Amor Prohibido (HashiMada) 1ª Temporada - Terminado

Madara Uchiha y Hashirama Senju pasarán por muchas cosas a lo largo de su vida para luchar por su amor. Cosas ocurren y los dos tomarán un camino diferente que quizá, les vuelva o no a unir...

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    ¡Hola! Bueno, veo que mi pareja favorita de HashiMada es muy escasa, decidí abrir un fanfic aquí en Mundo Yaoi (este fic también se encuentra en Amor Yaoi, buscad por AlmaTheBest). Espero que os guste y os dejo un resumen más decente:

    Madara Uchiha y Hashirama Senju pasarán por muchas cosas a lo largo de su vida para luchar por su amor prohibido. Muchas cosas les sucederán y el destino les jugará malas pasadas que terminará haciendo una cosa u otra... ¿Qué les ocurrirá? Sólo lo sabréis si leéis.

    Advertencias e información adicional:

    Madara tiene tres hermanos, ordenándolos por orden de más grande a más pequeño: Izuna Uchiha, Kyuhyun (personaje original) y finalmente, Obito.

    Dejo bien claro que no hay SASUNARU ni NARUSASU, aún no he decidido que estos dos salgan y de ser así, no serán pareja en mi fanfic.

    Letra cursiva: pensameintos.
    Entre diálogos: - conversaciones -
    (...) -> Cambio de tema tras un Flashback normalmente (o puede que simplemente aparezca Fin del Flashback)

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    CAPÍTULO 1 EL PRINCIPIO



    Todo empezó en un nacimiento de un ansiado hijo dentro del Clan Uchiha, cuyo recién nacido, fue bendecido con un poder superior a cualquiera de los de su clan… Un ninja que, en un futuro, traería mucho que desear y que a su vez, si lo deseaba, podría traer la más masiva destrucción allá donde fuese…

    Los gritos desgarradores de la madre dando luz a ese ansiado hijo no cesaban, ya eran doce horas de parto y la mujer comenzaba a cansarse de un nacimiento que no parecía terminar… Era madre primeriza, aunque su abuela le había dado clases de cómo educar a un hijo…

    Su marido le apoyaba, dándole ánimos para que continuase; él también estaba emocionado, ansiando poder coger a su tan deseado bebé, el que ocuparía futuramente el puesto de líder en su clan… La madre trataba de dar empujones para ayudar al pequeño a salir de su interior, el parto era algo complicado y la falta de fuerzas en la mujer era más que obvia… La razón, era que el niño de su interior, le robaba siniestramente la energía, provocándole peligrosas bajadas de tensión y falta de fuerzas…

    Hasta que todo… Quedó en un eterno silencio…

    Un veinte y cinco de diciembre, una noche de luna llena brillante y majestuosa en su firmamento… Y un gélido y extremo viento soplaba…
    Bajo el signo zodiacal de Sagitario, había nacido el tan ansiado hijo de Tajima y Fumie Uchiha… El recién nacido lloraba estruendosamente mientras el padre, que había cogido a este último, viendo como el chakra envolvía débilmente a la criatura para después, desaparecer en el interior del menor… Una señal más que obvia que iba a ser un ninja de muchísimo poder…

    La madre acogió al bebé llena de emoción, llorando en el proceso mientras respiraba agitadamente por un duro parto… Acariciaba con mucho amor a su pequeño, besándolo de forma maternal… Pronto, los médicos de aquél entonces, le cogieron el menor para limpiarle la sangre que tenía en todo su diminuto cuerpo y al poco rato de haberlo secado y envuelto en una manta, lo dejaron de nuevo a los brazos de su madre.

    - ¿Han decidido ya qué nombre le van a poner al recién nacido? – Habló el médico, mirando a los padres de forma seria.
    - Sí, lo hemos decidido. – Le contestó Tajima, el padre. Miró sonriente a su mujer y ella asintió y miró al médico.
    - Nuestro pequeño… - Empezó a decir ella, acariciando al menor. – Se llamará Madara. – Sonrió. – Madara Uchiha.
    - Es un buen nombre. – Sonrió el médico.

    Desde ese nacimiento, el Clan Uchiha, sin hogar fijo alguno, vivían felices y contentos, limpios de todo odio. Madara Uchiha, crecía rápidamente y el tiempo pasaba… Él tuvo un hermano menor que nació bajo el signo de acuario un diez de febrero. Al instante, Madara sintió el instinto de hermano mayor y juró proteger a su hermano pequeño, quien estaba muy unido a él desde su nacimiento, ya que los padres no impedían que su hijo mayor estuviese privado de coger, ver, y tocar a su hermano menor.

    Los padres vivían de forma armoniosa al ver a sus dos hijos con un fuerte vínculo y que entrenaban juntos de vez en cuando… Para premiar sus buenos comportamientos, Tajima y Fumie decidieron ir de viaje a un nuevo lugar llamado… Corea.

    Durante todo ese tiempo y pese a que su clan tenía muchas batallas contra el clan Senju, Madara conoció un niño con el que solía verse muy a menudo, ambos, sin revelarse los apellidos, ya que esto era peligroso y era obvio, se encontraban en la Era de Guerra entre Clanes, cualquiera que llevase un arma, era considerado enemigo y los niños, no eran las excepciones.

    Empezaron a preparar las maletas pero, sin embargo, Madara con sus diez años, decidió pedirles una cosa a sus progenitores bajo la observación de su hermanito detrás del contorno de la puerta de forma tímida.

    - ¿Qué deseas hacer, Madara? – Le preguntó su madre, poniéndose a la altura de su adorado hijo.
    - ¿Me permitirían ir al rio? – Contestó el pequeño de forma respetuosa. – Es que me gusta mucho ese lugar y no quisiera irme sin volver a ir allí.
    - Si es lo que deseas puedes ir, pero no te tardes, que partiremos dentro de un par de horas. – Le sonrió su madre, depositando un dulce beso en la frente de su pequeño.
    - Y ten cuidado, esa zona es un poco peligrosa. – Habló el padre.
    - ¡Hai! – Asintió Madara. - ¡Arigatto!
    - Nii-san… - Llamó Izuna, de forma tímida. Al instante, el mayor reaccionó y le miró.
    - Dime. – Le sonreía.
    - ¿Te tardarás mucho…? – Miró hacía el suelo al ser incapaz de aguantarle la mirada a su mayor.

    Madara sonrió y caminó hacia Izuna, poniendo sus dos manos en los hombros del pequeño, mirándole con infinita ternura y protección.

    - No te preocupes, Izuna-kun. – Le sonreía su hermano mayor. – Es posible que me tarde un poco, ya sabes cómo soy cuando me gusta disfrutar de algo. – Su sonrisa tan llena de alegría y optimismo, hacía de su rostro algo bello.
    - Hai – le sonrió Izuna.

    Tras eso, Madara marchó de la casa y empezó a correr hacía el rio… No le gustaba mentir a sus padres pero él tenía un buen amigo… Un amigo que merecía saber a dónde iba.

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    Espero que os haya gustado, para contactar conmigo dejo mi correo electrónico: [email protected] o bien, mi nombre de Skype: Ikki Sky.

    Cualquier cosa es bien recibida, informo de además de que en los extras añadiré un cuestionario para cualquier personaje que salga en este fanfic, así que os dejo disponible dejar las preguntas en el comentario para el personaje que deseéis (ejemplo: Para Madara, ¿Con qué motivo hiciste... (tal cosa, tal asunto)?)

    Edited by AlmaTheBest - 16/6/2015, 18:19
     
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    hola Alma (sañudar) que bueno que tengas tu cuenta y que subas el fic ya que es muy interesante y mas gente lo lee
    ah por cierto te dejo mi correo y es: [email protected]
    me agregas ¿eh?
    bueno nos vemos
     
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    QUOTE (tobi_obi_uchi @ 4/6/2013, 18:04) 
    hola Alma (sañudar) que bueno que tengas tu cuenta y que subas el fic ya que es muy interesante y mas gente lo lee
    ah por cierto te dejo mi correo y es: [email protected]
    me agregas ¿eh?
    bueno nos vemos

    ¡Holaa! ¡Qué bueno que te encontré *o*, me agrada saber que mi fic te encanta, los tuyos me tienen ¡mmmmmmm....! (<dios que mal suena esto XDDDDDDDDDDDD) ¡Sin probs te agrego al hotmail! Si resuelvo a ver como se hace en Skype (que por cierto aquí te dejo mi usuario: Ikki Sky) te agregaré XDDDD

    ¡Nos vemos :D!
     
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    ¡Bueno, traigo el siguiente cap! Aviso de que este fanfic va a ser muuuy largo, lo hago todo seguido en un microsoft word y ya tengo por lo menos 170 y pico páginas xP. Iré actualizando los caps según el tiempo que me quede... Estoy en plena epoca de los malditos exámenes, Dios, ojalá se terminen pronto, se me hacen tan pesaaados... El miercoles tengo uno de ingles de 50 preguntas, espero aprobarlo (Dios ni yo me lo creo XD), luego, el jueves tengo uno de mates (¡¿Se puede saber por qué en Tutoria?! JODER!) y el viernes uno de biologia... Por si fuera poco, el lunes tengo uno de física y química y este jueves de esta semana tengo exposición de libro... Espero que no tenga más exámenes :=BUABUA:

    Dejando mi tragedia en el instituto por unos exámenes acosadores, os traigo el cap :D. Las advertencias de este fic (aparte de ser Yaoi :lol: ) es que tiene un lenguaje obsceno (palabrotas, etc.), muertes, es dramática, etc... Ya lo veréis por vosotros/as mismos/as.

    Espero que os guste de corazón, informo de además que en los extras pondré unas preguntas para los personajes que salgan en esta historia así que si queréis preguntar algo a un personaje, dejad dicha cuestión en el coment :D.

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    CAPÍTULO 2 - LA AMISTAD DE MADARA UCHIHA Y HASHIRAMA SENJU



    No tardó mucho en llegar, allí, le esperaba un niño de piel un poco morena, de ojos negros alegres pero algo serios, de cabello a media espalda castaño oscuro totalmente liso, con el flequillo a ambos lados de su rostro, dejando la frente al descubierto, un estilo algo raro. Vestía una camisa negra, con una faja color crema alrededor de su cadera y un cinturón de cuero marrón alrededor de la misma; llevaba una chaquetilla color blanca sin mangas con detalles amarillos que le llegaba hasta la altura de las costillas. Sus pantalones eran del mismo color que la chaquetilla y finalmente, llevaba unas sandalias de tiras negras que se ataba alrededor de los tobillos.

    - ¿Madara? – El niño que pacientemente esperó, le miró al girarse mientras el otro caminaba hacia él.
    - Siento haber tardado, Hashirama. – Sonrió Madara. – Tuve que pedirles permiso a mis padres, como ya sabes.
    - Sí, comprendo. – Se mostró comprensivo. - ¿Y bien? – Alzó sus cejas, esperando que fuera sacado de una confusión que recién tenía. - ¿A qué venía tanta prisa para que nos reuniéramos?
    - Pues… - Madara suspiró, cosa que causó la preocupación del moreno.
    - ¿Ocurrió algo malo? – Parpadeó un par de veces. - ¿No le habrá pasado algo a tu hermano pequeño, a tu madre a algún familiar tuyo, no? – Puso sus manos sobre los hombros de Madara.
    - No, no les pasó nada a nadie. – Sonrió Madara. – Se trata de esto. – Le enseñó una carta que él mismo escribió para Hashirama conforme se iba a Corea unos meses. – La escribí el otro día pero no me acordé de entregártela… Y como me voy dentro de poco, pensé estar contigo durante el último rato que me queda.
    - Madara… - Susurró Hashirama, quien cogió la carta, mirándola seriamente aunque también de forma triste.
    - Ya no estés triste, Hashirama. – Se rió el pelinegro. - ¡No me voy a ir para siempre!
    - ¿Lo dices de verdad? – Dirigió su oscura mirada hacia el otro. – Mira que si no vuelves, yo…
    - ¿Qué? ¿Vendrás y me patearás el culo? – Se rió de nuevo. - ¡Eso está bueno!
    - ¡Claro qué no idiota, mucho peor que eso! – Le protestó Hashirama sintiéndose avergonzado. - ¡Mira qué cómo te vayas allí, como no regreses, te juro por esta…! – Besó su puño. - ¡Qué iré y te daré una paliza! ¡Así qué…! – Calló al ver como Madara extendió su mano izquierda, dejándola entre ambos mientras le sonreía de forma intensa. - ¿Kore wa…? – Preguntó al saber lo que Madara trataba de hacer.
    - Entonces, prometamos que nos volveremos a ver aquí, algún día. – Le sonreía él. – Ni tú sabes mi apellido ni yo el tuyo, así que no hay motivo de desconfianza ni de odio. – Cerró sus ojos. – Yo prometo que volveré en este sitio para volver a verte, y cuando eso pase, me habré vuelto más fuerte y podré tirar piedras de una orilla a la otra, jamás me superarás de nuevo.
    - Eso está por verse, Madara. – Sonrió Hashirama, quien estrechó la mano de su amigo. – Prometido. Yo juro volver aquí para cuando vuelvas, volver a vernos y quizá enfrentarnos para ver quien…

    Pero desgraciadamente, Hashirama no pudo terminar cuando cuatro personas se presentaron al mismo tiempo y por direcciones diferentes… Ambos amigos se vieron totalmente sorprendidos al ver a esas personas ahí… Y fue cuando Hashirama, supo que Madara, su mejor amigo, era perteneciente al clan que era rival al suyo: los Uchiha. Hijo de Tajima Uchiha… Y fue cuando Madara supo que Hashirama era procedente del Clan Senju, una familia tan grande y poderosa como la suya y rivales de naturaleza…

    Pese a eso, ambos sabían que sus familiares vendrían… Ambos se pusieron juntos, espalda con espalda y cogiéndose de las manos mirando a sus respectivos familiares: Tajima e Izuna Uchiha, Batsubama y Tobirama Senju del Bosque… Reunidos los dos bandos, los familiares que tenían mucha rivalidad. Empezaron a discutirse seriamente pero Izuna se mantenía atrás, ya que había sido obligado a ir en ese lugar por orden de su padre. Tobirama, el hijo menor de Batsubama y, por lo tanto, hermano pequeño de Hashirama, se mostraba inexpresivo, con su acostumbrado carácter frío.

    Pronto, una batalla empezó entre los padres de ambos clanes, poniendo a sus hijos pequeños de por medio e intentando acabar con el hijo del contrario, tanto mayor como menor… Viendo esto, Hashirama y Madara, permanecieron unidos, de acuerdo en proteger a sus hermanos. Madara trataba de razonar con su padre y convencer al padre de Hashirama para que dejasen de pelear mientras su mejor amigo, mantenía a los más pequeños al margen, pero con problemas debido a que su hermano Tobirama, odiaba a los del Clan Uchiha desde la muerte de los dos hermanos pequeños que ambos tuvieron… Ambos muertos a temprana edad, entre los cinco y seis años… Sus asesinos… El Clan Uchiha.

    Madara y Hashirama, de lejos, se miraron y asintieron, viendo que no había forma de convencerlos por partes diferentes, tampoco funcionaría si se invertían los papeles… Así que decidieron cooperar los dos juntos. Ambos padres seguían peleando entre ellos, viéndose con odio en sus ojos… Tanto Madara como Hashirama trataban de hacer algo para que la situación no se volviese peor que ahora, pero, sobre todo, Hashirama luchaba para que su hermano menor, el único que le quedaba, no se viese gravemente herido, al igual que el hermano de Madara.

    Sin embargo, los padres no escuchaban a sus hijos, cegados por el odio, seguían hiriéndose mutuamente, atacándose, echándose en cara terribles palabras hirientes… Milagrosamente, ante la grave situación, el Sharingan de Madara despertó de un momento a otro y, con eso, conllevó a despertar el potente chakra que siempre había yacido dormido en su interior. Consciente de esto, Tajima Uchiha se detuvo a mirar al mayor con ese Sharingan y ese chakra envolviéndolo suavemente pero con firmeza y poder… Todo el mundo quedó absorto, impresionado, en especial, Hashirama y su padre.

    Madara, con su poder despertado y juntándole el Sharingan, fue capaz de convencer y detener a su padre y el padre de su amigo, advirtiendo que si eso se volvía a repetir, él se encargaría de ponerlos en su lugar, dándole igual quiénes fuesen. Batsubama y Tajima aceptaron, viendo que era mejor no provocar al menor y decidieron quedarse en paz, por el momento. Más tarde, Tajima le dijo a Madara que se iban ahora pero este le comentó que se adelantase, que ahora iría él. Caminó hasta Hashirama, cogiéndole de la muñeca mientras le sonreía.

    - Hashirama, matte, onegai. – Le pidió el Uchiha.
    - ¿Qué quieres? – Le trató con una sorprendente frialdad, algo que a Madara en cierto modo, le molestó.
    - Nada. – Le soltó el otro. – Mejor te dejo tranquilo. – Usó un tono molesto, sin saber porque, odiaba que Hashirama le hubiese tratado así, sintiendo un muro que los distanciaba. Luego, le dio la espalda y empezó a irse caminando pero fue detenido… El Senju imitó lo que él hizo antes.
    - Matte, Madara. – Le dijo.
    - ¿Ahora quieres hablarme? – Le miró de reojo. – Mira, Hashirama… No me gustó para nada esa frialdad con la que antes me has tratado… Así que, creo que mejor será que desaparezca de tu vida y tú de la mía.
    - Te pido disculpas… Es que… - Bajó la mirada, cosa que nunca hizo ante la presencia del Uchiha el cual, se vio extrañado y sorprendido…

    Él veía tristeza, una enorme tristeza en el Senju.

    - Hashirama. – Le llamó Madara, cogiéndole de las manos mientras le miraba seriamente. – Dime una cosa… - Suspiró mientras el castaño alzó su mirada. - ¿Has sufrido la muerte de unos familiares cercanos, cierto?
    - ¿Eh? – Se sorprendió Hashirama al ver como Madara daba en el punto exacto. - ¿Cómo sabes eso…?
    - Uno suele sufrir únicamente por la muerte de personas cercanas a ti… - El Uchiha cerró sus ojos. – Sé perfectamente lo que se siente… Hace unos meses sufrí la muerte de mi abuelo y bueno… - Se rascó la nuca. – Bueno, cuéntame.
    - Yo… No sé… Es que… - El Senju empezó a mover mucho su mirada de ojos negros, parpadeando mucho, intentando aguantar inútilmente las lágrimas que empezaban a salir sin su permiso.
    - Ven, anda. – Madara sonrió y rodeó a Hashirama con sus brazos, apegando su cuerpo al otro, dejándole sentir su calidez mientras el Senju se encontraba sorprendido pero rápidamente correspondió, echándose a llorar mientras ocultaba su rostro entre el hombro y el cuello del Uchiha. – Tranquilo, Hashirama, todo está bien. – Decía mientras le acariciaba la espalda. – Sé que es duro, así que desahógate, llora lo que necesites.
    - Se supone… Que un ninja… Nunca debe llorar… - Hablaba de forma quebradiza ante los sollozos, las lágrimas y el llanto. – Ellos… Mis dos… Hermanos menores… - No fue capaz de continuar al llorar con más intensidad.
    - Comprendo… Yo sólo tengo a Izuna pero, aún así, puedo imaginarme lo duro que puede llegar a ser perder a un hermano pequeño… - Le hablaba Madara de forma suave. - ¿Por qué murieron…? ¿Enfermaron…?
    - No… - Hashirama se separó de Madara, secándose las lágrimas y respirando profundamente para calmarse. – Fue tu clan… Fueron los Uchiha…

    Sus palabras dejaron perplejo al pelinegro, que se quedó estático en ese preciso momento… No se esperaba que su clan, fuese capaz de asesinar a niños que ni tenían la mitad del poder que deberían tener y era algo normal, pues recién se encontraban en la Era de la Guerra entre Clanes… Luego, bajó la mirada hasta oscurecerla, llamando así la atención de su amigo.

    - ¿Madara? – Se extrañó Hashirama, mirándolo preocupado.
    - Entonces… - Habló el susodicho. – No creo ser digno de ser tu amigo… - Apretó sus manos en forma de puños cuyos nudillos adquirieron una tonalidad nívea ante la fuerza producida. – Pertenezco a un clan que disfruta de la matanza, que se llena de odio… - Miró al cielo, cuya luz se reflejaba en sus ojos oscuros, con los Sharingans inactivos. – Yo… Yo no quiero convertirme en un ser sanguinario, no quiero odiar a nadie, no me quiero destruir a mí por ese sentimiento de rencor… - Miró a Hashirama. – Y no quiero lastimar a nadie de mi entorno… Solo proteger a la gente que me importa, crear vínculos, una familia, una vida llena de luz y felicidad… - Miró al suelo, asustado. – Pero… Por mis venas corre el odio de mis ancestros…
    - Estoy seguro que no serás ese tipo de personas, Madara. – Le sonreía Hashirama, acercándose al Uchiha, cogiéndole luego el rostro de forma delicada con sus manos. – Eres un Uchiha, lo sé. Pero… ¿Eso qué importa? – Su sonrisa aumentó ampliamente. – Tu corazón es puro, eso es lo que cuenta. Si lo mantienes así, no tendrás que preocuparte.
    - Pero Hashirama, yo… - Trató de decir el pelinegro, pero sus labios fueron interrumpidos por el dedo índice derecho del Senju.
    - Yo confío en ti, Madara. Creo en ti, sé qué clase de persona eres… - Cerró sus ojos sin borrar su sonrisa. – Además… En tu hermano Izuna, he visto mucha felicidad de la que tú le otorgas, ¿Cierto? – Miró de nuevo al Uchiha. – Pude ver con qué forma de admiración y ternura te mira, eres su ídolo, si no me equivoco.
    - Jejeje – Se rió el otro. – La verdad… Es que Izuna y yo estamos muy unidos… - Empezó a explicar mientras alzaba su mirada, nuevamente al cielo… Hashirama lo imitó. – Desde que él nació, en mí se produjo el instinto de hermano mayor, de protegerlo por encima de todo… No quiero que sufra, pero tendrá que hacerlo algún día para volverse más fuerte emocionalmente. – Suspiró. – Le mimo demasiado… Es pequeño todavía, debe ser feliz por el momento.
    - Eso está muy bien, eres un digno hermano. – Hashirama lo miró. – Eres el único Uchiha que conozco con ese corazón tan grande y esa alma tan fuerte. – Extendió su mano. – Pactemos de nuevo en que nos volveremos a ver cuando vuelvas de Corea, Uchiha Madara.
    - Prometido está: Senju Hashirama. – Madara estrechó la mano del castaño, y ambos, se quedaron mirándose en mutuo silencio… Eran tan amigos que las palabras no eran necesarias en muchas ocasiones. - ¿Me permites decirte algo? – Habló tras diez minutos.
    - ¿Qué cosa? – Se sorprendió el Senju.
    - Me da un poco de vergüenza pero… - Se rascó la mejilla mientras tenía ambas levemente sonrojadas… En ese momento, un sentimiento nació en Hashirama, algo que él no pudo explicarse a sí mismo… Solo sentir unas mariposas en su estómago. Madara miró a su amigo. – Eres mi único mejor amigo… El que más me conoce… El que me comprende, me aconseja… Mi fiel compañero…
    - “¿A dónde quiere llegar con todo esto?” – Pensó Hashirama, sin entender porque el Uchiha le estaba diciendo todo eso.
    - No encontraré a alguien cómo tú, eso lo tengo bien claro. – Miró firmemente al Senju. – Pero de lo que sí estoy seguro… Es que te voy a echar de menos, Hashirama. Te voy a extrañar y mucho. Vale, son sólo unos meses o quizá un par de años… Pero aún así…
    - Yo también. – Le interrumpió el castaño quien le sonrió. – Te voy a extrañar más que a nada en este mundo.

    Ambos sonrieron, nuevamente se estrecharon la mano… Hashirama decidió abrazar a Madara, y este le correspondió gustosamente, quedándose así durante unos eternos momentos, donde el contrario sentía la calidez del otro y su tranquilidad. Después, se separaron y se despidieron, marchándose por direcciones opuestas: Hashirama hacía su casa y Madara a la suya.

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    Espero que os haya gustado :D, cualquier cosa es bien recibida, ¡Nos vemos!
     
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    holis :=NEWWWA:
    priemro que nada debo de desearte éxito en tus exámenes, debes de estar tranquila y relajada ya que es la clave para aprobar ya que estas segura de tus propias habilidades n_n
    del fic? oh tu ya sabes que opino me encanta.
    y tengo una pregunta para Madara ¿que es lo que mas te gusta de Hashirama y que cosa te vuelve loco de él?
    bueno nos vemos
     
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    ¡Hola! Haha gracias por el coment (y por la pregunta), te agradezco que me aconsejes sobre los exámenes... XD, otra cosa... Sobre los mensajes privados, en Mundo Yaoi no me deja enviarte ninguno XDDDDD me dice que no tienes la "habilidad" puesta y por eso no se te puede enviar XD
     
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    :=deeaaah: ! Aquí traigo el siguiente cap, :D, sé que no hay coments pero bueno, en Amor Yaoi este fic mío (cuyos personajes NO ME PERTECEN A MÍ, si no a Masashi Kishimoto-san). Por ello iré subiendo los caps cada día (si puedo).

    Gabi, thanks for tus coments, jajaja, siempre me alegra verte :=uuhuhuhus: ! Y grax por tus preguntas, las tengo guardadas en un bloc de notas :=KITTIYN:

    Sin nada más que añadir, os dejo el cap.

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    CAPÍTULO 3 - VIAJE A COREA



    Una vez que el Uchiha menor llegó, fue castigado por su padre, quien no se le ocurrió otra forma que someterlo a un extremo e intenso entrenamiento cada día para que Madara cogiera habilidad y fuerza. La madre: Fumie, prefirió no decir nada mientras se entretenía peinando a Izuna, quien se moría del gusto.

    El día pasó y la familia de Madara partió hacia Corea, hiendo corriendo y tomando descansos… En aquél entonces, no había alta tecnología y todo tenía que hacerse manualmente… Tampoco habían barcos así que estaban obligados a ir a pie, ya sea caminando o corriendo. Ambos padres, cargaron con sus hijos para ir sobre el agua, ya que ninguno era capaz de ir sobre esta… A diferencia de Hashirama, Madara no podía ir sobre el agua.

    La familia iba avanzando mientras paraba de vez en cuando, tardándose así mucho tiempo… Pasaban los días y Madara, entrenaba brutalmente a diario mientras aprovechaba cuando se paraban… Su padre, Tajima, le enseñaba a mantenerse sobre el agua, pero el menor era incapaz de concentrar chakra en los pies debido a que esto solía ser dificultoso.

    Los días continuaron pasando, ambos hermanos iban creciendo, fortaleciéndose entre ellos al entrenar juntos mientras Tajima y Fumie se relajaban un poco… Hasta que por fin, llegaron a Corea, en una humilde villa donde la gente les esperaba… Se hospedaron en una casa de su propiedad y allí guardaron la ropa y todo lo que había en las maletas. Madara decidió irse a dormir al estar reventado…

    Desgraciadamente, su hermano Izuna no pensaba lo mismo y le daba la tabarra… Al hermano mayor, le tocaba aguantar y aguantar hasta que el pequeño se cansase, cosa que no parecía suceder y la paciencia de Madara iba tocando límite… Hasta que no aguantó más, se abalanzó sobre su hermano, el cual, pudo evadir ese movimiento y salir del cuarto riéndose antes de que Madara llegase a tirarle la almohada, la cual, se empotró contra la puerta.

    - ¡¡Y NO VUELVAS A MOLESTARME, IZUNA BAKA!! – Chilló Madara, harto de la pesadez de su hermano menor, el cual, siempre le tocaba literalmente las narices de una forma anormal… A veces, creía que a Izuna le gustaba hacerle enfadar… Más tarde, Madara miró por la ventana y suspiró. – “Hashirama… Tú seguramente ya te habrás hecho más fuerte que yo… ” – Sonrió. – “Se me hace muy extraño pasar tanto tiempo fuera de mi casa… De mi hogar… Espero volver pronto… Esto de estar a Corea se me está haciendo un rollazo.” – Pensaba fastidiado mientras se sentía aburrido".

    La noche no tardó en llegar, Madara dormía después de cenar y ducharse… Su cabello había crecido mucho desde entonces, se había vuelto rebelde en diferentes longitudes, estilo escalado mientras, poco a poco, su mechón de cabello del lado derecho, iba cubriendo su ojo del mismo sentido y una coronilla de pinchos de cabello se iba formando poco a poco alrededor de su cabeza… Se hacía más alto y por los entrenamientos, su cuerpo se iba tornando con una ideal musculatura, aunque no dejaba de ser fino.

    Los días continuaban pasando y el siguiente año se aproximaba… La madre, Fumie, había vuelto a quedarse embarazada, nuevamente esperaban a un nuevo familiar… El tiempo que el ahora adolescente Madara había pasado en Corea, lo había aprovechado no sólo para entrenar, si no para aprender y conocer la lengua, la cultura y las costumbres, cada rincón y su paisaje… Ahora dominaba el coreano y su forma de escribir, se conocía las calles humildes y los lugares más inaccesibles. Pronto, Madara llegó a ser muy admirado por muchos coreanos, altamente popular y las chicas se morían por él… Pero no recibían la atención del Uchiha mayor…

    Además, Madara aprovechó para ir escribiéndole cartas a Hashirama, quien las recibía gustosamente, leyéndolas con atención y detalle, letra por letra, palabra por palabra y signo de puntuación por signo de puntuación. Él también había crecido, se había hecho muy fuerte a lo largo de los meses… Y ansiaba la llegada de Madara, que él volviera de Corea para recibirle en su lugar secreto, donde se conocieron.

    Sentado en su cuarto, Hashirama disfrutaba de la lectura, viendo la caligrafía de su mejor amigo, quien le daba la noticia que pronto, su madre tendría un nuevo miembro a la familia… No sabía si era niña o niño, pero que lo iba a querer igual, fuera cual fuera el género. También le informaba que había aprendido el coreano en unas tres semanas, cosa que sorprendió al Senju por ese rápido aprendizaje en la lengua… Y es que Madara tenía una inmensa facilidad para aprender las cosas, siendo el más rápido de todos.

    En ese momento, su hermano Tobirama entraba por la puerta del cuarto y al ver esa carta, le miró con cierto enfado que fue notado por el mayor, quien, al terminar de leer, lo miró un tanto cansado.

    - ¿Hasta cuándo vas a seguir con esa actitud? – Habló Hashirama, mirando a su hermano menor.
    - Hasta que te des cuenta que los Uchiha son gentuza, bastardos. No son de fiar. – Le contestó, notándose molesto. - ¿Por qué eres tan amigo de Madara Uchiha? Él pronto cambiará, ya lo verás.
    - Porque Madara no es cómo tú crees que es. – Le respondió el castaño, harto de la actitud del albino. – Madara es mi mejor amigo, más bien dicho: ¡Mi íntimo amigo! Con él lo comparto todo, no hay secretos entre nosotros. Te puedo asegurar que lo conozco completamente y no es un ser como los de su clan. – Le explicaba, mirándolo seriamente. No iba a permitir que se le faltase el respeto a Madara simplemente por pertenecer a un clan como el que tenía…
    - Estás ciego y pagarás por tu error, onii-san. – Tobirama se sentó, cruzándose de brazos. – ¿Qué pruebas tienes qué Madara no será cómo los de su clan?
    - Porque él, al igual que yo, busca la paz. – Hashirama sonrió. – Madara… Es un ser lleno de alegría, de optimismo y fuerza de voluntad. Está lleno de cariño, comparte sus cosas con el resto con mucha amabilidad y es comprensivo. Sabe notar cuando alguien está triste, enfadado, deprimido… Cuando algo malo sucede. – Le explicaba, mirando a Tobirama seriamente de nuevo.
    - Pero esas personas cambian rápidamente. Los Uchiha son seres sanguinarios sin piedad, que si tienen que matar, lo hacen sin pensarlo dos veces. Eliminan al primero que se les ponga por delante si le llegan a considerar su enemigo. – Le contradijo Tobirama. - ¿Qué acaso te olvidaste de cómo mataron a nuestros dos hermanos pequeños? ¡No se merecían ser asesinados de esa forma y menos siendo tan pequeños! ¡Esos Uchiha son unos bastardos sin sentimientos! – Le chillaba, haciendo referencia a su dolor ante la muerte de sus hermanos menores.
    - No lo he olvidado. – Hashirama bajó la mirada, de forma triste. – Pero no voy a estar toda mi vida amargándome por ello, odiando a personas que no debería odiar… Sé que ellos son los asesinos de nuestros pequeños… Pero… No podemos hacerle nada… Sucedió sin que pudiéramos evitarlo… - Suspiró. – Créeme que sentí mucha impotencia al ser incapaz de poder hacer alguna cosa en aquél entonces… - Miró a Tobirama de forma enfurecida. – Pero lo que no te voy a permitir, es que por eso, odies a Madara sin conocerlo. Él me ha demostrado que se sacrificaría por sus seres queridos, haría cualquier cosa por ellos con tal de protegerlos y mantenerlos a su lado. Madara es una buena persona, hay luz en su corazón, en su mente, y en sus ojos. – Apretó sus puños. – Es la clase de persona que todos querríamos tener.
    - Por tus palabras puedo deducir que sientes algo por él. – Le habló en un tono acusador. - ¿Estás enamorado de Madara, Hashirama-onii-san?
    - No. Solo le tengo respeto, algo que a ti te falta tener. – Le juzgó Hashirama, nunca se controlaba la boca cuando se enfadaba y es que cuando le tocaban la moral, era realmente aterrador.
    - Hm. Está claro que estás de parte de ese bastardo. – Tobirama se levantó pero rápidamente fue detenido por una madera que salió de quien sabe dónde… El albino se vio sorprendido y miró a su hermano, quien era el causante de eso. - ¿Cómo puedes…?
    - Estos meses he estado entrenando mucho. – Le explicaba su hermano. – Digamos que he podido desarrollar un Kekkei Genkai único en nuestro clan y del resto. – Le sonrió. – Dime, Tobirama, ¿Deseas aprenderlo?
    - ¿Enserio…? – Se sorprendió el albino. - ¿Estás dispuesto a enseñarme?
    - ¿Por qué no? – Los ojos de Hashirama se mostraron alegres y pacíficos. – Eres mi hermano menor, supongo que tienes derecho a aprender lo que yo te pueda enseñar.
    - Es igual. – Dijo Tobirama, sorprendiendo al otro. – Haré de mi propia fuerza, mi propio elemento.
    - Oh bueno… Como quieras… - Sonrió torpemente aunque esa sonrisa duró poco. – Pero si necesitas ayuda, pídemela, Tobirama.
    - Hai, hai. – Pasó el albino, marchándose del cuarto.

    Hashirama miró por la ventana con cierta nostalgia en sus ojos… Deseaba que Madara llegase pronto de Corea, ansiaba verlo y hablar con él… Pero al parecer, se iría a tardar bastante en regresar… Suspiró y se tumbó, quedándose así por un buen rato.

    Nuevamente, los días pasaban, el fin de año llegó y con ello, el invierno. En Corea hacía bastante frío hasta tal punto de nevar… El embarazo de Fumie era muy avanzado mientras Madara, su hijo mayor, estaba atento con ella. Izuna dormía y Tajima había ido a una reunión con unos amigos que se había hecho allí.

    Fumie hablaba tranquilamente con su hijo, le era muy agradable, el ambiente era suave y tranquilo… Madara se había fortalecido mucho a lo largo del tiempo, había dominado innumerables técnicas de su clan y desarrollado otras… Su Sharingan había adquirido la tercera aspa y con ello, ese color rojizo suave terminó convirtiéndose en uno concentrado de color escarlata. Poco a poco, su chakra iba incrementándose más y más. Se había vuelto más maduro de mente, y aunque su padre intentó inculcarle el rencor en su persona, Madara se las había ingeniado para evitar sentir ese destructivo sentimiento… Se había mantenido alegre y optimista, fuerte de espíritu con una voluntad de fuego, seguía siendo una persona llena de emociones, aunque se había tornado más serio y más inteligente.

    Las semanas pasaban y llegó el parto de Fumie en un tres de febrero… Madara esperaba fuera de la sala especializada donde se encontraban los médicos de aquél entonces. A su lado, Izuna parecía impaciente pero también preocupado… Ambos hermanos estaban inquietos, aunque Madara parecía estar un poco más tranquilo.

    Las horas pasaban y pasaban, a ambos hermanos se les hacía eterno el tener que esperar y estaban realmente aburridos… Izuna se había dormido pero Madara seguía despierto, esperando pacientemente… Estaba aburrido y lo admitía pero haciendo escándalo no iba a conseguir nada… Así que optó por ser paciente. El rato continuaba… Los segundos parecían minutos, los minutos parecían horas, las horas en meses y los meses en años… Todo parecía ir más lento de lo normal… Esto, le frustraba a Madara, que el tiempo avanzase con tanta lentitud hasta tal punto de parecer eterno…

    Hasta que se quedó pensando en esa palabra…

    Eterno…



    Edited by Ikki_Tenma - 17/6/2013, 19:59
     
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    «Mírame hacia abajo y verás a un tonto, mírame hacia arriba y verás a tu dios, mírame de frente y te verás a ti».

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    Meditando sobre la estupidez en los antis

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    hola
    que malos los de aui al no djearte comentarios
    pero en fin, por lo menos te aman en amor yaoi no'
    perdon por djerte este mesaje ahsta hora
    nos vemos
     
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    ¡Hola Gabi! Pues no, aqui no me quieren :(, pero bueno, ¡En Amor Yaoi me aman, eso me hace sentir feliz! Y aunque tu comentario es algo corto, igual lo agradezco, al menos se que te acuerdas de mi y eso es mas que suficiente :D.
     
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  10. Akasuna no Conny
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    Ahhhhh, cielos :33 Esto me gusta :=duouou:
    :=omgdf: Ya no puedo esperar la continuación, mi primer Mada/Hashi, o viceversa xD Espero continues pronto. Parece que a Madara ya se le esta ocurriendo algo como de inmortalidad, porque aun no tiene MS :=uuum: Ñaaaaaai :3 Continua y pues, te agregare en hotmail, me aceptas eh? :=WORKIN: Y Tobirama -.- Madara es hermoso, aceptalo niñito. Y tambien Izuna, me recuerda a Sasuke siendo protegido por Itachi.
     
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    OMG!! PERDONAAAAAAAAAD!! Me tardé muchísimo con la conty pero es que todo este tiempo estuve muy ocupada, además, continué el fanfic en Amor Yaoi, ¡Lo siento, de verdad, no volverá a suceder! ¡No me matéis!

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    Capítulo 4 Un nuevo hermano



    De alguna manera, eso le hizo pensar en el Sharingan… Que este Kekkei Genkai no tenía ese simple nivel, si no uno más superior y así sucesivamente…

    Hasta que sintió el llanto de un bebé que recién nacía… Supo entonces que el nuevo miembro de la familia había venido al mundo… Esperó un rato más y fue llamado por los médicos. Madara despertó a Izuna y junto a este, entraron a la sala donde vieron a su nuevo hermano menor, ya que era un niño… Otro varón.

    - Ha este paso, no nacerá ninguna niña… - Habló Izuna, sonriendo torpemente.
    - Que más da. – Madara sonrió y Fumie le permitió coger al recién nacido. – Ya tenemos a un hermanito, Izuna. – Decía mientras se encariñaba con su nuevo hermano.
    - ¿Qué nombre le vais a poner? – Habló uno de los médicos de la sala, mirando a la familia.
    - Pues… - Tanto Fumie como Tajima se mostraron dudosos… Esta vez, no habían pensado en un nombre… - No lo sabemos todavía con seguridad… - Fumie se mostraba pensativa, al igual que su marido. Madara les observó y fue entonces, que un recuerdo, se le vino a la cabeza…

    Flash Back…

    - Madre, ¿Cómo se llama este sitio? – Preguntaba un Madara de doce años, viendo un valle hermoso lleno de vegetación de un color verde intenso, el río pasar por en medio, con sus aguas cristalinas y puras, limpias de toda contaminación.
    - Este es el Valle Kyuhyun. – Le informó la madre, sonriéndole tiernamente. – Es uno de los valles más famosos de Corea, conocido por su belleza natural incomparable.
    - ¡Sí, es hermoso! – Se ilusionó Madara.


    Fin Flash Back…

    - Se llamará Kyuhyun. – Habló el hermano mayor de Izuna.
    - ¿Qué…? – Sus tres familiares le miraron sorprendidos.
    - ¿Kyuhyun? – Repitió la madre, luego el padre y finalmente el menor.
    - Sí, Kyuhyun. – Afirmó Madara. – Será un niño hermoso como el valle de Corea.


    Fumie sonrió al ver como Madara recordó el valle que le mostró un día… Le parecía un nombre hermoso, más aún por haber sido elegido por su hijo mayor, quien siempre demostraba ser un gran hermano que cuidaba de todo y de todos, en especial de sus pequeños. Se quedaron hablando, Tajima estaba apoyado en la pared, cruzado de brazos, Izuna tumbado al lado derecho de su madre y Madara al izquierdo mientras el recién nacido yacía en el pecho de su madre, una imagen familiar muy hermosa a la vista.

    Era un momento relajante y emotivo, en especial para Madara, quien nuevamente había jurado proteger a su hermano menor por encima de todo sin dejar a Izuna de lado. Fumie sonrió al ver el noble corazón de su hijo, y le acarició el rebelde y largo cabello que poco a poco se iba formando.

    Pasaron cuarenta días desde que Fumie se recuperó del parto de su hijo Kyuhyun, quien nació un tres de febrero de luna nueva y ahora, se encontraba en la casa de Corea de su familia, justamente, en los brazos de su hermano mayor mientras Izuna le hacía compañía. Los padres se mantenían hablando tranquilamente mientras ellos estaban al jardín sin ser escuchados.

    - Me sigue pareciendo un nombre raro. – Habló Izuna, de brazos cruzados mientras miraba al bebé.
    - Pues a mí me parece uno muy hermoso. – Sonreía Madara, quien miró a su hermano. – Algún día te llevaré al Valle Kyuhyun, verás que es un lugar hermoso.
    - Creo que no va a ser posible. – Le dijo Izuna, utilizando un tono levemente arrogante. Madara se extrañó.
    - ¿Por qué no? – Preguntó el otro.
    - Porque nos iremos la semana que viene de vuelta a casa. – Sonrió Izuna. – Ya era hora… Un año y varios meses estando aquí se me han hecho aburridos.
    - ¿Volveremos? – Sonreía Madara ampliamente. Por fin podría volver a ver a Hashirama de nuevo, enfrentarse a él y ver cuánto había mejorado.
    - Claro. – Izuna miró a su hermano. – Pero no te hagas ilusiones, Madara. – Le empezó a decir. – Sabes muy bien que nuestro padre no te va a dejar que vayas a ver a ese Senju. – Hablaba, refiriéndose a Hashirama.
    - Pues bien que tú te veías a escondidas con Tobirama. – Le echó en cara, con una expresión de picardía en sus ojos.
    - ¡¿Na- nani?! – Se mostró incrédulo el menor. - ¡Yo no me veo a escondidas con ese bastardo! – Negaba pero su sonrojo era más que evidente.
    - Si claro… - Se rió Madara, utilizando un tono sarcástico. – Te gusta Tobirama Senju, Izuna-kun. A mí no puedes engañarme, yo soy quien te he criado junto a nuestra madre. – Nuevamente sonrió. – Te conozco mejor que nadie.
    - ¡¡Urusai, eso no es cierto!! – Seguía replicando.
    - ¿Te avergüenzas de sentir esos sentimientos? – Miró de forma sería a Izuna. – Mira, Izuna… Si sientes algo por Tobirama Senju, no significa nada malo, te lo digo enserio.
    - Hm… - Se cruzó de brazos. – Ningún Uchiha puede enamorarse de ningún Senju.
    - ¿Quién puso esa estúpida ley? – Volvió a preguntar Madara. – Sentir algo por alguien es natural, nadie puede decirte de quien puedes enamorarte y de quien no, ¿Entiendes? – Utilizaba un serio tono que denotaba firmeza. – El corazón nadie lo dirige, nadie manda en él.
    - ¿Y tú? – Izuna miró a su hermano mayor. – Tú también te reunías con Hashirama Senju y a escondidas.
    - Hashirama y yo sólo somos amigos y rivales. – Le sonrió. – Nos conocimos en el bosque del río… Yo trataba de tirar piedras de una orilla a otra pero no podía hacerlo… - Empezó a explicar.

    Flash Back…

    - ¡Kuso! – Se quejaba un Madara de cinco años al no poder llegar a lanzar piedras de una orilla a otra, sintiéndose realmente frustrado. - ¡Está vez lo conseguiré! – Cogió nuevamente una piedra. - ¡¡Allá va!! – La tiró hacía adelante pero nada, no llegó. - ¡Aaaah, rayoooos! – Chillaba realmente enfadado.

    Hasta que al ver como una piedra era lanzada desde atrás suyo y llegaba a la otra orilla, lo sorprendió realmente… Se quedó estático durante unos instantes y luego, se giró. Pudo apreciar a un niño de su edad, de piel morena, ojos negros alegres pero serios, pelo corto marrón oscuro totalmente liso con un flequillo que decoraba su frente de un estilo raro.

    - ¡¿Y tú quién eres?! – Le preguntó sin la más remota educación. - ¡¿Cómo pudiste conseguir eso?! – Señaló hacía adelante, refiriéndose a la piedra que lanzó y que llegó a la otra orilla, cosa que él no consiguió.
    - No es muy difícil tirar piedras de una orilla a la otra. – Le contestó el recién llegado. – Sólo que te vi y decidí conocerte. – Le sonrió. – Se ve que no puedes llegar a la otra orilla con una simple piedra.
    - ¡Urusai baka! – Le chilló pero se cruzó de brazos. – No tengo mucha fuerza en los brazos, por eso no puedo.
    - Creo que no eres fuerte y por eso no puedes. – Caminó hacía Madara hasta quedar a su lado. – Pero eso puede cambiar, ¿No?
    - Hm – le miró molesto. – Me gustaría saber quién rayos eres tú y a qué has venido. – Se cruzó de brazos, cambiando su expresión a una desconfiada y acusadora.
    - Mi nombre es Hashirama, vivo a la dirección opuesta a la tuya. – Señaló dicha dirección mientras la sonrisa no se le borraba. - ¿Y tú?
    - Yo soy Madara. – Le contestó sin dejar ese tono molesto. – Si has venido a burlarte de mí será mejor que te largues por dónde has venido.
    - Oye tranquilo, no he venido a causar problemas. – Se cruzó de brazos el castaño. - ¿Qué tiene de malo conocer a una persona? – Le miraba seriamente. – Si no puedes lanzar piedras de una orilla a otra no es problema mío.
    - ¡Urusai! – Le volvió a chillar. - ¡Te demostraré que si puedo hacerlo!


    Fin Flash Back…

    - Así fue cómo nos conocimos Hashirama y yo. – Madara sonreía torpemente. – En aquél entonces yo solía ser muy vulgar… Aunque no he cambiado mucho en ese aspecto.
    - ¿Entonces Hashirama es mayor qué yo? – Se sorprendió Izuna.
    - Por supuesto y Tobirama también. – El pelinegro miró a su hermano menor. – Hashirama es tres meses mayor que yo y tres años mayor que tú.

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    Espero que os haya gustado, una vez más, pido disculpas por haberme demorado una eternidad, de seguro queréis atarme a un palo y prenderme fuego... Hice esperar mucho, U_U, gomenasai. Para los que quieran contactar conmigo, que me agregen a [email protected] o bien, pueden encontrarme en Facebook: Naty (Tenma) Blazquez Rodriguez. Estaré encantada de hablar con aquellos que deseen contactar conmigo.

    Si tenéis alguna duda con el fic o alguna pregunta para algún personaje (cosa que saldrá en los extras, también estoy pensando en hacer las tomas falsas, pero no he pensado mucho en cómo las haré :S), dejadla en el comentario o bien, apuntadla y decídmela cuando hayáis contactado conmigo :D.

    Nos vemos people, ¡¡Ciaao, Bye bye!!
     
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  12. Akasuna no Conny
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    Efectivamente... ya tenía la hoguera. No! Jaja xD Me moría de la depresión pero al menos estas de vuelta *Necesitaba capítulos* xD Espero que sigas actualizando y dándome mis dosis de HashiMada :=tardesds: Jajaja okya ._.
    Ultima cosa. Ahh y me disculpo, no se mandar mensajes xD Aprenderé, lo juro. Pero amm, ah si, estaría encantada de hablar contigo :=yeahyie: Encontré un perfil de FB, https://www.facebook.com/natalia.blazquezrodriguez?fref=ts supongo esta eres tu.
    Ahh, no se si prefieras no añadir a los amigos y solo hablar por mensaje, ya que no me sale la opción de añadirte a los contactos u.u Bien, si quieres añadirme mi perfil es: https://www.facebook.com/connielaufeyson A tu servicio Cx Oknoooo' Bye!
     
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    En efecto, Conny, esa soy yo, jajajaja, ya te mandé solicitud :D. Gracias por no matarme, jaja, hasta ya tenías la hoguera preparada y todo... XDDDDDD. Vengo a traeros más dosis del fic, jajaja, advierto de nuevo que ES MUUUUUUUUUUUUUY LARGO, mi único spoiler, es que este fic supera los 50 capítulos.

    Dejo la advertencia de que los personajes de Naruto no me pertenecen a mí, si no a Masashi Kishimoto. Aviso de que hay personajes OC (originales míos) que son clave en la historia, los veréis conforme esto vaya avanzando :D. Recuerdo una vez más que cualquier duda que tengáis, decídmela de inmediato y con gusto os responderé. CUalquier pregunta para cualquier personaje del fic, dejadla en el comentario para que en los extras sea respondida.

    Dejo el spoiler que este fic tendrá varias temporadas, esta es tan sólo la primera. Espero que os guste :D. Ty for don't kill me, haha.

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    Capítulo 5 De regreso a casa: un reencuentro



    Después de esa charla, las horas volvían a pasar y la familia regresaba a su hogar de origen. Madara esta vez, iba en el agua mientras Izuna seguía siendo cargado por su hermano mayor, ya que aún no había aprendido a ir sobre el agua.

    Pasaban los días y finalmente, la familia de Tajima regresó a su verdadero hogar… No había cambiado mucho, todo parecía ser igual… En cuanto llegaron, los Uchiha celebraron el ya pasado nacimiento de Kyuhyun. Madara yacía pendiente de su hermano más pequeño, era la costumbre de mantenerlo vigilado para que nada malo le ocurriese…

    Hasta que Izuna lo cogió de la camisa de cuello alto y se lo llevó a rastras al cuarto, extrañándolo mucho… Una vez allí, Madara se cruzó de brazos, esperando una explicación.

    - Madara, ahora que hemos regresado a casa… - Le dijo Izuna. - ¿No tienes algo pendiente?
    - ¿Algo pendiente? – Se volvió a extrañar el mayor.
    - Hace unas semanas decías que en cuanto volvieras a casa te irías a encontrar con una persona. – Izuna se cruzó de brazos. – Él te debe de estar esperando.
    - ¡Kuso! – Madara se llevó las manos a la cabeza. - ¡Se me había olvidado, gracias por recordármelo! – Empezó a irse corriendo.
    - ¡Matte, Madara! – Le chilló Izuna.
    - ¡¿Nani?! – Se giró el susodicho.
    - Nuestro padre no te va a dejar y lo sabes… Además… - Suspiró. – Estamos celebrando el nacimiento de Kyuhyun… Y con más razón no te van a dejar ir.
    - ¡Ya me inventaré alguna excusa! – Le contestó Madara, volviendo a correr.

    La familia al verle se miró entre sí y, su padre, llamó al mayor a ver qué ocurría… Madara se las ingenió, diciendo que había dejado un regalo en la cabaña del río en el que solía ir de pequeño. Una vez fuera de casa cuando su padre le dejó ir, Madara invocó a un pájaro, dándole una carta y diciéndole que buscase a Senju Hashirama. El pájaro obedeció a su dueño y voló rápidamente en busca del ninja mencionado, Madara corrió rápidamente hacía el bosque.

    Por otra parte, Hashirama estaba en su cuarto, dibujando un bosque con algunas pinturas que había podido conseguir con mucho esfuerzo… Cabía decir que le gustaba pintar y ese sería su segundo cuadro. El primero que tenía, era un dibujo de él con su mejor amigo al que hacía ya un buen tiempo al que no veía… Iba a continuar dibujando de no ser porque un pájaro de un parecido al águila real, apareció en la branca de una maceta lo suficientemente resistente para aguantar su peso.

    Hashirama se dio cuenta y abrió la ventana, acercándose al ave. El animal le extendió el pico, donde había una carta que el castaño cogió con delicadeza para evitar lastimar al pájaro, el cual, fue acariciado por el Senju, quien finalmente, abrió la carta y se puso a leerla. Al instante, reconoció esa caligrafía y supo que era de Madara… Sus oscuros ojos brillaron felices al saber que el Uchiha había regresado de Corea y le esperaba en su lugar secreto… El ave desapareció en una nube blanca, dando a entender al Senju que era una técnica de invocación débil.

    Hashirama no tardó en irse de la casa para llegar al bosque, cerca del río, para volverse a ver con Madara Uchiha, su mejor amigo. Iba con prisas, la ansiedad por volverse a reencontrar con él, volver a sentir su voz y sus quejas, le recorría por todo su cuerpo… Necesitaba verlo sin duda… A lo largo del tiempo, Hashirama fue sintiendo cada vez más, un sentimiento que al principio lo creyó extraño cuando vio a Madara levemente sonrojado cuando eran más jóvenes… Dicho sentimiento, lo reconoció como algo poderoso.

    En un visto y no visto, Hashirama llegó rápidamente al bosque y se adentró con una habilidad experta, evitando ramas, pasando sobre ellas, saltando potentemente… Miraba a todas partes, esperando ver a quien deseaba ver… Pero nada, no había rastro del Uchiha por ningún lado… Sentía los nervios a flor de piel, la emoción en su corazón y la alegría en su alma. Fue entonces que al llegar a un tronco donde había una cabaña hecha a lo alto del árbol, miró a ver si él se encontraba allí… Rápidamente, sintió unos objetos cortantes hiendo en su dirección… Se protegió usando su elemento de la madera, donde se clavaron unos shurikens. Hashirama miró por todas partes, esperando ver al culpable de semejante ataque…

    Y sus ojos oscuros se abrieron como un par de platos al ver quien venía por la dirección en la que miraba… Había cambiado mucho desde aquél entonces… Se había vuelto más alto, más atractivo y su cabello había crecido considerablemente… Su rostro, fue expresando una gran alegría, con una enorme sonrisa… Por allí… Después de tanto tiempo… Uchiha Madara se reunía con él, cumpliendo la promesa.

    - ¡Madara! – Se alegró Hashirama. El Uchiha al sentir su nombre, se sorprendió al ver a aquél ser allí… Era estúpido y no lo reconocía… Hashirama corrió hacía él, abalanzándose sobre el pelinegro en el proceso y tirándolo al suelo, quedando el Senju encima. - ¡Cuánto tiempo ha pasado! ¡Te ves irreconocible!
    - ¿Ah? – Se mostró confundido el Uchiha. - ¿Y tú, quién rayos eres?
    - ¿Eh? – Se sorprendió Hashirama. - ¿Qué pasa, no te acuerdas de mí? – Se rió. - ¡Soy yo, Madara! ¡Hashirama Senju!
    - ¡¿NANI?! – Chilló Madara incrédulo y le señaló tremendamente sonrojado. - ¡¿HASHIRAMA?!
    - ¡Pedazo de baka, no me reconociste! ¡Mira que me pongo a llorar! – Se mostró sarcástico, aunque la alegría en el Senju no se disipaba y se encantaba de ver ese sonrojo en las mejillas níveas del Uchiha. - ¡Te ves irreconocible!
    - ¡Tú sí qué estás irreconocible! – Madara por su parte, seguía alucinando… Hashirama no solo se había vuelto más maduro a simple vista… Si no que, de además, se había vuelto más atractivo que él… - ¡Has cambiado mucho desde aquél entonces! ¡Casi no te reconozco de no ser porque mencionaste tu nombre!
    - Tienes mala memoria – le replicó el castaño. – Pero quién me iba a decir que te dejarías el cabello así de largo… Es muy hermoso.
    - ¡Urusai, me avergüenza qué me digas eso! – Le repuso Madara adquiriendo un sonrojo más potente si se podía. - ¡Tú sí qué estás completamente diferente! – Le volvió a señalar. - ¡Estás un poco más alto qué yo, más musculado, te has…! ¡Matte! ¡¿Te has dejado el cabello largo?! – Usó un tono incrédulo.
    - ¿Qué no te has dado cuenta? – Se volvió a reír mientras se apartaba de encima del Uchiha. – Me sienta bien, ¿No?
    - Si, si te sienta bien – decía pasando de él. – Hemos cambiado mucho, pero, ¿Cómo has podido reconocerme? – Le miró curioso.
    - Más que obvio, Madara. – Le sonrió el castaño. – Tu cabello es muy similar al que tenías cuando eras más joven. – Decía mientras tocaba la cabellera del Uchiha. – Y se ve que te lo cuidas mucho, el tacto es suave y sedoso, fresco al mismo tiempo además de que brilla mucho.
    - Sí, bueno… - Se tocó el cabello de forma avergonzada. – Mi madre insistió en que me dejase el cabello largo y cuidármelo cada día… Así que… - Sonrió torpemente.

    Hashirama le miraba alegremente, compartiendo una conversación con el Uchiha, quien parecía haber cambiado poco… Sólo que, esta vez, Hashirama se veía sorprendido cuando se dio cuenta que Madara era capaz de seducir a cualquiera sin darse cuenta… Sabía que su amigo se había vuelto atractivo… Demasiado…

    Como no fuese capaz de controlarse, él: Hashirama Senju, sería capaz de hacerle cosas malas a Madara Uchiha en ese momento… Más tarde, entraron en la cabaña.

    - Cuéntame algo de ti, Hashirama. – Sonreía Madara mientras yacía tumbado en el suelo de madera del humilde lugar, mirándole con una intensa expresión, seduciéndolo.
    - Pues como ves, yo también he cambiado un poco en este tiempo – decía él, sentado y apoyando sus brazos en sus rodillas, levemente separadas. – No sólo físicamente.
    - Sí, se nota. – Madara miraba a Hashirama de arriba abajo sin educación alguna, con su característica vulgaridad. - ¿Y no tienes novia? Me sorprende que con lo atractivo que te has vuelto, ninguna haya caído en tus redes.
    - Ninguna me llamó la atención, jeje. – Hashirama se rascó la nuca. – ¿Y tú, Madara? Digamos que no te has quedado atrás… - El Senju también miró de arriba abajo a su amigo, de forma detallada… Obviamente, esa inspección no pasó desapercibida por el Uchiha, quien se aprovechó de ello, se levantó e hizo provocativos giros con su cuerpo, dándose así, un aire sensual, provocativo y seductivo.
    - ¿Realmente te parezco alguien seductor? – Madara sonreía con picardía. – Digamos que al poco tiempo de llegar a Corea las chicas se morían por mí… Pero las costumbres de allí impiden a las mujeres estar con otros hombres que no sean elegidos por la familia.
    - ¿Entonces, alguna te llamó la atención? – Se sorprendió Hashirama, de alguna forma, se sintió celoso.
    - Que va… Admito que eran guapas pero no me atraían… - Madara se empezó a reír. - ¡La mayoría se hacían las inocentes! ¡De seguro eran más putas que las ratas! – Habló sin cuidar sus palabras, su vocabulario…
    - Realmente, no has cambiado tu vulgaridad… - Hashirama sonrió torpemente. – Siempre con insultos…
    - ¿Qué pensabas? No me gusta cambiar totalmente, ¿Y si me vuelvo cómo los de mi clan? ¡No, no, no! – Movía de un lado a otro su cabeza. - ¡Eso jamás!
    - Y haces bien – Se rió levemente. – Entonces… Ni tú ni yo hemos tenido novia… Menudo par estamos hechos… - Volvió a reírse de forma alegre.

    Pero lo que Senju Hashirama no contó, es que Madara se pusiera de forma provocativa enfrente de sus narices… Muy cerca de su rostro… De sus labios… Su mirada tan intensa, es como si dijese: “Ven a mí, soy únicamente para ti. Tómame.”

    - Hashirama… - Madara sonrió con picardía. - ¿No me digas qué esperaste a que yo llegase? – Respiró profundamente. - ¿Tanto me deseas?
    - ¡Cállate, no digas esas burradas! – Le replicó Hashirama, sintiéndose nervioso y notar como el sonrojo aparecía débilmente en sus morenas mejillas. - ¡¿Cómo piensas eso?!
    - Bueno… - Madara puso una mano en el pecho del castaño. – Viendo lo atractivo que te has vuelto y que no te has interesado por ninguna mujer… Como que me da a pensar que la única persona que te interesa soy yo… Un Uchiha. – Volvía a sonreír con esa picardía.

    Sin embargo, esta vez, Madara fue el que se vio sorprendido cuando se vio debajo de Hashirama… El ambiente de alguna forma, se había vuelto intenso entre ambos y los dos lo notaban, se sentían acelerados que por alguna razón desconocían.

    - ¿No serás tú quién me desea a mí? – Sonreía Hashirama, dándole a entender a Madara que cuando se lo proponía, él también podía ser capaz de seducir a altos niveles como lo hacía el Uchiha.
    - Estás delirando. – Se burló el pelinegro.
    - Aquí el único con ganas de seducir eres tú. – Le echó en cara su jueguecito provocativo. - ¿No habrás pensado qué no me había percatado de tu juego, verdad?
    - Oh por favor… - Madara se rió utilizando un tono de sarcasmo. – Sé perfectamente que eres muy inteligente y que mi juego saldría a flote a la mínima… - Una vez más, esa sonrisa provocativa aparecía en sus labios. – Pero al menos, lo que yo quería de ti salió tal y como esperaba.
    - ¿Nani? – Se sorprendió Hashirama.
    - Tus reacciones al verme tan seductor, ¿O no? – No borraba esa sonrisa y para colmo de males hacía el Senju, Madara se puso en una pose provocativa de todo ser inocente al que cualquier pervertido desearía hacerle cosas malas.
    - Será mejor que dejes tu juego. – Le dijo Hashirama, tratando de controlarse… Era más que obvio que Madara era un experto en la seducción… - Espero que no se te haya olvidado con quien estás tratando, Madara. No soy como una persona cualquiera.
    - ¿Me tomas por una prostituta? – Se sintió ofendido. – Ni que me hubiese tirado a medio pueblo.
    - No sé porque pero no me extrañaría – se rió Hashirama.
    - Sigo siendo virgen, para tu información, listillo. – Madara parecía asesinar al castaño con la mirada.
    - Si quieres que te crea, demuéstramelo. – Le retó Hashirama sin tener en cuenta lo que acababa de decir.
    - Oh Hashirama… - Madara empezó a reírse a carcajadas, llorando de la risa. - ¡¿Quieres qué te lo demuestre?! ¡Madre mía! ¡Lo qué me acabas de decir! ¡Eso si es ser un ero-baka!
    - ¡Matte! ¡¿Qué rayos pensaste?! – Hashirama por alguna razón se sintió muy avergonzado… Lo pensó y se dio cuenta de su error. – Kuso… Ya comprendo… - Se llevó la mano a la cara.
    - ¡Debes estar mal de la cabeza! – Seguía riéndose el Uchiha, poniéndose de espaldas a Hashirama para golpear la madera con su puño. - ¡Quieres qué te lo demuestre! ¡Pues no sé en qué cama!

    Con dichas palabras, Madara seguía estallando en risas ante la estupidez de Hashirama… Este, trataba de razonar con el Uchiha pero con nulos resultados… El castaño trataba de calmarse, admitía que Madara era muy espontáneo en muchas ocasiones, imprudente e hiperactivo en cierto modo… Cualquiera podía pasárselo bien a su lado con sus tonterías…

    Pero el pelinegro dejó de reírse al sentir el aliento del Senju en su oído y la calidez de su cuerpo sobre el suyo… Madara se sintió nervioso, fuertemente sonrojado y con el corazón bombeando con fuerza… Algo extraño le ocurría y no sabía el motivo… Esta vez, el seducido era él hasta tal punto de sentir excitación.

    - No sé porque debes de mal interpretarme… - Hablaba Hashirama en una voz baja y suave. – Lo que te dije antes, lo dije sin pensar… Ya sabes lo idiota que puedo ser…
    - Y tú dices ser inteligente… - Le respondió Madara, totalmente quieto mientras permanecía debajo del castaño.
    - Pero si deseas que te haga ese tipo de cosas, solo debes pedírmelo. – Sonrió el Senju, causando el nerviosismo en el Uchiha.
    - ¡¡Urusai pervertido!! – Madara se giró rápidamente, poniendo las manos por delante de su pecho sin tener en cuenta a quien tenía encima y el que había conseguido estar entre sus piernas… La ropa, era lo único que separaba sus cuerpos.
    - Ahí tienes tu timidez, salida a flote. – Sonrió Hashirama.
    - En cierto modo puedo llegar a ser tímido si me lo propongo. – Le contestó Madara, quien sacó un kunai de quien sabe dónde. – Y si no te apartas, juro que este kunai impactará en tu cuerpo.
    - Eso si es que puedes. – Sin embargo, el Senju no se sentía amenazado… Madara no tuvo en cuenta que se encontraba sobre la madera… Un elemento que Hashirama dominaba a la perfección, ya que él era el creador de ese Kekkei Genkai.

    Madara se vio sorprendido al ver su mano bloqueada por una madera que salió de debajo… Intentó resistirse pero le fue inútil, no había escapatoria… Incrédulo, miró a Hashirama sin decirle nada y el castaño, le informó que ese era su nuevo Kekkei Genkai, el que él había desarrollado por sí mismo… Madara trató de liberarse de la madera que le ataba la mano, pero su resultado fue sólo que Hashirama le bloquease la otra mano y ambas piernas para evitar que se moviese.

    El castaño se levantó sobre el Uchiha, sonriendo todavía. Miró por la ventana sin cristal y le dijo al pelinegro que ahora, comprendía porque su clan finalizaba con: “del Bosque”. Era referencia a que podrían controlar la madera si eran capaces de desarrollar ese Kekkei Genkai, únicos en ellos y que ningún otro clan sería capaz de imitar y/o desarrollar.

    Lo que Hashirama nunca contó, es que Madara saliese de su atadura quemando la madera a través de su cuerpo… Incrédulo, escuchó como el pelinegro le contaba que por mucha madera que el controlase y le pudiese atar, él la podría quemar a través del chakra de su cuerpo invirtiéndola en fuego. El Senju sonrió… No esperaba menos de Madara Uchiha…

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    Espero que os haya gustado :D, dentro de unas horas, subiré otro cap. De nuevo, doy las gracias por haber tenido semejante paciencia con este fic, la verdad, es que por andar tan ocupada, casi me olvidaba de q tamb lo tenía subido aquí, jajaja, todo gracias a Gabi, que me lo recordó.
     
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  14. Akasuna no Conny
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    :'D Muchas gracias por añadirme.
    50 capítulos? GENIAAAAAAAL... *Salta como loca* Esto me esta gustando enormemente... Estaré diario aquí como zombi esperando continuación. Si, mi hoguera y hasta los demás que siguen este fanfic esperándote para quemarte. Y Madara listo con jutsus de fuego por no ponerlo con Hashirama, y ese ultimo proporciono la madera de tu hoguera :=RINRUM: Ya estoy desvariando jajaja. Bien, ya me largo. Pero ahora todos te amamos y festejamos tu regreso x3
     
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    Prrrrp!!
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    Jajajaja, pues ya no habrá hoguera que valga, ya estoy aquí, :D. Ahora mismo, os traigo buenas noticias.......................... ¡¡TRAIGO EL CAP 6!! Sé que este fanfic supera los 50 capítulos (no spoilearé cuántos, exactamente, sólo lo sabréis si vais a Amor Yaoi y buscáis por AlmaTheBest XD, esa soy yo), aún así, iré subiendo aquí, un cap por día y si me animo MUCHO MUCHO, subiré tres.

    Algunos caps no son muy largos, tales como este, pero espero que os guste. :D.

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    Capítulo 6 El vínculo



    Después de ese acontecimiento, pasaron unos años y Madara cumplió los veinte años, cambiando poco en el carácter y mucho en el físico, su cabello había crecido más que antes y ahora, lo tenía a la cintura con rebeldes mechones que parecían un mar de espinas y su cuerpo, se había vuelto bien formado y bello. Izuna tenía diecisiete años, había cambiado mucho física y psicológicamente… Dejó de ser aquella persona tímida y amable a una fría y muy reservada. Kyuhyun tenía diez años y el pobre, recibía un mal trato por parte de Izuna pero siempre pasaba todo el rato con Madara, llegando a unirse mucho con su hermano mayor, al igual que Obito, quien tenía seis años, siendo el más pequeño de todos…

    Los hermanos menores, tenían un fuerte vínculo con su hermano mayor, quien hasta ahora, había cuidado de ellos y les había protegido de todo… Izuna solía tener constantes batallas personales con Tobirama, pero los dos siempre terminaban de una forma u otra, juntos. Tajima pensaba simplemente que era por la rivalidad pero Fumie y Madara, sabían acerca de los sentimientos que ambos tenían entre sí…

    Por otra parte, la relación entre Madara y Hashirama se había estrechado mucho, no había secretos entre ellos y compartían tiempo juntos, a raíz de ahí, Kyuhyun no podía disfrutar plenamente de su hermano mayor ni poder jugar o entrenar con él y se sentía triste por ello… Pero Obito siempre estaba para ayudarlo, apoyarlo y hacérselo olvidar.

    La relación entre Hashirama y su hermano Tobirama había mejorado mucho, ambos habían aprendido a confiar entre ellos, a contarse las cosas y a comprenderse mutuamente y un vínculo de hermanos se estrechó brutalmente, siendo inseparables. Hashirama apoyaba los sentimientos que su hermano tenía por Izuna y Tobirama apoyaba a su mayor de los sentimientos que tenía por Madara, quien en cierto modo, se alejaba del albino debido a que este sentía una gran confusión entre Izuna y él… Su carácter frío no había cambiado y tampoco su poca amabilidad… Pero era ver a Madara y de alguna forma, deseaba hacerlo suyo a cualquier precio… Pero veía a Izuna y es que se derretía…

    Hashirama le había dejado bien claro que como se acercase a Madara, pagaría las consecuencias y más, si le hacía algo que él no deseara. Pronto, los consejeros del Clan Uchiha, fueron haciendo una estrategia con la ayuda del líder del clan: Tajima, para acabar con la vida de su esposa debido a que empezó a ser un gran estorbo… Un estorbo porque impedía que Madara cayera en el odio que los consejeros y el padre deseaban y así, incrementar el poder en el hijo mayor del líder…

    Los problemas de salud de Fumie no tardaron en hacerse presentes y fueron volviéndose graves a lo largo de los días… Madara comenzaba a asustarse mucho y para que no le viesen llorar, salió corriendo de la casa y se fue directo al bosque, donde precisamente, Hashirama se encontraba, decorando la cabaña para que no se viese tan sosa… El Senju se dio cuenta de la presencia del Uchiha y fue hacía él… Fue verle en ese terrible estado y se preocupó al instante.

    - ¿Madara, qué ocurre? – Habló Hashirama, poniendo las manos sobre los hombros del Uchiha. - ¿Estás bien…?
    - Hashirama… - Madara le miró, con una expresión de profunda tristeza y miedo… Un miedo que se notaba en todo su ser… Rápidamente, abrazó al Senju, buscando protección. – Tengo miedo…
    - ¿Miedo? – Repitió el castaño, rodeando al Uchiha con sus brazos, brindándole calidez, protección y cariño. - ¿Qué sucede?
    - Mi madre, Hashirama… - Los ojos oscuros de Madara empezaron a hacerse acuosos. – Mi madre está muy enferma… Tengo miedo que vaya a morir… No quiero que… Le pase nada… - Se tapó la cara, empezando a llorar con muchísima intensidad. Hashirama lo estrechó levemente contra su cuerpo, abrazándolo también con intensidad pero sin hacerle daño. El castaño acariciaba el negro y rebelde cabello de Madara mientras ambos caminaban a la cabaña y se sentaron apoyándose en la pared de madera.
    - No te preocupes Madara, tranquilo, todo estará bien. – Le decía mientras trataba de tranquilizarlo. – Tu madre se va a recuperar, ella debe de ser una mujer fuerte… - Intentaba darle ánimos. – Verás que se recuperará pronto, estoy seguro que ella luchará por ponerse bien, ¿Qué es lo que tiene exactamente?
    - No sé pero… Está más pálida que de costumbre, más débil… Apenas come y se pasa el día durmiendo… Dice cosas incoherentes… Y suda mucho… - Hablaba el Uchiha asustado. – Tengo miedo… No quiero que se muera, Hashirama… - Seguía llorando.
    - No se va a morir. – Le contestó el Senju. – Mira, conozco a un buen médico que quizá pueda hacer algo al respecto… ¿Deseas qué lo mande para cuándo me regrese a casa? – Miraba preocupado a Madara.
    - No quisiera que te molestases por mí… Tu clan podría… - No terminó de acabar al ser interrumpido por Hashirama.
    - Si se interpone mi clan, ya me inventaré alguna excusa… Pero tampoco es molestia, Madara. – Levantó el rostro del Uchiha de forma delicada, viendo su cara húmeda con abundantes lágrimas que irritaban sus enrojecidos ojos… A Hashirama se le partió el alma al ver a su amado Madara de esa forma. – Luego iré a enviar una carta al médico, seguramente él sabrá que hacer.
    - Ha- hai… - Asintió Madara.
    - No te preocupes, verás que todo estará bien. - Le dijo Hashirama mientras dejaba que el Uchiha se aferrase a él con fuerza para sentirse protegido, ya que el miedo le invadía por completo. El rato pasaba y ambos se encontraban en la cabaña… Madara aferrado a Hashirama, con su rostro apoyado en el pecho del castaño, sintiéndose más relajado… El Senju, lo miraba de vez en cuando, vigilando que el Uchiha estuviese bien… Había venido tan alterado… Le dio la sensación de que se sentía desprotegido… Quizá porque su madre corría el riesgo de morir… Decidió invocar a un pequeño pájaro, y escribió una nota que dejó en el pico del ave, la cual, partió hacía el médico que atendía excelentemente al Clan Senju.

    Hashirama volvió a mirar a Madara, viéndole relajado, aunque tenía algunos pequeños sollozos… Opinó que la mejor opción, sería estar allí hasta que él se calmase… Venir en tal estado de alteración no era bueno y calmarse resultaba algo difícil… Hasta que al sentir la voz de Madara, Hashirama reaccionó enseguida.

    - Hashirama… - Habló el Uchiha de forma débil.
    - Madara, ¿Cómo te sientes? – Le contestó el Senju preocupado. - ¿Estás más tranquilo?
    - Un poco… - Suspiró el pelinegro. – Puedo… ¿Puedo preguntarte algo…?
    - Lo que quieras. – Le sonrió cuando Madara le miró.
    - Nosotros… Es decir… - Desvió la mirada, sintiendo sus mejillas arder por el sonrojo. – Tú y yo… Siempre… ¿Siempre permaneceremos unidos, verdad…? – Miró a Hashirama como si se tratase de un cachorro que necesita de cariño… Una expresión que le fue irresistible al Senju.
    - Siempre permaneceremos juntos, Madara. – Hashirama le acarició la cabeza. – Yo no tengo pensado alejarme de ti, ¿Y tú?
    - No, yo tampoco. – Volvió a apoyar su cabeza en el pecho del castaño. – Gracias por… Ayudarme.
    - No hay que agradecer, es lo que haría un buen amigo. – Le respondió Hashirama. – Me alivia saber que te has calmado.
    - Gracias a ti. – Habló el Uchiha, extrañando al Senju.
    - ¿A mí? – Miró interrogante a Madara, no acababa de comprender a qué se había referido con eso. – Yo sólo te ayudé.
    - No. – Negó el otro. – Los latidos de tu corazón me calmaron… Me condujeron a la tranquilidad… - Volvió a mirarle. – Supongo que ese es tu don: calmar a la gente.
    - Te equivocas. – Le sonrió tiernamente. – Mi don eres tú.
    - ¿Eh? – Se sorprendió Madara, quien sintió su corazón palpitar fuertemente. - ¿A qué te refieres?
    - Pues eso… Que tú eres el tesoro que yo tengo. – Le sonreía con una expresión que el Uchiha dedujo que había algo más que una simple amistad… Y eso, le alegraba.
    - ¿Yo soy tu tesoro? – Sonrió Madara, provocando la alegría de Hashirama al ver esa dulce sonrisa en el rostro del pelinegro.
    - Por supuesto… Eres lo más preciado que tengo, no te cambiaría por nada en este mundo. Eres especial para mí. – Las mejillas de Hashirama adquirieron un tono rojizo… Sentía su corazón palpitar fuertemente y levemente, sentía los nervios recorrerle por todos los lados…

    El ambiente entre ambos volvió a ser intenso pero cambió a ser uno íntimo… Uno que sólo ellos compartían entre sí… Únicamente, se miraban esperando algo del contrario… Los dos se sentían relajados, pero por esos sentimientos que tenían entre ellos y que no se habían confesado, se sentían acelerados al mismo tiempo… Madara volvió a apoyar su cabeza en el pecho del castaño, escuchando los latidos de su corazón, calmándose en el proceso. Hashirama, por su parte, acariciaba la espalda del pelinegro, apoyándolo en esos momentos difíciles… Si Madara no hubiese apoyado su cabeza en su pecho, quizá, él hubiese aprovechado ese momento para hacer algo mágico que sentenciase una próxima y seria relación entre ambos…

    Las horas pasaron y Madara, ya tranquilo, se despidió de Hashirama, quien le miraba irse sonriendo… El Uchiha al regresar a su casa, dijo que le habían arrebatado el regalo, que intentó recuperarlo pero no le funcionó la estrategia… Así que su familia no le regañó, pensando que Madara había tratado de hacer todo lo que él había dicho durante todo ese rato… Un rato que aprovechó para estar con el Senju…

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    ¿Veis? Un cap corto, espero que no os moleste :D, gracias por ir atentos/as con el fanfic, espero vuestros comentarios ;).
     
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99 replies since 4/6/2013, 13:40   6186 views
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