Lazos

Por que el amor de un hijo es maravilloso y su rechazo... muy doloroso. Mpreg, Au, Yaoi. ¿Drarry? (K)

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  1. Tlacuilo
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    Los personajes y escenarios son creación de J.K. Rowling, solo los tomó prestados sin fines de lucro.
    Algo AU, Mpreg. Espero que les guste y sus comentarios me darán la pauta para el desenlace.

    Lazos
    Por Tlacuilo


    San Mungo se preparaba para un nuevo día de labores, y ya en la sala de maternidad las visitas se hacían presentes. En una de las habitaciones, el clan Weasley estaba prácticamente acampando para recibir al heredero de su hijo adoptivo: Harry Potter el ex león sostenía en brazos a su primogénito, mientras su esposo dormía un poco, después del trabajo de parto que lo llevó ahí desde las cuatro de la mañana. El moreno salió para mostrar orgulloso a su hijo recién nacido que dormitaba tranquilo en sus brazos. La matriarca Weasley se acercó para pedirle el pequeño a su padre. Uno a uno los pelirrojos presentes, fueron conociendo a James Sirius Potter. Hubo un poco de decepción en los ojos azules de algunos de ellos al pensar que ese pequeño pudo ser un Weasley en vez de un Malfoy, sin embargo los lazos que unían al niño de oro con ellos, no se habían roto como para no estar felices por el nacimiento del bebé.
    La única mujer de los hijos Weasley consideraba que aún la batalla no estaba perdida y por supuesto que ella no se daría por vencida y nadie la podía culpar, pues Harry hasta mediados de la guerra seguía siendo su pareja y una relación tan larga no desaparecía así como así. Era verdad que el rubio aristócrata se había ganado el corazón del héroe ¿pero cuanto duraría una relación que se dio en circunstancias tan adversas y al calor de las batallas? En un ambiente de paz las diferencias abismales que existían entra Draco y Harry se ahondarían más, o eso era lo que deseaba la hermosa pelirroja.
    La enfermera en turno les avisó que el otro padre despertaba y deseaba ver a su hijo, el moreno sonrió, tomó al niño de los brazos de Molly y entró al cuarto de su esposo. Caminó hacía la cama y se acercó para depositar un beso en la frente del el rubio quien cerró los ojos y sonrió con dulzura, a continuación tomó al infante y lo acunó en sus brazos recorriendo con sus betas grises toda la anatomía de ese diminuto ser con adoración.
    Los escasos cabellos rubios se destacaban sobre su cabecita, sus facciones aún no se definían, pero apuntaban a ser redondas como las de Harry y sus ojos no se veían por los parpados cerrados, pero por el color oscuro que intuía el moreno serían del color de los suyos. Los padres primerizos se pasaron la tarde, susurrándole palabras de amor a su hijo y cuando la noche llegaba ellos dormían en la cama del hospital -agrandada por un encantamiento- y soñando con un futuro tranquilo y prospero.

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    La guerra había sido cruenta y había cobrado muchas victimas de ambos bandos, más como siempre sucede los perdedores ahora eran perseguidos y cazados; y si por alguna buena acción los ex Mortifagos resultaban inocentes no garantizaba que vivieran en paz, pues la memoria de los magos era fecunda y longeva para culparlos. De este modo los padres de Draco y algunos de sus amigos fueron desterrados por lo que el rubio solo mantenía contacto con los Greengras y algún conocido que estudió en Durmstrang. Que un sangre pura que dudosamente fue exonerado se casara con el salvador del mundo mágico era un total sacrilegio. El rubio nunca fue afecto a inclinarse y si había sido un espía para la Orden de Fénix, las habladurías de la gente y la opinión pública eran juegos de niños, por eso es que se enfrentaba a los rumores y rechazos con la arrogancia que caracterizaba a los Malfoy por mas que Harry le pidiera que fuera más tolerante, el rubio se resistía a dejar que lo trataran como un asesino.

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    La llegada a la Mansión Malfoy no fue del todo agradable para Harry, sin embargo era mejor que vivir en Grimmauld Place, por todos los recuerdos y lo descuidado que estaba. Y en su caso -aún estudiaba en la Academia- no podía solventar todos los gastos sin quedar en banca rota; así que esas fueron las opciones: vivir en Malfoy Manor o… rentar. Por lo que se tenía que acostumbrar a vivir en ese enorme lugar. Para el moreno no era ni remotamente cómodo caminar tanto para llegar a tu habitación y es que ¿como aparecerte si no conocías bien la ubicación de tu destino? Más con la alegría de tener por fin su propia familia estas situaciones parecían nimiedades sin importancia.

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    El cuarto que arreglaron para James parecía un caleidoscopio en colores claros cuando el ventanal se abría para dejar pasar los rayos de sol, un hechizo hipo alergénico estaba extendido por todo el lugar, no en vano ambos padres estudiaron sobre los mejores cuidados para un bebé. Los elfos que se encargaban de la limpieza, higienizaban el cuarto varias veces al día y por propia voluntad, pues ninguno de los amos lo había ordenado.
    Harry veía embelesado como su hijo movía sus extremidades, era su turno de cuidarlo ya que Draco estaba intentando sacar a flote todas las empresas de los Malfoy -y no era tarea fácil-, por su parte el moreno aún tenía licencia de paternidad en su escuela por lo que todo ese tiempo lo disfrutaba con su hijo.
    ─Eres hermoso, ¿a quien te pareces? Pregunta Molly,… no lo se y la verdad no importa tú eres parte de mí y de Draco: eso es lo verdaderamente importante… verdad Jimmy.
    Como esos monólogos el moreno realizaba varios al día y la atención del pequeño se centraba en él, y así es como ambos estrechaban sus lazos sanguíneos. Cuando le tocaba su alimento y Draco llegaba a la habitación esperaba unos momentos en la puerta viendo como su esposo le hablaba su hijo y lo acariciaba entre sus brazos, para el era incomodo interrumpir esa relación, pero su hijo tenia que alimentarse. Entraba con paso delicado y besaba a ambos seres queridos, tomaba al niño de los brazos de Harry, se tumbaba en la mecedora iniciando el ritual de alimentación.

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    Las visitas a la Madriguera eran tan continuas como a Harry le permitía el estudio y su trabajo. Ya que hablando con sinceridad Draco no pisaría ese lugar solo y por propia voluntad, a pesar de la cordialidad del clan de pelirrojos; el rechazo hacia el rubio y que hubiese sido preferido antes que Ginny no era algo que se olvidara fácilmente; por eso entre los integrantes del trió dorado hacían todo lo posible por que se limaran asperezas.

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    James crecía a pasos agigantados y su parecido con los Malfoy se hacia mas patente, los ojos verdes eran el único signo de los Potter, bueno algunos aseguraba que la hiperactividad también, pero eso no se podía constatar ya que cualquier pequeño de tres años lo era. Sus travesuras juntos con los Weasley menores eran normales y aplaudidas por lo pelirrojos, más Draco siempre le imponía un poco de seriedad, no le prohibía divertirse, pero si que lo hiciera a costa de los demás; tal vez el era el menos indicado para eso, más sus propios errores lo hacían mas consiente. Esto propiciaba que Harry y él discutieran por lo mismo y a pesar de que no eran muy seria sus peleas... existían.
    El jardín de niños fue una sugerencia de Molly y Harry lo tomó como una excelente solución, más el rubio se negó rotundamente ya que las generaciones Malfoy se educaban con tutores privados.
    ─No es una opción, no veo por que mi hijo tiene que estar en ese lugar, los tutores le enseñaran más y mejor.
    ─No se trata de eso, es para que el conviva con otros niños magos, que conozca mas gente; si sigue su educación de este modo, Hogwarts no se le hará tan extraño.
    ─¿Por qué quieres apartarte de James? Cuando entre a Hogwarts no estaremos con él, ¿no es mejor disfrutar de él todo el tiempo que podamos?
    ─Mira Draco, no quiero separarme de mi niño, tú sabes que lo amo muchísimo, por eso lo dejaré que vea el mundo por sus propios ojos.
    ─No lo sé…
    ─Lo siento, sé que es decisión de los dos, pero en esto no cederé.
    El moreno salió del despacho de su esposo dejando a este con la incertidumbre del futuro, y no es que Draco fuera cerrado a las nuevas ideas, no eran tiempos para quedarse en el pasado, pero su temor es que su hijo viera el mundo que lo despreciaba por ser un sangre pura, supuesto Mortifago e hijo de Lucius ¡¿Qué pasaría si James salía herido por estos antecedentes?! Y no se trataba de que lo hechizarán o algo como eso. No,… las palabras también lastimaban.
    Más que podía hacer, si Harry no entendía su sentir y decírselo seria una terapia con palabras de superación y eso no es lo que necesitaba Draco en ese momento.

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    James llevaba casi un año, en el jardín de niños mágico cuando empezó a darse cuenta de que los padres de sus compañeritos hacían gestos o veían feo a su papá cuando pasaba a recogerlo o lo llevaba; más cuando su padre iba por él todos lo saludaban y le sonreían; cuando eso sucedía no sabía como describirlo, pero sentía un calorcito en su cuerpo que le teñía las mejillas de rojo, y por instinto aferraba más la mano de su padre.
    Algo similar sucedía cuando paseaba por el callejón Diagon con su papá. Las salidas de compras siempre fueron muy apreciadas para el pequeño rubio, pero ahora se sentía muy incomodo con las malas palabras -susurradas- empujones -sin querer- y que los magos y brujas evitaran pasar cerca de ellos; siendo un bebé nada de esto notaba, pero ahora con casi cuatro años no era fácil ignorarlo y por eso los helados ya no sabían tan sabrosos y las ropas nuevas no le emocionaban.
    En la escuela había escuchado muchas veces -pues los adultos creían que los niños no ponían atención a sus conversaciones-, las pláticas “… Es una lastima el color de su cabello y piel… Pobrecito, si tan solo se pareciera más a Harry Potter…Si no fuera un Malfoy… ¿Por que no se casó El elegido con la Señorita Weasley? … Tiene mala sangre de Mortifago”. A pesar de que no entendía algunas de esas palabras, el desprecio en la voz que eran pronunciadas era muy hiriente. A sus escasos años de vida el rubiecito se empezó a apartar de su papá y no es que fuera un mal niño ¿pero que ser humano no busca su propio bienestar desde niño?
    Draco notaba que su hijo ya no era el mismo mimoso de siempre. Y con quien más podría compartir su incertidumbre, que con su esposo. Recostado en la cama esperó a que Harry terminara de ducharse y se metiera bajo las sabanas con él, el moreno salió secándose el cabello con un encantamiento y sonrió ladinamente, se acercó gatunamente hasta su rubio consorte y le besó la oreja, luego bajó por el pálido cuello, pero una mano lo separó de ese suculento manjar.
    ─Cariño tenemos que hablar.
    El moreno se preocupó por el tono y el aura de congoja que emitía su Dragón.
    ─¿Que pasa amor?
    ─Es James…
    ─¡¿Qué pasa con él?!
    ─No lo se… ─Draco suspiró─ siento que me rehuye, ya no quiere salir conmigo y cuando voy al colegio por él sale corriendo y apresurándome para que partamos.
    ─Bueno ya sabes que es un muy activo y no se queda quieto…
    ─Y lo de salir…
    ─Estás pensando demasiado, hemos salido los tres infinidad de veces, incluso hoy fuimos a ver a las Avispas Jugar…
    ─Harry… él solo se aferró a ti, no hubo un momento en que estuviera conmigo.
    ─Cuando fui por las golosinas.
    ─Se quedó en su asiento y no intentó acercarse.
    ─Solo quiere parecer un niño grande.
    _ Yo creo que en la escuela…
    ─¡No Draco! Ya sabía yo que no estabas de acuerdo, pero no inventes situaciones para que lo saquemos de la escuela, ya tiene amigos y ahora que Rose entró, tendrá más gente cercana.
    El moreno molestó por la treta de su marido, se acomodó dándole la espalda apagó la luz y se acostó. El rubio se quedó aún despierto temiendo que su mayor temor se estuviera convirtiendo en realidad.

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    La pelirroja salía de su práctica temprano -pues Harry estaba en la Madriguera-, emergió de la chimenea y subió con rapidez para arreglarse antes de salir al jardín a saludar. Con un vestido de verano en color blanco se presentó en el jardín donde todos estaban reunidos, caminó y salud a todos, pero a James lo cargó, lo besó en las mejillas y este sonrió por las cosquillas que le hacia la chica. Harry veía la escena con orgullo, pues su niño era muy querido en esa familia. Draco estaba en Francia visitando a sus padres por lo que James y Harry contaban con todo el tiempo del mundo. En opinión del moreno entre menos tuvieran contacto con Lucius era mejor -aunque este estuviera muy mal de salud, por su estancia en Azkaban-, Pues a pesar de que Harry había abogado por su suegro para que le condonaran la pena por su precaria salud. Que James lo visitara estaba fuera de discusión, lo sentía por Narcissa, pero no pensaba cambiar de opinión, Lucius no era buen influencia para su hijo.

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    En el Sudeste de Francia en una Mansión con terrenos inmensos, pero protegidos con magia, tres rubios tomaban té en la sala. El mayor de los hombres estaba recostado sobre una otomana y estaba cubierto con una manta. Su piel cetrina y facciones hundidas presagiaban un final cercano, la mujer con infinita ternura -propia de una esposa abnegada-, tomaba la mano de su esposo, mientras ambos veían las fotos mágicas y escuchaban las explicaciones de estas de su hijo. El niño en las fotos sonreía correteando a los pavos albinos. Y después desnudo escapando de un elfo que llevaba una toalla para secarlo; en una se le veía dormir aferrado a un unicornio que ellos mismo habían comprado para su unigénito.
    ─¡Es hermoso! hijo, y tiene la nariz de tu abuelo Abraxas ─aseguraba Lucius, más su semblante se entristeció y giró para ver a su esposa─, perdóname cariño por mi culpa no lo has conocido…
    ─¡No digas eso Luc!
    ─No padre, es mi culpa por no exigirle a Harry…
    ─No Draco, él tiene todo el derecho de no permitir que su hijo se mezcle conmigo.
    Con la llegada de más pastas retomaron la conversación, las fotos siguieron pasando entre el matrimonio Malfoy. Draco consideraba que su padre cometió errores, pero ahora los pagaba y con creces.

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    Draco entró sigiloso en la habitación de James -este ya dormía-, y se sentó en la orilla de la cama, el unicornio había sido remplazado por un León regalo de Ron Weasley «que original» pensó el rubio; pero hacía tiempo que se guardaba su opinión: Desde que se sentía un intruso en su propia familia... Entre los negocios, la escuela de James, Harry -y sus misiones- y la molestia que le causaba las contantes visitas a la Madriguera, la pequeña familia Potter Malfoy se estaba desintegrando. Una mueca de angustia se dibujó en las aristocráticas facciones, ¡Los Malfoy no se daba por vencidos fácilmente! Besó a su hijo y regresó a su propia habitación, se desnudó, entró al baño y se metió a la gran tina de mármol negro, las esencias hacían espuma perfumada que cubría la perfecta piel del rubio; salió casi cuarenta minutos después relajado y dispuesto a darle un motivo a su esposo para desvelarse, se recostó en la cama cubriendo solo su intimidad con una seda transparente, el moreno llegó y esta imagen de sueños húmedos lo recibió. El rubio abrió sus irises plata y con una mirada seductora lo invitó a tomarlo. Harry se denudó con un movimiento de su varita y caminó hasta esa perfecta estatua de marfil, besó toda la espalda de su esposos arrancando suspiros encantadores, no retiró la seda si no sobre esta lamió las nalgas amadas, la lengua profanó ese orificio que lo recibiría; una de sus manos recorrió el falo de su pasivo y este viboreó en la cama, el cuerpo perfecto fue atacado por una volcán llamado Harry y su gran victoria fue la conquista de el agujerito del rubio. Las largas y perfectas piernas se aferraron al cuerpo moreno y con las embestidas se convirtieron en un solo ser, el jugo de Harry llenó a su esposo y este gimió complacido con las entrañas llenas. Esa noche durmieron poco, pero se amaron bastante, y ese... era el objetivo de Draco.

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    Al principio quiso negarlo, pero los detalles estaban bajo su vista e ignorarlos no haría que desaparecieran, las pláticas cómplices entre su esposo y su hijo de las visitas con los pelirrojos; se hacían más seguidas. En sus ratos en familia su hijo se resistía cada vez más a convivir con él. La nueva frase usada por James -la tía Ginny- que en un principio molestó tanto a Draco se la dio a conocer al moreno , pero fue una batalla mas que perdió por la lógica aplastante de su esposo “Los Weasley son mi familia, por consiguiente también de James”. No quería ser paranoico, pero sentía que le estaban arrebatando a su familia, lo que provocaba que sus intentos para acercarse a su bebé se acrecentaran, forzando el frágil lazo que lo unía a él.

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    Esa mañana de sábado ambos rubios salieron a dar un paseo, para comprar una varita de entrenamiento para el menor de ellos, Harry en un intento de apoyo a su esposo le dejó esta importante tarea para que James y él convivieran. Caminaron con alegría por las calles hasta el establecimiento de Ollivander’s. Draco disfrutaba de la sensación de su mano tomando la de su vástago y que este no le rechazara.
    Al llegar empujaron la puerta, el Señor Ollivander estaba atrás del mostrador esperando a los nuevos clientes, varios magos y sus familias que estaban también en el local giraron y vieron entrar a la cabellera característica de los Malfoy, James se soltó de la mano de su papá y corrió hasta el mostrador pidiendo que lo atendieran por que quería una varita ¡su primer varita!
    Los presentes comenzaron a murmurar y Draco se acercó apresurado para llevarse a James de ahí, como el niño se resistía, las voces empezaron a subir el volumen ¡Mortifago! ¡Asesino! ¡¿Cómo se atrevía a aparecerse por aquí, cuando le hizo tanto daño al Señor Ollivander?! ¡No tiene vergüenza!, de las exclamaciones -no se supo a ciencia cierta de donde salió el primer ataque- lo único que Draco logró fue levantar un Protego, después de ver que los hechizos volaban; abrazó a su hijo con fuerza y rogó por que su escudo resistiera. Los crac de apariciones seguidas se escucharon y pronto tres Aurores se encontraban deteniendo el alboroto; uno se acercó hasta los rubios, le informó a Draco que ya estaba todo en orden, pero los llantos del pequeño James no paraban. Ollivander se acercó para disculparse, pero el rubio mayor se desapareció como tornado, aún aturdido y con su niño aferrado con fuerza, solo su pericia con la aparición evitó escindirse, corrió hasta la sala y trató de calmar a James, pero con sus nervios a flor de piel no hacía bien su trabajo, la chimeneas se escuchó y un azorado Harry Potter corrió hasta ellos. El niño al verlo se lanzó a sus brazos y lloró con mas ahínco, el moreno lo besó, revisándolo y como si fuera un dique rompiéndose los gritos de James se escucharon por todo el lugar culpando al rubio.
    ─¡No te quiero! ¡Es tu culpa! ¡Ya no quiere estar contigo!
    Eran puñaladas que desgarraban el alma del joven padre; al que iban dirigidas, el moreno llevó a James hasta su habitación y cuando logró dormirlo bajó con su esposo. El despacho estaba cerrado con magia y el moreno no podía abrirlo, dentro el rubio se ahogaba el vino para anestesiar ese dolor desgarrante de los reproches de su niño, de ese ser que había gestado en su interior. Para Draco no había nada mas en ese momento que la culpa de ser la causa… de que casi hirieran a su hijo, de que este… lo odiara.
    Harry golpeaba la puerta de roble gritando para que su esposo le abriera; lo que más deseaba era tomarlo abrazarlo y comprobar también que no estaba herido. Cuando le dieron la noticia, sintió que su mundo se volvía negro y que caía en un precipicio. Él que había sacrificado tanto por la paz del mundo mágico y ¡¿así se lo agradecían?! Lastimando a sus tesoros, ¿por que la gente no era tolerante? ¿Por que se empeñaban en herir a sus semejantes? y buscar venganza ¿Por qué… no lo dejaban ser feliz?
    El moreno se cansó de tocar y subió al cuarto de James se acomodó a su lado y lloró en silencio. Rato después, los elfos lo fueron a despertar por que su inseparables amigos estaban de visita.
    Harry bajó y Hermione corrió a abrazarlo; por fin el moreno pudo dar rienda suelta a su dolor, las palabras de consuelo y de apoyo del joven matrimonio, siempre eran bálsamo. Pero en esta ocasión solo lo hacían sentir más culpable, sintiendo que no había estado al pendiente de las acciones en contra de su pareja. Su hijo había herido a Draco y eso no seria fácil de superar, él solo deseaba que ambos se tranquilizaran para poder hablarlo y arreglar todo, sentía pavor al pensar que su familia se desintegrara. A veces en su egoísmo -¿que humano no lo tiene?- se arrepentía de su decisión y se preguntaba ¿por que no se casó con Ginny? con ella no tendría a la opinión publica sobre si; ni el odio general… Luego se arrepentía mil veces de sus pensamientos.
    En ese momento viendo como sus amigos lo apoyaban, pero lo restregaban en su cara –sin querer─ su felicidad y tranquilidad marital; esos pensamientos se intensificaban.

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    Al día siguiente el rubio no desayunó con su familia y James estuvo muy callado. Harry optó para dejar para más tarde la plática con su primogénito.
    La visita del Señor Ollivander fue una distracción, el pobre hombre estaba muy apenado por lo sucedido y Harry sabía que no tenía nada que ver en el ataque, por eso cuando llegó con una varita de Acebo* y núcleo de nervio de dragón -una curiosa coincidencia con su no conocido abuelo-; claro que el viejo Ollivander no mencionaría ese detalle.
    ─Ayer, cuando ese desagradable incidente ocurrió, esta varita salió volando hacia mí o bueno… yo la detuve ya que se dirigía hacia él que ella consideraba su dueño, para… protegerlo.
    ─Pero es muy pequeño para tener una real, por eso deseábamos que fuera una de entrenamiento.
    ─Bueno es poco probable, pero ya se ha visto que una varita elija al mago siendo aún niño.
    ─Pues…
    ─De todos modos se puede aplicar un encantamiento para que sea usada por un infante.
    ─En ese caso, esta bien ¿verdad Jimmy?
    El rubito asintió feliz y con reverencia aceptó el estuche con varita, todos los miedos y tristeza se habían esfumado con la adquisición de esta. El señor Ollivander quiso disculparse en persona con Draco, pero Harry le confesó que estaba indispuesto.
    ─Se que esto no se pudo evitar… pero desearía que le hiciera saber que no lo culpo y que yo acepte sus disculpas hace tiempo y no le guardo ningún rencor.
    ─Gracias, eso le haría sentir mejor señor Ollivander.

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    Pasó el tiempo y no se puede decir en que momento exacto o que evento fue el que desencadeno la ruina de esa relación. Lo que si era muy cierto es que Harry encontró el consuelo de su atribulado matrimonio en los brazos de su antiguo amor, la infidelidad de su esposo no era desconocida para el rubio, pero su Psique estaba aún muy dañada por el desprecio de su hijo, y a decir verdad reconocía que descuido a su esposo, pero con cada foto amarillista del salvador del mundo mágico y la señorita Weasley El Profeta mostraba su inconformidad por la elección de pareja de Harry Potter.
    Una mañana el rubio esperó a que James fuera a la escuela -en compañía de Hermione y su hija- y confrontó a su esposo. El moreno bajó y vio como el rubio terminaba de desayunar; lo que era raro ya que Draco salía muy temprano a la empresa y no regresaba hasta muy tarde, Harry suponía que era su táctica para evitarlos y es por eso que se sentía herido y poco amado por su pareja y no solo eso, consideraba que al rubio ya no le interesaba ni James ni él.
    Terminó de entrar al comedor y tomó asiento preparándose una tostada con mermelada, miró al rubio y este le sonrió, el moreno casi se atraganta por la impresión, pero logro evitar que se notara.
    ─Es de la cosecha del jardín, los elfos la prepararon, esta sabroso ¿no?
    ─Si.
    Draco continúo tomando su té y tomó El profeta, retiró todas las secciones y comenzó a leer la de negocios, en lo que Draco leía Harry seguía desayunando y preguntándose por que de buenas a primeras su esposo no le huía.
    Cuando el moreno se terminaba su café -lo tomaba para despejarse- el rubio lo miró y alargó su mano derecha para tomar la que Harry tenía sobre la mesa, el rubio acarició con el dedo pulgar los nudillos de su esposo y con voz pausada y tranquila comenzó a hablar.
    ─Han pasado ocho años desde que decidimos unir nuestros caminos y… no hay un minuto en el que me arrepienta, te debo la felicidad de conocer el milagro de dar vida… y el amor de una pareja.
    ─Yo te debo eso y más… la confianza de tenerte a mi lado para enfrentar a mis fantasmas y mis duelos… el conocer el amor de una familia propia y… ¡Merlín! saber lo que es amar a alguien tanto ¡que duele!
    ─Yo debería decir eso… pero sería un reproche y no deseo que terminemos esto tan hermoso… de esa manera.
    ─¡Terminar!
    ─Lo sabías, lo veías venir no…
    ─Si. ─«pero dime que no te deje, que no quieres separarte de mí, que me amas demasiado para eso… dime que me necesitas, dímelo Draco y me tendrás a tus pies…».
    Eran los verdaderos pensamientos de Harry; Mientras el moreno pensaba y juraba que ese seria el desenlace, Draco por su parte había tenido ocho años para darse cuenta que el amor no rompe barreras ni es eterno, ocho años de sentir que había sido un medio para un fin, y preguntándose día con día ¿Por qué su hijo no lo quería? Sus errores de juventud, su arrogancia y su vanidad: por su sangre, familia, abolengo, etc.; se cobraban con creces y el costo era que su hijo lo despreciara a tal grado de…
    Era comprobable que ya no había lugar en esa familia para él y no deseaba ser un anexado. Pero su corazón necesitaba una prueba más, una que le diera la pauta para tomar su decisión.
    ─¿La amas?
    Harry apartó de golpe la mano y sin querer se mordió los labios -signo de nerviosismo-.
    ─¿Importa? ¿Me perdonaras si digo que no?
    ─No… ¿James…?
    ─No se ira contigo.
    ─Lo se, pero… ¿me permitirás verlo?
    ─Claro, no tengo por que negarme… ¡esta situación es irreal!, ¿no debería ser yo el que pregunte eso? tú no…
    ─Yo tengo tanta culpa como tú, incluso más.
    ─Si ¿cual?
    ─Oh,… ser un Malfoy.
    ─Eso es cruel hasta para ti…
    ─No creas que me hago el mártir; es solo… sentido común, lo nuestro estuvo destinado al fracaso desde un principio, pero a pesar de eso… fui muy feliz.
    Harry se levantó y caminó fuera del comedor, pero sus pies se movían con lentitud aún esperando que el rubio lo detuviera, demostrándole que aún había amor… pero… nadie lo detuvo.
    De la confrontación al divorcio no hubo mucho que hacer, cualquiera pensaría que Draco se había dado por vencido; más su propia experiencia con las imposiciones de su padre; no era algo que el rubio quisiera repetir, con la guerra habían ganado libertad y eso era un privilegio que no le negaría a su hijo.
    Y un Malfoy reconocía el significado de los diminutos cambios en su vástago, cambios que solo alguien de su linaje reconocía.


    Continuará.

    *Nació el 17 de Julio, por lo tanto según los expertos le toca esa varita.

     
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  2. Tlacuilo
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    2. Malfoy


    Se podría decir que fue un cuento con final feliz, Harry y Ginny empezaron a vivir juntos –con una muy indignada Molly por no haber boda-, y James -que se negó a irse con Draco- vivió como su hijo en una nueva casa que el moreno compró para su nueva familia. No era muy grande, ya que los fondos Potter no eran muchos, sin embargo el estatus que daba ser la familia del héroe de la comunidad mágica; compensaba la poca riqueza.

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    La mansión Malfoy se sentía vacía sin las risas de ambos Potter, tan vacía como el corazón de Draco; tal vez no llorara físicamente, pero su alma clamaba a gritos una respuesta para ese rechazo, sus errores juveniles le pesaban como una loza, pero ¿no se había redimido? ¿No lucho con los buenos? Pero los que pierden a seres queridos no olvida, ni perdonan y por eso terminó por entenderlo... él también tenía padres. Recorrió con su dedo índice la foto de cuando James cumplió un mes de vida sus cabellitos brillaban como el sol, luego pasó las hojas del álbum y vio una que se le había tomado a James de seis años -unas semanas antes-, la miró largamente y suspiró cerrando el álbum. En su afán de desligarse de él y parecerse más a la familia postiza de Harry dejaba fluir su magia, rechazando las raíces que lo unían a Draco a veces la magia jugaba en contra de tus deseos por lo menos en los del rubio

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    Por su parte Harry iniciaba una nueva vida, pero cuando se ha visto un final feliz si una de las partes se siente culpable y encadenado al deber… ¿deber?... Si, por que para Harry un nuevo hijo venía en camino, un bebé que era la culminación de los planes y sueños de Ginny y la familia Weasley. La prueba final que necesitó el rubio para deshacer cualquier nexo con el moreno.
    No había que subestimar el excelente trabajo de investigación de los reporteros y El Profeta tenía a los mejores. Tomando el momento exacto en que la pelirroja era llevada a San Mungo por un desmayo en pleno entrenamiento, de ahí a las conclusiones apresuradas hubo muy poco de diferencia:… Draco leía esa noticia sensacionalista esa mañana decisiva, en el desayuno.
    ¿Como perdonar tal traición? Y… ¿Por qué compartir su propio milagro con alguien que no lo respetó?... Draco recordando su estatus, su educación y su antigua forma de ser, decidió no compartir con Harry a su hijo o hija… el que gestaba en su vientre -y que por ironía sería de la misma edad del que tendría la amante del moreno-. Un Malfoy no se enoja… se desquita y busca su beneficio, un credo que el rubio había dejado de lado buscando encajar en un mundo Gryffindor ¿noble y leal?... Eso lo dudaba, pero reconocía la valentía de estos y siendo que convivió con ellos ¿Por qué no ser valiente y arriesgado? Siendo un hombre maduro, con dinero suficiente -más que eso-, libre y sano. Su hijo no nato, no necesitaría nada más le daría todo el amor que pudiera, lo protegería contra viento y marea… y lo criaría en Francia con sus padres -rogaba por que Lucius viviera hasta conocerlo- un niño o niña que sería solo suyo, uno que no se avergonzaría de él ni que negaría su herencia Malfoy, que si bien ya no eran bien recibidos en Inglaterra, tenía un linaje mágico muy envidiable y una fuerza mágica que los hacia poderosos, la sangre de los Black y los Malfoy, unida a la de los Potter. Ese era su legado y lucharía por que su bebé lo apreciara en su totalidad.

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    Los jardines rebosaban de flores y de aromas, las aves trinaban gustosas. Un sitio y lugar perfecto para tomar el fresco escuchando la charla de su esposa y su hijo. El vientre de este sobresalía del conjunto de manta que llevaba puesto. Los negocios estaban a cargo de Viktor -Gerente y amigo leal- , en lo que Draco disfrutaba de su embarazo. Narcissa escogía colores de pintura para el cuarto de Scorpius -su nieto- desde que el Medimago les había confirmado el sexo del pequeño; la mansión Malfoy era un desfile interminables de: modistos, decoradores y trabajadores que junto con los Elfos; arreglaban la habitación del primogénito Malfoy -la posición fue una decisión inalterable de Draco-. Por eso Lucius hacía un esfuerzo supremo por mantenerse con vida para ver a ese niño que sería la continuación de su linaje.
    ─Padre ¿quieres que te traigan otra manta?
    ─No Draco, estoy bien,
    ─ ¿Ya quieres entrar cariño?
    ─No Cissy, disfruto de este maravilloso clima y de… sus discusiones importantísimas –Sonrió el rubio mayor.
    ─Querido, el color aqua no es el mismo que el pistache, pero nuestro hijo no entiende esa importante diferencia…
    ─Vamos mamá, no creo que a Scorpius le interese esa diferencia en sus mantas.
    Y la discusión volvió a surgir; el patriarca Malfoy cerró los ojos, pero sin dejar de escuchar a su familia; en esos instantes agradecía a Merlín que le permitiera enmendar sus pasadas acciones y disculparse con sus dos seres queridos, por el rumbo que los llevó con sus decisiones. Padecía una enfermedad terminal muy dolorosa, sin embargo la aceptaba como justa penitencia por todo el daño que hizo y evitaba quejarse; para no preocupar a su esposa e hijo. La conversación siguió, pero el nombre de su otro nieto surgiendo de los labios de Draco lo hizo abrir los ojos y poner toda su atención.
    ─Al parecer el embarazo de… Weasley es complicado y optaron por que James se fuera una temporada con sus abuelos y tíos…, irán a Rumania a visitar a… al domador de dragones.
    ─ ¿Y no te pidieron permiso para sacarlo del país?
    ─Oh mamá, eso no esta ni en discusión, James no quería ni de lejos quedarse conmigo y más ahora que vivo aquí.
    ─ ¿El lo dijo o Potter? Nunca ha querido que conviva con nosotros… ¡Y lo entiendo! Pero no tiene derecho a alejarte de tu hijo.
    ─No papá, no es culpa de Harry.
    ─¡No lo defiendas Draco!
    ─No lo hago madre, ¡Que mas diera yo, por fingir y decir que es su culpa! Pero… es James el que no me quiere cerca y… yo… lo siento creerán que soy un egoísta y cruel, pero… Me he cansado de perseguirlo y mendigar un poco de amor… ¡lo siento!
    El matrimonio Malfoy consoló a su hijo y le dieron ánimos, tal vez no era correcta su forma de pensar, pero entendía que todo ese dolor buscaba una salida y el rubio optaba por desligarse para ya no sufrir, más el amor incondicional de un padre por su hijo no desaparecería... ni con magia.
    La tarde continúo mas tranquila y el bálsamo que le daba sentir las pataditas de Scorpius en su vientre, hicieron que Draco sonriera feliz contagiando con su alegría a sus padres.

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    En San Mungo Harry caminaba hasta la recepción con su pareja colgada del brazo, las enfermeras los recibieron excesivamente amables, esperando que el moreno cambiara su actitud y es que Harry había tomado un desprecio visceral contra todas las personas que eran amable con Ginny. Todo mundo se preguntaba el ¿Por qué?, la respuesta para la pelirroja que lo conocía demasiado bien era obvia: Harry despreciaba a la gente que trató mal a Malfoy, pero que en cambio le prodigaba cuidados a ella y no es que Harry no la considerara valiosa, más bien le desagradaba la actitud egoísta de las personas, la conveniencia con la que actuaban, pero eso no lo eximia de haber sido cómplice e incluso ignorar el trató hacia su esposo. Ginny sonrió a las chicas compensando el gesto adusto de Harry. Subieron a maternidad -pues ella se quedaría en observación unos días- y mientras caminaban por los pasillos; ella lo confrontó de forma amistosa.
    ─No los culpes, son seres humanos, con defectos y virtudes.
    ─Si, pero me agradaría ver como reaccionarían estando ante una situación de esa índole.
    ─No hay muchos Mortifagos con quienes casarse.
    ─Oh amaneciste muy graciosa –dijo sarcástico y molesto el moreno.
    ─No, realista nada más.
    ─Es raro.
    ─¿Qué?
    ─Lo “flexible” que es el mundo mágico con la infidelidad de los héroes ¿no crees?
    La mujer se mordió los labios reteniendo su furia, no podía negarlo ella no era oficialmente esposa, pues el lazo mágico que unía al moreno con el rubio no podía romperse ni existía el divorcio, si bien en papel podía haberse dado una superación no así ente la magia. Ella amó al moreno, pero él a ella no, sin embargo el deber lo había llevado a sus brazos y eso era lo que importaba ¿o no?
    Esa noche durmiendo en el hospital mágico la chica Weasley revisó detenidamente su situación, la pasión de Harry se había apagado desde que estaba formalmente juntos y se preguntaba, si en el pasado, el hecho de estar engañando y desquitándose del abandono de Draco era el motivo real de su acercamiento a ella; la mujer suspiró y se replanteó si valía la pena estar con un hombre que sería un excelente padre, pero una pésima pareja.

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    El 14 de Mayo una noche tranquila y de luna llena; las contracciones levantaron a Draco, dos elfos llegaron; uno ayudó al amo a vestirse y el otro fue a avisar a los amos grandes. Narcissa se levantó de inmediato y con algo de tristeza se dirigió a la cama individual de Lucius. Para su sorpresa este ya estaba despierto y con una sonrisa cansada le dijo muy quedo.
    ─Mi pequeña estrella… esta por nacer… justo a tiempo… ve con Draco… debes estar con él.
    ─Si querido, pero…
    ─No te preocupes… yo quiero verlo… no me iré… sin hacerlo…
    La rubia corrió hasta la habitación de su unigénito y entró. Draco se encontraba recostado en su cama respirando por lapsos como había practicado. El Medimago y su enfermera -acompañados de un elfo- prepararon todos los aditamentos que requería.
    La operación inició y los gemidos del rubio se acentuaban cuando este se mordía los labios; su madre aferraba su mano tranquilizándolo. La puerta se abrió y Lucius entró caminando con dificultad; con paso inseguro llegó hasta la cama y se apoyó en uno de los postes, Un llanto se escuchó por toda la habitación mostrando que el heredero Malfoy tenía unos pulmones impresionantes. El niño fue limpiado y revisado antes de entregárselo a Draco; pero el rubio negó, haciendo un gesto para que el niño pasara a los brazos de su padre. Lucius lo tomó, pero tuvo que sentarse, el pequeño cuerpecito se removió bostezando, Lucius recorrió las facciones de su nieto y como si ese momento estuviera predestinado antes de todo los tiempos, la magia ancestral Malfoy -depositada en Lucius- fue trasmitida hacia el último descendiente y futuro depositario Scorpius Hiperion Malfoy. Pequeñas luces de colores se fueron introduciendo en el niño, más este solo se removió un poco mostrando que el proceso no era molesto. Draco y Narcissa veían respetuosos la escena, el Medimago y la enfermera habían sido retirados ya que esta situación era un total y absoluto secreto de familia.
    Lo que esto representaba era que ahora Scorpius era el absoluto dueño de la herencia mágica Malfoy, las mansiones, propiedades y tesoros responderían a su presencia y mientras esto sucedía. En Londres la Mansión Malfoy cambiaba su estructura así como sus protecciones; haciéndola a la imagen y necesidades de su dueño. Draco había cedido este honor a su hijo y ahora que veía como pasaba todo, estaba resplandeciente de felicidad y orgullo.
    Todos y cada uno de los elfos de todas las casas -de todos los países- aparecieron; La habitación no podía contener tantas criaturas y magia. Por lo que mágicamente se agrandó y por si no fuera poco, algunos Pegasos e Hipogrifos y Abraxan volaban afuera de la ventana buscando conocer al pequeño heredero. Lucius se levantó y caminó entre elfos -que abrieron las ventanas-; los animales Malfoy aparecieron para rendirle honores a su nuevo amo y señor, gimieron en su lengua y cuando el rubio mayor lo consideró suficiente; con un ademan despidió a todos. Con trabajo llegó hasta la cama donde Draco y Narcissa lo veían y depositó su preciada carga en brazos de su papá, esta fue la última acción de Lucius Abraxas Malfoy.
    Esa noche de luna, Scorpius nació y Lucius dejó este mundo.

    Continuará


    Ustedes deciden que sigue, sus comentarios me inspiran ¡¡¡Gracias!!! Hay un detalle que es muy especial espero que alguien lo descubra… pero es todo el meollo del asunto.
     
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  3. Leo (Gryffindor)
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    *-* WOOU! Donde Imaginaste Esta Hermosa Historia... :3 Contii ^-^' Please'..
     
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  4. yunuen
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    te odio(?) por hacer me llorar a mares...XD
    naaaaaaaaaaa... mentira, t amo con todo mi kokoro :=TENISSISN:
    pero q quede claro q si odie a Harry por ser tan $$&%#%(... no tengo palabras para describirlo. Pobre de mi hermoso Dragón, pero ahora tiene a un bebé al q le dará todo su amor y obvio espero q haga sufrir mucho a Harry
    porfis no t tardes mucho :=DFSDFSD: :=DFSDFSD:
     
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  5. Remy peltier
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    Y la continuación? ??
     
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4 replies since 6/4/2013, 05:25   604 views
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