Ojos Grises - Capitulo 7: Vuelve a mi lado [Harry/Lucius]

En este universo alterno, Harry suspira por unos hermosos ojos grises. Fic de Crazyfantasia.

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  1. Kari Tatsumi
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    Capítulo IV
    Seducción



    La siguiente semana fue la más increíble para Harry. Todas las mañanas, un impresionante arreglo floral era entregado en su casa ante la mirada de desaprobación de Hermione y la incredulidad de sus padres. Harry se sentía en las nubes, jamás imaginó que recibiría flores y mucho menos de un hombre tan importante y atractivo como Lucius Malfoy. Los arreglos iban acompañados de tarjetas en las estaban escritos versos muy románticos que lo hacían suspirar y las guardó como tesoros.

    El viernes por la tarde, ya estando a punto de salir de la universidad, un hombre se le acercó.

    -¿El señor Harry Potter? –preguntó con educación.

    -Sí, soy yo –le contestó él sorprendido.

    -El señor Malfoy pregunta si podría concederle unas palabras.

    Harry se quedó mudo un momento y un leve sonrojo cubrió sus mejillas.

    -C-l-a-r-o… claro –pudo decir al fin–. ¿Dónde está él?

    -Sígame, por favor.

    Se encaminaron hacia el estacionamiento de la universidad y se acercaron a una elegante limousine negra. Otro hombre le abrió la puerta a Harry y le indicó que subiera. El joven entró al automóvil y se encontró con el sonriente rostro de Lucius.

    -Gracias por aceptar mi invitación, Harry –le dijo el rubio con voz sedosa.

    -Por nada –acertó a decir pero su mente estaba en otro lado.

    Se estaba preguntando como era posible que Lucius estuviera aún más guapo de lo que recordaba.

    -¿Te han gustado las flores? –preguntó después de una larga contemplación al joven rostro de su acompañante.

    -¡Oh, sí! Son hermosas. Muchas gracias –agradeció totalmente rojo–. Pero no debería tomarse la molestia.

    -No es ninguna molestia –tomó una de sus manos y entrelazó sus dedos con los de él haciendo que Harry temblara–. Es mi manera de pedirte perdón.

    -No… tiene… porque. Usted no tuvo… la culpa –tartamudeó bajando la mirada totalmente cohibido.

    -De manera indirecta si soy culpable –lo contradijo y suspiró imperceptiblemente al recordar a Remus–. ¿Te gustaría cenar conmigo?

    -¿¡Cenar… con usted!? –levantó la mirada sorprendido.

    -Me encantaría que aceptaras –le sonrió derritiendo el interior del joven.

    Harry estaba que no se lo creía. Ahí estaba él, sentado al lado del hombre más guapo del universo, ¡y lo estaba invitando a cenar!

    -Pero… mi… auto… –objetó para no parecer demasiado ansioso por aceptar la invitación.

    -Uno de mis ayudantes lo llevará –dijo Lucius encogiéndose de hombros–. Dame las llaves.

    Harry se las entregó y Lucius golpeó la ventanilla. El vidrio se deslizó y dio las instrucciones necesarias. La charla que propicio el rubio camino hacia un caro restaurante que estaba en las afueras de la ciudad, lograron aplacar un poco los nervios de Harry. Lucius demostró ser buen oyente y muy pronto se enfrascaron en una amena plática sobre los estudios del joven. Les asignaron una mesa para dos que estaba apartada del resto y la cena pasó plácidamente.

    -¡Oh! Es muy tarde –exclamó Harry después de consultar su reloj–. No le avisé a mis padres y Hermione ha de estar colgada de una lámpara –le dijo riendo–. ¿Le molesta? –le preguntó al tiempo que sacaba su celular.

    -Adelante –le dijo Lucius y se dedicó a contemplarlo a sus anchas mientras hablaba por teléfono.

    Él también pensaba que Harry estaba más guapo de lo que recordaba. Durante toda la cena estuvo propiciando pequeños roces con el joven y los deseos de besarlo aumentaban a cada minuto.

    -Debo irme –declaró Harry con pesar–. Gracias por la invitación. Es la mejor cena que haya disfrutado jamás.

    -Entonces debemos repetirla –dijo con rapidez Lucius–. ¿Te parece bien el próximo martes?

    Habría querido decirle que el día siguiente sería perfecto para él, pero no debía apresurar las cosas con Harry. Aún cuando estaba decidido a tenerlo entre sus brazos y poseer ese cuerpo virginal, tenía que ser cuidadoso. El joven era demasiado ingenuo e inocente y no quería asustarlo. Harry era totalmente diferente a cualquiera que hubiera conocido y debía tratarlo con delicadeza.

    -Me parece bien –dijo Harry con el entusiasmo brillando en sus ojos verdes.

    Lucius lo acompañó hasta el auto deportivo que estaba estacionado junto a la limousine y no pudiendo resistir más, se acercó a Harry y lo besó brevemente en los labios.

    -Hasta el martes –dijo Lucius complacido al ver el rostro embelesado del chico.

    -Hasta el martes –dijo Harry con voz ronca cuando regresó a la realidad.

    Harry se metió a su auto y se despidió agitando la mano. Lucius se sobresaltó cuando el chico salió hecho un bólido del estacionamiento del restaurante y tomó temerariamente la carretera de vuelta a Londres.

    '¡Ese chico se transforma al volante!' –pensó preocupado y subió a su propio vehículo–. 'Espero que no tenga un accidente'

    * * * * * * * * * *



    Ese fue el comienzo de una tenaz y despiadada seducción por parte de Lucius Malfoy, pero también fue lo suficientemente sutil para no asustar a Harry. Los besos y caricias pronto aparecieron en sus discretas, pero frecuentes salidas a cenar, y Lucius decidió que ya era tiempo de pasar a otro plano de su relación.

    Separó al joven que estaba prácticamente encima de él devorándolo a besos y le acarició la mejilla con ternura.

    -Esta noche iremos a otro lugar, ¿te parece? –le preguntó Lucius con voz seductora.

    -Con tal de estar contigo… iría hasta la luna –le dijo Harry con los párpados entrecerrados.

    Lucius ya no dijo más y atacó los carnosos y jugos labios de Harry con ferocidad. Realmente no sabía como había podido contenerse durante tanto tiempo, pero al fin iba a poseer a Harry por completo. Cuando bajaron del auto, Harry se encontró con que estaban en un reducido estacionamiento techado y se dejó conducir hasta un elevador.

    -¿Adónde vamos? –preguntó Harry con curiosidad.

    -A un departamento que no uso con frecuencia, pero que es bastante acogedor.

    Lucius lo empujó hacia una esquina del elevador para seguir besándolo. Lo tomó de las caderas y lo acercó a su cuerpo para que pudiera sentir su dureza. Harry jadeó y echó la cabeza hacia atrás para ofrecerle su cuello que el rubio no desprecio. Las puertas se abrieron y Lucius lo condujo fuera sin dejar de besarlo. Harry dio un rápido vistazo al lugar y alcanzó a ver una elegante sala en cuero negro antes de que Lucius reclamara de nuevo sus labios.

    -Harry –dijo Lucius contra sus labios–. Te deseo.

    -Yo también te deseo –le contestó él jadeante.

    -Quiero hacerte el amor –lo obligó a verlo a los ojos.

    Harry se perdió en las profundidades grises que ahora parecían un mar tormentoso debido al deseo y asintió con la cabeza. Lucius lo levantó con facilidad en sus brazos y lo llevó hasta la recámara. Una vez ahí, lo dejó en el suelo y volvió a besarlo con frenesí. El corazón de Harry latía desenfrenadamente debido a la anticipación de lo que sabía era la culminación de su amor por Lucius, pero también de temor. No sabía lo que sucedía cuando dos hombres hacían el amor y rogaba desesperadamente porque Lucius no se desilusionara de él por su ignorancia.

    Se empezaron a desnudar mutuamente. Lucius con maestría y Harry con dedos temblorosos y torpes. Las camisas de los dos quedaron en el suelo y Lucius se dedicó a consentir el pecho de Harry entreteniéndose en sus pezones hasta que se pusieron duros por la excitación. Harry deslizaba sus manos temblorosas por la espalda del rubio extasiándose al tocar sus músculos bien definidos. El joven lanzó una exclamación de sorpresa cuando Lucius volvió a cargarlo y lo depositó con suavidad en la cama. Harry cerró los ojos avergonzado cuando el rubio se despojó por completo de su ropa.

    -No, Harry. Abre los ojos –le pidió Lucius cuando se puso sobre él–. Quiero ver tus hermosos ojos verdes llenos de deseo por mí. Por qué me deseas, ¿verdad?

    -Con locura, Lucius –le contestó Harry mirándolo a los ojos–. Pero es mi primera vez y realmente no sé que debo hacer.

    -No te preocupes –empezó a besar su cuello con lentitud–. Será maravilloso –su voz era casi hipnótica.

    Sus labios bajaron por el pecho de Harry haciéndolo jadear, y siguió su camino hacia el estómago plano del joven que enredó sus dedos en el largo cabello rubio. Lucius desabrochó los pantalones de Harry y los deslizó fuera de sus piernas junto con sus boxers y entonces quedó ante sus ojos la perfecta desnudez de ese cuerpo joven y fuerte.

    -Eres hermoso, Harry –musitó Lucius probando sus muslos con verdadera gula–. Demasiado hermoso para ser real.

    Harry no le contestó pues no podía. Su mente había dejado de funcionar, pero su cuerpo ya respondía a las caricias de su amante. Su miembro se irguió orgulloso y fue tomado de inmediato.

    -¡Ahh! –jadeó Harry de placer–. Eso... se siente… muy bien –gimió mientras se mordía los labios.

    -Y lo que viene es mejor –le prometió Lucius mientras saboreaba toda la extensión de la dureza de Harry–. Date la vuelta.

    Harry obedeció y sintió como era jalado para que su trasero se elevara. Lucius se inclinó sobre él y besó su espalda repartiendo mordiscos por aquí y por allá. Harry volteó a verlo y unos labios ardientes se pusieron sobre los suyos. Cuando un dedo se introdujo en su cuerpo, se sobresaltó.

    -Tranquilo, cielo –dijo Lucius sin dejar de besarlo–. No te lastimaré.

    Lucius movía su dedo en la estrecha abertura provocando sensaciones nunca antes conocidas. Harry empezó a mover sus caderas pidiendo algo más… no sabía que… pero necesitaba más. El rubio supo lo que el joven pedía e introdujo dos dedos más sin dejar de besarlo. Harry gruñó cuando Lucius se separó de él y entonces sintió que algo frío era colocado en su abertura pero no preguntó. El rubio untaba lubricante en la abertura de Harry además de una generosa cantidad sobre su propio miembro.

    -Esto dolerá un poco –colocó su miembro en la estrecha abertura.

    El dolor que atravesó a Harry cuando Lucius se introdujo en él de un fuerte empujón, hizo que las lágrimas brotaran de sus ojos.

    -Shhhh… Shhhh…

    Lucius le acarició el cabello con ternura mientras esperaba que el dolor pasara.

    -D-u-e-l-e –gimió Harry ocultando el rostro en la almohada.

    -Es normal, pero pronto pasará –lo consoló.

    Empezó a moverse con cuidado dentro de Harry hasta que sintió que se relajaba. Se incorporó y colocó las manos en las estrechas caderas y sacó su miembro con lentitud. Volvió a introducirlo con el mismo cuidado mientras sentía temblar ese delicioso cuerpo bajo sus manos. Sólo bastaron dos movimientos más para escuchar a Harry gemir de placer. Entonces aceleró el ritmo y muy pronto, su miembro entraba y salía con facilidad. Lucius volvió a inclinarse sobre Harry y envolvió su miembro con una de sus manos para proporcionarle el mismo placer que el joven le estaba dando.

    -¡Lucius! –gritó Harry cuando llegó al clímax y sintió como el rubio lo conseguía dentro de él.

    -¡Ahh, Harry! –Lucius se desplomó a su lado–. Fue maravilloso –lo tomó del rostro y lo beso con pasión.

    -¿En serio? –lo miró avergonzado.

    -Tan maravilloso como tú – acarició la cicatriz en forma rayo que surcaba la frente del chico–. Me encanta, ¿lo sabías?

    -Siempre pensé que era espantosa –le confesó el chico acurrucándose en el amplio pecho del rubio.

    -Al contrario… es hermosa.

    Se quedaron acostados sin decir nada hasta que el deseo por estar de nuevo dentro de Harry, hizo que Lucius comenzara a besarlo esperando despertar una respuesta en el joven que no se hizo esperar. Esta vez Lucius lo tomó con más fuerza, pero le proporcionó el mismo placer a Harry.

    * * * * * * * * * *



    Harry se despertó sobresaltado y consultó su reloj. ¡Eran las dos de la madrugada!

    -Lucius… Lucius –movió con cuidado al rubio que dormía plácidamente a su lado–. Debemos irnos, mis padres han de estar preocupados.

    -¿Qué hora es? –preguntó el rubio mirando a su nuevo amante.

    -Son las dos –se levantó de la cama y buscó su ropa en el suelo.

    -Es tarde –aceptó Lucius y se sentó en la cama–. Eres hermoso, Harry –le sonrió seductoramente.

    -No tanto como tú –le correspondió la sonrisa mientras se ponía la camisa.

    -Ven acá, pequeño –palmeó el colchón–. Necesito hablar contigo.

    Harry lo obedeció y saltó a la cama.

    -Soy todo oídos –le dijo mientras se abotonaba la camisa.

    -Mírame –le pidió Lucius en voz baja y Harry levantó la vista alarmado, no le había gustado su tono de voz–. Soy casado, Harry.

    -Lo sé –sus ojos se humedecieron sin que pudiera evitarlo.

    -Aún cuando Narcisa y yo hemos vivido separados desde hace años, siempre hemos dado la impresión de que nuestro matrimonio es estable y… respetable –le acarició la mejilla–. No pueden vernos juntos, cariño. Soy una figura pública y mi imagen no debe mancharse con ningún escándalo.

    -¿Qué estás tratando de decirme? –le preguntó con voz estrangulada.

    -Que ya no voy a verte en ningún lugar público. Todas nuestras citas serán aquí –Harry abrió los ojos asombrado–. No, no me malinterpretes. No quiero tener solamente sexo contigo. No voy a negar que era algo que deseaba desde hacía mucho tiempo, pero también disfruto mucho nuestras pláticas y sería muy agradable sentarnos simplemente para conversar o contemplar el atardecer.

    -¿Te avergüenzas de mí? –apenas pudo hacer la pregunta.

    -¿Cómo podría avergonzarme de un ángel? – rió bajito–. No Harry, no eres tú. Soy yo el que debe esconderse de los demás. Por eso te pido que ocultemos nuestra relación. ¿Lo harás? No me gustaría perderte.

    -Lo haré –aceptó sin titubear, pero no sabía si sentirse alegre o triste.

    Por un lado, podría permanecer al lado del hombre que amaba, pero por otro lado, esconder ese amor, lo hacía sentirse sucio y bajo.

    -Una última cosa –enmarcó con sus manos el rostro del joven–. No consentiré que salgas con alguien más. Tú eres mío, Harry. Soy un hombre muy celoso y te juro que sabré si me engañas con otro… y pagarás las consecuencias.

    Harry contuvo el aliento al oír la amenaza y un escalofrío le recorrió la espalda. Algo en el tono de su voz lo hizo comprender que cumpliría lo que le estaba diciendo.

    -Soy tuyo, Lucius –y se acercó a él para besarlo en los labios.

    -Es hora de marcharnos –dijo evitando los labios del joven y se levantó de la cama.

    El final de esa noche de amor no fue lo que Harry esperaba. Lucius lo dejó frente a su casa sin siquiera darle un pequeño beso de despedida y sólo con un ‘te llamaré después’ como única promesa de que volverían a verse.

    Por su parte, Lucius se recostó en el mullido asiento del automóvil y cerró los ojos mientras pensaba que si Harry se comportaba como debía, su relación iba a durar mucho tiempo.

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