Aquellos días en los que te conocí (UsagixMisaki)

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  1. Jess-chan
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    Yaoizando al mundo

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    Hola, esta es mi primera historia de Junjuo Romantica, este Fic esta dedicado para mi gran amiga Alexx-chan(Te quiero mucho), espero que esta historia sea de tu agrado y sin mas que decir queridos lectores disfruten esta historia.

    Jess-Chan



    Prologo





    Apenas a la edad de mis diecisiete años he viajado a muchos lugares, he conocido a muchas personas, me he enamorado incontables veces pero aun así a pesar de todo esto, mi corazón ha dejado de latir.

    El mundo ha cambiado bastante en las últimas décadas, las personas que hace tanto tiempo conocí poco a poco desaparecieron dejando solo tras de sí una existencia efímera que se desvaneció junto con el viento, me preguntó cuántas veces he presenciado las incontables guerras que cada generación trae consigo, la hambruna, el odio, la ira y la tristeza permítanme presentarme ante ustedes hoy… mi nombre es: Misaki Takahashi.

    Si y como ustedes lo sospechaban soy inmortal, he visto el paso del tiempo arrasar con este mundo pero aun así no importa cuánto tiempo pase, cuantas personas mueran, cuantas armas me lastimen seguiré vagando en este mundo sin sentido alguno.

    ¿Vampiro dices? Jajá no, yo no soy un ser tan irreal, no dependo de la sangre para existir, ni devoro humanos para poder sobrevivir, simplemente hace mucho tiempo se me ha encargo el cuidado de los humanos, aunque no solo a mí, como yo hay personas que comparten la misma carga… es un castigo que se nos ha impuesto por Dios, por haber cometido el pecado más imperdonable para un Ángel… ¡Matar!


    Capítulo 1
    Encuentro Predestinado




    Esta vez he decidido vivir en Tokio, en un pequeño apartamento, también he pensado en ingresar a algún lugar de estudios al que los humanos llaman: “Universidad” , aunque me parece bastante inútil pero creo que de esta manera encontrare una distracción de esta monótona existencia.

    También conseguí un trabajo de medio tiempo a pesar de que tengo el dinero suficiente para vivir otros mil años, no me gusta la soledad porque esta me recuerda cosas que preferiría olvidar, me gusta ayudar a la gente y es por eso que trabajo y suelo donar dinero a personas o instituciones que lo necesitan, no me gustan las mansiones lujosas, ni las ropas de marca, pero para poder coexistir con esta sociedad me he forzado por lucir netamente humano.

    Preferencialmente no tengo ningún sentimiento que me ate a la humanidad, no siento dolor, ira, felicidad o angustia por ellos, al igual que yo ellos solo dejaran un leve rastro que desaparecerá algún día sin que nadie se dé cuenta de su existencia.

    He conocido personas con las cuales he formado un laso que comúnmente ellos llaman: “Amor”… pero me pregunto si verdaderamente he llegado a estar enamorado.

    Abrí mis ojos, el sol matutino siempre causaba estragos en mí, podía sentir su calidez abrasadora acariciar mi rostro, me desperece dispuesto a levantarme, mi cuerpo se sentía agarrotado, suspirando di un vistazo a la habitación en la que me encontraba, se sentía tan vacía… posando mis pies descalzos sobre el frio suelo me levante algo tambaleante.

    La soledad de aquel apartamento me invadió como cada mañana, camine hacia el baño para alistarme e ir a mi trabajo, posando mis manos sobre el lavado dirigí mi mirada hacia el espejo que me reflejaba con esa frialdad abrumadora.

    Mis ojos son de un color verde y mi cabello es castaño, mi piel no es pálida más bien debería decir que es algo tostada, mi cuerpo siempre ha tenido un aspecto frágil y menudo, cosa que me fastidia, ¡Como me gustaría ser más alto!

    A simple vista me veo como un humano ordinario, claro que luciría como uno todo el tiempo, tan solo si mis alas no se reflejaran de vez en cuando en mi sombra. ¡Es realmente molesto!
    _

    Después de vestirme abrí las cortinas de las ventanas de par en par dejando que la luz inundara aquel solitario lugar, tomando mi desayuno mientras disfrutaba de la leve brisa y del hermoso paisaje de aquel perfecto cielo azul y despejado.

    No me quejaba de esta vida pero… ¡Como extrañaba ser libre! y volar por los cielos, como anhelaba la sensación de sentir el aire golpear mi rostro con esa gentileza tan sutil y abrumadora.

    De repente el extraño aparato que compre hace unos días me sobresalto sacándome de mis ensoñaciones de manera brusca… si esa cosa que llaman:“Celular” -empezó a retorcerse en la mesa.

    Tomándolo con cuidado los inspeccione cuidadosamente para saber qué era lo que le pasaba, un número desconocido apareció en la pantalla luminosa, tanteando con mis escasos conocimientos de ese aparato pude contestar.

    -¿Diga?

    -¿Takahashi? ¡Ohayo! Hablas con Sakakibara, Jeje perdón que te llame tan temprano pero era para preguntarte si tal vez podrías tomar mi turno solo por hoy-comentó aquel chico que apenas y conocía-suspire.

    -Claro no hay ningún problema Sakakibara…-respondí, ¡Ah! Casi lo olvidaba, ese chico era mayor que yo así que… ¿Debería agregar el San a su apellido?-s…san-complete, la verdad que no me importaba ese tipo de formalidades pero tenía que actuar como un típico chico japonés.

    -Gracias Takahashi, bueno hablamos.

    Colgó, no pude evitar gruñir levemente, dirigiéndome hacia la puerta me coloque los zapatos para salir de mi apartamento.
    _

    Las personas caminaban siempre presurosas, concentradas en sus propios problemas cotidianos, indiferentes al dolor de los demás, pero podía ver con indiferencia cuantas de esas personas no regresarían a su vida normal, con sus familias y sus amigos, tanta gente que no aprovechaba sus últimos momentos antes de morir inesperadamente.

    Tsk, porque será que los humanos se empeñan en vivir una vida tan aburrida y cuando por fin tienen que dejar este mundo, se dan cuenta que nunca la han disfrutado como se debía y quieren vivir.

    La gente entra y sale del establecimiento, el tiempo pasa muy lento, como me gustaría que pasara algo interesante en este momento, no se tal vez podría caer un meteorito… ¡Eso sería sumamente divertido! Pero por el contrario sé que no pasara, durante toda la tarde pude contar tres accidentes de tráfico, de los cuales en total murieron tres personas, tres personas que no volverán a casa con sus familias, tres personas por las cuales sus conocidos lloraran y exclamaran de lo injusto que fue el destino.

    Pero ¿Realmente es injusto? La muerte es lo más natural para estos imperfectos seres que Dios ama tanto.
    _

    Por fin salí del trabajo, ya sentía mis músculos faciales agarrotados de tanto sonreír-suspire-la noche era fría tanto que podía observar mi respiración condensándose en el aire.

    Ya era tarde, el cielo había oscurecido y las estrellas lo adornaban grácilmente, ¡Como me gustaría poder volar! Para tocar ese inmenso manto oscuro, pero hacía más de mil años que había jurado nunca más volver a volar… se preguntaran porque, pero la razón es muy simple… ya no tengo un lugar para volver.

    Aunque en días como estos puedo sentir la hormigueante sensación que recorre mi espalda febrilmente, puedo sentir las incontrolables ganas de volver a ser yo mismo, pero si lo considerara, este mundo se vería envuelto en caos y destrucción.

    Dirigí mi vista hacia el rio, me gustaba ese lugar era tan relajante y mucho más por la noche, era una buena forma de escaparme de la realidad. De repente algo atrajo mi atención la silueta de una persona cayendo al césped abruptamente, asombrado me dirigí presuroso a socorrerla.

    -¡Oh! Es lindo-susurre al momento que me ponía de cuclillas para observar mejor el rostro de aquel hombre que yacía desmayado, su cabello era de un color azabache y su piel era de un color pálido, al obsérvalo tan detenidamente pude darme cuenta de que esta persona era mucho más alta que yo. -Tsk, esto será un problema-susurré, acariciando sutilmente los cabellos desordenados de esa persona.
    _

    ¡Uf! ¡Por fin! Había llegado a mi apartamento, esta persona era realmente pesada, si no fuera por mi baja estatura habría llegado más rápido, pero siendo realistas me había tomado una hora completa traerlo hasta aquí.

    Aunque si soy sincero, me he sorprendido esta vez de mí mismo, no es que tenga un laso especial con estos seres, siempre me he mantenido al margen de las situaciones sin importar el problema, pero en estos momentos creo haber perdido una parte de mi antiguo yo al ayudar a este humano. ¿Quién sabe? Tal vez fue lastima ya que por su olor puedo saber que está gravemente enfermo y probablemente solo le queden unas semanas de vida.

    Sin saber cómo con mis piernas temblorosas pude llevarlo hasta mi cama para que descansara. Fue una noche realmente agotadora, esta persona parecía estar sufriendo, además de que estaba ardiendo en fiebre, mientras entre sueños murmuraba “Por favor, Todavía no” una lagrima se deslizo por su sonrojada mejilla, mi cuerpo se movió por inercia, y con delicadeza limpie aquella perlada y hermosa gota cristalina.

    -¿Qué tan frágiles pueden ser estos seres? Una enfermedad los derrumba completamente, una ruptura los desase, una perdida les afecta por años, lastimosamente este humano no será diferente, cuando se despierte probablemente llorara al sentir la inevitable muerte que le acecha.

    Aun después de tanto tiempo aun no puedo comprender… ¿Porque los amas tanto? ¿Porque esperas tanto de ellos? ¿Por qué sigues empeñado en protegerlos? A estas criaturas que nunca te lo agradecen y que solo te buscan en necesidad… ¡Ha! Eres un tonto.
    _

    Eran las doce de la noche cuando por fin abrió los ojos, su pupila se dilato, y entorno mi imagen, su rostro se volvió de un aspecto más pálido y enfermizo, su cuerpo empezó a temblar ligeramente y sus labios se entre abrieron indecisos, como si me temiera.

    Pero para mi asombro esa reacción tan solo duro unos segundos, aquel hombre tras observarme sonrió amablemente y sus ojos brillaron con una calidez que embriago mi cuerpo hasta lo más hondo de mi alma.

    -¿Así que has venido a llevarte mi alma?-preguntó al momento que posaba su grande y cálida mano en mi rostro, sin poder evitarlo una corriente eléctrica recorro mi cuerpo-Shinigami-concluyó en un suave susurró.



    Notas:

    Shinigami: Dios de la muerte.

    !Espero que lo hayan disfrutado!






     
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