[One-Shot] Las apariencias engañan [Sesshômaru/Jakotsu]

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  1. Kayazarami
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    Autora: Kayazarami
    Pareja: Sesshômaru/Jakotsu
    Advertencias: yaoi (relación chico/chico), AU, romance.
    Notas: Para Sengoku Crack de Universo Fanfics.
    Disclaimer: Los personajes y demás pertenecen a Rumiko Takahashi. Yo escribo sin ánimo de lucro.

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    Las apariencias engañan
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    Jakotsu corría tan rápido como podía por los pasillos del instituto, perseguido por dos chicos bastante más grandes que él.

    Había sido un tonto por salir del club de costura antes de tiempo, pero es que ese día quería llegar a casa pronto. Apenas había dado dos pasos cuando se había encontrado de frente con los gorilas del club de kendo, que habían empezado a molestarlo como siempre. Que si ese peinado es de chicas, que si eso que llevas es maquillaje, que si eres un maricón de mierda...

    Ignorarlos no era una opción, así que había huido en cuanto se le presentó la ocasión. Y claro, ellos le habían seguido.

    Siempre es divertido meterse con aquellos que son diferentes. Lo sabía muy bien. Y él, con la blusa del uniforme femenino, su flequillo largo, el moño medio suelto y el ligero pintalabios, era claramente diferente.

    Sintió como uno de ellos lo alcanzaba y lo agarraba del brazo, haciéndole perder el equilibrio y caer al suelo.

    —Te vamos a dar tu merecido —amenazó el segundo chico, acercándose a él.

    Todo lo que Jakotsu pudo sentir era el dolor que la caída le había provocado en el tobillo y la mano todavía aferrándole el brazo. Se cubrió la cara con los brazos y esperó el primer golpe.

    Nunca llegó.

    —¿Qué está pasando aquí? —preguntó una voz autoritaria.

    —Presidente Taisho... Nosotros... —farfulló uno de los matones y Jakotsu abrió los ojos para ver unos impolutos zapatos negros delante de sus narices. El chico le soltó y se puso en pie rápidamente.

    Alguien le cogió del brazo con firmeza y lo ayudó a levantarse. Jakotsu gimió de dolor al apoyar el pie y lo mantuvo en el aire, lo cual lo hubiera mandado de nuevo al suelo si no fuera por el brazo que lo sostuvo y lo acercó al pecho del recién llegado.

    Alzó la vista y tembló. Tenía ante él a Sesshômaru Tashio, presidente del consejo estudiantil, envidia de todos los jóvenes del colegio, el mejor y más severo estudiante.

    Y guapo. Condenadamente guapo, de ojos castaños casi ambarinos y largo cabello plateado herencia de sus antepasados albinos.

    —¿Se puede saber que estabais haciendo? —exigió saber.

    —Nada, Taisho, que se había caído y nosotros íbamos a...

    —No quiero oír ninguna de tus patéticas excusas. Desapareced de mi vista AHORA.

    Los dos matones se marcharon como si fuera el mismísimo Lucifer.

    —¿Estás bien? —preguntó el presidente, analizándolo con la mirada.

    —No. Creo que me he torcido el tobillo —confesó Jakotsu, haciendo una mueca de dolor—. No puedo mantenerme en pie.

    —Está bien, apóyate en mí. Te acompañaré hasta la enfermería.

    Jakotsu asintió y le pasó un brazo por el cuello. Sesshômaru rodeó su cintura e iniciaron un lento camino hacia la enfermería, que estaba en la otra punta del instituto.

    El chico de cabello negro apenas podía creer en su buena y mala suerte. Que Taisho lo encontrara en una de sus guardias por el instituto era lo mejor que le podía pasar para librarse de los matones. Como presidente, era implacable y cumplía todas sus funciones. La cual incluía auxiliar a un estudiante herido, desde luego.

    Lo malo era que no podría llegar temprano a casa, como le había prometido a Bankotsu.

    —¿Te pasa a menudo? —preguntó Sesshômaru, sobresaltándolo. El chico tenía la capacidad de hacer que todo sonara a orden.

    —¿Que me persigan los matones del instituto? Continuamente —admitió, con tranquilidad—. ¿Es para una encuesta o algo? —porque si algo sabía del presidente, era que preocuparse por los demás no estaba entre sus cualidades.

    —Algo parecido —murmuró Sesshômaru, abriendo la puerta de la enfermería a la cual habían llegado y encontrándola vacía—. Supongo que tendré que ocuparme yo —dijo para sí.

    Dejó a Jakotsu sentado en una de las camas y revolvió entre los estantes hasta encontrar un par de vendas y una crema anti-inflamatoria. Luego se dirigió a él, lo descalzó y empezó a aplicarle la crema.

    —Si llevaras la falda del uniforme en lugar de los pantalones te dejarían en paz.

    Jakotsu se quedó mirándolo con la boca abierta. Literalmente.

    ¿El presidente del consejo estudiantil le estaba sugiriendo que ignorase las normas del instituto? Suficientes sermones le habían caído de los profesores por ir como iba. Y se había librado de la expulsión precisamente por llevar los pantalones.

    —¿Cómo voy a ponerme la falda? —preguntó, incapaz de decir otra cosa.

    —No veo porque no. Ni que tuvieras cicatrices en las piernas —contestó Sesshômaru con seriedad, pasando a vendarle el tobillo con cuidado, haciendo presión—. Deberías respetar más las normas, las chicas deben llevar falda.

    Las piezas encajaron en la mente de Jakotsu.

    Una chica.

    Sesshômaru pensaba que era una chica.

    —Yo no soy...

    —¿Guapa? —cortó el presidente, siguiendo con lo suyo sin mirarle—. ¿Bonita? Eso no tiene nada que ver. La normativa se hizo para todos, feos y guapos —Jakotsu se preguntó como alguien que le sostenía la pierna con tanta delicadeza podía hablar con tanta indiferencia. Parecía un autómata—. Y tu no eres precisamente fea.

    Jakotsu suspiró y decidido dejarle pensar lo que le diera la gana. Total, no era como si a Tashio se le pudiera llevar la contraria o sacarlo de un error, por lo que le habían comentado las delegadas de su clase.

    —Ya está. Ponte en pie —ordenó.

    El chico se levantó con cuidado y apoyó el pie. No dolía. Realmente Sesshômaru había hecho un buen trabajo.

    Ningún chico había sido tan amable con él nunca, a excepción de sus hermanos.

    —Muchas gracias —le dijo, sinceramente, dedicándole una suave sonrisa.

    Sesshômaru no respondió. Lo miró fijamente. Muy, muy fijamente.

    Luego se acercó y lo besó.

    Durante un segundo. Un instante. Un roce fugaz y efímero.

    El corazón de Jakotsu se disparó en su pecho.

    —¿Q-q-que? —tartamudeó, impactado.

    —No eres fea. Así que usa la falda —fue todo lo que dijo Sesshômaru, antes de marcharse.

    Jakotsu se quedó solo. Completamente inmóvil.

    Oh, Dios.

    ¿Tanto ansiaba Taisho que se cumplieran las normas del colegio que era capaz de darle un beso corto a cualquier chica para salirse con la suya? Porque sabía que era un maniático del orden y la disciplina, pero aquello era ir demasiado lejos.

    Sintió como sus mejillas enrojecían del enfado que estaba empezando a sentir.

    ¡Aquel idiota arrogante era capaz de besar a cualquier chica para que esta hiciera lo que él quisiera! Y había muchas chicas locas por él.

    Enfadado, salió de la enfermería a toda prisa, rezando para que el vendaje aguantara bien, y giró por el pasillo, viendo a Sesshômaru casi al final de este.

    —¡Taisho! —gritó, con toda la fuerza de sus pulmones.

    El mencionado dio media vuelta y esperó a que lo alcanzara, quizás un poco sorprendido por la falta de respeto con la que lo había llamado.

    Más sorprendido se quedó cuando un Jakotsu furioso estrelló sus labios contra los suyos, dándole un beso poco profundo, pero intenso y devastador, justo antes de separarse de golpe y ponerse a gritarle.

    —¡No puedes besar a la gente para que haga lo que quieras! ¡No puedes ordenar a la gente que se vista como tú crees que es conveniente y adecuado! ¡No puedes decirme que me ponga la falda del uniforme femenino! ¡Y tampoco voy a quitarme la blusa y a ponerme esa horrible camisa que llevas tú y que NO ME GUSTA! —le soltó, a escasos centímetros de su rostro—. ¡Y por cierto SOY UN CHICO! —acabó, antes de marcharse por donde había venido, a buen paso.

    Esta vez fue Sesshômaru quién se quedó paralizado.

    Acaba de besarle un chico. Un chico al que él había besado previamente.

    Y tenía carácter. Vaya que si lo tenía.

    Había sido inesperado. Nadie le llevaba la contraria en ese insulso instituto. Todos besaban el suelo que pisaba, todos respetaban sus normas. Su palabra era ley.

    Aunque no con ese chico.

    Se preguntó que cara pondría mañana cuando lo llamara por megafonia para que acudiera a su despacho.

    Lo primero era averiguar su nombre.

    Después, ya tendría tiempo para decidir que quería hacer exactamente con él en su despacho.

    Fin



    Edited by Kayazarami - 7/8/2014, 23:05
     
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  2. Sara hina
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    ohhh por favor quiero la conti me ha encantado!!! sugoi!!! de verdd te felicito!!!-sonriente-
     
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    Para que luchar, por que esperar de la vida cosas buenas y amables.Una simple ilusión, es esta pasión.Dejame disfrutar de esta farsa solo por esta ocasion

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    Déjame tener esas manos que son hermosas, prometo que no las lastimare al cortarlas.Y cuando todo esto termine gritaras... por más.

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    Nunca habia leido sobre esta pareja ^u^ me gusta hahaha
    Quiero conty pronto ...
     
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  4. Gami.hatsune12
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    waaaa conti please!
     
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  5. inuna
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    me encanto tu fic la verdad sesshomaru ni sabia que jakotsu era un chico pero bueno me gusto mucho el beso
     
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4 replies since 8/5/2014, 14:53   328 views
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