Ojos Grises - Capitulo 7: Vuelve a mi lado [Harry/Lucius]

En este universo alterno, Harry suspira por unos hermosos ojos grises. Fic de Crazyfantasia.

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  1. Kari Tatsumi
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    Capítulo II
    De nuevo una familia



    -¡Excelente cirugía, doctora Potter! –le dijeron con admiración las dos enfermeras que la habían ayudado en la operación.

    Para todo el personal del hospital era un total misterio el porque ella trabajaba ahí cuando podía hacerlo en cualquier otro y cobrar lo que quisiera por sus servicios. Había sido declarada como la mejor cirujana del país desde hacía años y muchos hospitales le habían pedido que se fuera a trabajar con ellos, pero Lily se había negado. Su tiempo lo dividía entre el hospital, las clases que impartía en la universidad, los cursos de actualización y atender a su maravilloso esposo.

    James era un exitoso hombre de negocios que tenía la mayor compañía de construcción del país y se había casado con Lily profundamente enamorado. Se habían conocido por casualidad en la calle y fue amor a primera vista. Su felicidad fue completa cuando nació su hijo Harry, que era un hermoso bebé regordete y risueño. Pero la envidia de las personas lo alejó de su lado.

    Un día gris y lluvioso, Harry fue arrebatado de sus brazos y casi caen en la locura por el inmenso dolor que los embargó. Una carta les llegó después de tres días de la desaparición de su hijo. Además de pedir una exorbitante cantidad de dinero, querían que la ‘gran doctora’ trabajara en un hospital de beneficencia durante un año para que supiera como vivían las personas que no eran tan afortunadas como ellos y que pasado ese tiempo, su hijo les sería devuelto. Pagaron el dinero y Lily se fue a trabajar al hospital tal y como se lo habían exigido, pero pasaron los años y Harry jamás volvió a ellos.

    Cuando ya toda esperanza se había desvanecido del corazón de James de recuperar a su hijo, trató de convencer a Lily de que abandonara el hospital pero ella se negó. Estaba segura de que su hijo estaba en manos de gente muy pobre y la esperanza de que algún día lo encontraría ahí, le daba fuerzas para seguir trabajando en ese hospital. Siguieron pasando los años y la esperanza de volver a tener a su hijo en sus brazos también murió en ella, pero ya no fue capaz de abandonar a esas personas que la necesitaban tanto.

    Nadie sabía la verdadera razón de que trabajara en el hospital de beneficencia, solamente Ron, un muchacho que provenía de una de las familias más pobres del vecindario y que la idolatraba. Él se había enterado de la verdad por casualidad y juró no decirle nada a nadie y había cumplido. Lily lo ayudaba en sus estudios y él se lo agradecía con su lealtad. El pelirrojo estudiaba en las noches la universidad abierta pues quería llegar a ser tan buen médico como Lily Potter.

    -¿Quiere que nosotras curemos las otras heridas? –le preguntó la enfermera en jefe a Lily–. No son graves.

    -No. Lo haré yo –dijo Lily moviendo con cuidado al sedado muchacho para llegar a su lastimada espalda.

    Se sentía satisfecha consigo misma. Fue una de las operaciones más difíciles que había realizado debido a que no tuvo la ayuda de otro cirujano. Entre las tres quitaron los pequeños pedazos de vidrio que seguían incrustados y desinfectaron a conciencia antes de cubrir toda la zona con gasas.

    -Hay que trasladarlo a recuperación –dijo Lily mientras se secaba el sudor de la frente con una pequeña toalla.

    -Les ayudo –dijo Ron entrando al quirófano.

    El pelirrojo movió la camilla hasta un cuarto con dos camas que estaban vacías en ese momento y lograron pasarlo a una de ellas sin hacerle daño. Las enfermeras salieron de la habitación hablando muy animadamente sobre la operación y Lily se quedó viendo a Harry que respiraba normalmente. Una de sus manos acarició el despeinado cabello negro y pensó distraídamente que se parecía a James.

    'Este chico debe tener más o menos la misma edad que mi hijo' –pensó con tristeza y suspiró profundamente captando la atención de Ron.

    Lily sonrió con melancolía al ver que ese rostro casi infantil estaba sucio y mojó un algodón para limpiarlo. Retiró el largo flequillo y su mano quedó congelada en el aire al ver una cicatriz en forma de rayo en su frente. Su respiración se hizo entrecortada y el color huyó de su rostro.

    -¿Doctora Potter? ¿Qué le pasa? –preguntó Ron mientras corría a su lado y apenas llegó a tiempo para tomarla en sus brazos… se había desmayado.

    * * * * * * * * * *



    Harry abrió los ojos poco a poco y se esforzó para ver donde se encontraba.

    -No te muevas –le reconvino Hermione rápidamente–. Te puedes lastimar el cuello.

    -¿Qué pasó? –preguntó Harry desorientado.

    -Te operaron de urgencia… estuviste a punto de… morir –le dijo llorosa–. Pero ya estás bien –le tomó una mano y se la llevó a su mejilla–. Si algo te hubiera pasado, no sé que habría hecho.

    -¿Sabes algo de…?

    -¡No! –lo cortó con brusquedad–. ¡Por Dios, Harry! Al idiota ése no le importa lo que te pasó… huyó cobardemente cuando te hirió y hasta dejó la escuela para evitar que lo culparan. ¡Olvídate de él de una buena vez!

    -¿Ya no va a la escuela? –preguntó asombrado–. ¿Y cómo lo sabes?

    -El señor Holt me lo dijo cuando vino a verte ayer –lo miró fijamente–. Debemos demandarlo Harry.

    -Por supuesto que no –negó con fuerza–. Él no quería hacerme daño… yo… lo…

    -Estabas estorbando –terminó Hermione furiosa y respiró profundamente para no ponerse a gritar de impotencia.

    En ese momento la puerta se abrió y la chica contuvo el aliento. James y Lily Potter entraron a la habitación y caminaron lentamente hasta la cama de Harry. Hermione salió para dejarlos solos y se sentó en una silla a esperar. Para ella había sido un gran impacto confirmar que James era el padre de Harry y que la Dra. Potter era su madre. Cerró los ojos para recordar lo que había pasado dos días atrás.

    * * *Flash back* * *



    Ron entró corriendo a la cafetería para informarle a James que su esposa se había desmayado y volvieron al hospital enseguida.

    -¿Qué pasó? –le preguntó preocupado James a Ron.

    -No sé –se pasó la mano por su cabello rojo despeinándolo–. Acabábamos de llevar a Harry a recuperación y de repente… se desmayó.

    -Lily… Lily –la llamó su esposo en cuánto llegó a su lado–. ¿Qué tienes?

    La pelirroja abrió los ojos y se aferró a su saco.

    -H-Harry… es… H-Harry –dijo tartamudeante.

    -¿¡Que le pasó a mi hermano!? –gritó asustada Hermione que los había seguido y salió corriendo en busca del chico.

    -¡Espera! –Ron la alcanzó y la abrazó por la espalda–. Él está bien… no te preocupes… está bien –siguió diciéndole mientras le acariciaba el cabello.

    -¡No te creo! –se revolvió en sus brazos–. ¡Quiero verlo!

    -De acuerdo, acompáñame –aceptó Ron y tomándola de la mano la llevó donde estaba Harry.

    Hermione se acercó al chico de cabellos negros y comprobó que dormía plácidamente, ya su rostro tenía un poco de color. Cuando estaban a punto de salir, James entró como un huracán en el cuarto y se lanzó prácticamente sobre Harry sobresaltando a Ron que pensó que iba a atacarlo, pero el hombre solamente le hizo a un lado el fleco para ver la herida de su frente y se puso mortalmente pálido.

    -Harry –dijo en un murmullo y luego se deshizo en llanto mientras abrazaba al chico–. ¡Harry! ¡Hijo!

    Ron y Hermione comprendieron al instante lo que estaba pasando. Ron tuvo que sacar a James por la fuerza pues no quería separarse de Harry.

    -Esto es un milagro –dijo James feliz y abrazó a los dos jóvenes sin dejar de llorar–. Después de tantos años, él ha vuelto a nosotros.

    Hermione le sonrió a los dos hombres con inmensa tristeza.

    -Pues… –se movió inquieta–.... creo que me marcho –luchó porque las lágrimas no escaparan de sus ojos.

    -¿Te vas? –preguntó Ron con incredulidad–. ¿Por qué?

    -Ya no hago falta aquí. Harry encontró a… su familia.

    -Quédate con Harry... con nosotros –James la tomó de las manos–. Él nunca sería feliz si te marchas.

    -Pero…

    -¿No me dijiste que lo querías mucho? –le preguntó con una sonrisa.

    -Sí, pero…

    -Me gustaría mucho tener una hija también –la miró esperanzado y ella se aventó a los brazos que la esperaban abiertos.

    * * *Fin del Flash back* * *



    Hermione se secó las lágrimas y sonrió cuando escuchó el grito de incredulidad de Harry. Sin poder aguantar más la curiosidad, volvió a entrar al cuarto para disfrutar del espectáculo que sabía sería la cara de su amigo. El cuadro que se ofreció ante sus ojos era realmente enternecedor, los tres estaban llorando y riendo al mismo tiempo.

    -¡Hermione! ¿¡Ya lo sabes!? –le preguntó Harry con voz estrangulada–. ¡Son mis padres!

    -Lo sé –le contestó ella con una radiante sonrisa–. Pero me temo que vas a tener que compartirlos conmigo.

    -Claro que sí, pequeña –James se acercó a ella y la abrazó–. Mione aceptó ser nuestra hija –le dijo a Harry que sonrió complacido.

    -Gracias por aceptarme –la chica miró a Lily que le guiñó un ojo.

    -Sin ti, Harry nunca sería feliz. ¿Verdad, hijo? –la mujer acarició su cabello negro con inmenso amor.

    -Jamás –dijo Harry con sinceridad y recibió dos sonoros besos en las mejillas en señal de agradecimiento por parte de Hermione.

    Harry salió del hospital una semana después de su operación y fue cuando realmente se dio cuenta de lo mucho que había cambiado su vida… y la de Hermione. Los dos se asombraron al ver lo inmensamente ricos que eran los Potter. La mansión a la que llegaron en los suburbios de Londres era muy bella además de impresionante. Tres enormes perros negros les dieron la bienvenida después de una minuciosa inspección y James suspiró satisfecho cuando movieron la cola en señal de aceptación. Los animales no eran nada sociables y no soportaban a los extraños, le hubiera dolido tener que deshacerse de ellos.

    Cuando estaban recorriendo la casa, James sonrió ante la cara de sorpresa de su esposa cuando Harry y Hermione declararon que iban a dormir en la misma habitación y acalló sus protestas sin dudar. Los chicos escogieron una especialmente bella que daba hacia el jardín posterior y se sintieron encantados con la enorme cama que estaba junto a un gran ventanal. Ni James ni Lily fueron a trabajar durante dos semanas para disfrutar la presencia de los dos jóvenes y platicaron mucho. Harry se enteró del porque había crecido en el orfanato y lloró con sus padres. A su vez, los Potter escucharon con atención todo lo que habían hecho en su niñez y rieron mucho con las anécdotas.

    El tema de la agresión a Harry no volvió a tocarse debido a que el joven se ponía triste ante su sola mención y James no pudo convencerlo para que levantara una demanda. Cuando Lily se enteró de que su hijo estaba enamorado del muchacho que lo había lastimado, lo tomó con calma.

    -Harry tiene derecho de amar a quién desee –le dijo a James que la abrazó sonriente pues había temido que despreciara a Harry por sus inclinaciones sexuales.

    Cuando esas dos semanas terminaron, Harry ya se apellidaba Potter y estaba mucho mejor de salud. Hermione había decidido conservar su apellido ante la comprensión de James y Lily. La noche anterior a que los Potter volvieran al trabajo, insistieron en que debían continuar sus estudios y la única que se emocionó fue Hermione.

    -¿No quieres estudiar, Harry? –le preguntó su padre con curiosidad–. ¿Te da flojera?

    -No, no es eso –le contestó él sonrojándose–. Lo que pasa es que… después de leer un rato, los ojos me arden mucho.

    -Déjame revisártelos –dijo Lily acercándose a él con una pequeña lámpara.

    Harry levantó la cara obedientemente hacia su madre.

    -Hmmm… –murmuró Lily después de un momento.

    -¿Hmmm qué? –preguntó James.

    -Pienso que con una operación podríamos corregir tu problema de miopía y evitar el cansancio de tus ojos, Harry.

    -¿Otra operación? –preguntó él triste.

    -Esta es muy sencilla –lo tranquilizó–. Sólo necesitaremos anestesia local y dos horas en el quirófano por lo mucho.

    -De acuerdo –aceptó Harry con docilidad.

    Lily sonrió y le acarició la mejilla, era tan dulce y hermoso… desde bebé lo había sido.

    * * * * * * * * * *



    Habían transcurrido ya tres años desde que la familia Potter se había vuelto a encontrar y su vida se desarrollaba en armonía y felicidad. Hermione no desilusionó a James y demostró que era muy inteligente. Como eran demasiados mayores para asistir a una escuela, entraron a un sistema abierto para hacer sus estudios medios y ahora ya estaban en la universidad.

    Harry sabía que lo había logrado gracias a que Hermione no lo había dejado haraganear ni un solo momento, pero no le importó el ritmo frenético con que lo obligaba a estudiar, pues estar tan ocupado no le daba un minuto de respiro para que sus pensamientos volaran hacia cierto chico rubio.

    -Ojos grises –murmuraba como una oración todas las noches antes de acomodarse junto a Hermione para dormir.

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