Feel

Disclaimer: You’re my loveprize in viewfinder, Yamane Ayano. Advertencias: Asami x Feilong, Mpreg, drama, No sale Takaba. Publicada en otras págs.

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    ~Sólo quiero ver algo que me vuelva loco de una vez~
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    Todas las noches, desde hace algunas semanas, comenzaban igual para mí.

    Entraba a la celda y me tumbaba, acariciando mi cuerpo en busca de aquellos recuerdos que tanto dolían pero eran lo único capaz de dar calor a mi cuerpo. Atendía mi creciente erección pensando en tus besos, en tus caricias y en tus bellos ojos, en todo de ti.

    La primera vez me destruí de tal forma que lloré incontenible por horas, pensando en lo sucio que me sentía por haber llegado tan bajo. Masturbarme en una celda, recordando las caricias de quien más me ha herido, de quien me traicionó… Eso era caer bajo. Y lloré de rabia, rabia contra mí mismo.

    La segunda vez no fue muy diferente. Me deslicé al interior de la celda como si fuera una sombra, la noche avanzaba y yo no podía conciliar el sueño. Necesitaba sentir tus caricias. Así que volví a ceder a ese instinto subliminal. Esta vez no podía terminar con las caricias, porque me había visto al espejo… Sí me hubieses visto, me repudiarías. Ya no quedaba nada de mi “belleza”, mi larga cabellera había sido cortada a ras, y mi piel era más pálida, de una blancura desagradable y el tacto no era mejor. Ya no había piel suave y tersa, “como de porcelana” habían sido tus palabras. Mis exquisitas ropas habían sido cambiadas por un traje monocromo, de tétrico tono. Y lloré de rabia, porque tú no me tocarías como yo lo deseaba sí me hubieses visto así. La herida en mi pecho dolía, ardía, sin que lo pudiera evitar.

    Pasaron las noches y mi aspecto seguía por los linderos de la desolación. Al menos ya no lloraba. El “tú” de mis fantasías me hacía gemir ahogadamente cada noche y quedaba acurrucado a un calor imaginario en su mayoría.

    Durante el día no había nada mejor que tratar de olvidar. En este lugar no conozco a nadie pero muchos han ofrecido estar en mi “cama” aunque ninguno lo ha hecho. Ese derecho te lo reservó a ti.

    Terminé por esquivar los encuentros públicos con todos. Era o el primero en comer o el último. Prefería usar el agua fría a esperar los diez minutos de agua caliente cuando se llenaban las regaderas, y buscaba mi celda con desesperación para estar a solas, de todas formas, sólo pensaba en ti durante la noche.

    Pero hoy tengo la mente en blanco, hay una sola noticia que hace eco en mi mente. Tardaron días en considerar que estaba enfermo de verdad. Me había demacrado aún más, en esos momentos lo atribuí a que estaba vomitando todo aquello que pasara más allá de mi boca, razón por la que llevaba dos días sin comer.

    Entré a la enfermería con ayuda de un guardia. Fui revisado exhaustivamente. A falta de una explicación sencilla, es decir de poder nombrar qué enfermedad me aquejaba, me hicieron análisis más complicados y fui devuelto a mi celda con órdenes expresas de comer aunque vomitase después. Dos días después seguía exactamente igual y volvía a dejar de comer. Aislaron mi celda y retiraron a media docena de presos que estaban aledaños, sólo un guardia me dejaba la comida en una charola. Claro trataba de no acercarse a mí “por si acaso era contagioso”.


    Aún en ese estado durante las noches, en las que temblaba por el frío y algunas punzadas de dolor aquejaban mi abdomen, seguía buscando tus caricias aunque no llegaba al punto de masturbarme. En realidad sólo deseaba poner mi cabeza sobre tu firme pecho y sentir lo cálido de tu cuerpo abrazándome.

    Al fin volvieron la docena de presos, unos más cómodos de regresar a su celda otros no tanto. Y yo también volví a la enfermería. El médico desperdicio diez minutos de silencio, conmigo sentado frente a él en su escritorio.

    -Señor Liu Feilong –era lo primero que había articulado y luego nada. Por fin extendió nerviosamente una hoja de papel algo maltratada, y la puso cerca de mí sobre el escritorio. La miré por cansancio.

    -Son los resultados de mis análisis ¿Voy a morir pronto? –inquirí casi llegando al aburrimiento, si iba a morir no me inquietaba tanto. Si algo me importaba eran las cosas que iba a dejar pendientes, y las hubiese tomado en cuenta de tener mejor condición.

    -¿Eh?... –el hombre, que pintaba unos cincuenta años y, pese a todo, una gran pulcritud en cuanto a su deber, por fin pudo articular más palabras –No, no… -se quitó las gafas y presionó el puente de su nariz –lo que esos análisis demuestran es que usted está embarazado.

    Por inercia enarqué una ceja -¿Cómo? Disculpe, pero soy un hombre las posi… -me interrumpió algo exasperado.

    -Las posibilidades son nulas. Deberían de serlo. Pero… en algún modo, hay una vida gestándose dentro de usted. Es lo que consideramos un proceso de gestación en toda su forma. Hay un feto de un mes creciendo, desarrollándose tal y como lo hiciera dentro del cuerpo de una mujer.

    -¡Sólo que no soy una! –exclamé también desesperado. Yo sentía que me iba a morir de alguna enfermedad pero algo había hecho que tenía enojado a alguien capaz de manipular esa información. Sólo para que no me atendieran, para que me muriera en la forma más miserable posible.

    El hombre se levantó volviendo a ponerse sus gafas –recuéstese, le haré una revisión –sonreí y tomé fuerzas para levantarme y sujetarlo por las solapas de su bata blanca.

    –Jodido pervertido. Me estoy muriendo y tú sólo quieres tocar por ahí… Al menos hubieras inventado algo mejor, o me hubieras drogado sin que lo notara –al golpear el muro con él dos guardias entraron de inmediato y me sometieron. Pensé en que ya no tenía ánimos de defenderme, así que me deje esposar tras un par de golpes. Para mi sorpresa el médico, un tipo bajito y algo regordete metió sus manos y su cuerpo para que no me golpearan más.

    -¡Alto, alto! ¡No lo golpeen que está… enfermo!

    Los guardias se detuvieron no porque lo dijera, si no porque se había abalanzado sobre mí, cubriéndome –Por favor, pónganlo en la camilla, lo tengo que revisar de nuevo –de mala gana obedecieron, me ataron las manos y los pies. Aún más reticentes decidieron salir.

    Ahora había quedado expuesto. Abrió mi camisa y sólo tocó mi abdomen que a mi gusto no presentaba ningún “síntoma” de embarazo. Para ser un pervertido parecía muy serio en sus revisiones, a menos que fuera parte de su juego. Luego trajo un aparato, puso un gel frío sobre mi abdomen y encendió el aparato. Reconocí que era un ultrasonido* por la imagen que veía en la pantalla.

    Cinco minutos después creía haber perdido la razón. Yo que no sabía nada de qué se debía de ver en un ultrasonido estaba seguro de que la imagen de la pantalla no eran mis vísceras. Ambos veíamos boquiabiertos la pantalla. Quise mover una mano para tomar el control de la imagen, me había olvidado de las correas que me sujetaban a la cama como si fuera un sicópata.

    -Tranquilo, el ultrasonido no te hará daño.

    -No es eso, usted lo está manipulando… o no sabe cómo hacerlo, no sé. Se lo demostraría si me pudiera mover.

    El médico accedió a desatarme, apenas tuve una mano libre tomé la parte del aparato que paseaba por mi vientre y trate de confirmar que “eso” era perfectamente normal, más bien que era una enfermedad, pero no un embarazo. Pase como loco el aparato y era tan notoria la diferencia. El médico me había dejado hacer para salir él mismo de su estupefacción.

    Eso fue hoy por la mañana. Largos minutos pasaron viendo aquello en la pantalla. Hasta que no nos cupo duda. Ese era un feto, un bebé… un hijo. Mío… y tuyo.

    Apagó el aparato y me dejo limpiar el abdomen tras haberme desatado por completo. Volvimos a su escritorio y volvía a quedarse callado.

    -¿Por qué?... Es decir ¿Cómo? –El cuándo y el dónde los tenía claros, el cómo sólo en forma parcial sí es que todo eso no era una alucinación.

    -Los datos son completamente nulos. He buscado datos e información en todo tipo de registros. Sólo hay suposiciones y un montón de cosas inservibles. Lo único que tengo claro es que su cuerpo se ha modificado de tal forma que puede concebir una vida, pero todas son dudas. Le diré que estimo un 90% de que fracase en el próximo mes a más tardar. Así que podemos interrumpirlo en cuanto lo decida a partir de mañana.

    -¿Me está diciendo que voy a abortar? –de la nada acababa de asimilar todo, como si eso pasara todos los días. Aquel médico se puso nervioso, tal vez acaba de ser muy rudo con él.

    -Eh… pues sí. Estarás preso por mucho tiempo, y simplemente tu cuerpo no está diseñado para procrear, sólo se ha modificado un tanto. Esas modificaciones a tu cuerpo se van a atrofiar de forma apresurada, el abordo es inminente.

    Está de más decir que no tengo claro cómo proceder. Estás frías paredes no son el mejor consejero, sí al menos tuviese tu apoyo… ¿Querrías un hijo nuestro? Tengo nauseas, y el mareo me aturde aún cuando cierro los ojos. No sé qué pensar, qué hacer o qué sentir. Sí al menos estuvieras aquí… Es mi pensamiento más firme, todo lo demás es sobrecogedor y prefiero evitarlo.

    En algún momento de la madrugada me quedé dormido.

    Desde ese momento hasta ahora, que te vuelvo a ver, no sabes cuánto te he odiado, y me he odiado a mí mismo por seguir amándote… Ryuchi Asami.


    -*-

    N/A(?)

    Ya que en la descripción no cupo mucho, este fanfic está basado en el tomo 2 del manga principalmente, y no, no voy a tomar en cuenta a Takaba... Respecto al *: no encontré una fuente confiable respecto a lo que se puede o no ver en un ultrasonido en esa etapa del embarazo femenino y tampoco si es realmente necesario beber una gran cantidad de líquidos o no. En fin, espero sea de su agrado, no planeo que se que en one-shot, eso sí, espero sus comentarios y críticas, si le ven algún error ortográfico o de gramática me gustaría que me lo hicieran saber, y Gracias por leer~~

    Hayashi Nao~!
     
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  2. Ka To
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    OMG!!!! Hayashi Nao
    gfadsafdsgafdagsfdagsfagsf
    OMG!!!!
    Me ha encantado, siempre he querido un capitulo entre Asami y Fei Long agsfdgasfdagsfdagsfd
    Soy fan de Mikhail Arbatov X Fei Long, pero Asami x Fei es tan agsfdgafdsgafdsg
    y si tiene m-preg asfdhafsdahgsf mucho mejor, me imagino al bebe de Asami y Fei y seria tan hermoso!!!!
    Ayyy me encanto!! Quiero conti

    Pd. El consumo de agua es para que la vejiga se expanda y oprima el útero, así es mas fácil la toma del ultrasonido XD
    Y en el primer mes lo que se puede observar en el ultrasonido es el embrión de apenas unos milímetros de diámetro

    Por favor no tardes en actualizar XD
    Besos
     
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    -Segundo capítulo-

    Ciento veinte horas antes. Hong Kong

    Tanto tiempo, y tú sigues igual. Tan perfecto… tan imbécil.

    Un suspiro se me escapó, en el espejo no me veía a mí mismo, sino a todos esos recuerdos.

    –Señor… ¡Señor Feilong! ¿Le duele la herida del pecho? –salí de mis pensamientos al oír su voz, ese era mi pequeño, mi amor, mi adoración. El secreto que jamás te diría, porque no te lo mereces.

    –Tao… todo se pone muy tranquilo cuando no estás.

    El menor hizo un puchero, y la mirada de Feilong se iluminó, sonrió. Pero sólo su mirada, delante del pequeño Tao mantenía esa perfecta farsa de indiferencia.

    –*–
    Hora cero. Rusia.

    Mi cabeza… duele, me siento mareado… ¿Dónde estoy?... Ese aroma… ¡Él está aquí!

    Desperté mareado, adolorido… pero vestido. Por ridículo que suene, eso era lo más importante, con Asami cerca siempre debía cuidar mi integridad personal más que ninguna otra cosa. Me costó mucho trabajo poder abrir los ojos, junto al malestar había una sensación cálida que me envolvía. Removí mi cuerpo contra esa sensación, el aroma del yakuza se me hizo más presente.

    –Al fin despiertas… ¿Estás bien? –abrí los ojos, lo primero que vi fueron esas orbes color miel, siempre tan fríos y serenos, inexpresivos. Me levanté de golpe de su regazo, como me dolía la cabeza.

    –¿Dónde estamos? –sujeté mis sienes entre mis manos y sentí tu calor rodeándome, tus fuertes brazos y tu pecho que me ofrecía su comodidad… Estaba aturdido, y como siempre, perdido. Me deje llevar por las sensaciones, los recuerdos volvieron, mezclados con el sueño.

    –*–
    Ciento veinte horas antes. Japón.

    Asami estaba al teléfono, tan impersonal como siempre, escuchando a Yho del otro lado de la línea.

    –El señor Feilong jamás se lo dirá a nadie, es un secreto que muy pocos sabemos, pero a usted le es de suma importancia, estoy seguro de ello.

    Aunque el informante estaba seguro que Asami estaba “del lado” de su patrón, tenía la ligera sospecha de que no cuidaría de Feilong con los rusos de por medio, por eso decidió usar el secreto mejor guardado del Dragón de Bashie. Por su parte el yakuza no tenía ni la más remota idea de aquel secreto, estaba totalmente intrigado con ese asunto. Y para conseguir lo que quería haría lo necesario, aún así fuesen todo tipo de bajezas, como siempre.

    –*–
    Setenta y dos horas antes. Hong Kong.

    Años expandiendo mis negocios y jamás había tenido que recurrir a una alianza con los yakuza, jamás había vuelto a confiar en nadie, nunca volví a bajar la guardia. No hasta que volví a verte, maldito yakuza.


    –¿En qué piensas Fei? –el aludido le dedicó una mirada de pocos amigos al yakuza. ¿Desde cuándo te he dado permiso para que me trates con esa confianza? ¡Nunca!. Desvió su mirada con indignación, sólo sabía lo que no podía decirle a Asami.

    Feilong se acomodó mejor en su asiento, en esa habitación hasta el aire estaba tenso, y eso que estaban en los territorios del Dragón. Por cortesía había un par de vasos de whisky, y cigarrillos a medio consumir en los ceniceros. Tras ese largo silencio incómodo le respondió, estaba muy molesto y no dudaba en hacerlo notar en su tono de voz.

    –En que me estás jodiendo Asami, y no lo voy a permitir, mis negocios son con Mikhail, no contigo. Ahora quiero que te largues, y esperes a la fecha en que nos reuniremos los tres, en mi crucero.

    –¿Qué sabes tú de Arbatov?... No sabes nada, en cambio yo te lo diré todo de él, pero a cambio quiero que hagamos un trato: en cuanto confirmes la información que te voy a dar, a cambio me entregaras una serie de rutas que ya tengo localizadas para unirlas con las mías, y claro, todo quedará bajo mi supervisión.

    Feilong se puso en pie, llegó a un lado de Asami y lo tomó por la barbilla para que lo viese a los ojos –te diré lo que sé de Mikhail Arbatov: es mucho mejor amante que tú.

    Mentira, vil mentira, no había ser sobre la Tierra que le erizara la piel como Asami, incluso ahora en medio de toda esa tensión, su cuerpo se convulsionaba con la sola presencia del japonés. Tan es así que no supo cuando lo tenía acorralado contra el muro más próximo, tocando entre sus piernas sin descaro alguno, lamiendo su cuello, dejando una marca sobre su piel.

    –Agh… Asami, detente… –¿Porqué pedirle lo que él podía detener? Pero no lo podía evitar, estaba disfrutando de los celos de Asami como nunca había gozado de algo así.

    –Tu amante perfecto te llevara a la tumba o la cárcel, lo primero que suceda –bien, ahí acabo la magia. Empujó al japonés y lo mantuvo lejos al poner unos pasos de distancia entre ellos.

    –Mira quién lo dice, tú casi me matas y al mismo tiempo me enviaste a la cárcel. Ahora lárgate, no me interesan las mentiras que tengas que decir de Mikhail.

    –Lo que hay entre tus piernas opina diferente, Fei… te recuerdo que soy el dueño de tu existencia, no fui yo el que accionó el gatillo hace siete años, por el contrario, fui el que curó la herida.

    El rostro chino se sonrojo, sólo Asami podía seguir pensando en sexo durante cualquier tipo de circunstancia. Aún así, estaba determinado a no ceder, ya no se dejaría envolver por las dulces frases de protección que le ofrecía el japonés.

    –Ya te dije que te largues, no escuchare nada que venga de ti, jamás. Vete ahora, o te sacarán por la fuerza.

    –Mikhail Arbatov está vendiendo información a la Interpol. Tuya, mía, y de muchos otros. Si no me crees deberías de mirar las noticias.

    El yakuza se acomodó el traje, y salió sin decir más.



    Feilong se quedó pensando en lo que Asami acababa de informarle, algo tan evidente había pasado de largo sin que él lo notara, por eso dudaba seriamente de esa información.

    -*-
    Veinticuatro horas antes. Macao.

    El esperado día llegó, en el crucero de Feilong se reunirían bajo estrictas medidas de seguridad para cada uno de los líderes mafiosos. Esa noche no habría servicio de casino, sólo los tres hombres y sus sequitos de guaruras estarían abordo.

    Lo curioso es que el plan era formar una sociedad entre los tres, unir rutas y así expandir los negocios de cada uno, si era así ¿a qué venía tanta desconfianza? Al parecer ninguno de los tres confiaba en los otros dos, ni hablar de querer ceder en una negociación.

    Las negociaciones empezarían después de las diez de la noche, tras una elegante cena para los tres. Cosa que jamás sucedió.

    Salí de bañarme, y él ya estaba ahí, en mi habitación. Aunque me quedé sorprendido por un momento, aparte de incomodo por la forma en que miraba mi cuerpo semidesnudo, fingí ser indiferente a su presencia.

    –¿Qué demonios quieres yakuza?

    –Nada, sólo venir a comprobar que tu amante no te mate antes de tiempo, ¿Qué averiguaste de la información que te di?

    El muy cínico se sentó a la orilla de mi cama después con un vaso de whisky en la mano, sin quitar su mirada de mí en ningún momento, lo podía ver a través del espejo del tocador, pero aparte lo podía sentir, esa mirada que terminaba de desnudarme y casi lograba sentir su tacto sobre mi piel. Me sentía tan desnudo con esa mirada, que preferí ir cubrirme un poco más con una bata de seda, antes que seguir dándole el gusto de verme así.

    –No se puede averiguar nada de una mentira, salvo que es mentira. Jamás volveré a confiar en ti, ya deberías de saberlo ¬–Seguía actuando tan natural como podía, peinando mi cabello, dándole la espalda, no porque confiara en él, sino porque confiaba en mí lo suficiente para evitar que me atacara.

    –¿Por eso es que no me cuentas tu secreto? ¿Qué pasó en la cárcel hace siete años que aún no me has dicho?

    Lo volteé a ver con toda mi furia, ese desgraciado de Asami, ¿Cómo se había enterado? Aún peor, por qué me hacía bajar la guardia, delatarme con tanta facilidad. Discreta mi mano se había colado hacía la pistola sobre el tocador, al mismo tiempo la puerta se abría y entraba un pequeño sol.

    –¿Señor? –la mirada intrigada de mi pequeño me daba el dolor más grande en mi pecho, sólo comparable al disparo que recibí por culpa de Asami. Me pregunto si él sería capaz de ver a través de todo eso.

    Y justo atrás venía Mikhail, lo cual no me pareció que fuese coincidencia alguna. El ruso cargó con Tao, jamás me había sentido tan amenazado. Ni siquiera hace siete años atrás.

    –Pequeño, no debes interrumpir a los mayores –de inmediato Tao le opuso resistencia, y yo saqué serenidad de lo más hondo de mi mente para sacudirme a ese par de bestias salvajes.

    –Aquí nadie tiene modales, si quieren seguir en mi barco será mejor que empiecen a usar las reglas de etiqueta. Ustedes dos –señalé a Asami y Mikhail con la pistola– fuera de mi habitación, Tao, luego hablo contigo de tocar la puerta antes de entrar.

    Pero en vez de obedecerme, la puerta se cerró tras de Mikhail quien se llevó a Tao. Sin pensarlo dos veces salí tras ellos; mi corazón se estremeció al borde del colapso cuando Mikhail entregaba a mi pequeño a uno de sus secuaces, y luego escuché algo que crujió como cuando se rompe un hueso, perdiendo enseguida el conocimiento.

    -*-*-*-*-*-

    Gracias por el comentario n.n!! Y sí, lo que se ve al primer es casi nada, a lo que me refería es que las opiniones respecto a si tomar una gran cantidad de líquido previo al ultrasonido es necesario o no, por eso me costó trabajo decidir si realmente era necesario o no. Hay muchas mujeres que se les pide ingerir líquidos previo al estudio, y tampoco encontré relación entre los meses del embarazo para saber si era por esa razón... En fin, que no esto no es una web para embarazadas, así que no se crean todo lo que escribo(?) xDu

    Ahora sí, el fic asdfdsdf ¡No me maten! Sé que cambié mucho el estilo narrativo de un capítulo al otro, y todo eso, pero no me odien TwT me costó mucho hacerlo pese a todo. Igual, gracias por leer!!
     
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    –*– 3 –*–

    Una hora después de la Hora cero. Rusia.

    Volví a despertar, ya no tenía mi cabeza recostada en el regazo de Asami. Por el contrario, me hallaba dentro de una cómoda cama y se notaba que la madrugada terminaba, pues los rayos del Sol entraban pocos pero intensos por una ventana.

    ¿Qué tanto había pasado mientras estaba desmayado? ¿Quién me había golpeado realmente en la cabeza? ¿A caso fue Asami? ¿Se había puesto de acuerdo con Arbatov para secuestrar a Tao? ¿Qué tanto sabían de mi secreto?

    Sólo preguntas. Salí de la cama, busqué cualquier cosa que me sirviera: un celular, un arma o ropa de verdad, porque esa bata de seda no era lo más adecuado para divagar por una casa desconocida.

    Antes de encontrar nada se presentó Asami, saliendo del baño con una toalla a la cintura y otra secando su cabello.

    –Duermes demasiado –fue su reclamo y paso a vestirse sin importarle que estuviese ahí, mirando todo su cuerpo. Chasqueé la lengua, aunque hubiese la oportunidad de matarlo, por ahora no me convenía.

    –¿Dónde mierda estamos y por qué me golpeaste en la cabeza?

    –¿Quieres algo de comer o beber? –el silencio fue breve, Feilong dejo de ser paciente y se abalanzó sobre el yakuza pero el que terminó contra el espejo del guardarropa fue él, Asami que seguía con la toalla a la cintura lo había aprisionado con una llave y así podía acceder en parte al cuerpo del chino.

    –¡Suéltame! –Feilong forcejeaba, se retorcía debajo del japonés, para deleite del mismo. Lástima que el tiempo apremiaba y aún él pensaba que no había tiempo para ‘algo más’.

    –¿Me vas a decir tu secreto? –la única respuesta fueron los labios tensos del chino, un silencio tan intenso que parecía un muro real. Asamí suspiró y lo dejó ir después de ver el mismo muro en los ojos del contrario por medio del espejo. –Vístete, no podemos estar más tiempo aquí. Hemos entrado a territorio ruso, el camino para llegar a ese niño que te quitaron es mucho más corto desde aquí.
    A decir verdad, Feilong estaba más perdido que nunca. Si antes tenía dudas, ahora tenía más, y todo seguía sin respuesta. A la cama cayó un traje, primera cosa que le agradecía al yakuza.

    Momentos después, en vista de que ninguno pretendía decir lo que sabía era de interés para el otro, estaban frente a un coche sencillo en la parte delantera de la casa.

    –Aquí nos separamos, tu subordinado ya tiene una idea de donde puede estar Arbatov.

    A Feilong le quedaba ligeramente grande la ropa de Asami, claro que con el frío que hacía ahí todo era mejor a no tener la ropa adecuada. Aún así, el chino se había mostrado imperturbable hasta que Asami le informó de su separación.

    –¡¿De qué estás hablando? Ya me trajiste hasta aquí, ahora me acompañaras hasta el final! –el yakuza calló los gritos de Feilong con un beso profundo, al que ambos se entregaron después de forcejear un poco. Todos los muros del chino se vinieron abajo y terminó escondiendo su lloroso rostro en el pecho de Asami –… a recuperarlo, no sabes lo importante qué es para mí.

    Él único que pudo escuchar por completo la petición fue Asami. El dragón de Bashie pidiendo ayuda, eso debía de significar algo. Lo abrazó más contra su cuerpo y Fei lo consintió.

    –¿En qué me beneficia recuperar a ese mocoso?

    Aunque frío en apariencia, para Fei se le hacía que Asami sólo trataba de hacerse el duro, claro quería escuchar de su propia voz el secreto que tanto había ocultado.

    –En nada, Tao sólo me tiene a mí… es mío, sólo quiero recuperarlo –se separó del confortable abrazo que le ofrecía el yakuza y retrocedió. –Siempre podemos acabar con el traidor de Mikhail Arbatov en el proceso, eso te gustaría mucho ¿No?

    El dragón volvía a ser el mismo de siempre, altivo, certero y fuerte, indomable. Asami sonrió de lado y con un chasquido de dedos les indicó a sus escoltas que subieran al coche, tomó a Fei por la cintura y lo condujo al interior del automóvil.

    -*-

    Siete años antes.

    Al final decidí que si no iba a durar más de unos meses, al menos tendría el gusto de “conocer” a nuestro pequeño por ese tiempo. Sí, para mí él ya era un ser vivo, nuestro bebé, aunque el médico insistiera en llamarle “embrión”, “feto”, “producto”… Ese lenguaje tan soez que ellos usan, y que ahora me parecía tan hiriente, seguramente si mis enemigos lo supieran, si vieran este lado tan sentimental mío sería la burla de todos, qué importa, sólo estaremos juntos unas semanas más mi pequeño, así que no importa lo sentimental que me ponga, será sólo contigo.

    –¿Está consciente de que en esta cárcel no hay nada adecuado para su estado? –aunque compresivo el regordete doctor seguía siendo severo conmigo.

    –Dijo que se va a terminar en uno o dos meses ¿No? Así que está bien, nadie lo notará, sólo debemos decir que estoy enfermo.

    El médico apretó los labios y me miró fijamente por un largo rato. Incluso su frente mostró algunas gotitas de sudor. Yo no tenía fuerzas para mostrar emociones.

    –No sabes lo que estás diciendo, el gobierno es muy estricto, si no reportó adecuadamente tu enfermedad pueden venir otros médicos a revisarte, y no sé lo que puedan hacer de ti.

    –Eso es asunto suyo, usted es el médico, no yo. Rellene los formularios con lo que se le ocurra, que yo no tengo intención de decirle esto a nadie.

    El alegato se mantuvo por un par de horas, luego llegó la hora de comer para los presos y me hicieron salir. Para mi mala suerte me tocó entrar al comedor cuando más lleno estaba. Suspiré y traté de pasa desapercibido.

    –¡Oigan!, la princesa de Bashie nos vino a visitar –las rechiflas y demás burlas se alzaron por todo el comedor, aunque las ignoré y seguí sirviendo mi comida un grupo de reos no tardó en rodearme, no tenía intención de pelear. No con mi precario embarazo, de lo contrario se podrían haber dado por muertos.

    –Esto hay que celebrarlo, vamos a divertirnos un rato –seguía parado en medio de ellos con mi charola de comida. Aunque me dejaban avanzar a pequeños pasos cada vez se juntaban más a mi alrededor y se acercaban lentamente a mí hasta tener cerrado el paso por completo.

    Uno se atrevió a ponerme una mano encima del hombro. La ira corrió por mí como nunca, estaban locos si creían que podía ponerme una mano encima y tratarme como si fuera una atracción de circo o algo parecido. Seguramente estaban pensando en lo débil que me veía a causa de la enfermedad, cometieron un grave error. Me aseguré de que no se le volviera a ocurrir semejante hazaña. Estaba débil, sí, pero aún podía defenderme de esa basura.

    Antes de que pudiese darse cuenta sujeté su mano, la flexioné para dejarla por detrás de su espalda, jale y torcí las articulaciones hasta que le rompí el brazo, junto a la comida regada y la charola cayendo al piso se escuchó el crujir de sus huesos y el agónico grito de dolor. Lo sometí para usarlo de escudo delante de los otros, quienes de inmediato sacaron de entre sus ropas varias navajas y cuchillos hechizos, el alboroto no se hizo esperar. Estaban sorprendidos de mi aparente fuerza bruta, claro, al lado de mi cara demacrada seguramente mi reacción se veía descomunal.

    Enseguida, al menos tres saltaron sobre de mí, omitiendo cualquier daño que le pudieran hacer al que hacía de mi escudo. Sentí una patada en un costado, un puñetazo en la mejilla del otro lado y apenas si hacía fuerza para controlar al que me saltó de frente con un cuchillo directo a mi rostro. Lo que más temía eran golpes a mi abdomen, o seguir haciendo ese esfuerzo, temía por sobretodo adelantar el aborto de mi bebé.

    Los guardias llegaron corriendo a someternos, no fueron precisamente en mi ayuda. Uno, tras retirar de mi espalda a un par de reos, me sujetó por las axilas con ambos brazos y otro me propinó un fuerte golpe con una macana en la cabeza.

    Más bien inconsciente me llevaron a las celdas de castigo. Aún más frías, solas, ásperas y duras que las otras. Primero se encargaron de controlar el alboroto y luego vinieron un par de oficiales de alto rango a cerciorarse de que el preso revoltoso era yo. Ahora que lo veía así, me había dejado llevar por las provocaciones.

    Me encogí sobre mí mismo en el duro y frió concreto del que estaba hecha la ‘cama’ de la celda y traté de cubrir a mi bebé, de darle calor y calmarlo. Los golpes, según yo, no eran serios, algo aparatosos los de la cabeza por la forma en que me habían hecho sangrar, y nada más. Estaba por quedarme dormido cuando regresaron los guardias a sacarme de la celda de castigo.

    Entre dos me llevaron esposado a una regadera, me sacaron la ropa y me bañaron con agua fría. Uno se fue y quedé a la supervisión de otro que me veía de arriba abajo. Cerró el agua de la regadera y con un par de fuertes golpes a mis piernas me hizo caer de rodillas al piso. Usó las esposas para sujetarme a la tubería del agua.

    Mi corazón latía fuertemente, no me importaba si usaba mi cuerpo a su antojo, realmente me daba lo mismo. Yo sólo seguía pensando en lo mucho que eso le afectaba a mi embarazo. Por suerte se escucharon los pasos del otro guardia que regresaba a ayudarle a su compañero a conducirme de regreso a la celda de castigo. Claro que aquel tipo mintió y dijo que al verlo solo yo me había puesto agresivo, por eso me había esposado de una forma diferente.

    Por un mes no puede ver al médico de la prisión. Y aunque suene extraño ha sido uno de los meses más felices de mi vida. Ahí encerrado, aislado, en medio del silencio total yo podía convivir con mi hijo como nunca más lo podría hacer. Soñaba con él, me lo imaginaba, y pensaba en tantas cosas hermosas. Ya no importaba ni el cómo ni el porqué, tal vez lo único que a veces me hacía falta, eras tú… Asami.


    -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

    Muchas Gracias por leer n.n!! ¡Dejen sus comentarios por favor!! Para saber si les gusta o no, y todo eso n-n!!
     
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  5. misami-neko..
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    Me encanto sigue
     
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  6. HIIRO-TAN
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    noooooooo en la mejor parte, quiero seguir leyendo, dios se me hizo tan poco que muero por la continuación, me considero fan.
     
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    -*- 4 -*-

    –Tanto tiempo –guardé silencio, estaba nervioso y el médico lo notó, así que cambió de actitud y también se puso serio– tome asiento, Feilong.

    –¿Aún quiere hacerme abortar? –fue toda mi respuesta, mi salud parecía mejor y ahora estaba plenamente consciente de mi estado.

    –No, si usted no quiere no. Ha pasado poco más de un mes, ya estás en el segundo mes de gestación… sólo te quedan unas semanas para decidir.

    –Es mío, y nadie me hará separarme de él… –Feilong suspiró, aunque estaba más recompuesto seguía estando débil en algunos aspectos– ¿Ya no me hará más estudios?

    –Encontré un pretexto para justificar tu estado, tanto los estudios como los cambios que tendrá tu cuerpo. Por ahora sólo tomaré muestras de sangre, del embarazo deduzco que va bien, ya no hay vómito y pronto crecerá tu vientre.

    El dragón puso un par de manos cubriendo su abdomen –Sí, ya se comienza a notar, aunque es muy poco… ¿Puedo hacer ejercicio? –sus perfecto físico, ese abdomen marcado con cada músculo bien trabajado se estaba desdibujando lentamente.

    –No te lo recomiendo, puedes inducir las contracciones con esfuerzos innecesarios, por ahora sólo te haré tomar suplementos de vitaminas.¿No te interesa saber con qué encubriré el asunto?

    Feilong lo pensó, no le importaba pero supuso de debía de saberlo para cualquier cosa.

    –Las pruebas de embarazo para mujeres sirven para detectar el cáncer de próstata en hombres, fingiré usarte de conejillo de indias. Tú tendrás cáncer, y te estaré dando placebos, que en realidad serán las vitaminas… –El regordete doctor se acomodó en su silla, estaba muy contento con su plan, le había costado mucho cubrir todos los puntos, así que veía su plan como algo muy inteligente.

    –Haré lo que me diga –para el dragón de Bashie cualquier mentira estaba bien mientras nadie lo molestara, así que no le hizo halago alguno al médico.

    -*-

    Uno podía ver un desierto blanco a lo largo de varios kilómetros de distancia, aunque sólo era un efecto óptico pues en realidad había varias montañas rodeando la zona de la cabaña. Una vez saliendo de ese punto se debía avanzar en medio de una carretera sin algún punto para ocultarse en ningún sentido posible, sólo el desierto de nieve seguía imperturbable.

    –¿Cuándo vas a explicarme lo que pasó en el crucero?

    Asami sólo me miró, recargado en su lado del automóvil, encendió un cigarrillo y lo caló.

    –¿Aún no puedes hacer tus propias conclusiones? –hizo una pausa, más bien dramática para molestarme– en cuanto saliste de la habitación salí detrás de ti, el guardaespaldas personal de Arbatov te esperaba para disparar por la espalda… ¿Nuca escuchaste los disparos, cierto? Estabas demasiado impresionado porque Arbatov se llevaba al niño –no dije ni hice nada, aunque Asami estaba en lo cierto– para dejar fuera de combate un tipo como ese no basta dispararle, así que pese a todo saltó sobre mí y te golpeó en la cabeza con la cacha, volví a dispararle… No volverá a dar problemas.

    –Mientes muy mal Asami —recorrí con la mirada el cuerpo del yakuza, según recordaba, al verlo salir del baño Asami no mostraba ninguna herida de bala, por lo que describía supuse que debía tener alguna. Los ojos color miel, los mismos que había heredado Tao, se clavaron en mí. —No he visto ninguna herida, a menos que haya sido en un lugar muy apartado de la vista.

    –En ningún momento te dije que me hirieron, yo sólo dije que pretendía dispararte a ti, por lo que entiendo, su asunto era personal, algo contra ti y no una orden directa de Arbatov.

    De nuevo sopese con mucho detenimiento mis palabras antes de decirle algo más a Asami. Aunque mi corazón se inclinaba ciegamente por confiar en él, las malas experiencias, aquel dolor y el coraje que me provocaba me hacían mantenerme firme en mi postura.

    Como guardé silencio Asami miró el reloj y le pidió a Yoh que apresurara el paso, éste obedeció de inmediato. Ahora que lo pensaba, el único que sabía mi secreto, aparte del médico, era precisamente ese traidor.

    Tenía demasiadas cosas en qué pensar para resolver algo, lo único que tenía claro era la urgencia de recuperar a Tao.

    El desierto de nieve se iba quedando atrás, la carretera se internaba por momentos en zonas cubiertas por bosque, aunque a momentos teníamos que ir a descubierto de nuevo, pero me sentía seguro respecto al exterior, así que no le prestaba atención.

    Yoh aceleró todavía más, y sentí la tensión elevarse al tope unos momentos después cuando un extraño zumbido nos sorprendió al dar el último rodeó a una prolongada curva. Aquel ruido, en medio del desierto de nieve me pareció extraño y antes de averiguar algo más salimos casi volando de la carretera principal a un camino apenas cubierto por el incipiente bosque. Alcancé a ver detrás de nosotros un helicóptero antes de que Asami tirara de mí para que agachara la cabeza hasta el piso del automóvil.

    He de reconocer que así como él, yo seguía siendo el mismo torpe, me excusare diciendo que es por su culpa, me distrae y altera hasta perder el horizonte de vista y por eso me pierdo cuando estoy a su lado… Sí, lo amo, aunque también lo odio. Aunque no es momento para pensar en eso.

    Yoh hacía lo posible por llevarnos a un lugar seguro, apenas si escapábamos a las ráfagas de la ametralladora del helicóptero. Las balas chocaban en la carrocería del coche, aparte traspasábamos el bosque por un camino cada vez más accidentado, era imposible no darse cuenta con tantos tumbos que dábamos.

    Se escuchaban el crujir de las ramas rotas, la terracería y piedras del camino también chocaban con el auto, de no ser por la pericia del conductor seguramente hubiésemos quedado en el primer atasco, o peor, sido alcanzados certeramente por el helicóptero.

    Mi corazón latía fuertemente, desde donde estaba podía ver a Asami empuñando su arma, tan firme que parecía no sentir peligro alguno, aunque en el fondo supe que sólo fingía, por dentro estaba aterrado, igual que yo.

    La carrera llegó a su fin varios kilómetros por delante, y varios minutos después de que el helicóptero no pudiese seguirnos.

    –Lo único sensato es que vuelvan a China por la frontera con Mongolia –no entendía nada, Asami me ignoraba y sólo hablaba con Yoh –creo que te sabes el camino. Después localizan a Arbatov.

    Entré en crisis, le daba órdenes a mi subordinado como si fuera el suyo, sin prestarme atención en nada. Cómo se atrevía a sugerir que regresara a China sin mi hijo, fue la gota que derramó el vaso, me abalance sobre él.

    –¡Tú me metiste en esto, por tu culpa he perdido lo que más amo, lo más importante para mí! Y encima pretendes dejarme tirado aquí, debes estar de broma.

    –¿Ya terminaste? –Fue su respuesta –si tanto necesitas recuperar a ese niño lo tendrás que hacer por tu cuenta. Por ahora sólo hay una forma en la que te puedo ayudar.

    –¿Señor? –Volteé a ver, Yoh ya estaba dentro del automóvil, antes de darme cuenta Asami me empujó al interior del mismo, aventó una pistola y cerró la puerta. Tan pronto estuve ahí como el coche arrancó.

    Al asomarme por la ventanilla lo comprendí todo. Asami se quedó de pie, estoico, como el héroe de un cuento. Se estaba quedando para entretener a la Interpol.

    Jamás me había sentido tan desolado. Terror, eso sentí.

    -¡DETENTE, DETENTE, DETENTE! –giré de inmediato para hacer que volviéramos, pero Yoh no me hacía caso. Retomó el camino hasta llegar cerca de un río. La frontera, y él se sabía el camino al dedillo, pasamos a Mongolia sin problema alguno, aunque dejamos el coche y sólo llevamos las armas necesarias sobre nosotros.


    Pronto estaba en China, aunque no precisamente en un lugar conocido. Como fuese, mi organización nos fue a buscar y yo estaba en casa unas cuarenta y ocho horas después.

    Lo más escalofriante fue ver a Milkhail Arbatov instalado en mi casa, sin mostrar señales de Tao.

    Por mi parte estaba agotado, no sabía nada de Asami ni de mi hijo.



    –Fue una lástima que nuestro contacto japonés haya traído la indeseable compañía de la interpol, ¿No lo crees Feilong?

    Guardé silencio, no sabía cuál podía ser mi posición contra Mikhail.

    –Ya veo, no vas a hablar hasta saber del niño… Estará bien a mi cuidado, pero antes necesito saber algo de ese pequeño, aunque supongo que tú deseas descansar Fei, después de todo, ésta es tu casa.

    Y todavía se atrevía a decirlo. Opté por fingir que estaría de su lado.

    –En realidad estoy agotado, regresare a hablar de negocios más tarde, Mikhail, siéntete como en tu casa.


    Por lo que veía, estaba en la boca del lobo, ahí no había ni una sola persona en la que pudiese confiar, excepto Yoh, claro.

    -*-

    Hola chicas!! Me alegra que le den una oportunidad a mi fic, que les esté gustando me da una inmensa alegría, así que por favor no dejen de comentar, lo que les agradó y lo que no del capítulo!! n.n!! Muchas gracias a Hiro-tan y a Misami-neko n.n!!

    Como ven, las cosas se van a seguir complicado, ¿a dónde irá a parar todo esto?... ¡¡Gracias por leer!!
     
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  8. HIIRO-TAN
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    otra vez en la mejor parte, solo me haces sufrir
     
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    Aunque lo tenían en una habitación cómoda, incluso lujosa y bien atendido por un par de mucamas sabía que su situación no era para saltar de gusto. Claro que también sólo era un niño de siete años, y eso era lo que más le acongojaba el corazón, seguramente el amo Feilong estaría angustiado por él.

    Encima no entendía nada de lo que esa gente hablaba, ni de los hombres que se turnaban para cuidar la única puerta ni de las mucamas, suponía que todos eran rusos, pero él no sabía ruso aún. En momentos así su fortaleza se hacía pedacitos y se soltaba a llorar, pensando en las muchas veces que había visto a hombres, verdaderos hombres maduros derrumbarse de la misma forma cuando eran retenidos en las celdas del sótano de la mansión en Hong-Kong.

    Sí ellos se reducían a gritos y ruegos, por qué él, un pequeño niño, debía de poder actuar firme y sereno, esperando una oportunidad para escapar. Luego se componía, con todo y todo el par de mucamas lo trataban de consolar, claro que ni ellas entendían los lloriqueos en chino ni él entendía sus consuelos en ruso.

    Le limpiaban las lágrimas y le traían leche caliente para tratar de dormirlo cada vez que eso había sucedido, aunque habían sido pocas las veces. Entre los manoseos y arrumacos de las mujeres se calmaba, en parte por sus atenciones y en parte porque pensaba que Feilong no lo dejaría ahí para siempre, y si huía tal vez luego ya nadie lo encontraría.

    -*-

    Se acababa de vestir, y estaba trenzando su cabello… Al verse en el espejo Feilong ahogó un suspiró, Tao siempre le cepillaba el cabello después del baño, su pequeño hijo. Una lágrima salió contra toda la voluntad del chino. Respiró hondo y trató de calmarse, Tao estaría bien si él sabía manejar la situación con Mikhail.


    –Bien, hablemos de negocios –el rubio seguía con la boca abierta, Feilong era un dios de la sensualidad cuando se le antojaba. Enfundado en su ropa tradicional china, con la tela ajustada en los lugares precisos para resaltar la belleza de su muy buen trabajo cuerpo, y con su cabello hermosamente trenzado para que sus perfectas facciones resaltaran.

    Feilong sonrió con malicia, había causado el efecto deseado en su enemigo. Al ver que el ruso sólo asentía se acercó hasta él para, literalmente, cerrarle la boca. Puso un dedo en el mentó y empujo suave hacía arriba. –Mikhail… negocios, primero los negocios.

    –Claro, primero los negocios –Mikhail se sereno y tomó asiento en un sofá de la sala, invitando a su anfitrión para que se siente al lado, Feilong accedió de inmediato.

    –Dime, ¿qué quieres saber del niño que te llevaste? –Mikhail no estaba sorprendido de la rapidez con la que Feilong sacó el tema, aunque tampoco le molestaba.

    –¿Cómo es que el hijo de un yakuza llegó a manos de la cabeza de la mafia de Hong-Kong?

    La mira de Fei cambió, la soltó aguda como una lanza contra Mikhail, porque adentro estaba mucho peor, lleno de dudas, furioso y también alarmado –¿De qué hablas?

    –Vamos, es obvio que ese niño… ¿Cómo lo llamas? ¿Tao? Sí, creo que es Tao, él es hijo de Asami, lo que me parece extraño es que te haya designado como su guardián.

    –Estás loco Mikhail, no sé de dónde has obtenido esa información, Tao es mi sirviente personal, nada más.

    El estómago y el corazón de Feilong ya estaban acostumbrados a las tensiones máximas, como se podía esperar de un líder mafioso. Pero nadie está preparado para soportar la tensión de proteger a toda costa a sus hijos… tal vez los hombres comunes podrían desentenderse, pero las madres, ellas sabían lo que significa “hijo”. Algo que te perteneció por siete o nueve meses, creció dentro ti, se hizo por ti y luego te es arrancado desde las entrañas… ¿Quién más que una madre puede entenderlo?

    Por eso, él había sido privilegiado entre todos los hombres, por la razón que fuese. Liu Feilong sabía lo que era todo eso, y aparte, también sabía que como padre debía mostrar un aplomo inquebrantable para proteger Tao, sobre todo porque un hijo de la mafia siempre estaría en peligro.

    Mikhail lo analizó detenidamente, sondeando la mirada y las expresiones del chino, concluyendo que decía la verdad.

    –Entonces no importa si quiero que me lo regales, ¿verdad? Ha de ser un sirviente muy complaciente.

    La mirada del dragón se volvió a posar con cierta furia sobre el ruso.

    –No sé qué clase de sirvientes estés acostumbrado a tener, ni tampoco tus gustos privados, pero Tao es mío y no te lo pienso ceder.

    Ahora el que sonrió fue el ruso, se estiró para tomar la mano de Feilong y depositar un beso en su dorso –mientes, sabes perfectamente cuales son mis gustos… Fei.

    La expresión amenazante del dragón no disminuyó mucho, apenas si cambió para tratar con desdeño a su seductor.

    –Aún no terminamos de hablar de negocios, Mikhail, no hemos resuelto nada de lo que se iba a negociar en el crucero, tú eres el que querías a un tercer socio así que tienes mucha culpa de que la interpol haya llegado. Te dije que no quería a ese yakuza involucrado en mis asuntos, y por último, sin él también podemos hacer nuevas rutas.

    Arbatov retrocedió de nueva cuenta, Fei se la estaba poniendo difícil, pero al parecer no podía dudar de su seriedad en los negocios.

    –Cuando la interpol llegó todos huimos como ratas en un naufragio, me pregunto… ¿Dónde estuviste estos días?

    –Fui a París, de seguro –Fei soltó el sarcasmo con todo el veneno que tenía guardado, luego se calmó, no podía estallar contra el ruso en ese momento, aún no. –Como ya lo has dicho, sólo huimos, tomé el primer transporte que hubo y salí lejos del crucero. Supongo que tú huiste directamente aquí, en cambio yo fui más lejos, a la frontera con Mongolia, lo debes saber ya que estabas aquí cuando pude contactar con mis subordinados.

    –¿Por qué tan lejos Fei? ¿Tienes negocios en la frontera?

    Fei desvió la mirada y se levantó, la conversación lo agotaba. Se sirvió un vaso de whisky, en honor a Asami, y para aplacar los nervios.

    –Fue un momento de caos, y no sólo pensé en huir, estaba seguro de que irías a Rusia con Tao, pero yo no pude llegar tan lejos –explicó con detenimiento y sirvió un vodka en otro vaso para Arbatov.

    –¿Y Ryuchi Asami? –el ruso recibió el trago y siguió su interrogatorio.

    –¿Eres policía? –le respondió fastidiado Fei. Arbatov supo que había llegado al límite de su paciencia y que ya no estaba en posición de seguir preguntando, aparte el chino no mostraba señas de traición.

    –No, sólo cuido mis intereses… tanto en el negocio como fuera de él. Bien, te devolveré a Tao, y volveré a trazar las rutas para nosotros. Fin de los negocios.

    Está de más decir que Feilong respiró tranquilo, lo había logrado, Tao volvería a su lado y sin el menor atisbo de amenaza para el niño. Arbatov bebió de su vodka y se le ocurrió una mejor idea. Se levantó y abrazó por la cintura al chino.

    –¿Por qué no vienes conmigo a Rusia? –le murmuró al oído y su mano libre bajo hasta posarse en el trasero de Feilong.

    –Porque tengo mucho trabajo que hacer, ¿a caso tú no vas a limpiarte antes de que la interpol siga las mugrosas huellas de Asami? –Fei volvió a sonreír con malicia, en lo más profundo de su ser odiaba esa vida de mafia, las interminables intrigas y el no poder confiar jamás en nadie. Definitivamente no quería esa vida para Tao.

    Miró seriamente al rubio, esperando su respuesta, al parecer se sintió acorralado.

    –Claro, pero eso se puede hacer desde allá, ¡vamos! No es nada que no se resuelva con las llamadas suficientes para cambiar rutas y detener algunos envíos, hablar con proveedores y clientes.

    –¿En serio? Les vas a decir a tus clientes “Sabes, tus armas están en camino, pero las desvié antes de que la interpol nos descubra” –Fei pensó: ¿Ahora quién es el interrogado? Maldito traidor, te voy a hundir.

    –Ya veo –el ruso se le pegó como un niño pequeño y lo abrazó en forma cariñosa– eres genial Feilong, por eso me gustas, con más razón debes acompañarme a Rusia, sin mi tío a cargo yo seré un desastre.

    –¿De qué hablas? –sabía que “el tío” de Arbatov era aquel que Asami había matado cuando sucedió lo del crucero y el secuestro de Tao, pero nada más.

    –Asami atacó a mi tío por la espalda, creo que en realidad pretendía dispararte a ti, en realidad no lo sé. Fue en medio de ese caos, pero como ya todo eso no tiene arreglo tendré que pedirte tu apoyo incondicional… –Mikahil retomó su actitud normal aunque no se despegó mucho de Fei, tal vez seguía esperando que le respondiera el abrazo– Mañana mismo saldremos de aquí.

    A Fei se le aceleró el corazón, y no precisamente por algún deseo físico. Debía decidir entre seguir la farsa para recuperar a Tao sin mayores contratiempos o arriesgarse en confiar que Arbatov lo devolvería y aprovechar su tiempo en la búsqueda de Asami.


    Cerró su decisión con un apasionado beso al ruso. Tao era su prioridad, Asami había sido el idiota que se creía superhéroe y se había entregado a la interpol por su maldito gusto.


    Si cerraba los ojos, el cuerpo de Mikhail se comenzaba a parecer al de Asami, y aunque no lo dejaba sin aliento con sus besos siempre fantaseaba que así debió ser siempre: él debía haber dominado al impetuoso yakuza, y así evitarse todos esos problemas.

    La excitación se fue volviendo real, acorraló al rubio mafioso contra el sofá y le dejó degustar de su cuerpo. Luego le abrió la camisa y le hizo un par de marcas. Debía fingir bien su deseo por Mikhail, su mente estimulada con los viejos recuerdos de Asami le daba una agilidad bruta que tenía encantado al ruso.

    Le tocó el turno de abrirse al pantalón y Feilong culminó su actuación regalando el más intenso sexo oral que Mikhail hubiese conocido. Aunque el chino en realidad se sintió asqueado al tener el semen en su boca, hizo su último esfuerzo por tragarlo y luego desapareció como si fuera el mejor sueño erótico de Mikhail Arbatov, quién ya no podía tener dudas sobre a quién había elegido el corazón y el cuerpo del dragón de Bashie.

    -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

    Hola!, Sé que he tardado un horror en actualizar y me da mucho miedo haber perdido a mis pocos lectores :'c snif, pero bueno ¡¡Me encanta que dejen sus comentarios!

    Hiro-tan!! muchas gracias! Y es que si no se queda en una parte interesante no van querer seguir leyendo jajajaja de eso se trata ¿No?
     
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  10. HIIRO-TAN
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    moría por la actualización, tienes razón pero nos lastima, nos da justo en los sentimientos, pero bueno solo nos queda esperar y eso el lo que haré porque quiero ver como termina esta historia
     
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    Lentamente los malestares más comunes pasaban con el curso de los meses, sólo uno iba en aumento: Su vientre.

    Pero ya no tenía nauseas, ni vómito, tampoco se soltaba a llorar “por nada”. Sólo le quedaban las revisiones, tomarse el placebo y fingir que odiaba al médico por no encontrar la cura a su “tumor”.

    Tres meses se decía fácil, incluso tres meses en la cárcel eran poca cosa. Pero tres meses en la cárcel con un embarazo ilógico que debía ocultar, eso sí era algo complicado.

    Al menos ya podía pasar a bañarse junto con todos los demás reos, ya nadie se acercaba a él desde que se le abultaba el vientre, incluso tenía un considerable espacio para él solo. Después del baño regresaba muy sonriente a su celda, y siempre hablaba con su bebé… al menos en su imaginación.


    –¿Quién diría? Tú me estás protegiendo, todos prefieren guardar su distancia antes que contagiarse, ni siquiera tengo que pelear por la comida… lo irónico es que si tu otro padre y yo no te hubiésemos hecho, no tendría a nadie aquí para apoyarme, en otras palabras, él aún me sigue cuidando atreves de ti… aún así, por principio sin él no estaría en la cárcel, ¿sabes? Esto es muy complejo.

    Y así podían pasar horas de “plática” entre Feilong y su hijo.

    Los días así valían la pena, incluso se sentía con ánimos de revalorarse a sí mismo… Hasta que recordaba que tras nacer su hijo, él aún se quedaría poco más de seis años en la cárcel, sí es que nacía.

    -*-
    –No todos los días cae un capo de la mafia internacional.

    Apenas si había luz dentro de esa pequeña habitación, suponía que era de día pues no hacían uso del único foco que podía iluminar mejor. Aún así Ryuchi Asami podía distinguir al hombre que le hablaba en ruso, un tipo del montón y bastante hosco, tanto en su físico como en sus modales, mismo que siguió alegando al japonés.

    ‒Sin importar su nacionalidad, ustedes son un peligro para la sociedad, son lo peor de lo peor, por eso nosotros hacemos todo lo posible por capturarlos.

    Asami exhaló humo de su cigarrillo, sin dejar de prestar atención a la perorata de su interlocutor.

    –Aún así, aunque logremos capturarlos, las redes de corrupción tejidas alrededor de tipos como tú son inmensas y muy fuertes, son tan densas como un tormenta. La corrupción que mueve al mundo te protege incansablemente ¿No es así?… ¿Cuántos favores tendrás que cobrar antes de poder salir de aquí?


    La puerta de la pequeña sala de interrogatorios se abrió y entró un policía que le índico con la cabeza al agente que debía salir. Con pesar el hombre obedeció, dejando a solas al yakuza quién lucía varios golpes y unas enormes ojeras, los agentes habían sido bastante cuidadosos en sus interrogatorios, nada mal para ser la interpol.

    Unos segundos después se escuchaba un puñetazo que estremeció a la puerta, seguido de una patada.


    El agente ruso de la Interpol volvió a entrar, su blanca piel estaba enrojecida por la furia contenida.

    –Puto yakuza de mierda, hoy puedes largarte, pero ten por seguro que un día de estos te patearé el culo tan fuerte que la deportación será gratis.


    Asami apagó su cigarrillo tirándolo al piso y restregando la colilla con su pie.

    –No entiendo el ruso –contestó en inglés al agente, y le sonrió cínico– pero sé que ya llegó la aprobación para que yo entré al programa de ‘testigos protegidos’.


    No le iba a negar nada de lo que afirmó en su pequeño discurso, así que si quería podía perseguirle, pero que no se quejara cuando estuviera agonizando.


    –¡Testigo protegido mi culo! ¡Infeliz yakuza! –Asami salía escoltado por un par de policías mientras el agente se quedaba rabiando al interior de la sala de interrogatorios.


    De inmediato fue trasladado a Japón mediante un vuelo directo. Si todo avanzaba como esperaba no tardaría en ser buscado por sus, hasta entonces, aliados, quienes buscarían eliminarlo para evitar que delatase a cualquiera. No porque creyeran que en verdad él los traicionaría, sino porque era un plan acordado entre los líderes yakuza, un plan de emergencia en el que estaba confiando su última oportunidad.

    Desde su asiento en el avión podía ver el inmenso mar, francamente no gustaba de las contemplaciones profundas sin sentido alguno. Por ejemplo sentirse intimidado por la inmensidad del azul, ya sea del mar o del cielo. Aunque por esta ocasión haría una excepción, y se permitiría sentirse angustiado por el futuro próximo.

    ¿La razón?

    Ahora tenía un hijo, y no sólo era el hecho de saber que tenía descendencia de su propia sangre, también coincidía que ese hijo era producto de una interesante unión. Tal vez de la única persona que había llamado su atención en forma seria y preocupante, pues no es común estar al pendiente de una persona que dice odiarte por siete años, y es muy preocupante cuando te sientes herido cada vez que esa persona te recuerda el daño que le has causado sin querer.


    Le parecía un breve sueño el recuerdo del niño que entró al camarote de Feilong en Hong Kong, y podía decir sinceramente que estaba preocupado por su suerte tras haber sido capturado por los rusos. De lo cual se sentía culpable, pues él no creía que en verdad ese niño existiera, por eso había presionado tanto las cosas, quería ver de nuevo a Feilong y quería comprobar la existencia de ese niño.

    Y no sólo los vio, también confirmó que la atracción por el mafioso chino era algo más que sexual, la forma en que Feilong buscaba sus brazos y sus labios, lo que podía ver en su mirada, y lo que el chino luchaba por ocultar, todo lo estremecía y deseaba verlo una y otra vez. Como muchos se obsesionan por ver una y otra vez el inmenso mar.

    De remate tenía esa sensación provocada al ver por primera vez a Tao, sin duda el niño se parecía a él, no sólo por el color de ojos, sino que podía discernir que la composición de su rostro era la unión clara de las facciones de Fei con las propias. Por ejemplo, los ojos de Tao podrían ser del mismo color que los suyos pero la forma en que miraba la había heredado de Feilong, una mirada perspicaz y afilada.


    No importaba el cómo, sobre todo porque no le entraba en la cabeza, lo que importaba era que existía: un hijo suyo y de Feilong.


    Tao sería la piedra angular que uniría Triadas con Yakuzas…


    Tao nunca podría vivir en paz, es más, tal vez ni siquiera podría sobrevivir en ese mundo de caos.


    Por cosas como esas había vivido tranquilo a sabiendas de que no tendría hijos, los hijos en la mafia eran un estorbo. Y de haber sido el hijo de una mujer probablemente no hubiera intentado ni siquiera verle, pero el hijo de Feilong, que había caído en manos de Mikhail por su terquedad, eso lo cambiaba todo. Debía recuperar a ambos a costa de lo que fuese, incluso si eso implicaba un cambio total en su vida, por volverlos a ver juntos incluso podría dejar de ser yakuza.

    -*-
    Pese a las indicaciones del médico intentaba hacer algo de ejercicio. Lo más fácil era trotar en el patio, tomando en cuenta que no era un gran esfuerzo físico, tenía vigilancia de los guardias y nadie me molestaría, no podía pedir más.

    Todos los días trotaba unos quince minutos, los primeros días me parecía incluso que era poco, pues normalmente hacía una hora de entrenamiento entre varios ejercicios, pero no quería arriesgar a mi bebé, sobre todo ahora que iba tan bien el embarazo.

    Me cuidaba en la medida de lo posible, ahora que podía comer no dudaba en ingerir las raciones enteras de lo que nos servían como alimento, aunque eso no fuera suficiente para la nutrición de mi bebé. Por eso cada tercer día el médico cambiaba el placebo por una dosis de complemento vitamínico.

    Tras un par de semanas en esas casi perfectas condiciones me parecía que todo iba a salir bien, que mi bebé y yo saldríamos sanos y salvos en unos cuantos meses más.

    En las noches al entrar a la celda, antes de quedarme dormido, cerraba los ojos y acariciando suavemente el bulto en mi abdomen recordaba la cara de Asami, y platicaba con mi hijo sobre su otro padre, trataba de imaginar cómo sería nuestro hijo, qué ojos tendrían, la nariz, los labios, las orejas… Pero simplemente no podía imaginarlo, sólo pensaba que sería hermoso o hermosa, ya que aún no lo sabía.

    La felicidad duró poco, menos de un mes y en una noche todo volvió a ser un caos. Desperté sintiendo una fuerte punzada de dolor en el abdomen. Por un momento creí que me habían herido con un cuchillo, y luego de nuevo, otra punzada más intensa, sentía que el dolor me paralizaba.

    Aún no recuerdo bien como logré arrastrarme hasta la puerta, lo que nunca olvidaré es el resto de la noche. Grité, lloré, aullé de dolor pero nadie acudió a ayudarme, lo único que recibí fueron quejas y reclamos por no dejar dormir al resto de los reos. Mis uñas se astillaron y casi las arrancaba al golpear y arañar la puerta toda la noche. Me quedé inconsciente después de unas horas, no sólo por el dolor, también porque tenía una hemorragia que lentamente manchó mi pantalón y luego el piso.


    Desperté al día siguiente, atado a la cama de la zona de cuidados médicos. Inútilmente forcejeé con los amarres hasta que apareció el médico, quién primero revisó mi condición general sin decirme nada. Yo temía lo peor, mi corazón latía tan fuerte que sentía un dolor en el pecho.

    –Hable, dígame lo que sea –necesitaba saberlo, si había perdido a mi hijo quería saberlo de una vez, prolongar la angustia era una tortura indescriptible.

    –Tranquilícese –ordenó el médico mientras me administraba alguna inyección en un brazo– ha tenido un buen susto anoche, ya me lo esperaba. Han pasado unas quince semanas de la gestación… –me pareció que sonreía y mi furia se desató.

    –¡¿De qué se está riendo imbécil?! ¡Lo perdí! ¡Dígame si lo perdí! –tan exaltado estaba que no había notado la disminución en los latidos.

    –Ya le dije que se calme, si sigue gritando todos en la prisión se van a enterar –puso una mano sobre mi abdomen… Y ahí estaba, el bulto, mi barriguita…


    No sé si lo sepa, pero ese médico es el segundo hombre que me ha visto llorando, sólo él y Asami me habían acompañado en los momentos más complicados de mi existencia, y se los agradecía.


    -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

    Hola chicas, disculpen que tarde taaanto en continuar el fic pero tengo mis razones(?). Primero no podía concretar el capítulo, y luego me quedo sin internet :'( Eso fue muy triste, pero a cambio logré darle más tiempo de calidad al fic je, je... El chiste es que al fin lo logré!

    Hablando del capítulo en sí, pues viene muy cargado ja, ja, ja... por un lado ya tenemos a un Feilong totalmente encantado con su embarazo, y por otro lado su cuerpo que no se adapta por completo a la situación. Les explico, estoy haciendo referencia a dos estados que suceden en la vida real de las embarazadas: el embarazo molar y la preeclampsia/eclampsia. En el embarazo molar es muy grave ya que siempre termina en un aborto temprano :'c y bueno lo otro es hipertensión arterial durante el embarazo, puede llegar a ser muy grave para la mami y el bebé :$

    Y bueno, así le va a nuestro pobre dragoncito... Pero que al exquisito Asami no le va mejor! eso sí, este capítulo me gusta en lo personal porque no es fácil ni común ver ese lado emocional/sentimental de Asami ¿Verdad?

    Espero que HIRO-TAN siga dejando sus comentarios, que me dan ánimos para seguir con el fic n.n!!
     
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  12. HIIRO-TAN
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    jajajajaja soy tan feliz, creo que llorare me encanto este capitulo por favor no dejes de escribir y claro que seguiré comentando hasta que termines la historia
     
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    Por primera vez las mucamas lo sacaron de la habitación donde había permanecido desde que lo secuestraron. Con ellas no tenía ningún problema pues hasta ese momento las dos jóvenes mujeres habían hecho todo porque estuviese lo más cómodo posible, incluso lo habían bañado y vestido personalmente, como si él fuese un señorito adinerado. No por eso dejaba de sentirse incómodo con el traje occidental que le habían puesto, extrañaba su ropa china y lo cómodo que con ella se sentía.

    Más angustiado no podía estar, miraba a todos lados durante su recorrido por un par de pasillos y escaleras, los guardias en turno lo guiaban, aunque cada vez que lo llegaban a tocar él se soltaba con movimientos bruscos y frunciéndoles el ceño.

    Así como la habitación donde había estado por esos días, el resto del lugar era una lujosa y amplia mansión en la que se podía sentir calor gracias a la calefacción. Por las ventanas Tao había observado un paisaje nevado y varios guardias, todos con el mismo aspecto de gorila, que seguramente estarían armados.

    En alguno de los muros reconoció un par de retratos de aquel que lo hubiese secuestrado, pero eso de poco le servía, pues por lógica tendría que ser el jefe de todos en la mansión. Llegaron a una sala con un par de ventanales, los cuales dejaban ver que a lo lejos había un bosque, y Tao pensó que cualquier cosa sería mejor a no haber hecho el intento de escapar.

    Se armó de valor y pateó a los dos guardias, tal vez porque tenían órdenes de no atacarlo fue que logró asestar ambos golpes, que pese a todo si les dolieron.

    Tao echó a correr hacía los ventanales, pero por más que forcejeó con la cerradura no cedía. Estaba a punto de romper en llanto, pues incluso las patadas a los vidrios no lograron más que estriarlos, al ser la casa de un mafioso, habían colocado ventanas reforzadas.

    Poco faltó para que los dos guardias llegaran hasta él, con la seria intención de someterlo, Tao podía sentir como se acercaron con pesados pasos, y el ventanal no cedía, cerró con fuerza sus ojos, esperando lo peor pero rogando que lo salvaran.


    –¡Tao!

    Al niño se le estremeció el corazón al escuchar esa voz tan familiar, volteó para confirmarlo y ahí estaba, al otro lado de la sala, el hombre más importante de su vida, pasó entre los dos gorilas a toda velocidad, antes de que su última esperanza se esfumara.

    –¡Señor Feilong, Señor Feilong! –sus lágrimas salieron en cuanto le pudo saltar encima y abrazarse a él con fuerza.

    –¿Por qué golpeaste a los señores, Tao? –le regañó Feilong, aunque por dentro estaba llorando de felicidad, su hijo estaba a salvo y entre sus brazos, su pequeño, su bebé.

    –¡Me tuvieron encerrado todo este tiempo! ‒Los acusó señalando con su dedo, aunque tenía claro su papel de sirviente eso no le impedía querer al mayor como si fuese un familiar, confiaba en que había venido a defenderlo y pronto se irían de ahí.


    –Te ves hermoso de mamá, Fei –comentó burlón Mikhail que venía entrando a la enorme sala donde estaban. Tao se apretujó más a Feilong, jamás olvidaría el rostro de aquel hombre, ni el resentimiento que le tenía.

    El aludido mafioso bajó al pequeño y volteó a ver seriamente al ruso, por mucho que en ese momento Mikhail se viera espectacular, entrando en sus dominios y luciendo un impecable traje blanco que resaltaba sus rubios cabellos, él no se sentía intimidado.

    –No tientes a tu suerte por estar en tu territorio Mikhail, no sabes de lo que soy capaz.

    Tao se escondía tras de Feilong, como cualquier niño asustado, aunque su mirada se veía amenazante hacía el líder ruso, quien se acercó hasta ellos, volteó a ver al menor y abrazó por la cintura a Feilong robándole un beso sin dejar de ver a los ojos de Tao.

    –¡Aléjate del señor Feilong! –gritó Tao, quien se abalanzó sobre el ruso para alejarlo de su amo.

    Aunque quien de verdad había alejado a Mikhail era el mismo Feilong, quien le seguía dedicando una mirada furibunda al ruso, aún a través de sus lentes oscuros.

    –Es tan curioso verlos juntos ‒Arbatov observaba al par de chinos, mirando primero al mayor y luego al menor, le quitó los lentes a Feilong y volvió a observar a ambos. ‒Se nota que el niño pasa mucho tiempo contigo, y te admira mucho porque tienen exactamente la misma expresión en la mirada, es como si fuera tu hijo, Fei.

    Tao seguía sin comprender ni un poco el idioma ruso, y eso le frustraba mucho, por otro lado estaba contento de haber alejado a Mikhail de su amo, pues le disgustaba sobremanera la cercanía entre ellos, jamás perdonaría al ruso y sólo quería prevenir a su amo de aquel ser tan horrible. Feilong podía sentir las reacciones del pequeño gracias a los tirones que le daba a su abrigo cada que se apretujaba contra él, aunque los omitía en apariencia.

    –El único niño aquí eres tú Mikhail, Tao no se parece en nada a mí, puede que me imite, así es como los niños aprenden.

    –Tienes toda la razón Fei ‒le respondió un sonríete Mikhail, quien trataba de no exacerbar a su invitado‒ incluso los niños adoptados a temprana edad logran adquirir un gran parecido a sus padres debido a la convivencia.


    Durante la conversación aparecieron algunas mucamas para llevar el equipaje de Feilong y guiarlo a su habitación, a lo que Tao se mostró sorprendido y renuente, aunque no le quedó otra opción que seguir a su amo.

    -*-

    –Esto es totalmente normal en un embarazo anormal con el suyo. ‒Apenas si podía seguirle el ritmo a tanta información sobre lo que pasaba en mi cuerpo, por eso la mayor parte del tiempo veía con cansancio al médico. ‒Le pregunto de nuevo ¿Seguro que no desea abortar? Tome en cuenta que después del cuarto mes hay un gran riesgo, claro que estoy hablando de los embarazos femeninos, en este caso el riesgo estuvo desde el inicio.

    Después del susto que viví esa noche, desgarrándome por el dolor y la angustia no podía salir huyendo, al contrario, ahora más que nunca deseaba pelear por conseguirlo. Aunque tanto por dentro como por fuera mi cuerpo estuviese tan maltratado, eso era lo de menos.

    –Ya sabe cuál es la respuesta, así que deje de perder el tiempo con sus explicaciones y sus preguntas.

    El médico suspiró y torció el gesto, seguro había tenido una pequeña esperanza de que me hubiese desanimado por la tentativa de aborto, pero no fue así.

    –Bien, entonces ahora tenemos que esperar al menos otros tres meses, entre más rápido podamos realizar la cesárea será mejor para ti.

    El sólo escuchar la expresión “cesárea” me mareaba, desvié la vista hacía unas laminas que el médico había dibujado para darme una idea de dónde y cómo se encontraría el bebé dentro de mi cuerpo. Me quedaba claro por dónde había entrado… el problema era sacarlo; si meterlo había dolido, no sólo porque fue mi primera vez sino que también Asami aparte de ser una cara bonita con un cuerpo trabajado, encima la naturaleza lo había dotado de una notoria hombría.

    Escuché un carraspeó seguido de la voz del médico, ya no sentía ningún tipo de vergüenza con él, si mi rostro se mostraba enrojecido era por lo acalorado de mis recientes recuerdos. Debía admitir que ese médico siempre me traía de vuelta a la realidad, que por cierto, era muy cruda.

    –¿Ya has pensando lo qué harás en cuanto nazca? –mi silencio lo decía todo, provocando que el médico frunciera el gesto con disgusto– no te puedes quedar con él, todo mundo se daría cuenta, aparte aquí no puedes criar a un niño.

    –¿Qué sugiere entonces? ¿Qué lo done a la ciencia? ¿Qué lo venda? ¿Qué lo mate? ‒aunque mi cuerpo se mostraba débil mis decisiones eran firmes.

    –Debemos buscar una familia que adopte, alguien que se quede callado y no tenga problemas para registrarlo como propio.

    Enfundado en su bata blanca, de pie frente a la cama de la enfermería, aunque estaba a unos centímetros de mí al mismo tiempo estábamos muy lejos uno del otro. Así me sentía cada vez que tocábamos esos temas.

    –No lo voy a dar en adopción, pueden cuidarlo mientras yo salgo, pero nada más.

    El médico negó con la cabeza, se notaba el agotamiento que sufría cada que conversábamos seriamente sobre los detalles, y lo entendía, a mí también se me iban las pocas fuerzas en esas conversaciones.

    –Entiende, no se puede, tienes suerte de que sólo te hayan dando siete años y no sabes en qué momento pueden incrementar la sentencia, lo que sí es seguro es que jamás la acortaran.

    –No me importa, en cuanto salga de aquí yo quiero poder verlo, saber cómo se ve… ¿Usted tiene hijos?

    –No hablamos de mí.

    –Lo sé ‒solté un suspiró de cansancio y me puse acariciar el pequeño bulto que ahora era mi abdomen‒ y nadie jamás lo va a entender, tal vez las mujeres me entiendan un poco, o soy yo el que puede entenderlas un poco… es… complicado.

    Intenté sentarme sobre la cama, llevaba acostado ahí casi todo el día gracias al reciente susto que había vivido noches atrás, pero desistí rápidamente, era incómodo y el doctor se dio cuenta.

    –¿Has sentido algún malestar nuevo?

    Lo mire por un momento, siempre había un “malestar” nuevo. Y este en especial me causaba conflictos, pensando en lo que podía ser, supuse que de todas formas era mejor contarle, él sabría mejor qué hacer.

    –Mi pecho duele, no es por la agitación, cuando no puedo respirar bien se siente diferente, esto es cuando me agacho o al hacer presión aquí –con una mano presioné sobre mis pectorales– no es muy intenso, pero es incómodo.

    –Bueno, no serás el primer hombre que amamante, de eso si hay algunos antecedentes.

    –¿En serio? –bueno, ya no me sentía como un extraterrestre o un mutante, creo que incluso me sentí emocionado de ello pues el médico sonrió.

    –Así es, de hecho, creo que al fin tengo un par de pistas para explicar tu condición.

    Detuve mi vista en aquel hombre regordete enfundado en su bata blanca, que hasta ese momento había sido mi único apoyo, claro que me intrigaba saber, aunque al mismo tiempo guardaba temores respecto a lo que pudiese ser. Desvié mis ojos hacía un punto neutro en el muro frente a mí, y decidí.

    ‒¿Y?

    Por su parte el médico ya estaba acostumbrado a mi actitud, fría y pensativa, por lo mismo hizo el esfuerzo de buscar las palabras más adecuadas en su explicación.

    ‒Bien debes saber lo mucho que se experimenta en busca de nuevos fármacos, y que gracias a ello se han encontrado varias drogas, muchas cuyo efecto es la liberación de endorfinas y otras hormonas, es decir eran drogas para que la gente se sintiera feliz, provocando una adicción brutal ‒por supuesto que sabía de ello, eran parte de mis negocios, pero seguía sin ver la relación entre una cosa y la otra‒ también sabes que esto no es algo de hace unos cuantos años, por el contrario, se lleva décadas haciéndolo, incluso antes de que yo o tú naciéramos ya se comerciaban y muchas parejas jóvenes han tenido sus hijos bajo los efectos de esos fármacos.

    ‒El exceso de hormonas durante el embarazo produce cambios en el bebé… ‒deduje interrumpiendo la explicación del médico, quién asintió un par de veces.

    ‒Alguna de tus líneas familiares debió estar fuertemente expuesta, hubo un reporte sobre algunos casos de personas con tendencia al hermafroditismo, se les consideró mujeres con un exceso de rasgos masculinos, está fechado hace unos veinte años atrás, aunque sólo se encontraron unos tres casos que se remontaban al consumo de al menos dos generaciones previas.

    ‒Jamás conocí a mi madre, el hombre que yo creía mi padre no fue quien realmente me dio la vida ‒sentí su mano sobre mi hombro mientras mis ojos se apretaban con fuerza, tratando de retener las lágrimas, mi origen incierto tuvo está hermosa consecuencia, dolía pero no más de lo que me hacía feliz.


    Asami, Asami… cuanta falta me haces, no quiero que nuestro hijo viva desorientado en la oscuridad de su propia existencia, como lo hice yo.

    -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-



    Hola, hola!! en especial a HIRO-TAN, que siempre se da su vuelta para dejar un comentario. Y bueno, a todos mis lectores que quedan en anónimo jeje. Espero que les guste el capítulo, y que de ser posible me dejen sus comentario, por favor!! juro que me anima mucho recibirlos.

    En fin, nos estamos leyendo, Hayashi Nao~!
     
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    Hola, creo que tristemente he perdido a todos mis lectores. Espero poder recuperrarlos, de lo contrario no tiene caso publicar el fic uwu De verdad, se aprecian sus comentarios, tal vez no los respondía con tanta euforia por hacer las publicaciones a la carrera, pero extrañó el comentario de Ka To, misami-neko y HIRO-TAN uwu espero no haberlas perdido como lectoras, y pido disculpas por las escuetas respuestas a sus comentarios. En fin, haré el intento de recuperarles con este capítulo:

    -8-

    Las conexiones entre la mafia llamada yakuza y la policía de todo nivel eran, como le había dicho el agente ruso de la interpol, una inmensa red de corrupción. Algo que llega a dar miedo sólo de contemplar su inmensa complejidad, que se volvía más densa y complicada conforme se aliaban políticos y otras mafias. Más y más gente oscureciendo el camino entre ellos mismos. De eso no le quedaba duda, en esos momentos él había dejado de ser el Ryuichi Asami que siempre tenía un as bajo la manga, en esos momentos todo giraba en su contra.

    Apenas poner un pie fuera del avión se dio cuenta de ello. Aún era de madrugada cuando aterrizaron, apenas si había dormido y tampoco había tenido mucho apetito, cosas que se reflejaban en su semblante, con unas marcadas ojeras bajo sus ojos, su cabello desarreglado, aparte se notaba que ya juntaba unos tres días sin poder asearse de forma adecuada.

    La vigilia lo tenía más alerta de lo normal, o tal vez simplemente ya llegaba a la paranoia. Como fuese, apenas sentir el golpe frío al salir del avión y descender las pequeñas escalinatas hacía la pista de aterrizaje, todo se volvió aún más oscuro en esa noche que ya agonizaba.

    A unos pasos del avión se estacionó un automóvil negro, del que descendieron dos policías vestidos de civil. Él sólo podía mantenerse quieto, esperando a que los trámites entre unos y otros agentes terminasen bien, a veces daba vistazos por la oscura pista de aterrizaje, pendiente de cualquier particularidad, mas no vio nada que le indicase que vendrían por él.

    Si bien estaban en un aeropuerto comercial, esa pista estaba alejada del tráfico normal, aunque el traslado había sido de emergencia todo parecía estar perfectamente asegurado. Una seguridad sencilla, pues entre menos se llamase la atención sería mejor para que lo lograran trasladar, era una lástima que por poca información que se filtrase, tarde o temprano un grupo de yakuzas vendrían por él.

    Todos los involucrados se identificaron, y se confirmó la información detalle por detalle, cumplido el trámite permitieron que subiera al automóvil. Al rodearlo por la parte trasera se dio cuenta de que carecía de placas, y también notó los vidrios oscuros que se delataron con los primeros rayos de Sol.

    Al interior sólo iban un grupo de tres hombres, uno al volante, y los dos policías, todos en traje negro. Para él era caras desconocidas, por lo que siguió pendiente de cada acción, le parecía obvio que los tres iban armados, y tan pendientes como él.

    Sin mediar palabra entre los ocupantes recibió un celular. La pantalla le indicó que la llamada a un número desconocido estaba en proceso, y de inmediato lo puso contra su oído.

    ‒¿Asami? –habló un longeva voz, muy conocida para él, el líder yakuza más importante por la tradición familiar se encontraba en el otro lado de la línea, y eso ya de por sí era una garantía para él.

    ‒Sí ‒se mantuvo serio, atento a todo lo que ocurría a su alrededor, pues había algunas cosas que consideraba fuera de lugar.

    ‒Vaya, salió todo bien ‒Asami se mantuvo en silencio, aparte de que no tenía nada que responder, se había percatado de que el otro hombre, que iba en el asiento del copiloto trataba de realizar una llamada, al otro lado de la línea el líder yakuza insistía en hablarle pero él ya no le estaba prestando atención.

    En el límite del horizonte despuntaban los primeros destellos dorados que luchaban contra los rastros de oscuridad nocturna, el amanecer apenas comenzaba. Aún con esa iluminación era visible el camino que habían tomado, y por medio del espejo retrovisor, distinguió un destello artificial y lejano, pero continúo.

    Al notar que Asami permanecía en silencio pese a tener el celular pegado a la oreja, el hombre que iba a su lado comenzó a ponerse nervioso, por lo que terminó sacando su arma de manera intempestiva. Asami también se precipitó a terminar la llamada y con habilidad sujetó el brazo del subordinado, tomando control del arma aunque seguía estando sujeta por su dueño original.

    En medio de la carretera se escuchó el rechinido de los neumáticos al frenar, mezclando con varios disparados, hasta que todo el caos terminó en la estruendosa colisión del coche contra un muro de contención.

    A varios metros de distancia, las luces que Asami había distinguido en el retrovisor se convertían en un segundo automóvil, alertado por aquellos ruidos el conductor en dicho auto presionó con más fuerza el acelerador, al mismo tiempo que se le escapaba una retahíla de maldiciones.

    Con desesperación Asami pateaba varias veces, pues los vidrios blindados no lo dejaban escapar de otra forma, y sólo dos de los tres hombres estaban muertos. El que estaba junto con él comenzaba a despertarse, pues sólo había quedado aturdido por el impacto contra el muro. Por lo que veía la parte delantera del coche estaba destruida y el daño al motor podía ocasionar una explosión.

    Por fin la retorcida placa de metal cedió, antes de que el hombre a su lado consiguiera despertar, con prisa logró tomar otra arma y el celular que le habían dado antes. Al momento de saltar fuera del vehículo escuchó el derrapar de aquel vehículo que los había estado siguiendo.

    Su primer reacción fue cubrirse con la misma puerta del coche, teniendo que gastar una bala con el último ocupante al notar que trataba de salir. Al estar hincado tras la puerta sintió el olor del combustible derramado, y no había podido ver quién descendía del segundo automóvil.

    ‒¡¿Asami?! ‒reconoció la voz y salió con las manos en alto, mismas en las que sostenía las dos armas, y dando pasos rápidos hasta quedar a la vista de Yoh, éste al ver que se trataba de su segundo jefe bajó su arma, aunque algo extrañado notó que le daba una indicación con movimientos rápidos de cabeza, captando la idea al ver que Asami seguía su camino apresurado hasta brincar al lado contrario de su automóvil.

    De la misma forma Yoh siguió los pasos del yakuza y saltó apresurado tras el coche, y apenas estar tirados al otro lado, sobre el pavimento aún frío, el automóvil colisionado explotó. Ambos hombres se cubrieron los oídos lo mejor posible, y aún sintieron miedo de que el coche que había servido de protección se alzara levemente del pavimento, amenazando con volcarse sobre ellos. Largos segundos pasaron y el vehículo volvía a caer sobre sus neumáticos.

    Ambas miradas se cruzaron, ambos con preguntas, y luego optaron por ponerse en pie para confirmar la situación, descubriendo que el impacto de la explosión sobre sus cuerpos si había dejado una sensación adolorida y de aturdimiento que poco a poco iba pasando.

    ‒¿Rusos?

    Fue la primer incógnita que soltó Yoh, a la que Asami asintió. El semblante del yakuza estaba pétreo, sus ojos se clavaron en las llamas que habían quedado tras la explosión, la expresión que transmitía hizo que Yoh tragara saliva y se pusiera nervioso, intentó seguir hablando pero tenía un nudo en la garganta producto del miedo que Asami le inspiraba en esos momentos.

    ‒¿Dónde está Feilong? ‒inquirió de forma tajante el yakuza a su subordinado, quien trató de despabilar su estupefacción.

    ‒Rusia… Está en Rusia, con Mikhail Arbatov y Tao ‒de nueva cuenta Yoh cayó en el mutismo producto del estupor que le producía la mirada furibunda del yakuza. Al verlo a los ojos creyó que las llamas estaban al interior de Asami y no afuera. El silencio sólo era interrumpido por el crujir del fuego y los estertores del automóvil y sus ocupantes al ser consumidos por las llamas, y sobre ese sonido apareció otro que consiguió la atención de ambos de inmediato.

    El celular que Asami apretaba dentro de su puño luchaba por no ser asfixiado, emitiendo el tono de llamada. Sin cambiar su expresión Asami lo abrió para descubrir que se trataba aún del mismo número, observo la pantalla por largos segundos, tratando de elegir la mejor opción. Al final, cuando Yoh pensaba que el timbre constante lo volvería loco, Asami presionó la tecla para tomar la llamada.

    ‒¿Asami?

    Se volvió a escuchar la misma anciana voz del inicio. Esta vez el aludido aguzó su oído para distinguir los ruidos de fondo. Un quejido, apenas murmullos lejanos fue lo que escuchó, o creyó escuchar.

    ‒¿Asami? ¿Eres tú? ‒insistió impaciente la voz, se escuchaba diferente a la de antes, en la primer llamada había estado tranquila, en cambió ahora parecía jadeante y desesperada.‒ ¿Lo mataron? ¡Respondan! ¡Mataron a Ryuichi Asami! ¡Sus cómplices también morirán! Díganle a su jefe que le ha declarado la guerra a todos los yak…

    ‒Soy yo ‒interrumpió intempestivo Asami‒ no tengo mucho tiempo, arreglaré esto por mi propia mano, dejo mis negocios a tu cargo hasta que pueda volver, mantelos limpios y lejos de la interpol.

    Sin más que decir colgó y aventó el aparato directo a las llamas.

    ‒Nos vamos, ¿tienes todo listo?

    ‒S… Sí.

    Ambos subieron al automóvil, mientras uno se preguntaba qué es tener listo todo y el otro se juraba a sí mismo mandar al infierno a Mikahial Arbatov, no sin antes darle un adelanto del mismo en la Tierra.

    -*-
    Tras varios días en cama logré regresar a mi celda, aunque viéndolo bien no era ningún logro, salvo por el hecho de que mi embarazo había logrado sobrevivir a la prueba más dura hasta ese momento: un aborto espontaneo. En cambió debía cuidar mi presión, el bebé hacía de las suyas dentro de mi cuerpo y no era fácil cuidarlo dentro de esa inmensidad gris y fría que son las cárceles.

    Al inicio más que malestar físico lo que me en realidad me producía esos mareos era pensar tanto. Después de tener una idea sobre la razón de mi embarazo vinieron a mí muchos recuerdos, de mi padre, de mi hermano, de Asami.

    Y llegué a una conclusión estrujante, abrumadora y que por poco me hacía vomitar sólo de pensarlo. Cuando en mi mente se formó esa idea estaba sentado en la esquina de mi cama, dentro de la celda, y encogido sobre mí mismo, sujetando mis piernas contra mi cuerpo para apoyar mi barbilla sobre mis rodillas. Escondí de inmediato mi rostro, con el semblante aún impactado de haber llegado a semejante resolución.

    Recordaba claramente las insinuaciones de mi hermano. A pesar de todo, aún lo considero de esa forma, desde niños nos enseñaron a querernos de esa forma y jamás le vi con otros ojos, aunque en él era todo lo contrario. Jamás me vio como un hermano, a sabiendas de que no teníamos la misma sangre, y aunque yo también lo sabía a mí me bastó con ser educado de aquella forma para respetarlo y verlo como hermano. En cambio él… ¿Hasta dónde sabría de mi origen? ¿A caso sus palabras no fueron “Es difícil creer que no eres una mujer”? ¿Hasta dónde hubiese llegado conmigo?

    Lo más sencillo fue negarme a la idea, e hice lo posible por olvidar el asunto. Al menos en ese aspecto, pues aún tenía muchas cosas en qué pensar. Los días pasaron con una lentitud, después de olvidar esas ideas y concentrarme en mi rutina diaria eso fue cambiando, ahora los días se me iban como agua entre las manos, juntando semanas de una forma estrepitosa.

    Mis revisiones periódicas continuaban, así como los discursos del doctor por hacerme entrar en razón respecto a dar en adopción a mi hijo.

    ‒Está bien, está bien… ‒el pobre hombre siempre acababa fastidiado con mi reticencia. En esa ocasión optó por quitarse sus lentes y limpiarse la cara con un pañuelo para darse un tiempo antes de continuar con la batalla, es decir, la conversación. ‒¿Qué hay de su otro padre?

    Me miró franco, directo, esperando mis reacciones. Como no vi venir la pregunta tuve un sobresalto, para de inmediato ponerme serio, más bien, eliminar cualquier expresión delatora en mí.

    ‒Él no es una opción, mi hijo sólo tiene un padre, y ese soy yo.

    ‒Por lo que veo no fuiste forzado, quieres a ese bebé porqué es el hijo de ese otro hombre, ¿o estoy equivocado?

    Me forcé a escuchar sin entender, como si el médico hablara en otro idioma, para no tener que recordar a Asami, para no sucumbir a la idea de que en alguna vida podríamos estar los tres juntos, y felices. Me concentré en mi bebé para tener fuerza de responder a aquellas suposiciones.

    ‒Lo quiero porqué es mi hijo, sólo mío, hay una gran diferencia entre ser quien lo lleva en las entrañas, y quien sólo tuvo sexo con otra persona sin pensar en las consecuencias. Así como él puso una parte, pudo haber sido cualquier otro, en cambio sólo yo he podido concebirlo, si ya llegué hasta aquí por mí mismo tengo poder seguir hasta el final, sólo.

    ‒Ese es el problema, piensa que no estás solo, si el otro padre no es una opción tendremos que buscar otra opción, o de lo contrario el único que va a quedar solo será tu hijo, piensa en eso.

    La voz del médico salió bastante severa, al igual que su expresión, al parecer se había enojado de verdad. Aunque lo veía en pocas ocasiones sentía que nos habíamos hecho íntimos conocidos, pues conversábamos mucho, aunque el tema comenzaba a ser tedioso, pues siempre era el mismo. Aún así a través de esas platicas iba descubriendo los matices de ese viejo.

    ‒¿Qué será de él si nos descubren? Si es cuando a nacido pueden matarlo, o utilizarlo para investigaciones médicas, o tal vez lo manden a un orfanato, ¿Sabes cómo son esos lugares?

    La severa mirada del médico se clavó en mí, en mis ojos, en mi pecho. Me estremecí de pies a cabeza y no lo soporté. Rompí en llanto, derrotado.

    ‒Está bien, está bien… lo… yo, mi bebé, dejaré que alguien más lo cuide.

    Jamás había visto un orfanato pero con los rumores era suficiente, tras comprobar que los de la cárcel eran ciertos y que incluso podían ser peores las condiciones, no podía tentar al destino y dejar a mi bebé en manos del gobierno, para que lo dejaran morir de hambre y frío.

    Escuché un suspiró de alivió, me limpié las lágrimas y me puse en pie, dando la espalda al médico, pronto sería hora de comer y los guardias vendrían por ir, siempre era mejor ir un paso delante de ellos y cooperar.

    ‒Aunque… yo no conozco a nadie que nos pueda ayudar en esta situación, fuera de este lugar sólo tengo enemigos. Mi padre ha muerto, no puedo confiar en nadie más, de nuevo dejo el asunto en sus manos.

    Intenté caminar con la espalda recta, pero la parte baja se resentía con el peso y el espacio que ocupaba mi bebé, las partes no aptas de mi cuerpo competían contra las que habían hecho posible el milagro.

    Y todo era tu culpa, maldito, maldito Asami… desde esa noche hasta ahora me has dejado este dolor de espalda baja, maldito Asami.

    -*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

    QUOTE
    Bueno, pues de nuevo vuelvo a pedirles que me dejen sus opiniones, si les gusta o no el fic, si no para dejar de publicarlo. De todas formas a quienes lo hayan leído muchas gracias por su atención n.n!!

    Hayashi Nao~!

     
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  15. HIIRO-TAN
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    User deleted


    gracias por publicar un capitulo nuevo, nos leemos en el siguiente
    atte hiiro-tan
     
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32 replies since 24/3/2014, 06:28   1640 views
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