Jóvenes eternamente.

El único hijo de Akihiko y Misaki vuelve de Inglaterra después de estar cuatro años estudiando allá. Se va a encontrar todo cambiado, pero tendrá la ayuda de su vecino de enfrente. Sekaiichi/Junjou.

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. YukiMisaki
        +1   -1
     
    .

    User deleted


    Holaaaa ^^
    Por fin lo acabo, creía que iba a morir en el intento. Me ha costado muchísimo, bueno, pero no quiero entreteneros (si es que alguien sigue leyendo este fic)


    Capítulo 3: Dilemas.


    El verano estaba llegando a su fin, a penas quedaban dos semanas para que las clases comenzaran y todos volvieran a su rutina. Hiroki comenzaba hoy a trabajar de nuevo, tenía que preparar todo para el nuevo curso y no podía esperar hasta el último día para organizarse.

    Cuando llegó al despacho que compartía con Miyagi se llevó una gran sorpresa al ver que estaban las luces encendidas. No esperaba que el vago de Miyagi ya estuviera por ahí rondando, normalmente no se presentaba hasta que era casi el medio día. Se metió en el despacho y se quedó parado al ver que no era Miyagi el que ya estaba trabajando. Era un jóven que no debía llegar a los trenta. El desconocido era muy alto, tanto como Nowaki, y su pelo negro le llegaba por un poco más bajo de los hombros.

    -Buenos días.- Saludó Hiroki cuando dejó de observarlo.

    -Hola.- Dijo el joven de la melena levantando la vista de los papeles.- Soy Hiroshi Akagawa, el nuevo profesor de literatura.

    -¿Nuevo profesor? Creía que todas las plazas ya estaban ocupadas.- Dijo Hiroki sorprendido.- No habrán despedido a Miyagi, ¿no?

    -No, no, no han despedido a nadie. Han aumentado el número de plazas este año, debido al cierre de una universidad del centro de Tokyo muchos jóvenes se han pasado a esta universidad.- Explicó el nuevo profesor.

    -En ese caso será un placer trabajar contigo, soy Hiroki Kamijou.

    -Buenos días a todos.- Saludó Miyagi entrando en el despacho.

    -¿Qué haces aquí tan pronto?- Preguntó Hiroki extrañado.

    -¿Pronto? No sé de qué me estás hablando, Hiroki, yo siempre he sido muy puntual.- Dijo mientras se sentaba en su escritorio.- Veo que ya os conocéis.

    -¿Lo sabías?

    -Pues claro que lo sabía, Hiroki. Me dijeron que seríamos uno más cuando acabó el curso.- Le respondió Miyagi.

    -Podrías habérmelo dicho, ¿por qué siempre soy el último en enterarme de todo?- Preguntó Hiroki suspirando.

    -No te preocupes, Hiroshi, Hiroki al principio suele ser un poco insoportable pero luego se le coge cariño.

    -¿A quién llamas tú insoportable? Eres tú el insufrible.- Dijo Hiroki molesto y luego se dirigió hacia el nuevo profesor.- Llevo más de veinte años aguantando sus estupideces, ya verás como en menos de dos días querrás matarlo.

    -Venga, Hiroki, ya basta de hacernos perder el tiempo.- Le riñó Miyagi provocando que palpitara una vena de la frente del uke.- Tenemos que asignarnos los grupos que vamos a tener cada uno este año.

    -Muy bien, este curso no quiero tener a los de primer año.- Anunció Hiroki.

    -¿Por qué? Siempre te pides a los de primero, te encanta meterles miedo.- Dijo Miyagi sorprendido.

    -Habrán amigos de mi hijo en ese grupo y es mejor no mezclar las cosas.

    -Ahora lo entiendo todo, no quieres que te vean como a un ogro.- Dijo el más mayor riendo.- Está bien, ¿quieres tú a los de literatura de primer curso, Hiroshi?

    -Por mí vale, no hay ningún problema. - Dijo sonriendo.

    -En ese caso dales mucha caña, tienes que apretárlos. Que sepan que la literatura no es nada fácil.

    -Hiroki, no exageres.- Le dijo Miyagi.

    -Hay un amigo de mi hijo que es un desastre de chaval. Ese quería estudiar derecho pero no le llegó la nota y se ha metido a literatura.- Informó Hiroki.- A ese le tienes que hacer sufrir, Hiroshi.

    -¿Cómo se llama?- Preguntó el nuevo.

    -Se llama Makoto, es muy buen chico pero necesita que sean duros con él.

    -¿Así es cómo tratas a los amigos de tu hijo?- Se burló Miyagi.- Cuando algún amigo del mío viene a mi casa yo lo que hago es darle de merendar, deberías probar a hacer eso, Hiroki.

    -¿Siempre sois así de divertidos?- Preguntó Hiroshi ganándose una sonrisa por parte de Miyagi y una mirada de odio de Hiroki.




    Daisuke paseaba por el centro comercial en busca de algo para su hermano, le había roto una de sus figuritas y ahora tenía que compensárselo. Aunque había estado mirando en las tiendas que más le gustaban a Makoto no había encontrado nada interesante. Daisuke comenzó a sentirse nervioso, debía de volver a casa con un regalo antes de que Makoto se diera cuenta de que faltaba una de sus figuras.

    Continuó caminando por los pasillos del centro comercial hasta que se cruzó con una tienda que debía de ser nueva, ya que nunca la había visto. Era una tienda de mangas y cómics. Daisuke entró sin pensárselo dos veces, seguro que allí encontraría algo para Makoto.

    -Papá, ¿este es vuestro?- Preguntó una voz que le resultó familiar a Daisuke, nada más entró en hablando con él pero que desapareció de repente. Ahora que lo veía con más luz y a lo lejos, pudo observar que era un chico muy alto. Debía haber heredado la altura del hombre que le acompañaba, era un hombre un poco más alto que su hijo. La verdad es que eran como dos gotas de agua, tenían los mismos ojos claros y el mismo cabello, aunque el del hijo era más oscuro.

    Daisuke estuvo meditando si ir a saludarlo o no. La verdad es que sentía curiosidad por ese muchacho, pero le intimidaba ir a hablar con él delante de su padre. Se lo pensó durante unos segundos, no había nada de malo en ir a hablar con él, además, Tokyo era muy grande y no sabía cuándo volvería a encontrarse con él.

    Se armó de valor y se acercó hacia donde estaban los dos hablando sobre un manga. A cada paso que daba su corazón latía más rápido, no sabía si era por los nervios de volver a hablar con él o porque su padre daba realmente miedo.

    -Hola Shuichi.- Saludó llamando la atención del padre y del hijo.

    -Hola Daisuke, no te había visto.- Dijo Shuichi mientras miraba de reojo a su padre que no despegaba la vista de Daisuke.

    -Hacía tiempo que no te veía.- Murmuró Daisuke sin saber muy bien qué decir.

    -Desde la fiesta.

    -¿Sois amigos de clase?- Preguntó su padre de repente.- Tu cara me resulta familiar.

    -Mi padre trabaja en Marukawa y mi otro padre es mangaka.- Respondió Daisuke cada vez más nervioso, ese hombre le daba bastante miedo.

    -Debes de ser el hijo de Hatori, ¿o me equivoco?- Preguntó el padre de Shuichi.

    -Sí, soy su hijo.

    -En ese caso debes de ser un buen chico, tus padres son buena gente.- Le dijo el hombre sin cambiar su expresión, continuaba igual de serio que al principio.- ¿Por qué no vais a dar una vuelta o al cine?

    -Papá, no creo que sea buena idea...- Murmuró Shuichi.

    -Por mi bien, señor.- Dijo Daisuke ya más tranquilo.

    -Yokozawa-san, por favor.- Le dijo el padre de Shuichi arqueando una ceja.

    -Está bien. Yokozawa-san.- Dijo el más bajo para luego girarse hacia Shuichi.- ¿Te apetece ir a tomar algo?

    -Vale.- Susurró Shuichi algo apenado.

    -Pasarlo bien, yo ya me voy hacia casa.- Dijo Yokozawa saliendo de la tienda. Se alejó poco a poco de dónde estaban los muchachos y, cuando se aseguró de que no lo podían ver ni oír, se escondió detrás de un arbusto que decoraba aquel pasillo. Sacó su móvil y marcó de memoria un número.

    -¿Pasa algo, cariño?- Se oyó la voz al otro lado de la línea.

    -Zen, no te lo vas a creer.- Dijo Yokozawa emocionado.- Nuestro hijo tiene una amigo.

    -¿Es una broma?

    -Claro que no lo es. Ahora mismo estoy en el centro comercial espiándolos.- Le informó sin apartar los ojos de los dos jóvenes que estaban en la terraza de un cafetería tomando algo.

    -Mierda, en cinco minutos tengo una reunión y no voy a poder ir. Me voy a perder toda la diversión.- Suspiró Kirishima.-¿Me puedes enviar fotos?

    -Claro, ahora mismo te enviaré unas cuantas.- Le dijo Yokozawa.- No te imaginas lo genial que es esto, Zen, me recuerda a cuando Hiyori se echó novio.

    -Intenta que esta vez no te pillen.- Le dijo Kirishima riendo.

    -No me van a pillar, ya tengo práctica.

    -Eso espero. Me tengo que ir ya a la reunión. No te olvides de enviarme las fotos.

    -Ahora mismo haré unas cuantas.- Aseguró Yokozawa.

    -Vale, te quiero.

    -Yo también te quiero.- Dijo para luego colgar.




    Kisa estaba en la cocina preparándolo todo para la cena. Cocinar no era su fuerte, pero se esforzaba para que la comida fuera al menos comestible. Se encontraba totalmente concentrado cuando escuchó que había mucho movimiento en el piso superior de la casa.

    -¿Qué estarán haciendo estos dos?- Se preguntó a si mismo suspirando. Aunque nunca lo reconocería, a Kisa le molestaba un poco que su marido y su hija se llevaran tan bien. En muchas ocasiones se sentía como apartado, ya que esos dos se ponían a hablar sin parar de cosas que él no llegaba a entender o que no le interesaba.

    -Que bien huele.- Dijo Yukina entrando en la cocina y yendo a darle un beso a su marido.

    -No seas mentiroso.- Le dijo Kisa.- ¿Qué estabais haciendo por arriba?

    -Estábamos intentando cerrar la maleta pero no hemos podido.- Le contó Yukina sonriendo.- Tomoka se ha sentado encima y yo he intentado cerrar la cremallera, pero ha sido imposible.

    -¿Cuánta ropa habéis metido? Se va solo una noche.

    -Es que queríamos comprobar cuanta ropa cabía en esa maleta.

    -No tenéis remedio...- Suspiró Kisa.- ¿Pero ya tiene lista la maleta para esta noche?

    -Está en ello.

    -Pues que se dé prisa que Shinobu pasará a por ella en una hora.- Le dijo Kisa.

    -Y entonces nos quedaremos los dos solitos.- Le susurró Yukina al oído mientras lo rodeaba con sus brazos.

    -No hasta la hora de dormir. Vendrá Kanade a cenar.

    -Bueno, pero lo importante es que cuando se vaya podremos hacer todo el ruido que queramos.- Dijo Yukina besando su cuello.- No tendrás que reprimirte.

    -Sigo aquí.- Dijo una voz femenina a sus espaldas.- No deberíais decir esas guarradas delante de vuestra hija.

    -No sabíamos que estabas ahí.- Le dijo Kisa.

    -Te pondremos un cascabel en el cuello para saber por dónde estás.- Dijo Yukina riendo.- ¿Ya has acabado de prepararlo todo?

    -Sí, lo tengo todo listo.

    -¿El cepillo de dientes también?- Preguntó Kisa.

    -Es lo primero que he metido.- Dijo Tomoka suspirando.- ¿Va a venir el tito Kanade?

    -Sí, no tardará en venir.- Respondió Kisa y en ese momento sonó el timbre.- Ahí lo tienes.

    -¡Voy yo!- Gritó Tomoka mientras corría hacia la puerta para abrir.- ¡Tito!

    -¡Tomo-chan!- Saludó Kanade abrazándola.- ¿Cómo estás?

    -Muy bien.- Dijo sonriendo.- Aunque no cenaré hoy con vosotros.

    -¿Y eso?

    -Me voy a dormir a casa de una amiga.

    -¿Vas a dejarme solo con los dos tortolitos?- Preguntó el editor.- ¿Están muy empalagosos hoy?

    -Siempre lo están.- Respondió Tomoka mientras se metían en la cocina.

    -Hola Kanade.- Saludó Yukina.- ¿Quieres algo para beber?

    -No, estoy bien, gracias.- Respondió sin dirigirle la mirada, ya que tenía sus ojos puestos en el delantal de Kisa.- ¿Has cocinado tú?

    -¿Algún problema?- Dijo Kisa arqueando una ceja.- Te doy de cenar gratis, así que no te quejes.

    -¿Vienes a ayudarme a bajar la maleta, tito?- Le preguntó Tomoka.

    -Claro, Tomo-chan.

    Subieron a la habitación de la adolescente. Tenía todo bastante ordenado a excepción de dos o tres pares de zapatillas que habían tiradas por el suelo. La maleta se encontraba encima de la cama y no era muy grande.

    -Tito, quería enseñarte una cosa.- Le dijo Tomoka sonriendo.- Pero no se lo puedes decir a mi padre, él aún no lo sabe.

    -¿Otro piercing?

    -Mejor, me he hecho un tatuaje.- Dijo emocionada mientras se subía un poco la camiseta dejando ver su espalda.- ¿Te gusta?

    -Sí, es muy bonito. Me encantan los pajaritos.- Le dijo Kanade.- ¿Te duele?

    -Ya no, solo mientras me lo hacían y un poco el día de después.

    -¿Fuiste sola?

    -No, me acompañó papá.- Dijo Tomoka colocándose bien la camiseta.

    -Entonces el único que no lo sabe es Kisa.- Comentó Kanade y ella asintió.- Cuando se entere os va a matar.

    -¡Tomoka, ya han venido a por ti!- Se oyó que gritaba Kisa desde bajo.

    -¡Voy!




    Shuichi acababa de volver del centro comercial, al final se había quedado toda la tarde con Daisuke. Era extraño para él pasar tanto tiempo con una persona, ya que nunca había tenido amigos por culpa de su timidez. De hecho, la primera vez que se atrevió a hablar con alguien fue el día de la fiesta y porque sentía que Daisuke merecía la pena.

    Saludó a sus padres que estaban preparando la mesa para cenar. Los dos tenían una sonrisa en la cara y lo miraban como si esperaran que dijera algo.

    -¿Os pasa algo?- Preguntó Shuichi.

    -Nada, simplemente estamos contentos.- Dijo Kirishima.- Es la primera vez que sales con alguien.

    -No exageréis que no es para tanto.

    -Cuéntanos qué habéis hecho.- Le dijo Yokozawa.

    -Como si tú no lo supieras...- Le susurró Kirishima sin que Shuichi lo oyera.

    -Hemos ido a tomar algo y luego le he acompañado a que comprara una cosa para su hermano.

    -¿Habéis quedado para otro día?

    -No, pero le he dado mi número.- Respondió Shuichi.

    -Puedes invitarle a cenar algún día, si quieres.- Le dijo Yokozawa.

    -No te emociones tanto, cariño.- Le dijo Zen.- Aún es pronto para eso, primero tienen que conocerse mejor.

    -Creo que os estáis haciendo una idea rara.- Dijo Shuichi empezando a enfadarse.

    -¿A qué te refieres?

    -¿Por qué tenéis que verlo todo gay? ¿Es que no puedo tener un amigo sin que tenga que pasar algo entre nosotros?- Preguntó Shuichi levantando un poco la voz.

    -Es que se os veía tan bien juntos...- Dijo Yokozawa.

    -¡No soy gay!

    -Está bien, te seguimos queriendo igual.- Le dijo Kirishima.

    -¡Dejadme tranquilo!- Gritó Shuichi yendo hacia su habitación.

    -Si se ha enfadado es por algo...

    -¿Qué insinuas?- Le preguntó Yokozawa.

    -Le gusta ese chico.

    -Ha dicho que no.- Dijo Yokozawa.

    -Eso era un sí, lo que pasa es que tú no sabes comprender a los adolescentes.- Dijo Kirishima.

    -¿Y tú sí? ¿Desde cuando?

    -Desde siempre, es un don que tengo.




    Tsubasa no estaba prestando atención a lo que se decía mientras cenaban. Se había quedado a cenar y a dormir Tomoya, una amiga de su hermana Midori, y todos parecían estar manteniendo una conversación. Menos él. Él no podía parar de pensar en Yuma. A penas llevaban unos meses juntos pero Tsubori sentía que estaban hechos el uno para el otro y que nada les iba a separar nunca. Por eso mismo quería que todo el mundo se enterara de esa relación. El problema estaba en que Yuma no quería que nadie se enterara, con solo mencionarlo se alteraba y empezaba a gritarle. Tsubori no quería presionar a su novio pero sentía que ya no podía callárselo más y, aunque ya había dado un gran paso contándoselo a Daisuke, Tsubori pensaba contárselo a sus padres esa misma noche.

    Se había estado preparando qué decir durante toda la tarde y ya lo tenía todo listo, suponía que a Yuma no le molestaría mucho que se lo contara a sus padres porque, al fin y al cabo, no se iban a enterar los de Yuma.

    Poco a poco se fueron yendo todos hacia arriba, Amaya para dormir y Midori para hablar con Tomoka de sus cosas. Al final solo quedaron Tsubasa y sus padres mirando la tele.

    -Papis, ¿puedo contaros una cosa?- Preguntó Tsubasa muy nervioso.

    -Claro, cielo, puedes contarnos lo que tu quieras.- Dijo Shinobu mientras Miyagi apagaba la tele.

    -Pero me tenéis que prometer que no se lo contaréis a nadie porque es un secreto.

    -¿Has matado a alguien?- Preguntó el profesor.

    -Me he enamorado.- Dijo el joven algo avergonzado.

    -Vaya, eso está muy bien. El amor es muy bonito, ¿verdad que sí, Miyagi?- Le dijo Shinobu.

    -Precioso.- Le dio la razón.

    -Lo complicado viene ahora.- Dijo Tsubasa.- Es un hombre y no quiere que nadie se entere de lo nuestro, sobretodo sus padres.

    -¿Por qué?

    -Dice que no está preparado, pero yo quiero que todo el mundo lo sepa.- Dijo Tsubasa.- Es que le quiero tanto que...

    -Ya me imagino, hijo, pero no tienes que ser tan así.- Le dijo Miyagi.

    -¿Tan así?- Preguntó Tsubasa aqueando una ceja.- ¿A qué te refieres?

    -A que no tienes que ser tan terrorista.- Le soltó Miyagi.- Si él no se siente a gusto con que todo el mundo lo sepa debes respetar su decisión y esperar a que él quiera.

    -No estoy de acuerdo.- Dijo Shinobu cruzándose de brazos.- Debes luchar por lo que quieres y no debes rendirte, aunque te diga mil veces que no, debes seguir insistiendo. Yo hice eso con tu padre y míranos, veinte años después seguimos juntos y con tres hijos.

    -No le hagas caso, Tsubasa.- Dijo Miyagi.- Eso no funciona.

    -Con nosotros funcionó.- Le dijo Shinobu. Después de eso comenzaron a discutir sobre quién tenía razón, Tsubasa vió que eso no llevaría a ninguna parte y que ninguno de los dos sería capaz de ayudarle con Yuma. Sin nada más que añadir se subió a su habitación para poder pensar. Pensó en lo que acababa de hacer y no supo si eso molestaría a su amado, por eso decidió enviarle un mensaje.




    -Hoy ha venido un profesor nuevo de literatura.- Comentó Hiroki mientras cenaban todos juntos.- Es bastante joven.

    -Tú sigues siendo joven, Hiro-san.- Le dijo Nowaki guiñándole un ojo y provocando que se sonrojara.

    -No seas baka.- Le dijo Hiroki haciendo que sus dos hijos rieran. En ese momento sonó un pitido que venía del bolsillo de Yuma.- El móvil en la mesa no.

    -Será solo un segundo.- Dijo el menor mientras lo sacaba de su bolsillo y se disponía a mirar el mensaje. Nada más leerlo se sintió traicionado y unas ganas increibles de llorar se apoderaron de él. Intentó aguantarse o al menos disimular un poco, se levantó despacio de su asiento y sin poder evitarlo habló con tono lloroso.- No tengo hambre, me voy a dormir.

    -¡Yuma!- Gritó Nowaki muy preocupado mientras su hijo se iba corriendo a su habitación sin poder controlar ya su llanto. El médico intentó alcanzarlo pero Yuma le cerró la puerta en sus narices.

    -¿Sabes qué le pasa?- Le preguntó Hiroki a Kenta.

    -No tengo ni idea, desde hace tiempo que no me cuenta nada.- Dijo Kenta pensativo.- La verdad es que lleva unos meses raro.

    -¡Yuma, por favor, ábreme!- Le gritó Nowaki ya desesperado.- ¡Déjame entrar!

    -Nowaki, creo que quiere estar solo.- Le dijo Hiroki.

    -¡Me da igual si quiere estar solo!- Dijo Nowaki muy alterado.- ¡Soy su padre y quiero saber qué es lo que le pasa a mi pequeño!¡Y no pienso moverme de aquí hasta que salga!

    Yuma seguía llorando en su habitación. Ya hacía más de una hora que su padre había dejado de gritar desde el otro lado de la puerta y todo se encontraba en silencio. El berrinche se le iba pasando poco a poco y las lágrimas cada vez iban a menos. Cuando ya se encontraba más tranquilo, buscó su móvil y vio que tenía diecisiete llamadas perdidas y un mensaje, todos de Tsubasa. Leyó el mensaje.

    "Supongo que estarás enfadado conmigo y lo entiendo, pero quiero que hablemos y que me grites o lo que sea, pero que al menos me digas algo. No paro de llamarte y no me coges el teléfono, necesito saber si te ha dolido lo que he hecho. Quiero que sepas mis razones, que las tengo. Como no me coges el teléfono voy a ir a tu casa y estaré esperando en la puerta hasta que salgas, si a las doce aún no has salido llamaré al timbre, aunque eso te enfade aún más. Te quiero"

    Yuma se apresuró a mirar el reloj. Eran las 23:50, faltaban diez minutos para que ese loco llamara y despertara a toda su familia, si lo hacía todos se enterarían de su relación y eso era lo último que quería. Se levantó de la cama y se miró en el espejo, tenía toda la cara roja y los ojos hinchados. Abrió la puerta con cuidado, tumbado en el suelo se encontraba su padre durmiendo. A Yuma se le encogió el corazón al verlo ahí por su culpa. Se dirigió con mucho sigilo hacia la entrada de la vivienda y abrió la puerta poco a poco con cuidado de que no chirriara mucho, aunque no lo consiguió ya que hizo un poco de ruido. Salió a la calle y vio a Tsubasa apoyado en una pared.

    -Yuma.- Dijo Tsubasa corriendo hacia él.- Has estado llorando, lo siento muchísimo de verdad.

    -¿Por qué lo has hecho?

    -Porque te quiero y quería que ellos supieran lo feliz que soy a tu lado.- Dijo Tsubasa.

    -No, no me quieres, si me quisieras hubieras respetado mi decisión.- Dijo Yuma volviendo a llorar.

    Kenta no podía dormir, estaba muy preocupado por su hermano pequeño. Nunca le había oído llorar de esa forma. Eran casi las doce cuando escuchó unos ruidos que venían de fuera. Se levantó de la cama y se dirigió a descubrir qué era. Pasó por delante de Nowaki que estaba durmiendo junto a la puerta del dormitorio de Yuma. Al acercarse a la puerta de la entrada vio que estaba abierta y con cuidado se asomó para ver qué ocurría. Observó cómo Yuma hablaba con un chico que debía de ser de su misma edad, por suerte para él también podía escuchar qué decían.

    -Sí que te quiero, Yuma, te quiero muchísimo.- Dijo Tsubasa con cara de preocupación.- Siento mucho que todo esto haya pasado, pero también tienes que entenderme a mí.

    -Eres tú el que no me entiendes.- Le dijo Yuma secándose las lágrimas.- Creo que será mejor que nos demos un tiempo.

    -¿Un tiempo? ¿A qué te refieres?

    -Necesito tiempo para pensar.

    -No, por favor, no puedes dejarme.- Dijo Tsubasa con lágrimas en los ojos.- Yo te quiero.

    -Vete.

    -No, no voy a irme.

    -Quiero que te vayas, Tsubasa.

    -Por favor, Yuma...- Le suplicó llorando.

    -No es el momento.- Dijo Kenta saliendo de su escondite.- Sea lo que sea que ha pasado, acaba de pasar y aún está todo muy reciente. Creo que necesitáis pensar durante unos días, porque ahora en caliente puede que os parezca bien lo que estáis haciendo y las decisiones importantes se deben tomar en frío. Así que de momento el tiempo que os dais será de dos días, porque pasado mañana quedaréis para hablar de esto. Tsubasa, ¿te llamabas así?

    -Sí.- Respondió limpiándose las lágrimas.

    -¿Dónde vives?

    -Vivo a cinco minutos de aquí.

    -Muy bien, pues vete a tú casa porque aquí ya no vas a poder hacer nada.- Le dijo Kenta.- Y tú, Yuma, ve a dormir que mañana será otro día. Ya hablaréis de lo que sea que ha ocurrido con calma pasado mañana.

    Tsubasa se fue poco a poco hacia su casa y los dos hermanos se metieron en la suya. Cada uno se fue a su dormitorio sin decir una palabra, ya hablarían mañana de todo lo que había pasado.



    Siento mucho la tardanza, he estado muuuuuuy agobiada con los estudios. He estado todo el día sin parar de escribir para poder actualizar hoy, aunque casi es ya mañana, en fin, que me alegra haber acabado ya el capítulo.

    El próximo fic que actualizaré será Nuevos vecinos.

    Gracias por vuestro tiempo.

    Besos :D
     
    Top
    .
17 replies since 5/11/2013, 17:58   1047 views
  Share  
.