se quedó dormido. No entendí nada, así que no sabría deciros si podría seros útil, o no. –Hermione recogió el cuaderno y la pluma. Ron mientras permanecía impaciente esperando a acabar con las formalidades y poder empezar con lo que a él realmente le interesaba, la caza.

    -¿Podría mostrarnos la celda de Malfoy? Quizá podamos averiguar como lo hizo. –Inquirió Harry

    -Por supuesto, por aquí. – Henry se encaminó hacia la puerta, pero vio que Gustav no les seguía- ¿No vienes?

    -No, todavía tengo que hacer mi ronda- contestó fríamente antes de pasara por su lado, sin siquiera despedirse.

    -De acuerdo, ten cuidado. –pero Gustav ya había torcido la esquina sin siquiera despedirse.

    -¿Siempre es así de borde?- inquirió Ron. Henry comenzó a caminar seguido por ellos:

    -Bueno, tiene razones para serlo, los mortífagos mataron a toda su familia.- El silencio siguió a sus palabras.

    Finalmente llegaron frente a una minúscula celda, dentro solo había un pote y una manta raída y sucia.

    -Es aquí- Henry sacó la llave y abrió la reja para que pudiesen asomarse.

    Harry miró con un sentimiento de creciente disgusto el minúsculo y frío habitáculo que había sido la celda de Draco los últimos siete años. Hermione parecía estar experimentando una reacción semejante, aunque a Ron solo la había aparecido una leve sonrisa en la cara. Hermione sacó su barita para comenzar a escanear mágicamente el lugar.

    Esto va a llevarme un rato, quizás podríais empezar a investigar los alrededores mientras tanto. – Henry se acercó a ella protectoramente.

    No os preocupéis, yo me quedaré con ella por si Malfoy aparece mientras esta lanzando los hechizos.- Hermione puso los ojos en blanco, hombres, ¿Por qué todos creían que necesitaba protección?

    ¿Te parece bien Hermione?- preguntó Ron impaciente por salir ya en busca de, como a él le encantaba llamarlo, el escurridizo hurón.

    Si, si. Nos las arreglaremos.- sabía que Harry y Ron trabajaban mejor si no había terceros interfiriendo, y eso era por Henry. Seguro que conocía bien el lugar, pero sería un estorbo que no necesitaban si los acompañaba. Se resignó al papel de mujer necesitada de protección, que remedio.

    Harry y Ron comenzaron a avanzar pasillo adelante hasta dar con una intersección.

    -Abarcaremos más terreno si nos separamos. – manifestó Harry.

    -Me parece bien, yo iré por aquí.- se volvió hacia la derecha.- Si ves a Malfoy hazme una señal, no quiero perderme su cara cuando lo cojamos.- Harry asintió.

    -No te confíes Ron. Todavía no sabemos como consiguió salir de la celda. – Ron bufó desestimando la advertencia.

    -Buena caza compañero- y echó a andar por el pasillo derecho adentrándose en la penumbra. Harry se volvió hacia el izquierdo. Miró a su espalda, Ron ya había desaparecido de la vista.

    -Buena caza.- murmuró, y se adentró en la penumbra de su propio pasillo. Estando solo Harry cambió su postura a una acechante que recordaba al caminar de un gran felino, sus pasos silenciosos no levantaban apenas el polvo del suelo, se movía de sombra a sombra aprovechando al máximo el amparo de la penumbra. Todos sus sentidos alerta a cada sonido, movimiento y olor del entorno. Según avanzaba el pasillo se iba haciendo cada vez más oscuro, se dio cuenta de que las antorchas estaban pagadas, y de que los presos de este pasillo parecían todos dormidos, o demasiado asustados para salir de debajo de sus mantas. Comenzó a avanzar con más cuidado, ¿podía Malfoy haber provocado esto? Un poco más adelante el pasillo torcía una esquina. Harry levantó la cabeza y miró hacia la pared que ocultaba la oscuridad del pasillo, le llegaba el olor salado del mar, y aquí el ambiente parecía menos viciado.

    -Lumos.- su barita iluminó la pared, allí había una puerta. Se acercó y cogió el picaporte.

    -Nox- susurró. Giró lentamente el manillar, la puerta estaba abierta. Una ráfaga de viento le apartó el pelo de la cara, y la luz del anochecer lo cegó por un momento. Parecía que había encontrado una antigua salida, la puerta daba a una pequeña terraza de piedra de la cual descendían unas escaleras, pero estas se habían desprendido en algún momento de la historia del edificio, y ahora en vez de dar al piso inferior, como deberían, el tramo roto colgaba sobre un abismo que acababa en las rocas puntiagudas de la orillo del mar. Desde aquí podía verse el mar abierto iluminado por la luz roja del sol moribundo. Harry sintió un escalofrío:

    -Que frío. – sacó la barita del bolsillo para lanzar a su abrigo un hechizo de calor, cuando de repente un movimiento captado por el rabillo del ojo lo hizo girarse. A su derecha podía ver parte del tejado de la prisión enrojecido por la luz, y allí, en la inclinación que formaba había un grupo de dementores. Sus figuras eran oscuras, vestían ropajes raídos arrastrados por el viento del mar, susurraban, como un sonido helador que lo hizo estremecer. Parecían estar rodeando algo, Se acercó a la barandilla para ver mejor, si, ya veía lo que había en el centro. Ropajes raídos y arrastrados por el viento, ropajes blancos como la nieve, un dementor. Un dementor blanco.

    Edited by Kari Tatsumi - 30/9/2013, 12:01
     
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  2. JAFRYN
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    Ohoooooo, estas publicando por aca, ojala y te tomes tu tiempo y subas un capitulo por dia y no te apresures como en Amor Yoi y lo subas de una todo.
    Bueno ya te lo dije anteriormente, tus historias son geniales, dudaba si eras tu cuando vi el titulo, ya que no es el nombre que utilisas en Fanfiction, ¿PORQUE ERES TU, VERDAD?, mmm, ahora tengo dudas porque este nombre aparece en otra historia que estoy segura no es tuya.......Bueno en todo caso te dejo un comentario,ya que esta historia es genial de principio a fin.
     
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  3. Kari Tatsumi
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    QUOTE (JAFRYN @ 21/11/2012, 12:40) 
    Ohoooooo, estas publicando por aca, ojala y te tomes tu tiempo y subas un capitulo por dia y no te apresures como en Amor Yoi y lo subas de una todo.
    Bueno ya te lo dije anteriormente, tus historias son geniales, dudaba si eras tu cuando vi el titulo, ya que no es el nombre que utilisas en Fanfiction, ¿PORQUE ERES TU, VERDAD?, mmm, ahora tengo dudas porque este nombre aparece en otra historia que estoy segura no es tuya.......Bueno en todo caso te dejo un comentario,ya que esta historia es genial de principio a fin.

    Owww, creo que hubo una confusión, yo no soy Ladtheove, estoy subiendo este fic con el permiso de ella, es que es tan bueno este fic que deberia difundirse lo mas que se pueda para que haya personas que lo disfruten tanto como lo hicimos nosotros. Por ahora solo estoy subiendo esta historia de ella y dependiendo de la acogida subiria otras mas (con el permiso correspondiente, claro esta) Si conoces gente del foro que no lo ha leido pues diles que se pasen por aca, lo ire subiendo semanalmente.

    Saludos
     
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  4. JAFRYN
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    A bueno, si tienes permiso de su autora no hay problemas, ufffff, que bueno que me lo aclaraste, estaba a punto de acusarte. Si, perdon, no lei la advertencia arriba hasta ahora donde dices a quien le pertenece en realidad la historia.
    En todo caso, si esta es una grandiosa historia al mas puro estilo entre medio goticko y gore, me fascino, encanto y adore de principio a fin.
     
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  5. Kari Tatsumi
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    El Beso del Dementor

    Capítulo 2- Blanco



    -Que frío. – sacó la barita del bolsillo para lanzar a su abrigo un hechizo de calor, cuando de repente, un movimiento captado por el rabillo del ojo lo hizo girarse. A su derecha podía ver parte del tejado de la prisión enrojecido por la luz, y allí, en la inclinación que formaba había un grupo de dementores. Sus figuras eran oscuras, vestían ropajes raídos arrastrados por el viento del mar, susurraban, como un sonido helador que lo hizo estremecer. Parecían estar rodeando algo, Se acercó a la barandilla para ver mejor, si, ya veía lo que había en el centro. Ropajes raídos y arrastrados por el viento, ropajes blancos como la nieve, un dementor. Un dementor blanco.

    La criatura, más pequeña y frágil que el resto parecía estar temblando levemente. Barios de los dementores lo estudiaban de cerca, llegando incluso a tocarlo suavemente. Apenas, con suavidad, cuidadosamente, como si temiesen hacerle daño. El blanco permanecía inmóvil. Era increíblemente extraño. Harry nunca hubiera creído que los dementores fueran capaces de actuar con tanta delicadeza. Se acercó aún más a la barandilla, y apoyó la mano en ella fascinado por la belleza de la escena. La palidez de su túnica, su esbeltez, el modo en que temblaba pero mantenía los hombros erguidos, sin miedo, levantaban su curiosidad. Una ráfaga helada le golpeó haciendo ondear su abrigo, el movimiento pareció llamar la atención de los dementores que se giraron para mirarle. Harry agarró su barita con más fuerza y adoptó una posición defensiva. Teóricamente el no era un preso y no deberían atacarle, pero no era la primera vez que una de estas criaturas le atacaba sin motivo. Sin embargo, los tétricos seres no se movieron de su posición en el tejado, y Harry se permitió relajar un poco su postura. El blanco también se había girado en su dirección, la capucha cubría su rostro, y a esa distancia no podía ver que se ocultaba debajo. Aunque suponía que nada muy diferente de la cara de pesadilla de un dementor común, sin embargo le costaba imaginar a aquel ser ocultando un rostro tan horrible. De alguna manera que aquella delicada aparición pudiese tener nada horrible en ella se le antojaba simplemente sacrílego. Sacudió la cabeza para librarse del pensamiento. "Tonterías, esto me pasa por ir a trabajar sin desayunar"

    De repente una nutria blanquecina se apareció delante del auror, casi rozando su nariz con él. Sobresaltado Harry dio un paso atrás. El patronus de Hermione sonrió levemente: "Ya he acabado con los escáneres, reunámonos en la sala de los guardias dentro de un cuarto de hora" La nutria hizo un arco en el aire y salió disparada, seguramente en busca de Ron. Se guardó la barita de nuevo:

    -Bueno, será mejor que regrese.- Con una última mirada a la pálida aparición echó a andar de vuelta al interior.

    -Llegas tarde.- Dijo Hermione sin apartar la mirada del enorme mapa que casi ocupaba toda la mesa. Harry suspiró, había tardado casi media hora en conseguir encontrar el camino de vuelta a la sala de descanso de los guardias, Azkaban era prácticamente un laberinto, ¿Qué culpa tenía el de haberse perdido? Milagrosamente, Ron había conseguido llegar antes que él y ahora estaba sentado al lado de la chimenea, enfurruñado por haber tenido que volver sin haber descubierto nada. En serio, a veces se comportaba como un niño. Henry al lado de Mione, estaba señalando algo en el amplio trozo de pergamino medio comido por el tiempo.

    - No es culpa mía Hermione, esta prisión es como un laberinto.- La auror expulsó una bocanada de aire exasperadamente y se giró en su dirección con los brazos en jarras:

    - La próxima vez al menos envía tu patronus para avisarnos. Podría haberte pasado algo.

    -¿Es eso un mapa de Azkaban? – preguntó tratando de cambiar de tema. Se acercó para verlo mejor.

    -Si, es un mapa del recinto de la prisión. Le he pedido a Henry que lo sacará para que podamos familiarizarnos con el terreno y organizar la búsqueda.- el auror observó el complejo entramado de pasillos, iba a ser complicado registrar tanto espacio.

    - ¿Has averiguado algo con los escáneres?- la auror se puso seria y frunció levemente el ceño en concentración, como si algo se le escapase sin saber muy bien, que.

    -¿Ha ocurrido algo?- inquirió Harry.

    -Son los resultados de los escáneres que he realizado en la celda. No hay nada. Ni rastro de la señal mágica de Malfoy ni de ninguna otra, la puerta no ha sido forzada. Los guardias ya habían sido interrogados con verisaterum cuando llegamos nosotros, así que ellos no le abrieron. No lo se, es como si se hubiese esfumado.- Se mordió el labio inferior levemente- Se que se me escapa algo, no es posible desaparecer de esa manera. Necesitaré ir al ministerio más tarde, estoy segura de que en la biblioteca podré encontrar un hechizo que me permita hacer un escáner más exhaustivo. Quizás así saquemos algo en claro.

    -Bien, Ron y yo podremos empezar con el registro en serio mientras tú estás fuera. – Volvió la mirada al mapa en concentración, e hizo una señal a Henry.- ¿Podrías explicarnos la ubicación de las dependencias?- Henry se puso a su lado:

    -Claro, como iba diciéndole a vuestra compañera, Azkaban es como un laberinto, se diseñó así para que en caso de huida a los presos les fuese más difícil salir del recinto. – Ron finalmente se levantó con desgana, haciendo notar que todavía estaba enfurruñado pero se puso al otro lado de Henry, interesado en estudiar el mapa.

    - La planta baja contiene los dormitorios de los guardias, las cocinas, la sala de interrogatorios, la lavandería y la habitación destinada a las visitas. – Fue señalando cada una- esta es la única planta que actualmente esta bien organizada, el problema es cuando subes o bajas de esta planta. En los sótanos están las celdas de casi todas las criaturas mágicas- señaló un complicado entramado de pasillos por debajo de la planta baja, y que se expandían hasta cuatro niveles bajo tierra.- Vampiros, hombres lobo, velas… están encerrados por niveles de peligrosidad. La planta más profunda contiene a los más peligrosos y así sucesivamente hasta llegar a la planta justo debajo de nosotros. Cada nivel está aislado del resto por gruesas puertas de plata mágicamente reforzada, ya que la plata afecta a casi todas las criaturas mágicas, y solo se pueden abrir con las contraseñas y las llaves apropiadas. – Señaló la planta inmediatamente superior a la que ocupaban en ese momento- esta es la primera planta, aquí solo hay ladrones, rateros, contrabandistas… gente que saldrá en poco tiempo. La seguridad aquí es menor. Puertas de metal reforzado y hechizado aíslan este nivel de los demás. Luego está la segunda planta, aquí tenemos a los asesinos, violadores…esa clase de gente condenada de por vida. Es muy parecida a la anterior, aislada y laberíntica. A partir de aquí la seguridad es bastante más alta, tened cuidado con los dementores suelen rondar la tercera y cuarta plantas. En la tercera hay sobretodo magos oscuros y sujetos especialmente peligrosos, y en la cuarta están los mortífagos. De hay se escapó Malfoy. Hechizos detectores, dementores, puertas mágicas casi imposibles de abrir…no sé cómo pudo conseguirlo.

    -Y esta zona de aquí, ¿Qué es?- Harry indicó una torre cuya única puerta de entrada parecía estar en la cuarta planta, y cuyo interior no estaba detallado. Henry miró a que se refería.

    -A, esa es la torre de los dementores, hay es donde viven.

    -¿Y nadie la ha registrado?-Hermione miraba detenidamente la estructura y la ubicación de la misma.

    -No, no la hemos registrado. Ahí viven los dementores nadie en su sano juicio entraría allí.

    -Siete años en Azkaban no creo que te dejen muy cuerdo.- Harry también empezaba a ver por donde iba su amiga.

    -Si lo hubiera intentado lo habrían devorado.- Henry frunció el ceño.

    - ¿No pensareis ir allí verdad?

    -Creo que deberíamos, si nadie la ha registrado es lógicamente el sitio en el que con más posibilidad se habrá escondido Malfoy. – Hermione miró a Harry.- Creo que deberíamos empezar por aquí.- Él asintió.

    - En ese caso, si queréis entrar tendréis que pedir permiso al Lord Dementor.

    -¿El Lord dementor? – la pelirroja levantó la mirada intrigada por captar un nuevo e interesante retazo de información.

    -Nunca he leído nada sobre ello. ¿Qué es?

    - Es el líder de los dementores, y el único de ellos que comprende nuestro lenguaje. Cuando se solicita la ayuda de los dementores en el ministerio, es con él con quien hay que hablar. Actúa como mediador entre los magos y los dementores. Cuando estos empezaron a trabajar en Azkaban se acordó que la torre sería para ellos, nadie puede entrar sin su consentimiento. Por eso no la hemos registrado, es virtualmente imposible que esté allí.

    Hermione se mordió el labio inferior, tenía costumbre de hacerlo cada vez que pensaba.

    -Hum… ya veo. Pero sigue siendo necesario que nos aseguremos de que no está allí. – ¿y si, como los guardias, asumían que tal cosa no era posible y al final resultaba estar allí? Lo mejor era estar cien por cien seguros.

    -Estoy de acuerdo con Hermione, lo mejor sería empezar por allí.- Harry reconoció para si mismo que su razón para querer entrar allí, era más por un extraño dementor blanco que por la misión, aunque no es que fuera a decirlo, claro. ¿Estaría él en la torre? Sentía curiosidad por saber algo más sobre aquella criatura, deseaba volver a verlo. Decidió no analizar porqué querría tal cosa.

    -De acuerdo, lo mejor será ir por la mañana, no me gustaría aventurarme a la torre de noche- Henry preferiría directamente no acercarse, pero si tenía que hacerlo, definitivamente prefería hacerlo de día.

    Los aurores asintieron.

    -Bueno, ahora veamos como organizamos las guardias en la cocina- Harry miró a sus amigos.

    -¿Guardias en la cocina?- preguntó Ron perplejo- ¿Para que vamos a querer hacer guardias en la cocina?

    -Por que tendrá que comer, y tarde o temprano irá allí, Ron- contestó Hermione cansinamente. El pelirrojo asintió poniendo cara de entendido y luego sonrió ampliamente.

    -Yo quiero hacer la primera guardia de esta noche.

    -Me parece bien, yo haré la segunda. ¿Te parece hacer tu la tercera Hermione? Si vas a ir por la mañana al ministerio al menos no tendrás el sueño interrumpido.- le comentó Harry.

    -Si, será lo mejor. Entonces ¿Iréis vosotros a hablar con el Lord Dementor?- le daba pena no estar presente, pero si no iba ella a la biblioteca tardarían el doble en conseguir el nuevo conjuro, y esta era una misión en la que el tiempo era muy importante. Cuanto más tardasen en encontrar a Malfoy, más oportunidades tendría este de abrir otras celdas y crear una situación aún peor.

    - Iremos con Henry en cuanto desayunemos. – tendrían que hacer vida en Azkaban hasta consiguiesen dar con el escurridizo rubio. Vivir en las dependencias frías y húmedas de los guardias de Azkaban. "Que ilusión"

    -Bien nos encontraremos aquí para comer, y poner en común lo que hallamos averiguado.- Así pues todos se pusieron manos ala obra.
     
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  6. Kari Tatsumi
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    El Beso del Dementor

    Capítulo 3- Suave




    La cena en la fría sala de los guardias no era demasiado apetecible. Después de todo, la comida salía de la misma cocina que la de los presos. Y aunque la que los elfos domésticos de la prisión les trajeron, era sustancialmente mejor que la que preparaban para estos últimos, seguía siendo más bien desagradable. Sopa con bastante más sal de la debida, y algo que Harry supuso debía haber sido un pobre pollo en algún momento, antes de convertirse en carbonilla. No lo había creído posible, pero esto demostraba que un elfo doméstico podía no tener ni idea de cocinar.

    -¿Cenamos ya?- Henry estaba deseoso de hincarle el diente a la comida, no había probado bocado desde el desayuno.

    -¿No vamos a esperar a tu compañero?- inquirió Ron. Mientras se sentaban a la mesa y comenzaban a servirse.

    - Ha decidido cenar en su cuarto. No se lo tengáis en cuenta, no se siente cómodo entre extraños.- Henry sonrió disculpándose, mientras se servía un trozo del raquítico ave.

    -No pasa nada.- Harry se llevó una cucharada de sopa a la boca, en fin, durante la guerra había tenido que comer cosas peores.- Por cierto Hermione, ya que vas al ministerio mañana. ¿Podrías pasarte por mi casa, y pedirle a Kreacher que me haga una maleta para un par de días? Tendremos que quedarnos aquí hasta que demos con Malfoy.

    -Claro, sin problema. ¿Me paso también por tu casa Ron?

    -Será lo mejor, avisa a mama que voy a estar fuera unos días ¿vale?- Hermione asintió.

    El resto de la cena se desarrolló tranquilamente. Los platos sucios desaparecieron camino a la cocina, y los aurores se quedaron con Henry, tratando de acomodarse en el suelo del salón.

    -Siento mucho que tengáis que dormir aquí, solo hay un par de habitaciones para los guardias y ya están ocupadas.- Henry se sentía fatal, hacer dormir en el suelo a los héroes del mundo mágico. Pero cuando se ofreció a dejarles su habitación la habían rechazado, después de todo habían dormido en sitios peores, y no iban a echar al guardia de su cuarto. Los elfos habían traído tres de los jergones libres de los presos, pero no eran, lo que se dice, ni blandos ni cómodos, aunque aislaban del frío suelo de piedra, que ya era algo. Los pusieron cerca de la chimenea para estar más calientes durante la noche.

    Ron miró viejo el reloj que colgaba de la pared.

    -Bueno, ya es la hora de mi guardia. Voy a ver si cazo una alimaña.- Sonrió estirándose, haciendo crujir sus nudillos.

    Hermione prefirió hacer oídos sordos al comentario, de verdad, si se empeñaba en comportarse como un niño no era su problema.

    -Que tengas suerte.- deseó Harry. Ron le contestó, levantando el pulgar triunfalmente mientras salía camino a la cocina, acompañado por Henry.

    Una vez solos, Harry y Hermione se quitaron los abrigos para acostarse, pero no sin antes lanzar un par de hechizos detectores. No era probable que Malfoy se acercase a las dependencias de los guardias pero la gente desesperada podía cometer locuras, y era mejor estar preparado. Se metieron en los jergones envolviéndose con las mantas que les habían proveído, limpias, pero viejas y raídas. Parecía que todo en Azkaban estuviese moribundo, incluso las mantas.

    -Buenas noches Harry. Nox- murmuró apagando las luces.

    -Buenas noches Hermione.

    Había pasado una hora desde que se acostó, a su lado podía escuchar la tranquila respiración de Hermione, que dormía profundamente. Pero él no conseguía conciliar el sueño. Suspiró. Si no iba a dormir, por lo menos debería estar haciendo algo útil. Sigilosamente se libró de las mantas, recuperó su abrigo y los zapatos antes de salir del salón al pasillo, y cerró con cuidado la puerta. No queriendo despertar a su amiga.

    El oscuro pasillo iluminado por antorchas, silencioso y húmedo, no se veía muy diferente de cuando era de día. Sobre todo porque al no haber ventanas la iluminación jamás cambiaba. Solo el descenso de la temperatura, y el menor número de lamentos, podían revelar, que en efecto, era de noche. Un escalofrío le hizo estremecer:

    -Que frío.- murmuró, lanzando a su abrigo el hechizo de calor que al final no había echado aquella mañana. Por un momento se planteó ir a la cocina con Ron, pero no tenía ganas de escuchar las fanfarronadas de su mejor amigo. Si iba seguramente acabaría con dolor de cabeza.

    -Siempre puedo volver a registrar la celda de Malfoy. – se dijo a sí mismo. Seguramente no encontraría nada, pero al menos estaría haciendo algo.

    La visión del pequeño y sucio espacio, apenas iluminado por las antorchas del pasillo era deprimente. ¿Cómo había podido sobrevivir alguien como Malfoy en un sitio así? Intentó imaginarse al orgulloso slytherin helado de frío, sentado en el húmedo suelo de piedra, sucio, hambriento. La visión le produjo nauseas. Le recordaba demasiado a Sirius.

    Miró a los otros presos del pasillo y tuvo que apretar los dientes. "No, ellos se lo merecen. Están aquí por sus crímenes" Hizo oídos sordos a la voz que le decía que Sirius había sido inocente. "Esto ha sido una mala idea, será mejor que vuelva e intente dormir" Echó a caminar de vuelta.

    Un sonido, un susurro, puso a Harry en alerta cuando estaba a solo a un par de pasillos de llegar a la sala. Al instante estaba buscando refugio en las sombras, ocultándose. Se agazapó ligeramente, intentando hacer el menor ruido posible. "¿Malfoy?" Comenzó a acercarse sigilosamente a la fuente del débil murmullo. No se oía nada más, no las súplicas de los presos, no sus balbuceos inconexos, solo ese susurro. Lo reconoció al instante, un dementor. Llegó al borde del pasillo, donde el único sonido era ese, y se asomó cautelosamente. ¿Hacían guardias hasta tan tarde? Bueno, no es que los dementores necesitasen descansar, ¿O sí? Decidió preguntar a Hermione sobre ello.

    La verdad es que nunca se había preocupado de averiguar nada sobre los dementores, más allá de cómo derrotarlos. Cosa que ahora lamentaba, y que lamentó aún más cuando vio cual era el dementor en cuestión.

    Allí, inmóvil ante una de las celdas, estaba él.

    La luz de las antorchas iluminaba débilmente su túnica, su blancura, dándole un aspecto aún más delicado de lo que había creído cuando lo vio en el tejado. No llegaría mucho más allá de sus hombros en altura. Podía percibir que bajo la tela su cuerpo era esbelto, muy delgado. Pero desde su escondite no podía ver que ocultaba debajo. Tenía la cabeza gacha, y parecía mirar al interior del pequeño espacio. Era intrigante. En un impulso Harry decidió salir al descubierto. ¿Qué mal podía hacerle? No es como si no supiera defenderse de un dementor. Por si acaso metió la mano en el bolsillo y agarró su varita, aunque no la sacó, no quería parecer amenazante.

    El dementor percibió el movimiento y se volvió para mirarle. Harry lo vio con total claridad, vio como la criatura se tensaba como la cuerda de un arco al verle. Como cuadraba los pequeños hombros y daba un paso atrás. Parecía que fuese a salir huyendo de un momento a otro.

    -¡Espera!- exclamó. El dementor se detuvo vacilante.

    -No voy a hacerte daño. -"¿Cuan ridículo ha sonado eso Harry? Por Dios, si ni siquiera puede entenderte. ¿O sí?" Se había detenido después de todo. Podría ser que fuera… Trató de hacer su voz lo más tranquila posible.

    - ¿Eres el Lord dementor?- Esto pareció hacerlo estremecer. Al ver que no continuaba retrocediendo, el auror dio otro paso adelante. Casi lo tenía al alcance del brazo. El dementor se sobresaltó. Harry se estiró justo cuando la criatura comenzaba a alejarse. Sus dedos rozaron su túnica, que se escapó entre ellos como un jirón de bruma, antes de que la pálida aparición desapareciera doblando la esquina.

    -Que suave.- susurró, mirándose la mano sorprendido. Nunca había tocado un dementor, y ahora que lo había hecho solo se le ocurría un pensamiento. Suave. No podía compararlo con nada de lo que hubiese tocado antes. Era algo frío que dejaba en los dedos como un hormigueo, casi intangible de tan suave como era.

    - Tengo que hablar con Hermione.

    Cuando llegó de nuevo a la sala de los guardias Hermione seguía dormida y casi era la hora de su guardia. No tuvo tiempo de mucho más antes de que Ron entrase por la puerta bostezando, deseoso de irse a la cama.

    -Henry te espera en la cocina, ten.-dijo extendiéndole un trozo de papel en el que el guardia había dibujado un pequeño mapa, y colgando su abrigo en el gancho de la pared.

    -Gracias Ron.- lo cogió y se lo guardó en el bolsillo.

    -Agggh, todavía no hay rastro de él. Es increíble- se revolvió el pelo frustrado, como si de solo pensarlo le entrase urticaria, Harry no pudo evitar una sonrisa.

    -¿No creerías que iba a aparecer delante de ti y dejarse atrapar?- su amigo bufó indignado metiéndose en el jergón. Harry tuvo que echar mano de todo su autocontrol para evitar reírse.

    - Nos vemos en el desayuno.- la única respuesta fue un gruñido ahogado por la almohada. Sonriente salió camino a las cocinas, ahora era su turno de acechar el lugar para ver si eran capaces de atrapar al huidizo hurón.

    Las horas pasaron lentamente sin más aliciente que la pobre conversación de Henry. Que al parecer quería escuchar de primera mano la historia del final de la guerra. Algo que Harry odiaba recordar. Lamentablemente su negativa a hablar del tema, les dejó sin mucho más que decir. Por un momento pensó en preguntarle sobre el dementor blanco, pero desechó la idea, no tenía ganas de explicar sus motivos a un desconocido, no teniendo a una amiga con muchos más conocimientos que el guardia. Cuando le llegó la hora de ser relevado, no le costó demasiado convencer a Henry de que se volviese a descansar. Que él haría compañía a Hermione.

    -Buenas.- saludó la auror poniéndose a su lado, frente a la puerta de la cocina. Hermione tenía el pelo revuelto después de haber dormido, se salía por todas las esquinas de la coleta que se había hecho, la ropa un poco arrugada de haber dormido con ella. Harry no tenía mucho mejor aspecto, empezaba a notársele la falta de sueño, con la ropa igualmente arrugada y su pelo… bueno, su pelo era imposible de peinar, así que realmente no importaba demasiado que estuviese algo más revuelto. En ese momento el auror sorbía una taza de café que había cogido de la cocina.

    -Buenas. ¿Has dormido bien Hermione?- le extendió otra taza de café.

    -Gracias.- cogió la taza- no he dormido mal. Bueno, ¿vas a contarme que pasa?- tomo un sorbo casualmente.

    -Tendría que haber sabido que te darías cuenta.- Sonrió, a veces Hermione era capaz de leerlo a la perfección.

    -No es difícil saber qué quieres hablar de algo, con lo dormilones que sois tú y Ron, tiene que haber alguna razón para que quieras quedarte a hacerme compañía en vez de irte a la cama. Y bien ¿Qué es?- su amigo dejó la mirada perdida en la oscuridad del pasillo. Parecía que algo le rondaba la cabeza.

    -¿Qué sabes de los dementores Hermione?- preguntó sin apartar la mirada.

    -Más o menos lo mismo que tú. ¿Por qué lo preguntas?

    -Justo antes de reencontrarnos en la sala de los guardias, y ahora hace un par de horas…he visto un dementor blanco. ¿Sabes si eso es raro?- la miró expectante. Necesitaba saber. Hermione se mordió el labio en concentración, tratando de recordar cualquier cosa que hubiese oído sobre algo así.

    - Según lo que yo sé, no existe ningún dementor blanco. Pero como ya te he dicho no se mucho sobre el tema. Podría mirarlo en la biblioteca.- Um… dementores blancos, que extraño. Rápidamente su cabeza ya estaba catalogando los libros que conocía que podrían ser útiles.

    -Gracias Hermione.

    -¿Tenía algo más que fuese diferente?

    - Creo que me entendió. Hubo un momento, cuando le pedí que se detuviera, en que reaccionó como si supiera lo que había dicho.

    -Quizás fuese el Lord dementor.- Diferente, no solo en color, si no también capaz de comprenderles. Había muchas posibilidades de que lo fuera.

    -Ya lo he pensado. Pero, no parecía que lo fuera, me refiero, el Lord dementor ¿no es el dementor más poderoso de Azkaban? El parecía que se lo pudiese llevar el viento de tan delgado.

    -Las apariencias pueden engañar. – Harry asintió no del todo convencido.

    -Supongo que lo sabremos por la mañana.- continuaron sorbiendo el café.

    Harry, Ron y Henry estaban terminando de prepararse para ir a ver al Lord dementor, cuando finalmente, Hermione se puso delante de la chimenea lista para ir al ministerio.

    -Apuntad cualquier cosa importante que os diga, quiero saberlo todo cuando vuelva.- insistió la auror por décima vez aquella mañana.

    -Siii- contestaron cansinamente los dos amigos.

    -¡¿Te quieres ir ya?! Si hace falta te dejo ver mis recuerdos, pero por Merlín deja ya de insistir.- Ron estaba deseando salir ya. Hermione le lanzó una mirada asesina.

    -¡No me hables así Ron Weasley!

    -Ya basta. Nada se nos va a escapar Mione, ahora por favor, si no te das prisa no acabarás con todo lo que tienes que hacer a tiempo.- Harry también tenía ganas de ir ya a hablar con el Lord Dementor, pero sabía respetar a su amiga, algo que a veces no estaba muy seguro de que Ron supiese como hacer. La auror miró al viejo reloj de pared, ya se le estaba haciendo tarde.

    -Está bien. Que tengáis un buen día. ¡Al ministerio!- y desapareció en el interior de la chimenea.

    -Vamos o que. –el pelirrojo estaba ya en la puerta. Henry se metió las llaves en el bolsillo y tragó saliva preparándose para lo que le esperaba, nunca le había gustado tener que hablar con aquella criatura, pero esto era una emergencia, en fin.

    - Bien, pongámonos en marcha entonces.

    Henry abría la marcha con Ron y Harry un par de pasos por detrás. Hacía rato que habían dejado las celdas atrás, para pasar a una zona de laberínticos pasillos de piedra desnuda. Las antorchas habían ido haciéndose cada vez más escasas, hasta que tuvieron que encender sus varitas para iluminar el camino.

    A pesar de saber que era por la mañana, Harry tenía la sensación de que aún no había amanecido. La temperatura fue descendiendo según avanzaban, hasta que incluso utilizando el abrigo mágicamente hechizado podía notar el frío. El único sonido eran los pasos de los tres, el sonido de sus respiraciones, el golpear de alguna gota de agua en algún rincón del lugar. Pronto empezó a hacerse notar el miedo de los elfos domésticos a los dementores, debía de hacer años desde que ninguno se atrevía a acercarse. El suelo estaba cubierto por una gruesa capa de polvo, de los techos colgaban espesas telarañas. En seguida el también empezó a notarlo, esa sensación opresiva que indicaba la cercanía de uno de ellos. El murmullo del instinto de supervivencia que te insta a salir corriendo. El miedo. Apretó la mandíbula y reprimió el impulso, hundiéndolo tan profundo en su subconsciente que su presencia era fácilmente ignorada. Dio gracias por los durísimos entrenamientos recibidos, que le permitían soportar esta clase de presiones mentales sin mucho más que un hormigueo.

    Finalmente la luz de sus varitas iluminó algo ante ellos. Al acercarse más Harry y Ron pudieron ver lo que no podía ser otra cosa que la entrada a la torre. Una gran puerta de madera vieja y oscura, con bandas de oxidado metal. Una aldaba colgando inerte de la pared.

    Henry suspiró cuadrando los hombros y cogió la aldaba.

    -Procurad ser respetuosos.- contuvieron la respiración mientras Henry golpeaba la pared, el sonido en contraste con el sepulcral silencio del lugar pareció extenderse a través de los pasillos, como el toque fúnebre de una campana. Al morir el sonido, el crujido de la puerta hizo que los tres clavaran la mirada en ella.

    Harry observó como la puerta se abría y la criatura al otro lado salía a la luz, con el corazón golpeándole furiosamente en el pecho.

    Harapientos ropajes arrastraron el polvo a su paso, susurrantes como un último suspiro. Una sensación de terror inundó brutalmente a Harry durante un instante, haciéndolo estremecer antes de ser capaz de contenerlo con enorme dificultad. Observó que Ron daba un paso atrás con los ojos abiertos de terror, y Henry tragaba saliva ruidosamente.

    Ante ellos, oscuro como la más profunda de las noches, terrible y poderoso estaba el Lord Dementor.
     
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    genial esta genial el fic
    el dementor blanco da mucho que pensar
    por favor continualo
     
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  8. Kari Tatsumi
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    El Beso del Dementor

    Capítulo 4- Alma




    El aire del pasillo se hizo aun más gélido y el aliento de los visitantes comenzó a condensarse. La luz de las varitas pareció hacerse más tenue ante su mera presencia. Su macilento fulgor iluminando el lugar como en una pesadilla.

    Harry comenzó a sentir el frío calándole hasta los huesos, el aliento helándose en sus pulmones, las manos húmedas de sudor frío, la varita pesada entre los dedos. Furiosamente la agarró con más fuerza, clavándose las uñas en la palma. Levantó la mirada respirando entrecortadamente. El miedo lo acosaba, instigándolo, susurrándole que huyera, ahogándolo. Apretó los dientes y lo dominó dificultosamente, con la voluntad de acero adquirida a costa de sobrevivir a una guerra, tan sangrienta como dolorosa.

    El dementor era más o menos de su misma altura y complexión. Como con todos los de su especie la túnica impedía que pudiese ver su rostro.

    Pero la oscuridad. El aura de completa desesperación y terror que lo rodeaban, que lo envolvían, como un manto, lo hacía mucho más terrible que cualquier otra criatura de su tipo.

    A su lado Ron luchaba por dominar el repentino ataque de pánico boqueando como un pez fuera del agua. Henry, en cambio, más habituado que ellos, parecía haber recuperado la compostura, aunque pálido y tembloroso.

    -¿Qué os trae a nuestros dominios, magos?- la voz, era el susurro del dementor hecho comprensible. Siseante, oscura, atrayente. Se adhería a tus sentidos como el petróleo a la piel. Sintió un escalofrío de total desagrado. A su lado Henry dio un paso al frente, con la placa que lo identificaba en la mano.

    -Mi nombre es Henry Cleawater, guardia de Azkaban.- su voz intentaba ser firme, pero Harry pudo apercibir un leve temblor en ella. El Lord asintió reconociéndolo.

    -Sé quién eres. Lo que aún no se, es porque vienes a las puertas de nuestro hogar.- Henry reprimió el impulso de arrodillarse ante la opresiva presencia que amenazaba con apoderarse de su cuerpo. Y cuadró los hombros.

    -U…uno de los presos del cuarto nivel, Draco Malfoy, ha escapado. – el dementor siseó, provocando que Henry diera un paso atrás involuntariamente.

    -Lo sé. Ya nos preguntasteis por él. No lo hemos visto aún, si así hubiera sido lo sabríais.- Susurró maliciosamente. Harry sabía lo que habrían hecho de haberlo encontrado, y en qué condiciones habría regresado a su celda….. o a la morgue. Vio como el monstruo disfrutaba de la incomodidad cada vez mayor de Henry. Furioso dio un paso al frente, incapaz de ver como el Lord Dementor jugaba tan cruelmente con el amable guardia.

    -Lo que queremos es que se nos permita registrar la torre.- las palabras salieron de sus labios antes de que pudiese evitarlo. La capucha se giró en su dirección bruscamente, pero Harry se mantuvo firme, rehusando demostrar ningún signo de miedo, a pesar de que el aliento se negaba a llegar a sus pulmones.

    -¿Y porque habríais de querer tal cosa?- la cavernosa voz envolvió al auror oprimiéndolo aún más, haciéndole aspirar convulsamente en busca de aire, la vocecilla aterrada en su cabeza se hizo más fuerte, pero él rehusó dejarse intimidar. "Solo es un dementor, he vencido a docenas antes, este no es diferente" se dijo asimismo. Tomó aire bruscamente.

    -Pensamos que hay posibilidades de que Malfoy se haya podido ocultar dentro.- su voz sonaba ronca por el esfuerzo. El Lord dementor echó la cabeza atrás, una carcajada siniestra, como el chirrido de metal contra metal surgió de su garganta.

    -No hay ningún ser vivo en nuestra torre.-

    -Aún así querríamos estar seguros.- insistió tercamente.

    -No.- rehusó en el acto el Lord Dementor. Su tono no admitía discusión. La oscuridad del pasillo pareció intensificarse. El frío comenzo a escarchar la humedad en el suelo y las paredes. Harry abrió la boca para replicar, pero Henry puso la mano en su brazo a modo de advertencia.

    -Sentimos haberle molestado, por favor disculpe nuestra impertinencia.- murmuró Henry con voz ahogada de terror. Hizo una reverencia convulsa y comenzó a arrastrar a Harry con él, con Ron pegado a sus talones aún totalmente aterrado. El Lord Dementor ni siquiera se volvió a mirarles mientras regresaba al interior de la torre, cerrando la puerta a sus espaldas, llevándose con él el frío y la oscuridad.

    Rápidamente Henry se los llevó a la sala de los guardias, ignorando cualquier intento de Harry por hablar.

    -¿¡Se puede saber en que estabas pensando!? ¡Os dije que fuerais respetuosos! –Henry estaba rojo de indignación. Harry se encaró molesto por la actitud del guardia.

    -Por si no te diste cuenta intentaba ayudarte. ¡Ese dementor se estaba riendo de ti!-

    -¡Estábamos en su territorio, era su derecho!- Gesticuló furioso hacia la puerta por la que acababan de entrar.

    -¡No, no lo era! ¡Tu eres un guardia y el...

    -¡ÉL ES EL LORD DEMENTOR! ¡Te recuerdo que si esas criaturas están controladas es porque el quiere! ¡A lo mejor a ti te da igual, pero yo tengo que vivir aquí!- Harry cerró la boca bruscamente. Henry se dejó caer agotado en el sofá al lado de Ron, que apenas había empezado a recuperarse de la experiencia. El auror de negros cabellos se acercó al guardia contrito:

    -Mira… lo siento mucho. No debí meterme. – Henry suspiró.

    -No pasa nada. Supongo que ahora no podremos registrar la torre.

    -No lo creas.- Harry sonrió. Henry levantó la mirada. En ese momento las llamas de la chimenea rugieron dejando entrar a Hermione.

    -Buenas. ¿Que tal ha ido con el Lord dementor?- inquirió. Los aurores y el guardia se miraron entre sí.

    La luz del sol apenas alcanzaba a iluminar mortecinamente la habitación. La poca iluminación que penetraba la gruesa capa de nubes, y la bruma que llegaba del mar, eran deprimentes.

    "Una luz deprimente, para un lugar deprimente. Que apropiado" Con el borde de la manga, limpió un pequeño círculo de la gruesa capa de polvo que cubría el cristal de la ventana. El paisaje al otro lado no era más que el de un mar embravecido que se perdía en la bruma. Aún siendo mediodía, rara vez se podía ver el sol aquí. La figura sentada en el asiento de piedra a los pies de la ventana, se estremeció.

    -Que frío.- murmuró. Se levantó y se arrodilló al lado de la lumbre. La habitación era antigua pero estaba bien conservada. De hecho, el único elemento sucio era la ventana. Las ventanas de la torre nunca se limpiaban, era una medida de seguridad para que nadie viese nada desde fuera. Algo estúpido, si se lo preguntasen a él. Pero aquí no tenía ni voz ni voto. Que familiar. ¿Acaso no había sido así toda su vida?

    La cama era una antigualla de madera maciza, labrada con leones y plantas hasta el último centímetro. Tenía un magnífico dosel, con cortinajes de terciopelo carmesí, y bordados de oro gastados por el tiempo. Una cómoda, un espejo barroco y dorado, una mesilla pegada a la pared junto con una silla, y la gruesa alfombra colocada ante la chimenea sobre la cual se había sentado, eran los muebles que poblaban la estancia. Todo el lugar daba una sensación de decadencia, gastada, pero aún así noble. "Un ambiente que se adapta a mí" Se frotó las manos y las extendió para que el fuego las calentara, observó aprensivo la extrema palidez de su piel. El modo en que casi podía seguir el trazado de las venas bajo su superficie. "Ayer no estaba tan pálido" Tragó saliva convulsamente y se levantó para acercarse al espejo.

    Dejó caer la capucha que lo cubría. Pelo rubio plata se desparramó hasta descansar sobre sus hombros. Ojos grises bruma rodeados de ojeras, le devolvieron la mirada. Los altos pómulos, los labios finos, la piel pálida… tan pálida. Draco ahogó un gemido de desesperación. "No. No, no, nonononono…. ¡BASTA!" Apoyó la frente en la fría superficie para calmarse, mientras trataba de recuperar el aliento. "Todavía puedo detenerlo, aún tengo tiempo." Se miró a los ojos.

    Si, aún tenía tiempo. ¿Pero cuanto? Él solo no podía hacer nada. Necesitaba ayuda.

    Se apartó del espejo. Necesitaba centrarse, necesitaba pensar. Volvió a sentarse ante la chimenea, arrebujándose en la blanca túnica. Su calor no era un gran alivio, pero las llamas le ofrecían algo que mirar mientras maquinaba. "No voy a convertirme en uno de ellos." Si algo le quedaba después de siete años en el infierno, eran su orgullo, y determinación. "Me lo han quitado todo. Poder, riqueza, la magia, la libertad, incluso mi cuerpo ha quedado… "miró sus manos, tan delgadas, sabía que bajo la túnica sus costillas también serían prominentes. Poco quedaba ya del atractivo que antes había dado por descontado. "Si lo único que me queda es este alma…" Apoyó la palma de la mano sobre su pecho, sintiendo el latido de su propio corazón "La defenderé con todas mis fuerzas. Cueste lo que cueste"

    Observó la túnica blanca que cubría su maltrecho cuerpo. Blanca… por ahora. Si no quería que acabara siendo negra, tenía que actuar pronto.

    Cuando Hermione entró en la sala de los guardias enseguida supo que la entrevista con el Lord Dementor no había ido bien. Ron cat-atónico, Harry con aspecto de culpabilidad, Henry evitando su mirada. Pero después de haber escuchado la historia sentía deseos de patear a su amigo. Se frotó las sienes para tratar de disipar el dolor de cabeza.

    - A ver si me queda claro. Insultaste al Lord Dementor.

    -No lo insulte Mione. Solo fui un poco brusco.- trató de defenderse Harry.

    -… - tomó aire para calmarse, de nada le serviría enfadarse con su amigo. Lo hecho, hecho estaba- Supongo que no se le puede hacer nada.

    Ron por fin se había recuperado, pero se mantenía ocupado deshaciendo la maleta que Hermione les había traído. Todo con tal de no tener que admitir que se había quedado paralizado por el miedo al ver al Lord Dementor.

    - ¿Y a ti que tal te fue? ¿Lograste el nuevo hechizo?- inquirió el auror moreno.

    -Por supuesto.- la pelirroja aprovechó para lanzar al resto de ocupantes de la sala una mirada de suficiencia. Sacó un grueso tomo de la mochila titulado "Hechizos detectores y rastreadores" Lo abrió en la página marcada.- Creo que este servirá.- Señaló con el dedo el párrafo- Es un hechizo muy potente que detecta presencias mágicas y flujos de magia. Espero que sea suficiente.

    -¿Lo probamos?- inquirió Ron ya más animado. –Harry asintió sonriente.

    -¡¿Hermione, que pasa?!- Ron sacudió levemente a su amiga. Él y Harry habían estado acompañando a la auror mientras probaba el hechizo en la celda de Malfoy, cuando al acabarlo se había desplomado directamente en los brazos del pelirrojo.

    -Ponla aquí.- Harry extendió su abrigo en el suelo para que Ron pudiese tumbarla. ¿Qué había sucedido? La miró preocupado. Si a Hermione le pasase algo… Se levantó para ir en busca de un medimago, cuando un grito lo hizo volverse.

    -¡Hermione! Nos tenías preocupados.- Ron estaba estrujando a una rojísima Hermione - No nos vuelvas a asustar así.- Sonrió aliviado, solo había sido un susto. Menos mal.

    -Si, si. Estoy bien. Ron por favor, suéltame, que me vas a asfixiar.- Trató de disimular el sonrojo tosiendo, mientras el pelirrojo la soltaba.

    -¿Qué te ha pasado? – la auror acabó de sacudirse la ropa y se levantó tratando de guardar la compostura a pesar de los colores que le habían salido.

    -Solo ha sido una sobrecarga, no esperaba que el hechizo me revelase tanta información. La próxima vez tendré que tener más cuidado.

    -¿Has averiguado algo interesante?- Ron estaba estático. Hermione asintió sombríamente, su semblante serio.

    - Antes no lo había notado porque el aura oscura que tiene la prisión lo enmascara. Pero algo…alguien, ha practicado magia tenebrosa en la celda. Y no cualquier hechizo. Nunca, nunca, había sentido algo así. Sea lo que sea lo que hizo no puede haber sido bueno para Malfoy. – Harry frunció el ceño pensativo.

    -Bueno, alguien hizo algo a Malfoy antes de que escapara. ¿Y qué? Se lo merecía.- intervino el pelirrojo.

    -No sabes lo que estás diciendo Ron. Esto no es como un hechizo picapica, creo que podría incluso ser más oscuro que los imperdonables. – el auror pelirrojo hizo oídos sordos a las palabras de su compañera. Harry sintió una oleada de odio y asco contra quien quiera que hubiera sido tan maligno, como para ejecutar un hechizo semejante.

    -¿Quién podría haber hecho algo así?- dijo casi para sí mismo.

    -No lo sé.-murmuró Mione- pero esto complica las cosas.

    -Por ahora no podemos hacer nada. Lo mejor será seguir con el plan original y registrar la prisión por niveles. Volvamos a la sala, es hora de ponernos en marcha.

    En el salón se reunieron con Henry y su compañero Tomas, quien continuaba mirándolos a todos con superioridad.

    -Bueno, entonces todo claro. –dijo Harry señalando el amplio mapa de la prisión que habían vuelto a extender sobre la mesa. – Hermione y Henry registrarán los cuatro niveles bajo tierra, yo y Ron los cuatro superiores, y Tomas hará guardias en la cocina por si Malfoy decide aparecer por ahí. Recordad, todas las puertas deben permanecer selladas, para evitar que Malfoy pase de un nivel a otro, así no podrá moverse libremente por la prisión. Registrad minuciosamente cada nivel antes de pasar al siguiente. Así lo iremos arrinconando. ¿Alguna pregunta? En ese caso empecemos, pararemos a las ocho para volver aquí a cenar, si hay algún problema enviad vuestro patronus.- todos asintieron y se dividieron para dirigirse a sus respectivos deberes.

    -¡Al fin comienza la caza en serio!- dijo Ron alegremente.
     
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  9. Tlacuilo
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    Este fic ya lo leí no recuerdo donde y que te puedo decir que me pareció ¡¡¡Excelente!!! :=wozardd:

    Lo recomiendo ampliamente mis felicitaciones!!! :=uuum:
     
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  10. Dan2102
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    wuao excelente! no lo había leido pero esta espectacular... Ese suspenso me encanta!

    CONTI PRONTO! :D
     
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    sigue facinandome este fic
    por favor continualo
     
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  12. Kari Tatsumi
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    El beso del Dementor

    Capítulo 5- Miedo



    Harry miró su reloj, hacía una media hora que Hermione y Henry estaban registrando los niveles inferiores. Calculó que ya debían haberse separado para cubrir más espacio. Ron en ese momento se las veía y se las traía para abrir una de las puertas del pasillo. La madera se había ido hinchando con la humedad a lo largo de los años y había acabado por atascarse en las jambas. Él y Harry estaban registrando los almacenes de la primera planta, algunos de los cuales llevaban casi un siglo sin ser utilizados.

    -Ron.- su amigo se volvió secándose el sudor de la frente con la manga.

    -¿Ya te vas?- inquirió. Harry asintió- ¿Crees que se lo han tragado?

    -No creo que sospechen nada. A lo mejor estamos siendo un poco paranoicos…pero ese hechizo no se hizo solo. – Ron se cruzó de brazos pensativo, apoyándose en la pared. Durante la guerra, e incluso antes, las dificultades que habían tenido que superar juntos les habían enseñado que fiarse de cualquiera podía ser lo último que hicieran. Y sobre todo en un caso como este, tan extraño, no podían permitirse ese tipo de errores. Cuando Hermione se levantó después de haberse desmayado, y les dijo aquello… habían sabido con certeza que fiarse de los guardias ya no era una opción. Ese tipo de hechizo… ¿y en un lugar vigilado? Era casi imposible que nadie hubiera ejecutado algo así sin que los guardias lo supieran. Pero allí en el pasillo sin saber con seguridad donde podían estar los mismos, no había sido prudente hablar. No eran los mejores por nada, sabían trabajar perfectamente coordinados, se habían visto en multitud de situaciones parecidas, eran los mejores amigos, eso les daba una comprensión los unos de los otros que no necesitaba de palabras. Así que Ron cuyo odio por Malfoy era bien conocido había hecho lo que mejor sabía, culpar al hurón y restarle importancia. Si creían que no le daban importancia al incidente, era más probable que bajasen la guardia. Y por otro lado, si alguno de ellos había sido el lanzador de semejante magia, seguramente no dudaría en emplearla para protegerse en caso de sentirse acorralado. Se habían separado como si nada, y ahora era el momento. Cuando estaban seguros de los lugares que ocupaban cada uno de los sospechosos. Pues…¿Cómo iban a sospechar que emplearían el valioso tiempo de búsqueda para planear su siguiente movimiento?

    -En ese caso yo me quedo y te cubro.- el auror pelirrojo miro a su amigo seriamente- si aparecen Henry o Tomas les digo que nos hemos separado para cubrir más terreno.

    -Gracias Ron. Nos vemos en un par de horas, si pasa cualquier cosa ya sabes.

    -Te enviaré el patronus. Tú no te preocupes. – se volvió hacia la puerta arremangándose- Bueno, vamos a ver si soy capaz de abrir esto.

    Harry deshizo el camino hacia el salón poniendo cuidado en mantenerse oculto en las sombras. Finalmente llegó a la puerta del salón y tras asegurarse de que nada se oía dentro, entró y sacó de su mochila la capa de invisibilidad.

    -Vamos allá.

    Hermione sintió un ligero movimiento en el aire a su lado, se giró bruscamente en su dirección pero no vio nada. Se encontraba en la primera planta de los sótanos, todo lo lejos que había podido irse de Henry con la escusa de la cobertura del terreno. Ahora mismo estaba al final de un oscuro pasillo flanqueado por gruesas puertas de plata mágicamente selladas.

    La zona del primer sótano destinada a los licántropos.

    Los sonidos de las garras rasgando contra piedra o metal, los gritos, gruñidos y aullidos inhumanos le ponían los pelos de punta. La mano crispada sobre la varita.

    -Carne, carne freca…

    -…

    -¡!

    -Hermione- la voz de Harry la hizo dar un bote.

    -No vuelvas a asustarme así.- siseó furiosa. Harry se mordió el labio para evitar reírse, Hermione parecía un gato escaldado. Sobre todo con el pelo saliéndosele de la coleta en todas direcciones. Bruscamente la auror le arrancó la capa de invisibilidad y lanzó una burbuja de silencio.

    -¿Es seguro?

    -No te preocupes, he lanzado un hechizo detector par que me diga si la presencia mágica de Henry se acerca. –dijo Mione.

    - Bien. –Harry se apoyó en la pared, ocultándose en la sombra, solo por si acaso.

    -¿Entonces, sabes algo del hechizo utilizado en la celda de Malfoy?- preguntó. Hermione suspiró.

    -No. Lo siento, eso era cierto. Si al menos no me hubiera desmayado habría podido fingir que el hechizo había fallado, pero tal como estaban las cosas fingir no habría servido de nada. Y hacer ver que no sabía que era magia negra, sobre todo de ese nivel hubiera sido aún menos creíble.

    -Lo mejor habría sido poder hacer como que no habíamos descubierto nada, pero que le vamos a hacer. –No podían arriesgarse a negarlo y que alguno de los guardias hubiese estado por allí vigilándolos. Y haber lanzado algún hechizo para ver si eran espiados habría revelado que sospechaban de ellos.

    -Por otro lado no puedo salir de Azkaban tan pronto después de haber venido, resultaría demasiado extraño. Supongo que mandaré una lechuza a MacGonnagal haber si me puede enviar algunos libros útiles sobre ese tipo de hechizo.

    - Mientras tanto a ver si somos capaces de dar con Malfoy. Si lo encontramos seguramente sabremos qué era eso. Si no está muerto.- murmuro lo último. Hermione no dijo nada, una magia tan oscura dejaba pocas esperanzas para el receptor. –Habrá que vigilar a Henry y a Tomas. Por el momento ocúpate tú de Henry, ya que estáis registrando esto juntos. Habrá que pedirle a Ron que se ocupe de Tomas.

    -Le enviaré mi patronus- se ofreció- ¿Y tú que vas a hacer?- inquirió Mione.

    - Voy a ver si soy capaz de entrar en la torre. No sé, tengo el presentimiento de que ahí hay algo. –por un momento pareció mirar intensamente a la nada, hasta que su mirada volvió a enfocarse en ella.

    -Ten cuidado, ¿Vale? Procura no lanzarte de cabeza al peligro, al menos por esta vez.- Harry sonrió pícaramente:

    -Ya me conoces.- Hermione sacudió la cabeza exasperadamente.

    -No sé que voy a hacer con vosotros. - Deshizo la burbuja de silencio- Suerte.

    -A ti también.- dijo suavemente.

    Volvió a echarse la capa de invisibilidad por encima y espero a que su amiga se alejara un poco antes de encaminarse hacia la torre.

    Draco se encontraba sentado ante la chimenea mirando el movimiento de las llamas sin verlo. Se abrazó las rodillas apretándolas contra su pecho, intentando entrar en calor. Cada día parecía más difícil, es como si lentamente se estuviese quedando helado desde dentro. "Supongo que no está muy lejos de la realidad" Se dijo a sí mismo. Necesitaba encontrar la manera de deshacer aquella maldición. "El problema es que ni siquiera sé como lo hizo." Cuando la recibió había estado semiinconsciente, helado de frío, enfermo…apenas recordaba algo. El crujido de la puerta a su espalda lo sacó de sus pensamientos:

    -Lady Margaret- dijo al volverse. En ese momento un dementor llevando una bandeja entró en la habitación. Con cuidado depositó su carga en la mesa.

    -Buenas tardes Draco.- su voz, aunque levemente siseante era la de una mujer- Te he traído algo de comer.- Se retiró la capucha y Draco contuvo un escalofrío. En su momento debió haber sido una bella mujer de unos cuarenta años, pero ahora su cabello castaño parecía un montón de algas muertas sobre su cabeza, la piel pálida como la de un cadáver, los ojos cubiertos de una película blancuzca de aspecto gelatinoso. Aunque Draco sabía que no estaba ciega. De su misma altura, delgada como un palo de escoba, parecía un cuerpo que hubiese sido sacado del fondo fangoso de una ciénaga. Aún con todo, era mejor que verla como dementor. Draco sabía que la única razón por la que era capaz de ver aquella forma humana, era solo porque él también se estaba convirtiendo en uno.

    -¿Porqué me ayudas? –dijo suavemente. La dementor agitó una mano huesuda restándole importancia.

    -Nunca me ha gustado ver a un muchachito pasar hambre. Y si no vas a comer en condiciones…

    -¡No voy a comerme el alma de nadie! –exclamó furioso levantándose de su posición ante el fuego. Margaret le golpeó con un dedo en el pecho.

    -Eso es algo que no puedes evitar jovencito. Eres lo que eres, deberías deshacerte ya de esos tontos complejos humanos.- su voz era maternal, y Draco pudo leer en sus facciones que realmente se preocupaba por él. La conocía solo de hacía unos días, pero la extraña y errática criatura le había cogido instantáneo aprecio. Quizás, porque era el más joven de la torre.

    - No soy un dementor…- su voz sonó débil incluso a sus oídos.

    -Todavía. No te preocupes tanto, no es una existencia tan terrible.- le dio un par de palmaditas en el hombro. –Bueno, será mejor que continúe con la limpieza, todavía me queda mucho por hacer. Descansa un poco cielo, tienes mala cara.- el joven contuvo una mueca, "Mira que decirme que yo tengo mala cara…" Lady Margaret era quien se ocupaba de mantener la torre en orden. Los elfos domésticos se asustaban demasiado como para ser capaces de mantener las cosas limpias, así que el Lord dementor se había ocupado de encargarle la tarea a otro. Draco la vio salir murmurando para sí misma antes de cerrar la puerta tras ella.

    gRRRRRRRRRrrr Se llevó las manos al estómago, estaba hambriento. Sentándose a la pequeña mesita observó el plato de gachas, la rebanada de pan y el vaso de agua. Se le hizo la boca agua. Era lo que tenía no haber podido probar más que pan duro y mohoso durante casi siete años. Rápidamente dio cuenta de todo, pero por alguna razón seguía teniendo una ligera sensación de hambre…

    Se echó la capucha, no quería pensar en ello. Sentía que si seguía preocupándose acabaría por gritar. Estaba agotado de tanta tensión. Se abrazó a sí mismo tratando de reconfortarse. Necesitaba olvidarse de todo por un rato, necesitaba un poco de paz. "Quizás debería seguir el consejo de Lady Margaret y dormir un poco"

    Una telaraña se adhirió a la capa mientras avanzaba hacia la vieja puerta que daba a la torre, Harry la retiró lo mejor que pudo. "¿Porqué no podrán vivir en un sitio más limpio?" Sacudió la cabeza. Levantó la varita para ver mejor el manillar, no parecía que la puerta estuviese cerrada con llave. "Lógico. No creo que reciban muchas visitas"

    -Nox- murmuró suavemente antes de cogerlo, asegurándose de permanecer oculto por el abrigo de invisibilidad. Lentamente comenzó a girarlo, evitando hacer chirriar las bisagras, abrió lentamente y se deslizó a la penumbra de la entrada cerrando la puerta tras él. Así acabó en un corto pasillo al final del cual podía ver luz de velas. "Que extraño." Se agazapó manteniendo una postura defensiva, estaba invadiendo un territorio vedado, si le descubrían tendría que luchar solo para salir de allí. Recordó por un momento la suave risa de su madre para estar preparado en caso de necesitar el patronus, pero cuando se acercó a la fuente de luz…

    -¡Pero qu…!- se mordió el labio al darse cuenta del ruido que debía de haber hecho. El interior de la torre no se parecía en nada al pasillo que la precedía. Ante él se extendía otro pasillo de piedra, pero limpio, cálidamente iluminado por velas, y puertas de madera oscura y vieja pero pulida, flanqueando las paredes de ambos lados. Alfombras gastadas, tapices descoloridos… El lugar irradiaba una sensación de nobleza deslustrada. Avanzó un par de pasos observando fascinado las imágenes en movimiento de los tapices. Había uno enorme presidido por un castillo al lado de un lago, el sol del verano reflejándose en las hojas y en el suave movimiento que producía la brisa:

    "Hogwarts…" Se veía mucho más nuevo y reluciente, pero el magnífico colegio era inconfundible. "¿Qué hace aquí un tapiz de Hogwarts?" Se acercó para ver el siguiente, cuando una sensación heladora y un sonido a su espalda lo alarmaron. Un dementor tiraba renqueante de lo que parecía un cubo de agua y una fregona. El auror frunció el ceño desconcertado. Había estado tan centrado en el tapiz que no se había dado cuenta de que se había acercado tanto. Estaba casi seguro de que con la capa no sería visto, ni siquiera por aquellas criaturas, pero decidió no arriesgarse. Aprovechando que miraba hacia otro lado, abrió la puerta más cercana, y se deslizó dentro.

    Suavemente cerró la puerta procurando no hacer ruido. Al volverse vio que debía de haber entrado en un dormitorio. La habitación tenía una única gran ventana cubierta de polvo a cuyos pies había un asiento de piedra tallado en la pared. Pero la ventana era lo único sucio, como en el pasillo los muebles de aquí eran viejos pero se conservaban bien. La chimenea estaba encendida… Eso quería decir que era muy posible que el dueño del cuarto aún estuviese allí. "Tendría que haber comprobado que estaba desocupada." Levantó la barita, presto para conjurar. Registró cuidadosamente el espacio con la mirada. A primera vista no parecía haber nadie. La cama de madera maciza estaba completamente tallada con leones y plantas, y los cortinajes del dosel, en ese momento cerrados, eran de un terciopelo carmín con bordados dorados gastados por el tiempo. Le recordó a los motivos Griffindor. Se acercó. "Quien viva aquí debe de estar durmiendo"

    Tenía curiosidad. "¿Realmente duermen los dementores?" Antes de pensárselo mejor apartó cuidadosamente uno de los cortinajes. La luz dorada de las velas iluminó levemente el interior permitiéndole a Harry ver lo que había dentro. Una delicada figura enfundada en una túnica blanca parecía dormir bajo una gruesa colcha de un rojo oscuro. "El dementor blanco." Estaba de costado, el rostro encapuchado girado hacia el otro lado.

    Sus dedos rozaron su túnica que se escapó entre ellos como un jirón de bruma, antes de que la pálida aparición desapareciera doblando la esquina. -Que suave.- susurró, mirándose la mano sorprendido. Suave. Algo frío que dejaba en los dedos como un hormigueo, casi intangible de tan suave como era. Recordó.

    ¿Había sido realmente así tocarlo? Estiró la mano y delicadamente rozó el hombro cubierto por la túnica. Un agradable escalofrío recorrió sus dedos:

    -Que suave…- Sus dedos recorrieron el contorno del hombro como el roce de una pluma.

    Draco sintió que alguien tocaba su hombro y sus sentidos se pusieron en alerta de inmediato. Se incorporó bruscamente y estiró el brazo para apartar al atacante. Su mano chocó con… ¿Aire?

    Harry apartó rápidamente la mano sorprendido por la reacción de la criatura. Cuando el dementor lo golpeó haciendo resbalar su capa, y dejándolo al descubierto.

    -¡Tú!- dijo Draco al ver aparecer del aire a Potter. Inmediatamente se llevó la mano a la boca. "¡No! Si Potter me descubre volveré a aquella celda. No,nonononono. No podré sobrevivir si me encierran de nuevo. No puedo volver a ese infierno." Sintió que empezaba a darle un ataque de pánico. Bajó la cabeza ocultando su rostro en la sombra de la capucha, respirando entrecortadamente. Se tensó brutalmente al ver que Potter volvía a acercarse a él. Apretó la sábana entre las manos, para evitar que viera que temblaban.

    -Sabía que me habías entendido.- dijo suavemente con una sonrisa en los labios. El dementor parecía aterrado. Tenso como la cuerda de un violín. Se guardó la varita en el cinturón y mostró las manos para hacer ver que no deseaba hacerle daño. "Parece tan asustado…" Se veía tan frágil en el centro de la enorme cama, que por un instante sintió deseos de abrazarlo. "Hermione tiene razón, tengo complejo de heroe" se dijo ligeramente divertido consigo mismo. Cualquiera que supiera que sentía deseos de proteger un dementor, seguramente se moriría de risa.

    -Hey, tranquilo, no voy a hacerte daño.- Draco tragó saliva convulsamente. "No…no me ha descubierto" Dejo escapar el aliento que no sabía que había estado conteniendo, temblorosamente. Levantó levemente la mirada sabiendo que la capucha impediría que Harry le viera la cara.

    -¿Porqué te asusta tanto que sepa que puedes hablar?- le preguntó amablemente. "No parece que se haya dado cuenta de nada. Quizás…quizás pueda utilizarlo para ayudarme. Parece que le dé pena" Hizo una mueca que Harry no podía ver. "Potter no ha cambiado nada." Recordaba el complejo de héroe del auror, y su malsana manía de cuidar de cualquier criatura desvalida, empezando por Longbotton. Evaluó las pros y los contras. "Merece la pena intentarlo. No puedo decirle la verdad, pero puedo decir parte. Al fin y al cabo las mentiras basadas en la verdad son más fáciles de recordar." Hundió un poco los hombros:

    -So..solo el Lord Dementor puede hablar.- hizo que su voz resultara levemente temblorosa e intento por todos los medios que sonara suave. No quería ser reconocido.

    Harry sintió una punzada de ternura. "¡Un momento! ¿Desde cuándo los dementores producen sentimientos positivos?" Harry bajó levemente la mirada, fingiéndose compasivo. "Un dementor blanco que produce ternura, que no da miedo, (se percató de que jamás se había sentido inquieto en la presencia de la esquiva criatura), que se asusta de mí y no quiere hablar: Malfoy" Aunque como una persona tan desagradable había aprendido a parecer incluso delicada, se le escapaba por entero. "Azkaban hace cosas extrañas a la mente de sus habitantes" El recuerdo de Sirius resurgió por un momento. El cómo había conseguido escapar y hacerse pasar por dementor no lo sabía, pero ya se lo sacaría.

    -¿Por qué no nos dejamos de juegos Malfoy?- Draco se echó atrás aterrado, no lo bastante rápido como para detener a Potter, que en un solo movimiento fluido lo agarró por los hombros y lo incrustó en el colchón, reteniéndolo con su peso, pinzando sus piernas con las suyas. Draco sintió como la ola de pánico que había estado tratando de contener rompía finalmente la débil pared de su cordura, ya de por si erosionada hasta casi quebrarse por los años de encierro y tortura. Las manos en sus hombros agarrándolo, reteniéndolo como grilletes, el peso indeseado sobre él, que le traía demasiados recuerdos de pesadilla, la incapacidad de moverse…

    -¿Porqué no me enseñas la cara? – La voz de Harry cargada de veneno se mezcló con otra que deseaba olvidar. "¿Porqué no me enseñas la cara? Estás aún más hermoso cuando gritas."

    Harry agarró la capucha y la retiró bruscamente. Draco gritó como una banshee.

    El auror se echó atrás bruscamente al encontrarse mirando directamente el rostro de un dementor aullante, y ser golpeado de pleno por un aura de terror que lo dejó mareado y desorientado por un momento, a pesar de su entrenamiento. Se incorporó de inmediato apartándose de la cama. "¿Qué he hecho? Creía que era Malfoy, pero…" Sacó la barita sin saber qué hacer, observando al dementor gritar con la espalda tan arqueada que parecía que se fuese a partir. Escuchó el ruido de madera chocando contra el suelo. Alguien se acercaba. Rápidamente se cubrió con la capa de nuevo y se ocultó en la esquina de la habitación, lo más lejos posible de la cama.

    Lady Margaret escuchó el grito de su muchachito y dejó caer el cubo que sostenía, desparramando el agua sucia por el suelo y echando a correr hacia la habitación de Draco, totalmente aterrada.

    -Por favor que no le haya pasado nada, no a mi niño.- "No de nuevo" irrumpió en la habitación.

    -¡¿Qué ha ocurrido?!- se acercó corriendo a la cama -¡Draco! ¡Draco reacciona!- lo sacudió suavemente y le palmeó el rostro, pero no reaccionaba. No dejaba de gritar.

    -¿Qué hago, que puedo hacer?

    Harry observaba bajo su capa, invisible en la esquina, como el dementor que acababa de entrar trataba inútilmente de hacer reaccionar al pequeño blanco. No entendía sus siseos, pero si un dementor pudiese sonar preocupado supuso que este lo haría. La culpa era como un grito acusador en su cabeza, no sabía qué hacer para ayudar. Apretó la varita sintiéndose inútil.

    La repentina caída de temperatura, fue lo primero que sintió. Después el aura de terror cada vez más cercana, y finalmente el rápido decrecer de la luz en la estancia instantes antes de que el Lord Dementor entrara, seguido por otro dementor un par de pasos por detrás con la cabeza respetuosamente bajada.

    -¡My Lord! –Margaret corrió a postrarse a los pies del señor. -No sé lo que le ocurre. No reacciona.- El Lord Dementor le lanzó una mirada desdeñosa, inmediatamente aquel que lo acompañaba corrió a apartarla arrastrándola por la túnica.

    -Por favor pase, My Lord.- dijo educadamente.

    Harry vio todo esto. Aunque no era capaz de entender lo que decían, no le gustó la manera en que el Lord y el otro trataron al que había llegado primero y que parecía estar intentando ayudar al blanco… El Lord Dementor se acercó a la cama donde la delicada criatura aún permanecía rígida y aullante.

    -Draco, Draco.-el nombro sono como un acto de reprobación.- Esto es lo que pasa por no escucharme.- se inclinó sobre él- Al final, me necesitas.- Con extraña delicadeza lo cogió entre sus brazos.

    Harry no comprendió las palabras del señor de los dementores, supuso que porque en aquellos momentos no estaba hablando con humanos. Vio horrorizado como aquella aberrante criatura tomaba en sus brazos al pequeño dementor. Furiosamente apretó los dientes, resistiendo el impulso de salir de su escondite y detenerlo.

    Frío, mucho frío. Labios suaves. Calma, una calma que solo se alcanza en la muerte. Envolvieron a Draco. Lentamente comenzó a volver en sí. Algo cálido entró en su boca y tuvo que tragar. Inmediatamente se sintió mucho mejor, ya no tenía hambre. Parpadeó levemente. El rostro del Lord Dementor tan cerca del suyo… Lo empujó rompiendo el beso.

    -¡Suéltame!- el Lord lo soltó, e inmediatamente se echó la capucha para ocultar su rostro en la tranquila oscuridad. Se apartó de él.

    Harry sintió un profundo asco e ira cuando vio como el Lord besaba al pálido dementor. Aquella cosa llena de oscuridad, manchando algo tan delicado. Envolviéndolo en su túnica hasta que apenas podía verlo. Sintió que su poder empezaba a escapar de su control. Por eso cuando escuchó al pequeño finalmente reaccionar con un rotundo ¡Suéltame! Se sintió aliviado. "¿Porqué puedo entenderlo a él, pero no a los otros?"

    -¡Eres un desagradecido Malfoy! Si no fuera por nuestro Lord aún seguirías retorciéndote en tu patética pesadilla. – le siseó el dementor que parecía acompañar al oscuro Lider.

    -Basta ya, William. –intervino suavemente el Lord Dementor acayando en el acto a su siervo.- Aún no se da cuenta de en qué situación se encuentra, pero ya entrará en razón.

    Se acercó a Draco con intención de acariciar su mejilla, pero este se apartó.

    -¿Qué me has hecho?- preguntó. Temía la respuesta, pero necesitaba saberlo. El otro sonrió cruelmente.

    -No te preocupes. No habría podido darte un alma aunque quisiera. Tu primer alma la tienes que devorar por ti mismo. Solo ha sido un pequeño recuerdo, para que te recuperaras un poco. – Se estremeció de asco y miedo. "No, por favor, no. Eso acelerará el cambio" Ya empezaba a sentirse más frío, y Harry debía de saber su secreto. Lo que no entendía era porqué no lo había detenido aún. Sintió que le picaban los ojos, la garganta bajo un nudo.

    -Dejadme en paz.- dijo débilmente. El Lord se acercó, y Draco no tuvo fuerzas para rechazarle esta vez cuando el señor decidió dejar un beso en su mejilla.

    -Como quieras. Nos iremos…por ahora. ¡William coge a esa inútil!- el sirviente cogió a Margaret arrastrándola consigo. Pero esta no le dio importancia, estaba tan feliz de que el pequeño estuviese bien…

    -Gracias, gracias, o gracias señor por ayudarlo.- El Lord dementor ni siquiera la miró.

    Cuando la puerta se cerró tras los tres Draco sintió que sus piernas ya no le sostenían, se dejó caer de rodillas al suelo, tembloroso. "¡Los Malfoys no lloran!" Se dijo furiosamente, pero a pesar de todo, las lágrimas empezaron a rodar por sus mejillas.

    "¿Qué voy a hacer?"

    Harry esperó a que el sonido de los dementores en el pasillo desapareciera, antes de volver a salir de debajo de la capa. Al ver al pequeño dementor en el suelo, temblando entre sollozos…no pudo evitarlo. Se dejó caer a su lado. Draco hipó entre sollozo y sollozo. Quería preguntar si iba a detenerle ya, pero no tenía fuerzas.

    -Lo siento mucho.- susurró Harry abrazándolo. Un abrazo flojo que no le hacía asentirse atrapado, si no extrañamente reconfortado. El auror deseaba cogerlo y abrazarlo fuertemente contra su pecho, protegerlo para que nadie volviese a hacer daño pero sabía que eso solo lo asustaría. Draco comenzó a relajarse, y finalmente apoyó la cabeza en el pecho de Harry escuchando el tranquilizador latido de su corazón.

    -Gracias.- susurró.
     
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  13. Dan2102
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    wuao, me haz dejado más que emocionado... Estuvo espectacular :D

    Y algo me dice que esa Lady es Narcissa pero ya veremos jaja
    gracias, estuvo genial.

    Conti pronto por favor :( :D
     
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    great this great chapter
    XD jajajajaj qeudo genial
    continualo pronto por favor
     
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  15. Kari Tatsumi
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    El beso del Dementor

    Capítulo 6- Cálido



    Suavemente Harry lo estrechó un poco más entre sus brazos, buscando consolar al pequeño con todas sus fuerzas. La culpa por lo que había causado, y el temor de haberle hecho daño aguijoneaban su conciencia.

    Bajo sus manos, a pesar de su suavidad, podía sentir sus costillas, era tan delgado que temió que si lo apretaba demasiado podría romperlo como a una figura de porcelana. Comprobar con sus propias manos cuan frágil era no hizo nada para aliviar la culpa que sentía.

    Algo en él clamaba que tenía que protegerlo.

    Draco percibió como el abrazo se estrechaba a su alrededor. Hundió suavemente la nariz en el abrigo de Harry, olía a jabón, a sudor y a algo poderosamente masculino, de algún modo resultaba reconfortante. Le proporcionaba una sensación de calidez y de seguridad que no había vuelto a sentir realmente desde que había sido marcado por el Señor Oscuro.

    Y por vez primera desde que había llegado a Azkaban no tenía frío. Potter disipaba el helor de su cuerpo como si ardiese desde dentro, como si bajo su piel no hubiera carne sino llamas.

    Se acurrucó entre los brazos del auror dejándose envolver por su calidez.

    Se sentía protegido, a salvo de todo el horror que había tenido que sufrir.

    Empezó a temblar de nuevo, los sollozos volvieron lentamente.

    Ya no histéricos, sino débiles y agotados, cargados de un dolor mayor.

    Harry lo abrazó un poco más. Conocía ese llanto roto que parece desgarrarte por dentro. Venía de un sufrimiento que no se podía aliviar, de una herida que aunque cerrase, siempre dejaría cicatriz.

    Lo conocía muy bien, porque el mismo tenía varias cicatrices idénticas. Sirius, Remus, tantos seres queridos muertos en la guerra… un dolor que jamás podría olvidar. Y por experiencia sabía que había muy poco que otros pudiesen hacer para ayudar. Lo único que podía hacer era sostenerlo y esperar. Hacerle sentir que no estaba solo.

    Draco empezó a llorar de nuevo, le dolía todo, el cuerpo, el corazón. Aunque ya estaba acostumbrado a ello. Pero el desinteresado abrazo de Harry había vuelto a despertarlo. Como una herida cuando la llevas tanto tiempo, que al final aprendes a vivir con ella. Te acostumbras, y el dolor se hace algo soportable con lo que vivir aunque al principio era terrible. En el momento en que recibes alivio pierdes ese adormecimiento, y después es mucho más doloroso volver a ello. Sabía que si volvía a ese infierno ahora, después del cariñoso consuelo de Potter, se volvería loco. Y sin embargo también sabía que no podría evitar acabar allí.

    -Por favor. – dijo débilmente, casi sin fuerzas. En ese momento se odiaba así mismo por ser tan débil. Por necesitar tanto al auror, a su calor, a su consuelo. Por desearlo tanto, a pesar de saber que gran parte de la culpa de su sufrimiento era suya. Odiaba a Potter, pero mucho más así mismo. Y sin embargo, a pesar de todo, las palabras salieron de sus labios, entrecortadas y temblorosas:

    -¿Ve...Vendrás al menos a verme?- tomó aire temblorosamente- Si al menos pudieses, aunque…aunque solo sea una vez…creo que podría resistirlo. – Sabía que era estúpido aferrarse a la esperanza. Su vida estaba rota desde hacía ya tanto… ¿para qué intentar encontrarle alivio? Si, Harry le hacía sentir un poco más entero, pero siempre le faltarían piezas que ya no se podían recuperar. El auror se iría y después tendría que volver a vivir un poco más roto, un poco menos vivo. Cerró los ojos, porque mirarlo a la cara mientras se negaba sería demasiado.

    La voz rota casi como una súplica, el delicado temblor de sus hombros, los leves sollozos. El terrible dolor que parecía que fuese finalmente a quebrarlo.

    Harry no tuvo que pensarlo:

    -Vendré todos los días, te lo prometo.- su voz cargada de determinación.

    Sorprendido Draco levantó lentamente la mirada. Gris bruma se topó con un verde tan intenso como el avada kedavra. La fuerza de esa mirada le cortó la respiración.

    -Lo juro.

    Finalmente el aire empezó a llegar de nuevo a sus pulmones. "¿Qué acaba de decir?"

    -…¡!- Repentinamente Harry lo levantó en brazos, lo llevó hasta la cama donde lo depositó cuidadosamente. Draco trató de preguntar qué estaba haciendo, pero Harry levantó la mano para acallarlo:

    -Ahora no, necesitas descansar.- "Está al borde de un ataque de nervios" Lo arropó cuidadosamente. – Trata de dormir un poco, hablaremos por la mañana.

    El hechizo de sueño susurrado por Harry lo hundió suavemente en un agradable sopor sin pesadillas.

    Se apoyó pesadamente contra la puerta por la que acababa de salir. Dentro el dementor blanco dormía tranquilamente.

    "¿Qué puede haberle pasado? Algo terrible le ha tenido, o aún le está sucediendo." Sintió un aguijonazo protector. "Quiero ayudarle, pero…" La misión era su prioridad. Por mucho que quisiera ayudarlo, no podría hacerlo seriamente asta que hubieran averiguado que había pasado con Malfoy. "Entonces solo tengo que descubrir que pasa aquí cuanto antes." Se ciñó mejor la capa de invisibilidad. Algo le decía que las respuestas que buscaba estaban en la torre. "Y puede que no solo descubra algo sobre Malfoy." Miró una última vez hacia la puerta y comenzó a avanzar pasillo adelante.

    Después de hablar con Harry y de enviarle a Ron su patronus para avisarle de que vigilase a Tomas, Hermione había decidido investigar por su cuenta los sótanos. Si realmente los guardias tenían algo que ver con lo que le había pasado a Malfoy, una posibilidad cada vez más probable, ir con uno de ellos a intentar encontrarlo sería inútil. El culpable intentaría impedir que lo encontraran, no ayudarles a dar con él. Lanzó a Henry un hechizo localizador a hurtadillas, y se encaminó a la cuarta planta de los sótanos.

    Donde supuestamente estaban las criaturas mágicas más peligrosas.

    Técnicamente le había prometido a Harry vigilar a Henry, pero… "No hará nada sospechoso conmigo cerca, y como no sabe cuánto me he alejado no creo que pase nada. Seguramente estará demasiado preocupado con que pueda cogerle con las manos en la masa. Por otra parte no quería que me acercase a esta sección sola."

    -"¿Porqué no empezamos por la cuarta planta y subimos desde allí?- Había preguntado ella.

    -No, es demasiado peligrosa, lo mejor sería ir con Tomas acompañándonos, conoce mejor esta zona."


    "Parecía nervioso, y no quería que viniera aquí sin su compañero guardia. Me apuesto lo que sea a que ocultan algo."

    Lentamente comenzó a bajar el último tramo de las escaleras varita en mano. La luz de las antorchas era escasa normalmente, pero aquí las sombras se alargaban de un modo aún más tétrico.

    Hermione miró a su espalda antes de descender los últimos peldaños, asegurándose, se dijo así misma, de que Henry no la había seguido. Aunque sabía por el hechizo localizador que le había lanzado hacía un cuarto de hora, que no era así. Tragó saliva nerviosa, aquí todo estaba demasiado tranquilo.

    Se encontraba en un pasillo de paredes cubiertas de verdín, olía a sal y a algas muertas y el suelo estaba encharcado. Claramente esta planta se encontraba bajo el nivel del mar. El pasillo en que se encontraba estaba flanqueado por puertas enrejadas de metal encantado. Al lado de algunas puertas podía ver marcas de garras que habían levantado el verdín, y marcado la piedra de debajo. Como si hubiesen asomado el brazo y arañado la pared. El silencio era absoluto, solo el sonido de alguna gota de agua y su propia respiración lo perturbaban. Lanzó un hechizo impermeabilizador a sus botas y comenzó a avanzar.

    Fue asomándose a cada celda, todas presentaban imágenes muy parecidas. Los presos parecían dormir, tan inmóviles…como si no respiraran. Pálidos como cera. Ojeras violetas.

    "Esta debe ser la sección de los vampiros." Al ser de día todos estaban dormidos.

    Siguió avanzando a través del agua estancada, el hedor era cada vez más desagradable. Las inmóviles figuras de los presos la intranquilizaban. Le daba la sensación de estar en una cripta. Sacudió la cabeza para quitarse aquella estúpida sensación de encima. Agarró con más fuerza la varita, se asomó a la siguiente celda…

    Sobre el único jergón había una figura inmóvil no muy diferente del resto, pálido, ojeroso… las manos apoyadas sobre el pecho como un muerto. Su pelo negro ondulado, tan negro que parecía absorber la luz. Sus rasgos nobles, cuerpo musculoso, una cara juvenil que no había cambiado en siete años. Desde la última vez en que lo vio en Hogwarts.

    -Blaise Zabini.- susurró débilmente.

    Había leído en el periódico durante el final de la guerra, que tanto él, como Malfoy y Pansy Parkinson, habían sido capturados tratando de ocultarse en una casa abandonada. Sentenciados a Azkaban, y desposeídos de todos sus bienes.

    Ellos tres eran muy amigos, siempre juntos a todas partes. Casi como ella con Ron y Harry.

    -Por eso no quería que me acercará aquí…- Si Malfoy había escapado era muy posible que hubiera contactado con Blaise.

    -¡Enervate!

    Blaise sintió una descarga mágica y abrió los ojos de golpe. Ojos de un rojo apagado, y miró hacia la puerta…"Definitivamente tengo que haber perdido la cabeza."

    -¿¡Granger!?

    -Zabini. – contestó impasible la auror. El vampiro se incorporó en un movimiento fluido, como de serpiente, acercándose a los barrotes hasta estar frente a ella. Su mirada perpleja la estudió de arriba abajo como decidiendo si en verdad era ella, o una quimera de su imaginación.

    Ahora que la luz del pasillo le daba mejor, Hermione pudo apreciar la suciedad que lo cubría, el estado andrajoso de su ropa, y el color de sus ojos. Ya no castaños, si no rojos, como pozos de sangre seca. Finalmente el vampiro salió de su sorpresa:

    -¿Ahora eres auror?- dijo desapasionadamente mirando el abrigo oficial que llevaba.

    -Si.- dijo cuadrándose, puso su tono más autoritario- Estoy aquí para hacerte unas preguntas.

    -¿Sobre qué? Ya lo hablé todo cuando nos arrastraron aquí.- su voz aunque monótoma tenía un fondo ácido que hablaba de lo doloroso que debió haber sido. Se sentó de nuevo en el mugriento jergón.

    -Sobre Malfoy. Quizás no lo sepas, pero escapó de su celda hace cinco días. Si buscó a alguien, debiste ser tú. - le apuntó con la varita- Puedes hablar por las buenas o por las malas, Zabini.

    La expresión del italiano cambió hasta hacerse peligrosa, pero no se movió de su posición en el jergón, la auror no vaciló un ápice:

    -No sé nada. Lo único que sé es que hace cinco días uno de vosotros, perros del ministerio, me desangró hasta el letargo. –siseó. Sus ojos mostraron un brillo más rojo.

    -¿Quién?- preguntó Mione, con varios hechizos defensivos en la punta de la lengua.

    - Solo sé que llevaba el uniforme de los guardias.-

    Un extraño sonido como de campanas llegó a sus oídos.

    -La alarma- había lanzado un hechizo para que cuando faltase media hora para la cena le avisase en previsión de acudir sin tardanza al encuentro de Henry.

    -¿Ya te vas?- preguntó Blaise, por alguna razón, durante un momento, casi le pareció que Zabini deseaba que se quedara.

    -¿Me echarías de menos?- inquirió enarcando una ceja.

    -Puede.- le sonrió débilmente mostrando un par de afilados colmillos. Hermione permaneció un instante más, y finalmente echó a caminar de vuelta al primer sótano.

    Observó los tapices que cubrían las paredes del pasillo según iba avanzando, pero ningún otro le llamó tanto la atención como el de Hogwarts.

    Llevaba ya un rato recorriendo esta planta, y por ahora solo había encontrado dormitorios, baños y un armario para escobas. Todo bajo la luz dorada de las velas. Era como caminar por una mansión noble anticuada y deslustrada, que a pesar de todo aún conservaba su regia dignidad.

    Avanzó hasta dar con un tramo de escaleras de caracol talladas en la piedra, el apoya manos, labrado como si de una serpiente se tratara, ascendía desde la planta inferior y continuaba a través de la suya hasta una superior. "Debo de estar en un piso intermedio. ¿Hacia arriba o hacia abajo?" Se preguntó. Finalmente decidió subir, pero cuando iba a empezar a caminar saltó la alarma de su varita, un sonido como de campanas que sólo él podía oír. Tenía que regresar ya a la sala de la guardia.

    Un par de elfos domésticos aparecieron con una olla de sopa y una bandeja de pescado gelatinoso que depositaron en la mesa, frente a los comensales.

    -¿Habéis tenido suerte?- preguntó Henry mientras se servía un trozo de pescado.

    -Aún no, pero esperamos dar con algo los próximos días.- contestó Harry cortando el pan.

    Tanto los tres aurores, como los dos guardias, habían decidido cenar juntos para "ponerse al día con sus investigaciones". Los aurores no se fiaban un ápice de los guardias.

    -Esperemos que vuestros métodos tengan más éxito.- comentó ácidamente Tomas. Se llevó una cucharada de sopa a la boca y sorbió ruidosamente. Hermione frunció el ceño.

    -De momento los pasos a cada nivel están sellados, así que a no ser que sea un dementor, o uno de los nuestros, no irá a ninguna parte.

    -Lo que me recuerda que no deberíamos dejar la cocina sin vigilancia. ¿No?–intervino Ron. Harry asintió.

    - Ahora la están vigilando un par de elfos domésticos, pero lo mejor sería que nos ocupásemos nosotros directamente.

    -En tal caso deberíamos hacer guardias. ¿Qué os parece si esta noche nos ocupamos Tomas y yo?- se ofreció Henry amablemente, al tiempo que terminaba de masticar un gran bocado de pescado. Los aurores aceptaron.

    Hacía casi diez minutos que Henry y Tomas habían salido a ocuparse de la guardia en la cocina, y finalmente, tras un sigiloso hechizo de Hermione, que reveló que no habían dejado nada espiándolos, los aurores dejaron de fingir que dormían y se levantaron listos para la acción. Inmediatamente Ron cogió sus botas:

    -Voy ahora mismo a vigilar a esos dos.- Harry asintió y sacó de la mochila la capa de invisibilidad:

    - Cógela te hará falta. –dijo lanzándosela. Su amigo la agarró al vuelo.

    - Si pasa algo os enviaré una señal.- terminó de atarse las botas.- Nos vemos.- se despidió. Tras asegurarse de que no había nadie en el pasillo salió rápidamente oculto bajo la capa.

    - Ten cuidado.- dijo Hermione casi para sí misma. Lanzó el hechizo detector para que les advirtiera si alguien se acercaba a la habitación, y se sentó al lado de Harry en el jergón. Su amigo parecía pensativo. "Estará dándole vueltas al caso."

    -¿Al final averiguaste algo?- preguntó el auror enderezándose. "Tengo que centrarme en el caso." Sin embargo lo sucedido con el dementor blanco no dejaba de rondarle la cabeza. Hermione le miró seriamente.

    -Esta tarde, en una de las celdas, encontré a Zabini.

    -¿El amigo de Malfoy? ¿Qué hace en los sótanos? Creía que allí solo se encerraba a las criaturas mágicas. – "No recordaba que Zabini también estaba aquí. Y los guardias no nos han dicho nada. Esto no me gusta, cada vez está más claro que han tenido que ser ellos."

    -Al parecer es un vampiro. No sé cómo se convirtió, no le pregunté. Pero me dijo que el día en que desapareció Malfoy uno de los guardias le desangró hasta la inconsciencia.-

    -¿Podemos fiarnos de su palabra? –

    - Creo que sí, no le serviría de nada inventarse algo así.- Blaise tenía un aspecto tan demacrado… sacudió la cabeza. "No debería estar pensando en el estado físico de un preso." Se dijo firmemente.

    Harry frunció el ceño.

    -No puede ser más que magia oscura.- un profundo desagrado lo invadió, solo de pensar en que alguien pudiese querer practicarla se le revolvían las tripas. – Así que tenemos a un, o a varios guardias practicando magia de sangre en Malfoy, y no sabemos para qué. Mione asintió.

    -Lo único bueno de todo esto es que no hay demasiados hechizos de sangre, será más fácil encontrar el que emplearon.

    -¿Al final pudiste enviarle la carta a MacGonnagal?- preguntó. "Si nos envía algunos libros quizás podamos averiguar cuál es el hechizo en solo unas horas. Al fin y al cabo, no existe, hoy por hoy, una biblioteca mágica mayor que la de Hogwarts."

    -Si ya la envié. Seguramente para mañana ya estarán aquí los tomos.- Hermione se mordisqueó una puta de su pelo pensativamente, catalogando mentalmente todo lo que tendría que mirar en ellos.- ¿Qué tal te fue a ti en la torre?

    -…He vuelto a ver al dementor blanco.- Mione le prestó toda su atención, curiosa por saber más.

    -Me hablaste de él, pero creía que no tenía nada que ver con el caso.

    -No…bueno. –Suspiró- Creo que algo le pasa, algo terrible Hermione. Estaba llorando y temblando, y sé que tiene algo que ver con el Lord Dementor.

    -Harry. Mira, no es que me parezca mal que te preocupes por la gente, incluso por un dementor. Pero estamos en una misión importante. Si los presos de Azkaban escapan… - su mirada se ensombreció de recuerdos.- Ya sabes lo qué pasó la última vez.- Lo miró seriamente.- Céntrate. Puedes preocuparte por él cuando esto esté solucionado. Hasta entonces quiero que me prometas que no lo buscarás.

    -Pero Hermion…

    -¡No! Harry, no. Esto es mucho más importante que un dementor. Te conozco, así que ahora mismo prométeme que no iras a verle.

    Harry apretó los dientes. Entendía perfectamente la postura de su amiga, pero…"Le juré que iría a verlo, ¡Se lo juré!"

    -Hermione…No puedo, de verdad que no puedo. Me necesita.

    -¿Y qué hay de toda la gente que vive ahí fuera y que tú estás poniendo en peligro?- dijo enojada. La culpa aguijoneó a Harry.

    -No me estoy olvidando de ellos. Solo será unos minutos al día Hermione, no voy a dejar de lado la misión.

    -Eso crees ahora, pero lo harás. – dijo a sabiendas de lo que hablaba. Suspiró.

    - No vas a poder evitar preocuparte por lo que le pasa, acabarás por querer ayudarlo, y perderás un valioso tiempo de investigación en buscar una solución para un problema, que no te concierne. - apoyó su mano en la de él.- Sabes que tengo razón. Ahora, por favor, prométemelo.

    Harry miró hacia otro lado sintiéndose dividido. El pequeño dementor le necesitaba, la forma en que le había pedido que fuera a verle…era casi como si le estuviese pidiendo una última gracia. No podía dejar de ir.

    Por otro lado, entendía perfectamente el razonamiento de Hermione, en el fondo sabía que tenía razón. Pero…

    -No puedo.

    -Sí que puedes. No va a morir, Harry. Puedes ayudarlo más tarde.

    La miró sombríamente.

    -Eso no puedes saberlo Hermione. No lo has visto.

    -Harry, se de lo que habló. Los dementores no pueden morir, es parte de su naturaleza. –dijo en el tono que siempre ponía cuando exponía un retazo de conocimiento desconocido para los demás.

    Su amigo la miró perplejo.

    -No lo sabía.

    -Ahora que lo sabes puedes estar tranquilo. ¿Me lo prometes? –insistió.

    Harry vaciló. Hermione le lanzó una mirada suplicante.

    -Está bien…no iré a verle. Por ahora. –dijo derrotado. Se sintió como si hubiera condenado a muerte al pequeño blanco.

    -Has hecho lo correcto Harry.- le sonrió su amiga.

    "Eso espero." Pero en el fondo sentía que estaba cometiendo un error del que se arrepentiría.

    -…co,….aco…Draco.- lentamente abrió los ojos, la luz que entraba por la ventana iluminaba macilentamente la habitación. "Ya debe de haber amanecido"

    -Te he traído el desayuno. – giró la cabeza hacia la voz de Lady Margaret. Está le sonrió amablemente.

    -Buenos días. –dijo devilmente. Se sentía agotado, aunque mucho más despejado de lo que había estado en días.

    -He estado llamándote pero dormías como una piedra.- comentó maternalmente. Draco frunció el ceño estrañado. Hacía mucho que no conseguí adormir más de un par de horas seguidas, y solía despertarse por cualquier cosa.

    -Aunque es normal que estés agotado después del ataque de ayer. ¿Ya te encuentras mejor?- preguntó preocupada mientras le tocaba la frente. Draco contuvo el estremecimiento de desagrado que le produjo el contacto. "Ella no tiene la culpa de parecer un cadáver cenagoso.

    -¿Ayer?- preguntó aún medio dormido. Entonces recordó :

    "-Hey, tranquilo, no voy a hacerte daño.

    -¿Porqué te asusta tanto que sepa que puedes hablar?

    Quizás…quizás pueda utilizarlo para ayudarme.

    -¿Por qué no nos dejamos de juegos Malfoy?

    Gritos.

    -¿Ve...Vendrás al menos a verme?

    -Todos los días, te lo prometo"


    Se estremeció de arriba abajo, no sabía si de desagrado o… "¿Por qué no me ha encerrado?

    Margaret lo miró preocupada. Draco sacudió la cabeza.

    -No…no, estoy bien. – Todo lo que había pasado… y sin embargo Harry no lo había vuelto a encerrar en aquella celda. "Pero me quitó la capucha, tuvo que verme. Sabe que soy yo." Aquel abrazo… le había pedido perdón. "No lo entiendo"

    Margaret se sentó a su lado en la cama

    - Puedes contármelo cielo. Sé que algo te ronda la cabeza- le palmeo tranquilizadoramente la mano.

    Draco levantó la mirada hasta sus ojos cenagosos. No había habido muchas personas que hubiesen sido amables con él los últimos tiempos. Y Lady Margaret había cuidado de él desde el primer día en que fue arrastrado a la torre. Pero también sabía que el Lord Dementor la tenía subyugada, como a todos los demás dementores de Azkaban, sin embargo necesitaba hablar con alguien…

    -El otro día, cuando salía a la prisión…- dijo cuidadosamente. "No puedo decirle la verdad"

    -¿Si?- preguntó cariñosamente.

    - Hubo un momento en que me quité la capucha. Ya sé que no debo hacerlo fuera de la torre, pero no creía que hubiese nadie, y me estaba molestando.

    Margaret asintió.

    -Pero sí que había alguien. Uno de los aurores que han venido me vio. Pero…no lo entiendo, no intentó encerrarme de nuevo. ¿Por qué? Es casi como si…como si no supiera que era yo.

    Lady Margaret le palmeó suavemente la mano.

    -Eso es seguramente porqué no te reconoció.

    -Pero me vio directamente. No puede ser que esté perdiendo mi humanidad tan rápido… ¿O sí?- preguntó preocupado.

    - No deberías preocuparte tanto, ser un dementor no es tan malo.- le dijo amablemente, pero al ver la cara de Draco…

    - ¿Estabas asustado?- preguntó repentinamente.

    -Si… ¿Importa eso?- parpadeo perplejo.

    -Por supuesto que importa. Nuestra aura de terror funciona no solo como ataque, sino como defensa. Si estabas lo bastante asustado, aunque aún no seas un dementor completo seguramente la emplearías sin querer. De ese modo lo que vio el auror no fue a ti, Draco. Sino a un dementor como los demás. El aura de terror, al fin y al cabo, es lo que hace que nos tengan miedo y que nos vean como monstruos.- chachareó.

    "Entonces no me reconoció. Por eso luego me pidió disculpas." Draco suspiró aliviado. "Y ha prometido venir a verme." Sintió una agradable sensación en el pecho, como una pequeña ascua de calor.

    "-Recuerda que si hay alguien a quien culpar es a Potter."

    "Ya sé que la culpa de todo es suya. Pero también es la única persona que quizás pueda ayudarme." Se dijo a sí mismo. "Y ante todo soy un slytherin y un Malfoy, debo aprovechar cualquier oportunidad." Decidió fingir que no había sentido la cálida sensación de añoranza que lo invadió al recordar su abrazo.

    Sonrió levemente.

    -Me alegro de que ya te encuentres mejor.- Margaret se animó al ver su frágil sonrisa, algo que jamás le había visto hacer. Se levantó de la cama enérgicamente.- Y ahora a desayunar jovencito. Necesitas comer bien.

    El desayuno le había sentado bien, ya no tenía hambre.

    Aunque temía que su falta de apetito tuviese más que ver con el recuerdo que le había dado el Lord Dementor, que con lo que Lady Margaret le había traído para desayunar.

    Se sentó en el asiento de piedra ante la ventana observando la macilenta luz que conseguía traspasar la gruesa capa de nueves, y bruma. El mar embravecido.

    Se arrebujó un poco más en su túnica, cada vez tenía más frío, pero se quedaría mirando el ir y venir de las olas todo lo que pudiera. Era tranquilizador.

    La primera vez en mucho tiempo que no sentía ganas de echarse a llorar o gritar.

    El olor de Harry, su calor, su voz… venían a su mente una y otra vez, como las olas. Como un bálsamo que calmaba sus sentidos.

    Apoyó la cabeza en la piedra, se sentía tan bien. "Vendré a verte todos los días." "Te estoy esperando… Harry." Se sonrió levemente, era la primera vez que lo nombraba por su nombre, aunque solo fuese en su cabeza.

    -¡Bang, bang, bang!- los golpes en su puerta lo sobresaltaron. Se incorporó.

    -Adelante. –

    Orgullosamente William entró por la puerta. Draco cuadró los hombros, si había alguien en la torre que le desagradara casi tanto como el Lord Dementor, era él.

    -¿Qué quieres?- preguntó poniendo en su tono todo el desprecio sangre pura que sus padres le habían inculcado.

    El otro dementor, una cabeza más alto que Draco, se acercó a él para hacer notar la diferencia de altura, el joven rubio no se amilanó lo más mínimo.

    -Que orgulloso. Sobre todo teniendo en cuenta que ayer te escuchó gritar toda la torre.

    - ¿Venías por algo o solo necesitabas a alguien para que escuchara tu cháchara?- dijo altivo.

    William le lanzó una mirada furibunda.

    -El Lord Dementor quiere verte.-

    Draco tragó saliva, pero no dejó que el otro viera cuanto le habían afectado sus palabras.

    -Está bien. Dile que iré en cuanto me sea posible.

    -Quiere verte ahora. Me ha pedido que te escolte hasta sus habitaciones.- Draco sabía que no podía negarse o sería mucho, mucho, peor.

    -….De acuerdo.- echo a andar seguido por William. Aunque por dentro sentía como si caminase al patíbulo. "Harry… ¿Dónde estás?"

    La habitación que dominaba la última planta de la torre era la más lujosa de todas.

    Una de sus paredes la dominaba una vidriera que mostraba el magnífico escudo de griffindor, antaño reluciente bajo la luz del sol, inundando la estancia de colores oro y carmín, ahora cubierto de polvo e ignorado bajo los años de abandono.

    Sin embargo todo el resto de la estancia estaba limpia y cuidada.

    En un lado, una enorme chimenea tallada en mármol mostraba leones rampantes que parecían rugir a quien se acercaba. Al otro una gran cama de madera maciza, tallada con magníficos fénixes y el escudo griffindor. El dosel era carmín con bordados dorados, hecho de pesado y gastado terciopelo.

    El suelo estaba casi íntegramente cubierto por una alfombra dorada y carmín. Gastada, deslustrada, pero a pesar de todo aún aislaba perfectamente del frío suelo de piedra. Las paredes estaban casi enteramente cubiertas por estanterías llenas de antiquísimos libros, y el centro de la estancia lo ocupaban una mesa y un par de sillas de madera oscura y lustrosa cubiertas de cómodos cojines. Al fondo un diván con más cogines. Todo iluminado por la luz dorada de las velas y de la lumbre.

    Si no hubiera sabido mejor, casi podría haberse dejado engañar por la aparente calidez que desprendía el lugar.

    Sin embargo nada más cruzar el umbral el frío lo hizo estremecer.

    A pesar de estar la chimenea encendida la temperatura era heladora, las velas no iluminaban ni la mitad de lo que debieran. …

    El causante se levantó de la butaca en las sombras de la esquina.

    -Bienvenido Draco.- su siseante voz lo hizo estremecer.

    -Lord.- se limitó a contestar.

    El señor indicó a su siervo que saliera, quien apresuradamente hizo una reverencia antes de abandonar la estancia, cerrando la puerta tras él.

    Ahora estaban a solas.

    -Draco... no estés tan nervioso. No es como si no hubiéramos hablado de esto antes.- dijo acercándose peligrosamente. Draco tragó saliva pero consiguió mantenerse erguido y no temblar.

    -Ven, siéntate.- suavemente tomó su mano laxa en la suya, y lo condujo hasta el diván. Draco lo siguió sin oponer resistencia. Ahora recordaba lo acontecido el día anterior, y como en medio de su ataque de pánico había gritado y rechazado al Lord Dementor. Comenzó a sentir el miedo enroscándose en su estómago como una serpiente.

    Se dejó sentar en el diván junto al terrorífico señor.

    -No tienes que estar tan asustado.- le susurró, acariciándole la mano que aún no había soltado, con el pulgar. Draco hizo un supremo esfuerzo por no apartarse asqueado.

    -No voy a castigarte por lo de ayer, comprendo que estabas teniendo un ataque de pánico.

    Malfoy casi suspiró de alivio.

    -Sin embargo,- apretó la pequeña mano hasta que creyó que se la partiría. No pudo evitar emitir un débil gemido de dolor, pero no se atrevió a permitir que saliera ni un quejido más de su garganta. –espero que no se repita.

    -No…no se repetirá.-

    -Bien.- aflojó la presa en su mano.- Ahora- le retiró cuidadosamente la capucha, admirando su rostro.- ya sé que aún no estás preparado. –dijo acariciando su mejilla.

    Draco contuvo las nauseas. Quería salir corriendo de allí, pero sabía que no podía.

    -Lamentablemente, no podremos hacer nada realmente divertido hasta que no seas completamente uno de los nuestros.- comenzó a acariciar sus labios con el índice.

    Draco quería cerrar los ojos, fingir que aquello no estaba pasando, pero si lo hacía solo ganaría una tortura mayor. Lo sabía por experiencia.

    -Sin embargo… aún podemos pasarlo bien juntos.- siseó seductoramente, presionó un poco más sobre sus labios.- Abre la boca.

    Draco obedeció entreabriendo los labios. El dígito se deslizó entre ellos hasta acariciar su lengua. Su estómago dio un vuelco y creyó que acabaría vomitando lo poco que había desayunado. Pero consiguió contenerse.

    -Buen chico. – susurró el Lord. Draco sintió deseos de gritar. –Chupa.

    Lentamente comenzó a acariciarlo con la lengua. "No pienses en ello, no pienses en ello, no pienses en ello." Deseaba desesperadamente hundirse en ese abismo sin emociones en que era capaz de desconectar lo que le pasaba a su cuerpo con su cabeza. Pero sabía que no podría hasta que la situación no llegase a un punto que realmente no fuese capaz de soportar. Era su único mecanismo de defensa, y lo que le había mantenido cuerdo durante esos siete años.

    La invasiva sensación en su boca se retiró lentamente, para ser sustituida de inmediato por la lengua del señor de los dementores, que se deslizó como una serpiente acariciando cada rincón. Draco se clavó las uñas en la palma concentrándose en el dolor para no vomitar. La pútrida saliva del dementor mezclándose con la suya, dejando un sabor a muerte que Draco odiaba con todas sus fuerzas. Cuando creyó que no lo podría soportar más, finalmente el húmedo apéndice se retiró.

    Observó como el Lord Dementor se lamía los labios, como si hubiera probado algo delicioso. Hundió las uñas con más fuerza en la palma, sintió algo húmedo y dedujo que se había hecho sangre pero no le importó. Cualquier cosa era mejor que esto.

    -Desnúdate. – siseó lascivamente. Lentamente se puso en pie, las piernas le temblaban. Hizo acopio de voluntad, a pesar de que por dentro sentía que se estaba rompiendo en pedazos.

    La túnica de un dementor es como una parte de él, si bien no más importante que un par de cabellos. No sentirían dolor si era rasgada, y tarde o temprano se acababa por arreglar. Pero hacía falta un esfuerzo consciente del poseedor para separarla del cuerpo.

    Tragó saliva convulsamente, intentó concentrase, pero era incapaz. No era capaz. No quería hacerlo. Todo él se revelaba ante la idea de quedar expuesto ante aquella criatura. Comenzó a temblar débilmente, el castigo iba a ser terrible.

    -¿Bien?- inquirió el Lord.

    -No puedo.- dijo a penas más alto que un susurro, bajó la mirada.

    -Ya veo… - se incorporó. Draco se abrazó a sí mismo aterrado.- Es por tu bien Draco. Cuanto antes aprendas antes dejarás de sufrir.

    "¡Déjame en paz! ¡No quiero aprender nada de ti!"

    Golpeó el suelo brutalmente.

    El dolor casi volvió a sumirlo en la inconsciencia, y lamentó que no lo hubiese hecho.

    Percibió vagamente que William volvía a dejar la habitación cerrando la puerta tras él.

    Gimió débilmente, le dolía tanto… no podía moverse. Empezó a llorar en silencio, sin fuerzas para nada más.

    "Olía a jabón, a sudor y a algo poderosamente masculino, de algún modo resultaba reconfortante.

    Calidez y de seguridad.

    Se sentía protegido, a salvo de todo el horror que había tenido que sufrir."

    "-Vendré todos los días, te lo prometo."


    "Harry… ¿Dónde estás?"

    Dolía tantísimo…
     
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