El Iberium (T.K-Davis / Tai-Matt) FINALIZADO

T.K y sus amigos van a un viaje escolar que jamas olvidaran. Aveces a los sentimientos les cuesta salir por si solos y necesitan un "empujoncito" para darles energia. Este viaje será eso, y

« Older   Newer »
 
  Share  
.
  1. exerodri
        +1   -1
     
    .
    Avatar

    Yaoizando
    Image and video hosting by TinyPic

    Group
    Member
    Posts
    126
    Location
    Argentina

    Status
    Offline
    Bueeeenaaas!!! Quinta entrega de la historia!! :D
    Estoy muy feliz por razones personales que seguramente no les interesaa!! jajaja Los comentarios que me dejan también es una de esas razones. Muchas Gracias! sinceramente esperaba recibir maximo uno o dos en toda la historia jaja (re pesimista)

    Este capitulo es importante por varios motivos:
    *los chicos llegan lugar al cual hace referencia el titulo
    *Nos metemos por primera vez en la cabeza de uno de los personajes
    *aparece en escena un personaje muy importante en la trama

    Inserté una imagen para ayudar a la imaginación. Es el lugar en el cual me inspire para ubicar el relato.
    eeemm bueno nada mas, espero que lo disfruten!

    *Sasarai-san y Taiyama: Gracias por esas palabras!!!! me llena de placer que les guste :´)



    Capitulo 5: Llegamos


    Punto de vista de Matt

    Nos quemados boquiabiertos. De entre el paisaje gobernado por colinas y pinos, vimos como emergía lo que parecía una especie de palacio.
    El edificio principal era muy vistoso y elegante. Tenía un aspecto europeo...no me sorprendió, teniendo en cuenta la apariencia y el apellido de su dueño. Las paredes exteriores eran blancas y el techo tenía tejas naranjas. Le calculé 3 o 4 pisos de altura. Del techo sobresalían 5 grandes chimeneas, adornando todavía más el lugar. A ambos lados del edificio del medio había otros bloques o pabellones, del mismo tamaño y los mismos colores que la estructura central. Todo la construcción estaba sobre una colina, totalmente rodeada de arboles.


    82768_320_z

    Esa colina se yacía al lado de un lago bastante extenso, en el cual desembocaba el rio que íbamos cruzando por el puente de madera. La imagen de las montañas todavía nevadas le daba el toque final al encanto del lugar. Aquello era mucho mejor de lo que hubiera imaginado. Al final del puente pudimos ver un cartel tallado en madera, bastante grande y vistoso: “Bienvenidos a El Iberium” decía con letras muy grandes. “Donde tu verdadera naturaleza interior florecerá” se podía leer abajo a modo de slogan o leyenda. También se podía ver una especie de emblema o escudo, con un árbol blanco como dibujo central

    Después de cruzar el puente, llegamos al estacionamiento del lugar. Reconocimos el colectivo de nuestra escuela de inmediato. Estaba vacío y estacionado junto a otros 2 colectivos del mismo tipo. No se veía a nadie en las afueras del edifico. El señor Z estacionó su camioneta y nos indicó que bajáramos. Dijo que probablemente todo el mundo se encontraba en el patio de atrás, donde se hacían los actos de bienvenida.

    Cuando descendimos del vehículo nos dimos cuenta que en ningún momento se nos pasó por la cabeza ver cómo iba Kevin en la caja de la camioneta. Se lo veía bastante baqueteado, como si estuviese algo mareado por todos los giros y maniobras que Z había hecho en el bosque. Incluso tenía algunas ramas y hojas en su cabello, de seguro no la había pasado nada bien durante el trayecto. Después de reírnos del preceptor, caminamos detrás del hombre rubio dando un rodeo por afuera a la gigantesca edificación hasta llegar al patio trasero.

    Se había armado una especie de escenario en medio del amplio espacio abierto, al frente de la parte trasera del edificio. El lugar era un mar de gente. Aparte de nuestra escuela, se encontraban allí otras dos instituciones de diferentes provincias, todos reunidos en una sola multitud. El hombre adulto se despidió y se separó de nosotros, dirigiéndose al escenario, abriéndose paso por medio de la multitud de estudiantes y profesores acompañantes. No podíamos reconocer a nadie de nuestra escuela por la cantidad de personas. Afortunadamente vimos como un pelirrojo levantaba las manos saludándonos con una sonrisa en su rostro. Tai y yo corrimos como dos toros salvajes hacia donde estaba él.

    -¡menos mal que nos avisarías si ya nos íbamos!- le grité a nuestro amigo pelirrojo, mientras Tai y yo lo agarramos al mismo tiempo de la ropa, levantándolo en el aire.

    -¡como puede ser que nos hayas olvidado así!- le gritó Tai apretando su puño con furia.

    -¡perdón! ¡Perdón chicos!- gritaba Izzy, mientras movía sus piecitos en el aire- ¡les juro que no fue intencional! Fue todo un accidente, déjenme explicarles.

    -Tienes 5 segundos- dije mientras lo seguíamos suspendiéndolo en el aire.

    -No los acompañé a la tienda porque necesitaba ir al baño urgentemente, la comida que nos sirvieron anoche en el colectivo me cayó muy mal y el baño de la estación estaba clausurado- a medida que el pelirrojo hablaba, con Tai lo fuimos bajando lentamente hasta colocarlo en el suelo de nuevo, tampoco éramos tan fuertes- una vez que salí del baño el colectivo ya estaba en marcha. Una de mis compañeras se me puso a hacer conversación y nunca recordé que ustedes seguían en esa tienda. Cuando me acordé ya estábamos aquí, y todavía no pude encontrar al director para contarle. Les pido que me perdonen- su rostro mostraba que en realidad estaba apenado.

    - ¡¿eso quiere decir que el director no se dio cuenta de que faltábamos?!- se metió Kevin en nuestra conversación, con un brillo en sus ojos.

    -creo que no- le contestó Izzy al preceptor.

    -Qué alivio- suspiró el preceptor, el alma le había vuelto al cuerpo- eso quiere decir que no me asesinará…todavía.

    Decidimos perdonar al pelirrojo, era verdad que siempre había tenido un estomago sensible. Solo le hicimos un par de coscorrones y quemaduras indias. Después le seguimos entre la gente hasta estar casi al frente del escenario. Toda nuestra escuela estaba allí, incluso el director.

    Arriba del escenario había unos 20 hombres y mujeres, no mayores de 30 años, todos con una camiseta azul oscuro con cuello blanco. Aunque estaban algo lejos para ver bien y poder estar seguro, en sus camisetas estaba estampado el mismo dibujo árbol blanco que vimos en el letrero al final del puente. De repente, vimos como el señor Z subía al escenario. Los coordinadores se formaron uno al lado del otro mirando hacia el frente. “Z” empezó a hablar por el micrófono hacia la multitud.

    -¡Buenos días gente!- dijo en voz alta para que todos los chicos hicieran silencio- los saludo a todos, queridos jóvenes, y a las autoridades de las escuelas también. Primero que nada quiero decirles gracias, gracias por elegirnos para compartir con ustedes una semana en este paradisiaco lugar que la madre tierra nos regaló. Hace varios años con mi esposa construimos en este lugar un simple hotelsito, que se convirtió en lo que pueden ver ahora. Todo gracias a que personas como ustedes nos eligen cada año, para brindarles una semana única en sus vidas. Me alegro de tenerlos a todos ustedes hoy aquí.

    El gigantesco hombre tosió antes de continuar.

    -Estas personas que están atrás mío- señaló a las personas con la camiseta azul- son los coordinadores quienes los acompañaran durante su estancia aquí. Cualquier necesidad que tengan acudan a ellos sin dudarlo, a cualquier hora en cualquier lugar. Ellos están aquí solo por ustedes. Ahora les pediré a ustedes que armen grupos de aproximadamente 20 personas, no importa si no son del mismo curso, pero si tienen que ser de la misma escuela. Yo les asignaré a cada grupo un coordinador para que esté a su cargo.

    En ese momento los 7 amigos nos vimos entre nosotros

    - Les quiero presentar a mis dos hijos: Oleg- dijo el señor Z señalando la escalinata del escenario, donde entraba otro Señor Z, pero con 30 años menos.

    Ese chico era igual a su padre, en altura, el color de la piel, el color del pelo. Las únicas diferencias al adulto era que este era mucho más delgado, no llevaba ese bigote tan frondoso que si lucía su padre y por último, tenía los ojos oscuros. Todo lo demás era un calco del señor Z, hasta en su forma de caminar

    - Tiene 18 años, saluda los nuevos huéspedes- le dijo a su hijo, este hizo una especie de reverencia ante la multitud

    -Y ahora Ray, sube aquí- en ese momento entró otro joven por la misma escalinata donde había entrado el primero.

    Si Oleg era la reencarnación del padre, ese chico llamado Ray era la reencarnación de la madre. Era delgado, moreno de piel, pelo castaño y lacio, su rostro era… era… muy particular. Su rostro era prácticamente igual al de la mujer que vimos en la foto que colgaba en el retrovisor de la camioneta, solo que con rasgos más masculinos. Su nariz, su boca… todo era bastante similar a los de esa hermosísima mujer. Debía tener la misma altura que T.K o Davis. Lo único que parecía haber heredado del padre eran los ojos. Esos ojos tan particulares. El color de piel de ese muchacho hacia que aquellos ojos claros contrastarán de forma marcada. El murmullo de las chicas no se hizo esperar.

    -Él tiene 15, y aunque no lo crean, hace 3 años que me ayuda con los grupos. Ya es todo un experto en esto- dijo el rubio adulto agarrando del hombro a sus dos hijos, uno a cada lado.
    Mientras el dueño del hotel seguía hablando de las cosas que haríamos durante la semana, me di cuenta de algo raro. El hijo menor del señor Z me miraba fijamente desde el escenario con sus llamativos ojos.

    "¿Tendré algo en la cara y no me di cuenta? ¿Por qué me observa?" pregunté en mi cabeza un poco incomodo.

    Pensé que debía ser solo una ilusión mía. Había mucha gente alrededor, podía estar mirando a cualquiera. Intenté distraerme viendo alrededor: las montañas, el lago que esta a tan solo unos metros colina abajo, los arboles que nos rodeaban. Solo allí tomé conciencia del paisaje paradisiaco del lugar.

    Luego de perderme por unos minutos en la belleza que nos rodeaba, volví mi mirada hacia el escenario. Me sentí extraño, y a la vez sorprendido. El señor Z no había terminado de hablar. Pero no era eso lo que me descolocó. Lo que me sorprendió fue que aquel chico... me seguía mirando Esa vez estaba seguro. No despegaba sus ojos de mí, me estaba empezando a poner nervioso. Su rostro no demostraba ninguna expresión, solo me observaba fijamente. Sin saber qué hacer para dejar de sentirme observado, le di la espalda y conversé con Mimí del primer tema que se me vino a la cabeza. No me concentraba en la conversación en sí, sino en alargarla lo más posible para que aquel tipo dejara de molestarme. Después de un tiempo de charla, me di media vuelta, viendo el escenario de nuevo, con la esperanza de que todo volviese a la normalidad. Pero no. Ray seguía con sus ojos en mí.

    -Bien espero que la pasen lindo, como se lo merecen. Como dice nuestro slogan, que su naturaleza interior florezca de la manera más bella posible- se desató un aplauso generalizado entre las 200 o 300 personas que estábamos allí- ahora entraremos de una escuela a la vez al hall del hotel. Allí quiero que formen los grupos que ya les dije como tienen que ser, esos grupos serán fijos durante toda su estancia aquí. Una vez que identifiquemos los grupos se le asignará a cada uno un coordinador.

    Nuestra escuela fue la primera en entrar al Hotel. Nos quedamos sorprendidos, esta vez, ante las características del interior del lugar. Todo estaba recubierto de madera, las paredes el techo y hasta los muebles. Había cabezas de animales colgadas en las paredes y varios adornos más. Todo tenía un aire campestre pero al mismo tiempo fino y delicado. Era como estar en una cabaña gigante de algún tipo rico. En el hall, que era muy grande, había sillones y pufs al parecer bastantes cómodos. Todo el piso estaba recubierto por una alfombra blanca.

    A nuestro grupo de 7 se nos unieron 4 chicos y 4 chicas más. A algunos los conocía bien, otros eran compañeros de T.K, Izzy y Mimí. No llegábamos a 20 porque todos los demás chicos de la escuela ya estaban en un grupo.

    El dueño del lugar fue grupo por grupo presentado a un coordinador, hasta que llegó al nuestro.

    -ahh ¡mis amigos los olvidados!- dijo el bigotón con una sonrisa al reconocernos, los demás chicos parecieron no entender por qué nos había llamado así- a ustedes les asignaré a Ray, como se los prometí. ¡Hijo ven aquí! – ese grito se escuchó por toda la habitación llena de gente.

    De entre la multitud que inundaba el lugar, vimos como emergía la figura del hijo del dueño. Se acercó a nosotros con una sonrisa.

    -Hola chicos, me alegra ser su coordinador, estoy seguro que la pasaremos genial- se lo vía sumamente confiado. Al hablar, establecía contacto visual con cada uno de nosotros- wow, un grupo pequeño ¡Mejor! Siempre es preferible la calidad a la cantidad- comentó sonriendo.

    No tuvo ninguna reacción al verme en su grupo. Empecé a dudar si en realidad me había estado mirando a mí durante el discurso de su padre, aunque en ese momento había estado seguro que ese chico me observaba fijamente.

    Las chicas de nuestro grupo estaban súper embobadas con el moreno de ojos claros, inclusive Mimí. Sin darme cuenta, me quedé observándole mientras él hablaba al grupo en general.

    -¿Qué me ocurre?… Esto no es normal- me dije a mi mismo saliendo de aquel extraño estado de trance en que me había sumergido brevemente.

    -Ahora les mostraré sus habitaciones, así puedan acomodarse antes del almuerzo, agarren la que les pertenece y síganme por favor- nos pidió Ray amablemente.

    Mientras le seguíamos, él nos iba contando la historia del hotel, de cuales celebridades o personajes importantes se habían hospedado allí y ese tipo de cosas. Aquel joven demostraba tener mucha espontaneidad y carisma, haciendo reír al grupo de vez en cuando con algunas bromas y ocurrencias divertidas. Ahora entendía porque siendo tan joven su padre lo había puesto como coordinador.

    Subimos todos juntos unas escaleras bastante anchas, las habitaciones que nos habían asignado quedaban en el primer piso El ascensor si funcionaba, pero Ray nos pidió ir por la escalera así conociéramos un poco mejor el lugar.

    En el primer piso, el nuestro, había un pasillo con habitaciones de un lado y grandes ventanas del otro. Ventanas que nos regalaban una vista demasiado exquisita para chicos de ciudad como nosotros. Nunca había ido a un hotel así, tan fino. Por ir admirando el lugar no escuché demasiado lo que el chico de ojos claros fue diciendo mientras nos guiaba.

    -Gente, las habitaciones en el sector que les tocó son de a 2 y de 3 personas -el moreno sacó de su bolsillo varias llaves con números en sus etiquetas- los que compartan la habitación tienen que ser del mismo sexo, y no pueden estar en una habitación que no sea la suya después de las 11 P.M, está prohibido ¡No me culpen a mí! ¡Son órdenes de mi papá!- dijo entre risas, como anticipándose a que nos enojaríamos por esa condición que nos acababa de decir.

    De a poco fue acomodándonos a nuestros compañeros y compañeras en las primeras habitaciones del pasillo dejándonos a Tai, Davis, T.K, Ken y a mí para las dos últimas habitaciones de ese piso. A los menores les asignó una habitación con una cama individual de 1 ½ plaza y una litera. No tenía ventanas y estaba amueblada de forma bastante modesta. Con Tai nos burlamos maliciosamente de los 3, ya que su habitación era más pequeña de las que les había tocado a Mimí y los demás. Como todas las demás habitaciones, aunque pequeña, tenía un baño privado y aire acondicionado.

    Luego fue nuestro turno. Ray nos acompañó hasta la siguiente puerta, la cual era la última del pasillo.

    -Bueno chicos, esta será la suya- dijo mientras hacía girar la llave en la cerradura.

    Aquella puerta lucía más decoraciones y tenía más detalles que las demás puertas del pasillo.

    "¿Por qué sería?" me pregunté curioso.

    Antes de abrir la puerta, el moreno se detuvo y nos vio a los dos con una cara fastidio, pero no fastidio hacia nosotros, sino con él mismo.

    - Disculpen chicos, pero creo que no les pregunté sus nombres. Ya me memoricé el de todos los demás del grupo, menos el de ustedes dos.

    - No te preocupes- intenté animarlo, ya que se veía un poco frustrado por haberse olvidado de preguntar. Parecía tomarse en serio su trabajo- Me llamo Yamato Ishida, pero puedes llamarme Matt, este el de aquí es Taichi pero dile
    Tai- mi amigo le hizo una seña de saludo.

    -Matt y Tai- se repitió para sí mismo- listo, archivado- dijo mientras hacía de cuenta que le ponía llave a su cabeza. Parecía ser un tipo simpático.

    Nuestro coordinador abrió la puerta y nos quedamos sin palabras.

    Aquella habitación era aproximadamente el triple de grande de la que les había tocado a los otros. Tenía bastantes tipos de muebles fino y elegantes, pero lo mejor de todo era la vista del lago con las montañas detrás, la cual podíamos ver gracias a la gigantesca ventana que poseía el cuarto. Eso sí, había un detalle que me llamó la atención.

    -Ray... ¿Por qué hay solo una cama matrimonial? ¿Quieres que duérmanos allí?- pregunté un poco avergonzado. Éramos los únicos del grupo con una cama así en su cuarto.

    - ah sí, sí. Disculpen chicos pero es la única habitación que nos queda en este sector, y los grupos tienen que estar juntos- su sonrisa era como si estuviese sacándose la responsabilidad de encima- pero oye, es muy cómoda, es un colchón de agua. Espero que no les incomode.

    Al oír eso, Tai dejó sus bolsos en el suelo y de un salto se tiró sobre la cama, rebotando varias veces. A él parecía no molestarle compartir la cama.

    -Oye, si te hace sentir mejor, esta habitación es muy importante en el hotel. Cuando viene alguna celebridad con su pareja, esta es la primera habitación que piden la mayoría de las veces. El último que se hospedó aquí fue un cantante muy famoso, así que no piensen que los estoy dejando en una mala habitación.

    -Que coincidencia, él es cantante también- dijo Tai señalándome con su dedo, sin dejar de rebotar en la cama.

    -¿Si? ¡Qué bueno! Quizás puedas cantarte algo después- puso su mano en mi hombro, mientras me sonreía y me miraba a los ojos.

    Esos ojos… ¡Eran muy intensos! No fui capaz de sostenerle la mirada, me sentí incomodo.

    -Chicos con respecto a lo que dije que no podían tener vistitas después de las 11…- el rostro del moreno ojos claros se tornó serio- esas son cosas de mi papá... si quieren hacerlo, sepan que por mí no hay drama. Pueden confiar en mí en que no los delataré o algo así. Estoy seguro que este será un lugar muy concurrido, ya que los dos son muy apuestos, en especial tú- dijo mientras me agarraba la mano para poner la llave de habitación en ella.

    Lo que dijo me avergonzó mucho. No pude evitar hacerlo.

    "¿Qué me pasa? Matt estúpido" me reclamé intentado volver a la normalidad.

    - Bueno, me voy así puedan acomodarse, ya en media hora estará listo el almuerzo y los vendré a buscar- dijo el castaño mientras se despedía.

    Le despedí y cerré la puerta. Viendo la habitación que me había tocado, no me podía quejar. La vista era sencillamente hipnotizante. Después de caminar un poco para ver todos los detalles del cuarto, me desempaqué las cosas de mis bolsos para guardarlas en el armario/ropero del cuarto, el cual era muy grande.

    -Oye Matt, ven a probar lo que es este colchón ¡es genial!- me gritó Tai, que no se había levantado de allí desde que se tiró de un salto.

    -Después, quiero guardar esto primero antes que almorcemos.

    -Vamos acuéstate, te juro que no muerdo…fuerte.

    --------------------------------*-------------------------------



    Cuando llegamos al comedor, este ya estaba casi repleto de gente. El lugar estaba construido para aprovechar la luz solar al máximo. Las grandes ventanas hacían que no fuese necesario prender ni una sola lámpara para iluminar el ambiente, además que permitían ver el paisaje que nos rodeaba.

    "¿La gente de aquí no se hartará de tanta de belleza?" Me pregunté curioso.

    Vimos una gran mesa en el medio del salón, llena de diferentes platos principales y diferentes tipos de guarniciones. Todo estaba listo para que nos sirviéramos libremente, al estilo de un comedor libre. En una mesa bastante grande que sobresalía de las demás, comían el señor Z en la punta, junto con nuestro director, los dos profesores que nos acompañan, los dos choferes y Kevin.

    En medio de la muchedumbre vi a Davis comiendo junto a Izzy en una de las mesas.

    -¿Y los demás?- Pregunté al ver que no se encontraban T.K, Ken ni Mimí con ellos.

    -Todavía no bajaron- me contestó el pelirrojo- les estamos guardando el lugar. Deben hacer la fila para que Ray les entregue el plato y los cubiertos y puedan servirse de la mesa.

    -Ya veo, gracias. Ya volvemos.

    Busqué con la mirada la fila que Izzy había mencionado, hasta que la encontré. Ray y otros coordinadores entregaban uno a uno los platos y los cubiertos en un rincón del salón. Con Tai nos disponemos a hacer la fila hasta que llegara nuestro turno. Teníamos mucha hambre, había pasado mucho tiempo desde el desayuno en la gasolinera.

    -Mi amigo el Sex Simbol- exclamó el chico de 15 años al verme de frente cuando fue mi turno para que me entregaran los cubiertos

    Me sentí muy avergonzado, los que estaban a nuestro alrededor lo habían escuchado

    - aquí tienes- dijo mientras me entrega el plato con los cubiertos envueltos en una servilleta.

    Al recibirlos, sentí como sus dedos recorrieron mi mano lentamente antes de soltar los utensilios. Me sorprendí, a la vez que sentía mucho calor en mi cara. Ray solo me sonrió. Esos ojos…me intimidaban mucho

    - Bon appetit- me dijo sin sacar esa sonrisa de su cara.

    -Gra-gracias- fue lo único que logré decir mientras me retiraba hacia la mesa banquete.

    "¿Pero qué me pasa? ¿Por qué mi mente se nubla al ver a este sujeto?" me pregunté mentalmente consternado.

    No entendía mis reacciones al frente de aquel tipo a lo largo del día. Todo era muy extraño

    Después de mi siguió Tai.

    -Hola Ta…..- el joven coordinador no terminó de decir la frase ya que mi amigo le quitó el plato y los cubiertos, muy rápida y bruscamente, sin siquiera mirarlo a la cara para después seguirme hacia la mesa- ….que lo disfrutes- dijo
    el ojos claros al aire.

    Punto de vista de T.K

    A decir verdad, en comparación con las habitaciones que les habían tocado a Mimí y sus compañeras y a los demás chicos, la nuestra terminaba perdiendo. Pero bueno, tenía todo lo necesario para pasarla bien mientras estemos aquí. Aunque me hubiera gustado una ventanita chiquita siquiera, como para ver el paisaje a todo momento.

    -¡Esta es mía!- gritó Ken mientras se tiraba de un panzazo a la cama individual.

    "¡Qué maldito! Yo quería dormir allí" refunfuñé mentalmente.

    -¡Pido la cama de arriba!- a lo spiderman me subí, dejando a Davis sin otra opción que la cama de abajo.

    -Ni al cabo que ni quería la de arriba- dijo mi amigo mientras desempacaba sus cosas- me daría mucha flojera tener que estar subiendo cada vez que tenga que acostarme.

    -Sí, seguro- dije con cierta ironía. Siempre había sido un mal perdedor.

    Mientras sacaba las prendas de mi bolso para guardarlas en el armario de la habitación, me encontré con una pulsera entre mis cosas.

    "¿Pero que hacía aquí? ¿La habré guardado mientras hacia mi bolso sin darme cuenta?" Me pregunté viendo el accesorio.

    No recordaba haberlo hecho, pero sí recordaba como la había obtenido hace muchos años…

    Flashback

    -Chicos, vayan terminando, que ya casi finaliza la clase.

    La profesora de artes plásticas revisaba banco por banco que hacían sus alumnos.

    - Takeru ¿qué hiciste tú? Estas hecho un enchastre con el pelo lleno de pegamento.

    -Estoy haciendo un estuche para que mi hermano pueda guardar su armónica y no la tenga tirada por ahí como siempre- le contesté.

    Estaba orgulloso de mi trabajo, me había salido muy bien. Y eso que solo tenía 9 años. Había usado palitos de helados y pegamento para armar un estuche lo suficientemente grande para que entrase la armónica de Matt. A pesar de terminar con las manos, el pelo y el rostro llenos de pegamento y papeles, estaba feliz por el regalo que había hecho para mi hermano.

    -Takeru, siempre tan tierno- dijo la profesora con una sonrisa, sacándome algunos papeles que tenia pegado en mis mechones, mientras yo seguía concentrado con los últimos detalle de mi creación.

    -A ver, Daisuke ¿Qué hiciste?- le preguntó la profesora a mi amigo, que estaba en el pupitre de al lado.

    - ¿Yo profe? Estoy haciendo un portarretratos con palitos de helados, pero parece que están defectuosos por qué no se pegan bien.

    La cosa que tenia Davis en su mano no tenia forma de un portarretratos, en realidad ...no tenia forma de nada. Solo era un montón de palitos de helados con mucho pegamento pegados entre sí.

    -Daisuke, tuviste una hora completa para terminar y no lo hiciste- dijo la profe con cierta decepción - ya veré que nota te pongo, espero que mejores en las próxima clases- la profesora se retiró del pupitre del castaño para controlarla a Kari, que estaba al lado.

    -Davis debes poner más empeño en estas cosas ¿Por qué no terminaste el trabajo?- le dije a mi amigo en forma de regaño, mientras le ayudaba a darle forma al mazacote de palitos y pegamento que tenía en su banco.

    -Es que en realidad…estaba haciendo otra cosa durante la clase- me contestó mi amigo mientras se rascaba su cabeza.

    -¿A qué te refieres?- me dio curiosidad lo que había dicho, sobre todo como lo dijo, como si le diera vergüenza. Algo raro en él- ¿Qué estuviste haciendo durante la clase?

    - Bueno, en realidad…es algo para ti- eso me tomó por sorpresa- no es la gran cosa…..y no lo tienes que usar si no te gusta.

    Vi como de forma muy tímida, Davís metió su mano en el bolsillo de su pantalón para luego sacar algo de él. Era una pulsera de hilo encerado, entretejida muy prolijamente, de color rojo y azul. Ya había visto a niños mayores hacer de este tipo de pulseras en los recreos, por eso sabía que era un arduo y largo trabajo de estar manejando los hilos para darle la forma. Y aquella pulsera era verdaderamente elaborada. En la parte donde era azul, había una “T” en rojo, y en la parte roja hay una “k” en azul. No era capaz de calcular la cantidad de tiempo que había estado Davis haciendo aquello. Tuvo que haber sido bastante.

    -wow no se qué decir- estaba muy sorprendido, era raro recibir un regalo tan bonito y personalizado de parte de mi amigo- muchas gracias. No sabía que podías hacer de estas cosas- le dije mientras agarraba tímidamente la pulsera de sus manos.

    -Mi hermana me enseñó hace unos días y bueno… pensé hacer esta para ti- él estaba rojo. Posiblemente yo también lo estaba, lo podía sentir- Durante estos años te convertiste en mi mejor amigo. Cuando estoy contigo me siento tan bien, tan seguro y… y bueno, te lo quería agradecer, aunque fuese con esta pequeñez. Y dime… ¿Te gusta?

    -¿Qué si me gusta? ¡Me encanta!- le grité mientras lo abrazaba.

    Fue un abrazo sincero, ya que lo que había dicho me hizo emocionar bastante. No me importó si nuestros compañeros nos veían, aunque en realidad la mayoría estaba concentrados intentando terminar sus propios proyectos

    -pero yo no tengo nada para ti.

    - No te preocupes, tu amistad es suficiente para mí- me dijo sonriéndome - pero no le digas a Kari que yo te regalé eso, sino se pondrá celosa ¿Hecho?

    -¡Hecho! Estoy seguro que seremos amigos por siempre- le dije mientras me ataba la pulsera en mi muñeca izquierda con una amplia sonrisa en mi rostro.

    Fin de Flashback

    Vi como una gota de agua cayó sobre la pulsera mientras la miraba fijamente, recordando ese día. Me di cuenta que no era una gota de agua, era una lagrima. Mientras recordaba ese día que ocurrió hace casi 5 años, mis ojos se humedecieron tanto que algunas lágrimas recorrieron mis mejillas sin darme cuenta. ¿En qué momento me había puesto a llorar? Limpié mi rostro antes que mis dos amigos se dieran cuenta.

    ¿Cómo podía ser que un recuerdo que pasó hace tanto tiempo me movilice tanto?

    Todavía sin poder recordar el porqué me la había sacado, la até de nuevo en mi muñeca izquierda.

    "¡Qué bien se ve!" pensé inmediatamente al ver cómo me quedaba.

    El tiempo no le había afectado en lo más mínimo. Davis había hecho un buen trabajo. Hace mucho que no la usaba. ¿2 años? Quizás fueron 3, no lo recordaba. Seguramente me la había sacado para evitar desgastarla o algo por el estilo.

    Tenerla de nuevo en mi muñeca me tría tantos recuerdos, algunos tristes pero sobre todo varios alegres. Sinceramente me alegraba haberla traído de nuevo a mi vida, aunque haya sido accidentalmente, ya que seguía sin recordar haberla guardado mientras hacia las maletas.

    En lo que estoy terminando de acomodar mis cosas en el armario, escuchamos como Ray iba golpeando puerta por puerta del pasillo, gritando que bajemos al comedor principal.

    -muchachos vámonos, es mejor llegar primeros así nos agarramos los mejores lugares y los mejores platos, escuche que hoy será una especie de tenedor libre- dijo el moreno ya saliendo del baño acomodándose los pantalones.

    - Uh chicos necesito entrar al baño urgentemente ¿podrían esperarme? no quiero ir solo- nos pidió Ken mientras daba saltitos como un niño pequeño que estaba a punto de orinarse.

    -mm no sé, sería mejor ir ya- note a Davis un poco molesto con lo que el pelo azabache nos estaba pidiendo. Cuando se trata de comida, él se transforma.

    -Yo te esperaré Ken, Davis mejor vete y resérvanos unos lugares hasta que lleguemos- Dije haciéndole seña a Ken para que entrase al baño sin preocuparse.

    Al ver eso, Ken no lo dudó ni un segundo.

    -Bueno, me iré adelantando, espero que no se tarden muc…..- algo llamó la atención del moreno que no le dejó terminar la frase. Me di cuenta que miraba mi mano izquierda- oye… ¿acaso eso es…- vi como mi amigo se sonrojaba al darse cuenta que me había vuelto a poner la pulsera que me había regalado cuando teníamos 9 años

    -¿Qué cosa? Aah ¿esto? Pues si veras…yo ehh…

    -Me alegra que la sigas conservando…- comentó mi amigo mirando el suelo, todavía un poco sonrojado. Se veía que él también se acordaba de ese día en la primaria, hace 5 años- pensé la habías perdido o la habías tirado.

    -Si, al parecer la metí sin querer entre mis cosas y bueno...- intenté demostrar que haberla encontrado no significó gran cosa para mí- aunque no se, tal vez sea algo temporal, olvidé lo incomoda que es, o lo molesta que es que se me la mueva por todo el brazo de vez en cuando…

    -…ah, ya veo- noté como lo que dije parecía haberlo puesto triste- claro…bueno…los espero allá, no tarden.- dijo mientras cerraba la puerta de la habitación, dejándome solo.

    "¡Soy un idiota! ¿Por qué le dije esas cosas tan feas sobre este símbolo de amistad que me regaló?"

    Siempre hacía lo mismo. Por intentar evitar el sentimentalismo, siempre decía cosas que no eran las adecuadas, fuese la situación que sea.

    Herí sus sentimientos. No pensé que aquella pulsera significaba tanto para él. Si significaba tanto para él, lo significaba para mí también. Sentí que tenía que recompensarlo de alguna manera, estaba en falta con él.

    Después de unos minutos, Ken salió del baño y fuimos al comedor. Mientras caminábamos por el pasillo para llegar a las escaleras, mi amigo me agarró de la mano impidiendo que pudiera seguir caminando.

    -Oye T.K, hace rato que te quería dar algo pero no encontraba la oportunidad- me miró de una forma tímida, esquivándome la mirada- verás... esperaba un momento en que estemos solos… y ahora parece perfecto- ¿A qué se refería?

    De su bolsillo sacó un estuche negro y lo abrió en frente mío ¡Eran los lentes de sol los cuales yo me había estado probando en la tienda de regalos!

    - Te los regalo, tómalos.

    -No Ken, ¿Por qué los compraste en secreto?- odiaba que la gente gastase dinero en regalos para mí, era parte de mi educación y de mi forma de ser no querer recibirlos. Sentía que me aprovechaba, siempre- No debiste.

    -No aceptaré un "no" como respuesta, anda acéptalos, considéralo un regalo de cumpleaños atrasado…vi como los deseabas en la tienda aquella.

    - Pero si mi cumpleaños fue como hace 5 meses.

    -Bueno entonces súper-atrasado- sonrió ampliamente. Él también sabía que era una mala excusa ¿Por qué lo hacía?- me enojaré si no me los recibes- aunque no creí que en realidad lo hiciera, me estaba empezando a hacer sentir mal al rechazarle el regalo.

    -Okey, si me lo pones así- agarré el estuche de sus manos.

    Sabía que Ken me iba a seguir insistiendo que los aceptara. Pero por un lado, él tenía razón. En el fondo deseaba aquellos lentes. Un mimo de vez en cuando no hacía nada.

    -Pero no me los pondré ahora, buscaré la oportunidad perfecta- una en la que mi hermano esté presente, pensé - Muchas gracias amigo- le dije mientras lo abrazaba.

    Por un regalo tan caro, era lo menos que podía hacer.

    Después de eso nos dirigimos hacia el comedor , con mis nuevos lentes en mi bolsillo del pantalón.
    Aquel día había recibido regalos de mis dos amigos… bueno en realidad uno era un “nuevo” viejo regalo. Me pregunté si sería una coincidencia que fuera en el mismo día y prácticamente uno después del otro.

    Punto de vista de Ken

    Qué bien se había sentido aquel abrazo en el pasillo. Quedé totalmente idiotizado al sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo, hasta su olor era exquisito. Mientras me abrazaba, quise poder hacerle tantas cosas ahí mismo… pero me contuve. Era demasiado pronto aun.

    Sabía que me terminarías aceptando mi obsequio, vi como mirabas esos lentes en la tienda y sobre todo como te enojaste cuando Matt se burló de ti tenerlos. Se notaba que los querías, así que aproveche la oportunidad para sorprenderte. Sé que no te conquistaré con regalos, no eres de ese tipo de personas, afortunadamente. Esos lentes son solo un detalle, además hacen que te veas todavía más lindo, si es que eso es posible.

    Cuando me enteré de este viaje, pensé que sería una oportunidad perfecta para poder acercarme de otra manera a Takeru Takaishi, el chico por el que todas las niñas morían. Hace tiempo que quería hacerlo, pero nunca me animé por miedo, pero eso era el pasado. Me decidí a intentar estar con él, a luchar por él.

    Cuando lo conocí, no me había llamado la atención, más allá de su belleza. Pero con el pasar del tiempo eso fue cambiando lentamente. Tanto él como Davis me trataron bien desde el principio. Cuando estaba asustado por ser nuevo y no conocer a nadie del salón, ellos me brindaron su amistad. Eso era algo que nunca podría olvidar.

    Al principio del presente año escolar me sentía bastante confundido e indeciso con respecto con lo que sentía por el rubio y el castaño de mi salón. Cada uno tenía algo que al otro le faltaba, me costaba decidirme por uno o el otro. Aunque sabía bien que en aquellas circunstancias uno no podía decidir racionalmente como se hace en otros aspectos. Cada uno era especial a su manera y ambas me gustaban.

    Lo que me gustaba de Davis era su carácter, su espontaneidad, su buen humor, su habilidad para hacerme reír y hacerme sentir seguro. Me gustaba que sea un poco arrogante, eso significaba que era seguro de sí mismo, además era un tipo atlético. Tenía un cuerpo espectacular. Durante las prácticas del equipo del futbol de la escuela, cuando se sacaba la camiseta por el calor, dejaba ver todo su cuerpo y torso esculpido a mano, sus abdominales perfectos. En los vestidores me pasaba viéndolo como se desvestía en frente mío, era como un sueño. Además que era muy apuesto también.

    En cambio, T.K era más dulce, más sensible. El siempre me había escuchado cuando había tenido un problema, siempre se preocupó por mí. Era una persona muy tierna. Varías veces me imaginé abrazado con él en un parque por horas. Pensaba en protegerlo y mimarlo, como si fuese un niño pequeño, un ángel indefenso que necesitaba de mí. Su sonrisa perfecta me ponía bobo. Aunque no era tan fuerte como Davis, no estaba nada mal físicamente. Nunca me interesó el básquet, pero por verlo a al rubio correr sin remera durante las prácticas me pasaba tardes y tardes viendo sus partidos.

    Sí, cada uno tenía cosas que el otro no , era como si se complementaran. Pero lentamente T.K fue ganando terreno en mis pensamientos, por sus atenciones hacia mí, su cordialidad, su forma tan amigable de ser. Decidí jugármela por él. Había tomado una decisión.

    Tenía que apresurarme, ya que no estaba seguro de que intenciones tenía Davis con respecto al rubio. Esos dos últimamente se comportaban muy extraño cuando estaban juntos. No lo querían admitir, pero yo veía algo más que simple amistad entre ellos dos. Ya no podían disimularlo. La forma como se miraban, como se tocaban constantemente, era como si no lo pudieran evitar. T.K no lo sabía, pero antes de que saliera el sol, en el colectivo, Davis bajó del segundo piso y los encontró a él y Tai abrazados muy felizmente. Su cara fue de sorpresa y dolor, dolor de lo que estaba viendo. Se quedó un rato tratando de asimilar lo que sus ojos veían, para después volver al piso de arriba de donde vino, no sin antes mirar repetidamente como su “amigo” descansaba sobre el pecho del mayor. Alguien que solo sintiera amistad por una persona no hubiese tenido esa reacción.

    Yo lo vi todo. Ya que siempre fui de mal dormir, estaba despierto cuando pasó, solo que me hice el dormido. También vi como el mayor acarició el rostro y cabello de T.K, aprovechando que este dormía. La rabia que sentí en ese momento fue gigantesca, pero no podía hacer nada.

    Tai...aquel moreno también me preocupaba. El joven ojiazul de mis sueños parecía tenerle un gran afecto, quizás demasiado. Desconfiaba también de Tai. De que intentase enamorar a T.K, o que este ya sintiese algo por el mayor.
    No es que me gustase espiar a mis amigos, solo era muy atento a los detalles que nadie notaba. En el trayecto hacia allí, en la camioneta, varias veces lancé miradas disimuladas a mis compañeros de curso. Mi imaginación volaba sin control al pensar en que estarían sintiendo el uno y el otro en esos momentos al ir sentados como lo iban haciendo. Las caras de Davis solo hacían que me excitase más y más con mis pervertidos pensamientos. Afortunadamente, no estuve en la misma situación de ellos con Tai, ya que nosotros si teníamos espacio para que él se sentase en mis piernas y no en mi pelvis. Así que no notó ninguna “irregularidad”, cosa que ellos dos habían provocado en mis pantalones durante casi todo el trayecto en la camioneta. Como envidié a Davis en ese momento. También noté ese abrazo que el moreno le dio a T.K por detrás. Lo peor fue que el rubio le correspondió apoyando sus manos sobre las del moreno. Mi sangre hirvió, pero otra vez no pude hacer nada, solo masticar mi rabia silenciosamente.

    Ya había esperado suficiente. Dejaría de ser solo un amigo para T.K para ser algo más. Podía hacerlo. Pensé mucho en Davis. Era mi amigo y lo quería, pero si él no había sabido reconocer sus sentimientos o no los quiso aceptar, era problema suyo. Si hubiesen tenido algo ya establecido, nunca hubiera pensado en meterme. Nunca fui esa clase de personas que destruyen relaciones. Pero tanto él como yo esperamos demasiado tiempo. Uno tenía que mover primero, y ese sería yo. Antes, mi mayor miedo era a no ser correspondido, de que T.K se alejara de mi por sentirse incomodo con mi presencia. Pero decidí que ya no más. Prefería intentarlo y perder que quedarme con la duda eterna de que hubiera pasado si me animaba. El viaje recién empezaba. T.K al final del campamento sería mío.




    Eso es todo por ahora.
    Ese hotel es uno que se encuentra en el sur de mi pais. Tengo el placer de conocerlo, por afuera (soy muy pobre para poder entrar)
    Hasta la proxima!! gracias por leer. Buena suerte a todos :D

    Edited by exerodri - 20/11/2016, 00:51
     
    Top
    .
95 replies since 22/9/2014, 02:50   9181 views
  Share  
.