Ojos Grises - Capitulo 7: Vuelve a mi lado [Harry/Lucius]

En este universo alterno, Harry suspira por unos hermosos ojos grises. Fic de Crazyfantasia.

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  1. Kari Tatsumi
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    Capítulo V
    Traición



    -¡Luces horrible! –exclamó Hermione mientras le acomodaba la toga a Harry–. ¿Tenías que estar desvelado precisamente hoy? Te vas a quedar dormido a mitad de la ceremonia.

    -Es que Lucius llegó muy tarde –le contestó Harry bostezando–. Su vuelo se retrasó y…

    -Y tú lo esperaste despierto –terminó la chica casi rugiendo.

    Ella sabía de su relación con Lucius Malfoy desde el principio y se había abstenido de reclamarle. Sabía que nada bueno iba a resultar de ella, pero verlo tan entusiasmado y enamorado, la obligó a callar su opinión. Lo único que podía hacer era rogar que Harry no se derrumbara cuando ese hombre decidiera que ya no le interesara. No podía comprender como Harry no se daba cuenta de que estaba siendo utilizado de la forma más vil que hubiera visto. Cuando su amigo le contó lo que le había pedido Lucius la noche que se había entregado a él, estuvo a punto de salir a buscarlo y abofetearlo hasta el cansancio. Había pensado que nadie sería más desagradable que el chico que había lastimado a Harry, pero se había equivocado… su padre era peor. Al menos ese muchacho no ocultaba su vileza bajo palabras dulces y una falsa máscara de respetabilidad.

    ¡Oh, sí! Sabía que Draco era hijo de Lucius Malfoy, pero no le había dicho nada a Harry porque esperaba que él se diera cuenta por si mismo y comprendiera que ese hombre estaba tan podrido como su hijo. El parecido entre ellos era tan obvio como el de Harry con James Potter, pero su amigo estaba ciego… ciego de amor por el rubio y ya después de tres años de ‘noviazgo’, lo que le dijera ahora, iba a ser totalmente inútil.

    -¿Una foto para la revista? –les preguntó un jovencito rubio llamando su atención.

    -¡Quiero salir! –gritó Neville que también traía toga.

    Los tres se abrazaron y sonrieron a la cámara. El chico corrió hacia otros estudiantes y ellos siguieron acomodándose la ropa.

    -Harry, ¿puedo hablar contigo un momento? –le pidió Neville nervioso.

    -Enseguida regreso –dijo Hermione para dejarlos solos.

    -Dime –Harry lo miró sonriente.

    -Pues… yo… quería decirte que… –Neville se puso muy rojo–. ¡Te quiero mucho Harry! –y lo abrazó sorpresivamente.

    -Yo también te quiero, Neville –le dijo riendo y le dio un beso en la mejilla.

    -Mi abuela va a llevarme a Monte Carlo este verano como premio por haber terminado la universidad –siguió diciendo el chico sin dejar de abrazarlo–. ¿Quieres venir con nosotros?

    -Lo siento mucho, pero ya tengo planes –lo miró con pena.

    -Era sólo una idea, pero si cambias de opinión siempre serás bienvenido.

    -Muchas gracias.

    Se acercaron a Hermione todavía abrazados mientras una gélida mirada gris se clavaba en sus espaldas.

    Harry se quedó mudo cuando vio a Lucius sentado junto al rector en la ceremonia de entrega de diplomas. La noche anterior había estado entre sus brazos y no le había comentado que iba a ir a la universidad. Subió al podium sumamente emocionado, pero bajó sintiéndose muy desdichado por la actitud del rubio. No lo había mirado y ni siquiera le había estrechado la mano como a todos los demás. Pero Hermione lo vengó a su manera, al dejar ella a Lucius con la mano extendida.

    Una decepción más se llevó Harry cuando su amante se marchó casi de inmediato ignorándolo por completo. El tiempo se le hizo eterno para poder acudir a su cita con Lucius en el departamento. Habían quedado para celebrar su salida de la universidad y llegó con anticipación para arreglar una cena romántica para dos. Las horas transcurrieron y cuando por fin comprendió que Lucius no iba a presentarse, salió del departamento con el corazón destrozado. Se subió a su automóvil y desapareció por la desierta calle a toda velocidad sin darse cuenta que era seguido.

    * * * * * * * * * *



    -Ni siquiera es guapo –dijo Remus despectivamente.

    -Pues yo creo que sí es atractivo –le contestó Draco aferrándose de donde podía.

    -Tu mal gusto es legendario, mi querido muchacho –le dijo con sorna y dio una vuelta rechinando llantas–. ¡Esa sabandija maneja peor que un ebrio! Ojalá y se matara, así nos ahorraría muchas molestias.

    -¡Nosotros somos lo que nos vamos a matar si no bajas la velocidad! –dijo con temor el rubio al ver que pasaban rozando los automóviles aparcados.

    -¡No puedo! ¡Ese desgraciado cree que está en una pista de carreras!

    Habían estado gran parte de la noche vigilando el departamento en que Lucius mantenía oculto a su amante y la espera había cobrado sus frutos… ahora Remus conocía a su rival. No había dejado de insistir en regresar con Lucius durante esos tres años, pero parecía que el rubio ya era inmune a sus encantos y fue cuando estuvo seguro de que ya tenía un nuevo juguete sexual. Le había costado mucho trabajo averiguar la dirección del nuevo ‘nidito de amor’ pues Lucius cubría muy bien sus pasos.

    -Baja la velocidad –le dijo Draco a Remus–. Parece que va a entrar ahí.

    El automóvil deportivo de Harry cruzó unas rejas automáticas y los cuartos traseros desaparecieron en el sendero que llevaba a la casa oculta entre los árboles. Remus y Draco bajaron de su auto para tratar de ver la casa de cerca, pero tres enormes perros negros salieron de la nada y les ladraron amenazadoramente.

    -Mejor volvamos al auto –dijo Draco con temor–. Si esas bestias logran salir, nos destrozarán en un dos por tres.

    -¡Ajá! –dijo Remus con satisfacción–. Residencia Potter –y volvieron al auto.

    -¿Cómo lo sabes? No vi ningún letrero.

    -Conozco todas las casa de esta zona. Sólo quería asegurarme que era la de James Potter –le explicó mientras manejaba hacia su casa.

    -¿Quién es él? –preguntó con curiosidad.

    -Estar tanto tiempo en el extranjero no te sentó bien, Draquito –se mofó Remus abiertamente–. James es uno de los hombres más ricos del país. Guapo como pocos y estúpidamente fiel a su esposa.

    -¿Acaso hay un toque de indignación en tu voz? –lo miró sonriente–. Te despreció, ¿no?

    -No es de tu incumbencia –levantó la nariz con petulancia–. Pero estaba seguro de que su único hijo había muerto hacía años –dijo pensativo–. Ha de ser un sobrino o un recogido –rió desagradablemente–. Con eso de que Lily se cree más santa que la Virgen María, no lo dudo ni un instante.

    -¿Y ahora que hacemos?

    -Yo voy a averigüar el nombre de ese chiquillo insignificante mientras tú te encargas de que tu padre lo ignore durante los siguientes dos días. Te avisaré cuando tenga todo listo.

    -¿Podrías darme un adelanto? –preguntó Draco con voz infantil–. Necesito algo de dinero.

    -Las apuestas te van a matar, precioso –le dijo Remus con desprecio en la voz–. Y cuando Lucius se entere… ¡adiós mesada!

    -No me sermonees –le dijo enojado–. Ya suficiente tengo con lo que me dicen mis padres.

    Llegaron a la casa de Remus y él sacó su chequera. Llenó un cheque con rapidez y se lo ofreció a Draco que silbó al ver la cantidad.

    -¿Cuánto más me darás al terminar todo esto?

    -La misma cantidad si todo sale bien y… –le acarició la mejilla–. ... absolutamente nada si no cumples con tu parte.

    -No te fallaré –le guiñó un ojo y salió del auto.

    Remus vio como el auto de Draco se perdía en la oscuridad y entró a su casa con los celos carcomiéndole el alma. En cuánto vio a Harry supo porque Lucius lo había elegido… era muy guapo, mucho más guapo que Draco y eso ya era mucho decir, pues el chico rubio se parecía mucho a su padre, y según su opinión, nadie era más guapo y sexy que Lucius Malfoy. Tenía ganas de gritar y romper cualquier cosa que se atravesara en su camino, pero lo único que hizo fue tomar el teléfono y hacer unas cuantas llamadas.

    * * * * * * * * * *



    -Anda, abre la boca, Harry –le insistía Hermione–. No has comido nada en estos dos días.

    -No tengo hambre –le dijo el chico recostándose en la cama.

    -Deja que le hable –le dijo desesperada y dejó el plato de sopa en la mesita de noche–. No puede ignorarte de esta manera… ni siquiera sabes por qué está enojado contigo.

    -Me dijo que nunca tratara de comunicarme con él –negó con la cabeza.

    Unos suaves toques en la puerta los interrumpió y Lily entró.

    -Te llegó esto, Harry –le dijo su madre sonriente y dejó un elegante arreglo floral en la mesa de centro.

    Harry se levantó de un salto y buscó con desesperación la tarjeta que sabía estaba entre las flores. La encontró y corrió al baño para leerla a solas.

    -¿Ya probó algo? –preguntó Lily preocupada.

    -No, pero seguro que después de leer la tarjeta, va a comer –le dijo Hermione sonriendo, pero por dentro sentía una profunda ira que apenas la dejaba respirar.

    -Me alegro –sonrió aliviada y salió del cuarto.

    Hermione no esperó a que Harry saliera del baño y entró para averigüar que le decía Lucius en la tarjeta.

    -¿Y bien? –preguntó cruzándose de brazos frente a Harry.

    -Me pide disculpas por no haberse comunicado conmigo y… quiere verme esta noche –dijo con los ojos brillantes por la emoción.

    -¿Vas a ir? –no pudo evitar formular la innecesaria pregunta.

    -¡Claro! –consultó su reloj–. ¡Y ya no tengo mucho tiempo!

    -¡Ah, no! Primero vas a comer algo –lo jaló para sacarlo del baño.

    -¡Pero se me va a hacer tarde! –se quejó mientras era obligado a tomar asiento en una silla.

    -¡Pues que te espere! –declaró en un tono que no admitía réplica y Harry no tuvo más remedio que tomar el plato que le ofrecía.

    * * * * * * * * * *



    Harry dio la vuelta en la calle tan rápido como acostumbraba y frenó bruscamente. Bajó del auto con una enorme sonrisa en el rostro y entró al edificio con la mirada de Remus clavada en sus espaldas. Los ojos dorados brillaron de satisfacción y… odio.

    El elevador subió hasta el penthouse y Harry se sorprendió al ver que el departamento estaba sumido en la oscuridad. Su ánimo se fue por los suelos y se recargó en la pared consultando su reloj.

    '¡Pero estoy a tiempo!' –pensó desesperado–. '¿Ya se habrá ido?'

    Busco el interruptor de luz y se sorprendió de que no funcionara. Lo subió y bajó varias veces y pensó en buscar una lámpara o velas para iluminar el lugar. Una suave música se escuchó y Harry caminó hacia la recámara con curiosidad. Abrió la puerta con cuidado y comprobó que de ahí provenía la música. Era muy romántica y su pulso se aceleró. ¡Después de todo Lucius sí estaba!

    -¿Lucius? –lo llamó con suavidad mientras entraba a la habitación.

    La recámara estaba sumida en la penumbra y se sobresaltó cuando lo abrazaron por la espalda.

    -¡Me asustaste! –le reclamó y trató de darse vuelta, pero no se lo permitieron.

    Unos ardientes labios empezaron a besar su cuello y Harry no lucho más. Se abandonó a esos besos suspirando de placer.

    -Hueles diferente, pero igual es riquísimo –comentó sin pensar.

    Su amante no le contestó y siguió besándolo mientras empezaba a quitarle la ropa con desesperante calma. Muy pronto, Harry estaba totalmente desnudo y su cuerpo era acariciado con inigualable pasión. Fue conducido a la cama y la sombra de su amante se dibujó por las luces que venían del exterior. Harry esperó pacientemente a que terminara de quitarse la ropa y lo recibió con los brazos abiertos. El hombre enterró su rostro en su cuello y lo escuchó aspirar con fuerza su aroma antes de que siguiera besándolo.

    -Te extrañe, Lucius –dijo Harry con la voz velada de deseo–. Te amo… te amo… te amo…

    Sus palabras fueron ahogadas por unos posesivos labios y Harry enredó los dedos en el largo cabello rubio. Un breve segundo pudo ver esos ojos grises que adoraba antes de que desaparecieran en busca de sus muslos.

    -¡Ahh! –exclamó Harry cuando su miembro fue tomado por una cavidad húmeda–. Basta Lucius… para ya –le suplicó jadeante–. Quiero que me tomes… te deseo con desesperación dentro de mí –y se dio la vuelta para ofrecerle su trasero.

    Esperaba que Lucius lo poseyera como últimamente lo había hecho… sin preparación y de un fuerte empujón, así que lo sorprendió sentir una lengua hurgando en su interior.

    -Hmmm… eso… es… delicioso –jadeó y comenzó a mover la cadera pidiendo más placer.

    Su amante no lo hizo esperar mucho. Lo sintió penetrar en él y se acopló a su frenético ritmo. Una experta mano envolvió su miembro como siempre lo hacía, y se vinieron al mismo tiempo.

    -Lucius… Lucius… –jadeó Harry mientras su amante se retiraba de él con suavidad–. Te amo –y cerró los ojos para descansar.

    El cansancio lo venció y no supo cuánto tiempo se quedó dormido, pero la puerta de la habitación azotándose con fuerza lo hizo incorporarse sobresaltado. Frente a él estaba Lucius, pero con la expresión más fiera que le hubiera visto jamás y se encogió instintivamente en la cama.

    -¿Qué te pasa? –le preguntó asustado y por toda contestación recibió una fuerte bofetada que lo tiró de la cama.

    -¡¡¡Eres un cualquiera!!! –le gritó fuera de sí el rubio–. ¡¡¡No sólo te revuelcas con otro sino que además lo haces en mi propia cama!!!

    Se acercó a Harry y lo tomó del cabello haciéndole daño.

    -¡No sé de qué me estás hablando! –y trató de quitarse el siguiente golpe, pero no lo consiguió–. ¡Ya no me pegues! ¡Te lo suplico! No he hecho nada malo –sollozó y volvió a recibir otro golpe.

    -¿¡¡¡Ahora vas negar que acabas de tener sexo!!!? –le dijo furioso–. ¡¡¡Estás desnudo y con semen en el trasero!!!! ¿¡¡¡O vas a decirme que te masturbaste y lo pusiste ahí a propósito!!!?

    -¡Lucius, por Dios! ¡No entiendo nada! –se aferró a una de sus piernas muy confundido–. ¡Me acabas de hacer el amor!

    -¡¡¡Yo no te he tocado en tres malditos días!!! –lo pateó para apartarlo de él.

    -¡Eras tú! –gritó desesperado Harry y se encogió cuando una patada se alojó en sus costillas–. ¡Eran tus ojos! ¡Tu cabello! ¡Ayyy! –otra patada lo dejó sin aire.

    -¡¡¡Te advertí que jamás te atrevieras a engañarme!!! –lo tomó del cuello y lo levantó del suelo mientras lo miraba con los ojos centelleantes de furia y celos–. ¡Ruega porque te deje con vida, Harry Potter!

    * * * * * * * * * *



    Harry sentía que todo su cuerpo estaba quebrado y hasta respirar le dolía. Con mucho esfuerzo se incorporó y prácticamente se arrastró hasta donde su ropa aún seguía tirada. Con manos temblorosas buscó su teléfono celular y marcó un número.

    -¿Hola? –respondió un voz somnolienta–. ¿Hola? –volvió a repetir cuando no recibió contestación–. A ver… veamos quién eres porque no es nada gracioso que me despiertes a las cuatro de la mañana, ¿eh?

    Harry quería hablar, pero ningún sonido salía de su lastimada garganta.

    -¿Harry? –preguntó Neville sorprendido al comprobar el número en el identificador de llamadas–. ¿Eres tú, Harry?

    -Sí –alcanzó a decir con voz gutural.

    -¿Qué tienes? ¿Te pasó algo? –le preguntó alarmado.

    -Ven… por… mí… por… favor –dijo a duras penas.

    -¿Dónde estás?

    Harry le dio la dirección tartamudeante y Neville le aseguró que llegaría ahí en menos de 10 minutos. Harry se vistió muy lentamente pues su cuerpo protestaba por cada movimiento que hacía. En realidad no le importaba el gran dolor que sentía, lo que realmente le hacía daño era su corazón confundido y sangrante. Sus ojos se perdieron en el vacío al recordar la tremenda paliza que le había propinado Lucius y sus palabras finales antes de escupirle en la cara.

    -No quiero volverte a ver, sucio traidor –le había dicho con la voz jadeante por el esfuerzo de golpearlo–. Cuídate de no volver a cruzarte en mi camino, porque si lo haces… ¡te mataré!

    Se movió hasta el elevador y se metió en él apretando el botón de la planta baja. Justo cuando iba saliendo vio a Neville en la puerta del edificio mirando hacia adentro con desesperación.

    -¡Por Dios, Harry! ¿¡Qué te pasó!? –le preguntó Neville alarmado al verlo tan golpeado y lo abrazó tratando de no lastimarlo aún más de lo que estaba.

    -Llévame a un hospital, pero no de Londres –le pidió Harry con la poca fuerza que le quedaba–. Todos conocen a mamá y no quiero que nadie se entere… sobre todo Hermione.

    Neville lo subió a su propio automóvil con mucho cuidado y salió disparado con un ya casi inconciente Harry a su lado.

    -¿Quién te hizo esto, Harry? –le preguntó llorando mientras acariciaba su cabello con amor.

    -No le vayas a decir nada a Hermione, por favor –le suplicó antes de desvanecerse.

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27 replies since 7/1/2014, 04:01   1168 views
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