Mi querido vampiro"Segunda Temporada" ACTUALIZADO 29/05/2014

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  1. Misaki_san
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    Quebrántame, odiame, ámame .... soy masoquista. Pero si te tengo conmigo, el mundo me importa poco
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    Capítulo anterior…


    - Masamune… - ese nombre le arrastró - … ¿Porque no me muestras tu lindo trasero?


    El cuerpo se movió por si solo aún maldiciendo con voz alta. Se puso sobre el madero de aquella cama de dos plazas mostrando el rasgado pantalón. Se le hacía agua la boca, definitivamente el granaderito tenía buena contextura física ¿aguantaría cada castigo? Las lastimosas manos se alzaron por el cuerpo palpando la madera, los pasos se escucharon sobre el parquet y tomando éstas las ató con una soga. Buen cuerpo para sus adentros, fornido, se vé que luchaba bien y eso se veía. Descarado, pasaba la mano por la espalda ganando el estreñimiento del joven. Estaba fría, era un no vivo, no tenía temperatura.



    - que mierda me vas hacer



    No contestó a esa estúpida pregunta, sino que arrancó la ropa. Estaba rasgada por el tiempo pasado en ese lugar frío, húmedo y oscuro. Nuevamente le preguntaba sacando de su centro, la nalga derecha se fue enrojeciendo, la voz cayó y un castaño se alzaba con una leve sonrisa.



    - Parece que te gusta sentir mi mano en tu cuerpo, más si soy rudo.
    - Te juro que te cortaré los dedos si sigues tocándome de esa manera
    - Mmm… violento… va hacer muy fácil.




    Capítulo V: Escarlata






    ¿Habría una calificación en este mundo para lo que sentía? Simplemente, era asco, asco de ser un juguete humano a beneficio de ese chupa sangre que venía a su vida para vivir un infierno aquí en la tierra. Como esas manos descaradas, mugrosas se paseaban por ese cuerpo fornido y trabajado por años y años de entrenamiento para ser guardián de su gente. El tener una vida sin lujos, no esperando nada a cambio sino que trabaja duro para mantener su estilo de vivir y ahora, verse destruido por un niño que no entiende razones.

    Carente de sentimiento alguno, marcando con sus labios, profanando la piel ajena continuaba sin descanso la dulce tortura y los quejidos con algunas maldiciones que tenía que escuchar, realmente poco le importaba. Lascivo le miraba, analizando cada movimiento, escrutando desde su distancia el alma salvaje.


    - No quiero ser tan rudo como para partirte en dos


    Eso fue lo único que dijo mientras rasgaba la poca ropa y así dejarlo como dios lo había traído al mundo. Se quedó congelado, su respiración se detuvo al mirar cada músculo delineado. Su lindo culo como si fuera una manzana digna de morder, pecado mortal que cometería pero … ¿Qué importa? Si su alma no existe mas y se iría al mismo Hades sin escala. Nuevamente resonó la palma de la mano en esa nalga enrojecida, el grito de “Vete al demonio” y éste reía sádico ante lo escuchado.

    Ya no había más toque, el corazón del joven Masamune quedó congelado y tan solo esos mechones que caían libremente sobre su frente hasta tapar alguna visión de sus ojos vieron lo que era culpable de no decir absolutamente nada. Esa fusta sacada del cajón, las cintas de cuero que poco a poco el mismo veía como las trenzaba sentado a su lado mientras poco luchaba contra sus cadenas opresoras. Siempre la mirada atenta a ese chico que sufría, le encantaba ese rostro demacrado por el tiempo que estuvo en las mazmorras.


    - nos vamos a divertir mucho … - susurró pegando con la parte dura de aquel elemento de tortura en su mentón.


    El otro abrió grande sus ojos y luego chilló, las cuerdas pegaban con rudeza sobre sus piernas mientras le miraba con una de las cejar arqueadas. Prepotente, sin nada que hacer solo mirar como se retorcía bajo su dominio. Nuevamente resonó en esas cuatro paredes aquella tortura, pero algo le llamó la atención. Takano estaba mordiéndose los labios para no gritar, gemir o lo que sentía y emitía en ese momento.


    - Vamos … Gime para mi


    Negó, ese fue el explosivo para que sea más, cada vez más duro. No tuvo piedad, levantando aquella pierna como el marfil le penetró con la fusta. Takano gritó, no hubo imagen que le hiciera volar a lugares amados, solo el dolor desgarrante de ser prácticamente violado por aquella bestia sin sangre, sin alma.
    Nuevamente, arremetía contra todo orgullo. Le movía en círculos, definiendo la circunferencia de su ano. Mas grande, cada vez mas grande le rompía haciéndolo sangrar. El oji- esmeralda reía algo quedado, ¿esa entrada le estaba llamando? Si, la fusta poco a poco desaparecía por esa entrada virgen que absorbía el cuero negro.


    - Eso es… ahora viene lo mejor
    -

    Sacando le dio a chupar, que pruebe el propio sabor a la humillación. El ser violado por un vampiro, la criatura que Él mismo decidió odiar con todas sus fuerzas ahora estaba siendo sometido por ella. La piel poco a poco se iba consumiendo en esa boca, principalmente en aquellos colmillos que agujereaban la piel. Divinas gotas de sangre que derramaba, ¿tan atrayente era su sabor que no dejaba de alimentarse? Ese ardor sumado al placer que le daba era la droga perfecta.
    Crujido seguido por el grito desgarrante de su ser, Misaki se lo había metido, sin pudor, sin pedir permiso. No se quedó, sino que enterró el sexo tomando-le esos cabellos oscuros y tironeando gemía. Takano tenía ocupada su boca por esa deliciosa fusta que entraba y salía a ritmo del sexo ajeno.
    Sus piernas temblaron, no podía aguantar el dolor más la frustración de no pode liberarse, de no hacer nada para detenerlo. Le tomaba más y más odio, su sangre por alguna forma hervía al sentir esas caricias sobre la piel. Ese tono como casi parecido a un gruñido resonaba en su cabeza, quedando en cada fibra de su ser grabada como tatuaje.
    El dolor se hacía cada vez más profundo, desgarrante, mísero hasta que su engreimiento fue botado a la basura. El semen recorrió gran parte como catarata desde el interior hasta el suelo. El vampiro se había corrido en su interior y el guardián derramando gran parte sobre la madera. Ésta se vio teñida de un color parecido al blanco.


    - sos una gran puta… bien hecho


    subió la cremallera y le liberó, aquellos ojos estaban idos, ¿Quién sabe que estaba pensando? ¿ A donde se habrían ido sus pensamientos? Solo cayó al suelo y como pudo se arrastraba a la cama mientras que Misaki le veía entrar en su lecho. Estaba acostumbrado, mujeres y hombres se entregaban a libre voluntad y hasta algunos desesperados por estar una sola noche con su majestad. Había violado, hubo un tiempo donde era un cazador sediento de sangre y sexo y éste era uno de esos momentos. Le vio tan apetecible que se paró a su lado…


    - Ahora eres mío para siempre. Si intentas matarme mis hombres te harán diez cosas peores de las que hoy te hice. No hagas algo estúpido… y quien sabe … capaz llegaremos a ser algo mas.


    La voz se fue apagando hasta que en aquella habitación no se encontró nadie más que Takano hundiendo el rostro en la almohada. Olía a Él, hasta sabía a ese demonio de rostro bello.
    Las mucamas le llevaban comida, casi parecido a un gran banquete del cual Él rechazaba sin decir nada, solo en absoluto silencio tratando de centrarse en aquello que era importante: MISAKI
    Los días pasaron, el príncipe como siempre tenía los deberes reales que tenía que cumplir como futuro rey del clan. Había dado ordenes específicas referente a ese humano que estaba en su cuarto: “El que lo toque me encargaré personalmente de desaparecerlo” su palabra era la ley, ley absoluta que era irrevocable y ninguno se atrevía a llevarle la contraria.
    El aire de aquella tarde era frío, el sol se escondía sobre las colinas de verde pasto. Los últimos rayos de ese crepúsculo fue apagando hasta no quedar casi rastro del día que paso. La calma relativa, esos ojos avellanas estaban examinando el momento para hacerlo. Desde uno de los árboles, expectante esperaba ese “tiempo” , el joven príncipe no miraba nada más que el sol morir sobre el firmamento.


    - no quiero jugar … por ahora … Masamune

    como arte de un hipnotizador, salio de su escondite para estar a su lado. Todavía luchaba contra esa voz que le odiaba con todas sus fuerzas pero, si le odiaba ¿Por qué le hacía caso?
    No intentó nada, ni toque, ni beso, ni sometimiento. Sus ojos estaban compenetrados en el desaparecer del sol.

    - Quiero ser como el astro mayor, morir para luego volver a vivir un nuevo ciclo.
    - Si quieres, podemos probar esa teoría – musitó Takano deseando que diga si –
    - Eres estúpido… - señalaba su pecho, el lugar donde había sido enterrada con anterioridad la daga – la daga no me hizo nada…


    Era cierto, como matar a un muerto si ya su vida mortal le había dejado. No se dijeron nada más, solo se quedaron en silencio.
    La noche comenzó a hacerse presente, el canto de los pájaros enmudecieron y las estrellas adornaban el firmamento. Los guardias custodiaban a su Alteza Real, como le llamaban por el grado de ser único hijo de sus majestades. El viento comenzó a soplar, algo estaba mal. Takano se interpuso delante del joven, la sangre comenzó a brotar de su pecho mientras que Misaki quedó helado. Los agentes empezaron a actuar de inmediato aprisionando al culpable.
    En sus brazos recibía el cuerpo casi muerto del guardián. El otro abrió como dos botones el mirar, ¿estaba húmedo? Si, Misaki derramaba lágrimas por su cazador. La transformación no estaba completa, su idea era dejarlo ir después de cansarse como todos. “Llévenlo a mis aposentos” gritó para que se hiciera su voluntad. La sonrisa tétrica y sin vida, dos hombres sosteniendo al culpable que se arrodillaba y se reía en su cara.


    - Tendría que hacerte añicos por tal osadía – dijo el príncipe tronando sus dedos, el otro no se inmutaba sino se reía a carcajadas.
    - El clan triunfará y tus huesos estarán en tierra …


    No hubo nada para hacer, nada que perdonar. El rostro empezó a descascararse frente a los ojos del que sostenía esa cara sin dejar de mirarlo. Despreciado, desechado por sus propias manos.


    - Limpien el desastre –




    ***********************************





    Yacía allí entre las sabanas que poco a poco se teñían del color escarlata. Ese olor volvía casi locos a los que le atendían; reapareciendo los hizo como de la nada acallar sus deseos. La mirada compenetrada en ese adulto, los demás pasando a su lado no dijeron absolutamente nada y le dejaron solo. Los pasos dados hasta llegar a su lado, el mismo tono de siempre…



    - ¿Por que mierda lo hiciste?

    En un intento forzoso le respondió llamando la atención por la osadía.

    - Porque sino no tendría a quien matar.
    - Buena respuesta


    El colchón recibía a otro cuerpo, poco le importaba si se manchaba la ropa con sangre. Solo quería estar a su lado, mirando las expresiones del peli- oscuro. Masamune apretaba con fuerza las sábanas con ese puño, era signo del dolor, de que el final se acercaba.


    - ¿Tienes miedo?
    - Es solo una vida que se va, no creo en cuentos de fantasía –
    - Crees en vampiros – replicó el castaño
    - Asesinos…
    - Algunos tienen otras intenciones
    - ¿Cuáles? Tks! – agarrandose fuertemente el pecho, ya no había venda que resistiera el caudal de sangre. – Todos quieren ver morir a la gente, verlos sufrir, rogar…
    - Si piensas eso… ¿porqué te atravesaste?


    Esa pregunta hizo estragos en el mayor quien trataba de encontrar una respuesta lógica ante ese impulso por ¿protegerlo? No, era imposible, traicionar lo que una vez juró a sus padres frente a la tumba, a su pueblo ahora… ¿iba a darle la espalda? Negó como si nada, peor Misaki le miró con algo de diferencia. Esos ojos demostraban dulzura del cual Takano no dejó de ser prendado con ella.


    - Perdóname
    - ¿ah?
    - Me salvaste y te devolveré el favor … aunque niegues el sentimiento o el “deber” como quieras llamarlo.
    - Mocoso….
    - Pedante ….


    Los colmillos se hundieron en su propia muñeca, la sangre comenzó a destilar sobre la mano hasta la herida que el mayor tenía en el pecho. Fuertes latidos casi desgarrantes volvía su cuerpo con esa fiebre impetuosa. “Lo lamento, no quiero que sufras, por eso… tendrá que ser de esta manera” Fueron sus palabras viendo como se transformaba. Ojos como de fuego, sed impulsiva por el manantial. “bebe” y abalanzándose sobre su alteza bebía cada gota como si fuera la última. Esa noche, había nacido un nuevo caballero.
    Fue distinto que los demás, Misaki le permitía ser la mano derecha de sus tareas hasta antes del asesinato. Su amante, su juguete personal, pero no tenía tantos privilegios sino que estaría en el mismo estatus que Shinobu, Hiroki y Usami.







    *********************************






    La realidad ahora era otra, Misaki había despertado de ese letargo sumido durante siglos y los caballeros habían vuelto para buscar esa alma. Sin pestañear, Takano no hacía nada más que terminar su relato, su verdad al dueño de su “vida”.
    Nowaki estaba con la boca abierta al igual que Onodera; los demás no se hacían problemas pero la mirada alilada se mantenía en su señor.


    - Perdóname
    - No hay nada que perdonar, ambos lo decidimos y se termino la discusión.
    - ¡ NO ES VERDAD! – gritó fuerte haciendose escuchar – yo … fui un tirano, un maldito… yo … yo …
    - Tu fuiste una gran persona con errores como todos – agregaba Shinobu –
    - Uniste a los clanes después de todas las batallas – Takano –
    - Tuviste un reino de paz y justicia – Hitoki –
    - Nos enseñaste el sentido de vivir y luchar por lo que amamos – por último, Usami se acercó tomándole la mano, éste se sonrojo sacándola al instante –
    - Rit…Ritsu … ¿Quieres dormir conmigo esta noche?
    - Ah… yo… si Misaki
    - Gracias … Buenas noches… Pueden irse, todo esta bien


    Ambos castaños desaparecieron a mitad de la noche, los demás comprendían que todo era muy rápido para ser comprendido. Los caballeros no iban a dejarlo solo por ningún motivo, ahora más que la guerra estaba a punto de empezar.





    AnimeVampireBoyBlond
     
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