Pecados capitales Lemon-SasuNaru o NaruSasu (VAMPIROS) Capítulo 6 FINALIZADO

Pecados capitales es el nombre de una discoteca y a la que solo asisten personas importantes e igual a ellos.

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  1. pri_sasukelove20
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    Espero recibir más apoyo con esta historia.



    Capi 3:

    Saltó el muro sin esfuerzo alguno, cayó del otro lado en el césped parado y siguió su camino con demasiada agilidad y cuidado. La mansión Uchiha era enorme y digna de admiración, un camino de piedra lisa con un farol a cada extremo le acompañaba, el patio estaba repleto de flores de todos colores y formas. También contaba con una enorme fuente de agua con un pez como adorno de donde salía el líquido cristalino continuamente.

    Miró desde lo alto la ventanilla que daba a su habitación. Sin problema alguno dio otro brinco y llegó al balcón, abrió el gran ventanal y lo cerró haciendo un mínimo de ruido. Sus ojos escarlata miraron sin dificultad cada objeto en el cuarto, se quitó la cazadora que le pertenecía al blondo y se acostó con ella entre sus brazos. Su nariz inmediatamente viajó a esa prenda gravando una y otra vez el característico olor de su pareja, jadeó, se estaba excitando. Suspiró intentando tranquilizarse.

    Estaba molesto, no, furioso. Furioso por haberlo dejado solo en ese sitio, ni si quiera quiso despedirse. Le abandonó luego de haber hecho el amor, de haber consumado un pacto por toda la vida. De alguna forma, Sasuke se sentía usado, oprimió las manos con fuerza en la cazadora y sus ojos prácticamente llameaban.

    —No te desharás tan fácilmente de mí, me perteneces… eres mío y te encontraré.





    Han transcurrido dos días. Son las tres de la mañana y aguarda en la salida de un bar su próximo blanco. Observó tras las sombras a unos borrachos salir del local, apoyándose uno en el otro y cantando con una voz desentonada cruzando la calle despreocupadamente. Al dejar de mirarlos y enfocar la vista en el lugar, por segundos, unos simples segundos vio borroso. Entrecerró los ojos, parpadeó varias veces y su vista era la misma. No era la primera vez que ocurría. Más específicamente esto le pasaba desde hace dos días.

    Desde que dejé a Sasuke.

    Se golpeó mentalmente el rostro, no era el momento de divagar en estupideces. Su olfato se agudizó al momento de cambiar sus ojos azules al rojo sangre. Olió a kilómetros sangre fresca y recién servida, maldita sea, el bastardo no salía del bar y ya estaban otros vampiros haciendo de las suyas con algún pobre desgraciado.

    El ver borroso no era su única dificultad, la sed era su mayor problema. Su padre no tenía idea de lo que había hecho con otro vampiro y deseaba que nunca tuviese que enterarse de aquella bochornosa situación. Más él siempre estaba pendiente de su hambre, y cuando en la mañana apareció por la agencia le esperaba sonriente con unas cuantas bolsitas del líquido rojo que había obtenido del banco de sangre. Una conversación breve y una despedida un tanto fría, ya estaba acostumbrado a esos tratos tan gélidos por parte de su progenitor. Al llegar a casa se deleitó absorbiendo el líquido vital de los seres humanos de aquel material que lo contenía, estaba muy fría pero no le importó. Sin embargo, durante la tarde tuvo un horrible malestar.

    La sangre que su padre le proveía como días anteriores había sido eliminada de su cuerpo por los constates vómitos. La sangre que siempre bebía, ahora su cuerpo la rechazaba como un virus, una peste. ¿Por qué? No lo comprendía. Era la sangre de siempre. ¿Por qué le hacía mal? En el momento que la llevó a sus labios admitió que estaba realmente muy amarga, pero pese a ello, su padre se lo había conseguido con tanto esfuerzo y no iba a derrocharla por una nimiedad.

    Y he aquí las consecuencias. Otra misión que llevar a cabo y su boca suplicaba por un poco de sangre. Unas gotas aunque fuesen. Su sed estaba al borde de la cordura, sentía que iba explotar y lo menos que apetecía era matar a un ser humano. Jamás se lo perdonaría. Salió de sus cavilaciones y su vista captó inmediatamente a su presa salir del bar, naturalmente alcoholizado. Apuntó el arma directo a la nuca, debido a su ebriedad no era capaz de detectar la presencia de otro de los suyos, algo que le venía demasiado bien y más si le daba la espalda. El disparo se escuchó de manera estruendosa debido al arma que utilizaba con frecuencia, Naruto amaba las escopetas. Le resultaban más fáciles de manejar. Se desapareció en un instante escuchando a solo unos pasos los gritos de terror de los que habían salido a curiosear.

    Otra misión exitosa.

    Al saltar al techo de un enorme edificio no pudo evitar caer de cara contra el piso debido a lo débil que estaba. Esto nunca le había ocurrido, sintió un poco de temor, debería hablar con su padre. Por otro lado, no quería preocuparle. Su estomago rugía de hambre, apretó los nudillos con fuerza conteniendo sus ansias de matar gente inocente. Lo peor de todo es que debido a sus sentidos subdesarrolladas podía percibir todo. Todo a su alrededor sus oídos lo captaban. La gente durmiendo en cada piso de ese edificio de lujo, gente gritando, gente riendo, respirando, comiendo…

    —¡Basta! ¡Basta ya!-gritó aturdido. Sus ojos escarlata brillaban más de lo normal por el incontenible deseo de matar, su cuerpo pedía sangre a toda costa-No más…-murmuró exhausto, se levantó del piso y salió huyendo a su departamento lo antes posible.





    Un nuevo día inicia y con ello el hecho de afrontar su sed a cualquier costo. Más cuando está en el lugar de trabajo junto a su padre y compañeros. Una junta importantísima se llevó a cabo esa mañana con hombres millonarios y muy distinguidos. Él prefería mantenerse alejado del campo empresarial y esperar por las misiones que su padre u otro miembro le brindaban. Fingiendo estar bien ante todos, se mantenía firme sentado en una oficina en compañía de otros tres muchachos de su edad.

    —Deberíamos hacer una fiesta, ¿no les parece?-preguntó un joven castaño con unos tatuajes triangulares en cada mejilla.

    —¿Y cuál sería el motivo?-miró al otro con una vista seria pero relajante a la vez. Un joven de cabello largo negro que estaba amarrado por una coleta en su espalda, se desconocía el color original de sus ojos, en su lugar llevaba lentes de contacto blancos. Dándole el aspecto de una persona ciega.

    —Problemático-susurró el tercero con claro cansancio. Pelo atado en lo alto con una coleta también de mirada desinteresada. Perdido en su propio mundo de ensueño.

    —Tks. ¿Qué no es obvio?-señaló al blondo que permanecía sumamente callado-En lo que lleva aquí, jamás le hemos hecho una celebración. Naruto lo merece. Ha matado a más de mil chupasangres, ha salvado a miles de personas de sus horribles colmillos.

    El oji-azul le miró sorprendido. Entre ellos no existía ningún lazo de amistad. Kiba parecía el único preocupado por su bienestar, Shikamaru le ignoraba la mayor de las veces y Neji siempre buscaba que cometiera algún error en su perfecta imagen de cazador y perro fiel del dueño de la agencia. En resumen, amigos no tenía.

    —¿Por qué habría de hacerlo?-habló el de ojos perlas-Después de todo es su trabajo. Para eso fue creado.

    Creado, sí. Nació para eso solamente, matar vampiros con sus mismas cualidades.

    —¡Neji, cállate!-gritó el castaño molesto.

    El blondo se puso de pie de la silla y decidió irse de allí. Antes de abandonar la oficina se detuvo al abrir la puerta con el silencio asfixiando el ambiente.

    —Díganle a mi padre… que vendré luego.

    Cerró tras él escuchando la voz de Kiba llamándole, pero le era imposible seguir junto a Neji allí. Las ansias de matar podrían ganarle a su razón y morder el cuello de su compañero tan serio. Es cierto, él también carecía de emociones, careció…

    Desde el desafortunado encuentro con ese azabache todo parecía ir de mal en peor. Era su maldita culpa, se había interpuesto en su camino y le había hecho sentir cosas tan… tan extrañas que no tuvo más remedio que dejarse llevar. Todo ello había desencadenado una noche de puro éxtasis, su primera vez y con otro vampiro del mismo sexo.

    Esquivó las miradas de miedo y desprecio de los que trabajaban para su padre. Había mucha gente circulando en este prestigioso establecimiento. Solo tenían acceso los amigos y clientes de su padre. Si el resto de la población se enterase que ese lugar que brindaba dinero para armas y experimentos especificados para la extinción de seres nocturnos, muchos pondrían el grito en el cielo y las autoridades de todo el mundo serían un obstáculo demasiado difícil por superar. Solo pocos tenían el beneficio de trabajar bajo el mando de Minato Namikaze y recibir una jugosa paga por ocupar una de las cientos de oficinas de los pisos aunque también resultaba un lugar muy peligroso en el que ejercer profesión.

    Custodiada por el lado de afuera por guardias, cámaras en diferentes puntos del edificio, alarmas y llenos hasta los dientes por personas capacitadas en aniquilar vampiros con armas de lo mejor. Era una fortaleza indestructible. El rascacielos de treinta y uno pisos. Eso pensó hasta que oyó la sonora alerta perforándole los tímpanos.

    —¡Atención a todos, un intruso ha invadido el edificio! ¡Repito: un intruso ha irrumpido en el lugar! ¡Se cree que es un chupasangre, orden de matar permitida!

    Las mujeres y hombres comenzaron a correr despavoridos empujándole. Las oficinas se vaciaban y las reuniones eran interrumpidas de inmediato. Estaba muy débil, su cuerpo era más pesado, en su estado un humano podría matarle sin problemas. Se aferró a las paredes antes que le tiraran o lo pisaran en medio de la desesperación.

    —¡Jefe!-gritó Neji viéndolo venir por el pasillo junto a un grupo de sus clientes.

    —La alarma, la escuché. ¿Cuántos son?

    —Uno.

    —¿Uno? Tanto escándalo por uno, ¿nadie ha podido detenerle?

    —Eso intentamos, jefe, pero es muy escurridizo. Está subiendo piso por piso. Las cámaras no lo captan, parece poseer la habilidad de súper velocidad o tal vez el camuflage. Nuestros hombres hacen lo que pueden, aunque ninguno ha logrado darle al blanco.

    —¿Dónde está Naruto?-demandó saber.

    —Yo…

    —Estaba con nosotros pero no podía esperarlo más, jefe-respondió Kiba mirando de reojo a Neji-Parecía apurado.

    —Todavía debe de estar en este piso, rápido, encuéntrenlo y denle la orden de acabar con esto de una vez.

    —Sí, señor-se inclinaron junto con Shikamaru que había decidido mantenerse al margen de todo.

    Salieron corriendo para buscar al blondo aunque era seguro que no necesitara de una orden viendo la gran escena que se estaba montando de piso en piso.

    —No se preocupen-miró a sus clientes-Mi hijo se hará cargo del pobre que tuvo la desgracia de meterse a la boca del lobo.-sonrió con orgullo, el grupo se mostró aliviado y retomaron la caminata a un lugar más cómodo para hacer negocios; sin saber que su hijo estaba al borde de colapsar.

    Debajo de Minato, estaba el blondo valiéndose de las columnas y paredes del lugar. Escuchó gritos de terror debajo de sus pies, el piso de abajo parecía lidiar con el vampiro. Maldijo su estado de debilidad. Se sentía un completo inútil, su padre se avergonzaría al verle. Oyó los disparos, los guardias advirtiendo a los trabajadores que guardaran distancia y se mantuvieran en su lugar.

    Naruto dedujo que al no haberle atinado con una sola de las balas de plata, se trataba de un formidable enemigo. Para haber logrado entrar y subir piso por piso hasta llegar a la planta veintiséis era endemoniadamente muy veloz. Estando a punto de bajar a donde se encontraba la maldad pura, fue sorprendido por el hoyo a unos pasos de él. Una grieta circular rompiendo el piso, de él saltó el chupasangre sosteniendo con una mano el cuello de un guardia de seguridad. Pisó donde estaba todavía en pie, los gritos de pánico no se hicieron esperar por las personas que se resguardaban detrás de sus escritorios. Algunos aún permanecían encerrados en oficinas oyendo todo con claridad. Miraron al rubio esperando que actuara, que les salvara de aquel demonio chupasangre.

    —Todos resultaron una panda de inútiles. Deberían haberles despedido-sonrió de medio lado.

    No podía ser verdad, ¿o lo era? El olor suculento de Sasuke llenó sus fosas nasales como un intenso perfume. Sintió que las fuerzas le llegaban nuevamente, se sintió vivo, poderoso. Los ojos azules se tiñeron por el escarlata, los largos colmillos dieron lugar en su dentadura, las marcas en sus mejillas se acentuaron y sus uñas crecieron hasta ser garras. Le gente le miró con miedo aunque también con algo de esperanza. Se dejó ver al salir de la columna de donde se aferraba, su presencia fue captada al instante por el otro vampiro.

    —Naruto-murmuró, su mirada quemaba, el blondo se estremeció con solo enfrentarle visualmente.

    —Suéltalo-ordenó furioso. Sin embargo, un deseo indescriptible se desataba en su interior.

    —Como tú digas-dejó caer el cuerpo del guardia bruscamente ya inconsciente. El resto miraba incrédulo la acción del azabache, le había hecho caso a Naruto. ¿Tenía poder sobre él?

    —Naruto-jadeó.

    El rubio paseó la mirada por su cuerpo más detenidamente. Pantalones de cuero negro, botas también de cuero, y una larga gabardina también oscura. Llevaba guantes en la mano, el cabello rebelde, y una mirada tan sensual que le calentaba cierta parte de su anatomía. Sea como fuese, se rendía, se rendía ante Sasuke.

    Perdón, padre.

    —Naruto, ven-le pidió extendiendo sus brazos.

    Caminó hasta el moreno con la mirada estupefacta de los empleados fijamente sobre él. ¿Les había traicionado? Cuando le tuvo cara a cara, simplemente actuó por instinto. Se abalanzó al cuerpo de Sasuke con deseo. Hambre.

    —¿Qué mierda está…?-Neji quedó sin habla al ver la escena.

    —¿Naruto?-Kiba lo miró boquiabierto. Acababan de bajar y se encontraban con algo difícil de creer.

    —¿Él está…?-musitó Shikamaru-Está alimentándose…

    Veían entre los brazos del enemigo al blondo. Sasuke le apresaba con firmeza la ancha espalda, mientras Naruto se daba el gusto de beber la sangre que tanto había necesitado aferrándose con fuerza a los hombros del pelinegro.

    —Aah, Naruto, tran-tranquilo-le acarició la cabellera rubia-Bebe despacio, me estás lastimando-susurró. Miró al trío con los ojos desmesuradamente abiertos y rió-¡Ustedes! ¡Sepan algo, Naruto me pertenece! ¡Es mío, mi pareja, y no dejaré que esté rodeado de humanos!

    Neji crujió los dientes y contuvo la ira al oprimir sus nudillos. Los otros dos no lograban asimilar mucho que digamos.

    —Naruto nos traicionó-susurró.

    —Mío, ¿verdad, mi rubio?-jadeó recorriendo con sus dedos el pelo dorado.

    La sangre de Sasuke… es deliciosa.


    (Continuará)
     
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