La venganza del zorro [NaruSasu] R-18 (Capítulo 10) + OMAKE [FINALIZADO]

Todo comienza cuando la alfa de los zorros es atacada por los cuervos. Llevando así a su único hijo a tener que buscar a los cuervos para recuperar su salud. Por el camino se encuentr...Resumen dentro

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  1. RedParadiseYaoi
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    Capítulo 2:
    A Naruto le daba igual que ese asqueroso cuervo se viera delicioso. Lo primero es lo primero si ese cuervo vino a este lugar es porque sabría algo sobre lo sucedido y él le haría escupir todo, incluso su primera papila. Con ese pensamiento el rubio comenzó a atacar al otro comenzando por la parte de delante para impedirle cualquier tipo de escapatoria, se posiciona a un costado. Vio atentamente como había un espacio en su defensa. Le haría una herida lo suficiente dolorosa para poder llevarlo sin molestias.

    Sasuke consigue esquivar el ataque, con las primeras espadas había podido esquivarlas con el mismo nivel de cómo le atacaban pero ya llegaba un punto en el que se empezaba a encontrar cansado. Maldijo el no poder haber entrenado últimamente ni el traer armas encima, aparte del veneno ya puestos en sus garras.

    Naruto lo acorrala contra un árbol, clava una de las espadas con intención de darle en el hombro e inmovilizarlo pero el azabache en un movimiento rápido se agacha y se va para un costado. Sasuke al verlo atrapado decide ataca, alarga sus uñas y las utiliza como pequeñas navajas. El rubio por su parte consigue esquivar la mayoría de los ataques pero uno de eso ataques lo rozó una mejillas y las sintió arder, el olor a sangre. Estaba sangrando, él que nunca fue herido, ni siquiera tocado, por el enemigo. Ese pajarito le estaba buscando las cosquillas.

    Dio un gruñido y saco su espada de golpe quitando trozo de la corteza del árbol. El azabache por instinto retrocede hasta quedarse a cierta distancia, listo para atacar siente de la nada una presión en todo su cuerpo. El rubio había saltado posicionándose encima de él, dejándole inmóvil. Sin darse por vencido mueve con toda la fuerza que su mano podía darle para poder liberarse, lo hace con tanto fuerza que con un descuido, por parte del otro, consigue darle un golpe en la mejilla, contraria a la anterior vez.

    Hizo el sonido de una sonrisa al ver las mejillas, ya que parecían los bigotes de un zorro.

    — ¿Te parece gracioso? Pequeño idiota.

    A pesar de estar contra el suelo y en clara desventaja no quitaba su carácter altivo.

    — Ahora sí que pareces un zorro, Zo-rra —lo dijo con una sonrisa de lado.

    Naruto le atrapa ambas manos con una de las suyas estirándolo con fuerza para que se ponga de pie. El muchacho se resistió en todo momento. El zorro continuó estirándolo hasta llegar al coche. Lo metió de forma bruta en la parte trasera del coche, cierra la puerta de golpe.

    — Zorro estúpido —piensa el azabache. El cuervo se acerca a la puerta contraría, para de golpe al escuchar el inconfundible sonido de una pistola.

    — Ni se te ocurra —el zorro lo dijo en un susurro amenazador.

    El cuervo se quedó quieto esperando oír el sonido que marcara el disparo hacía su cabeza.

    — Tu mano —vuelve a susurrar.

    El cuervo se gira para encararle buscando el porqué de esa pedida, se sorprende al ver unas esposas que enseguida una de las manillas le apresó la muñeca izquierda. El rubio se encontraba en la parte del copiloto con una mochila en la silla.

    — Sal del coche.

    — Es lo que iba a hacer —le dijo el chico de piel clara.

    — hum—junto con esa pequeña risita abre la puerta trasera y lo saca para volver a meterlo dentro pero esta vez en la parte del copilo.

    — No soy ninguna muñeca de trapo —le replica por sus constantes empujes.

    — Quien lo diría con tu aspecto —refiriéndose a su belleza.

    Pero el cuervo no pensó eso sino lo contrario: “Vale que fuera un cuervo y que por eso todos los otros cambiaformas no los vieran con gracia pero de eso a decirle que parecía un trapo” Es lo que pensaba el chico ofendido.

    — Entonces tú eres un espantapájaros —bueno, vale, puede que no sea lo más inteligente que haya dicho en su vida pero no lo podía evitar.

    — ¿Se puede saber a qué viene eso? Mi pelo es rebelde y no hay manera de ponerlo en orden —arranca el coche comenzando a conducir por la carretera.

    El azabache dirigió su miraba a su cabeza, era cierto había mechones rubios dispersos por todas partes. Entrecerró los ojos para verlo mejor.

    — ¿Te pones gel?

    — Sí, para intentar poner un poco de orden al caos. Pero creo que lo pone peor.

    El azabache estaba a punto de recomendarle un suavizante para el cabello hasta que se dio cuenta de que estaban teniendo una conversación amena. No sabía bien si tenía que enfadarse consigo mismo o simplemente callar para dejar de humillarse, porque sí. Hablar tan agradablemente con el enemigo tendría que estar prohibido. Seguro que lo ponía en algún lugar del libro de “Reglas que tiene que cumplir un Uchiha”.

    — ¿Qué? —preguntó el rubio al no oír ninguna respuesta.

    El azabache continuó sin responder.

    El rubio extrañado gira un poco la cabeza pero enseguida pone de nuevo su vista dentro de la carretera.

    — Si es porque continúas enfadado con lo que dije de la muñeca de trapo, perdón por decirte que eres bello.

    Ante esas palabras el azabache gira bruscamente su cabeza para verle.

    — ¿Be-bello? —Él no era de tartamudear así que se puede imaginar a que grado de sorpresa le llegó esa información— ¿Te resulto atractivo? Yo, ¿mi persona? —le preguntó incrédulo.

    — Sí —responde como si le hubieran preguntado si el Sol salía todos los días.

    — Estás loco.

    — ¿Por tener ojos en la cara?

    — No es por eso gilipollas, sino por qué se supone que a los otros cambiaformas no les resultamos atractivos —recitó con simpleza.
    Naruto hace una maniobra con el coche y lo aparca de costado en frente de una casona de cemento y ladrillo, se veía el material deteriorado y con aspecto extraño: no parecía estar en ruinas pero tampoco parecía que alguien pudiera vivir en ese lugar.

    De nuevo el coche se puso en marcha pero esta vez yendo marcha atrás. Se estaban adentrando dentro de la residencia. Iba a decir algo pero vio su oportunidad de escapar. Mientras seguía con la miraba clavaba en Naruto para que no lo viera retrocede hacía la puesta, siente un tirón: las puñeteras esposas.

    No sabía desde cuándo pero estaba esposado a un costado de la silla, miro al rubio.

    — ¿Crees que soy tan tonto? —deteniendo el coche y dirigiéndose hacia él.

    El azabache soltó una maldición entre-dientes— Seh, puede que haya sido una equivocación por mi parte. Con las molestias que se ha tomado para no matarme… —pensaba el azabache.

    — Y en cuanto lo otro. Es cierto yo siempre creí que los cambiaformas cuervos erais repulsivos y que teníais que taparos con una manta tanta por tanta fealdad. Incluso pensé en como podrías encontrar pareja… Fue horrible.

    — ¿Gracias? —El azabache enarcó una ceja esperando la continuación.

    — Mírate a ti, a pesar de que estas cubierto por ropa normal te ves realmente sensual. Tu pelo no es igual que los otros cuervos que he visto en combate, tu piel parece de porcelana fina. ¿Quién eres? ¿Qué eres?

    Esas palabras le sorprendieron de sobremanera. Por supuesto que sabía que era de buen ver, algún que otro cambiaformas cuervo se había encargado de recordárselo para ver si tenía suerte pero… que se lo diga el “enemigo” era diferente. Sin saber que hacer aparta la miraba de forma casual y la fija hacía adelante.

    Naruto continúa con el coche y lo mete dentro de lo que parecía ser un garaje.

    — ¿Qué es este lugar?

    —Un interrogatorio —lo más tranquilo de la vida. Sale del coche primero agarra su mochila para dirigirse a la puerta del copiloto.
    Sasuke viéndose sin escapatoria se dejó hacer. Nada más entrar en la casa se podía respirar el olor a cerrado. La decoración era escasa, las ventanas estaban llenas de volvo y los muebles cubiertos por mantas blancas le hacían imaginar que hace mucho que nadie venía por este lugar.

    — Siento que esté así, pero en un principio venía a limpiarla. Claro, hasta que te encontré —le sonríe mostrando todos sus dientes.
    Sasuke se habría sonrojado ante esa visión pero nooo, él no se sonroja. Simplemente giró la cabeza.

    — Venga, vamos… —el rubio le tira de las esposas.

    Sasuke se quedó observando un poco la casa. Pasaron por lo que por el que parecía ser el salón. Se veía como toda la casa pero la diferencia que había es que una de las paredes era de un color diferente.

    — Vamos —volvió a repetir Naruto. Ya lo había notado: los pasos del rubio se habían acelerado al llegar al salón. Nada más salir del salón se encontraba la cocina. En ella había más de lo mismo suciedad acumulada y vidrios sucios. Había dos puertas. Una suponía que llevaba a la parte de atrás y la otra al sótano.

    Mucha ilusión no le hacía. Seguro que debajo habría un cuartel general y se encontraría a un tipo robusto como un armario listo para interrogarlo y no parar hasta, como dijo el rubio, que escupiera su primera papilla.

    Sin muchas ganas comenzó a bajar las escaleras, una cosa correcta: era el sótano. Era como una habitación. Y dentro de ella había una cama de tamaño promedio y poco más. Cerca de la cama había unas esposas colgando del techo. Ya sabía cómo iría esto.

    El rubio ya había mostrado fascinación por él. Y lo más seguro es que quería obligarlo a tener sexo con él. Y no, señor. Eso sí que no lo permitiría. Antes muerto a dejar que ese zorro lo tome como una puta. Iba encararle, resistiéndose, pero el hombre ya lo estaba arrastrando al interior de la celda-habitación.

    Con grandes esfuerzos el zorro consiguió ponerle las dos esposas que colgaban del techo. Estás eran realmente largas, parecía que el cuervo podría moverse por toda la habitación.

    Sasuke ya cansado de esto vio cómo se acercaba el zorro, le puso una cara furiosa. Y por supuesto que iba a aprovechar la movilidad que le daba esas cadenas largar.

    — Voy a por algo de comer —sale de la celda y sube las escaleras con cierta prisa.

    — ¿Qué? —susurró suavemente el azabache incrédulo. Él pensando que le iba a hacer cosas que no podría narrarse nunca a los niños pequeños. Y no, el rubio despampanante que se había excitado nada más verlo, no lo le iba a hacer nada, no se aprovecharía de que estaba atado a unas cadenas… con una cama ¡Con una cama! Joder que alguien pusiera una cámara y ya sería el principio de una peli porno.

    El azabache más que enfadado se sentó en la cama. Miro las cadenas. No era tan tonto como para quedarse sentado sin intentar escapar.

    — ¡JA! No puede ser.

    Ya sabía que se había sentido raro cuando le puso las esposas de la cadena, al principio creyó que era por qué le excitaba la situación, pero no esas cadenas eran unas cadenas especiales. Eran nada más y nada menos unas esposas especiales que su familia había fabricado para atar a los cambiaformas y que no pudieran transformar en su animal.

    En conclusión, se encontraba debajo de una casa vieja, sin ninguna pista del porqué del comportamiento de su hermano, con un rubio que no quería jugar, y sin escapatoria y lo peor de todo no encontraba razón del porqué se dejó llevar. Sabía perfectamente que si se hubiera resistido más…



    Naruto se encontraba en la parte de fuera de la casa, más concretamente a la parte de atrás que daba a un camino que se adentraba a un bosque.

    — Joder Naruto que estabas a punto de hacer —se agacha de cuclillas y, con ambas manos agarra su cabeza.

    Las cosas claras y el chocolate caliente: El chico cuervo era realmente delicioso y quería fallárselo hasta que su cuerpo hubiera dicho basta, que con sus energías ya era una cosa de semanas.

    Sintió vértigo y sus manos pasaron al suelo. Su respiración se apresuró, era como una especie de ataque.

    — No, espera… Respira, exhala, inspira, exhala… mierda no funciona no…

    Se puso a mirar alrededores. Su piel se calentaba, puso su rostro contra el suelo. Todo tipo de sentimientos le llegaban a su ser el que más sentía era el nerviosismo, era como el sentimiento de espera de lo inevitable, como si supieras que en menos de un minuto iba a tocar el timbre para acabar la hora de clase y tu aún no habías acabado el examen. Era el final…

    Comenzó a dar cabezazos contra el suelo para tranquilizarse.



    Sasuke se encontraba tumbado el rubio no había aparecido desde hace un buen rato pero seguro que ya llegaban a ser más de las doces de la noche, aproximadamente llevaba en esa celda unos 3 horas o más. Sin nada con que entretenerse su puso a observar la celda, lo poco que había. De izquierda a derecha desde la vista de la cama: Lo que parecía ser la única lámpara y única luz en todo el lugar encima de una mesilla de tres patas, reja 1, reja 2, reja 3, raja 4 que era más gruesa, una rejilla cuadra por donde podría pasar un plato de comida, más rejas… oh, una puerta de rejas con un zorro, reja 10 mil… espera ¡Con un zorro!

    Vuelve a clavar la mirada, ese animal era enorme, no podía ser un zorro normal, era un cambiaformas. ¿Lo habría mandado traer el rubio? Claro, era para eso que lo había traído, porque tenía que ser interrogado.

    El zorro entra con un empujón en la puerta. Se acerca a Sasuke que continuaba en la cama. Lo olisquea y gruñe. Reconocía el olor a cuervo en su piel. Sasuke hecha la cabeza hacía atrás al ver que se acercaba a su cara, iba a empujarlo de la cama pero el olor familiar que rodeaba al final lo detuvo: era el rubio de antes pero en su forma de zorro. Y olía igual que como lo conoció. A bosque seco y con ese olor dulzón de lujuria.

    El zorro pone una de sus patas encima del hombro haciéndole tumbar sobre la cama. Pone su hocico en la clavícula comenzó a hundirse más, ya tenía puesta las dos patas encima de Sasuke. Ya lo había olisqueado todo el cuello y ahora comenzaba a restregar el hocico por todo el lugar. El azabache arto decide alejarse despacio, hacía atrás en lo que se suponía que era el cabezal.

    El zorro le muerde uno de sus hombros, estaba gruñendo, lo más seguro es que fuera porque se su presa no se estaba quieta. Reprimiendo un gemido de dolor le da un golpe en la cara del zorro para que lo soltara. El animalejo comenzó a gruñir más fuerte. Suelta la mordida, Sasuke al verse libre de la mordedura va directo a tacarla con la mano, no dudaba que la mordida podría haberle quitado un trozo de carne.

    Siente otro golpe, el zorro le había tirado a un costado de la cama haciéndole girar, con la mitad de su cuerpo fuera de la cama, pudo detenerse porque las cadenas no llegaban al suelo y lo mantenía a flote, retrocede para volver a colocarse en la cama. El zorro ocupaba gran porción de la cama. Le mira directo a los ojos con toda la furia que tenía. Quiso utilizar aquel hechizo que le enseño su madre, pero a lo mejor había alguna cámara y lo grabarían

    El zorro salta de nuevo encima suyo pero esta vez no fue a olisquear comenzó quitarle la ropa a mordisco limpio. Tiraba de la sudadera hasta que consiguió quitársela por la cabeza, los pantalones y la camisa de dentro fueron por el mismo camino. Pronto se encontró solo con la ropa interior.

    El azabache intento volver a alejarse pero el animal no lo dejaba lo tenía sujeto con una pata en la espalda, dicha pata ocupaba un buen espacio en su espalda. EL zorro comenzó a lamer toda la espalda. Por supuesto que ahora tocaba con la ropa interior. El azabache solo podía intentar alcanzar a ir a otra parte de la cama. Cuando ya no llevaba nada puesto el zorro se agacho a su entrada.
    Comenzando a lamerla, metía el hocico dentro de las nalgas para poder ensalivarlas.

    — ¡Maldito! Si quieres hacerlos, ¡Conviértete en hombre! —dijo el azabache levantándose un poco al ver que el animal solo se concentraba en su trasero como si fuera la última golosina que probará en su vida. Lo extraño es que comenzaba a acostumbrarse a los continuos lametones y las pequeñas mordidas en sus nalgas.

    Sin darse cuenta le sale un gemido, el zorro tomó el sonido como señal porque se subió encima de azabache, una de sus patas delanteras empujó sus hombros haciendo caer esa parte contra el viejo colchón y dejando su culo en pompa.

    El miembro viril del animal entro con dificultad a la entrada poco dilatada. El sometido soltó un grito fuerte de dolor. El zorro tuvo la decencia de quedarse unos segundos dentro sin moverse pero enseguida comenzó a moverse marcando un compás rápido.

    El azabache se había corrido, no sabía en qué momento de todo eso, pero las sábanas se encontraba manchadas por de su propia semilla. Teniendo aun a el zorro dentro de él, moviéndose, el zorro también se había corrido varias veces. Notaba como el semen se escurría por su ano a medida que le seguía penetrando. Otra vez, otro orgasmo, acerco su culo al del otro ser vivo para sentirlo más adentro. No aguantó más las ganas de gritar del placer.

    Ya se encontraba cansado, el maldito zorro no paraba. Lo malo es que no quería que parece estaba teniendo más orgasmos con ese zorro que le sometía con rudeza mientras mordía su cuello que cuando había estado con algún que otro cambiaformas cuervos. Aunque también era la primera vez que hacía la parte pasiva.

    El zorro vuelve a morderle con rudeza, oía como soltaba un gruñido placentero marcando que se estaba corriendo en su culo. Dioses, esas mordidas era lo que le ponían así no eran muy fuerte pero le hacían el justo daño para provocarle placer.



    Naruto se encontró así mismo en un lugar oscuro con una luz en su espalda. Sentía placer, continuaba con ese movimiento, fijó su vista adormilada hacía abajo. No podía creerlo, aquel hermoso cuervo estaba siendo sometido por él. Y no parecía que le disgustase, ya que veía como se habría más las piernas para que entrara mejor. El mete-saca en el que estaba lo tenía ahogado, podía verlo en su mirada. Sus ojos ónix estaban llenos humedad.

    — Más fuerte.

    Consiguió decir. Sin saber cómo el rubio comenzó a ir más deprisa. Se puso a observar todo el cuerpo del muchacho. Por su espalda se podía ver rastros de saliva, en su cuello un poco de sangre en su hombre un gran mordisco y en sus hermosas nalgas sonrosadas por leves mordidas. Podía notarlas, como si ese recuerdo había vuelto a su mente. Mientras le observaba notó que las manos del otro estaban dando placer a su mini-pajarito.

    Sin pensarlo mucho bajo su mano hacía el pene del otro, pudo notar la dureza de este. Parecía que no podía aguantar más. EL rubio continuo embistiendo pero está vez las hacía más profundas y más lentas. El azabache un poco frustrado comenzó a retroceder para poder penetrarse el mismo.

    — Ya no…

    Es lo último que pudo oír porque lo siguiente fue un grito de gran placer y una cabeza dándose un golpe contra la pared. A pesar de que su acompañante de esta noche se había desmayado continuó moviéndose y disfrutando de aquel lujurioso trasero que lo absorbía. No tuvo que aguantar mucha hasta que sintió como un orgasmo quería salir de su ser.

    Saliendo de aquel interior de paredes calientes se hecha al costado de la cama.

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    Y hasta aquí el segundo capitulo chaus~
     
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28 replies since 1/6/2014, 08:56   2864 views
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